El Antejardín. Fanzine Dirección · Diagramación Juan David Jaramillo Flórez.
Comité editorial Marcela Ceballos • Miguel Arango • Juan Jaramillo
Edición y corrección de textos Lina Mondragón Pérez • Juana Manuela Montoya
Colaboradores Sandra Vélez • Alejandra Congote • Gráficas Barcino
Fotografía Marcela Ceballos González
Ilustración Alejandra Congote (Historieta) • Carolina Jiménez • Gráficas Barcino
Portada Carolina Escobar Publicación impresa en la casa Distribución gratuita y de libre circulación Agosto de 2011 Medellín • Colombia
www.antejardinoficina.com
“La constitución de esta corriente que hace que ningún grupo humano se repita dos veces, que cada etnia sea diferente de cualquiera otra y diferente de ella misma en dos momentos de su existencia, es muy compleja, pues si la innovación individual desempeña un papel primordial, lo desempeña solamente por la influencia directa de las generaciones precedentes y de las contemporáneas... El estilo étnico podría pues definirse como la manera peculiar a una colectividad de asumir y marcar las formas, los valores y los ritmos”. Andre Leroi-Gourhan . El gesto y la palabra (1964)
“Lo real presentado como maravilloso, o bien lo maravilloso presentado como real. Los sucesos más fantásticos no se presentan como en un cuento, sino como parte de la realidad cotidiana”. Carolina Escobar
3
Don Iván Miguel Arango Marín
Ilustraciones: Carolina Jiménez
Como estudiante de diseño siempre me llamó la atención construir mis propios trabajos. Me parecía poco consecuente el hecho de tener una idea, hacer unos cuantos rayones en un papel y mandar a fabricar los prototipos a algún carpintero, cerrajero o a alguna oficina de diseño dedicada a exprimirles el dinero a los estudiantes incautos o perezosos. Además, recuerdo que mi primer acercamiento a un técnico en busca de ayuda calificada fue bastante desalentador. En ese entonces me encontraba en el tercer semestre de la carrera y necesitaba una gran cabina cilíndrica en acrílico. Al ver que mis conocimientos en este material eran nulos decidí averiguar por el costo de tan anhelada pieza. Por recomendación de un profesor fui a un pequeño taller en Envigado donde trabajaban el acrílico y pregunté por el dueño identificándome como estudiante de diseño. El señor, un hombre alto, con gran barriga y de manos sucias me miró con el ceño fruncido y me preguntó que qué necesitaba. Yo le expliqué mi problema y luego de oírme atentamente y de quedarse en silencio unos segundos comenzó a explicarme lo que se tenía que hacer, dibujando unos garabatos en una de las hojas de mi cuaderno. A mí me pareció que el hombre la tenía clara y me gustaron las propuestas que me hizo, así que decidí hacerle la gran pregunta: “vení… y como cuánto costaría eso”. Él me miró nuevamente, ya no con el ceño fruncido sino con una cara mucho más amable y me dijo: “vos por ser un estudiante, te voy a tirar baratico, por ese trabajo serían $185.000”. Abrí los ojos como respuesta, me aclaré la garganta y comencé a recoger mis papeles mientras le decía al señor que por favor me diera su tarjeta, que lo pensaría y lo discutiría con mi compañero de trabajo. Le conté a mi amigo de la exorbitante cotización que me habían hecho de la pieza que requeríamos y decidimos construirla nosotros mismos. Esta decisión no fue la mejor, pues nos tomó mucho tiempo y esfuerzo hacer ese cilindro en acrílico y el resultado estuvo muy lejos de ser presentable.
4
Más adelante en la carrera desarrollé con otros dos compañeros una propuesta que involucraba tubería metálica doblada, soldadura, tapicería, mecanismos y trabajo de piezas en acrílico. Pese a la complejidad del proyecto, tratamos de construir el objeto sin ayuda. El resultado: varias piezas de metal llenas de puntos de soldadura tiradas en la basura de los talleres de la universidad. Por fortuna, decidimos buscar apoyo en personas calificadas en los diferentes componentes productivos del proyecto. Lo primero era comprar la tubería metálica y mandarla a doblar. Fue así que conocimos a Don Iván, personaje encargado de la dobladora de tubos de la cerrajería IMMAR. Don Iván es un hombre de estatura media, de pelo blanco partido a la mitad, de gafas y con un bigote bien cuidado, de contextura delgada y de brazos fuertes. Su puesto de trabajo está ubicado en el fondo de un inmenso taller oscuro y lleno de grasa por todo el piso. Cuando lo tuvimos al frente le contamos qué era lo que necesitábamos con los tubos que le estábamos dejando. Él nos oyó, hizo un par de preguntas con una voz apenas audible y nos dijo que todo iba a estar listo para el día siguiente a las 2:00 p.m. Mi amigo y yo salimos satisfechos y nos dedicamos a realizar otras tareas que teníamos pendientes.
5
Al otro día llegamos puntuales y nos dijeron que Don Iván no había ido en todo el día, preguntamos por nuestras piezasy la persona que nos estaba atendiendo señaló el lugar exacto donde las habíamos dejado. No las habían siquiera tocado. El problema era que no teníamos tiempo de buscar otro lugar, así que decidimos dejarlas allí y volver al otro día a primera hora para asegurarnos de que nos cumplieran con el trabajo. Allá estuvimos a las 7:00 a.m. Don Iván llegó a las 7:40 a.m. y nos saludó con un tinto en la mano sin la menor preocupación. Entramos con él a donde estaba la tubería, él la miró, la levantó y nos dijo que no había problema, que eso iba a estar listo ese mismo día. Al poco rato llegó un cliente a reclamar un pedido grande de tubos doblados que había hecho días atrás, mi amigo y yo miramos el piso y vimos que al lado de nuestros tubos había una gran cantidad de tubitos pequeños sin doblar. El cliente, al ver que su trabajo no estaba ni empezado, fue a hablar directamente con el administrador del lugar. Don Iván puso su tinto sobre una mesa, llamó a dos ayudantes, nos miró por encima de las gafas y nos preguntó si lo nuestro era urgente, ambos asentimos. Él respiró hondo y comenzó a trabajar entre regaños a sus asistentes, murmullos de desespero y una que otra mirada furtiva que nos lanzaba por estar allí fiscalizando su trabajo. Finalmente, luego de dos o tres horas de trabajo, Don Iván nos entregó nuestras piezas y tenía casi listo el pedido del otro cliente, quien al ver el avance ya estaba tranquilo. Nosotros cancelamos el trabajo y nos despedimos. Don Iván muy amablemente nos regaló una sonrisa y continuó trabajando en sus pedidos atrasados. Mientras nos dirigíamos a la Universidad a encontrarnos con nuestro otro compañero, comencé a pensar que
6
estaba bien querer hacer las cosas por uno mismo, pero que hay momentos en que las capacidades propias se ven ampliamente superadas por una extensa variedad de problemas productivos y técnicos. Desde ese momento decidí que buscaría el apoyo técnico cada vez que me hiciera falta, procurando siempre estar acompañando el proceso. Gracias a esta determinación mis trabajos comenzaron a estar mucho mejor terminados y a ser de mejor calidad, pero quizás lo más importante fue que tuve la oportunidad de conocer diversos personajes dedicados al mundo de la producción local. Unos de formación empírica y llenos de conocimientos técnicos adquiridos desde la experiencia, otros profesionales comprometidos con su trabajo y unos cuantos con proyectos ambiciosos que buscaban tecnificar los lugares donde trabajaban para potenciar su producción y dinamizar sus procesos. De todos ellos recuerdo por ejemplo a un soldador profesional que nos ayudó mucho con el proyecto de los tubos doblados, había estado en la cárcel por tratar de “coronar” un paquetico en la USA, era un hombre bien capacitado que trabajaba haciendo tornillos industriales para retroexcavadoras. También a un mago del acrílico, que ideaba moldes y daba resultados que superaban por mucho las propuestas que le habíamos llevado; o a un tapicero con su taller en una casa pequeña, que se dedicaba a elaborar muebles para hospitales y consultorios odontológicos; o a un carpintero que parecía manejar la ruteadora como si fuera parte de sus manos; o a un ingeniero de una gran empresa de corte a láser, abierto a recibir pequeños pedidos y dispuesto a asesorar a quien lo necesite; o a un técnico ceramista, hombre serio y reservado, que con pocas palabras dice lo necesario. En fin, toda una lista de personajes que da cuenta de la capacidad productiva local que habla más de las posibilidades que nos ofrece nuestro medio que de sus desventajas. Si entendemos esto desde el diseño es posible que dejemos de pensar en propuestas para ser elaboradas en industrias hipertecnificadas como la de la Ferrari y comencemos a aprovechar las capacidades técnicas y tecnológicas de empresas como IMMAR, y los saberes de personajes como Don Iván.
7
Sandra Vélez Granda
sandravelez@gmail.com
¿Se puede hablar de diseño local? Ilustraciones: Juan David Jaramillo
La Real Academia Española define local como lo perteneciente o relativo al lugar; municipal o provincial, por oposición a general o nacional. Es a partir de esto que intentaré dar respuesta a la pregunta que me surgió cuando Antejardín me invitó a escribir sobre este tema que a menudo es origen de discusiones en reuniones de amigos y colegas que intentan caracterizar el diseño de aquí, diferenciándolo del diseño de allá (cualquier otro lugar). Y es que la pregunta por lo local ha sido de interés para diferentes autores de diversas disciplinas, por lo que tomaré unas cuantas ideas de lo que se entiende por localidad, advirtiendo que este concepto es funcional y relacional y que las interacciones, la escala y la unidad político-administrativa son los parámetros que lo definen. “(...) lo local es una expresión singular y única, pero a su vez se inscribe en una realidad estructural, cuya lógica de funcionamiento trasciende las pautas locales. Justamente lo local plantea el desafío de mantener una apertura a lo universal desde lo particular(...)” (Di Pietro Paolo, 2009) “El espacio local es la base territorial de la convivencia cotidiana, donde la cooperación y la solidaridad se hacen por la convivencia, la contigüidad, las relaciones familiares, las emociones y sentimientos compartidos, garantizando una mayor comunicación y una solidaridad orgánica”. (Santos, 2000) Aunque en lo local es donde se da la
8
convivencia cotidiana, es el mundo el que define las solicitudes y establece las órdenes para esa cotidianidad, por esto los límites de lo local en ocasiones se desdibujan y esa distancia con la globalidad parece reducirse; lo que dificulta aun más dar una certera respuesta a la pregunta por el diseño local, porque de una u otra forma tenemos que localizar el diseño; es decir, situarlo dentro de unos límites que posiblemente no se adecúen a las dinámicas contemporáneas. Bueno, pero si tenemos que localizar el diseño para entender el diseño local lo haremos, no importa si contradecimos esas dinámicas que poco nos importan
pero que tanto nos mortifican. Ubiquemos entonces los límites de ese diseño en el Valle de Aburrá, con una población aproximada de 3’591.963 habitantes según estimados del DANE para el 2011 y una extensión de 1.157,39 Km2; definiendo así la localidad… y del diseño, ¿quién hace diseño en esa localidad?
Pues rápidamente diríamos que los diseñadores son los que hacen diseño, y creo que tendríamos razón aunque la gran mayoría no haya estudiado en una universidad o instituto ni mucho menos haya obtenido un cartón que respalde todas sus ingeniosas propuestas. Y es que se puede definir el diseño local como aquel que simplemente es hecho en la localidad o el que es hecho en la localidad con características de la misma, pero creo que si intentamos definir la última volveríamos a la interminable discusión de siempre por la divergencia entre lo local y lo global como polos opuestos que no permiten situaciones intermedias que respondan a lo uno y lo otro de forma equilibrada.
9
Entendiendo el concepto de lo local y ubicándome en el diseño local como aquel pensado aquí y no allá puedo decir que en el Valle de Aburrá (mi localidad) sí se hace diseño, diseño para la propia localidad, diseño para otras localidades y diseño para la globalidad. Propuestas novedosas, respuestas con malicia indígena, propuestas contemporáneas, propuestas desde la cotidianidad, propuestas para la convivencia, respuestas universales a situaciones locales.
Brahma: Una experiencia reflexiva Juan David Jaramillo Flórez Ilustraciones: Carolina Jiménez
Las botas Brahma están elaboradas en cuero y nitrilo modificado con PVC (para las suelas), con un sinfín de especificaciones destinadas al confort y la durabilidad del producto. Pero los materiales y sus características no son lo importante en este despiece. Los vínculos entre la experiencia de uso y los asuntos reflexivos que me llevaron a comprar y a usar diariamente estas botas son lo que voy a tratar de explicar. En primer lugar, y a diferencia de lo visceral que puede ser mi gusto por otros objetos como la Honda XL 185s, estas botas me generan una sensación de poder y fuerza que se puede entender fácilmente al revisar las características formales de ellas. La empresa Brahma FootWear utiliza costuras de hilo grueso y evidente, suelas que transmiten la sensación de poder caminar en cualquier terreno como estrategia para convencer a quienes desprevenidamente llegamos a una tienda de zapatos de comprar inmediatamente un objeto tan poderoso como este.
10
Por otro lado, la experiencia de uso en unos zapatos con características de rudeza y poder como los mencionados anteriormente podría considerarse negativa. Sin embargo, los días que llevo usando estas botas, y tal vez por el discurso que sobre ellas pesa, las largas caminatas hacia la universidad donde trabajo son bastante agradables, incluso más cuando de reojo veo el color amarillento de mis tan preciadas botas Brahma.
El sello en la parte lateral y en la lengua marca la piel de mis botas, refuerza la idea de rudeza que tanto me gusta para los pies. Y aunque no remite directamente a las condiciones del campesino en Colombia no puedo dejar de asociarlo con experiencias pasadas (en mi infancia) de convivencia con el campo. Los recuerdos hacen de los objetos una experiencia reflexiva que aprendemos a llevar para siempre así sea en la remembranza de un suceso pasado.
11
12
ÍNDICE DE FIGURAS FIG. 1 Lo gráfico hace alusión a una huella que se hace sobre una superficie y se relaciona con el arte de representar los objetos por medio de líneas o figuras. FIG. 2 Gráficas Barcino es el nombre de nuestro taller de grabado. Aprovechamos las manchas y rayas de los animales barcinos para hablar metafóricamente de los elementos gráficos que se utilizan en las técnicas gráficas. FIG. 3 Somos Sara Ramírez y Augusto Solórzano los coordinadores de un grupo de artistas que en este momento se encuentra desarrollando un hermoso libro de grabado sobre Historia Natural que tendrá tres tomos. FIG. 4 Nuestro objetivo es convocar y trabajar con artistas, diseñadores y personas interesadas en las técnicas gráficas que quieran desarrollar proyectos y crean en el trabajo en grupo, de igual manera prestamos asesorías a las personas interesados en proyectos individuales.
13
FIG. 5 Creamos imágenes a partir de las técnicas tradicionales y el trabajo experimental. Toda la producción aquí es manual. FIG. 6 Barcino realiza ilustración de textos, diseño de libros de artista y el tiraje de copias. FIG. 7 Contamos con todo lo que requiere un taller de grabado, entre otras cosas con una prensa o tórculo de 50 x 100cm. Desarrollamos distintas técnicas gráficas, entre ellas grabado en metal, serigrafía, linóleo, punta seca, entre otras. FIG. 8 Caminando 10 minutos desde el parque del municipio de La Estrella encontrará una unidad residencial llamada El Sausquín. Allí, en el balcón del segundo piso de la casa 122, rodeado de un hermoso jardín, usted encontrará nuestro taller.
www.flickr.com/photos/barcino/ Sara Ramírez cel 3004183927 Augusto Solórzano cel 3006952418
Entrevista a Hugo Ceballos Marcela Ceballos González
hugohernan.ceballos@gmail.com Pensando en diseño local, y teniendo en cuenta que tres de los integrantes de Antejardín estamos iniciando una nueva etapa como docentes de diseño industrial (ese es nuestro otro trabajo), considero pertinente preguntarse sobre la formación de nuevos diseñadores locales. Confieso, desde mi experiencia, que ha sido una gran responsabilidad enfrentar todo lo que implica dar una cátedra, así como enfrentarme a lo que también implica estar al frente de un montón de ojos expectantes (no siempre todos, pero sí al menos una buena parte). También confieso que ha sido un gran reto que durante casi ya 2 años me ha generado, más allá de algunas preocupaciones y nervios, muchos aprendizajes y cuestionamientos que me han servido para reflexionar bastante acerca de la academia, del diseño y de las posturas con las que enfrento la vida. De alguna manera pienso entonces que estamos participando en la formación local de profesionales que se mueven en lo que llamaré disciplinas creativas, aunque apenas estemos sembrando nuestros primeros pinitos. Cuando a finales del 2009 acepté trabajar como docente encontré en mi padre un gran apoyo. Él me ha ayudado a asimilar muchos conceptos y me ha guiado en varias cuestiones sobre enseñanza, sobre pedagogía. A él, que lleva casi 30 años apoyando la formación profesional de artistas plásticos en varias universidades de la ciudad, le agradeceré infinitamente por semejante ayuda, y por eso lo invité a este número del fanzine para que nos hable un poco desde su experiencia en pedagogía para las disciplinas creativas. M:¿Durante todos estos años enseñando, cómo has concebido la formación en disciplinas creativas desde el concepto de localidad? H: Lo que yo entiendo por disciplina es que es un saber que implica unos conceptos fundamentales, unas teorías; y además una historia. Que implica también un determinado número de prácticas y que debe formar individuos. Ahora, el objetivo principal de las disciplinas que mencionas es la creatividad, la creación, todo lo que se mueve alrededor del arte, la arquitectura, el diseño. Pero quisiera que me explicaras qué entienden ustedes por localidad.
14
“Este debe desarrollar la autonomía, la capacidad propositiva y la experiencia para enfrentar lo local, el valor de lo local. Es decir, que la persona tenga en cuenta dónde ha vivido, la cultura en donde se ha desenvuelto, entre otras cosas (…)”
M: A lo local nos referimos con la evidencia de lo que se crea y de cómo se crea en el entorno en el que nos movemos, en este caso Medellín. Qué se usa, cómo se usa, bajo qué criterios se transforman los materiales, por ejemplo. A las valoraciones simbólicas, a todos los elementos que empiezan a representar (o representan) un lugar y las personas que viven en él. H: El primer elemento fundamental que debería formarse es el espíritu creativo. Este debe desarrollar la autonomía, la capacidad propositiva y la experiencia para enfrentar lo local, el valor de lo local. Es decir, que la persona tenga en cuenta dónde ha vivido, la cultura en donde se ha desenvuelto, entre otras cosas. M: ¿Para qué? H: Para las creaciones que haga. Pero además de esa cuestión de la autonomía, la persona debe formarse en los conceptos de la profesión en sí misma, los elementos epistemológicos de la disciplina, los procesos generales que esta propone. Estos no pueden ser ignorados, aunque la práctica se dirija o no a lo local. Los procesos suelen desarrollarse en un campo más abstracto y es el estudiante quien los trae a lo local, sin que eso sea una obligación.
M: ¿Cuál crees que es la importancia de desempeñarse en lo creativo teniendo en cuenta lo que sucede en el entorno en el que nos desenvolvemos? H: Toda disciplina trata generalmente de solucionar problemas del entorno en donde se mueve. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, el producto creado debe ser leído por un entorno que lo comprenda, entonces eso hace que haya una relación entre las prácticas y procesos de la disciplina y los habitantes de ese entorno para el que se propone. Esto debido a que la esencia de las disciplinas creativas se basa en una relación social, porque es la sociedad la que “juzga” las creaciones. Estas deben dialogar con las personas del entorno; y aunque a veces este no responda al término localidad ese diálogo debe darse. M: ¿A qué debe tender la pedagogía para las disciplinas creativas, a lo local, a lo global? H: Pienso que debe tender hacia lo local pero conociendo también qué es lo global. La globalidad aporta conocimiento, nos dice cómo problemas similares se han podido resolver en otras localidades, por lo tanto la globalidad es muy importante siempre y cuando se contextualice.
M: ¿Crees entonces que en un mundo cada vez más globalizado puede hablarse de artistas –diseñadores- locales? H: Un mundo global quiere decir un mundo muy informado, con mucha información de lo que acontece. En cambio lo local quiere decir, tal vez, lo contrario; esa información se mueve en un espacio estrecho y es el creador el encargado de hacer los vínculos entre los dos ámbitos. La discusión no está en la oposición entre lo local y lo global, sino en esos vínculos que el profesional pueda hacer entre ambos. La persona que los hace muy bien es lo que se puede definir como un creador contemporáneo. No es la globalidad lo que los hace contemporáneos ni tampoco quedarse solo con lo local, sino manejar acertadamente esas relaciones y vínculos.
15
M: Para finalizar, ¿crees que existe algo que pudiera llamarse pedagogía para las disciplinas creativas? H: Creo que sí existen pedagogías propias para las disciplinas creativas. Consisten, primero, en considerar que el protagonista de estos procesos es el alumno. Segundo, en considerar que el alumno siempre tiene algo qué proponer y el profesor es un asesor o acompañante de las propuestas del estudiante. Tercero, el profesor debe ir desapareciendo en la medida en que el alumno va apareciendo. Es decir, en el primer semestre el espacio en el que se mueve el profesor es muy grande, pero debe planificarse un espacio en el que el alumno pueda proponer. Ese espacio, pequeño al comienzo, debe ir creciendo conforme avanza el tiempo de formación. Eso quiere decir que el estudiante va apareciendo como profesional y el profesor, de un espacio grande al inicio, va teniendo menos presencia, hasta tal punto que los últimos semestres se vuelva un consejero. Esto constituye ya un proceso de pedagogía para ese tipo de disciplinas.
Respuestas a la zona de juegos (Fanzine No. 3)
5. 1.
6. 2.
La tercera y cuarta potencia de 18: 5,832 y 104,976.
3.
60 años de edad.
4.
El número de dodecaedros distinguibles es 96.
16
17
Reseña: Cristal de Murano Marcela Ceballos González
Hace más o menos tres años mi abuela materna me regaló una pequeña muñeca de cristal que había sido comprada por mi madre en Roma en 1980, y que ella le regaló en 1981 cuando regresó a Medellín. -“Es un cristal de Murano” -me dijo ella con cierto misterio.
La isla italiana Murano es muy reconocida por el cristal que fabrican allí desde hace siglos. Se dice que en el año 1291 todos los maestros cristaleros de Venecia fueron obligados a trasladarse definitivamente a la isla con la excusa de que los hornos en los que trabajaban representaban el riesgo de que se generara un incendio. La isla se convirtió entonces en una jaula dorada de donde no les era permitido salir ni llevarse a otros lugares los secretos con los que daban forma al maravilloso vidrio. Así, Murano se mantuvo como el mayor productor de cristal de Europa hasta el siglo XVIII, cuando la incursión de otros países en el negocio hizo que su reinado declinara. Aun así su fama se ha mantenido hasta hoy y pueden encontrarse piezas en casi cualquier lugar del mundo y a diversísimos –a veces muy altos– precios. Fue solo hasta conocer esta historia que pude comprender las caras de mi mamá y mi abuela cuando vieron cómo recibí el regalo y antes de siquiera agradecerles le quité a la
18
muñeca el sello rojo que la certificaba como un verdadero Cristal de Murano. Para escribir esta reseña he tenido que repasar la historia del afamado cristal, y al parecer su fama ha hecho que surjan en el mercado “cristales para turistas”, o chiviados, como diríamos en Medellín. Estos cristales ni siquiera son fabricados en Murano, pero se venden como si lo fueran. Me intriga un poco no saber realmente de dónde salió la historia de esta pieza, que de todos modos atesoré con cariño y que posiblemente nunca fue lo que mis antepasadas aseguran todavía que era. Me intriga también el hecho de que existan algunos objetos que necesiten pedigree para poder ser lo que son y para que la gente pueda hablar de ellos con orgullo. El regalo lo conservo, y aunque fue imposible regresar a su sitio el famoso adhesivo que terminó en la basura, yo decidí que prefería quedarme con la anécdota, además de parecerme bellísima la muñequita de cristal, a secas.
19
Ilustraciones: Alejandra Congote.
El Antejardín es una publicación que recopila periódicamente reflexiones, ilustraciones, fotografías y otras expresiones que buscan mostrarle al lector múltiples puntos de vista cercanos a la disciplina del diseño. En cada número se reúnen pensamientos y opiniones que aportan a la construcción de una mirada ampliada de este quehacer creativo.
Encuéntranos contacto@antejardinoficina.com
www.antejardinoficina.com