ÓRGANO DE DIVULGACIÓN DEL ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LEÓN
NÚMERO 17
¿POR QUÉ DON MIGUEL HIDALGO ES EL PADRE DE LA PATRIA?
02 Órgano de Divulgación del Archivo Histórico Municipal de León, Gto.
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Mtra. Alejandra Gutiérrez Campos
Presidenta Municipal de León
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Mtro. Daniel Jiménez Lona
Secretario del H. Ayuntamiento
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Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes
Directora General de Archivos
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Mtro. Mario Vázquez Cantú
Director del Archivo Histórico Municipal de León
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archivo.historico@leon.gob.mx Archivo Histórico Municipal de León @AHMLeon ahmleongto
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Mtro. Mario Vázquez Cantú
Director
∑ Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez
Coordinador de Publicaciones
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Ing. Guillermo Saucedo Rosas
Diseño y Colaboración
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Justo Sierra 216, Centro, C.P. 37000
León, Guanajuato, México. Tel. (477) 716 87 19
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Pendientes todos los registros. Impreso en: Publicación Gratuita
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Los artículos son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de la publicación.
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CARTA EDITORIAL
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urante todo el transcurso de la Guerra de Independencia y aún después de concluida ésta, se refirió a los Insurgentes de manera infamante, a quienes, además se les negó el reconocimiento a sus méritos como Iniciadores de la Independencia.
Una vez consumada la Independencia y establecido el Ymperio Mexicano, todo el mérito fue para don Agustín de Iturbide y Arámburu, a quien los miembros del Partido Conservador, lo consideraban “enemigo de los insurgentes” y “amigo de la independencia”, y consecuentemente por ser él, quien alcanzara la emancipación de la Nueva España, fue reverenciado con el carácter de Constructor de la Independencia. Fue pues, la figura de Iturbide en esos primeros años del México Independiente, apreciada como el único y verdadero Padre de la Patria; sin embargo, poco a poco, la efigie de don Miguel Hidalgo, emergería de las cenizas y su legado recobraría valor, para entronizarse en lo más alto del Panteón Cívico Nacional, a partir del Restablecimiento de la República en 1867, imponiéndose definitivamente como “Padre de la Patria”. A doscientos años de consumada la Independencia de México, el presente trabajo tiene por objeto presentar la teoría que don Miguel Hidalgo, sí pretendía la Independencia Absoluta de la Nueva España y por ello, es justificable el título a él otorgado de Padre de la Patria. Para sustentar dicha postura, se abordan en él, tres versiones del Grito de Dolores, presentadas por testigos presenciales de dicho acto, a saber: Juan Aldama, Mariano Abasolo y Pedro José Sotelo; en las que como veremos, las palabras empleadas por el futuro héroe difieren; posteriormente se analizan proclamas, bandos y documentos, en los que se advierten atisbos de cuál era el real propósito del párroco; después, se revisan las declaraciones del Ing. don Mariano Jiménez, don Ignacio Allende y del propio Hidalgo, desprendidas de sus respectivos procesos; y finalmente, se examina, cuál fue el periplo en el que se embarcó, para entronizarse como el Padre de la Patria. Siendo la anterior, la naturaleza del presente ensayo, no se tratarán en el mismo, datos biograficos de don Miguel Hidalgo y Costilla; al respecto, únicamente señalaremos que nació el 8 de mayo de 1753 en el Rancho San Vicente de la Hacienda de Corralejo en Pénjamo perteneciente a la Alcaldía Mayor de León; circunstancia ésta, que a través de los años ha generado un enardecido debate, acerca si era o no leonés, y en este sentido muchos historiadores, le han negado este origen, sosteniendo como argumento, la ubicación errónea de Pénjamo en el actual Estado de Guanajuato -sin observar que éste aún no existía- y sin contextualizar que al momento de su nacimiento -siglo XVIII-, dicha población estaba comprendida dentro del amplio territorio de la Alcaldía Mayor de León, y por lo tanto, sujeta a su jurisdicción; su deceso acaeció el 30 de julio de 1811 en Chihuahua; hacia el 16 septiembre de 1810, momento en que estalló la Guerra de Independencia, tenía la edad de 57 años, 4 meses y 8 días; y cuando falleció el 30 de julio de 1811, tenía cumplidos 58 años, 2 meses y 22 días. Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez.
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A la memoria de mi Padre Ing. José Esteno Rodríguez Silva (1919-1993), quien desde mi más tierna infancia me enseñó a amar a mi Patria y a su Historia.
La Alhóndiga de Granaditas.
¿POR QUÉ DON MIGUEL HIDALGO ES EL PADRE DE LA PATRIA? HÉCTOR HESIQUIO RODRÍGUEZ MARTÍNEZ
Por mucho tiempo se ha afirmado que don Miguel Hidalgo nunca tuvo un plan, idea que se ha preservado; se afirma que jamás buscó la Independencia, incluso no pocos historiadores soslayan el título que se le otorgó de Padre de la Patria, esta corriente sustenta como mejor argumento las mismas palabras que el egregio teólogo pronunciara en su proceso “...que su inclinación a la independencia fue lo que le obligó a decidirse con tanta ligereza…”,1 lo que él mismo denominó como frenesí.
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Cómo podría, entonces alguien que actúa con tal banalidad, que se conduce por sus arrebatos, edificar una nación y por consiguiente hacerse acreedor a ser considerado Padre de la Patria?
Aun cuando, algunos historiadores tienen la firme convicción que la revolución de Hidalgo, carecía de un proyecto sustentable, de ideas y finalidades concretas, a tal grado de juzgarlo, cual cabecilla de salteadores, en su carácter de líder existen motivos para sostener lo contrario, es decir, que Hidalgo si pretendía la Independencia Absoluta, y si jamás externó Viva la Independencia, fue porque la figura del Rey tenía un culto de veneración divina y no era conveniente manifestarlo; además Allende se mantuvo siempre renuente a ello. Hidalgo lo exteriorizó de una manera casi imperceptible al no mencionar a Fernando VII, en cada bando, en cada proclama, en cada documento que promulgaba, en los que se leía entrelíneas sus verdaderos propósitos. En lo tocante a la falta de un verdadero proyecto de nación, esto es un punto que con frecuencia, los historiadores han subestimado a la revolución de Hidalgo; sin embargo, existe un documento signado el 16 de noviembre de 1810 por el propio ex rector del Colegio de San Nicolás, denominado Plan del Gobierno Americano para Instrucción de los Comandantes de las Divisiones, mismo que le entregó a José María
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Morelos, cuatro días después en Indaparapeo y en el que establece que “Primeramente, se gobernará el reino por un Congreso de individuos doctos e instruidos, y todos criollos...”2 Hacemos referencia a dicho documento, el cual es además poco conocido, dado el valor intrínseco que constituye, pues antecede a las dos instituciones legislativas insurgentes, nos referimos tanto a la Suprema Junta Nacional Americana o Congreso Nacional Americano Gubernativo -conocido popularmente como Junta de Zitácuaro-, como al Congreso de Anáhuac, corporación que sustituiría a la anterior y cuyos trabajos verían frutos en la redacción del Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de la América Septentrional y el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana o Constitución de Apatzingán, sendos documentos de trascendencia nacional. La conspiración efectuada en la ciudad de Querétaro en 1810, al ser delatada ocasionó que los implicados en ella, decidieran levantarse en armas, rebelión que se convertiría en una guerra con una duración de 11 años y que al término de éstos, engendraría a una nueva nación, llamada México, cuya gestación fue bastante dolorosa. La resolución de Hidalgo por iniciar la revolución, verdaderamente resulta impactante, puesto que él era sabedor de las pocas probabilidades de hacerse con la victoria, según se lo había hecho saber a Allende en alguna ocasión al manifestarle “...que los autores de semejantes empresas no gozan del fruto de ellas...”3, circunstancia que nos revela su carácter íntegro, desprovisto de debilidades. En contraste don Ignacio Allende, Capitán del Regimiento de Dragones de la Reina, en la villa de San Miguel el Grande, y conspirador de Valladolid un año atrás, era el más decidido y comprometido de los conjurados de Querétaro, pero no obstante su osado valor, la conspiración requería de un líder que legitimara el movimiento ante el pueblo sin que este sintiera que se traicionaba al Rey, al pugnar por la Independencia; el candidato entonces debía reunir virtudes que denotaran una dignidad aún mayor que las que poseía un individuo de linaje real, es decir en otras palabras, que invistiera una autoridad mayor que la del propio monarca, y ese individuo solamente se encontraría en un miembro de la Iglesia, un representante de Dios y para ello que mejor figura que la del párroco de la congregación de Dolores, don Miguel Antonio Ignacio Gregorio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor, hombre virtuoso, culto e inteligente; popular y querido por pobres y ricos, • EL porVIRREY españoles, criollos e indios, en quien veían ANTONIO a un padre -en DEel estricto sentido de la palabra-. MENDOZA Como vemos el líder debió ser don Ignacio
Allende, por razones prácticas al movimiento, pues por su preparación y formación académica-militar, debía establecer planteamientos y estrategias bélicas, pero por los argumentos expresados en el párrafo anterior, el mando recayó en don Miguel Hidalgo, lo que tarde o temprano habría de enemistarlos, pues los intereses en las finalidades de uno y otro, los dos más importantes jefes insurgentes eran diferentes, tal como queda patente en el proceso de don Mariano Jiménez y de cuya declaración, en la que hace referencia a sus discrepancias por motivo de los propósitos de cada uno de ellos, trataremos un poco más adelante. A continuación presentamos nuestros argumentos en los que sustentamos la teoría por qué don Miguel Hidalgo es el Padre de la Patria, los cuales se resumen en el hecho de que su propósito era romper el cordón umbilical de manera definitiva con España y obtener con ello, la Independencia Absoluta de la América Septentrional; para ello revisaremos tres versiones del Grito de Dolores, así como algunos Proclamas, Bandos y Documentos, y finalmente las declaraciones de don Mariano Jiménez, don Ignacio Allende y del propio don Miguel Hidalgo, desprendidas ellas, de sus respectivos procesos. EL GRITO DE DOLORES Sobre las palabras que Hidalgo empleó para atraer a los habitantes de Dolores a su revolución, algunos historiadores se han dividido en dos grupos; uno señala que en la noche del 16 de septiembre de 1810 Hidalgo expresó Viva la Independencia, mientras que el otro asevera que lo dicho, fueron las frases Viva Fernando VII y Muera el Mal Gobierno acompañadas de otras manifestaciones. Al respecto existen, al menos tres testimonios, mismos que a continuación reproducimos. Los dos primeros corresponden a los jefes insurgentes, Juan Aldama y Mariano Abasolo, y el tercero al alfarero Pedro José Sotelo.
...Aproximadamente como a las ocho de la mañana: “... ya se habían juntado más de seiscientos hombres de a pie y a caballo por ser día domingo, y haber ocurrido a misa de los ranchos inmediatos, y el cura que los exhortaba a que se uniesen con él, y le ayudasen a defender el reino porque querían entregarlo a los franceses...” Testimonio de don Juan Aldama.
a Dolores, hasta las once de la misma mañana...”4 Simplemente lo anterior fue el Grito, según lo atestiguó el propio Juan Aldama, en donde no vemos la presencia de los consabidos Vivas ni a la Independencia ni a Fernando VII, ni tampoco los Mueras al Mal Gobierno ni a los Gachupines. Versión de don Mariano Abasolo Según el testimonio de don Mariano Abasolo en su declaración, indicó que: “ ...el propio cura Hidalgo y Allende mandaron juntar todos los vecinos principales del propio
Versión de don Juan Aldama La primera versión que revisaremos es la de Juan Aldama, quien narra que luego de dirigirse a la cárcel para liberar a los presos y proceder a la aprehensión de los europeos; aproximadamente como a las ocho de la mañana: “... ya se habían juntado más de seiscientos hombres de a pie y a caballo por ser día domingo, y haber ocurrido a misa de los ranchos inmediatos, y el cura que los exhortaba a que se uniesen con él, y le ayudasen a defender el reino porque querían entregarlo a los franceses: que ya se había acabado la opresión: que ya no había más tributos, que los que se alistasen con caballos y armas les pagaría a peso diario, y a los de a pie cuatro reales, que todo esto pasó desde las cuatro de la mañana del día dieciséis que llegó a
Don Juan Aldama.
Memoria Leonesa se habían reunido, animándolos para comenzar vigorosamente la empresa de nuestra independencia, y levantando la voz con mucho valor dijo: “Viva Nuestra Señora de Guadalupe, viva la Independencia”.7 El problema con la versión de Sotelo es que la dio en 1874 a la edad de 84 años, Cuándo habían transcurrido ya demasiados años; entre esa actualidad y aquel glorioso día, mediaban 64 años y es probable que su memoria no registrara con exactitud las palabras del caudillo insurgente. PROCLAMAS, BANDOS Y DOCUMENTOS Ahora, revisemos algunos documentos en los que se advierten atisbos de que Hidalgo se había decantado desde un principio por la Independencia Absoluta, aunque si bien es cierto que no lo manifestó de manera explícita.
Don Mariano Abasolo. pueblo y reunidos les dijo el Cura estas palabras: “Ya vuestras mercedes habrán visto este movimiento, pues sepan que no tiene más objeto que quitar el mando a los europeos, porque éstos, como vuestras mercedes sabrán, se han entregado a los franceses y quieren que corramos la misma suerte, lo cual no hemos de consentir jamás. Y vuestras mercedes como buenos patriotas deben defender este pueblo hasta nuestra vuelta que no será muy dilatada para organizar el gobierno”.5 Es necesario señalar, que si bien Abasolo se encontraba ese día en Dolores, no fue testigo ocular del “Grito”, pues se hallaba en ese justo momento en su domicilio particular, lugar al que fue mandado llamar por Hidalgo a través del Sargento de su compañía José Antonio Martínez y entonces sí, escucharía de viva voz este mensaje, en el cual tampoco localizamos ninguna alusión a las palabras que tradicionalmente se cree mencionó. Versión de don Pedro José Sotelo Un tercer testimonio nos lo proporciona Pedro José Sotelo, oriundo de la congregación de Dolores quien nació en 1790; trabajó en la alfarería que Hidalgo estableció en esa población e ingresó a sus huestes en el momento en el que el clérigo había llamado a sus asalariados, siendo entonces uno de los primeros soldados al formarse el ejército independiente la noche del 15 de septiembre de 1810.6 Sobre las palabras empleadas por el cura Hidalgo, Sotelo nos dice lo siguiente: “...enseguida arengó el Señor Cura en pocas palabras por la ventana de su asistencia a los que
Pública Vindicación del Ilustre Ayuntamiento de Santa Fe de Guanajuato Primeramente haremos alusión a la Pública Vindicación del Ilustre Ayuntamiento de Santa Fe de Guanajuato…, cabe aquí hacer la aclaración que obviamente no se trata de un manuscrito suscrito por él, sino por las autoridades guanajuatenses, en el que éstas, detallan como Hidalgo, pocos días después de haber tomado la ciudad, convocó a los miembros del Ayuntamiento, a la jerarquía eclesiástica y a los vecinos principales, con el afán de reestructurar el gobierno de la Intendencia, quienes se rehusaron a aceptar sus respectivos nombramientos, alegando el juramento de fidelidad al Rey, mismo que se contraponía con sus ideas, argumento al que el propio Hidalgo, replicó que no había Rey, que éste era una ficción y que no lo volvieran a mentar; a continuación traemos hasta aquí, de manera textual, dicha narración: “Dirigió la palabra el cura Hidalgo al regidor alférez real Lic. D. Fernando Perez Marañon persuadiéndolo á que debia quedar de intendente corregidor y comandante militar de esta provincia, invitándolo con el grado hasta de teniente general; pero este noble, leal y sabio caballero, procuró excusarse con quantas razones prudentes le dictó su zelo, talento e ilustración, hasta conseguir el disuadir á Hidalgo de su intento. Siguió la misma propuesta con el regidor fiel executor Lic. D. José Maria de Septiem y Montero, y sucesivamente con el regidor Lic. D. Martin Coronel y con el regidor capitan D. Pedro de Otero, y todos siguiendo principalmente los sentimientos de su honor y lealtad, y las huellas del señor alférez real, nos negamos constante y firmemente á recibir los empleos con que se nos envidaba tan tenazmente,… [a lo que Hidalgo], dixo que nuestra negativa…, la castigaría como efectiva neutralidad: pero nosotros impertérritos a esta cruel sentencia,… diximos procediera á su arbitrio contra nosotros, pues
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insistíamos firmemente en nuestra resolución… En este acto el cura y juez eclesiástico Dr. D. Antonio Lavarrieta, de acuerdo con los regidores alférez real Lic. D. Fernando Perez Marañon, Lic. D. José Maria de Septiem y Lic. D. Martin Coronel, tuvo la resolución de reconvenir al cura Hidalgo que… prorrumpió diciendo que FERNANDO VII era un ente que ya no existía: que el juramento no obligaba…”8 Manifiesto en el que propone la creación del Congreso Nacional El 15 de diciembre de 1810, Hidalgo da a conocer en Guadalajara un manifiesto dirigido al pueblo, en el que propone la creación del Congreso Nacional, pero la importancia de éste, radica que en él proclama la Independencia Absoluta sin aludir a Fernando VII. El manifiesto de referencia lo suscribe Hidalgo en su carácter de Generalísimo de las Armas Americanas, el cual no es otro que su respuesta a las imputaciones que hacia su persona realiza la Inquisición, consistentes en acusarlo de hereje y de violentar la fe católica, y él, sobre dicho particular, considera a los españoles europeos, capaces de: “[abandonar] hasta la última reliquia de honradez y hombría de bien; [de prostituirse] las autoridades más recomendables; [de fulminar] excomuniones que nadie mejor que ellos saben no tienen fuerza alguna; [de procurar] amedrentar a los incautos y aterrorizar a los ignorantes para que, espantados con el nombre de anatema, teman donde no hay motivo de temer”.9 Pero lo más relevante de este manifiesto, rei-
Don Pedro José Sotelo.
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teramos es el hecho que omitiendo la figura real de Fernando VII, pregona la Independencia Absoluta en los siguientes términos: “Rompamos, americanos, estos lazos de ignominia con que [los españoles] nos han tenido ligados tanto tiempo. Para conseguirlo, no necesitamos sino de unirnos… Veamos desde hoy como extranjeros y enemigos de nuestras prerrogativas a todos los que no son americanos.”10 Finalmente, la parte toral de dicho escrito, en la que declara la Independencia Absoluta sin hacer referencia al monarca borbón, la encontramos en la propuesta que hace sobre la creación del Congreso Nacional, la cual a continuación reproducimos textualmente: “Establezcamos un Congreso que se componga de representantes de todas las ciudades, villas y lugares de este reino, que teniendo por objeto principal mantener nuestra santa religión, dicte las leyes suaves, benéficas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo.”11 Proclama a la Nación Americana Igualmente, ya para para concluir este apartado referente a las Proclamas, Bandos y Documentos, señalaremos la Proclama a la Nación Americana emitida por Miguel Hidalgo en Guadalajara el 21 de noviembre de 1810, el cual ha servido de base a los historiadores que sustentan que el párroco de Dolores no pretendía la Independencia Absoluta, pues en ella sí menciona al Rey don Fernando VII y no en una, sino hasta en dos ocasiones, al aseverar en una primera alusión que: “…la Nación iba a perecer irremediablemente y nosotros a ser viles esclavos de nuestros mortales enemigos, perdiendo para siempre nuestra religión, nuestro rey, nuestra libertad, nuestras costumbres y cuanto tenemos más sagrado y más precioso que custodiar”.12 Posteriormente, en ese mismo documento escribe que “…el objeto de nuestros constantes desvelos es el mantener nuestra religión, el rey, la patria y pureza de costumbres,...”13 Acerca de esa teoría anti-hidalguista, es necesario rebatirla señalando que si bien, sí hace alusión a la imagen real, ésta la realiza de una manera estratégica, pero ¿por qué decimos estratégica?, pues porque Hidalgo se percató que el ejército que le había infringido la dolorosa derrota en la batalla de Aculco, estaba conformado no por españoles, sino por sus propios connacionales, quienes por su incorporación militar debían fidelidad al Rey, razón por la que don Miguel escribió dicha
proclama en un afán de despertar en la hueste realista el celo nacionalista, con palabras tan contundentes como las siguientes:
DECLARACIONES DE DON MARIANO JIMÉNEZ, DON IGNACIO ALLENDE Y DEL PROPIO DON MIGUEL HIDALGO
“¿Es posible, americanos, que habéis de tomar las armas contra vuestros hermanos, que están empeñados, con riesgo de su vida, en libertaros de la tiranía de los europeos y en que dejéis de ser esclavos suyos? ¿No conocías que esta guerra es solamente contra ellos, y que por tanto sería una guerra sin enemigos, que estaría concluida en un día, si vosotros no les ayudáis a pelear?...”14 Hidalgo, hace énfasis en la necesidad de unificar esfuerzos, desertar de las tropas realistas y no ceder a las pretensiones de los peninsulares de enemistar al criollo en contra del criollo y concluye lamentando que los insurgentes continuarán peleando contra todo aquel que se oponga a su causa, fuere quien fuere. A continuación presentamos textualmente dichas ideas, contenidas en la proclama de referencia: “Para la felicidad del reino, es necesario quitar el mando y el poder de las manos de los europeos. Este es todo el objeto de nuestra empresa, para la que estamos autorizados por la voz común de la Nación y por los sentimientos que se abrigan en los corazones de todos los criollos,… Levantaos, almas nobles de los americanos, del profundo abatimiento en que habéis estado sepultados, y desplegad todas los resortes de vuestra energía y de vuestro invicto valor, haciendo ver a todas las naciones las admirables cualidades que os adornan y la cultura de que sois susceptibles. ...desertaos de las tropas de los europeos y venid a uniros con nosotros; dejad que se defiendan solo[s] los ultramarinos, y veréis esto acabado en un día, sin perjuicio de ellos ni vuestro, y sin que perezca un solo individuo, pues nuestro ánimo es sólo despojarlos del mando sin ultrajar sus personas ni haciendas. Abrid los ojos, considerad que los europeos pretenden ponernos a pelear criollos contra criollos,… Para nosotros es de mucho más aprecio la seguridad y conservación de nuestros hermanos; nada más deseamos, que el no vernos precisados a tomar las armas contra ellos. Una sola gota de sangre americana pesa más en nuestra estimación que la prosperidad de algún combate, que procuraremos evitar en cuanto sea posible y nos lo permite la felicidad pública a que aspiramos, como ya lo hemos hecho. Pero con sumo dolor de nuestro corazón protestamos que pelearemos contra todos los que se opongan a nuestras justas pretensiones, sean quienes fueren…”15
Don Mariano Jiménez. Declaración de don Mariano Jiménez Una prueba contundente de ello, de que Hidalgo buscaba la Independencia Absoluta nos la proporciona don Mariano Jiménez, quien en su declaración, aseveró haber visto “…que discrepaban en sistemas el cura y Allende, pues aquél se insinuaba por la independencia absoluta y éste nunca se apartó de la dependencia de la metrópoli,…”16 Más adelante, al interrogársele acerca de que si al dirigir proclamas y oficios a diferentes jefes -en su carácter de líder insurgente en las Provincias Internas del Oriente-, según los sujetos a quienes se enviaba el objeto de su empresa, ¿se hacía indicando unas veces una Independencia Absoluta, otras, bajo la autoridad del señor don Fernando VII, y otras un objeto ambiguo?, respondió que: “…en lo respectivo a disfrazar, según los sujetos, la idea de la empresa indicando unas veces la independencia absoluta y otras bajo la autoridad del Soberano y otras con ambigüedad, repite que de ninguna manera se propuso nunca ninguna clase de independencia, y que si aparece en un oficio expresiones que bastante la dan a tender [sic], fue porque dicho oficio se dirigía a Hidalgo; mas [sic] que para libertarse [sic] de este enorme error, se enmendaron por el que declara esas expresiones y en tal estado no lo dirigió ya sino a Allende, como lo podrán declarar los mismos;…”17 Finalmente a la pregunta que ¿Qué otros servicios había hecho a la insurrección en fun-
Memoria Leonesa ta del edicto del Santo Tribunal de la Fe, y otro cuyo objeto es probar que el americano debe gobernarse por americano, así como el alemán por alemán etc.…”,19 esta última afirmación, igual nos sirve para sostener que efectivamente, sí buscaba la total autonomía, puesto que queda muy claro el anhelo que el americano sea gobernado por americano y no por peninsular (Fernando VII).
Don Miguel Hidalgo y Costilla. ciones de guerra o comisiones de importancia?, manifestó entre otras, que había desempeñado, aquella la trascendental tarea, luego de obtenida la victoria, en la batalla del Monte de las Cruces, ante el casi arribo a la ciudad de México: “…de llevar al excelentísimo señor virrey unos pliegos de proposiciones que los jefes de la insurrección, Hidalgo y Allende, habían resuelto hacer a su excelencia, cuyo contenido era según lo parece, la rendición de México y la independencia absoluta; si bien en lo particular Allende le había dado otras reservadas, proponiendo que se estableciese la Junta indicada de que el mismo señor virrey sería presidente y que él [Allende] y su partido depondrían las armas;..”18 Tal como vemos, el testimonio de don Mariano Jiménez nos confirma que el proyecto del Doctor Hidalgo consistente en obtener para la América, la Independencia Absoluta. Declaración de don Miguel Hidalgo Quizás, esa interpretación que Hidalgo no pretendía la total emancipación, se deba a que inmediatamente después del estallido, transitaron, entre el pueblo, proclamas buscando la adhesión a la causa, teniendo como principal característica, que concluían con Vivas a Fernando VII y a la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, éstas no eran autoría de Hidalgo, ni ordenadas por él, según quedó asentado durante el desarrollo de su proceso, quien cuando se le preguntó ¿si había él mismo escrito o hubieran escrito de su orden, aprobación o consentimiento, publicado o circulado proclamas impresas o manuscritas, u otros papeles sediciosos?, confesó tener conocimiento de dichos escritos, pero que ignoraba quien era el autor de los mismos y reconoció únicamente como suyos “…la respues-
Por lo que concierne a la omisión de la figura del Rey, cuando se le inquirió ¿sí había asignado a sus tropas como escudo las imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe y de Fernando VII? Dijo que no hubo tal orden; pero que en Atotonilco tomó una imagen de la Guadalupana y que los regimientos y los pelotones de la plebe que se le unía “fueron tomando la misma imagen de Guadalupe por armas, a que al principio agregaban generalmente la del señor don Fernando VII, y algunos también el águila de México”, pero que “ni él ni Allende dieron orden ninguna sobre este punto, ni tampoco realmente se puede hacer alto sobre él, pues al fin cuanto se hacía era arbitrario, y que la ocurrencia que tuvo de tomar en Atotonilco la imagen de Guadalupe, la aprovechó por parecerle a propósito para atraerse a las gentes…”20 Declaración de don Ignacio Allende La declaración de Allende, da todavía mayor sustento a la teoría que el párroco sí buscaba la liberación de manera absoluta, en su proceso Allende dijo: que su objeto era “conservar esta América al señor don Fernando VII…”, que en Valladolid había “percibido que ya no era del agrado de Hidalgo que se mentase el nombre de Su Majestad…” y en Guadalajara, al doctor Francisco Severo Maldonado le había extrañado que “en su periódico intitulado Despertador Americano no se contaba con el señor don Fernando VII, que era el principal objeto de la insurrección”, a lo que Allende le contestó que eso no le parecía bien a Hidalgo.21
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todos de esta parte tan integrante de la Nación Española. Aquí clavadas por orden del Sr. Brigadier Don Félix María Calleja del Rey, ilustre vencedor de Aculco, Guanajuato y Calderón, y restaurador de la paz en esta América. Guanajuato 14 de octubre de 1811.22 Si bien es cierto, que esta macabra acción tenía la finalidad de servir de escarmiento al pueblo y dejar definitivamente en claro la suerte que correrían todos aquellos que abrazaran el movimiento libertario, también lo es, que a todas luces se pretendía desprestigiar a sus líderes. Durante toda la guerra, a través de bandos, pasquines y libelos, se refirió o se expresó sobre los insurgentes de manera infamante, tendencia que prevaleció aún después de consumada la Independencia pues existió un nulo reconocimiento a sus méritos como Iniciadores de la Independencia. En el desfile militar del 27 de septiembre de 1821 (cumpleaños de Agustín de Iturbide), ninguno de los viejos caudillos insurrectos pasó revista en las primeras filas y al día siguiente en el Acta de Independencia del Ymperio Mexicano, tampoco fue honrado ninguno de los veteranos insurgentes, ni siquiera el General Vicente Guerrero, de quien se valió el futuro Emperador, para lograr sus propósitos. El único acto de consideración hacia los insignes independentistas, se dio el 28 de marzo de 1821, cuando Anastasio de Bustamante y Luis de Cortázar -al frente del ejército Trigarante- tomaron la ciudad de Guanajuato y como primera medida ordenaron fueran descolgadas las cabezas de los primeros cabecillas de la revolución, para ser
¿CÓMO SE INSTITUYÓ DON MIGUEL HIDALGO EN PADRE DE LA PATRIA? En los años en los que se desarrolló la Guerra de Independencia, el Gobierno Virreinal siempre desacreditó al movimiento insurrecto y denostó a sus líderes, un ejemplo muy palpable de ello, lo tenemos en la inscripción que se colocó en la puerta de la Alhóndiga de Granaditas, por orden del Intendente Fernando Pérez Marañón, lo mismo que en cada una de sus esquinas, las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez; las palabras contenidas en el bando, textualmente decían: Las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez Insignes facinerosos, y primeros cabecillas de la revolución; que saquearon y robaron los bienes del culto de Dios y del Real Erario; derramaron con la mayor atrocidad la inocente Sangre de sacerdotes fieles y Magistrados justos; y fueron causa de todos los desastres, desgracias y calamidades que experimentamos y que afligen y deploran los habitantes
La cabeza de Hidalgo en una de las esquinas de la Alhóndiga. (Jesús Castruita).
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trasladadas al Panteón de San Sebastián, ubicado en esa misma localidad.23 Lucas Alamán Para ejemplificar estas posturas en contra, mismas que continuaron incluso después de consumada la Independencia, señalaremos que el historiador guanajuatense Lucas Alamán, negó el papel de Padre de la Patria a don Miguel Hidalgo y Costilla y le otorga a Agustín de Iturbide el carácter de Constructor de la Independencia; se empeñó en desprestigiar la Revolución de Independencia, en su Historia de Méjico enfatiza que la “Revolución de Hidalgo”, retardó la Independencia del país y destruyó haciendas, fábricas y prosperidad; en su opinión: “Fatídico parece ser este día [16 de septiembre] para la nación mejicana: en su noche… en 1810,… fue causa de la desolación del país.24 «Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines». ¡Reunión monstruosa de la religión con el asesinato y el saqueo: grito de muerte y de desolación, que habiéndolo oído mil y mil veces en los primeros días de mi juventud, después de tantos años, resuena todavía en mis oídos con un eco pavoroso!”...25 “Hidalgo, Allende y sus compañeros se lanzaron indiscriminadamente en una revolución que eran enteramente incapaces de dirigir; que no hicieron otra cosa que llenar de males y desventuras incalculables a su patria…”26 Pero su severa crítica hacia el antiguo ex rector del Colegio de San Nicolás y a su proceder, no paró en su libro Historia de Méjico, pues el 16 de septiembre de 1849, al cumplirse 39 años de la acción comenzada por Hidalgo, don Lucas Alamán publicó en el periódico El Universal un artículo titulado “Aniversario del Grito de Dolores”, en el que continuó con su mordaz actitud; Alamán inicia su escrito, realizando una reflexión sobre por qué, ese día en que se celebraba el principio de la Independencia; de lo que debiera ser un día de júbilo, de entusiasmo, de recuerdos de felicidad, de gloria y prosperidad para la nación, ¿Por qué en lugar de todo ello, aparecían sombras negras que cruzan por la mente de todos los mexicanos?, a esas interrogantes, se responde afirmando que “… el 16 de septiembre de 1810 no fue el primer día de nuestra existencia política, ni aquel grito fue el origen de la independencia…”27. Sostiene que: “el grito de Dolores ni tuvo por objeto la independencia del país, ni fue la expresión del pensamiento de los mexicanos,… [porque] ni en sus palabras, ni en sus acciones, manifestó que su levantamiento tuviese estas tendencias. [Sus] palabras… y su grito… envolvía[n] la ruina del país, como consecuencia precisa de un principio inmoral y atroz.”28 Más adelante, le atribuye a Agustín de Iturbide, al que llama “enemigo de los insurgentes” y “amigo de la independencia”, la ejecución de tan magna obra, al asegurar:
La Alhóndiga de Granaditas.
“…Iturbide,… consumó la grande obra, apoyado en los verdaderos principios, y aconsejado por los hombres que acertaron a comprender las condiciones indispepensables del nuevo ser político”.
“…Iturbide,… consumó la grande obra, apoyado en los verdaderos principios, y aconsejado por los hombres que acertaron a comprender las condiciones indispensables del nuevo ser político”. La adhesión de estos hombres a la causa de la independencia, fue al mismo tiempo la señal de que ella era el pensamiento de la nación, y un estímulo para que se resolvieran a abrazar a este partido aquellos que de otro modo jamás lo habrían hecho. Estos hombres no hubieran favorecido con sus luces un cambio que no apetiese [sic] la mayoría de sus compatriotas; y una vez decididos por él, arrastraron consigo a los indecisos. La causa de la independencia triunfó, porque era preciso que triunfara.”29
Aquí es muy importante detenernos un poco, debido a que en el siguiente párrafo el mismo autor nos dilucida, quienes son esos hombres, a los que se refiere con tanto énfasis y que según el dieron a México su Independencia; al respecto sostenía que esos “eran los hombres del partido conservador. A ellos debemos la fortuna de ser independientes,… Ellos apoyaron el nuevo edificio en una base sólida y estable, en las costumbres, en los hábitos, en las necesidades de tres siglos…”30 Pero su discurso no paró ahí, pues además, consideró que la Independencia, había traído inherente a ella una serie de calamidades, sobre lo cual afirmaba que no era posible “…señalar una sola época en nuestra existencia independiente, que pueda reputarse mejor que cualquiera de las que la precedieron”…; para él, lo único que había resultado de todo ello, sencillamente era “Nada más que desastres, lágrimas y miseria” y concluía afirmando que “el mal no esta[ba] en la independencia, sino en el lastimoso abuso que de ella se ha[bía] hecho”.31 Como vemos, la lucha por el reconocimiento a sus aportaciones a la Patria entre insurgentes y realistas no había concluido con la finalización de la guerra ni con la consumación de la Independencia, pues el debate entre los partidarios de una y otra facción daba muestras de un fuego ardiente, y Alamán teniendo a su disposición al
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de la Independencia nacional. Hacemos la observación que en tal panegírico, don Lucas siempre escribe el apellido Iturbide en mayúsculas, claro está, que lo realiza premeditadamente con la finalidad de hacer patente la grandeza del otrora militar realista; abre fuego con el siguiente preámbulo: “Si todas las naciones modernas tienen un día grande, glorioso, de justo y noble orgullo y de inmortales recuerdos, este día para nosotros es el VEINTISIETE DE SEPTIEMBRE; día en que los mexicanos dieron al mundo una prueba de lo que son capaces cuando obran unidos, cuando los anima un sentimiento verdaderamente nacional, cuando se hallan dirigidos por un hombre como el GRAN ITURBIDE; día en que nuestra patria se presentó ante las naciones de la tierra, radiante de gloria, y ocupó entre ellas un lugar distinguido.”32 Posteriormente, inicia arremetiendo contra el cura de Dolores, de quien señala que: “Proclamándose el defensor de los indígenas; el vengador de su humillada raza, y lanzando el grito de muerte contra los que apellidaba sus opresores,... promovía desde entonces la terrible y sangrienta lucha de las castas...”33 Continúa diciendo que [su] “movimiento,... lejos,... de haber contribuido a nuestra independencia, más bien contribuyó a desacreditarla y a retardarla. Fue un movimiento fecundo en sacrificios, en calamidades, en horrores de toda clase pero estéril a su resultado;… El movimiento de Hidalgo,... fue enteramente nulo...”34 Asevera entonces, que para obtener la Independencia, era necesaria una nueva revolución, una que estuviera cimentada sobre principios enteramente diferentes de los que instrumentó Hidalgo, y que mejor que “ITURBIDE, el gran Caudillo” para ejecutar dicha empresa, a quien presenta como una persona inmaculada, en la siguiente, más que descripción, hagiografía:
Lucas Alamán. periódico El Universal, once días después de la publicación de su artículo, volvió a la carga para prodigarse en elogios hacia el GRAN ITURBIDE, ahora en un trabajo denominado El Gran Día Nacional, en el que le atribuye al 27 de septiembre de 1821 tal carácter por ser el verdadero
“ ITURBIDE,… alzó el estandarte de la nueva revolución; estandarte grande y glorioso, a cuya sombra cabían todos los mexicanos: estandarte puro y brillante, en el que no se hallaban inscritas palabras de proscripción y de sangre, que mancharan y oscurecieran su esplendor, ni palabras mentirosas que seduciendo engañosamente a las masas, las hicieran combatir y morir por un objeto que no habían de alcanzar nunca. ITURBIDE inscribió en su estandarte una sola palabra; palabra mágica cuyo eco respondía en el corazón de todos los mexicanos. Esa palabra era “INDEPENDENCIA”.35 Más adelante, afirma que si se unió a Guerrero, fue para hacer patente las muestras de inclusión, ya que su estandarte no excluía a ningún mexicano, y no tanto “para procurarse el insig-
Don Ignacio Allende.
ALAMÁN afirma que si ITURBIDE se unió a GUERRERO, fue para hacer patente las muestras de inclusión, ya que su estandarte no excluía a ningún mexicano, y no tanto “para procurarse el insignificante apoyo de aquella corta y desorganizada fuerza.”
nificante apoyo de aquella corta y desorganizada fuerza.” Prosigue escribiendo: “...el VEINTISIETE DE SEPTIEMBRE DE 1821,... hizo su entrada triunfal en la capital de México, al frente del ejército que se llamó trigarante, concluida ya su grande obra, y establecido y asegurada por la victoria de la independencia nacional.”36 Concluye su artículo con un dejo de amargura al puntualizar: “...este movimiento tan grande, tan justo, tan glorioso, ¡vergüenza da decirlo!, ha sido mirado con desdén, y hasta con positiva aversión por algunos hijos ingratos, de esta patria que debe su existencia a este movimiento. Desagradecidos hasta el extremo con el hombre grande que lo inició y lo llevó a cabo, a la vez que instituyeron, como para mortificarle, la fiesta del 16 de septiembre, con lo cual pretendieron arrancarle la inmarcesible gloria de haber sido él quien promovió y realizó nuestra independencia, se opusieron al establecimiento de la que hoy celebramos”.37
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Memoria Leonesa levantar la cabeza sobre sus conciudadanos; pero es evidente que si hubiese presentado las bases de un sistema social; si en vez de animar a la matanza de los españoles y a los saqueos, hubiese hecho retirarse a los indios y organizado sus tropas; ofrecido garantías y hablado, como debía hacerlo, por manifiestos y programas del triunfo de la causa hubiese sido seguro en su principio.”39
dejar, ni aun que se sospechase, la existencia y el contenido de aquellos papeles...”42
Los conceptos vertidos por Zavala, rápidamente tuvieron respuesta por parte del ilustre jurista jalisciense Mariano Otero, a quien se debe la creación del Juicio de Amparo, institución que fue incorporada por primera vez en la Constitución de 1857.
No concluyó Otero ahí su labor consistente en reivindicar a don Miguel Hidalgo, pues en 1843, pronunció un Discurso Cívico en el marco de la conmemoración del XXXIII Aniversario de la Proclamación de la Independencia.
La opinión emitida por Zavala, evidentemente causó su enfado; lo que propició la respuesta del abogado guadalajarense, expresando que:
Lorenzo de Zavala. Lorenzo de Zavala y Mariano Otero Otro detractor de don Miguel Hidalgo, lo encontramos en la figura de Lorenzo de Zavala, político yucateco, quien fue electo diputado a las Cortes españolas y formó parte del primer Congreso Constituyente de la nación mexicana; Senador por Yucatán en 1825 y Gobernador del Estado de México en 1827; ministro de Hacienda durante 1829 y a partir de 1835, promotor de la Independencia de Texas. Zavala, advierte que “Hidalgo... no publicó plan ninguno, ni hizo manifiesto que diese a entender sus intenciones.” Sus críticas hacia el levantamiento liderado por Hidalgo, resultan muy severas, pues les niega a los clérigos y militares americanos, las cualidades necesarias para emprender una insurrección, ya que para ello, según su opinión se precisaba poseer un carácter superior, capaz de vencer los obstáculos impuestos por el gobierno español, y sabedores ellos -por ser americanos,- que jamás podrían aspirar a los cargos de mayor jerarquía, ya que éstos estaban reservados exclusivamente a los peninsulares, no queriendo sufrir tal abatimiento se habían lanzado a dicha revolución.38 Afirma Zavala que: “Los que escriben con ligereza, suponiendo en otro sus propias opiniones, han dicho que este eclesiástico deseaba establecer una república,... Pero es evidente que... no hizo otra cosa que poner una bandera con la imagen de Guadalupe, y correr de ciudad en ciudad con sus gentes [sic], sin haber indicado siquiera que forma de gobierno quería establecer. ...ni él ni los que lo acompañaban tenían ideas esactas [sic] sobre alguna forma de gobierno, y que tal vez la teocracia era la que les parecería más regular y más conveniente, aunque sin otra idea de ella que lo que sabían de los libros sagrados. El cura Hidalgo hizo un acto de heroísmo al
“Por una fatalidad, la calumnia y el encono que persiguieron al héroe de Dolores en su esforzada lucha, no han perdonado después su gloriosa memoria, y los escritores de quienes más justicia pudiera esperarse [se refiere, tanto a Lorenzo de Zavala, como al Dr. José María Luis Mora], han repetido ligeramente que el movimiento de 1810 no había tenido plan alguno, y que Hidalgo había concluido su heroica carrera sin manifestar el objeto de la revolución”.40 Prosigue aseverando que dicho plan, no era otro más que la Independencia, al decir “... este objeto era la independencia,...”41
Mariano Otero, sostiene que si los planes de Hidalgo no se conocieron fue “...porque el gobierno español [al ser detenidos los hermanos Epigmenio y Emeterio González] aprehendió en su casa las proclamas y manifiestos [de don Miguel Hidalgo] que estaban ya preparados para anunciar a la nación su independencia.
Otero, afirmaba conocer lo anterior, de la siguiente manera: “...y yo [lo] sé por el ilustre mexicano Epigmenio González, amigo y colaborador de Hidalgo, y primera víctima de aquel movimiento generoso,...”43
En él destacaba la importancia del 16 de septiembre, ya que “cada vez que este hermoso día luce sobre el horizonte, alumbra una fiesta nacional”.44 Igualmente hacía énfasis en la inmolación hecha por Hidalgo, en el siguiente párrafo: Este recuerdo señores, esta memoria del 16 de septiembre de 1810, este aniversario solemne de la hora en que el humilde párroco, de un pueblo oscuro y olvidado, seguido apenas de un puñado de hombres, inermes, consagró su vida en holocausto a nuestra patria, proclamando el primero su emancipación; no es simplemente un fasto nacional que cualquier otro pueblo envidiaría.45 Para Otero, no existe algo más grande, poético y sublime que la entereza del mismo Hidalgo, al inquirir: ¿Ni que hay tan grande poético y sublime, como el anciano de Dolores, que desconcertado en sus proyectos, en el momento que ha sido descubierto, va y toca la humilde campana de su iglesia, proclama la libertad del nuevo mundo
Otero, sostiene que si los planes de Hidalgo no se conocieron fue “...porque el gobierno español [al ser detenidos los hermanos Epigmenio y Emeterio González] aprendió [sic] en su casa las proclamas y manifiestos [de don Miguel Hidalgo] que estaban ya preparados para anunciar a la nación su independencia y excitarla a que se reuniese alrededor de su glorioso pendón... [en resumen], el gobierno, por supuesto, tuvo un cuidado de no
Lic. Mariano Otero Mestas.
Memoria Leonesa Pedro García Otro personaje que igualmente sostiene que las autoridades se aseguraron en ocultar las ideas de Hidalgo fue Pedro García, quien fuera era vecino de San Miguel el Grande y una de las primeras personas en adherirse a la insurgencia. A decir de García, “Se prohibió hablar de Hidalgo en ningún sitio, pues esto era un gran delito que se castigaba con rigor”, y afirma que “la guerra encarnizada a la memoria de Hidalgo y a sus ideas” fue sin cuartel, y se recrudeció a partir de su aprehensión, enjuiciamiento y ejecución”. A tanto llegó el temor de los realistas, que según el veterano soldado independentista, esa era “la razón porque no se encuentra en todo un país un retrato que siquiera se le parezca, pues la prohibición duró cerca de diez años”.50 Francisco Incháurregui y Juan Nepomuceno Herrera Don Miguel Hidalgo, por el pintor leonés José Nepomuceno Herrera. en el silencio de la noche, y se lanza luego al combate hiriendo y destrozando por todas partes?46 Para el jurista jalisciense, la causa independentista fue “…tan pura, tan grande y tan noble, [que] por ella nuestros padres pelearon sin cesar durante once años”.47 También señalaba sus virtudes inmaculadas, al asentar: Y todos estos sacrificios eran puros y sublimes. Los grandes hombres de la Independencia que hoy celebramos, no corrieron tras de los honores ni el mando: su vida fue una vida de sacrificio y de consagración, y la muerte, el único destino que estaban seguros; la muerte cegaba todos los días sus cabezas preciosas en los combates y en los cadalsos; y ante el cañón enemigo, como bajo la mano del verdugo, su firmeza y su valor no se desmintieron jamás.48 Concluía su discurso, elevando una oración al Creador agradeciéndole el haber otorgado la Independencia a la nación mexicana: “…nuestros hijos recibirán de nosotros este recuerdo cada día más caro, como una prenda preciosa de salvación… y en la larga vida de las naciones cada vez que sueñen estas horas de plácida aventura, felices o desgraciados nuestros hijos y los nietos de nuestros hijos se reunirán siempre, para celebrar el instante primero de la patria para pagar un tributo de la Independencia; y todas estas generaciones levantarán al cielo su voz y dirán extasiadas de alegría y piedad: ¡Ser Eterno, creador y conservador de las sociedades humanas: nosotros te bendecimos porque el 16 de septiembre de 1810 nos concediste la dependencia y la Libertad!”.49
Sobre lo anterior, es decir, acerca de la teoría de la inexistencia de una imagen que presente la real efigie del referido sacerdote o que al menos se le aproxime, es necesario abrir un paréntesis al respecto, mencionando que en 1840 el pintor leonés Juan Nepomuceno Herrera, copió al óleo, un retrato de don Miguel Hidalgo, el cual había sido pintado originalmente por Francisco Incháurregui, durante la estancia del prócer en Guanajuato, luego de las aciagas tomas de la ciudad y de la Alhóndiga de Granaditas; al reverso de dicha pintura se halla inscrita la siguiente inscripción: “D. Juan N. Herrera copió en 1840 del orinal que pintó D. Francisco Incháurregui, en 32avo., en Guanajuato el día 8 de octubre de 1810”.51
moros, don Leonardo Bravo, don Miguel Bravo, don Hermenegildo Galeana, don José Mariano Jiménez, don Javier Mina54, don Pedro Moreno, y don Víctor Rosales.55 Se ordenó que los restos de esos 13 ilustres mexicanos, se exhumaran y fueran trasladados a la ciudad de México, para que se depositaran en un sepulcro en Catedral. Irónico resulta saber que exactamente después de transcurrido un año de que el Congreso efectuara el Decreto de Declaración en Honor de los Primeros Héroes Libertadores de la Nación y de los que los siguieron, se pasara por las armas al Consumador de la Independencia Agustín de Iturbide el 19 de julio de 1824. El magnicidio perpetrado en tan importante personaje fue repudiado por el General Vicente Riva Palacio, nieto de don Vicente Guerrero, en las páginas de su obra El Libro Rojo, en la que al respecto escribió: “…en cuanto a la [muerte] de Iturbide exclamaré siempre, que fue la prueba más tristemente célebre de ingratitud que pudo haber dado en aquella época la nación mexicana… El pueblo que pone las manos sobre la cabeza de su libertador, es tan culpable como el hijo que atenta contra la vida de su padre. Hay sobre los intereses políticos en las naciones, una virtud que es superior a todas las virtudes, la gratitud.”56 ¿16 o 27 de septiembre? A partir del momento en que México adopta el régimen republicano, cambió la visión hacia los individuos que intervinieron en el proceso que derivó en la consecución de la Independencia
De lo que se infiere, por lo tanto, que se trata del único y verdadero retrato del Padre de la Patria, y por tal motivo, representa un incalculable testimonio pictórico. Beneméritos de la Patria en Grado Heroico Habría pues que esperar la caída del Imperio, para honrar de manera clara y transparente a los Servidores de la Patria. Luego de la abdicación de Iturbide, acontecida el 19 de marzo de 1823,52 exactamente cuatro meses después iniciaría el culto oficial a los Héroes de la Independencia. El 19 de julio de 1823 la Patria Independiente rindió a través del Congreso, un homenaje póstumo a trece próceres caídos en combate, declarándolos Beneméritos de la Patria en Grado Heroico.53 Los caudillos elevados al Altar Patrio eran: Don Miguel Hidalgo y Costilla, don Ignacio Allende, don Juan Aldama, don Mariano Abasolo, don José María Morelos, don Mariano Mata-
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General Vicente Riva Palacio.
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Memoria Leonesa bre y el 4 de octubre, aniversarios del primer grito de independencia, y de la sanción de la Constitución (conforme a la nueva tesis) y quedando proscrito Iturbide al ignorarse el 27 de septiembre (día -además- de su cumpleaños).59 Sobre el primer día, es decir el 16, podemos señalar que en 1825, por encargo de la Junta Cívica se realizó la primera conmemoración del Grito de Dolores. Desde entonces quedó establecido que año con año, se recordara de manera suntuosa y honorífica “[el] más bello y plausible episodio, del heroico y grandioso acontecimiento en que la energía y decisión del más santo civismo proclamó la independencia de México el 16 de septiembre de 1810”. 60
Agustín de Iturbide. nacional; por un lado, la imagen de los Insurgentes y de Hidalgo, poco a poco fue acrecentándose; y por otro, la de Iturbide, iba devaluándose. Lo anterior, dio origen a un debate entre los afectos a uno y otro bando; sin embargo, la elevación de don Miguel Hidalgo al nivel más alto del Panteón Patrio e incluso a la obtención del título de Padre de la Patria, no sería inmediato, sino paulatino, pues durante gran parte del siglo XIX, habría de librar “muchas batallas” contra Iturbide. Para ilustrar dicha pugna entre ambos personajes, es necesario mencionar, que existieron a un mismo tiempo, las celebraciones tanto del 16 como la del 27 de septiembre, ambas con el carácter de Fiesta Nacional. Sin embargo, para el Segundo Congreso Constituyente, la Guerra de Independencia, efectivamente había tenido inicio el 16 de septiembre de 1810 a través de la revolución de Hidalgo, pero definitivamente no concluyó con la de Iturbide en 1821, puesto que esta última simplemente era un episodio de la lucha libertaria, siendo consumada después de catorce años, en 1824 con la promulgación de la primera Carta Magna.57
Entonces el licenciado Juan Wenseslao Barquera, promovió la realización de una Primera Función Patriótica, misma que se efectuó precisamente el 16 de septiembre de 1825. En ella, el mismo Barquera pronunció su Oración Patriótica, la cual en sí misma constituía una epopeya y en la que expresaba con evidente pasión:“¡Qué objeto tan sublime, mexicanos, os ha reunido hoy en este lugar, llenos del júbilo patriótico, que sabe inspirar en los pechos generosos el sacrosanto juego de la libertad!... os habéis reunido para celebrar con el himno del triunfo el fausto nacimiento de vuestra independencia y libertad”.61 Más adelante exaltaba el legado de los iniciadores del movimiento insurgente: “Si héroes bienaventurados, Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, Balleza,... deliberáis hace quince años en el pueblo de Dolores sobre la suerte de nuestra patria para sacarla del fango de la servidumbre ¡Salve mil veces...!62 ...hemos conseguido cuanto se propusieron nuestros primeros caudillos de nuestra libertad e independencia en el memorable grito de Dolores”.63
Terminaba su Oración Patriótica, haciendo hincapié en las cualidades de los habitantes de la nación mexicana, manifestando: “...sois virtuosos y valientes, porque sois mexicanos. Siempre unidos, siempre moderados y fieles observadores de las leyes patrias, vuestra conducta honrará la memoria de nuestros héroes, y la posteridad bendecirá enternecida vuestras grandes acciones, y celebrará como nosotros el 16 de septiembre de 810.”64. Al año siguiente, 1826, las conmemoraciones del día 16 de septiembre, así como a los primeros caudillos, comenzaban a realizarse ya no únicamente en la ciudad de México, sino ya también en provincia; así tenemos que en la aún villa de León, de la antigua Intendencia de Guanajuato, el día 17 de septiembre se realizó una “función de iglesia”, “en que la gratitud de la Nación tribu[tó] sus recuerdos al Héroe de Dolores y sus dignos caudillos”.65 En contra parte, el Presidente Anastasio Bustamante, instituyó desde 1830, al 27 de septiembre como Fiesta Nacional.66 Así, la reputación de Iturbide como “Libertador”, aún permanecería vigente por algunos años más, antes de que naciera el culto oficial a los Héroes de la Independencia, con lo que su figura caería estrepitosamente, hasta llegar a la ignominia total. Aunque, es menester hacer la observación que antes, durante el transcurso de la Guerra de Independencia, los mismos insurgentes ya rendían culto a los iniciadores del movimiento libertario; un claro ejemplo de ello, lo tenemos en dos hechos; el primero en la celebración del segundo aniversario del Grito de Independencia el 16 de septiembre de 1812 en Huichapan, suceso que originó una tradición que ha perdurado hasta nuestros días y que, además sobra decir, se ha convertido en la máxima Fiesta Na-
Lo anterior quedó asentado en el Manifiesto que el Congreso General Constituyente dirigió a los mexicanos en los siguientes términos: “ El congreso no se ocupará hoy en describir la serie de los acontecimientos que se han sucedido en la revolución de catorce años, y los costosos sacrificios que fueron necesarios para que la Nación llegara a conseguir por fin el bien inapreciable de su independencia…”. 58 Tal idea de una Guerra de Independencia con duración de catorce años, iniciada en 1810 y concluida en 1824, quedó confirmada en el decreto del 24 de noviembre de 1824, en el que se establecía únicamente como fiestas cívicas el 16 de septiem-
El Congreso Constituyente, estableció como fiestas cívicas únicamente el 16 de septiembre y el 4 de octubre, aniversarios del primer grito de independencia, y de la sanción de la Constitución.
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“ Que... se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; bordando siempre el mérito del gran héroe el señor don Miguel Hidalgo y su compañero Ignacio Allende.”71 ¿Quién al Gachupín Humilla...? Otra muestra de la veneración que los insurgentes expresaban a sus líderes, lo encontramos en el sentimiento del pueblo, quien hace gala de su inspiración conjugando sus versos y tonadas, para cantar lo mismo a la fortuna que a la desgracia.
Casa conocida como “El Chapitel”, lugar exacto en donde se conmemoró por primera vez el Grito de Independencia el 16 de septiembre de 1812. (Fotografía: J. Makali Bruton El Chapitel Huichapan - Pueblos Mágicos -https://www.hmdb.org/m. asp?m=124625-). cional; el segundo acontecimiento al que nos referimos, es a la inscripción en los Sentimientos de la Nación que de esa fecha se hace, como aquella en la que nuestra santa libertad comenzó. Huichapan conmemora por primera vez el Grito de Independencia Por lo que hace a la conmemoración de esta acción, sabemos que en pleno marco bélico desde el 16 de septiembre de 1812, los licenciados don Ignacio López Rayón y Andrés Quintana Roo tomaron la decisión de conmemorar en Huichapan, en el actual estado de Hidalgo, por primera vez el Grito de Independencia.67 Conforme a las crónicas, fue en la casa conocida como “El Chapitel”, ubicada frente a la plaza principal y al palacio municipal de dicha localidad, el lugar exacto en donde se desarrolló dicha ceremonia. Ahí los festejos habrían iniciado con una descarga de artillería y una vuelta general de esquilas. Una vez reunidos los vecinos, don Ignacio López Rayón expresó ante ellos: “...Diremos por primera vez desde este glorioso lugar, lleno de almas grandes, que vamos a seguir en la lucha y que la Providencia nos acompañe. ¡Viva la Virgen Santísima de Guadalupe! ¡Viva la Independencia Nacional! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Allende! ¡Viva Abasolo! ¡Y qué vivan los héroes que nos dan Patria y Libertad!”.68 Posteriormente don Andrés Quintana Roo dio lectura al manifiesto de la Junta Suprema Gubernativa de América, alusivo al segundo aniversario
de la gesta heroica, nombrando a Huichapan cuartel general y Palacio Nacional de América y capital de la misma.69 Dicho manifiesto, hacía énfasis sobre el valor y la importancia de la fecha objeto de la conmemoración, asentando: “....un día que debe ser indeleble en la memoria de todo buen ciudadano. ¡Día 16 de septiembre!... El espíritu engrandecido con los tiernos recuerdos de este día, extiende su vista a la antigüedad de los tiempos, compara las épocas, nota sus diferencias, ve lo que fuimos, esclavos encorvados bajo la coyunda de la servidumbre, mira lo que empezamos a ser, hombres libres, ciudadanos, miembros del Estado con acción de influir en su suerte, a establecer leyes, a velar sobre su observancia, y al formar este paralelo sublime exclama enajenado de gozo: ¡Oh día, día de gloria, día inmortal; permanece grabado con caracteres perdurables en los corazones reconocidos de los americanos! ¡Oh día de regeneración y de vida!...”70
Entre tales cánticos, podemos referirnos al llamado “¿Quién al Gachupín Humilla?”, el cual honra a tres de los cinco primeros caudillos, surgido en la entonces Intendencia de Guanajuato, que incluso se afirma que las huestes de Hidalgo, entonaban al arribar a la ciudad minera el 28 de septiembre de 1810. La letra decía: ¿Quién al Gachupín Humilla? ¡Costilla! ¿Quién al pobre lo defiende? ¡Allende! ¿Quién su libertad aclama? ¡Aldama! Corre criollo que te llama y para más alentarte todos están de tu parte: ¡Costilla, Allende y Aldama!72 Liberales y Conservadores Como ya lo dejamos establecido, durante el transcurso de la Guerra de Independencia y aún después, durante los primeros años del México Independiente, los iniciadores del movimiento libertario no fueron reconocidos por su gesta e
Sentimientos de la Nación El 14 de septiembre de 1813, en la ciudad de Chilpancingo en la antigua provincia de Técpan, al aperturar el Congreso de Anáhuac, se dio lectura al documento denominado Sentimientos de la Nación, en cuyo contenido se incorporó en el punto 23, la solemnización del día 16 de septiembre como el de nuestra Independencia, al establecer:
Placa alusiva al acontecimiento, colocada en el frontispicio de la Casa del “El Chapitel”.
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Memoria Leonesa manifiesta que hacia “...1823 segundo de la independencia el cura de Dolores era considerado el Padre de la Patria.”76 En 1851, encontramos la primera alusión a don Miguel Hidalgo como Padre de la Patria; dicha mención con tal carácter, se consigna en una placa al pie de su efigie, en un monumento erigido en Toluca y en el que se le da precisamente el tratamiento de “Padre de la Patria”, así como el de “Mártir de la Causa Nacional”77.
Lic. Melchor Ocampo. Hidalgo, obviamente no era considerado como Padre de la Patria; sin embargo el historiador Lic. Lucas Martínez Sánchez, Director del Archivo General del Estado de Coahuila, felizmente ha localizado en la Universidad de Texas de Austin, una misiva suscrita por el jefe insurgente, Ing. don José Mariano Jiménez, en la que al referirse a don Miguel Hidalgo, lo hace señalándolo como Padre de la Patria. Recordemos que después de que el 25 de noviembre de 1810, Calleja recobrara Guanajuato, Jiménez pasó a Guadalajara, en donde Hidalgo luego de reorganizar militar y políticamente su gobierno, le ordenó dirigirse a San Luis Potosí con el propósito de insurreccionar las provincias internas.73 El 6 de enero de 1811, Mariano Jiménez en su carácter de Teniente General, dirigió desde Encarnación, una carta al Gobernador realista de la provincia de Coahuila don Antonio Cordero y Bustamante, en la que le intimaba la rendición de las fuerzas a su mando.74 La importancia de dicha epístola, para los efectos del presente trabajo, radica en la circunstancia que Jiménez nos revela que don Miguel Hidalgo, había sido proclamado en Guadalajara Padre de la Patria, al escribir lo siguiente: “...las miras de la nación jamás han sido hacer infelices a los buenos europeos sino corregir y enmendar a los malos, contra estos se ha levantado la bandera del serenísimo Sr. Dr. Dn. Miguel de Hidalgo proclamado solemnemente en la ciudad de Guadalajara, por Padre de la Patria, defensor de la religión…” 75 Prosiguiendo el estudio sobre el otorgamiento del título de Padre de la Patria a don Miguel Hidalgo, el mismo Martínez Sánchez, en su citada obra,
Durante los años correspondientes a la década de los ‘50 del siglo XIX, el litigio entre Hidalgo e Iturbide, por elevarse a lo más alto del Panteón Cívico Nacional, continuó alentado por liberales y conservadores. Recordemos que en un lapso de diez años (1857-1867), aquellos infligieron dos derrotas a éstos; la segunda de consecuencias fatales, ya que las muertes de Maximiliano, Miramón y Mejía, marcaron el fin y disolución del Partido Conservador; lo cual significó, respecto a los antagónicos caudillos libertadores, el encumbramiento total del 16 de septiembre como Fiesta Nacional y de don Miguel Hidalgo como “Padre de la Patria”, por un lado, y por el otro, la ignominia y el desprecio, para el 27 de septiembre y Agustín de Iturbide. Para concluir sobre la pugna entre Hidalgo e Iturbide, que como ya arriba lo mencionamos, al restablecerse la República en 1867, se impuso el primero como “Padre de la Patria”. A continuación, presentamos dos ejemplos del pensamiento liberal. Ambos se tratan de discursos cívicos pronunciados en la conmemoración del 16 de septiembre; el primero corresponde a don Melchor Ocampo, mientras que el segundo al ilustre sanmiguelense don Ignacio Ramírez “El Nigromante”. En los dos casos, se manifiesta la exaltación al legado de don Miguel Hidalgo.
dor de los vencedores, volviéndolo estéril”.81 Por lo que hace a la Religión, esta representaba “...que el Clero se hiciese dueño y señor de sí mismo, entregándose más impunemente a toda especie de abusos...”.82 Y finalmente, estimaba que los consumadores de la Independencia habían introducido a la Unión, como una de las tres garantías “para que la abyecta humildad de los antes conquistados perdonara el vilipendio y opresión de tres siglos y no extrañase ni procurara reprimir la elación, el orgullo de los que aún se juzgaban conquistadores y de los que aún hoy mismo se creen si no triunfantes, sí muy superiores a los hijos del país”. 83 Al deslindar a la revolución de Hidalgo de la de Iturbide y al señalar lo que representan -según su interpretación- para los hombres a los que llama “de segunda época” los conceptos de Independencia, Religión y Unión, aunque no lo expresa de manera explícita, le concede el título de Padre de la Patria. Igualmente don Ignacio Ramírez, tres años después, el 16 de septiembre de 1861, pronunciaba un discurso en la Ciudad de México;84 pero a diferencia de su correligionario, él sí llama a Hidalgo Padre de la Patria al preguntarse ¿Cómo arrancar del pecho de un padre, la patria, cuando tiene entre sus brazos a quien dejarla por herencia?85 Para el guanajuatense, don Miguel Hidalgo es definitivamente el Padre de la Patria, ya que éste gestó nuestra nación, el Grito de Dolores más que un mito fundacional es un acto, lo cual queda plenamente asentado al afirmar contundentemente: “...nosotros venimos del pueblo de
El 16 de septiembre de 1858, don Melchor Ocampo siendo ministro de Gobernación pronunció en la Alameda de la Heroica ciudad de Veracruz, un discurso alusivo a ese día.78 En él, el michoacano asevera que tres son los fundamentos filosóficos del cristianismo: Fe, esperanza y caridad,79 cualidades de las que estaba investido Hidalgo y con las que impregnó a su revolución. Ocampo, entonces emplea las “tres garantías” proclamadas en el Plan de Iguala: Independencia, Religión y Unión, para diferenciar a la revolución de Hidalgo de la de Iturbide, quien con ellas, sustituyó a las tres virtudes filosóficas del cristianismo, arriba referidas. En primer término, consideró que la Independencia “bello ideal de todos los corazones generosos”,80 fue para el antiguo militar realista, “la primera transacción de nuestra política, el primer ardid con que la interesada astucia de los vencidos estafó... el triunfo a la ignorancia y magnánimo can-
Ignacio Ramírez “El Nigromante”.
Memoria Leonesa Dolores, descendemos de Hidalgo y nacimos luchando como nuestro padre por todos los símbolos de la emancipación y como él, luchando por tan santa causa, desapareceremos de sobre la tierra”.86 Asevera que “...más allá de los cadáveres políticos... se levanta hasta el cielo pura y severa, la frente de Hidalgo, y el sol del 16 de septiembre se complace en coronarla con sus rayos” 87 y hace extensivo el reconocimiento a demás próceres de la primera etapa de la Independencia, al manifestar: “El cielo en que habitan los héroes, reposa sobre la tierra; por eso es verdad lo ahora anuncio: Hidalgo, Allende, Matamoros, Morelos nos contemplan”.88 En resumen, para “El Nigromante” don Ignacio Ramírez “La aparición de México se verificó entre una tempestad de rayos que no se apagan todavía; felicitémonos porque nos ha sido dado contemplar este espectáculo sublime”.89 CONCLUSIONES Una vez terminado el presente trabajo, llegamos a la conclusión de que don Miguel Hidalgo, sí pretendía la Independencia Absoluta, tal como queda asentado en los siguientes acontecimientos: • En los testimonios dados por Aldama y Abasolo, que coinciden en que en el grito nunca hubo un Viva Fernando VII. •En la aseveración que hace Hidalgo a los guanajuatenses convocados para nombrar de entre ellos nuevas autoridades, a los que al negarse a asumir sus respectivos cargos, alegando fidelidad al Rey don Fernando VII, expresó que tal juramento no obligaba, puesto que ya no había Rey y que éste era una ficción. • En el Plan del Gobierno Americano para Instrucción de los Comandantes de las Divisiones del 16 de noviembre de 1810, pues en él queda claro que Hidalgo, sí tenía un proyecto de nación al establecer que “....se gobernará el reino por un Congreso de individuos doctos e instruidos, y todos criollos”. • En el manifiesto del 15 de diciembre de 1810, pues en él Hidalgo, proclama la Independencia Absoluta sin aludir a Fernando VII. • En el proceso de Mariano Jiménez, pues en el declaró haber visto “…que discrepaban el cura y Allende, pues aquél se insinuaba por la independencia absoluta y éste nunca se apartó de la dependencia de la metrópoli,…”y que en el pliego de peticiones presentado al Virrey, Hidalgo pedía la rendición de la ciudad de México y la Independencia Absoluta. • En la instrucción de Ignacio Allende, ya que en él declaró que en Valladolid había “percibido que ya no era del agrado de Hidalgo que se mentase el nombre de Su Majestad”.
Como vemos, de los sucesos ya referidos, se infiere cuáles eran los reales propósitos del sabio teólogo; no obstante, si jamás externó Viva la Independencia, fue porque ello no era conve-
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te; pero lo manifestó de manera tácita al no nombrar a Fernando VII, en cada bando, proclama o documento por él suscrito, por tales razones don Miguel Hidalgo es el Padre de la Patria.
FUENTES ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LEÓN (AHML) -Fondo Sección Jefatura Política, Serie Caja Expediente Año fojas (AHML-JP-CIC-COM-C.1-Exp.4-1826) fs. 1f.-2f.
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Memoria Leonesa
NOTAS
1 Hernández y Dávalos Juan E., Historia de la Guerra de Independencia de México, tomo I, citado por González Lezama, Raúl en Voces Insurgentes -Declaraciones de los Caudillos de la Independencia-, México, INEHRM, 2019, p. 26. 2 Documentos para la Historia del México Independiente 1808-1938, México, H Cámara de Diputados, LXI Legislatura-Ángel Porrúa, 2010, p. 75. 3 Hernández y Dávalos Juan E., Historia de la... citado por González Lezama,... p. 24. 4 Hernández y Dávalos Juan E., Historia de la... citado por González Lezama,... p. 256. 5 González Lezama, Raúl, Voces Insurgentes -Declaraciones de los Caudillos de la Independencia-, México, INEHRM, 2019, p. 215. Declaración de Mariano Abasolo, Fuente: Copia de las declaraciones dadas por el reo Mariano Abasolo, Archivo General de Indias, Audiencia de México, leg. 1322. Microfilm en Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Archivo Histórico del Ex convento de Tiripetío, Mich., Clave 9392, rollo 4, n. 36). 6-7 Sotelo, Pedro José, Memorias del Último de los Primeros Soldados de la Independencia, Guanajuato, Comisión Nacional de Celebraciones del 175 Aniversario de la Independencia y 75 de la Revolución Mexicana 1810-1910-1985, 1985, p. 9. 8 Pública Vindicación del Ilustre Ayuntamiento de Santa Fe de Guanajuato Justificando su Conducta Moral y Política en la Entrada y Crímenes que Cometieron en Aquella Ciudad las Huestes Insurgentes Agavilladas por sus Corifeos Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, México, Mariano de Zúñiga y Ontiveros, 1811, pp. 34-37. 9-15 Documentos para la Historia… pp. 80-82, 84-86. 16 González Lezama, Raúl, Voces Insurgentes… p. 161. El original del proceso seguido a Mariano Jiménez se encuentra en el Archivo General de Indias en Sevilla con la siguiente clasificación: México, Legajo 1322, Causa n. 15. Fue publicado íntegramente por Rafael Montejano y Aguiñaga en Documentos para la historia de la Guerra de Independencia en San Luis Potosí, San Luis Potosí, 1981, Academia de Historia Potosina, 1981, VII-249 pp. (Biblioteca de Historia Potosina núm. 6). 17-21 González Lezama, Raúl, Voces Insurgentes… pp. 31, 33-34, 106, 176. 22 Hernández y Dávalos, J. E., Colección de Documentos para la Historia de la Guerra de la Independencia de México, México, INEHRM, 1985, Tomo II, Edición facsimilar, documento 243, p. 519. 23 Marmolejo, Lucio, Efemérides de Guanajuato -o Datos para Formar la Historia de la Ciudad de Guanajuato-, Universidad de Guanajuato, Guanajuato. 1967. Tomo III, p. 148. 24 Alamán, Lucas. Historia de Méjico, México, imprenta de J.M. Lara, 1850-1851, Tomo II, p. 403. 25-26 Alamán, Lucas. Historia de Méjico,…tomo I, pp. 151, 283. 27-31 Alamán, Lucas, Aniversario del Grito de Dolores en El Universal, México, 16 de septiembre de 1849, recuperado de https://nexos.com.mx/?m=201009. 32-37 Alamán, Lucas, El Gran Día Nacional en El Universal, México, 27 de septiembre de 1849, recuperado de https://nexos.com.mx/?p=13895. 38-39 Zavala, Lorenzo de, Ensayo Histórico de las Revoluciones de México Desde 1808 Hasta 1830, México, Imprenta de Manuel N. de la Vega, 1945, Tomo I, pp. 54-55. 40-43 Otero Mestas, Mariano, Obras, México, Editorial Porrúa, 1967, Tomo II, p. 491. 44-49 Acosta Peña, Brasil Alberto, Obras Completas de Mariano Otero -Legado Jurídico, Político y Diplomático- México, Cámara de Diputados LXIV Legislatura-Consejo Editorial H. Cámara de Diputados, 2019; pp. 183, 184, 188, 189, 194. 50 García, Pedro, Con El Cura Hidalgo en la Guerra de Independencia, México, SEP/80–Secretaría de Educación Pública, 1982, p. 151. 51 Álvarez, Rogelio. Enciclopedia de México, Tomo VII, 1987, p. 3876. 52 Bustamante, Carlos María de, Historia del Emperador D. Agustín de Iturbide Hasta su Muerte, y sus Consecuencias; Establecimiento de la República Popular Federal. México, Imprenta de I. Cumplido, 1846 pp. 114-115. 53 Colección de Órdenes y Decretos de la Soberana Junta Provisional Gubernativa y Soberanos Congresos Generales de la Nación Mexicana, México, 1829, Tomo II, p. 150. 54 Tradicionalmente, la historia se ha encargado que lo conozcamos como Francisco Javier, pero Martín Luis Guzmán en su obra Javier Mina, Héroe de España y de México, nos aclara que en realidad se llamaba Martín Javier: “…lo llamaron Martín Javier: Martín en honor del padrino, de la madrina, del bisabuelo y otros parientes, y Javier para que sobre él velase uno de los cinco santos predilectos de Navarra…”. (Guzmán, Martín Luis, Javier Mina, Héroe de España y de México, 2ª edición, México Ed. Joaquín Mortiz. México 2002, p. 12.). 55 Colección de Órdenes…p. 150. 56 Riva Palacio, Vicente, “Iturbide” (Payno, Manuel; Riva Palacio, Vicente), El Libro Rojo, 2ª edición, México, Conaculta, (Colección Cien de México), 2005, pp. 350-351. 57-58 Manifiesto del Congreso General a los Mexicanos en Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, recuperado de https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2893/31.pdf. 59 Dublán, Manuel y Lozano, José María, Decreto. Fiestas Religiosas y Cívicas Nacionales. Ceremoniales para la Asistencia del Presidente de la Federación á Ellas. Noviembre 27 de 1824 en Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la República recuperado de http://www.biblioweb.dgsca.unam.mx/dublan ylozano/. 60-64 Barquera, Juan Wenceslao, La Festividad Nacional, México, Tipográfica de Lara, 1886, p. 1, 10, 13,14. 65 Archivo Histórico Municipal de León, Fondo Jefatura Política, Sección Cívicas y Culturales, Serie Comunicaciones, Caja 1, Expediente 4, Año 1826 (AHML-JP-CIC-COM-C.1-Exp.4-1826). 66 Alamán, Lucas, El Gran Día Nacional, en El Universal, México, 27 de septiembre de 1849, recuperado de https://nexos.com. mx/?p=13895. 67 Serrano Migañón, Fernando, El Grito de Independencia Historia de una Pasión, México, Ed. 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Hidalgo, obra del artista mexicano Jesús de la Helguera.