Memoria Leonesa

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ÓRGANO DE DIVULGACIÓN DEL ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LEÓN

NÚMERO 1 ENERO-FEBRERO 2019

Publicación Gratuita

LOS ESTANCIEROS DEL VALLE DE SEÑORA

Rodolfo Herrera P.

LAS MISIONES JESUITAS DE GUANAJUATO (1761-1765) Versión Palegráfica con Noticias Biográficas, Históricas y Demográficas Sobre el Bajío Mexicano -Segunda Entrega-

Lic. Edmundo Iván Lozano Serna


02 Órgano de Divulgación del Archivo Histórico Municipal de León, Gto.

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes

Directora

∑ Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez

Coordinador de publicaciones

Ing. Juan Antonio Sánchez Zúñiga

Diseño y Colaboración

∑ Enero - Febrero 2019 No. 1 ∑ ahmleon@prodigy.net.mx Archivo Histórico Municipal de León @AHMLeon ahmleongto

Lic. Héctor López Santillana

Presidente Municipal de León

Lic. Felipe de Jesús López Gómez

Secretario del Ayuntamiento

Lic. Margarita Alférez Rodríguez

Directora General de Archivos

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes

Directora del Archivo Histórico Municipal de León

Justo Sierra 216, Centro, C.P. 37000

León, Guanajuato, México. Tel. 01 (477) 716 87 19

Pendientes todos los registros Impreso en: Orozco Impresiones Publicación Gratuita

Los artículos son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de la publicación.

Memoria ENERO-FEBRERO 2019 Leonesa

CARTA EDITORIAL

niciamos otro año y con él, el órgano de divulgación del Archivo Histórico se renueva y a partir de este ejemplar cambia de nombre, el cual es Memoria Leonesa, publicación que en su denominación lleva implícita su misión de preservación y difusión de la memoria colectiva de nuestra ciudad; igualmente festejamos un Aniversario más de la Fundación de León, a través de las Fiestas de Enero, acontecimiento que se ha convertido en símbolo de identidad para los leoneses; así en este 2019 conmemoramos el cumpleaños 443 de nuestra localidad. Pero, si bien es cierto que León nace jurídicamente en 1576, su historia inicia algunos años atrás, pues habrá que recordar que las autoridades virreinales habían otorgado desde antes, tierras a españoles para establecer estancias ganaderas en donde ahora se asienta nuestra ciudad, y es en este marco en el que el Arq. Rodolfo Herrera Pérez, nos habla en su trabajo Los Estancieros del Valle de Señora, de personajes, tales como Juan de Jasso, Pedro Lorenzo de Castilla, Pedro Gómez, entre otros, verdaderos pobladores pioneros de estos lares, entre quienes debieron enfrentar los constantes embates de los Chichimecas, camino lleno de abrojos, que no obstante dicha circunstancia fue menester transitar, para allanar el camino a los posteriores Fundadores, pues todo esto motivó que dichos estancieros solicitaran al Virrey Martín Enríquez de Almanza el establecimiento de una ciudad, petición a la que accedió, trayendo como consecuencia la creación de la villa de León. Continuamos las páginas de este ejemplar, con la segunda entrega de Las Misiones Jesuitas de Guanajuato -cuya primera parte fue publicada en el último número de Acaecer, nuestro anteriór Órgano de Divulgación-, investigación del Lic. Iván Lozano Serna, en ésta se abordan de la tercera a la octava Misión, ejecutadas por los incansables padres jesuitas. Hacienda de Burras, Irapuato, Valle de Santiago, Salamanca, Yuririapúndaro -hoy Yuriria-, Maravatio, Salvatierra, Atotonilco, San José de Los Amoles -actualmente Cortazar-, son algunas de las poblaciones visitadas en esta serie, dentro de la vasta geografía del otrora Obispado de Michoacán, el cual abarcaba a los actuales estados de Michoacán y Guanajuato, así como parte de los de San Luis Potosí y Jalisco. Finalmente, deseamos a nuestros lectores un venturoso año 2019, que de acuerdo a lo que la conseja popular establece: años nones, años de dones, con éstos tenemos el gusto de anunciarles, el arribo de la Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes a la Dirección del Archivo Histórico Municipal de León, a quien le damos la más cordial bienvenida, e igualmente le auguramos el más grande de los éxitos. Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez .


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Los españoles obtuvieron estancias en el Valle de Señora.

LOS ESTANCIEROS V DEL VALLE DE SEÑORA Rodolfo Herrera P.

Varias décadas antes de la Fundación de León, llegaron a estas tierras, conocidas como Valle de Señora, bañadas por uno de los afluentes del Río de Nuestra Señora -hoy Lerma-, varios españoles deseosos de expandir la frontera de la Nueva España hacia el Norte.

arias décadas antes de la Fundación de León, llegaron a estas tierras, conocidas como Valle de Señora, bañadas por uno de los afluentes del Río de Nuestra Señora -hoy Lerma-, varios españoles deseosos de expandir la frontera de la Nueva España hacia el Norte. Al correr la segunda mitad del siglo XVI, obtuvieron concesiones de tierra y establecieron en el espacio señalado diferentes estancias ganaderas; uno de los estancieros más importantes fue Juan de Jasso, a quien el Virrey Luis de Velasco le concedió el 21 de marzo de 1551, la Estancia de Señora -donde ahora se asienta la ciudad de León-; pero años antes, desde 1546, ya poseía la Estancia de Comanja. Con el tiempo logró reunir un vasto conjunto de posesiones: El Mezquital, La Estancia Nueva, La Quebradilla del Zapote, La Loza, El Cuezillo -sic-, Los Cuezillos -sic- y La Laja, entre otras. Por el esfuerzo del viejo conquistador, el Valle de Señora se fue transformando en un verdadero emporio. A partir de 1546, comenzó a introducir en sus estancias mucha cantidad de reses, ovejas, cabras, caballos y burros. También trajo esclavos, para emplearlos en los trabajos de agricultura, ganadería y servicio doméstico, de ello nos habla en su testamento: Item declaro que tengo pobladas las estancias de Comanja y el Cuezillo, en las cuales y en mi servicio tengo once negros e negras, chicos e grandes, de diferentes nombres, edades e naturalezas.1


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A LA PAR, OTRAS CONCESIONES FUERON OTORGADAS: • El Virrey Antonio de Mendoza

concedió el 7 de julio de 1546 una estancia y caballería y media a Antonio de Pomar, en el lugar que luego se conocería como El Ojo de Agua del Cuervo -al oriente de La Loza-.2 • El Virrey Luis de Velasco le hizo merced a Juan de Jasso de otro sitio de ganado mayor en un arroyo de unos sauces el 21 de enero de 1558, al que denominó Los Sauces.3 • Santa Rosa, fue un sitio de estancia para ganado mayor con caballería y media de tierra mercedado el 20 de diciembre de 1563, por el Virrey Luis de Velasco a Pedro de Herrera.4 • Cerro Gordo fue mercedado por la Real Audiencia de México el 13 de agosto de 1564 a Pedro Gómez, por sus méritos en la guerra contra los Chichimecas.5 • La Real Audiencia le concedió el 23 de agosto de 1564 a Antón Gómez un sitio de ganado mayor y una caballería de tierra, junto al arroyo de La Loza y a linde de las tierras de Juan de Jasso, conocida por Bolas Blancas.6 • Duarte tuvo su origen en un sitio de ganado menor con dos caballerías de tierra que el Virrey Luis de Velasco mercedó a Gonzalo de Aguilar el 30 de diciembre de 1566.7 •Andrés López de Céspedes, uno de los descubridores de las minas de Guanajuato, ya moraba en 1575 cerca de Los Sauces.8

• EL VIRREY

ANTONIO DE MENDOZA

Esos primeros estancieros del Valle de Señora y la región se enfrentaron a los Chichimecas, que constantemente asaltaban las estancias con la finalidad de cazar los animales domésticos, lo que ocasionó que los españoles defendieran sus Para cuidar los rebaños de ganado, propiedades, originando una guerra que duró nadie mejor que los negros y mulatos. varias décadas. En pocos años abundaron las crías Ante esta difícil situación, el Capitán Juan Alonso de Torres reunió las firmas de los estan- de ganado vacuno, caprino y lanar, cieros, necesarias para solicitar al Virrey la fun- cuya carne, cebo y cueros curtidos se dación de una ciudad; el decreto, con el que se mandaban a los mineros de Comanja, accedió a tal petición fue firmado por el Virrey Martín Enríquez de Almanza el 12 de diciembre Guanajuato y Zacatecas. de 1575. El 20 de enero de 1576, ejecutando el mandato de la autoridad referida, el Dr. Juan Bautista de Orozco fundó la villa de León. Trazó la plaza y veinticuatro manzanas, donde le entregó un solar a cada uno de los fundadores para construir su casa y señaló las tierras del ejido y dehesa abundaron las crías de ganado vacuno, capriboyal o terreno público para que pastase el ga- no y lanar, cuya carne, cebo y cueros curtidos se nado -por el rumbo del actual parque Hidalgo-. mandaban a los mineros de Comanja, Guanajuato Dispuso que a cada fundador, se le otorgaran y Zacatecas. tres caballerías de tierra para sembrar al norte, Antonio Rodríguez de Lugo, es un personaje y una suerte de huerta, de las establecidas hacia que causa controversia en los primeros años de la el sur, bordeando el río de La Soledad, desde los historia de León. Jiménez Moreno lo cita como mulinderos de la villa hasta Santa Rosa.9 lato fundador de la villa, pero no hay documento que Posteriormente, nuevas mercedes fueron lo corrobore como tal. El dato más lógico lo presenta concedidas por los siguientes virreyes a solda- como vaquero y mayordomo de Don Pedro Lorenzo dos y a uno que otro aventurero de la nobleza, de Castilla, dueño de la Estancia del Rincón, posiblepara el establecimiento de otras estancias ga- mente desde su establecimiento en 1562. Trajo para naderas: Gastón de Peralta, Marqués de Falces, la fundación de León a su criado Diego Hernández en 1567 a Juan Ruiz, vecino de las minas de y a otros mulatos, a quienes avecindó en la villa aún Guanajuato, un sitio de estancia para ganado con el desagrado de los españoles, valiéndose que fue mayor y dos caballerías de tierra junto a unos elegido Alcalde en ese año de 1576.16 albarradoncillos -hoy Albarradones-.10 LorenEl Acta de Fundación de León, refiere sobre la zo Juárez de Mendoza, el 17 de abril de 1583 al elección de los alcaldes: E luego, este dicho día, mes Bachiller Pedro Ruiz Escuderos, e año suso dicho (20 de enero de un sitio de ganado mayor, que 1576), ante el dicho señor Alcalde de fue el origen de Santa Ana del Corte (Dr. Juan Bautista de OrozConde.11 Luis de Velasco, el 2 de co), parecieron los dichos Duarte mayo de 1591, al fundador Álvaro Jorge, Pedro Gómez e Juan Alonso Sánchez, un sitio grande donde de Torres, regidores suso dichos, pastara su ganado en tierras coe dijeron que ellos se han juntanocidas como El Monte de San ES EL AÑO EN QUE SE do para elegir alcaldes para este Cristóbal o Los Sapos.12 Juan presente año, conforme a lo que su FUNDÓ de Mendoza y Luna, Marqués de excelencia manda, e que su voto e LA VILLA DE LEÓN Montes Claros, el 16 de febrero parecer es que sean los dichos alde 1606, a Andrés Fernández de caldes Antonio Rodríguez de Lugo Campoverde un sitio de ganae Agustín de Chagoya, los cuales do menor y dos caballerías de tierra, al oriente ellos elegían por tales e pidieron se admitan a los del Ejido y hacia un cerrillo llamado de Jerez.13 dichos oficios e lo firmaron, siendo testigos los Luis de Velasco, Marqués de Salinas, el 23 de dichos.17 octubre de 1610, a Juan Alonso de Jerez un sitio Con los años, inexplicablemente, Rodríguez de ganado mayor y cuatro caballerías de tierra, de Lugo se hizo propietario de unos de los solaorigen de Nuestra Señora de Guadalupe del res de la manzana poniente de la Plaza, destinaPotrero.14 Diego Fernández de Córdoba, Mar- da para el Cabildo, según consta en un Auto de qués de Guadalcázar, el 27 de noviembre de Tierras de 1589, donde Juan Gordillo manifestó 1614, a Juan Ramírez, vecino de la villa, el sitio el 7 de octubre de 1589: que ha diez y seis años de estancia para ganado menor del Granjeno.15 y medio que me avecindé en esta dicha villa y me En estas extensas propiedades, aparte de dieron por mi vecindad, un solar que tengo a linaprovechar la fertilidad de la tierra en la agri- de de otro solar que se dio a Antonio Rodríguez cultura, dedicaron la mayor parte a la ganade- de Lugo que al presente es de la Iglesia de esta ría. Para cuidar los rebaños de ganado, nadie villa.18 mejor que los negros y mulatos. En pocos años Tanto a Rodríguez de Lugo como a Gordillo,

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primero se les entregó solar para construir su casa y, con los años, seguro que cada uno le compró al Ayuntamiento los solares que se citan, que ahora son cruzados por la callejuela Padilla, al lado sur del actual Palacio Municipal. Lo anterior trajo como consecuencia que cuando los franciscanos llegaron a León en 1589 para encargarse de la atención religiosa, exigieron al Ayuntamiento les entregara los solares para la Iglesia, y como después de la muerte de Alonso Espino en 1586 ya había entregado la manzana oriente a nuevos vecinos, tuvo que ceder las Casas del Cabildo y retirar sus posesiones a Antonio Rodríguez de Lugo y Juan Gordillo, para entregar la manzana poniente a

los religiosos.19 Otro dato impreciso que se le atribuye, es que era dueño de la estancia de Cañada de Negros. Hombre de excelentes sentimientos, fue dueño de la estancia de La Cañada, que debió su apellido “de Negros”, que aún conserva, a un acto de generosidad de su primitivo propietario. Rodríguez de Lugo trajo a vivir a ella a una gran cantidad de mulatos, mestizos, negros y coyotes, de mala conducta y rechazados por otros pobladores, a quienes dio trabajo y acomodó en sus estancias.20 Legalmente el sitio se mercedó hasta 1606. Lo más lógico es que conociendo el territorio y, consciente como autoridad de la necesidad de

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alejar a negros y mulatos de malas conductas, los llevó a trabajar a un paraje apartado en número tal, que con el tiempo fue conocido como La Cañada de los Negros. Al fallecer Rodríguez de Lugo, pidió a sus albaceas levantaran una ermita donde fuera sepultado. El 22 de diciembre de 1595, Juan Alonso declaró que la voluntad del testador se ha cumplido, que mandó que de sus bienes se hiciera una ermita de La Soledad en esta dicha villa (se trata del actual Santuario de Nuestra Señora de La Soledad), donde a sus albaceas les pareciese estar cómodo, con voluntad y beneplácito del Obispo…21

NOTAS 1 González Leal, Mariano. Juan de Jasso “El Viejo”. Lito Offset Lumen. León 1976 pp. 62-63. 2 Archivo Histórico Municipal de León (en lo sucesivo AHML). Fondo Notarías (en lo sucesivo F. N.) Volumen 1729 Foja 44v. 3 AHML F. N. Vol. 1752 fs. 135-142v. 4 AHML AM-TIE-HYR-C.7-Exp. 5-1730. 5 González Leal, Mariano. León Trayectoria y Destino. Pro Urbe. León. 1990. p. 5. 6 AHML F. N. Vol. 1729 f. 41. 7 AHML F. N. Vol. 1737 fs. 65-75. 8 González Leal, Mariano. León Trayectoria y Destino... op. cit. p. 10. 9 Crespo Cruz, Jesús D. Los Límites de la Villa de León en Boletín del A.H.M.L., 20 de enero de 1965. p. 6.

10 AHML F. N. Vol. 1729 f. 44. 11 AHML F. N. Vol. 1644 fs. 9-10. 12 Libro de Títulos de la Hacienda de San José de Los Sapos, propiedad del Lic. José Luis Leal. 13 AHML F. N. Vol. 1729 f. 37v. 14 AHML F. N. Vol. 1742 fs. 165-167. 15 AHML F. N. Vol. 1729 f. 31. 16 AHML AM-JTC-DEM-C. 21-Exp. 15-1597. 17 AHML AM-ARL-DRE-C. 1-Exp. 5-1606. 18 AHML AM-TIE-PEQ-C. 13-Exp. 1-1589. 19 Ibídem. 20 González Leal, Mariano. León Trayectoria y Destino... op. cit. p. 6. 21 AHML AM-ASE-CNS-C. 2-Exp. 14-1595.


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V DE GUANAJUATO Hacienda de Burras en la actualidad (Fotografía Benjamín Arredondo -cabezasdeaguila.blogspot.com-).

LAS MISIONES JESUITAS Lic. Edmundo Iván Lozano Serna -Segunda Entrega-

Versión Paleográfica con Noticias Biográficas, Históricas y Demográficas Sobre el Bajío Mexicano

arios milagros se cree que realizó esta Imagen, entre otros el que hizo “con el sacristán quien actualmente sirve en su Sto. Templo, que le fabricó Don Pedro González Tagle43, y fue que cayendo de una torre invocó al Señor de la Piedad y quedó con vida, que no parece pudo haber sucedido sin milagro”. Es así como el Padre Cronista narra la información oral recibida sobre tan extraordinarios fenómenos, concluyendo que ya cerca de Navidad, finalizaron las labores de La Piedad, comulgando unas 600 personas y 170 niños, haciendo además una encomiable evangelización entre los presos de su cárcel. Los padres Domínguez y Cerdán (sic) continuaron su paso por tierras michoacanas, el día 15 de enero (ya de 1763) se presentaron en Yurécuaro: “pueblo corto hacia la ribera meridional del río Grande, pertenece a la administración de la Piedad de donde dista 8 leguas; sus habitantes los más son indios; tienen una célebre Imagen de Ntra. Señora que se venera con el título de la Piedad”. La respuesta del pueblo fue muy positiva según comentaron los padres misioneros: “había personas que se mantenían en ayunas hasta la noche por no perder el lugar que habían cogido para confesarse”. En este pueblo comulgaron unas mil personas adultas y 200 niños. 43 Es de suponer que se refiere a Don Pedro Pérez de Tagle, dueño de la rica hacienda de Santa Ana Pacueco, hoy perteneciente al municipio de Pénjamo.


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Sin tenerlo planeado con antelación decidieron pasar al vecino pueblito de indios de Taquenguato44, distante dos leguas del anterior, ya que hubo mucha gente interesada en la Misión, señalando que dicho pueblo tiene “un riachuelo que corre por sus orillas y tiene su pesca de bagre mejor que el que se pesca en el río Grande”. Además menciona que “hay un piadoso sacerdote que tiene la loable costumbre de rezar con alguna gente el rosario en la Iglesia”, con lo cual los padres misioneros comprometieron al pueblo a seguir con la costumbre y enriquecerla con procesiones en las que los pobladores saldrían a las calles con farolas “los sábados y festividades de la Santísima Virgen”. Los jesuitas salieron del apacible pueblito el día 7 de febrero, y tras recorrer los montes michoacanos y planicies guanajuatenses, arribaron al Mineral el día 12, pletóricos de anécdotas y cansancios.

CUARTA MISIÓN

Hacienda de Burras, Congregación de Irapuato, Parangueo, Valle de Santiago, Salamanca.

Antes de iniciar el relato de los pormenores de esta Misión, el Padre Cronista se ocupa de reseñar lo que durante el año de 1762 fue una especie de pasaje apocalíptico, la gran epidemia del matlazáhuatl, trágica enfermedad a la que hemos dedicado un apartado especial dentro de los apéndices. Todavía con el luto de los miles de guanajuatenses fallecidos y el recuerdo sentido del Padre Pedro Borrote, salieron el día 1° de febrero de 1763 el nicaragüense George Vidaurre y el recién llegado Padre ibérico Miguel Ortiz. El primer punto que tocaron fue la Hacienda de Burras, cinco leguas al sur, es “hacienda de platas, la más célebre que tiene este Real de Guanajuato… su situación es amena y divertida, con muchas huertas que riega el río de Guanajuato que ahí es perenne en todo el año… tiene dos molinos de trigo y la población es tan grande que tiene sólo del padrón 1,300 almas”. Los padres estuvieron ahí 20 días, y al ser tan grande la participación de la gente de los alrededores, recibieron la ayuda del Cura de Marfil y otro ministro, de tal suerte que comulgaron 1,200 adultos y 237 niños. De ahí pasaron a la Congregación de Irapuato el día 21 de febrero, las noticias sobre esta población son particularmente variadas: “Tiene dos curas clérigos y uno de ellos tiene el empleo de Juez Eclesiástico. La jurisdicción es muy dilatada en muchas rancherías y en ésta -Irapuato- como 16 mil personas de padrón. La clerecía está bien ordenada y llegan como a 20 los sacerdotes. Tienen una parroquia ricamente adornada… con otras varias Iglesias y Capillas repartidas en todo el lugar. De poco a esta parte hay un Hospicio de religiosos franciscanos en donde se mantienen dos religiosos… que son la edificación de aquel pueblo. Un clérigo piadoso del mismo lugar dejó rentas para fundarles un convento en donde se mantuviera a un maestro de Artes y otro de Gramática con otros 44 Tanganhuato como se redacta en la actualidad.

Irapuato, Centro Histórico. (Fotografía: Nuevas Rutas Turísticas de Irapuato -www.mgmx.com.mx-).

Los jesuitas salieron del apacible pueblito el día 7 de febrero, y tras recorrer los montes michoacanos y planicies guanajuatenses, arribaron al Mineral el día 12, pletóricos de anécdotas y cansancios.

operarios; se dice que en España está concedida la licencia para la dicha fundación y será muy útil si llega a efectuarse por estar este lugar muy destruido de maestros que enseñen a la juventud”. La estampa de la época se completa con las observaciones de Clavijero: “Pueblo grande y bien ordenado con título de Congregación; a unas 78 millas al norte (de Valladolid), con dos parroquias y un convento de religiosas. Los templos son bellos y las casas bien fabricadas. Es lugar de considerable comercio. En sus contornos se cultiva mucho el chile, el maíz, el trigo y varias legumbres”. Las secuelas de la peste de matlazáhuatl seguían latentes en la comarca. Los ignacianos fueron apoyados en sus labores por dos padres franciscanos, y como la “gente es bien inclinada y por lo común bien instruida” lograron que el día 10 de marzo comulgaran 385 niños. Es destacable lo que al final el Cronista señala: “seis años antes -en 1757- habían hecho Misión otros misioneros de la Compañía… y nosotros hayamos que aun persistían el uso que habían establecido”, como la de practicar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio para hombres, apoyadas por el eclesiástico “de una iglesia que llaman del Hospital a donde concurren un gran número de mujeres que después se retiran a sus casas a hacer oración”.


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Otra buena práctica era el desagravio en la que los padres franciscanos salen a las calles a cantar la doctrina cristina. El Cronista afirma que “es Irapuato uno de los lugares del Reyno -sic- más abastecido de pasto espiritual: hay mucha gente española que tiene buenas casas y bien alajadas -sic-, y se señala este lugar en una cordial devoción a el Santísimo Patrono Señor San José”. Antes de concluir la Misión hicieron labores en la Cárcel, incluso “salieron de prisión muchos presos que no tenían delitos muy graves”; y para los días 19 y 20 de marzo comulgaron a 2,135 devotos irapuatenses. Los padres Vidaurre y Ortiz continuaron su trayecto hacia el sur hasta llegar a la Hacienda de Parangueo, aquella que había sido donada por el Fundador, y que a la sazón “era cuantiosa de ganado y siembras de maíz”; se encontraba muy cerca del curato de Santa Rosa, antaño de los agustinos y en ese momento de los clérigos; el padre comenta que la iglesia se encontraba en la cima de una loma desde hace poco tiempo, señalando además que “los feligreses de este curato son hacenderos y rancheros, creo que no tienen pueblo alguno pues ni casas hay junto a la Iglesia sino es la del Cura que vive acompañado de un ministro… El Domingo de Pascua fue la Comunión en que comulgaron como 200 personas y el martes 5 de abril entramos en el Valle de Santiago”. Al saber los misioneros que entrarían al terruño del Fundador, Valle de Santiago, sintieron la necesidad de solicitar el apoyo de otros jesuitas, para lo cual fueron enviados el Padre español Manuel Domínguez, y el visitador de Misiones Ignacio Lizasoín. El pueblo es descrito por el internacional historiador Francisco Javier Clavijero de esta manera: “Pueblo a 46 millas al norte (de Valladolid) con una parroquia que comprende otros villajes y haciendas; nómbrase así por estar en un valle fertilísimo de trigo, maíz y legumbres.”45 Esta información se complementa con la presentada en las Annuas: “está situado a la falda de una loma en que hay algunas casas de pobres que llaman comúnmente el Barrio de la Loma. No hay alcalde mayor, ni teniente, y se precian del título que gozan de ser del Omeromisto Imperio (sic), como también los de Salamanca. Tienen cabildo y cada año en Salamanca se eligen dos alcaldes los cuales uno reside en el Valle. En aquellas cercanías hay muchas haciendas de trigo que se riegan con el agua que se saca del río Grande; de esta agua usan para beber solamente los pobres”. Los padres señalaron que solía haber problemas por el uso del agua para el riego del trigo, pero “en lo demás es gente buena y tratable”. La descripción del valle concluye así: “el lugar es bien grande y creo que mayor que Irapuato aunque no tienen tantos españoles, ni las casas tan buenas; hay solamente cura clérigo, y la feligresía de todo el curato más llega a 8 o 9 mil almas”. De inmediato iniciaron labores en la Cárcel; otro día comulgaron unos 537 vallenses, y por la noche salieron en lucida procesión cantando el Rosario de María Santísima a “quienes 45 op. cit. en la multicitada nota 3.

La Hacienda de Ibarra, del antiguo Partido de González, actual Ocampo, Guanajuato. (Fotografía Benjamín Arredondo -cabezasdeaguila.blogspot.com-).

Antes de concluir la Misión hicieron labores en la Cárcel, incluso “salieron de prisión muchos presos que no tenían delitos muy graves”.

acompañaron los clérigos e innumerable gente que atraída por la novedad y hermosura, habían poblado las calles que estaban adornadas con algunas cortinas y muchas luces”. Al igual que en Irapuato, fundaron una Congregación de niños asistida por un padre eclesiástico; para continuar intensamente las actividades, hicieron una procesión desde la Hacienda del Cerrito hasta la Parroquia cargando la imagen de la Santísima Virgen, llenándose a tope las calles de fieles, muchos “con cirios en las manos”, hasta que la

Imagen fue depositada en los altares de la Iglesia Mayor. Los padres quedaron con una muy grata impresión sobre este lugar, concluyen que fue esta Misión una de “las más célebres… pues siendo ya tiempo de calor desde la una de la tarde acudía gente a asegurar lugar y oír la Misión, y se llenaba todas las tardes la Iglesia aun siendo muy capaz… se reservaron para las noches un ejemplo en que concurrían alternadamente una noche solo hombres y otra solo mujeres, y aun siendo así casi se llenaba la Iglesia de cualquiera de los dos sexos”. El último día de abril y el primero de mayo comulgaron unas 4,200 personas, terminando con “una procesión muy edificativa de penitencia que hicieron generalmente hombres y mujeres, ricos y pobres, viejos y niños”. Los padres misioneros terminaron sus actividades de ese cuatrimestre evangelizando en la villa de Salamanca, población que es descrita por la pluma del historiador Clavijero de la siguiente manera: “Villa sobre el río de Guadalajara, unas 70 millas al norte de Valladolid, con una parroquia y un monasterio. Es gobernada por un regidor; en el río pescan mucho bagre; su comercio es el mismo de Celaya (o sea, trigo, maíz, chile, aceitunas, aceite)”. En Salamanca batallaron por ser tanta la escasez de gente en los sermones que fue preciso


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antes de comenzarlos, salir cada día por las calles llamando a la gente con las campanillas y hasta los niños que por lo común concurren ansiosos a la doctrina, aquí andaban temerosos”. Recuerdan que al final respondieron los niños, pero la Misión terminó con poca gente en la Comunión General. Los misioneros ya volvían a Guanajuato, por sus mentes pasaban las imágenes de la discreta participación de los salmantinos, pero sonreían satisfechos de haber cumplido cabalmente en las tierras vallenses, de haberles cumplido a los fieles “paisanos” del gran Don Pedro Lascuráin de Retana.

QUINTA MISIÓN

Yuririapúndaro, Hacienda de La Concepción, Maravatio, Ciudad de Salvatierra, La Magdalena, San Jerónimo, Hacienda de San Nicolás.

Valle de Santiago.

Como puede apreciase en el capítulo biográfico de esta obra, el Padre Ramón Cerdán -sic- falleció en el mes de julio de 1763, de ahí que fuera solicitado al Padre Provincial un nuevo jesuita misionero para que arrancara la Misión de octubre, responsabilidad asignada al joven oaxaqueño Nicolás Noroña. Por demorar su arribo y por encontrarse enfermo el Padre Manuel Domínguez, comenzaron las labores los padres George Vidaurre y Miguel Ortiz de nueva cuenta. Siguiendo el derrotero de la Misión pasada, arribaron a “uno de los pueblos más antiguos de este Reino”: Yuririapúndaro. El pueblo había estado bajo el cuidado de los padres agustinos, pero luego “pasó a los clérigos y se dividió en otros dos curatos que son el de Santa Rosa cerca de Parangueo, y la Hacienda de San Nicolás que hasta ahora es de los mismos padres agustinos del Convento de Yuriria y está como el Convento en pleitos”; dicho litigio, surge cuando en 1754 los agustinos son despojados del Curato, quitándoles el Convento, la Iglesia y la Hacienda de San Nicolás, pasando a ser administrados directamente por el Obispo de Michoacán a través del Cura Don Francisco Antonio de Eguía, pero al poco tiempo se restituirán sus bienes a favor de los del hábito de San Agustín.46 Clavijero apunta sobre este sitio: “Pueblo… millas al norte de Valladolid, con una parroquia y un convento de religiosos agustinos que ahí tienen un buen templo. San Nicolás, hacienda grande de los padres agustinos en donde tienen un convento. En esta Hacienda se cogen 25 mil fanegas de trigo”. El Padre Vidaurre, al respecto anota que “el temperamento de este Pueblo es cálido, y en las cercanías tiene una hermosa laguna que llega hasta las orillas del pueblo hacia la parte del norte”. Los jesuitas comenzaron sus labores concurriendo mucha gente de los ranchos “que abundan en esta jurisdicción”, ayudando en las confesiones los padres agustinos, “de suerte que pudieron comulgar más de 1,500 personas el día de todos los

Salamanca, Gto. -Ex-convento de San Agustín-. (Fotografía: https://www.tripadvisor.com).

San Nicolás, hacienda grande de los padres agustinos en donde tienen un convento. En esta Hacienda se cogen 25 mil fanegas de trigo.

Santos que fue el de la Comunión General”; posteriormente comulgaron 212 niños. En Yuririapúndaro había una Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, conformada por los principales del pueblo y encabezada por el Cura Francisco Antonio de Eguía, quienes renovaron su compromiso “de rezar todos los días el Rosario con sus familias, oír misa cuando no tengan ocupación que lo estorbe, y asistir a la Iglesia los viernes primero de cada mes… Además de lo dicho, todos los sábados y en las principales festividades de María Santísima sale un Rosario de noche por las calles con más de doscientas luces que traen de sus casas los mismos congregantes en sus faroles”. Fue tan grata la respuesta del pueblo, que el Padre Cronista apunta: “se ha experimentado tanto fervor desde los primeros días que se han practicado otros ejercicios de piedad que antes no se ejercitaban… llegando ya los congregantes (o sea, miembros de la Congregación antes señalada) a 543”.

46 El Padre Vidaurre comenta que el asunto se complicó cuando el Rey Carlos III expidió una Real Cédula ordenando la restitución a los agustinos, volviendo a ocupar sus anteriores espacios. Los diocesanos pasaron a una decisión que peleó el Obispo michoacano argumentando que se oponía a las disposiciones canónicas. Para el año de la Misión, el asunto se ventilaba en la Real Audiencia de México, litigándose en grado de apelación.


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Yuriria (Ex-Convento agustino de San Pablo) (Fotografía: blog.seccionamarilla). El Padre Miguel Ortiz cayó enfermo, por lo que de ipso facto llegó al relevo el Padre Manuel Domínguez, quien junto a Vidaurre organizaron las Misiones de la Hacienda de la Concepción, perteneciente al curato de San Nicolás, y otra en “un pueblito de la jurisdicción de Yuriria llamado Maravatio, en una y otra Misión comulgaron muy cerca de cuatrocientas personas”. Este último lugar es recordado por el gran Padre Clavijero de la siguiente manera: “Pueblo considerable a 54 millas al oeste de Valladolid, con una parroquia; reside allí un Alcalde Mayor (?)”. Siguieron su recorrido hasta uno de los sitios más bellos del Bajío virreinal, la ciudad de Salvatierra, que era “de competente población, tiene muchos vecinos españoles y la engrandecen dos Conventos de religiosos Franciscanos y Carmelitas, tienen también un Beaterio, y se trata de fundar otro Convento de religiosos Dominicos, cuya iglesia está ya para concluirse. Hasta aquí han sido y son curas religiosos franciscanos… Tiene también muchas casas de cal y canto y sus calles son muy hermosas. Su temperamento es cálido, y con la oportunidad de tener muy inmediato el río Grande, tiene varias sacas (sic) de agua que atraviesan la misma Ciudad, fertilizando sus huertas, con muchas frutas y sus campos con abundante trigo”. Sobre aspectos políticos las Annuas señalan que “los vecinos son atentos, aunque muy preciados de nobles, y no tienen entre sí la mayor paz; todos están sujetos a la Alcaldía Ma-

“los vecinos son atentos, aunque muy preciados de nobles, y no tienen entre sí la mayor paz; todos están sujetos a la Alcaldía Mayor de Celaya, que tiene puesto un Teniente que preside en el Cabildo”.

yor de Celaya, que tiene puesto un Teniente que preside en el Cabildo”. A esta descripción añadimos la de Clavijero: “Ciudad bella sobre el río Grande de Guadalajara, 60 millas al norte de Valladolid con una parroquia numerosa y tres conventos de religiosos. Hay en esta ciudad unas familias muy nobles. Su comercio es el mismo de Celaya (trigo, maíz, chile, aceitunas, aceite). Sacan también muchos miles de pesos de los melones que en excesiva abundancia se dan en su contorno y se llevan a vender a Guadalajara, a Valladolid y a otros lugares”.

Los jesuitas fueron recibidos en el Templo del Señor de La Clemencia, de donde partió una nutrida procesión rumbo a la Iglesia Parroquial “rezando todos en voz alta el Santísimo Rosario”. De inmediato comenzaron a realizar sus sermones, pero la situación se complicó cuando a los pocos días el padre Ortiz volvió a recaer de su enfermedad (“fríos”), siendo auxiliados por un par de jesuitas del Colegio de Querétaro. En Salvatierra comulgaron más de 2 mil personas adultas y 262 niños. Ante tal eventualidad, Ortiz es enviado definitivamente a la Hacienda de Parangueo, y como sustituto ahora es enviado a misionar el Padre Nicolás Noroña a fin de concluir los cuatro meses de labores. Él y el Padre Vidaurre parten de dicha Hacienda el 7 de enero rumbo a los pueblitos de La Magdalena y San Jerónimo, distantes tres leguas, de indios muy ladinos pues “todos entienden la lengua española”. En estos lugares había comercio de “pulques que llevan a vender a Valle de Santiago, y los de la Magdalena hacen también carbón”. Todos los días los padres daban sermones, y después de la misa les enseñaban la doctrina del Padre Castaño en el cementerio de la Iglesia de San Jerónimo, tanto a hombres como a mujeres. En ambos pueblos se estableció la práctica de rezar el rosario todos los sábados, recorriendo las calles con farolas. Sumando los dos pueblos, comulgaron 332 grandes y 59 niños.


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“…Se corregían los desórdenes, se establecían muchas prácticas de piedad, se introducían la frecuencia de sacramentos y mudaban enteramente de semblante los pueblos”

El último punto que tocarían en esta Misión sería la Hacienda de San Nicolás, tres leguas al norte de Salvatierra, “es una de las fincas más opulentas de este Reyno (sic), su extensión es bastísima -sic-, encierra en sí muchos ganados y caballada, se compone de muchos arrendatarios”. Sembraban en tan rica hacienda maíz, trigo y oliva “que provee de aceite a todos los conventos de la provincia”. El Padre Cronista señala sobre la casa que “es muy hermosa y parece convento; la iglesia es competente aunque con poco adorno”. Antes esta Hacienda dependía de Yuriria, y en el momento de la Misión era ya un Curato administrado por los agustinos. Una vez concluidas las actividades en tan opulenta Hacienda, los ignacianos regresaron a la bulliciosa urbe minera satisfechos de haber cumplido sus labores cuatrimestrales, realizadas siempre a “Ad Mayorem Dei Gloriam” (“Para Mayor Gloria de Dios”).

SEXTA MISIÓN

Ayo El Chico, Atotonilco, Santiago de Ocotlán, Poncitlán, Mezcala.

En el mes de febrero de 1764 comenzó una nueva Misión, ahora los bríos evangelizadores de los ignacianos les llevarían a internarse en las partes más lejanas del Obispado de Michoacán, circulando por las tierras orientales de la Nueva Galicia, en la zona sureste de los hoy conocidos como Altos de Jalisco. Asignados fueron el Padre hispano Manuel Domínguez y el oaxaqueño Nicolás Noroña. Cabe señalar que estamos convencidos de que el español Domínguez escribió (o al menos narró literalmente) los pormenores de esta Misión, ello en base a ciertos detalles de la redacción. Salieron el día 3 de febrero siguiendo el rumbo que dejaron los misioneros en la Tercera Misión del año de 62, cuando concluyeron en el pueblo michoacano de Tanganhuato. Detuviéronse en La Piedad para las providencias previas, y de ahí saltaron al pueblo de Ayo El Chico, “entraron en él con la acostumbrada procesión de María Santísima la tarde del día 15, comen-

zando desde luego las funciones de Misión en el pueblos en los confines de La Barca, cada uno pueblo doctrina de los reverendos padres Agus- con su Parroquia que comprende otros villajes tinos y su actual Cura colado se haya residiendo y haciendas”. Sin embargo, el autor de estas en él, ya que es cabecera de esta jurisdicción. Annuas describe con entusiasmo el singular Asisten aquí de pie tres religiosos que tienen sitio: “este lugar es uno de los más hermosos bastante que hacer, porque aunque el pueblo es que se encontraron en este Reino porque su una desdicha que no tiene a la sazón más de 24 clima es caliente, hay abundancia de agua y la casados47, tiene términos muy retirados de 7 y disposición de su terreno lo hacen un ameno más leguas a que asistir, y unas rancherías bien bosque cuya frondosidad puede competir con dispersas conocidas con el nomlos más celebrados pueblos. Los bre de los Altos48 en que son los tupidos árboles frutales de casi vecinos muchos más que los del todo género de frutas son tan pueblo, pues llegan a 3 mil cuando abundantes que apenas puede aquí apenas pasan de 200”. verse otra cosa que aquella en que ES EL AÑO Mucho tuvieron que trabajar uno se halla… Pasa el agua por EN EL QUE los jesuitas en las confesiones, muchas de sus calles y alrededor COMENZÓ UNA logrando que recibieran sacradel pueblo hay un río. Hay abunNUEVA MISIÓN mento el día de la Comunión dancia de cañas que se muelen en General cerca de mil personas, abundantes trapiches49 y ahí misun jueves primero de marzo, mo tienen dos molinos de trigo”. siendo tan espontánea y grande la respuesta de Al igual que Ayo El Chico, aquel bello las rancherías y haciendas, que se tuvieron que Atotonilco pertenecía en lo político a la Audienquedar cuatro días más. Los padres Domínguez cia de Guadalajara, pero en lo eclesiástico a Vay Noroña impulsaron la ya establecida práctica lladolid, por lo que el Cronista señala que a fines de rezar el rosario sabatino, saliendo la última del siglo pasado XVII se presentaron en Ayo El noche “más de trescientos” rezanderos. Chico unos indios pidiendo padres doctrineros, De Ayo pasaron al pueblo de Atotonilco el comprometiéndose a su manutención y a la famartes 6 de marzo. El Padre Clavijero realizó bricación de iglesia, recibiendo al fin dos padres una breve descripción de ambos lugares: “Dos agustinos.

1764

47 Léase caseríos. 48 Puede tratarse de una primitiva forma de referencia a lo que hoy llamamos Altos de Jalisco, aunque en realidad el autor hace alusión únicamente a la zona circunvecina de Arandas, a la que por esos años se le conocía como los “Altos de Arandas”. 49 Se trata de una especie de molino.


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Como era costumbre, entraron los jesuitas en procesión y rezando el rosario el día 6 de marzo. El Cronista dedica muchas líneas a describir el origen de la venerada imagen del pueblo, un Jesucristo en la Cruz conocido con el nombre del Señor de los Trapiches: “habiendo salido un indio a cortar leña al monte, se encontró con un mediano tronco que no pudo trozar por diligencia alguna, y haciendo misteriosa la resistencia de el leño, lo arrojó al fuego en donde abriéndose salió con las perfecciones que hoy se halla, pero sin encarnación; la referida Imagen será como de vara poco más: en efecto tiene mucho culto del vecindario… tiene su Iglesia casi indigno para celebrar; se deja ver el altar mayor de esta Imagen muy bueno, con vidrierías y ricas cortinas de tela en su nicho”. Respecto a la población señala que hay algunas familias españolas, pero que no poseen palmo de tierra por oposición de los indios habitantes del poblado. Se menciona que bajo tanta gente de los ranchos y haciendas50 que venían de sitios distantes como “el Pueblo de Tepactitlán51 distante siete leguas”. Tanta fue la gente que no cabiendo en la Iglesia levantaron una “enramada en el cementerio y bajaron el púlpito cerca de la puerta de la Iglesia”. Durante la celebración de la Comunión General del sábado 24, recibieron el sacramento cerca de mil personas adultas; al día siguiente comulgaron 118 niños que habían sido previamente instruidos durante tres días. Sus logros no terminaron ahí: la prudencia de los ignacianos sirvió para conciliar ciertas diferencias entre los ministros y los naturales del Pueblo; además introdujeron la costumbre de rezar el Santo Rosario por las calles todos los días sábados. Los sacerdotes Noroña y Domínguez continuaron el derrotero dirigiéndose a Santiago de Ocotlán, cabecera de la jurisdicción, llegando el 28 de marzo. El Cronista señala que el pueblo “tiene tres religiosos Ministros, tiene poco vecindario, pero su padrón llega a 3 mil, su comercio es el de tejer principalmente fajas y ataderos. Su situación triste y rodeada a cuatro vientos por dos ríos que nunca tienen vado, que son el Grande y el de Sula, este pasa batiendo casi las paredes del Convento… En este pueblo tienen los indios en su hospital como Iglesia de bóveda que es lo mejor que se encuentra en la jurisdicción”. Clavijero observó lo siguiente: “Pueblo a más de 115 millas al noroeste (de Valladolid) con una Parroquia; su situación es muy agradable por estar en la misma embocadura del río Zula -sic-, en el Grande de Guadalajara”. De inmediato advirtieron los jesuitas la poca participación de la gente ya que el párroco se oponía frenéticamente a las actividades misioneras. A tal grado era la apatía popular al octavo día, que pasaron la mañana entera sin actividades, hasta que de una manera astuta determinaron despedirse públicamente de los pocos fieles; la acción dio efecto y un gran gentío, muy molesto con el párroco, comenzó a participar decididamente en las actividades de los jesuitas. El día de la Communión General comulgaron cerca de 1,500 personas, y al día siguiente por la tarde lo hicieron 92 niños. La 50 En estos sitios radicaban las familias españolas. 51 Hoy Tepatitlán de Morelos.

Ayo El Chico llamado así en 1530, actualmente Ayotlán. (Fotografía: https://www.jalisco.gob.mx)

A tal grado era la apatía popular al octavo día, que pasaron la mañana entera sin actividades, hasta que de una manera astuta determinaron despedirse públicamente de los pocos fieles.

práctica del rosario sabatino ya se usaba, pero sólo entre los indios, así que los padres consiguieron que se unieran al ritual la “gente de razón”. Los sacerdotes de la Compañía siguieron internándose en la región sur de los hoy Altos de Jalisco. El día miércoles de Pascua entraron al pueblo de Poncitlán, del cual Clavijero apunta lo siguiente: “Pueblo de 12 millas al noroeste de Ocotlán, cerca del río Grande de Guadalajara, con una parroquia que pertenece igualmente a la Diócesis de Michoacán y a la de Guadalajara. La raya de ambos Obispados está en el medio de la Iglesia Parroquial, de suerte que el Sagrario pertenece a Michoacán y la fuente bautismal a Guadalajara. El cura administra con facultades de ambos obispos: ambos visitan la parroquia y por convenio que han hecho se está siempre a lo que se ha mandado en la última visita”. En las Annuas se señala que “este pueblo es de puros

indios y tan desdichado que no se encuentra una torta de pan… tiene en su jurisdicción nueve pueblitos”. Sus habitantes vivían de la pesca en el río Grande. Sobre la iglesia señala que ésta “tiene 97 varas de largo y más de 13 de ancho, tiene crucero y aún no está el cañón todo con bóvedas; se venera aquí una hermosa imagen de la Ntra. Señora del Rosario… su venida a este Pueblo fue con varias contingencias que se tuvieron por misteriosas, y lo cierto es que esta Imagen es el refugio universal de estos contornos, así los más días está viniendo mucha gente a cumplir sus promesas y velaciones, y no pocos desde distancias extraordinarias”. Poncitlán estaba antes encomendado a los franciscanos, y en ese momento a los clérigos; la división de los dos obispados estaba señalada con una cruz de piedra en el interior de la mencionada Iglesia, situación que “ha ocasionado disturbios entre los Ilustrísimos obispos de Valladolid y Guadalajara”. La gente respondió entusiasmada y miraban a los misioneros con “respeto y amor”, logrando fundar el rosario de los sábados. También consiguieron la comunión de 1,100 adultos, y luego de 93 niños, con los que batallaron por ser la mayoría “indios y broncos”. Con el fin de descansar unos días, los padres pasaron al pueblo de Mezcala, a cuatro leguas de Poncitlán, pero la gente fue tan insistente en que se les realizaran Misión, que los padres no tuvieron más remedio que acceder ante las vehementes súplicas, no sin hacerles saber que ya estaban fuera del Obispado de Michoacán. El cronista señala que en “cinco días se les predicó lo que se pudo, confesando hasta donde alcanzó”. Sobre el pueblo señala que era de naturales con sólo una familia de españoles, y que era la “fuente de la bebida llamada mezcal, todos co-


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De ahí pasaron al pueblo de San José de Los Amoles, hoy municipio de Cortazar, a donde entraron en acostumbrada procesión. Cortazar Jardín Principal Fotografía:Héctor Cayetano (htpps://mexico.pueblosamerica.com). mercian con ello y no hay otro renglón para su subsistencia”. Además, menciona que el pueblo era “competente y ameno por estar todo inundado de los árboles rosales que llaman cacalosuchil (sic), y mucho más por las vistas que ofrece la laguna célebre de Chapala en cuyo margen se extiende el Pueblo… es uno de los 19 que rodean sus márgenes”. Finalmente apuntan brevemente sobre la pesca de peces bagres y blancos. De regreso al Colegio de la Santísima Trinidad de Guanajuato quisieron pasar a hacer una breve Misión en Pueblo Nuevo, jurisdicción de Irapuato, pero ya los padres apostólicos acababan de hacerla una semana antes. El cuatrimestre había terminado, atrás quedaban las tierras fronteras de la Nueva Galicia, ahora los padres cavilaban sobre las actividades que habrían de realizar en aquel verano de 1764.

SÉPTIMA MISIÓN Santa Rita de la Sanja, San José de los Amoles, San Juan Bautista de Apaseo, San Juan de la Vega, San Diego de Ixtla, Santa Cruz. Antes de comenzar esta Misión, y con la aquiescencia del padre Provincial Francisco Cevallos, se autorizó la salida de los misioneros que serían auxiliados temporalmente por un tercero para facilitar las labores evangélicas. Así pues, se dispuso que salieran ese cuatrimestre el padre veracruzano Dionisio Pérez, Nicolás Noroña, y el recién llegado Bernardo Sumpsiel. Los primeros días de octubre de 1764 comenzaron el derrotero, el primer punto donde laboraron fue la Hacienda de Santa Rita de la Sanja, dependiente del curato de San Nicolás ubicada a ocho leguas al sur de Celaya, propiedad del noble Coronel Don Alfonso de Malabehar (sic). Este generoso caballero se empeñó en construir una capilla para atender las necesidades espirituales de su servidumbre, obra que concluyó en 1763. Ahí se presentaron los jesuitas el domingo 7 de octubre, informando a los fieles sobre el inicio de las actividades. Dos semanas más tarde, el domingo 21, comulgaron alrededor de 900 adultos de todos los contornos.

Aunque la población de la Hacienda se componía de unas 200 personas, muchísima fue la gente de los alrededores que se acercaba a la Misión; con los niños se hizo un trabajo arduo no obstante la “torpeza de sus entendimientos” (religiosos), consiguiendo al final la comunión de 100 niños. Aquí no se instituyó la práctica del rosario sabatino, pues cada vez que iba el Coronel lo rezaban en la capilla y luego “se les contaba un ejemplo de la Santísima Virgen y se les exhortaba a su devoción insistiendo en la del Rosario”. De ahí pasaron al pueblo de San José de Los Amoles, hoy municipio de Cortazar, a donde entraron en acostumbrada procesión el día 27 de octubre. Sobre las dificultades habidas en este sitio señala el cronista: “todos son indios otomites (otomíes) y tan cerrados que no hay forma de hablar castellano, y este tiempo tan rústicos y aún bárbaros que uno de los compañeros que trabajó en las Californias por catorce años (se refiere al Padre Sumpsiel), asegura ser más despiertos los de aquella nueva cristiandad”. En dicho sitio había dos franciscanos que dependían administrativativamente del Curato de Celaya, distante cuatro leguas al norte, con un padrón de 5 mil personas y sin un comercio notable; “el pueblo se extiende mucho porque no hay dos casas juntas, todas tienen su solar competente y en muchas hay sus capillas separadas de la misma casa, algunas competentemente grandes y buenas con sus campanas, por lo común aseadas, no nos consta su número pero oímos decir que llegaban a veinte”. Sobre el urbanismo de San José señalan “las calles digamos a nivel y muy en su lugar las encrucijadas, todas las calles se componen por ambos lados de nopaleras que crecen mucho… la Plaza es grandísima y los domingos se llena de gente en el comercio de comestibles”. En cuanto a la iglesia principal señala que “está indigna… y está hecha una caballeriza”. Resulta que al sexto día de la Misión las cosas mejoraron cuando “comenzaron a ser muchas las confesiones y numerosos los concursos”, pero era tal su grado de ignorancia que al confesarlos comentan los misioneros que “mucho les dolía porque tocábamos con las manos la total falta de pasto espiritual… la doctrina que en semejantes pueblos se repasa los domingos no se acostumbra; reina la embriaguez con desorden, usan varios

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brebajes fuera del muchísimo pulque, como son tepache, vino de mezquite y de rosa de Santa María”. Tan cruda debió ser la experiencia en este pueblo, que con hipérboles señalaron que “de tales partes se componían los monstruos con quienes lidiábamos, tanto más difíciles de conquistar cuanto su barbarie y rusticidad no les daba lugar a entendernos”. Los días 8 y 9 de noviembre realizaron las comuniones en la que más de mil pobladores participaron; al atardecer del día siguiente salieron del singular pueblo para dirigirse al Colegio de Celaya. Tras descansar unos días continuaron sus labores, ahora les tocaba visitar el pueblo de San Juan Bautista de Apaseo donde fueron calurosamente recibidos, “hasta dos leguas antes de entrar al Pueblo salió mucha gente no solo de la indiada sino de la mucha de razón que tiene su vecindario. Este sitio se halla 3 leguas distante de Celaya y 7 de Querétaro, con una “feligresía como de tres mil, quinientos de razón y algo más de naturales”. Aquí administraban padres de San Francisco que “llegan al número de 6 u 8”; agregan las Annuas que es un pueblo “competentemente grande, tiene algunas casas muy buenas, muchas tiendas y algunas gruesas de solo ropa; no tiene comercio particular pero se tejen bastantes mantas”. Nuestro multicitado historiador Clavijero, sobre este sitio apuntó lo siguiente: “Pueblo ameno entre las ciudades de Querétaro y Celaya, poco más de 60 millas al noreste (de Valladolid); su campiña es deliciosa y abundan en cenzontles que recrean con su melodía a los caminantes; es por esta parte raya del Obispado (refiriéndose al del México)”. Los misioneros iniciaron sus labores poniendo mucho interés en los más de cien niños que acudían a las instrucciones, y en cuanto a los mayores “a pocos días de iniciadas las labores de púlpito eran tantas las penitencias públicas que no se encontraban de noche por las calles, principalmente las de la estación, sino unos atados con lasos (sic), otros cargados de pesadas cruces, ya estos con grillos y aquellos tomando rigurosas disciplinas, demostraciones que alentaban a los ánimos…”, espectáculo popular que debió ser impresionante. En la víspera de las comuniones se hicieron cuatro meditaciones “dando puntos al principio de cada uno ellos… que sirviera para fervorizar los pechos, para este tiempo se dispuso una razonable música que tocase muy tenuemente… sirvió su dulzura para conmover”. Para el día 2 de diciembre se llevó a cabo la Comunión General, participaron más de 1,500 personas; al día siguiente organizaron una procesión de penitencia y luego realizaron la comunión de los niños, el número ascendió a 140, vestidos unos “de ángeles y otros con trajes ricamente vestidos y adornados con pedrería y perlas”. Ese día por la noche organizaron un impactante rosario callejero “con muchos faroles, con una función que llenó de sobremanera y se vio por el concurso como la más tierna y devota de todas”. El día en que salieron de Apaseo fue particu-


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San Juan de La Vega -Templo de la Virgen de La Soledad- (Fotografía: josh-josue -https://mexico. pueblosamerica.com-). cularmente enternecedor: “salimos rezando el Rosario como entramos con la Santísima Misionera52, y en los confines del pueblo paramos haciendo una brevísima plática aconsejando la perseverancia de los propósitos y despidiéndonos; nos abrazaron llorando aun lo más circunspectos, y enternecía no poco la misma demostración de los niños… no se pudo evitar que muchos nos siguieran hasta el pueblo de la nueva Misión”. Ahora se dirigieron al pueblo de San Juan de La Vega “cuya administración pertenece a los padres de San Francisco por vicaría del Curato de Celaya de donde se retiraba otras dos leguas; es corto y muy escaso de gente de razón pues no llegan a 300 almas en toda la jurisdicción, la de los naturales sí son muchos más y usan todos el otomite (otomí)”. En este sitio hay comercio de chile, al grado que al pueblo “acostumbran venir los mejicanos naturales”; en lo político, al que igual que Apaseo, son un tenientazgo de Celaya. En su iglesia hay “una bellísima imagen de la Señora de la Soledad, poco menos que de estatura natural… donóselas el señor Conde de San Mateo Valparaíso, vecino de Minas de Zacatecas”. El Padre Clavijero señala sobre este lugar: “Pueblo con una parroquia en las inmediaciones de Apaseo y de la misma amenidad”. Entraron el día 10 por la tarde con su acostumbrada procesión y rosario. Los padres tuvieron contratiempos pues eran los días de las celebraciones de la Purísima Concepción en la Ciudad de Celaya, por lo que se realizaban varias “corridas

de toros” que mermaban la concurrencia a la Misión. Otro contratiempo fue un oprobioso rumor que cundió por la región según el cual “los Misioneros llevaban epidemia”, por este motivo los franciscanos tuvieron que persuadir a su pueblo de la falsedad de la conseja y apoyar a los jesuitas en toda la Misión. A pesar de tales avatares, para el día 21 comulgaron unos 600 mayores. El siguiente punto en visitar fue el Obraje de San Diego de Ixtla, al cual decidieron ir porque el “desamparo de la gente es total”, distante 5 leguas de su cabecera Apaseo, “y las cuatro son de camino doblado y molestísimo por pedregoso”. Ahí “mucha gente muere sin confesión, no hay misa los días festivos ni los padres ministros se dejan ver por allá sino en la Cuaresma”. Los padres recuerdan que en el Obraje, “de doce años a esta parte no queda otra cosa que la fábrica suntuosamente levantada y hoy perdida por su desamparo; fue obra del generoso Caballero D. Pedro Esquiros, sus hijos la arruinaron, y de pocos años a esta parte (cuatro) había pasado a los caballeros Oguiluzos (sic) cuya reciente y no menos que cuantiosa lastimosa quiebra es publica (sic) en el Reino… hoy se halla embargada de orden del Consulado de Méjico (sic)”. Llegando el día sábado 29 de diciembre, comenzando de inmediato sus labores cotidianas. El día de los Santos Reyes, 6 de enero de 1765, comulgaron entre grandes y niños 425 personas. Un par de días después, el Padre Dionisio Pérez regresó a Guanajuato a solicitud de los padres superiores. Los otros dos misioneros, Noroña y Sumpsiel, partieron al último pueblo de dicho cuatrimestre, Santa Cruz (hoy municipio de Santa Cruz de Juventino Rosas) donde entraron con el acostumbrado rosario el día jueves 10 de enero. Las Annuas señalan que este pueblo pertenece “al curato de la Ciudad de Celaya de donde dista 6 leguas al poniente, es de naturales otomíes aunque no todos cerrados pues muchos son muy ladinos; el padrón aborda a 5 mil”. Dependían políticamente de Celaya y no había teniente, figura a la cual “abominan los indios”, quienes además se opusieron a la conformación de una cofradía de “gente de razón”. Algunos de sus habitantes laboraban en los higares (sic), además había “casas de indios con muchas capillas”. El domingo 20 de enero fue la Comunión General, llegando a participar unas 600 personas. Durante la Misión participó gente de otros curatos de tan “largas distancias como Salamanca”. De la iglesia se menciona que es “pequeña pero aseada y decentemente proveída… actualmente se trabaja en la fábrica de una capaz iglesia”. Así se vivió esta Misión en la que los jesuitas entregaron lo mejor de su talento en las ricas tierras antes dominadas por los otomíes, en ese momento frontera del Obispado de México, hoy vecinas del Estado de Querétaro.

52 Se refiere a la imagen de la Virgen que cargaban en cada Misión. 53 Poblaciones habitadas por familias criollas y endogámicas desde el siglo XVI.

Las Annuas señalan que este pueblo -Santa Cruz (hoy municipio de Santa Cruz de Juventino Rosas)- pertenece “al curato de la Ciudad de Celaya”.

OCTAVA MISIÓN Rancho de las Arandas A principios de febrero de 1765 comenzó la nueva Misión, la última que registran nuestras Annuas. Era el turno de continuar por las tierras de la Nueva Galicia, siguiendo el rumbo de Ayo el Chico, en “un paraje llamado los Altos”, donde desde la visita del año anterior habían sido vehementemente solicitados para misionar. Sobre esta comarca señalan las Annuas: “este paraje llamado de los Altos por su natural situación elevada sobre la de Ayo el Chico, y no poco en un monte cuya cima tiene muchas leguas, se compone de rancherías pertenecientes a la Hacienda de Santa Ana Pacueco, los más llegan por todo como al 70, pero son 12 las más principales, y que por ser gente distinguida53, distantes de la cabecera hasta 7 y 9 leguas”; el padrón llegaba a 3 mil almas. Además, se observó lo siguiente: “la situación de estos Ranchos es opaca, escasa de agua y expuesta a unos recios vientos que casi diariamente se levantan por la tarde”. En el Rancho de las Arandas antes había un padre vicario de Ayo, “siendo obligación de los doce arrendatarios principales darle la limosna un mes al año”, pero el sacerdote había fallecido y carecían por ende de servicios espirituales, menos en “este tiempo de aguas que es imposible bajar a la Cabecera, siendo muchos los que morían sin confesión y los más sin viático”, comprometiéndose al restablecimiento de un sacerdote a la brevedad.

Santa Cruz (hoy municipio de Santa Cruz de Juventino Rosas).


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Los misioneros recuerdan que en este lugar había una capilla en donde iniciaron las Misiones el día 7 de febrero con el acostumbrado rosario. La Comunión General fue el día 23 con una nutrida participación de los arandenses, y para el 26 comulgaron los pequeños cuyo número alcanzó los 164. Aquí finalizan inexplicablemente las Annuas, de forma súbita se interrumpe la crónica de los misioneros, el resto del recorrido por las regiones neogallegas hoy llamadas “Altos de Jalisco” se desconoce, nos quedamos con la curiosidad de conocer más sobre las prácticas religiosas de aquella región que en el siglo XX mostraría al mundo un gran ejemplo de temple espiritual: La Cristiada. *****

V NUESTROS MISIONEROS Como ya se ha dicho, uno de los objetivos más importantes de la presente obra es difundir la noble labor de nuestros misioneros, entregados sacerdotes cuyos nombres nos son prácticamente desconocidos. Sobre sus biografías se ha escrito muy poco y con no pocas inexactitudes. Sirvan las siguientes líneas para describir, de manera muy general, su origen y sus obras, imaginando el temple y la bondad de sus actos en provecho de la fe y el cristianismo del Bajío.

Calle 5 de Mayo Ca. 1890 de la Ciudad de México, al fondo del lado izquierdo se puede observar el Templo de La Profesa, en donde el Padre Pedro Borrote fungió como operario. (Fotografía -autor anónimo-).

P. Ramón Cerdán (sic) El eximio bibliófilo Beristáin de Souza atribúyele a Borrote la autoría de la obra intitutulada “Panegírico de la gloriosa muerte de San Ignacio de Loyola”.

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P. Pedro Borrote El Padre Cronista asevera que tiene por patria el Real de Minas de Zacatecas, viniendo al mundo un 4 de julio de 173154; se formó en el seno de una piadosa y católica familia, hijo de Don Antonio Borrote y Doña Jerónima Ronquillo. Sus primeros estudios los realiza en el colegio de su natal Zacatecas. A los 16 años ingresa al Noviciado de Tepozotlán; en el Colegio de Puebla terminó sus estudios de filosofía y en México los de teología, destacando por su sabiduría55 . El 1° de octubre de 1758 es ordenado sacerdote y al año siguiente realiza su Tercera Probación en la ciudad de Puebla. En el año de 1760 es enviado a misionar en las cercanías de la Ciudad de México radicando en la Casa Profesa56., donde después fungiría como operario. Para el año de 1761, el padre zacatecano es asignado a misionar en Guanajuato, haciendo su arribo el día 21 de septiembre. Fue parte del memorable grupo iniciador, labor en la que “en el recato y honestidad jamás se le notó el menor descuido”; destacaba tanto por su aplicación en las misiones que cuando las circunstancias lo exigían confesaba desde “las cinco de la mañana”. Para junio de 1762, estando en las minas de Mellado, inesperadamente enferma de tabardi-

dillo57. Su agonía le provocó serios desvaríos e intensas convulsiones, “hasta que el día siguiente, 2 de junio, al punto de las tres de la tarde cantándole el Credo la comunidad de los padres Mercedarios…, dio su espíritu al Señor a la edad de 31 años”58 . Hecho lamentable que provocó el derramamiento de muchas lágrimas en todo Guanajuato, “pidiendo todos algunas de las reliquias de su vestido”; el impacto social de su muerte fue grande incluso en los infantes, “los niños… que tenían tan fresca la memoria de un padre que con tanto amor los había doctrinado movían a ternura con su copioso llanto acompañándolo hasta la sepultura que se abrió en la Capilla que nos sirve al presente de Iglesia”. El joven Pedro fue enterrado, tras la emotiva procesión popular, en el presbiterio de la Capilla del Colegio jesuita. El eximio bibliófilo Beristáin de Souza atribúyele a Borrote la autoría de la obra intitutulada “Panegírico de la Gloriosa Muerte de San Ignacio de Loyola”, compuesto de 33 octavas reales, 8 liras y 35 décimas castellanas de mucho numen y gracia, manuscrito que se localiza en la Biblioteca de la Universidad de México59.

Según se reseña en las Annuas60, vino al mundo en la población de Jalapa, Obispado de Puebla, el 3 de septiembre de 1726. En marzo de 1748 hace su ingreso en el Noviciado. A los 25 años (en 1751), el Padre Ramón tuvo su primer contacto con la región puesto que se encontraba en Guanajuato terminando sus estudios de Teología y dando clases de Gramática, durando en esta labor un par de años. Asimismo, se sabe que en 1755 estudiaba Teología en el colegio Máximo de México, destacando por su aplicación y erudición en la Filosofía, en las Bellas Artes, las letras francesas y hasta en las Matemáticas61. El Cronista señala que “después de la Tercera Probación lo señaló el Padre Provincial para vice-rector y presidente de la Academia de Filósofos en el Colegio de San Ildefonso de Méjico (sic). De esta ocupación lo sacaron para leer el curso de artes en la ciudad de Guadalajara en donde tuvo un crecido número de discípulos”. Hombre de consolidada cultura, es ordenado sacerdote en 1761. Por esos años fue descrito de la siguiente manera: de ingenio y aprovechamiento bueno; de suficiente juicio y prudencia; de alguna experiencia; de complexión temperada y de talento para varias cosas62. Su vida sacerdotal la inaugura con las funciones misioneras -actividad que añoraba para sí- al ser parte de los primeros cuatro sacerdotes asignados a trabajar en el Bajío, arribando a Guanajuato el día 17 de julio del año 61. Siempre activo en lo intelectual, se ocupó además de impartir en el Colegio guanajuatense las cátedras de Filosofía y Teología. El Padre Cronista asevera que “su juicio y prudencia eran mayor que la que demandaban sus años; fue tiernamente devoto de los Santos Ángeles de Guarda dedicándoles su curso de artes y dio a luz un tratadito de esta provechosa devoción63”. Al Padre Ramón se

54 Otros autores lo señalan nacido el día 29 de junio, pero por haber tratado en vida con él, damos crédito a la fecha que sostiene el Padre en las Annuas. 55 En las página 71 a 77 de las Annuas se consignan los datos biográficos del Padre Borrote. 56 Zambrano, Francisco, S.J. y Gutiérrez Casillas, José, S.J., Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México. Ed. Tradición, S.A. México, 1977, tomo XV, siglo XVIII, letras A-K, p. 345. 57 Se refiere a una tifoidea acompañada de fuertes fiebres, pero bien pudo ser víctima del letal matlazáhuatl que en ese año azotó a la Nueva España. 58 Siguiendo lo escrito en la antes mencionada obra del Padre Gutiérrez Casillas, otros autores han señalado como fecha de su muerte el día 7 de junio, pero el dato aportado por el testigo ocular de los hechos viene a aclararnos el consuetudinario error.


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Memoria ENERO-FEBRERO 2019 Leonesa

le veía constantemente retirado en su aposento aplicado en el estudio de los libros y pasando “muchos ratos del día delante del Santísimo Sacramento”. Tras combinar durante dos años de manera elogiable la docencia y la evangelización, la salud del veracruzano comienza de súbito a deteriorarse. Así lo narran las Annuas: “habiéndose ido el día 12 de julio del año 63 a predicar a Guadalupe (en la ciudad de Guanajuato), se sintió con alguna destemplanza… Vínose al Colegio y recogido en su aposento fue corriendo los términos de un recio tabardillo cuyas incomodidades sufrió con inalterable paciencia hasta el día 27 de 1763 del mismo mes de julio, cerca de las once de la noche dio su espíritu al Señor a los 37 años de edad no cumplidos, y 15 de Compañía”.

P. Manuel Domínguez En la románica ciudad de Palencia, España, nace el día 3 de diciembre de 1722. Siendo muy joven, a la edad de 16 años, ingresa al Noviciado jesuita de su solar natal64. Tras cursar los primeros años de noviciado en la Península, inesperadamente es mandado a cambiar de horizontes: el 24 de junio de 1744 se encontraba en el puerto de Cádiz dispuesto a embarcarse al Nuevo Mundo junto con 12 sacerdotes, 4 estudiantes y 2 coadyuctores más, comisión que encabezaba el Padre Superior Javier Bejarano. Sus compañeros europeos procedían de sitios tan variados y lejanos como Praga, Palermo, Munich, Colonia, Murcia, Salamanca65. Obra en el Archivo General de Indias de Sevilla información sobre el pase a la Nueva España del abigarrado grupo, constando una curiosa descripción física del entonces estudiante: joven de 22 años, pequeño de cuerpo, delgado, color quebrado, algo moreno, poca barba, ojos azules, pelo negro, y había partido de su natal Palencia rumbo a Cádiz el día 13 de octubre del año anterior66 . Para 1748 se encontraba estudiando Teología

e impartiendo la cátedra de Gramática en el colegio de Veracruz. Antes de 1751 debió ordenarse sacerdote porque en dicho año realiza su Tercera Probación en el Colegio del Espíritu Santo de la ciudad de Puebla de los Ángeles. La labor misionera del Padre Miguel fue iniciada en las agrestes tierras de los coras de Nayarit, por el año de 175567 . Conscientes de su experiencia misionera se determina que debe ser enviado al Colegio de Guanajuato para arrancar las primeras Misiones de 1761, arribando el día 2 de agosto. Estoy convencido de que él, junto con el Padre Vidaurre, son los autores de las Annuas; el conocimiento con el que describe lo ocurrido en algunas Misiones en las que él participa y el empleo ad litteram de la primera persona refuerzan nuestra postura, valga por ejemplo lo escrito en la página 124: “…y los dos días se confesó conmigo”, o en la foja 127 :“el pueblo venía a mí en tropa…”. Su labor durante las Misiones fue desempeñada con suma prestancia y talento según lo narrado en el capítulo anterior, siendo él quien participó en el mayor número de ellas. Cuando la ejecución del extrañamiento de los jesuitas en 1767, el misionero español se encontraba en el Colegio del Espíritu Santo de Puebla en funciones de operario. Ya en Italia es secularizado en la ciudad de Bolonia, antes del año de 177368. Durante su exilio italiano, el Padre Domínguez recibe de la Corona española, al igual que los demás jesuitas, 100 pesos anuales para su manutención, cantidad con la que vivían al día y de manera austera. Los datos encontrados sobre la muerte del Misionero castellaño fueron en un principio contradictorios: su compañero, el Padre Rafael de Zelis69 (sic), afirma que muere en el año de 1773 (sin señalar día ni mes) en Módena70, Italia; sin embargo, tres relaciones oficiales de jesuitas fallecidos antes de 1775 y de 1785 que localizamos en diferentes archivos españoles, son coincidentes al mencionarlo fallecido en Bazzano, Italia, el día 13 de octubre de 1774, fecha que a la luz de las pruebas documentales ahora podemos afirmar como correcta71. En tierras italianas descansa el español que de mucho sirvió en los pueblos del Bajío.

El Padre Ramón Cerdán (sic), impartió en el Colegio de Guanajuato las cátedras de Filosofía y Teología. (Continuará).

Durante su exilio italiano, el Padre Domínguez recibe de la Corona española, al igual que los demás jesuitas, 100 pesos anuales para su manutención.

59 Berinstáin de Souza, José Mariano. Biblioteca Hispanoamericana Septentrional, tomo VI. Ed. Fuente Cultural, México, 1947, p. 279. 60 Annuas, pp. 103-104. 61 op. cit. en nota anterior. 62 op. cit. en nota 56, pp. 482-483. 63 Desconocemos si en algún recinto bibliográfico de Guanajuato se conserva algún ejemplar. 64 op. cit. en nota 56, p. 548. 65 Archivo General de Indias, Sevilla, Contratación 5550, se trata de una información detallada sobre el grupo de jesuitas que partió de Cádiz a Nueva España en junio de 1744, formando parte de un voluminoso expediente donde obran los pases oficiales de diversas comitivas. 66 Idem. 67 op. cit. en nota 56, p. 549. 68 Idem. en nota anterior. 69 Fue él uno de los muchos jesuitas expulsados de la Nueva España en 1767, dedicándose durante los años de su exilio a recabar datos sobre sus compañeros. 70 Zelis, Rafael, Catálogo de los Sujetos de la Compañía de Jesús que Formaban la Provincia de México el Día del Arresto, 25 de junio de 1767. Comenzada en Roma por Don Rafael de Zelis el Día 27 de junio y Terminada el 23 de agosto de 1786. Imprenta de I. Escalante y C ª, México, 1871, p. 150. A la muerte del autor del Catálogo en el año de 1798, continuó la recopilación biográfica el erudito jesuita Pedro Márquez, nacido en San Francisco del Rincón, el 22 de febrero de 1741. 71 Los tres documentos que fundan nuestra afirmación son los siguientes: a) Archivo Histórico Nacional de Madrid, Jesuitas 2222, carpeta 24, informe firmado en Bolonia el 28 de enero de 1775 por el comisionado Don Luis de Gnecco. Entre los jesuitas firmantes obran los insignes nombres de Francisco Javier Clavijero, Pedro Márquez, Félix Sebastián, Rafael Landívar, Rafael de Zelis, entre muchos otros. b) Biblioteca Nacional de España, Ms. 9136, “Estado General que Demuestra el Número y Clase de Regulares de la Extinguida Religión de la compañía de Jesús…”, firmado por D. Juan Antonio Archimbaud y Solano, Madrid, marzo 26 de 1776. c) Archivo General de Indias, Indiferente 3085B, informe levantado en la ciudad de México por la Contaduría General de Temporalidades de México, a 19 de julio de 1785, por Don Bernardo Fajardo y Covarrubias.


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