Poema para ser danzado, Verónica Volkow La música habló en el cuerpo y fue la danza y sopló en las palabras otorgándoles el corazón de la poesía. Algo en el aire quería ser alcanzado y las pies y las manos volaron a encontrarlo, todo quería escapar, ir en su busca, y tenía oídos y ojos, cada dedo, en fuego de alas prendían brazos. Más allá de sí mismos se estiraban los músculos, despertaban ávidas las vértebras y cada hueso amanecía casi embriagado. Cada célula ama y es que escuchamos lo que no entendemos pero algo en la piel sí sabe, o algo en el pecho. Dicen que una memoria del olvido despierta. Algo nuevo quería ser alcanzado, que soplaba en las palabras y venía desde muy lejos y hacía a las palabras pensar como en sí mismas y una vida de ellas es lo que les daba. Todo está vivo, como si al beso de la voz se despertara; respirara, de pronto. Luz que se clava es nuestro nacimiento. ¡Canto sutil, danzo tu fuego, amo tu vida que es incendio, tu aliento que nos alza, la luz inmensa en la que estamos ciegos! Poema de Oro del viento II, Oro del Viento (2003)