¿QUIÉN ES
JONATHAN BAILEY
VIRGIL ABLOH
FRANCIS FORD COPPOLA
LUIS TOSAR
IS SUE JACOB ELORDI
GILLES LIPOVETSKY
¿QUIÉN ES
JONATHAN BAILEY
VIRGIL ABLOH
FRANCIS FORD COPPOLA
LUIS TOSAR
IS SUE JACOB ELORDI
GILLES LIPOVETSKY
SUMARIO
Marzo GQ World
Spring / Summer
Luis Tosar. .. ... .. .. ... . ... . . . .. . . .. .. . . . .. .. . . ... . . .. .. . .. . 27 Franz Ferdinand. .. ... ... .. . . . . . . . . . . .. . .. . .. . .. . .. .. . . ... 34 Libros..... .. ... .. . .. .. .. . ... . . .. . . . . . . .. .. . . .. . . . . . .. . .. .. .. 36 Drops.. .. .... .. ... .. ... ..... . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . ... . . . ... . . . 41 LVMH Fashion Week.. .. . . . . . . .. .. . . .. . . . . . .. . . ... . . . .. . 46
Arte y moda
Reportajes →
Robert Pattinson. .. .. ... . . . . . . . . . . . . . . .. . . . ... . .... . . . ... 54 Francis Ford Coppola.. . . . .. . . . . . . . . . . . . .. .. . . .. . .. .. . . . 70 en
Miami Art Week.... .. ... . . . . . .. . . . . . . . . . .. .. . ... . ... . . . . . 76
Style Tendencias.. ... .. ..... . .. .. . . . .. . . . .. . . . . . .. . . .. . .. .. . . ... 90 Jonathan Bailey.... .. . .. . .. .. . . . . . . . . .. . . .. .. . . .. . .. . .. . . . Santos Griales. .... .. . .. . .. .. . . . . . . . . .. . . .. .. . . .. . .. . .. . . . Virgil Abloh.... .. . ..... ... . . . . . . . . . .. . . . .. . ... . . . .. . . . .. .. . Creadores. .. .... ... ... .. .. . .. . . . .. . . . . . . .. . . .. . . .. . . . .. . . . .
→ MIAMI ART
Inspiración
MiamiArt Week congrega a los gurús de la moda, como Anthony Vaccarello.
End Jacob Elordi. . .. ....... . .. . . . . . .. . . . . . . . . . . .. .. . . ... .. . . .. . .
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Destilados. ... . .. .... ... ... .. . . . . . . . . . . .. . .. . . . . ... . . . . .. . . Motor... ... ..... .. .... .. .. .. . . . . . . . . . . . . . . . .. .. .. . ... . . .. . .. 156 1 0
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calor (y antes).
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ESTILISMO: MOBOLAJI DAWODU.
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Robert Pattinson todavía está decidiendo qué tipo de estrella de cine quiere ser. Camisa Dior Men, tank top Dolce & Gabbana, reloj Cartier y collar Chrome Hearts.
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Han colaborado en este número REDACCIÓN
Belén Afonso Guillermina Carro David López
Ruth Varillas
PRODUCCIÓN Y EDICIÓN GRÁFICA
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Syndication & Photo
Reyes Domínguez (directora) Cristina Verd
A RT E
Relaciones públicas
MODA
Producción
FIRMAS
Administración
Juan Manuel Vallespín Juan Velázquez Natalia Torres Polo (producción) Juan Luis Ascanio Zach Baron,Jack Bridgland, Martin Brown,Enrique Bueres, Iago Castromil,Carmen Cocina, Ricardo F. Colmenero,Mobolaji Dawodu,Charlie Engman,Yang-Yi Goh,Jim Goldberg,Douglas Greenwood,Samuel Hine,Manuel Jabois,Noah Johnson,Dr. Juanpa, Tori Leung,Pablo Menéndez Del Barrio,Angelo Mitakos,Tyler Mitchell,Ben Parks,Daniel Riley, Beatriz Roldán,Davit Ruiz,Octavio Salazar,Antwaun Sargent,Guillermo Serrano Amat,Silvia Suárez,Jon Tietz, Rachel Tashjian,Silvia Tortajada, Cam Wolf
Verena Bustillo
© E D I C I O N E S C O N D É N A S T, S . A . D E P Ó S I TO L E G A L : M -2 5 9 2 4 -2 0 1 2
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CARTA DEL DIRECTOR
Metamorfosis nuestra portada de marzo en redes sociales se produjo una pequeña revolución en todo elmundo: todas se llenaron de recreaciones artísticas de los fans, sus propias versiones de lo que las imágenes sugerían. No era para menos, porque lo cierto es que las fotografías de Robert Pattinson, en su doble juego de chico malo y chico no tan bueno, son poderosas e inspiradoras. Ha habido de todo, desde juegos estéticos que remiten a los años 2000 —tan reivindicados ahora— hasta montajes donde elfuturo Batman se convierte, qué cosas, en un improbable Joker. DESDE QUE ANUNCIAMOS
Esta reacción, imprevisible como lo es todo en el mundo digital, llega precisamente en un número en el que el arte juega un papel fundamental, y todo este fan art en redes sociales es el complemento perfecto, el anexo, al contenido de este GQ de marzo. Arte, en este caso, entendido como libertad, color, carácter y compromiso. El mismo que nuestro protagonista, Robert Pattinson, ha demostrado tener con nuestra cabecera: pocas veces un personaje pone tanto de su parte para contar una gran historia en fotografías. Robert es un artista, en todos los sentidos, y también un alma pura que cree que todo lo que hace tiene que estar muy bien hecho. Que la mano no es distinta de lo que crea. Que si él dice sí, dice SÍ. Así que la historia gráfica que nos propone, la de un personaje oscuro que se transforma, poco a poco, en otro más llamativo y agresivo, es un ejemplo de cómo un editorial de moda, una entrevista, una sesión de fotos, puede todavía ser algo más que una simple producción para una revista. Su Batman, a punto de llegar, tiene pinta de convertirse en algo tan icónico como las dos portadas especiales de este número. Además, hablamos largo y tendido con Francis Ford Coppola (nada menos), apostamos por Jonathan Bailey como
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uno de los actores del futuro (aunque Los Bridgerton sea puro presente), recordamos a Virgil Abloh con un increíble texto sobre su privilegiada manera de entender la vida, y pasamos una mañana con Luis Tosar (que podría ser un Batman patrio perfectamente). Todo ello envuelto con la mejor moda de la temporada, reflejada sobre todo en una sesión exclusiva hecha en Luxor con las piezas más significativas de las colecciones S/S. Es bastante difícil describir el arte. Algunos dicen que es la
búsqueda más lógica de la belleza —otros dirán que la verdad es más importante—, aunque nadie se atreve a definir cómo es esa belleza. Otros que es la forma en la que las mentes creativas sacan hacia fuera el dolor acumulado. Yo me quedo con una idea un poco más sencilla: el arte es como la vida debería ser siempre. Todas las historias que contamos deberían ser así.
A la izquierda, Robert Pattinson viste chaqueta Dior Men, collar (arriba) y cadena de cartera (como collar) Martine Ali. A la derecha: tank top Burberry, collar (arriba) Martine Ali y collar (abajo) Chrome Hearts.
Daniel Borrás HE AD OF EDITORIAL C O N T E N T G Q E S PA Ñ A
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Licor Café
Cosas que estás a punto de hacer al aeropuerto con tiempo —esto pasa poco—, así que paseé la terminal escuchando música y luego, ya más apretado pero aún sobrado, me dispuse a comer de mesa y cubiertos un pollo picantón a la brasa con patatas fritas y una salsa alioli que dudé que me dejaran entrar en el avión. Pese a esto, llegué con antelación a mi puerta de embarque: una gran cola hacía la espera delante de ella. Me quedé mirándola absorto tratando de averiguar cómo se reproducen las libélulas, qué maldición existe en el Real Madrid en su lateral derecho cuando en el izquierdo las cosas funcionan históricamente tan bien o en qué pensaba Perico Delgado cuando se olvidó de la hora a la que tenía que salir en la contrarreloj de Luxemburgo. La cola avanzaba, UNA VEZ LLEGUÉ
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y cuando la vi ya corta me puse detrás de uno y observé que la puerta de embarque de mi vuelo era la que estaba vacía de gente, pegada a la otra, y había cerrado, según me explicó una chica muy amable, hacía tres minutos. No fue la única vez. Hace años recorría el andén de Atocha mientras el reloj, qué raro, avanzaba. Ya había aprendido la lección de que las puertas se cierran dos minutos antes de la hora de salida, así que controlado ese punto —faltaban tres minutos— y con sangre fría de torero, me dediqué a pasear pegado al tren buscando mi puerta exacta porque pensé que, si lo conseguía, saldría muy bien un plan muy importante que tenía, como cuando tu futuro depende de cuando aciertas el anuncio de la tele antes de cinco segundos o cuando se pone el semáforo en verde. Estuve a punto, pero perdí el tren a Barcelona en la puerta 8, cuando la mía era la puerta 10. ¿Que podía haberme metido ya en el tren y llegar atravesando los vagones? No era ésa la apuesta, y quien juega fuerte, gana fuerte. Además, tampoco iba tan guapo como para ir paseándome entre filas llenas de pasajeros. Los viajes no lo son todo, hay cosas antes. Una más, la de Logroño. Llegué en tren de Madrid a Zaragoza y tuve que esperar en la estación de Delicias una hora. La naturaleza de la misión era delicada, un suceso bastante traumático que tenía que
cubrir para el periódico el pasado mes de noviembre, y además para el día siguiente. Así que no perdí de vista el tren: me senté prácticamente delante de él, y así estuve hasta que me pareció que se movía. Di un salto. Corrí hacia las escaleras mecánicas y me dijeron que no: que la puerta de salida era la otra. No sé si alguno de mis lectores conoce la estación de Delicias de Zaragoza, pero vamos: un extremo está en Zaragoza y el otro en Barcelona, así que eché a correr desesperado, me dio un ataque de ansiedad en medio de la carrera, me paré (también porque se me empezaba a revolver el estómago) y me rodeó mucha gente preocupada, y el tren —un regional con doscientas paradas— se empezó a ir despacito a su destino. Lo que quiero decir es que nunca pierdo las cosas de lejos, sino delante de mis narices, cuando más cerca estoy de conseguirlas. La madre de mi hijo decía una frase sobre él cuando era bebé que es maravillosa: “Siempre llora cuando está cerca de conseguirlo, y no lo consigue”, y ésa sensación tengo yo con los medios de transporte y con las personas, que a veces se me escapan porque miro para otra parte o me agacho a atarme los cordones, o las tengo delante todo el tiempo y se van sin que pueda hacer nada, se van sin que yo me pueda subir a ellas. M A N U E L JA B O I S
es periodista y escritor.
ILUSTR ACIÓN: 4.12 STUDIO.
OPINIÓN
OPINIÓN
Las costumbres delsol
Hace dos marzos
que nuestras vidas quedaron en suspenso. Como si hubiéramos entonces abierto un paréntesis que todavía hoy no podemos cerrar. Desde entonces, y después de tantas pérdidas y miedos, de tanta angustia y de tanto caminar por el hilo de lo incierto, no sé si hemos aprendido alguna lección o si, por el contrario, todo lo vivido no ha hecho sino enrocarnos en nuestras burbujas desde las que es tan difícil, por no decir imposible, entender otras lenguas, tender puentes, empatizar. Es decir, no sé si la pandemia nos ha hecho mejores y más sabios traductores, o si por el contrario nos ha reducido a la mísera perspectiva que cada cual ve desde su balcón. Hace dos años, cuando a los ecos del 8M ya le pisaron los talones el virus y los fantasmas, nos vimos obligados a parar y a sentir que el paradigma de la autosuficiencia no es más que un burdo pretexto para políticas que no piensan en lo común. Quizás nunca como antes, al menos en la historia reciente HACE DOS MARZOS
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de nuestro contexto privilegiado de países desarrollados, nos dimos cuenta de la centralidad de los cuidados en nuestras vidas, de la importancia de los servicios públicos universales y de calidad, de los mecanismos redistribuidores de una justicia social que sin igualdad es puro teatro. Pasaron, eso sí, los aplausos de las ocho de la tarde, las emociones primeras y activas generadas por los dolores propios y ajenos, y en su lugar se fue instalando, además del temor a no tener nada cierto en las agendas, cierta pereza, un malestar paralizante y un deseo adolescente de ir buscando, entre las sombras, el hueco por el que escapar siquiera momentáneamente de las limitaciones. Todas y todos enfermos del alma. Hace dos marzos no estábamos ni tan cansados moralmente ni tan entregados a la terrible sensación de que apenas somos motas de polvo que mueven los virus, los expertos y los poderes salvajes que nos controlan. Como si todas y todos estuviéramos danzando, como esos bailarines orientales que giran y giran con sus amplias faldas, a la espera del veredicto de un jurado de expertos digno del Benidorm Fest. En cada uno de los giros, hemos perdido vidas y vida. Y lo que es peor aún, para quienes tenemos la suerte de seguir aquí, el rugido feroz de la esperanza como energía política transformadora. La que nos hace avanzar y al mismo tiempo no ser presas ni de la nostalgia ni de salvadores. La que es prima hermana de la imaginación y la utopía.
Hace dos años, cuando se interrumpió la primavera y llegamos más vulnerables que nunca a un verano que se nos antojaba como el fin de la película, hubiera sido el momento oportuno para que empezáramos a darnos cuenta de que en la democracia la felicidad sólo puede ser política. Y de que la precariedad es la señal inequívoca de nuestra naturaleza humana, la cual nos hace tan cercanos al resto de seres vivos a los que siempre contemplamos con la mirada del que domestica o del que depreda. Y de que la solidaridad debe ser no sólo una virtud ética sino también uno de los ejes de acción de los poderes públicos. Y de que la libertad sin la igualdad es un arma siempre a favor de quienes más tienen. Y de que tal vez ha llegado el momento de cambiar las prioridades de nuestras vidas y de colocar en el centro de nuestra militancia la lucha contra todos los que pretenden tratarnos como medios y no como fines. Hace dos marzos, cuando ni siquiera adivinábamos las mascarillas ni mucho menos las vacunas, pensamos, ilusos, que cabía hacer la revolución desde los balcones. Hoy deberíamos haber despertado del sueño, ojalá también de la pesadilla, y habernos dado cuenta de que sólo bajando a las calles y las plazas será posible hacer de la utopía el motor de nuestra vida en común. es jurista y escritor, miembro de la Red de Hombres por la Igualdad.
OC TAVIO SALAZAR
ILUSTR ACIÓN: 4.12 STUDIO.
Marzo
GQ EN COLABORACIÓN CON VANS
artista español en contar con su propia colaboración para la insignia californiana -una prueba más de su influencia y poder en la escena artística del siglo XXI-. “Todo empezó desde Málaga. Dani y Manolo, que son los representantes de Vans en Andalucía, son además coleccionistas de arte.Ellos enseñaron mi trabajo a los directivos de Europa y estos a los de internacional… de ahí todo lo demás”, nos cuenta el artista, cuyas creaciones se distinguen por el dibujo de personajes animados que fluyen entre lo kawaii y lo pop. Vault by Vans x Javier Calleja es, de hecho, un medio más con el que introducirse en la mente del dibujante y contemplar en primera persona sus inquietudes creativas. Planteándolas como lienzos en blanco con infinitas posibilidades e inspirándose en el siempre venerado streetwear, Calleja recodifica bajo su propio prisma el diseño de cuatro insignias de Vault by Vans OG:las OG Sk8-Hi, OG Chukka Boot, OG Authentic y OG Classic Slip-On.
Las Vans arty del 2022 son malagueñas
FOTOS: NACHO SÁNCHEZ.
Vault by Vans, la propuesta premium de la marca californiana, homenajea la expresión artística de Javier Calleja en una colaboración muy especial. Cuando un modelo de zapatillas icónico alcanza dicho estatus, parte de su legado se reconfirma mediante el lanzamiento de ediciones especiales dignas de coleccionista. De ahí que Vans, la marca californiana favorita de los skaters más exigentes y de los referentes de estilo de la selva urbana, Vault by Vans x Javier Calleja, una colección cápsula en la que el entrañable imaginario del artista cobra vida. Después de revolucionar las galerías de todo el globo terráqueo, Javier Calleja (Málaga, 1971) ha intervenido una selección de ropa y cuatro zapatillas emblemáticas de Vans para transformarlas, literalmente, en obras de arte. A través de Vault by Vans, línea premium de producción limitada y con presencia únicamente en tiendas especializadas, Calleja se convierte en el primer
¿El resultado? Cuatro siluetas reconocidas que, gracias a la presencia de los personajes y al lettering que han catapultado a Calleja a la cima del éxito, funcionan como hilo conductor entre la filosofía de la marca estadounidense y las aptitudes artísticas del andaluz. A estos cuatro pares de edición limitada se le añade una colección de ropa y accesorios, como una camiseta de manga larga, una sudadera de algodón y calcetines; perfecta para vestir día a día con un único objetivo: convertirte en el dueño del asfalto. PARA VANS X JAVIER CALLEJA Elmalagueño amplía su universo con el objetivo de dominar la calle (tras hacer lo propio con las galerías de todo el mundo).
www.vans.com/vault
“Para mí, lo mejor es dibujar en papel”, cuenta Javier Calleja a la hora de explicar el proceso creativo. “Con los dibujos, puedes ir al fin del mundo y volver en el mismo día. Dar vida a mi arte a través de mis siluetas Vans favoritas es un honor”, continúa. Vault by Vans x Javier Calleja ya disponible en tiendas seleccionadas.
Soltaré a Brian
Cosas horribles cambiar de estrategia en las entrevistas. Lo he decidido este año, mientras me sometía a algunas. No hay nada como ver a otro haciendo tu trabajo para descubrir lo mal que lo haces. Ya no tiene sentido eso de preguntarle al entrevistado cuál es tu peli favorita, o tu serie, o tu libro, o con qué político te irías de cañas. Lo bueno es descubrir esa peli que le pareció un bodrio, o con qué político no se iría de cañas ni borracho. Lo que odiamos nos define mucho mejor que lo que amamos. Y además es mucho más entretenido. Al fin y al cabo lo que nos gusta es lo que le gusta todo el mundo. Es decir, los koalas, Ian McEwan y Gwyneth Paltrow. Además son detalles que el lector olvida enseguida. Pero difícilmente olvidará al tipo que dijo que le daban miedo los pingüinos, ese despiadado asesino camuflado del que hablaba un cuento de Fontanarrosa. O a la que dijo que no le parece guapo Jenson Button. VOY A EMPEZAR A
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También es entretenidísimo descubrir que te gustan cosas que no le gustan a todo el mundo, o a casi nadie. Es decir, saber a qué clase de tipos le molan las cucarachas, las pelis de Nicolas Cage, el blanco del jamón mojado en chocolate o leen en secreto la biografía de Carmen Bazán. Hace poco me levanté cuando apenas estaba amaneciendo. Fui al salón, me acerqué a la ventana, y lo que vi no sé si era niebla, o que la casa se había sumergido en un vaso de leche. La niebla es de esas cosas horribles que me encantan. A Stephen King le dio para un cuento de terror, que es un poco lo que siente mi mujer cada vez que llueve un poco. Salí a la calle y no había nadie, si acaso frío, humedad congelada en las hojas, silencio. La niebla es lo más parecido a cómo quedaría la atmósfera tras el impacto de un meteorito, con todas las criaturas de la tierra respirando veneno hasta la muerte. Con la niebla todo avanza a cámara lenta. De hecho impide que el sol descongele el hielo, que es como criogenizar el tiempo. Dice Stephen King en su niebla de terror que es como los sueños, probablemente a punto de sucumbir a su belleza, y acabar escribiendo una comedia romántica. Durante mi infancia en Galicia fui testigo de paisajes espantosos, cuyo simple recuerdo hace que me ruborice de emoción. Una cosa es ver el mar bravo, sentir el viento a punto
de arrastrarte, y otra muy distinta sentirlo todo el rato todos los días. La infancia es eso que vives sin conocer la frase, cuando pase un tiempo nos reiremos de esto, porque ni siquiera sabes qué es el paso del tiempo, que es lo que le quita gracia al asunto. La niebla en el pueblo venía acompañada de olor al humo de las chimeneas de las casas y al abono. De hierba mojada, esferificaciones de mierda de oveja y barro helado que parecía querer atraparte con frío por las piernas, como arenas movedizas. En cualquier momento podía empezar a hablar un árbol con voz ronca, o que un trol saldría de una casa para darle de comer a los conejos; que fue lo que pensó inmediatamente Álvaro Cunqueiro, y por eso se convirtió en el Tolkien gallego. A veces hay que ponerse a escribir, o esperar treinta años, para poder ver al trol en el mismo sitio por el que has pasado toda la vida sin verlo. Cuando era niño sólo pensaba en salir de allí cuando antes, en cambiar de paisaje. Y ahora una simple niebla me abriga como una manta invisible. A uno no le gusta la niebla, o sólo le gusta por la ventana si no tiene intención de hacer nada, o no le va a cancelar su vuelo. Otros creemos que adoramos la niebla, pero lo que adoramos realmente es parar el tiempo. RICARDO F. COLMENERO
y escritor.
es periodista
ILUSTR ACIÓN: 4.12 STUDIO.
OPINIÓN
Luis Tosar se pasea por las cloacas del Estado
GQ World
Cine
El actor gallego vuelve al thriller, uno de sus géneros por excelencia, con Código Emperador, una intrincada historia de secretos, mentiras, sombras y chantajes, ambientada en el siempre pantanoso mundo de los servicios de inteligencia. Con él hablamos de aquello que los periódicos no nos cuentan, de las personas cercanas al poder que no suelen salir en la foto y del posible fin de la intimidad en pleno auge de las redes sociales. P o r NOEL CEBALLOS
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Luis Tosar siendo brutalmente atacado por unos malhechores anónimos al principio de una película titulada Código Emperador, el espectador avispado haría bien en sospechar. Nada es lo que parece dentro del último trabajo de Jorge Coira, con quien el actor lleva colaborando desde el principio de sus respectivas carreras, y todo el mundo, sobre todo su protagonista, parece tener una o varias agendas ocultas dentro de una trama llena de giros, sorpresas y, sobre todo, falsas apariencias. Muchas falsas apariencias, pues el Juan de Tosar es uno de esos personajes que se sienten más cómodos moviéndose entre las sombras. ¿Qué le hizo apostar por esta quintaesencial historia de suspense con unas raíces bien hundidas en la actualidad política y social de nuestro país? “Siempre me ha atraído mucho el mundo de las cloacas, de la alta política y de todos esos tejemanejes que muchas veces sostienen nuestro supuesto Estado de derecho”, confiesa el actor. “Nos gustaría que no fuese así, claro, pero al final sabemos que la realidad es otra… Yo soy una persona a la que le gusta estar informada, lo cual no deja de ser una especie de ilusión casi utópica: los asuntos secretos o encubiertos no dejan de ocurrir, los ciudadanos de pie nunca vamos a poder saberlo todo sobre quienes mueven los hilos. Es curioso cómo cada viernes desayunamos con al menos una buena noticia, casi como si estuviera preparada de antemano… Aún así, no deja de haber filtraciones que pertenecen al ámbito de los profesionales que dicen estar ahí para solucionar problemas, aunque en ocasiones sea precisamente al revés”. “Por otro lado”, continúa Tosar, “siempre tuve curiosidad también por el tipo de cine al que pertenece Código Emperador: los thrillers que te sumergen en lugares oscuros de la realidad, o esas películas de suspense protagonizadas por personajes que no suelen aparecer en las fotos. O quizá sí… Quizá cuando uno las repasa se da cuenta de que aparecían en todas, pero siempre al fondo, sin que nadie supiera muy bien quiénes eran hasta que todo acaba saliendo a la luz. Ahí está, por ejemplo, el caso del Pequeño Nicolás: cuando estalló aquello, todo el mundo se llevó las manos a la cabeza y se preguntó de dónde podía venir alguien así. No hizo falta más que repasar algunas fotos de los últimos años para comprobar cómo siempre estaba al lado de gente muy importante, sólo que sabía hacerlo sin UANDO VE A
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llamar la atención. Ese tipo de personalidades, anónimas y misteriosas hasta cierto punto, existen en la vida real, por lo que siempre me han llamado la atención las películas que se fijan en ellas”. Juan, en cambio, no pertenece a ese círculo, sino que su función se asemeja más a la de un fontanero encargado de atar cabos y solucionar cuanto antes detalles aparentemente menores. Casi un funcionario de las cloacas del Estado a quien, un buen día y en mitad de un caso aparentemente rutinario, le picará en la base del cráneo algo que solemos identificar con la conciencia. Según Tosar, “con esta gente pasa lo mismo que con el resto de nosotros en algún momento de nuestra vida: que nos empezamos a replantear ciertas cosas sobre lo que hemos estado haciendo. Tiene que ver con llegar a cierta edad y volver la vista atrás, porque en ese momento es cuando suele aparecer cierto destello de lucidez que te lleva a preguntarte si lo que te has pasado años haciendo de manera casi mecánica es realmente lo que querías hacer”. de su personaje, Tosar se imagina a “un tipo que seguramente empezó con unos principios muy claros. En la película se cuenta de un modo sutil que puede provenir del entorno militar, luego podemos concluir que, en un principio, su deseo era ayudar, servir a su país. Pero es cierto que poco a poco fue entrando en un terreno donde quizá tenía la impresión de estar dedicándose a asuntos un tanto reprobables, aunque siempre en pos de un bien mayor. El fin siempre justificaba los medios, hasta que llega un día en el que concluyes que quizá no vale la pena. Porque… ¿Cuál es ese bien mayor? Yo creo que ni siquiera los que dicen actuar en su nombre lo tienen muy claro. ¿Cuál es el logro final por el que uno decide consagrar su vida a la manipulación de los demás?”. ¿Es Juan, por tanto, un antihéroe? ¿O alguien que, pese a querer imaginarse a sí mismo como tal, se va dando cuenta progresivamente de que se ha convertido en un villano? “Desde luego, no creo que él se vea a EN EL CASO
sí mismo como nada parecido a un héroe. Pero lo que sí cree es que es un servidor y que su cometido, por difícil que sea de explicar, es realmente necesario. Son las labores oscuras que al final mejoran la salud de un país o una sociedad, o al menos ése es el cuento que le han contado y que él se ha contado a sí mismo hasta ahora. Pero también es consciente de que sus superiores no le encargan precisamente las tareas más sensibles o heroicas, sino que muchas veces es simplemente el profesional que acude allí a limpiar la basura. En ese sentido, yo le encuentro muchos puntos en común con el protagonista de la serie Ray Donovan: los dos son muy buenos en su trabajo, pero en el fondo saben que no hacen más que gestionar los trapos sucios de otras personas más poderosas”. esos poderosos son los que acabarán justificando cualquier pecado cometido fuera de los registros oficiales escudándose en la siempre socorrida excusa del patriotismo. Para el actor, “esa fantasía no está presente únicamente en España, sino que creo que debe suceder algo parecido en todos los países. Lo que plantea la película es precisamente si esa quimera del patrotismo es necesaria o si llega un momento en que todo se convierte en una red de pactos tácitos frente a la que es imposible llegar nunca a conocer la verdad, porque se produciría un efecto dominó que acabaría haciendo que se tambaleasen los pilares sobre los que algunos han decidido construir la democracia”. En efecto, Código Emperador hace un gran trabajo a la hora de transmitir cómo todo está conectado en el mundo de las altas esferas, o cómo la dimensión política y empresarial suele cerrar algunos de los acuerdos más importantes a escala nacional en el palco de un equipo de fútbol. Para Tosar, esas superautopistas del tráfico de influencias tienen un efecto claro: “Todo el mundo se vuelve cada vez más paranoico, ya que lo único que sostiene el entramado es la certeza de que cada una de sus piezas tiene a las otras cogidas por el pescuezo, que todo el mundo sabe los secretos de Y PRECISAMENTE
“Las fake news tienen que ver con el hecho de que no interesa que se conozca la verdad. Hay que construir realidades paralelas para mantener ocupado alpersonal” —LUIS TOSAR
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todo el mundo y, por tanto, a nadie le va a interesar tirar de la manta. De ahí probablemente vengan las fake news con las que nos bombardean constantemente: todo el rato estamos escuchando cosas que no existen porque no interesa destapar la verdad. Esa necesidad permanente de inventarse cosas responde, yo creo, a que se ha entrado en la rueda de tapar mierda de manera permanente. Por tanto, hay que construir realidades paralelas para mantener ocupado al personal, desviar su atención y conseguir que no se haga preguntas incómodas”. La película habla, por tanto, de ese “tira y afloja en que todos están metidos, pero en el que nadie quiere dar su brazo a torcer. Es la idea de que tú me puedes joder a mí, pero yo también te puedo joder a ti. Y esa realidad es la que explica por qué al final existen críticas e investigaciones de servicio público que jamás llegan a nada. En esta película se denuncia eso y se alude a noticias por todos conocidas, pero nunca se dan nombres propios. Por la sencilla razón de que, si lo hiciéramos, posiblemente hubiésemos tenido muchos problemas. No habría llegado a estrenarse, de hecho. Y esto es algo que ocurre en nuestra realidad, no es ninguna conspiranoia”. Código Emperador es un thriller conspiranoico que transcurre en un universo donde realmente cada conversación podría estar siendo escuchada por el enemigo. O por alguien que creíamos de nuestro lado, pero que nunca sabremos para quién trabaja en realidad. ¿Quizá eso nos esté ocurriendo a todos a pequeña escala? ¿Nos estamos volviendo más paranoicos a medida que la tecnología avanza y hace posible esa aniquilación total del concepto de intimidad? “Yo creo que no”, responde Tosar, “pero en el fondo sí. Lo que pasa es que tengo la sensación de que a la inmensa mayoría de la gente ya le da igual. Durante la pandemia se ha producido, además, una situación muy curiosa: hubo quien salió a decir que las vacunas no eran más que un caballo de Troya para inyectarnos microchips de rastreo masivo, sin darse EN
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cuenta de que toda esa información a la que supuestamente podrían querer acceder Bill Gates y compañía ya se la estamos dando día a día desde nuestros teléfonos móviles… ¡No necesitan inocularte nada para tener esos datos! Tú mismo se los estás regalando a las grandes compañías tecnológicas, y todos lo aceptamos. No pasa absolutamente nada”. “Por un lado tenemos ese miedo o desconfianza de naturaleza paranoica, pero por el otro nos exponemos brutalmente. Y nos da igual: aceptamos cookies, compartimos datos de extrema privacidad sin darnos cuenta, etc. En internet nos hacen a todas horas preguntas muy sensibles, que tienen que ver en ocasiones con nuestra ideología o nuestra manera de pensar el mundo, y las respondemos alegremente. ¿A qué manos va a parar esa información? Yo creo que éste es el gran juego de nuestro siglo”. “Veremos cómo se va conformando el futuro a medida que nos vayamos familiarizando más con esta tecnología invasiva”, prosigue, “y dejemos de mirar con paranoia a otros lados. Hay algo peligroso en todo esto, y es notar cómo tu forma de pensar cada vez está más dirgida. Las redes sociales te meten en burbujas a las que sólo llega información que tiene que ver contigo y con tus gustos. Es gravísimo estar expuesto solamente a informaciones afines, es casi un veneno”. le preguntamos a Luis Tosar cómo es de complicado rodar una película con tantos personajes, tantas localizaciones en diferentes países y tantas subtramas. La respuesta es sencilla: rodéate de gente en la que puedas confiar a ciegas. En su caso, el director Jorge Coira. “Nos conocemos desde muy pequeños”, recuerda con una sonrisa. “Empezamos juntos en el instituo y es, probablemente, la persona con la que más complicidad creativa puedo tener. Nos criamos viendo las mismas películas, emocionándonos con las mismas escenas y aprendiendo el cine en paralelo. Para mí es un auténtico disfrute poder seguir trabajando tantos años después junto a la misma persona con la que empecé. Además, ANTES DE ACABAR,
“En internet nos hacen a todas horas preguntas muy sensibles que tienen que ver con nuestra ideología o nuestra forma de pensar y las respondemos alegremente” —LUIS TOSAR
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conozco muy bien todo lo que ha hecho, así que no me quedaba ninguna duda de que él era la persona indicada para llevar a buen puerto este guion, para manejar muy bien todos los géneros y tonos por los que va transitando esta historia sobre espionaje y cloacas del Estado”. “Sobre todo”, concluye, “sabía que Jorge no iba a perder de vista nunca el factor humano, la complicidad con el espectador. No queríamos hacer una película alejada de nuestra realidad, sino todo lo contrario: aquí se da la sensación de que todo esto que se cuenta está peligrosamente cerca de ajustarse a la verdad. Quizá cambien algunos detalles, pero en el fondo ésta es una peli de evasión pegada a la calle, a problemas reales”. Y, como no todo van a ser cloacas y pasadizos secretos, Tosar se despide con una reflexión sobre el cine español en general: “Creo que estamos en un momento muy feliz de cambio generacional, y que los de mi generación nos entendemos muy bien con la que viene detrás. Eso va a dar lugar a proyectos muy interesantes en el futuro cercano. Hay mucho que aprender”. N O E L C E BA L L O S
Código Emperador, un thriller sobre las cloacas del Estado, está en cines desde el 25 de febrero.
es redactor de G Q .
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La historia de un auténtico éxito ElFormentor es elprimer vehículo de CUPRA 100% made in Spain y diseñado en exclusiva por la marca. Asíse ha creado un modelo que ha marcado un hito en elsector de la automoción.
EL CUPRA Formentor es un referente de éxito y liderazgo. Su increíble diseño y prestaciones le han validado para conseguir 17 premios de la prensa especializada entre los que se incluye elpremio Red Dot Award almejor diseño de producto 2021.
CUPRA acaba de cumplir cuatro años, y lo cierto es que en este corto periodo de tiempo ha superado todas las expectativas. Con el CUPRA Formentor ha querido ir mucho más lejos. Por eso es el primer modelo diseñado, desarrollado y fabricado en exclusiva por la marca española. El camino que ha recorrido hasta aquí está lleno de hitos, desde el primer prototipo en 2019, su lanzamiento en el otoño de 2020 y la creación en 2021 del CUPRA Formentor VZ5, ha conseguido lo que parecía imposible:poner de acuerdo a todos. La crítica, el público y la industria han reconocido el liderazgo del CUPRA Formentor. Uno de sus puntos fuertes está en la amplia gama de motores que ofrece, con nada menos que once opciones de eficiencia y altas prestaciones disponibles. Versiones que van desde 2.0 TDI 150 CV (110 kW) y 1.5 TSI 150 CV (110 kW), que componen un perfecto acceso a la gama. Existen también dos opciones híbridas enchufables, de 204 CV (150 kW) y 245 CV (180 kW), así como VZ 2.0 TSI 310 CV (228 kW) DSG 4Drive. Y el Formentor VZ5 (390 CV), de edición limitada, es la máxima expresión del rendimiento en un motor de combustión. Seas como seas hay un CUPRA Formentor para ti.
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Franz Ferdinand: “Las canciones sobre política se las dejamos a Bono y a Idles” Hay quien dice que la prueba de fuego para que una banda pase a la historia no es su segundo álbum, sino la cantidad de éxitos que caben en un recopilatorio. En el caso de Franz Ferdinand, son 18 (y dos más de nueva cosecha) los que incluye Hits To The Head; un lanzamiento tan esperado por los fans como por ellos mismos, que no sólo supone el regreso de la banda escocesa a los escenarios, sino también un tributo a los finales que facilitan la transición a otros comienzos y, sobre todo, al baile como seña de identidad. P o r S I LV I A S UÁ R E Z
estos recopilatorios cuando era niño, porque mis padres siempre tenían alguno en casa”, dice Alex Kapranos, cantante y compositor de la banda, sobre el formato de su nuevo álbum (Hits To The Head, Domino) que se publica el 11 de marzo. El de Glasgow está en Madrid junto al bajista de la banda —Bob Hardy— para una visita exprés que (como el recopilario que presentarán en noviembre en nuestro país y el próximo mes de junio en el Mallorca Live) se ha pospuesto durante varios meses. “Nos apetecía mucho lanzarlo en vinilo, así que tiene tantas canciones como caben en uno doble”, dice el segundo. “Es algo de lo que siempre hemos hablado y, en realidad, sabíamos que había que hacerlo algún día”. Hits To The Head es el sexto álbum de estudio desde que la banda alcanzase reconocimiento mundial con su disco de debut homónimo publicado en 2004, que les valió el Mercury Prize en ese mismo año. “Creo que simplemente sabes cuándo un tema es bueno, y si no, sólo tienes que tocarlo ante el público”, dice Kapranos, a quien le gustaría que Lady Gaga o Perfume Genius (de quien se declara fan) versionasen alguno de sus éxitos. “Si te hace bailar o te toca la fibra, entonces sabes que ha tenido algún efecto en ti”, añade Hardy, “es como la línea de bajo de Take Me Out”. Probablemente ésta sea la canción más tarareada de la banda y la que, en consecuencia, más han interpretado los de Glasgow en directo. El single (perteneciente a su primer álbum y reeditado ahora como parte de Hits to the head) ha terminado por inocular la semilla del nuevo material. “Es curioso porque es un tema que siempre ha estado en el set pero RECÍ ESCUCHANDO
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cada vez que la tocamos es como si fuese nueva. En nuestro caso, si cualquier canción sigue en el repertorio es sólo porque disfrutamos tocándola en directo”. Precisamente ahora con el lanzamiento del nuevo álbum muchos de los temas de siempre vuelven a estar en el setlist, algunos casi 20 años después; como es el caso de This Fire, Walk Away o Ulysses, incluidas también en su segundo y tercer álbum (2005 y 2009, respectivamente). “El otro día tocamos Darts of Pleasure en casa, ante un público de sólo 250 personas, y fue genial poder retrotraernos a los inicios después de tantos años”, añade Hardy. No obstante, ambos coinciden en que sus favoritas para interpretar ante el público son siempre las nuevas; en este caso es el turno de Billy Goodbye y Curious, dos temas nuevos incluidos en el recopilatorio, que hablan sobre el fin de la amistad y la perpetuidad del amor una vez pasado el umbral de la primera atracción. “Tenemos suerte de conservar amigos desde hace mucho tiempo. Creo que hay relaciones que duran, pero también otras que tienden a ser más transitorias, y al final eso está bien”, reflexiona Alex. “Supongo que la canción habla sobre aceptar eso, el hecho de que algunas relaciones en la vida no son duraderas, pero que aun así tienen su significado y hay que estar agradecido por lo que un día te aportaron”. Un borrón y cuenta nueva que les ha permitido reconectar con su pasado, su ADN musical y sus fans, sin abandonar la idea de la innovación como constante. “Es curioso que ambos temas hablen sobre el futuro... Quizá estemos obsesionados con este tema”, responde entre risas el líder de la banda, al mencionar que su anterior trabajo (Always Ascending, 2018)
Bob Hardy (que toca el bajo, a la izquierda) y Alex Capranos (voz principal, a la derecha), dos de los componentes de Franz Ferdinand.
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fue definido como futurista. “Creo que los nuevos temas se adaptan más a nuestro estilo, incluso a los mismos hits del álbum. Si lo piensas, Curious está en la misma frecuencia que No You Girls, y quizá Billy Goodbye está más en la línea de Do You Want To”, matiza el bajista. como una nueva etapa para la banda que, tras la salida de su batería original, Paul Thompson (el guitarrista Nick McCarthy también abandonó la formación en 2016), ha incorporado a Audrey Tait en el lugar de éste y se ha reunido para grabar tras más de tres años de receso. “Ahora sentimos que realmente hemos pasado página y podemos pensar en lo siguiente, en el próximo capítulo como banda”, dice el bajista, Bob Hardy. En los comentarios de sus redes y el vídeo de su último disco hay comparaciones con el sonido de sus inicios, pero también un ánimo de rea2022
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firmar la genialidad de la etiqueta dance que la banda ha perpetuado. “Creo que siempre hemos hecho rock’n’roll, pero bajo las dinámicas de la música dance”, dice Alex. “Al principio estábamos enormemente influidos por The Beatles, el estilo de The Cavern Club y los fans de la banda en el primer disco, todo demandaba un sonido más lo-fi y menos pulido de lo que hemos ido haciendo. Aun así, creo que es evidente en los nuevos temas, que tienen una base dance pero con unas guitarras muy potentes. Por eso también fue clave poder grabar en directo en el estudio”. Si sus canciones están hechas para bailar, o es la consecuencia de las mismas, es irrelevante. “Bailar es la primera expresión, es como los cimientos de la música. Así que supongo que en cierto modo este disco es un tributo a esto”, dice Bob. “Además, es algo genial y no debería haber ningún requisito para entrar en el club del baile. Especialmente después de todo lo que estamos pasando, cualquiera que pueda mover sus piernas, debería bailar”. Curiosamente, es la primera vez que la banda al completo participa en un vídeo coreografiado, algo que también les conectó más como banda y rebajó cualquier tensión o expectativa. “Fue muy divertido. Conseguir que todos siguiéramos la coreografía fue un reto como aprender cualquier otra cosa o como ir a un taller de cerámica por primera vez. De hecho, quizá deberíamos aparecer haciendo cerámica en el próximo vídeo”, bromea el cantante. L O S Ú L T I M O S meses, Kapranos también ha estado inmerso en la producción del último disco de la banda anglo-sudamericana —sus componentes son de Perú, Argentina, Turquía y Reino Unido— Los Bitchos, (Let The Festivities Begin), algo que hace cuando no tiene compromisos con la banda y que no descarta prolongar como actividad profesional en un futuro. “Si no hiciese esto, seguramente tendría un trabajo cualquiera, no una profesión. Creo que volvería un poco a lo sencillo, a lo que hacía cuando era más joven”, reflexiona el vocalista. Ambos miembros tienen claro lo importante que es haber logrado un equilibrio profesional como personal en la banda, independientemente de DURANTE
haber surgido como una formación enteramente masculina en 2002. “En el caso de Audrey, que además es una gran productora y música reconocidísima en Glasgow, no la llamamos porque fuese una mujer, sino porque es una gran batería y una gran persona”. Tait ha formado parte de The Libertines o Public Enemy, además de ser una premiada multi-instrumentalista (canta y toca la batería y la guitarra) y productora, nombrada recientemente por la cadena británica BBC como ‘una de las más innovadoras de Inglaterra’. “Siento que hay varios problemas en la industria a este respecto y que, desafortunadamente, la misoginia sigue estando en todos lados, especialmente en los puestos más técnicos como pueden ser los de ingeniería de sonido o responsable de estudio. Afortunadamente está habiendo un cambio, pero simplemente tienes que ver las pocas productoras reconocidas que hay en el mundo”, dice Alex al respecto. “Creo que hay demasiadas cosas que ya no tienen sentido, porque el mundo ha estado dominado por hombres bastante protectores con lo suyo y que no han dejado a las mujeres participar en la mayoría de roles que han liderado”, añade Bob con respecto a la polémica sobre Taylor Swift. Como residentes en Gran Bretaña, la banda tiene infinidad de opiniones sobre los temas que les tocan de cerca, no sólo como músicos, sino también como ciudadanos. “Nuestro primer ministro es una vergüenza, por ejemplo. Pero por eso no vamos a ponernos a escribir canciones sobre política”, continúa el bajista. “Ya escribimos un tema sobre el fiasco de Trump y un par de temas del anterior disco también iban en esa dirección, pero ese tipo de cosas se las dejamos a Bono y a Idles”, continúa el cantante. “Personalmente prefiero hacer cosas con las que disfrute y no obligarme a hacerlas. Si no me gusta escucharlo, dudo que me guste hablar de ello en una canción”, tercia Kapranos. “Por ejemplo, me encanta hablar de comida, pero tampoco soy especialmente creativo escribiendo temas sobre ello, así que prefiero seguir haciendo lo que se me da bien”. SILVIA SUÁREZ
colaboradora de
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es periodista y
GQ.
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1. EL INSTANTE ANTES DEL IMPACTO Glòria de Castro “Madrid era una ciudad que me parecía odiosa y fea, y donde los taxis, que apestaban a pies y a boquerones fritos, te obligaban a escuchar las tertulias fachas de la Cope”. Es un fragmento del inicio de una novela incisiva, radical, que da voz a una generación dispuesta a rebelarse contra una sociedad hiperconsumista. (Lumen).
Debuts de altura en laficción No es fácil publicar una primera novela y que el público y la crítica coincidan en darle su aplauso. Estos brillantes debuts seleccionados por GQ han conseguido ese doble objetivo.
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Por ENRIQ UE BUERES
2. SÓLO NOS QUEDA ESPERAR LO MEJOR Carolina Setterwall Un debut en el ámbito de la autoficción en el que la autora sueca recrea su experiencia personal: su compañero y padre de su bebé muere inesperadamente durante la noche y su vida queda marcada por un antes y un después. Una historia de amor honesta sobre cómo reconciliarse con la pérdida. (Seix Barral).
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3. LA EDAD DE TIZA Álvaro Ceballos Una novela de formación vestida de relato de intriga en el que hay detectives, fantasmas, drama, humor, crítica y mucho ingenio. Un brillante debut ambientado en el Madrid de los años noventa protagonizado por unos jóvenes que representan a una generación a la que se le auguró un gran futuro (y no lo tuvo). (Alfaguara).
ILUSTR ACIÓN: 4.12 STUDIO FOTOGR AFÍAS: CORTESÍA DE L AS EDITORIALES.
4. LOS MONTES ANTIGUOS Enrique Andrés Ruiz El narrador de esta serena novela, dotada de una prosa excepcional, regresa a la casa familiar en Soria, en plena España despoblada, para dar testimonio de un mundo casi perdido. La primera obra de ficción del prestigioso poeta Enrique Andrés Ruiz comparte atmósfera con autores como Muñoz Rojas o Xuan Bello. (Periférica).
6. MALAVENTURA Fernando Navarro La gran apuesta de la editorial Impedimenta para esta primavera es la primera novela del guionista de películas como Verónica, Cosmética delenemigo o Bajocero. Este western andaluz, que remite tanto a la tradición lorquiana como a Sergio Leone o Cormac McCarthy, viene avalado por David Trueba, Jon Bilbao y Rodrigo Cortés.
5. REUNIÓN Natasha Brown La protagonista y narradora es una mujer negra británica, con un novio adinerado, toda una triunfadora que deberá tomar una decisión trascendental al ver amenazada su existencia. Una refinada ópera prima que ha sido un acontecimiento en Inglaterra y que se traducirá a más de quince idiomas. (Anagrama).
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7. GALLINAS Jackie Polzin Minnesota: una chica, su madre, su marido, una amiga y unas gallinas que deberá cuidar frente a tornados y depredadores. El debut de Polzin es una reflexión, íntima, melancólica y también divertida, sobre el conflicto entre nuestro deseo de establecer vínculos y el anhelo de soledad. (Libros del Asteroide).
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8. MEMORIAL DRIVE Natasha Trethewey Dice la autora que el pasado encaja en el relato de nuestra vida y le proporciona un sentido y una finalidad. Su pasado, violento y brutal, puesto que su padrastro mató a tiros a su madre, le ha servido para escribir una novela elegante y desgarradora, intensamente emocionante y profundamente poética. (Errata Naturae).
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El diablo se viste de IKKS Cuando se baja de la moto, Fabio Quartararo sigue siendo un campeón. Del estilo. Su última colaboración con IKKS lo corrobora al cien por cien. P o r R E D A C C I Ó N G Q
el Diablo, aunque lo único endiablado en él es su velocidad sobre una moto. A sus 22 años, el actual campeón del Mundo de MotoGP ha hecho historia al ser el primer piloto francés en conseguir vencer en la categoría máxima del motociclismo. Nacido en una familia amante de las dos ruedas, empezó a montar en moto a los cuatro años y a competir a los ocho. Llegó al Mundial a los 15. Así pues, el mono de cuero con protecciones es ya una segunda piel para él. No obstante, cuando se lo quita, Fabio descubre de inmediato su amor por la moda y su condición de espíritu libre. Razones más que suficientes para que una firma como IKKS (francesa, para más señas) lo haya elegido como imagen de su colección Primavera / Verano 2022. A través de él descubrimos como los básicos se reinterpretan en clave rockera, los trajes se ciñen al cuerpo, las camisetas y chaquetas se estampan con plantas y flores venenosas y las parkas técnicas adquieren protecciones de quita y pon para ir seguro en moto por la ciudad. O
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Fabio viste total looks de IKKS.
FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA DE IKKS.
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tiene algo que pone a la gente muy nerviosa, y lo entiendo, porque yo también lo sufro. También comentan que, en tiempos de crisis, nos quedamos con lo esencial descartando lo accesorio, y en este último apartado suele entrar la moda. Quizá por eso, tras una pandemia, la consecuente desescalada y una nueva normalidad que parece que nunca se desprenderá de su novedad, la industria intenta justificar su existencia, en mitad de unos tiempos convulsos, con una pátina insoportablemente intelectualoide. De un tiempo a esta parte, en ese periodo en el que los desfiles han vuelto a la vida, parece que se ha acusado aún más esa necesidad de “hacerse la lista”, como esa amiga apuntadora que todos tenemos y que despierta todos los sentimientos posibles salvo la simpatía. La moda se ha vuelto una marisabidilla. Y nosotros, que tenemos que saber de todo y todos, no vaya a ser que nos tomen por tontos, asentimos como si fuéramos las personas más ilustradas del universo, aunque no entendamos nada. De ahí los nervios que comentábamos al principio. A veces, cuando esto sucede y me pierdo en ese discurso que envara las retaguardias, viene a mi cabeza la imagen arquetípica de un miembro de la generación Beat sentado en un café con su jersey de cuello vuelto, sus gafas de vista y un cigarrillo humeante sujeto entre índice y pulgar mientras amarillea sus uñas. Me invade ese sentimiento de “yo soy más que tú, yo sé más que tú, soy mejor que tú” que en ningún caso resulta agradable. La intención es buena, dotar de significado a una creación, pero ese valor añadido se pierde cuando no se entiende. Yo nunca tuve vergüenza de preguntar cuando no entendía algo. Vergüenza es robar, que decía el dicho. Sin embargo, cuando hay tantas cosas que no entiendes y la intención de tu interlocutor es simplemente chulearse, es más sencillo desconectar y preguntarse:
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DICEN QUE LA MODA
Porque lo digo yo
Hacerse la listanunca quedabien “¿Me quedará bien eso? Porque ya es lo único que me interesa”, reduciendo a la mínima expresión la intencionalidad de la moda. Llamadme loco, pero prefiero entender a que me den una lección. Y la moda hoy parece muy centrada en lo segundo. No nos engañemos, como cualquier otra disciplina, las creaciones textiles toman inspiración de otros tantos movimientos artísticos y socio-culturales, es inevitable, pero hay una gran diferencia entre nutrir una colección e inflar algo simplemente estético. La inspiración puede surgir de cualquier parte, elemento, situación o relación; y a partir de ahí, plasmarlo con hilo y aguja. El intríngulis aparece cuando sucede a la inversa: primero la creación y luego su justificación. ¡Como si eso fuera algo malo! No todo tiene que venir de la más exquisita y elevada cultura, puede nacer de lo más cotidiano, y no por ello ser peor.
Dicen que la moda tiene algo que pone a la gente muy nerviosa, y ahora entiendo un poco mejor el porqué. Al final, nos queremos ver bien. Es un sentimiento primario que nos une a todos. Pero ¿qué hace que tomemos una decisión frente a otra? ¿Cuál es la palanca que nos empuja, más allá de la calidad y la confección, a comprar una prenda y no otra? El valor añadido que genera una conexión entre dos puntos, entre emisor y receptor, en la moda y en cualquier ámbito de la vida que nos planteemos. Enseñar lo que tienes para compartirlo es muy diferente a hacerlo para mirar por encima del hombro. Entendernos es esencial para generar valor, para convertir algo ordinario en algo especial. Y eso nunca se consigue haciéndose la lista. JAV I E R G I R E L A
es editor de moda de G Q
España.
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Sobre héroes y relojes
mira qué reloj llevan los famosos con auténtica avaricia fetichista o curiosidad morbosa por saber cuánto cuestan? Creo que nadie ha dejado de hacerlo desde que el mundo moderno nos ató los relojes a la muñeca con una correa allá por los años 20 del siglo pasado. Fueron los actores y actrices de Hollywood y luego las estrellas europeas más glamurosas quienes nos dieron a conocer la magia de la relojería mecánica de lujo en las fotos de estudio o en las instantáneas hechas durante los rodajes de clásicos en blanco y negro como Casablanca, en donde Humphrey Bogart luce su Longines Evidenza. Y aunque ahora son los rutilantes raperos, DJs, productores y artistas más ¿QUIÉN NO
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variopintos quienes toman el relevo como escaparates del lujo relojero, los deportistas están al mismo nivel. Al fin y al cabo, aunque no deja de ser un complemento de moda, el reloj siempre ha sido una prolongación del estatus social. ¿Quién desconoce a estas alturas de qué marca es el reloj de Rafa Nadal? Aunque tu competencia en relojería se detenga en la frontera de un Swatch, es difícil no saber que el reloj que llevaba el tenista masculino más grande de todos los tiempos y del mundo entero cuando ganó su 21º Gran Slam es el Richard Mille RM 27-04 Tourbillon Rafael Nadal que pesa 30 gramos y cuesta 900.000 €. Y es que el deporte y la relojería llevan igualmente emparentados de manera natu-
ral desde hace un siglo a través del cronometraje. Hoy, no hay evento deportivo que no esté patrocinado por una u otra marca y en nuestro inconsciente colectivo establecemos binomios como éstos de manera espontánea: Rolex y el tenis, Longines y la hípica, Hublot y el fútbol, TAG Heuer y la Fórmula 1, Omega y los Juegos Olímpicos, Tissot y Moto GP. Aunque hay que hacer una aclaración en el caso de Tissot, ya que la lista de deportes a los que se le asocia es bastante más larga e incluye ciclismo, baloncesto, hockey sobre hielo, rugby… Y es que prácticamente los 365 días del año Tissot cronometra algún evento deportivo. Del mismo modo en que en el siglo XX se buscaba la identificación con los buenos de la película en la gran pantalla, en este siglo de plataformas que nos atan a nuestras casas para devorar series como bulímicos, el deporte nos ofrece nuevos héroes que nos hacen sentir que bajo nuestros pies hay algo más de realidad y menos humo. Es un hecho que, dejando a un lado sus hazañas y el marketing brutal que hay detrás, nos fascinan sus relojes. ¿Quién no desea tener un Rolex Datejust como Roger Federer, un Omega Seamaster Planet Ocean como Michael Phelps o un Hublot Big Bang Unico Usain Bolt? Si bien Rolex, Hublot, Audemars Piguet y Omega son las marcas más visibles en el firmamento de las celebrities de cualquier ámbito, firmas estéticamente más atrevidas como Jacob & Co y Franck Muller les siguen de cerca con ex boxeadores como Floyd Mayweather o delanteros de renombre planetario. Justo en la otra acera del famoseo relojero, se encuentran los smartwatches que, si bien son una herramienta cada vez más eficaz para practicar cualquier deporte (si no, que le pregunten a un usuario del nuevo Connected de TAG Heuer), aún no se han lanzado a la carrera por el estrellato con mayúsculas. Creo que es sólo cuestión de tiempo que un Garmin o un Polar sean el compañero inseparable de una estrella del cine o del deporte. Aunque está claro que es Apple quien lleva más tiempo estudiando el tema de cerca tras su colaboración con Hermès. El tiempo es inevitable y los héroes nunca mueren. es periodista experta en relojería y colaboradora de G Q .
BEATRIZ ROLDÁN
ILUSTR ACIÓN: 4.12 STUDIO. FOTOGR AFÍA: GE T T Y IMAGES (R AFA NADAL).
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PELUQUERÍA: MELISSA DEZ AR ATE DE ORIBE Y TATA HARPER; TAILORING: ALBERTO RIVER A DE L ARS NORD STUDIO (CONAN GR AY ).
21 colores actuales,
estampados atrevidos, y buen rollo BOMBER CELESTIAL Pocos diseñadores tienen la habilidad de hacer que la artesanía de la alta costura parezca tan casual y relajada como Pierpaolo Piccioli, de Valentino.
de primavera
Chaqueta y shorts (exterior e interior) Valentino. Camisa propia del estilista. Camiseta sin mangas Calvin Klein Underwear. Zapatillas Vans. Calcetines propios. Colgante Mikimoto. Anillo vintage.
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Aprende del fenómeno de TikTok Conan Gray: esta temporada, cuanto más atrevido, mejor. Por SAMUEL HINE
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CRISTAL DE LUJO El secreto mejor guardado de Nueva York para los amantes del diseño de interiores es Nalata Nalata, donde la cristalería artesanal —como esta copa soplada a mano de un estudio japonés (Sugahara) — pugna con cerámicas y productos de cuero.
MONO BOTÁNICO La primera colección masculina de Erdem, basada en sastrería con estampado toile de Jouy, es la respuesta a las plegarias de los fans de la línea femenina del diseñador británico.
ABRIGO PLAYERO Con el diseñador Bruno Sialelli, Lanvin ha tomado como referencia hitos de los años 2000, como las zapatillas Osiris, o la película de Leo DiCaprio La playa, que ha inspirado este abrigo de punto ondulado.
BOTAS ESTILO MOCASÍN ¿El calzado básico inesperado de la temporada? Las botas Balearic de Loewe, hechas a mano con piel fluorescente. De las que llaman la atención.
BLAZER DE ARMAS TOMAR En Burberry,Riccardo Tiscipropone una remezcla del dress code británico para la generación hip-hop.
SOMBRERO BUCKET DE RAYAS En la era de Raf Simons, cada temporada llega un nuevo sombrero bucket Prada esencial. Comienza tu colección con la versión playera de la presumida y divertida propuesta primaveraverano de la casa. CAMISETA DE PELO Están las camisetas normales y luego las camisetas sublimes de Fendi Men’ s,de visón y estampado de acuarela.
HISTORIA DE LA MODA Publicado por el museo V&A,Fashioning Masculinities analiza la relación entre la masculinidad y la moda, de las prendas victorianas a los trajes de Guccide Harry Styles.
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ANILLO COOL PARA EL MEÑIQUE El pintor John Copeland se ha unido a la joyera Rebecca Elbek para actualizar de forma alucinante el elegante anillo insignia (en edición limitada de sólo 30). 2 0 2 2
SHORTS ENORMES La tendencia del pantalón con tiro de más de 10 centímetros ha alcanzado su cima, y los shorts largos y anchos —como éste de estampado de cachemir de S.S.Daley— están aquíde nuevo.
CINTURÓN 2X1 Los cinturones de cuero de Nick Fouquet presumen del mismo rollazo potente que los sombreros de fieltro que pusieron a la marca de Venice Beach en el mapa.
COLECCIONABLE PARA LA MESA DEL SALÓN Las pinturas abstractas de dragones primitivos y leviatanes místicos de Robert Nava tienen una forma especial de inspirar la contemplación creativa (Vito Schnabel Gallery).
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BLAZER DE UN AZUL DIFERENTE El maestro de la moda masculina que une Oriente y Occidente, Junya Watanabe, idea mezclas virtuosas como este blazer reversible con brocado de seda.
E ST I L I S M O : S O L A N G E S I N G E R D E M A R K E DWA R D I N C ( E R D E M , P R A D A , S . S . D A L E Y, D I O R M E N , J U N YA WATA N A B E , N A N U S H K A ) ; S H A R O N RYA N D E H A L L E Y R E S O U R C E S ( B U R B E R RY, S U G A H A R A , F E N D I M E N ’ S , LO E W E , L A N V I N , N I C K F O U Q U E T, R I C K OW E N S , D O LC E & G A B B A N A , B OT T E G A V E N E TA , HERMÈS, TOM DIXON). FOTOGRAFÍA DE ARGENIS APOLINARIO, CORTESÍA DE VITO SCHNABEL GALLERY (ROBERT NAVA). CORTESÍA DE V&A (FASHIONING MASCULINITIES). CORTESÍA DE L A MARCA (COPEL AND/ELBEK).
PLUMAS DE CUERO CHILLÓN Junto con el verde periquito, actualmente tan de moda, anota el azul piscina y el naranja fluorescente en la lista de los nuevos colores esenciales, según el abanico de tonos virales de Bottega Veneta.
VAQUEROS BRILLI Cuando busques unos vaqueros tan glamurosos como para pasearte por una alfombra roja, visita Dolce & Gabbana.
CAMISA DE SERPIENTE SiKim Jones, de Dior Men’s, se lo propone, el estampado de serpiente será tendencia en 2022.
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La relojería como experiencia emocional Con una familia de relojeros a la espalda, Marc Aellen ha transitado por casi todos los segmentos de mercado del Grupo Swatch con una perspectiva puramente emocional. P o r B E AT R I Z R O L D Á N
SU VIAJE a través del tiempo en 2001 en Certina como gerente de ventas de área de Europa central y del este, Benelux y Oriente Medio. Ha hecho paradas en Omega, Jaquet Droz y, hace dos años, ha regresado a sus orígenes como CEO de Certina. NICIÓ
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GQ: Los relojes Certina pertenecen al universo del submarinismo, pero también al de la militancia ecológica y la estética vintage. ¿Cuál de ellos es más conocido por el público? MA RC A E L L EN: Somos una marca con una historia muy rica y en ella el buceo ocupa un lugar destacado, ya que hemos equipado expediciones profesionales de submarinismo desde la década de 1950. Por otro lado, la legitimidad del reloj Certina vintage está más que justificada, como puede apreciarse en nuestros archivos y catálogos desde hace años. Yo diría que el público está absolutamente familiarizado con nuestros relojes vintage de buceo.
Desde el punto de vista de los materiales, ¿hay alguna novedad? Hemos trasladado nuestra conocida conciencia ecológica a los brazaletes realizadas a partir de materiales reciclados con #tide ocean. Pero tenemos novedades para este año que aún no puedo desvelar. Por el momento seguimos con el acero y el titanio. ¿Ha llegado la tendencia genderless a Certina? Sí, efectivamente. El estereotipo del reloj pequeño con esfera de nácar y diamantes está desfasado. Las mujeres buscan otra cosa y, en cambio, hay hombres que se interesan por
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esa combinación, como en Oriente Medio. En relojería ya no se habla de sexos. No se puede categorizar. ¿Los jóvenes piensan en Certina como primera opción de compra? En España Certina tiene una gran notoriedad desde los años 70, cuando ya era una de las marcas suizas más importantes. Nuestros clientes rondan los 50 años, pero nuestro objetivo es conquistar al publico más joven mediante nuestros relojes híper deportivos con una excelente relación calidad-precio, un objetivo, por otra parte, común en el conjunto de la relojería suiza. Estamos trabajando en una mayor presencia en redes sociales y vamos a desarrollar el e-commerce en el segundo trimestre de este año en España.
“En la relojería cuenta más la experiencia de saber y conocer cómo se ha creado el reloj que el reloj en sí”.
Hasta ahora algunos de nuestros 120 puntos de venta lo han hecho por su cuenta. Has dicho que no nos puedes avanzar aún las novedades. ¿Seguro que ni una sola? Bueno, está bien, pero solo puedo avanzar el lanzamiento del DS Action Diver en 43 mm con bisel en cerámica (si recuerdas, en 2021 presentamos este modelo en 38 mm) y el DS PH200M en versión femenina. ¿Cómo vais a llevar a cabo los nuevos lanzamientos? Hemos hecho muchos eventos en línea con periodistas y puntos de venta y creo que seguiremos con este formato. Es cierto que no es lo mismo, porque la relojería es una
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industria muy emocional y hay que tocar y sentir los relojes. No obstante, hemos planificado un evento para el segundo semestre del año que, esperamos, pueda llevarse a cabo.
FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA DE CERTINA.
¿Qué piensas del concepto de feria internacional como la extinta Baselworld? Para una marca como Certina, una feria internacional es sólo importante en términos de prensa, ya que en una semana se pueden comunicar todas las novedades a los medios de todo el mundo. Certina puede vivir sin Basilea tranquilamente. Además, ahora podemos emplear el enorme presupuesto destinado a la feria en otras acciones. En cuanto a los detallistas, pueden conocer los nuevos productos perfectamente en sus mercados locales sin necesidad de viajar. Para una marca como Jaquet Droz, Basilea era importante porque se lanzaba la producción en función de los pedidos que se realizaban en ella, pero para una marca basada en el volumen como es Certina no es necesario, porque las novedades presentadas ya estaban en producción. ¿Cuál es la producción anual de Certina y la proporción de movimientos de cuarzo y mecánicos? La producción es de aproximadamente 200.000 piezas. A comienzos del año 2000, la proporción de movimientos era de un 90% cuarzo y un 10% mecánico. Hoy estamos a 50% en ambos casos, aunque con un fuerte crecimiento del polo mecánico. Si sigue esta tendencia, de aquí a cinco años el porcentaje va a invertirse y tendremos un 90 % de relojes mecánicos. Tenemos los recursos industriales para ello gracias a The Swatch Group y a las prestaciones técnicas cada vez más importantes, como la espiral antimagnética Nivachron, por ejemplo, y siempre manteniendo un precio increíble. Gracias a esto podemos ver las cosas con serenidad y encaminar la marca hacia la mecánica. A parte de las correas ecológicas y la asociación con la Sea Turtle Conservancy, ¿Certina ha pensado en fomentar la economía circular? En cada nuevo desarrollo tenemos en cuenta el stock de componentes
“El objetivo es conquistar al público más joven mediante relojes híper deportivos con una excelente relación calidad-precio; un objetivo común al resto de la relojería suiza”. —MARC AELLEN
de que disponemos e intentamos utilizarlos, aunque no siempre es posible. De igual modo, hemos suprimido el soporte papel para los catálogos, creado estuches de material reciclado para los relojes y estamos trabajando en el mismo tipo de materiales para los expositores en tienda. Intentamos disminuir el impacto sobre el planeta. ¿Recuerdas cuál fue tu primer reloj? Sí, a los quince años tuve un Swatch, lo cual es natural, ya que nací en los 70. Vengo de una familia de relojeros. Mi abuelo y mi padre lo fueron. No sé si mis hijos continuarán con la tradición, pero, dado que vivimos en Suiza, es posible. Les interesa la relojería y me dan su opinión como futuros consumidores. A veces me sorprenden sus comentarios sobre relojes de los que no estoy convencido. No son estudios de mercado muy profesionales, pero sin duda me ayudan.
La nueva versión DS Super PH500M, basada en un reloj de los años 60 que acompañó el famoso proyecto de investigación subacuática “Tektite I”, se presenta con un diámetro de 43 mm. (870 €).
Es una pregunta manida, tal vez, pero ¿qué otro complemento puede rivalizar con un reloj? Depende de los países. Suiza es muy low profile y los hombres no buscan necesariamente el reloj más caro del mercado, sino que su prioridad es invertir en una vivienda. En China es totalmente a la inversa; allí trabajan años y años para adquirir productos de lujo. En Europa somos más de invertir en la piedra. A mí, por ejemplo, no me interesan los coches más allá de que sirvan para su propósito, que soporten el invierno y la nieve. Quizá el lujo sea tener experiencias, porque al fin y al cabo los objetos no son más que eso. En el caso de la relojería, cuenta más la experiencia de saber y conocer cómo se ha creado el reloj que el reloj en sí.
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Es el primer Big Bang de 42 mm en oro amarillo, correa de caucho y el calibre de cronógrafo automático MHUB1280 UNICO 2 con autonomía de tres días. (51.800 €).
Big Bang Unico Yellow Gold
Estrena caja de 40 mm y brazalete integrado de oro amarillo. El cristal de zafiro que cubre la esfera y el fondo deja ver su masa oscilante. (48.700 €).
Big Bang Integral Time Only
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de la LVMH Watch Week La primera feria de 2022 lanza las novedades del póker de ases relojero del gigante del lujo:la mecánica de excepción, la estética retro, el acero y el regreso del oro amarillo son las claves. P o r B E AT R I Z R O L D Á N
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En oro blanco y engastado con 446 esmeraldas y diamantes, su mecanismo incluye tourbillon y pequeña y gran sonería con repetición de minutos. (C. P. V.)
Octo Roma Emerald Grande Sonnerie
Esta pieza combina dos complicaciones clásicas —carillón con 3 martillos y tourbillon— dentro de una caja de platino y titanio azul y esfera esqueletada. (C. P. V.)
Octo Roma Blue Carillon Tourbillon
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Ger u TA e H
Este reloj herramienta de lujo de diseño elegante es el último de una saga iniciada hace cuatro décadas. Caja de 40 mm de acero y Calibre 5 automático. (2.600 €).
Aquaracer Professional 200 Este crono de acero rinde tributo a los años 60, cuando Heuer se asoció con las Fuerzas Aéreas alemanas para un encargo del que nació la referencia 1550 SG. (5.950 €).
Autavia Chronograph Flyback
Z e n it h Esta edición limitada de 250 piezas, que reinterpreta el modelo original de 1969, referencia A3642, presenta esfera marrón con el mismo patrón de aquel modelo. (6.800 €). Futuro bestseller, está accionado por el nuevo calibre El Primero 3620. Se entrega con un brazalete de acero y una correa de caucho fácilmente intercambiables. (8.300 €).
DEFY Revival A3642
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“El deporte te enseña a ganar, a perder y a trabajar” La doble vida de Adrian Bosshard le ha llevado a trasladar la adrenalina del motociclismo de velocidad a la industria relojera. Al deporte le dedicó diecinueve años. A The Swatch Group ya van veinticinco. P o r B E AT R I Z R O L D Á N uno de los altos ejecutivos más establecidos dentro de The Swatch Group y cuyo currículum incluye experiencia en Certina y Union Glashütte, es el CEO de Rado desde julio de 2020. Al liderar Rado, Bosshard ha extendido sus responsabilidades a una marca global y pionera en el dominio de nuevos materiales, principalmente en el de la cerámica, tan de moda en la actualidad. Pero antes de desembarcar en la industria relojera, Bosshard fue piloto de motociclismo profesional, representando a Suiza durante varios años en los campeonatos mundiales de velocidad. De aquellos años de duro trabajo y constante competición conserva un porte de deportista y un rostro curtido en mil batallas que le sientan muy bien a un CEO relojero que cumple 60 años este mes. Viene a Madrid para almorzar con la prensa, visitar los puntos de venta de la marca y aprovechar para asistir al campeonato de Moto GP de Valencia durante el fin de semana con su hijo menor. Enamorado de España (y de sus circuitos de carreras), se siente orgulloso de tener un nieto al cincuenta por ciento maño, como su padre. DRIAN BOSSHARD,
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¿Por qué elegiste hacer carrera en el universo de la relojería cuando dejaste el deporte profesional? AD RI A N BOS SH AR D: La relojería ha sido siempre mi segunda pasión después de las motos. Cuando tuve que dejar el motociclismo a los 35 años, me volqué en ella. Puesto que en mis últimos años había sido esponsorizado por Longines y Certina, me sentía muy cerca de este universo. Adoro el diseño, la mecánica, el patrimonio de la relojería suiza y sobre todo la que lleva a cabo The Swatch Group, donde comencé hace 25 años, que han pasado volando. GQ:
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marca porque tenía este reloj que ha llegado hasta hoy como nuevo. Una marca que es la primera en cerámica, un material que ahora está de moda… Siempre hemos sido innovadores. En 1962, Rado lanzó el primer reloj resistente a los arañazos: el Rado DiaStar. Estaba elaborado con metal duro ultrarresistente y se basaba en un concepto de diseño futurista, algo que se estaba convirtiendo en un pilar fundamental del ADN de la marca. La visión de buscar materiales resistentes a las rayaduras, con todas las ventajas inherentes para el consumidor, nos llevó a la cerámica, ligera, resistente a los arañazos, hipoalergénica, agradable de llevar. Es normal que otras marcas se inspiraran en estas ventajas. Nos sentimos orgullosos. Sólo se copia a los buenos. Sí, desde luego, pero sobre todo ahora que hay tantas marcas que emplean la cerámica, ¿Rado no ha pensado en abordar otro material?
FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA DE RADO.
¿Cuál fue la primera marca de relojes que conociste? Sé que va a parecer que me lo invento, pero la primera marca que conocí fue Certina, en serio, porque era el segmento de precio ideal para un joven. A los 20 años, cuando acabé los estudios, mi padre me dio su Omega. Más tarde, en 1991, mi mujer me regaló un Rado Integral para nuestro compromiso, hace ya 30 años, que sigue nuevo. Parece ser que estaba destinado a ser CEO de esta marca… Siempre me ha fascinado el empleo de los materiales de Rado que, en 1996, fue la primera en emplear la cerámica. Siempre me he sentido orgulloso de esta
El CEO de Rado fue piloto y compitió en el Campeonato Mundial de Motociclismo entre 1992 y 1996.
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Hemos sido también los primeros en desarrollar toda una gama de colores aplicados a la cerámica, aunque ahora también lo hagan otras marcas. Al principio sólo existía el negro, e hicimos la cerámica de plasma, con un color similar al titanio, pero también cerámica verde, azul y blanca. Seguimos fuertes en el terreno de los materiales y tenemos grandes sorpresas que presentar aún en los próximos años; bueno, y en éste en concreto. A pesar de este impasse pandémico, nunca hemos dejado de desarrollar esta faceta tan importante de la marca. ¿Cuál es tu visión sobre el deporte, los valores que comporta y cómo se aplican en el caso de Rado? El deporte en general ha modelado mi carácter y mi personalidad, aportándome valores como el buen talante, la paciencia y el esfuerzo. Creo que el deporte te enseña a ganar, a perder y a trabajar duro, como la vida misma. Al igual que cuando era deportista profesional y tenía un gran equipo detrás de mí, en Rado tampoco hago nada solo, sino que cuento con un equipo de personas fundamentales de todos los ámbitos. Por lo que respecta al aprendizaje, ¿es más difícil el mundo deportivo o el empresarial? En los dos segmentos hay retos que superar, pero cuando uno tiene pasión, todo se logra. Hay la misma satisfacción cuando se trabaja en equipo para hacer crecer una marca, que cuando uno gana una competición deportiva. Has dirigido Certina, Glashütte y ahora Rado. ¿Qué has aprendido de cada una de las marcas? He aprendido que hay que respetar las raíces de las marcas por encima de la visión personal de quien las dirija en un momento dado. Son marcas con muchos años de vida y mi función es sólo hacer lo necesario para que estas marcas lleguen a alcanzar el corazón de los consumidores con sus productos. En pocas palabras: respetar el ADN y no copiar a los demás. Certina es una marca deportiva y con una fabulosa relación calidad-precio; en cuanto a Glahsütte, es alemana y muy técnica y diferente; Rado es una marca con un diseño particular, con la ventaja de ser pionera en el empleo de la cerámica. Hay que respetar las reglas y el ADN de cada marca y desarrollar la competencia personal de cada uno.
Captain Cook High-Tech Ceramic: caja de cerámica de alta tecnología de 43 mm de diámetro, 157 gramos de peso y mecanismo Rado calibre R734 con una espiral de Nivachron. (3.800 €).
¿Es España uno de los mercados más importantes para una marca como Rado? Rado es una marca global. Nuestros mercados principales se encuentran en las áreas de Asia y Oriente Medio, pero también en Alemania, Suiza, y Austria en Europa, y en América también somos muy fuertes. España, al igual
“Aligualque cuando era deportista y tenía un gran equipo detrás de mí, en Rado tampoco hago nada solo, sino que cuento con un gran equipo” —ADRIAN BOSSHARD
que Italia, tiene mucho potencial. España es el mercado número doce a nivel mundial en cuanto a relojería y para Rado es un mercado con muchísimo potencial. En el pasado hemos vendido muchos relojes a turistas en este país, y esperamos que lo sigamos haciendo en los próximos años. Para nosotros es un mercado muy importante porque los españoles son grandes amantes de los relojes y The Swatch Group está muy arraigado en este país. ¿Vas a cambiar la estrategia en nuestro país en cuanto a puntos de venta? Vamos a reforzar la calidad de la distribución. No es tan importante el número sino la calidad. Ahora tenemos 70 puntos de venta y no es mi prioridad aumentar su número, sino reforzar la presencia de la marca, su mensaje. ¿Cuál es tu Rado preferido? Tengo tres hijos y nunca me pregunto cuál es mi preferido. Me encantan todas las colecciones y me pongo el reloj en función de lo que haga. Pero sí, he de confesar que siento predilección por el Captain Cook High Tech Ceramic que me he puesto hoy porque voy al campeonato de MotoGP de Valencia este fin de semana. Me apetecía llevar algo deportivo y estilizado y de mecánica vanguardista al mismo tiempo. Sigues montando en moto, claro. ¿Llevas reloj cuando corres? Así es. Nuestros relojes son ligeros y además herméticos (lo digo por la lluvia), por lo que siempre llevo un Rado en la muñeca, incluso a veces cuando duermo.
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Relojes para sentirte como pez en el agua en tierra hostil. ¿Sus armas? Un potente diseño, funcionalidad extrema y una historia de éxito detrás. P o r B E AT R I Z R O L D Á N
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1. VACHERON CONSTANTIN
2. CARTIER
3. LONGINES
4. BELL & ROSS
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Editado en sólo 150 ejemplares, este cronógrafo Overseas se inspira en elprototipo que llevó el explorador y fotógrafo Cory Richards durante elascenso alEverest en 2019. Realizado en titanio y acero, cuenta con sistema de correa intercambiable. 36.900 €.
En formato grande y accionado por elmovimiento mecánico de carga automática calibre 1847 MC, Santos se recubre totalmente de acero y cuenta con una corona heptagonal con espinela sintética facetada. Brazalete con sistema de modificación de talla SmartLink. 7.350 €.
Elnuevo reloj vintage incluye cristalde zafiro, asícomo dos coronas y un fondo atornillado decorado con elemblema delbuceador grabado. Incluye un movimiento automático con espiralde silicio y ofrece una garantía de cinco años. 2.260 €.
Su nombre combina la referencia altiempo, Horo, y a la luz, Lum, y se inspira en la mineralidad delhormigón y en la arquitectura contemporánea. Gracias a su revestimiento fotoluminiscente es legible incluso en la oscuridad. Edición limitada de 250 piezas. 4.500 €.
En caja de acero y biselcon muescas y corona de oro amarillo, elmodelo Royalde 41 mm es hermético hasta 100 m y tiene indicación de día y fecha. Se acompaña de un brazalete de acero combinado con oro amarillo de 18 quilates de cinco filas con cierre desplegable y cierre de seguridad. 3.880 €.
Overseas Everest
Santos de Cartier
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The Longines Legend Diver Watch
FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA DE L AS MANUFACTURAS.
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8. ULYSSE NARDIN
9. BREGUET
10. AUDEMARS PIGUET
Este deportivo de edición limitada a 250 piezas, que se inspira en elfamoso cronógrafo de aviación de Breguet de los años 50, ofrece una caja de 42 mm realizada en titanio, una esfera con acabado rayos de soly números árabes luminiscentes de color naranja. 14.600 €.
Aunque con un diseño evolucionado —que incluye una masa oscilante de oro rosa de 22 quilates especial 50 aniversario y una esfera “Grande Tapisserie” en elicónico tono Bleu Nuit, Nuage 50—, este cronógrafo de acero está inspirado en el RoyalOak original. 31.800 €.
la década de los 50 del pasado siglo, inaugura la colección que lleva elmismo nombre. Presenta escala taquimétrica, contador de 30 minutos con tres marcas para los intervalos de 3 minutos y otro de 12 horas. 18.020 €.
lanzamiento, elSpeedmaster Calibre 321 aparece con una caja de 38,6 mm elaborada en Canopus Gold de 18 quilates, una aleación de oro blanco exclusiva de Omega, biselen esmalte Grand Feu y elmovimiento originaldel año 1957. 80.700 €.
Esta versión, que se inspira en un reloj de bolsillo utilizado en elcronometraje de los JJ OO de Berlín de 1936, presenta esfera barnizada en azul. Su calibre UN-153 permite ajustar el calendario anualen ambos sentidos con la corona. Sólo 300 piezas. 10.900 €.
Cronógrafo Flyback Air Command
Speedmaster Calibre 321
Marine Torpilleur Annual Chronograph
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Royal Oak Cronógrafo Automático 38 mm
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Sus ojos son de un salvaje irresistible y su rostro de facciones alargadas parece esculpido por las manos de un escultor italiano del siglo XVI. Al contrario que algunos actores, es más alto de lo que parece (“Muchos fans de Batman piensan que soy un canijo, ¡pero no soy canijo para nada!”, exclama. “Soy bastante grande. Me paso media vida intentando ser más delgado”). Sabe muy bien cómo parecer personas completamente distintas, y no se trata sólo del pelo o de su envergadura, sino de su habilidad a la hora de arrastrar los ojos y la boca a lo largo de toda una gama expresiva que le permite interpretar de manera convincente tanto a un americano despreciable como a un aristócrata francés, convertirse en el nuevo Batman o comerse la cámara en una escena de 12 minutos. “Es un camaleón”, me dice Matt Reeves, director de The Batman. “Hace poco me decía que nunca emplea su voz cuando actúa. La voz es una de sus armas”. Hoy, en Londres, su acento natural suena nítido y sus palabras, prudentes. Se ríe con desparpajo y no puede evitar comenzar la entrevista expresando exactamente cómo se siente: “¡Tengo un jet-lag que me muero!”. No se ha vestido para la ocasión: “¡Qué frío hace, joder!”. Y dice que empieza a achacar su edad (35): “¡Ya no puedo hacer nada!”. Parece un marchante exhausto después de una semana de trajín en una feria de arte.
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Camisa Helmut Lang. Pantalones Balmain. Zapatos Eytys. Gafas de sol Balenciaga. Reloj Vacheron Constantin. Collar y pulsera (en todas las imágenes) Chrome Hearts. Anillo en la mano derecha (en todas las imágenes) Alighieri. Anillo en la mano derecha (en todas las imágenes) Cartier.
Caminamos por Holland Park, en la zona sur de Notting Hill. Tan sólo unas horas antes, el plan había consistido en visitar el zoo de Londres, pero se convenció de que no era la mejor idea. “Anoche hablé con mi novia” —la actriz y modelo Suki Waterhouse— “y me dijo que a la gente no le gustan los zoos. Yo tenía en mente algo más metafórico, pero luego me imaginé a un oso tristón caminando en círculos y pensé: qué chungo”. Pattinson no puede evitar pensar en el peor escenario posible que pueda derivarse de cualquiera de sus iniciativas. “Lo hago con las cosas más nimias, con cada decisión que tomo en mi vida”. Hasta ahora, su carrera ha estado moldeada por una combinación de talento, deseo, suerte, popularidad asociada y malas elecciones. La fama le llegó pronto gracias a Crepúsculo, la saga adolescente que recaudó más de 3.000 millones de euros y que encauzó su carrera por derroteros muy concretos. Las elecciones —películas más modestas con directores singulares— formaban parte de un plan magistral ideado para huir de esa carrera vampírica que había durado toda una década. “Estoy constantemente valorando los riesgos, intentando predecir todas y cada una de las consecuencias, algo que pone nerviosa a mucha gente. Y luego, al final, soy como: ¡Bah, qué más da! Me quedo con el papel de guardián de un faro que se acuesta con una sirena. ¡Creo que es la decisión correcta!”. Durante años, Pattinson cimentó su reputación como actor alejado del cine más taquillero, y Reeves, que siempre tuvo al actor en mente cuando escribía The Batman, no estaba muy seguro de que estuviera muy interesado en interrumpir su paseo por el cine independiente. Pero decantarse por la exposición ante el gran público que le otorgaría The Batman fue una decisión tan deliberada como alejarse de esos fueros. Métete en la cueva de Batman, haz caja y luego coje la maleta y adéntrate de nuevo en territorios cinematográficos más inciertos. Ése era el plan. Cuando el rodaje comenzó en 2019, las cosas parecían muy prometedoras. “Pero nada más empezar, antes del Covid, me rompí la muñeca en una escena de riesgo. Intenté seguir funcionando durante la primera sección, aunque parecía un pingüino. Me acuerdo de cuando ese incidente era lo peor que podía pasar”. Pronto surgieron obstáculos más difíciles de remontar a causa de la pandemia de coronavirus, como la cancelación de rodajes, incluida la que él mismo precipitó debido al “muy bochornoso” positivo que dio en septiembre de 2020, justo cuando el equipo estaba a punto de incorporarse después de aquella primera e interminable pausa. Los retrasos alargaron el rodaje un año y medio, aproximadamente el tiempo que Pattinson ha pasado en el set de rodaje combinando todas sus películas más recientes. Y sin embargo, cuando la enorme producción logró avanzar a toda máquina en medio de una pandemia galopante, se sintió agradecido —e incluso culpable en ocasiones— por estar entregado a una distracción que exigía toda su atención. “Batman me proporcionaba un ancla. En lugar de dejarme llevar por las noticias, estaba al tanto pero sin quedarme paralizado. Si estabas atravesando un momento intenso en tu carrera o en tu vida, aquél parón te obligaba a enfrentarte a ti mismo; le pasó a todo el mundo que conozco. Sin embargo, yo estaba muy ocupado todo el rato, con algo que además entrañaba muchísima presión. Es de lejos lo más difícil que he hecho hasta
ahora. El mundo parecía que se iba a acabar, pero yo seguía interpretando a Batman, por si acaso no se iba todo al traste…”. Después lo explicaría de otra forma: “Aunque el mundo se venga abajo, esto tiene que salir sí o sí”. El set, situado a las afueras de Londres, era “una burbuja dentro de una burbuja”, cuenta. “El rodaje en sí era algo muy aislado, siempre rodando de noche, siempre todo muy oscuro. Me sentía bastante solo. Llevaba el traje de Batman todo el rato y no podía salir del estudio con él, así que apenas me enteraba de lo que pasaba fuera”. Instalaron una pequeña carpa al lado del set para que pudiera distenderse un poco, pero se pasaba casi todo el tiempo dentro del battraje haciendo cosas raras. “Me metía en la carpa a componer música electrónica con el traje puesto, mirando a través de la capucha. Tiene un diseño que dificulta mucho leer libros, así que tienes que inclinarte un poco hacia delante para poder ver”. Lo menciona varias veces y yo la verdad no tengo ni idea de qué está hablando. ¿La capucha? “La máscara. La máscara de Batman. ¡Es una capucha!”. Horas, días, semanas, meses rodeado de oscuridad, embutido en el traje y con la capucha puesta. “Siempre había pensado que era una máscara, pero después me enteré de que no, de que es una capucha”. Aunque el rodaje de The Batman finalizó en abril del año pasado, mentalmente parece recién salido de la cueva. Se ríe como un poseso cuando recuerda aquellas horas solitarias sumido en las tinieblas. “Cuando terminó todo, estaba descompuesto. Acabo de ver una foto que me sacaron en abril y tengo la cara verde”. Entramos en un restaurante algo concurrido y se fija en un área privada pensada para acomodar a un discreto grupo de comensales. Le informan de que está reservada y le insinúo que lo que realmente quiere es volver a meterse en una cueva, a lo que responde con una carcajada típica de alguien que sufre estrés postraumático. “He visto algún corte sin editar de la película yo solo”, me dice mientras comemos en una zona abierta del comedor. “La primera toma se aleja mucho del resto de las películas de Batman, tiene un ritmo completamente diferente. A eso se refería Matt cuando en la primera reunión que tuvimos me dijo: ‘Quiero hacer una película de detectives, al estilo del cine negro de los 70, algo tipo La conversación [de Coppola]’. Creía que se refería al estilo, al aspecto visual, pero desde el comienzo te das cuenta de que realmente es una película de detectives. Me siento como un idiota, porque ni siquiera sabía que Batman es ‘el mejor detective del mundo’; no lo había escuchado antes, pero funciona. Normalmente, Batman aparece cuando tiene que ponerse a repartir hostias, pero en esta película pasa bastante tiempo entre policías, manteniendo conversaciones con ellos, a veces en escenas con carga emocional, algo que no creo que haya en otras de sus películas”. Le recuerdo a Pattison que la última vez que habló con GQ acababa de empezar el rodaje de The Batman y que estaba buscando lo que denominó “un hueco” en un personaje que se ha interpretado de todas las maneras posibles a lo largo de décadas. Le pregunto si lo ha conseguido. “He encontrado un pequeño hilo muy interesante. Carece del más mínimo rollo playboy, así que es un poco rarito, tanto cuando es Bruce, como cuando es Batman, y además tiene cierta propensión nihilista. En todas sus otras películas, Bruce desaparece, se prepara y regresa a Gotham creyendo en sí mismo y pensando que va a cambiar las cosas. En esta versión, sin embargo, queda medio
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Chaqueta y pantalones Dior Men. Collar (arriba) y cadena de cartera a modo de collar Martine Ali. PÁGINA ANTERIOR, DERECHA
Chaqueta y pantalones Versace.
implícito que ha sufrido un pequeño colapso nervioso. Lleva dos años siendo Batman y el crimen no ha parado de crecer. Los habitantes de Gotham empiezan a verlo como un síntoma más del problema. Me encanta una escena en la que está dando una paliza [a unos delincuentes] en una plataforma de tren y, en el guion, el hombre al que está salvando dice: ¡Dios, esto es peor aún! O te atraca una panda de ladrones o llega un monstruo y se pone a zurrar a todo lo que se mueve. El tipo no tiene ni idea de que Batman está ahí para ayudarlo, pero es que tiene un aspecto como de hombre lobo que no ayuda”. Pattinson suelta una buena carcajada. “Intenté seguir el rollo, pero no podía parar de pensar —a ver cómo digo esto sin que suene fatal— que no hay nada bueno en abordar un trauma… En todas las otras películas, Bruce se convierte en Batman a causa de la muerte de sus padres, una razón que intenté analizar desde una perspectiva más real en lugar de racionalizarla. Durante años, erige una intrincada estructura que culmina en la persona de Batman, pero en el fondo lo que hace no es algo muy sano”. Es como una crisis nerviosa de largo recorrido. “Como si fuera una adicción a las drogas”, añade. Hay un momento en el que Alfred le pregunta qué hubieran pensado sus padres si vieran cómo ha mancillado el legado de la familia con ese proyecto paralelo que tiene. “Y Bruce responde: ‘Ése es el legado de mi familia. Si no lo hago, no me quedará nada’. Respuesta que no interpreto como un ‘No hay nada más’ o ‘Ya no tengo más propósito en la vida’, sino como un ‘Me piro de este mundo’, algo mucho más triste todavía. Y es una película triste. Se centra mucho en el intento de Bruce de encontrar algún atisbo de esperanza en sí mismo, no sólo en Gotham, cuando, por lo general, él nunca cuestiona sus habilidades, sino la incapacidad de la ciudad para cambiar. Creo que hacer algo así, pensar que la única manera que tienes de estar en este mundo es disfrazado de murciélago, es un poco una chifladura”, concluye. “Los cómics de DC son un poco emo”, dice riéndose. “Tienen ese lado nihilista y un estilo artístico muy diferente a todo lo demás, así que espero que haya mucha gente tristona por el mundo”. Fuera hace frío, está oscuro y flota un aire de nihilismo covídico (una atmósfera muy DC, dicho de otro modo). El clima le recuerda a Pattison que hace poco tuvo que arreglar la caldera. “Vino un técnico el otro día”, dice, “y empezó a hablar como si nada de lo muy fan que era de los cómics de DC. Y ahí estaba yo, sentado y mirando a otro lado mientras mi novia le daba conversación. La miré con cara de: ¡Cállate, por favor!”. Y se ríe a carcajadas. “¿Por qué me haces esto? Estaba muy divertida y muy entretenida hablando con un fan obsesivo”. Le pregunto si le provoca ansiedad pensar en la acogida de una película que ha costado años terminar, en cómo la recibirán los fans más recalcitrantes, los que dicen capucha en lugar de máscara. “Depende de muchas cosas. Si a la gente le gusta la película, maravilloso”. En caso contrario, le sugiero, tendrá que responder ante la angustia de la gente. “Bueno, eso es algo que no sabes hasta que no sucede”. P O R Holland Park a primera hora de la tarde. El cielo está encapotado, a excepción de algún que otro claro minúsculo abriéndose sobre nuestras cabezas. Pattinson escanea el entorno en busca de amenazas. Lleva 13 años, desde los 22, siendo famoso a unos niveles incomprensibles, lidiando con fans, cámaras o fans con cámaras en cada esquina. En un día de invierno como hoy, el parque CAMINAMOS
Camisa Dior Men. Camiseta de tirantes Dolce & Gabbana. Reloj Cartier. Collar Chrome Hearts.
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Abrigo y pantalones Bottega Veneta. Camiseta de tirantes Burberry. Botas Heron Preston. Reloj Omega. Collar (arriba) Martine Ali. Collar (abajo) Chrome Hearts.
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parece inofensivo para el ojo inexperto, pero Pattinson sabe muy bien que no es así. La pequeña terraza de la cafetería del parque parece un lugar agradable para sentarse y hablar, pero a poca distancia vemos a unas mujeres charlando y el camino que conduce a la cafetería pasa lo bastante cerca como para que lo reconozcan. “Vamos a buscar una zona escondida, menos llamativa”, dice. Y me lleva por otra dirección, hacia una pila de materiales de construcción abandonada donde hay un banco que da a unas vallas. Le pregunto si es así como experimenta el mundo, como una búsqueda constante de zonas arrinconadas y sin encanto. “Totalmente. De hecho, me gusta mucho encontrar bares vacíos sin ningún tipo de atractivo”. Las mascarillas han sido un regalo caído del cielo, dice. “Me hace gracia la gente que se niega a ponérselas. Si por mí fuera, las llevaría el resto de mi vida. Creo que gracias a la reducción de estrés que me han facilitado, he recuperado unos cuantos años de vida. Y me encanta que las lleve todo el mundo, así no llamo la atención. Es perfecto”. Desde el final del rodaje de The Batman, Pattinson ha dado un paso en firme para ponerse detrás de la cámara, ahí bien escondidito, tras llegar a un acuerdo con Warner Bros. Dice que es “un escritor malísimo”, pero que “disfruta muchísimo dando forma a las cosas”. Primero llegarán varios proyectos en los que ha estado trabajando un tiempo, lo suficiente como para no verse protagonizándolos; en su lugar, “quiere encontrar un cara desconocida”. Le gusta HBO Max, plataforma con la que está trabajando como parte del acuerdo con Warner Bros., porque “no tienen miedo”, dice. “Creo que se debe a que son muy nuevos y a que aún están intentando definir su identidad. Y hay espacio para ello”. El trabajo de desarrollo se estaba llevando a cabo mientras rodaba The Batman: “Por las mañanas tenía muchísima energía. Hacía ejercicio y luego me quedaban unos 15 minutos antes de meterme en el traje. Me tiraba literalmente siete minutos en el baño escribiendo un email a los guionistas con un chorreo de cosas que se me ocurrían”. Describe la emoción que siente a la hora de proponer proyectos como éstos, una tarea que, al igual que actuar, implica un pequeño viaje personal a los infiernos. “Sólo se me ocurren ideas cuando hay una cantidad enorme de adrenalina. Es el proceso que sigo casi cada vez que hago algo. Necesito sentir que he tocado fondo, decirme a mí mismo que soy una mierda absoluta”. Se ríe como si estuviera en la carpa de Batman. “Tienes que sufrir. Y de repente es como si Dios te diera un pequeño regalo: aquí tienes una idea que no habías pensado antes. Tira con esto”. Pattinson es un consumidor voraz del trabajo de los demás. Lee constantemente, lo ve todo, cincela su gusto y su tono hasta que consigue algo muy pulido que después emplea para colaborar con cineastas y crear personajes novedosos y extraños. En The King (2019), insufló a su Delfín francés una buena dosis de amaneramiento, precisamente en una de las películas menos dadas a lo burlesco de todos los tiempos. “Intenté que el personaje fuera serio, pero un día estuve hablando con alguien de Dior y empecé a imitarlo con un poco de gracia”, dice. O sea, que trasladó una figura de la moda francesa actual a una obra de Shakespeare. “Al principio lo hacía de broma, pero luego me filmaron, lo vi y pensé que funcionaba”. Pattinson se marcó algo parecido en El diablo a todas horas (2020), en la que interpreta a un predicador carnal y repulsivo del sur de Estados Unidos que seduce a sus
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Diesel. Collar (arriba) Martine Ali. Collar (abajo) Chrome Hearts.
jóvenes parroquianos y mantiene encuentros sexuales con ellos para después hacerles luz de gas. “Se suponía que era una comedia. Cuando leí el guión, recuerdo pensar que era tan extremo y que los personajes eran tan monstruosos que tenía que ser una comedia”. (No lo era). Es su manera de articular su deseo de ver algo que no ha visto antes haciendo algo que no ha hecho antes, su forma de casi encarnar el cambio que le gustaría ver en las películas y en el concepto de estrella del celuloide. Aquí tenéis lo que mi versión de estrella del cine puede hacer. ¿Alguien lo compra? De momento, después de The Batman, no parece que lo vaya a comprar nadie. “Resulta irónico que las dos películas que pensaba que iban a ser las apuestas más seguras que podía hacer se estrenen en un momento en el que el paisaje de la industria cinematográfica ha pegado un vuelco”, dice. “Estaba convencido de que después de The Batman estaría mucho más…”. Va atenuando la voz con genuina consternación. Casi se puede sentir el ardor de su deseo por encontrar un plan de acción factible. “Creo que lo llegué a decir en la última entrevista que concedí a GQ”, dice. Antes de Tenet, mis agentes me dijeron que no estaba en ninguna lista, y, de repente, por pura chiripa, me salen dos películas enormes. Y entonces les dije: ‘Vale, ¿y ahora estoy en la lista?’, y contestaron: ‘Sí, estás en la lista, pero no hay películas”. Con esto se refiere al tipo de películas que muchos cineastas y espectadores lamentan que ya no abunden. Una película con estrella de cine para adultos, a medio camino entre El faro (con un presupuesto de 9,8 millones de euros) y Tenet (con uno de casi 179 millones de euros). “Es todo tan raro: el ojo de la aguja que antes intentaba enhebrar es cada vez más pequeño”, dice. “Solía pensar que tenía un plan a largo plazo, el que tracé tras la primera entrega de Crepúsculo, para trabajar con distintos directores. Pero idear un plan ahora, con la duda existencial como ingrediente extra y cuando además compites con adolescentes por el mismo papel… Bueno, hay lobos por todas partes”. Además de su preocupación por su carrera, también se pregunta por los problemas que la industria en sentido amplio tiene para situarse en el centro de la cultura. “Aunque las películas lo intenten (¡Venga, vamos a hacer algo que capture el zeitgeist!), no va a ser posible si no lo ve todo el mundo al mismo tiempo. Las películas solían capturar el zeitgeist. Pero ahora el cine no puede seguir el ritmo de la cultura, al contrario que la música o la moda”. Sin embargo, hay una excepción, un atisbo en la forma en la que ciertos cineastas, dice, identifican subculturas y crean experiencias que van más allá de lo fílmico para quienes se encuentran en la misma frecuencia. Hace referencia a una proyección de Diamantes en bruto para los hermanos Safdie “en la que había unos 30 espectadores que llevaban gorras de Elara”. Elara Pictures es la productora de los hermanos Safdie, pero a través de actores que son también prescriptores de estilo, como Timothée Chalamet (fan declarado) y Emily Ratajkowski (que está casada con uno de los productores), se ha convertido en una marca de moda accidental. Hay ciertos directores de cine, dice Pattinson, que pueden transformar películas modestas en algo mucho más grande que roce, o incluso defina, el espíritu de los tiempos, o más exactamente, un espíritu de los tiempos. Lo comprobó también con los fans que asistieron a las proyecciones de El faro: “Todos iban vestidos igual, como pescadores”. Dice que Robbert Eggers, el director, supo “cómo crear una suerte de híbrido de moda y música”. Pattison lo constató el año pasado en la proyección de La
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Chaleco, camiseta de tirantes y pantalones Ann Demeulemeester. Collar (arriba) y cadena de cartera a modo de collar Martine Ali.
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crónica francesa: “Pensaba que era una proyección temática. Todos los que asistieron eran fans de Wes Anderson que se visten como Wes Anderson”. Puede que en estos ejemplos se encuentre la mejor explicación de lo que Pattinson ha intentado lograr con sus elecciones profesionales en la última década. No trabajes sólo con directores que hacen buenas películas. Trabaja con directores que desprendan una energía tan personal que la gente quiera ver sus películas y formar parte de la subcultura que generan. Directores que consiguen que la gente quiera vestirse como ellos. “A la gente le gusta mucho que una película venga acompañada de toda una cultura”, dice, “les gusta y responden muy bien a ella”. promocional, queda aún más claro que Pattinson es uno de esos tipos creativos raros de verdad, engañosamente caóticos y dueños de una energía inagotable que están metidos en diez mil cosas mientras proyectan un falso sentimiento de pasividad. Aquí tenemos a Pattinson, un tipo no muy entusiasta de los deportes, digamos, idealizando la afición al fútbol de sus amigos: “Hay algo entrañable en tener algo que hacer todos los domingos, en plan, esto es lo que voy a hacer hoy. En mi caso, cuando me preguntan por mis hobbies, mi respuesta es estar todo el día endemoniadamente inquieto, preocupado por el futuro”. Dice esto último con un deje cómico y después se ríe. El sentimiento —la ansiedad, la incertidumbre— parece demasiado real, como unos ojos tristes brillando tras la capucha de Batman. Me recuerda a lo que Matt Reeves me dijo sobre él: que nunca ha interpretado un papel con su propia voz, que la voz es su forma de meterse en la piel de distintas personas. Pattinson me cuenta que a veces se inventa cosas durante las entrevistas para no decir nada, y que en ocasiones le ha salido el tiro por la culata (por ejemplo, hace años dijo que no se lavaba el pelo, un comentario que aún le persigue a día de hoy). Uno pierde un poco la confianza cuando tu entrevistado te dice que a veces miente deliberadamente. Pero no deja de ser coherente con las otras historias que me cuenta. Algunas son sinceras, otras son falsas, y entre medias abundan los papeles que Pattinson ha interpretado o interpreta más allá de su estatus de estrella de cine y celebridad. Entre ellos: Traficante de revistas porno (anteriormente). Robaba revistas de un quiosco y se las vendía a sus compañeros de clase en la primera escuela en la que estudió, por un precio con el que obtenía pingües beneficios. Cuando lo pillaron, lo expulsaron. El suyo era un espíritu emprendedor orgánico, incontenible. Un camello de pega (anteriormente). “Hace mucho que no pienso en esto, pero mi primera novia más o menos en serio en el instituto me sacaba unos años, por eso yo quería salir con la gente guay, con los que estaban en el último año. Decidimos entre unos cuantos que fingiría que importaba drogas, pese a que ni siquiera sabía qué aspecto tenían. Así que se me ocurrió coger disquetes, abrirlos, meter polvos dentro y rociarlos con algún producto de limpieza para que desprendieran olor a químico. Compré unos 40. Después se los enseñaba a chavales de 15 o 16 años y les decía que traficaba droga oculta en disquetes”. Lo cuenta como si fuera un quinqui de verdad. “Todo el mundo me creía. Me labré una reputación de tarado. ¡Es un camello! Imagínate: ¿Quieres un tiro? ¿Un poquito de serrín con Sanytol?”. Rapero pirata (anteriormente). Era la única persona que conocía que tuviera discos de importación de Noreaga. Él CON CADA CICLO
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pantalones Louis Vuitton Men’s. Collar (arriba) Martine Ali. Collar (abajo) Chrome Hearts.
y un amigo suyo cogían las letras del rapero, ponían sus voces con un software de música y enviaban “sus” rapeos al DJ inglés de hiphop Tim Westwood para que los pinchara en su programa. “Mi madre entraba en mi habitación y nos pillaba ahí cantando las letras de otros palabra por palabra, pensando que nadie se daría cuenta”. Falso skater (anteriormente). “No tenía ni idea de patinar, pero me esforzaba mucho por aprender, practicaba yo solo y luego, cuando llegaba el momento, me aterrorizaba hacerme daño y me quedaba sentado con el patín, rodándolo de un lado a otro, dándole golpes con cosas y haciendo pequeños tajos para que pareciera que había estado haciendo skateboard. Pero nunca me subí a uno”. Diseñador de sillones y sofás (en la actualidad). Solía tener un estudio en Londres, pero ahora moldea pequeñas maquetas con arcilla, las fotografía y se las envía a un diseñador para que le ayude a fabricarlas. El primer diseño, “un sofá demencial”, está al llegar. Está obsesionado con este tipo de asientos, piensa en ellos constantemente. Cuando llegó el momento de diseñar el logo de su productora, no hacía más que enviar imágenes de sofás y de sillones. Fotógrafo (en la actualidad). Y no sólo de las maquetas de sus sillones. Hace poco fue a una tienda a comprar una cámara y buscó en Internet el modelo que usa Daniel Arnold. “Me quedé ahí de pie, mirando un montón de sus fotos”, dice, “y al final pensé que no tenía nada que ver con la cámara. Como sucede con todo, puedes entrenar tu ojo para ver las cosas de manera diferente, para encontrar lo surrealista en todo lo que te rodea”. Cocinero de pasta rápida (en la actualidad, por ahora). Los lectores de GQ recordarán que, hace dos años, Pattinson quiso mostrar al mundo su concepto de pasta rápida a través de Zoom, con resultados devastadores. Las redes se lo tomaron como una escena de riesgo, o como mínimo como un acto deliberado de ineptitud. “Pero en realidad iba en serio, estaba intentando cocinar pasta de verdad”, dice. “Por entonces mantenía conversaciones con fábricas de comida congelada y tenía la esperanza de que el artículo aportara una prueba de que el concepto funcionaba. Mi mánager me dijo: ¿Es esto lo que de verdad quieres hacer? ¿Quieres que tu cara aparezca en un envase de pasta preparada? Sabrás que tienes que ir a Walmart a venderla por una rentabilidad de chiste”. Se ríe como si ese plato de pasta se le hubiera ocurrido a otro. “Una parte de mí se preguntaba si existiría un mundo en el que algo así funcionara”. Todo esto viene a decir que, durante mucho tiempo, Pattinson ha sido bueno en al menos dos cosas a la vez. Es un personaje profunda y auténticamente singular, pero también alguien con una destreza sobresaliente a la hora de pretender ser otra persona. hacer castings, le pasaba que cuando aspiraba a un papel como estadounidense y decía que era inglés, los encargados de las pruebas se alarmaban un poco. “Me decían que les preocupaba el acento”, dice. “Así que, cada vez que me presentaba a un casting, decía que era una persona diferente, un estadounidense de Michigan, por ejemplo. Pero un día hice una prueba para Transformers 2, justo después del estreno de Crepúsculo” —es decir, precisamente en el momento en que Pattinson se convirtió en un actor de fama mundial—, “y dije que era de Denver. Entonces llamaron a mi agente y le preguntaron que qué me pasaba, que si me estaba marcando una improvisación, una además muy aburrida”. CUANDO COMENZÓ A
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Así que empezó a presentarse como Rob, para bien o para mal. “Si no hubiera tenido tanta suerte”, dice, “y durante todos estos años hubiera tenido que hacer castings, no habría conseguido forjarme una carrera en absoluto. Soy malísimo haciendo pruebas”. Aún tiene recuerdos muy vívidos de cuando el resto de actores de su edad le daban sopas con onda. “Eddie Redmayne y Andrew Garfield eran increíblemente buenos. Estabas fuera esperando y oías a los directores de casting decir: ‘¡Madre mía qué bueno! ¡Es buenísimo!”. Y yo pensando: ‘¡Joder, qué actor será!’. Y, de repente, salía Eddie en plan: ¿qué tal, tío? Había pruebas a las que acudía pensando que era una comedia y de repente escuchaba unos sollozos muy intensos. Y yo: ‘¡¿Pero quién ha sollozado de esta manera?¡’. ¿Y quién sale por la puerta? ¡Eddie, joder!”. Sin embargo, un buen día, a Pattinson se le acabaron los días de dormir en el sofá de su agente en Los Ángeles. “Hace poco me dijo que aún tiene mi maleta”, dice, “llena de ropa sucia de entonces. En su garaje, fosilizada”. Después de Crepúsculo, ha trabajado con David Cronenberg, Werner Herzog, James Gray, Claire Denis; pero ninguna alianza ha sido tan electrizante como la suya con Josh y Benny Safdie, con quienes rodó Good Time en 2017. “Son bastante anárquicos, pero sin perder los papeles. Son de los pocos directores con los que he trabajado que, pese a crecerse en el caos, consiguen de algún modo mantener el control del vehículo”. Los hermanos Safdie disfrutan con ese tipo de desorden. Sus películas se nutren de la hipertensión arterial que producen las malas decisiones y los peores escenarios posibles. Y aunque la evaluación de riesgos le aconseje que se mantenga alejado de los chavales del barrio que gustan de jugar junto a postes de luz caídos, a Pattinson en el fondo también le emociona la proximidad. “Son muy graciosos, divertidos y valientes, el tipo de actitud que me atrae. Hoy en día da miedo estrenar una película. Aunque nadie la vea, te pueden cancelar por ella igualmente”. El aire que se respira en las elevadas alturas que alcanza la fama de Pattinson puede aturdirte. “Da terror a veces”, dice. “La gente piensa que tienes a un ejército detrás protegiéndote, pero no es así. Estás solo. Necesitas una cantidad demencial de fortaleza mental. Obviamente, llevas un tipo de vida increíble, pero, como cualquier otra cosa, si no puedes desconectar, mal. Incluso las personas más cercanas a ti asumen que tu vida es como la cuentan las revistas. Hasta mis familiares lo piensan. Pero de eso se trata al final, de capturar la imaginación de la gente”. bastante a lo largo de la tarde, de una zona tranquila y aparentemente segura a otra. Da la impresión de que, en lugar de ojos, tiene un escáner termal. Vamos de un banco deprimente situado junto a unos baños vacíos a un camino desierto en un parque cualquiera. Y aun así, un tipo nos espera más adelante con una cámara. Como lleva mascarilla, Pattinson avanza resuelto. Pasamos junto a unos niños que están jugando al fútbol y le pregunto si alguna vez, durante su juventud, albergó delirios de grandeza futbolera. “Todo lo contrario. Sigo sintiendo el mismo terror cuando paso junto a chavales que están jugando al fútbol y se les desvía un balón hacia donde estoy. Me da pánico pasársela. De repente me convierto en un chaval de 10 años y creo que voy a enviarlo en la dirección equivocada y que la gente va a pensar: pero qué idiota. Llegará un momento en el que probablemente sea papá, así que he empezado a entrenar para poder jugar al fútbol con un bebé de tres años”. NOS MOVIMOS
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Burberry. Collar (arriba) Martine Ali. Collar (abajo) Chrome Hearts.
Peluquería: Teddy Charles @ The Wall Group. Maquillaje: Holly Silius con productos Dior Beauty. Manicura: Lori Banks. Sastrería: Yelena Travkina. Diseño de producción: Brittany Porter @ Lalaland Artists. Producción: Michael Klein y Julia Epstein-Norris @ Circadian Pictures. Efectos de tatuajes: Alyssa Fall. Grills: Alligator Jesus. Dirección de arte: Hensel Martinez. Decoración de set y conducción: Jonathan Villalobos. Decoración de set: Logan Blue. Diseño escénico: Angel Manjarrez. Ilustraciones del set:
Siente en todo momento que se está haciendo mayor. “Los 35 eran definitivamente la edad en la que las cosas iban a cambiar. He estirado mi adolescencia hasta los 34”, dice mientras nos metemos en un taxi y cruzamos Notting Hill. “Recuerdo que hace unos años estaba hablando con un amigo en una calle muy bonita de por aquí arriba y le dije que antes me parecía muy cursi, pero que ahora me parecía encantadora; sin embargo, yo me preguntaba qué es lo que habían cambiado en la zona”. Con el paso de los años y al estar más cerca de sus padres, empieza a verlos de una manera diferente, a “definir sus tipos de personalidad”. En un extremo, su padre (el introvertido, el cínico, el aprensivo); en el otro, su madre (la extrovertida, la sonriente, la emocionalmente accesible); y Pattinson justo en el medio, o, como él mismo aclara: “Oscilando de un extremo a otro. De mi padre solía desquiciarme que siempre te llevara la contraria, que actuara constantemente como abogado del diablo… Pues hacia ahí voy yo”. En casa, cerca de los suyos, Pattinson parece estar encarando una nueva fase de su vida y de su carrera. Pese a haber tomado lo que podrían considerarse incontables decisiones acertadas, no parece que estén abriendo un claro camino hacia delante, lo cuál consolida a Robert Pattinson como miembro de su micro-generación, de ese grupo de los nacidos a mediados de los 80 que presenciaron cómo se hacían antes las cosas —desde el peldaño más bajo, desde el nivel de principiante—, y que luego vieron cómo, durante la última década, la industria que habían elegido se desarticulaba mientras intentaban escalar una amalgama de escombros y de nuevas oportunidades para alcanzar la cima de… ¿qué exáctamente? Mucha gente de su edad y de distintos perfiles profesionales habrá caído presa de ese dilema existencial y habrá tenido ganas de vomitar. Pattinson es lo bastante mayor como para saber bien lo que quería —trazó un plan—; pero, cuando le llegó el turno, se encontró con algo que ahora es obvio: que nadie tiene ni idea de lo que viene después. Qué emocionante. Qué aterrador. Es la parte que resulta tan conmovedoramente familiar de los sentimientos que tanto le inquietan sobre su carrera: “Pensaba que después de The Batman todo sería mucho más…”. Hace poco habló con su mánager sobre su parálisis y sobre su indecisión a la hora de qué hacer a continuación en todos los frentes, incluida su próxima película. “Le dije: ‘No quiero cometer un error con mi próximo proyecto’. Y mi mánager me respondió: ‘Lo entiendo, pero si esperas mucho, tu próxima película no se estrenará hasta 2024, y para entonces a nadie le va a importar una mierda lo que hagas’. Lo más extraño de todo es que hasta hace tres años todos seguíamos básicamente la misma ruta profesional. Si todo iba bien, podías decir que existía, pero ahora la pregunta es otra: ¿hacia dónde vamos? “Sólo te queda pensar que a lo mejor tu plan consiste en pensar que sucederá un milagro y que todo irá bien. Creo que es lo que todo el mundo ha estado pensando durante los dos últimos años: ¿Mmm, supongo que mi único plan es simplemente tener esperanza?”. DANIEL RILEY
es corresponsal de G Q .
POR ZACH BARON
F O T O G R A F ÍA S D E J IM G O L D B E R G
L E T T E R IN G J U A N M A V A L L E S P ÍN
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se mueve entre estos edificios en un Tesla o en un Nissan Leaf que conduce a una velocidad alarmante; o a pie, encorvado sobre la cintura como si estuviera caminando contra un fuerte viento. Ya me ha dicho que me ve demasiado impresionado por sus propiedades, por lo que ha tenido, perdido y ganado otra vez. “Ése es realmente el problema”, me dijo. “Estás hablando con un tío que puede decirte con honestidad que el motivo por el que ha hecho todo lo que ha hecho en la vida nunca ha sido el dinero”. Sonrió. “Irónicamente, hice lo que quería y además conseguí mucho dinero”. Una pausa breve. “Parece una broma”. Pero lo del dinero es verdad: primero gracias al cine y luego, sorprendentemente, en el negocio del vino. Su segunda fortuna le permite pasar la mayor parte de su tiempo aquí, me aseguró, leyendo cosas como la novela del siglo XVIII Sueño en el pabellón rojo, uno de los libros más extensos nunca escritos. “Se tomaron su tiempo ideando nombres poéticos para las cosas”, me explicó Coppola sobre los personajes de la novela. “Por ejemplo, para recibirte, debería haberme reunido contigo en los Escalones del Saludo Amistoso y haberte saludado allí. Y cuando te vayas, debería llevarte al Pabellón de la Despedida. Es una especie de actitud de hacer todo en la vida bonito, como un ritual. ¡Podemos hacer eso! Te despediré en el Pabellón de la Despedida. Nunca lo olvidarás”. A Coppola le gusta definirse como un “director de cine de segunda”, parafraseando al compositor Richard Strauss: “Pero soy un director de cine de primera dentro de los de segunda”. En realidad, está claro, Coppola ha dirigido varias de las mayores películas nunca hechas. Cualquiera que haya trabajado en el cine te dirá que la suerte es muy importante, que se trata de un medio colaborativo, que el arte y el negocio y los ejecutivos despiadados y los actores malos se alían para mantenerse fuera del control del director, a veces para bien, a menudo para mal. Pero Coppola, durante un tiempo, jugó con cartas totalmente diferentes. Después de ganar un Oscar por el guion de Patton, en 1970, hizo consecutivamente los largometrajes El padrino (1972), La conversación (1974), El padrino. Parte II (1974) y Apocalypse Now (1979). Señalar que a los 36 años ya tenía cinco Oscar es restarle importancia a lo que estaba sucediendo. Es mejor decir que durante un tiempo tuvo a Dios de su lado. Lo dejaremos ahí. COPPOLA, DE 82 AÑOS,
Francis está más cerca que nunca de comenzar Megalopolis, el ambicioso proyecto cinematográfico que ha querido hacer durante cuatro décadas.
Francis Ford Coppola vive, como lo ha hecho de una u otra forma desde que dirigió Elpadrino en 1972, en todo su esplendor. O algo así. En las últimas cinco décadas, Coppola se ha declarado en bancarrota al menos una vez y ha sido expulsado de Hollywood otras tantas. Un esplendor relativo. Su residencia principal se encuentra en el valle de Napa, en los terrenos de un viñedo antaño fructífero, Inglenook, que el cineasta lleva 47 años intentando encumbrar de nuevo. Hay aquí un viejo gran château, donde se hacía el vino antes, y unas instalaciones de última generación donde se hace ahora. También hay una cochera que alberga una sala de edición y su archivo cinematográfico personal —guiones técnicos de Cotton Club, Jack y Rebeldes; la notación musical de Drácula de Bram Stoker; documentación para El padrino. Parte III—. Hay un caserón de dos plantas para invitados en el musgoso límite de la propiedad, donde sus hijos se quedan a menudo, y una vieja casa victoriana construida por un capitán de barco, donde los Coppola criaron a su familia y donde aún hospedan a sus visitas, ya que se construyeron otra casa para vivir. Hay bandadas de pavos salvajes que deambulan y vides trepadoras y una fuente de exterior diseñada por Dean Tavoularis, encargado de producción de Elpadrino. Casi en cada rincón de este lugar hay algo bello:una primera edición de Hojas de hierba; un cuadro de Akira Kurosawa o Robert De Niro; una foto de la hija de Coppola, Sofia, abrazando al viejo amigo de Coppola, George Lucas.
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Este año se celebra el 50º aniversario del estreno de El padrino. Oficialmente, ésa es la razón por la que me han invitado, para hablar de la película y participar en lo que se ha convertido en un ritual familiar para Coppola a lo largo de estas celebraciones. Pero la relación de Coppola con El padrino es complicada. “Esa película me destrozó”, confesó, “en el sentido de que tuvo tanto éxito que todo lo que hice después se comparó con ella”. Coppola aún tiene cosas fascinantes que contar sobre la producción y lo hará en el curso de nuestra conversación. Pero lo que realmente le interesa es hablar de otra cosa. De algo nuevo. Se trata de una película llamada Megalopolis, la que Coppola ha estado intentando hacer, de forma intermitente, durante más de 40 años. Si pudiera resumir la trama de forma concisa, lo haría, pero no puedo, y Coppola tampoco. Preguntadle. “Es muy simple”, dirá. “¿La premisa de Megalopolis? Bueno, básicamente… Te haré una pregunta primero: ¿Cuánto sabes de la utopía?”. Lo mejor que puedo ofrecer, después de pasar literalmente horas hablando con él, es esto: es una historia de amor que también es un estudio filosófico de la naturaleza del hombre; está ambientada en Nueva York, pero una Nueva York en la que resuenan los ecos de la Antigua Roma; su tamaño y ambición es tal que Coppola ha calculado que costaría 120 millones de dólares. Me dijo que sueña con crear algo como Qué bello es vivir, esa película que todo el mundo debe ver una vez al año, para siempre. “En Año Nuevo, en lugar de hablar de dejar los carbohidratos, me gustaría que la gente reflexionara sobre esta pregunta: ¿es la sociedad en la que vivimos la única a la que podemos acceder? Y debatir sobre ello”. Coppola tiene la esperanza de que Megalopolis, de una forma u otra, genere esa conversación. Una vez al año. En este punto, puede que te estés preguntando: ¿Qué estudio de Hollywood, en la era de Marvel, financiaría un proyecto tan grande, ambicioso e imposible de resumir? ¿Cómo reaccionarán los ejecutivos cuando les describa esta película? “De la misma forma que cuando, después de ganar cinco Oscar y siendo el director de moda, llegué con Apocalypse Now y dije: ‘Ahora me gustaría hacer ésta’. Apocalypse Now me pertenece. ¿Sabes por qué? Porque nadie más la quería. Así que imagina, si eso fue cuando tenía 33 años más o menos y había ganado todos los premios y roto todos los récords y aun así absolutamente nadie quería participar”, cómo reaccionarían ahora, al Francis Ford Coppola del presente, me dijo. “Sé que Megalopolis, cuanto más personal la haga, cuanto más me la plantee como un sueño, más difícil de financiar será. Y cuanto más tiempo pase más dinero generará, porque la gente se pasará los próximos 50 años pensando: ¿de qué va realmente Megalopolis? ¿Qué intenta decirnos? Dios mío, ¿qué significa cuando pasa eso?”.
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Así que ése es el plan de Coppola. Coger 120 millones de su fortuna personal, a sus 82 años de edad, y hacer la maldita película él mismo. que nos reunimos fue para una comida en el solárium del antiguo hogar de Coppola. Yo venía de la casa alejada en la que me habían invitado a quedarme, en un área remota de sus propiedades. Ése es el estilo de Coppola: una hospitalidad tan absoluta que parece algo íntimo. Aquella mañana me desperté con el sonido de un riachuelo y vi el sol elevarse de forma soñolienta sobre las viñas que tanto le obsesionan últimamente. Coppola llegó para la comida con una camisa amarilla, una corbata de nudo francés, un jersey con cremallera, y su pelo alegremente peinado hacia atrás. Se sacó de su bolsillo un par de audífonos —“Me informé mucho”, explicó. “Al final, descubrí que los mejores audífonos de todos son los que puedes conseguir en Costco—, pero por lo demás parecía casi inquietantemente juvenil. El vigor obstinado que Coppola exhibía en documentales antiguos como Corazones en tinieblas o Filmmaker es exactamente el mismo que puedes ver ahora: como si estuviera dispuesto a hablar y hablar y hablar hasta que todo cobre sentido y todo el mundo preste atención. Estaba notablemente delgado, resultado, dijo, de una prolongada estancia hace unos años en un lugar de Carolina del Norte llamado Duke Health & Fitness Center. Me observó cuidadosamente. “¿Cuántos años tienes?”, me preguntó. “Treinta y nueve”, le dije. “Bien. Cuando tenía tu edad, ya tenía bastante éxito. Pero tenía sobrepeso. Tú tienes suerte. ¿Estás casado?”. “Sí”, le dije. “Pues tienes suerte de estar tan delgado”, me contestó, con seriedad. Coppola me contó que, como parte de su preparación para hacer Megalopolis, y después de verse a sí mismo en televisión en un episodio del programa de Anthony Bourdain, se propuso un disciplinado esfuerzo para perder peso. “Me di cuenta de que no hay muchos hombres por ahí con 140 kilos y 85 años de edad. Nunca he llegado a pesar tanto, pero siempre he estado en torno a ello. Comprendí que mi peso sería un factor limitante en mi vida”. Han pasado tres años desde su viaje a Duke, me contó, y su cuerpo está acostumbrándose a su nuevo aspecto. Durante lo peor del Covid, su familia al completo estuvo aquí: sus dos hijos cineastas, Roman y Sofia, y sus nietos, cenando juntos todas las noches, pero ya se se marcharon. Coppola reconoce que no ha viajado mucho, a pesar de que su mujer y él poseen hoteles en Belice e Italia, entre otros lugares. “Siento que, según envejezco, me vuelvo más ermitaño”, comentó. “Es lo que soy. De niño siempre estaba solo”. Si sabes algo de la ajetreada vida de Coppola, esa afirmación te parecerá improbable. Pero es cierto que tuvo una infancia solitaria. Coppola nació en Detroit, pero LA PRIMERA VEZ
creció en los alrededores de Nueva York, donde pasó mucho tiempo aislado y postrado en una cama por la polio. Su padre era un músico que hacía a su familia mudarse continuamente por trabajo. Cuando Coppola se graduó en el instituto, ya había estado en más de 20 escuelas diferentes. “Siempre era el niño nuevo”, me explicó. “Nunca tuve amigos. Era un solitario y un marginado absoluto. Eso hizo que mi gran deseo fuera formar parte de un grupo, y por eso me gusta el teatro”. Su gran personalidad le viene de una familia de gran personalidad. “Mi madre era muy bonita”, recuerda Coppola. “Se parecía a Hedy Lamarr. Todo el mundo decía: ‘¡Qué madre tan guapa! Parece una estrella de cine’. Mi padre tocaba la flauta travesera. Durante años pensé que era un mago, ¡pero era músico! Éramos una familia muy carismática”. Adoraba a su hermano mayor, August Floyd Coppola, y se inspiró en ese nombre para crear el suyo propio. Su hermana pequeña es la actriz Talia Shire. Cuando eran pequeños, Coppola siempre fue el más normal de su familia, me dijo, y su éxito, cuando llegó, tuvo un efecto un tanto desestabilizador en sus padres y sus hermanos. Particularmente en su padre, que era ambicioso pero también un artista frustrado. “Mi padre solía trabajar en la ciudad como músico”, me contó Coppola. “Al parecer, solía frecuentar a una adivina, y una vez volvió a casa muy feliz, completamente feliz, porque le había dicho que algún día su apellido sería conocido. Tomamos todos cannoli. Mi hermano se reía de ello después. Decía: Sí, [Coppola] sería un apellido conocido. ¡Pero no por él, sino por ti!”.
a Hofstra a estudiar teatro, y luego a la escuela de cine de la UCLA. Pero Hollywood le decepcionó inmediatamente: “Pronto entendí que Los Ángeles no iba a ser como la troupe de teatro de la que había soñado formar parte. Todo era extremadamente jerárquico. Ni siquiera podías acercarte a un estudio si tu padre no había trabajado en él”. Aun así, Coppola se las ingenió para dirigir enseguida: películas porno, cintas para el legendario productor y cazatalentos Roger Corman, sus dos primeros trabajos de estudio —Ya eres un gran chico, su proyecto de tesis para la UCLA, que fue estrenado por Warner Bros en 1966 y le granjeó a Geraldine Page una nominación al Oscar; y El valle del arco iris, de 1968, una adaptación de Broadway que protagonizaron Fred Astaire y Petula Clark. SE
MARCHÓ
Ninguna tuvo éxito, y fue mientras rodaba Llueve sobre mi corazón, una cinta escrita y dirigida por él mismo, cuando empezó a soñar con trabajar totalmente fuera del sistema de Hollywood. “La película entera se hizo de viaje. Recuerdo cuando estuvimos en Ogallala, Nebraska, y rodamos allí. Las autoridades de la ciudad nos dijeron: ‘Si queréis quedaros aquí, os ayudaremos y construiremos algo así como un estudio de cine’. En Ogallala, Nebraska, pensé: ¿por qué todo tiene que hacerse en Hollywood? El equipo era ligero y nos salió barato. Sabíamos cómo hacer las cosas”. Poco después, Coppola condujo una caravana de estudiantes y directores de cine hacia el norte, a San Francisco: el futuro creador de Star Wars, George Lucas; el futuro montador ganador del Oscar Walter Murch; el imprevisible y futuro guionista de Apocalypse Now John Milius. “Éramos un equipo grande. Nadie tenía dinero. Siendo cinco años mayor, yo tenía algo más. Estaba casado. Tenía una casa. Así que la vendí y me quedé con la pasta. Incluso tenía una casa de verano, que también vendí, y usé ese dinero para comprar equipos de filmación, de montaje, de mezcla de sonido”. Llamaron a su estudio Zoetrope, y tenían el gran sueño de crear un sistema propio, más afín a los artistas. Pero Llueve sobre mi corazón no tuvo más éxito comercial que las películas que Coppola había hecho antes, y el director comprendió rápidamente que no era el dinero ni el equipo ni un improbable grupo de talentosos colegas lo que había hecho de Hollywood lo que era. “Podías tener todo el dinero del mundo, pero no era suficiente, porque la distribución depende de tus contactos y amigos”, me contó Coppola. “Es la influencia que adquieres cuando eres parte de un círculo de viejos amigos. Así que, poco a poco, me di cuenta de que, a pesar de haber reunido algo de dinero y teniendo mi propio equipo, necesitaba más. No puedes estrenar una película tú mismo porque no perteneces a esa red en la que tienes que estar. ¿Qué podía hacer? Parecía que el sueño de hacer cine desde el corazón siempre estaba un paso más lejos de lo que había pensado”. En 1970, Coppola se encontraba en deuda con Warner Bros., y tenía niños pequeños en casa, sin ningún plan real para mantenerlos. Paramount poseía los derechos de una novela titulada El padrino, que entonces escalaba puestos en la lista de los más vendidos, y aunque nadie tenía particularmente altas expectativas en una adaptación, el estudio le preguntó a Coppola, en cierto modo humillado, que si quería dirigirla. Al principio dijo que no. “Nunca quise hacer El padrino”, me contó. Soñaba con hacer películas más personales, sueños que aún conserva. Películas desde el corazón. Material que hubiera escrito él mismo, sobre cosas que le preocuparan —cosas como Megalopolis—. Pero finalmente su familia y amigos le convencieron para aceptar El padrino. Lo que pasó después es casi tan conocido como la película. La producción de El
sería muy rico, pero no sabría todo lo que sé. Ahora soy rico
padrino fue muy tensa —Robert Evans y el estudio odiaban el reparto desde el principio, en especial a Al Pacino; odiaban la fotografía oscura y turbia de Gordon Willis; y odiaban al mismo Coppola, a quien consideraban lento e indeciso. Coppola te contará diligentemente que el estudio conspiró para reemplazarlo por Elia Kazan. Rememorará su lucha para que ficharan a Marlon Brando en el papel de Vito Corleone. Te explicará lo infeliz y dubitativo que se sentía haciendo la película. Coppola ha contado estas historias muchas veces y lo volverá a hacer si le preguntan, y son realmente fascinantes, porque la única cosa más tentadora que la grandeza misma es la idea de que esa grandeza puede mostrarse esquiva incluso para el artista que la está invocando. Pero hay otra historia sobre El padrino que Coppola ofrece sin que le insistan. La primera parte es conocida —he oído a Coppola contarla antes— y se remonta a la época en que estaba en Los Ángeles montando la cinta. Por entonces, a Coppola se le había agotado la confianza en sí mismo y en la película y tenía muchos miedos. Un día, recuerda, un joven asistente de montaje fue en bicicleta al trabajo y le contó a todo el mundo en la sala de edición lo buena que era la recién estrenada The French Connection. En aquella época, Coppola se hospedaba en la casa de uno de sus actores, James Caan. “Decidí volver caminando. Estaba tan arruinado que tenía que enviar todo el dinero que ganaba a mi familia. Tenía hijos y estaba viviendo en la habitación del servicio de Jimmy Caan. Así que me fui andando a casa con este chaval, él iba con su bici, y mientras caminábamos, le dije, no debería haberlo hecho, pero sentía mucha curiosidad, y le dije: ‘Bueno, imagino que si todo el mundo cree que The French Connection es tan buena, pensarán que El padrino es una película oscura, aburrida y densa’. Y él me dijo: ‘Sí, puede que tengas razón”. Lo que Coppola me explicó luego, sin embargo, lo cuenta con menos frecuencia, y quizá revela algo más verdadero, y menos contundente, sobre sus sentimientos reales hacia la película, y el efecto que tuvo en él. “Bromeo mucho con esto”, confesó Coppola, “pero al carajo lo que piense la gente. La única forma en la que pudo pasar lo que finalmente pasó es si, aquella noche, después de que el chaval me dijera ‘Sí, puede que tengas razón’, se montara en la bici y se largara, un tío vestido de rojo hubiera aparecido de entre una bruma de niebla y me hubiera dicho:
‘¿Te gustaría que El padrino fuera una de las mayores películas de la historia del cine?’. Y yo le hubiera preguntado: ‘¿A qué tengo que renunciar?’. Y él hubiera contestado: ‘Ya lo sabes’. Y luego se hubiera marchado y yo me hubiera ido a dormir a la habitación del servicio de Jimmy Caan”. Coppola me miró fijamente con una mirada expectante, pero yo soy un poco lento. “¿A qué tuvo que renunciar?”, le pregunté. “¿Qué le entregas al diablo?”, me preguntó Coppola a su vez. “¿Tu alma?”. Coppola asintió. “Siempre quiere tu alma, ¿no?”. “Es una broma”, me dijo para terminar. de nuestra conversación, a Coppola le empezó a preocupar estar divagando demasiado, haberse alejado de lo importante, algo que le suele pasar de una forma u otra. De repente puede acordarse de algo que sólo cobra sentido si menciona la historia de Corea del Norte, o el primer rey de la humanidad (Sargon, según Coppola), o la obra de Herman Hesse. Pocos hombres han conquistado tanto a la audiencia como Coppola, así que está acostumbrado a ciertas licencias. Llegará a lo importante cuando esté preparado. Pero también sabe que el tiempo es finito, y que no puedo quedarme en sus dominios para siempre. “Esto es lo que vamos a hacer ahora, si soy capaz”, me dijo, tratando de retomar el hilo otra vez. “Hagamos la entrevista en la que tú me planteas preguntas y yo intentaré responderlas sin hablar demasiado. Porque soy un tío que se coge confianzas, y me pondré a hablar yo solo”. “Genial”, le dije. “Pero quiero que te lleves lo que has venido a buscar”. Es lo que estoy haciendo, le dije. “Vale, pues hazme preguntas, y las responderé”. Vale, le dije. ‘El padrino’ comenzó como un proyecto de estudio con el que no tenía ninguna afinidad. ¿Al final se convirtió en algo personal para usted? “Bueno, eso creo… Voy a tener que contar esto del tirón. Una vez leí un artículo de Balzac, desearía poder encontrarlo, pero no está publicado, y no sé de qué libro es”. Creo que así es cómo Coppola me estaba diciendo que tiene, o que una vez tuvo, una obra descatalogada de Balzac. “La gente le decía: ‘Todos esos jóvenes se están copiando de ti’. EN ALGÚN PUNTO
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“Estoy orgulloso porque creo que lo más emocionante en la vida es tener un sueño, imaginar algo e intentar hacerlo real. Es insuperable” A Balzac. Y Balzac dijo: ‘Para eso lo escribí. Quiero que se lo queden todo, todo lo que tengo, son bienvenidos todos esos jóvenes autores. Copiad lo que queráis. Primero, porque nada puede ser una copia exacta, porque cada uno de ellos es un individuo diferente, y va a salir a su manera, así que no me pueden copiar. Pueden apropiárselo, pero el resultado nacerá de ellos. Y después, porque me están concediendo la inmortalidad, y eso me encanta. Me hace parte de su trabajo, y eso me mantiene con vida’. ¿Cuál era tu pregunta?”. En otro momento, Coppola decidió que estaba siendo demasiado benevolente con él. “Hazme la pregunta más provocativa que creas que puedes hacer”. Pensé en ello durante unos segundos. En algunos relatos de la industria del cine de los 70, como ‘Moteros tranquilos, toros salvajes’, de Peter Biskind, se le pinta como un rey sibarita: firmando cheques de un millón de dólares por los ‘royalties’ de ‘El padrino’ en la sala de montaje de San Francisco que compartía con George Lucas; volando en su jet privado; coleccionando casas y mujeres por cada año de éxito que tenía. ¿Le parece cierta esa descripción?”. “Yo no llevé esa vida”, respondió Coppola. “No tenía jet privado por entonces. Tuve un avión privado más tarde y fue por el dinero que hice por otras cosas aparte del cine”. ¿Entonces no era como un emperador romano de los 70? “No, nunca, ni siquiera ahora soy así. No era muy diferente de como soy ahora. Siempre me gustaron los niños. Era un buen monitor de campamento”. Sonrió. “Era un monitor de campamento genial”. fue en diciembre, y Steven Spielberg estaba a punto de estrenar su última película, West Side Story, en las salas de todo el país. Coppola no la había visto aún, me contó. Pero tenía ganas de hacerlo, y planeaba no sólo ir al cine local de Napa a verla cuando la pusieran aquel viernes, sino además hablar con quien estuviera allí antes de la película, para generar entusiasmo. “Para recordarles la emoción de ir al cine”, me dijo Coppola. “Quiero que West Side Story sea un éxito increíble, para recordarle a la gente que un estreno en cines es mucho más importante que el dichoso streaming. El streaming es como el videoclub”. Coppola ama el cine, pero no reconoce ni disfruta particularmente la industria actual. “Antes había películas de estudio”, dijo. “Ahora hay películas de Marvel. ¿Y qué es una película de Marvel? Una película de
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Marvel es un prototipo que se replica una y otra y otra y otra vez para que parezca diferente. Incluso la gente con talento —puedes coger Dune, hecha por Denis Villeneuve, un artista con grandes dotes y extremadamente talentoso, o Sin tiempo para morir, dirigida por… ¿Gary?”. Cary Fukunaga. “Cary Fukunaga. Puedes coger esas dos películas, de artistas extremadamente bellos, dotados y talentosos, y sacar la misma escena de ambas y ponerlas juntas. La misma secuencia de coches chocándose. Las dos tienen escenas de ésas, y así tiene que ser, para justificar su presupuesto. Y ésas son las buenas películas, los directores con talento”. A diferencia de la mayoría de los que se quejan del estado actual de Hollywood, Coppola ha intentado cambiarlo muchas veces a lo largo de los años, o al menos escapar de ello. A finales de los 70, después de financiarse con éxito Apocalypse Now y demostrar que la película era un hit, Coppola decidió comprar una nave en Los Ángeles y abrir su propio estudio, que llamó de nuevo Zoetrope. El plan era contratar actores —“a los que enseñar a dialogar y a bailar y a hacerlo todo”— y usar las nuevas posibilidades de la tecnología digital; quería prescindir de los estudios y financiarlo y hacerlo todo él. Pero la primera película que produjo para Zoetrope Studios, Corazonada, de 1982, fue un desastre comercial: Coppola puso 26 millones de dólares de su propio bolsillo y perdió hasta el último céntimo. La nave se vendió. “Los sueños no duran mucho”, me contó Coppola. “Te contaré algo sobre los sueños. Los sueños son atemporales”. Aquel fue un período oscuro en la vida de Coppola. “Fue traumático”, confesó. “Me deprimí mucho. Tenía el corazón roto. Me daba vergüenza por mi mujer, porque no tenía crédito ni en la frutería. Sentí que había caído en desgracia, que era un fracaso”. Pasó el resto de la década trabajando para el estudio de cuya deuda estaba intentando librarse con varios éxitos. Algunas de esas películas —las dos adaptaciones de S.E. Hinton que dirigió Coppola, La Ley de la calle y Rebeldes, y Peggy Sue se casó, de 1986— han envejecido mejor que otras. Pero siguió trabajando, incluso, a duras penas, en Jardines de piedra, de 1987, durante la que Coppola perdió a su hijo mayor, Gian-Carlo, en un extraño accidente. “Nada de lo que he experimentado en mi vida puede compararse con la profundidad de aquello”, dijo. Aun así, Coppola terminó Jardines de piedra, y continuó hasta Legítima defensa, de 1997, antes de alejarse del cine por primera
vez. “Siempre sentí que no era yo quien había abandonado la industria del cine”, me contó. “La industria del cine me abandonó a mí. Se fue en otra dirección”. Hacia secuelas y películas que ya se habían hecho, lejos de nombres de directores reconocibles como Coppola. “El negocio del cine cambió. Y con ese cambio, dejó de interesarme. Empecé a centrarme más en mis sueños cinematográficos personales”. Ésta, por supuesto, es la paradoja de la carrera de Coppola: a pesar de su éxito, en cierto modo ha estado esperando a hacer sus propias películas, en lugar de las de los demás, durante prácticamente su vida entera. “Siempre les digo a mis hijos, como Sofia: ‘Haz películas personales. Hazlas siempre lo más personales que puedas, porque eres un milagro, incluso estar vivo lo es. Y tu arte será un milagro porque refleja cosas de alguien incomparable’. Si perteneces a una escuela o si dices ‘voy a hacer una película para Marvel, y ésta es la fórmula y la entiendo y lo voy a hacer lo mejor posible’, seguramente tendrá algo de tu personalidad. Pero si de lo que se trata es de hacer arte, haz eso y más. Haz algo que sea personal para ti”. Sobre Coppola y su retiro del cine, bueno, lo hizo porque consiguió zanjar deudas con el banco. Se descubrió invirtiendo cada vez más en la producción de vino —es propietario de sus viñedos en Napa desde hace años, pero con el tiempo, el negocio se ha ido convirtiendo cada vez menos en un hobby y más en otra carrera, según crecía su fascinación a la hora de mejorar y potenciar lo que ya tenía. No le hacía falta trabajar para vivir. “Así que me interesé en otras cosas”, me explicó. “¿Qué pasaba con el cine? Sabía que eso iba en otra dirección”. de Inglenook, en la primera planta, hay salas de cata donde, en las Navidades de tiempos no pandémicos, los Coppola celebraban una recepción festiva para la ciudad, como nobles caritativos. Está lo que se solía llamar la Biblioteca y lo que ahora se llama el Ateneo. La cara colección de discos de jazz de Coppola descansa en una esquina, donde también cuelga un cuadro. Hay partituras enmarcadas de su abuelo materno, Francesco Pennino, y hay cómodas butacas, donde Coppola y yo nos sentamos una mañana y charlamos. Aún estaba intentando averiguar, entre otras cosas, de qué va realmente Megalopolis, y si realmente iba a hacerla. “Es una historia de amor”, aseguró Coppola, intentándolo de nuevo. “Una mujer se halla dividida entre su lealtad a dos hombres. Pero no sólo a ellos. Cada hombre representa un principio filosófico. Uno es su padre, que la crió, le enseñó latín en su regazo y es fiel a una visión mucho más clásica de la sociedad, a lo Marco Aurelio. El otro, su amor, es el enemigo de su padre y está consagrado a una visión mucho más progresista: ‘Saltemos al futuro, olvidemos toda esta basura que ha contaminado a la humanidad EN EL VIEJO ‘CHÂTEAU’
durante 10.000 años. Descubramos quiénes somos realmente, una especie dichosa, amistosa y tolerante”. Le planteé a Coppola que sus ambiciones con esta película, así como ese gran tema en cuestión, suenan notablemente optimistas para un cineasta conocido sobre todo por un puñado de cintas sobre los fracasos humanos: la codicia, la paranoia, la corrupción, la guerra. Coppola se mostró de acuerdo. Pero dijo que no podía recordar ningún momento de su carrera como cineasta en el que hubiera hecho lo que realmente quería hacer. Rememorando sus películas más aclamadas, reconoció: “Estaba tan ocupado intentando sobrevivir y mantener a mi familia, en tener una carrera de éxito como director y en no hundirme en el profundo pozo de desgracia en el que me sentía… Hice aquella gran película, El padrino, y lo siguiente que recuerdo es hacer todas esas otras de las que podría avergonzarme. Y por supuesto que fui crítico conmigo mismo”. Pero también buscó desafíos —“películas que no sabía cómo hacer”, según lo reconoce ahora, para aprender. “Si hubiera dedicado toda mi carrera a hacer 15 películas de mafiosos”, dijo Coppola, “sería muy rico, pero no sabría todo lo que sé. Ahora soy rico y sé unas cuantas cosas”. Cuando Coppola volvió de su descanso del cine, fue para hacer el tipo de películas autorales y personales de las que ha estado hablando desde el principio: la casi incomprensible El hombre sin edad, un tratado de dos de sus fascinaciones de siempre, la conciencia y el tiempo; un cautivador noir, Tetro, de 2009; una cinta de terror a lo Roger Corman de 2011, que rodó en parte en Napa, titulada Twixt. Ninguna de ellas requería el presupuesto o la audiencia que Megalopolis necesitaría para ser un éxito. ¿Será capaz de gastarse todo ese dinero?, me pregunté. ¿De dónde lo sacaría? “Bueno, si fuera Disney, o si fuera Paramount, o si fuera Netflix”, respondió Coppola, “y necesitara 120 millones para empezar a decir que sí a todo el mundo y pagar a la gente, ¿cómo lo haría? Sólo hay una manera. Con una línea de crédito, ¿no? Tengo esa línea de crédito”. Pasó años endeudado con el banco por ‘Corazonada’. Es un gran riesgo endeudarse para hacer otra película. “¿Un riesgo de qué? ¿Qué me jugaría yo?”. ¡No lo sé! Es lo quelepregunto. “Si hablamos de Corazonada, te sorprendería saber cuánta gente la sigue viendo. ¿Y en cuántas películas habrá influido?”. Me refería más al impacto financiero que tuvo en usted. Perdió un montón. “No me podría importar menos el impacto financiero. Eso no significa nada para mí”. Tiene una gran familia. ¿Están todos de acuerdo con su plan? “Bueno, esos 120 millones de dólares no son lo único que tengo. Les he dejado mucho a mis hijos. Lo más grande que les he legado es su saber hacer y su talento. Sofia no va a
tener ningún problema. Roman tampoco. Son todos muy capaces. Y luego tienen Inglenook, donde estamos ahora. Aquí no hay deudas. Ninguna. Así que no”. El año pasado, Coppola vendió una importante parte de su imperio enológico con el fin de usar un porcentaje como línea de crédito para hacer finalmente Megalopolis. “Si voy a invertir 120 millones de mi propio dinero —algo que ya he hecho, básicamente, los tengo aquí, esperando a que me escriban para hacerlo— quiero que tenga un impacto positivo en la humanidad”. ¿Piensa en esta película como la próxima que hará o como la última que hará? “No tengo ni idea. Mi tío, el hermano de mi padre, murió con casi 103 años. Tenía la cabeza en su sitio. Escribía óperas. Leía a Proust en francés. Tenía 102 años y podías charlar con él de cualquier cosa. Con una memoria estupenda. Había vivido mucho y era un experto en música. Ahora tengo 82. Bien podría vivir hasta los 100 más o menos. Eso significa que aún tendría 20 años de productividad”. Coppola empezó a hacer cuentas en su butaca. “Pongamos que tengo otros 20 años de vida productiva, aunque una compañía aseguradora me diría, ‘Por amor de Dios, déjelo en la mitad’. Vale. Me quedan 10 años de vida activa. Eso significa que moriré a los 92. Sería una vida larga y maravillosa. No tendría queja. ¿Cuánto me quedaría? Hacer esta película me llevaría fácilmente tres años”. Eso nos pondría en 2025, me dijo. “No me queda duda de que, si aún puedo dar guerra, querría hacer una película que ya abandoné en su momento, titulada Distant Vision —un “proyecto de cine en vivo” que Coppola empezó en torno a 2015, sobre tres generaciones de una familia italoamericana no muy diferente de la suya, narrado en paralelo a la historia del nacimiento de la televisión y todo lo que vino luego—. Eso es lo que haría después. “Sí. ¿Y después de eso? ¿Cuánto tiempo me queda?”. ¡Ni idea! “¿Me das otros cinco años? Seguro que me queda algún otro sueño”. Coppola quería enseñarme algo, un proyecto diferente, uno en el que ha estado trabajando unos años. Coppola primero es cineasta, por supuesto, pero el ANTES DE MARCHARME,
negocio del vino le ha ocupado cada vez más tiempo. Hay, me dijo, 120 áreas diferentes de cultivo de uvas en su propiedad. En la mayoría de los viñedos, la fruta de esas parcelas acaba en unas cuantas fermenteras, donde se mezclan. Pero, ¿qué pasaría, se preguntó Coppola, si pudieras fabricar 120 fermenteras, una para cada área de cultivo, y saber cuáles son las realmente buenas, las regulares, y las demás? El único obstáculo es el espacio, y los vecinos, a los que seguramente no les gustará mucho tener una planta gigante de fermenteras alzándose en el horizonte. Así que Coppola decidió: la construiremos bajo tierra. Me metió en el Leaf y condujo hasta la entrada de lo que es todavía un lugar en construcción. Varios tipos con casco se situaban frente a una zanja de hormigón. El interior parecía un acelerador de partículas —depósitos y túneles que se extienden tan lejos como alcanza la vista. “Imagina que hubiera aquí un estadio de béisbol”, me dijo Coppola, para orientarme, “esto sería la última base. Tendrías la última base, la primera base, la segunda base, la tercera base. Y las 120 fermentaras irán al otro lado”. El espacio era cavernoso, y me dejó aturdido. Nos quedamos ahí, observándolo. Y luego me acompañó de vuelta al coche. “Estoy orgulloso de esto porque creo que lo más emocionante en la vida es tener un sueño, imaginar algo e intentar hacerlo real”, me explicó Coppola. “Es insuperable”. Ha tenido más oportunidades de lograrlo que la mayoría de la gente. “Sí, pero cuanto más difícil, más emocionante es. Esta idea era una locura. Cuando dije que quería hacerlo, no sabes las reacciones que tuve”. ¿No eran positivas? “Bueno, más bien al contrario. ‘Suena genial, pero, ¿cómo vas a hacerlo?”. Eso se lo han dicho muchas veces en la vida. Coppola condujo el coche marcha atrás. “Me lo dicen todo el tiempo”, afirmó. ZACH BARON
es redactor de G Q .
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SEMANA DEL ARTE DE MIAMI
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FOTOGR AFÍA APERTUR A: SILVIA TORTA JADA.
siempre se han comunicado (¿alguien se imagina el Renacimiento sin sus resplandecientes trajes?), pero como ramas de la cultura pop global, nunca habían disfrutado de tanto poder. Durante siete días de diciembre, Miami se convierte en el epicentro de ambos mundos y en una presencia constante en nuestros feeds. La Semana del Arte de Miami, que congrega alguna de las ferias más relevantes del sector, como Art Basel, NADA y Design Miami, solía ser un evento especializado, una plataforma para galerías de primer nivel que manejan precios de entre seis y siete cifras y una excusa para los especialistas del sector de Londres y de Nueva York para pasar unas vacaciones de invierno. Después, el arte devino inspiración absoluta para la moda. Desde que tomara la riendas de Dior en 2018, Kim Jones ha lanzado ostentosas colaboraciones con artistas como KAWS, Raymond Pettibon y Amoako Boafo. Hedi Slimane convirtió algunas de las tiendas de Celine en las galerías más cool de la ciudad. Los clientes podían comprar las últimas colecciones de la firma mientras admiraban el trabajo de artistas contemporáneos. Bottega Veneta cerró su Instagram y en su lugar lanzó un fanzine con mucha moda y mucho arte. Matthew Williams se pasó un año desarrollando una colección para Givenchy junto a Josh Smith, un artista neoyorquino de la galería David Zwirner. Entonces parecía normal, pero no menos extraño, que el jefe de una de las firmas de lujo más importantes de París estuviera ideando una It bag con balones de baloncesto de cerámica creados con impresoras 3D en un estudio de Bushwick. Y como la Semana del Arte de Miami es un mundo alejado de los circuitos tradicionales de la moda, se convirtió en el lugar perfecto para que estas firmas mostraran sus nuevas ideas y colecciones híbridas. Hoy este evento es para el arte lo que Coachella es para la música. El pasado diciembre, la entrada más disputada no te abría las puertas de Art Basel el día dedicado a los VIPs, sino que te ofrecía un asiento en el desfile de Louis Vuitton para ver la última colección de Virgil Abloh, una producción multimillonaria desplegada sobre una plataforma flotante en la Bahía Vizcaína. Tras el fallecimiento del revolucionario diseñador, paracía que el desfile era el único tema de conversación que importaba. Abloh era muy consciente de cómo el arte y la moda podían amplificarse mutuamente, por eso fue una presencia ubicua en la Semana del Arte de Miami durante años. “Art Basel era su evento favorito porque todo el mundo estaba allí”, me dijo Tremaine Emory, fundador de Denim Tears, después del desfile. Y aunque ese día no estaba presente, se podía sentir la influencia que Abloh ha ejercido en una nueva generación de directores creativos que extraen ideas de varias disciplinas. “Estamos aquí para homenajear el sueño y la visión de Abloh”, afirmó Samuel Ross, creador de A-Cold-Wall* y protegido del diseñador que, siguiendo los pasos de su mentor, mostraba esos días una colección de muebles conceptuales en Design Miami. Abloh sabía mejor que nadie que los expertos del arte no reciben muy bien a los intrusos. Antes era la gente de la moda la que se colaba en las fiestas, pero este año la fiesta la organizaban ellos. “¿Desde cuándo se ha convertido en la Semana de la Moda?”, se preguntaba el modelo Jordan Barret. Anthony Vaccarello, director creativo de Saint Laurent, dio el pistoletazo de salida con la fiesta dedicada al arte más sexy desde el reinado de Luis XIV, una cena a la luz de las velas a la que asistieron Hailey Bieber, Zoë Kravitz y Olivia Rodrigo. El resto de la semana estuvo repleta de eventos de alto presupuesto organizados por Givenchy, Loewe, Chanel, Valentino, Kering, Gucci, Balmain, Chrome Hearts, Burberry, Ferragamo y Moncler, firmas que fletaron aviones para sus invitados más importantes. Con toda aquella energía en el aire, no sorprende que de la Semana del Arte de Miami pueda aún surgir alguna estrella. Incluso los fiesteros más recalcitrantes asistieron al ICA para ver las enormes esculturas de Hugh Hayden, un artista ascendente que no se perdía una Semana del Arte y que ahora tenía su primera gran exposición individual. “Tiene gracia estar en Art Basel como artista”, me dijo. “Es alucinante”. Era la primera vez en Art Basel para Sky Hopinka, el cineasta, fotógrafo y poeta que exhibía su instalación de vídeo de tres canales In Dreams and Autumn en el expositor de la galería Broadway. El trabajo de Hopinka, miembro de la nación ho-chunk, se centra en historias indígenas de pérdida. “No sé muy bien dónde encajo ni cuál es mi papel en todo esto; no sé qué pensar de todo el espectáculo que esta feria monta en la ciudad”, me dijo. Pero eso podría cambiar muy pronto. Cuando la feria llegaba a su fin, ArtNews informaba de que a Hans Ulrich Obrist, el famosísimo comisario de arte y amigo de Abloh que ha tendido puentes para artistas jóvenes hacia el mundo de la moda, le había encantado la instalación de Hopinka, lo que confirma que, al final, la Semana del Arte no sería gran cosa sin el arte. EL ARTE Y LA MODA
El equipo de Artforum y sus amigos Empezando por la izquierda: Jacob Bixenman, modelo; Nash Glynn, pintor; David Velasco, director de Artforum; Sarah Nicole Prickett, crítica de arte; John Belknap, escritor; Hari Nef, actor; Jacolby Satterwhite, artista Este grupo de Vengadores de la Semana del Arte lleva años viajando a Miami para exponer su trabajo (Glynn y Satterwhite), escribir crónicas (Prickett y Belknap) o liarla un poco (“Cuando estaba en la universidad, Art Basel Miami era mis vacaciones de primavera”, dice Nef). Además de amigos del alma, se inspiran en el trabajo de cada uno y lo amplifican. Para David Velasco, de Artforum: “Tener musas es importante y, de algún modo, todos somos musas para los demás”. EMPEZANDO POR LA IZQUIERDA BIXENMAN
BELKNAP
Camisa Jil Sander.
Esmoquin Brunello Cucinelli.
Jersey de cuello alto Marc Jacobs.
Botas Jimmy Choo.
Pantalones propios Gucci.
Joyas propias
Zapatos propios Prada. VELASCO
Camisa propia Tom Ford. Vaqueros propios A.P.C. Botas propias Raf Simons para Calvin Klein. Cinturón propio Maison Margiela. Pendiente propio Varon. Chaqueta, pantalones y zapatos Saint Laurent by Anthony Vaccarello. Collar propio.
G Q
Vestido Saint Laurent by Anthony Vaccarello. Zapatos propios Gucci. Reloj y pulsera (en mano derecha, abajo) Cartier. Pulsera propia (en brazo izquierdo) Ragbag. Pulsera (en brazo derecho, arriba) Tiffany & Co. Anillos propios.
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NEF
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SATTERWHITE
Abrigo, jersey de cuello alto, pantalones y botas Louis Vuitton Men’s. Anillo propio.
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Anthony Vaccarello Director creativo, Saint Laurent “Saint Laurent siempre ha estado vinculado al arte”, dice Anthony Vaccarello. El diseñador ha insuflado en la ropa masculina de la maison francesa un marcado y excitante sentido del romance y ha reconectado a la firma con el arte al trabajar con artistas como Doug Aitken y Sho Shibuya. Vaccarello comisarió para la ocasión la exposición de Shibuya, un artista que se ha hecho famoso a través de Instagram. “Es un poco egoísta”, dice Vaccarello, “acercarme a quienes admiro y acogerlos en la familia Saint Laurent.”
Ropa propia Saint Laurent by Anthony Vaccarello. Zapatos y accesorios propios.
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Antwaun Sargent,junto a Awol Erizku SARGENT
Director de Gagosian y artista Cuando el escritor y comisario Antwaun Sargent se conviritó en el director de la galería Gagosian, dijo que su objetivo era promocionar a artistas negros. Al primero que llamó fue al artista multidisciplinar Awol Erizku, cuya exposición Memories of a Lost Sphinx se inaugura en Nueva York el 10 de marzo. “Quiero exposiciones emocionantes y ambiciosas de artistas que, además de ser las voces más importantes de su generación, estén definiendo su medio, y Awol es uno de esos artistas”.
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Chaqueta y pantalones Fendi Men’s. Botas Giuseppe Zanotti. Sombrero propio Esenshel. Reloj, pulsera propia (brazo derecho) y anillo Cartier. Collares y colgantes propios. Pulsera (en brazo derecho) Bulgari.
Pulsera (en brazo derecho) Saint Laurent by Anthony Vaccarello. ERIZKU
Chaqueta y pantalones Dior Men. Camisa Dolce & Gabbana. Botas personalizadas Lucchese. Cinturón Anderson’s. Collar (arriba) Chrome Hearts. Cadenas de oro propias.
Michèle Lamy Icono de la moda Diseñadora, música, boxeadora, restauradora e icono de la moda (además de colaboradora de Rick Owens, su marido), Michèle Lamy es una de esas artistas originales y visionarias que hacen mil cosas. A sus casi 80 años, no tiene intención de bajar el ritmo. ¿Cuál es el
secreto de su longevidad creativa? Lamy compara la vida de un artista con la de un fumador:“Cuando tienes cierta edad, todo el mundo te dice:‘No pares, te vendrá bien. Es exactamente el tipo de droga que necesitas”.
Ropa y zapatos propios Rick Owens. Joyas propias.
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Raul Lopez Fundador y diseñador de Luar Habitual en Miami Beach, Raul Lopez supo parodiar la cultura de la moda mainstream con Hood by Air, firma que co-fundó en 2006. Ahora regresa con Luar, una firma cuyas campañas de publicidad muestran a celebrities tratadas con Photoshop y cuyo lema
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estético, “basura premium”, aspira a trolear el sistema una vez más.
Abrigo, jersey de cuello alto, pantalones y guantes Balenciaga. Gafas de sol Maison Alaïa. Reloj Jacob & Co. Collar propio.
Fernando Casablancas, Jordan Barrett Modelos (y pareja) La senda hacia el estrellato del modelo Jordan Barret comenzó a la tierna edad de 14 años, cuando un cazatalentos lo fichó en Australia. Para Fernando
Casablancas, el camino fue más serpenteante. Nacido en Rio, combinó su trabajo como modelo con sus estudios de teatro experimental en Tisch. Cuando se conocieron en una fiesta el año pasado, la conexión fue instantánea y se casaron poco después en Ibiza, en una ceremonia espiritual oficiada por Kate Moss. “Me encanta ver
trabajar a Jordan”, dice Casablancas. “En cuanto se pone delante de la cámara, le sale la energía por las orejas. Es algo muy bonito de ver”.
Cinturón Maximum Henry. Collar Bulgari. Anillos propios BARRET T
CASABL ANCAS
Chaqueta y pantalones Dries Van Noten.
Camisa, pantalones, y pantalones cortos Prada.
Reloj Bulgari. Collar Chrome Hearts. Anillos y pulseras propias Jordan Barrett. for Eli Halili.
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Hugh Hayden
Chaqueta y sombrero personalizados Bode.
Artista “Mi trabajo se inspira en el camuflaje”, dice Hugh Hayden, artista que cubre gabardinas con cortezas de árbol y sillas de La-Z-Boy con piel de cebra para explorar las metáforas de la asimilación cultural en EE UU. Tras su exposición en ICA Miami, envió pieles de cebra a Bode para que le confeccionaran el abrigo y el sombrero bucket que luce en la imagen.
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Pantalones propios. Gafas propias Micromega Eyewear. Pulsera de eslabones Jacob & Co. Pulsera Tiffany & Co. Anillo Bulgari.
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Matthew Williams Director creativo de Givenchy y de 1017 Alyx 9SM Para crear su colección más ambiciosa para Givenchy, Matthew Williams se pasó semanas en el estudio del pintor Josh Smith, incorporando a las prendas su discordante paleta cromática y sus acabados de cerámica. “Por un lado, se puede hablar de consistencia, y, por otro, de ser lo bastante intrépido como para explorar algo incómodo, encontrar un espacio nuevo y establecer un diálogo actual”, afirma Williams. “Ahora mismo me encuentro en ese lugar”.
Abrigo, sudadera, vaqueros y bolso Givenchy. Zapatos propios.
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Samuel Ross Artista y director creativo de A-Cold-Wall* “Es una sensación muy agridulce”, dice Samuel Ross acerca de la presentación de su colección de muebles conceptuales en Design Miami sin la presencia de Virgil Abloh, su mentor, quien le contrató como becario en 2012. “Tenemos el
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deber de continuar con su linaje. Necesitamos llevar sus diseños. Necesitamos reflejar el optimismo, la elegancia y la flexibilidad que introdujo… Es lo que me conviritó en lo que soy hoy”.
Chaqueta, camisa y pantalones Louis Vuitton Men’s. Zapatillas Converse.
Sky Hopinka Artista y cineasta Tras una serie de cortometrajes aclamados por la crítica, Sky Hopinka rodará una película el próximo verano mientras piensa en cómo su creciente fama puede beneficiar también a otros artistas indígenas. “Siento un impulso enorme por ayudar a los demás y por crear un espacio para otros cineastas y artistas nativoamericanos”,
dice. “Me siento muy afortunado por el hecho de que mi trabajo sea reconocido y expuesto, pero hay un montón de artistas indígenas que llevan mucho tiempo haciendo cosas y que no han recibido nunca este reconocimiento”
Americana Dunhill. Camiseta propia Gafas Moscot.
Peluquería: Nina Alcantara de Creative Management (Belknap, Bixenman, Erizku, Glynn, Nef, Prickett, Sargent, Satterwhite, Vaccarello, Velasco y Williams), Daniel Pazos de Creative Management (Barrett, Casablancas, Hayden, Hopinka, Lamy, Lopez, y Ross). Maquillaje: Claudia Lake para Chanel. Set Design: Kate Stein para 11th House Agency. Producción: Gaby Schuetz para Select Services.
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wish you a good trip.
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Jonathan Bailey, protagonista de ‘Los Bridgerton’ está levantando pasiones Convertirse en actor protagonista no entraba en las quinielas del actor inglés. Hasta que le llegó el papel de su vida: un encantador mujeriego en una serie llamada Los Bridgerton. POR DOUGL AS GREENWOOD F O T O G R A F Í A : B E N PA R K S E S T I L I S M O : A N G E L O M I TA KO S
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perdido y no sabía qué hacer con su vida. Era marzo de 2020 y hacía casi un año que vivía inmerso en el set de Los Bridgerton, la libidinosa y ornamentada serie de Netflix que transcurre en un Londres decimonónico de ficción y fantasía. Aún faltaban meses para el estreno de la serie, pero trabajar en ella acaparaba casi cada momento consciente de su día a día. Su corte de pelo moderno, peinado hacia atrás, había desaparecido bajo la voluminosa permanente y las largas y pobladas patillas de su personaje, Lord Anthony Bridgerton, un donjuán perteneciente a la aristocracia terrateniente inglesa. Se sentía como si estuviera formando parte de un maravilloso experimento social, como si lo hubieran abducido y lanzado al espacio exterior, como un astronauta errante recién llegado a un nuevo planeta. Un planeta llamado Bridgerton en el que gentiles y engalanadas damas peinadas con tirabuzones bailaban al ritmo de versiones para cuarteto de cuerda de canciones de Billie Eilish, cautivando a potenciales pretendientes que a su vez se dedicaban a flirtear y a saltar de una alcoba a otra por toda la ciudad, mientras una columnista anónima revelaba sus secretos, sembrando el drama entre la aristocracia londinense. Antes de Los Bridgerton, Bailey disfrutaba de una fama modesta labrada a lo largo de casi tres décadas de trabajo en teatro y televisión. Lo hemos visto en series de detectives como Broadchurch, emitida en su país en horario de máxima audiencia, pero también en proyectos ideados por guionistas de prestigio, como Chewing Gum, de Michaela Coel, y Crashing, de Phoebe Waller-Bridge. En Londres, su trabajo sobre los escenarios del West End ha sido prolífico, gracias sobre todo a una versión con los géneros cambiados de Company —el legendario musical de Broadway, de Stephen Sondheim—, por la que ganó el premio Olivier a mejor actor de reparto. “Cuando actúas en una obra de teatro cada noche, la compartes con el público”, dice Bailey a propósito de su debilidad por los escenarios. Pero una vez terminada, ya no hay más. Trabajar en una serie de época como Los Bridgerton fue muy envolvente. Después de la primera temporada,
PELUQUERÍA: JOSH KNIGHT, CON MOROCCANOIL. SASTRERÍA: FAYE OAKENFULL.
JONATHAN BAILEY SE SENTÍA
Bailey debería haber podido descansar y recargar las pilas, pero unas semanas más tarde la pandemia confinó a todo el país y, como todo el país, cayó en las garras de aquel melancólico malestar. Después, Los Bridgerton aterrizó en la puerta de su casa como una bomba de confeti la mañana del día de Navidad cuando se estrenó en Netflix. De repente, se vio concediendo videoentrevistas desde su habitación al canal de cotilleos E! News y a los magazines matutinos del país. El éxito de la primera temporada de la ficción de Shonda Rhimes fue arrollador: cerca de 82 millones de hogares vieron la serie durante las vacaciones navideñas, una cifra récord únicamente superada por El juego del calamar. La segunda temporada se estrena este mes y vendrá acompañada de una gran expectación. Para Bailey, la presión es doble porque Anthony, su personaje, es el protagonista. “Me asusta un poco que vuelva la serie, te lo pone todo patas arriba”. Quedamos en Hyde Park durante esa semana tonta que media entre la Navidad y la Nochevieja. Llevaba una cazadora negra de Gore-Tex y unos
pantalones verdes de pana, prendas con las que se integraba muy bien en su entorno. Las distintivas patillas que se dejó crecer para la primera temporada son ahora un poco más discretas, “un subidón estético” para el personaje, dice riéndose. Bailey acababa de regresar a Londres tras unas vacaciones en Suiza, después de haber pasado mucho de su tiempo libre en un lugar tranquilo de Sussex. Allí logró protegerse un poco de la histeria desatada por el éxito de la serie, que ha propulsado a los dos protagonistas de la primera entrega a unos niveles de fama estratosféricos: Phoebe Dynevor, que interpretó a Daphne Bridgerton, la hermana de Bailey en la pantalla, será productora ejecutiva y protagonista de Exciting Times, la esperada serie de Amazon (según las revistas del corazón, el año pasado salió con Pete Davidson [el cómico de Saturday Night Live] poco antes de que éste comenzara su comentadísima relación con Kim Kardashian). Regé-Jean Page, el actor que interpretó a Simon Basset, el amante de Daphne Bridgerton, volverá en 2023 con el reboot de Dragones y mazmorras.
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EN AMBAS PÁGINAS
Americana y pantalones Louis Vuitton Men’s. Jersey Dsquared2. Cinturón Hermès. Guantes Reiss.
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Nos sentamos con un café en un banco junto a los Jardines Italianos. A sus 33 años, no le apetece demasiado que lo reconozcan por la calle. Es uno de esos actores que prefiere trabajar antes que ser famoso, que está más cómodo recitando a Dickens ante una audiencia reducida que ataviado con ropa de diseñador sobre la alfombra roja. Para él, estar donde se encuentra ahora se debe a un golpe de suerte, una circunstancia completamente fortuita. Bailey creció en Benson, un pueblo de menos de 5.000 habitantes situado en el sur de Oxford. A los cuatro años, se quedó prendado de una versión teatral del musical Oliver! y sus padres le apuntaron a clases de baile. Consiguió su primer papel tres años más tarde, interpretando a Tiny Tim en la versión de Un cuento de navidad producida por la Royal Shakespeare Company (cuando contacté a Ian Judge, el director, me dijo que admiraba su éxito pero que no lograba acordarse de él. “¡Qué lección de humildad! Qué conste en la entrevista”, dice Bailey). Por la misma época, sus hermanas mayores regresaban algún fin de semana de la universidad cargadas de historias sobre
la vida nocturna en la ciudad. Ponían D U R A N T E S U S A Ñ O S de adolescencia, aprendió a interpretar a alguien que clásicos del pop y de la música disco no era, como hacen muchos gays que de un CD recopilatorio llamado Dance to the Max —“todos verdaderos himcrecen fuera de la gran ciudad. Estudió nos gay”— con temas de artistas como en el Magdalen College School de Oxford, una institución con casi 550 Freddy Mercury o Frankie Goes to años de historia entre cuyos antiguos Hollywood. “Me subía a mi habitación a ensayar”, cuenta, antes de alumnos se cuentan santos, ARRIBA bajar al salón para cantar y caballeros o el compositor Chaqueta Ivor Novello. Bailey salió bailar frente a su familia. Ami Paris. del armario para su familia A lo largo de su carrera, Jersey y sus amigos cuando tenía ha interpretado papeles Dsquared2. veintitantos años. Hoy es secundarios destacados, Pantalones uno de los pocos actores pero raras veces ha sido el Vivienne Westwood. gay cuyos papeles no están centro de los focos. Hasta definidos del todo por su esta temporada de Los IZQUIERDA sexualidad. Los Bridgerton Bridgerton, su único papel Abrigo protagonista en una serie lo han convertido en un sex John Lawrence de televisión lo tuvo en symbol para hombres y para Sullivan. un programa infantil de la mujeres, algo de lo que no le Camisa BBC basado en la vida de gusta hablar. “¿Actores que S.S. Daley. se consideran sex symbols? Leonardo da Vinci. “Nunca Pantalones Paul Smith. he hecho una prueba de Uf, qué horror”, zanja. Cinturón cámara y me han dicho: Me pregunto si alguna Elliot Rhodes. ‘¡Lo queremos a él!”, dice vez su sexualidad ha interCadena Bailey. “Siempre me he ferido en las decisiones que Dsquared2. colado por la puerta de ha tenido que tomar en su Colgantes Bleue Burnham. carrera, si ha sentido la atrás, por así decir”.
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necesidad de reprimir esa parte para poder avanzar. Menciona un cruel consejo que le dio una vez un amigo actor. “Una vez me dijeron: ‘Hay dos cosas que preferimos ignorar de ti: si eres alcohólico o si eres gay”. Aquellas palabras se le quedaron grabadas. “Basta que lo diga una persona con ese poder para que te afecte”, dice. “Así que claro que pensé que para ser feliz tenía que ser heterosexual”. La felicidad es lo único que ha guiado las decisiones de Bailey en su carrera, por eso tardó tanto en hablar públicamente sobre su propia sexualidad: “Llegué a un punto en el que pensé: ‘Que le den, prefiero cogerle la mano a mi novio en público o poner mi cara en Tinder tranquilamente a que me den un papel”. Ese instinto de ser fiel a sí mismo contribuye a su calidad como actor. “Jonny funciona con otro voltaje”, me cuenta Phoebe Waller-Bridge, co-progragonista de la serie Crashing. “Es divertido hasta decir basta y tiene una energía y una jovialidad inagotables. Por momentos es ardiente y por momentos es inocente, pero siempre
transmite esa sensación de peligro potencial, al acecho. Ésa es la cualidad que más me gusta de Jonny como persona y como actor: su peligrosidad”. Los Bridgerton se basa en la saga romántica de la escritora estadounidense Julia Quinn y Bailey aborda el material con el mismo tacto y la misma seriedad que emplearía con El rey Lear. Lo que parece una serie frívola y asequible sobre líos amorosos y escándalos en la Inglaterra del Período Regencia alberga un significado más profundo para Bailey, especialmente en lo que se refiere a interpretar a un casanova como Anthony. Cuando era adolescente, en casa veían muchas series de época que nunca “trataban realmente de los hombres”, observa, “ni sabías por qué eran distantes y tóxicos”. Esta temporada, Bailey profundiza en la narrativa de la serie y explora por qué los hombres son así. Anthony anhela sentar la cabeza, pero le cuesta encontrar a la Lady Bridgerton adecuada. Las imágenes del trasero poscoital de Anthony y sus veleidosos comentarios sobre las carencias de las mujeres pueden delatar
un carácter insensible y superficial. Pero para Bailey son los síntomas de un hombre que llora la muerte de su padre y que no termina de asumir el papel de patriarca. “En la primera temporada quería quebrar a Anthony”, dice Chris Van Dusen, creador de la serie, “para poder recomponerlo en la segunda”. Mientras tanto, Bailey confiesa que “comenzó a pensar en el encanto de Anthony”, en concreto en “el papel que ejercen en un libertino como él su ansiedad y autodesprecio”. También le “forzó a pensar mucho en el amor”. Es una de las pocas referencias a su vida personal que deja escapar: “Inviertes mucho de tu experiencia personal [en el trabajo]. Y resulta más interesante no hablar de qué es exactamente y mantener cierto sentido de la privacidad”. Por ahí ha transitado, manteniendo el equilibrio entre la afabilidad y la cautela. Patti LuPone, co-protagonista de Company, tiene gratos recuerdos de lo primero: “Es un ser humano muy abierto”, me dice. “Lo adoro”. Tras el estreno de Los Bridgerton, su vieja amiga Marianne Elliott, directora de Company y ganadora de un premio Tony, se puso en contacto con él para trabajar juntos de nuevo, uno de los momentos más increíbles de su carrera, me cuenta Bailey. “Leímos muchas obras con la mente puesta en encontrar algo para Jonny”, me confiesa Marianne. Finalmente, se decidieron por Cock (se estrena esta primavera en Londres), un centelleante texto de Mike Bartlett con abundantes diálogos y sin dirección escénica sobre un hombre llamado John, su ex pareja (interpretada por Taron Egerton) y la mujer de la que se ha enamorado. El trabajo premiado ha propiciado esos otros momentos sorprendentes que parecen ocurrir cada vez con mayor frecuencia. Los productores se le acercan para ofrecerle papeles. Se acabaron los días de colarse por la puerta de atrás. A menudo, coinciden con las fechas de rodaje de Los Bridgerton, pero algunos le dicen que no se preocupe, que lo esperan. Le digo, bromeando, que debe de ser raro que haya gente esperándolo, y ahí Bailey se retrae un poco. Con las manos en los bolsillos y algo avergonzado, pero sonriente, dice: “Sí… Bueno, suena un poco… Ahora puedo decirlo, pero siempre piensas que van a pasar de ti, ¡pero sólo brevemente!”. Los Bridgerton es una serie fantástica, añade, “pero al cabo de 20 años no quieres ser famoso, sino tener una carrera sólida”. es un colaborador de G Q ubicado en Londres.
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POR S I LV I A SUÁREZ ILUSTRACIÓN GUILLERMO SERRANO A M AT
(Millau, Francia, 1944) participó en las protestas parisinas de Mayo del 68, de cuyo motor reniega ahora por ser el “producto de individuos alienados con personalidades frágiles y propensos al desorden emocional como consecuencia del hedonismo y la gratificación inmediata”. El filósofo, sociólogo, docente y autor de nueve obras (hasta la fecha) sostiene que, desde hace unos años, vivimos en un posmodernismo capitaneado por el triunfo del ideal democrático y, por extensión, el individualismo colectivo, “que no colectivismo”, matiza sonriente. Residente actual del municipio francés de Grenoble, el autor se expresa con vehemencia y bajo un compromiso por el humanismo que sólo la experiencia otorga. Acaba de terminar su conferencia en la séptima edición de La noche de las ideas, un encuentro con artistas e intelectuales que organiza el Institut Français de Madrid como plataforma de reflexión conjunta para la reconstrucción social y cultural europea, y que este año tiene lugar en el CBA. Durante su intervención, Lipovetsky cita a Sartre, pero su discurso se mueve fundamentalmente por los ejes que vertebran la sociedad actual: la transformación económica, los mercados como lenguaje social y la revolución democrática que, a fin de cuentas, queda relegada a un segundo plano por el exponente que, según el francés, más ha condicionado este siglo: el capitalismo. “El liberalismo es quien ha provocado y exaltado que el individualismo sea lo que guíe nuestra vida ahora mismo”. Lo dice en el contexto concreto de la pandemia, con el ambiente de GILLES LIPOVETSKY
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“El sentido de la vida no puede pasar por el consumo” El filósofo francés Gilles Lipovetsky nos recibe en una visita exprés a Madrid y reflexiona sobre el individualismo colectivo, el capitalismo y la necesaria evolución de la moda hacia un paradigma más sostenible.
incertidumbre, incredulidad y miedo actual. “El individualismo acentúa el miedo a las vacunas, al virus y a vivir en general; desde ir al cine, a cenar o a viajar, porque no es un movimiento que piense en la sociedad, sino en el bienestar propio”, comenta. Lo que explica algunas decisiones que, a su modo, se han tomado erróneamente durante la crisis generada por la Covid. “La seguridad es más importante que la libertad”, tercia. “Lo que pasa es que en esta era liberal —económica y socialmente— priman los derechos sobre los deberes. Se cree que la felicidad pasa inexorablemente por la libertad, pero la búsqueda de la primera sigue siendo más importante que esta última”. Otra de las decisiones sobre las que bascula al respecto es el teletrabajo: “En mi opinión tiene sentido. Seguramente no para un sistema de gestión arcaico que piensa que hay que tener controlados a los trabajadores con unas horas de asistencia y un horario que cumplir. Sin embargo, hay ideas que defienden que la sola autonomía laboral permite el crecimiento del rendimiento y la mejora de la creatividad y, por ende, de la productividad”. Gustar y emocionar: Ensayo sobre la sociedad de la seducción (Anagrama), el filósofo aborda la diferencia entre lo que denomina seducciones “ricas” y “pobres”, siendo estas últimas las que rigen gran parte de la sociedad mediante la cultura mainstream. “La fuerza del mercado hace que todo el PRECISAMENTE EN SU ÚLTIMA OBRA,
mundo quiera las mismas cosas y ése es el problema. Es algo que se ve muy bien en el cine. ¿Por qué aún la mayoría de producciones que se consumen son blockbusters americanos o importados del mundo anglosajón teniendo en cuenta la inmensa calidad que tienen otras propuestas? La respuesta es, una vez más, puramente demográfica y económica”. Esta sociedad de la seducción también pasa por el conformismo, “es decir, no reclamar nuestros derechos, no sólo individuales, sino colectivos”. “Es como Spotify, de donde los artistas reciben unos derechos mínimos. La alienación social no sólo pasa por el conformismo, sino también por pensar que ya no hay nada que reclamar”. que componen la sociedad, declara que también la moda es una cuestión política. Prácticas como el greenwashing, que “ahora es común no sólo en las firmas de lujo, sino que también ha llegado al fast-fashion”, son un indicador social. “Una tendencia eco-responsable” que, según él, conforma “el nuevo momento político de la moda”; ese nuevo lado hipócrita y a la vez consciente de hacer de la sostenibilidad parte de nuestras vidas, como muchos individuos desean y expresan con sus acciones. “Lo cierto es que cada vez más consumidores buscan un sentido al acto de comprar, ya no sólo como el placer que se obtiene a través de ello o la mejora estética propia, sino que además debe tener un sentido propio para uno mismo y para el mundo en general”, dijo en uno de sus más recientes artículos. Nos hallamos, pues, ante la época de la diferenciación; pero, según Lipovetsky, hemos cambiado la lucha colectiva por la lucha individual (y a veces, individualista) a través de la tecnología. “El mundo del híper individualismo ha desarrollado y destacado la forma del placer a través de la tecnología”, explica; “desde la web de un museo, donde puedes tener una experiencia a veces mejor y más detallada que en persona, hasta cualquiera de las apps que usamos diariamente”. Sin embargo, el francés duda de que esto pueda llegar a sustituir el contacto humano y en tiempo real. “Si lo piensas, cada vez la gente desea más vivir una experiencia personal y esto es precisamente lo que no aporta esa tecnología. No creo que el metaverso pueda suplir estar en una playa o tocar a un amante, aunque sí creo que la evolución de la tecnología pasa por el gusto personalizado y el valor de la propia experiencia”, añade. COMO TANTAS OTRAS COSAS
Como consecuencia de la hiperexposición de informaciones e imágenes que nos llegan diariamente, junto con el ansia cada vez mayor de una diferenciación individual, al final del día se presenta la cuestión de cómo seguir una práctica sostenible y sensata como ciudadanos. “Está claro que lo mejor, por el momento, es seguir informando sobre aspectos como la producción de la moda como industria (aún la segunda más contaminante del planeta) y su impacto en el medioambiente”. Después nombra una serie de marcas globales, en especial de origen francés y español. “Durante el confinamiento todos pensábamos que estábamos haciendo las cosas bien: comprando local, reciclando, evitando coger el coche o deshacerse de esos vaqueros antiguos, pero resulta que luego los lugares donde había más cola eran las mismas cadenas de high street de siempre. Pero tampoco se puede decir que la moda es un horror, ni que es el enemigo. Yo no creo que las chicas jóvenes en París vayan a dejar de consumir moda y creo que es normal. No creo que haya que culpar al consumidor de todo, las grandes empresas también son responsables”. Entonces, ¿qué futuro cabe al respecto? “Quizá haya una moda menos ‘loca’, más consciente y responsable… A veces hace falta tomar distancia y no tener una sola perspectiva de las cosas. Lo que sí que está claro es que el sentido de la vida no puede pasar por el consumo”. Lipovetsky defiende que éste es un hábito que se adquiere en el desarrollo cognitivo, el cual depende completamente del proceso educativo desde la más temprana edad. “El contrapunto tiene que aportarlo la escuela”, apunta. “Si te fijas, casi todos los niños adoran dibujar, jugar y ver películas, pero después esto se sustituye por
“Sino te interesa nada en la vida más que tener un coche mejor o un vestido bonito, no puedes realizarte personalmente” —GILLES LIPOVETSKY
el deseo de expresión y, por último, el reflejo posterior en este hábito de adultos. Es complicado porque, al final, también la cultura actual está demasiado enfocada al consumismo”. Esta falta de valores artísticos pasa por afectar, la mayoría de las veces de forma inconsciente, a la satisfacción de cada individuo y a su rol en la sociedad. Lo explica sencillamente: “Si no te interesa nada en la vida más que tener un coche mejor o un vestido bonito, no puedes realizarte ni personal ni socialmente. Por eso es tan importante crecer con unos valores pero, en especial, desarrollar una educación artística”. A lo que añade: “Educación y también práctica. Ya que toda práctica es, a fin de cuentas, más importante fuera del marco didáctico”. de la Legión francesa, así como numerosos otros títulos y tres Honoris Causa que ensalzan una labor docente, filosófica y sociológica como uno de los intelectuales más destacados desde finales del siglo XX. “Es un deber de la República”, apostilla, “cuidar de su cultura”. Por ello no duda de que su país de origen LIPOVETSKY TIENE LA ORDEN
valora la suya como un bien patrimonial, invirtiendo notablemente en su preservación. “Pero todavía queda mucho por hacer”, contrapone. “En Francia hay un esfuerzo por proteger el patrimonio cultural pero no desde la escuela. Yo creo que hay que repensar el papel del colegio desde una reforma del sistema educativo. Es decir, yo creo en la acción de los artistas, no como profesores de nada en particular, sino como creo en el amor. Pero no hay profesores del amor, así que los jóvenes tienen que estar en contacto con el arte”. También aborda esta materia desde un plano espiritual: “Creo que el arte es bueno para el ánimo de las personas, en concreto, para la auto-estima de los jóvenes. Es importante animarles a hacer cosas que les gusten; que pinten, que canten, que hagan fotos, esculturas, videoarte… Porque ese también es el futuro y la herencia de un país”, reflexiona. “En España hay un patrimonio magnífico, pero no todo es lo que concede la UNESCO”, dice al respecto. “Creo que hay que ayudar más a los artistas y no sólo a los famosos. Pero esto también pasa en Francia y en otros lados… Todos conocemos a Jeff Koons o Damien Hirst, porque ésta es la visión del arte según lo que triunfa en los mercados, pero es una visión pobre al fin y al cabo, porque hay muchas más opciones que descubrir desde el valor cultural propio”. Aunque, para Lipovetsky, esta carencia educativa cultural de base ocurre en casi todas las naciones debido a lo que describe como “los imperativos de los mercados”; “yo entiendo que hay mucha presión al respecto, porque los padres quieren que sus hijos tengan el mejor trabajo posible en la situación actual y todo eso, pero el colegio tiene que integrar el arte en su temario para terminar con la creencia de que son asignaturas fáciles”, concede. Algo que tiene un efecto similar no sólo en la concepción de estas áreas como de “segunda división”, sino también como determinante en sí mismo para algunas profesiones concretas como es la música. “Es importante acabar con la concepción de que la música que hay que enseñar es sólo la música clásica. Hay vida más allá de los conservatorios… Para mí, es una cuestión de fondo. Como lo es el vivir para trabajar, porque al final hay otras cosas que le dan significado a la vida”. S I L V I A S U Á R E Z es periodista y colaboradora de G Q .
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Fotografías MARTIN BROWN Estilismo
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La moda masculina está viviendo un gran momento, y por razones que van más allá de lo obvio. Las grandes firmas están dedicando más creatividad y más recursos que nunca a esta categoría otrora algo circunspecta. Es la primera vez que encontramos un nivel tan sólido e interesante de diseñadores independientes, iconoclastas y visionarios reinventando el negocio. Pero hay otra importante razón para estar emocionados:el surgimiento de una boyante red de subculturas en torno a la indumentaria masculina que demuestra que la moda no es sólo lo que compras y lo que llevas, sino también algo en lo que puedes participar, un mundo con múltiples capas de significado rebosante de historia que esconde muchas sorpresas para las mentes más curiosas. La escena archivista —una red informal de vendedores, coleccionistas y fans impenitentes de la ropa vintage— ha convertido las prendas estrella de viejas colecciones en piezas esenciales del armario masculino actual. Los discípulos de la moda gótica, los frikis de las zapatillas, los locos por los relojes… Todas estas comunidades han contribuido a que lo mejor de sus categorías siga rotando. Casi todas las 50 piezas aquí reseñadas pueden adquirirse por Internet y a un precio razonable —si tienes la suerte de encontrar tu talla—. Si estos santos griales no terminan de convencerte, seguro que hay otros 50 por ahí esperando a que los descubras. ← 1. CRAIG GREEN Chaqueta acolchada Primavera-Verano 2017 Craig Green, diseñador estrella de la escena londinense de 2013, mantiene su relevancia después de casi una década en el negocio gracias a su voluntad por experimentar y por crear nuevas iteraciones de su clásica chaqueta.Esta audaz versión de patchwork barroco es un buen ejemplo. —Yang-Yi Goh 2. UNDERCOVER 85 Denim Otoño-Invierno 2005 Los vaqueros ajustados y gastados llevan 20 años siendo un básico del armario masculino, pero nadie ha llegado tan lejos con los rotos, los descosidos y los parches como Jun Takahashi, el diseñador punk de Undercover.—Noah Johnson 3. RAF SIMONS Jersey Spiderweb Otoño-Invierno 1998 Para su colección Radioactivity, una de sus más veneradas, Simons se inspiró en el punk y en el tecno.Los jerséis efecto tela de araña eran su versión de aquéllos que propuso la británica Vivienne Westwood, popularizados por Johnny Rotten, cantante de los Sex Pistols.—N. J.
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4. TAKASHI MURAKAMI X LOUIS VUIT TON Bolsa de viaje Monogramouflage Keepall 2008 Una de las colaboraciones más increíbles de todos los tiempos se gestó cuando Marc Jacobs ocupaba la dirección creativa de Louis Vuitton.Jacobs y el artista Takashi Murakami diseñaron esta bolsa de viaje que debutó en la pasarela en 2003.Tuvo más tirón la versión con el monograma arcoíris, pero ésta con estamapado camo de 2008 ha superado la prueba del tiempo.—N.J. 5. TOM FORD Chaqueta Patchwork de ante Primavera-Verano 2016 Tom Ford es al mismo tiempo un cowboy y un cosmopolita, una combinación que se deja traslucir en esta chaqueta confeccionada con ante rojo y blanco y que hace gala de la rigurosa sastrería del diseñador.Inspirada en las lámparas de lava de los 60, es un ejemplo de cómo Ford puede convertir algo obvio en una prenda por la que posiblemente dejarías de pagar el alquiler.—Rachel Tashjian 6. RICK OWENS Zapatillas Geobaskets Otoño-Invierno 2006
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Conocidas como las Dunk de Rick Owens, al parecer tuvo que realizar modificaciones en esta versión de los famosos “camiones monstruo” para los pies, como él mismo las llamó, para evitar problemas legales con Nike.—N.J.
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7. NUMBER (N)INE Anillo de graduación Otoño-Invierno 2005 Durante su etapa en Number (N)ine (1996-2009), el diseñador japonés Takahiro Miyashita se inspiró mucho en la cultura grunge estadounidense. Este anillo de graduación es el símbolo perfecto de su fascinación por la juventud desencantada de la época y por Kurt Cobain, el flautista de su generación.—N.J. 8. GIVENCHY Camiseta Rottweiler Otoño-Invierno 2011 Esta camiseta elevó al Riccardo Tisci de la era Givenchy al firmamento de las celebrities de la moda. Rihanna, Kanye, Usher, Kevin Hart, Meek Mill, Rick Ross, Tyga, A$AP Rocky, Future, P!nk y hasta Liv Tyler se unieron al culto del perro. Se trata de una prenda esencial de la historia de la moda, un avance del asalto a la pasarela del streetwear y una de las camisetas estampadas más icónicas de todos los tiempos. —Cam Wolf
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PRENDAS CEDIDAS POR: (2) DEEP FRYED ARCHIVE; (3) RESURRECTION VINTAGE; (4) JUSTIN REED INC.; (5) ELUXIVE; (7) IMPRÉVU STUDIOS; (8) LINO DE STEFANO.
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9.POLO RALPH LAUREN Sudadera Osito de Peluche 2002 En 1990, los empleados de Ralph Laurent regalaron al diseñador y a su hermano Jerry un par de ositos de peluche Steiff vestidos como ellos. El regalo inspiró la línea Polo Bears, lanzada en 1991.Se agotaron rápidamente y ahora la mascota protagoniza las prendas más coleccionables de Ralph Laurent.—C. W. 10.NIKE Air Jordan 1 High Chicago 1985 Antes del lanzamiento, en 1985, de las Jordan 1, las zapatillas eran consideradas un tipo de zapato.Pero cuando Jordan ‘voló’desde la línea de tiros libres con ellas, adquirieron un nuevo estatus. Leyendas aparte, siguen siendo el par de zapatillas más cool de la tierra.—C. W.
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11.ISSEY SPORT Bomber Sport Caretag Años 70 Décadas antes de que la ropa deportiva y la alta moda unieran fuerzas, Issey Miyake Inc.lanzó IS, una submarca juvenil comandada por Tsumori Chisato.Su sello distintivo eran unas instrucciones de lavado a gran tamaño impresas o bordadas en la espalda de cazadoras, como esta estilo varsity con mangas de cuero.—Y. G. 12.MAISON MARTIN MARGIELA X H&M Cazadora de cinturones 2012 En un brillante acto de moda democrática, Martin Margiela rehizo para las masas alguno de sus clásicos, como esta cazadora de cinturones de piel perteneciente a la colección Otoño-Invierno de 2006. Cuando Young Thug la llevó en el vídeo musical de Rae Sremmurd en 2015, se volvió a convertir en un clásico.—R. T. 13.JIL SANDER Jersey de punto mármol Otoño-Invierno 2008 De Raf Simons las piezas más buscadas son los diseños punk distópicos de sus colecciones homónimas, pero el trabajo que realizó en Jil Sander es de lo más refinado que ha hecho.La colección Otoño-Invierno de 2008 incluía jerseys de punto mármol que trascendían el mero trompe l’ oeil para convertirse en una sublime representación de la piedra.—R.T. 14.SUPREME X THE NORTH FACE Chaqueta Nuptse 2011 El romance entre Supreme y The North Face comenzó en 2007, pero alcanzó su punto álgido gracias a esta chaqueta Nuptse con estampado de leopardo rellena con 700 plumas de ganso. —N. J.
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desconocida a convertirse en superestrella del streetwear gracias a estos pantalones de chándal que llevó A$AP Rocky. Así que tenía todo el sentido que AWGE, la polifacética agencia creativa del rapero, lanzara una colaboración con la marca. —N. J. 16. CAROL CHRISTIAN POELL Botas con suela efecto goteo 2010
P R E N D A S C E D I D A S P O R : ( 9 ) A R C H I V E O F P O L O R A L P H L A U R E N ; ( 1 0 ) J U S T I N R E E D I N C .; ( 1 1 ) N A T E ; ( 1 2 ) A R C H I V O D E H & M ; ( 1 3 ) R E B E L _ X _ A R C H I V E ; ( 1 6 ) I M P R É V U STUDIOS; (17) DAVID CASAVANT ARCHIVE; (18) ARCHIVO DE MARNI; (19) ARCHIVO DE GOYARD; (20) FELIX BARTLET T.
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El maestro austriaco del cuero siempre ha esquivado la fama mainstream confeccionando calzado y ropa absolutamente original y meticulosa para sus devotos fans. Sus enigmáticas suelas chorreantes son su diseño más deseado. —N. J. 17. HELMUT LANG Chaleco antibalas Otoño-Invierno 1997 Helmut Lang se retiró de la moda en 2005, pero posiblemente sea a él a quien debamos la abundancia de referencias a la ropa militar táctica en . El icónico —N. J.
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tomado el relevo. Esta versión de Marni, del director creativo Francesco Risso, contribuyó a crear la tendencia. Sigue siendo uno de sus mejores ejemplos. —C. W. 19. GOYARD Bolsa Croisière Año desconocido
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“The Goyard so hard”, rapeaba Kanye sobre su equipaje. Pero este bolso de viaje de la centenaria maison parisina de duro no tiene nada:es suave y flexible, lo que permite que el monograma que lo cubre brille y centellee. —Y. G. 20. PALACE Sudadera con logo Chanel 2009
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Cuando en 2009 Lev Tanju, fundador de Palace, estaba levantando su novel firma de skate, este descarado pirateo (presagio de las ambiciones de la firma en el mundo de la moda) atrajo mucho la atención, también la de Rihanna. Cuando la cantante se puso una camiseta de Palace con el logo de la Medusa de Versace, lanzó al firma a la estratosfera. —Samuel Hine
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21. BALENCIAGA Chaqueta de 7 capas Otoño-Invierno 2018 La colección Otoño-Invierno 2018 de Balenciaga hizo alarde de una gran innovación técnica.Demna Gvasaglia escaneó en 3D las siluetas de algunos modelos para crear moldes digitales que después imprimió y ensambló con materiales tradicionales.Como contraste a tanta eficiencia, diseñó esta chaqueta, su obra magna y prenda más deseada, compuesta por siete voluminosas capas que rememora los bulbosos abrigos de ópera de Balenciaga.—R. T. 22. ROLEX Cosmógrafo Daytona 2016 No es exagerado afirmar que el Daytona, lanzado en 1963, es el reloj que dio forma al gusto horológico de toda una generación y que estableció las normas del coleccionismo moderno de relojes Rolex. Como es sabido, el Daytona de Paul Newman ostenta el título de reloj más caro del mundo al venderse por más de 15,5 millones de euros en 2017.Hoy, los coleccionistas se vuelven locos por hacerse con la enorme variedad de Daytonas que existen.—C. W.
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23. C X STERLING RUBY Abrigo desteñido con parches Otoño-Invierno 2014 Tras años de amistad, Simons y el artista californiano Sterling Ruby dieron por fin a los frikis de la moda lo que tanto anhelaban:una colección conjunta que incorporara sus distintivas siluetas extragrandes, realizadas con tejidos desteñidos a mano por el propio Ruby.—S. H. 24. DRIES VAN NOTEN Bomber con cremalleras Otoño-Invierno 2014 Esta bomber reteñida, decolorada, lavada y desgastada, ancha como una blusa principesca, presenta alguna de las carecterísticas propias de Van Noten.Y lo hace de una forma singular, al aplicar a un básico de la ropa de trabajo su particular elegancia fría y límpia.—R. T. 25. MAISON MARTIN MARGIELA Zapatillas ejército alemán 1999 Mucho antes de que Margiela diseñara las zapatillas Replica, una reproducción de las que llevaba el ejército alemán en los 70, al parecer vendieron modelos vintage comprados al por mayor, pintados y garabateados a mano en el estudio, por un sobreprecio monumental. El coste de mercado que alcanzan hoy estas zapatillas le sacaría los colores a Martin. —Y. G.
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26. STÜSSY Cazadora Tribe Varsity 1990
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La cazadora de la colección International Stüssy Tribe fue un rito de paso para los primeros miembros de la comunidad streetwear global. Personalizada y obsequiada por el mismo Shawn Stüssy, convirtió la cazadora estilo varsity en una prenda esencial del armario masculino moderno. —N. J.
PIEZ AS CEDIDAS POR: (21) ARCHIVO OF BALENCIAGA; (22) ROLEX; (23) IMPRÉVU STUDIOS; (24) ARCHIVO DE DRIES VAN NOTEN; (25) AK AIBU STORE; (27) DEEP FRYED ARCHIVE; (28) STADIUM GOODS.
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27. NUMBER (N)INE Pantalones cargo híbridos Otoño-Invierno 2005 Una de las piezas más buscadas por los archivistas de la moda masculina y otra prenda con significado histórico para el diseñador Takahiro Miyashita. Estos cargo híbridos no están inspirados en la indumentaria de Nirvana, pero podrías imaginártelos con ellos puestos si en lugar de Aberdeen fueran de Tokio. —N. J. 28. NIKE Air Yeezy 2 Red October 2014 Durante el corto periodo que duró la colaboración con Nike, Kanye diseñó varias zapatillas que lo petaron, pero sólo las Red Octobers cautivaron a los coleccionistas. En otoño de 2012 vimos el primer avance del modelo, pero poco después Kanye se pasó a Adidas y el lanzamiento de las zapatillas quedó en el aire. Durante un año, la crispación creció entre los fans, hasta que un buen sábado de 2014, Nike publicó un tuit con un link para comprarlas. En 10 minutos ya se habían agotado. —C. W.
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29. COMME DES GARÇONS HOMME Chaqueta con logo dividido Fall-Winter 2001 Todas las prendas de CdG que presentan este detalle gráfico asimétrico son carne de coleccionista. Pero lo más destacable de esta chaqueta, por lo demás sencilla, es una construcción resistente y el uso de una robusta sarga de algodón. Prueba de que a Rei Kawakubo y a Junya Watanabe, diseñador de la colección masculina de Comme des Garçons, les importa tanto la calidad como el concepto. —N. J.
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30. RAF SIMONS Parka Poltergeist Otoño-Invierno 2005 La música ha influido gran parte de la producción de Raf Simons, pero para su colección History of My World, el iconoclasta diseñador belga se inspiró en el cine, concretamente en Poltergeist y en Fascination. Adornada con collages de la imaginería de las películas, esta parka con cola de corte clásico es una de las prendas más veneradas del diseñador, por la que se piden más de 13.000 euros en el mercado secundario. —N. J. 31. KAPITAL Cazadora vaquera Boro 2019
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Kapital convirtió la icónica cazadora vaquera americana en una pieza artística al aplicar una técnica ancestral japonesa de cosido llamada sashiko. Consiste en unir retales de tela con un pespunte consecutivo a modo de remiendo para crear una trama que se denomina boro. —Y. G. 32. TOM SACHS X NIKECRAFT Mars Yard 2.0 2017 En un principio, el artista Tom Sachs diseñó estas zapatillas para transitar por el Mars Yard, una estructura de la NASA ubicada en Pasadena que simula las condiciones de vida en Marte. Viajes galácticos aparte, hace falta más coraje para decidirse por estas zapatillas que ahora se venden por cerca de 9.000 euros. Eso si encuentras un par. —C. W.
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33. YOHJI YAMAMOTO Camisa Saeko Primavera-Verano 2002 En 2002, cuando la moda masculina estaba dominada por trajes de corte ajustado y vaqueros skinny, esta colección resultaba un poco suelta y extravagante. Sin embargo, consolidó al legendario diseñador japonés como uno de los principales humoristas de la moda:estampar una pinup en una camisa es todo un yamamotoismo. —R. T. 34. CHROME HEARTS Levi’s vintage customizados 2021 En lugar de diseñar sus propios vaqueros, la firma angelina de alta joyería para moteros cogió Levi’s 501 y Levi’s 505 perfectamente desgastados y convirtió cada detalle en un riff de rock’n’roll. Rehicieron meticulosamente las cremalleras, la bragueta de botones y los remaches con plata de Chrome Hearts y después cosieron sus características cruces de cuero. La artesanía convirtió un par de vaqueros de 50 euros en una de las posesiones más deseadas de la moda. —C. W.
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35. JUNYA WATANABE Pantalones Bondage Primavera-Verano 2003
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El upcycling o suprarreciclaje está en boca de todos, pero en la década de los 2000, cuando aparecieron estos pantalones cargo, Junya ya despiezaba viejos uniformes militares, más que por un impulso ecológico, para crear originales pantalones bondage.—N. J.
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36. BERLUTI Botas Caractère Instinct Otoño-Invierno 2018
PIEZ AS CEDIDAS POR: (30) NATE; (31) HEINEKEN HOANG; (32) STADIUM GOODS; (33) LEF THAND MARKE T; (34) JUSTIN REED INC.; (35) ARCHIVO DE JUNYA WATANABE; (36) AK AIBU STORE; (37) AGATA ELISEEVA; (38) ARCHIVO DE OFF-WHITE; (39) MARK ANTHONY GREEN.
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Una de las rupturas más duras ocurridas en el mundo de la moda fue la partida de Berluti del diseñador francés nacido en Colombia Haider Ackermann tras tres colecciones espléndidas. Pocas piezas de la época encarnan la elegancia sexy
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Pin-Up una mezcla magistral
Lanzado más o menos
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35 patchwork extragrande Otoño-Invierno 2015 Los diseños de la primera época de Virgil Abloh en Off-White, antes de entrar en Louis Vuitton, son difíciles de encontrar. Especialmente raras son joyas como ésta, perteneciente a su tercera colección. Abloh dijo que la colección estaba inspirada en los escaladores de Jackson Hole, de quienes admiraba su ambición por alcanzar la cima. —N. J. 39. KID CUDI X SURFACE TO AIR Cazadora de cuero Fire V1 2011
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Antes de que el merchandising se extendiera por los universos de la música, el cine, la gastronomía y demás industrias del entretenimiento, teníamos esta cazadora de cuero inspirada en Thriller diseñada por Kid Cudi para la firma parisina Surface to Air.Su popularidad presagió el éxito de Cudi y del merchandising, pero no tanto de la marca, inactiva desde 2015.—N.J.
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40. UNDERCOVER Cazadora de cuero Klaus Primavera-Verano 2006 A los fans del rock progresivo y de la moda esotérica japonesa les encantará la colección de Undercover The Amazing Tale of Zamiang, en la que se encuentra esta cazadora confeccionada con cuero y con retales de camisetas de grupos de rock ficticios. —N. J. 41. ANN DEMEULEMEESTER Botas con cordones traseros Otoño-Invierno 2010
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Ann D, reina indiscutible de las botas militares, diseñó esta original versión que se merece una reseña en los libros de historia de la moda. Aún se fabrican, pero los modelos más antiguos, con suelas track de goma más gruesas, son las más deseadas. —N. J. 42. KAPITAL Cazadora borrego Sashiko Otoño-Inverno 2018 Los fans de Kapital atravesarán muchos mares hasta llegar a Kojima (Japón) para adquirir excéntricas combinaciones de ropa de abrigo y ropa militar en la sede de la firma. Esta cazadora de borreguito es una prenda especialmente codiciada. Mullida y adornada con un estampado tradicional japonés de nombre sashiko, parece un diseño surgido de la mente de un escalador en pleno viaje de ácido. —S. H.
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43. GUCCI Mocasines Horsebit 1953 Para demostrar que se vive rodeado de lujo y elegancia, nada como unos mocasines Horsebit de Gucci. Los originales datan de los años 50 y pronto adquirieron el estatus de básico entre los más adinerados. Alessandro Michele los reinventó para convertirlos en un símbolo global de lo cool. —C. W. 44. WALTER VAN BEIRENDONCK Pulsera rayo Primavera-Verano 2022 Los Seis de Amberes eran un grupo de radicales diseñadores belgas de los 80 que ha ejercido una influencia enorme en la moda. Van Beirendonck, el más surrealista de todos, encontraba maneras sorprendentes de dejar su marca, como con estas llamativas pulseras. —N. J. 45. HAIDER ACKERMANN Bomber de terciopelo Otoño-Invierno 2015 Kanye lució esta bomber justo antes de que se pusiera a la venta en 2015. Y, de repente, todo el mundo quería una. La demanda era tal, que Ackermann volvió a lanzarla en 2020. —N. J.
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46. PRADA Camisa Impossible True Love Otoño-Invierno 2016
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Para estampar su ya clásica camisa de manga corta, Miuccia Prada le pidió al artista francés Christophe Chemin que creara mezclas de obras de arte clásicas y referencias a la cultura popular. Su imagen de Elvis besando a Cleopatra sobre un fondo del miniaturista renacentista Cristoforo de Predis fue una de las prendas más populares del street style de 2016. —R. T.
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P I E Z AS C E D I DAS P O R : (4 0) K R I ST U PAS K A P T U R AU S K AS ; (41 ) A N N D E M E U L E M E EST E R ; (4 2 ) A RC H I VO D E E P F RY E D ; (4 3 ) G U C C I ; (4 4 ) A RC H I VO D E WA LT E R VA N B E I R E N D O N C K ; (45) HORROR VACUO; (46) ARCHIVO DE PR ADA; (47) A ARON MILLER; (48) OLD BOY VINTAGE; (49) OBTAIND; (50) DAVID CASAVANT ARCHIVE.
47. TAKAHIROMIYASHITA THE SOLOIST Bolso mascarilla Otoño-Invierno 2018 ¿Una bolsa de la compra? ¿O una mascarilla del apocalipsis? Este original y profético diseño de The Soloist es las dos cosas a la vez. El diseñador Takahiro Miyashita apostó con convencimiento por la moda inventiva, divertida y diferente. —N. J. 48. LEVI’S Cazadora Type II 1953
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Mira en tu armario:si tienes una cazadora de cuero de Levi’s, seguramente será Type III, pero la que mola es la Type II, que comenzó a venderse en 1953 y se dejó de fabricar en 1961. Martin Sheen inmortalizó en Badlands su corte cuadrado y sus tablas frontales. Ahora los enamorados del estilo Americana y los coleccionistas de ropa vintage pueden llegar a pagar miles de euros por una original. —S. H. 49. NIKE X MMW Shorts técnicos 2018 Nike x MMW se lanzó en 2018 en medio de un alud de colaboraciones entre diseñadores de moda y marcas de ropa deportiva. La colección destacaba por sus siluetas tácticas, su oscura paleta de color y un tallaje obsesivamente pulido. La colección, que lució una legión de celebrities y modelos,
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de prestigio, como —S. H. Chaqueta Astro Otoño-Invierno 1999
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El archivo de Helmut Lang está repleto de auténticos santos griales. La chaqueta Astro adoptó varias formas:corta, larga, metálica, con pelo o sin él, y ahora es una pieza esencial para cualquier coleccionista que se precie. En 2011, Lang cortó miles de prendas en tiras para realizar un proyecto artístico, lo que aumentó la locura por su trabajo y disparó los precios hasta niveles sorprendentes. —N. J.
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Durante dos años, intenté capturar el genio de uno de los artistas más versátiles de nuestra época para comisariar una exposición.
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Pero fue al asistir a su funeral en Chicago cuando realmente comprendí la magnitud de su talento y el alcance de su influencia. 1 1 6
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FOTOGR AFÍA APERTUR A: SILVIA TORTA JADA.
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En el funeral, celebrado el 6 de diciembre de 2021 a mediodía, me senté unas filas detrás de su familia, junto a los artistas Arthur Jafa y Theaster Gates. Estábamos reunidos en el atrio acristalado del Museo de Arte Contemporáneo de Chicago para presentar nuestros respetos a Virgil Abloh, fallecido una semana antes a los 41 años a causa de un extraño cáncer de corazón. El interior parecía una lúgubre Gala Met. Entre los congregados, se encontraban Rihanna, Frank Ocean, Drake, las modelos Karlie Kloss y Bella Hadid y los jóvenes diseñadores Kerby-Jean Raymond y Rhuigi Villaseñor. Nos sentamos en unas sillas blancas dispuestas en una enorme sala modernista llena de luz, desde la que se apreciaba el perfil urbano de la ciudad. Afuera estaba nublado y hacía frío, un clima que reflejaba el estado de ánimo que dominaba en la habitación. El funeral arrancó con la homilía de Rich Wilkerson Jr., el sacerdote que ofició la boda de Kim y Kanye y que conoció a V —como le llamaban sus más allegados— cuando trabajaba como director creativo de Kanye. En 2019, a raíz de su diagnóstico, Rich se convirtió en una suerte de consejero espiritual que le ayudaba a afrontar el trabajo que dejaría inconcluso. Aquel día actuó como maestro de ceremonias e invitó a Shannon Abloh, la esposa de V, a pronunciar el elogio fúnebre. Shannon llevaba una túnica de seda negra diseñada por V con la palabra “woman” estampada en la espalda. Tras ella, subieron al atril algunos de los colaboradores más estrechos de Abloh: el diseñador de streetwear Don C, el DJ y productor británico Benji B, el arquitecto y escritor Mahfuz Sultan o el rapero Tyler, the Creator. Todos ellos recordaron los sacrificios que V había realizado por su arte: los vuelos interminables, las sesiones de DJ en lugares remotos, los constantes mensajes de WhatsApp, la cuenta de Instagram donde compartía consejos útiles para triunfar en nuestra cultura. Mostraron su asombro por el heterogéneo grupo de personas que había reunido, con los que había creado una constelación que iluminó un nuevo universo estético, y lamentaron el potencial frustrado de los años perdidos por su muerte. Yo también lloré a V. Para mí, este funeral representó un final, el epílogo de un viaje de dos años que inicié para reunir en una exposición la obra de este genio tan poco
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ortodoxo. Quería llegar al fondo de lo que le motivaba como creador, comprender sus impulsos y preocupaciones y catalogar su prolífica producción artística. Había luchado contra la tarea, en apariencia imposible, de comisariar la obra de uno de los artistas más versátiles de nuestro tiempo. Y, sin embargo, al escucharlos a todos, me di cuenta de que su gesto más genuino había sido inspirar actos de creatividad en casi todas las personas con las que él, y sus objetos, entraron en contacto. Hasta ese momento, no me había quedado del todo claro lo profundo que era su deseo de conducirnos hacia una nueva era creativa. Sabíamos que se esforzaba por traer sus ideas al mundo, pero sus mejores ideas eran las que había cultivado en la procesión de artistas que subieron al atril, los jóvenes que habían sido testigo de sus creaciones y que se habían lanzado a crear su propio arte. en otoño de 2019 a través de Anne Pasternak, la directora del Museo de Brooklyn. Me dijo que quería llevar la “explosiva creatividad” de Virgil al museo. En ese momento, aún seguía activa la exposición itinerante Virgil Abloh: Figures of Speech, y Pasternak me dijo que V quería que fuera el comisario invitado para la iteración final de la muestra. “Hacía cosas donde había un vacío”, me dijo Pasternak recientemente. “Ponía ahí el foco y abría las puertas para que otros jóvenes creativos negros se vieran ocupando esos puestos”. Y añadió: “Creo que llegará una oleada de creativos excelentes que quizá no habría sido posible si Virgil no hubiera derribado esas puertas”. En ese momento, la exposición de V ya se había inaugurado en Chicago; después pasaría por Atlanta, Boston y Doha antes de llegar a Brooklyn. Pero la primera vez que hablé con V, me dijo que en Nueva York quería algo nuevo. Recordó con profundo cariño su paso por la ciudad hacía algo más de una década, su experiencia como miembro del colectivo artístico y de moda streetwear #BEEN #TRILL; su amistad con jóvenes creativos de la ciudad como Venus X, el DJ y fundador de la fiesta underground GHE20G0TH1K, y Shayne Oliver, cofundador y director de diseño de Hood by Air. V y Shayne compartían reflexiones sobre la cultura y trataban de hacer ruido como diseñadores negros ajenos al mundo CONOCÍ A V
de la moda y del arte pero que miraban hacia ellos. Para conmemorar aquella época, crearon In Conversation With Shayne (2019), una exposición compuesta por varias camisetas dobladas en cajas de cartón con la etiqueta “Virgil Abloh official files” (“los archivos oficiales de Virgil Abloh”). Como manifiesto de su espíritu novel e índole atemporal, la obra también señalaba, como ha afirmado Shayne, que “tenían ideas que aportar a la moda, pero no específicamente para la moda”. Después de esa primera reunión, Athiththan Selvendran, antiguo jefe de personal de V, creó un grupo de WhatsApp para que todos pudiéramos comunicarnos en tiempo real. En el chat también estaba Sultan, licenciado en Arquitectura por Harvard, que nos ayudaría a conceptualizar la exposición. Las ideas fluyeron desde el principio. Lo que me sorprendió de inmediato fue comprobar que V estaba tan centrado en la obra de otros artistas como en la suya propia. Estábamos comisariando el trabajo de un hombre que no dejaba de comisariar la cultura que le rodeaba, sampleando ideas, haciéndolas suyas, cediendo espacio a quienes lo inspiraban. Por ejemplo, se le ocurrió incorporar en la exposición obras procedentes de la colección del museo, compuesta por 1.5 millones de objetos, un gesto que aludía a la instalación Mining the Museum del artista y escultor Fred Wilson, una exposición seminal de 1992 en la que el artista echó mano de la colección de la Sociedad Histórica de Maryland para poneer de manifiesto la belleza, las contradicciones y los errores de las instituciones artísticas. Otras de sus ideas eran más radicales. Un día, envió al chat bocetos de enormes carteles de neón con palabras como “IRAK” escritas con su propia letra, en referencia al legendario grupo de grafiteros neoyorquinos de finales de los 90. V sugirió que los instaláramos en la fachada de estilo Beaux-Arts del museo para dejar claro que no sería una exposición al uso. Una de mis primeras ideas fue que todos los objetos expuestos estuvieran en venta, que los visitantes pudieran adquirir las sillas, los cuadros, las zapatillas, las joyas, los altavoces, las esculturas, los bolsos, todo lo que colgara de las paredes o descansara sobre los pedestales como crítica al consumismo en el arte y a la cultura consumista en general. A medida que se adquirieran los objetos, aparecerían mensajes escritos con el característico estilo de V en las galerías vacías de la sala principal del museo. Sin embargo, tras investigar un poco, abandonamos el plan. Takashi Murakami, el aclamado artista pop japonés que había colaborado con V hacía poco en tres exposiciones organizadas por la Galería Gagosian, había explorado una idea similar en el Museo de Brooklyn con Marc Jacobs en 2018, cuando el diseñador trabajaba como director creativo en Louis Vuitton. V no tenía ningún problema con reproducir conceptos, pero el enfoque de esta exposición tenía que ser totalmente nuevo. Con el tiempo, el chat se convirtió en un flujo de referencias visuales para el diseño de
FOTOGRAFÍAS: T YLER MITCHEL / ART PARTNER.
Virgil Abloh en Paris, 2018.
la exposición, en un lugar para que V compartiera trabajos nuevos y antiguos y en un espacio para pensar en las relaciones que estableceríamos entre elementos como la publicidad y la pintura, la ropa y la arquitectura. En enero de 2020, visité a V en su amplio y desordenado atelier de Louis Vuitton en París, un laboratorio laberíntico que crecía descontroladamente y que parecía la entrada al cerebro del artista. Había equipos de DJ donde se marcaba sets improvisados, bolsas y estantes con sus diseños para LV, un espejo enorme enmarcado con el logo rojo de la revista Time. Entre pruebas de vestuario, compartía ideas para la exposición. Sobre una mesa naranja descansaba una maqueta de espuma de la sala principal del Museo de Brooklyn, y en su interior, los objetos que quería exhibir: zapatillas de sus colaboraciones con Nike, su primera campaña publicitaria para LV, maniquíes con sus diseños, esculturas propias, sillas que había diseñado y serigrafías de Pyrex Vision, su primera firma de moda. Se trataba de una visión general de todas las fases de su carrera como creativo. Todo esto ocurrió justo antes de la pandemia y de las protestas raciales [de Black Lives Matter], acontecimientos que nos harían replantear la exposición. En julio de ese año, nos dimos cuenta de que tenía que ser más receptiva e incorporar una dimensión social
más definida. Comenzamos a pensar en el concepto de una escultura social, en una versión contemporánea de lo que V llamaba “un caballo de Troya”. Sería un espacio dedicado a la cultura negra que expondría su obra, diseñado siguiendo los principios de lo que el artista David Hammons denominó “arquitectura de la negritud”, y que definió como “la manera de hacer las cosas de la comunidad negra, las casas o los quioscos de Harlem, por ejemplo. Nuestra forma de manejar la carpintería. Nada encaja, pero todo funciona. La puerta se cierra e impide el paso, pero carece de esa pulcritud que define cómo los blancos arman las cosas; a todo le falta un milímetro para encajar bien”. La idea se concretó en octubre de 2020, cuando V envió al chat la renderización de una enorme casa negra de una planta inspirada ligeramente en el museo del mueble Vitra Schaudepot de Weil am Rhein (Alemania), diseñado por Herzog & de Meuron. El edificio ocuparía el espacio central de la sala de exposiciones. Cuando los visitantes se desplazaran por ella, se encontrarían con una escalera táctica militar negra —una metáfora de cómo V estaba irrumpiendo en el museo— con peldaños metálicos grabados con los nombres de varias figures of speech, desde el músico panafricanista Fela Anikulapo-Kuti,
hasta el rapero Ghostface Killah. Uno de los lados de la casa estaría revestida con pedestales en los que se expondría, por ejemplo, un zapato, un bolso o una cometa diseñada por V como una forma de elevar los objetos de la cultura (ya fueran low-cost, de masas o de lujo) al ámbito de la escultura, es decir, del arte. En la entrada habría un cartel en blanco y negro que rezaría: “Sólo negros”. El interior tendría un suelo de madera oscura para transmitir intimidad e historia. Era una escultura viva y una casa museo al mismo tiempo, un guiño a la interioridad negra y un recordatorio de que, antes de que los museos permitieran la entrada a los negros, exhibíamos nuestro arte y nuestras historias en nuestros salones. Ante todo, el espacio sería autónomo y V y sus colaboradores establecerían las reglas de qué se expondría y por qué. Para V, se trataba de jugar con las dinámicas del poder y de la historia, que, en gran medida, habían mantenido el arte negro fuera de las blancas paredes de las instituciones artísticas. También era una forma de demostrar que seguía lo que Hans Ulrich Obrist, historiador de arte y director artístico de las Galerías Serpentine de Londres, llamaba “enfoque del hazlo tú mismo”. Obrist, que había participado con V en una serie de charlas en las que se analizaba de todo, desde la ciudad moderna hasta la fabricación de libros, me dijo que la “condición posmoderna” de V era el resultado de “esa idea del hazlo tú mismo, del hecho de que el artista o el diseñador podía hacer algo como un conjunto de instrucciones para que cualquiera pudiera hacerlo”. V “tenía una conexión muy concreta con la utopía”, explica Obrist. “Lo que quería decir con utopía es que ‘faltaba algo’, como diría él, y eso es lo que le interesaba producir”. V echaba en falta un espacio negro real, un lugar donde soñar, idear y crear, y la estructura que propuso para el Museo de Brooklyn era su forma de hacerlo realidad. A medida que avanzábamos, quedó claro que, sobre todo, nos interesaba “lo que tres chicos negros” —V, Sultan y yo— podían hacer en un museo. Para V, ése era “el objetivo que nos guiaría”. El aspecto más extraordinario de que un artista, un arquitecto y un comisario de arte negros tuviéramos esa rara oportunidad de dar a conocer nuestras inquietudes en las salas de uno de los museos más ilustres de Estados Unidos. Cuando a V no le gustaba una idea, como recordó Benji B en su funeral, hacía una pausa educadamente, giraba la cabeza hacia un lado, se rascaba y decía con su deje de catedrático: “Bueeeeno”. Le dije que me gustaría incluir más moda en la exposición porque creía que el público lo apreciaría. Bueeeeno. Con esto no quiero decir que no estuviera abierto a propuestas, porque lo estaba, y mucho. “Estoy enfrascado en una nueva escultura que acabo de termimar y he sacado algunas fotos que os voy a enviar por si se nos ocurre alguna idea”, escribió en el chat en diciembre de 2019. Se refería a un Coffret Trésor de LV con monograma que había reconvertido en un radiocasette de la vieja escuela adornado
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con altavoces, plumas y espejos de bicicleta, una obra que más tarde aparecería en la Semana de la Moda de París, en el desfile otoño-invierno 2022 de Louis Vuitton. V no quería que la exposición privilegiara a una disciplina sobre otra; no quería un desfile de moda disfrazado de exposición de arte. La primera parte de la muestra, la primera de V en un museo, la había comisariado Michael Darling y se expuso en 2019 en el MCA de Chicago, antes de viajar al High Museum de Atlanta, al ICA de Boston y al Fire Station de Doha. Michael Darling escribió cómo el “arte conceptual de V se basa en las herramientas de mayor impacto de la cultura contemporánea —la música, la moda, las redes sociales, las celebridades—, llenando su obra de préstamos, rediseños de marcas, críticas y deconstrucciones marcados por la ironía duchampiana”. Darling mostró objetos como la tesina de V, que leyó en 2006 y en la que se imaginaba un rascacielos de Chicago doblándose, como un árbol al viento, hacia el lago Michigan; la placa de oro que diseñó para promocionar Watch the Throne de Jay-Z y Kanye; la falda-tutú de tenis negra que diseñó para Serena Williams; y The Reality (2016), una alfombra del showroom de OffWhite en la que citaba una crítica de una colección de Pyrex Vision, su primera marca. “Pyrex compró un montón de camisas de franela de la marca Rugby, estampó Pyrex 23 en la espalda y las revendió por un asombroso margen de casi el 700%”, decía el texto. El nombre de Pyrex procede de los objetos de cristal que se utilizan para cocinar crack y cocaína. The Reality sugería sutilmente la convergencia de dos tipos de compradores: los drogadictos y los adictos a las tendencias necesitados de un buen chute de moda. El suyo era un provocador punto de vista sobre la raza, la clase y el consumismo. Ahí estaba él, un hombre negro proponiendo un producto sumamente deseable, no muy diferente de los vendedores de droga que veía en las calles de Chicago, sólo que a él no lo arrestaban, sino que lo celebraban. Apoyándome en el enfoque de Darling, mi intención era que la exposición de Brooklyn revelara el proceso creativo de un artista negro que había adoptado códigos culturales en apariencia inconexos, procedentes del hiphop, la alta costura, el diseño, la arquitectura y el arte. Con un bote de pintura, un rotulador y la fuente tipográfica Helvetica Neue Bold, los mezcló creando un lenguaje visual único. Al final, uno va a la guerra con el arsenal que tiene. Al escribir en objetos mundanos, como materiales de oficina, bridas de plástico, corbatas, banderas, cometas, cinturones, bolsos (a los que llamaba esculturas) o unas Nike Air Force 1 (a las que llamaba iconos), los elevaba al terreno de la metáfora, atravesándolos de preguntas sobre identidad, trabajo y valor. Estos objetos cotidianos convertidos en piezas artísticas lanzaban un guiño a la historia del arte —Duchamp, Warhol, Hammons—, y homenajeaban a grafiteros de hip-hop como Futura, Zephyr y Jim Joe, quienes plasmaban
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su arte donde querían. Pero a V también le interesaba la esencia de los objetos, y a menudo reducía los artículos de lujo tradicionales a sus fines utilitarios (“FOR WALKING”, escribió en un par de botas negras de cuero de Off-White). Era una forma de hacernos repensar la cultura contemporánea. En mi opinión, la pieza que mejor encapsula ese ethos es PSA (2019), una bandera de nylon negra estampada con dos palabras blancas entrecomilladas y que ahora se leen como un consejo apremiante: “QUESTION EVERYTHING”. de los signos y de los símbolos. Dedicó su carrera a cuestionar las jerarquías culturales establecidas de antiguo con una ironía lúdica. También planteó interrogantes sobre qué es el arte. Nos recordó, por ejemplo, que para algunos un bolso caro es también una escultura, tanto en peso, como en estatura. Muy pocos hombres negros han ejercido ese poder en nuestra cultura, y eso es algo que merecía la pena investigar. Pero la verdadera razón por la que decidí comisariar la exposición fue el tema central: la infancia negra. Crecí en Chicago, en el mismo barrio al que V se mudaría después con su esposa para crear su obra y formar una familia. Hasta que lo conocí, nunca me había topado con un creativo negro que hablara tan abiertamente a la siguiente generación de creadores negros. Hijo de inmigrantes ghaneses asentados en Rockford, Illinois, V siempre estuvo motivado
V ERA UN MAESTRO
raperos y diseñadores. Samuel Ross y Luka Sabbat, Tyler, the Creator y Heron Preston han reconocido que les ayudó a concretar sus visiones y a hacerlas realidad. Entendió, como dice un viejo adagio afroamericano, que, en el camino a la cima, se debe apoyar también el talento de los demás. Una de las formas en las que V mostraba su apoyo era animando a los jóvenes a que hicieran lo que él hacía: a que ejecutaran todas sus ideas sin estresarse por tener éxito. Durante nuestras conversaciones, fomentaba lo que él llamaba “algunos grandes cambios”. Una vez, después de hablarme sobre un proyecto en el que estaba trabajando, me dijo: “Si los chicos a los que conoces son especiales para esta misión, envíalos y trabajemos juntos en un proyecto”. Hace unos años, Oana Stanescu, una arquitecta amiga de V con la que había trabajado en Cruel Summer de Ye y con la que más tarde colaboró en el diseño de varias tiendas de Off-White, le invitó a dar una charla en la Escuela de Diseño de Harvard. Primero, me cuenta, el arquitecto e historiador Kenneth Frampton dio una breve charla. “Le saca casi cinco décadas a Virgil”, dice Stanescu. “Es muy conocido. Fue él quien escribió la historia moderna de la arquitectura”. La charla de Frampton, recuerda, fue increíblemente desoladora. Les dijo a las mentes más brillantes del mañana que, entre la política y el medio ambiente, lo tenían crudo. “Recuerdo que le pregunté: ‘¿No nos queda
“Lo que queremos en el siglo XXI son modelos diferentes de estar en el mundo. Decidió que iba a crear un espacio para sí mismo, y no se andó con miramientos”. —SIR DAVID ADJAYE por la curiosidad y los sueños de lo que él llamaba su “yo de 17 años”. Como el adolescente esteta de barrio que era, amaba el hip-hop, el graffiti, el diseño de alta y baja calidad y el skateboarding; todo lo que creaba surgía de esas obsesiones. Cuando fue a la universidad, ese amor por el diseño se convirtió en una fascinación por la ingeniería y después por la arquitectura, que estudió en el campus del Instituto Tecnológico de Illinois diseñado por Mies van der Rohe a principios de los 80. Años después, se graduó en un mundo totalmente diferente, dominado por la nueva y floreciente fase hip-hopera de Kanye, que lo convirtió en una especie de profeta del poder de la juventud. Primero como director creativo de Ye, luego como fundador y diseñador de dos firmas de moda —Pyrex Vision y Off-White— y, finalmente, como el primer director artístico negro de la colección masculina de Louis Vuitton, V animó a la acción a otros jóvenes artistas, activistas, arquitectos,
ninguna oportunidad?’Y él respondió: ‘No’. Y, luego, una hora más tarde, llega Virgil y dice: ‘Éste es un gran momento para estar vivo”. También les incitó a reimaginar el mundo que habían heredado. V reimaginó el mundo, por ejemplo, a través de su regla del 3%, el porcentaje requerido para transformar creativamente un objeto cotidiano en una obra de arte. Este controvertido dogma le llevó a samplear de todo, desde el Santo entierro de Caravaggio, hasta el logotipo de la Unión Europea (hasta que la UE le pidió que desistiera). Sus ligeras modificaciones llevaron a algunos críticos a afirmar que no era especialmente innovador. “Me inspira la gente que aporta algo que que no se ha visto, que es original”, dijo el diseñador Raf Simons sobre Off-White en 2017 en una entrevista con GQ. Sin embargo, a V no le importaban esas críticas. Era imposible quebrar su espíritu. Me contó que cuando preguntó al grupo industrial Cotton Incorporated si podía utilizar su famoso
logotipo, la empresa se negó. Un representante le dijo que suponían que “[Virgil] retrataría el algodón con malos ojos”. De todos modos, V lo usó en Cotton (2019), una pintura acrílica que representaba el logo blanco contra un fondo negro mate, creando un contraste muy marcado. En la mente de V, todo lo alteraba y lo “elevaba a la enésima potencia”. V solía decir que se dedicaba a estos proyectos para satisfacer la curiosidad de su juventud. Sin embargo, albergaba otra motivación más transgresora. Quería señalar con el dedo a los que él denominaba “los puristas”, los miembros de la industria de la alta cultura, incluso cuando era aceptado entre sus filas. Como dijo el célebre arquitecto y teórico holandés Rem Koolhaas en una mesa redonda de 2019, V utilizaba la arquitectura como “coartada para adentrarse en territorios a los que no ha sido invitado”. Formaba parte, continuó Koolhaas, de una generación de “autoproclamados niños prodigio amplificados por redes sociales auto-organizadas”, una nueva guardia que había acelerado el derrumbe de las fronteras entre profesiones. V, por su parte, explicó su espíritu disruptivo como una forma de ayudar a los “turistas” —como denominó a la generación más joven— a aprender de y a adelantar a los antiguos guardianes de la cultura. Como me dijo el arquitecto británico-ghanés Sir David Adjaye, “Virgil sabía que no iba a construir edificios y utilizó su formación como arquitecto para imaginar diferentes posibilidades. “Lo que queremos en el siglo XXI son modelos diferentes de estar en el mundo. Decidió que iba a crear un espacio para sí mismo, y no se andó con miramientos”. Para Stanescu, su energía era más anárquica. “En cierto modo, creo que lo que le gustaba era el caos”, explica. “No le interesaban las narrativas sofisticadas y pulcras”. V hacía gala de “una saludable falta de respeto hacia la autoridad y hacia cualquiera que ostentara esa posición”, dice. “Así que cualquier gesto entonces, ya fuese hacia un museo o hacia una galería... era como un constante que te den”. para pedirme consejo sobre un fotógrafo que quería contratar para una campaña de moda. Buscaba el tipo de libertad de expresión que encontraban los creativos negros en, por ejemplo, la revista Vibe de los años 90. Y se sentía paralizado. Hacia el final de la llamada, casi como un comentario aparte, me dijo: “El mundo no fue diseñado para nosotros”. Como hombre negro de 1.80 m de altura, sentía que el mundo no lo tenía en cuenta, ni física ni espiritualmente. Así que creó otro mundo que sí lo consideraba, convirtiendo a niños negros en enormes esculturas, llenando cuadros de grafitis y diseñando collares de clips incrustados con oro y diamantes. Remodelar objetos a su imagen y semejanza era una manera de decir a cualquier joven negro que sus deseos y gustos importaban, y que si no los hubieran ignorado, las jerarquías culturales del mundo serían diferentes. Al igual que Michael Jordan, UNA VEZ ME LLAMÓ
el héroe que inspiró su larga colaboración con Nike, y Michael Jackson, su inspiración para la colección otoño-invierno 2019 de Louis Vuitton, la segunda con la firma parisina, él era un género para sí mismo. V continuó trabajando hasta el final de sus días. No hizo pública su batalla contra el cáncer. Creo que no quería que su arte causara lástima. Unas dos semanas antes de su muerte, nos envió un PDF con una serie de obras que quería añadir a la exposición —sus colaboraciones tipográficas con el conceptualista Lawrence Weiner, un par de películas de Louis Vuitton, su cuadro Rocawear, una silla y un banco de bronce. “Fase 1”, dijo. “Si se me ocurren más, las embalo y las envío”. Respondí que revisaría los objetos y que actualizaría la lista de la exposición. Fue nuestro último intercambio. Recibí la noticia de su muerte cuando me dirigía al aeropuerto para volar a Miami, donde se iba a celebrar el segundo desfile derivado de su colección primavera-verano 2022 de LV durante Art Basel. Tenía que reunirme con él para realizar la primera de una serie de entrevistas que trazarían un perfil para esta revista. El desfile debía celebrar la obra que V realizó durante los dos primeros años de la pandemia y que no había sido mostrada antes al público, pero se convirtió en un sombrío homenaje a la vida del artista, iluminado con unos fuegos artificiales que desentonaban un poco. Asistieron Ye, Pharrell, A$AP Rocky, Rihanna y la familia Arnault, así como una larga lista de estilistas, diseñadores y amigos. A la entrada del desfile, se erigió una monumental escultura multicolor de V vestido con vaqueros, un jersey de LV y sus características gafas enormes sosteniendo lo que parecía un portafolio. Me senté en la primera fila en estado de shock, mirando a dos hombres que lloraban incontroladamente mientras una procesión de jóvenes modelos masculinos caminaba pasarela abajo, cada uno de ellos representando un arquetipo diferente de masculinidad juvenil —skater, rapero, deportista— y todos vestidos con la paleta iridiscente. La colección, que incluía camisas de tul, cuero brillante, trajes poco convencionales y ligeramente holgados, además de artículos de piel, rezumaba el mismo optimismo de siempre. Al final del desfile, los artesanos del taller de V salieron a la pasarela vestidos de blanco para saludar. El diseñador negro mejor posicionado para crear la primera firma histórica de lujo negra ya no estaba entre nosotros. V nunca me habló de su lucha contra el cáncer, pero me lo dijo un amigo común. Justo antes de comenzar nuestra colaboración, V se había tomado un descanso de tres meses, supuestamente para someterse a un tratamiento. Cuando regresó y lo vi por primera vez vía Zoom, me quedé helado. Apenas lo reconocía y no quería preguntar por su salud, pero estaba preocupado. Aunque había dicho públicamente que sus constantes viajes y sus múltiples trabajos habían causado estragos en su salud, me di cuenta de que había algo más. Quería saber si estaría bien. Sin embargo, me
abstuve de preguntar. Quería privacidad para centrarse en su trabajo, y se la di. A pesar de todo, los signos de su lucha se hicieron evidentes en su arte: Pink Panther, el yunque rosa —color de la lucha contra el cáncer de mama— inspirado en Alexander Calder que hizo en la época en la que le diagnosticaron un angiosarcoma cardíaco, una forma rara de cáncer; para mí la alusión estaba clara: era su forma de reconocer que vivía al borde de la muerte. El uso surrealista de las nubes en el desfile otoño-invierno de 2020 fue, creo, una reflexión sobre el cielo. La presencia de la cometa en su obra era, al parecer, un símbolo de la infancia. El reloj gris mate de LV que regaló a los invitados a ese desfile, con las manecillas avanzando en sentido contrario, retrocediendo en el tiempo, sugería que se acercaba al final. La única cita de V incluida en el tríptico funerario diseñado por Sultan, inspirado en un viejo cartel de John Cage y en el minimalismo del artista conceptual Sol LeWitt, recordaba su alegría de vivir y su curiosidad infantil: “Estoy explorando la libertad autoconferida de crear. El lenguaje cotidiano, la gramática y mi filosofía personal son un territorio que puedo explotar igual que exploto el canon del arte”. Hacia el final del funeral, después del homenaje musical de Lauryn Hill, Arthur Jafa y Theaster Gates se subieron al atril. Enmarcado por una corona de rosas blancas, Jafa leyó un poema titulado Virgil. Hubo un verso que me impactó especialmente: “Nos enseñó cómo es Dios, no en el cielo o en nuestros sueños, sino en la carne, en el cuerpo, en esta vida”. Tras su muerte, llegué a comprender lo que Jafa quiso decir con “Dios en la carne”. La urgencia con la que V producía su arte tenía algo de inspiración divina. Quería mostrarnos lo que era posible a través de una visión juvenil. Sin embargo, por muy prolífico que fuera, no estaba inmerso en una carrera contrarreloj; vigilaba y manejaba el reloj mejor que la mayoría. Tal vez nunca se apresuró a crear objetos porque la creación de arte era algo natural, un aspecto inherente a su personalidad. Siempre me ha llamado la atención el título de una serie de retratos en cajas de luz que realizó con el fotógrafo de moda alemán Juergen Teller. Una de las imágenes muestra a un V sentado sobre una pelota rosa, posando junto a algunas de sus obras de arte: un T. Rex inflable, una chaqueta amarilla llena de salpicaduras de pintura, una bandera de la Unión Europea pegada a una pared blanca. “¿Qué es Virgil Abloh?”, decía. El uso del “qué” y no de “quién” sugiere que el artista se ve a sí mismo como un objeto. Así es como yo lo veo mientras continúo comisariando su exposición. Para mí, V es la cometa a la que tantas veces hacía referencia, volando por un cielo azul inmaculado. Al imaginármelo, puedo leer un mensaje escrito en Helvetica Neue: “Virgil Abloh estuvo aquí”. es el comisario de 'Virgil Abloh: Figures of Speech', la exposición que se inaugurará en el Museo de Brooklyn este mismo verano. A N T WA U N S A R G E N T
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REALIZACIÓN JOANA DE LA FUENTE
Captain H wishes you a good trip.
FOTO YAGO CASTROMIL
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Sobrecamisa, pantalones y sandalias de tiras Dries Van Noten. ← PÁGINA ANTERIOR
Cazadora acolchada y polo con estampado navajo, y pantalones Isabel Marant. Sandalias de tiras Dries Van Noten. ←← PÁGINA DE APERTUR A
Cárdigan con degradado de color y pantalones cortos Hermès.
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Chaqueta y pantalones cortos con prints Fendi. Camiseta American Vintage. ← PÁGINA ANTERIOR
Guardapolvos, pantalones con prints setenteros y camisa de seda con lazada al cuello Palomo Spain. Zuecos Etro.
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Jersey con motivos geométricos y pantalones Loewe. → PÁGINA SIGUIENTE
Camisa con estampado de “brochazos de pintura”y pantalones Dolce & Gabbana. Zuecos Birkenstock.
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Chaqueta bómber, camisola, pantalones oversized de algodón y maxi bufanda Acne Studios. Zuecos Birkenstock. Gafas Prada.
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Jersey y cárdigan de angora y pantalones Jil Sander. Collar con abalorios Acne Studios. ← PÁGINA ANTERIOR
Camiseta y shorts de print geométrico Prada.
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Camisa de seda y pantalones cortos con estampado navajo Giorgio Armani.
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Camisa de seda azul noche Giorgio Armani. ←← PÁGINAS ANTERIORES
Traje con pantalones cortos con estampado y efecto engomado Yohji Yamamoto.
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Americana tie dye en ante y camisa de algodón Louis Vuitton. → PÁGINA SIGUIENTE
Camisa transparente de paisley y pantalones de pinza color lima Etro.
ASISTENTE DE ESTILISMO: JUAN LUIS ASCANIO MACHADO. ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: EDY PÉREZ.PRODUCCIÓN: NATALIA TORRES POLO. AGRADECIMIENTOS: AL MOUDIRA HOTEL. TEL.: +20 122 3251307 / +20 122 3928332.
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ISSEY MIYAKE Una nueva declinación de la icónica fragancia, esta vez con notas de cedro en el corazón para darle un toque más amaderado.
L’Eau D’Issey Pour Homme Eau & Cèdre.
DIOR El genial perfumista François Demachy dejó varias fórmulas en el cajón antes de jubilarse. Ésta es una de ellas, la reinterpretación en clave sensual de un clásico adictivo.
Homme Sport
EL ARTE DE PERFUMARSE La creación de un perfume, como la de un cuadro, es un trabajo artístico. Ahora que llega el día del padre, ¿qué mejor que regalar (o autoregalarte) una de estas obras maestras?
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Silver Mountain Water.
JEAN PAUL GAULTIER Más intensidad y acordes orientales y cálidos para esta versión eau de parfum de Le Beau, ideada por Quentin Bisch.
Le Beau Le Parfum
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PACO RABANNE Es la fragancia de mayor intensidad hasta la fecha de la familia 1 Million, y conjura una mezcla explosiva de acordes ambarados, afrutados y amaderados.
1 Million Elixir
PENHALIGON’ S La visión del mundo de Arthur es notablemente oriental, con notas de vainilla, incienso o haba tonka.
The World According to Arthur
LOEWE La última adición a una colección que celebra los lugares más emblemáticos de la capital de España.
Un paseo por Madrid. Templo de Debod
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CALVIN KLEIN La versión eau de parfum de este clásico es un fougère con notas aromáticas y amaderadas. Masculinidad renovada.
Eternity for Men Eau de parfum
HUGO BOSS La declinación en forma de eau de parfum del icónico Boss Bottled cede terreno a las especias y maderas, lo que la hace más cálida.
CHANEL Esta nueva composición de Les Eaux de Chanel es un viaje desde la sofisticación de París a los paisajes agrestes de las landas escocesas.
Boss Bottled Eau de Parfum
Paris Édimbourg.
GIORGIO ARMANI Alberto Morillas vuelve a reinterpretar este best seller que, por primera vez, se vende en formato rellenable para fomentar la sostenibilidad.
Acqua di Giò. Eau de Parfum.
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SCALPERS La última creación de Scalpers, tras The Club, es un impactante eau de parfum perteneciente a la familia fougère aromática ambarada e inspirado en el mundo del boxeo.
DOLCE & GABBANA De salida puramente cítrica y mediterránea, como se espera del dúo italiano, K Eau de parfum evoluciona hacia acordes especiados y amaderados.
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CAROLINA HERRERA Bad Boy es el rayo que no cesa. La nueva versión Cobalt se caracteriza por sus acordes de lavanda, pimienta, geranio, vetiver, trufa y cedro.
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YVES SAINT LAURENT El afamado nariz Dominique Ropion le da un toque aromático a este fougère, haciéndolo mucho más interesante, sensual e incluso misterioso.
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RALPH LAUREN Lavanda, salvia, cedro y vetiver son cuatro ingredientes tan elegantes como la etiqueta de un club de caballeros. Combinados dan origen a un eau de parfum muy distinguido.
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GUCCI Reinterpreta los acordes de rosa y guindilla, que junto al vinagre balsámico y la sal representan una salida tan picante como sabrosa.
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FOTOGRAFÍA: CORTESÍA DE HUGO BOSS.
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Jacob Elordies el actor joven de moda por Euphoria y la nueva imagen de Boss The Scent Le Parfum.
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Ja cob Elordi, o cómo jugársela a ca ra o cruz Euphoria ha puesto la industria a sus pies, pero él aún está descubriéndose. Jacob Elordi, a.k.a. Nate Jacobs, parecer tener poco en común con su perturbador personaje. Ahora, además, es embajador de la fragancia Boss The Scent. P o r C A R M E N C O C I N A
T R E S años nadie sabía quién era Jacob Elordi; hoy no puede dar dos pasos sin que se vuelvan cabezas. El actor australiano da vida a Nate Jacobs, el principal personaje masculino de Euphoria (HBO), la serie del momento y quizá una de las disquisiciones más agudas (y descorazonadoras) sobre la Generación Z, dentro y fuera del celuloide. Si existe una vocación realista en ella, quienes miramos continente y contenido desde la distancia no podemos menos que suscribir la tesis del sociólogo Nicholas Carr en La jaula de cristal: a medida que dejamos que nuestra felicidad se sustente sobre la cuantificación de nuestra popularidad online y un algoritmo definido por la aleatoriedad de la recompensa (la misma técnica en la que se basan las casas de apuestas), la experiencia en el mundo real y su valor subjetivo se resienten. Porque, sí, en Euphoria la tecnología 4.0 lo inunda todo y es filtro, canal y molde de lo que se comunica. En la pandilla de adolescentes formada por Nate, Maddy, Rue, Jules, Kat, Lexi, Cassie y Chris, cuya expresión individual y relaciones afectivas (ya sea con conocidos o con desconocidos que incluso podrían no existir) están filtradas por los FaceTime, Tumblr, Tinder, el swipe, los avatares, el WhatsApp (el nude es la moneda del amor, decía el personaje de Zendaya, Rue, en el segundo capítulo de la ACE
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serie), los selfis y los likes, el vasto despliegue de aplicaciones y plataformas que conforman la ubicua realidad virtual que consume sus tiempos viene a corear dos cosas: una, que la realidad tal como la conocíamos ya no es determinante (en el do it yourself virtual puedes ser quienquiera que se te antoje); y dos, que en este mercado circular del amor y los afectos todo el mundo es (rápidamente) sustituible. Con Zuckerberg amenazando con cerrar Facebook en Europa, no podemos menos que preguntarnos qué pasaría si llegara el gran apagón. Con todo, siempre quedará el sexo (rápido, frío, coitocéntrico, a menudo coercitivo), que, como el Bitcoin, es la moneda de cambio para casi todo, especialmente si el intercambio es incómodo a priori. En ese cosmos fluctuante que es (también) el cara a cara, las relaciones de pareja se conciben como una transacción en la que la deslealtad es la norma y sus interesados tienen siempre un as en la manga. En palabras de Rue: «Me quedaré con esto. De momento». Con la dopamina servida en bandeja con chutes en vena o íntegramente virtuales, el imperio de lo efímero era esto. Un panorama bastante desolador, aunque también es posible que, simplemente, nos estemos haciendo viejos. A sus 24 años, Jacob Elordi ve las cosas de modo distinto. “No quiero sonar cursi, pero la serie habla mucho del amor, de la pérdida, de la falta de
él… Para casi todos los personajes la vida gira en torno a él”, declaró en su momentó en una revista americana. Su personaje, Nate, maltrata a su novia y coacciona a quienes le rodean casi por costumbre, pero él intenta contemplarlo con la indulgencia que su profesionalidad le exige. Obviamente, no es tarea fácil: “Desde mi propia perspectiva, hay veces que me encantaría partirle la cara. Pero si me pongo en su piel me da mucha lástima”, concede desde Los Ángeles durante nuestra conversación telefónica. Según afirma, lo único que indudablemente tienen en común es un rostro y un cuerpo, que pese a la evidencia se resiste a calificar de atractivos; en todo caso, son ese rostro y ese cuerpo los que le han convertido en imagen del perfume The Scent Le Parfum, de Hugo Boss. El actor se muestra algo lacónico, y aunque nos habría encantado saber hasta qué punto es factible para alguien como él ser transparente respecto a sus convicciones personales o sus sensibilidades políticas, un protocolo internacional más bien escrupuloso nos lleva a obviar esas preguntas. No fueron las únicas que se quedaron en el tintero: su alter ego en Euphoria es un filón en lo que a la inestabilidad emocional se refiere y arroja interrogantes muy interesantes sobre la salud mental (antes tabú; hoy ubicua y blanqueada), la inhibición (o no) de ciertas inclinaciones sexuales o la tendencia a ocultar los propios sentimientos, y no vamos a esconder que habría sido una gozada oír explayarse a Elordi sobre todo ello. También es cierto que los misterios sin resolver mantienen el alma en vilo, así que nos quedamos con eso. ¿Cuándo decidiste que querías ser actor? JAC O B ELO RD I : Creo que fue mi madre quien se dio cuenta de que de niño era bastante revoltoso y extravagante, así que me apuntó a clases de teatro cuando tenía doce años. Empecé a hacer musicales y cosas así. Luego, a los quince, leí una obra de Samuel Beckett y aquello fue decisivo. Desde entonces no he hecho otra GQ:
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← Jacob Elordi va vestido de Hugo Boss.
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cosa. Vivo y respiro para actuar, y es maravilloso. ¿Cómo surgió la oportunidad de interpretar a Nate Jacobs en Euphoria? De aquéllas era un actor en paro que vivía en Los Ángeles encadenando un casting tras otro. Y tuve la suerte de que me dieran el papel. Creo que había llegado a un punto en el que hubiese cogido lo primero que me diesen, así que me siento afortunado por haber conseguido algo que tiene mucho valor para mí.
¿Hay algún parecido entre Nate Jacobs y Jacob Elordi? No creo que tengamos gran cosa en común más allá del hecho de que ambos somos hombres jóvenes, pero creo que eso es lo que me ayuda a interpretarlo: puedo asumirlo como mi polo opuesto y abordarlo desde ahí. Es posible que en la serie en su conjunto cada personaje tenga actitudes o rasgos personales con los que la gente pueda sentirse identificada, o en los que encontrar un cierto alivio o aprendizaje. Pero para mí no es el caso. Lo que hago es interpretar a un personaje, poner el guion en su boca e intentar expresar algo. En cierto sentido, Nate encarna un cierto tipo de masculinidad que es tóxica y torturada al mismo tiempo. ¿Hasta qué punto crees que la violencia a la que es propenso surge de su propia inseguridad? Creo que es un joven muy traumatizado. Está muy confundido y da salida a sus conflictos a través de la ira porque no sabe afrontarlos de ninguna otra forma. La verdad es que es como si llevara todo el peso del mundo atado a sus espaldas. Hablando de masculinidad, ¿qué significa esta palabra para ti?
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¿Cómo crees que ha evolucionado la concepción que tenemos de ella respecto a generaciones anteriores? La verdad es que no significa gran cosa. No suelo pensar en ello, así que es difícil contestar a esta pregunta.
que enfrentarse a dificultades. Creo que Nate es el tipo de personaje, o de persona, a la que la gente tilda rápidamente de gilipollas o de mala persona sin pararse a pensar que el tóxico seno familiar en el que ha crecido roza la violencia.
Nate es guapo y popular, pero arrastra conflictos internos muy arraigados. ¿Crees que esta conjunción de factores es relativamente frecuente? ¿Consideras que personajes como éste fomentan la ruptura del estereotipo que asocia el atractivo personal con él éxito? Esta pregunta es un poco peliaguda, porque si la contesto sin más estaría diciendo indirectamente que soy atractivo. Quizá exista el prejuicio de que las personas que tienen un aspecto determinado no tienen emociones o que no tienen
En tu opinión, ¿cuáles son las principales exigencias o expectativas que la sociedad plantea a los hombres? ¿Son las mismas que las de las mujeres? Personalmente, no pienso demasiado sobre la necesidad de vivir de tal o cual manera o de encajar en determinadas construcciones sociales en lo que respecta a mi género. Además, todo eso está cambiando mucho. Para mí lo importante es que somos personas. Lo que cuenta es ser buena persona y caminar de un punto a otro, avanzando en la vida con tanto acierto como te sea posible. Creo que
Le Parfum es la nueva declinación de la familia Boss The Scent. Más potente, destaca por los acordes de iris y cuero, asícomo por las notas afrodisíacas de jengibre y fruta de Maninka.
FOTOGR AFÍAS: CORTESÍA DE HUGO BOS S. COLL AGE: 4.12 STUDIO.
¿Qué es lo que más te atrajo de este proyecto? Sam Levinson es un director extraordinario, y para mí lo importante era trabajar con alguien que cuida su trabajo. Además, mi personaje es muy intrincado y complejo, lo que me hace meditar sobre él y sobre cómo darle vida en cada escena. Es muy interesante.
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ahora ya no importa tanto con qué género te identifiques. Euphoria da bastantes pistas sobre cómo es Nate Jacobs. Y tú, ¿cómo te definirías? ¿Cómo me definiría? No lo sé. Diría que cambiante, soy como un péndulo. Un día soy de una forma, al día siguiente de otra. Creo que todavía estoy descubriéndolo. ¿Recuerdas cómo eras de niño? Recuerdo que no me achantaba ante nada, ya fuera correr o montar en bici montaña arriba. Mi padre me llamaba Jacob El Campeón. Todavía me viene ese apodo a la cabeza cuando estoy en el gimnasio o haciendo algo que requiere un poco de esfuerzo. Incluso tiene un punto de trastorno obsesivo compulsivo en el que me digo: “Si no hago un par de flexiones más podría pasar esto o lo otro”. Casi todo el mundo te conoce por tu papel en Euphoria. ¿Temes encasillarte? ¿Crees que el público tiende a identificar intérprete y personaje? Antes me preocupaba mucho lo que la gente pensara de mí, que pensaran que era tal o cual tipo de actor por las películas que había hecho. Estaba muy sensible y me sentía impelido a probarle a todo el mundo que era un actor de verdad. Me sentía muy incomprendido. Haber hecho una película para adolescentes hizo que enfocara las cosas con cautela. Esa película es The Kissing Both, donde interpretas a un chico bastante carismático que también está en el instituto. ¿Qué recuerdos albergas de este proyecto? Fue la primera película que hice. Era un adolescente y todo fue muy emocionante, la experiencia entera. Y he seguido en esa onda hasta ahora. Sí. Echando la vista atrás me doy cuenta de que fue una experiencia hipergratificante y me siento muy agradecido. Y de tus propios años en el instituto, ¿qué destacarías? Sin duda, lo mejor de esa época fue vivir en mi tierra, Australia, con mis padres y mis amigos.
“Antes me preocupaba mucho lo que la gente pensara de mí, que pensaran que era talo cual tipo de actor por las películas que había hecho”. —JACOB ELORDI
¿Qué es lo mejor de ser actor? ¿Y lo peor? Lo mejor es el trabajo en sí: si estoy trabajando, todo está bien, esté donde esté. Pero en esta profesión puede pasar bastante tiempo entre un rodaje y otro, y ahí estás tú, en tu sofá, con tu piscina, tu jardín y tu entrenador personal, pero no puedes quedar con tu madre para comer. A veces es duro. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? Me gustan las abejas. Le he comprado una colmena a mi madre. Me interesan muchísimo.
¿Cuáles son tus prioridades vitales? Amistad, trabajo, amor, asuntos sociales… Cómo responder sin que suene a cliché… Creo que la honestidad y la generosidad, y tratar de actuar conforme a ellas. Son las cualidades que siempre busco: gente auténtica y natural. ¿Cuál es tu mayor deseo? Poder seguir haciendo películas. Es lo único que quiero. CARMEN COCINA
es colaboradora
de G Q .
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Celebrar la vida a pequeños sorbos ¿Te has portado bien? ¿Has sido un buen padre? Siéntate en tu sillón, relájate, ponte tu trago preferido y que el mundo se pare. P o r H É C T O R I Z Q U I E R D O 3
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FOTOGR AFÍA: SILVIA TORTA JADA.
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1. JOHNNIE WALKER El más fino y exquisito de los blended de la destilería escocesa, elaborado con el contenido de las barricas más excelsas, es este Blue Label.
(212 €).
2. DON JULIO Su tequila Reposado está elaborado con 100% agave azul y envejecido 8 meses en barrica de roble. (70 €). 3. THE GLENROTHES Este single malt de Speyside se elabora con
whiskys de al menos 18 años. (135 €). 4. GIN MG Moderna pero clásica, esta ginebra mantiene la receta tradicional de 1940, con el enebro como claro ingrediente protagonista. (11,50 €). 5. CARDHU Su single malt afrutado con acordes ahumados de 15 años se vende ahora en un pack especial con una libreta de tapas de cuero de Café Leather. (99,50 €). 6. COINTREAU El licor de cáscaras de naranja por
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excelencia es perfecto para mostrar tus habilidades con la coctelera. (16 €). 7. LEPANTO Envejecido por el sistema de criaderas y soleras, el brandy de Jerez Lepanto es la joya de González Byass, un Solera Gran Reserva que se puede adquirir este mes en un pack especial con unos gemelos de plata de Juan Avellaneda (119 €).
En esta época de consumo compulsivo, te animamos a beber poco, pero muy muy bien nombre indica, rinde homenaje a los limones Fino y las naranjas Navel que son cultivadas y recolectadas en Murcia por pequeños productores (y que se añaden a la receta). (29,95 €).
8. BARCELÓ Imperial Premium Blend 40 aniversario es
una edición limitada de 15.000 botellas de ron doblemente envejecido y reposado en toneles de roble francés. (150 €).
9. JÄGERMEISTER La receta original, a base de 56 botánicos, no cambia, pero síel proceso de envejecido para dotar a este Manifest de una
personalidad única. (18 €).
aromas a manzana y cítricos. (16 €).
10. DEWAR’S Este blended de 8 años se termina en barricas de Calvados (un aguardiente de sidra que se destila en la costa de Normandía), lo que le da a French Smooth sus característicos
11. BOMBAY SAPPHIRE Premier Cru Murcian Lemon,
como su propio
12. GREY GOOSE Este vodka premim utiliza solo ingredientes franceses (trigo de la mejor calidad y agua de manantial de la región de Cognac) para conseguir un destilado suave y de sabor inigualable (47,65 €).
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13. SANTÍSIMA TRINIDAD Un ron cubano de 15 años cuya suavidad surge de un procedo de tres etapas de añejamiento, lo que le da su color ámbar oscuro y los aromas de madera y frutos deshidratados. (40 €). 14. PATRÓN Elaborado en la región de Jalisco de manera sostenible con agave azul 100%. De color cristalino, Silver tiene toques dulzones y cítricos. (59 €).
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tal cosa como el coche perfecto, el vehículo con un insuperable equilibrio de defectos y virtudes, pero algunos modelos se le acercan mucho. Y el Range Rover, un todoterreno de lujo concebido para la aristocracia de la campiña inglesa mucho antes de que se pusieran de moda los SUVs, roza —si no acaricia directamente— ese ideal de perfección. Puedes llevarlo igual a una montería que a un restaurante de lujo, es tan urbano como campestre, tan lujoso en su interior como bello con una buena capa de barro en la chapa, tan robusto como refinado. Y ahora, en su quinta generación, lo veremos eléctrico por fin (habrá que esperar a 2024). ¿Se le puede pedir más? O EXISTE
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dirán algunos, que sea más barato (la versión de entrada, un híbrido enchufable de 440 CV —también hay un PHEV de 510 CV—, cuesta 135.550 €). Pero la excelencia no sale barata. Y este nuevo Range Rover, continuista en su diseño, la busca por cada costado del coche. Desde su famosa y mejorada suspensión neumática, ahora electrónica y que se anticipa a los vaivenes de la carretera, a la cancelación de ruido con altavoces en el reposacabezas, pasando por el sistema de purificación del aire del habitáculo que evita malos olores, bacterías y virus (sí, también el Covid). Además, pese a su gran tamaño —algo más de 5 metros—, esta criatura se adapta perfectamente al entorno urbano gracias a la dirección a las cuatro ruedas, que lo hace fácil de maniobrar (con un radio de giro de 11 metros). Es elegante, distinguido, tan suave de conducir como un Airbus 380. Casi casi perfecto. YA PUESTOS,
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Cinco décadas abriendo (cómodamente) el camino El nuevo Range Rover hace honor a su tradición de medio siglo con un vehículo (casi) perfecto. P o r H É C T OR PA L OM A R E S Superficies limpias, bien rematadas, que nos trasladan paz y armonía. El sistema de infotainment funciona con Alexa.
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más diversión El Audi R8 estrena más potencia para su versión de tracción trasera con el nuevo V10 performance RWD. P o r H É C T OR PA L OM A R E S
de Audi se caracterizan por ofrecer emociones fuertes al conductor desde la seguridad de que, sea cual sea su nivel de pilotaje, será capaz de mantener el bólido bajo su control. Por eso sus versiones más radicales suelen ser tracción quattro. Ahora bien, el R8 de tracción trasera (RWD) siempre ha sido un coche muy exitoso (ayudado por su condición de acceso de gama, claro está); y puestos a buscar sensaciones racing de verdad, qué mejor que un coche de propulsión con motor central y que cumple de un modo más canónico ese mandamiento no escrito de que un coche realmente deportivo ha de ser ligero. Ahora bien, a algunos conductores los 540 CV de esa versión de tracción trasera se les podían antojar un poco cortos en comparación con los 570 o 620 CV de la versión de cuatro ruedas motrices. El nuevo R8 V10 performance RWD, con sus 30 CV adicionales, llega al mercado para solucionar este pequeño problema (se extraen del excelente motor V10 atmosférico de gasolina con inyección directa de 5,2 litros). OS DEPORTIVOS
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de deslizamiento limitado distribuye el par para que sus reacciones sean siempre todo lo dulces que quiera el conductor (en el modo Sport, el ESC permite derrapes controlados). Y la dirección dinámica, más práctica y precisa, te ayuda a sentirlo sobre el asfalto. En conclusión, más potencia, más exlusividad… y más diversión. es experto en motor y redactor jefe de G Q .
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El interior del R8 está orientado al conductor, como si fuera el cockpit de un coche de carreras, lo que también ofrece sensaciones racing.
acelera de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos (el Spyder lo hace en una décima más, pues es más pesado) y alcanza una velocidad máxima de 329 km/h. El diferencial mecánico ASÍ, ESTE R8
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Así es como tu teléfono se vaa hacer más inteligente están a punto de hacerse más inteligentes. No, no tiene nada que ver con el 5G, sino con sus procesadores. Si 2021 estuvo dominado por los móviles que se doblan y por las pantallas de 120 Hz, 2022 va a ser el año en el que los teléfonos aumenten su capacidad de aprendizaje. Sí, esa maquinita que llevas en el bolsillo aprende de tu conducta cada segundo para adaptarse mejor a tus necesidades. Tanto si funciona con Android como con iOS, tu teléfono utiliza el aprendizaje LOS SMARTPHONES
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automático (ML) y la inteligencia artificial (IA) para mejorar sus capacidades y tu experiencia de uso. Un gran ejemplo es el modo nocturno de la cámara del teléfono. Básicamente, cuando la iluminación de una escena es demasiado oscura, se puede utilizar el modo nocturno para tomar una foto más brillante. El teléfono ensambla varias imágenes tomadas con diferentes exposiciones en una sola foto que tiene una exposición más brillante, detalles más nítidos y menos ruido visual. Después de todo ese
procesamiento, la IA equilibra los colores. Todo ocurre en cuestión de segundos y sería casi imposible de ejecutar sin IA y ML. En 2022, la IA y el ML servirán para propósitos más sofisticados. Sin ir más lejos, para proteger más tu privacidad. Por ejemplo, el Private Compute Core, una función de Android 12, ayuda a Google a utilizar el aprendizaje automático para funciones como la respuesta automática en todo tipo de aplicaciones. Esta respuesta se mantiene oculta tanto del teclado como de la aplicación en la que estás escribiendo: solo tú la estás viendo, y la tecnología es lo suficientemente inteligente como para ocultarla a las apps. El aprendizaje automático también hará que los teléfonos sean más potentes, al hacerlos más inteligentes. Los teléfonos asequibles no están equipados con el procesador más rápido ni con la mayor cantidad de RAM. El ML les permitirá acceder a muchas de las mismas funciones avanzadas que tradicionalmente sólo estaban disponibles para los teléfonos caros que utilizaban la fuerza bruta de procesamiento que proporcionan sus costosos chips de gama alta. Esto se puede apreciar en los móviles que usan Android GO, una versión de Android 12 pensada para teléfonos que tengan menos de 2 GB de RAM. La inteligencia artificial también mejorará la salud de la batería de nuestros teléfonos. En lugar de depender de que las personas tengan buenos hábitos de carga o de que un fabricante de teléfonos ponga una batería ridículamente grande en un teléfono, se puede utilizar la IA para mantener una buena salud de la batería. De esta forma, si te dejas el móvil encendido por la noche, el terminal activará automáticamente un modo de bajo consumo para que no te encuentres con una sorpresa por la mañana. Lo más importante de todas estas ventajas es que la mayoría están llegando en forma de actualización de software para teléfonos de marcas como Apple, Samsung, OnePlus o Google, por citar algunas. Sí, tu móvil es tan listo que mejora él solito para que no tengas que comprarte uno nuevo. N É S T O R P A R R O N D O es experto en tecnología y redactor de G Q España.
ILUSTR ACIÓN: DE L A FITA.
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Las tres gracias (en forma de smartphone)
ILUSTR ACIÓN: 4.12 STUDIO. FOTOGR AFÍA: CORTESÍA DE SAMSUNG (MÓVILES).
La nueva generación Samsung Galaxy S22 está llamada a cambiar el futuro de la fotografía nocturna con el móvil. P o r N É S T O R PA R R O N D O
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Galaxy S22 Ultra
Galaxy S22+
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Pantalla Dynamic AMOLED de 6,8 pulgadas, integración con el lápiz óptico S Pen y, sobre todo, un sistema de cámaras avanzado en el que destaca un sensor principal de 108 megapíxeles. La joya de la corona. (1.259 €).
Teléfono dotado con una pantalla de 6,2 pulgadas, batería de 4.500 mAh, carga rápida de 45 W y una cámara trasera de 50 megapíxeles, especialmente diseñada pra hacer las mejores fotos nocturnas. (1.059 €).
El pequeño de la familia tiene un tamaño de 6,1 pulgadas y una batería de 3.700 mAh. En lo demás, es idéntico a su hermano mediano: el mismo (buen) diseño y la misma espectacular cámara trasera. (859 €).
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alaorilladel Nilo El Hotel Al Moudira, cerca de Luxor, es un paraíso que mezcla el lujo oriental con el sabor mediterráneo. Po r REDAC CI Ó N G Q
adornan y refrescan los espacios comunes con palmeras y otras variedades de vegetación tropical, sino que se cuelan también en los patios de las habitaciones y suites, decorados con fuentes y buganvillas trepadoras que los llenan de color y alegría.
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son increíblemente espaciosas y están decoradas con murales, muebles antiguos rescatados de épocas pretéritas, frescos, cuadros y exquisitas alfombras kilim. Algunas de las camas están adornadas con majestuosos doseles. La restauración también tiene su lugar de privilegio en el Hotel Al Moudira para los clientes más hedonistas. El restaurante principal a la carta se llama The Great Room y tiene una amplia terraza en la que cenar al fresco. Al lado del restaurante se encuentra un lounge de estilo colonial en el que se puede disfrutar de bebidas y cócteles, que también se sirven en las inmediaciones de la piscina. LAS HABITACIONES
El Hotel Al Moudira se encuentra en medio del desierto, cerca de la ciudad de Luxor y fronterizo con la zona verde que riega el Nilo.
FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA DE HOTEL AL MOUDIRA.
S E H A dicho que Egipto es un regalo del Nilo. Sus crecidas periódicas convierten en fértil una franja de tierra que de otro modo sería desértica, y justo en el extremo de esa zona verde rodeada de marrón en el mapa, en la orilla este del río y cerca de la ciudad de Luxor, se encuentra un templo de la relajación y el disfrute sensorial llamado Hotel Al Moudira. El establecimiento ofrece una degustación muy poco tradicional y mestiza del lujo oriental, desde la entrada al estilo de los palacios otomanos a los parterres de estilo europeo, ya que la propiedad quiso crear entre sus paredes una mezcla de la influencia de todos los pueblos y culturas que han dado forma a Oriente Próximo. Así, la arquitectura combina elementos orientales con otros puramente mediterráneos. Destacan los magníficos jardines, que no sólo IEMPRE
ÚLTIMA LLAMADA EDICIONES CONDÉ NAST, S. A. Paseo de la Castellana, 9-11. 28046 MADRID Tel.:917 00 41 70 - Fax:913 19 93 25 Paseo de Gracia, 8-10 - 1º B. 08007 BARCELONA Tel.:934 12 13 66 - Fax:934 12 66 98
MÁS CHULO QUE UN OCHO Elcoctelero Adam Plecha y elempresario y director de la discográfica y agencia de eventos 18 Chulos Records (fundada por Javier Krahe, ElGran Wyoming, Pepín Tre y Pablo Carbonell, entre otros) acaban de inaugurar cerca de la madrileña Plaza de España (Calle San Leonardo, 3) [A]bsent, una coctelería perfecta para tomar una copa después deltrabajo o parra celebrar eventos —dispone de un salón privado con capacidad para alojar hasta 20 personas—. La decoración delbar está cuidada con esmero y elambiente es elegante y acogedor, pero sinos preguntas nos quedamos con el coqueto patio interior cubierto, a la manera de los mejores establecimientos parisinos.
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VISIBILIZAR LA DESIGUALDAD ¿Pagarías lo mismo por un producto que tiene un 11,9% menos de producto de lo habitual? Es lo que propone la marca de ginebra Puerto de Indias, que lanza una edición especialde su ginebra de mora con un 11,9% menos de cantidad, pero almismo precio, con motivo deldía de la mujer. Como estarás imaginando, esta acción tiene un claro componente reivindicativo. Ese 11,9% es la brecha salarialque existe entre hombres y mujeres en nuestro país. Dicho de otra manera, sives normalque una mujer cobre un 11,9% menos por realizar el mismo trabajo que un hombre, entonces verás normaltambién lo que trata de visibilizar esta ginebra, cuyo packaging está intervenido por la diseñadora Laura Massana.
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GABINETE POP
El Batman Warhol POR NOEL CEBALLOS
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del personaje a quien ahora da vida Robert Pattinson saben que sus primeras aventuras para la gran pantalla se dieron de manera serializada. En 1943, Columbia Pictures le compró los derechos a DC Comics para estrenar quince breves episodios de posibilismo blanquinegro que, no obstante, acuñaron algunas de sus principales señas de identidad, como la Batcueva o la personalidad de Alfred. El experimento funcionó tan bien que hubo incluso un segundo serial, titulado Batman and Robin (1949). Dos décadas después, Andy Warhol se aburre en su MUCHOS FANS
Factory. ¿Y si coge su cámara y graba un homenaje a sus tebeos favoritos de la infancia en las playas de Long Island? El resultado final, Batman Dracula (1964), fue una gran broma de arte y ensayo pensada únicamente para ser exhibida en las exposiciones del artista, luego DC ni siquiera tuvo oportunidad de autorizarla. Hoy el metraje se ha perdido, pero las únicas imágenes que sobreviven acreditan a Warhol como el primer director de un largometraje inspirado en El caballero oscuro.
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