Beatty-Martínez 1 Anne Beatty-Martínez Profesor Canting FILO 12 de mayo de 2010
“El sistema evolutivo de Henri Bergson”
2A. El rechazo del azar y el principio interno de dirección: la crítica bergsoniana del darwinismo, el neodarwinismo y el lamarckismo. Henri-Louis Bergson se va cuestionar si las teorías científicas conocidas en su época, como las de Darwin, Hugo de Vries, Eimer y Lamarck entre otros, logran dar cuenta de todos los hechos observables en la naturaleza relacionados con la evolución de las especies. Bergson concluye que estas teorías son solamente parcialmente verdaderas y deben corresponder a sólo un cierto punto de vista sobre el proceso de evolución. Él se dedicará descartar el elemento del azar e intentar desarrollar su doctrina filosófica del principio interno director de la evolución de la vida en nuestro mundo y a la misma vez descartar el elemento del azar (59). Según Bergson, la vida es la continuación de un mismo impulso y las virtualidades o tendencias que carga la vida en su interior se han disociado en las diferentes rutas seguidas por ella. La evolución se realiza mediante millones de individuos sobre múltiples líneas evolutivas. Si estas causas esenciales fuesen, según la hipótesis bergsoniana, de naturaleza psicológica, entonces deben mantener algo en común independientemente de que sus efectos sean divergentes. Ese algo común puede ser hallado en organismos extremadamente diferentes. Según Bergson, pueda que las bifurcaciones de estas tendencias vitales se desarrollen de modo independiente pero son movidas por el impulso primitivo (60).
Beatty-Martínez 2 De acuerdo al mecanicismo darwinista, el surgimiento de nuevas especies es producto del azar.
¿Cómo es posible, se cuestiona Bergson, que distintas variaciones accidentales
casualmente den resultados tan similares? Él nos da el ejemplo del ojo de una venera y el de un ser humano. Ambos son sumamente diferentes pero tienen las mismas partes esenciales (61). Charles Darwin propone que las diferencias individuales son pequeños accidentes hereditarios que producirán un cambio útil o ventaja a la especie sobre sus competidores. La selección natural actúa sólo a grandes intervalos temporales y no en muchos habitantes de la misma región (62). Según Bergson, si las variaciones son accidentales, entonces no podrán cumplir su función. Estas variaciones surgen de un querer, no del azar. La actividad creadora de la vida es responsable por estas variaciones (63). Henri Bergson también critica a la teoría de los saltos bruscos de Hugo de Vries. Según Vries, las variaciones accidentales se dan de un modo brusco. Bergson se pregunta entonces, ¿cómo es que todo de pronto quede tan bien coordinado para continuar ejerciendo su función? Sería necesario que todas las partes de la estructura cambiasen coordinadamente a la vez. Es imposible que todo haya caído tan perfecto. La tercera teoría que Bergson va a criticar es la teoría lamarckiana. Según Lamarck, el ser vivo tienen la facultad de ir variando en el transcurso del tiempo por el uso y desuso de sus órganos (68). Bergson le tiene varias objeciones a esta teoría. Principalmente Bergson sostiene que no hay prueba empírica de que los caracteres adquiridos sean hereditarios (68). Según Bergson, las variaciones accidentales no son productos del azar. El azar no puede ser el agente director de la evolución de las especies (69). El sistema evolutivo bergsoniano es de índole metafísico. Sostiene que las mutaciones se producen de manera continua e insensible en cada ser vivo.
Beatty-Martínez 3 2B. Materia, vida, conciencia a. La materia y la vida La vida es un movimiento espontáneo que tienen la capacidad de crear en todo momento formas imprevisibles e inventa constantemente nuevas especies (70). La materia, por el otro lado, es un movimiento indiviso e inverso al de la vida. Según Bergson, la materia es lo contrario de la vida.
La vida se caracteriza por ser duración, libertad, innovación una creación
indefinidamente continuada mientras que la materia es la necesidad misma, el automatismo y la repetición, es inercia y geometría (71). La materia y la vida son dos movimientos con direcciones distintas, una ascendente y la otra descendente. Una busca espiritualizar los cuerpos mientras que la otra es lo contrario. Sin embargo, luego nos explica como el impulso vital, de la vida, es afrontado con la materia y a su vez obligado a dividirse. En el ejemplo de la granada, Bergson muestra como la fragmentación del objeto se debe a la combinación de la fuerza explosiva de la pólvora y la resistencia de la vida que le opone la materia bruta. Estos fragmentos formaran nuevas granadas que estallarán formando otras y así creando una larga cadena (74). Cuando la vida estalla, inmediatamente hay materia. La materia está inscrita en el impulso vital. No hay tiempo en que la vida esté sin materia. Según Bergson, la misma inversión del mismo movimiento crea la materialidad de las cosas (75). La vida es el origen de la materialidad, es una detención en el movimiento, producto de una relajación del querer, que crea la materia. Sin embargo la materia no puede ser creada a partir de ella (77). En el caso de los seres humanos, nosotros somos una especie de microcosmos cerrado. La materia provoca el esfuerzo vital y filtra la vida a través de las individualidades divergentes. Es necesario notar como la materia es un obstáculo pero a la misma vez es un instrumento y
Beatty-Martínez 4 estímulo de la vida (78). En fin, la vida sin materia sería pura actividad creadora que existiría solamente en potencia. Para lograr su desarrollo, la vida necesita recurrir a la materia, es un mal necesario que la vida es obligada a aceptar. Este instrumento de libertad es un impedimento necesario para el movimiento del impulso original (79). b. La vida y la conciencia La vida y la conciencia son una exigencia de creación. Según Bergson, la vida está muy relacionada con la conciencia creadora. Conciencia significa elección, invención y libertad mientras que la vida se puede describir como una actividad de tal modo, es una exigencia de la creación. La conciencia es la memoria o la conservación y acumulación del pasado en el presente (81). Consiste en la retención de lo que ya no es y la anticipación del porvenir. Es un lazo de unión entre el pasado y el porvenir. La vida en su evolución es como si fuese una memoria. Es decir, que procede como la consciencia en general (82). Según Bergson, sería un error asumir que la conciencia es un atributo de los seres vivos porque aunque estuviese vinculada a nuestro sistema nervioso, ese no es el caso en todas las especies. Todo ser viviente puede ser consciente por ende, en principio la conciencia es coextensiva a la vida. (83) La vida se encarga de reconciliar la conciencia y la material por más radicales que sean. Es la vida, en otras palabras, la conciencia entrelazada con la materia (84). La conciencia es el origen tanto de la materia como de la vida. En su ejemplo del cohete, Bergson afirma que el cohete se considera una figura de la conciencia. Cuando éste explote, los miles de pedazos transformados en ceniza serían la materia (84). Bergson nos aclara que dentro de cenizas hay algo que subsiste del cohete y que lo que subsiste sería entonces la conciencia subsistente. Con este ejemplo, Bergson llega a la conclusión que la conciencia es el origen tanto de la materia como de la vida y que la vida puede tener dos definiciones: la conciencia o la conciencia subsistente es decir la vida como conciencia entremezclada con materia (85).
Beatty-Martínez 5 2C. Las dos grandes líneas evolutivas y la superioridad del hombre. a. La vida vegetativa y la vida animal Los primeros seres vivos en el planeta fueron simples masas protoplasmáticas vagamente conscientes. La tendencia primordial de la vida para estos seres vivos constituía en almacenar energía solar y convertirla en energía de movimiento (85). Según Bergson, la vida podría identificarse como un movimiento eficaz y una acción libre. Sin embargo, también podría tomar la libertad de sustituir tales modos al adquirir su sustento directamente del medio sin necesidad de desplazarse en el espacio (86). Precisamente estos dos caminos son lo que distingue a tres de los reinos en el mundo: los microorganismos, el reino animal y el reino vegetal. De estos tres reinos, el reino animal es el que va a destacar por su aumento de conciencia y de libertad. A esto, Bergson le añade que no se puede definir a una especie por la posesión exclusiva de algún carácter porque hay tendencias complementarias que están vinculadas y por ende se encuentran en más de un reino (87). Las plantas para alimentarse convierten la materia inorgánica en orgánica mientras que los animales tienden a nutrirse de materias orgánicas vegetales o animales. Las plantas no necesitan moverse para mantenerse vivas. Ellas adquieren todos los elementos indispensables para sobrevivir a través de los diferentes medios. Por ende, se podría concluir que la sensibilidad y la conciencia estarían en un tipo de estado de sueño (88). En el caso de los animales, por el otro lado, sí se va a ver una tendencia hacia la movilidad, la sensibilidad y la conciencia porque están obligados a moverse en el espacio y ser consciente en su entorno. Hay algunas especies de animales, sin embargo, que demuestran un debilitamiento de los sentidos o la inteligencia como si estuviesen en estancados en su progreso evolutivo. En algunos casos se da la tendencia donde el animal sacrifica la movilidad a la
Beatty-Martínez 6 protección. Bergson intenta establecer una relación entre el movimiento y la conciencia. El desarrollo de la animalidad es determinado por el sistema nervioso sensorio-motor. Tanto es así que un animal se caracteriza por la cantidad de indeterminación que exista en su capacidad de moverse. La tendencia animal se va a dividir en el instinto y la inteligencia (90). b. El instinto y la inteligencia Según la hipótesis bergsoniana la evolución del reino animal tiene dos grandes divergentes: la de los artrópodos la cual conduce al instinto y la de los vertebrados la cual conduce a la inteligencia. El ser humano, por ejemplo, utiliza la inteligencia con un fin práctico, para controlar y beneficiarse (90). Entre las plantas y los animales coincidan tres tendencias: el instinto, la inteligencia y el embotamiento. Estos tres grados no son del mismo orden, son tres tendencias que no se pueden jerarquizar (91). El instinto, según los principios del neo-darwinismo se puede definir como una acumulación de accidentes seleccionados naturalmente y hereditarios mediante el material genético. Bergson no está de acuerdo con esta definición porque se basa en el elemento del azar. Otra concepción que se la da al instinto es que es una inteligencia degradada.
Según los
neolamarckianos, las acciones útiles para la especie se convertirían en hábitos y luego esos hábitos se convertirían en instinto (92). Sin embargo, esto propone la transmisión hereditaria de un hábito por el esfuerzo más o menos consciente. Según Bergson, una franja de inteligencia rodea todo instinto, pero a su vez en toda inteligencia descubrimos algo de instinto. Todo instinto está mezclado con inteligencia dado a que ambas tendencias tienen un origen en común. El instinto es un órgano determinado del cuerpo, infinitamente sabio en y para lo que está hecho pero ignorante de todo lo demás que no conoce (93).
Beatty-Martínez 7 El instinto también puede ser simpatía pues carece de conciencia clara, no puede reflexionar pero actúa con seguridad. El instinto consiste en sentir las cosas al interior de ellas mismas como las especies tienen conocimiento instintivo sobre otras especies (94). Bergson define a la inteligencia, por el otro lado, como la facultad de fabricar objetos artificiales con los que se pueda hacer otros útiles. La inteligencia tiene que transformar la materia inerte en instrumento de acción. Es una facultad crea ideas e inventa conceptos y se inquieta por la teoría. A diferencia del instinto que penetra directamente en su objeto, la inteligencia no conoce a los objetos internamente sino establece relaciones entre los objetos. La inteligencia posee el conocimiento de una forma
y la tendencia de establecer relaciones
generales por naturaleza (95). Bergson admite preferir el instinto de antemano a la inteligencia particularmente porque es más ventajoso aunque sólo se aplica en cuanto a los objetos materiales. Sin embargo, la inteligencia también tiene sus ventajas. Un ser inteligente reflexiona y tiene la capacidad de razonar y calcular, tiene a su disposición la memoria y la inferencia. Esto separa al ser humano del resto de los animales en el momento de resolver un problema por ejemplo (96). c. La superioridad del hombre. El ser humano, según Bergson, es un éxito que ha llegado a cumplir con la finalidad de la vida al liberar su conciencia (97). La superioridad del ser humano le facilita un sinnúmero de posibilidades de construcciones de mecanismos motores, es decir no siempre actúa automáticamente como en el caso de otros animales.
Bergson afirma que el hombre es
definitivamente superior al resto de los animales (99). El ser humano el fin de la evolución (100). Mientras mayor complejidad en el cerebro tenga, mayor libertad va a tener, estableciendo a su vez una relación proporcional entre la complejidad del sistema nervioso y la actividad libre del ser vivo (102).
Beatty-Martínez 8 2D. Armonía, finalidad Dios. a. Armonía y finalidad. La evolución no se basa en una serie de circunstancias accidentales. Tampoco es una doctrina finalista. La conciencia que evoluciona disocia las tendencias hacia una meta fijada por una Inteligencia Suprema. La evolución es una disociación, no tiene plan preestablecido, sino su futuro permanece abierto a todo tipo de posibilidades.
Si la vida fuese preestablecida,
manifestaría una mayor armonía a medida que avanza hacia adelante. La armonía, sin embargo, se encuentra no en el futuro sino en el pasado. Las tendencias que estuvieron unidas en su origen se divergen cada vez más. Estas tendencias, aunque a veces complementarias, se disocian y se separan constantemente (105). El movimiento del espíritu consta en su autoreconocimiento. El espíritu se encuentra a sí mismo en nosotros como libertad. Aunque su modo no esté planeado, tampoco implica que su movimiento sea desorientado o que carezca de orden. La evolución de la vida es un devenir orientado no por atracción sino por la tendencia de su impulso original vital que a su vez es pasado en generación en generación (106). Bergson concibe el impulso de vida como una inmensa ola que une a todos los seres vivos mediante el elemento común que habita en su interior. Todos los seres vivos están unidos por la vida. Esta ola ascendente es la conciencia; la ascensión, la vida y su crecimiento, la evolución (107). Bergson concluye que la evolución de la vida es como la ascensión de la conciencia y que la evolución es espiritualización. La vida se esfuerza por crecer y por liberarse, esa es su finalidad. Su fin se halla en ella misma (108).
Beatty-Martínez 9 b. El problema de Dios. Bergson define a Dios como vida incesante, acción y libertad.
Dios no es algo
completamente hecho sino más bien vida que no muere. Al momento luce que Bergson sostiene una doctrina panteísta al identificar a Dios con el universo, de manera que todo lo que existe es de naturaleza divina, sin embargo, Bergson reconoce la posibilidad de la existencia de una causa trascendental al universo con el cual no es identificable (109). El pensamiento bergsoniano no se refiere a una cosa como creadora ni a las cosas como creadas. Según este pensamiento, la realidad no es cosas y estados, sino cambios y actos. Dios no es una cosa sino la creatividad misma (109). El Dios de Bergson tiene una memoria donde retiene su pasado. Al ser sometido a un proceso evolutivo del pasado hasta el presente, Dios se convierte en nuestro tiempo, en su tiempo y en el tiempo mismo. Este Dios no es el Dios cristiano absoluto, independiente, atemporal y eterno.
A diferencia del Dios del cristianismo, este Dios está limitado y sujeto a las leyes del
espacio y del tiempo (110). La evolución según Bergson es la acción que se deshace. Ésta tiene puede tomar una dirección ascendente o descendente. La evolución es un movimiento vital que se materializa. La materialización es el movimiento de la conciencia en dirección descendiente. La conciencia creadora cae en un estado de automatismo cuando se materializa (110). Sin embargo, la evolución vital también se puede concebir como lo contrario, una acción que se hace. La vida que evoluciona puede ser en dirección ascendente moviéndose hacia la liberación del espíritu. Las formas vivas producto de la evolución representan precisamente la acción que se hace. En otras palabras, mientras el movimiento creativo se deshace en materia, esta materia posibilita que una realidad se haga (111).
Beatty-Martínez 10 La evolución de la vida semeja a los cambios físicos dados en reacciones químicas. Según la segunda ley de termodinámica, la única dirección en que se realizan las transformaciones de energía consta que, mientras la cantidad de la energía es preservada, la cualidad de la misma sería disipada, muerta e inútil (111). Nuestro universo es ilimitado y a su vez tiene una cantidad infinita de energía utilizable. Según Bergson, la energía de nuestro cosmos fluye de un centro de Energía Infinita. Esta Energía Infinita es vida, libertad, acción y en todo caso, Dios. Dios es el universo, la libertad y la vida (112). Hay suficientes argumentos tanto para negar como sustentar la idea que Bergson propone un panteísmo evolutivo. Sin embargo, Bergson aclara que dicha contradicción no es válida. Como explicado anteriormente, la onda inmensa de la vida se propaga a través de un centro y que ese centro es Dios. La vida es de naturaleza divina ya que disfruta de la misma naturaleza que este centro. Bergson también había anteriormente mencionado que la vida es Dios. En otras palabras, Dios es el centro de la actividad creadora (el Dios-centro) y también la onda de la vida (el Dios-onda) que sale de él mismo. El Dios-centro es la conciencia productora de vida y materia. El Dios-onda se hace a sí mismo en aquello que él crea, en la evolución de las especies. Éste también está en pleno desarrollo. Esta distinción es clave para poder mejor entender el concepto bergsoniano de Dios (115).