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La transformación cultural: los “historiantes” y la imposición de la cultura dominante en el siglo XXI Julio Martínez

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LA TRANSFORMACIÓN CULTURAL: LOS “HISTORIANTES” Y LA IMPOSICIÓN DE LA CULTURA DOMINANTE EN EL SIGLO XXI

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Artículo recibido 23/02/2021 Artículo aceptado 15/03/2021 Julio Martínez 1

Resumen

Este artículo se desprende de una investigación más amplia que busca entender cómo han evolucionado y deteriorado los grupos de Moros y Cristianos o «historiantes» en El Salvador. Se brinda una visión sobre el origen de la fiesta, basada en España a partir de lo que se ha dado en llamar «la reconquista», un término controversial, y la derrota de los musulmanes. Luego, se introducen aspectos de la Colonia como la evangelización a la que se le considera un proceso de impacto en la integración de la fiesta en el imaginario de los indígenas salvadoreños, y posteriormente se alude a los conflictos y las tecnologías de información y comunicación que contribuyen a los procesos globalizadores como causantes de la reducción del número de grupos de «historiantes» en el país. Palabras clave: Historiantes, tradiciones, moros, indígenas, religiosidad

Abstract

This article emerges from a broader investigation that seeks to understand how the groups of Moors and Christians or «historiantes» in El Salvador have evolved and deteriorated. It offers a vision about the origin of the tradition, originated in Spain from what has been called «the reconquest», a controversial term, and the defeat of the Muslims. Then, aspects of the Colony are introduced, such as evangelization, which is considered a process of impact on the integration of the tradition as part of the culture

1. Licenciado en Trabajo Social, Maestro en Administración de la Educación Superior, Maestro en Docencia e Investigación Educativa, Posgrado en Antropología Social, Posgrado en Investigación Científica y Doctorando en Estudios Sociales Latinoamericanos. Ejerce el cargo de Director de la Escuela de Antropología de la UTEC en El Salvador.

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of the Salvadoran indigenous people, and later refers to conflicts and information technologies and communication that contribute to the globalizing processes as causes of the reduction of the number of groups of «historiantes» in the country. Keywords: Historians, traditions, Moors, indigenous, religiosity.

1. La investigación sobre los “historiantes”, su intención y método

La investigación sobre los «historiantes2» tiene la intención de sistematizar, organizar, interpretar y poner en valor una tradición representativa de El Salvador; durante el ejercicio de la misma se ha identificado una clara disminución histórica del número de grupos que llevan a considerar su inevitable desaparición y, en ese

2. Los «historiantes», también son conocidos en algunos lugares como «Moros y Cristianos», en El Salvador los grupos definen si son «historiantes» o Moros y Cristianos, ambos términos son usados indistintamente.

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contexto, el resultado de la misma adquiere un sentido mayor, el de no olvidarla y promoverla. El proceso seguido ha sido fundamentalmente orientado por una metodología cualitativa en tres etapas: Documentación: se han examinado fuentes documentales de la historia española, de la conquista, la colonia y de los siglos siguientes en América. Eso ha clarificado y precisado las variables y la evolución de los

«historiantes» en El Salvador. Trabajo de campo: Se han efectuado 35 entrevistas con miembros de los distintos grupos de «historiantes», lo que incluye el territorio nacional completo; también se ha realizado entrevistas con expertos de la cultura y con representación de pueblos indígenas. El registro en video y fotográfico, abarca un poco más de mil fotografías. Discusión: Las aristas del tema son diversas, la presentada en este ar-

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tículo es solo una de ellas y surge a partir del aspecto más riesgoso de la tradición, la desaparición de la misma dentro de algunas décadas.

En este artículo también se aborda de manera interpretativa lo referente a los grandes conflictos del siglo XX en los que el país se vio envuelto. La investigación ha tenido una duración de casi cuarenta meses y se ha contado con instrumental tecnológico que ha permitido registrar distintos aspectos de los «historiantes».

2. Los «historiantes», origen de la tradición

Los «historiantes» se originan a partir de una tradición española qué se relaciona con la imposición militar, económica, ideológica y cultural que los musulmanes ejercen sobre los pueblos visigodos que habitaban la península ibérica, en una faena que tiene una duración de 15 años, a partir del año 711 hasta 726, cuando la ocupación de «los invaso-

res», representantes del Califato Omeya, alcanza la mayor cobertura del territorio, desde el Mediterráneo hasta parte de la Cantabria y Asturias (Altamira y Crevea, 1909). Este inicio de usurpación del territorio dura hasta 1492. Desde el primer momento de la ocupación, hubo descontento de los habitantes ibéricos hacia ella, a pesar de que los musulmanes también fueron apoyados por los judíos que ya existían en el territorio que hoy conocemos con el nombre de España:

Los witizianos y judíos fueron la quinta columna que usaron las tropas de Tariq para conseguir sus rápidas conquistas. Ya hemos expuesto la penosa situación en que se encontraban los judíos, sobre todo después del concilio del año 694 cuando se les acusó de conspirar para provocar una rebelión conjuntamente con sus hermanos transmarinos (Segura González, 2011).

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Esa resistencia se inicia con la expulsión de los moros en el Norte y el establecimiento del reino católico de Asturias. Dicha fuerza pudo ser mayormente efectiva, a partir de la vinculación de los reinos de Castilla y Aragón, en las figuras de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. Las alianzas establecidas por ambos reinos y la decisión de promoción de la religión católica, juntamente con la disposición de una tecnología de producción y utilización del armamento (Diamond, 2015), así como la integración de los ejércitos de Aragón y de Castilla, contribuyeron junto con los otros reinos cristianos de la península, a un enfrentamiento más decidido sobre los musulmanes, lo cual se concreta posteriormente después de varios años de lucha hasta que en 1492 , finalmente, el emirato de Granada sucumbe ante las fuerzas de los cristianos. La ocupación musulmana de 781 años, dejó muchas señales culturales en la

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literatura, la arquitectura, la producción, las artes en general, la comida y en fin, la cultura. Es el catolicismo que vence al islamismo, por tanto, es importante no dejar trazas de la «otra» religión. Una manera especial de celebrar la derrota y salida de los musulmanes fue la celebración de la fiesta de «los Moros y Cristianos» en el territorio español, más particularmente en la zona del Mediterráneo que fue el último reducto en donde los musulmanes pudieron ejercer su influencia cultural, política y económica:

Se define que uno de los orígenes medievales de la Fiesta de Moros y

Cristianos, se halla en las fiestas reales, especialmente en la Corona

D´Aragó, con ejemplos en la ciudad catalana de Nápoles, y su difusión con variantes desde el siglo XV (González Hernández, 2016).

Los Moros y Cristianos es hoy día, una celebración con muchísima fuerza en

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Córdoba, Sevilla, Málaga, Cartagena, Alicante, Valencia y otros cercanos, en el Sur de España. En El Salvador se conoce también como «Historiantes».

3. La Colonia, evangelización e imposición cultural e ideológica

La conquista de América tuvo como propósitos centrales la extracción de las riquezas naturales y la explotación de los pueblos originarios, para proceder sistemáticamente a ese saqueo, se desarrollaron dos mecanismos, el primero de ellos destinado a influir en el temor de la población a través del uso de la fuerza. (Lardé y Larin, 2000) y el segundo a la evangelización (De las Casas, 2011), usando formas diversas (De Benavente, 2014). Entre estas tenemos: a. La utilización de indígenas en la construcción de templos, afianzando así una vinculación con la estructura, producto de su labor (Lardé y Larin, op. cit.).

b. La ruptura y destrucción de imágenes que reflejaban el politeísmo indígena, con lo cual se eliminaba los elementos simbólicos destinados al fortalecimiento y reproducción de las creencias de los indígenas (Ibarra, 2008). c. La destrucción de códices, estelas, altares, glifos y otros en los que se escribió la historia, evolución de la sociedad indígena, referencias a las deidades y a la naturaleza. A cambio de esto, se promovió la difusión de textos bíblicos y el adoctrinamiento en las escuelas instaladas para la enseñanza religiosa y el aprendizaje de la lengua castellana (De las Casas, op. cit.). d. La celebración por parte de españoles y criollos de fiesta religiosas y sincréticas con otras fiestas indígenas (Lara Martínez, 2015), también «Moros y Cristianos» o «Historiantes». Los indígenas buscaban entender el poder de Dios (Díaz del Castillo, 1950). Muy probablemente esta sea la primera referencia a la fiesta de Moros y Cristia-

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nos, escrita en América, refiriéndose a Cortés:

Pues el gran rescibimiento que le hecimos, con arcos triunfales y con ciertas emboscadas de cristianos e moros y otros grandes regocijos e invenciones de juego. Y le aposentamos lo mejor que pudimos, así a

Cortés como a todos los que traía en su compañía, y estuvo allí seis días (Ibid.:725).

e. La enseñanza del teatro popular o fiesta de «Moros y Cristianos», para que fuesen los mismos pueblos indígenas quienes representaren la derrota de los musulmanes a manos de los españoles. Volviéndose espectadores del teatro que ellos mismos habían enseñado. En cuanto a la vestimenta, se buscó el colorido de los trajes y cascos o coronas de cristianos y musulmanes, usándose trajes y máscaras para los personajes (Fig.1). f. La transformación de los nombres

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Fig. 1: Los Historiantes de Huertas, Ilobasco, Cuscatlán, El Salvador. Foto: Rev. Reynaldo Rivas.

de los pueblos de indios para ser rebautizados con nombres de santos españoles, para acentuar la creencia y generar adhesión identitaria al pueblo. Algunos ejemplos son: San Miguel Salcoatitán, San Sebastián Texincal y otros cientos (Lardé y Larin, op. cit.). En varios casos, el uso del nombre largo ha caído en desuso por efectos de lo culturalmente inútil, que puede resultar un nombre largo y se ha estilado el

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nombre corto, ya sea el que está en lengua originaria como en el caso de San Bartolomé Perulapía o en lengua castellana como es el caso de San Julián Cacaluta (Ídem.). La imposición cultural que tiene su punto más álgido en la imposición de la religión y ello incidió en la identidad de los pueblos originarios.

Hipótesis sobre los «historiantes» y el levantamiento indígena campesino de 1932, y los efectos de la matanza

En 1932, la evidente presencia de lo indígena en El Salvador era mucho más fuerte de lo que es ahora. Datos estadísticos, no tan confiables hoy día, consideran que su población indígena se ha reducido notablemente con respecto a inicios del siglo XXI, de acuerdo al Censo Nacional 2017, el número de indígenas es de 13,310 habitantes de un total de 6,000,000, 0.02% (DIGESTYC, 2017). La modernidad ha hecho una conver-

sión de nuestra realidad concreta, y los pueblos indígenas eran mucho más numerosos antes de 1932 que ahora. Algunos textos de fines del siglo XIX e inicios del XX, se refieren con frecuencia a pueblos tradiciones y creencias indígenas (Schultze Jena, 1977). Como ejemplo, un etnógrafo alemán, en la primera mitad del siglo XX dice que: …me propuse ir a explorar in situ las bases de esa lengua, para descubrir que recuerdos de su temprana decisión, del tronco de dónde provinieron, aún perdura entre los descendientes actuales y así indagar cuánto de estos restos, aún pueden aportar para su comprensión (Schultze Jena, 1977: 7). La más destacada folklorista salvadoreña del siglo pasado también lo expresa así:

La dominación española no se conformó con imperar en el territorio, la soberanía y la libertad de nuestros indios, sino que extendió su mano

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férrea en los cultos religiosos y hasta en la expresión de sus sentimientos y manifestaciones artísticas. Estas como se sabe, eran bailes y cantares para todas sus ceremonias, ya públicas o privadas (Baratta, 1952:9).

Debemos pensar, a partir de ello, que el número de grupos de «historiantes», previo a 1932 (Anderson, 2000), fecha significativa para la historia salvadoreña, deben haber sido más que hoy día, sin embargo, no existe una fuente que nos indique un dato preciso, que es por ahora, indefinido. La crisis económica mundial tuvo un efecto en la venta del café, por tanto, en la recolección y en los ingresos exiguos de la población indígena y campesina. La pobreza se hizo más elevada y las necesidades, mayores. El levantamiento indígena campesino de la noche del 22 de enero de 1932, supuso el asesinato de entre 20 a

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30,000 de ellos por parte del ejército nacional, liderado por el general Tomás Calderón quien, siguiendo las órdenes del dictador general Maximiliano Hernández Martínez, actúa con crueldad y alevosía (Anderson, 2000). Sobre esto puede observarse los casos ejemplares de Francisco Sánchez:

El 28 de enero, las tropas del gobierno retomaron el control de

Juayúa. Francisco Sánchez fue detenido y fusilado, junto a centenares de sus compañeros (Keogh, 1980).

También el de José Feliciano Ama, en Izalco, quien es perseguido por los soldados de Calderón, capturado con perros y posteriormente ejecutado en el parque de Izalco (Anderson, 2000). Así como un suceso en el que se ametralla a unos setecientos indígenas en Nahuizalco, que fueron engañados ofreciéndoles no tomar represalias contra ellos, para hacerlos llegar (Ídem.).

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3. Salvador Marroquin, 31 de enero de 2018. Sobre Moros y Cristianos, la danza (J. Martínez, Entrevistador). 4. Ana María Mata, 2 de mayo de 2019, comunicación vía correo electrónico. San Salvador, San Salvador, El Salvador.

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Una vez que la masacre se ha consumado, los indígenas sobrevivientes buscaron formas de evitar actuar como tales para no ser reconocidos y minimizar el riesgo de ser asesinados por su origen étnico. Muchas tradiciones, entre ellas las de «historiantes», deben haberse perdido en los años siguientes.

5. Los «historiantes» y los efectos del conflicto salvadoreño

Desde 1932 a 1980 lo indígena fue visibilizado, especialmente durante el ejercicio presidencial del General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944), la población fue insertando en su imaginario su sentimiento de mestizaje. Ese asunto, puede haber tenido una incidencia en la reducción de los grupos de Historiantes, no contamos con un dato sobre cuántos de ellos hubo antes de 1932. Una entrevista reciente muestra que «allá por 1980, fue publicado en una de las revistas de la Dirección de Cultura, el número de grupos de

“historiantes”, y sumaban entonces 114 grupos»3. Un asunto tangencial, pero interesante, es lo que el Ministerio de Cultura expresa sobre los números en una comunicación oficial escrita en el desarrollo de esta investigación: «Le informo que la Dirección de Patrimonio Cultural Inmaterial no posee dato sobre el número de grupos de Moros y Cristianos a nivel nacional»4 . Sin embargo, en una publicación del Ministerio de Educación de hace cuatro décadas, se identifica un dato muy aproximado, no exhaustivo: 33 grupos de historiantes en El Salvador (Clará de Guevara, 1977). El conflicto bélico de El Salvador, se ubica entre 1977 y 1992, período en el que se ejecutaron diversas masacres que aterrorizaron a la población, algunas de las cuales son (ONU, 1993):

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 Chalatenango: Alrededor de 300 campesinos vinculados a los grupos de masa de la guerrilla, fueron asesinados por soldados de la Guardia Nacional, en mayo de 1980.  El Mozote, Los Toriles y La Joya, en 1981: la peor atrocidad sucedida en el marco del conflicto bélico, deja mil campesinos e indígenas asesinados en dichos cantones del Departamento de Morazán.  Durante los meses previos a lo más crudo de la guerra, es decir, antes de 1980, también se presentan varias ejecuciones y masacres, desarrolladas en el contexto del conflicto. Algunos de los pueblos abandonados o despoblados por la fuerza de la guerra, en los cuáles el conflicto limitó las expresiones culturales, fueron ubicados especialmente en el Oriente y la zona central-paracentral de El Salvador, donde el conflicto tuvo fases intensivas.

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Si bien se pueden mencionar a pueblos abandonados como San Fernando, Arambala, Joateca, Perquin, San Jose Las Flores, Los Ranchos, Las Vueltas, Cinquera, Aguacayo, Tenancingo y otros, también es posible distinguir que, en el occidente, el conflicto tuvo una menor incidencia en la creación de pueblos fantasmas. Ni uno solo de ellos debido al conflicto mismo. Un hecho es que el número de «Historiantes» es mucho mayor en el occidente que en la zona paracentral y oriental del país. Ello podría indicar que en algún momento algunos de ellos, ubicados en el occidente se renovaron, después de 1932. Lo reciente del conflicto bélico y el desaparecimiento de algunos pueblos junto con una arremetida cultural extranjera, ha limitado el reaparecimiento de los que dejaron de funcionar entre 1980 y 1992. La identificación del número de «historiantes» a inicios del siglo XXI era de 32, la mayoría en el occidente y centro del país y

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solamente cuatro distribuidos en el oriente y norte. Hoy día, el número «Historiantes» en El Salvador suman un total de veintisiete pre existentes en 1977 y cuatro nuevos no registrados a ese año (Cuadro 1).

6. Las tecnologías de información y su contribución a la neocolonización.

El desarrollo de la tecnología en el mundo ha servido, cada vez más para poder hacer una mayor movilización del comercio y las finanzas. El dinero ha adquirido una dinámica más ágil, favoreciendo el incremento de una perspectiva capitalista como modelo económico mundial; también ha sido un apoyo muy fuerte para la educación. En cuanto a las comunicaciones, está la existencia de un modelo de intercambio de información de noticias que, paso a paso se ha ido convirtiendo en un producto, en un bien de comercio. Existe, como efecto de las tecnologías de la comunicación, un proceso al que pode-

mos llamar «globalización de la cultura», en el que cada país efectúa cambios en la suya propia (Althusser, 1988). Sin embargo, también es claro que existen, tanto culturas dominantes como culturas sometidas, que a pesar de la globalización y de las posibilidades de transferencias y contra transferencias, hay modelos culturales que tienen una mayor influencia que otros. Estos modelos culturales, pertenecen a sociedades que, en términos generales, tienen un mayor poder económico, militar, político y tecnológico, lo que le ofrece la ventaja de poder transmitir y transferir su cultura a partir de su dominio en los otros campos (Martínez, 2011). Es decir, los medios de comunicación favorecen la inserción de la cultura de los países más poderosos, por sobre la cultura de los países más dependientes como es El Salvador, como una nueva forma de colonización ideológica, la que ya no requiere necesariamente, del uso de las armas en países militarmente dé-

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Cuadro 1. Comparativo de grupos de Historiantes en El Salvador identificados en 1977, 33 grupos, de los cuáles han desaparecido cinco al 2018; y 2018, 31 grupos, de los cuáles hay cuatro no identificados en 1977. Elaboración propia basada en información documental y de campo.

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biles como el nuestro. Esto genera una reducción en calidad y cantidad de los elementos tradicionales de la cultura de los pueblos, especialmente en las poblaciones con mayor incidencia indígena, que cuenta con tradiciones originarias o las que en su momento fueron trasladadas durante la colonia y la conquista por los españoles las cuales van desapareciendo lentamente.

7. Los «historiantes» en el año 2019

Una búsqueda de los grupos de «historiantes» en El Salvador en el año 2019, ha dado como resultado que, algunos pueblos en los cuales se consideraba a inicios del siglo la existencia de los danzantes, casi dos décadas más tarde continúan en franca reducción. Así pues, en Talnique, durante 4 años, «los historiantes» no tuvieron ninguna presentación, sino a inicios del año 2019, cuando se exhibieron furtivamente en el municipio en el marco de la

fiesta de San José, en el mes de marzo (Fig.2). En San Pedro Puxtla, uno de los pueblos del occidente del país, con una mayor prevalencia de población indígena, la danza de «Los historiantes», dejó de presentarse hace unos 17 años aproximadamente, de tal manera que no exis-

Fig. 2. Historiantes en Talnique Foto: Alis Cabrera.

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te más; en el pueblo de San Martín, muy cerca de la ciudad capital «Los historiantes», no se han presentado en los últimos diez años; en Ataco, que se tenía registrado (Clará de Guevara, 1977) como un pueblo en el que existía un grupo de «historiantes», hoy no existe más, y no se encuentra una intención de renovarlo; en Chinameca, muy cerca de los pueblos Texacuangos, el último grupo de «historiantes» se presentó hace unos 20 años; en San Juan Los Planes, sobre el Volcán de San Salvador, el encargado del grupo desistió de continuar hace doce años debido a que hizo una conversión religiosa, aún guarda las máscaras con mucha nostalgia (Fig.3). Desde luego que las causales que se identifican para este desaparecimiento se relacionan, como se puede analizar, con la conversión de miembros católicos de los danzantes hacia el evangelismo protestante, el escaso reclutamiento de los cuadros generacionales y la falta de interés de los jóvenes.

Fig. 3. San Juan Los Planes, Don Atilio García y sus máscaras. Foto: Julio Martínez.

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Sin embargo, las influencias de las tecnologías de comunicación se relacionan en buena medida con esos efectos, y hay un proceso de inserción de la cultura global, en el que las culturas dominantes van tomando forma para construir personas que se adecúen cada vez más a los intereses de los países más fuertes y que utilizan esta nueva manera de ejercer dominio, ideológico y cultural (Althusser, op. cit.).

8. Conclusiones

 La fiesta de «los historiantes» se arraigó en la cultura española pues simboliza una de las afrentas españolas realizadas con mayor éxito, que además podía ser mostrada a los indígenas como una muestra de la fuerza y poder del Dios católico.  Los españoles usaron la fuerza de sus armas y la contribución de los sacerdotes para la evangelización. Se crearon instrumentos que facilitaron la misma, algunos sirvieron para eliminar la religión de los pueblos, y en paralelo para introducir el catolicismo. Uno de estos últimos fue el aprendizaje de los parlamentos o textos de los «historiantes».  Los llamados «sucesos de 1932», la masacre de miles de indígenas tuvo un efecto en la celebración de la fiesta de los «historiantes» posteriormente, ya que se dejó de realizar diversos ritos y celebraciones posteriormente, una de las probables es la que nos referimos.  El conflicto salvadoreño de los años 80 del siglo pasado, por las masacres y el abandono de pueblos completos, incidió en la celebración de fiestas patronales, otros rituales y tradiciones, así como en la fiesta de los «historiantes».  La revolución de las tecnologías de información y comunicación en el siglo XXI, que incluyen mensa-

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jes relacionados con el comercio mundial, culturas extranjeras y búsqueda de sometimiento cultural en general, han reducido aún más al número de grupos en El Salvador.

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