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Fiesta de la Santa Cruz en la comunidad nahua de San Francisco Oztomatlán en Guerrero, México Renata Bautista Mendoza y Paola Santa María Rabadán

FIESTA DE LA SANTA CRUZ EN LA COMUNIDAD NAHUA DE SAN FRANCISCO OZOMATLÁN EN GUERRERO, MÉXICO

Renata Bautista Mendoza1 y Paola Santa María Rabadán2

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Introducción

San Francisco Ozomatlán es una comunidad nahua de cerca de dos mil habitantes que se localiza en la zona noroeste del estado de Guerrero, a orillas del río Mezcala (Hernández, 1999:54). La mayoría si no es que todas las comunidades indígenas nahuas basan su alimentación y su economía en la agricultura, los cultivos son su principal base de subsistencia. Al ser un área semidesértica con temperaturas muy altas, el proceso de riego de terrenos no se encuentra desarrollado o si lo está son muy pocas las comunidades que hacen uso de esta técnica por lo cual los agricultores dependen totalmente de las lluvias que son una de las más escasas en esta zona del país3. La temporada de lluvias es presente a inicios de mayo y termina rápidamente a finales de septiembre, y dadas las condiciones del clima hay pérdida de cosecha.

Para los agricultores no es necesaria la lluvia todo el año puesto que esto no sirve al maíz ya que también necesita temporadas de sol fuerte para que crezca. “En realidad, lo más apropiado consiste en obtener el elemento idóneo: agua o sol en la cantidad deseada y en su alternancia en un momento preciso del crecimiento de la planta. Son estos principios cruzados de calor y de humedad por un lado, de sequía y de frío por el otro, los que dan nacimiento a la vida y son necesarios para su crecimiento” (Hémond y Goloubinoff, 2008:138). Los elementos climáticos ocupan un lugar muy importante en el pensamiento y en las prácticas rituales de la comunidad nahua.

1.Estudiante de la licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. 2.Estudiante de la licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. 3.Información obtenida por el informante y curandero Jesús Castro habitante de San Francisco.

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Los ritos prehispánicos pertenecían a un elaborado calendario de fiestas basado en la observación del año solar, las esta-

ciones y los ciclos agrícolas (Broda, 2001a:22). El calendario católico tiene un papel primordial. Se utilizó como base para definir las fechas importantes del año que va de la mano con las labores agrícolas y que los antiguos mexicanos describían como sus calendarios rituales. El maíz, siendo el elemento básico de las comunidades, es visto como un sim-

bolismo dentro de los mitos y más dentro de los agrícolas, tal como lo menciona Broda:

“El maíz era la planta sagrada cuyas diferentes etapas de crecimiento se celebraban en el culto. Las diferentes etapas del crecimiento del maíz se identificaban con diferentes deidades. En los ritos de la siembra (Tozoztontli y Huey Tozoztli) correspondientes a abril-mayo se invocaba a Chicomecoatl (Siete serpiente), la diosa de los mantenimientos en general (Tonocayotl)” (Broda, 2001b: 215). Los cultos del agua y de la fertilidad agrícola siguen teniendo la misma im-

51 portancia para el campesino indígena actual como para el de hace siglos. Los rituales de pedimento que se llevan a cabo están llenos de elementos católicos y otros evidentemente prehispánicos. Debido a la colonización y a la inserción de la iglesia en las comunidades indígenas, los nahuas se vieron obligados a llevar estos rituales a lugares alejados, como cuevas, cerros y sitios de culto clandestinos. Las peticiones y los rezos en la mayoría de las veces se dicen en náhuatl incluso en aquellas co-

munidades donde el español es la lengua principal de comunicación entre ellos (Villela, 2008:123). La fiesta de la Santa Cruz forma parte del santoral católico que fue implantado en México por los españoles “El primero de mayo se celebraba en todas partes de Europa la exaltación del verdor y el retoñar de la naturaleza, de las flores, de la primavera y del amor; se trataba de una fiesta de orígenes paganos. El tres de mayo, día de la Santa Cruz, esta exaltación adquiría una expresión más cristiana, pues era respaldada por la liturgia católica” (Broda, 2001b:195). El rito de la Santa Cruz es compartido por los pueblos de Guerrero, que se

componen de ciertos elementos muy importantes que pertenecen a un punto de vista de la cosmovisión y el ritual. Dichas características de la cosmovisión nahua y los ritos tradicionales, son provenientes de las formas estructurales del culto indígena, y la mezcla que se forjó en la Colonia entre los elementos prehispánicos y católicos. El simbolismo nahua de la Cruz no es meramente católico-cristiano, tiene sus raíces y variantes prehispánicas locales. «Si bien la cruz se invoca como “Nuestra

Santísima Virgen” (“nuestra madre [Tonatzin]”, estrechamente relacionada con el culto a la Virgen María), esta advocación se hace en el sentido de “la Santa Cruz de nuestro mantenimiento” o

de “Nuestra Señora (o señor) de la tierra que sembramos» (Olivera, 1979:144). Existe un simbolismo relativamente distinto pues, algunos lo representan como una deidad femenina, mientras que otros lo representan de manera masculina, y por otro lado se expresa como una deidad de dualidad (Ibíd.:152). Las cruces están relacionadas y enlazadas con el territorio del pueblo, así como también hay un simbolismo que conecta las cruces con árboles como eje cósmico que,

52 según López Austin (2004:136) representaba la vía de comunicación entre el cielo, la tierra y el inframundo. “El simbolismo de los ritos que se efectúan con estas cruces se centra en la siembra del maíz y la petición de agua; además procura atraer al viento benéfico al tiempo que conjura los vientos dañinos” (Broda, 2001b:197). Otro simbolismo importante dentro del ritual es la presencia del felino que refuerza la petición de lluvias. Dentro de la cosmovisión prehispánica el rugido del jaguar tiene como propósito invocar al trueno y la lluvia (Villela, op. cit.:129), este felino adquirió importancia desde el Preclásico en la cultura olmeca, “El descubrimiento, hace tres lustros, del sitio

de Teopantecuanitlan (Lugar del templo de los tigres), en el municipio de Copalillo, vino a confirmar la fecha y la periodicidad que ya se atribuía a la presencia olmeca en Guerrero” (Hernández, op.cit.:60). “Como resultado de esos antecedentes histórico-culturales, la figura del jaguar se va amalgamando y confundiendo con la del tigre, por lo cual ahora sus varias manifestaciones reciben el nombre de este felino, aun cuando en el fondo subyace la imagen del ja-

guar” (Villela, op.cit.:131). En la región centro-oeste del estado de Guerrero, a 64 km de su capital Chilpan-

cingo, se encuentra una localidad nahua llamada San Francisco Ozomatlán que se localiza en el Municipio Huitzuco de los Figueroa (Fig. 1) se celebra una fiesta de suma importancia, los días uno, dos y tres de mayo. Conocida como “La fiesta de la Santa Cruz”, aunque el nombre se incline totalmente al culto católico los ritos tienen vestigios prehispánicos, “el sincretismo religioso que surge a partir del siglo XVI retoma ciertas formas del culto prehispánico que antes habían formado parte de la religión estatal. Entre ellas, el principal elemento es el culto agrícola que se encuentra en íntima relación con las manifestaciones de la naturaleza” (Broda, 2001b:168). Los ritos en donde converjan rezos, ofrendas y danzas son para la petición de lluvia que beneficiará a la siembra que inicia en este mes, bendecirán al pueblo para que las cosechas no se pierdan y la comunidad tenga maíz en abundancia. La población de San Francisco se reúne con el comisariado el día 25 de abril para comenzar con los preparativos en

Fig. 1. Huitzuco de los Figueroa, Guerrero. Tomado de INEGI, 2010.

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cuanto a la realización de la fiesta de la Santa Cruz. “La capacidad organizativa y el trabajo comunitario donde intervienen las autoridades con la ayuda de personas específicamente comisionadas son de primordial importancia. Esta organización del trabajo comunitario no solo hace posible concretar la fiesta; también permite que se mantenga viva la tradición que une a los miembros de la comunidad” (Solís, 1997:47). Las “madrinas” y “padrinos” se ponen de acuerdo para la recolección de las sandías, los pollos y el pan que ofrendarán el día que inicia la fiesta. «En este proceso festivo anual, destacamos el papel de los mayordomos en cuanto organizadores del esfuerzo colectivo para celebrar dichas fiestas, enfatizando la organización social que se establece en derredor de las mismas. Las mayordomías o "sistemas de cargos" se encuentran entre los aspectos relativos a las claves estructurales de la religiosidad popular. Los sistemas de cargos constituyen una ordenación unificada y piramidal, compuesta por una jerarquía religiosa y una jerarquía civil, las cuales tienen sus funciones propias al interior de las comunidades que las mantienen» (Gómez-

54 Arzápalo, 2010). Un hombre deberá ofrecerse para representar al tigre; personaje principal del ritual. «Para los nahuas, este animal suele vivir en el monte y las barrancas, es la emanación del inframundo por lo tanto está en relación con la lluvia y la fertilidad, en la época prehispánica el pelambre de este animal se asoció a las estrellas y a Tezcatlipoca; divinidad nocturna. Lo designan con el nombre de Tecuaní, palabra que significa, el que tiene por función comer a los hombres»4 (De Pury Toumi, 1992:154). La danza del Tecuaní es una mezcla de antiguas costumbres prehispánicas y coloniales donde se narra una historia de la época de las grandes haciendas (Richmond de Mejía y Mejía Zavala, 1984:12). El último día de abril se termina de repintar la máscara que usará el tigre y la ropa (Fig. 2) La indumentaria de Tecuani consiste en traje de manta de color amarillo, pintado con pequeños círculos negros, en la cintura se amarran una riata que se eslabona y que, en nahuatl, es conocida como meyacotl o cordel de vida5 ,

4.Traducción de Abril Limón Contreras. 5. Informante Jesús Benítez, danzante del ritual en San Francisco.

Fig. 2. Máscara de Tecuani de la comunidad nahua de San Francisco Ozomatlán. Foto, Paola Santa María Rabadán.

así como del Xolo o perro (Fig. 3) que acompaña a los cazadores durante el ritual, los danzantes se reúnen por la noche para ensayar los pasos y la secuencia de la danza (Hernández, op.cit.:55). De acuerdo a la información proporcionada por Federico Reyes6, en el pueblo de Oztotempan fueron elaboradas tres máscaras de Tecuaní, de las cuales una fue extraviada y actualmente están en existencia dos, la perteneciente a San

55 Francisco Ozomatlán y la de Oztotempan, Federico nos explica que hay una controversia al saber que Guerrero,

siendo un estado de individuos dedicados a la artesanía de máscaras, éstas hayan sido elaboradas por un carpintero, ya que están forjadas con retazos de madera sobrantes de sus labores.

Fig. 3. Mascara de Xolo de la comunidad nahua de San Francisco Ozomatlán. Foto, Paola Santa María Rabadán.

6. Habitante de la comunidad San Francisco Ozomatlán.

El ritual inicia el día primero de mayo alrededor de las seis de la mañana, con la presentación de los danzantes y el Tecuani en la Iglesia de pueblo, donde se lleva a cabo la primera danza conformada por 14 danzantes de entre 12 y 22 años, fuertes, agiles y con la entereza de ejercer el ritual dado que danzan días seguidos durante varias horas, portan un sombrero con cintas de colores que cuelgan de él, representando los rayos del sol y el agua7, cada uno de los danzantes representan animales que han de acompañar al tigre, situándose en dos filas, de modo que quede uno frente al otro y en frente un guía (Tabla 1) (Fig. 4) esta danza es realizada al compás de la música interpretada por un Pitero8 (Fig. 5). Por la tarde, la procesión de San Francisco sube al cerro del Tepehuizco (Fig. 6) donde pernoctan en la cumbre para ofrendar las cruces que se encuentran ahí. La cruz simboliza los cinco puntos

7. Información obtenida por el informante y curandero Jesús Castro habitante de San Francisco. 8. Hombre con instrumentos prehispánicos (silbato y tambor) encargado de interpretar la música para las danzas. 9. Los Hueyquiztles en la cima del cerro gritan para llamar a la lluvia, así como también hacen chistes, albures, bromas y finalmente fungen el papel de cazadores que deben matar al tigre. 10. Ixtle, fibra textil proveniente del maguey. 11. Forma actual derivada de tlaquentlim singular y de tlaquenti, plural (ropa, vestido) (Karttuner, 1992:164). 12. Comunicación de Federico Reyes, habitante de la comunidad.

56 cardinales (los cuatro que conocemos, más el centro) y los cuatro vientos asociados (Broda, 2001b:176). La procesión es acompañada por dos Hueyquiztles9; hombres con máscaras, ropa andrajosa y sombreros de ixtle10 , que hacen reír a la procesión, con chistes, albures y bromas (Fig. 7), los danzantes se mueven al ritmo de la melodía y el tigre corre entre la procesión para robarse las sandías de los huertos y llevarlas a ofrendar. Las mujeres depositan la ofrenda al pie de cuatro cruces adornadas con flores y listones que son vestidas con una especie de delantal (un tlaquenti)11, llevando guajalotes y pollos con el fin de matarlos y prepararlos en mole verde (Fig. 8), tamales de frijol envueltos en hojas de maíz, veladoras, chocolate de agua, pan dulce y 12 muñecos de pan que representan a los apóstoles de Jesús12; otro simbolismo es el que nos da Octavio

Tabla 1

Distribución de danzantes

Guía Aruguey

Gallito Tecolote

Galante wesito

Correcaminito

Guajolotito

Gatito

Cuervito

Remolinito Waquito

Friito

Chintetito Sarnoso

Información proporcionada por Jesús Benítez, danzante del ritual en San Francisco.

Fig. 4. Danzantes y Tecuaní situados en dos filas. Foto, Renata Bautista Mendoza.

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Fig. 5. Pitero. Foto, Renata Bautista Mendoza.

Fig. 6. Cerro del Tepehuizco, Municipio Huitzuco de los Figueroa. Foto, Paola Santa María Rabadán.

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Fig. 7. Hueyquiztle. Foto, Renata Bautista Mendoza.

Fig. 8. Preparación del mole verde. Foto, Paola Santa María Rabadán.

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Hernández quien refiere que “En las ofrendas aparecen muñecos de pan que bien podrían ser representaciones de los

tlaloques, dioses de las lluvias” (Hernández, 1999:60), el tigre lleva las sandías que abre y reparte a las mujeres para colocarlas en la ofrenda (Fig. 9), misma que se encuentra sobre una pequeña plataforma de toscas piedras elevadas. Cuando la Oblación está terminada, las mujeres rezan hasta las 5:00 am, hora en que se levanta y reparte la ofrenda. Antes de descender del

cerro se danza nuevamente como parte de la petición a Dios por las lluvias. Los hombres designados bajan corriendo con las cruces, para poder colocarlas en el cerro de los aires “Ehecatl”, por

cada cruz que llega a este punto es lanzado un cohete “El estallido de los cohetes imita el trueno y llama a la tormenta” (Broda, 2001b:199) y las mujeres rezan ante las cruces una vez que han sido adornadas con flores de cempasúchil, roscas de pan y sahumadas con copal “Las cruces son adornadas con los tlaquenti que les dan una apariencia femenina, les colocan cadenas de ca-

caloxochitl y cempoalxochitl: dos flores altamente simbólicas en la tradición me-

Fig. 9. Colocación de la ofrenda. Foto, Renata Bautista Mendoza.

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mesoamericana” (Ídem.) (Figs. 10 y 11). Los danzantes, las pastoras; niñas vestidas de blanco con velo, un bastón y un rosario (Fig. 12), «en el calendario de fiestas mexicas existía una clara asociación entre el maíz y las mujeres (doncellas-mujeres maduras), simbolizada a través de las bases del crecimiento

de la mazorca. Destaca el papel de las mujeres en los ritos actuales: las doncellas (ichpopochtzin) son las “pastoras” que bailan y cantan en la fiesta. Una viuda13 encabeza el grupo» (Ibíd.:217), los chinelos y la banda se preparan para cortejar las cinco cruces hasta llegar a la iglesia. Durante la caravana los distintos personajes desfilan por todo el pueblo, al principio de este se encuentran los 14 danzantes, el Tecuaní y los Hueyquiztles, siguiéndole las pastoras, detrás los chínelos, las mujeres rezando con las cinco cruces y la banda que acompaña la música del Pitero (Fig. 13).

13. Se cree que se alude ritualmente a la vida sexual activa antes y después, representado con las doncellas y a la viuda. Información proporcionado por Federico Reyes, habitante de la comunidad.

Fig. 10. Cruces adornadas y colocadas en la parada del cerro de los aires, Ehecatl. Foto, Renata Bautista Mendoza

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Fig. 11. Mujeres rezando ante las cruces colocadas. Foto, Paola Santa María Rabadán.

Fig. 12. Pastoras en la procesión a la iglesia. Foto, Renata Bautista Mendoza.

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Fig. 13. Procesión a la iglesia. Fotos Renata Bautista Mendoza.

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Algunas personas deciden visitar el panteón como parte del ritual para pedirle a sus muertos que envíen lluvia y buenas cosechas, dado que tienen contacto directo con Dios y los Santos14 . Cuando la caravana llega a la iglesia las cruces son situadas en el atrio (Fig. 14), los chinelos bailan e interactúan con la

gente (Fig. 15), posteriormente los danzantes realizan dos bailes con un significado especifico, la parte central del ritual es la muerte del Tecuaní quien se muestra ausente hasta la escena de su captu-

ra, por lo que, en el primer baile; los danzantes se ponen uno frente al otro, formando dos hileras mientras el Hueyquiztle toma una pareja de danzantes y simula tirar algo frente a ellos, esta es una representación en donde los danzantes son pájaros y el cazador les da de comer para fungir como carnada que atraiga al tigre (Fig. 16), en el segundo baile; los danzantes representaran distintos animales mientras que los Hueyquiztles toman al Xolo (perro) para que este orine a los danzantes, para atraer al tigre, una vez que ha orinado a todos los danzantes el Xolo es soltado para que vaya en busca del Tecuani15 (Fig. 17). El Xolo será el encargado de

Fig. 14. Cruces en el atrio de la Iglesia. Foto Paola Santa María Rabadán.

14. Información obtenida por el informante y curandero Jesús Castro habitante de la comunidad. 15. Información proporcionada por la informante Adelina Leyva habitante de San Francisco.

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Fig. 15. Chinelos interactuando con el público. Foto Paola Santa María Rabadán.

Fig. 16. Primera danza. Foto Renata Bautista Mendoza.

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Fig. 17. Segunda danza. Foto Paola Santa María Rabadán.

guiar al Tecuaní junto con los Hueyquiztles, donde después de una serie de movimientos, brincos y bailoteos, el cazador logrará capturarlo (Fig. 18). Cuando el Tecuani ha sido atrapado lo amarran a un bejuco, lo despojan de la máscara, la ropa (Fig. 19) y la piel del tigre debe darse al dueño de la máscara como ofrenda o agradecimiento. “La muerte del Tecuani, en realidad, no significa el aniquilamiento de un animal depredador, sino un sacrificio como ofrenda al Dios jaguar. Al Tecuán símbolo central de los ritos de fertilidad, lo en-

66 contramos en la antigua cultura olmeca como Dios jaguar, animal totémico, rodeado de un simbolismo mágico vinculado a la tierra, y como protector de los recién nacidos” (Ibíd.:60). Jesús Castro16 (Fig. 20) cuenta que hace más de 20 años, cuando el Tecuani se cazaba, como agradecimiento por sus acciones se llevaba a casa de Santos Leyva; ganadero de la comunidad que contaba con recursos económicos, organizaba la peregrinación, mataba re-

16. Habitante de la comunidad de San Francisco Ozomatlán.

Fig. 18. El Hueyquiztle caza al Tecuani. Foto Renata Bautista Mendoza.

Fig. 19. Tecuani capturado. Foto Paola Santa María Rabadán.

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Fig. 20. Jesús Castro curandero y habitante de San Francisco Ozomatlán. Foto Paola Santa María Rabadán.

ses y cerdos para la comida, mandaba a hacer pan en grandes cantidades, compraba mezcal y cervezas para la fiesta del pueblo, la comunidad le rendía homenaje realizando las danzas frente a su casa. Santos Leyva era el encargado de elegir a los hombres que representarían el ritual, era quien se cercioraba de que el Tecuani cumpliera con los requisitos necesarios.

El día 3 de mayo los danzantes continúan presentándose por todas las calles del pueblo (Fig. 21), suenan la flautina y el tambor (Ibíd.:57), por la tarde regresan a la iglesia para avisar que han cumplido y que la fiesta terminó.

Conclusión

A lo largo del tiempo el ritual de la Santa Cruz ha sufrido transformaciones en algunos elementos que lo conforman, por ejemplo: El chamán de la comunidad e informante Delfino Venancio nos ha relatado que a través de los años el ritual se realizaba con otras melodías de las cuales el pitero estaba a cargo, así como también la vestimenta que los catorce danzantes portan actualmente no se asemeja nada a la de hace unas décadas. El simbolismo que representaba participar en el ritual contaba con más peso ya que hoy en día quien desea ser Tecuani se ofrece y en consecuencia se

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Fig. 21. Los danzantes y el Tecuani siguen sus bailes de casa en casa. Foto Renata Bautista Mendoza.

elige sin ninguna petición, sin embargo anteriormente quien representaba al Tecuani debía prepararse espiritualmente al realizar un ayuno de catorce días, y a su vez los requisitos eran estipulados en: ser un hombre joven, fuerte y soltero. Nuestro informante Delfino nos contó que las pruebas a la fe de los participantes ya no son las de anteriormente, por ejemplo: Al joven que representaba el Tecuani se le daba un tizón17 de fuegos artificiales que se encendían a las faldas

69 del Tepehuizco para que el joven corriera con ellas hasta llegar a la cima del cerro, si estos fuegos artificiales prendían antes de la llegada significaba que no había ayunado y su devoción y fe se quebrantaban. Así como también los habitantes varones que subían el cerro debían correr para mostrar al máximo su fe, y hoy en día ascienden el cerro sin un control de tiempo que muestre una prueba de devoción. Durante nuestra estancia en la comunidad de San Francisco logramos percatarnos de la inserción de religiones distintas a la católica por lo que la participación de la gente durante el ritual de la Santa Cruz es menos a la de hace unos años. Podemos atribuir que una de las consecuencias que han marcado la pérdida cultural de las tradiciones es el proceso de migración; cuando los individuos migran a un lugar de destino y retornan a su comunidad de origen existen distintas variantes en las que: “Se exponen a las prácticas sociales y culturales vigentes de los lugares de destino, lo cual impactan sus formas de ser y de

17. Palo o trozo de madera a medio quemar.

concebir la realidad, como lo es la perdida de patrimonio y conexión con sus tierras tradicionales” (Albertani, 1999:196). Sin embargo también pudimos darnos cuenta de que la continuidad y tradición en la Fiesta de la Santa Cruz no ha sido del todo reprimida o abandonada pues entre la caravana se puede apreciar un alto índice de jóvenes y niños, por lo que concluimos que la tradición se ha transmitido a las nuevas generaciones (Fig.

22). Otra conclusión a la que llegamos es que el papel al culto es un factor que conserva la tradición cultural, pues este recae en los procesos que transforman la identidad de los individuos que conforman las comunidades agrarias en el país. «En los ritos de la fiesta, la herencia prehispánica es preponderante, pues los elementos católicos fueron integrados en el culto y la cosmovisión indígena a través de un proceso creativo de siglos, lo que ha contribuido a mantener la identidad cultural de estas comunidades, pese a los embates agresivos de la sociedad nacional dominante» (Broda, 2001b:227). Consideramos que el ritual de pedimento es un factor importante hoy en día pues simboliza y mantiene la importancia de las tradiciones que tenían los pueblos mesoamericanos, la conservación de estas tradiciones dan identidad a los pueblos indígenas que habitan nuestro

Fig. 22. Niño vestido de chinelo durante la procesión. Foto Renata Bautista Mendoza.

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país. Durante nuestra estancia en la comunidad de San Francisco Ozomatlán logramos captar que los individuos disfrutan la convivencia con personas ajenas a su comunidad, ya que pudimos notar que para ellos es de gran satisfacción poder narrar sus costumbres y compartirlas, por lo cual hubo un fácil acceso a la información, así como también nos permitieron asistir a los lugares sagrados, ser parte de la celebración, y nos permitieron fotografiar sus actividades a cada momento y nos hicieron parte de su día a día. Debido a que la Fiesta de La Santa Cruz se lleva en una comunidad aislada y no existe la inserción de turistas lleva a un difícil acceso a la intimidad de su núcleo cultural.

Agradecimientos

Después del desempeño y elaboración de nuestro trabajo, nos falta agradecer a quienes lo hicieron posible. Agradecemos las facilidades otorgadas a la comunidad de San Francisco Ozomatlán ubicado en el Estado de Guerrero por quienes profesamos un gran respeto y admiración por la manera y el coraje con que luchan por preservar sus tradiciones y creencias a pesar de los cambios que se

71 dan a lo largo del tiempo. También agradecemos a la familia Reyes Benítez por brindarnos estancia en su casa, a los informantes señor curandero Jesús Castro, a Federico Reyes Benítez, Adelina Leyva habitantes de la comunidad, al danzante Jesús Benítez, al protector y dueño de las máscaras Francisco Celestino, al chaman Delfino Venancio y al comisario encargado de la organización del ritual por permitirnos tomar fotografías y ser observadoras del ritual.

Por último agradecemos al Colegio de Estudios Latinoamericanos y a la Universidad Nacional Autónoma de México por la oportunidad que brindan a los estudiantes para desempeñar actividades como estas que fomentan el crecimiento educativo y personal, que permiten mostrar a la sociedad las costumbres y tradiciones de las comunidades indígenas de nuestro país.

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