5 minute read

RODOLFO HERRERA PÉREZ

El 10 de septiembre se celebra la festividad de San Nicolás de Tolentino en la capilla dedicada a este santo, que se encuentra en el Barrio Arriba, con misas, danzas, fuegos pirotécnicos y de manera especial se hace la bendición de los panecitos, mismos que son adquiridos en puestos que se instalan en varias cuadras de la calle Aquiles Serdán. Siendo una de las fiestas más tradicionales y singulares de la ciudad de León y patrimonio de los leoneses.

Esta capilla se comenzó a construir el 8 de enero de 1801 y se terminó el 7 de diciembre de 1848. Años después, por reparaciones, durante ocho meses permaneció cerrada al culto público y se reabrió el 1º de septiembre de 1896, bendiciéndose a fin de iniciar el novenario septembrino. Por iniciativa del Capellán Francisco de Paula Sánchez, el 31 de diciembre de 1973 el Obispo Martín del Campo bendijo su torre. Por encargo del Padre Valerio Muñoz, el escultor laguense Carlos Terrés realizó en los muros varios relieves, que presentan escenas de la vida de Jesús y la entrega de los 10 Mandamientos a Moisés, mismos que son una protesta al sistema socialista y al muro de Berlín.1

Advertisement

En cuanto a San Nicolás, éste nació en 1245 y murió en 1305, es un santo agustino que durante su vida hizo voto de abstinencia, practicando ayunos y mortificaciones por la conversión de los pecadores, la salvación del mundo y para que las almas alcanzaran refrigerio. En una ocasión que estuvo gravemente enfermo, se le apareció la Virgen y le dijo que confiara en la voluntad de Dios y sólo pidiera pan y agua como alimento; a partir de entonces, él mismo, cuando llegaban a buscarlo los enfermos, les encomendaba la oración y comer pan y tomar agua benditos. Se dice que al momento de su canonización tenía más de 300 milagros probados. La Iglesia pide que, durante su fiesta, el 10 de septiembre, se bendiga pan y agua donde se le venere. El pan debe ser sin endulzantes, para que se pueda conservar durante todo el año y ser consumido por los enfermos, mojado precisamente en agua.

Nadie sabe a ciencia cierta cuando comenzó a venderse el panecito para la fiesta, aunque bien pudo comenzar en su reapertura en septiembre de 1896. Sin embargo, hay otro factor en el que no se ha pensado: el establecimiento del Hospital Civil en el edificio del Instituto Sollano. Este colegio fue abierto en 1903 por el Obispo Leopoldo Ruiz y Flores, quien lo entregó a los Hermanos Maristas, ocupando el local que expresamente para ello construyó su antecesor, el Prelado Garza Zambrano. El nombre del citado centro educativo, fue en honor y recuerdo del altruista e inolvidable pri-

El Teniente Coronel villista, Macedonio Aldana, mandó ocupar el Instituto Sollano el 18 de enero de 1913, cuando el abuso era ley y la confusión de ideologías reinaba en el país. Durante el gobierno de Venustiano Carranza fue clausurado y expropiado, un tiempo fue utilizado como cuartel y luego abandonado. Las autoridades de la ciudad lo escogieron para instalar en él, el Hospital Civil, nosocomio que inició sus actividades en enero de 1916 con el nombre de Hospital Juárez y el cual permaneció hasta 1955. Luego albergó la Escuela de Enfermería y desde enero de 2014 lo ocupa el Centro de Idiomas de la Universidad de Guanajuato.3

Es muy probable que los familiares de los pacientes internados en el Hospital, acudieran al templo de San Nicolás de Tolentino, para pedirle a Dios por ellos y que su Capellán, para aumentar la fe y la esperanza, comenzara ese año de 1916 a bendecir los panes en la fiesta de dicho santo, para que fueran consumidos todo el año por los enfermos; iniciando con ello, de manera sencilla esta tradición.

La primera referencia escrita se encuentra en el periódico El Sol de León, del 10 de septiembre de 1952, en el que se publicó un artículo sobre la bendición de los panecitos de San Nicolás:

Hoy tiene lugar la tradicional y solemne bendición de los panecitos llamados de San Nicolás, que se hace anualmente en el templo dedicado a su nombre en el Barrio Arriba.

El padre Francisco Sánchez, capellán del templo, dedicado a San Nicolás de Tolentino en el Barrio Arriba, siguiendo la tradicional y piadosa costumbre de bendecir panecillos el día 10 de septiembre de cada año, lo hará de igual manera en el presente y para evitar aglomeraciones que pueden causar algunas molestias, ha dispuesto que los señores y niños presenten el pan para su bendición en la sacristía, que se encuentra por la calle [Aquiles] Serdán.

Habrá bendiciones cada hora, desde las 9 de la mañana, advirtiendo que estos panecitos se deben tratar como cosa santa, pues son remedio saludable para el alma y a veces también para el cuerpo; por ellos se serenan los espíritus, se consuelan los corazones, ahuyentan los espíritus infernales, se apagan los incendios y se calman las tempestades.4

Cinco años después, el mismo diario, publicó sobre la lucida celebración de la fiesta de San Nicolás de Tolentino, de 1957:

El día de ayer, festividad universal de San Nicolás de Tolentino, ningún hogar leonés se quedó sin obtener al menos “un panecito” bendito de San Nicolás, pues todos los católicos leoneses profesan especial devoción a este santo, que brilla en los cielos como estrella de primera magnitud.

Por su parte, la gente volvió a hacer derroche de piedad y devoción acudiendo en gran cantidad durante todo el día a visitarlo en su iglesia, que ha sido el punto de reunión cada día diez de septiembre, desde hace muchos años.

La tradición de los “panecitos de San Nicolás” en nuestra ciudad es algo que se va metiendo en la entraña de los católicos leoneses y se ha recibido de los antepasados en forma muy piadosa, de tal modo que el pueblo obtuvo estos panes benditos no solo para sí, sino para obsequiarlos a los amigos y parientes, en intercambio espiritual.

La Festividad litúrgica de San Nicolás volvió a tener también su solemnidad tradicional, pues se oficiaron numerosas misas durante el día, desde las 6 hasta las trece horas, y a ellas acudieron numerosos devotos del santo festejado.

A las 9:00 de la mañana, el padre capellán del templo, Pbro. Francisco de P. Sánchez, haciendo uso de su concesión particular eclesiástica, bendijo por primera vez los panecitos de todos los fieles que presentaban sus canastitas, platillos, charolas, alcatraces, etc. Le ayudaron en este ministerio los PP. José Dolores Pérez y José Fidel Sandoval, quienes después diaconaron la misa de función, que ofició el Sr. Cura don Jenaro Vázquez Torres, a cuya jurisdicción pertenece esta iglesia.

Y después de cantado el evangelio, el M. I. Sr. Cango. Lic. D. Nicolás Muñoz, en breve sermón cantó las glorias del santo de su nombre, produciendo una pieza oratoria muy gustada por los fieles.

Después de la última misa fue expuesto el Divinísimo a la veneración pública, hasta la hora del vespertino, las 6:30 p.m., hora en que se rezó solemnemente el rosario, se escuchó nuevamente la predicación sagrada, se organizó la procesión eucarística y se impartió la bendición con su Divina Majestad a todos los asistentes.5

Otros testimonios refieren que fue hace unos sesenta años cuando empezaron diez panaderos, puestos en la cuadra de la calle Constancia al templo, a ofrecer el pan de agua: cuerno, trompo, rosca, trenza, alamar, calzón y torcido, los que se vendían a 5 centavos la pila.6

En la calle Moctezuma se encuentra la Panadería Muñoz, fundada hace 80 años por el panadero Tomás Muñoz, quien la estableció con capital proporcionado por su padre Trinidad Muñoz; actualmente dicha negociación pertenece a su viuda, la Sra. Antonia Dávalos, en donde sus hijos han conservado la costumbre de hornear el tradicional pan de agua para que los devotos los lleven a bendecir y se conserve durante todo el año para alimentar a los enfermos. María Cruz Muñoz, hoy en día encargada del negocio, recuerda que desde que tenía 6 años ayudaba a su padre a vender el panecito y ahora se siente orgullosa que sus hijos y nietos lo sigan haciendo frente a la panadería.7

Otra panadería, con incluso más tiempo de haber sido establecida, que la anteriormente referida, es la instituida por Nicolás Bocanegra Ávila, con la ayuda de sus padres; dicha panificadora se encuentra en el 104 de la calle Rivera, muy cerca del centro de la ciudad y es conocida por nombre de El Túnel. Nicolás se casó con María Cirila González con

This article is from: