ESCRITURAS
Poesía Fue premio Nobel, senador de Irlanda, cofundador del Abbey Theatre de Dublín, nacionalista y místico. Pero, ante todo, W.B. Yeats fue un gran poeta. Dos ediciones de lujo para uno de los padres del renacimiento literario irlandés
William B. Yeats Poesía reunida
Traducción de Antonio Rivero Taravillo
PRE-TEXTOS 791 PÁGINAS 42 EUROS La escalera de caracol y otros poemas
Traducción de Antonio Linares Familiar
EDICIONES LINTEO 206 PÁGINAS 15 EUROS
12
Cultura|s La Vanguardia
Miércoles, 6 octubre 2010
Una terrible belleza
El poeta y dramaturgo irlandés William Butler Yeats, hacia 1900 HULTON ARCHIVE / GETTY IMAGES
JOHN W. WILKINSON
Si el poeta y dramaturgo irlandés William Butler Yeats (1865-1939) hubiera muerto poco después de viajar en el gélido mes de enero de 1924 a Estocolmo con el propósito de recibir el premio Nobel, quizá la historia le habría juzgado de otra manera. Acudió a la cita nórdica siendo uno de los primeros en ser nombrado senador del recién proclamado Estado Libre de Irlanda (1922), un privilegio que exigía que dedicara cada quincena tres horas de su tiempo a tan elevado cargo. Una de sus tareas consistía en censurar películas. No había un solo W.B. Yeats: a lo largo de su vida se multiplicaba con la facilidad de su coetáneo Pessoa. Es más, tanto el irlandés como el portugués, además de nacionalistas perturbados, cada uno a su manera, cayeron en las garras de unos cantamañanas del calibre del demoniaco Aleister Crowley o la inefable Madame Blavatsky. Ahora bien, todo tiene su explicación. Los Yeats, por muy irlandeses que fuesen, pertenecían a la elite protestante que hacía siglos cortaba el bacalao en detrimento de los católicos. Cuando Willie sólo contaba dos años, su padre, J.B. Yeats, un terrateniente y abogado de posibles, trasladó su familia a Londres, pues había decidido que quería ¡estudiar! pintura. Su carrera como retratista surgida de la escuela prerrafaelita no daba ni para dar de comer a los patos de Hyde Park. A Willie le intodujo a las obras de Rossetti y Blake, y en los trece años que pasaron en Inglaterra le proporcionó una educación a salto de mata, que incluía poco latín y menos griego. El futuro poeta nunca llegó a dominar la ortografía inglesa. Veraneaban en el condado de Sligo en el noroeste de Irlanda, tierra de los Pollexfen, la familia de su madre, donde Willie descubre la existencia de las sidhe (hadas), que pueblan los bosques y el folklore irlandés. Seguramente percibió durante aquellos veraneos mágicos su estado dual de hijo privilegiado de una elite invasora y, al mismo tiempo, adalid acérrimo de las esencias de la maltrecha y eterna Irlanda gaélica, lengua que nunca aprendió. Quizá el hecho de que su madre tuviera un ojo azul y el otro castaño tuviera que ver con esa lucha interna que le acompañaría hasta la tumba. Instalado en el París de fin de si-
Otras lecturas Monique Canto-Sperber Ensayo sobre la vida humana / Assaig sobre la vida humana
Sócrates decía que una vida sin examen no vale la pena. En este corto ensayo, Monique Canto-Sperber anima al lector a reflexionar sobre su propia existencia y a darle un sentido, no necesariamente trascendente. Se trataría de insuflarle una forma interior, y de poner diques al tumultuoso curso de los deseos generado por la contemporaneidad. PROTEUS 108 PÁGINAS 15 EUROS Salvador Balcells El vi fa sang
En su segunda novela hasta la fecha, Salvador Balcells pone de nuevo en danza a su personaje Emili Espinosa, subinspector de los Mossos d'Esquadra. En esta ocasión, Espinosa ha de descifrar el asesinato de un tratante de caballos en L'Espluga de Francolí, en un mundo de intereses regido por las petroquímicas. METEORA 283 PÁGINAS 18 EUROS Heinrich Mann El profesor Unrat
glo, frecuentaba los jueves de Mallarmé, donde, en compañía de Huysmans, Whistler, Degas, Gide u Oscar Wilde, cayó bajo el hechizo del simbolismo, que mezclaría con el ascetismo de Walter Pater y la tradición irlandesa de su propia invención. En su juventud era un poeta lírico de gran talento, incluso podría decirse que era el último romántico. El nuevo siglo trajo muchos cambios. Cofundó en 1904 el Abbey
No había un solo Yeats: a lo largo de su vida se multiplicaba con la facilidad de su coetáneo Pessoa Theatre de Dublín y, entre escándalos y reyertas, lanzó la carrera de Synge y, algo más tarde, la de Sean O'Casey, por no hablar de sus propios dramas poéticos. No contento con tanto jaleo, contrató durante una temporada, como secretario personal, a Ezra Pound, el discípulo díscolo que se atrevió a modificar en alguna ocasión las palabras del maestro. Cuando estalló en 1916 el san-
griento enfrentamiento entre los republicanos irlandeses y sus implacables amos británicos, Yeats se hallaba en París. Pero el poema que escribió sobre el desastre es memorable porque sus rocambolescas incursiones espirituales acabaron proporcionándole una máscara, una impersonalidad que le permitía proclamar en el poema algo tan profundo como “una terrible belleza ha nacido”. Ediciones Linteo acaba de publicar en una cuidadosa traducción de Antonio Linares Familiar La escalera de caracol y otros poemas, que data de la penúltima época de Yeats. Pero por si esto no fuera suficiente, la editorial Pre-Textos agasaja al lector español con la colosal Poesía reunida, de la mano de Antonio Rivero Taravillo, donde, además de hadas y torres y locas, se hallan los deslumbrantes versos que Yeats compuso en su vigorosa senectud. Murió en Francia en enero de 1939, antes de que sus peligrosas inclinaciones fascistas pudieran mancillar su reputación. Pero en realidad no murió el poeta, ni mucho menos su poesía, como demuestran de sobra las dos publicaciones citadas. |
La relación entre un profesor despótico y una cabaretera dió pie a Heinrich Mann a componer un ácido cuadro de la Alemania burguesa de principios de siglo. RBA reedita este pequeño clásico de lenguaje seco y atmósfera sulfúrica que Josef Von Stenberg llevó al cine en 1931 con el título de ‘El ángel azul’. RBA 272 PÁGINAS 22 EUROS Marcel Proust El escándalo Lemoine
Al hilo de un célebre escándalo financiero –el timo de un ingeniero que aseguraba poder fabricar diamantes ¡a partir del carbón!– un Marcel Proust en ciernes hilvanó una serie de pastiches sobre el caso, imitando el estilo de maestros como Balzac o Flaubert. La vida social del París finisecular tornasola cada uno de los relatos, tan mundanos como ingeniosos. EL ÁTICO DE LOS LIBROS 119 PÁGINAS 9.90 EUROS C.B.