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Último adiós al diácono permanente Fernando Molina
SEVILLA.- El pasado 16 de marzo fallecía el diácono permanente Fernando Molina de Porras a los 94 años de edad.
Nacido en Granada en 1929, fue ordenado diácono permanente en la Archidiócesis hispalense a los 60 años, dedicando la mayoría de su servicio en la Parroquia de la Concepción Inmaculada, de Sevilla.
En palabras del párroco, Ángel Manuel Sánchez, Molina era “un hombre de Dios, que puso su vida por completo al servicio de la Iglesia y de su familia”. Recuerda que tuvo una familia numerosa y se destacó como “esposo fiel y solícito”. En relación a sus hijos, señala que fue “un padre amoroso y responsable, que educó a sus hijos cristiana y humanamente”. Finalmente, en cuanto su labor apostólica, Sánchez ha definido al diácono permanente como un “gran trabajador; servidor fiel de la Iglesia; hombre ejemplar y santo”.
Desde la Delegación Diocesana del Clero y el Diaconado permanente han pedido oraciones por el eterno descanso de su alma.
Diez minutos donando = tres corazones latiendo
Dora Díaz Guerra, Centro de Transfusión, Tejidos y Células de Sevilla
Donar sangre es un gesto solidario que demuestra un gran sentido de civismo y de ayuda al prójimo. Es necesario que 300 personas se acerquen diariamente a algún punto de la provincia en nuestras dos sedes de la capital o en los desplazamientos de las unidades móviles para que cientos de pacientes de la provincia puedan salvar la vida o recuperar la salud.
Los enfermos transfundidos no tienen color, ni edad, ni clase social. Trasplantes, cirugía, partos, cáncer, quemaduras graves o accidentes, cualquiera de nosotros podemos necesitar sangre en algún momento de nuestra vida.
En España aún se ha alcanzado el objetivo de la Unión Europea de 40 donaciones por 1.000 habitantes al año. Es necesario que todo el tejido social se implique en este asunto de vital importancia para la salud pública, la salud de todos.
Es necesario que la donación de sangre y médula se aborde en los centros educativos de enseñanza obligatoria, que instituciones, asociaciones y empresas organicen más campañas en sus barrios, pueblos y centros de trabajo. La difusión es primordial pero también lo es el ejemplo que dan los padres a los hijos desde la cuna. Muchos jóvenes mantienen un espíritu altruista digno de elogio, ellos son el futuro y recogeremos la semilla que sembraron sus mayores.
Un parto inesperado a los 25 años puso en peligro mi vida y la de mi pequeña prematura. Las dos necesitamos transfusiones para salir de ese trance. Por ello, agradecemos a todos los donantes de sangre su permanente actitud de servicio.