Corresponsabilidad y conciliación el reflejo de una historia

Page 1

ÍNDICE

Introducción .………………………………………………………………………………………….….….…. 2

PARTE PRIMERA: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA ……………………………………………… 3

Capítulo I. Aproximación a la construcción de la identidad femenina ……………. 4 I.1. Construcción de la Identidad femenina ……………………………………….. 4 I.2. Exclusión social de la mujer ………………………………………………………….. 8 I.3. Mujer, trabajo, familia y sociedad …………………………………………………. 12 I.4. Políticas de igualdad ………………………………………………………………………. 16 I.5 La inclusión social ……………………………………………………………………………. 24

Capítulo II. Presupuestos metodológicos ………………………………………………………… 29 II.1. Asunciones de la investigación …………………………………………………….. 29 II.2. Sobre las historias de vida …………………………………………………………….35 II.3. El giro hermenéutico …………………………………………………………………….. 37 II.4. Delimitación terminológica …………………………………………………………… 40 II.5. ¿Cómo se le “da vida” a las historias de vida? ……………………………. 42 II.6. Historias de vidas cruzadas ………………………………………………………….. 45

PARTE SEGUNDA: PARTE EMPÍRICA ………………………………………………………………… 48

Capítulo III. Diseño y desarrollo de la investigación ………………………………………. 49 III.1. Diseño inicial y primeras negociaciones …………………………………….. 49 III.2. Selección de las participantes y modificaciones en el diseño inicial ……………………………………………………….. 56 III.3. Formación en investigación biográfica ……………………………………….. 60 III.4. Trabajo de campo ………………………………………………………………………… 61 III.5. Redacción de la historia de vida …………………………………………………. 63 III.6. Análisis comparativo inter-casos ………………………………………………… 65

Capítulo IV. Historias de vida. Informe …………………………………………………………… 67 Capítulo IV. In-Conclusiones ……………………………………………………………………………. 112 Bibliografía ………………………………………………………………………………………………………… 117

Anexo ………………………………………………………………………………………………………......... 123


Introducción

Estas páginas son el resultado

de una investigación cualitativa centrada en la

experiencia de la mujer socialmente excluida en un contexto caracterizado por la compleja convivencia entre la vida laboral, familiar y personal.

Se trata de una investigación aplicada a las trayectorias peculiares de unas voces que se encuentran ocultas y silencias en la inercia del día a día. Más que nada, se trata de dignificar esas historias cotidianas, pero desapercibidas, que en realidad son las que están haciendo posible la conciliación y que en el fondo esconden tanto sentido.

Para ello he utilizado las historias de vida en cuanto estrategia metodológica que recupera la subjetividad del ser humano concreto como objeto de estudio. La meta última de la investigación me llevaría a intentar traspasar la frontera de las trayectorias concretas de las participantes a través de un cruce entre las distintas narrativas con la intención de encontrar sentidos comunes que contribuyan a ampliar los horizontes interpretados.

En este documento, con motivo de mi Suficiencia Investigadora,

se recoge un

primer momento de la investigación en el que sólo se muestra la historia de una de las participantes. El trabajo consta de dos partes esenciales. Una primera de fundamentación teórica que incluye dos capítulos: uno en el que ensayo una aproximación a la construcción de la identidad femenina y otro con un desarrollo de los presupuestos metodológicos en los que se basa la investigación. La segunda parte tiene un carácter empírico y comprende los capítulos de diseño y desarrollo, la propia historia y por último un capítulo a modo de conclusiones.

2


PARTE PRIMERA: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

3


Capítulo I. Aproximación a la construcción de la identidad femenina

I.1. Construcción de la identidad femenina

Basándome en el análisis histórico, filosófico y antropológico realizado por ARREGUI (1999), en la presente investigación se entiende por adquisición de la «identidad de género», un proceso de identificación cultural mediante el cual el ser humano «se aprende a sí mismo» en un medio social según una serie de patrones culturales en torno a los cuales se organizan las diferencias entre mujeres y varones en cada sociedad.

Así, la configuración de los sistemas de, sexo, sexualidad y género son productos históricos que admiten mucha variación. Por ejemplo, para Freud (ARREGUI, 1999, p.19) la sexualidad aparece como una realidad natural, un hecho bio-psicológico. La libido o el deseo de placer sería un hecho universal, como algo constante e invariable. La diversidad humana en este caso sólo afectaría al plano cultural pero no a esa realidad natural de la sexualidad. Resumiendo esta perspectiva, FOUCAULT (1995, p. 8) plantea que hacer de la sexualidad una invariable supone entender

todas las manifestaciones singulares de ésta como productos de las

diversas formas sociales de represión, es decir, la sexualidad entendida así es una característica atemporal, sólo su represión es histórica. De esta forma, todos los fenómenos

socioculturales

tendrían

su

origen

en

hechos

bio-psicológicos

universales.

Más coherente con el planteamiento de esta investigación es la postura de Malinowski y Margaret Mead (ARREGUI, 1999, pp. 20-25) que enfatizan el carácter cultural y coyuntural de la sexualidad y el sexo, muy relacionados con los demás elementos del sistema sociocultural. De esta forma, por ejemplo, el apetito sexual se configura como algo culturalmente formado, los seres humanos buscan la satisfacción plena de esos impulsos sexuales en una construcción cultural no en un instinto natural. Aparece entonces la distinción entre «sexo», como hecho biológico y «género» como el orden en que cada sociedad explica las diferencias entre ambos sexos.

La atribución de condiciones, actitudes, comportamientos, prácticas, etc., a cada uno de los sexos carece realmente de fundamentación biológica.

Por tanto, si el

género es algo socialmente aprendido y la naturaleza de lo social es diversa y

4


cambiante, ¿por qué

aunque se trate de una atribución humana sin fundamento

biológico, la distinción de género es universal?

Aquí entra en juego la forma en que se humaniza el género. Como subraya GEERTZ,

(1990)

lo específicamente humano es la pautación simbólica de la

conducta, es decir, mientras que los animales regulan su actuación desde patrones biológicos, el ser humano lo hace desde patrones simbólicos. tanto

una

cuestión

de

análisis

simbólico,

de

El género, es por

interpretación.

Hacemos

la

interpretación cultural de lo que es ser mujer u hombre según las pautas sociales dominantes. No basta con nacer con unos órganos genitales, es más, a los dos años muchos niños ya se autoclasifican sin preocuparse de órgano alguno, se sienten hombres o mujeres sin tener ningún tipo de conocimiento de anatomía. No es hasta los ocho o nueve años cuando se construye la percepción de los órganos reproductores y mucho más tarde cuando se consolida la sexualidad.

Que el género sea una construcción cultural no significa que sea una clasificación arbitraria. Es cierto que uno queda tentado de ver la conexión obvia entre las dos categorías fundamentales de género y las dos biológicas, sin embargo, lo obvio en este caso confunde.

La clasificación de géneros es una clasificación intencional, «nuestra noción de una dicotomía sexual o biológica es más un producto de nuestra ideología que su reverso».1 No se trata tanto de que ser mujer u hombre sea algo realmente natural, sino que el símbolo de mujer y de hombre se asocia a la concepción generalizada que la sociedad tiene de la naturaleza biológica. Según el análisis de los sistemas simbólicos del género en las diversas culturas realizado por ORTHER (1981)2, en esa concepción de la naturaleza biológica del ser humano, los sistemas simbólicos se alinean en función de un interés y una funcionalidad androcéntrica: «hombre», «cultura», «bien común», «esfera pública» y por otra «mujer», «naturaleza», «bien privado», «esfera doméstica». Se observa claramente esa propensión a definir asimétricamente al varón y la mujer. Mientras que el varón suele definirse por sí mismo, la mujer se define en relación al hombre, en función de su relación productiva con él.

Así, el género hace referencia a «la clase de cosa que algo es» (ARREGUI, J.V. 1999, p. 23). Según la visión hegemónica androcéntrica, el varón clasifica las cosas

1 2

CUCCHIARI, S. (1981, p.33) en ARREGUI, J.V. (1999, p. 31) En ARREGUI, J.V. (1999, pp. 33 – 34)

5


en función de su género funcional, la mujer es cosificada y se define en relación a la funcionalidad que tiene para el hombre, estableciéndose una clara relación de poder que BOURDIEU (2000) denomina como «la dominación masculina».

Entonces, el sexo se basa en una concepción naturalista de la diferencia entre géneros, que no es otra cosa que una concepción cultural e histórica que justifica la representación de la mujer como complemento del hombre. Lo femenino se ve como «lo masculino invertido», no existe una categorización genuina para la mujer. La representación de la mujer en relación al hombre no es otra cosa que una interpretación

interesada

de

la

realidad

biológica,

una

construcción

social

naturalizada de la división arbitraria entre sexos. (BOURDIEU, 2000, p. 14)

Bajo este interés funcional el hombre politiza la biología, queda entendido que la biología es el fundamento epistemológico de las afirmaciones normativas sobre el orden social. Pero la división entre hombres y mujeres no se basa realmente en ningún descubrimiento científico, es curiosamente al revés. Ningún descubrimiento científico provocó el nacimiento del modelo de los dos sexos, el concepto de sexo natural deriva históricamente de los géneros y no al revés. Según

LAQUEAR

(1994), la historia de la representación de las diferencias anatómicas entre hombre y mujer resulta extraordinariamente independiente de la estructura real de esos órganos o de lo que se conocía sobre ellos. Es la ideología y no la presencia de las observaciones lo que determinaba cómo se veían y cuales eran las diferencias importantes. Por ejemplo, en el hermafrodismo la cuestión no es si son verdaderamente hombres o mujeres, sino que género interpreta mejor la genuina arquitectura de sus cuerpos.

El problema no está en la realidad biológica sino en como se interpreta, es decir, las diferencias o semejanzas que se atribuyen en función de esa interpretación cultural de lo natural. Las diferencias y las semejanzas están en todas partes, cuales se tienen en cuenta y con qué finalidad es algo que está fuera de lo estrictamente natural.

Además, por universal que sea esta interpretación cultural de la realidad biológica sexuada, el género es un hecho cultural que admite mucha variación. No todas las sociedades atribuyen los mismos comportamientos a cada género y, aunque es la división mayoritaria, la tipología de género no acaba en la mujer y el varón. El género al igual que lo realmente natural en el ser humano es diverso, es en ese juego entre los aprendizajes culturales y las contriciones sobre lo natural en donde

6


se genera la llamada «identidad de género». La constante de que la asignación de género es previa a la percepción biológica de los sexos se constata, por ejemplo, en que en muchas ocasiones resulta mucho más fácil para un ser humano reconocerse como anatómicamente defectuoso que cuestionar el género que ya ha asumido. La identidad de género es más fuerte y más determinante que el aparato genital.

La naturaleza biológica del ser humano necesita de una configuración cultural, el ser humano necesita de una identidad originaria y genuina. La autodeterminación individual del género es por tanto una necesidad existencial no un hecho biológico. (ÁLVAREZ, 1971)

No basta con que tengamos órganos sexuales en la determinación del género. Es más, no existe un órgano específicamente sexual. Más bien se habla de aparato o conjunto de órganos que por si fuera poco cumplen otras funciones más. Además a lo largo de la historia han ido cambiando los órganos que se consideran sexuales, «clasificar de sexual un órgano, o un sistema de órganos, es una forma de verlo como» (ARREGUI, 1999, p. 41). Algo es sexual o no dependiendo del concepto que se maneje de sexualidad. «¿Son la boca o el ano órganos sexuales?» Bajo este enfoque la sexualidad y el sexo son productos históricos característicos de una situación precisa de una sociedad determinada. No es la realidad biopsicológica del sexo la que funda nuestras ideas culturales del género, sino la realidad cultural de los géneros la que ha determinado la idea de los sexos naturales.

La idea de naturaleza como sustrato común de todas las diferencias culturales no es la única concepción posible de la naturaleza. Según SPAEMANN (1991)1, si se puede mostrar que el deseo del hombre de sobrevivir y vivir bien se puede cumplir solo en una forma social de vida, entonces cabe afirmar que la sociabilidad pertenece a la naturaleza del hombre».

El género como construcción social, no es el simplemente el camino para determinar el sexo, sino que también lo modifica. El género no es una consecuencia del sexo, al contrario, el ser macho o hembras en cuanto sexo natural es una construcción cultural, construimos y llegamos a ser lo que creemos ser, así pues, tengamos cuidado con lo que creemos.

1

En ARREGUI, J.V. (1999, p. 50)

7


I.2. Exclusión social de la mujer

En esta investigación se entiende la exclusión social de la mujer como un proceso de negación de su ser, un proceso de «empequeñecimiento» que la condena a dar en todo momento un fundamento natural a la disminuida identidad que le es social e históricamente concedida. (BOURDIEU, 2000, pp. 43-45).

La exclusión social no se trata simplemente de una cuestión de acceso a bienes económicos, políticos o culturales, la exclusión de una persona o de un colectivo es «la negación de su derecho a existir y a expresarse genuinamente» (FREIRE, 1990). Seria una ingenuidad perversa pensar que la causa de esta identidad suplementaria de la mujer es una mera cuestión de acceso al mundo laboral o de de

reparto

de

responsabilidades.

Obviamente

se

trata

de

dos

cuestiones

importantes teniendo en cuenta la importancia práctica que en la vida social tienen, no obstante, describir superficialmente las formas en que la mujer es excluida no basta para comprender toda esa construcción histórica y cultural que basándose en una interesada división sexual produce toda una estructura de producción y de reproducción social que inunda todos los ámbitos y que sin duda confiere al hombre la mejor parte.

Es ese orden social, establecido y justificado interesadamente bajo un falso carácter naturalista, el que a lo largo de la historia ha excluido deliberadamente a la mitad de la población. La mujer es excluida sistemáticamente de la vida social al amparo de

una representación histórica de la realidad biológica. Se trata de un

concienzudo trabajo de «dehistorización» y «eternicación» de las estructuras de división sexual que ha generado toda una construcción social violenta que pasa diariamente inadvertida. Se trata de una violencia simbólica, «una violencia amortiguada,

insensible e invisible para sus propias víctimas que se ejerce

esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento» (BOURDIEU, 2000, p.12)

Es sorprendente como esta construcción se perpetúa con tanta facilidad a pesar de la inconsistencia de sus fundamentos y como con ellos origina condiciones de vida totalmente intolerables pero que socialmente bien

“naturales”.

La

definición

sexuada

de

aparecen como aceptables o más lo

social

pasa

cotidianamente

desapercibida legitimando una relación de dominación basada en una construcción social de lo natural. Este concienzudo programa de percepción se aplica a todas las

8


cosas del mundo, y en primer lugar al cuerpo en sí, en su realidad biológica a través del cual se apoya la diferencia entre los sexos de acuerdo a esa visión androcétrica de la realidad. La diferencia anatómica entre los órganos sexuales, aparece de este modo como la justificación natural de la diferencia socialmente establecida entre los sexos y en especial de la división sexual del trabajo. El orden social funciona así, como una inmensa máquina simbólica que tiende a perpetuar la dominación masculina en la que se apoya, presentándose como algo inadvertido e inevitable. De esta forma llega a ser un orden que prescinde de cualquier tipo de justificación imponiéndose como una visión «neutra». La «fuerza simbólica es una forma de poder y como un resorte es capaz de actuar como un disparador», es decir, «con un gasto mínimo de energía» desencadena las disposiciones que el trabajo de inculcación ha realizado durante años. En otras palabras el poder simbólico se basa en el inmenso trabajo previo que produce disposiciones permanentes

a

través

de

la

familiarización

con

ese

mundo

estructurado

figuradamente. (BOURDIEU, 2000, pp. 22-24)

Son las propias mujeres las que aplican estos esquemas mentales en los que se encuentran atrapadas. Al ser unas categorías construidas desde el punto de vista masculino

constituyen una autentica negación de su ser que degenera en una

especie de «autodepreciación» o «autodenigración» sistemáticas. Bajo esta violencia simbólica, la mujer para pensarse a sí misma, se imagina en la relación que tiene con el hombre, no tiene otro instrumento de conocimiento que aquel que define el hombre. (BOURDIEU, 2000, pp. 54-55)

Para completar su propósito de silenciar a la mujer y prevenir cualquier intento de alzamiento los

hombres históricamente han ido generando toda una estructura

social que basándose en mitos, creencias, teorías pseudos-científicas y leyes, apartan a la mujer de la vida social y de cualquier

tipo de acercamiento al

conocimiento. Aunque con el relativismo del actual panorama postmoderno la distancia o desigualdad entre ambos sexos es ciertamente menor, la mujer sigue jugando bajo las condiciones que históricamente el hombre ha definido y, obviamente, así siempre es una carrera en desventaja. ¿Es la mujer es más libre cuanto más se parece al hombre? Además, a pesar de los adelantos, todavía siguen vigentes en

la cultura popular discursos, por no decir prácticas y actitudes, que

todavía reflejan esa larga trayectoria de alienación. Así son parte del refranero popular expresiones como “libros y mujeres mal se avienen” o “no hay mano ni

9


sayo que peor siente a la mujer que el querer ser sabia” de Martín Lutero1, frases que aún hoy, siguen generando pensamiento.

En síntesis, esta eficacia en los procesos de institucionalización de las prácticas y discursos machistas se debe a todo un proceso de alienación que se retroalimenta en la definición histórica y social de la diferencia sexual.

Por otro lado, los grupos de mujeres pertenecientes a minorías étnicas, con algún tipo de hándicap o las inmigrantes, tienen mayor dificultad para encontrar “su lugar” dentro de la cultura androcéntrica

dominante. Su situación no ha sido

abordada ni desde el ámbito de los derechos de las personas, socialmente definidas como en riesgo o situación de exclusión social, ni desde el movimiento feminista. En este sentido, la forma que tenemos de ver el «aspecto relacional» entre

los

diferentes grupos oprimidos es de vital importancia. No se trata de un fenómeno «sumativo» de la opresión, es decir, por un lado son mujeres y por otro son excluidas, se trata de analizar el aspecto relacional de los distintos tipos de opresión, ver su aspecto «entrelazado». Dominación masculina y exclusión de los grupos minoritarios, ¿cómo se entretejen esas relaciones de opresión en las vidas de las mujeres en situaciones de exclusión social? Si ser mujer implica opresión y restricciones sociales, ser mujer e inmigrante, ser una mujer discapacitada o ser una mujer gitana significa mayor exclusión. Según BARTON (1998, pp. 25-26) la mujer en esta situación «traslada sus experiencias a las relaciones de género» forjando una identidad femenina más oprimida,

se sienten más culpables por el

hecho de ser mujer y de este modo se agravan las correspondientes opresiones. No viven su situación como una consecuencia de las limitaciones sociales, la viven más como una consecuencia de su naturaleza femenina.

Es por ello que, cuando tuve que empezar a acotar el campo de estudio de esta investigación no dudé en centrarlo en estos grupos minoritarios de mujeres porque eran sus vidas las que mejor podían reflejar el rechazo, los prejuicios, las actitudes xenófobas

y

los

tópicos

que

en

nuestra

sociedad

han

ido

negándolas

sistemáticamente como consecuencia de su situación y de la socialización en el orden masculino. Fue ese aspecto relacional el que me atrajo y el que creo que puede ofrecer importantes vías para la comprensión estas situaciones de injusticia social.

1

Otros tantos dichos y frases célebres del estilo se analizan en la obra de POSADAS, C Y COURGEON, S. (2004): A la sombra de Lilith: En busca de la igualdad perdida. Barcelona, Planeta. pp. 122-123

10


En fin, al partir en este estudio de esta definición social del orden masculino, caí en la cuenta de que todos somos víctimas y perpetuadotes de este sistema de percepción y que, por ende, corría el riesgo de incorporar inconscientemente estos esquemas a la forma de concebir y desarrollar la investigación. Por ello, para intentar trascender a ese círculo vicioso decidí que era necesario distanciarme de los ya numerosos análisis, que describen los ciertos progresos en igualdad de género pero que, a mi modo de ver, no entran en el estudio del verdadero proceso de liberación. A pesar del indudable avance, se trata

de una «liberación

controlada», una liberación subordinada al punto de vista masculino. Para ilustrar esto, por ejemplo, basta con analizar el progreso en la utilización del propio cuerpo en la mujer. El concepto de belleza y de feminidad sigue basándose en la relación de consumo que establece el hombre. La dominación masculina convierte a las mujeres en objetos simbólicos, la feminidad entendida así es sólo una forma de «complacencia de las expectativas masculinas», se espera de ellas que sean femeninas y la feminidad existe así fundamentalmente por la mirada de los demás, en cuanto a «objetos atractivos». (BOURDIEU, 2000, pp. 86)

Por muy generosa que fuera mi voluntad como investigador, una liberación tejida desde mi propia

cultura iba a ser una barrera tanto para la expresión de las

participantes como para una verdadera comprensión de sus historias. No se trata de «liberar» a nadie, sólo la mujer posee las claves para derrocar la dominación, por tanto, mi compromiso era amplificar esa voz silenciada,

sacar a flote esas

estructuras que las oprimen y que en realidad nos oprimen a todos. (FREIRE, 1970)

La dificultad radica en que el efecto de dominación simbólica no se produce en la lógica de unas conciencias conocedoras. Es decir, los efectos y las condiciones de su eficacia están duramente inscritos en lo más íntimo de nuestros cuerpos en forma de disposiciones. Son esquemas de percepción, de apreciación y de acción que constituyen hábitos y que sustentan, antes que las decisiones de la conciencia, una

relación

de

conocimiento

profundamente

oscura,

«dominadas

por

su

dominación». (BOURDIEU, 2000, p. 89)

Estas disposiciones se somatizan incluso en forma de emociones corporales, poco visibles como la vergüenza, la humillación, timidez, ansiedad, culpabilidad,… y en otros casos más visibles como torpeza, rubor, confusión verbal, el temblor, la ira o la rabia impotente. Sería ilusorio pensar que esta relación social somatizada, «ley social convertida en ley incorporada», puede vencerse simplemente con las armas de la conciencia o la buena voluntad, la ruptura de la relación de complicidad que

11


las víctimas de la dominación simbólica conceden a los dominadores sólo puede esperarse de una transformación radical de las de las condiciones sociales de producción. La meta es una sociedad que reconozca los derechos de la mujer como ciudadanas iguales, y no una sociedad que se limite a tratarlas como «receptoras de la buena voluntad de otras personas». (BARTON, 1998, p. 30. Citando a MORRIS, 1992, p. 10)

I.3. Mujer, trabajo, familia y sociedad

Algunos de los obstáculos que encuentra la mujer se dan en ámbitos tan cruciales como la educación, la familia y el trabajo, ámbitos que en gran medida determinan las posibilidades de desarrollo personal y de participación social. En este apartado he procurado hacer una descripción breve de las principales dificultades y barreras que, a mi modo de ver, surgen en cada uno de los ámbitos como consecuencia de la compaginación de la vida personal, familiar y laboral en una sociedad como es la nuestra.

La vida personal es sin duda el elemento más perjudicado en este cruce de tensiones. Basta con ojear cualquier estudio sobre los usos del tiempo en la mujer para comprobar que básicamente la mujer en esta situación no tiene tiempo personal.1 Ocurre exactamente lo mismo con los espacios. La forma de planificar y distribuir los espacios en las ciudades, los hogares y en el trabajo suponen constantemente una hándicap en la vida de las mujeres. Para empezar pocas son las instituciones públicas que tiene en cuenta la perspectiva de género como un elemento normal en la organización del espacio, así pues, no digamos nada del ámbito privado. La desproporción en el uso de espacios públicos es total, incluso en los espacios familiares, culturalmente femeninos, el espacio propio del hombre sigue siendo mayor.2

Paradójicamente, la vida personal se configura como una barrera particular construida socialmente, barrera que, sin embargo, impone el entorno y que contribuye a crear identidades de mujer incompleta, inferior, discapacitada, limitada,

gitana,

extranjera,

etc.

El

fracaso

en

los

demás

ámbitos,

fundamentalmente en el laboral y social, se resuelve entonces atribuyendo la 1

Ver ÁLVARO PAGE, M. (1996): Los usos del tiempo como indicadores de la discriminación entre géneros. Instituto de la Mujer, Madrid. 2 Ver SÁNCHEZ DE MADARIAGA, I (2003): Necesidades de investigación en materia de género y urbanismo. Seminario «Balance y perspectivas de los estudios de las mujeres y del género». Instituto de la mujer, Madrid.

12


responsabilidad a lo natural. Se trata de un fuerte mecanismo de individualización de los fenómenos sociales que impide en la práctica el cambio puesto que todos creen, incluida la perjudicada, que el problema es propio y natural.

La persona excluida,

no cuestiona de esta forma ningún aspecto básico de la

organización social. Se trata de un proceso de etiquetaje más extendido de lo que cabría pensar en nuestra sociedad.

Constituye un sistema que tiene el poder de

naturalizar todas las barreras que la mujer va encontrando en su camino convirtiéndose

en

un

mecanismo

que

finalmente

objetiva

sus

dificultades

provocando una actitud conformista o más bien derrotista: «la causas de mi fracaso soy yo», como la profecía que se auto-cumple de la que habla el mito de Pigmalión. (PARRILLAS LATAS, A. 2004, pp. 339-340)

En el ámbito familiar, el cuidado de los niños, limpiar la casa, hacer de comer, planificar, ir a una tutoría, y un largo etcétera, son todas tareas incluidas en las denominadas «obligaciones del hogar». Actividades destinadas al cuidado de los demás y que tradicionalmente han delimitado el universo de lo femenino. Se trata de un modelo de mujer «por y para otros» que aún hoy se perpetúa más de lo que cabría pensar. Un modelo que prepara a la mujer para desempeñar una serie de actividades profesionales y servicios “para los demás” fundamentales para el bienestar y equilibrio social. En la mayoría de los casos se trata de una actividad no retribuida y si lo es, sin ningún reconocimiento social. Sin embargo, ¿qué ocurriría si la mujer dejara de prestar ese servicio de forma gratuita? Sin duda, habría que replantear más de algún indicador de crecimiento económico.

Esta “vocación femenina” que sustenta la estabilidad y el bienestar social se genera a través del denominado «dispositivo de socialización femenina» y no es más que la implantación de una serie de creencias, sobre lo educativo, lo moral y lo natural orientadas a perpetuar la cultura patriarcal. Así este proceso de socialización inunda todos los ámbitos de nuestra existencia determinando decisivamente nuestra identidad y dirigiendo, en el caso de la mujer, a itinerarios personales y aspiraciones dependientes y

secundarias.

Paralelamente a

este

aprendizaje

temprano y eficaz del rol de mujer y de cuáles deben ser sus obligaciones en casa aparecen las privaciones y limitaciones en el ámbito personal, laboral y social. En este sentido, la aceptación de las obligaciones del hogar y, por ende, el éxito del sistema de socialización femenina se constituyen como una barrera más. (PARRILLA LATAS, A. 2004, pp. 351 -352)

13


A esto se le une el modelo tradicional, todavía predominante, de relación con el varón. Se trata de un modelo muy estereotipado en el cual los hombres tienen un rol dominante en la relación y ellas aparecen en segundo plano como complemento, alimentándose de ese ideal de hombre que hay que esperar pasivamente.

Esta

idea del varón termina siendo visible en cualquier ámbito de su proyecto vital de tal forma que casarse y cuidar a sus hijos consigue ser un plan común a todas ellas. Este proyecto vital dependiente y patriarcal termina convirtiéndose claramente en una barrera para su propio desarrollo personal y sin duda es la causa fundamental del abandono laboral. Así, el matrimonio, la familia y los hijos, elementos que deberían dar sentido bajo este itinerario vital inoculado, se convierten en estructuras opresoras y alienantes.

Si bien GIDDENS (2001, p.68) afirma que «la desigualdad de hombres y mujeres es intrínseca a la familia tradicional», BECK (1998, p. 145) sitúa la separación de los roles masculino y femenino en la base de la existencia no sólo de la familia, sino también, de la propia sociedad industrial. La construcción androcéntrica de lo social deriva a nivel laboral en una división del trabajo basada en la especialización, según la cual el hombre es el responsable máximo del trabajo productivo y la mujer asume, casi en exclusividad, las actividades propias del trabajo reproductivo. Aunque en el panorama postmoderno actual

parece que la incorporación de la

mujer

cierta

al

ámbito

productivo

refleja

una

liberación

de

los

roles

tradicionalmente asignados, este fenómeno no va acompañado de un abandono de las tareas del hogar, sino que ha obligado al sexo femenino a llevar una «doble jornada de trabajo».

1

La inserción en el mundo laboral tiene una importancia fundamental ya que el trabajo se ha vuelto en nuestra sociedad el criterio y la norma de la integración social. El «ser uno mismo», que decía Hegel, no es una monótona tautología, sino un esfuerzo de autorrealización en un mundo con otros. Aquello que llamamos “trabajo” es sólo una dimensión de esta actividad existencial. El trabajo no sólo procura los ingresos que permiten participar económicamente en la vida social, sino también, y mas que cualquier otra adscripción, una identidad social. Si la dimensión económica es capital en la vida de cualquier familia, la incorporación laboral de la mujer no sólo se explica desde la necesidad económica. En este sentido, el trabajo no es solamente un factor económico, también es un elemento estructurante de la identidad individual y el medio de integración a la vida social. El trabajo se vive

1

En ALMARCHA BARBADO, A. (2003): Exclusión social y mercado laboral: cargas familiares no compartidas. Asociación de Sociología de la Educación, Recurso electrónico.

14


como fundamento de la existencia, aún bajo la forma de empleos precarios, porque otorga una razón de existencia en el circuito de la sociedad y de participación activa en la vida y en el mundo. El trabajo remunerado constituye el criterio esencial de una integración social exitosa. Está siempre presente como referencia a la norma social y como el medio privilegiado de confirmar las capacidades y cualidades individuales y familiares. (MÁRQUEZ, 1999)

Así la necesidad existencia de trabajar en un contexto económico caracterizado por la precariedad laboral, los continuos cambios de trabajo, la situación de discontinuidad laboral, se constituyen en la mujer como un añadido más. El constante esfuerzo por adaptarse e integrarse en el medio laboral es un elemento más en la larga lista de barreras a las que se enfrentan.

Por otra parte, atendiendo a la definición de los proyectos laborales según el sexo, todavía abundan las ideas de lo que podríamos denominar “empleo femenino”, esto es, empleos de mayor y menor cualificación, pero todos ellos relacionados con el mundo de la relación y el cuidado de los demás. Este planteamiento se basa en el principio de desigualdad entre las personas y responde a una supuesta diferencia biológica para legitimar la desigualdad entre sexos. Según esta postura no todas las personas están capacitadas para estudiar o existen determinados aprendizajes ligados al sexo. Así, teniendo en cuenta la relevancia del trabajo en la construcción de la identidad social, la división sexuada del empleo se convierte en elementos más de exclusión y rechazo social. Esta segregación laboral se ve incluso apoyada, sobre todo en el caso en los colectivos más marginados, a través de las propias políticas sociales de empleo que, a veces, diseñan y gestionan cursos de formación laboral exclusivamente dirigidos a colectivos muy específicos y con itinerarios que en el fondo apoyan estas mismas tesis segregadoras. Es el caso de muchas asociaciones y fundaciones que bajo la falaz idea integración laboral (“trabajo para…”) no hacen más que perpetuar ese sistema de exclusión.

Sin duda, la discriminación y el rechazo social son vividos por casi todas las mujeres que están en esta situación de conciliación.

El rechazo toma diferentes

formas y la mayoría de las veces no se manifiesta de manera abierta y franca. Hay formas de exclusión indirectas y sutiles, como la ignorancia, la indiferencia o la pasividad y otras más directas y evidentes como el desprecio, humillaciones y finalmente con conductas y discursos violentos o discriminatorios.

15


Todas estas formas de exclusión social que he descrito brevemente en este apartado se incluyen dentro de los procesos de asimilación social y cultural que se dan en nuestra sociedad, y que han ido negando sistemáticamente los valores y costumbres propias de la mujer y de los colectivos más frágiles. Así, a través de este proceso de socialización el “ideal femenino” se adhiere a la cultura dominante eliminando aquello que realmente lo hace femenino y genuino. De esta forma, lo femenino se basa un modelo androcéntrico socialmente instituido que adquiere su fuerza y consistencia a través de los tiempos en la «naturalización» de sus afirmaciones. Así, la feminidad queda circunscrita a la responsabilidad de los sujetos individuales convirtiéndose en una carga o una barrera personal y social a afrontar. Los patrones tan exigentes, no sólo en el aspecto físico, sino sobre todo en lo familiar (buena madre) y en lo laboral (buena profesional),

hacen que la

mayoría de la mujeres “no den la talla” y que por tanto la imagen personal que construyen de sí mismas sea su principal barrera para la participación social.

I.4. Políticas de igualdad

No es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando, en las democracias occidentales, se empiezan a articular las primeras políticas institucionales cuyo fin es impulsar la igualdad entre géneros. El primer documento en el que se debate la situación de la mujer en el mundo se publica el 26 de junio de 1945 durante la clausura de la primera Asamblea General de la ONU. En el preámbulo de la Carta se expone: «…la fe en los derechos humanos fundamentales… y la igualdad de derechos de hombres y mujeres», relacionando de esta forma la libertad y la igualdad entre sexos. A partir de este documento son otros muchos organismos internacionales los que se suman a este creciente interés por los derechos de la mujer. Así, 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo nº 2 expone textualmente: «cada individuo es titular de todos los derechos y libertades fijadas en esta declaración sin distinción de ningún tipo, ya sea de raza, color, sexo…»

Si bien, esta declaración constituye el marco fundamental de referencia en la defensa de los derechos humanos, hay que ser conscientes que la interpretación y puesta en práctica en los diferentes países no ha permitido un desarrollo uniforme, siendo todavía flagrantes las desigualdades a nivel mundial.

Para hacer un seguimiento de la evolución en los diferentes gobiernos, los organismos internacionales se comprometieron a llevar a cabo periódicamente

16


Conferencias Mundiales en las que se debatiera el estado de la cuestión y se establecieran propuestas de actuación

específicas para cada gobierno. De esta

forma en 1975 nace la I Conferencia sobre la Mujer en Méjico. En ella, se aprobó la Declaración de Méjico sobre la Igualdad de la Mujer y se esbozaron las líneas básicas del Plan de Acción

para la consecución en la siguiente década de la

Igualad, el Desarrollo y la Paz. Además, esta primera Conferencia Mundial supuso un gran soporte en la aprobación de la «Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer» (CEDAW) formulada por la Asamblea General de la ONU el 18 de diciembre de 1979 que vino a apuntalar los principios aceptados universalmente como derechos humanos y las medidas para conseguir la igualdad de derechos.

1

Desde esta primera convocatoria ya han sido cuatro las Conferencias Mundiales sobre la Mujer las que se han celebrado, cada una de ellas proponiendo distintas estrategias encaminadas a lograr la plena igualdad entre sexos. Así, a lo largo de estas tres décadas se han ido introduciendo progresivamente medidas para la participación igualitaria de la mujer en el desarrollo, la política, la toma de decisiones, también recomendaciones sobre el empleo, la salud, la educación, propuestas en materia jurídica, social, de derechos y ciudadanía, infancia, pobreza, independencia económica, etc. Se han acuñado términos como «empoderamiento» (del término anglosajón «empowerment») haciendo referencia a la desigualdad y los obstáculos que las mujeres encuentran para participar en el gobierno de sus países. Fruto de la última conferencia en Beijing (China) surge también el término «mainstreaming»2

refiriéndose

a

la

integración

de

la

óptica

de

igual

de

oportunidades en todas las políticas nacionales, desde la planificación hasta todos los

ámbitos

de

actuación,

desde

las

organizaciones

locales

hasta

las

internacionales. También de esta última conferencia surge la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, encaminada a eliminar los obstáculos en la participación de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada, define un conjunto de objetivos estratégicos y explica una serie de medidas a adoptar fijándose como fecha límite el 2000. En este año, se llevó a cabo en New York la esperada revisión de los resultados de los compromisos acordados en Beijing. Como cabía esperar, los principales problemas aun persistían aunque no era poco el camino andado. Los gobiernos asistentes se comprometieron de nuevo mediante una renovada declaración política denominada Nuevas medidas e iniciativas para la aplicación de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing a adoptar otras 1

Guía para la incorporación de la perspectiva de género. Instituto de la Mujer, 2004. Mainstreaming de género. Informe final de las actividades del Grupo de especialistas en mainstreaming. Instituto de la mujer, 2004. 2

17


iniciativas como el fortalecimiento de la legislación contra todas las formas de violencia doméstica, la adopción de políticas para erradicar las prácticas nocivas tales como el matrimonio temprano y forzado y la mutilación genital femenina. Además se fijaron objetivos para asegurar la educación primaria obligatoria para niñas y niños y para mejorar la salud de las mujeres mediante la creación programas preventivos.

A nivel europeo, ya en el Tratado de Roma por el que se creó la Comunidad Económica Europea, se contempla la cuestión de la igualdad de trato entre hombres y mujeres en su artículo 119 diciendo textualmente «cada Estado miembro garantizará durante la primera etapa, y mantendrá después, la aplicación del principio de igualdad de retribución entre los trabajadores masculinos y femeninos para un mismo trabajo…» Este tratado inicial dio lugar posteriormente al desarrollo de diferentes fondos destinados a compensar los desequilibrios existentes en los diferentes países miembros. No obstante, no es hasta el Tratado de Ámsterdam cuando se inicia una verdadera transformación cualitativa y trascendental en cuanto reformula las bases legales que deben regir Europa introduciendo el principio de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en toda acción política. Esta reconceptualización de la política impregna cualquier acción de gobierno yendo más allá de una mera acción paralela. La política comunitaria en materia de igualdad de trato se constituye entonces como una de las vertientes más importantes de la política social, planteándose como uno de los objetivos más importantes y relevantes en el posterior desarrollo legislativo. (PIÑEIRO, M Y BRAVO-FERRER, 2001)

Toda la normativa comunitaria posterior a este tratado queda impregnada transversalmente de este principio, así, el Reglamento (CE) 1260/99 en su artículo 2.5 establece entonces que «… la Comisión y los Estados miembros velarán porque exista coherencia entre la acción de los Fondos y otras políticas y programas comunitarios, en particular en los ámbitos del empleo, de la igualdad entre hombres y mujeres…».

Fruto de esta relevancia concedida a las políticas de igualdad se desarrollan coherentemente gran cantidad de Directivas y

Decisiones específicas en este

ámbito a nivel Europeo. A continuación se relaciona alguna de la normativa más significativa:

18


Directivas: •

Igualdad

de

retribución

entre

trabajadores

masculinos

y

femeninos

(75/117/CEE). •

Igualdad de trato entre hombres y mujeres en el acceso al empleo, formación y promoción profesional (76/207/CEE) y modificada por la Directiva (2002/73/CE).

Igualdad de trato en materia de Seguridad Social para los hombres y la mujeres

(79/7/CEE)

y

regímenes

profesionales

de

Seguridad

Social

(86/378/CEE) modificada posteriormente por la Directiva (96/97/CE). •

Igualdad de trato en la actividad autónoma (86/613/CE).

Seguridad y salud en el trabajo de la trabajadora embarazada incluido el periodo de lactancia (92/85/CEE).

Permisos parentales (96/34/CE).

Inversión de la carga de la prueba den los casos de discriminación por razón de sexo (97/80/CE).

Trabajo a tiempo parcial (97/81/CE).

Decisiones: •

Creación de un Comité Consultivo para la igualdad de oportunidades (82/43/CEE) modificado posteriormente por la decisión (95/42/CE).

Programa de acción comunitaria sobre la estrategia comunitaria en materia de igualdad entre mujeres y hombres 2001-2005 (2001/21/CE).

Además de estas normas, cabe destacar también las Recomendaciones sobre la protección de la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo y medidas para combatir el acoso sexual, la igualdad de oportunidades de chicos y chicas en la educación, la promoción de acciones positivas, sobre cuidados de niños y niñas, etc. Por último, expresando la voluntad y la orientación política de la comunidad y sin carácter obligatorio destacan las Resoluciones que hacen referencia a la promoción de la igualdad de oportunidades de las mujeres, aquellas orientadas a la erradicación del paro en la mujer,

sobre corresponsabilidad parental, a luchar

contra la trata de mujeres, a erradicar la pobreza de las mujeres de Europa, las relacionadas con la violencia, la toma de decisiones, la imagen de la mujer en los medios, etc.

19


Para desplegar todo este desarrollo legal la Unión Europa ya ha puesto en macha cuatro Programas de Acción Comunitaria que recogen paralelamente las directrices de las cuatro Conferencias Mundiales de la Mujer y desde el año 2001 una Estrategia Marco Comunitaria sobre la igualdad entre Hombres y Mujeres (20012005) con cinco ámbitos de intervención fundamentales: •

«Promover la igualdad entre hombres y mujeres en la vida económica», mediante el reforzamiento de las políticas de empleo.

«Fomentar

la

igual

participación

y

representación»,

mediante

la

subrepresentación en todos los ámbitos de toma de decisiones. •

«Igualdad de acceso a los derechos sociales y su pleno disfrute para mujeres y hombres», mejorando la aplicación de la legislación comunitaria en lo que se refiere a protección social en los ámbitos de permiso parental, protección de la maternidad y de la conciliación de la vida familiar y laboral.

«Igualdad civil», que supone el pleno disfrute de los derechos humanos y libertades fundamentales, con independencia de origen étnico, religión, creencia, orientación sexual, etc.

«Cambio de roles y estereotipos establecidos en función del sexo», que trata, en definitiva, de fomentar una imagen diversa y justa de los múltiples papeles de hombres y mujeres en el proceso de construcción del mundo.1

Sin bien, el desarrollo político y social en materia de igualdad de oportunidades en la Unión Europea es innegable, también hay que reconocer el avance que a nivel nacional hemos vivido desde la promulgación de nuestra Constitución de 1978 hasta la reciente Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, independientemente de que como Estado miembro debamos ratificar la legislación comunitaria.

La Constitución en su artículo 9.2 ya establece como Norma Fundamental que «corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean efectivas…» y en su artículo 14 prohíbe cualquier tipo de discriminación por razón de sexo al formular: «los españoles somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, sexo,…». Bajo este soporte legal y siguiendo las directrices europeas, España se consagra actualmente como uno de los Estados con una legislación en materia de igualdad entre hombres y mujeres más avanzada.

Obviamente el desarrollo

1

INSTITUTO DE LA MUJER (2001): Hacia una Estrategia Marco Comunitaria sobre la Igualdad entre Hombres y Mujeres. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid.

20


legislativo todavía va muy por delante de las prácticas reales establecidas socialmente, pero sin duda, es un sustento fundamental para el cambio.

Desde este marco son muchas las políticas que se han articulado en relación a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Hay que destacar sin lugar a dudas, teniendo en cuenta el tema del estudio, la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar

y laboral de las personas

trabajadoras, y por otro lado, para lograr la integración efectiva de la perspectiva de género en todas las políticas y los programas hay que destacar también la Ley 30/2003 de 13 de octubre, sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de genero en las disposiciones normativas que elabore el Gobierno. (DURÁN L, P. Y VENTURA F, A. 2004, pp. 213)

En el aspecto organizacional en España es el Instituto de la mujer, creado por la Ley 16/83, el organismo autónomo actualmente adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales encargado de fomentar la promoción de la igualdad de oportunidades a través de diferentes planes y proyectos. Así, desde 1988 han sido cuatro los Planes para la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres los encargados de velar por el cumplimiento de los fines bajo los que se creo el esta institución. En la actualidad y para desarrollar la recientemente aprobada Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres el Instituto de la mujer se dispone a ha desplegar el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades (2008 – 2011) aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 14 de diciembre.

Para elaborarlo, se creó una Comisión Interministerial de Igualdad entre mujeres y hombres y además se estableció una estructura de participación ciudadana y social a través de las principales asociaciones y organizaciones de ámbito estatal cuyo objetivo es la igualdad entre mujeres y hombres. De esta forma el plan ha terminado reuniendo hasta doce ámbitos diferentes de actuación: participación política

y

social,

participación

económica,

corresponsabilidad,

educación,

innovación, conocimiento, salud, imagen, atención a la diversidad e inclusión social, violencia de género, política exterior y de cooperación y tutela del derecho a la igualdad. Estos doce ámbitos se rigen por cuatro principios rectores que actuarán a modo de «armazón» básico: redefinición de un modelo de ciudadanía de acorde con los tiempos actuales, el empoderamiento de las mujeres, la transversalidad de género y el reconocimiento de la innovación científica y técnica como fuerza de cambio social. En cada uno de estos cuatro pilares, se establece un marco teórico

21


explicativo, un diagnóstico sobre la situación, los objetivos estratégicos y las propuestas de actuación. Para desempeñar este plan el Gobierno ha destinado un presupuesto de 3.690.249.738 euros de los 159 millones con los que cuenta el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales para 2008.

A nivel autonómico, el desarrollo legislativo en la actualidad es paralelo al avance nacional, muestra de ello es la recién aprobada Ley 12/2007, de 26 de Noviembre, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía. Con lo que no contamos actualmente en Andalucía es con un Plan Autonómico de Igualdad de Oportunidades que adecue y contextualice las medidas estatales y autonómicas

a las

características y problemáticas de nuestra comunidad. Quedan bastante atrás el I Plan Andaluz de Igualdad de Oportunidades (1990/1992) y el II Plan Andaluz para la Igualdad de las Mujeres (1995/1997), únicos proyectos que intentaban abordar de manera integral todas aquellas políticas relacionadas con la igualdad entre hombres y mujeres. A pesar de no contar con un plan que aglutine todos los esfuerzos, sí contamos con un gran número de proyectos y programas que abordan específicamente

cuestiones relacionadas con el género, por ejemplo, la UIG

(Unidad de Igualdad de Género), proyecto orientado a iniciar y consolidar el proceso de implantación de la Transversalidad o Mainstreaming de Género en Andalucía, programas para mujeres en situación de riesgo de exclusión social, programas para prevenir la violencia de género, para madres jóvenes y jóvenes embarazadas en situación de riesgo, programas para mujeres reclusas, programas de atención a las mujeres inmigrantes y para el problema de la prostitución y el tráfico sexual.

Para finalizar este apartado, también he de mencionar el ámbito municipal, donde las corporaciones locales tienen competencia para aprobar y ejecutar sus propios Planes de Igualdad. Así, el Ayuntamiento de Málaga en su Área de Igualdad de Oportunidades de la Mujer está desarrollando en la actualidad el Plan Málaga Mujer con las siguientes líneas de trabajo: •

Sensibilización Social sobre la desigualdad de género

Educación y Coeducación

Prevención de la violencia hacia la mujer

Información y orientación a mujeres

Fomento del Empleo y Desarrollo Económico de las mujeres

Desarrollo Personal y Social de las mujeres

Fomento de la Salud Integral de las mujeres

22


Conciliación de la vida familiar, personal y laboral

Participación, cooperación y asociacionismo

Investigación y publicidad

También, actualmente se está elaborando I Plan Municipal de Transversalidad de Género del Ayuntamiento de Málaga, el cual tendrá una vigencia de cuatro años y su objetivo fundamental será incorporar la Transversalidad de Género en la política municipal.

Las actuaciones previstas en el Plan Málaga Mujer son llevadas a cabo en los diferentes distritos de Málaga por unas figuras denominadas Agentes Para la Igualdad. Se trata de un Plan muy amplio y ambicioso pero que en la práctica dista mucho de las pretensiones bajo las cuales fue concebido, ya sea por la falta de recursos, la mala gestión de los mismos, la falta de organización o por la propia organización y concesión de los proyectos por parte del propio ayuntamiento.

Centrándonos ya en la línea de trabajo más relacionada con la temática del estudio el Programa de conciliación de la vida familiar, personal y laboral ha contado durante dos años consecutivos (2006 y 2007) con un fondo para la investigación proveniente de la Beca de Investigación Málaga Mujer. Se trata de dos convocatorias públicas para proyectos de investigación a las cuales presenté este proyecto y, todo hay que decir, en las que no tuve éxito. La primera vez con la temática más amplia de la conciliación de la vida familiar, laboral y personal en la mujer malagueña y en la segunda convocatoria, el pasado 2007, que limitaba el campo de estudio a la mujer con diversidad funcional en esta situación.

En resumidas cuentas, con este pequeño recorrido por las políticas internacionales y nacionales en materia de igualdad queda esbozado el camino y el esfuerzo que, desde el ámbito institucional, ha determinado sin duda el actual tipo de participación de la mujer en la sociedad. Mucho se ha evolucionado desde aquellas primeras políticas que

trataban de soslayo la cuestión de la igualdad y que

limitaban la inclusión de la mujer y su reconocimiento sólo a través de una participación económica y laboral manida de intenciones, no como un derecho intrínseco a la legitimidad de cualquier ser humano. A mi modo de ver, la perspectiva política es esperanzadora pero todavía poco profunda en el sentido de que se limita mayoritariamente elementos administrativos de acceso a lo bienes sociales y económicos en vez de arremeter

radicalmente contra aquellas

estructuras históricas y culturales que todavía hoy, justifican y hacen invisible la

23


dominación del hombre. Esta investigación, lejos de ser un análisis teóricoconceptual sobre las políticas sociales en cuestión de género, se decanta por una investigación aplicada a las prácticas sociales en torno a la conciliación. Se trata de sacar a la luz todas esas prácticas de carácter fundamentalmente privado e informal que en realidad son las que están haciendo posible la conciliación en ese contexto en continuo cambio que hoy vive la sociedad española. ¿Cuáles son esas prácticas reales y cotidianas que permiten la conciliación? ¿A caso un análisis de las limitadas políticas sociales puede explicar cómo se las apañan día a día estas mujeres para seguir adelante?

I.5 La inclusión social

Basándome en las palabras de MORRIS

(1992)1,

la meta es una sociedad que

reconozca los derechos de la mujer como ciudadanas iguales, y no una sociedad que se limite a tratarlas como receptoras de la buena voluntad de otras personas. ¿Cómo romper con esa «ley social convertida en ley incorporada» (BOURDIEU, 2000), con esa dominación simbólica?

Desde luego, no cabe pensar en una liberación femenina tejida desde la voluntad del orden masculino. Utilizando de nuevo las palabras de FREIRE (1970), una liberación tejida únicamente desde la cultura del dominador es una barrera tanto para la liberación del oprimido como para la de él mismo.

Por otro lado, «nadie libera a nadie y nadie se libera sólo». Quiero decir que la liberación de la mujer no se puede dar al margen de las demás personas. El cambio en las estructuras sociales, la superación de las barreras que excluyen socialmente a la mujer y que en realidad oprimen también al hombre, no acaba en la toma de conciencia ni en la voluntad de un grupo de personas. La ruptura del orden masculino sólo puede esperarse de una transformación radical de las condiciones sociales de producción. Por tanto, se trata de partir de un enfoque inclusivo que pueda liberar a ambos, que incluya tanto a mujeres como a hombres.

Este modelo de inclusión social según el profesor LÓPEZ MELERO, M. (2006)2 se sustenta en cuatro pilares fundamentales: 1

En BARTON (1998, p. 30) LÓPEZ MELERO, M. (2006): La ética y la cultura de la diversidad en la escuela inclusiva. Revista Sinéctica. Revista de Educación en valores del ITESO. Nº 29, Guadalajara (México). 2

24


1. En primer lugar «la confianza como el fundamento de la convivencia humana es el valor más importante». La confianza como esa actitud permanente por la cual, de entrada, está garantizado el respeto de las personas tal y como son y no como nos gustarían que fuesen. En este sentido, el enfoque inclusivo no pretende “hacer un hueco” para la mujer en la sociedad actual (integrar), lo que anhela es ese cambio cultural y estructural

que nos libere a todos, tanto a hombres como a

mujeres, un tipo de sociedad que incluya todas las voces por igual.

2. «El reconocimiento de la diversidad como valor fundamental del ser humano». El reconocimiento de la diversidad humana no implica superioridad de unos e inferioridad de otros. Al contrario, «la igualdad se reafirma en la diversidad de grupos sociales y culturales diferentes

que se respetan mutuamente» YOUNG

(1990,)1. Por tanto, «la igualdad es una convención humana» y «la diversidad una cualidad del ser humano». Los seres humanos nacemos con un sexo biológico que es

socialmente interpretado.

Es

esa

división

sexual

la

primera

forma

de

diversificación de lo humano y un pilar importante en la construcción de nuestra identidad personal y social, pero no la única. A medida que nos desarrollamos nuestras diferencias se multiplican exponencialmente, es «lo natural» en el ser humano. El enfoque inclusivo parte del valor de la diferencia, es esa forma original de integrar las experiencias de cada persona en relación con otras y en un contexto cultural respetuoso lo que permite el desarrollo humano. Ahí está la riqueza del enfoque inclusivo.

3. La necesidad de un marco democrático, es decir, «sólo en espacios democráticos se producen personas demócratas». El enfoque inclusivo es ante todo un posicionamiento ético e ideológico. La reflexión moral sobre la bondad de este modelo descansa en los principios fundamentales de la humanización: democracia, respeto y convivencia. La participación abierta e igual y el diálogo absolutamente democrático, independientemente de la condición, es la plataforma horizontal en la relación que posibilita la mejora común, la comprensión compartida de situaciones injustas para cambiarlas. El diálogo democrático necesita de todas las voces y las legitima a todas por igual, reconoce a la persona en su diversidad y se nutre de ella. La homogeneidad perjudica la salud de la democracia y deshumaniza a la persona. Por tanto, diversidad y democracia son así dos conceptos inseparables, la democracia necesita diferencia en la condición pero nunca en la relación. Sólo el diálogo democrático permite la mejora común de todas las personas con todas las 1

En BARTON, L. (1998, p. 27)

25


personas, a través de enriquecimiento mutuo que proporcionan las diferentes perspectivas y sólo de esta forma se puede llegar a una verdadera comprensión de las situaciones injustas y no a la comprensión que hacen unos sobre la situación de otros. En democracia las personas se hacen libres, todas con todas, «nadie libera a nadie ni nadie se libera sólo». Ahí está su valor, la democracia en sí misma es liberadora.

4. Compromiso ético. El cambio no sólo necesita del diálogo democrático, también necesita del compromiso. Mejora implica toma de conciencia y compromiso con la acción. La compresión no basta, sería una falta de integridad trazar un camino y después no tomarlo, es una obligación moral trabajar por el cambio cuando se es consciente de la posibilidad de mejora. Así la democracia requiere del compromiso y la integridad. Sin esta responsabilidad democrática la democracia declina. No existe liberación sin compromiso ético. «La ética surge de esa preocupación por las repercusiones de nuestras acciones sobre los demás. Todas las personas tenemos una

responsabilidad

social,

independientemente

de

que

seamos

hombres,

mujeres,.... y todos tenemos una deuda moral al respecto, no basta con ser justo y solidario, hay que hacer que los demás también lo sean crítica y libremente. Ahí radica el valor del compromiso ético».

El enfoque inclusivo necesita de la integridad y la coherencia. No puede existir distancia entre lo que se dice y lo que se hace, aunque no haya una posibilidad real de que obtener algún éxito luchando contra las desigualdades y la segregación tenemos que seguir haciéndolo incluso más allá de nuestra propia existencia, en esa coherencia reside el valor simbólico de estar siempre en lucha contra la discriminación y es lo que da sentido a la cultura de la diversidad. Puede que ni hoy, ni mañana se puedan apreciar los cambios por los que luchamos, pero el mundo no existe a pesar de las ideas, la realidad es creación y recreación, por tanto, luchemos por lo que pensamos porque de esta forma estamos haciendo el mundo.

Incorporar el sentido inclusivo a nuestras vidas no puede convertirse en una “curso donde se dan valores”. «Los valores no se enseñan, se viven. Se practican. Ese es el valor moral de los valores, su puesta en práctica»

Uno de los problemas fundamentales a la hora de incorporar el enfoque inclusivo es que no podemos tomar un compromiso ético al margen de una realidad. Vivimos en el mundo que vivimos, no partir de esto sería caer en un despotismo nada

26


revolucionario. Ahora bien, partir del contexto sociohistórico no implica someternos a la «cultura de la normalidad» de que las cosas son así y no podemos hacer nada frente a la cultura neoliberal predominante. En este panorama postmoderno, la sociedad ya no se plantea las cuestiones éticas y junto al relativismo regresivo de muchos planteamientos sobre igualdad y derecho se esconden sigilosamente pautas históricas de pensamiento que pasan inadvertidas. En la sociedad neoliberal, terminan todas las ideologías explicitas, el fin de la historia como dice Fukuyama. Se venden estilos de vida con ideologías implícitas y no hay tiempo ni necesidad para construir explicaciones. «El enfoque inclusivo necesita romper con esta cultura inmovilista, tenemos que luchar contra ese mundo perverso porque si no lo hacemos los perversos seremos nosotros».

Para finalizar este apartado, me gustaría responder a tres comentarios

que se

suelen escuchar sobre esta forma de entender y transformar la realidad.

Por un lado la gente suele tachar al enfoque inclusivo de revolucionario y radical. Sí, efectivamente es su intención. Es radical en el sentido de buscar la raíz de la cuestión, y sí, es revolucionario porque requiere de un nuevo proyecto social que parta de la comprensión de la diversidad como valor y fundamento de lo humano. Es un enfoque radical pero no reaccionario. Las personas que defendemos una sociedad inclusiva no luchamos por luchar, no actuamos sin sentido, ni tampoco nos regimos por dogmas ni por la más hermosa teoría concientizadora. Nuestra revolución busca la mejora a través de la reflexión compartida, la participación y la acción críticamente informada, hay está su sentido, en su «praxis liberadora». (FREIRE, 1979).

Por el otro, también se le suele tachar frecuentemente de utópico. Tomar partido por la justicia, por la libertad, por la democracia, por la ética y por el bien común es una opción política pero sobre todo es hacer política. La opción política de los que optamos por el modelo inclusivo es luchar por la cultura de la diversidad frente a la exclusión social, ésta es la ideología del Proyecto Roma, «una opción política y educativa, que no es otra cosa que una opción de vida, un sistema de creencias y valores que trazan el camino para la acción». (LÓPEZ MELERO, 2006)

Aunque no haya una posibilidad real de que obtengamos algún éxito luchando contra las desigualdades, hay que hacerlo, en esa coherencia reside el valor simbólico de estar siempre en lucha contra la discriminación y es lo que da sentido a la cultura de la diversidad. Efectivamente, la sociedad inclusiva es una utopía

27


teniendo en cuenta el mundo de «injusticia globalizada» en la que vivimos. «¿Pero quien no desea un mundo mejor? La utopía existe y es necesaria para el cambio social. «La educación es en sí utopía. La educación es cambio, transformación, guiados por el deseo de un mundo mejor». Aquellos que se decidan por los valores de una sociedad inclusiva han de ser utópicos. ¿Acaso es posible un mundo mejor desvinculado de una dimensión utópica? El concepto de utopía va unido a la idea de la construcción de un mundo mejor. La utopía no puede morir. Si así fuese tendríamos que admitir con Roa Bastos: «que si la utopía muere, la raza humana está maldita para siempre». (LÓPEZ MELERO, 2006)

28


Capítulo II. Presupuestos metodológicos

Frente a la razón pura físico matemática hay, pues, una razón narrativa. Para comprender algo humano, personal o colectivo, es preciso contar una historia. Ortega y Gasset

II.1. Asunciones de la investigación

La elección de la metodología de investigación no es un mero problema técnico ni de instrumentación, de acuerdo con APPLE (1978)1 decidirse por una metodología u otra es más que una forma de ver la existencia, es una manera de ver la vida y la sociedad. Supone toda una declaración de intenciones más o menos explícita, en este sentido, para qué y a quién va a servir la investigación se convierten en dos preguntas fundamentales.

El planteamiento esta investigación apunta a determinadas preocupaciones, intereses e intenciones, por tanto, refleja un universo referencial subyacente. No se trata de una investigación aséptica. En este caso la determinación de los objetivos, el diseño y la metodología de investigación han venido marcados por una visión y comprensión de los hechos sociales que puede calificarse de humanista o cualitativa2. Interpretación, comprensión, cambio y mejora, elementos claves en esta delimitación metodológica no son conceptos neutros, sino que son el resultado de las asunciones éticas, ontológicas, epistemológicas y metodológicas en las que se basa este estudio.

La primera tarea como investigador ha sido elegir mi camino. Por eso, he decidido hacer de este trabajo una opción política ya que coincido en que no se puede investigar al margen de un posicionamiento ético e ideológico (LÓPEZ MELERO, 2004). Con este proyecto se persigue una mejora y como cualquier idea de mejora no está exenta de una dimensión valorativa de la realidad. Las intenciones, al igual que la naturaleza del ser humano, pueden ser muy diversas, podemos estar hablando de mejora

cuando para otros estamos acentuando las desigualdades

entre personas, una investigación puede estar manida de intenciones. Entonces, ¿por qué pensamos que esta investigación puede ser buena? La reflexión moral

1 2

En IMBERNÓN (1992, p.24) Atendiendo en este último caso a la naturaleza de los datos con los que se trabaja.

29


sobre la bondad de este proyecto descansa en el carácter humanista y participativo del mismo. Su carácter inclusivo, el reconocimiento y la dignificación de la diferencia como cualidad genuina del ser humano y el diálogo absolutamente libre y democrático son la plataforma horizontal en la relación que posibilita la mejora común, la comprensión compartida de situaciones injustas para cambiarlas. Por tanto, me decanto por una forma de investigar que va más allá de la explicación o la comprensión de los hechos (enfoque interpretativo), investigamos para cambiar la sociedad, hacerla más justa y más libre (enfoque crítico-interpretativo). El enfoque crítico busca comprender para transformar, va un pasó más allá del enfoque interpretativo y es del todo incompatible con el enfoque positivista. Incluso las posturas más críticas argumentan que las «investigaciones de tipo simbólicointerpretativo tienen algunas coincidencias con las positivistas y su concepto de neutralidad: el no rechazo total del método empírico-analítico y la separación entre teoría y práctica». (IMBERNÓN 2002, p. 41, citando a POPKEWITZ, 1988).

Más que redundar en ese eterno debate entre positivismo y naturalismo, ya de sobra bien documentado desde las posturas cualitativas, voy a partir de un breve análisis de aquellas cuestiones y supuestos del enfoque cualitativo y sobre todo de las posturas más críticas, sobre los que he perfilado este estudio y mi compromiso.

Tomando como referencia la tesis de HABERMAS en torno a las tres categorías de interés que

subyacen

al

conocimiento humano (predicción, comprensión

y

emancipación)1, la palabra clave en esta investigación está en la «emancipación de los actores sociales». Desde el punto de vista metodológico, los recursos son similares a la investigación interpretativa, pero no su aplicación. Asumir la fundamentación epistemológica de HABERMAS implica una serie de consecuencias metodológicas.

Ontológicamente

nos situamos en una perspectiva relativista, la realidad no existe

a pesar de las personas.

La investigación cualitativa asume una visión de la

realidad, los hechos sociales y educativos que se definen por su carácter subjetivo. La realidad así concebida es múltiple y diversa al igual que la naturaleza del ser humano, por eso el compromiso humanístico de la investigación cualitativa de estudiar el mundo desde esa perspectiva de los participantes. El mundo se convierte así en el nexo de unión entre nuestras conciencias subjetivas, una realidad que nos une intersubjetivamente pero que, a la vez, es permeable a nuestras representaciones. 1

RODRÍGUEZ, G.; GIL, J. y GARCÍA, E. (1996, p. 36)

30


Por tanto, un segundo supuesto de carácter epistemológico es que construimos la realidad

y

nuestro

conocimiento

necesariamente

en

colectividad.

Nuestras

representaciones son creación de la realidad, por tanto, una realidad más justa, una realidad que contemple a todos,

tiene que ser elaborada forzosamente de

forma participativa y democrática. Así, el conocimiento experiencial, el saber de los participantes es el verdaderamente importante, es el válido, porque es en la suma y el contraste de todas experiencias a través del diálogo donde se puede llegar a una verdadera comprensión de la realidad y a una transformación justa. La interpretación se utiliza así como un mecanismo de liberación, no únicamente de representación de la realidad, es una realidad que ha de cambiar. Tiene que ser una investigación que piense en beneficiar a todos partiendo del clásico precepto naturalista «pensar globalmente y actuar localmente» (KEMMIS, S. y MCTAGGART, R., 1988), no es una investigación concebida para una comunidad de académicos.

El conocimiento entendido así, lejos de ser algo estanco que se trasmite, es una experiencia personal, subjetiva y única para cada persona. Por ello, en esta investigación para construir el conocimiento no tenemos otra vía que el compromiso con nuestras participantes, que son verdaderamente las creadoras del conocimiento y las que tienen posibilidad de decidir y modificar su entorno. El conocimiento no se construye desde la distancia sino desde el acercamiento a esas experiencias subjetivas, me refiero a un modo de observación de lo social y cultural que debe incluir la implicación del investigador en las experiencias vitales de los sujetos teniendo como norte la consecución de su libertad y emancipación1. En este sentido, el papel de las participantes, como protagonistas de la misma y no como objetos de indagación es de tal relevancia en esta forma de entender la investigación que la determina por completo, la relación entre

investigador y

participantes ha de ser de interrelación mutua.

Asumir todos estos planteamientos lleva consigo en lo estrictamente metodológico algún que otro quebradero de cabeza: ¿Cómo acceder a esas experiencias y significados personales? ¿Cómo podemos dar autenticidad y credibilidad a esas experiencias? ¿Cómo podemos contarlas? Etc.

En primer lugar, necesitamos un método que me permita llegar lo suficientemente cerca de las participantes como para empezar a entender cómo se ha ido construyendo su mundo de valores, creencias y significados. Esto supone en la 1 VALLES, M. S. (1999, p. 31) Se refiere al momento actual de la etnografía definido por VIDICH Y LYMAN (1994, p. 42) como «el desafía postmoderno». De este tipo de sensibilidad por la libertad y la emancipación deben derivarse las razones para hacer etnografía.

31


práctica mucho trabajo de campo y el uso de estrategias que faciliten adentrarse en el espacio personal y vital: entrevistas individuales, observaciones, análisis de documentos personales, entrevistas biográficas, grupos de discusión,… todo aquello que nos posibilite alcanzar aquellos objetivos más vinculados con la compresión e interpretación de sus experiencias.

A la dificultad para adentrarnos en la experiencia del otro,

ahora se une la

dificultad para no sustituir su voz, es decir, cómo podemos hacer para que hablen ellos si adulterar ni manipular sus experiencias. Según DENZIN Y LINCOLN1 , se trata de la crisis a la que se enfrentan los investigadores sociales en este momento y la desdoblan en dos, por un lado la crisis de la «representatividad» y por otro la crisis de la «legitimidad». Con la crisis de la representatividad se hace referencia a esa

posibilidad

de que el

investigador haga

acopio de

esas

experiencias

seleccionando o silenciando en función de sus intereses. Por su parte, la crisis de la legitimación se refiere a aspectos propios del diseño relacionados con los conceptos clásicos de validez y fiabilidad que interfieren en la relación existente entre la dignidad del relato y su credibilidad.

Aunque no existe consenso a la hora de dar respuestas a estas cuestiones, a mi modo de ver son los planteamientos que optan por la inclusión del otro los que mayor coherencia guardan con el planteamiento de la investigación. La inclusión de los participantes en el proceso de investigación es una forma de garantizar su representatividad y evitar posturas de poder como las que acabo de mencionar. Coincido en que la inclusión del otro como legítimo otro en la investigación ha de ser una constante y que por tanto se trata de un compromiso político con la liberación y dignificación de aquellas voces que tradicionalmente han sido excluidas en la ciencia.

Las consecuencias en la práctica de este planteamiento significa la utilización de técnicas de recogida de información que permitan esa inclusión de los informantes tales como la trascripción literal de las entrevistas y la utilización de diferentes tipos de registros

que contemplen la voz del otro (diarios, narraciones personales,

biografías, fotos,…) y que promuevan la cooperación de las participantes en el propio proceso de la investigación, que se impliquen es su propia investigación liberadora. En este caso, el investigador se convierte en un colaborador más cuya labor es asegurar que esas voces sean oídas.

1

VALLES, M. S. (1999, p. 34) citando a Dezin y Lincoln , (1994 p. 11)

32


En cuanto a esa obsesión cientificista por demostrar y convencer al público de que el estudio es válido y fiable, a mi modo de ver, desentona bastante con el planteamiento y los principios que rigen al proyecto. No se trata de rechazar cualquier tipo de criterio evaluativo de calidad de la investigación, se trata de redefinir esos criterios adecuándolos a la naturaleza de la investigación cualitativa. Basándome en la obra de LINCOLN Y GUBA1, estos autores distinguen tres grupos de criterios de calidad que, siguiendo un claro paralelismo con los clásicos cánones del enfoque cuantitativo, proponen alternativas adecuadas a la realidad de la investigación cualitativa. La correspondencia entre unos y otros puede verse el siguiente cuadro.

Cuadro II.1. Criterios de confiabilidad Cuantitativos

Criterio de referencia

Cualitativos

Validez interna Validez externa Fiabilidad

VERACIDAD GENERALIZACIÓN CONSISTENCIA

Credibilidad Transferibilidad Dependencia

Fuente: VALLES, M.S. (1999, p. 103) adaptado de Erlandson y otros (1993)

La credibilidad del estudio deriva según estos autores del uso que se haya hecho de todos aquellos recursos técnicos (duración e intensidad de la observación, triangulación

de

fuentes,

teoría

y

técnicas,

análisis

de

documentación,

conocimientos del tema de estudio, revisiones con los participantes, tipos de registros, diarios, diseños, etc.) que proporcionan rigurosidad y sistematización al estudio.

La transferibilidad tiene ver que con aquellos criterios que nos permiten aplicar los hallazgos los resultados del estudio extrapolandolos a otras situaciones (SANTOS GUERRA, M.A. 1990, p.170, citando a Walter, 1980). Frente al ciego muestreo probabilístico de la investigación cuantitativa, la selección de las informantes en la investigación cualitativa supone una selección deliberada e intencional. Los casos no se eligen al azar para completar una muestra representativa, la elección tiene que ver más con criterios establecidos por el investigador, tales como, la propia formulación del problema, los objetivos de la propia investigación, la relevancia de los participantes en la situación que se estudia, la accesibilidad de los casos, su mayor o menor heterogeneidad, etc. Por tanto, la transferibilidad no puede

1 Ver VALLES, M. S. (1999, pp. 102-104), RODRÍGUEZ, G.; GIL, J. y GARCÍA, E. (1996, p. 31) y SANTOS GUERRA (1990) en criterios de validez interna y externa.

33


establecerse siguiendo una lógica matemática, esta posibilidad depende de algo más que del tamaño de la muestra.

La selección de los informantes ha de entenderse como un proceso dinámico y emergente

que continúa a lo largo de toda la investigación y es conveniente no

olvidar nunca el compromiso que como investigador adquiero con las personas que participan en este proyecto, por ello, sin renunciar a la posible transferibilidad del estudio he de primar credibilidad y la representatividad de esas voces a las que sirve la investigación. (RODRÍGUEZ, G.; GIL, J. y GARCÍA, E., 1996).

En cuanto a los criterios de dependencia, el carácter participativo y abierto del propio diseño, junto con la sistematización de vías y estrategias de comunicación (disponibilidad de transcripciones, disponibilidad criterios de selección, criterios éticos, diseño, negociaciones, etc.,), hacen evidente interés por hacer visible todo el proceso de investigación. Teniendo en cuenta también, mi situación como estudiante de doctorado y la audiencia a la que se presenta este estudio, ha sido una constante a lo largo de todo el proyecto esa necesidad por someterlo al escrutinio público.

Por último, sobre la forma de contar las experiencias he optado por la construcción de relatos de vida por esa empatía y esa conexión que establecen con el lector frente a otras posturas más objetivistas y descriptivas. Entiendo, que el impacto que tiene esta forma de presentar las experiencias de los otros en la cotidianeidad del lector es mayor que el que puede ofrecer un informe que remite a aspectos abstractos y poco significativos para el ciudadano de a pie. Sin menospreciar estos índices, su validez y su irrefutabilidad, contar por ejemplo que «cuando llegaba a casa estaba todo por medio y mi marido sentado en el sofá» nos introduce en el ámbito de la cotidianeidad. Todo el mundo entiende un dato así y sabe lo que significa y la responsabilidad que tienen en ello, nadie puede fingir ingenuidad. Frente a este tipo de información todo el mundo se ve obligado a dar una respuesta, mientras que con los índices o las tasas de una investigación macroestructural estadística puede que no queden claras la responsabilidad que cada cual tiene ante una situación de este tipo.

Estudiar hechos cotidianos no exime de la exigencia en el rigor en el trabajo. Un número siempre parece más objetivo, más riguroso auque a veces esa búsqueda de la racionalidad científica nos lleve a una irracionalidad por la autoridad de los números. «La cuantificación obliga a encerrar en lo números realidades cargadas de

34


matices y complejidad», constreñir estas experiencias vitales imponiendo reglas sistemáticas y orden allí donde la realidad es compleja y ambigua, es «un ejercicio descarado de arbitrariedad» pues «supone asignar un guarismo a una realidad en sí misma complicada y contemplada desde la subjetividad del participante». (SANTOS GUERRA, M.A. 1990, p.40)

II.2. Sobre las historias de vida

A tenor de las asunciones que se han desarrollado anteriormente y teniendo en cuenta la preocupación temática de estudio, he optado por la investigación participativa, y más en concreto la investigación biográfica-narrativa como fundamento metodológico de esta propuesta.

El uso de las historias de vida en las ciencias sociales recupera al ser humano concreto como objeto de estudio en contraposición al sentido abstracto y deshumanizador de los enfoques positivistas. La elección de este enfoque no sólo constituye

una

nueva

forma

de

obtener

datos

mediante

instrumentación

cuantitativa o cualitativa, decidirse por el método biográfico supone todo un posicionamiento ético, ideológico y epistemológico además de una gran aportación crítica y renovadora en cuanto a la práctica empírica se refiere. Frente a las concepciones positivistas donde los hechos sociales son números, los individuos son meros encuestados y las relaciones

sociales son simples correlaciones entre

variables, las historias de vida apuestan por la recuperación del ser humano con toda su subjetividad intentando comprender la relación entre acción humana y estructura social (PUJADAS, 1992).

Como asegura de MIGUEL (1996), metafóricamente hablando, las historias de vida tienen una doble vertiente, por un lado son espejo y por otro, ventana. Son espejo en el sentido de que cada historia de vida es un reflejo vivencial de cada protagonista, un método de exploración y de expresión muy concreto para comprenderse a sí mismo y a los demás, un modo de introspección. Es ventana, porque utilizando la narración, los demás somos capaces de observar experiencias colectivas y comprender una realidad hasta entonces oculta.

Por un lado, la historia de vida sirve para comprender el itinerario vital de cada persona.

El

método

biográfico

posee

la

ventaja

de

las

aproximaciones

humanísticas, esto es, que nos trasmite la frescura de los valores y las actitudes

35


concretas de los individuos, con sus sentimientos y emociones, con su dignidad. Por el otro, toda biografía es en el fondo la historia de un grupo social de pertenencia, por lo que no se trata sólo de un modelo metodológico para la comprensión de vidas individuales (que lo es), sino que también es una vía privilegiada para conocer la realidad histórica o social en la que se circunscribe el protagonista. «Cualquier experiencia de vida encierra en sí una dimensión social» (BERTAUX, D. 2005, p. 48). Es decir, en cada historia de vida hay una organización y una representación del mundo, nunca es una historia de vida de uno solo, sino también de un colectivo al que uno pertenece.

Entonces, el método biográfico permite situarnos en ese punto crucial de convergencia entre: «1. El testimonio subjetivo de un individuo a la luz de su trayectoria vital, de sus experiencias, de su visión particular, y 2. la plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de unas normas sociales y de unos valores esencialmente compartidos con una comunidad de la que el sujeto forma parte.» (PUJADAS, 1992, p. 44)

Si por algo elegí esta manera de sistematizar este trabajo fue por esa dimensión única y singular de cada biografía. Tenía la obligación moral de no utilizar unas vidas, ya de por sí abusadas, con el único propósito de reducirlas a una mera suma de variables. Eso hubiese supuesto perder uno de los pilares fundamentales en los que se basa este proyecto, devolverles el protagonismo en una sociedad cuya inercia tiende a desplazarlas. «Cuándo se pretende restituir dignidad no se puede ningunear lo singular de cada vida» (PENACHO, A.N.; BOFILL, E. y QUINZÁ, X. 2006, P. 16)

Así, la historia de vida también supone un proceso de crecimiento personal mediante el cual, cada persona tiene la oportunidad de descubrir otros significados a su trayectoria vital, reorganizándola y creando nuevas pautas de respuesta de cara al futuro. Al ir progresivamente entrelazándose los hechos particulares y fragmentados en relato biográfico, resurge automáticamente una palabra que hacia fuera engrandece su voz y hacia dentro enaltece su mirada, trascendiendo a la categoría de método en busca de información

para convertirse en método

1

«formador de sujetos» .

1

SANTAMARINAS, C. y MARINAS, J.M., Historias de vida e historia oral. En DELAGADO, J.M. y GUTIÉRREZ, J. (1994, p. 263)

36


También, el método biográfico

es idóneo en los trabajos sobre cambio social y

aculturación al poner el acento en la dimensión individual, profundizando en el impacto que tienen las diferentes modificaciones en la organización social sobre la vida cotidiana los individuos. A través de un relato subjetivo de un sólo sujeto o de un grupo de sujetos, un relato que refleje los conflictos personales relacionados con el proceso de cambio de valores y estructuras sociales,

se puede conseguir un

convincente «relato cultural». Siguiendo con la visión de PUJADAS (1992, pp. 4445), las posibilidades de este método hacen de él una herramienta eficaz para hacer público ese «lado obscuro» de la realidad sociocultural que es objeto de este estudio. Además, su carácter diacrónico permite mostrar «universales particulares» longitudinalmente, ya que integra las diferentes esferas sociales (trabajo, familia, amistades,…) en una trayectoria concreta y no en abstracciones estructurales. «La dimensión temporal se halla inserta en todo fenómeno social» (BERTAUX, D. 2005, p. 16), por tanto, la diacronicidad del método contempla esa dimensión histórica necesaria en la compresión de lo social.

De todo se deriva la capacidad de este método para abrir nuevos caminos y mejorar la comprensión de la situación problemática que se estudia. Las historias de vida permiten alcanzar ese universo de las relaciones sociales primarias que proporciona un contacto fresco y empático con el lector. «La historia de vida es la mejor ilustración posible para que el lector pueda penetrar en las características del universo estudiado» (PUJADAS, 1992, p.45)

II.3. El giro hermenéutico

Frente a las concepciones positivistas donde los hechos sociales son números, los individuos

son

meros

encuestados

y

las

relaciones

sociales

son

simples

correlaciones entre variables, las historias de vida apuestan por la recuperación del ser humano con toda su subjetividad, una de investigar que «altera los modos habituales de lo que se entiende por conocimiento en ciencias sociales y de lo que importa conocer». La reivindicación del sujeto personal en las ciencias sociales tiene cada día mayor aceptación. La investigación biográfica reclama su propio sitio dentro del paradigma cualitativo pues comporta todo un enfoque específico de la investigación con su propia credibilidad y legitimidad a la hora de construir conocimiento, por tanto, el método biográfico no se limita a una simple técnica de recogida o presentación de datos. (BOLÍVAR, A. 2002)

37


La consolidación de método biográfico en educación se asienta en ese «giro hermenéutico» producido en los años setenta en las Ciencias Sociales. No obstante, el empleo original del método es anterior. En la Sociología con la Escuela de Chicago en los años veinte y sobre todo en la Antropología, campo en el que se opta más decididamente por el género remontándonos a Rufus ANDERSON (1825) con las memorias de una mujer cherokee, cristianizada y en general profundamente aculturada.1

No es hasta la crisis del funcionalismo y el positivismo cuando se adopta una orienta reflexiva en cuanto a la autoridad del método, eso unido a nuestra condición postmoderna origina una crisis en los modos paradigmáticos establecidos de conocer, dónde se replantea el papel del sujeto en la investigación y la necesidad de incluir la objetividad en el proceso de comprensión de la realidad social. En palabras de Jerome BRUNER (1988), la narrativa no sólo es una metodología, es una forma de construir la realidad asentada en una ontología basada

en

la

subjetividad

como

condición

necesaria

para

la

generación

conocimiento social. Jerome BRUNER ha sido uno de los investigadores que más ha contribuido a dar un estatus epistemológico al modo narrativo de conocimiento. Narrar la vida según este autor, es una biografía es una forma de inventar el propio yo, de darle identidad, «la expresión del yo es la elaboración de un proyecto ético de lo que ha sido y será la vida» (BOLÍVAR, A. 2002). Como sustentando de este tratamiento

epistemológico,

sabemos

que

HABERMAS

en

su

teoría

de

la

competencia comunicativa, «subraya como una de las características de esta teoría la demostración de que todo intento de explicación de le que es la persona conlleva discursivamente hacia lo que debiera llegar a ser y en función de la cual la persona es capaz de generar acciones para su propia trasformación». (LÓPEZ MELERO, 2003, p.30)

A continuación, para ilustrar estas «dos modalidades de pensamiento» (BRUNER, J. 1988,

pp. 23-53) en el siguiente cuadro se muestra de forma resumida el

desarrollo que hace PUJADAS (1992, pp. 8-12) sobre ese «rechazo al positivismo por parte de esta corriente humanista» que según este autor es tanto de orden epistemológico como de orden metodológico y teórico.

1

Para una visión más detallada los antecedentes históricos del método consultar El método biográfico en perspectiva histórica en PUJADAS, J.J. (1992, pp. 15-40)

38


Cuadro II.3. Humanismo versus positivismo

Epistemología

Humanismo

Teoría

Recuperación del «ser humano» Hechos sociales Individuo concreto Relaciones sociales Recuperación de la subjetividad Mayor voluntad interpretativa Énfasis dinámico-temporal en la comprensión del cambio social Capacidad para relacionar los hechos diacrónicamente Enfoque ideográfico Aproximación humanista a la realidad social, búsqueda de lo particular y detallado. La construcción de evidencias se basa en la voz de los propios participantes. Visión no estandarizada de la realidad social que incluye, excepciones, contradicciones y variaciones. Existencia de un factor subjetivo irreducible. Desarrollo emergente y creativo. El ser humano y sus relaciones sociales. El conocimiento se genera en torno la historicidad y la experiencia concreta de los participantes. Dificultad para extrapolar de forma sistemática esas visiones emic del individuo.

Indispensable utilización de los recursos metodológicos cualitativos.

«Interacción inextricable y recíproca existente entre observador y observado. Se trataría de un conocimiento mutuamente compartido, basado en la intersubjetividad de la interacción, un conocimiento más profundo y objetivo, cuanto más íntegra e íntimamente subjetivo».1

Positivismo

Metodología

Relación dialéctica entre acción humana y estructura social como prerrequisito para la comprensión del cambio social.

Ciencias Sociales como Ciencias Naturales Meros datos Informantes o encuestados Simples correlaciones entre variables Obsesión por la objetividad Voluntad empírico-analítica Incapacidad para manejar la variable temporal. (Leyes universales, atemporales) Enfoque nomotético Niega todos aquellos planteamientos teóricos que no tengan un sustento empírico. La construcción de evidencias se basa en los propios instrumentos técnicos de medición y análisis. La teoría se somete al arbitraje de tests empíricos. Todo aquello que no es reducible a términos teóricos y abstractos no existe, o bien carece de interés y significación. Desarrollo científico lineal y acumulativo con escasa imaginación. Actitud dogmática en cuanto tiende a construir un fetiche de sus normas técnicas. Genera postulados generales sobre el individuo y la sociedad al margen de la experiencia concreta y subjetiva de las personas. Uso casi exclusivo de la cuantificación. Reducción del comportamiento humano a variables abstractas. Científico social distante y aséptico. Apriorismos y prejuicios analistas, que tachan de anormales las lógicas concretas apartadas de los parámetros “normales” del investigador. Incompetente a la hora de comprender los distintos tipos de individualidad en relación a la estructura y el cambio social. Impone reglas sistemáticas y orden allí donde la realidad se muestra más reacia a abandonar el ámbito de la ambigüedad.

Fuente: PUJADAS, (1992, pp. 8 - 12)

1

PUJADAS (1992, p.10) citando a Ferrarotti (1981, p. 20)

39


En síntesis, de acuerdo con el modelo de racionalidad técnica heredada de la tradición lógico científica la calidad del conocimiento vendría dado por «la distancia entre investigador y objeto investigado, correlacionando mayor despersonalización con incremento de la objetividad… sólo cuando se elimina la individualidad se está haciendo realmente ciencia». La investigación biográfica-narrativa viene a defender exactamente lo contrario, sólo contemplando lo subjetivo podremos alcanzar una visión completa de lo social. Ideológicamente se trata pues de una visión «comunitaria» de la ciencia social, una aproximación crítica que lucha contra la conversión del ser humano en objeto, devolviéndole su voz para «romper el silencio».

La oposición establecida entre estas dos corrientes no implica que tengamos que abogar por una total dicotomía. Se trata de dos modos irreductibles entre sí, es decir, una modalidad no puede reducir a la otra a expensas de perder inevitablemente la rica diversidad que encierra cada pensamiento. «Sería erróneo afirmar

que

el

camino

mayoritario

de

las

ciencias

sociales,

en

pos

del

establecimiento de modelos explicativos y sistemáticos de la realidad social, es equivocado. Lo que es erróneo, en todo caso, es el engreimiento de pensar que todo aquello que no es reducible a términos teóricos y abstractos no existe, o bien que carece de interés o significación». (PUJADAS, 1992, p. 43)

Se trata en palabras de BOLIVAR (2002) de modos complementarios, se puede reclamar legitimidad epistemológica al modo narrativo sin desdeñar las virtudes del enfoque positivista ya ampliamente demostradas.

II.4. Delimitación terminológica

El carácter multifacético de este método, así como las muchas tradiciones académicas en las que se sustenta, han generado una multiplicidad terminológica que llega a producir confusión y una difícil delimitación conceptual del método. Realmente, no existe una ortodoxia del método biográfico, es el objeto de estudio el que, una vez bien definido lo determina (PUJADAS, 1992). Por ejemplo, en el caso de este estudio, reconstruir toda una vida, si se están estudiando vidas laborales o familiares no tiene sentido. Las historias de vida no tienen por qué contar toda la trayectoria vital.

40


Para evitar cualquier tipo de confusión conceptual en este estudio se utiliza la clasificación desarrolla por PUJADAS (1992, pp. 13-14) el cual distingue entre:

Documentos personales: comprenden cualquier tipo de registro no motivado por el investigador, que posea un valor afectivo o simbólico para el sujeto estudiado. Incluye las siguientes categorías:

-

Autobiografías: cuando no son encargadas o transcritas.

-

Diarios personales: registro elaborado, son interesantes en cuanto poseen una mayor proximidad con lo ocurrido y un menor efecto de la memoria. El diario es un buen elemento de contraste y puede poner en crisis la «teología» de la memoria.

-

Fotografías: es un recurso tremendamente práctico, una fotografía puede ser clave para evocar una determinada etapa histórica.

-

Objetos personales: estanterías, adornos, cuadros, muebles, espacios personales, libros, etc.

-

Colecciones epistolares y también, por supuesto, e-mail.

-

Álbumes de prensa.

-

Biblioteca personalizada.

-

Etc.

Registros biográficos obtenidos por encuesta: comprenden aquellos registros biográficos incentivados por el investigador. Hay que distinguir entre:

-

Biografía: normalmente

se trata de un relato post facto basado en el

análisis de documentos personales. Se trataría de alguien que escribe sobre un

tercero

con

total

autonomía.

Esta

libertad

puede

prostituirse

o

mercantilizarse frecuentemente debido a intereses familiares, económicos, “famoseo”, etc. La biografía requiere de distancia y sistematización, es un proceso de reconstrucción pero siempre desde fuera. -

Autobiografía: en el caso que sean encargadas. La vinculación es mucho más estrecha que en el caso de la biografía y, por tanto, goza de mayor legitimidad aquella que es encargada siguiendo una serie de pautas bien definidas.

-

Historias de vida: proceso de recogida de narraciones biográficas que da lugar a una posterior transcripción, revisión y posterior fijación compartida del texto. La fijación del texto se produce por negociación el problema está como

describe

Pujadas

en

que

con

frecuencia

las

transcripciones

41


etnográficas suelen levantar ampollas en sus autores. Es importante reconocer el derecho que tiene el autor a querer dar una imagen, por eso se pueden retocar a petición suya el estilo (dejando constancia de ello) pero cuidando en todo momento de no variar el contenido. La historia de vida es un pacto, hay dos autores directamente implicados. Dentro de esta modalidad se puede distinguir entre historias de vida de relato único, de relatos cruzados o de relatos paralelos. -

Las memorias: suelen ser escritas por personajes célebres y no suelen tener por finalidad recoger todas las etapas vitales. Siempre agudizan esa intención

autojustificativa

o

teológica.

La

dimensión

subjetiva

es

especialmente notoria en este género de la memoria. -

Entrevistas biográficas: entrevista que dar lugar a una narración biográfica.

-

Esbozo biográfico: apunte biográfico, breve y concreto. Refleja, por ejemplo, en un par de folios las distintas etapas de una vida.

-

Biograma: Se trata de un registro sin narración. Información acerca de datos cronológicos y procesuales. Puede parecer objetivo, pero, ¿cuál es el criterio con se destacan una fecha u otra? Es importante analizar la intencionalidad de lo que aparece o no parece.

II.5. ¿Cómo se le “da vida” a las historias de vida?

Las historias de vida no se producen acumulando acontecimientos de los individuos, sino que cada acontecimiento incorpora y reestructura todo lo anterior. Por eso la persona protagonista toma papel activo en su contar, rememorando aquello que le es significativo para ella. El método biográfico es el género de la memoria por excelencia. El papel de la memoria en la narración biográfica lleva a BOURDIEU (1986, pp. 27-33) a denominarla «ilusión biográfica». Los límites o características de cómo se produce la narración biográfica basada en la memoria hacen de ella una narración «teológica». Quien narra siempre lo hace sabiendo el final, esto hace que los sucesos se enlacen en un determinado sentido, es decir, la narración nunca se construye desde el presente, el conocimiento del desenlace hace que intentemos justificar todo lo ocurrido anteriormente. Uno no rememora ni reconstruye todo lo acontecido sino aquello que le da sentido a su vida en la actualidad, lo que sucede y cómo se recuerda no guarda un orden estrictamente cronológico. La vida de una persona no está definida por límites y contenidos precisos, por tanto, una detallada cronología de hechos no constituye la vida de una persona. De esta forma, en la

42


narración de su vida, el protagonista tiene la oportunidad de restablecer su dignidad rota o fragmentada por las circunstancias adversas de la vida.

En las historias de vida no se busca la verdad absoluta de los hechos o fenómenos, sino la verdad vivida por los protagonistas o como es interpretada por éstos. No es una verdad histórica, sino una verdad semántica, es, sencillamente ‘su verdad’. Por ello la forma de contar las cosas, de contar cómo creen que han sucedido los hechos, es tan importante como la propia verdad. Toda historia de vida es un modo muy particular de percibir su realidad, por ello también se compone de estructuras de ficción, y si pretendemos separar la ficción con la realidad, le privaremos de sentido, de ese sentido semántico que deben tener los acontecimientos en las historias de vida. Lo imaginado a veces suple a lo vivido, y lo vivido excita la imaginación sobre lo que uno es o desea, por tanto, la imagen que tenemos de nosotros mismos está revestida también de lo no conseguido, lo no vivido.

Esa idea que tenemos de nosotros mismos condiciona la estructura del campo de verdades por el que vamos a circular, jerarquiza el mundo perceptivo dándole una cierto orden al espacio. Por tanto, narración de lo vivido pertenece al modo de ser de cada uno y no sólo de lo vivido.

En este sentido, es muy significativo analizar la evolución que sigue el discurso y el grado de mayor o menor personalización del mismo. En una historia de vida los participantes van cambiando sus posiciones en cada nueva redacción de su propia historia, tras haber interactuado con nosotros o tras releer su propia historia, de manera que a lo largo de una misma producción pueden ir modificando sus posturas, cambiando sus opiniones. Ahí está el valor concientizador y formativo del método, la historia de vida también supone un proceso de crecimiento personal en el cual cada persona tiene la oportunidad de descubrir y dignificar el significado de su trayectoria vital.

Necesitábamos un método lo suficientemente flexible como para que cualquier palabra tuviese cabida, y también para que esa palabra ahogada tras principios y leyes establecidos a priori se escuchase. El proceso tenía que devolver a cada protagonista la confianza en su valía personal más allá de lo hasta ahora vivido y nos tenía que permitir organizar esa voz, silenciada y quebradiza, recobrando así la fuerza necesaria para ser tenida en cuenta. El paso de lo incidental a lo biográfico se convierte así en uno de los núcleos básicos de la metodología biográfica. No se busca enumerar y recuperar contablemente una serie de eventos, sino construir

43


una identidad de sentidos donde la vida real ha sido despojada de ellos. Esto es, sin más, la dignidad. Cada participante debe tener la oportunidad y el derecho de presentarse tal y cómo él deseaba, esto constituye el marco de referencia para reestablecer una cierta dignidad social. (PENACHO, A.N.; BOFILL, E. y QUINZÁ, X. 2006, p. 19)

En la investigación biográfica es tan importante la forma de decir las cosas como los hechos relatados. Es más importante el cómo (como apertura de un proceso de construcción) que el qué (búsqueda de un sentido unívoco).

En la búsqueda de

sentido lo verdaderamente importante es la manera en que las personas atribuyen coherencia a una vida, como investigador no puedo caer en el error de darle yo el sentido y coherencia a las historias narradas por las protagonistas, si es que las tienen. No podemos analizar racionalmente una vida que nunca tuvo ese proyecto de coherencia. «Si alimentamos la ilusión de que entendemos lo que no entendemos, o de que hemos encontrado vidas coherentes y con sentido donde no las hay, entonces estaremos realizando una práctica cultural que es tan represiva como el más represivo de los regímenes políticos».1

Que el investigador no de el sentido, no significa que tenga que permanecer al margen de lo que el sujeto está viviendo. Para obtener una buena historia de vida es preciso verse envuelto en ella de manera que nuestra experiencia personal, esa que camuflamos para sentirnos objetivos, se mezcle con la historia narrada o transcrita. Es la única y mejor manera de poder tener un acceso fiable e íntimo a experiencias de otros, y sin ella correríamos el riesgo de especular realizando abstracciones sobre un fenómeno que no existe realmente. La utilización y construcción de este conocimiento mutuamente compartido desdibuja la necesidad de estipular una distancia fija, inamovible, y a veces defensiva, para poder adentrarnos en un terreno en el que no resulta necesario eliminar el Yo. En palabras de Eduardo GALEANO (2004) «los que hacen de la objetividad una religión mienten. Ellos no quieren ser objetivos quieren ser objetivos para salvarse del dolor humano», o dicho de otra forma, «cuanto más subjetivo sea el conocimiento social, más profundo y objetivo resulta»2.

De acuerdo con esta forma de ver las historias de vida la escucha y el diálogo cobran sentido en sí mismos como «posibilidad de lo narrado». Una escucha que no

1 2

De MIGUEL, J.M. (1996, p. 21) citando a Denzin, N.K. (1989) PUJADAS, J.J. (1992 p.10) citando a Ferraroti (1981 p.20)

44


es destino del discurso sino posibilidad de que exista aquel,… punto de partida, no de llegada.» (PENACHO, A.N.; BOFILL, E. y QUINZÁ, X. 2006, P. 18)

En resumen en este tipo de investigación, lo que vamos a tener entre manos no va a ser la realidad, sino una telaraña de textos que envuelven y dan sentido a cada recorrido vital de cada protagonista. De alguna manera, los fenómenos culturales son considerados como textos, y de ese análisis surgirán nuevos códigos que ayuden a releer lo vivido desde otra clave. A través de los relatos se procura tejer una trama de hechos, situaciones y acontecimientos con los que articular una voz, una imagen y una identidad. Dar sentido a todo esto se convierte en un empeño por ofertar nuevos códigos que redefinan novedosamente lo ya vivido. Son esos códigos los encargados de regular lo que diariamente puedo y no puedo decir, hacer, sentir… y son, además, los que permiten circular los mensajes con una orientación determinada. Por eso no tiene sentido hablar de coherencia o incoherencia en una trayectoria personal. De ahí, la importancia de no establecer hipótesis de partida para no reducir el conocimiento de todo ese proceso de construcción de una vida a una relación de variables alejada de lo real.

Tener en cuenta todo esto es muy necesario para el investigador, porque no es un método que imponga a priori unas leyes y principios inflexibles, sino que se trata de un método de investigación, de los denominados «blandos», es decir, un método que se amolda a la realidad y ayuda a modelar la información que proviene de ella. El método se presenta así como una manera de entender y estar, como una cosmovisión de la realidad a través de la voz de sus protagonistas, más que como un conjunto de técnicas con las que abrirse camino sin pudor y sin escrúpulos, por entre las fallas y desatinos personales. (LÓPEZ MELERO, M. 2007)

II.6. Historias de vidas cruzadas

Optar por una aproximación crítica de lo social basada en la subjetividad de los testimonios biográficos no significa renunciar a contextualizar rigurosamente esas trayectorias dentro de «la matriz de relaciones objetivas» en las que cada participante se halla inmersa. Para hacer frente a esta preocupación

por la

compresión holística de la realidad social, así como por la verificación y la rigurosidad del método surge la modalidad de relatos biográficos cruzados. Para implementar estos dos objetivos esta modalidad se basa en el distanciamiento que deriva de la relativización de cada narración personal a través del contraste de cada

45


una de ellas en relación a todas las demás, dentro de un mismo medio social. (PUJADAS, 1992)

En los estudios de caso único, una biografía bien narrada puede estar llena de fuerza expresiva que nos puede facilitar la comprensión de una realidad social, o puede servir para argumentar o justificar un determinado análisis. Pero lo que los relatos de vida cruzados ofrecen, es una «estructura polifónica»1. Así este método, recoge una colección de relatos biográficos en dónde existe una voz o melodía principal, personaje central de la narración debido a su singularidad y relevancia, y una serie de relatos secundarios que ofrecen la armonía o el contrapunto de la obra. «Una estructura compleja, que enriquece el relato original, que lo enmarca, lo sitúa en perspectiva y que, a efectos analíticos, separa los factores más idiosincrásicos de la visión de la situación, para restituirlos en un discurso multicentrado que gana en profundidad y objetividad» (PUJADAS, 1992, p. 56).

Un ejemplo paradigmático de esta forma de investigación biográfica lo encontramos la obra de Oscar LEWIS Los hijos de Sánchez (1961). Lo que LEWIS nos ofrece es una aproximación a una familia subproletaria de ciudad de México a través del entretejido de una estructura polifónica compuesta por José, voz principal y figura patrifocal y la narración en paralelo de las trayectorias vitales de los cinco miembros que componen su familia. A través de esta composición biográfica compleja, obtenemos no sólo un testimonio vital, sino una visión profunda del entorno socio-cultural, en este caso de la pobreza vista desde los ojos del pobre. Un verdadero análisis en el que se combinan la técnica del survey y las técnicas etnográficas de observación participante, entrevistas no directivas,

junto con el

estudio biográfico en profundidad. «La idea central del procedimiento consiste en hacer converger los relatos de experiencias personales en un punto central de interés, una preocupación compartida, en el que todos los sujetos han sido protagonistas y observadores externos… esta convergencia produce en ella misma un

efecto

de

saturación

de

la

información,

pues

nos

permite

aislar

las

características irreducibles de la subjetividad humana de los elementos comunes y presuntamente estructurales, que nos dan cuenta de un fenómeno social complejo» (PUJADAS, 1992, pp. 56-57)

Lo interesante de este modelo para esta investigación es que además de todas las ventajas de la aproximación individual a la experiencia subjetiva de cada persona, aporta un proceso de confrontación colectiva a través del cruce de pareceres, por 1

Nash, J. (1974) En PUJADAS (1992, p. 56)

46


ejemplo, mediante un posterior grupo

de discusión. Es interesante en cuanto

muestra diferentes percepciones y diferentes formas de socialización de la vivencia íntima, facilitando la toma de conciencia social y política en relación con las demás participantes, así como la compresión de esos elementos comunes y estructurales que componen el fenómeno de la conciliación laboral, familiar y personal en la mujer.

47


PARTE SEGUNDA: PARTE EMPÍRICA

48


Capítulo III. Diseño y desarrollo de la investigación

III.1. Diseño inicial y primeras negociaciones

El origen de esta investigación descansa en dos pilares fundamentales. Por un lado, la inquietud compartida desde el Proyecto Roma por hacer extensibles nuestra experiencia en el contexto familiar y escolar hacia el ámbito social y por otro mi interés personal por las vivencias y el tipo de conocimiento que generan las mujeres en relación a su identidad personal y cultural.

Al surgir la oportunidad de colaborar con el Instituto Andaluz de la Mujer comienza mi ilusión por aunar estas dos propuestas. Cuando

la Directora del Instituto

Andaluz de la Mujer en Málaga mostró interés por hacer un trabajo conjunto con el profesor Miguel López Melero me vi en la labor de

diseñar un proyecto de

investigación que pudiera ser interesante para el instituto y que por otro lado fuese emocionante para mí. Así pues, partiendo del valor de la diferencia y desde el respeto a su identidad, me propuse profundizar en esa mirada distinta con la que la mujer se sitúa en un contexto caracterizado por la compleja convivencia entre la vida laboral, familiar y personal.

Sin duda, la relevancia actual del tema lo hace atractivo para cualquier institución dedicada a los derechos de la mujer, por otro lado,

es una cuestión cercana y

cotidiana en la cual es relativamente fácil encontrar un papel. Es decir, todos nos sentimos en parte culpables o por lo menos partícipes en esa situación y todos y todas la perpetuamos de alguna forma. Eso fue lo que más me atrajo del tema, su carácter común e inadvertido pero a la vez portador de sentido. La situación de las madres trabajadoras es el reflejo de ese orden social que legitima diariamente las injusticias y desigualdades a las que se enfrentan. Esas estructuras de poder están ahí, son tan cercanas y a las vez tan invisibles que uno siente rápidamente la necesidad de sacarlas a flote en cuanto se plantea la cuestión. El problema radica, en que todos estamos inmersos en ese orden. Por ello, para intentar trascender ese circulo vicioso, decidí que era necesario diseñar una investigación que no se limitara a describir la situación de la mujer. Basándome en los principios del Proyecto Roma, opté por un enfoque inclusivo que no las tratase como «receptoras de la buena voluntad de otras personas», es decir, por muy generosa que fuera mi voluntad como investigador, no se trataba de «liberar» a nadie. Sólo la mujer posee las claves para derrocar la dominación, por tanto, mi compromiso era amplificar esa voz silenciada, sacar a flote esas estructuras que la oprimen y que

49


en realidad nos oprimen a todos. Se trata de sacar a la luz todas esas prácticas de carácter fundamentalmente cotidiano e informal que en realidad son las que están haciendo posible la conciliación y que esconden tras de sí toda esa estructura que aun hoy sigue excluyendo a la mitad de la población.

Así, en mi primer diseño me decidí por una metodología participativa basada en un grupo de discusión profundizando a la vez a través de un estudio de casos, con la finalidad de

intentar valorar la repercusión en el cambio social que puede

aportar la comprensión de estas experiencias. Se trataba pues, de indagar en la relación entre la mujer y este escenario, para ver qué revelan estas tres tensiones acerca de la relación entre la identidad individual de la mujer y la cultura que le rodea.

De forma resumida, estos eran los principales elementos del primer diseño:

Foco de la investigación

El foco inicial en esta investigación se situó en la experiencia de la mujer en estos tres contextos en conciliación a través del análisis y comprensión del su lenguaje y los discursos locales predominantes, sus acciones y actitudes junto con las prácticas y actitudes habituales en su entorno, y por último, sus pautas en las relaciones

sociales

conjuntamente

con

las

formas

de

organización

social

establecidas, a través de las correspondencias entre estos cuatro registros y sus procesos de contestación e institucionalización.

Pretensiones

1. El acercamiento a la experiencia y al conocimiento que genera la mujer en este contexto como componente clave del cambio social que persigue el Proyecto Roma. 2. Conocer la repercusión local de la investigación en el lenguaje, las acciones, las actitudes y las relaciones. 3. Valorar mis propios cambios y transformaciones como varón a partir de esta experiencia. 4. Proponer un modelo desde la experiencia y la identidad femenina que propicie el cambio cultural necesario para la conciliación de la vida laboral, personal y familiar de la mujer. 5. Otras pretensiones que emerjan durante el desarrollo de la investigación.

50


Cuestiones

1.1. Reflexionar sobre la propia experiencia de cada mujer, para de este modo acercarnos a la compresión de cómo se han formado sus lenguajes y discursos, comportamientos y actitudes, relaciones y organización social. 1.2. Analizar la influencia de los procesos de institucionalización en los discursos, las prácticas, las actitudes y la organización social existentes en los diferentes casos, indagando en las estructuras formales que intervienen en la situación, examinando qué valores e intereses particulares son servidos y sostenidos por esa organización

formal,

estudiar

qué

argumentos

educativos,

políticos

y

epistemológicos justifican esas estructuras y relaciones, comprendiendo cuales son los procesos sociales mediante los cuales se formula la política que afecta a esta estructura formal. 1.3. Estudiar la contestación en torno a lenguaje, acciones, actitudes y relaciones sociales, localizando intereses particulares, agrupaciones y enfrentamientos. ¿Por qué compiten entre sí, con qué lenguaje y qué discursos, a través de qué actividades y con qué consecuencias? 2.1. Valorar hasta qué punto la investigación puede hacer más sensibles a los participantes en el lenguaje, las acciones, las actitudes y las relaciones que utilizan cotidianamente. 2.2. Conocer hasta qué punto el trabajo educativo encaja en un contexto más amplio de la sociedad como parte del proceso mediante el cual los individuos, nuestra sociedad y nuestra cultura se forman y reforman a través de las generaciones. 3.1. Identificar cuáles son las actividades claves que definen mi labor en la investigación en relación a la preocupación temática, es decir, qué puedo hacer que tienda explotar esa inquietud. 3.2. Participar en la reflexión compartida con las implicadas y los implicados como proceso de aprendizaje conjunto y de construcción profesional y humana. 4.1. Reunir indicadores o pautas de actividad que parezcan haberse establecido como ortodoxias, por ejemplo diferencias en la división de funciones en la estructura del trabajo, en las tareas familiares, discursos, etc. y si existen diferencias

de

interpretación

situables

socialmente,

malos

entendimientos,

desacuerdos, conflictos de valores, incomprensiones, teorías contrapuestas, etc.

51


4.2. Estudiar cómo las contradicciones entre registros pueden atraer la atención de la gente de modo constructivo, haciéndolos más sensibles ante situaciones problemáticas. 4.3. Identificar cuáles son las relaciones existentes de dominación y sumisión, de coacción y aceptación, de control y resistencia y cómo la investigación puede contribuir a cambiar estas situaciones a partir de la comprensión de las mismas.

Metodología

En cuanto a metodología, se trata de una investigación etnográfica, centrada en la experiencia de un grupo mujeres que sobrellevan la vida laboral, familiar y personal. En principio opté por acercarme a estas experiencias a través de un grupo de discusión para, más tarde, si acaso pudiera, profundizar con un ejemplo en un Estudio de casos. Todo ello nos llevaría a definirlo como un enfoque interpretativo y emergente con pretensiones de cambio en el investigador y en las personas que participan.

Como estrategias metodológicas fundamentales planteé:

a) Grupo de discusión b) En el estudio de casos:

-

Entrevistas a las protagonistas y a otros miembros de sus familias y del contexto cercano.

-

Observación.

-

Análisis

de

documentos

institucionales

y

todo

tipo

de

materiales

relacionados. -

Utilización de técnicas complementarias: fotos y grabaciones con cámara de vídeo de espacios familiares.

52


Fases de la investigación

En cuanto a la determinación de las distintas fases y su planificación en el tiempo este fue el resultado de la primera temporización:

La elección paradigmática en la que se sitúa esta investigación determina por completo el diseño de la misma. Se trata pues, de un diseño con carácter emergente coherente con el enfoque crítico-interpretativo del proyecto, no es una propuesta predeterminada y delimitada cuya finalidad es la de corroborar hipótesis. En este sentido, la investigación es un camino de descubrimiento y construcción del conocimiento y no es realmente hasta que nos encontramos en el campo, cuando descubrimos qué preguntar y cómo. Es por ello que la tarea de diseñar y rediseñar se prolonga durante toda la investigación en una espiral continua y cambiante en función de la información obtenida. Así, el proceso de reflexión teórica tampoco se limita a las primeras fases de la investigación sino que es una constante durante todo el proceso de investigación, aportando el apoyo conceptual y metodológico que la propia investigación va requiriendo.

Principios y criterios éticos

En este tipo de investigación se va más allá del habitual respeto a/en las personas que son sujetos de la indagación, los principios que a continuación se esbozan reflejan el empeño implícito por una metodología participativa y cooperativa comprometida con el cambio.

1

Investigación democrática.

Es ese carácter participativo y colaborador el gran

soporte de su fundamento ético. ¿Por qué habríamos de investigar la situación de las mujeres que concilian la vida laboral, familiar y personal? La reflexión moral sobre la bondad de este proyecto se basa en el carácter democrático del mismo que 1

Ver SANTOS GUERRA, M.A. (1990, pp. 177-186) y KEMMIS, S. y MCTAGGART, R. (1998, pp. 139-141)

53


posibilita la mejora común a través de la comprensión compartida de situaciones injustas. Participación abierta e igual en las discusiones. El diálogo debe ser absolutamente democrático, independientemente de los papeles o situaciones. Debe existir diferencia en la condición pero no en la relación. Transparencia de propósitos. En todo momento se cuidará de que las intenciones de la investigación sean totalmente explícitas y comprensibles para todas y todos los participantes con la realización de un proceso de negociación claro, sincero y democrático. Acuerdos mutuamente vinculantes. Todas las personas que participen en la investigación deben estar al corriente de los principios de procedimiento que la rigen. Deben

conocer sus derechos y deberes así como el compromiso del

investigador hacia las mismas. Responsabilidad de hacer honor a la confianza. Las personas que tengan acceso a datos o informes tienen también responsabilidades en ese sentido. Credibilidad de los procesos. El rigor en la exploración y la interpretación, así como en el acogimiento a los principios éticos, epistemológicos y metodológicos en todo momento es una de las principales exigencias éticas de la investigación. Falsificar interpretaciones, confirmar teorías propias, operar con sesgos, etc., veta la ética de la investigación. Autorización explícita antes de utilizar citas. El derecho a la confidencialidad está asegurado. Las personas implicadas en las entrevistas, reuniones e intercambios podrán decidir sobre la privacidad de los datos. El derecho a la confidencialidad también incluye el derecho a no ser investigado. Siempre será preciso recabar la autorización de los sujetos para poder utilizar la información. Anonimato en los informes. La identidad de las participantes se preservará en cualquier informe o documento que se haga público. Para ello, se recurrirá al camuflaje de nombres, lugares, situaciones u otros aspectos claves que pudieran revelar a las o los informantes, pero sin alterar en ningún momento el sentido básico de los datos. Deber de

informar sobre el proceso de trabajo. Las personas implicadas tienen

derecho a seguir el progreso de la investigación a través de distintos informes parciales que se harán públicos teniendo la oportunidad de cuestionar y discrepar con la información que contienen en beneficio de la justicia, la relevancia y la rigurosidad del proceso. Ninguna persona tendrá derecho a vetar, impedir o

54


obstaculizar la publicidad de los resultados de los informes, en su caso, se ofrecerá la oportunidad de que realicen uno distinto al presentado. Negociación con las personas afectadas. Se negociará el acceso a todos aquellos contextos de carácter privado que sean potencialmente interesantes para la investigación

siendo

siempre

obligatoria

la

autorización

de

las

personas

involucradas. Racionalidad de las decisiones. Las decisiones que se tomen durante el proceso de investigación compaginarán estos tres niveles

de compromiso: el que tiene el

investigador consigo mismo, el que ha contraído con las participantes y el que tiene con la sociedad. En ningún momento será la investigación una excusa para la consecución de los intereses particulares de las instituciones patrocinadoras. Publicidad. La documentación resultante será presentada al Departamento

de

Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga y a las instituciones colaboradoras. Sólo podrá ser publicado bajo la autorización de las protagonistas y se incluirá una mención expresa a las instituciones patrocinadoras.

Resultados de la investigación a) Desde las cuestiones de investigación. b) Desde las categorías de análisis c) Desde la repercusión de la investigación en la evolución del lenguaje,

las

acciones, las actitudes y las relaciones sociales del grupo. d) Desde mi aprendizaje en el propio proceso de la investigación, teniendo en cuenta mi propia evolución y trasformación en mi pensamiento. e) Desde las nuevas perspectivas y modelos de cambio a partir de los resultados presentados.

La implicación del profesor Miguel López Melero fue determinante para esta investigación. Aunque después habría que cambiar muchos aspectos de este primer diseño, su apoyo suplió todas las carencias y desánimos que el trabajo de campo me deparó. La esencia de la investigación ya estaba planteada, ya sólo quedaba hacer que las participantes se “enamoraran” también del proyecto.

En un principio, me entusiasmaba la idea de que un organismo público como es el Instituto de la Mujer se interesara por nuestro proyecto. Hicimos todo lo posible para hacerlo atractivo y en nuestras primera reunión de negociación con la dirección parece que la investigación interesó. Su disposición era alentadora, nos

55


concedió la colaboración de una de sus trabajadoras para la búsqueda de participantes a través de las organizaciones y asociaciones de mujeres que dependían del Instituto. Así pues, ante la posibilidad de contar con más casos de los esperados comencé a barajar la idea de hacer varios grupos de discusión pensando en las posibilidades de comparación analítica y también intentando favorecer

la dinámica interna de cada grupo. Siguiendo las reseñas de IBÁÑEZ

(1979)1 comencé a pensar en elaborar diferentes grupos en función de tres ejes fundamentales:

1) Socio-laboral

o

socio

estructural,

barajando

características

como

la

ocupación, relación con la actividad económica y clase social. 2) Socio-familiar,

diferentes

organizaciones

y

condiciones

familiares,

estructura del hogar. 3) Socio-cultural, considerando la nacionalidad, generación, religión, minoría étnica y hándicap.

Ante la posibilidad de que en nuestra primera convocatoria de mujeres pudieran aparecer bastantes casos, incluso elaboré un cuestionario con la intención de recabar información para la posterior determinación de los grupos según los criterios de «heterogeneidad intergrupo» y «homogeneidad intragrupo». La idea era que cada colectivo reflejara los discursos y las prácticas dominantes en su grupo de referencia, que hubiera cierta «compatibidad interna de los grupos de discusión» y sobre todo cargar cualitativamente y cuantitativamente la parte silenciada, es decir, que esos grupos tuvieran la suficiente «compatibilidad comunicativa» como para que surgieran de forma natural esas voces que normalmente se hallan silenciadas.

III.2. Selección de las participantes y modificaciones en el diseño inicial

La relación del Instituto de la Mujer con el proyecto se enfrió. Lo que en un principio fueron todo facilidades se convirtió en un silencio prolongado de los responsables del Instituto de la Mujer. Los meses pasaban y había pocas señales de trabajo, no recordaban nuestras reuniones, no respondían a los correos, siempre había mucho trabajo, etc. Así, cuatro largos meses. Fueron momentos difíciles en los que empecé a replantearme la investigación. Acaso, ¿no era

más fácil

presentarme en las asociaciones y buscar yo mismo los casos? Obviamente no 1

En VALLES, M.S. (2003)

56


tenemos el mismo poder de convocatoria que una institución pública pero en la práctica paradójicamente tuvimos mucho más éxito al desligarnos del Instituto de la Mujer.

Aunque supuso todo un lento proceso de aburrimiento y desilusión, dos fueron los hechos fundamentales que nos hicieron abandonar cualquier tipo de colaboración con esta institución. En primer lugar, la primera convocatoria fallida. En nuestra primera reunión con las mujeres en el Instituto no acudió ningún caso. La verdad, es que la desilusión nos pillaba por sorpresa. Curiosamente nuestra colaboradora no se encontraba muy sorprendida a pesar de que la semana anterior había calculado que vendrían, en torno a diez o quince mujeres. El resorte final fue la asignación de un nuevo “colaborador”. Sin duda, este nuevo colaborador estaba más preocupado por dar una imagen de la mujer que por estudiar lo que realmente ocurre, y en este sentido rechazaba cualquier planteamiento que pusiera en duda el trabajo y los avances que según el Instituto habían conquistado.

Así, llegamos a la tesitura de tener que replantear el proyecto. A pesar de que ya eran más que frecuentes comentarios del tipo, “no sé qué sentido tiene una investigación de este tipo cuando yo ya os puedo contar que no vais a tener éxito porque no va a haber mujeres que se presten a ello”, al presentarnos personalmente en las asociaciones comprobamos con esperanza que esos augurios no eran del todo ciertos. Sí había mujeres que querían colaborar. Aunque conseguimos algunos posibles casos, ciertamente era difícil constituir un grupo de discusión inicialmente. Después de algún que otro intenso debate metodológico en el grupo de investigación HUM-246 decidimos que no necesariamente se requería de ese grupo de discusión. Decidí entonces utilizar el método biográfico como base metodológica para esta investigación porque entiendo que esa dimensión única y singular de cada biografía permite una ilustración más fresca y empática tanto de la trayectoria vital de las protagonistas, como de la historicidad de sus grupos sociales de pertenencia. A partir de ahora iba a acercarme directamente a las protagonistas que voluntaria y libremente deseasen participar dándome su historia de vida. Esto no quiere decir que renunciara a contextualizar rigurosamente esas trayectorias. Necesitaba la fuerza expresiva de los relatos de vida pero no sólo podía conformarme con la compresión de una trayectoria, necesitaba una visión profunda de su entorno sociocultural. Así pues, no renuncié al grupo de discusión y basándome en la obra de Oscar LEWIS me decidí por las historias de vidas cruzadas.

57


Ahora profundizaría en esa mirada distinta con la que la mujer se sitúa en un contexto caracterizado por la compleja convivencia entre la vida laboral, familiar y personal por medio una serie de estudios biográficos que se cruzarían en un grupo de discusión, favoreciendo el distanciamiento y la contextualización que es fruto de la relativización de cada historia personal a través del contraste de cada una con relación a todas las demás y, por otro lado, la toma de conciencia social y política en relación con las demás participantes a través de la confrontación de las narrativas.

La esencia de la investigación seguía siendo la misma, dar voz a sus experiencias con la intención de valorar la repercusión en el cambio social que puede aportar la comprensión de sus historias.

También las pretensiones, las cuestiones, el foco,

etc. Lo único que variaba era la metodología y debido a los retrasos la temporización de la investigación.

El problema ahora estaba en cómo elegir a las participantes, si quería constituir un posterior grupo de discusión con cierta «compatibilidad interna» necesitaba definir un grupo de referencia concreto. Tras muchas deliberaciones me decidí por aquellos colectivos

de

mujeres

pertenecientes

al

estrato

socio-cultural

denominado

actualmente como en situación o riego de exclusión social. Se trata de grupos de mujeres

con fuertes barreras sociales tales como las pertenecientes a minorías

étnicas, las mujeres inmigrantes, en tercer grado, aquellas que se enfrentan a algún tipo de hándicap o a alguna adicción, etc. ¿Por qué elegí este grupo? Porque es en ellas donde más se acentúan las desigualdades y las opresiones que esconde el orden masculino dominante. Por un lado me interesa

mucho ese aspecto

relacional del que habla BARTON, L. (1998) en cuanto a que son excluidas por ser mujer y por pertenecer a grupos minoritarios. Por otro lado, el método era idóneo para sacar a flote todo ese entretejido de injusticias sociales y devolver la dignidad a esas vidas usurpadas. Por tanto, en esta última decisión de diseño sí tuve que redefinir sustancialmente el foco de la investigación acotándolo a la mujer en esa “doble” situación de conciliación de la vida familiar, laboral y personal y pertenencia a un colectivo excluido socialmente.

Contemplar una cierta consistencia interna en el grupo no implica renunciar a las diferencias propias de cada uno de los itinerarios de vida. En este sentido, las historias de vida son el mejor recurso para preservar la genuina identidad de cada una de las participantes. «Cuando se pretende restituir la dignidad no se puede

58


ningunear lo singular de cada vida»1, debía evitar utilizar unas vidas ya de por sí demasiado hurgadas, con el

único propósito de representar a un colectivo. Así

pues, más que otro criterio en la elección de las participantes, prioricé la «diferencialidad» de sus historias. Necesitaba historias únicas y exclusivas que no se limitaran

a repetir los tópicos y los discursos que predominan socialmente

(BERTAUX, 2005, p. 27). Para ello, a la hora de seleccionar a las participantes, me basé en cuatro aspectos fundamentales que como ya es de suponer se alejan mucho de la noción de muestra «estadísticamente representativa»:

-

Personas que pertenezcan a una categoría socialmente relevante dentro del diseño teórico en el cual me baso.

-

Que quieran colaborar libremente, me refiero a sin ningún tipo de presión ni interés institucional.

-

Que sean buenos narradores.

-

Que haya ganado su confianza. La confianza y el compromiso entre la protagonista y yo como investigador debe de ser explícito y sincero.

Estudiar la narrativa en sí, la calidad del relato, el molde narrativo, qué mediatiza este molde, es ciertamente importante. No sólo es necesario atender al interés de la trayectoria, también hay que contemplar la calidad como narradora. Por ejemplo, en sujetos poco experimentados serán muy frecuentes los moldes narrativos de cuentos o estructuras míticas muy estereotipadas. Por otro lado, las versiones narrativas muy semejantes deben ponernos en alerta.

Aunque es interesante

analizar cuáles son esos cánones narrativos, situaciones muy diferentes no pueden tener el mismo discurso, por lo que es interesante analizar las estructuras que sustentas esos tópicos.

Creo que también es importante resaltar el valor de la confianza en una investigación de este tipo. Si pretendía ser coherente, ética y metodológicamente, no podía contentarme simplemente con llegar hacer unas entrevistas y marcharme. Aspiro a algo más, a una relación personal, un «dejarse tocar»2 que permita profundizar sin imposiciones preestablecidas de antemano ni puntos de llegada. Obviamente conseguir y mantener una relación de este tipo no es fácil, a nadie le gusta mostrar “sus vergüenzas” ante un desconocido, por tanto, dejar claras las intenciones desde un principio y conseguir un compromiso explícito y sincero se

1

PENACHO, A.M., BOFILL, E. Y QUINZÁ, X. (2006): Vidas ejemplares. Ikusbide, Zaragoza. P. 16 MIGLIAVACCA, F. (1997). En ECCELI, A. y otras (2002): El perfume de la maestra: en los laboratorios de la vida cotidiana. Gran Seminario de Diotimia. Antrazyt, Barcelona. 2

59


convirtió en una cuestión fundamental para que sus identidades pudieran ser recuperadas sin temor a ser agredidas.

En fin, ahora que veo con algo de distancia el inicio del proyecto y después de todos estos cambios en el diseño, el foco, las participantes, métodos…, comprendo realmente la necesidad del sentido emergente en la investigación humanista, tanto para solventar las diferentes dificultades prácticas que han ido sucediendo, como sobre todo, para

la propia maduración y desarrollo del mismo. No tendría sentido

aferrarme al primer diseño teniendo en cuanta las posibilidades y los intereses que ahora tengo después de todo este tránsito. ¿Fue todo ese esfuerzo inicial una tarea en balde? Ahora pienso ciertamente que no. No puedo negar que realmente me sorprendió que la desidia y el desinterés institucionales fueran tan grandes, pero ahora que me aproximo poco a poco a mi propósito de dar la palabra a quien le ha sido arrebatada, más fuerte me siento impulsado a preguntar: ¿Por qué la ocultan?

III.3. Formación en investigación biográfica

Mi interés por la metodología biográfica comienza en uno de los seminarios de doctorado del profesor Nacho Rivas Flores cuando analizamos la adaptación cinematográfica que popularizó la obra Los Hijos de Sánchez de Oscar LEWIS. Ciertamente me cautivó su fuerza expresiva y la capacidad del método para ilustrar la pobreza desde la comprensión del pobre. A partir de este momento comencé a documentarme sobre el método estudiando algunas obras de PUJADAS, BERTAUX, BOLIVAR, BARTON, De MIGUEL, y también empecé a leer algunas historias de vida e investigaciones que utilizaban esta metodología.

Fue un gran impulso para este creciente interés la experiencia de algunas compañeras del grupo de investigación HUM-246 que ya llevaban algún tiempo trabajando con el método. Comenzamos a compartir nuestras lecturas en las reuniones de grupo y a elaborar nuestros primeros escritos acerca de la metodología. El esfuerzo del profesor Miguel López Melero fue decisivo en este punto, queríamos construir nuestro propio enfoque del método y su papel como Director fue fundamental en la dinamización de las reuniones y en la construcción de nuestras señas de identidad como grupo de investigación. En mi opinión, las historias de vida nos dieron vida, llegando al punto en que nuestras reuniones se convirtieron prácticamente en seminarios sobre el método.

60


Un acontecimiento especialmente formativo y relevante en esta investigación fue la participación en el curso El método biográfico: conceptos, teorías y prácticas impartido por el doctor Juan José Pujadas en el Centro de Estudios Andaluces en Febrero de 2007. Sin duda, el enfoque de este autor es el que más me interesaba, en especial el análisis que hace de las historias de vida cruzadas. Al final del curso, tuve la oportunidad de hablarle del proyecto en el que estaba trabajando y sobre la posibilidad de decidirme por esta forma de trabajo. Sus consejos a cerca de la determinación del foco, su sustento dentro del diseño teórico, sobre la elección de las participantes y la composición del grupo fueron determinantes

en los

posteriores cambios en el diseño.

III.4. Trabajo de campo

Una vez negociada y determinada la participación con cada una de las mujeres que se habían prestado voluntariamente a protagonizar este estudio, teniendo en cuanta las limitaciones temporales y

pretensiones de este primer estudio parcial

con motivo de la Suficiencia Investigadora, consideré que en esta ocasión me remitiría a elaborar una sola historia de vida.

En este caso y durante esta fase he utilizado las técnicas de recogida de información

propias

de

las

metodologías

biográficas

narrativas:

entrevistas

biográficas, biograma, esbozo biográfico y análisis de fotos.

Honestamente la falta de experiencia en la realización de entrevistas de este tipo ha llegado a ser en algunos momentos un verdadero obstáculo para la expresión libre de las experiencias. Afortunadamente la calidad de la narradora y su paciencia suplieron todas las carencias que como entrevistador novato no podía salvar. Si bien, antes de empezar cada entrevista tenía claro que el sentido de la misma debía estar el propio conversar, que era ella quien debía llevar el control de la entrevista, que cada entrevista tenía un valor relativo, y que lo realmente valioso era acompañar a la protagonista en sus diversos contextos para desde esa complicidad relacional ir reconstruyendo su realidad vivida, a menudo tenía la sensación de divagar, de no saber a dónde íbamos. Entonces intenté reconducir la entrevista a un punto de llegada que era el mío, imponiendo mis ideas preconcebidas inconscientemente, obviando en ocasiones lo genuino y vital de su trayectoria. Y es que,

a veces es tan difícil olvidar a la audiencia

a la que va

dirigido este estudio que terminas obviando los principios que le dan sentido.

61


Lo que me ocurrió realmente es que las entrevistas comenzaron a quedar desbordadas por la vida que había detrás. Cuando estás en mitad de una entrevista es difícil distinguir la escucha como posibilidad de lo narrado, de la escucha como medio de ‘información para’. Así, solía estar en esa tesitura, cuando intentaba reconducir la entrevista a veces terminaba desustanciándola. Realmente, es difícil transitar por una vida sin pisotearla, sin reducir toda una trayectoria vital genuina a una idea preconcebida o categorías establecidas en un orden alejado de su vida real. Así, el trabajo de campo a veces fue desesperanzador, pero nunca rutinario. El método biográfico se amolda a la realidad de las protagonistas, por tanto, no puede ser un método rígido e inflexible. Al contrario cobra sentido en la naturaleza cambiante y propia de cada una de las trayectorias vitales, lo importante es la forma en que esa persona interpreta su vida dándole sentido y coherencia. ¿Por qué intentar dar nosotros el sentido racional a una vida que nunca la tuvo?

Normalmente uno ante esta situación por deformación profesional tiende a racionalizar intentando buscar un orden inconsciente. Al estar acomodado en esa falsa seguridad que da el creer que debo comprender todo, me siento incómodo ante este tipo de experiencias. A lo largo de las cinco entrevistas

he ido

reflexionando a cerca de este tipo de situaciones y aunque todavía me es difícil transitar por esos terrenos movedizos sin intentar buscarles un sentido, cada vez comprendo mejor que renunciar a de todas esas incertidumbres e incoherencias es como huir de la verdadera fuente de conocimiento.

Si bien es difícil no apropiarse de la historia, igual de difícil fue decidir como registrar todas las transcripciones y cuando terminar con las entrevistas.

Barajaba tres posibilidades de reorganizar toda

la información, el registro

cronológico, el registro por personas citadas y el registro por temas. En principio opté por el registro cronológico. Apoyándome en un cronograma que hicimos en la primera sesión, después fui reajustando las transcripciones a este patrón. Pronto me di cuenta de que los recuerdos no se ajustan realmente a un patrón cronológico, el sentido

lo da la significación que la protagonista confiere a esos

hechos. Estos significados se agrupan en redes o temas que a través de los cuales jerarquizamos nuestros recuerdos, nuestras percepciones, organizando nuestro espacio, nuestros intereses y en definitiva creando la idea que tenemos de nosotros mismos. Así, en cuanto comencé con este registro lo tuve todo mucho más claro y ciertamente me ayudo mucho más a comprender su historia. Además, este registro por temas sirve como de base de datos cualitativa para el posterior análisis

62


comparativo. Las narraciones biográficas no sólo sirven para crear relatos biográficos, también pueden dar origen a categorías de análisis que nutren y transforman

el propio diseño inicial. Por tanto, el registro por temas refuerza el

planteamiento emergente bajo el cual se trazó la investigación.

Sobre cuándo terminar las entrevistas, una vez que opté por el registro por tema fue mucho más fácil controlar la saturación narrativa. A partir de la cuarta sesión parecía que la mayoría de la información se repetía continuamente, no obstante, tenía el miedo de que faltara algo importante por contar. Así pues, para la última sesión preparé una entrevista bastante más focalizada intentando encontrar todos aquellos elementos que no había conseguido “amarrar”. El resultado ciertamente no fue el que yo esperaba. La entrevista fue mucho más “violenta e intimidatoria” que las anteriores y sin duda eso se dejó notar en la riqueza de las narraciones a través de

continuas evasivas y desconfianza. Sentí que estaba usurpando su vida,

en

mitad de la entrevista dejé aquel guión.

III.5. Redacción de la historia de vida

La construcción de la historia de vida es todo un proceso de negociación entre el protagonista y el investigador en el cual, dar sentido se convierte en un empeño en tejer una trama de hechos, significados y acontecimientos que articulan una voz y una identidad. Dar sentido así se convierte en una oportunidad de desarrollo personal, tanto de la protagonista como del investigador, al redefinir nuevos códigos que explican novedosamente lo vivido.

Por tanto, construir una historia de vida no consiste en enumerar y recuperar cronológicamente unos hechos. Hacer una historia de vida es construir una unidad de sentido que, en el caso de la protagonista de esta historia, la vida real le ha ido despojando. Esto es, sin más, recuperar la dignidad.

Metodológicamente hablando, el proceso de “darle vida” a esta historia ha tenido tres momentos fundamentales:

63


a) Al Inicio. Primera Fase o crónica de la experiencia.

Digamos que esta fase comprende desde el primer encuentro que tuve con la protagonista hasta que se realiza el primer esbozo de la historia de vida. En el primer encuentro le expliqué que estamos interesados en elaborar su historia de vida, claro si ella voluntariamente así lo deseaba, y que lo haríamos recogiendo en grabadora todo cuanto nos quisiera narrar a través de unas entrevistas en profundidad. Dejar bien claras las intenciones y el compromiso necesario es fundamental en este momento. También lo es el lugar que elijamos para este encuentro y para las entrevistas. Debe ser un sitio cómodo para la protagonista, que predisponga a la conversación pero que también reúna las condiciones máximas para la intimidad y la confidencialidad. Es conveniente pactar el tiempo de las entrevistas de antemano, este trabajo no puede ser una carga más.

Después de acordar todo estos términos vinieron las entrevistas. Fueron cinco, con una duración práctica de hora y media aunque algunas se alargaron bastante más. Paralelamente a las entrevista está el trabajo de transcripción y registro. Cada una de las transcripciones debe ser comentada y negociada al inicio de la siguiente entrevista por lo que en muchas ocasiones tuve que trabajar a contrarreloj. Una vez saturada toda la información, empieza la tarea de hilvanar, en este caso de manera temática todo aquello que nos ha ido contando la protagonista. Este primer relato es la llave que cierra la primera fase y, a la vez, abre la segunda fase de la historia, es el esbozo de lo que será la historia de vida.

b) El medio. La segunda fase o buscando los significados a lo narrado.

Una vez que elaboré este primer relato se lo entregué a la protagonista para que lo leyese. La finalidad es comprobar que el relato es fiel a lo que nos ha contado. No es el momento de seguir sumando información, aunque puede darse, sino de darle significado a todo lo narrado. En este periodo los encuentros fueron más largos que en la fase anterior ya que se trataba de buscarle significado al relato. La lectura del relato evoca nuevos recuerdos y le da nuevas formas a los mismos, por tanto, en esta fase juega un papel muy importante la memoria episódica y semántica.

Al final de esta fase fue necesario rehacer el relato con todos los nuevos significados que habían acontecido. La lectura y relectura en este caso corrió a cargo del investigador.

64


c) Final. Tercera fase o negociación de la identidad

En esta última fase el relato ya se parece bastante a la historia de vida definitiva. Después de haberle dando sentido y significado a los hechos en la segunda fase ahora quedaba la parte fundamental, la protagonista debía reconocerlo como propio. La historia apareció

de la misma manera que aparece la imagen de una

fotografía en la cubeta del revelado, y por suerte la protagonista se descubrió en la imagen. Es en este momento, cuando los hechos se transforman en biografía, en identidad, es entonces cuando podía hablar de historia de vida. Se sintió contenta, valía la pena contarla.

En fin, en cuanto a los aspectos formales, convertir las transcripciones en textos legibles fue un autentico dilema en esta investigación. Por un lado suponía perder algo de material, por otro, «la palabra hablada no siempre se plasma con facilidad en una página escrita». Reproducir fielmente las palabras habladas podía perjudicar a la protagonista por el hecho de ser inmigrante y no dominar completamente el idioma. «La exactitud y la verdad no siempre van de la mano» y, por este motivo, decidí que mi obligación fundamental era conservar el mensaje que sus palabras transmitían y esto supuso recomponer mucho material, corregir la sintaxis, eliminar muchas repeticiones y utilizar otras palabras para poder expresar lo mismo. Construir un relato es algo más que transcribir entrevistas borrando las preguntas. Ensamblar un texto no se trata de cortar y pegar trozos de entrevistas, auque pueda parecer una paradoja para trasmitir bien el sentido y ser leal a la protagonista necesitaba arreglar toda aquella maraña de textos. (BOOTH, T. 1998)1

III.6. Análisis comparativo inter-casos

Una vez recogida toda la información perteneciente a cada una de las historias de vida junto con los documentos e informes que genere el grupo de discusión se procederá a lectura de todo el material buscando ahora las «recurrencias en los itinerarios»

en torno a aquellos ámbitos o categorías que se estiman relevantes

para el estudio y que se irán identificando a lo largo de las distintas historias. (BERTAUX, D. 2005, p.105)

Así, con carácter estructural se distinguirán tres dimensiones

fundamentales en

ese análisis comparativo de las diferentes historias: el personal, el laboral y el 1

En BARTON, L. (1998, p. 267)

65


familiar. En cada uno de estos espacios, y a través de la información obtenida, se elaborarán progresiva y emergentemente diferentes categorías que recojan aquellos discursos, prácticas, actitudes y relaciones que suponen una barrera o un elemento facilitador en la conciliación de las tres dimensiones.

Del análisis de las barreras y los facilitadores, de su convergencia y de sus procesos de institucionalización y contestación se elaborarán una serie de de “indicadores de conciliación” que ilustrarán las condiciones que obstaculizan y favorecen la armonía entre los tres ámbitos y su relevancia en el desarrollo personal y social de la mujer, intentando plantear la reflexión hacia un nivel de teorización que supere el marco local de las historias.

66


CapĂ­tulo IV. Historias de vida.

ZORAIDA

Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos tenemos algo que decir a los demĂĄs, alguna cosa que merece ser por los demĂĄs celebrada o perdonada. El libro de los abrazos Eduardo Galeano

67


Ser responsable de mi misma y del niño

Yo llegué aquí embarazada de mi niño el mayor en el noventa y ocho, lo tuve en el hospital clínico. No tenía a donde ir, no tenía ni dinero, ni ropa. Todo lo que tenía lo llevaba una paisana mía que venía conmigo. Ella se lo llevó todo, se llevó la ropa, se llevó el pasaporte, se llevó el dinero, se llevó todo y no ha vuelto a aparecer. Cuando ya pasaron algunos días en el hospital y me iban a dar el alta se enteraron de mi situación.

Lo pasé muy mal, la trabajadora social hablaba de llevar al niño a menores y a mí a una casa de acogida hasta que mejorara mi situación. No comprendía lo que decían, todo me lo contaba un chico que había en la habitación. La novia también había tenido un niño y… estaban allí. Él me explica en inglés lo que estaban diciendo, me decía: «tú no firmes ningún papel porque te van a quitar al niño». En inglés me defendía pero no entendía bien lo que me querían decir, estaba tan nerviosa que lloraba y no comía, vamos, era una situación muy tensa.

Al final, los de Servicios Sociales trajeron una interprete francesa y me llevaron con mi hijo a Adarima (asociación de ayuda a reclusas y mujeres marginadas). Yo creo que ha sido una de las fases más duras que he pasado aquí, de verdad. No sabía donde estaba, ni hablaba el idioma, no me entendía con nadie, no confiaba en nadie, no comprendía vuestras costumbres,… por ejemplo, me negaba a soltar a mi hijo, tenía miedo, no comprendía que es muy diferente cuando tienes un niño en Marruecos a cuando lo tienes aquí.

Me llevaron a Adarima porque había una chica allí que era de origen árabe aunque de nacionalidad española. A los pocos días de estar allí ella me dijo: «tú sabes que yo odio a los marroquíes, los odio, pero cuando te he visto me han dado ganas de llorar». Su padre era marroquí y su madre española. Cuando era pequeña veía como su padre pegaba a su madre y se quedó con esa imagen de Marruecos, ella hizo esa relación y nunca más ha vuelto a pensar en Marruecos.

En fin, en el piso de Adarima estuve seis meses. Vivíamos allí cinco mujeres, la mayoría eran de tercer grado y también había una chica que tuvo problemas de violencia doméstica. Y nada, al principio empecé como todas las mujeres inmigrantes, la mayoría de nosotras para servicios domésticos. Cuando mi niño tenía cuarenta días yo ya empecé a trabajar. Trabajaba y aprendía el español en cursos intensivos, a los tres meses ya podía mantener una conversación.

68


Al principio dejaba el niño con una chica en el centro. Era una chica que estaba en tercer grado, venía a las ocho de la mañana y se iba por la tarde, ella lo cuidaba. Luego lo puse con dos meses y diez días en una guardería. Pero mi mayor problema entonces no era con quien dejar al niño, el problema no era eso. El problema era que la señora para la que trabajaba era vegetariana, no comía pan, ni carne ni nada. En Marruecos la base de la alimentación es el pan como aquí, mojar y mojar. Entonces yo desayunaba en el centro y prácticamente no volvía a comer hasta las cinco que era cuando terminaba de trabajar en esta casa. Como no comía y además estaba dando el pecho me quedé muy débil.

Así estuve un buen tiempo, en el centro no se percataban de esto ya que a las seis y media todos se iban. Yo, mientras salía, cogía el autobús, recogía al niño y llegaba eran más de las siete de la tarde. Así estuve hasta que celebramos la navidad y vino la directora del centro. Cuando ella me vio dijo: « ¡qué es lo que te ha pasado!» Estaba tan delgada… entonces me mandó al día siguiente que me hicieran unos análisis. Tenía una anemia para morirme. En el centro me dijeron que de trabajar nada hasta que me recuperara un poquito. Así estuve hasta que me recuperé y empecé de nuevo a trabajar por horas. Me fui con una señora un poquito más apañada, ya comía al menos. Entonces sí, empecé a ser responsable de mí misma y del niño y comencé a ir a Málaga Acoge a buscar trabajo y piso. En Málaga Acoge me ayudaron a alquilar un piso compartido con otra chica marroquí, vivíamos en la calle Fantasía. Estuve seis meses en el centro y en septiembre de aquel mismo año alquilamos la casa. Necesitaba más dinero para poder pagarla y mantener a mi hijo, así que empecé a buscar trabajo por las tardes. Así fue como por casualidad me enteré del curso de mediadora intercultural que me permitió dejar el servicio doméstico más tarde.

Entonces trabajaba mañana y tarde, por las mañanas dejaba al niño en la guardería, por las tardes con quien podía y los fines de semana al curso con él. En Noviembre también llegó mi marido, nuestro hijo tenía ya un año y ocho meses. Cuando llegó mi marido comenzaron los problemas con mi compañera de piso, así que nos tuvimos que mudar a otro. Más gastos, más alquiler, los dos sin papeles… así hasta que logramos regularizar nuestra situación con la Ley del 2000 de inmigración.

69


Lo que estoy haciendo por él ni su madre lo va a hacer

Cuando Yassin vino a España tuve muchos problemas con él, muchísimos problemas. En lo laboral iba la cosa solucionándose sola poco a poco, me llamaron de Málaga Acoge y eso supuso un cambio radical. Trabajaba como mediadora intercultural, había dejado el servicio doméstico, pero entonces tenía problemas con mi marido. Ahora que había quitado un problema aparecía otro, iba saliendo hacia delante de una cosa y de otra, pero ahora me venía esto.

Cuando le dieron los papeles a mi marido cambió de empresa y allí conoció a una chica. Yo fui la última en enterarme. En aquel entonces yo ya trabajaba en Málaga Acoge, él sabía que yo trabajaba con el colectivo inmigrante, es más, la mayoría de ellos eran compañeros suyos del trabajo. Entonces él comenzó a comportarse de forma

muy

extraña.

Aparecía

continuamente

por

la

puerta

del

trabajo

preguntándome: «¿con quién estas hablando? ¿Por qué fuiste a eso? ¿Por qué fuiste a lo otro? ¿Por qué sales mucho a la calle? ¿Por qué, por qué?» Yo me extrañé mucho, él llevaba mucho tiempo sin decirme nada y ahora me venía con estas. Es una persona también joven, también universitaria, en fin, y de repente aparecen estas cosas,

entonces... las cosas estaban cambiando pero yo no me

enteraba de nada.

Me acuerdo que un día, era un sábado, fui a comprar y se me olvidaron las llaves dentro de la casa. Bueno, como él estaba trabajando cerca le llamé para que me trajera las llaves. Esperando estuve con la niña, con seis o siete meses, el niño y la compra desde las once de la mañana hasta las siete de la tarde que llegó el hombre. Lo llamaba pero tenía el móvil apagado así que, tuve que comer en un bar con los niños y estar todo el día en la calle con el calor que hacía.

Por la noche, cuando ya llegamos a la casa yo sabía que había un problema. Nos sentamos a hablar y me dijo que había conocido a una chica joven y que se iba de casa. Lo primero que me dijo es que era joven. Yo tenía entonces treinta y cuatro años, ella veinticuatro. Me tomé las cosas con calma, más que enfadarme, me sorprendió que una chica así pudiera salir con él, pensaba que debía estar loca. Reaccioné con facilidad, aunque tengo que admitir que después cuando me paré a pensar fue más duro. Recogí sus cosas y le dije: «venga, te llevas tu maleta y así me quito también un plato de comida y unas camisas para lavar».

70


Yo no imaginaba que él pudiera llegar algún día a esto, además fui yo quien le ayudó a que se viniera para acá. Cuando cerraron el banco donde trabajaba su madre me llamaba pidiéndome por favor que lo ayudase, que quería venir… Entonces yo trabajaba en la casa de un señor los fines de semana y conseguí que este hombre hiciera unas invitaciones para que lo recogieran

en su casa, como

para él. Todo esto me indignaba aun más.

Mi marido no se fue, se negó a hacerlo y eso empeoró todavía más las cosas. Fue otra época dura. Me acuerdo que iba a trabajar y ni hablaba. Mis compañeros empezaron a notarlo, sólo Amir, un compañero de trabajo, sabía lo que me pasaba porque se lo había contado, pero los demás también notaban que me pasaba algo. Hasta el director lo había notado, me decía: «algo te está pasando porque tú estas callada todo el rato». Yo siempre soy muy alegre, me río mucho y yo qué sé, paso de todo…. Pero de repente “flash”, todo el mundo se daba cuenta desde que entraba, daba los buenos días y ya está, al despacho.

En fin, al final terminé contándoselo al director. Me apoyó mucho e incluso se ofreció a hablar con él pero yo me negué, lo quería solucionar por mí misma.

La gota colmó el vaso una tarde que fui a casa de mi prima en Torremolinos con los niños. A las diez había quedado con él para que me recogiera. Las diez, las once y las doce. Le llamo para ver que es lo que pasa y me dice que coja un taxi, un taxi a las doce, con los niños y lloviendo que estaba. Finalmente vino a recogernos, me acuerdo que estaba lloviendo mucho y además íbamos discutiendo en el coche. Entonces un coche que iba delante de nosotros freno, nosotros también frenamos pero empezamos a dar vueltas y chocamos con el otro. Fue el día que yo reventé, ni esperé a que saliera el conductor, ni espere a que saliera nadie. Me acuerdo que salí del coche histérica porque pensaba que la niña se había muerto o algo así. Lo iba a matar.

Después de esto, llamé a su familia y se lo dije, nosotros nos separamos y se acabó esto. También conseguí el número de aquella muchacha y la llamé, le dije: «¿Tú no sabes que este hombre está casado?». Ella me contó que le había dicho que estaba casado y que tenía un niño. Un niño no, tiene dos y yo soy su mujer. Se quedó cortada y me pidió disculpas, no sabía que era esto. Más tarde, él llegó a casa y no dijo ni “mu”, no se ha vuelto a hablar de la cosa hasta hoy.

71


Nos dimos un tiempo, él a su bola y yo a la mía, fuimos a Marruecos y entonces cuando estuvo con sus padres la cosa se puso un poquito más tranquila. De todas formas fue muy duro, se pasa muy mal cuando no tienes ningún apoyo aquí. Por ejemplo, se lo puedes contar a un amigo, como a Amir o Alcira con quienes tengo mucha confianza pero no se lo podía contar a mi padre. A mi padre no le podía yo decir: «mira que me está pasando esto», el pobre hombre se pondría malo. Siempre que llamo a mi casa él me pregunta: «¿Tú estás bien? ¿Este hombre no te maltrata o te dice algo?» Siempre me lo pregunta el pobre, no me atrevía a decirle que pasaba esto, le apenaría mucho. Con los padres de mi marido sí he hablado, sus padres son mucho más jóvenes y entienden más o menos estas cosas, se ve que cuando su madre habla con él mejora bastante.

Después de volver de Marruecos la cosa mejoró, pero aquí no acabaron mis preocupaciones. Me han pasado unas cuantas cosas muy malas, yo estoy contando las que más me han marcado. El año pasado empezó a llegar mucha gente a mi casa. Un día llegó un amigo nuestro a decirme que Yassin le debía un dinero. Él al principio lo negaba todo. Otro día llegó el vecino, un hombre que yo apenas conocía con la misma historia, yo le pagué. Así, empezaron a llegar uno detrás de otro, uno detrás de otro. Un día llegó el dueño de nuestra casa, estaba con los niños y tocó a la puerta. El hombre me dijo que le había llegado el rumor de que íbamos a dejar la casa. Yo le pregunte sorprendida que por qué y él me dijo que lo había supuesto porque llevábamos dos meses sin pagar, los dos meses de la fianza. Entonces él entendía que íbamos a dejar el piso. Me quedé helada, no me había dado cuenta porque durante esos dos meses yo le había dado el dinero a mi marido para que le pagara. Estaba de pie, me acuerdo, y me tuve que sentar y empecé a llorar. No me lo creía, tenía que ser un error. Pero no, el dueño tenía los dos recibos sin cobrar en la mano. Sólo me dio diez días para pagar, eran quinientos euros por mes.

Me acuerdo cuando llegó mi marido por la noche, yo había duchado a los niños tempranito y ya los había puesto en la cama. Al principio, con mucha calma le pregunté por los recibos del piso y él me dijo que los tenía en el coche. «Y una leche tú tienes los recibos», le dije. Le pregunté con mucha calma que qué era lo que ocurría, lo hice sin gritarle y él se quedó muy sorprendido de esto. Al final me confesó que tenía problemas con el juego.

Yo no sabía ni que existía eso, lo prometo, no sabía que eso enganchaba a la gente. Me sorprendí todavía más cuando le pregunté por el juego, imaginaba un bingo o

72


algo así pero era la tragaperras. Sí, la máquina de las lucecitas de los bares, así me parecía todavía más vergonzoso. No hablamos nada más, cené y me acosté, pero no pude dormir. No sabía que hacer, hacía dos días que había cobrado y ya sólo le quedaban cien euros en el bolsillo.

Entonces yo trabajaba en el albergue municipal y a la mañana siguiente fui a primera hora a hablar con la psicóloga, le pregunté si podía realmente haber un vicio que se llamase tragaperras. Ella me dijo que eso era peligrosísimo y ya está, esas fueron sus primeras palabras. Claro, me asusté. Pensaba que era el final de mi familia, pensaba: «vamos a terminar unos en el centro de menores y el otro no sé donde». Le conté con detalle lo que me estaba pasando y la pobre no se lo podía creer, decía: «¡Ay, no puede ser, no puede ser!» Si podía ser, lo que no me pase aquí en España no me pasa en ningún sitio.

Nos pusimos de inmediato en contacto con una asociación de jugadores, fui con él a la primera terapia. Fuimos el primer día, fuimos el segundo día y no ha vuelto a aparecer por la terapia. El consejo que me dieron es que yo no abandonara, yo no podía abandonar el proceso. Así que, yo era quien hablaba con la psicóloga y yo era la que asistía a las terapias. Allí escuchaba cada cosa, algunos que tenían dos o tres inmuebles los habían perdido en la tragaperras. Díos mío, pensaba: «todo lo que antes he hecho desde cero ya se ha ido». Me venía abajo con las terapias, todo se había ido al… pensaba en los míos, pensaba en no sé, qué le cuento yo a mi familia, qué le digo yo a mi hijo cuando sea mayor, qué le digo.

Seguí con la terapia pero me tuvieron que mandar unas pastillas para poder dormir. No podía dormir pero no me las tomaba, me decía: «si empiezo con las drogas, no termino yo». Tenía mucha ansiedad, ya la psicóloga no era para él, era para mí. Empecé con dos sesiones a la semana y más tarde sólo fue una. Esta mujer lo que me decía era que, me acuerdo perfectamente, a cualquier persona que le pasa eso se hunde, pero que yo no,

que yo era muy fuerte. Sí, muy fuerte, pero ella no

sabía nada. Bueno, al principio yo sólo lo pensaba por dentro: «tú no sabes nada», pero cuando ya cogí la confianza con ella le decía: «no me digas eso porque no soy fuerte, intento serlo pero algunas veces de verdad, me derrumbo». Entre tanto, yo seguía insistiéndole a mi marido, venga vamos a terapia, vamos… el me decía: «Vete tú». El caso es que me dejaba en la puerta de la asociación y él no entraba.

Al final me mandaron una carta del ministerio prohibiéndome a mí la entrada a los bingos. ¡Y me la mandaron a mí! Al día siguiente llegué al trabajo riéndome,

73


entonces llevábamos un programa para la inserción laboral de mujeres drogadictas y yo les decía a mis compañeros: «yo soy la primera que me apunto». Tenía que tomarlo con buen humor, no tenía otra. Como me advirtieron, esta prohibición me iba a traer problemas más tarde, por ejemplo a la hora de sacar un préstamo o alguna financiación pero no pude solucionarlo. Fui a la asociación de jugadores para arreglarlo y no tiene arreglo.

Y es verdad que me perjudicó. Un día fuimos a comprar un ordenador. La chica que me atendió me dijo que yo tenía una nómina muy buena, me preguntó por los niños y yo le dije que tenía uno, nunca digo que tengo los tres. Tenía la nómina, el contrato, todo bien pero me lo rechazaron. La chica tampoco sabía el porqué, sólo le habían dado un número de teléfono, me dijo: «me han dado un número, llama a este número y te dirán porqué». Yo llamé al número y me pidieron un fax para enviarme la respuesta por escrito. Me lo mandaron y era por eso. En la asociación me decían: «mejor que te perjudique porque es una protección, tu marido puede al día siguiente

hacerte una jugada». Después de lo del ordenador temía por mi

cuenta de ahorro vivienda, a ver si me la bloqueaban o algo, pero no. En el banco se portaron muy bien, sabían mi situación, sabían que no era yo y eso, no la tuve que mover ni nada.

Ahora mi marido está algo mejor, está más tranquilo. Está mejor el hombre porque el dinero lo llevo yo.

Es lo primero que me enseñaron en la terapia, el dinero,

nunca tiene llevar dinero. Si tiene que echar gasolina o algo así, pero lo demás yo. Ahora está más tranquilo, no sale tanto, no tiene tantos amigos. Los ha dejado de ver a cuenta del dinero, yo les decía: «mira que si le dejas dinero luego a mi no me vengas con el cuento». Él se enganchó con un amigo que también tenía problemas con el juego. Su mujer después me contó que llevaba ya seis años enganchado, los dos iban juntos al trabajo y así fue como empezó todo.

En fin, al final resulta que yo no puedo comprar un ordenador y él si puede sacar un préstamo de nueve mil euros. Eso es otra. Como el informe es para mí, él si ha podido sacar un préstamo para su coche. Sacó el préstamo para el coche y pagó como dos mil euros y ya no ha pagado más. Poco tiempo ha faltado para que nos llegue un papel del juzgado diciéndonos que debemos el dinero. Él ha ido pagando cuando ha trabajado, pero cuando no trabaja no paga. Yo no puedo pagar también el préstamo del coche, tenemos que comer, tenemos que echar la gasolina, además, él fuma un paquete de tabaco al día y eso también es otra cosa. Siempre se lo dije desde el principio: «mira que yo no quiero coche, yo no voy a pagar

74


coche».Yo coche no voy a pagar porque ya teníamos uno pequeño, pero él quería uno grande y mira, si quiere uno pues que lo pague él. El pequeño lo tengo yo todavía, pero el grande se lo paga él. Entonces en el préstamo, por suerte, entraba él sólo. Digo entraba porque al final también voy a tener que entrar yo porque si no la cosa va a llegar a juicio. El problema está en que ya no sólo faltan ocho mil euros, ahora vienen todos los recargos y yo puedo hacer frente a la deuda como estaba antes pero los recargos… y ahí estamos. Mi marido piensa que voy a utilizar lo que tengo en la cuenta de ahorro vivienda para pagar su coche, él está pensando en ese dinero pero yo le digo que ni lo sueñe. Han sido los ahorros de nueve años de trabajo y ese dinero se queda ahí para los niños o yo que sé, para otra cosa, pero para un coche yo no pago ocho mil euros, así.

Para mejorar la cosa, con todos estos líos, los cuatro años de la cuenta ahorro vivienda se me han pasado y no he comprado. El otro día también me llamaron del banco y me recordaron esto. Ya lo hemos solucionado, bueno, no me han hecho ningún favor ni nada, no he perdido los intereses porque he metido el dinero en otra cuenta de ahorro pero ahora Hacienda me va a… Y nada, así estamos, he abierto el préstamo a mi nombre y ya está, lo que estoy haciendo por él ni su madre lo va a hacer.

La idea típica de la tierra

Mi niño el mayor ha vivido desde el principio todo esto, las niñas bien, pero el mayor tiene poca relación con el padre. Él también ha vivido todo y eso ha hecho que halla un poco de distancia entre ellos. Últimamente la cosa ha mejorado, lo invita a partidos de fútbol, lo lleva a sitios, pero el niño… el niño tiene ya nueve años y se entera de lo que está pasando. Sufre, sobre todo, cuando va a casa de su “abuela española”. Gabriel conoció a su abuela española cuando lo llevaba a la guardería, como llegaba

tarde del trabajo, algún día se quedó en casa de la

monitora que tenía en la guardería. La muchacha me lo pidió un día: «mira que me lo voy a llevar conmigo para que lo vea mi madre y por la tarde te lo llevo». La madre estaba en trámites de separación, la mujer estaba un poco deprimida y el niño le sirvió como de terapia, ella lo llamaba “mi antidepresivo”. Con el tiempo, hemos entablado una gran amistad con esta familia, mi hijo la llama abuela y para ella él es el rey de su casa. Cuando va hace lo que le da la gana, tiene allí su consola, tiene su cama, tiene su ropa, tiene de todo. Pero el padre… el problema está en su padre. Esta mujer tiene un chico que es gay y el padre como tiene

75


también la idea típica de la tierra no quiere que el niño vaya. Eso también es un conflicto.

Esta familia nos ha ayudado mucho porque había veces que yo tenía que trabajar hasta la nueve de la noche y ella se quedaba con el niño. Gabriel tenía entonces dos meses y estaba todo el día en la guardería o con ellas. En verano cuando no había guardería lo dejaba en su casa a las ocho de la mañana y no volvía hasta la noche, a veces, se quedaba tres y cuatro días seguidos. Pero mi marido nunca entendía la ayuda que nos estaban dando, yo se lo intentaba explicar pero el siempre salía con: «a ver si aprende esas cosas…» Eso no se aprende, eso es porque es así, es una cosa de cada día.

Es una lucha diaria con mi marido porque no puedo decirle a mi niño que no va por esto, ni puedo estar continuamente excusándome con la mujer cuando el niño no va a su casa. Algunas veces le digo que no porque el niño tiene ahora más deberes y mientras intento explicarle al padre lo que sea. En medio está mi hijo, que tiene un cacao mental que… a veces es mi hijo el que no quiere ir de repente. Me dice: «no, que tiene a su hijo que es no sé qué…» ¿Qué de malo tiene eso? Es su vida, el niño va porque los quiere de verdad. Si pasa por ejemplo, una semana o dos fines de semana sin ir empieza a llorar y se pone hasta un poquito agresivo. Para él es su abuela vamos, lo llama abuela de verdad. La mujer ya tiene dos nietos de su sangre pero ella lo quiere como a nadie. Yo muchas veces le digo al niño: «mira, dile a tu padre que te vas pero que no está el muchacho. Dile que no está, que se ha ido o dile que está en otro sitio pero no le digas que está ahí». Y el pobre cuando le pregunta el padre dice que no, que no estaba.

Tenemos que mentir

continuamente y lo peor es que la mujer se da cuanta del lío. Por ejemplo, el otro día va y me dice la mujer: «antes venía Gabriel y saludaba a mis niños, pero ahora…» Antes cuando llegaba se daban abrazos y besos, pero ahora de repente la mano y ya está. Todo es porque el padre se lo ha dicho y yo por otro lado diciéndole: «estos son familia tuya y tú sabes que a ellos les gusta que les achuches, les gusta que les des abrazos». Y el pobre: «que si mamá, pero como me dijo papá esto...»

El no puede hacer eso, porque son como sus tíos, es su familia. Eso que lo haga con los amigos de su padre pero con mi familia o con la familia de la abuela de eso nada. Y así tenemos que estar, cambiando el chip. Luego cuando ve al padre le dice que no estaba o que no le ha hablado mucho, en fin nos vamos a volver locos.

76


Entonces sí, las diferencias culturales a veces se convierten en una carga más. Muchas veces, por ejemplo,

también le hablamos de las religiones y él no sabe

donde meterse.

Yo nunca le he dicho que no pueda ir a religión en el colegio,

nosotros sólo

firmamos un papel y ya está, son los mismos maestros los que a la hora de dar la religión los separan. Y él no sabe que hacer porque escucha a los compañeros hablar de la historia de Jesús y en casa escucha otras cosas. Yo se lo he dicho: «si quieres entrar entra, yo nunca te he dicho que no». Ahora mismo no le voy a decir nada. Claro, me gustaría que fuera musulmán como nosotros pero tiene que saber libremente lo que eso significa. Muchas veces hablo con amigos musulmanes y ellos me dicen: «no lo estás haciendo bien, ellos tienen que saber desde el principio». Yo sé que mi niño sabe que él es Musulmán, pero qué significa todavía no lo sabe. Sabe que es diferente a los chicos que están en su colegio pero eso es bueno porque así tiene más formas de relacionarse en clase.

El sabe que es diferente

pero no es el único porque me parece que hay dos chicos judíos y dos que sus padres no quieren que entren en religión, entonces ya no está solo. Y la niña igual, la niña tiene también dos o tres compañeros que no van, así que no sé, la cosa está más o menos equilibrada. Es normal que el niño ya tenga sus dudas y empiece a preguntar. En fin, ya le contestaré algo con el tiempo, no sé, me inventaré algo. Es complicado, a veces, hablando con mi hermana le digo: «este va a ser ateo y ya está…al final no va a creer ni en esto ni en lo otro».

Es muy complicado porque los cambios culturales están en cualquier cosa que hacemos. Por ejemplo, Gabriel está acostumbrado a jugar con los niños de aquí. Nosotros le contamos algunas costumbres de Marruecos, como jugábamos cuando éramos chicos, como hacíamos esto o lo otro, pero claro, cuando fue había tantas cosas que eran diferentes. Cuando fue por primera vez no tenía amigos porque en Marruecos ya desde niños hay machismo. Mi niño aquí está acostumbrado a jugar con niñas y niños, le da igual pero allí eso no da igual. Allí tiene que jugar con los niños. Aquí yo he visto en el colegio que juegan un grupo de niñas con dos niños o dos niños con yo qué sé. En Marruecos tiene que jugar

con los niños o para la

casa, si juega con las niñas el próximo día no va a jugar con los niños. Entonces cuando fue nadie le había dicho esto y ocurrió lo que tenía que ocurrir, salió y se sentó con las niñas. Cuando llegaron los niños se sentó también con ellos pero entonces ya empiezan los niños a decirle esto, no te sientes con las niñas que no sé qué, que no sé cuánto… además no habla el árabe bien y se ríen también de eso. El primer año era un caos, de verdad.

77


Se siente diferente aquí y allí. Aquí se ve diferente pero no rechazado, no tiene problemas, ni

Gabriel ni las dos niñas. Como han nacido aquí

hablan

perfectamente el castellano, además, yo también lo hablo y lo escribo bien, eso también es un apoyo. Yo puedo ayudarles con las tareas del colegio, no como muchos amigos inmigrantes que no pueden ofrecerles ese apoyo a sus hijos, no saben apenas hablar y menos escribir. Esto también es un problema para sus hijos cuando, por ejemplo, les preguntan en el colegio en qué trabaja tu padre o en qué trabaja tu madre. La mayoría de los niños inmigrantes responden que sus padres trabajan en el servicio doméstico, en la construcción o en trabajos sin regularizar. Ahora mis hijos pueden responder otra cosa, cuando le preguntan a Gabriel el responde orgulloso: «mi madre trabaja en Aldea». Él sabe que eso es algo, él lo sabe.

Catorce kilómetros por el mar

Es una cosa que te hace pensar mucho, la verdad. Esta semana estaba un poquito deprimida pensando en esto. El pasado fin de semana murió mi tío. Fuimos deprisa hasta Algeciras a llevar a su hija que estaba con nosotros para que pudiera ir a verlo. Fue algo repentino, yo no pude ir con ella, no había avisado en el trabajo y además están los niños. De todas formas con la legislación española no habría podido pedir unos días ya que no se trata de un pariente directo. Estuvimos toda la noche esperando el barco, se ve que son catorce kilómetros por el mar, pero en realidad es todo un mundo. Cuando ocurre algo así te das cuenta de lo lejos que realmente estamos, de lo complicado que es desplazarse.

Al menos mi prima ha tenido la oportunidad de ir a ver a su padre antes de que lo entierren, pero yo no he visto a mi madre después de que muriese. Ella murió en el dos mil, yo estaba sin papeles ni nada. Yo hablaba por teléfono con mi madre todos los días, y de repente, llamaba a mi casa y mi hermana me decía que estaba abajo con mi tío, que se había ido a no sé dónde y la mujer estaba ya...

No me decían nada porque sabían que no podía ir. No me habían dicho ni siquiera que estaba mala así que me enteré de golpe. No podía ir, ya tenía a mi hijo y no tenía papeles, pero a pesar de todo estuve a punto de hacerlo. No lo hice por mi hijo.

78


Ella murió en el dos mil, el veinticinco de abril me acuerdo. Entonces ya había encauzado mi vida y me vino esto de repente. Ya no quería seguir con mi formación, ni tenía ganas de vivir ni de nada. Fue entonces el apoyo de Yassin y su mujer Fátima, dos amigos de Málaga Acoge, lo que me ayudó a seguir para delante. Si no es por ellos en aquel momento hubiera dejado todos mis planes, seguí con el curso hasta que lo terminé y ahora me alegro mucho de ello.

La muerte de mi madre me dejó un poquito... yo qué sé, tocada vamos. Por más edad que tienes, por más tiempo que pasa, yo al menos no puedo asimilarlo la verdad. Esto me ha marcado mucho, desde entonces para acá he visto cosas nuevas en mí. No tengo la ilusión esa de vivir que tenía cuando llegué aquí. Ahora vivo como día a día. Planes no, no para largo tiempo. Sólo pienso en el día

de

mañana y así se han pasado siete años pero yo no lo consigo superar. Aunque después he ido a Marruecos varias veces, nunca he podido ir a la tumba de mi madre, nunca, y eso creo que es un problema que tengo aquí.

Al menos ahora que estoy mejor sé que tengo Marruecos más cerca.

Podemos

coger el barco a las cinco y media de la mañana y a las dos de la tarde estoy en mi casa.

Pero, ¿y la gente que no tiene papeles o yo qué sé, los sudamericanos?

Además, está cerca pero no puedo ir cuando quiera, para unas vacaciones en Marruecos se necesita mucho dinero. Cada vez que viajo a Marruecos lo mínimo que me puedo gastar son cuatrocientos euros, por más cerca que está. El barco vale doscientos euros ida y vuelta, eso para un coche normal, el nuestro como es grande nos cuesta más. Después están los billetes, cincuenta y cuatro euros cada uno, el niño la mitad y las chicas no pagan todavía. A veces pienso que se aprovechan de nuestra situación, es demasiado dinero para tan poco viaje, catorce kilómetros, no sé por qué lo ponen a ese precio.

Bueno a pesar de los gastos tengo este consuelo, siempre se lo digo a mi hermana, por lo menos a nosotras si se nos muere alguien en Marruecos podemos ir, ¿pero si nos morimos nosotras aquí? ¿Quién puede venir a repatriarte? Nadie, de verdad. O quien viene a llorar, nadie. No tenemos un seguro para que nos repatríen, nos quedamos aquí. Es duro de verdad, muy duro.

Es un desarraigo total. A lo mejor yo estoy, no sé, con los ánimos por el suelo pero al pensar las cosas, ves que todo, no todo, pero al menos un ochenta por ciento para mí son inconvenientes, son dificultades, son yo qué sé, necesitas mucha lucha, mucha paciencia,... Ni siquiera estoy viviendo mi trabajo con ilusión, soy técnica de

79


empleo, es una cosa que muchos inmigrantes no pueden alcanzar pero no lo estoy viviendo con ilusión. No es el único componente necesario para la vida. Sí, voy a trabajar y vuelvo, y muchas veces voy por ejemplo a ruedas de prensa, muchas veces me ven familiares que tengo aquí por la tele, me ven en periódicos y me llaman diciéndome «¡oye tía que te hemos visto!» Pero no sé, yo no lo veo así, yo personalmente lo vivo como... yo qué sé, con normalidad. Yo voy a otra cosa y me da igual esto. Tengo esa sensación así, no vivo las cosas con ilusión.

El trabajo no es lo único. Sí, te sirve para tener una vida mejor, para que los niños estén cómodos, para comprar cosas pero muchas veces pienso que, ojalá estuviera con mi familia, aunque ganara trescientos euros al mes en Marruecos yo viviría allí. No sé si soy la única que está pensando esto o todos los inmigrantes lo viven así. Aquí tengo alguna posibilidad de desarrollarme profesionalmente, de tener un futuro que en Marruecos no puedes tener, pero también, es importante contar con el apoyo de la familia aunque al principio cuando llegas aquí no te das cuenta de eso. Al principio piensas en que ya eres independiente, que ya tienes a tus hijos, tu propia familia. Pero para mí eso es mentira. Porque un padre o una madre no se parece a nadie, y no puede ejercerlo nadie en vez de tu padre o tu madre, nadie. De verdad, muchas veces cuando oigo a mis compañeras decir: «que voy a casa de mi madre a coger los tupperware». Cuando las oigo decir esto pienso: «¡ojalá tuviera yo esa suerte!» Y les digo: «¿me traes un tupperware aunque sea un día para que yo sienta…?»

Voy para mayor o no sé lo que me pasa porque antes yo no pensaba así. Las cosas cuando no se tiene son cuando se valoran. Pero entonces, ¿por qué sigo aquí? Cuando estoy aquí pienso: «estamos en Europa y mira como están las cosas». Pero cuando vuelves a Marruecos dices: «gracias a Dios que estoy aquí, esto es la gloria vamos». Cuando voy a mi país me entra mucha tristeza, ves que están muy mal. Allí tengo a mi familia pero cuando te surge un problema… el tipo de educación, la medicina, el contacto con la administración, etc. Me he acostumbrado a esta vida y cuando vuelvo con toda la ilusión te desilusionas al volver a ver los motivos por los que me fui.

80


Los motivos por los que me fui

En Marruecos la gente antes tenía más orgullo, más dignidad. De Marruecos siempre se dice que hay más libertad. La libertad la tenemos por ejemplo en un sentido, pero está constante ahí, está parada. Pensamos que vamos a tener ropa moderna, que vamos a estudiar en colegios privados, yo qué sé, en el tema de las lenguas,…

pero todavía no nos damos cuenta de que estamos parados... No

tenemos realmente derechos.

Por ejemplo, vas sacar un papelillo de, yo qué sé, un empadronamiento y ahí te quedas. Ahí te quedas si no puedes comprar el papel, si no tienes dinero para que te saquen el empadronamiento más rápido te mandarán para la mañana siguiente, al día siguiente para la semana que viene y ahí te quedarás. Hay libertad para comprar, como ocurre también aquí, pero eso no es realmente la libertad. Lo triste es que la gente ya se ha acostumbrado a este sistema, les da igual.

Les da igual lo que hacen los reyes, los palacios que tienen, lo que hacen con el dinero de todos, les da igual. En Marruecos los reyes gobiernan de verdad, las cosas se hacen así y ya está, las decisiones no tiene nada que ver con los partidos políticos ni con lo que quiera el pueblo. La familia real de aquí se ve que es una familia que lleva su vida y ya está. Tienen dos casas y ya está, una en Madrid y otra en Mallorca para los veranos, aquí los reyes son un símbolo. En Marruecos los reyes tienen un palacio en cada ciudad. En mi pueblo por ejemplo, los reyes tienen uno que sólo han visitado un par de veces. Y no sólo en Marruecos, en Francia, en Suiza, España, etc. Cuando hay una fiesta ni te cuento, no sé de donde sale el dinero. Hace poco, con el bautizo de la princesa Lalla Khadidja, Mohamed celebró una fiesta por todo lo alto. El príncipe Hassan llevaba una de las ropas más caras que hay, una de seda de no sé qué. Era una fiesta nacional, para Marruecos entero. Tiene que estar todo el mundo, la gente tiene que aportar su Haima

para

celebrarlo o lo que sea, lo poco que tengan. Mientras Marruecos estaba en fiesta en un pueblo ocho niños morían por una intoxicación y nadie se enteraba. Habían muertos a causa del agua, tenían un embalse al lado del pueblo pero estaba contaminado, no tenían más remedio que beber el agua contaminada. Es muy triste, unos paseándose con ropas de seda y otros casi sin ropa bebiendo agua contaminada. Es un país de injusticias y la gente calla que calla.

La gente prefiere incluso la corrupción. Por ejemplo, han hecho una comisión contra la corrupción pero la gente dice que no. Prefieren que haya corrupción, dicen:

81


«saco los papeles más rápido» o «si hago esto no voy a la cárcel, pago tal precio y no voy a la cárcel». Nunca dicen: «yo no voy a pagar ni un duro, ¿por qué tengo que pagar el dinero?» La gente va al revés. La corrupción está en todas partes. Pero vamos a ver, como no va a ser corrupta la policía. Los gendarmes cobran los pobrecillos ciento cincuenta euros y tiene un alquiler, tiene dos o tres niños, qué van a hacer. El gendarme cuado pasas te dice: «un café». Es un euro lo que ellos piden. Eso piden, un euro, pero cuando vas a otra cosa son millones, son millones.

A veces es mejor no protestar. Me acuerdo una vez cuando trabajaba en una empresa de un polígono industrial.

A la hora de la comida nos juntábamos con

unos trabajadores de Coca-cola, nos contaban que cobraban 60 euros al mes, eso allí también es una miseria. En Marruecos también existe un sueldo mínimo, como aquí, pero en las empresas de allí no puedes reclamar. Si quieres ir en contra de un empresario no lo pienses, no pienses en ir a un juzgado. Me acuerdo que una vez hicieron una huelga, llegaron con tiendas a las puertas de la empresa y nada, cogieron y cambiaron toda la plantilla. Son empresas privadas, ellos pagan lo que quieren. Si no tienes dinero o un enchufe lo tienes muy difícil. En Marruecos no hay oposiciones o convocatorias públicas como aquí, si tú tienes dinero en tu bolsillo, tú tienes tu plaza. Un chico de mi promoción, estudio el pobre para medicina. Era el primero de su promoción, se había esforzado mucho porque sabía como era el tema del trabajo. Cuando fue a opositar le pidieron cien mil euros, había aprobado y todo, pero si quería la plaza tenía que pagar. El padre tuvo que vender un terreno que tenía para poder meter al niño a trabajar.

Si quieres son cien mil si no quieres también y ya está. Si no tienes dinero no hay nada que hacer. En Rabat los estudiantes llevan desde el dos mil manifestándose todas las mañanas en la puerta del Parlamento. Son chicos con su licenciatura o su doctorado, hacen una vida normal y corriente, alquilan su habitación, empiezan a trabajar en cualquier cosa y sobreviven mientras esperan una respuesta. Durante estos años la policía ya ha matado a un par de estudiantes en las manifestaciones, les han pegado varias veces, incluso durante la Fiesta del Cordero unos invidentes que se manifestaron también fueron agredidos.

Entonces, los niños ahora escuchan esto y cómo les dices tú que estudien, ellos te contestan que para qué. Cuando hemos ido al pueblo en invierno hemos visto que muchos niños no van al colegio, están jugando o ayudando a sus padres en la tierra. Empiezan a trabajar antes, mucho antes que aquí. Te paras a hablar con ellos y te dicen: «para qué voy a estudiar si fulanito o el vecino tiene su licenciatura

82


y también está ahí todo el día». Además, aunque consiguieran trabajo saben que no les van a pagar lo que les deben pagar.

Entonces tú piensas: «no hay ningún control». Cuando vas por Marruecos tienes la sensación de desorden. Los gobernantes no hacen nada, están todos los días ahí sentados que parecen que están durmiendo. Cuando ves a un ministro de aquí, lo ves muy fatigado, se les ve con ganas de trabajar. Los nuestros van tranquilos, los ves en una reunión y están deseando salir para afuera, te dan ganas de sacudirlos y decirles: «¡oye, espabila!».

Marruecos yo creo que no va a cambiar nunca. No hay fuerza para el cambio y la generación que viene peor. Con este panorama, los jóvenes de las clases humildes, sobre todo en los pueblos, se van de Marruecos para trabajar. Los chicos que pueden estudiar fuera son de familias con mucho dinero. Vienen, estudian y generalmente no regresan. Vienen a estudiar, pero con la idea de irse a otro país, no piensan en Maruecos porque saben que el título que van a obtener aquí a lo mejor les vale o a lo mejor no. Entonces se van y uno lo ve, ve que no cogen cosas buenas de este país, cogen las cosas malas. Empiezan a beber, no les importa nada y el primer año la mayoría de ellos fracasan. Es una situación muy distinta a la de los jóvenes que vienen

a trabajar, es otra mentalidad totalmente diferente. Los

obreros que vienen a España son gente humilde, muy pocos tienen carreras. La gente viene para buscarse la vida, tienen problemas económicos y ya está, trabajan y se van cuando pueden.

La esperanza creo que está en las inversiones que ahora están haciendo los emigrantes de segunda o tercera generación. La gente que vive desde hace mucho tiempo en Bélgica o en Francia ahora empieza a invertir en Marruecos, son la generación de mi padre, entran como una piña, como una piña para invertir y ayudar también al pueblo pero se encuentran con muchísima burocracia, líos y papeles con atrasos y atrasos. Siempre hay obstáculos,

así que lo mejor es

empezar de forma ilegal y luego, la mayoría de las veces, seguir con la burocracia.

83


El Larousse

En mi familia gracias a Dios no hemos tenido problemas de… por ejemplo, la niña es una niña y el niño es un niño. Desde que yo me acuerdo hemos estudiado mis hermanos y yo. En mi casa todo el mundo ha estudiado, cada uno hasta donde ha podido llegar, algunos han abandonado a la mitad de camino y otros que hemos seguido. En mi familia yo fui la segunda en llegar a una universidad. En aquella época, mi padre se encontró con el problema de que en el pueblo, que era muy pequeño, sólo éramos seis o siete chicas las que estudiábamos. Cuando llegamos a la universidad los padres de algunas chicas ya dijeron que se acabó, entonces quedamos dos, dos chicas en el pueblo. Una de ellas se casó y ahí terminó su vida universitaria la otra soy yo, en el año noventa y uno era la única chica en el pueblo que iba a la universidad.

Como se puede imaginar, en el pueblo esto no era normal. La gente le decía espantada a mi padre: «¡vas a mandar a la niña a estudiar a la universidad!» Y Mi padre les decía: «sí, sí, la voy a mandar, va a estudiar, va a hacer su carrera». Mi padre tenía como ejemplo a una prima mía cuatro años mayor que yo. Ella terminó su carrera y después fue profesora de matemáticas en un instituto, era una mujer independiente, era un ejemplo para él, mi padre quería que alguna de nosotras llegara a ser como ella.

Entonces fui a la universidad. Aunque me tuve que ir a Fez desde el pueblo todo estaba controlado. Cuando llegaba los fines de semana, mi padre ya sabía todo lo que había hecho durante la semana, él sabía todos mis movimientos. Por ejemplo, yo llegaba a mi casa y me decía mi padre: «¿qué hacías tu en la huelga con fulanita?» La universidad es muy conocida por las huelgas, la rebeldía, gente no sé, contra el gobierno y a mi padre le preocupaba eso. Él tenía toda la información gracias a mi tío. Mi tío vive en Fez, cerca de la universidad, entonces cada viernes tenía que ir obligatoriamente a su casa, él me recogía en la puerta de la universidad y para su casa.

El primer año de universidad fue así, estaba muy preocupado y me vigilaba constantemente, le preguntaba a los chicos que estudiaban de mi pueblo, a mi tío, me visitaba,... El segundo año estaba algo más confiado porque vivía dentro de la universidad y ya me dejaba ir y venir sola. Estaba algo más confiado aunque en el pueblo la cosa seguía igual, seguían diciendo: «Ya verás, llegará el segundo o el tercer año y se irá» o «ya verás como va a coger una adicción, fumar, beber…» A

84


él no le importaba si yo había pasado el año bien o cómo me habían ido los exámenes. No le importaba eso, cuando iba a casa su preocupación era tan grande que llegaba incluso a registrarme el bolso, era realmente agobiante.

Es su cultura, es otra generación, además para él era un gran sacrificio. Nosotros somos muchos hermanos, mi padre no tenía para muchos lujos, tenía lo justo. Entonces yo vivía en la residencia y con seis euros tenía que echar la semana. Ahora me acuerdo y me río, me daba mi padre diez euros, pagaba como dos o tres euros de transporte y el resto me tenía que durar de lunes a viernes. Comida y todo, si tenía que hacer fotocopias o lo que fuera tenía diez euros, no había más. Para conseguir algo de dinero hacía fotos por la universidad. En aquella época a mi me gustaban mucho las fotos y me planté en una tienda grandísima que había de Kodac a pedir trabajo. El dueño era japonés, estuve un par de semanas de prueba y las cosas me fueron bien. Hacía fotos a la gente por la universidad y cobraba una comisión por cada foto. Así me sacaba yo mi dinerito, me compraba mi ropa o por ejemplo, mi primer diccionario a medias. Los diccionarios de Francés en Marruecos son muy caros, el Larousse. Para poder comprarlo lo pagaba a medias con una compañera.

Ahora te ríes pero en aquel tiempo te agobiabas, veías a tus compañeros, todos con su diccionario y nosotras con la mitad, tenía que tener a mi compañera por narices al lado, eso era también otra cosa. No tener dinero a veces era horroroso, era no tener ordenador, no tener libros, no poder hacer fotocopias, no poder seguir el ritmo de tus compañeros, no poder hacer prácticas, etc. En Marruecos ninguna empresa te elige si no eres nadie para ellos. No eres nadie si tu familia no tiene dinero. Entonces era muy triste cuando veías que cogían a tus compañeros y a ti no te cogían por eso, además había mucho machismo en la designación de plazas, eso sigue siendo así. Si te quedas embarazada te vas a la calle y ya está. Los que tienen derecho a baja son los funcionarios, en las empresas privadas tienen a cuatrocientas personas trabajando y tienen cuatrocientos contratos, ni uno más.

A pesar de todo, fue una etapa muy divertida, había momentos en que terminaba agotada

pero había hecho bien en coger aquel trabajo, era mucho más

independiente que el primer año. En primer año en casa de mi tío era otro rollo. Odiaba estar en casa de mi tío, estaba acostumbrada con mi madre a otro ambiente. Mi madre era muy dulce, nuca me había chillado y para mí que allí me chillaran era… yo qué sé. Así que fue una autentica liberación cuando comencé a

85


trabajar en lo de la fotos, ya no iba más a casa de mi tío, salía, entraba, iba sola, no sé, parecía más mayor, más independiente.

Cuando terminé a los cuatro años choqué con la realidad laboral. Filología Francesa no tenía salida, en todas las escuelas necesitabas recomendación, siempre miraban dónde vives, de dónde vienes, de quién eres… Entonces decidí que tenía que reorientar mi trayectoria profesional. Un hermano mío es banquero, hablé un día con él y le pedí que me echara un cable. Hice algo de informática, de contabilidad, banca, etc. Cambié de vocación totalmente.

El problema era entonces mi padre, ya iba para mayor y necesitaba despejar un poco la casa. Para él, aquel año que estuve en casa era como si no estuviera haciendo nada, no podía costearme los cursos y cómo ya tenía veintidós años no paraba de pensar en casarme, con tal primo, con este vecino…

Conseguí hacer los cursos gracias a otro hermano mío que entró de gendarme. En Marruecos cuando comienzas a trabajar para el gobierno no te pagan hasta los seis u ocho meses y luego te mandan todo el dinero de golpe. Cuando él recibió todo aquel dinero, el pobre me dio la mitad para una escuela de gestión empresarial. Fue un gran apoyo. Fue un conflicto también para él porque mi padre le decía: «ese dinero nos puede servir para algo». Casarme era la solución, pero casarme significaba dejar todo. Hasta mi prima, aquella que antes era un referente para mi padre, se había casado y había dejado el trabajo a los seis meses. Casada también era un referente, mi padre seguía: «mira que la prima que estaba trabajando se ha casado, que ahora ella tiene que estar en cu casa, que las chicas que estudiaron contigo, todas están casadas…».

Mi hermano se lo explicaba y se iba conforme, pero cuando llegaba a la calle y los amigos le decían: «¡que hemos visto a tu hija en la parada de los taxis!». Eso a él le mataba, la gente del pueblo incluso nos rechazaba, no se acercaban a nosotros porque decían: «mi niña no, esos tienen una mentalidad muy abierta… es que no sabemos lo que están haciendo, unos se van otros vienen...». Verdaderamente éramos una influencia, por ejemplo, a mis amigas yo les decía: «¡pero como vas a dejar que te diga eso! ¡No puede decirte que no vayas a la ciudad!» Esta chica se fue a la ciudad sin permiso y el padre claro, le echó la culpa a mi padre. Mi padre luego llegaba a la casa y descargaba todo, mi madre en medio intentando moderar, yo por un lado, mis hermanos, en fin, un lío. A pesar de los problemas, mis hermanos y yo éramos realmente afortunados. Si no es por el empeño de mi padre,

86


nunca hubiéramos estudiado. Si es por mi madre nunca lo hubiéramos hecho, ella era más tradicional. Además, qué tengo que decir yo viendo la situación de muchas amigas mías, su casa era un infierno. Sí, mi padre era un hombre serio, incluso algunas veces daba miedo hablar con él, pero era una persona muy abierta. Nunca nos decía: «no te pongas eso o ponte lo otro». Es más, no le gustaba el velo, realmente no presionaba mucho pero en su momento… decía lo que podía.

Pues eso, hice el curso a pesar de los pesares. Estuve dos años y después hice unas prácticas en una empresa petrolífera cerca de Casa Blanca, allí conocí a mi marido. Después de las prácticas mi hermano, el que es director de un banco, me enchufó y ahí estuve otros seis meses hasta que me casé. Casarme no era para mí y mira por dónde, al final me casé la primera. Mi padre estaba deseando casarme, eso lo traía loco. No paraba de traerme gente, me traía a uno, me traía a otro, venían unos primos… y yo nada. Él me decía: «¡pero qué quieres!» Y yo: «¡pero si no lo conozco!» o «ahí tienes a mi hermana, ella es la mayor». No los conocía y no quería, desde pequeña yo sólo pensaba en trabajar y ayudar a mi familia. Nunca soñé con casarme. A pesar de la presión no lo hice por mi padre ni por la gente, me casé porque me enamoré de mi marido, eso fue lo que me cambió pero nunca me he conformado con casarme.

El banco no era un buen trabajo, pagaban poquísimo y además al casarme tenía que aportar algo ya a mi casa, tenía que ayudar a mi familia y en Marruecos veía la cosa muy, muy negra. Por eso, decidí venir a España. Vine como turista con mi hermano, que es director de un banco. Él regresó, siguió con su vida y yo tomé mi decisión.

Conciliar dos familias

Desde el momento en que me casé tuve que “conciliar” dos familias, la que tengo aquí pero siempre pensando en la de allí. Yo creo que es algo que les pasa a muchos inmigrantes pero sobre todo a las mujeres. Las mujeres pensamos más en la familia, la mantenemos, mantenemos esa unidad. Con mi marido, por ejemplo, siempre le tengo que recordar: «mira que estamos a fin de mes, que tenemos que mandar algo». Él pasa totalmente, él ha aprendido que eso es de mujeres y realmente él piensa que eso es así. Entonces yo tengo que darle a mi familia por narices y mi marido a la suya, por más que nos ayudamos para sacar nuestra familia adelante, siempre hay que dar a una familia o a otra. Aunque ya estamos

87


casados y saben que tenemos hijos, hay que aportar a la familia. La verdad, te ves como un cristo para llevar todo para adelante, porque trabajas y tienes que aportar a tu padre y a tu madre algo, aunque sea yo qué sé, cincuenta euros al mes. Da igual, hay que aportar. Y nosotros que vivimos aquí, por ejemplo, no podemos decir que sólo vamos a mandar cincuenta euros. Tú estás en Europa, tú tienes que mandar bastante más dinero porque cincuenta no es nada para ellos. En Marruecos sigue todavía este problema, los dos trabajan, la mujer aporta a la casa del padre y el hombre también a la de su familia a no ser que seas de una familia con dinero, que hay pocas en Marruecos. Cuando ya empecé a vivir con mi marido, ya fue cuando vi que el problema era más gordo de lo que imaginaba, porque realmente no daba abasto, en Maruecos no podía.

Esto me motivó mucho a venir aquí, a Europa. Pensaba que aquí me iba a ir mejor, desde aquí podría ayudar mejor a mi familia. En esa edad todos queremos vivir en Europa, yo tenía la información al revés, veía los coches, las ciudades y pensaba: «esta gente se ve que está mucho mejor». Después cuando me quedé con el niño aquí, sola, y ves que es lo mismo…

Ahí me di cuenta de que estaba ya en un problema también gordo. Ahora que miro con distancia ya sé yo, tengo una buena y una mala sensación. Buena porque me he salvado un poco y he superado todo, mala porque me he quedado fuera de la familia, muy lejos y... y sufres en silencio. Yo no podía contarle a mi padre, por ejemplo, que trabajaba en servicios domésticos y que comía un bocadillo en la parada del autobuses, le hubiera dado algo al pobre. Da mucho que pensar, lo he pasado realmente mal, la lluvia, el frío y luego qué, le digo que estoy trabajando limpiando. Eso no se lo podía contar a mi padre, le tenía que decir otra cosa.

Él cuando iba me preguntaba que dónde trabajaba, yo le decía que en una oficina y el pobre se lo contaba a la gente en el pueblo. Mi padre en el pueblo es conocido porque la hija trabaja con el gobierno de España. Así, hubo chicas que vinieron aquí y sus padres fueron a casa de mi padre a pedirles que yo les echara una mano. Hubo un caso que, de verdad, yo le eché una mano a la chica y entonces cuando fui a Marruecos vino el padre, la madre, la hermana,...toda la familia muy agradecida. Yo no había hecho nada, la chica se iba a quedar en la calle con dos niños y me llamó mi padre diciéndome que ella había llamado a su casa llorando, diciendo que iba a volver. Me llamó mi padre para que yo la buscara y yo dije: «¡pero dónde la busco!» Entonces me dio un teléfono y vivió con nosotros hasta que le busqué una casa de acogida a la pobre. Ahora está mucho mejor, ya trabaja, tiene su casita

88


alquilada y es independiente. Con esto cogí mucha fama en el pueblo y mi padre está que no cabe en la casa: «que ésta trabaja en no sé qué…», dijo: «si, si, éste no ha visto nada, unos contratos que...»

A pesar de todas las dificultades, me encanta ayudar a mi padre. Yo siempre decía: «que se case mi hermana y yo me quedo cuidando de mi padre». Siempre, siempre decía eso, lo que pasa es que la pobre nunca llegó a casarse. Ahora, de verdad, estoy muy contenta porque le echo una mano, cuando lo necesita, cuando me pide algo, me encanta, te quedas bien. Al menos le he devuelto algo al pobre porque él también lo ha pasado muy mal.

Su vida ha sido un verdadero desastre. Su familia tenía dinero pero el pobre lo perdió todo. Comenzó trabajando en el campo, tenía mucho ganado, compraba terrenos y le iba bien. Estaba todo el día trabajando pero cuando compraba un terreno no lo registraba o se lo daba a mi tío para que él lo registrara. «Tú vas a registrar esto», le decía al hermano y el hermano registraba todo a su nombre y después lo vendía. Nos dejó sin nada. Éramos ocho niños, mi madre y él. Había trabajado toda su vida, prácticamente desde los seis años, y salió del campo con cinco euros en el bolsillo.

Tuvimos que bajar al pueblo. Antes vivíamos en mitad de la montaña. Entonces tenía yo ocho o nueve años. El pueblo está a mil novecientos metros pero nosotros vivíamos aun más alto, estábamos junto a una estación de esquí. Me acuerdo que en invierno muchas veces nos quedábamos aislados con la nieve y no podíamos ir al colegio. Una vez estuvimos un mes aislados, no podíamos ver ni a los vecinos que teníamos al lado. Llegaba la época de las nieves y decíamos: «hasta el mes que viene». Era un lugar bonito pero duro, llegaba la nieve en diciembre y se iba en abril. Cuando llegaba la nieve cortaban la carretera y no había nada, se morían los animales y nos quedábamos sin nada. Así que, cuando mi tío vendió los terrenos no teníamos nada que hacer allí. Mi padre había estado toda la vida en el campo y cuando llegó el pueblo era una cárcel para él.

Éramos diez personas, no teníamos trabajo y no teníamos dinero. Fue llegar al pueblo y a mi padre se le puso el pelo blanco en cuatro meses de la preocupación. Empezamos desde cero, no pusimos todos a trabajar, todos para echarle una mano. Mi padre encontró trabajo como conductor para las cacerías que hacía el rey Alí Maraz. Cuando regresó mi padre de las cacerías,

mi madre había tenido que

vender todas sus joyas para poder mantenernos. Con el dinero que había ganado

89


mi padre se sacó la licencia de taxista y empezó a trabajar en esto hasta hace poco. Era una época muy dura porque mientras hacía su clientela mi hermano, el que ahora es gendarme, y yo teníamos que trabajar cuando salíamos del colegio. Ahora cuando nos juntamos nos reímos recordando aquellos tiempos, lo pasamos mal y eso nos unió mucho. Mi padre solía decir entonces: «sólo nos tenemos a nosotros mismos». Las dificultades nos unieron más, nos hicieron más fuertes por eso ahora tenemos una relación tan especial. Mi tío por ejemplo, el que se quedó con todo nunca tuvo necesidad. Mandó a sus hijos a estudiar al extranjero y ahí se quedó sólo. Tuvieron su vida bien cómoda pero mi tío se quedó sólo. Él nunca pensó eso. Porque los hijos que se fueron a estudiar, se fueron cuatro y no ha vuelto ninguno, todos tienen su vida, su familia, se casaron y no vienen a verlo. En mi familia no tenemos dinero pero vivimos bien, somos como una piña, tenemos mucho amor entre nosotros, mucho cariño.

Mi tío nunca nos echó una mano, no nos dio ni un poco de leña para el frío. Ahora, aunque ha pasado mucho tiempo, cuando lo veo se me encoge el corazón. Todavía me duele. Un día le dije a mi padre: «mira, por más que le saludo, por más que le pregunto, es que no sé, tengo ahí una cosa…» Mi padre me dijo: «yo estoy igual, que no te preocupes. Mira, es mi hermano pero tengo el mismo sentimiento».

En fin, de esto ya ha pasado mucho tiempo y gracias a Dios estamos mucho mejor, tenemos nuestra casa propia, mi padre ha recuperado lo que ha perdido, compró otros terrenos, le hemos echado una mano, yo qué sé, todos estamos aportando algo. Quien puede bien y quien no puede también está ayudando, no sé, con decir una palabra buena para él es suficiente.

Por eso, hace un par de años cuando mi padre cumplió los sesenta y cinco decidimos que ya estaba bien de trabajar. Acordamos pagarle entre todos la jubilación. Al principio él no se lo creía pero al final lo convencimos. Había trabajado toda su vida y un día dijimos: «hasta aquí hemos llegado». Entonces vendió el taxi, vendió la casa del pueblo y se fue a una casa en el campo. Para que no se quedara sin hacer nada que también es malo, con el dinero, se compró algunos animales, vacas, lo que él quiso.

Y así lo hemos hecho, le mandamos dinero todos los meses, le compramos la ropa aquí en rebajas y bueno, yo voy guardando todo y cuando vamos se lo llevamos. Para él es… vamos. Le compramos a mi padre y a mi hermana mayor que vive también con mi padre y lo está cuidando. Lo que hacemos es eso, mantener a la

90


familia y ya está, tengo esa doble vida. A mi padre yo le doy 150 euros para el sólo y a mi hermana 100. Ahora que sólo son dos lo tengo todo más o menos controlado.

Con este dinero junto con lo que les dan mis hermanos tienen bastante. Además si hace falta poner algo en casa ponemos todo un dinero y lo arreglamos. Por ejemplo, no tenía el calentador y en donde vivimos en enero te levantas y el grifo del agua está cortado porque está congelado. Entonces hemos comprado mantas, hemos comprado el calentador del agua, se lo hemos puesto,... Antes había que calentar el agua en el fuego para ponérselo al grifo. Entonces eso, compramos cosas para la casa, hasta las sartenes se las compramos y cuando mi hermana nos dice, nosotros se lo llevamos desde aquí. Como soy la única que tengo coche cada verano les llevamos las cosas.

Ya llevamos dos años pagándole y me he enterado que hay una forma para hacer que le den la residencia aquí, en España. Tenemos que aportar nosotros los papeles alegando que puedo hacerme cargo yo de su mantenimiento. Con esto podría estar hasta un año aquí y eso sería estupendo. Le encantaría venir pero el siempre lo ha dicho: «si tengo una invitación es para ir y luego volver» Él vuelve a casa.

Pero bueno, conseguir esto de la invitación es una pesadilla. Me piden los movimientos bancarios, el alquiler de la casa, el contrato que tiene que ser de más de seis meses,… ya lo pedí una vez y no nos lo han dado, esperemos que esta vez lo consiga. Además, todos estos trámites son muy lentos y él tiene ya sesenta y siete años. Él siempre dice que está bien, nunca le duele nada y nunca, en toda su vida, ha ido a un médico. Él está bien pero mi situación laboral, los requisitos y lo lento que son los trámites nos desanima bastante.

No tenemos a nadie, nos tenemos a nosotros mismos

Cuando murió mi madre todo el mundo pensaba que mi padre se iba a casar, mis hermanos se iban a ir cada uno a un sitio y que la familia se iba a deshacer. Todo el mundo pensaba lo peor, pero al final ni se casó, ni se fue mi hermana ni mi hermano, toda la familia sigue siendo una piña. Esto es una cosa que yo aprecio mucho, tengo muy buena relación con mis hermanos y con mi padre. Eso es fundamental. No queremos tanto dinero, lo más importante es que mi padre se ha recuperado el pobre. Él siempre recordaba que tenía terreno, que tenía su coche,…

91


ahora tiene su terreno, tiene su coche, tiene sus animales, va cuando quiere, trabaja cuando le apetece, vive mucho mejor. Todo se lo ha ganado a pulso. Yo me acuerdo que cuando estaba mi madre él era mucho más frío, yo qué sé, teníamos una relación buena pero siempre a través de mi madre. A raíz de esto nos hemos unido mucho más. Mi padre siempre dice: «es que no tenemos a nadie, nos tenemos a nosotros mismos». Entonces quieras o no siempre hemos vivido esto, me parece que de toda mi familia los únicos que seguimos así somos nosotros. Todos mis primos cada uno han hecho su vida y ya está, pero nosotros hemos aprendido esto desde pequeños y vamos a seguir así siempre, todos apoyándonos. Por ejemplo, mi hermana pequeña ha vivido hasta que se casó en mi casa y mi marido sabe que yo no puedo dejarla que se vaya. Entonces vive en mi casa cómoda, trabaja, entra y sale cuando quiere y ya está.

A mi me encanta esto porque es por lo que hemos luchado desde que éramos pequeños. Antes yo siempre tenía esa preocupación: «no tenemos, no tenemos, no tenemos».

Siempre pensaba: «tengo que hacer algo, tengo que hacer algo»

Siempre estaba angustiada, pero ya llega un momento en que hemos descansado, de verdad que ya no me preocupa tanto el dinero.

La gente valora más el dinero, muchos amigos me dicen: «me voy a Marruecos y voy a hacer un viaje a Marrakech y después a…» Yo me voy a mi casa que estoy con mi padre y mis hermanos y es que, a veces, no salgo en todo el día. Y me da igual, si estoy ahí estoy bien y ya está. Y es una cosa que para mi es muy importante, la familia. Mis niñas fueron dos veces a Marruecos y,

por ejemplo,

cuando vamos a casa de mi marido o vamos a mi casa, los tres quieren ir a mi casa porque yo qué sé, que ahí los tratan con mucho amor, con mucho cariño. En mi casa están con mi hermana y están a gusto. Mis niñas se lo dice a su padre todos los días: «que vamos a Marruecos, pero a tu casa no vamos». Así se lo dicen. Y Mi hermana, la que cuida a mi padre, encantada. Para mí eso es muy grande, es muy grande de verdad. Tengo muchas compañeras aquí que no pueden dejar a sus niños en Marruecos porque su madre o sus hermanas no pueden cuidarlos. Yo dejo a las niñas y estoy muy tranquila porque sé que están bien.

Yo qué sé, la familia, es la única cosa por la que no dejo de luchar. Es eso, ver a mi padre también allí y a la familia me da fuerzas. Mi madre la pobre era una señora, se conformaba con un chicle, tú le regalabas un chicle y para ella era la vida. La hemos visto como ha luchado con mi padre, como no lo ha dejado en los momentos malos y eso para mí ha sido muy importante. Esa unión de la familia es lo que nos

92


ha hecho a todos seguir hacia delante, no sé, la fuerza de los dos ha sido algo fundamental. A mí que no me digan que con una madre es suficiente, si no es por mi padre ninguno habríamos estudiado. Si fuera por mi madre todas estaríamos no sé, en lo peor de todo porque la pobre era muy dulce y muy… que no te podía decir nada. Porque las madres yo creo que… no sé, somos más blanditas yo qué sé. La presencia del padre es una cosa fundamental, ¿si hay un padre y una madre por algo será no? Entonces yo qué sé, los hijos tienen como referencia a la madre y al padre. En mi casa vamos, el padre llega a las tantas y siempre los niños no sé, por lo menos los míos, estoy todo el día con ellos pero cuando viene el padre ya no me conoce nadie. Y si yo digo algo lo repito cien veces pero cuando viene el padre y dice algo van a la primera. Aquí en España, como se educa a los niños, no sé si es igual pero en mi familia es así.

Mis hermanos, cada uno tiene ya su vida. Mi hermano mayor, director financiero, el que es Gendarme, otro que trabaja como conductor en una cadena de hoteles de Marrakech, mis dos hermanas que están aquí también conmigo, mi hermana mayor que cuida a mi padre y el pequeño que ya tiene 18 años y estudia automoción. Todos menos la mayor y el pequeño están ya fuera de casa pero no por ello dejamos de estar unidos, al contrario, ante cualquier cosa todos nos volcamos en nuestra familia. Por ejemplo, este verano con la boda de mi hermano. Este verano hemos celebramos dos bodas, la de mi hermano el Gendarme y la de una de mis hermanas que vivía aquí conmigo. Con tan sólo dos semanas de separación y tres y cuatro días de celebraciones, los preparativos,… termina una muy cansada.

Las bodas tradicionales en Maruecos, como la de mi hermano, son muy diferentes a las de aquí. Nosotros llegamos un lunes a Khouribga, la ciudad donde vive mi hermano. Desde que llegamos hasta el jueves estuve comprando cosas con él para la novia. Es una especie de ajuar. El jueves comienzan las celebraciones con una cena familiar en casa de ella, sólo están su familia y la nuestra. El viernes, por la mañana, le llevamos los regalos. Le llevamos dos carros llenos, se pasean por las calles para que los puedan ver la gente, los regalos están sobre unos platos grandes, había ropa, henna, comida típica de Marruecos, dátiles, leche,… hasta una vaquilla que había comprado mi hermano para ayudar en la comida del sábado. Fuimos con los carros y con una banda de música, por donde quiera que pasábamos la gente se incorporaba, aquello parecía una procesión, una cola de un kilómetro y medio. Hacía tanto tiempo que no veía esto que me emocionó mucho, las demás bodas en mi familia siempre habían sido normales y corrientes.

93


Bueno, el viernes es el día de la henna y también comemos todos juntos, la novia va vestida de verde y dorado, con una corona y todo. Es el día en el que la preparan, sus amigas le hacen los dibujos en las manos y la arreglan para la fiesta del sábado, mientras, todos los vecinos están de fiesta con música y todo. El sábado, sobre las cinco de la tarde comienza lo que es la boda en sí. Es la fiesta más grande, preparamos dos alhaimas, varias bandas de música y teníamos seguridad y todo porque la gente se colaba en

la fiesta. Mi hermano iba con la

chilaba blanca, llegamos a la puerta de la novia y ella, ya preparada, lo recibió en la puerta. Él subió sólo con la novia y nosotros nos quedamos debajo en la fiesta. Estuvimos cenando y cuando ya estuvo todo recogido, entran los novios y la novia se sienta en una silla grandísima, así de reyes. Cada hora se cambia de ropa, ella se cambió por lo menos 5 o seis veces. La costumbre también es que la gente que se quiera hacer una foto con la novia la tiene que pagar. No puedes saludarle ni hacerle fotos hasta que no pagues. La gente empieza a pujar, su familia y la mía. Al principio empezamos con el dirham y al final terminamos con el euro. Terminamos pagando cien euros, los pusimos mi hermana y yo, cincuenta cada una. La novia se quedó muy contenta, cuando terminamos me dijo: «a mi me ha gustado cuando empezasteis con el euro, eso a mí me vale porque tengo que comprar muchas cosas de la casa y me viene muy bien».

Después de la puja, volvió mi hermano, la novia se vistió de blanco, y cuando se pone el vestido blanco la gente ya sabe que la fiesta ha terminado. Eran ya las seis de la mañana, la costumbre es que las familias acompañen a los novios en su primera noche, pero mi hermano no quería que fueran con ellos al hotel. Él tenía todo preparado en el coche, las sábanas y todas las cosas y se fueron solos los dos pero eso no le ha gustó mucho a la familia de ella.

Mientras esperábamos a los novios en su primera noche, desayunamos con la familia de la novia las Hariras, la sopa típica de Marruecos en Ramadam. El padre estaba enfadado porque no había acompañado a su hija hasta el hotel. Era un hotel de cinco estrellas que le había regalado un primo nuestro que vive en Estados Unidos. Le regaló la noche pero en el hotel le advirtieron que no vinieran todos los coches porque podían molestar a la clientela, por eso se fueron solos.

Al día siguiente no había quien nos levantara. Cuando llegaron los novios eran las doce del medio día, se ducharon y se quedaron fritos. A las dos, comenzaba la última fiesta en casa de mi hermano. La casa de mi hermano tiene cuatro habitaciones y cuando entró todo el mundo, mi padre se asustó el pobre, no sabía

94


donde meter la gente. Había gente en el pasillo de la casa y todo. El domingo es el día del pañuelo, el pañuelo en Marruecos es algo sagrado, entonces cuando ya todo el mundo vio que le habían sacado el pañuelo, los padres estaban contentos y todo había ido bien, empezó la música, el jaleo y la comida. Había siete u ocho tipos de dulces, frutos secos todos, leche y una olla grandísima llena de carne así cortadita,… de todo. La fiesta duró hasta las nueve de la noche, llevábamos cuatro días casi sin parar, la gente se quedaba dormida de pie.

Como el ajedrez

En Málaga, todo lo que es lo social está fatal. Por mi propia experiencia y ahora por mi trabajo, sigo viendo muchísimos casos de desamparo en Málaga. Los servicios sociales parecen que quieren dar larga a la gente. Recuerdo el caso de una chica con la que hicimos un acompañamiento, estaba en trámites de separación con su marido, tiene tres niños y se iba a quedar en la calle. Fuimos con ella para ver una ayuda para el alquiler porque ella no sabía todavía español. Sólo le pagaban dos meses del alquiler y por ejemplo, en ayudas para la manutención de sus hijos, sólo el 50% del comedor, ¿de dónde iba a sacar el resto si no tenía trabajo? Otra cosa es las ayudas por lo de los nacimientos que han puesto ahora, 2500 euros por nacimiento está bien, pero luego qué. ¿Con lo de los puntos esos es suficiente? Veinticuatro euros al mes, eso qué es.

Hay muchos casos como este, de desamparo total. Además las ayudas vienen a los seis meses, qué hacen estas mujeres mientras tanto.

Mi situación no es tan

extrema, pero por ejemplo, para presentar la ayuda al alquiler, como miran la nómina del año anterior, a mí siempre me la han denegado. Cada vez que voy me paso de la renta máxima establecida. Como hay que presentar las rentas del año anterior, el problema está en que en Aldea me pagan casi mil quinientos euros al mes. Sí, eso está muy bien, pero sólo son tres o cuatro meses de contrato, ¿por qué no se tiene en cuenta eso? A veces me gustaría haber ganado menos a cambio de un poco de estabilidad.

De tres meses en tres meses. Nunca he tenido un contrato estable, cinco, siete meses como mucho pero nunca sabes con seguridad si seguirás o te cortarán. Nunca en donde yo he trabajado, en otras asociaciones sí hay gente con puestos fijos, pero en donde me he movido trabajamos con subvenciones, programas y ayudas. Si hay dinero sigues, si no a otro programa, así, como el ajedrez. A veces

95


hay programas aprobados que nunca llegan a desarrollarse por este motivo y en otros, pase lo que pase, siempre hay dinero como por ejemplo en los programas de Andalucía Orienta.

Esto de los contratos así, temporales, es un tema muy jodido. No te da ninguna estabilidad, siempre está uno en vilo. Cada día escuchas no sé, que la cosa va a mejorar y que la cosa va a cambiar… Todo va tan rápido que no te da tiempo a asimilar la situación. Por ejemplo, se aprueba un programa, se cierra otro, que hay que presentar tal, que si no el programa… Los programas duran tan poco

que

prácticamente no da tiempo a evaluar los resultados. Al final importan las cifras, tengo un tiempo “x” y tengo que atender a tantos usuarios. Todo va tan rápido que a veces no nos queda más remedio que maquillar los datos porque, de verdad, no hay tiempo material para hacer un buen seguimiento de todos los usuarios que atendemos.

Los programas suelen durar un año, pero los responsables de poner en marcha los proyectos no lo hacen a tiempo, así todo el primer semestre se pierde y luego llegan las prisas, los informes maquillados, etc. Por eso la coordinación en Aldea nunca me ha gustado. Todo se hace en el último momento y así se hacen las cosas mal. Te quedas en un programa de tres o cuatro meses nada más. Realmente no hay coordinación, son unos enfermos, son gente que… no sé, en Málaga

Acoge

por

ejemplo

teníamos

a

una

persona

que

se

encargaba

exclusivamente de diseñar y gestionar los proyectos. Estaba al día de las convocatorias, programaba, pedía las ayudas, se encargaba sólo de eso.

En cambio, yo no sé como piensan en Aldea. Por ejemplo, a la hora de delimitar las funciones y contratar a la gente, si compras de Massimo Dutti o compras del rastro eso es muy diferente para ellos. Tienes que tener un “caché”, cuando debería ser al revés, deberían mirar la humildad de la gente. No importa lo que tú vistes, importa lo que tú eres en el trabajo. Pero bueno, si no eres de su grupo estás fuera. Hablan de igualdad, de solidaridad, de compromiso social, hacen sus investigaciones, se echan ellos mismos las flores y luego van vestidos de Lacoste. Yo siempre se lo digo a una compañera de Vélez Málaga que es muy simpática: «tú eres la cateta y yo la mora, así ya estamos entre las dos completas». Porque pasan las cosas y no nos enteramos, somos tres o cuatro personas que no se enteran de las cosas que están pasando y al día siguiente: «¡Una reunión urgente!» Escuchas que los demás hablan y nosotras ahí mirándonos unas a otras.

96


Desde la última vez que fui a una reunión, yo sabía que el coordinador no me iba a renovar nunca porque yo le dije de todo. El programa se estaba acabando y había que cortar contratos. Éramos cuatro personas, la última que había entrado era una compañera argentina. Cada uno es como es, pero ella es de las personas que, por ejemplo, cuando el coordinador tenía mucho trabajo le decía: «mira yo te quito». Le quitaba a él porque era el coordinador pero a mí, como soy igual que ella no me quitaba nada. Yo llevé el programa con ella cuatro meses sola, ni un día se molestó en decirme: «mira vamos a hacer esto o vamos a hacer lo otro», nada. Y ya está, cuando hice la memoria y ya terminé todo, lo entregué y vino conmigo. Ella decía: «Mira que yo he puesto el CD para hacer las cosas». Y yo de verdad, que no le daba importancia, a lo mejor ella tenía muchas cosas que hacer porque llevaba dos programas.

Cuando terminamos el contrato el coordinador nos llamó una por una y entonces yo pensaba: «si ella ha entrado la última, y no sabe de los programas nada, continuaremos alguna de las que llevamos más tiempo». Pero nada, él me dijo: «no, que te quedas parada». Yo le pregunté: «¿Y quién se queda?» Se quedaba la argentina. No me lo podía creer, de los

criterios que habíamos

hablado en la

reunión anterior, el primer criterio era la antigüedad. Él decía: «No… pero ella tiene la iniciativa, tiene esto, tiene lo otro…» ¿Y nosotras no tenemos nada? Decía: «No… es que el programa ha salido muy bien este año y tenemos todos los objetivos cubiertos… pero…» Vale, muy bien. Salí y se lo conté

a la compañera que iba

detrás de mí: «mira no te molestes en entrar porque se queda la argentina». Mi compañera ni siquiera se molestó en pasar, empezamos a trabajar hasta que a las dos se me cruzaron a mí los cables y le dije: «contigo quiero yo hablar». Entonces empecé y le dije: «mira, yo he trabajado aquí, yo aguanté los cuatro meses, trabajaba con

todos los nervios del cuerpo,…» «¿Por qué?», me preguntó él.

«Porque pasaba ella, decía buenos días a una y a las demás no, porque en el programa siempre he trabajado sola y nunca me he quejado», le expliqué. Él me decía que era lo contrario, que mi compañera le decía que ella había hecho todo, que ella había puesto todo, entonces le dije: «llámala, llámala», y la llamó. Ahora la cosa era distinta, ahora decía que había colaborado conmigo, yo le dije «¿tú has trabajado conmigo el programa? ¿En qué? ¿En traerme el CD para grabarlo?» Ella se defendía diciendo que es que estaba en otro programa pero en realidad estaba haciendo el trabajo del coordinador. Como él es un vago totalmente, ella cogió el punto y le quitaba todo el trabajo que tenía, entonces él la apoyó. Decía por ejemplo, que era muy activa, que ella se ponía a hacer cosas… Yo sólo podía decir: «cuando estamos aquí cada una sabe lo que tiene que hacer. Yo no soy pelota, me

97


muero de hambre pero yo no soy pelota, no soy pelota con nadie, ni con mi padre». Él intentaba explicarme que la cosa había cambiado mucho, que tal y que cual y sí, sí que ha cambiado mucho: «te quedaste en la sombra tú también». El ritmo había bajado mucho, porque claro, si el coordinador no propone la gente se queda en los mínimos. Nunca nos preguntaba: «oye, cómo va eso». Nada, si no das ruido nadie te dice nada pero si la cosa mal se entera todo el mundo, porque manda un e-mail y en vez de mandarlo a ti sólo, lo manda a todo el mundo: «Mira que el programa que va mal, que hay que hacer esto…» Estuve casi media hora hablando con él, estaba tan nerviosa que me quité hasta el velo, le decía: «No, de tranquila nada, que yo ya sé que me voy de aquí y ya no vuelvo más… sé lo que digo, sé que no me vas a llamar nunca y encima tenemos que sufrir todas las humillaciones…»

Es indignante cuando no te reconocen tu trabajo, no reconocen tu experiencia. Mi autoestima ha estado por los suelos por su culpa, porque he trabajado un montón, he llevado el programa, atender, acompañar,… el objetivo eran ciento veinte personas y he superado los doscientos, la mayoría marroquíes. Ahora con esta muchacha no entra ningún marroquí, vienen preguntan por mí y como no estoy no cogen cita.

Sabía que me iba y que no voy a volver nunca, pero antes de irme me escucharon. El último día firmé mi nómina y me fui. En fin, lo que más rabia me da es que todas las ofertas de trabajo vienen cuando una está trabajando. Cuántas ofertas me han llegado y he dicho: «venga vale, para otra gente que yo estoy aquí». Si llego a saber esto… Me acuerdo que de una asociación marroquí que estaba por Carranque, me llamaron al menos seis o siete veces. Y yo no: «es que estoy aquí con un contrato…» y me ofrecían casi el mismo sueldo, que tonta fui. Ahora si trabajo, ya no me importa si es en esto o en cualquier otra cosa, intento buscar algo relacionado con mi experiencia pero está difícil… Me gustaría encontrar algo relacionado con el campo de la formación, programas formativos para población inmigrante, lengua, orientación, habilidades sociales, etc. Pero bueno, ahí estamos, me tiro todo el día en la calle, desde que dejo a los niños en el colegio me tiro todo el día echando currículums, todo el día andando o en Internet en los locutorios porque en la casa no tenemos ordenador.

El problema está en que no tengo

títulos. Todavía no he podido homologar ni siquiera el bachillerato. La dificultad está en que tengo que hacer toda la tramitación desde Marruecos y cuando voy en verano no es posible. Además te cuesta mucho dinero, tienes que traducir, las notas, el título, los programas y luego una memoria. Cada página a traducir te cuesta veinte euros y una memoria puede tener sobre cien páginas.

98


Yo por ahora me conformo con empezar con el bachillerato. Cuando ya tenga bachillerato puedo trabajar como técnico, puedo hacer más cursos y puedo hacer un FP Superior. No me importaría estar un tiempo formándome si mi marido está trabajando. Aunque me quede un año sin trabajo luego tendría más oportunidades. El problema está en que mi marido tampoco tiene un trabajo estable y el paro que tenía ya se me terminó. Lo llevaba arrastrando desde el dos mil cuatro, cobré entonces cinco meses, luego trabajé, luego me volvieron a cortar,… así hasta que me quedaron dos meses de paro que han sido los que gasté este verano, ahora mismo no tengo nada.

Cuando se tienen hijos, tienes que trabajar, estás pensando en formarte, convalidar títulos… todo se va juntando y muchas veces, de verdad, me arrepiento de haberme metido en esto y digo: «por qué no me he quedado en el servicio doméstico, limpiar la escalera, tranquila».

Internos en una finca

Tal y como están las cosas, en estos últimos días hemos pensado en irnos internos a una finca, lo hemos pensado así.

Hemos encontrado una finca en Valencia y

vamos a hablar con el dueño a través de un amigo. A mi marido no le gusta el campo, él es de ciudad pero lo hemos pensado así por dos razones. Por la vivienda y también por los niños para que salgan un poquito del ambiente del barrio. Fue idea mía, estuve hablando con mi marido y se lo dije: «¿por qué no entramos internos aunque sea dos años o yo qué sé? Hasta que ahorremos un poco y nos metamos en un piso como los demás, sino siempre podemos dejarle la hipoteca a los niños…» Bromas aparte, en eso estamos o en que nos toque la quiniela o algo así, aunque si no echamos que nos va a tocar. El otro día estaba yo viendo la tele y vi que había 130 millones de bote, corriendo llamé a mi marido y le dije: «¡Yassin mira la lotería!» Y él: «¿Por qué?, porque son 130 millones, tú piensas que me va a tocar a mí que estoy aquí todo el día “pringao”».

La verdad es que el tema de la vivienda nos preocupa mucho, pero igual que esto me preocupa también el tema de los niños. Aquí en Málaga, en el centro no se puede vivir. El ruido de día y de noche, la costumbre que tienen los gitanos de moverse por la noche, las motos por la noche, la gente entrando y saliendo todo el día, me mata todo esto. De día no escuchas a nadie, pasas por calle Jaboneros y parece que están todos trabajando. Por la noche una movida que vamos, las motos

99


pasan por encima de la acera, la gente gritando, además, hay una cabina debajo de mi casa y se escucha lo que dice toda la gente. El vocabulario es tremendo. A los niños yo los puse en un lado que no se escucha mucho pero nuestra habitación da directamente a lo que es la calle y eso es mortal, es mortal vamos. Los camiones por la mañana, las obras,… limpias por la mañana y por la noche siempre pisas y te quedas con los pies negros. Tengo una obra justo al lado de la pared del dormitorio y es terrible.

El otro día por ejemplo, pasó un camión de la obra y rompió el cable de la luz, nos quedamos toda la mañana sin electricidad. La suerte es que tengo un vecino diabético, si no es por esto, no tenemos electricidad todavía.

Lo que he visto yo en mi calle es para contarlo, además el alcalde tiene un morro… La semana antes de las elecciones se pone a limpiar nuestra calle, había un señor, venga limpiar, venga limpiar, me paré y le dije: «¿Tú vas a limpiar Málaga entera?» Y me contestó: «vamos barrio por barrio». Sí, seguro, después de las elecciones no vuelves a pasar por aquí. El muchacho se reía, antes nunca había pasado un camión limpiando por aquí.

El centro es agobiante. Yo siempre he vivido en un pueblo chico, allí parece que todo va más despacio. Aquí no puedes ni ver el cielo, en Málaga no se ve. Los niños están contentos aquí, tiene sus amigos, tienen su colegio, pero como se crían en un pueblo no se crían en una ciudad. Cuando vamos al pueblo los niños están todo el día en la calle. Hay veces que juegan incluso en la carretera, pero como no hay ningún coche estás muy tranquila porque sabes que

no va a pasar nada. Si se

pierden en el pueblo, el último vecino te los trae hasta la casa. Igual que aquí, aquí te desesperas. Una noche mi niño en Marruecos me dijo: «¿por qué aquí se ven mucho las estrellas?» Mi hijo nunca había visto una estrella aquí en Málaga, de verdad. Se fijó en el cielo por primera vez cuando fuimos a Marruecos. Después alguna vez nos hemos ido a la playa para estar lejos de la luz, pero nada, no se ven igual, de verdad, tanta polución y tanta… Cuando vamos a mi pueblo se ven las estrellas, mi padre tiene una azotea arriba de la casa, ponemos unas mantas y nos quedamos allí, tumbados con los niños y de verdad, se disfruta mucho.

A mí es lo que me gusta de Marruecos, la gente. Tú ves que la gente vive con poca cosa y no piensa que… La mayoría no ve siquiera los informativos, la mayoría no sabe lo que está ocurriendo en el mundo, lo que saben es trabajar, comer en su casa, sus hijos y limpiar. La verdad es que cuando vamos al pueblo y nos dicen:

100


«que suerte que estáis ahí», yo pienso: «qué suerte, no sabéis ustedes». Desde que llegamos parecemos militares, que no paran, todo el día corriendo.

La verdad es que me gustaría vivir en el campo, como una amiga mía que tengo en Alhaurín el Grande. Ella vive en mitad de campo y algunos fines de semana vamos a comer a su casa, cuando vamos allí descansamos, comemos todos juntos y desconectas un poquito.

En la ciudad vives asustada, que si hay peligro de tsunami, que si han robado a fulanito, que si el problema de la vivienda. Y la tele te agobia todavía más, tú sabes cuál es el problema, pero te agobian y te agobian y vives en un estrés… deja que pase lo que quiera, pero cuando llegue el momento. Nosotros cuando vamos a Marruecos desconectamos y más en la casa de mi padre. En la casa de mi padre la tele ni se enciende. Y si quieres no sé, hacer la comida en tu cocina bien, si quieres bajas todo y te quedas ahí sentada bajo un árbol. Ahí despacito, a hacer la comida y tú estás ahí… eso me encanta de verdad, nos ponemos tres o cuatro, nos sentamos debajo de un árbol y hacemos lo que sea. La gente pasa y te saluda, todo el mundo te conoce y tú conoces a todo el mundo. Eso, cuando volvemos aquí es una de las cosas que yo echo más de menos, hablar con los vecinos. Siempre que voy mi hermana la mayor nos dice: «¡pero por qué los saludáis cada vez que pasáis, que no hace falta! Y nosotros: «no, que es el vecino…» A mi hermana la mediana también le pasa igual, cuando llegamos entramos en la casas de los vecinos y “pon, pon”, para adentro. Muchas veces lo hacemos para disfrutar con ellos, de verdad, y le digo a mi hermana: «vamos a bajar a hacer la comida ahí abajo y nos sentamos…»

No sé, en el pueblo se vive más tranquilo. Es que no les importa nada, si ha subido el pan, bueno no pasa nada, diez céntimos no pasa nada. Pero aquí te lo ponen así, que si ha subido el pan, que si los sueldos están congelados y tú piensas: «Dios mío, cómo voy a llegar fin de mes». Y cuando vas a la compra no sé… te ponen la cabeza, vamos… y cuando empieza un caso de violencia, tres meses se tiran, que si ha pasado esto, que ha si ha pasado lo otro… Donde yo vivo, por ejemplo, la gente dice: «¡Ay, que miedo!», pero aquí realmente nunca pasa nada, yo paso todos los días y ya hasta me conocen. Pasarán cosas, sí, pero te ponen las cosas tan negras que…

No sé, como pintan las cosas una familia con un sueldo normal lo tiene muy difícil. Ahora con que si somos la octava potencia mundial. Claro, con la venta de pisos

101


pero yo no veo mejoría. Ahora este hombre con lo de las elecciones venga a sacar cosas, que si lo de la vivienda, que si lo otro… va a dejar España nueva. Por eso lo de irnos a una finca, una familia en nuestra situación… por ejemplo, a mi marido le han dicho: «si te quedas con nosotros te ponemos fijo». Está todo el día en un lavacoches por ochocientos euros. Él mismo lo dice: «para qué quiero fijo ahí, si no me va a servir para nada». El alquiler son quinientos y de luz siempre son de sesenta para arriba. Cuando trabajo yo, sí, tenemos un buen sueldo, nos viene muy bien, podemos hacer muchas cosas pero es un trabajo tan inestable. Cuando trabajo yo estoy tranquila, porque con mi dinero pagamos el alquiler, comemos y siempre hay algo a fin de mes, pero cuando sólo es mi marido…. Además él no es de mucho trabajar, el año pasado por ejemplo sólo trabajó cuatro meses, pero el año pasado no pensaba en eso porque yo tenía trabajo. Pero este año las cosas son diferentes, ya no tengo paro y las cosas están así, si esto dura más meses… no sé lo que vamos a hacer. Siempre tienes que tirar de algo, si tienes algo ahorrado siempre, siempre tienes que gastarlo. Nunca llegas a ahorrar, lo ahorras cuando estás trabajando y lo gastas cuando estás en paro, de verdad, te quedas en lo mismo.

No sé lo que haremos, mi marido es muy miedoso. No le gusta el cambio, le da mucho miedo. No se lanza y yo mira que se lo digo: «mira, por lo menos en vez de estar aquí pagando quinientos y pico euros podíamos encontrar, no sé, otra cosa en otro sitio». Tenemos cuatro habitaciones y la mitad no nos sirven para nada. Una ni la usamos siquiera y ahora como han hecho la obra al lado se ha puesto con una humedad que… está ahí y ya está. En vez de cuatro habitaciones, tres habitaciones pero al lado del colegio que todas las mañanas tengo que andar al menos 20 minutos. A la niña chiquitita la tengo que llevar todavía en el carro y después me duele la espalda y los hombros. Y nada, a él le da mucho miedo el cambio, de verdad. A mí no me importa porque lo que pagamos ahí lo podemos pagar en otro sitio, más cerca y yo qué sé. A lo mejor está mucho mejor que este. Pero él está muy tranquilo, a él le gusta esto.

102


¿Qué es un hobby?

Bueno la cosa ha variado mucho ahora que no estoy trabajando y también de un trabajo a otro. Por ejemplo, en Aldea no estaba muy agobiada pero en el Albergue sí. Cuando trabajo soy más ordenada, tiene que estar todo mucho más planificado. Normalmente me levanto a las cinco y media, las cinco y media de la madrugada. Me levanto a esta hora porque tengo que ponerle la comida a mi marido, a Yassin. Él se va sobre las seis de la mañana. Cuando él se va sobre las seis, más o menos, yo me quedo planchando y haciendo cosas de la casa. Como a mi niña, la mediana, le gusta la ropa calentita, entonces plancho lo que es la ropa de los otros dos y la suya la dejo la última. A las siente y media más o menos estoy planchando la suya, les hago los bocadillos, los colacaos y ya está, a levantarse. Sobre las ocho despierto a los niños, bueno eso ahora, cuando trabajo no, sobre las siete y cuarto por ahí. Cuando estoy trabajando salimos de la casa a las ocho y cuarto, los llevo al aula matinal y yo para el trabajo. Empiezo a trabajar a las ocho y media, ya no tengo descanso porque he gastado la media hora del desayuno, porque entramos a las ocho pero con los niños… Trabajo hasta las dos y media y salgo. Algunas veces sin descanso se hace un poco largo, en verano había veces que me mareaba, toda la mañana sin comer. A las dos y media me voy para la casa, como Aldea está al lado de mi casa, me da tiempo quitarme las camas antes de recoger a los niños. A las tres voy al colegio los recojo y para la casa. Lo primero la ducha, después la pequeña siempre duerme un poquito por las tardes y los otros a hacer sus tareas. Yo, a hacer la cena, la comida para el día siguiente, la merienda para los niños, ayudarles con los deberes, etc. Esto es cuando no tengo que trabajar por las tardes. Hay veces en Aldea en que tengo que trabajar alguna tarde.

Cuando tengo trabajo por la tarde lo que hago es que dejo a los niños, hay veces que se quedan con mi hermana, hay veces que se quedan solos y a partir de octubre empiezan los talleres en el colegio. Cuando se quedan solos lo que hago es estar todo el rato con el teléfono. Cada vez que llamo les digo, por ejemplo, que cierren la cocina, les dejo la merienda encima de la mesa y como se quedan con la pequeña eso es lo que más me preocupa. Entonces los tres se quedan en el mismo sitio porque tienen miedo, se quedan en una habitación encerrados con la tele y ahí están los tres, no se separan. Cuando los tengo que llevar a los talleres eso también es un lío, uno empieza a las cuatro y otro a las cinco, a uno lo tengo que recoger a las seis y a otro a las siete.

103


Los días que no trabajo por la tarde es eso, preparar las comidas, la cena, las lavadoras, limpiar lo que es la casa y más o menos, siempre termino durmiendo sobre las una y media de la mañana o algo así. A las siete y media llega Yassin, mientras le pongo la cena y

ayudo al mayor con los deberes no me da tiempo

hacer nada, me quedo con él hasta que termina siempre. Los niños ya se saben como son, hay que estar encima de ellos. Entonces si termino con él tarde, más tarde empiezo a hacer la comida y más tarde me acuesto yo. La mayoría de los problemas los llevo yo encima, de verdad. El padre trabaja en la construcción y ya se sabe como es el horario, sale por la mañana a las siete, llega a las seis de la tarde y ya está… no sé, más de la mitad de las cosas están quitadas y yo estoy todo el día para abajo y para arriba. Por eso le propuse yo lo de la finca: «buscamos una finca, una cosa interna los dos». A lo mejor trabajas por la mañana, después recoges la cocina y te vas a tu habitación, no piensas en alquiler, ni en agua, ni en luz, ni en nada.

No me da tiempo para más, por la noche la ducha y a veces ni eso, “¡pon!” hasta la mañana siguiente a las cinco y media de la mañana para prepararle la comida a Yassin otra vez. Vamos, que no tengo problemas de insomnio, cuando llegan las una y media o las dos me quedo frita. Un hobby o algo así, nada, ¿qué es un hobby? La única cosa que hago siempre, justo antes de dormir es sentarme un cuarto de hora en el sofá. A mi no me gusta por ejemplo, terminar y directamente a la cama. No me gusta terminar duchándome y a la cama, no sé, aunque sean las dos de la mañana me da igual, descanso en el sofá un ratito y luego ya me voy. Además siempre intercambio libros con las compañeras , siempre leo un poquito, aunque sea un cuarto de hora. A este ritmo me duran los libros seis meses porque leo una hoja y a la otra estoy ya… No me gustan las tareas de la casa de verdad, no puedo terminar el día haciendo eso.

Para formarme, prácticamente no tengo tiempo. Lo he hecho, pero con mucho sacrifico. Por ejemplo, me acuerdo del año pasado que hice un curso por las tardes y además me pilló Ramadán. Era de seis a nueve, salía a las tres de Aldea y antes de irme tenía que dejar todo preparado para la cena de Ramadán que es a las ocho. Era mortal, salía a las dos y media del trabajo y me iba directamente por los niños a la puerta del colegio que salían a las tres, hacía todo deprisa porque a las seis tenía que estar en el curso. A las ocho yo hablaba con el profesor para salir un momento a comer y a las nueve y media llegaba yo a mi casa y otra vez a empezar. A veces llegaba y estaba todo ahí por medio. Algunas veces que a Yassin le daba la gana limpiaba lo que es lo platos y eso, pero otras veces no, llegaba y

104


estaba todo por medio. Yo sé que debería hacer más cursos y que tendría que estudiar más, terminar la carrera en la universidad que no lo hice pero… la mayoría de las veces no puedo, bien porque el curso es fuera de Málaga o porque tienen un horario que no puedo compaginar con el trabajo o con la familia, la verdad es que la mayoría de la veces no puedo.

Y ya está, bueno la escalera también la tengo que limpiar, eso es otra cosa. Yo se la pedí al dueño de la comunidad, entonces lo que me pagan por limpiarla me lo quita del alquiler, me ahorro 130 euros. Es un rollo porque por ejemplo, hoy una vecina al bajar la basura ha dejado un chorro que huele más mal. Esta tarde si puedo lo quito, sino lo quitaré mañana.

Ahora, de verdad, ahora estoy mucho mejor pero cuando estaba en el albergue… Había algunas semanas que me tocaba por la mañana y otras por la tarde, además estaba en Huelín y los niños, el colegio del mayor estaba por Martínez Maldonado y mi niña por donde el Corte Inglés. Entonces era dejar los niños y luego a correr. No había autobuses porque desde la avenida Andalucía dónde iba a encontrar un autobús que fuera hasta Huelin, así que tenía que ir andando. Y luego a las tres otra vez, eso cuando salíamos a las tres porque muchas veces he llegado a coger a mis niños a las cuatro menos veinte o a las cuatro menos cuarto corriendo. Algunas veces me llevaba el conductor del albergue pero otras veces… mi hermana me decía: «te van a salir cayos en los pies». Recogía a los niños y a lo mejor tenía que volver a las cinco o a las seis. Llegaba y para poder ducharlos rápido los metía a los tres en la bañera. Hasta los niños iban acelerados, no tenía ni un ratito para sentarme con ellos a jugar, prácticamente los veía sólo los fines de semana.

Bueno, los fines de semana tampoco son más relajados. Las lavadoras, una detrás de otra, la limpieza a fondo, la compra… Los sábados por la mañana

voy al

mercado porque el carnicero musulmán está por la mañana nada más y yo como estoy toda la semana trabajando tengo que ir el sábado. Entonces la compra por la mañana y luego por la tarde saco un poco a los niños. El domingo intento no tocar la casa, por ejemplo, aterrizar las cosas un poquito en su sitio y ya está. Los domingos suelo descansar un poco. El domingo por la mañana me gusta siempre pasear con los niños aunque muchas veces tengo que ir al rastro. No me gusta el rastro, no me gusta. A veces, le doy el dinero a una compañera mía que le gusta ir y si ve algo que merece la pena me lo compra. No me gusta el rastro de los domingos me gusta más el de los sábados, el de Huelin, ese está mejor. En mayo y

105


abril suelo ir mucho al rastrillo porque tengo que ir a Marruecos y tengo que ir recogiendo las cosas.

Los sábados no descanso nada. Además muchas veces tenemos un problema, la casa se nos llena de gente. A veces nos juntábamos en la casa mis hermanas, la amiga mía que vive en el campo, sus niños, alguna visita,… una locura. Mi amiga, ésta que vive en el campo, la pobre se aburre allí sola y entonces se viene a Málaga los sábados. Viene a dar vueltas en Málaga, va a todos los centros comerciales con los niños. Tiene tres niños y además el varón es uno de estos que se suben por las paredes y pega a todo el mundo. Los sábados te ponen más nerviosa, no puedes descansar.

El año pasado llegó un punto en que se lo tuve que decir: «mira, si

quieres vente un sábado y otro no, porque así no descansáis ni vosotros ni nosotros». Mi marido se enfadó, de verdad. Me acuerdo que mi marido me echó la bronca porque había dejado a la mujer sola, pero es para que se entere, no podíamos seguir así.

Yo se lo dije para que descansaran y nosotros también. Un sábado sí y otro no. Yo sólo voy a su casa dos o tres veces al año, así en primavera me gusta ir y llevar a los niños, pero todos los sábados no. En mi casa todos los sábados era eso, mis dos hermanas, otra prima que viene, esta familia,…había algunos días que había más de 30 personas. Es bonito ver que tienes tantos amigos, sí, pero cuando estás preparada para eso. Cuando hay siete y ocho niños y yo: «callaros que el vecino…» Y mi marido, la mayoría son familia mía y entonces eso también es un problema, él se queda un poquito… no sé. No descansas, el domingo tienes más trabajo porque la casa está revuelta, desde septiembre hasta julio no descanso.

En verano, cuando vamos a Marruecos tampoco se descansa mucho, pero es otra cosa. Este año han sido las bodas pero otros años de arriba para abajo. Cuando podemos ir mi marido y yo, los dos juntos, nos tiramos todo el tiempo de una casa para otra. Él vive a cien kilómetros de mi casa, entonces su madre es un poquito especial, si nos quedamos un día más en la mía se mosquea, todo el día llamando: «mira, veniros para acá». En fin, que no paro.

106


Vete tú a saber qué es lo que hay detrás del pero

La mujer también tiene que tener la oportunidad de realizarse a sí misma, personalmente, aunque no sea por problemas económicos me gusta trabajar fuera de casa porque sin trabajo me encuentro perdida. No me gusta la casa, la casa no me va. Yo no sé, es por lo que ha luchado la mujer

durante tantos años,

merecemos otra cosa. Aunque ahora la mujer trabaja más, lo hace en desventaja o lo hace por necesidad. Antes los hombres preferían a las amas de casa, ahora prefieren a una mujer que trabaje porque necesitamos más. Ha cambiado eso pero no ha cambiado lo otro, yo trabajo pero también sigo teniendo toda la responsabilidad de la familia.

Trabajar es algo que me gusta, yo he venido de otro país, de otra cultura y trabajar aquí me ha ayudado mucho a desarrollarme como persona, he conocido a gente, he hecho cursos, puedo ayudar a mis hijos con sus tareas, a mi familia… pero al final no es lo único, pierdes tú porque lo sacrificas todo, no tienes tiempo para ti, no tienes tiempo libre.

Digamos que al trabajar y atender la familia lo personal lo

eliminas, la vida personal fuera.

Trabajar sí pero no sé, yo creo que deberíamos trabajar cuando quisiéramos o cuando lo

necesitamos también, y ya está. A veces sí y otras no. Pero es eso,

tenemos que tener eso que es normalmente del hombre, cuando él necesita trabajar no lo piensa dos veces, independiente del horario que tenga le da igual, trabaja como sea. Nosotras las mujeres siempre tenemos que adaptarnos a los horarios de los colegios, yo qué sé, cuando están los niños en casa no podemos trabajar por las tardes o por la noche. Los hombres no, si tenemos que trabajar por la noche, él por la mañana se va. Los hombres tienen disponibilidad total, horaria y geográfica. Es verdad que la cosa va avanzando, va evolucionando pero todavía siguen habiendo muchas barreras para que la mujer pueda trabajar en igualdad de condiciones. Por ejemplo, en Aldea no teníamos ninguna jefa, todos son hombres. Teníamos tres hombres trabajando y los tres tienen altos cargos. Los sueldos son muy diferentes también y a la hora de trabajar siempre tenemos nosotras más cosas que hacer que ellos.

Las mujeres seguimos estando en desventaja. Por ejemplo, con el tema de la maternidad, dieciséis semanas es muy poco tiempo, he tenido que dejar a mis niños en la guardería desde muy pequeñitos. Hay gente que coge la baja antes de dar a luz y en las guarderías si no tienen 16 meses no te lo cogen, entonces eso es

107


problema. Tienes que buscar a una persona para cuidártelo o dejar de trabajar y ya está, si no tienes familia aquí… Yo he tenido muchos trabajos que no he podido coger por el tema de los niños. Por ejemplo, en Accem si me llaman o lo que sea, me lo tengo que pensar porque por las tardes mis hijos están en casa y trabajar los fines de semana,… todo el fin de semana fuera de mi casa es imposible. A lo mejor el fin de semana no pasa nada porque está el padre pero las tardes tengo que contratar a alguien para que esté con ellos. Entonces la mitad del sueldo o más de la mitad se te va en eso. Estás trabajando para pagarle a otra persona.

La maternidad es un obstáculo en estás circunstancias. Y es normal que se deje de tener niños, yo qué sé, tengo compañeras que tienen treinta y pico y se lo están pensando todavía para tener niños o no. Piensan y lo vuelven a pesar… y es normal, cuando no se comparten las responsabilidades y tienes un niño, yo creo que nuestra vida, la vida de la mujer se para y ya está, termina. Te das cuenta al pasar los años que… de verdad, que no has aprovechado el tiempo, que no has hecho lo que tú querías ni nada. Yo comparto que las mujeres tengan los niños un poquito más tarde, al menos que disfruten lo que es… yo qué sé, mucho tiempo, por ejemplo, hasta los treinta está bien porque luego ya…

Además, con eso de la baja maternal el hombre

se pone más machista todavía

porque sabe que estás ahí, cuidando al niño y él llega por la tarde y hola, no sé qué y ya está. Como dice mi hermana: «Cu, cu, y ya está». Entonces ahí ya empieza el problema. Como han puesto ahora lo de la maternidad, que se pueda compartir, está bien hecho de verdad, bien hecho. Si son cuatro meses dos cada uno porque si no él se acostumbra a que desde que nace el niño es para la madre, se acostumbran a que sea para ella. Y ahí empieza el problema. Después el problema también está con los jefes, yo como trabajaba en una asociación no me han puesto muchas pegas, pero conozco algunos casos en empresas privadas que… Muchas veces yo, que tenía al niño malo y he llamado me han puesto unas caras… Además, tienen la costumbre en el colegio de llamar primero a la madre. Al padre en el colegio es que ni lo conocen. A veces yo he tenido que mandar a una compañera para que cambiara a mi niña cuando tenía tres años porque no me dejaban a mí salir cada vez que me llamaban del colegio. Íbamos a escondidas, cuando íbamos a hacer fotocopias o por lo que sea. Entonces algunas veces tenía que ir ella o ir yo y recuperar la hora después, me ponían la cara larga y ya está. En una empresa privada o en el servicio doméstico no hubiera sido así. Se puede decir que laboralmente no he tenido demasiadas barreras, aunque también las he visto. Tenía una compañera que salió conmigo una vez

108


cuando nos terminó el contrato y tenía una niña pequeña. Cuando nos llamaron para renovar el contrato el jefe le hizo una pregunta trampa: «¿y la niña cómo está?» Y ella: «Bien, bien». «¿Le sigues dando el pecho?», y ella: «sí, sí, estoy con el pecho». Y ya está,

a los dos días contrataron a otra muchacha. No la renovó

porque tenía que salir una hora antes para darle el pecho al niño y esto es en una asociación, si es una empresa privada ni la llaman siquiera. Esto pasa en todos los lados, me acuerdo cuando yo estaba en el albergue trabajando y tenía mi niña pequeña, yo no salía una hora antes y era un derecho. Me mandaban con el conductor y él me llevaba y me traía, venía a darle el pecho a las doce y otra vez a volver.

La verdad, más que todas estas cosas, yo creo que la principal dificultad para llevar todo para adelante es el sueño. El sueño vamos, acostarte a las tantas y levantarte temprano. Esa es la principal. El sueño es lo que me tiene… al final el cuerpo se acostumbra a no sé, a dormir cinco horas, cuatro horas, pero es muy difícil. Bueno, y eso cuando no están enfermos los niños, cuando hay alguno de ellos que está malillo ya… cuando están enfermos no puedo estar todo el día con ellos así que tienes que contratar a alguien por el día. Al final el sueldo se me queda en nada. En verano, en agosto por ejemplo, he tenido que cambiar alguna vez mi horario para poder atender a mis hijos. Yo me acuerdo que un verano trabajé por la noche, entonces cogía el turno de noche hasta las diez, llegaba y los niños estaban ya dormidos.

De verdad, el problema que tengo es el sueño. Yo intento hacer las cosas lo más rápido posible pero siempre acabo a las una y media o más. Yo no comparto las responsabilidades, las responsabilidades las tengo yo, yo no comparto. Es mi forma de pensar, nada más. Cuando estábamos solos mi hijo, mi marido y yo al principio, que no había nadie con nosotros, mi marido me ayudaba en todo. Pero ya, van llegando por ejemplo mis hermanas y esto, entonces están ayudando y él se ha acostumbrado a eso y ya se ha relajado. Ayer por ejemplo lavó los platos y recogió todo pero cuando llegué me dice: «que tienes los platos lavados». Y otra vez: «que tienes los platos lavados». «¡Tenemos! Que es tu casa también, por un día no te vas a morir, ¿no?» Alguna vez hace algo pero después te lo echa en cara, como si no fuera suyo.

Entonces ves que tu vida está muy limitada. No puedes hacer todo. Normalmente yo no sé, la gente aquí tiene su familia, su madre, sus hermanos, sus hermanas… y a lo mejor, no sé, se puede apoyar en ellos pero en nuestro caso no. Mi marido me

109


ayuda en algo, pero… no tanto. La mayoría de las cosas de la casa y de los niños es la madre por más que se diga que… aquí en Málaga yo no he visto las ayudas necesarias para permitir

a una madre trabajar sin tener que pensar dónde va a

llevar a los niños, quién se queda con los niños,… eso no hay, si hay en otro sitio yo no lo he visto. Las guarderías, por ejemplo, cuando vas a solicitar una guardería te piden el contrato de trabajo. Si tienes que dejar el niño para empezar a buscar el trabajo, eso no puedes hacerlo, no te conceden la guardería, tienes que pagarla de tu bolsillo y si no estás trabajando... entonces estás en

lo mismo vamos. Las

empresas todavía tampoco están preparas para esto. No sé, hay algunas como lo está haciendo ahora el Mercadona que hacen una guardería en la misma zona del supermercado para que las madres puedan estar cerca de sus hijos, pero la mayoría de las empresas no tienen esto. La verdad, pienso que las infraestructuras todavía no están ni en el mínimo, ni el mínimo. En general la mayoría de la gente está de acuerdo con la incorporación de la mujer al trabajo, pero siempre te ponen el pero, vete tú a saber que es lo que hay detrás del pero. La gente dice: «que trabaje pero sin dejar lo otro». Sigue habiendo discriminación. Hombre claro, cuando hay que hacer un limpieza a fondo es la mujer, si tienen una horita libre es la mujer la que se pone a hacer cosas en la casa, el hombre a lo mejor está ahí, muy tranquilo con su periódico y sus cosas, pero la mujer siempre tiene eso. No sé si será la cultura o la educación o yo qué sé. A veces somos las propias mujeres las más machistas, a veces las dificultades las ponemos nosotras, pero de verdad creo que el trabajo de casa no se valora, no está pagado. Eso lo hacemos extra, es extra y luego ya el trabajo. Cuando yo trabajaba en el servicio doméstico, no tenía ni paro ni nada y por ejemplo la baja, yo qué sé, por accidente laboral o por enfermedad o lo que sea, no tenía nada. Entonces, como van a reconocerte trabajando en tu casa si estás en otra casa y no lo hacen. Si no te reconocen el trabajo en otra casa menos en la tuya, qué te van a pagar.

No sé si es por cultura o yo qué sé, pero las madres somos más responsables, yo creo. La mayoría de las mujeres se preocupan por los niños por la comida, por esto… el hombre no sé. Ahora yo creo que se ha empezado a compartir, compartir en familias que son jóvenes, pero la mayoría de nuestros padres o por ejemplo la gente de mi edad todavía piensan lo mismo, que eso, el padre lo que es el dinero de la casa y la madre lo que son los niños. El cambio de generación ya se nota, por ejemplo, Gabriel me lo dice, porque ve que estoy todo el día liada con ellos, manteniendo la casa y él sí valora eso.

110


Te pones a enumerar las tareas que hay en una casa y no acabas, hacer la compra, pensar en las comidas y

hacerlas, lavar la ropa, tenderla, plancharla, barrer y

fregar, regar las plantas que cuando se las he dejado a Yassin se me han secado todas, cuidar a los niños, ir a las tutorías, llevarlos al médico, pagar las facturas,… todo menos sacar la basura que lo hace el padre que es el que sale mesa que lo hacen los niños, todo prácticamente es mío.

y poner la

La casa es

responsabilidad mía, soy la primera en levantarse y la última en acostarse, empiezo de noche y también acabo de noche. Ahora, aunque no tengo trabajo también. Además Yassin para levantarse… cuando suena el despertador me da con el codo: «que es para ti», me dice. Ayer por ejemplo, él debía llevar a los niños al colegio porque yo tenía que hacer muchas cosas y nada, se quedó en la cama porque trabajaba por la tarde. Soy yo la que lleva la casa para adelante y él está acostumbrado a eso, lo ve normal. Personalmente a mi me desgasta todo esto mucho, trabajar fuera y también dentro de la casa, llegar cansada y ver que no tienes el apoyo de tu familia ni de tu marido, no dormir… más o menos son esas tres cosas las que más me afectan.

111


Capítulo IV. In-Conclusiones

El objetivo principal de estas “in-conclusiones” no es explicar y catalogar las diferentes formas y barreras que permiten o dificultan la conciliación de la vida personal, familiar y laboral en la mujer más allá del marco local de esta historia. Como explicaba anteriormente, no descarto la posibilidad de intentar hacerlo en un futuro, pero por ahora, y contando sólo con este caso sería toda una precipitación. A mi modo de ver, la investigación biográfica no tiene por qué limitarse

a los

horizontes de las narrativas. Evidentemente, este tipo de investigación, tiene la ventaja de no violar ni expropiar las voces de los sujetos investigados, al no imponer análisis categoriales alejados de sus palabras, no obstante, partir de esas emisiones emic no implica necesariamente renunciar a un análisis comparativo que permita hallar un sentido común y externo en las diferentes trayectorias.

Por ahora, teniendo en cuenta el material del que dispongo no veo que tenga sentido hacer un análisis categorial propiamente dicho. Esto no significa que desde la primera entrevista no comenzara a hacer mis primeras comparaciones. Desde el principio y con bastante frecuencia empezaba a contrastar lo que creía saber sobre la protagonista, todos esos tópicos, teorías y prejuicios, con la historia que me iba contando. Así, en mi opinión, es prácticamente imposible evitar un cierto análisis, además considero que es absolutamente necesario.

En fin, estas reflexiones versan sobre eso, sin ninguna intención generalizadora ni teorizadora, trato de mostrar algunas de las realidades vividas por la protagonista que pueden ilustrar cómo es en la práctica la conciliación de muchas madres que se encuentran en su misma situación.

Vida personal

Ratificando lo que ya vaticinaba en algún apartado anterior, lo personal ha sido sin duda el elemento más perjudicado en ese cruce de tensiones entre las tres dimensiones.

La

conciliación

de

la

vida

familiar

y

laboral

es

posible

fundamentalmente gracias a la negación de la vida personal. Aunque en este caso el proyecto de vida personal no se limitaba ni se limita al servicio de los dos otros ámbitos, el largo trabajo de inculcación y las estructuras que sostienen la definición social de la mujer, hacen que vivir para los demás llegue a ser en la práctica todo, o por lo menos la parte fundamental de su proyecto vital.

112


Es ese proyecto vital, que la niega sistemáticamente, la principal barrera para el desarrollo integral de su persona. Así, lo personal se constituye en dependencia a los dos otros ámbitos, dejando de tener entidad propia. Paradójicamente el fracaso o el éxito en lo familiar y laboral se resuelve en lo personal, convirtiéndose este último en una barrera o un facilitador que se vive individualmente aun habiendo sido impuesto socialmente.

Creo que puede ser este uno de los motivos por lo que, la conciencia de su situación no implica una mejora en la misma. Ella sabe perfectamente que vive para los demás. Lo que no sabe es que vive por los demás, es decir, ¿cómo es la vida sin vida personal? Acaso no la tiene. Yo opino que sí, tiene la vida personal que le ha sido impuesta. Esa vida personal al definirse exclusivamente a través de y para los demás se convierte en su principal barrera personal y en la barrera profunda que hace imposible una conciliación armónica de los tres ámbitos.

Por tanto, el cambio no necesita únicamente de la toma de conciencia de la situación, necesita también de la transformación de las estructuras y los procesos de socialización que generen una identidad personal autónoma e independiente. Que la protagonista en este caso consiga la conciliación, es decir, consiga llevar todo para adelante no significa que se trate de una conciliación armónica. A mi modo de ver, mientras no se rompa con ese sistema de reproducción del orden social y la vida personal de la mujer sea propia, no podremos empezar a hablar de una conciliación armónica. He aquí, en mi opinión, la principal barrera para la conciliación.

En cuanto a su realidad como madre trabajadora en relación a su situación como mujer inmigrante, a mi modo de

ver, sí supone un añadido en la ya maltrecha

inclusión del ámbito personal. Sin duda, las cargas sociales a las que se ve sometida como mujer marroquí

se convierten en un hándicap más. El problema

está en que estas barreras socialmente constituidas se somatizan individualmente, es decir, la discriminación y el rechazo social son vividos como consecuencia de lo que no son. Es decir, cuanto mayor es el rechazo, su identidad como mujer marroquí se configura en oposición a la mujer española alimentando el sentimiento de desarraigo y la exclusión a la que son sometidos. A través del rechazo social, su identidad personal se sumerge así en un bucle autodegradante, incapaz de discernir el origen social de su exclusión y haciendo más difícil la defensa de lo personal frente a los demás ámbitos dentro del orden social en el que vivimos.

113


Vida familiar

La idea de responsabilidad y servicio a su familia aparece como una constate que otorga sentido a su vida. Este esquema, inculcado desde la niñez, constituye desde un principio el principal proyecto vital para la protagonista: poder ayudar a su familia.

Si bien, la idea de casarse y cuidar niños nunca fue parte de su proyecto vital y el concepto de hombre no aparece claramente como culminación de la mujer, el ideal de familia y de responsabilidad es la amarra que no le permite romper con esa dinámica frustrante.

El efecto, en mi opinión, es la construcción de una confusa vocación femenina que sirve y justifica las limitaciones de su vida. Me explico, las imágenes idealizadas de la familia, del padre o del matrimonio, se configuran como un sistema de creencias propio que termina inundando todos los ámbitos de su existencia. Este sistema de creencias resulta muy defraudador ya que estas imágenes suelen corresponderse poco con la realidad que se vive. El problema está en que para entonces, estas ideas se hallan tan fuertemente instaladas que los fracasos y desencantos inevitables en este ámbito no permiten disfrutar con alegría los éxitos en otros campos. Por ejemplo, el hecho de tener que vivir alejada de su familia, de haber perdido tristemente a un ser querido no le permite, por ejemplo, disfrutar con alegría de su éxito profesional o incluso de su maternidad. El ideal de la familia colma todo su ser.

Además de defraudador, este sistema de creencias es altamente excluyente. Esa responsabilidad familiar lleva a itinerarios personales incompatibles con otras aspiraciones generando multitud de conflictos internos: para qué trabajar, por qué estoy en España, por qué tanto sacrificio, etc. Así, en este conflicto la vida familiar termina siendo una barrera para el desarrollo de los otros dos ámbitos que aparecen como secundarios y contradictorios. Cuanto mayor es el peso de estas creencias menor es el de la vida laboral, apareciendo en ocasiones como un medio para el bienestar familiar y no como fin en sí mismo por su valor en el desarrollo personal.

Todo este sistema de socialización femenina es posible gracias a un marco social que da cabida y favorece este tipo de prácticas. Precisamente es la protagonista la primera en denunciar la falta de medios para poder hacer frente a «su

114


responsabilidad» como madre sin renunciar a la vida laboral y personal. Aunque reconoce el avance en políticas de igualdad de los últimos años, en la práctica cotidiana esas ayudas no cubren ni sus necesidades mínimas. El apoyo institucional no soluciona las dificultades reales y diarias de las mujeres en esta situación teniendo que recurrir a familiares o a otras redes sociales no formales en busca de ayuda. En el caso de la protagonista, al no tener ningún familiar en donde apoyarse,

esta

falta

de

medios

se

acentúa.

Así,

hacer

frente

a

«su

responsabilidad» se convierte en una tarea inasumible pero inevitable, es decir, significa una vida expropiada, pero una vida con sentido dentro de ese sistema de creencias.

Su situación como mujer inmigrante, separada de su hermanos, de su padre y de su tierra, es una imagen que aparece constantemente en toda la investigación. Es un sentimiento de pertenencia negado. Ha perdido su lugar de arraigo desde que llegó a España y no lo puede recuperar porque aquí está su vida. Es constante el sentimiento de “vivir entre dos aguas”, incomprendida en un lado e imposible en el otro. Así, su anterior vida se idealiza como si fuese un paraíso perdido del que ansía recuperar algunos trazos para dar sentido a su vida. Una búsqueda infructuosa por pertenecer a un mundo que ya sólo existe en su imaginación pero que necesita desesperadamente. La imagen de sí misma, requiere de ese sentimiento de pertenencia, para sencillamente ser. Su identidad, en este sentido se forma fuera de

misma,

necesita

seguir

identificándose

con

aquellos

rasgos

que

la

determinaron como persona. En cierto modo, no es nadie sin esa identificación con su pueblo.

Vida laboral

A

mi

modo

de

ver,

los

antecedentes

familiares

de

la

protagonista

son

fundamentales a la hora de comprender su itinerario profesional. Sin duda, las expectativas y los esfuerzos de sus padres junto con algún que otro referente familiar son elementos determinantes en su posterior voluntad profesional.

Este ambiente estimulado por el ideal de bienestar y prosperidad occidental genera un tipo de conciencia sobre lo laboral decisivo

en buena parte de su vida. El

trabajo como posibilidades de ser y la búsqueda de dignidad y reconocimiento a través del mismo constituyen el motor de su vida hasta que comienzan sus responsabilidades familiares. A partir de ese momento, todo ese largo trabajo de

115


socialización femenina que permanecía oculto comienza a tomar protagonismo transformando radicalmente su trayectoria vital.

Sí, la vida laboral sigue ahí, pero ahora al servicio del bienestar familiar. De esta forma, como ella misma dice, con la llegada de la maternidad la vida de la mujer se para. Su profesión, un componente tan fundamental en la configuración de su identidad

ahora aparece en segundo plano. Recuerda con añoranza aquellos

tiempos en que “era libre”, en que el trabajo, aun siendo en condiciones precarias, lograba llenar su existencia. Ahora la vida familiar absorbe los demás ámbitos y los proyectos laborales se restringen o lo peor, dejan de tener sentido por sí mismos.

Todas las dificultades que de por sí se dan aun teniendo un proyecto laboral muy determinado, ahora se suman a ese desencanto por una vida profesional. La discriminación laboral por su situación como inmigrante, por el hecho de ser mujer, todas las dificultades económicas, la precariedad laboral, la falta de reconocimiento, etc. La única esperanza es la familia, todo el sacrificio sólo parece tener sentido en el empeño por asegurar el bienestar de su familia.

Esta situación se acentúa sobre todo en los periodos de crisis dónde la capacidad para juzgar su situación disminuye considerablemente. Un cierto desahogo económico permite despejar la conciencia, apareciendo de nuevo proyectos formativos personales, profesionales, etc. En los periodos de inestabilidad laboral y económica, y en general en cualquier etapa de crisis, es interesante observar el conflicto entre lo imaginado y lo vivido. Evidentemente ella no vive lo que quiere. Así, sólo le queda imaginar lo mejor o lo peor, llegando un punto en que a veces lo imaginado suple a lo vivido. Si lo vivido alimenta la imaginación de lo que uno es, lo que quiere, lo que desea, también ocurre al revés. Los acontecimientos reales están revestidos de lo “no conseguido” o por vivir. El problema aparece cuando la distancia entre estos dos mundos es un abismo y no permite una cierta continuidad entre lo que se quiere y lo que se es. Al no estar bien delimitados lo real y lo posible, su futuro frecuentemente aparece suspendido, sin conexión con el presente.

En fin, la historia de Zoraida no acaba aquí, ha de seguir afortunadamente. En la actualidad, ha

vuelto a encontrar trabajo. Esta vez es en una nueva asociación,

también como técnica de empleo para colectivos desfavorecidos. No es nada estable pero económicamente están más deshogados y ya pueden pensar en los reyes de los niños. Su marido, como ella dice, está tranquilo. También ha cambiado

116


de trabajo y no sale mucho. Su ilusión sigue siendo la misma, seguir cuidando a su familia. Ha vuelto a reanudar los trámites para poder traer a su padre, aunque sabe que probablemente él no aguantará mucho tiempo aquí.

En cuanto a su valoración del trabajo, Zoraida dice que ha sido como «una especie de terapia». Está contenta con el resultado y consigo misma, creo que con eso ya es más que suficiente. Contar su historia ha supuesto todo un proceso de crecimiento personal en cuanto le ha dado la oportunidad de descubrir nuevos significados en lo vivido con los que reorganizar sus respuestas hacia el futuro. La investigación

le ha dado fuerzas, habiendo superado todo lo que ha vivido sabe

que tendrá energías para asumir tiempos peores. Disfruta el presente y mira al futuro con incertidumbre, pero con esperanza.

Mi valoración de esta investigación. Personalmente,

lo

que me llevo de este

trabajo, además de la experiencia como investigador, es sobre todo la oportunidad de haber establecido una relación personal con la protagonista. Al “darme” generosamente su historia y verme envuelto en ella he tenido la oportunidad de reflexionar sobre muchos aspectos de mi persona, de superar esa barrera de los prejuicios socialmente construidos sacando a flote muchos aspectos de mí que se encontraban sumergidos y que han hecho que, en definitiva, vea la realidad de forma distinta. Por eso, sólo tengo palabras de agradecimiento para Zoraida, gracias por compartir tu vida conmigo.

117


BIBLIOGRAFÍA ALMARCHA BARBADO, A. (2003): Exclusión social y mercado laboral: cargas familiares no compartidas. Asociación de Sociología de la Educación, Recurso electrónico. ALVAREZ VILLAR, A. (1971): Sexo y cultura. Biblioteca Nueva, Madrid. ÁLVARO PAGE, M. (1996): Los usos del tiempo como indicadores de la discriminación entre géneros. Instituto de la Mujer, Madrid. ARENDT, H. (1996): Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios de reflexión política. Península, Barcelona. ARREGUI, J.V. (1999): La construcción del sexo y el género. En JIMÉNEZ, M.J. (Coord.): Pensamiento, imagen, identidad: a la búsqueda de la definición de género. Universidad de Málaga, Málaga. BADINTER, E. (1992): XY. La Identidad Masculina. Alianza, Madrid, BARRAGÁN, F. (2006): Violencia, Género y Cambios Sociales. Aljibe, Málaga. BARTON, L. (comp.) (1998): Discapacidad y sociedad. Morata, Madrid. BAUMAN, Z. (2005): Identidad. Losada, Madrid. BAUMAN, Z. (2000): Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa, Madrid. BECK, U. (1998): La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Piadós, Barcelona. BERTAUX, D. (2005): Los relatos de vida. Perspectiva etnosociológica. Bellaterra, Barcelona. BLANCO GARCÍA, N. (2004): Saber para vivir. Inédito. BLANCO GARCÍA, N. (Coord.) (2001): Educar en femenino y en masculino. Universidad Internacional de Andalucía. Akal, Madrid. BOLÍVAR, A. (2002). "¿De nobis ipsis silemus?": Epistemología de la investigación biográfico-narrativa en educación. Revista Electrónica de Investigación Educativa. http://redie.uabc.mx/vol4no1/contenido-bolivar.html BOLÍVAR, A.; DOMINGO, J. y FERNÁNDEZ, M. (2001): La investigación biográficonarrativa en educación. Enfoque y metodología. La Muralla, Madrid. BOOTH, T. (1998): El sonido de las voces calladas: cuestiones acerca del uso del uso de los métodos narrativos con personas con dificultades de aprendizaje. BARTON, L. (comp.) (1998): Discapacidad y sociedad. Morata , Madrid. p. 253. BOURDIEU, P. (2000): La dominación masculina. Anagrama, Barcelona.

118


BOURDIEU, P. (1989): La ilusión biográfica. Revista Historia y Fuente Oral, nº 2, BRUNER, J. (1988): Realidad mental y mundos posibles: los actos de la imaginacion que dan sentido a la experiencia. Gedisa, Barcelona. BRUNER, J. (1995): La invención del yo: la autobiografía y sus formas. En OLSON, D. Y TORRANCE, N. (compiladores): Cultura escrita y oralidad. Gedisa, Barcelona. BRUNER, J. (1996): Realidad mental y mundos posibles. Gedisa, Madrid. BRUNER, J (1997): La Educación, puerta de la cultura. Visor, Madrid. CABALEIRO, J. (2002): Historias de vida. En Cuadernos de Pedagogía, nº 210. pp. 36-38. CARRASCO, C. (2003): Tiempos, trabajos y flexibilidad: una cuestión de género. Instituto de la Mujer, Madrid. CASTELLS, Barcelona.

M.

(1994):

Nuevas

perspectivas

críticas

en

educación.

Paidós,

CASTELLS, M. (1998): La era de la información. Vol. 2. El poder de la identidad. Alianza, Madrid. CLAXTON, G. (1987): Vivir y aprender. Alianza, Madrid. CONTRERAS DOMINGO, J. (2002): Educar la mirada… y el oído. En Cuadernos de Pedagogía, nº 311, pp.61-65. COOK, T. D. y REICHARDT (1987): Métodos cualitativos y cuantitativos investigación evaluativo. Morata, Madrid.

en

CRIADO, Mª J. (2001): La línea quebrada: historias de vida de migrantes. CES, Madrid. DE GARAY, G. (1999). La entrevista de historia oral: ¿monólogo o conversación? Revista Electrónica de Investigación Educativa. http://redie.uabc.mx/vol1no1/contenido-garay.html De MIGUEL, J.M. (1996): Autobiografías. Cuadernos metodológicos, nº 17. CIS, Madrid. DELGADO, J.M. Y GUTIERREZ, J. (1995): Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Síntesis, Madrid. DENNISON, G. (1972): Las vidas de los niños. Siglo XXI, México. DUNKER, J. (2002): Iguales y diferentes: un estudio sobre género, matrimonio y familia. El Cid Editor, Santa Fe. Recurso electrónico EISNER, E. W. (1998): El ojo ilustrado. Paidós, Barcelona.

119


FERNÁNDEZ ENGUITA, M. (1985): Trabajo, escuela e ideología. Akal, Madrid. FERREROTI, F. (1993): Sobre la autonomía del método biográfico. En MARINAS, J.M Y SANTAMARINA, C. (1993): La historia oral: métodos y experiencias. Debate, Madrid. p. 130 FIRTH-COZENS, J. y WEST, M.A. (comps.)(1993): La mujer en el mundo del trabajo. Morata, Madrid. FLICK, U. (2004): Introducción a la investigación cualitativa. Morata, Madrid. FOUCAULT, M. (1995): Historia de la sexualidad. Vol. 1. La voluntad de saber. Siglo XXI, Madrid. FREIRE, P. (2001): Pedagogía de la indignación. Morata, Madrid. FREIRE, P. (1970): Pedagogía del oprimido. Siglo Veintiuno, Madrid. FREIRE, P. (1969): La educación como práctica de libertad. Tierra Nueva, Montevideo. GALEANO, E. (2004): El libro de los abrazos. Siglo XXI, Madrid. GARCÍA-MINA FREIRE, A. Y CARRASCO GALÁN, MªJ. (EDS.) (2004): Género y desigualdad: la feminización de la pobreza. Universidad Pontificia de Comillas, Servicio de Publicaciones, Madrid. GEERTZ, C. (1990): La interpretación de las culturas. Gedisa, Barcelona. GIMENO SACRISTÁN, J. (2001): Educar y convivir en la cultura global. Morata, Madrid. GOETZ, J.P. y LECOMPTE M.D. (1988): Etnografía y diseño cualitativo de investigación. Morata, Madrid. GREGORIO GIL, C. (1998): Migración femenina: Su impacto en las relaciones de género. Narcea de ediciones, Madrid. GUBA, E.G. (1983): Criterios de credibilidad de en la investigación naturalista. En GIMENO SACRISTÁN, J. Y PÉREZ GÓMEZ A. (1989): La enseñanza, su teoría y su práctica. Akal, Madrid. pp. 148-165 HABERMAS, J. (1999). La inclusión del otro. Barcelona: Piados. HABERMAS, J. (2002). : El futuro de la naturaleza humana. Paidós. Barcelona. IMBERNÓN F. (Coord.)(2002): La investigación educativa como herramienta de formación del profesorado. Graó, Barcelona. INSTITUTO DE LA MUJER (2000): El estrés en las mujeres trabajadoras: sus causas y sus consecuencias. Ministerio de trabajo y asuntos sociales, Madrid.

120


INSTITUTO DE LA MUJER (2001): Mainstreaming de género. Informe final de las actividades del Grupo de especialistas en mainstreaming. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2001): Hacia una estrategia marco comunitaria sobre la igualdad entre hombres y mujeres (2001-2005). Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2002): Estudio sociológico sobre las amas de casa. EDIS, Instituto de la Mujer, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2003): Seminario «Balance y perspectivas de los estudios de las mujeres y del género». Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2004): Legislación internacional, europea, constitucional y administrativa en materia de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. CIDE Y INSTITUTO DE LA MUJER (2004): Trayectorias personales y profesionales de mujeres con estudios tradicionalmente masculinos. CIDE y Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2004): Mujer y toma de decisiones. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2004): Guía para la incorporación de la perspectiva de género. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid. INSTITUTO DE LA MUJER (2005): Situación laboral de las discapacidad. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid.

mujeres

con

KEMMIS, S. y MCTAGGART, R. (1998): Cómo planificar la investigación acción. Laertes, Barcelona. LAQUEAR, T. (1994): La construcción del sexo: cuerpo y género desde los griegos hasta Freud. Cátedra, Madrid. LARROSA, J. (1995): Déjame que te cuente: ensayos sobre narrativa y educación. Laertes, Barcelona. LELLE,T.; VARGAS, P. Y LUCERO, Z. (Coord.) (1998): Los usos de las historias de vida en las ciencias sociales. Vol I y II. Editorial Anthropos, Barcelona. LEWIS, O. (1950): Los Hijos de Sánchez. México, Mortiz. LEWIS, O. (1969): Antropología de la pobreza: cinco familias. Fondo de Cultura Económica, México. LOMAS, C. (comp.)(2004): Los chicos también lloran: identidades masculinas, igualdad entre los sexos y coeducación. Paidós, Barcelona. LOMAS, C. (1999): ¿Iguales o diferentes? género, diferencia sexual, lenguaje y educación. Paidós, Barcelona.

121


LÓPEZ MELERO, M. (2003): El Proyecto Roma. Una experiencia de educación en valores. Aljibe, Archidona, Málaga. LÓPEZ MELERO, M. (2004): Construyendo una escuela sin exclusiones. Una forma de trabajar en el aula con proyectos de investigación. Aljibe, Archidona, Málaga. LÓPEZ MELERO, M. (2006): La ética y la cultura de la diversidad en la escuela inclusiva. Revista Sinéctica. Revista de Educación en valores del ITESO. Nº 29, Guadalajara (México). LÓPEZ MELERO, M. (2007): ¿Qué son las historias de vida? Polidocumento del grupo de investigación HUM-246. Inédito. LÓPEZ MELERO, M.; MATURANA ROMECIN; H., PÉREZ GÓMEZ, A. I. Y SANTOS GUERRA, M.A. (2003): Hablando con Maturana de educación. Málaga. Aljibe. MAALOUF, A. (2004): Identidades asesinas. Alianza, Madrid. MARINAS, J.M. (2004): La razón biográfica: ética y política de la identidad. Biblioteca Nueva, Madrid. MÁRQUEZ, F. (1999): Relatos de vida entrecruzados: trayectorias sociales de familia. Revista Proposiciones, nº 29, Santiago. MIGLIAVACCA, F. (1997): Dejarse tocar. En Ecceli, A. y otras (2002): El perfume de la maestra: en los laboratorios de la vida cotidiana. Gran Seminario de Diotimia. Antrazyt, Barcelona. OSO, L. (1998): La migración hacia España de mujeres jefas de hogar. Instituto de la Mujer, Madrid. PARRILLAS LATAS, A. (2004): La construcción del proceso de exclusión social en las mujeres: origen, formas, consecuencias e implicaciones formativas. Instituto de la Mujer, Madrid. PENACHO, A.N.; BOFILL, E. y QUINZÁ, X. (2006): Vidas ejemplares. Ikusbide, Zaragoza. PÉREZ GÓMEZ, A. I. (1998): La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Morata, Madrid. PÉREZ, S. G. (1994): Investigación cualitativa. Retos e interrogantes. Tomo I. Métodos. La Muralla, Madrid. PIÑEIRO, M Y BRAVO-FERRER (2001): Igualdad y políticas sociales tras el tratado de Ámsterdam. Actas del seminario Igualdad de mujeres y hombres a la luz del Tratado de Ámsterdam celebrado en Madrid los días 13 y 14 de febrero de 2000. Instituto de la Mujer, Madrid. POSADAS, C. Y COURGEON, S. (2004): A la sombra de Lilith: en busca de la igualdad perdida. Planeta, Barcelona.

122


PUJADAS, J.J. (1992): El método biográfico: el uso de las historias de vida en ciencias sociales. CIS, Madrid. RIVAS FLORES, J.I. (2007): Vida, experiencia y educación: La biografía como estrategia de conocimiento. En SVERDLICK, I. (2007)(comp.): La investigación educativa. Un herramienta de conocimiento y de acción. Noveduc, Buenos Aires. RIVERA GARRETA, M. (2005): La diferencia sexual en la historia. PUV, Valencia. RODRÍGUEZ GÓMEZ, G.; GIL FLORES, J. y GARCÍA JIMÉNEZ, Metodología de la investigación cualitativa. Aljibe, Archidona, Málaga.

E. (1996):

RODRÍGUEZ MENÉNDEZ, Mª C. y PEÑA CALVO, J. V. (2005): La investigación sobre el género en la escuela: nuevas perspectivas teóricas. En Teoría de la educación, nº 17, pp. 25-48. SÁNCHEZ DE MADARIAGA, I. (2003): Necesidades de investigación en materia de género y urbanismo. Seminario Balance y perspectivas de los estudios de las mujeres y del género. Instituto de la mujer, Madrid. SANTAMARINA, C. Y MARINAS, J.M. (1994): Historias de vida e historia oral. En Delgado, J.M. y Gutiérrez, J. (1994): Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Síntesis, Madrid SANTOS GUERRA, M.A. (1984): Coeducar en la escuela: por una enseñanza no sexista y liberadora. Grupo cultural zero, Madrid. SANTOS GUERRA, M.A. (1990): Hacer visible lo cotidiano. Teoría y práctica de la evaluación cualitativa de los centros escolares. Akal, Madrid. SOFÍAS (2001): Escuela y Educación. ¿Hacia dónde va la libertad femenina? Horas y HORAS, Madrid. STAKE, R.E. (1998): Investigación con estudio de casos. Morata, Madrid. THOMPSON, P. (1988): La voz del pasado: la historia oral. Alfons El Magnànim, Valencia. VALLES, M.S. (2003): Técnicas cualitativas de investigación social. Síntesis, Madrid. VIOLANTE, M. Y MÁRTINEZ QUINTANA (1992): Mujer, trabajo y maternidad. Problemas y alternativas de las madres que trabajan. Instituto de la Mujer, Madrid. WALKER, R. (1983): La realización de estudios de casos en educación. Ética, teoría y procedimientos. En DOCKRELL, W.B. y HAMILTON, D. (comps) (1983): Nuevas reflexiones sobre la investigación educativa. Nancea, Madrid, pp. 42-82. WOODS, P. Y HAMMERSLEY, M. (1995)(comp.): Género, escuela. Paidós, Madrid.

cultura y etnia en la

123


ZAMBRANO, M. (2000): Hacia un saber sobre el alma. Alianza, Madrid. ZAMBRANO, M. (1996): La vocaciรณn de maestro. ร gora, Mรกlaga.

124


ANEXO

125


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.