Revista Memoria Leonesa Número 2

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ÓRGANO DE DIVULGACIÓN DEL ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LEÓN

NÚMERO 2 MARZO-ABRIL 2019

Publicación Gratuita

PUENTE BARÓN Y MORALES HÉCTOR RODRÍGUEZ MARTÍNEZ

LAS MISIONES JESUITAS DE GUANAJUATO (1761-1765) VERSIÓN PALEOGRÁFICA CON NOTICIAS BIOGRÁFICAS, HISTÓRICAS Y DEMOGRÁFICAS SOBRE EL BAJÍO MEXICANO (Tercera Entrega -Concluye-)

LIC. EDMUNDO IVÁN LOZANO SERNA


02 Órgano de Divulgación del Archivo Histórico Municipal de León, Gto.

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes

Directora

∑ Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez

Coordinador de Publicaciones

Ing. Juan Antonio Sánchez Zúñiga

Diseño y Colaboración

∑ Marzo - Abril 2019 No. 2 ∑

Lic. Héctor López Santillana

Presidente Municipal de León

Lic. Felipe de Jesús López Gómez

Secretario del H. Ayuntamiento

Lic. Margarita Alférez Rodríguez

Directora General de Archivos

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes

Directora del Archivo Histórico Municipal de León

Justo Sierra 216, Centro, C.P. 37000

León, Guanajuato, México. Tel. 01 (477) 716 87 19

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Los artículos son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de la publicación.

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CARTA EDITORIAL Al momento de su fundación en 1576, León surgió con una traza original que comprendía únicamente 24 manzanas, limitándose sencillamente a lo que hoy en día conocemos como Centro Histórico, por lo tanto, es necesario aclarar que El Coecillo y San Miguel, no nacieron en el mismo acto en que emergió nuestra localidad y habrían de pasar cuatro años, para el establecimiento del Coecillo, el cual si bien fue concebido como un pueblo de indios, quedó incluido dentro de la jurisdicción de la Alcaldía Mayor de León. A ambos (León y Coecillo) los delimitaba pues, el Río de los Gómez y para comunicarlos era necesario tender un puente; vía que se ignora la fecha exacta de su colocación, pero que lógicamente debió existir desde 1580, año en que coinciden tanto la ascensión de León a la categoría de Alcaldía Mayor, como la creación del Coecillo. Dicho puente, que sirvió tanto a la población por siglos, tuvo que sufrir los estragos de las terribles lluvias del 18 de junio de 1888, la cual además de la inundación por todos conocida, ocasionó la destrucción del calicanto del Río de los Gómez, razón por la que el Obispo Tomás Barón y Morales propuso la ampliación del Puente del Coecillo. Es este precisamente, el tema que traemos para ustedes en el presente ejemplar, pues el próximo mes de abril, concretamente el día 22 se cumplen 130 años de la iniciación de las obras de construcción del nuevo puente, el cual a partir del año 1889, fue conocido como Puente Barón y Morales, en reconocimiento a quien aportó los recursos para su edificación. Complementa este número la tercera entrega de Las Misiones Jesuitas de Guanajuato, del Lic. Edmundo Iván Lozano Serna con la que concluye tan interesante investigación. El Lic. Lozano, termina el presente artículo con breves biografías de los padres jesuitas que intervinieron en la ejecución de las ocho misiones, así como con una reflexión sobre el impacto que ocasionó la expulsión de los sacerdotes de la Compañía de Jesús en territorios de la jurisdicción de la antigua Intendencia de Guanajuato y que corresponden a la actual geografía de nuestro Estado y remata con una serie de anexos que complementan dicho trabajo.

Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez


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El Coecillo, ubicado al sureste tenía respecto a León, al Río de los Gómez como “frontera”; y para comunicarlos se estableció un puente. (Imagen: Plano ciudad de León -fragmento-, elaborado por el Coronel Luis Flores Carballar).

L BARÓN Y MORALES PUENTE

LIC. HÉCTOR HESIQUIO RODRÍGUEZ MARTÍNEZ

La ciudad de León, fundada inicialmente como villa en 1576, originalmente comprendió una traza de 24 manzanas, las cuales estaban delimitadas por los espacios que hoy día corresponden, al Bulevar Adolfo López Mateos, por el Norte; a las calles Constitución y José Rosas Moreno, por el Sur; a las calles Donato Guerra, Pedro de Gante e Independencia, por el Este; y a la calle Aquiles Serdán por el Oeste.

a ciudad de León, fundada inicialmente como villa en 1576, originalmente comprendió una traza de 24 manzanas, las cuales estaban delimitadas por los espacios que hoy día corresponden, al Bulevar Adolfo López Mateos, por el Norte; a las calles Constitución y José Rosas Moreno, por el Sur; a las calles Donato Guerra, Pedro de Gante e Independencia, por el Este; y a la calle Aquiles Serdán por el Oeste.1 A ese espacio tan pequeño se constreñía la naciente villa de León; por lo tanto, como vemos los populares barrios del Coecillo y San Miguel, no nacieron con la fundación de nuestra localidad y debieron transcurrir cuatro años para que el mencionado en primer término viera la luz, y no precisamente como barrio, sino como pueblo de indios. No obstante su carácter de República de Indios (al igual que San Miguel) quedó incluida dentro de la jurisdicción de la Alcaldía Mayor de León. El Coecillo, ubicado al sureste tenía respecto a León, al Río de los Gómez como “frontera”; así para comunicarlos era menester establecer un puente; tal como lo describe Don Toribio Esquivel Obregón, al señalar que: ...toda la gente del Coecillo y de San Pedro y de los campos alrededor de ellos se comunicaba con la ciudad por un solo punto como garganta estrecha, como brazo de mar humano; el puente del Coecillo…2


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ORIGEN Se ignora cuándo fue construida esta obra, conocida indistintamente como Puente de Santiago o del Coecillo, o más recientemente como Barón y Morales; sin embargo en un ocurso de 1794, presentado por Marcos Rangel ante el Alcalde Ordinario Menor Don Ignacio de Obregón, ya se hace mención a dicha vía. En el documento de referencia, el citado Rangel acusa a Antonio de la Cruz haber violado a su hija María Josefa y manifiesta textualmente: …habiendo venido con mi hija María Josefa… a la plaza a un puesto de mi cuñada María Josefa Candelaria, me pidió ésta licencia para llevar a dicha mi hija a un fango en la (sic) puente del Cuisillo.3 No obstante esta mención, el puente debió existir desde 1580 -año en el que se fundó el pueblo del Coecillo, establecido como República de Indios-, por la necesidad arriba señalada, aún cuando éste haya sido de una construcción muy burda; ya en el siglo XIX, el puente que no resistió los embates de las lluvias del 18 de junio de 1888 era uno con arcos de medio punto, según se percibe en una fotografía perteneciente al acervo del Archivo Histórico. Y de acuerdo a un informe proporcionado por Don Luis Long, tenía una longitud total de 27.93 metros, claro de los arcos 7.96 metros, altura de la clave 3.35 metros, anchura 6.28 metros, sección libre 59.68 metros cuadrados.4 Pero también es importante señalar que las inundaciones de 1888 y 1926, no han sido las únicas que le han impuesto estragos; pues el 6 de marzo de 1826, las autoridades leonesas, solicitaban al Gobernador del Estado, licencia para invertir 702 pesos 4 reales en la reparación del calicanto del río “que se levantó de resultas de la inundación del año de 803”, así como para la reparación del puente “que manifiesta ciertas aberturas”, según dictamen del Maestro Alarife Cecilio Hernández.5 El 3 de junio de 1833, el Congreso del Estado comunica al Ayuntamiento de la ciudad, la autorización de la reconstrucción “del calicanto del río, contiguo al puente del Coecillo”, tomando los 479 pesos que costará la compostura, de la pensión impuesta para empedrados.6

LOS GÓMEZ En relación al entorno, Don Toribio Esquivel Obregón, nos dice que Los Gómez, era un río cuya corriente permanentemente era mantenida por manantiales de la sierra del Coecillo -al menos hasta la segunda mitad del siglo XIX- y de la cual durante el mes de mayo disfrutaba la gente bañándose en su caudal, situación que cambiaba radicalmente al mes siguiente, de acuerdo al testimonio del mismo abogado leo-

Los Gómez, era un río cuya corriente permanentemente era mantenida por manantiales de la sierra del Coecillo (Fotografía: Río de Los Gómez y Puente del Coecillo, ca. 1905).

nés, quien escribió: Pero a mediados de junio el río no era ya de fiar, pues, mientras sus aguas permanecían mansas, un aguacero en la sierra hacía descender una avalancha de agua que arrastraba a los imprudentes que no cuidaban del grito que se transmitía de boca en boca por los que veían descender aquella creciente y que advertían a los descuidados lanzando al aire con toda la fuerza de sus pulmones el grito convencional de alarma: “Allá va la punta”, al oír el cual todos apresuradamente se ponían a salvo.7 Quienes no lograron ponerse a salvo la noche del 18 de junio de 1888, fueron 16428 habitantes de la ciudad, pues una terrible lluvia, convertida en un literal diluvio ocasionó una de las más grandes inundaciones que registra la historia de nuestra ciudad; este fenómeno natural afectó a la mitad de León, siendo el Coecillo, la parte más dañada, debido a que los infinitos metros cúbicos que descendieron sobre suelo leonés ocasionaron la destrucción del calicanto del Río Turbio o de Gómez y su estrechamiento.9 Inmediatamente, se instaló en la ciudad de México, por disposición del Presidente de la República Gral. Porfirio Díaz, una junta que reuniera y distribuyera todos los donativos captados en pro de los damnificados, la cual fue denominada Junta Central del Bajío10, quedando instalada el 25 de junio.11 No habremos de realizar una narración detallada de la inundación de 1888, por no ser el objetivo de la presente investigación, por lo que nos limitaremos únicamente a mencionarla con relación al Puente del Coecillo.

PROPUESTA DEL DR. BARÓN Y MORALES Así el 21 de julio de 1888 el señor Obispo de esta Diócesis Don Tomás Barón y Morales, propuso al Presidente de la Junta de Socorros la ampliación del Puente del Coecillo, que haría

de su propio peculio ayudado con algunos donativos.12 Con esta propuesta se presentaron informes y planos del señor Don Luis Long, en los que argumentaba la necesidad de ampliar dicho puente, sin embargo, el Ingeniero Valdez presentó un informe en el que sostenía que no era necesaria la extensión de la multicitada vía, razón por la que se requirió el peritaje de un tercero en discordia, el cual fue realizado por el Ing. Francisco de P. Vera.13 Por su parte el Lic. López de Lara en su carácter de Concejal del Ayuntamiento expresó: Es una verdad que los hechos han comprobado lo suficiente, la urgente necesidad de ampliar el puente de Santiago; porque acabamos de presenciar que no es bastante para dar libre curso a las aguas del río tanto por la estrechez de la caja como por lo reducido de los ojos del citado puente que sirvió en gran parte en la reciente catástrofe, de presa a las aguas siendo por allí uno de los puntos por donde comenzó el desbordamiento que inundó esta ciudad y por lo mismo, creo se debe aceptar inmediatamente la proposición del Señor Obispo y se debe nombrar un ingeniero que unido al Señor Long o a la persona que designe el referido Obispo forme el plano y presupuesto de la ampliación que se necesita dar al puente y a la caja del río.14

DATOS BIOGRÁFICOS DEL DR. BARÓN Y MORALES Y DE DON LUIS LONG Don Tomás Barón y Morales, a la sazón segundo Obispo de León, había arribado a esta urbe el 30 de enero de 1883, procedente de la Diócesis de Chilapa de Álvarez, Guerrero. La descripción que de él hace Don Toribio Esquivel Obregón, definitivamente no le hace mucha justicia, pues lo hace en los siguientes términos: …era corpulento, tan alto como gordo, flemático y poco atildado en sus maneras…; de origen humilde, educación descuidada, pero autoritario en el gobierno de la iglesia y despectivo para sus diocesanos…; apenas si se interesaba por los altos estudios y aunque era caritativo,


MARZO-ABRIL 2019 Memoria Leonesa la ciudad de Guanajuato del último tercio del siglo XIX y del primero del XX. Entre los trabajos más destacados, podemos mencionar la remodelación que hizo a la Catedral de León en 1884; en la capital del Estado, intervino en diversas obras públicas, tales como la reparación del Hospital de Belén, del Paseo del Cantador, del molino de nixtamal de la Alhóndiga de Granaditas, el Banco Nacional, la cortina de la Presa de La Esperanza, el Teatro Juárez y el Palacio Legislativo.20

Dr. Tomás Barón y Morales, Obispo de la Diócesis de León, durante la inundación de 1888.

parecía dar con obligación.15 No obstante, la imagen dada por Don Toribio, se dice que el Dr. Barón y Morales, gozó en vida del cariño de su grey, pues siempre favoreció a los sectores más necesitados, actitud que se hizo patente precisamente con la inundación de 1888, a través de una serie de acciones, como la edificación de varias casas en la calle de La Providencia (hoy Lic. Verdad) para los damnificados que habían sufrido la destrucción de sus viviendas; la creación y sostenimiento de la Botica de La Purísima, la cual proporcionaba paliativos medicinales a los pobres; abrió y mantuvo comedores públicos y estableció varias escuelas.16 Por su parte, Don Luis Long nacido en 1854 era un relojero (no Ingeniero Civil, al menos no de formación académica) británico, especializado en Suiza, país al que arribó en 1868, a la edad de 14 años y en el que permaneció hasta los 19, cuando concluyó sus estudios en 1873, de ahí partiría a tierras mexicanas, en donde residiría definitivamente.17 Una vez desembarcado, trabajó en la joyería La Esmeralda de la ciudad de México, de ahí pasó a la ciudad de Guanajuato18 y finalmente se estableció en nuestra localidad hacia 1877. 19 Como ya lo mencionamos, en el sentido formal no era un Ingeniero Civil, sin embargo la gran inteligencia que poseía, la trasladó con precisión mecánica a las construcciones que ejecutó. La influencia de Don Luis Long quedó plasmada en la arquitectura, tanto de León como de

Aquí en León, ejecutó la construcción de la Escuela Modelo Porfirio Díaz (1894)21, del Observatorio Meteorológico en la Escuela de Instrucción Secundaria22, la ampliación del segundo Panteón de San Nicolás,23 los almacenes del Puerto de Liverpool y La Primavera, los pozos artesianos, el Seminario -antiguo convento franciscano-, el Casino, el Pasaje de Las Tullerías, el Monte de Piedad -1901-, el Palacio Federal, la conversión del Arroyo de Machigües en caño maestro, solo por mencionar algunas.24 Además se desempeñó como Maestro del Colegio del Estado de León -hoy Escuela Preparatoria de León-25, fungió como superintendente de Obras Públicas del Estado de 1894 a 1900 26 y en ese mismo año a solicitud del Ayuntamiento leonés, elaboró el Reglamento para la Oficina Inspectora de Obras Públicas del municipio de León, el cual fue aprobado por el Gobierno del Estado.27 Es ahora momento de cerrar este paréntesis, abierto únicamente con el propósito de conocer algunos datos biográficos de estos dos personajes, artífices de la construcción del nuevo Puente del Coecillo y retomar el tema objeto de nuestro trabajo.

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tud total de 37.29 metros, claro de los arcos 10.89 metros, altura de la clave 3.97 metros, anchura 7.54 metros, sección libre 116.91 metros cuadrados.32 En el mes de julio de 1889 quedó concluida la construcción del nuevo puente, el cual fue puesto al servicio público el día 30 de del mes y año señalados.33 En cuanto a los recursos monetarios que hubo de sufragar el señor Obispo Don Tomás Barón y Morales, para la ejecución de esta obra, el Dr. Ibarra, señala que su costo fue de $9,724.9434, mientras que el efemeridista leonés Maestro José Sóstenes Lira, consigna la cantidad de $9,324.9435, como se ve, oscila entre ambos datos una diferencia de cuatrocientos pesos. El puente referido fue dotado de una belleza arquitectónica, con torrecillas u obeliscos neogóticos y fue denominado como “Puente Barón y Morales”, en un gesto de agradecimiento a la acción generosa de su Obispo. Esta obra civil, habría de servir a los leoneses por espacio de 37 años, cuando en 1926, nuevamente otra tromba, igualmente en el mes de junio lo dañó; ahora el día fatídico fue el 23. La inundación de este año, ahora fue ocasionada por lo débil y bajo de los bordos de los ríos y arroyos de la ciudad, los cuales fueron superados por la fuerza del agua. Al cauce del Río de los Gómez se unieron los de los arroyos de Machigües y del Muerto.36 El Río de los Gómez se derramó al final de la calle Picos Pardos, actualmente 5 de Mayo, al sofocarse los ojos del Puente del Coecillo, socavando el dique y destrozando la vía y durmien-

UN NUEVO PUENTE Una vez aprobado el proyecto, la obra dio comienzo el 7 de enero de 188928; y conforme a José Sóstenes Lira, el 11 de febrero se comienza a formar el borde terraplén de la margen izquierda del río por una cuadrilla de 50 hombres que organizaron los vecinos del Coecillo.29 De acuerdo al Dr. Jesús D. Ibarra: Se comenzó a abrir la zanja de desagüe y construir un puente provisional de madera. El antiguo puente se empezó a derribar con barrenos de dinamita el día veinte de febrero. El 22 de abril, se comenzaron a sentar las piedras de los arcos del nuevo puente y el 30 del mismo mes se concluyeron las bóvedas, asistiendo como padrinos los señores don Ildefonso Portillo, don Archivaldo Guedea, don Jesús González Sánchez y otros señores.30 En la madrugada del 4 de mayo, se descimbraron, los arcos del nuevo puente.31 Las medidas del nuevo puente fueron: longi-

Don Luis Long, de origen británicó arribó a León en 1877, en donde se estableció definitivamente.


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En 1926 , el Puente del Coecillo ya por ese tiempo conocido como Puente Barón y Morales, fue nuevamente dañado por otra tromba, igualmente en el mes de junio; esta ocasión el día fatídico fue el 23.

tes sobre los que circulaba el tranvía de mulas, a la sazón el medio de transporte de la ciudad.37 Las zonas más afectadas fueron al igual que hacía casi cuatro décadas, El Coecillo y Santiago y como consecuencia de esta inundación el brocal del puente fue lastimado y dos años después, es decir, en 1928 hubo de ser derrumbado y colocar en su lugar un pasamanos de hierro.38

Así siguieron transcurriendo los años, y la autoridades antepusieron la practicidad a la estética y en ese sentido, lo único que hicieron fue tender una lámina angosta que hacía las veces de puente para el paso de los transeúntes y la parte más amplia se destinó a la circulación vehicular.

Finalmente en un intento por recobrar la imagen original que le había impregnado el proyecto del célebre Luis Long, el Ayuntamiento, dispuso ejecutar una obra civil replicando el aspecto de 1889; siendo reinaugurado el 5 de diciembre de 1997, a 108 años de distancia.

NOTAS

1 Boletín N° 13, 20 de enero de 1969, p. 2. (AHML-Fondo Textoteca). 2 Esquivel Obregón, Toribio. Recordatorios Públicos y Privados León 1864-1908. Universidad Iberoamericana. México. 1992. p. 271. (AHML-Fondo Textoteca). 3 AHML-SD-JTC-CCR-C.14-Exp. 10-1794. 4 Ibarra, Jesús D. Documentos Para la Historia de la Ciudad de León, Gto. Sus Inundaciones (Principalmente la de 1888), Biblioteca “El Popular”, León, 1917. p. 128. (AHML-Fondo Textoteca). 5 AHML-JP-JTC-COM-C.9-Exp. 52-1826. 6 AHML-JP-OBP-DOB-C.1-Exp. 26-1831. 7 Esquivel Obregón, Toribio. Recordatorios Públicos y Privados León 1864-1908. Universidad Iberoamericana. México 1992. p. 272. (AHML-Fondo Textoteca). 8 Según señala el Maestro Don José Sóstenes Lira, el saldo de la inundación del 18 de junio arrojó 242 defunciones y 1400 personas desaparecidas. 9 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la Ciudad de León. Edición de la Empresa Económica de Gráfica Escolar, S. A. León, 1905. p. 175. (AHML-Fondo Textoteca). 10 Tomó la denominación de Junta Central del Bajío, porque León no fue la única población guanajuatense que padeció los estragos de las aguas, entre los municipios afectados igualmente resultó Silao. 11 Ibarra, Jesús D. Documentos Para la Historia de la Ciudad de León, Gto. Sus Inundaciones (Principalmente la de 1888) León. 1917. pp. 83-84. (AHML-Fondo Textoteca). 12-13 AHML-Acta de Ayuntamiento N° 33, Sesión Ordinaria del 7 de noviembre de 1888, foja 108v. 14 AHML- Acta de Ayuntamiento N° 33, Sesión Ordinaria del 7 de noviembre de 1888, foja 109f-109v. 15 Esquivel Obregón, Toribio. Recordatorios Públicos y Privados León 1864-1908. Universidad Iberoamericana. México 1992. p. 259. (AHML-Fondo Textoteca). 16 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos Inundaciones. Ediciones La Rana. Guanajuato. 1997. pp. 339-340. (AHML-Fondo Textoteca). 17 Labarthe Ríos, María de la Cruz. Louis Long. Ediciones La Rana. Guanajuato. 2003. p. 41. (AHML-Fondo Textoteca). 18 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos Inundaciones. Ediciones La Rana. Guanajuato. 1997. p. 120. (AHML-Fondo Textoteca). 19 Labarthe Ríos, María de la Cruz. Louis Long. Ediciones La Rana. Guanajuato. 2003. p. 20. (AHML-Fondo Textoteca). 20 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos Inundaciones. Ediciones La Rana. Guanajuato. 1997. pp. 121-123. (AHML-Fondo Textoteca). 21 AHML-JP-EDP-ESC-C.3-Exp. 3-1894. 22 AHML-JP-EST-OBM-C.1-Exp. 32-1895. 23 AHML-JP-TSR-PNT-C.3-Exp. 34-1896. 24-27 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos Inundaciones. Ediciones La Rana. Guanajuato. 1997. pp. 121-123. (AHML-Fondo Textoteca). 28 Ibarra, Jesús D. Documentos Para la.. op. cit. p. 128. (AHML-Fondo Textoteca). 29 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la… op. cit. p. 177. (AHML-Fondo Textoteca). 30 Ibarra, Jesús D. Documentos Para la... op. cit. pp. 128-129. (AHML-Fondo Textoteca). 31 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la… op. cit. p. 178. (AHML-Fondo Textoteca). 32-34 Ibarra, Jesús D. Documentos Para la.. op. cit. p. 129. (AHML-Fondo Textoteca). 35 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la … op. cit. p. 178. (AHML-Fondo Textoteca). 36-37 Malacara Moncayo, Antonio y González Leal, Mariano. León y sus Inundaciones -Hasta Julio de 1973- León. 1976. pp. 44-45. (AHML-Fondo Textoteca). 38 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos Inundaciones... op. cit. p. 123. (AHML-Fondo Textoteca).


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LAS MISIONES JESUITAS DE

GUANAJUATO

Versión Paleográfica con Noticias Biográficas, Históricas y Demográficas Sobre el Bajío Mexicano

EDMUNDO IVÁN LOZANO SERNA (TERCERA ENTREGA) P. Miguel Ortiz

P. George Vidaurre

Obligado es señalar la ingente labor misionera e histórica de este ilustre sacerdote, no sólo por su provechosa labor sacerdotal en la villa de León y minas de Guanajuato, sin soslayar que fue el único misionero que permaneció en tan digna función desde el inicio hasta el final, sino que cada vez hace más fuerza en mi ánimo la convicción de que es uno de los dos autores de las multicitadas Annuas; considero que él plasma los sucesos de buena parte de las Misiones (sobre todo las primeras) por las mismas razones que Domínguez, pues narra con toda familiaridad y cercanía algunos sucesos, además del constante empleo de la primera persona. Por ejemplo, en la foja 45 escribe literalmente: “…pedimos licencia…”, en la 48: “…habiendo salido una mañana a divertirnos a una Ranchería, salieron a recibirnos…”. El Padre George -como el mismo firmaba su nombre- vio la luz primera en la provincia de Nicaragua, entonces parte de los vastos territorios de la Nueva España72, el día 23 de abril de 1732. A los 18 años ingresa al noviciado. En 1755 ya estaba ejerciendo su titánica labor en el Bajío al encontrarse en el Colegio de la villa de León como Profesor de Gramática. El día 26 de julio de 1761 llega al mineral formando parte del grupo pionero que arrancó las misiones al lado de los tres padres antes biografiados. Además de misionero se consagró a impartir algunas cátedras de Filosofía en el Colegio de Guanajuato y fundó una Congregación de fieles en la Iglesia de la mina de Rayas, consagrada a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús73. Para agosto de 1765 realizó su Profesión Solemne74.

Cuando se verifica la expulsión, el Padre Vidaurre fungía como prefecto de misiones en el Colegio guanajuatense. Sobre su exilio conocemos desafortunadamente poco: en 1774 formaba parte del grupo de expulsos que recibía la pensión en la casa Bolonia75, Italia; más de dos décadas después, en el año de 1797, continuaba radicando en dicha ciudad recibiendo una pensión anual de 71 pesos y 15 de socorros76. Sobre sus últimos diez años de vida yace un manto de oscuridad. Este inolvidable nicaragüense, incansable misionero y escritor, rindió su alma al Creador el día 29 de marzo de 1808 en la ciudad de Roma.

-CONCLUYE-

De la andaluza provincia de Granada fue oriundo este jesuita peninsular. El pueblo de Baeza le ve nacer el 17 de marzo de 1734. A la temprana edad de 15 años ingresa al seminario de Sevilla. Al poco tiempo la Provincia jesuita de Andalucía le notificó su envió a la Nueva España, partiendo rumbo a Cádiz el 17 de enero de 1750, de donde habría de zarpar en marzo de dicho año. Momentos antes del embarque, el joven Miguel es descrito por las autoridades administrativas del Puerto gaditano como “lampiño, color blanco, pelo cobre, señal de herida en la frente, de 16 años”77. La comitiva en la que partió el hermano Miguel estaba conformada por 20 sacerdotes, 20 estudiantes y 4 coadyuctores, muchos de ellos procedentes de variadas regiones europeas como el Reino de Cerdeña, Estrasburgo, Viena o Bratislava78. Cabe señalar que al frente del multinacional grupo se encontraba el Padre Superior Don Ignacio Rafael Coromina, a la sazón de 40 años, nacido en la villa de Olot, Cataluña, quien fue enviado a las Américas en sustitución del titular Padre Paz, recién fallecido; no debemos olvidar el nombre de este catalán, ya que, según se ha comentado en capítulos anteriores, es célebre en la historia regional por su destacada labor como rector del Colegio guanajuatense desde el año de 1756 hasta su muerte en el verano de 1763. Siguiendo con las señas novohispanas del Padre Ortiz, sabemos que realizó estudios en el Colegio de Tepotzotlán y en el de San Ildelfonso de Puebla entre 1751 y 55. En esta última ciudad impartía la cátedra de Gramática cuando es enviado a laborar en las misiones de Guanajuato a consecuencia de la sentida muerte del Padre Borrote, iniciando su labor apostólica en la Cuarta Misión de febrero de 1763.

72 El territorio de lo que hoy es la República de Nicaragua dependía administrativamente de la Capitanía General de Guatemala. Todos los manuscritos de la época reseñan al Padre Vidaurre natural de “Nicaragua”, ignorando si alguna de las ciudades virreinales se denominaba como tal o si se referían a Managua, León o Granada, las principales localidades de aquella época. 73 Annuas, p. 106. 74 Ver la referida obra de Zambrano, Francisco, S.J. y Gutiérrez Casillas, José, S.J., tomo XVI, siglo XVIII, letras L-Z, p. 643. 75 op. cit en nota 71, inciso a. 76 AHN, Jesuitas 2222, carpeta 22, informe del comisionado Don José Capelletti a 27 de febrero de 1798. 77 op. cit. en nota 65, existe igualmente una información detallada del grupo de jesuitas que en 1750 partió de Cádiz a Nueva España. 78 Idem. 79 Marmolejo, Lucio. Efemérides Guanajuatenses. Ed. Universidad de Guanajuato, Guanajuato, 1971, p. 147.


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Según señala Lucio Marmolejo79, a instancias del jesuita Ortiz el día 7 de septiembre de 1763 arranca la fundación de un beaterio en la Iglesia de San Juan (hoy San Francisco) de Guanajuato, entrando como fundadoras 12 niñas y una superiora de destacadas virtudes. Esta notable institución duraría poco tiempo porque, desafortunadamente para nuestra región, en 1764 el sacerdote andaluz deja la Nueva España y es enviado a dar clases a la residencia antillana de Puerto Príncipe (Cuba), permaneciendo ahí hasta que es expulsado y exiliado a Europa en 176780. Para el año de 1774 continuaba radicando en la residencia de Bolonia81 desempeñando labores diversas. En esta ciudad italiana fallece el día 16 de mayo de 178282 .

P. Dionisio Pérez

Fue natural de la ciudad de Veracruz donde nació el 9 de octubre de 1731. Formado en el seno de una católica familia que entregó también a su hermano mayor, Don Tomás, a la Compañía de Jesús. A los 17 años ingresa al Noviciado. Desde antiguo muy ligado estuvo al Bajío: comenzó durante los años de 1753 y 1755 impartiendo dos cursos de latín y Gramática en el Colegio de Guanajuato, a donde nuevamente regresó a leer en el año de 175883. El 1° de octubre de ese año se ordenaba sacerdote y dos más tarde hace la Tercera Probación en Puebla84 . El 7 de julio de 1761 arriba al Colegio guanajuatense a fin de impartir cátedra según lo dispuesto por el Fundador. El Padre Dionisio deja temporalmente la docencia para enrolarse en las misiones de octubre de 1764. Al momento de la expulsión fungía como Ministro de Cuarto Voto en casa en el colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de la ciudad de México85. Este incansable veracruzano, estando ya en Italia, desde 1769 se encargó de hacer funciones de Ministro de los estudiantes que continuaban su formación en la escuela de Castel San Pedro, “más no cabiendo todos en la casa, se repartieron en varias y así acudían a su clase, muertos de frío pisando nieve en el invierno”; el Padre Pérez, preocupado por la aplicación de los jóvenes estudiantes, gastó sin miramientos sus escasos recursos para adquirir libros y material necesario a los fines de la escuela86.

El Padre Miguel Ortiz originario de Granada, una vez establecido en la Nueva España realizó estudios en el Colegio de Tepotzotlán y en el de San Ildelfonso de Puebla entre 1751 y 1755. (Fotografía: Ex colegio jesuita de Tepotzotlán -https://www.milenio.com/cultura/una-historia-del-ex-colegio-jesuita-detepotzotlan-).

El Padre Dionisio Pérez arribó el 7 de julio de 1761, al Colegio guanajuatense a fin de impartir cátedra.

También recibió anualidades de 100 pesos durante su breve exilio, pues según las relaciones oficiales y la información del Padre Zelis (sic) vuelve su espíritu a Dios el 2 de diciembre de 1772 en Rávena, Italia87.

P. Nicolás Noroña

De este jesuita es conocido que nace el 1° de abril de 1732, pero se discutía sobre su solar natal: la ciudad de México o Oaxaca. En la documentación revisada en el Archivo sevillano de Indias consta que era “natural de México”88; sin embargo, la confusión es aclarada por un interesantísimo manuscrito biográfico que obra en Londres, cuyo autor es el jesuita Feliz (sic) de Sebastián, documento que lo señala como nacido en Oaxaca y “niño de pocos años vino a la ciudad de México”89. Quedando huérfano de pa-

dre se hizo cargo de su educación el Canónigo Manuel Rojo, quien después llegaría a ser Arzobispo de Manila, en Filipinas. El 20 de noviembre de 1753 ingresa al noviciado de Tepotzotlán, para luego ser enviado a Colegio de Pátzcuaro a impartir la cátedra de Gramática90. Tras terminar sus estudios recibe el Sacramento Sacerdotal el 25 de febrero de 1759. Dos años más tarde se encontraba en el Colegio Máximo de México fungiendo como sacerdote escolar91. Estaba en el Colegio de Puebla cuando fue enviado a misionar al Bajío a finales de 1763, incorporándose a la Quinta Misión. En esta actividad continuó hasta el año de 1767 en que actuaba como prefecto de misiones en el Colegio de Guanajuato.

En la documentación revisada en el Archivo Sevillano de Indias, consta que el Padre Nicolás Noroña era “natural de México”.

80 Biblioteca Nacional de España, Ms. 12.870, Informe de Don Francisco Uruburo de Toro, Santa María, 30 de junio de 1769. 81 op. cit en nota 71, inciso a. 82 op. cit. en nota 71, inciso c. 83 Osorio Romero, Ignacio, Colegios y Profesores Jesuitas que Enseñaron Latín en Nueva España (1572-1767), Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, México, 1979. 84 op. cit en nota 20, p. 359. 85 Archivo Histórico Nacional de Madrid, Jesuitas 248, carpeta 13, Lista de Regulares Que Existían en Dicho Colegio el Día de la Expulsión. 86 Veáse una carta del Padre Antonio López de Priego describiendo las actividades de sus compañeros expulsos en Tesoros Documentales de México siglo XVIII: Priego, Zelis, Clavijero, comp. Mariano Cuevas, Ed. Galatea, México, 1944, pp. 61 y 62. 87 Véase el citado Manuscrito 9,136 de la Biblioteca Nacional de España. 88 AGI, Indiferente 3085 B, carta enviada al Excmo. José de Gálvez, Roma, 30 de abril de 1778. 89 The British Library, Additional 36.743, “Memoria de los Padres y Hermanos de la Compañía de Jesús de la Provincia de Nueva España, Difuntos Después de lo Acaecido en la Capital de México el día 25 de junio de 1767, escrita por Feliz de Sebastián, sacerdote de la misma provincia. Tomo segundo. Abarca los años de 1788 a 1797”. Al parecer el original de esta obra se localiza en la Biblioteca Archiginnasio de Bolonia, Italia. 90 Idem. 91 op. cit. en nota 21, p. 212.


MARZO-ABRIL 2019 Memoria Leonesa Otro aspecto por muchos ignorado acerca de la vida del oaxaqueño es su natural inclinación literaria. Siguiendo la opinión del erudito jesuita José Eugenio Ugarte92, atribuimos a Noroña la autoría de la bella obra titulada “Rasgo Breve de Grandeza Guanajuateña”, editada en 176793. En este sentido, el Misionero también nos legó una de las obras histórico-literarias más importante del Guanajuato del siglo XVIII. Exiliado en Italia recibe la Profesión Solemne en agosto de 1769; por esas fechas, el misionero recibía generosos donativos de su familia radicada en México, dinero que compartía con sus hermanos jesuitas enfermos, incluso colaboró para que se les instalara un hospital. En 1774 radicaba, al igual que varios ex misioneros de Guanajuato, en la residencia boloñesa94. La situación continuaba tan precaria para los sacerdotes, que el Padre Nicolás Noroña Chirinos (al igual que muchos otros jesuitas de familias acomodadas) se ve obligado a promover desde Roma en 1778 una “súplica de clemencia” para obtener el gozo de dos capellanías que poseía en México y que usufructuaba sin título su sobrino Antonio Mateos Chirinos, petición que desde cuatro años antes le había sido denegada por “hallarse expatriado y desnaturalizado de estos Reinos sin que deban esperar el regreso a ellos en tiempo alguno”95. La existencia de varios expedientes en los archivos españoles en los que los jesuitas novohispanos solicitan desde Italia el fruto de capellanías o herencias paternas, pone de manifiesto las lamentables limitaciones de sus vidas en Italia96. Fue sujeto naturalmente devoto: “amó mucho su vocación y su religión, veneró con suma ternura y amor al glorioso San Juan Nepomuceno, y en cuantas partes estuvo procuró extender su devoción”97. El manuscrito londinense del Padre Sebastián también señala que padeció una larga y molesta enfermedad, “habiendo sido asaltado de un insulto apopléjico, que poco a poco lo hizo desfallecer, llegándole a faltar las fuerzas sin poder gobernarse por sí mismo” y tras continuar con una serie de avatares físicos y preparándose para su muerte, el jesuita misionero rinde su espíritu al Señor en la ciudad de Roma, el día 4 de septiembre de 1791, enterrando su cadáver en la iglesia parroquial de San Salvador, de los franciscanos clausurados98.

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***** Los siguientes dos sacerdotes no participaron en las Misiones referidas en la presente obra, pero al momento de la expulsión ejercían el ministerio de “misioneros circulares”. Si es que hubo más misiones entre 1765 y 1767, consideramos razonable suponer que ellos participaron en algunas de las habidas en aquellos años, lo cual se probará hasta que encontremos la correspondiente prueba documental. Provisionalmente, consideramos justo reseñar sus vidas a través de estas breves líneas.

P. MARTÍN IRIZAR

En la ciudad de Antequera, cabecera del Obispado de Oaxaca, nace un 28 de noviembre de 1738. Ahí estudió “primeras letras, Gramática y Filosofía, y siendo dotado de buenos talentos salió en todo aprovechado”, para luego ir a estudiar teología en el Colegio de San Ignacio de Puebla, donde por sus méritos fue condecorado con la Beca Real. Tras finalizar el curso de teología, pidió ser aceptado en la Compañía, vistiendo la sotana a los 19 años en el noviciado de Tepotzotlán. El gran biógrafo Sebastián sostiene que tras destacarse en los estudios fue enviado como Maestro de Gramática al Colegio de Zacatecas, de donde al año pasó a ejercer el mismo oficio al Colegio de Querétaro, actuando en uno y otro con grande juicio y ejemplaridad; acabada esta tarea fue ordenado sacerdote y luego señalado al complicadísimo empleo de Misionero circular en el Colegio de Guanajuato, cuyo oficio ejercitaba con sumo honor cuando fue arrestado y expulsado99 . Sobre su exilio en Italia sabemos que en 1772 hizo la Profesión solemne. Dos años más tarde aparece en la relación de padres residentes en Bolonia100. Muy proclive fue a las enfermedades, estando en Ferrara convaleciendo de un tabardillo, recibió la noticia de la supresión de la Compañía, tras lo cual llegó a ser clérigo seglar pasando luego a Roma y algunas poblaciones cercanas, “dedicando el resto de su vida al Confesionario ya de monjas, ya en algunas iglesias particulares”101. La precariedad continuaba y seguía padeciendo de constantes enfermedades, no teniendo con que hacer sus gastos diarios promovió en 1779 una habilitación para poder percibir los frutos de una capellanía102. Aunque padecía muchas miserias, era “tan liberal y caritativo que daba lo poco que tenía a los pobres que juzgaba se hallaban más necesitados que él”103.

Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de la ciudad de Oaxaca, sede de la Arquidiócesis de Antequera.

El Padre Martín Irizar nació el 28 de noviembre de 1738 en Oaxaca, lugar en donde estudió primeras letras, Gramática y Filosofía.

En el manuscrito londinense el Padre Sebastián concluye su biografía comentando sobre sus continuos males físicos que le obligaron a ser trasladado al Hospital de Santiago donde se atendía a los padres españoles, despegándose de las cosas materiales y esperando el momento. “Resplandeció mucho en el Padre Martín la inocencia, la caridad para con el prójimo, el amor para con la Santísima Virgen, Ntro. P. San Ignacio, y el grande aprecio de su vocación y religión”, falleciendo en dicho hospital romano el día 6 de abril de 1792 104.

P. PEDRO MARTÍ

Lamentablemente muy poco hemos logrado conocer sobre la vida de este sacerdote. Un 13 de octubre de 1723, en el pueblo de Balsema (sic), provincia de Valencia, nace este jesuita español. El 8 de julio de 1754 (con 20 años de edad) ingresa al Noviciado catalán de Tarragona, y en ese mismo año pasa en calidad de novicio a la Nueva España.

92 Ugarte, José Eugenio, S.J., Catálogo Razonado de Obras Anónimas y Seudónimas de Autores de la Compañía de Jesús, Pertenecientes a la Antigua Asistencia Española, Establecimiento Topográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, Madrid, 1904. Tomo II, p. 84. 93 Recordemos que bibliófilos de la talla de Don José Mariano Berinstáin, suelen atribuir erróneamente la autoría de tan rica obra al Padre José de Sardineta (sic), hecho que resulta imposible por haber fallecido éste desde el 3 de diciembre del año 1763. 94 op. cit. en nota 71, inciso a. 95 Archivo General de Indias, Indiferente 3085 B, resolución emitida en Madrid, 20 de abril de 1774. 96 Aparte de la referencia anterior, puede consultarse una gran cantidad de reclamaciones y peticiones de jesuitas expulsos en el AHN de Madrid, Jesuitas 2222, carpeta 24. 97 op. cit. en nota 89. 98 Idem. 99 Idem. 100 op. cit. en nota 71, inciso a. 101 op. cit. nota 89. 102 Archivo General de Indias, Indiferente 3085 B, al Gobernador del Consejo de Indias, Roma, 27 de octubre de 1779. 103 Op. cit. en nota 89. 104 Idem.


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Memoria MARZO-ABRIL 2019 Leonesa

Expulsión de los jesuitas en 1767.

En 1761 se encontraba en el Colegio de Pátzcuaro enseñando Gramática. El 7 de octubre de 1764 recibe la ordenación sacerdotal 105. El sacerdote valenciano es enviado al Colegio de Guanajuato a participar en la última etapa de las Misiones; para 1767 se encontraba ejerciendo funciones de misionero circular en dicho colegio cuando ocurrió la sorpresiva expulsión. Sobre la vida del Padre Martí en Italia surgen grandes dudas. En primer lugar su nombre no se menciona entre los jesuitas residentes en Bolonia en el año de 1774; el Padre Zelis (sic) señala que su muerte acaeció el 5 de diciembre de 1780 en Gubio, Italia106, sin que en el multicitado informe localizado en Sevilla conste su nombre entre los fallecidos antes de 1784107, por ende queda la posibilidad de haber sido uno de los muchos que abandonaron la Compañía tras la supresión papal de 1773. Por no haber localizado hasta ahora prueba documental fidedigna sobre el fallecimiento del Padre Martí, daremos crédito al dato aportado por Zelis (sic). ***** Algunos misionando, otros además enseñando y escribiendo, mucho hicieron por estas tierras los anteriores padres jesuitas. Estamos firmemente convencidos de que la divulgación de las anteriores líneas contribuirá a conocer y reconocer la la-

bor de estos hombres llamados “misioneros”, recordándoles dentro de la compleja trama de nuestra Historia local, misma que en junio de 1767 viviría uno de sus momentos más trágicos.

VI REFLEXIONES SOBRE EL ÉXODO Un soneto de protesta108 Valgaos Dios por Jesuitas que intervalos La virtud tuvo de mortal veneno, Si cuanto miro en ellos es todo bueno, ¿cómo de ellos se dice tanto malo? Con ambos ojos sus virtudes señalo, Con ambos oídos su maldad condeno, ¡Oh Soberano Dios! y cuan ajeno de juicio, a lo que veo lo que oigo igualo. Pero si es ley del Cielo venerarlos, aunque esgrima el infierno mil enojos no oigas los cargos tú, vuelve a mirarlos; ten peregrino el paso, y los arrojos, que el modo más seguro de juzgarlos cerrar los oídos es, y abrir los ojos.

En 1767, justo en el momento de más expansión y provecho de las actividades misioneras y educativas de la Compañía de Jesús en el Bajío y en toda la Nueva España, se presentó una súbita e insospechada resolución: el Rey Carlos III ordenaba la expulsión definitiva de los ignacianos de todos los reinos de España, incluyendo los de sus posesiones ultramarinas. No nos sentimos capaces de hacer una reseña histórica sobre la polémica y escabrosa expulsión de la Compañía de Jesús en Guanajuato, otros ya lo han hecho de manera prolija109, más bien trataremos de reflexionar sobre algunos hechos y efectos colaterales que sobre nuestra región tuvo tal acontecimiento. En primer lugar debemos recordar que en la Nueva España gobernaba el Virrey Marqués de Croix, y que el funcionario asignado para realizar tan delicada encargo fue el andaluz José de Gálvez. A él se debe un informe que hablando sobre el particular señala: “...así se verificó en San Luis de la Paz, Potosí, Guanajuato y Pátzcuaro, donde llegaron a tal extremo los sediciosos con noticia de la expulsión, que la embarazaron a viva fuerza y me pusieron en la necesidad de salir el 9 de julio de esta Capital con alguna tropa para llevar a debido efecto lo mandado por S. M. y poner en subordinación aquellas Provincias…”110 Fue cierto que los pueblos del Bajío reaccio-

105 op. cit. en nota 56, p. 107. op. cit. en nota 70, pp. 172 y 173. 106 op. cit. en nota 70, pag. 172 y 173. 107 op. cit. en nota 71, inciso c, información de las temporalidades jesuitas. 108 Biblioteca Nacional de España, Manuscrito 1293024. Forma parte de una serie de interesantes composiciones, poesías y sonetos de protesta y reivindicación de la Compañía, redactados en la Nueva España en distintas fechas y lugares hacia fines del siglo XVIII, todos son anónimos. 109 Véase la referida obra de Isauro Rionda. 110 Biblioteca Nacional de España, Manuscrito 3119, copia de un informe de Joseph de Gálvez al Virrey Bucareli en 31 de diciembre de 1771.


MARZO-ABRIL 2019 Memoria Leonesa naron muy enérgicamente ante la medida real. Valga por ejemplo lo vivido en San Luis Paz, viejo bastión jesuita, que fue dramático: la ola de tumultos provocó grandes castigos a su población, recordemos a las cuatro personas -una de ellas mujer- que fueron condenadas a ser “ajusticiadas en una o más horcas que se pondrán en la Plaza pública, y el referido Marcos Pérez de León, por decirse que es principal y descendiente de los caciques, arcabuceado por la tropa…”. Las casas de todos los sentenciados fueron “derribadas y sembradas de sal, y sus familias arrojadas y expelidas del pueblo”, sus cabezas fueron separadas del tronco y colocadas en picotas sobre las ruinas de sus moradas, permaneciendo así “hasta que el tiempo las consuma” 111. En el mineral de Guanajuato la situación no fue menos impresionante, de hecho, los ánimos ya estaban al rojo vivo desde el año anterior a causa de unos levantamientos de escandalosas proporciones que provocaron muchas muertes y arrestos 112. En un interesante documento gráfico que obra en Londres, consta la complejísima estrategia militar que a efecto de sofocar la posible revolución guanajuatense estaba planeada: más de 1700 hombres militarizaron la ciudad rodeándola por los cuatro puntos cardinales, para lo cual fue necesario enviar tropas de Guadalajara (450), villa de León (150), Irapuato (64), Valladolid (170), Zamora (27) y Silao (47), que era la población sede de las operaciones, más una caballería de mestizos 113. Pero el problema de la expulsión pudo haber tenido una mayor trascendencia en el Bajío y en la Nueva España entera: en la Real Academia de la Historia 114 obra un expediente que contiene las actuaciones que se levantaron en la Congregación de Irapuato, diligencias realizadas en el mes de julio de 1767, y que tienen un valor probatorio inmenso para demostrar que las rebeliones pudieron extenderse por toda la región. Consta que en dicha Congregación se reunieron una gran cantidad de indios para “declarar guerra contra la Ciudad de Guanajuato” y que los indios “no queríamos pelear contra aquellos cristianos (los españoles) sino contra el mal gobierno”; iba a tal grado la conspiración irapuatense al ser descubierta, que sus promotores planeaban subirse al cerro de la Tanda (sic) desde donde “acabarían con este Pueblo”, en alusión a la ciudad minera. Otra declaración consigna que en la capilla del Rancho de las Zaudas (o Zaurdas) ya se habían comprometido a levantarse unos 200 indios, y que además “habían contribuido con la cantidad de 100 pesos”; al parecer también había gente involucrada en el pueblo del Venado y en la Hacienda de la Soledad. Tras las adecua-

das intervenciones del Alcalde Mayor irapuatense Don Martín Martínez y del Ayudante Mayor de Dragones Don Juan Velázquez115, pudo detenerse al supuesto cabecilla de los rebeldes, Don José Martín Morillo, un indio de 65 años. Un testimonio más, asevera que por los pueblos comarcanos se escuchaba “blasfemas” (sic) tales como “el Rey y el Virrey son herejes, queremos Rey de nuestra Nación, mueran todos los gachupines”, estentórea consigna que resonaba desde Pátzcuaro hasta San Luis Potosí 116. Lo anterior evidencia varias cosas, una de ellas, es la indudable admiración y cariño que el pueblo guanajuatense profesaba a los ignacianos y a sus misioneros, sin embargo, no cabe duda que la Historia es caprichosa y los pueblos predestinados... A no dudarlo, tras lo ocurrido en las poblaciones del Bajío podemos concluir que si las autoridades virreinales no hubieran actuado con tal dureza y radicalismo, seguramente habrían brotado una serie de levantamientos bélicos en defensa de los jesuitas por diferentes puntos, frenesí espontáneo de rebeldía que pudo haberse expandido hasta llegar a ser una especie de Grito de Dolores anticipado en los años medulares del Siglo de las Luces. Como es conocido, la historia jesuita de esta centuria termina con la polémica determinación de Clemente XIV dirigida a suprimir la Compañía de Jesús en 1773, decisión que el Papa tomó ofuscado por las presiones del poderoso Rey de España117. Dejando a un lado las conjeturas y volviendo a los lamentables efectos locales de la expulsión de la Compañía, definitivamente uno de los mayores fue que provocó la pérdida y dispersión, para siempre, del rico material artístico y literario que los jesuitas tenían en nuestro Estado. ***** Nuestro pretérito sigue latente. A tantos años de finalizada aquella Octava Misión, cada vez hace más fuerza en mi ánimo la creencia de que una segunda Annua o diario de misiones existe. Consideramos que este material, y muchos otros de incalculable valor histórico, pueden localizarse en archivos públicos o privados de México o en el Archivo General de Roma, ello con la finalidad de redactar la segunda parte de una historia que aún no está concluida, para poder terminar de

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escribir la ilustre crónica jesuita por nuestras gloriosas tierras del Bajío.

V. C. R. APÉNDICES ANEXO 1 CONDICIONES IMPUESTAS POR DON PEDRO LASCURÁIN DE RETANA PARA LA REALIZACIÓN DE LAS MISIONES118

Primera.- Que el producto de las Haciendas se ha de aplicar al sustento y manutención de cuatro misioneros que deban correr con la Misión todo el Obispado. Segunda.- Que su residencia haya de ser en la villa de Guanajuato el tiempo que no salieren a hacer Misión. Tercera.- Que se ha de hacer un mapa de todos los lugares y curatos, así de clérigos como de religiosos que hay en dicho Obispado para que se pueda acudir por su orden en el beneficio de la Misión119 . Cuarta.- Que el tiempo que ha de emplear en este Santo ministerio, ha de ser ocho meses en la forma siguiente: dos de los dichos padres misioneros han de salir de Guanajuato a principios de octubre por la cordillera que más se juzgara conveniente y han de emplear en sus Misiones los meses de octubre, noviembre, diciembre y enero, y los otros dos, han de proseguir desde el pueblo que se siguiere los cuatro meses siguientes de febrero, marzo, abril y mayo, descansando en Guanajuato los otros cuatro meses de junio, julio, agosto y septiembre, que son los menos a propósito para Misiones por ser el tiempo de las aguas, de suerte que cada binario de padres ha de misionar en cuatro meses y los demás del año residir en Guanajuato ayudando en sus Santos ministerios a los demás padres que allá residan. Y si alguna vez pareciere conveniente que salgan juntos todos cuatro misioneros, podrán hacerlo como no se dejen las misiones en los dichos ocho meses, y el año siguiente ha de proseguir desde donde acabó la misión el año antecedente. EL PAPA Quinta.- Que en caso de que CLEMENTE XIV no se consiga la licencia de su Majestad que Dios guarde para SUPRIME LA la fundación que se pretende del COMPAÑÍA DE Colegio de la Compañía de Jesús JESÚS en dicha villa de Guanajuato y que no quede en dicha villa, ni

1773

111 The British Library de Londres, Additional 17574, Sentencias de San Luis de la Paz firmadas por José de Gálvez en 18 de julio de 1767, dentro de una serie de documentos varios sobre la Nueva España. 112 En la Real Academia de la Historia de Madrid, signatura Jesuitas 9/7317, obra un voluminoso y empolvado expediente con actuaciones judiciales sobre los levantamientos de Santa Fe y Minas de Guanajuato, fechados en julio de 1766. 113 The British Library, Additional 17.574, se trata de un pequeño mapa que señala los puntos en los que se asentaron las tropas reales, tales como Cabras, Bufa, Llanito, Solano, Santa Teresa, etc. Otro mapa muy parecido obra en Sevilla, véase a continuación. 114 R.A.H. de Madrid, Jesuitas 9/7314, diversas causas criminales de Guanajuato, Congregación de Irapuato, y otros pueblos del Reino. 115 Actualmente realizo una investigación sobre el gigantesco pleito que dicho personaje y el Conde de la Presa de Jalpa entablaron contra el Alcalde Mayor de la villa de León Don Martín Joaquín de Andonaegui y Laca. 116 Archivo Histórico de la Compañía de Jesús de la Provincia de Toledo, Alcalá de Henares. Estante 2, caja 72, núm, 12, Relación de los tumultos de Nueva España, anónimo firmado en San Luis Potosí, septiembre 23 de 1767. 117 A la sazón Carlos III de Borbón. 118 Donación inter vivos que hizo en Querétaro ante el Escribano Don Francisco Victoria, en 19 de noviembre de 1738, según lo consagrado en las Annuas págs. 26 a 28.


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El Papa Clemente XIV.

Primera página del breve papal Dominus ac Redemptor (en latín y en francés) en el que Clemente XIV decretó la supresión de los jesuitas en 1773.

aún el hospicio que hoy tiene allí la Compañía, han de residir los dichos cuatro misioneros en el Colegio de la ciudad de Celaya con las mismas condiciones arriba dichas. Sexta.- Que en dicho Colegio u Hospicio de Guanajuato se ha de leer cada tres años su curso de Filosofía, y en caso de no subsistir Colegio u Hospicio en Guanajuato, el dicho curso de Filosofía de cada tres años se ha de poner en el Colegio de Celaya. Séptima.- El producto de las Haciendas donadas se ha de aplicar al mantenimiento de dichos cuatro misioneros y dicho maestro de filosofía, asistiéndoles en todo lo necesario así en el tiempo que estuvieren en el Colegio u Hospicio, como cuando salieren a misionar, proveyéndoles de avío, mulas, mozos, etc., y el residuo de dicho producto de cada año se ha de dedicar a reducir los 21 pesos que tiene contra sí las Haciendas, y acabados estos de reducir, ha de ser dicho residuo a favor del Colegio u Hospicio, o ya sea de Guanajuato o de Celaya, según arriba queda expresado. Octava.- Que por los que lo necesitaren para el bien de sus almas, puedan con más libertad recurrir al consejo y dirección de los padres misioneros a los lugares a donde llegaren con la Misión, procuren dichos padres en cuanto fuere posible no parar en las casas de los curas o conventos de religiosos, sino en alguna casa particular que esté en el fin del lugar: lo cual no se entiende cuando llegaren al lugar en donde hay casa o Colegio de la Compañía, pues entonces deberán parar y vivir en él según lo ordena su Santo Instituto.

ANEXO 2

En el capítulo II no se relacionaron muchas poblaciones de Guanajuato contenidas en el informe episcopal de 1761 por las razones ahí expuestas, ahora se proporciona una nómina mayor, más no completa, pues no se incluyen las poblaciones de nuestros Estados vecinos.

POBLACIÓN Congregación de los Dolores Chamacuero (Hoy Comonfort) San Miguel el Grande Ciudad de Zelaya (sic) Acámbaro San Luis de la Paz

FELIGRESES ESPAÑOLES* 11,249 4,249

INDIOS 7,000

5,497

827

4,670

17,130

9,197

7,933

25,061

8,366

16,695

8,976 2,762

3,800 883

8,176 1,879

* Hay que recordar que este apartado incluye a los mestizos, mulatos y negros.

ANEXO 3

Cinco años después de terminada la Octava Misión fue levantado, por orden del Virrey, un extenso censo general de la Audiencia mexicana, informe que desafortunadamente sólo abarca las congregaciones y alcaldías de más importancia, dejando fuera importantes villas como la de San Felipe. Resulta interesante cotejar esta relación de carácter político con la eclesiástica de 1761. El informe adolece de ser muy general, pero estamos preparando un estudio detallado comparando los anteriores con otro localizado en Londres. En cuanto a las poblaciones guanajuatenses, consigna en el Resumen Histórico Geográfico de la jurisdicción comprendida en la Audiencia de México, por el Sr. Marqués de Croix, 1770120, lo siguiente:

119 Tenemos la esperanza de que esos “mapas” del Obispado aún existan en algún archivo nacional o extranjero, los cuales proporcionarían interesantes noticias geográficas y topográficas. 120 Biblioteca Nacional de España, manuscrito 1871430. Por el alto número de pobladores consignados en cada sitio, es de suponer que se incluía las haciendas y ranchos de sus jurisdicciones.


MARZO-ABRIL 2019 Memoria Leonesa ANEXO 3 RESUMEN HISTÓRICO GEOGRÁFICO DE LA JURISDICCIÓN COMPRENDIDA EN LA AUDIENCIA DE MÉXICO, POR EL SR. MARQUÉS DE CROIX, 1770 CONGREGACIONES Y ALCALDÍAS MAYORES Guanajuato Villa de León Salvatierra y Celaya San Miguel el Grande San Luis de la Paz

INDIOS TRIBUTARIOS

ESPAÑOLES

TOTAL

12,480 10,416 11,080 14,800 1,816

MESTIZOS Y MULATOS 52,336 8,216 11,080 11,800 1,896

8,560 6,272 57,632 1,800 9,824

CONGREGACIONES Y ALCALDÍAS MAYORES Guanajuato Villa de León Salvatierra y Celaya San Miguel el Grande San Luis de la Paz

PARROQUIAS

CONVENTOS

HOSPITALES

TOTAL

6 3 3 3 2

4 2 13 3 0

1 1 0 0 0

73,376 24,904 79,792 28,400 13,376

ANEXO 4 ESQUEMA QUE MUESTRA LOS AÑOS Y LUGARES DE NACIMIENTO Y MUERTE DE LOS JESUITAS MISIONEROS DEL BAJÍO NOMBRE P. Pedro Borrote P. Ramón Cerdán (sic) P. Dionisio Pérez P. Manuel Domínguez P. Pedro Martí P. Miguel Ortiz P. Nicolás Noroña

AÑO DE NACIMIENTO 1731

LUGAR DE NACIMIENTO Zacatecas

AÑO DE DEFUNCIÓN 1762

LUGAR DE DEFUNCIÓN Guanajuato

1726

Jalapa

1763

Guanajuato

1731

Veracruz

1772

Rávena*

1722

1773

Bazzano*

1780

Gubio*

1734

Palencia, España Balsema, España Baeza, España

1782

Bolonia*

1732

Oaxaca

1792

Roma*

1733

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Memoria MARZO-ABRIL 2019 Leonesa ANEXO 4 ESQUEMA QUE MUESTRA LOS AÑOS Y LUGARES DE NACIMIENTO Y MUERTE DE LOS JESUITAS MISIONEROS DEL BAJÍO

NOMBRE P. Martín Irizar P. Bernardo Sumpsiel P. Jorge Vidaurre

AÑO DE NACIMIENTO 1738

LUGAR DE NACIMIENTO Oaxaca

AÑO DE DEFUNCIÓN 1792

LUGAR DE DEFUNCIÓN Roma*

1732

Nicaragua

1808

Roma* * Todas ellas ciudades de Italia.

MISIONES EN LAS QUE PARTICIPARON CADA UNO DE LOS MISIONEROS NOMBRE

NÚMERO DE MISIÓN

P. Pedro Borrote

1ª, 2ª

P. Ramón Cerdán (sic)

1ª, 2ª, 3ª

P. Manuel Domínguez

2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª

P. George Vidaurre

1ª, 2ª, 4ª, 5ª

P. Miguel Ortiz

4ª, 5ª

P. Nicolás Noroña

5ª, 6ª, 7ª

P. Dionisio Pérez

P. Bernardo Sumpsiel

P. Pedro Martí

Últimas

P. Martín Irizar

Últimas


MARZO-ABRIL 2019 Memoria Leonesa

SITIO EN EL QUE SE ENCONTRABAN EL DÍA DE LA EXPULSIÓN DE 1767

NOMBRE

NÚMERO DE MISIÓN

P. Pedro Borrote

Finado

P. Ramón Cerdán (sic)

Finado

P. Manuel Domínguez

Colegio del Espíritu Santo de Puebla

P. Miguel Ortiz

Residencia de Puerto Príncipe, Cuba

P. Dionisio Pérez

Colegio Máximo de México

P. George Vidaurre

Colegio de Guanajuato

P. Nicolás Noroña

Colegio de Guanajuato

P. Pedro Martí

Colegio de Guanajuato

P. Martín Irizar

Colegio de Guanajuato

P. Bernardo Sumpsiel

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16

Memoria MARZO-ABRIL 2019 Leonesa ANEXO 5

BIBLIOGRAFIA BASE

“…COMO PERRO CHICO O GATO GRANDE…”

- ALEGRE, Francisco Javier. Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España, Impreso por J. M. Lara, México, 1841-42.

En un plano meramente anecdótico se circunscribe un misterioso suceso ocurrido en el pueblo de Atotonilco durante la Sexta Misión, hecho que por extraordinario, consideramos interesante transcribir en este apartado121 . Todo comenzó cuando un sujeto se oponía a participar en la Misión no obstante los múltiples ruegos de su mujer y familiares, advirtiéndole a su pobre esposa que “se lo llevarían los Diablos primero que ella, volviese o él fuera a la Misión”. Ante tales invocaciones ocurrió que saliendo de noche a cuidar una huerta de cañas cercana a su casa, situada a las orillas del pueblo, vio “saltar de una cerca de piedra un animalito pequeño como perro chico o gato grande, se asustó sin haber fundamento para ello y se inclinó a la tierra para tomar unas piedras, más cuando quiso pararse tuvo ya sobre sí al animal de cuya pequeñez no pudo desprenderse, sino que revolcándolo de aquí para allí lo hizo pedazos, reduciendo a hilachas la camisa y calzones, quedando su cuerpo sin lección (sic) alguna”. El relato continúa: “después de lo sucedido se fue para su casa y dando gritos salieron a recibirlo, encontrándolo más muerto que vivo; los tuvo en vela toda la noche porque el hombre preocupado de un pavor que asustaba a los presentes no hacía otra cosa que rezar el Rosario y gritaba a ratos “ahí viene el animal, ahí está”; quisieron en varias ocasiones de la noche llamarnos (a los misioneros) pero no lo hicieron para no alterarnos el único tiempo de descanso que veían teníamos en el discurso de las 24 horas”. Por lo vivido en tal suceso, “sobrenatural como casi todos conocieron o natural como alguno pensaría”, el hombre cambió radicalmente de actitud y se acercó a los jesuitas, confesándose hasta en un par de ocasiones. Esto fue lo que ocurrió por aquellos lustros virreinales en los que la fe de los novohispanos influía más “en la construcción de un pequeño mosquito que en la fábrica de todo el Universo”.

- BERISTÁIN de Souza, José Mariano. Biblioteca Hispanoamericana Septentrional. Ed. Fuente Cultural, México, 1947. - BRAVO Ugarte, José. Historia Sucinta de Michoacán, Ed. Jus, México, 1963. - CUEVAS, Mariano. Tesoros Documentales de México Siglo XVIII: Priego, Zelis y Clavijero, Ed. Galatea, México, 1944. - GONZÁLEZ Leal, Mariano. León Trayectoria y Destino, Ed. Gonzalo Andrade, León, 1990. - JIMÉNEZ Moreno, Wigberto. La Colonización y Evangelización de Guanajuato en el Siglo XVI, Ed. PLIEAHT, León, 1984. - MARMOLEJO, Lucio. Efemérides Guanajuatenses, Imp. del Colegio de Artes y Oficios, Guanajuato, 1884.

tencia Española”, Establecimiento Topográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, Madrid, 1904. - VARGAS, Fulgencio. Historia Elemental de Guanajuato, Ed. U. de Guanajuato, Guanajuato, 1940. - ZAMBRANO, Francisco, S.J. y Gutiérrez Casillas, José, S.J. Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México, tomos XV y XVI. Ed. Tradición, S.A. México, 1977. - ZELIS, Rafael. Catálogo de los Sujetos de la Compañía de Jesús Que Formaban la Provincia de México el Día del Arresto, 25 de Junio de 1767. Imprenta de I. Escalante y CA, México, 1871.

Archivos y Bibliotecas consultados: Archivo General de Indias, Sevilla. Archivo Histórico de la Compañía de Jesús de la Provincia de Toledo, Alcalá de Henares.

- OSORIO Romero, Ignacio. Colegios y Profesores Jesuitas Que Enseñaron Latín en Nueva España (1572-1767), Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, México, 1979.

Archivo Histórico de la Universidad de Guanajuato, Guanajuato.

- RIONDA Arreguín, Isauro. La Compañía de Jesús en la Provincia Guanajuatense (1590-1767), Ed. Universidad de Guanajuato, Guanajuato, 1996.

Archivo Histórico Municipal de León, México.

- SEBASTIÁN, Feliz. Memoria de los Padres y Hermanos de la Compañía de Jesús de la Provincia de Nueva España, Difuntos Después de lo Acaecido en la Capital de México el Día 25 de Junio de 1767. Tomo segundo. Manuscrito sin fecha ni editor, inédito.

Biblioteca Nacional, Madrid.

- UGARTE, José Eugenio, S.J., “Catálogo Razonado de Obras Anónimas y Seudónimas de Autores de la Compañía de Jesús, Pertenecientes a la Antigua Asis-

The British Library, Londres.

121 Todo lo aquí consignado obra en las páginas 123 y 124 de las Annuas.

Archivo Histórico Nacional, Madrid.

Biblioteca del Palacio Real de Oriente, Madrid.

Biblioteca del Museo Nacional de Antropología e Historia, México, D.F. Real Academia de la Historia, Madrid.

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