Excodra xxii la vida

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ÍNDICE Editorial Prosa Espacio disponible, Franco Chiaravalloti De Rosa, Carlos Moya Impresiones al hilo de una visita al geriátrico, David Martínez Garrido Domingo, Diego Luis Sanromán Jardín de mundo, Náyade Quero Rocamora Contrastes, Beti Mármol Poesía Seis poemas, Ana Patricia Moya Cuatro poemas, Carlos Barbarito La vi, Cristina López Lumbreras A donde se respire limpio, José Manuel Vara Dádiva, Divaga y Olvida, Juan Trigo Bien, Vida, hablemos, Montserrat Gonzalvo Soro El navegante, Toni Quero


Pintura Angie Carretero Graciela Bello Fotografía Leyre Giménez Entrevista Manuel Astur


EDITORIAL Acercándonos a nuestro cuarto aniversario, en Excodra XXII, hablamos sobre La vida. ¿Qué es? La respuesta, por supuesto, entendemos que es múltiple. Infinitas ópticas desde donde aprehenderla, desde donde sentirla. Aquí no encontraréis la respuesta única y definitiva sobre qué sea la vida, pero sí un buen racimo de buenos espejos donde verla reflejada, impresiones, reflexiones, acercamientos, la forma de sentirla en determinados momentos. Os dejamos aquí con unas tiernas e inquietantes horas de vida por leer y ver. Disfrutarlas. Disfrutarla, claro, la vida. Que es un ratito. Salud.


PROSA Espacio disponible Me llamo Obdulio Basualdo y soy publicista. Bueno, en la práctica ya no ejerzo la profesión, pero de alguna forma lo sigo siendo, no sé si en un plano mental o más bien espiritual. Durante mi dilatada carrera he creado conceptos para vender una amplia variedad de productos, desde jamones a callicidas, de mancuernas de gimnasio a novelas históricas, de candidatos políticos de derecha hasta medicamentos para caballos cojos. Soy un prostituto, voy allí donde me paguen más. Con la diferencia de que antes tengo que trabajar y después sí puedo cobrar. Soy publicista, es la profesión que he elegido y la que me da de comer. Y debo confesar que en determinados círculos sociales siento vergüenza al mencionarlo. Me he encontrado con muchas personas que, cargadas de prejuicios, esgrimen un gesto de desaprobación al escuchar mi respuesta a la pregunta "¿A qué te dedicas?". Estas personas la consideran una profesión frívola, superficial, ajena a toda ética. La desprecian y por antonomasia acaban despreciando a quienes se dedican a ella. No voy a negar que más de una vez me he sentido desairado. –¿A qué te dedicas? –Soy publicista. (Silencio de dos o tres segundos). –Ah –respuesta que cierra la charla o la deriva hacia otros temas. Estos individuos (que a ojos de un publicista de raza son sólo 'consumidores', o bien 'target') confiesan con fervor que jamás han sido influenciados por el accionar de los mensajes publicitarios, que no hacen caso a los comerciales de televisión, que en el cine miran para otro lado cuando ponen los anuncios


previos, que en el supermercado eligen a conciencia. Y mientras lo dicen, se alisan la solapa de su camisa Tommy Hilfiger o se pasan los dedos por su cabello lavado con Head and Shoulders. Es que la frivolidad es una sutil telilla que nos suele cubrir de arriba abajo sin que lo advirtamos, y los publicistas somos los productores de esa telilla. Por eso, incluso gente que defenestra la profesión, en su fuero interno siente una pequeña fascinación hacia nosotros. Muchos piensan que ser publicista es levantarte a las once de la mañana, ir a trabajar con barba de tres días, sentarte en tu asiento con los pies sobre la mesa y liarte el primer porro del día, ver tu correo, algo de pornografía, escribir un par de ideas geniales que se te ocurren en sólo diez minutos de brainstorming –después de haber leído el briefing en diagonal–, y de vuelta a casa. O en vez de volver a casa, visitar algún local nocturno para alimentar la vida frívola y cargada de compromisos sociales, de chicas con vestidos que enseñan la espalda y de largas copas de champaña. Sin embargo, considero que en general los publicistas de hoy no tienen puta idea de la ametralladora que empuñan a diario. Un verdadero "manipulador de conciencias" debe saber tanto eslóganes de sociología, tuvo que haber leído El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer tanto como Marketing Management de Philip Kotler, es su deber conocer el Adobe Illustrator tanto como la obra pictórica de Jasper John o los poemas de Novalis... Pensarán que soy un iluso, sí. Hasta un estúpido. Pero la realidad es que un publicista hoy ni siquiera sabe si la palabra "fue" va con o sin acento, si la capital de Uzbekistán es Tashkent o Almaty, no saben siquiera diferenciar cuál es el pistilo en una flor. Y estas gentes –yo era una de ellas– moldean conductas de una manera tan fácil que resulta increíble pensar que sesudos catedráticos universitarios también lleguen a caer influenciados por los anuncios de estos descerebrados.


Pero es así, hoy es increíblemente fácil manipular. La gente puede ser cauta, puede llegar a filtrar conscientemente la información que recibe, pero si a esa misma gente la dejamos de llamar "gente" para llamarla "consumidor", entonces pasa a ser un subnormal capaz de tragarse cualquier gilipollez. En cierta ocasión, mientras dialogaba sobre este tema con el doctor F. C. –un respetado analista político de la Universidad de Deusto– comentábamos precisamente lo fácil que es moldear a gusto e piacere a las masas. El doctor C. me expuso su preocupación por la falta de discernimiento de la sociedad ante los diferentes estímulos que recibe. –La gente se traga todo, Obdulio –me decía–. Si Nike o Dow Chemical se lo proponen, podrían organizar unas nuevas Cruzadas para recuperar una Tierra Santa ya recuperada, o vituperada, con pipas o rombos rojos en las banderas en lugar de cruces. Quise despejar una duda, le pregunté la hora. –Las siete y quince –me dijo con despecho. –¿Por qué lleva un Rolex en la muñeca? Se quedó en silencio unos minutos. Articuló una respuesta y contestó: –Es que... me da la confianza de que tengo la hora exacta. –Pero un reloj que cuesta cincuenta euros también se la puede dar. Y sin ir más lejos, el campanario de aquella iglesia cumple la misma función que su Rolex. Se despidió con un nervioso apretón de manos y desapareció entre la muchedumbre. O, mejor dicho, entre la masa. No sé si se debe a mi condición de publicista, pero a veces el hecho de declarar mi profesión me ha dotado de éxito ante las mujeres. Creo que porque se piensan que pueden tener un rollo con un tío liberal, promiscuo, que tiene un automóvil sport descapotable, que lleva un jersey sobre los hombros todo el día y se peina con fijador. A las mujeres les encantan los hombres con jerseys


sobre los hombros que se peinan con fijador. De esa forma he conocido polacas, danesas, israelíes, portuguesas, coreanas. Me las follaba, y como profilaxis, más que látex utilizaba la tan valiosa telilla de frivolidad. Pero poco a poco empecé a sentirme como un árbol seco: intentaba estar erguido el mayor tiempo posible, con este frívolo talante, pero la más mínima ventisca podría tirarme abajo. Un día fui consciente de que sentía el sabor de mi saliva más amargo que de costumbre, mis pasos camino a la agencia eran más lentos, mis ideas no salían con la misma sensación de eyaculación de siempre. Y algo raro me sucedió. Fue en la discoteca Elephantus. Me estaba bebiendo un gin tonic y entablé conversación con una chica que dijo llamarse Olga. Olga era rubia, esbelta y lucía una minifalda que le dejaba al descubierto las rodillas. –¿Cuál es tu nombre? Tomé un sorbo antes de responder. –Mi documento dice Obdulio. Su etimología es árabe y significa "Servidor de Dios". Pero yo estoy destinado a torcer el destino, y como no sirvo a otro Dios que a mí mismo, me hago llamar Valentino, que significa "fuerte y saludable". –Cuántas veces me había dado buenos resultados esa perorata que hoy me parece tan mema. Olga permaneció absorta. Repliqué: –¿Y tú, dulzura, cómo te llamas? –Olga– respondió Olga. –¡Hechizante! –me apresuré a responder–. Es corto, recordable, fácil de pronunciar. Tiene dos vocales y dos consonantes, casi te diría que es la perfección hecha nombre. Además es evocador. A mí me transporta a lejanas estepas rusas, llenas de pinos nevados y casas con chimeneas humeantes. Siguió absorta. La conversación se hundía. –¿A qué te dedicas?–. Recurrí a la salvadora pregunta cliché cuya respuesta no


me interesaba, sólo la formulé para reflotar la charla y seguir en mi afán por follármela. –Soy peluquera –respondió Olga. –Ah –respondí con la respuesta que tantas veces me habían dado a mí. De pronto advertí que no me sentía cómodo. Supuse que vendría la pregunta de rigor, me asusté, me quedé en blanco. Y la pregunta de rigor llegó: –¿Y tú a qué te dedicas? Le di un sorbo al gin tonic. Me atraganté. Carraspeé. –Soy... ingeniero agrónomo. Ése fue el primer quiebre. No sé por qué pensé que si le decía la verdad iba a fracasar. La tía estaba buena y no quería desaprovechar la oportunidad. Pero de repente ya dejó de importarme Olga, el gin tonic y el Elephantus. Me levanté, le pedí disculpas y le dije que volvería en cinco minutos. Salí de la discoteca, me tomé un taxi y fui al mar. Allí, frente a la escollera, escuché el golpeteo de las olas sobre las rocas, dejé que la reconfortante brisa del verano me acariciara las mejillas, olí el olor a sal y a mar. Allí no había olor a frivolidad. Ni a porro, ni a gin, ni a perfume Touch of Pink de Lacoste, ni tampoco veía burbujas de Möet, ni vestidos que enseñaban espaldas. No creo que le ocurra a mucha gente en el mundo esto de sentir que un dios o un destino omnipotentes tecleen al mismo tiempo el CONTROL, ALT y DELETE de nuestra conciencia y nos haga empezar desde el primer casillero. Después de esa noche regresé un par de veces a la agencia, pero con una indiferencia que llamó la atención de mi jefe. Entré al sistema y cancelé todos los archivos de los trabajos de los últimos cinco años en la compañía. Nadie sabía que yo tenía acceso al disco duro y eliminé también los archivos privados, las sesiones de fotos, los Illustrator e InDesign. Metí en la picadora de papel ideas que en su momento me habían parecido geniales pero hoy las


veo absurdas. Arranqué de la pared el póster del Marlboro Man de David Ogilvy, lo hice pedacitos y lo tiré a la basura. Salí y llamé a un par de amantes para despedirme. De todas solamente quedé con Lee, una coreana con un sexo bestial. Lee me dio un beso tierno cuando abordé el tren. Viajé seis horas hacia el norte. Llegué a una estación de mala muerte y caminé otras seis horas entre la pradera. Encontré la cabaña, un viejo gordo que lucía un gorro de paja me recibió y me dio una pala: había que empezar cavando un surco junto a las plantaciones de tomates. Por la noche me enseñó la chabola en la que viviría y el pequeño trozo de tierra en el que podría plantar lo que yo quisiera. Por supuesto, había pensado en plantar marihuana, pero el aroma de los tomates en esta zona es tan intenso que creo que voy a cambiar de semilla. FCh


De Rosa Cada noche, mientras Ella, leyendo apenas unos versos descansa recostada en el sillón, él baja aquellos siete escalones que llegan hasta el sótano, toma de un estante, de la contigua bodega, uno de aquellos herméticos frascos de cristal entre sus manos y sentado frente al fuego rescoldado, escoge unas hebras verde musgo sobre la palma de su mano. Con ellas va liando con cuidado y esmero cada uno de los seis cilindros que a continuación guarda en el interior de una pitillera de plata grabada con su nombre, Ella. En el estéreo suena su música preferida, la de Ella, de Ella para compensar con el ritmo encerrado en cada canción la ausencia de su voz. Prepara otro, ese que siempre va algo más cargado, y como sí, una alarma silenciosa advirtiese de la hora, Ella desciende la escalera con un aromático brebaje hirviente caldeando sus entrañas, toma ese último liado, y con gesto ausente, lo sitúa entre sus labios. Él busca anhelante descubrirla entre su mirada brillando de nuevo en el interior de sus pupilas y aguarda, a que una sonrisa dibuje esas queridas arrugas tenues en el marco de sus ojos. Mientras solícito le ofrece fuego. Contempla como aspira el humo agrio, refrescante y la vaharada gris y azul que la envuelve como un halo admirable, cual si una cortina de paz se desplegará a su alrededor. Sabe que poco después, con paso cansado desaparecerá arrastrando su esperanza. Ella asciende muy despacio los peldaños que la conducen hasta el lecho que tanto amor contuvo. Y Él se queda pensando en que mañana deberá; mientras Ella, su ella, recibe en sus venas el tratamiento de venenos y tóxicos; ir a buscar ese pan tan especial, recién horneado, el de la corteza dorada y con el corazón blanco y esponjoso y rellenarlo luego con justa generosidad, con tomate, aceite y jamón curado. Para que a la salida del hospital, satisfaga Ella el hambre artificial que propiciará otra nueva aspiración del humo prohibido. CM


Impresiones al hilo de una visita al geriátrico Me entero por su tercera y última ex mujer. Enrique, uno de mis maestros en la vida, acaba de salir del hospital para ser devuelto a la residencia. Sus úlceras de estómago han vuelto a escupir sangre a chorros. Desde que dejó la bebida, no han parado de ingresarle. A veces parece como si las facturas del pasado llegaran todas juntas de golpe. Diez años atrás, era un jugador profesional con una habilidad mágica en lo relativo a las carreras de caballos. Un alquimista que conseguía conectar en sueños con la mente de aquellos extraños animales, igual que los antiguos indios yaquis. Al comenzar la temporada, subía al hipódromo de Lasarte y, siempre que podía, se escapaba a Francia, el país de los grandes premios. Juntos traducíamos el París Turf y juntos analizábamos los partants, para después diseñar estrategias, complicadas como puzzles, disparando en la oscuridad mientras escuchábamos bebop. Más allá de las herramientas convencionales, inventamos métodos nuevos, cercanos al misticismo. Formamos el clásico tándem de viejo maestro y joven discípulo, pero en realidad, él era infinitamente más joven que yo. Sí, Enrique ejerció en mí una influencia poderosa. Aunque es filólogo, le importan tres cojones los círculos académicos y las universidades, detesta a los profesores que posan como artistas o visionarios cuando en realidad son muertos vivientes, y él, siempre se ha considerado, incluso ahora, un vivo viviente. Lo que realmente le entusiasma, eso sí, es escribir pronósticos y análisis para revistas de apuestas. Pertenece a esa raza de personas que no ve ninguna gloria en la ambición por el trabajo ni en la constancia. A él siempre le ha gustado dar bandazos por la vida, apostar por él mismo, aunque eso le lleve directo a la bancarrota, confiar su supervivencia a su poder personal, viajar a lugares que no aparecen en los mapas, buscar un poco de fuego por el camino y, por supuesto, como siempre sentencia, follar


más que el trompetista de Frank Sinatra. Esa es su singular filosofía de vida, y nunca ha cambiado. Desde hace dos años, vive confinado en un geriátrico y, como es natural, no lo lleva nada bien. Ha desarrollado el síndrome de Korsakoff, una rara enfermedad que le está robando la memoria, aunque algunos chispazos de ingenio permanecen intactos. Así que visito la residencia con un poco de miedo. Nuestro último encuentro, hace muchos años, no fue demasiado bien. A primera vista, el edifico se parece bastante a las cárceles modernas, recubierta con esos imponentes bloques de hormigón, que no inducen precisamente a la relajación. En el interior, las paredes son de un verde descansaojos, y están llenas de manchas y grietas con restos blancos del pintado anterior. Los ventanales están cubiertos por inmensas cortinas grises, bloqueando la entrada de luz natural. El salón principal está lleno de silencio. Ni un ruido, nada. Los empleados parecen fantasmas que se desplazan sigilosamente sobre zuecos de colores. Aparecen y desaparecen en cuestión de segundos, cada uno a lo suyo, está claro. Y, en esta muerte de sonidos, cobran más protagonismo los viejos, que se animan a salir de las habitaciones, ardiendo y reptando por los pasillos, cruelmente encerados. Casi se puede ver el abatimiento en el aire, que los arrastra como unas bragas por el desagüe. Almas inermes que parecen estar agotadas, pero no totalmente derrotadas, aún no. Son buena cosecha y se agarran con todas sus uñas a la vida, a pesar de las dificultades, se pegan a este mundo como lapas, apretando los dientes, ya con las fuerzas justas y con dolores de sobra, qué mal lo pasan. Su único anhelo, a veces, es hablar con alguien que verdaderamente los entienda. Y la mayoría de esas veces no aparece ese alguien. Y así pasan las horas, lentas, muy lentas, viendo documentales de animales, jugando al cinquillo, echándose la siesta, metiéndose en la piscina, otra partida, comida, paseo por el jardín, otra siesta, un poco de gimnasia, una visita de los nietos, más comida, y así le van dando tiempo al tiempo.


Pero tanta monotonía no parece perturbarlos, dentro del aislamiento sienten la paz, y la paz, por otra parte, nunca ha lastimado a nadie. El sufrimiento permanece escondido, los pensamientos de vanidad se evaporan entre los olores de creolina y alcohol. El corazón palpita más lento, la sangre se licúa, la cabeza razona un poco mejor, la gente se vuelve buena y amistosa, o todo lo contrario. Le espero en medio de la sala, clavado en un sillón de plástico gastado. Me siento viejo, como contagiado por la atmósfera opresiva del lugar. Fuera, como presintiendo la llegada del mago, el viento golpea los cristales en continuos ataques, produciendo un ruido similar al de un tambor tocado por un loco. Por fin le veo llegar, muy cambiado. No parece él. La piel de la cara se la ha endurecido tanto como la espalda de un cocodrilo. Las bolsas de los ojos no han parado de crecer, y además, detecto cierto derrotismo en su mirada que afortunadamente, se desvanece cuando me ve. —Cuánto te he echado de menos, oh, Cristo... —dice apagadamente mientras me agarra por el cuello.—¿Sabes que me han tenido dos días atado con correas? Mira —me enseña las muñecas, pero no le veo ninguna marca. —¿Por qué te ataron? ¿Hiciste algo? —Sí, pegué al enfermero. —¿Has golpeado al enfermero, Enrique? —Sí, solo una vez, pero bien dada. —Ay, Dios... —En realidad no le agredí. Sólo le di un golpe en el brazo para llamar su atención. Me estaba haciendo daño, y la adrenalina me subió por las nubes. —No estás tomando la medicación, ¿verdad? —No me jodas, mi santa madre se destrozó el cerebro con pastillas que se suponía que la hacían dormir. Sus labios apenas se mueven al hablar, y las palabras le caen por las


comisuras de la boca. —Pero a ti te hacen bien. —No, no quiero enderezar los hilos de mi cabeza, me siento bien así, sin medicar, como Artaud o Van Gogh. —Me ha dicho Teresa que sangraste mucho pero te recuperaste rápido, sigues siendo un tío con suerte. —Sí, no entiendo cómo podemos tener tanta cantidad de sangre en el cuerpo, me salía por todas partes, las sábanas se empaparon de ese horrible color púrpura. Ahora siento que tengo una vida extra. Pero eso no importa ahora, quiero que me escuches, te pido un minuto de atención, voy a pronunciar unas palabras, son muy importantes... Palabras aparentemente inofensivas que unidas casualmente entre sí, podrían significar algo... Pero a simple vista no tienen... En ese momento pasa una empleada, auxiliar seguramente, interrumpiendo la concentración. Es guapa, muy guapa, los rasgos de su cara transmiten un toque exótico que juega mucho a su favor y, para colmo, lleva la bata con mucha gracia. Aquella visión nos desequilibra un poco y Enrique pierde el hilo de la conversación, dejándome con la curiosidad. —Si te acercas a la ventana, alguien puede tirarte un beso —le dice mientras la mira entusiasmado. Ella, por supuesto, no le hace el mínimo caso, pero yo le sonrío y le guiño un ojo para hacerle saber que su broma me parece muy ingeniosa. —¿Qué es eso tan importante que tienes para contarme? —le pregunto. —Es un conocimiento sincrético que quiero revelarte. Zoroastro lo sabía, y también el rey Salomón, y hoy día permanece oculto en pocas, poquísimas logias... Y antes de que te vayas hoy, quiero concederte esa gracia y descubrírtelo. Te iniciaré más tarde, cuando nos quedemos solos, y te será muy útil... Ahora no quiero que nos oiga la enfermera... Últimamente he pensado en mi vida... He pensado mucho sin llegar a ninguna conclusión...


—Por qué pensar en conclusiones, no las necesitas, sólo traen confusión, céntrate en las abuelas, algunas no están nada mal. —Sí, me las llevo a la piscina y allí me pego cada fiesta del carajo —se ríe débilmente. —Vaya, sigues siendo un tipo de lo más apasionado. —¿Alguna vez, inmediatamente después de acostarte con una chica, has deseado continuar abrazado a ella en lugar de echarte a un lado? —Sí, claro. —Pues si la abrazas de verdad, y no por compromiso, ese es el verdadero amor. —¿De qué se trata ese secreto que necesito saber? No me contesta, permanece inmóvil y su mirada se pierde. Tengo que tocarle la mano para que reaccione. —Estoy jodido, aquí me falta espacio y me siento separado de la vida. Es como si fuera invisible. —No eres invisible, yo estoy aquí y puedo verte. Relátame ahora ese saber antiguo, me tienes en vilo... De repente me sorprende levantándose y saliendo hacia la entrada del edificio con una energía imparable. Salgo tras él, un enfermero nos mira, preocupado. —¿Adónde vas? —le sujeto del brazo con fuerza, pero no soy capaz de retenerle. —Al hipódromo, al casino, a las casas de putas, a beber ríos de vino... —Vamos, Enrique —le intento calmar—. Estás convaleciente, no seas cabronazo y siéntate conmigo. —No puedo soportarlo más. Deja, suéltame. Enseguida parece serenarse, y su tono pierde la agresividad inicial. De pronto, rompe a llorar, apoyándose en mí. Yo también lloro, y nos abrazamos. Temerosos y cobardes, así somos Enrique y yo. Luego me da las gracias una docena de veces, se encoge de hombros y nos volvemos a sentar. Es evidente


que en algunos momentos hay choques internos que le dominan, y luego recupera la mente de forma súbita. Si tu corazón quiere una cosa y tu cabeza otra, mal asunto. —Dime, Enrique, ese conocimiento oculto del que hablabas, sácalo, no te lo guardes para ti... —Sí, escúchame... Porque lo que voy a decirte abrirá muchos secretos ante tus ojos . Y tendrás una vida nueva, y no existirá una sensación igual. Ese poder no querrás cambiarlo por nada en el mundo. El conocimiento que conoce todo el mundo, no es conocimiento, pero este lo conocen muy pocos hombres. Hace unos 330 años, en un pueblo al norte de... Me suena el móvil, ni siquiera miro quién llama, lo silencio directamente. Deja de hablar, visiblemente enfadado. Su voz degenera en un murmullo, y sus palabras se vuelven incoherentes. —Ven otro día a verme, hoy no me encuentro bien... Se lo llevan a dormir. DMG


Domingo Salieron de la casa con sigilo para no despertar a los que sesteaban después de una comida copiosa. Ella dijo ‘Yo conduzco’ y atravesaron el pueblo en la tarde desierta del domingo. Tomaron la primera carretera comarcal con la que fueron a toparse. Él la observaba conducir, concentrada con los ojos fijos en la línea del horizonte, y le pasaba el dedo índice de la mano izquierda por entre la pelusilla arremolinada de la nuca. ‘Deja, me haces cosquillas’, y él obedeció. Husmeó en la guantera: los mapas de carreteras, la documentación del coche, las guías de viaje del marido. Después tomó la mano de ella, que descansaba floja sobre el cambio de marchas, y la atrajo hasta su bragueta para que notase los latidos en la rigidez de su pene. Ella esbozó una sonrisa esquinada pero mantuvo la vista al frente, clavada en el punto de mira de las líneas discontinuas. Había reverberos de espejismo sobre el asfalto negro, el sol de octubre se filtraba por entre las pámpanas dormidas de las viñas que discurrían a ambos lados de la carretera. Llevaban las ventanillas bajadas porque aún hacía calor. ‘No hay una sola nube’, dijo ella. ‘Ni un solo coche’, completó él. A unos cuarenta kilómetros del pueblo encontraron un camino de tierra que se adentraba en los campos. Detuvieron el coche y caminaron sobre la tierra blanda y ocre. ‘Espera ­dijo ella­. Creo que hay una manta en el maletero’. La vio correr torpemente y se entretuvo reventando terrones mientras ella regresaba con una manta de cuadros escoceses. Avanzaron algunos metros y ella se quitó los zapatos porque temía torcerse un tobillo. ‘Aquí está bien’, dijo. Él asintió y entre ambos desplegaron la manta en el suelo. Ella se la chupó en primer lugar y después él se lo comió a ella, luego follaron


hasta que no pudieron más. Ella tuvo tres orgasmos, él sólo dos. ‘Me debes la revancha’, le dijo mientras yacían entre las viñas recién vendimiadas mirando al cielo claro del otoño. Permanecieron así varios minutos, sin decir nada, dejando que se les fuera enfriando el sudor. De vez en cuando pasaban aves menudas y oscuras que enseguida desaparecían en el azul brillante de la tarde. Volvieron al coche agarrados de la mano, él con la manta doblada sobre el hombro izquierdo. Ya había empezado a refrescar. Regresaron al pueblo por la misma carretera, que poco a poco iba quedando reducida al breve cono amarillo que iluminaban los faros. Ya no se distinguían los viñedos ni las tierras labradas. Él dijo ‘Te amo’. Y ella preguntó ‘¿Lo dices en serio?’.Y él, ‘desde luego que no’. Las calles del pueblo estaban desiertas, los bares cerrados. ‘Los domingos en provincias deberían estar prohibidos’, sentenció él. La figura escuálida de un galgo surgió repentinamente de la nada, pero ella frenó a tiempo. ‘Jesús’. El animal se les quedó mirando en mitad de la calzada, un garabato altanero y ridículo con los ojos encendidos por la luz hiriente de los faros. ‘Tengo que llenar el depósito’, recordó ella. ‘No te importa, ¿verdad?’ DLS


Jardín de mundo Como todo hombre o mujer, un día me pregunté qué sentido tenía el mundo. Ese fue el momento en que me aficioné a la jardinería. Muchacho de dudas e injusticias, decidí que por cada obstinada incertidumbre, por cada odio y males, plantaría una flor. Siempre de distinto tipo y color, esa era la condición que me impuse. ¿Por qué? Me preguntaban todos. ¿Qué sentido tiene? “El mismo que para mí, por ahora, tiene la vida”, inquirí una y otra vez. Nada podían contestar a eso, salvo caras de “necesita ayuda”. Como todos. Como si no lo supiera. Mis primeras plantaciones fueron dedicadas al mal sabor de hierro de mis tiempos de antaño. Por la sangre derramada en lágrimas, planté rosas. Tan hermosas, pero tan peligrosas. Tan puntiagudas, tan dañinas como el daño mío. Planté varias. Y muchas más. Como cerdo en barro. Y es que el dolor es tan sensual… Pasé después a dedicarme al odio, a la rabia y a la frustración. Y sin poder remediarlo, mezclé el rechazo, el mal de amores, la impotencia y los por qués, lanzando al aire mil improperios y puñetazos. El resultado fue una miscelánea de rosas y enigmáticas semillas negras. Mala idea tirar del mal. El muy cabrón siempre está enraizado y a todo se engancha, y con todo se relaciona. Como cerdo en barro. Pero es que es tan fácil dejarse conquistar. Me centré, después, en plantar por todo el amor que no hallaba. No puedo decir qué fue lo que aquí planté, pues con los ojos apartados, embarrado, metí la azarosa mano en el saco. Y es que es tan difícil amar cuando el vacío se vuelve el mejor padre. Pero entonces descubres que el cerdo en barro no se ensucia, sino que se purifica, se refresca. Y todo cambia. Y resulta que, desde el principio, es el mejor padre quien de verdad te enseña a amar. Y ya no plantas las mismas semillas. Y ya hay preguntas que tienen respuesta. Y así, una cosa te recuerda a otra, y la ausencia me recordó a lo desconocido.


Planté por aquel mundo tan poco sabido, como aquel que cree conocerse a sí mismo. Tan absurdo y sinsentido todo, como el origen de la existencia que nos rodea. Pero eso me llevó a los milagros. Y me hizo replantearme que si quien nos enseña a amar es un vacío, un misterio, ¿qué es lo que la magia nos muestra?, ¿qué es lo que la vida, como maestra, enseña? Llegados a este punto, no pude sino preguntarme: ¿por qué no plantar por alegrías, logros y metas? ¿Por qué sólo hablar de desgarros, y almas en pena? Tal vez, supuse, porque la felicidad se justifica por sí misma después de pasar penurias y duras tormentas. Como la frondosa flor que crece después de ser semilla negra. Y así cesé de buscar, porque ya me daban igual los interrogantes incontestables, porque ahora tenía algo mucho mejor: mi propio mundo ajardinado. Y él mismo me dio la respuesta que tanto andaba buscando. Quizás así fue como aparecimos. Quizás Dios, si existía uno, un día también se preguntó por la vida, por el por qué de las rosas, las dudas y las semillas negras, y quizás nosotros, en algún momento, le dimos la misma respuesta: La vida no es fragancia de margarita.

NQR


Contrastes Impresionan los olores a hogar desconocido, la urgencia y artificiosidad del desorden, la indiferencia aparente del jubileo de profesionales uniformados. Querrías mirar solo de refilón la sangre salpicada, los haces de gotas de todos los tamaños impresos en varias direcciones, y la mancha densa y en relieve del suelo, imitando la silueta de un enorme estómago. Jamás podrás acostumbrarte a la impúdica imagen del cuerpo, abandonado casi siempre en un escorzo incompatible con la vida, enterrada la dignidad de la persona que fue bajo la radical fealdad de la violencia y la muerte. Pero el nudo en la garganta, la dificultad para respirar y las inoportunas lágrimas sólo llegan al descubrir el cesto de los juguetes dispuesto en una esquina de la estancia, con sus alegres colorines delatando la verdadera dimensión del horror. BM


POESÍA I De rodillas, delante mi cama De niña, tenía una cruz dorada clavada en la carne; ahora, mis oraciones salpicadas de culpa se reflejan en un rosario con cuentas de lágrimas. Conciencia sin limpiar. Pedazos ásperos que murmuro para mis adentros, pecados de mi insignificante existencia. Antes había terror: debajo de la cama estaba Dios. Pero Dios no está. Ya no hay ni bondades ni castigos. Tampoco creo en los poetas, ni en los políticos, ni en las putas promesas de amor eternas ni tampoco en los hombres ni en las mujeres. Mis plegarias, cantos de desilusión en la noche cómplice de mis bajones, asoman en estas manos la gran evidencia. Sólo creo en mí misma. Porque es lo único que me queda.


II De tripas corazón Agarro la vida por las entrañas, destrozo el cáncer de la existencia con estas manos sucias de conciencia raspada. Es mejor ser insensible a que me dejen hueca y vacía. Cuestión de supervivencia.


III El mayor espectáculo del mundo Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo: el teatro de la vida. Escenario con decorados cutres, donde te hallas tú sintiéndote como una marioneta, atado de pies y manos como un muñeco, con agujero en la espalda, como un actor secundario que jamás se estudia el guión. En las tablas, haya tragedia, haya comedia, cambias el trozo de carne del pecho por plástico, por algodón, o por metal orgánico. Bajo los focos, somos tristes figuras sin sombra que maneja, cruel, el destino.


IV Veintiséis de Enero Al nacer, destrocé el útero de mi madre. Ahora al parir versos siento el desgarro.


V La perra que mastica versos \ La perra imbécil que pierde el tiempo Sé que no importa porque el mundo no cambiará con el nacimiento de otro poema noctámbulo, sólo sé que el sosiego se extiende en mí después de vomitar palabras me purgo de este asco de (sobre)vivir ­de mantenerse erguida a pesar de las pedradas­; es el discurso del dolor, estos poemas­hueso que me tientan a deshacerme a no tropezar con la locura a domar a la pequeña bestia que habita en mi ser a conocerme hasta el primer canto del pájaro al alba. Sé que no importa que escriba poemas insomnes sólo sé que soy pobre y me salen más baratos que la medicación psiquiátrica


que invade, impetuosa, el frigorífico de mi hogar; también sé, de sobra, que este mundo no cambiará nunca.


VI Padre, madre: Acojo, con admiración, respeto y pesar, vuestra (única) herencia \ La gran falacia de mis progenitores es erigirme como una más de la casta de los honrados Porque los principios no dan trabajo ni pagan facturas, ni siquiera rescatan a la conciencia nublada porque mis llantos resguardados en la almohada no sirven para nada porque ser leal a una misma es destruirse porque sólo enraízan la constante sensación de fracaso y la rabia, muda, pero latente

­ aquí ­

latiendo

en una víscera de seiscientos gramos exactos muy enferma de verdad muy enferma de respuestas. APM


I Llora ante las ropas dispersas... Llora ante las ropas dispersas, los libros diseminados, las paredes despintadas; ¿por qué? ­se dice a sí misma mientras, del otro lado del mundo, cada ola aporta su cuota de resaca, la deposita en la orilla. Se desgasta la acotada órbita, hora tras hora, y, antes de lo pensado, caerá la última señal en la arena; ¿por qué al revés el sueño, la irrupción del tornado en donde debiera soplar la brisa, el súbito arder de la sílaba salida por desolación de la punta de la lengua? Adelante, el declive, el desmoronamiento, el latir veloz de un corazón de bovino ante el abismo que se inaugura, el alto precio por cualquier baratija, la postrera charca bajo un sol etíope. Ni asilo, ni ebriedad, ni resplandecer.


II Hubo temor a la propia mano... Hubo temor a la propia mano, al propio rostro en el espejo; de un largo hilo ovillado nació de pronto un dios cuyo primer mandato fue cerrar el único camino hacia el océano. En vez de vida, la muerte en cada sílaba, en cada pasaje, un suplicio. Y el gallo señaló desde lo alto del poste la cercanía de la noche; se entornó la puerta, la mujer negó siete veces su boca y el beso, al ser sólo anhelo, se convirtió en mordedura. Quien detuvo al sol subió el telón, no sin antes desgarrarlo: principió para nosotros la danza, sí, pero cada paso, muela que muele en el vacío, cada figura, pasaje sin alcance ni significado.


III Pude alcanzarla, al menos... Pude alcanzarla, al menos por un momento, para mirarla a los ojos; no lo hice: me conformé apenas con una desleída memoria, impregnada de lejía, de agua enturbiada y lenta hacia el albañal. ¿Y ahora? Siento que de lo que arde se separa una parte de su arder, la plomada se desvía un grado antes de tocar el suelo. Hay, en todo, una nota en discordia, una fuerza en repliegue, algo que en vez de ascender acaba siempre, al final de la jornada, junto a despojos, resacas... La ocasión no se renueva, otra es la hora como otro, el mundo; lo vasto se hace diminuto, la limpia orilla se cubre de guijarros y lastima el pie a cada paso. ¿Qué claridad ahora no es de fósforo frotado, luz que, fugazmente, en cualquier pedazo de botella se refleja?


IV Apenas esbozada, en un papel... Apenas esbozada, en un papel que el viento no demoró en llevarse, en una tela expuesta a la lluvia; en una música de flauta de afilador que se alejó calle abajo. Así de fugaz el destino que le reservaron las olas, las horas, las tardes: un relámpago por el ojo de una aguja entre oscuridad y oscuridad. Cómo abrazar a lo que dura apenas un momento, se retira, se hunde, cae sin demora hasta un fondo sin fondo, se fusiona con formas abisales a las que la presión arrastra y achata; cómo darle un nombre a lo que no sobrevive bajo el sol, al aire, y, entonces, no me pertenece, se vuelve hija de otro padre, inhumano y nocturno, sin pecho, ni frente, ni espalda. CB


La vi La vi en una sonrisa entre el vello rebelde bajo una axila La vi escondida anónima paciente extinta La vi esperando bebida huyendo esquiva La vi escribiendo La vi infinita La vi impasible La vi en la esquina La vi La vi La vi bohemia


La vi en rosa La vi perdida La vi sin prisa CLL


A donde se respire limpio Ciudad colapsada por el caos de un devenir de pies arrastrándose sinsentido, humanos agotados buscando una pausa en el estrés cotidiano, un momento estático donde poder asomar la cabeza fuera del vacío y respirar, como quizá nunca lo habían hecho, salvo en el mismo momento del nacimiento al salir de la placenta donde sus madres les cobijaron de la tristeza y de la soledad de una vida artificial que estaban por descubrir; (Sufrimiento dolor sufrimiento emocional) Allí, con la cabeza fuera de la mediocridad que les rodea con furia ciega, allí donde el espacio vuelve a estar cuajado de estrellas, más allá de la Constelación de Orión, donde la imaginación se expande al igual que el aire nuevo que recicla sus pulmones en un momento mágico e infinito, de calma, de remanso, de paz, de felicidad… allí, donde no existe el dolor ni el sufrimiento, allí, donde me pediste que te llevara


al cerrar los ojos cuando todo parecía venirse abajo, allí, “donde se respire limpio”, donde se viva despacio, donde la hierba sea fresca y donde las flores no se marchiten ni por error, allí, donde se respire limpio, donde la emoción sea la norma y el abrazo una terapia necesaria bajo lluvia de sentimientos sin hipotecar; allí donde se respire limpio bajo un cielo de sonrisas de niños sin traumas, donde aprendamos de nuevo otro concepto de humanidad, allí, donde se respire limpio, allí donde nuestras lágrimas sellen un pacto de silencio, allí donde las luciérnagas iluminen nuestros miedos más oscuros, allí, donde descubramos que podemos ser eternos, allí, donde se respire limpio… donde me dejaste llevarte una tarde calurosa de junio, porque me lo pediste, porque necesitabas viajar a un oasis imaginario, oasis tú y yo, zen anímico emocional, porque me pediste que te llevara a un lugar donde se respirara limpio.


Y yo, sencillamente, escribí este poema para ti. JMV


I Dádiva Debiera estar abonado el altiplano Ya construidas todas las estructuras El vacío repleto de antimateria El útero cálido desprendido de endometrios Cuando sobreviniese el milagro La conciencia, el chispazo, la locura El momento cero de la historia La pasión jabonosa, la mecha del fuego de artificio Misericordia es la palabra Y ya tenemos el escenario Porque si de lo que se trata es de juntar genomas Conjugar los enlaces de carbono El azar de las miradas impías A través del óxido de los inviernos ¿En qué momento tuve noción de mí mismo? Sólo soy un segmento, cual cariñosa verruga de papiloma Un eslabón sapiencial del mono Toda esa roña que se queda en las estrías Ese rastro de borrador en los cuadernos Provengo de la espuma del océano, lo sé Mi padre construyó un banco de conchas mediterráneas


Al asomarme al balcón admiré lo inabarcable Mis labios de corcho esbozaron un infinito Los presocráticos ya especulaban con el arjé Mientras las danzas fósiles de cianobacterias Moldeaban un mundo de hierro y sulfuro habitable Por burbujas de vinagre que tiritaban ante los abismos Panspermia y dialéctica Siempre buscamos el sentido fuera de nosotros Crecí comiendo petit­suis en buses escolares Busqué flores violetas detrás de la verja de los cuarteles Escuché una canción de la Polla Records y la naftalina Se apoderó de mi infancia en armarios empotrados ¿Los recuerdos forman parte de la existencia? Se perdió más información entre botellas de los bares De la que las ribozimas pudieron guardar en sus papeles Si sólo es cuestión de fabricar industrialmente proteínas Habrá que formar dobles hélices con el ADN equivocado


II Divaga Ajeno a la partida de cartas entre Darwin y Mendel Hace tres mil quinientos millones de años El último ancestro común hacia sus labores Supongo que igual que cualquier hijo de vecino Yo también evolucioné debajo del arco de los puentes Salí del liquido elemento cuando allí me sentí extraño Y respiré toda la atmósfera en aquellos albores Igual que aquel primer anfibio, supe que tenía un destino Pero no fue sino mucho tiempo después Por eso todavía tienen branquias mis embriones Soportamos como cualquier biosfera Cuatro o cinco extinciones masivas Recuerdo aquel asteroide cuando murió mi viejo Aquellas erupciones precámbricas de Pangea ¿Se me torcieron los planes o era parte del Plan? El pobre Deinonychus sólo espera Que aquel resplandor no sea una misiva De que ha llegado tiempo para otros, y a lo lejos Se perdiese entre brumas lo que él tanto desea Afortunadamente la vida es autorreplicante Igual que el amor, el vino católico y la esperanza


No te aflijas, protobionte, tus descendientes Duermen sin fiebre bajo el telar estelar Y si algún travieso demonio de Maxwell Nos alborota el pelo, nos cosquillea la panza Asumiremos que la cuerda es un paso de penitentes Mientras la vena no se encuentre con la cuchilla de afeitar Es una simple paradoja Es controvertido buscarle sentido: Ser o Estar Lluvia de leche caliente entre las estaciones Hasta aquí puedo leer, hasta este meridiano Después de mí aparecerán columpiándose Danzando, nuestros orgullosos bastardos ¿Y es el Fin lo que nos aterra? Si es el nuestro será una victoria sin pormenores Si es el mío, quizás me lo guarde tras la palma de la mano Porque si es el tuyo, si es el tuyo el que va desintegrándose Recuérdame cerrar el gas y esos ojos tan cansados


III Olvida Tras desencriptar los Rollos del Mar Muerto Y hundir las teclas de la Máquina Enigma Es hora de que se corra al rojo el azul de los telones Todavía más sencillo; Movimiento Materia que se desplaza despreocupada en el tiempo Con su hipoteca, su decisión política Su pensión, su limosna, su circo de cristianos y leones Su sueño; se complica el argumento Todo el guión que hemos escrito Poco o nada tiene que ver con nuestro recorrido Si sientes dicen que es suficiente. En un péndulo Maldices al que inventó el reloj de pulsera Contumazmente, duermes en hormigoneras Explícame que pretendes, a favor de la especie, me refiero ¿Es que el ego forma parte indivisible de ti como individuo? Las claves en el circo volador de los Monty Phyton O en las telarañas tejidas por los frailes de biblioteca Disfruta del viaje y del mezcal de las ratoneras Hay esperma y flujo para alicatar un rascacielos

JT


Bien, Vida, hablemos Hoy estoy dispuesta a un trueque, a un pacto, incluso a un consenso. No quiero trapicheos, ni aceptaré prórrogas de ningún tipo. Quiero que seamos tú y yo, y nada más. Cuéntame por qué tus astros no me guían hacia él, quienquiera que sea, y sin embargo, por qué siento que lo conozco, que lo espero. Dime por qué me temo y me amo al mismo tiempo. Sin dobleces, sin chanzas. Háblame, estoy aquí. Ayer fue un vano fantasma de lo que sobre hoy nos cuestionamos. Entonces explícame, ¿y el mañana? Tú sabes muy bien lo que me espera. Pero sería mezquino por mi parte tacharte de injusta. No lo haré. Mas prosigamos, Oro y Marfil nos observan constantemente, a veces la blancura se pierde en su propia oscuridad y la luz omnipotente le pone al día de nuestros quehaceres, pero ¿no les oyes? Tal parece que en ocasiones sonrían y otras tantas que lloren. Bien, sigues ahí. Eres tan ambigua que me inquieta tu reacción si te afrento. Cuántos necios te repelen y se aquejan de su suerte cuando tú siempre estás atenta, y los escuchas, y los consuelas. Sabes todos y cada uno de nuestros nombres, nuestros deseos, nuestras pasiones, nuestros desvelos y nuestros duelos, nuestra tristeza... sin embargo, tu consuelo es invisible como la compañía de Soledad. No saben veros, pero estáis ahí, ni quereros, pero los amáis igual.


Escúchame. Creo que ambas hemos tenido nuestras pequeñas diferencias, yo te culpaba, tú me culpabas, y nadie nos culpaba. Pienso que eso nos unió más. Y no quiero separarme de ti, aunque en el pasado lo llegase a pensar tal vez. Por favor, no te duermas. No me condenes todavía. Quiero amarte porque desde que me creaste me has amado, me has cogido de la mano y me has obligado a andar, me has tapado los ojos y me has dejado ir, pero aunque no te viese, caminabas detrás de mí, a mis espaldas, controlando mis pasos. Y sé que seguirás ahí hasta el final. Gracias Vida por existir. MGS


El navegante Probablemente era otoño, recordaba el chasquido de las hojas secas y el cielo color calabaza. El hombre afianzaba los pasos en la arcilla: el equilibrio de aquella bicicleta cuestionaba la gravedad y podía elevarse como un balón de helio. Sus manos, que entonces le parecían enormes, fueron relajándose mientras él se alejaba, los árboles plegados en acordeón, los colores del día confundidos en su paleta. Un pequeño cometa sobre un reguero escarlata. El sol saturaba las pupilas, los viejos automóviles de lata se volvían invisibles para los navegantes. La colisión de los átomos abrió una brecha entre ambos mundos.


A la caída, profunda como una sima, le sucedió un aguacero interminable. Ahora ambos estaban solos. El hombre comprendió que volvería a emprender el vuelo y nunca más podría protegerle. TQ



PINTURA


PINTURA I


Angie Carretero


















PINTURA II


Graciela Bello
















FOTOG


GRAFÍA


FOTOGRAFÍA I


Leyre GimĂŠnez
















ENTREVISTA Manuel Astur, por RDF. Para este nuevo número de la revista Excodra, sobre La vida, empleamos otro formato de entrevista que esperamos lo disfrutéis, más directo, espontáneo, como la entrevista de toda la vida, en persona y frente a frente, pero aquí con kilómetros de distancia y la pantalla del ordenador de por medio... hasta la fecha siempre las habíamos realizado enviando las preguntas por e­mail. Entrevistamos vía chat al vibrante escritor asturiano Manuel Astur, poeta y novelista, autor de Quince días para acabar con el mundo, quien ha desplegado toda su vitalidad en esta entrevista y al que agradecemos su tiempo y su entrega en las respuestas, en la que hemos ido hablando sobre la vida y sus alrededores, lo que significa estar vivos, sobre la literatura, el arte, el drama, es en definitiva una bonita entrevista que deseamos os llegue.


ENTREVISTA a Manuel Astur

• Excodra Literatura Hola Manuel, espero que fuera bien la celebración de tu cumpleaños. Felicidades de nuevo! ¿Hoy lo tendrías bien para hacer la entrevista? Sobre las nueve y media. O mañana. O sábado a más tardar. Subiré el número sobre La vida el domingo. Dime cuando puedas por favor. Un abrazo! • Manuel Astur Uy, hoy imposible! Estoy hasta arriba de trabajo. Espero tener un rato mañana. • Excodra Literatura No problem! ya me dirás para mañana ­a partir de las siete?­ o sábado, venga, a ver si puede ser, disculpa porque sea todo tan justo de tiempo. Un abrazote!! • Manuel Astur Mejor hoy, mañana pasaré el día fuera de casa, así que será imposible. Abrazo! • Excodra Literatura Perfect! Pues a partir de las siete cuando quieras, estaré currando hasta tarde, dame un toque por aquí cuando estés listo y nos ponemos a ello, hasta


luegoooo! • Manuel Astur A las 21h creo que estaré disponible! Nos ponemos a esa hora, vale? • Excodra Literatura Oks, pero a las nueve y cuarto please, que me está la peque terminando una peli jaja venga, hasta ahora! • Manuel Astur Ok • Excodra Literatura Manuel, cuando quieras, arrancamos, disculpa la demora! • Manuel Astur Venga, ya tengo una cerveza en mi mano y dos neuronas disponibles. • Excodra Literatura jaja perfecto, venga, te voy preguntando y tómate el tiempo que necesites, yo mientras voy editando el número sobre La vida, luego juntaré todas las


preguntas y respuestas y lo vamos mirando, para empezar, como siempre en cada número, pregunto sobre la temática a bocajarro: ¿Qué es la vida? • Manuel Astur Por Dios. Comienzas fuerte. Me he quedado con cara de tonto y me meso la barba nervioso. • Excodra Literatura Dale, no hay prisa, ya verás que las ideas van saliendo. • Manuel Astur ¿Qué es la vida o qué es para mí la vida? • Excodra Literatura Bueno, viene a ser lo mismo claro, tiremos por la segunda, ¿qué es para ti la vida? Y luego, si te animas, generaliza, intentemos indagar un poco a ver hasta dónde llegamos y cuando nos paremos cambiamos el rumbo jaja • Manuel Astur Bueno Es curioso, porque puede que la vida, y el modo de afrontarla, sea el tema que más me interesa y que más trato en mi literatura, si es que existe otro. Pero ahora mismo me he quedado un poco bloqueado.


Supongo que por eso escribo sobre el tema. Para tratar de dar una respuesta que me tranquilice. Aunque también supongo que estaré insatisfecho siempre, y que eso es parte de la vida. Hay una frase muy popular que se atribuye a varios autores que dice que la vida es lo que te pasa mientras tratas de cumplir tus sueños. O algo así. No sé si estoy de acuerdo. Porque aunque biológicamente, científicamente, la vida sea una cosa. Para mí, como humano, si no puedo narrarla, si no puedo construir un sentido, o intentarlo, si no puedo ser consciente, no es vida. Entonces, puede que para mí la vida sea la narración. Al menos en parte. No sé si con esto me he acercado a una respuesta satisfactoria... • Excodra Literatura Por supuesto que sí, me interesa mucho lo que acabas de comentar, y también sobre tu novela y sobre el realizar los sueños, aunque primero sigamos por esto, comentas sobre la consciencia, ¿venimos a ser sólo memoria? Es decir, ¿no hay vida sin recuerdos? • Manuel Astur No creo que seamos sólo recuerdos. Por supuesto que no.


También somos deseos, proyección en el futuro. Nos adelantamos constantemente. Nuestra percepción de nosotros mismos varía constantemente. Escribió Milan Kundera: "Yo; una ficción de la que como mucho somos coautores". Vuelvo a lo mismo; tratamos de narrarnos, de crear y creernos un personaje, de solucionar las tramas y dar un sentido a lo vivido. Ficcionamos. Porque todo es ficción. Como los cantos rodados de un río, somos ficciones que se rozan y se gastan las unas a las otras. El pasado de hoy no es el pasado de dentro de un mes. El pasado cambia tanto como nuestro presente. Borges decía que le entristecía recordar algo porque inevitablemente estaba destruyendo el recuerdo original. Porque cada vez que recordaba, estaba recordando la última vez que había recordado. A mí no me entristece. Pero estoy de acuerdo. (Cambio y corto) ¿O no se dice "corto"? Ya no recuerdo cómo jugaba con los walkies de niño. • Excodra Literatura


(jajajaj espera que te estaba escribiendo un tochazo...) Te iba escribiendo según me respondías y ya me ibas respondiendo, genial, lo pongo igual para seguir el hilo (me encanta lo de que el pasado cambia tanto como nuestro presente): Pero la cosa es jodidísima, porque deseamos porque tenemos recuerdos que queremos satisfacer... o proyectamos hacia el futuro con la base de lo que hemos vivido, que recordamos... la dualidad vida y consciencia es la hostia de interesante, porque queramos o no, nuestra vida, es siempre hacia atrás, desde el momento en que proyectamos un pensamiento ya queda en el recuerdo, el del instante pasado... para volverse loco uno pensando en esto, además se me enlaza con los sueños por cumplir y con el narrar, tiremos por aquí, ¿qué hay del narrarse uno mismo para generar nuestra vida? ¿Qué hace el escritor cuando escribe? ¿Recrea su vida o reconstruye su vida? • Manuel Astur A ver. Vamos por partes. • Manuel Astur En realidad, el ser humano, desde siempre, no quiere lo que puede y no puede lo que quiere. Ese es el Drama. Cuando Adán y Eva comieron la manzana, lo primero que “reconocieron” fue que estaban desnudos. Se avergonzaron por ello y se escondieron. Fue por esto que Dios supo lo que habían hecho. Y el castigo consiguiente no fue arder en el infierno. El castigo iba implícito en el propio pecado original. El castigo fue la eterna pérdida de la trascendencia. El desbarajuste espiritual. El ya no poder ser uno con la Naturaleza y con los otros humanos. Estar, ya por siempre, encerrados en nosotros mismos. Y


querer y querer y querer un no sé qué que se nos escapa, un horizonte al revés. • Manuel Astur Por supuesto, el Diablo no les dio una manzana. La manzana es un símbolo. Hay que ser muy tonto y loco para leer la Biblia literalmente, y no como el maravilloso poema que es. El Diablo es el deseo. Desde entonces, o desde el inicio del hombre, no hay límite en nuestra querencia. Cuando conseguimos algo, ya estamos soñando con lo siguiente. Somos animales insatisfechos por naturaleza, monos insomnes. • Manuel Astur Sólo la muerte o el Nirvana, el desprendimiento total. Sólo la trascendencia, tal y como la entendían los antiguos ­que alcanzamos en contadas ocasiones, durante brevísimos momentos, tal vez con el Arte, con la belleza, con la meditación, con el amor o cuando somos niños y jugamos concentrados­ pone fin a esa insatisfacción. Únicamente la disolución de nuestra personalidad ­de todas las piezas de la montaña rusa; de los meandros del río­, la desaparición de lo que, al fin y al cabo, nos hace hombres, termina con esta insatisfacción que nos quema. • Manuel Astur Sólo dejando de ser humanos, dejando de vivir, tal y como yo entiendo la vida, podemos dejar de sufrir. Arf.


Sigo: "¿Qué hace el escritor cuando escribe? ¿Recrea su vida o reconstruye su vida?" No sé lo que hacen otros escritores. Además, entre lo que dicen y lo que hacen hay mucha diferencia. Normalmente tiramos con nuestras imperfecciones y limitaciones. Y hacemos con nuestra capa un sayo. Sé lo que trato de hacer yo. Pienso que en narrativa, se nota cuando el escritor no ha vivido lo que narra. No hace falta vivir literalmente lo mismo. Pero desde luego un escritor tiene que haber experimentado en sus carnes, en su alma, algo parecido a lo que narra. Yo siempre pongo el ejemplo de El sastrecillo valiente. El cuento de los hermanos Grimm. ¿Lo conoces? Bueno, pues el sastrecillo mata siete moscas de un manotazo y se siente tan orgulloso que anda diciendo por ahí que mató siete de un golpe. Y todos creen que se refiere a que mató a siete gigantes de un golpe. Él no lo desmiente. En realidad, su orgullo es real, para él no hay mucha diferencia. Y al final, además, termina matando gigantes. Y demostrando que se pueden matar. Algo así hace un escritor. Creo yo.


• Excodra Literatura Dale, Manuel, yo voy leyendo hasta que me digas que terminas, y miro otra pregunta, por no interrumpir! • Manuel Astur He terminado jajaja • Excodra Literatura jajaja oks • Manuel Astur Como mantenga esta intensidad mucho tiempo, me va a dar algo. • Excodra Literatura Hablas del drama, por supuesto se me viene a la cabeza el Nuevo Drama, ¿qué representa respecto al anterior? (y genial, estás a un nivel bien alto jajaja) • Manuel Astur No representa mucho con respecto al anterior. Simplemente ese nuevo trata de decir que no es viejo ni nunca lo ha sido.


• Excodra Literatura Oks, ¿viene a ser un querer y no poder? • Manuel Astur jajaja Qué va • Excodra Literatura cuenta jaja • Manuel Astur Quiere decir que se pueden utilizar las técnicas y descubrimientos más modernos para contar una historia. Para emocionar. Una cosa no excluye a la otra. Lo que nos venden como moderno no lo es y lo que creemos vanguardista es arte acomodado. Lo moderno, desde que se empezó a aplicar este adjetivo siempre designó al antimoderno. Al que se niega a seguir a la manada. Al que no está a gusto con el presente.


Lo que pasa es que el sentido se ha pervertido mucho con la moda y la tecnocracia. Estamos muy engañados. En realidad, hoy en día, los modernos son los que más rápido envejecen. Los bufones de la corte cantando alabanzas al rey Progreso y a su mujer la reina Tecnología. • Excodra Literatura "se pueden utilizar las técnicas y descubrimientos más modernos para contar una historia" disculpa Manuel, esto me interesa mucho, ¿por qué todo ahora se tiene que escribir en novela, contar historias o poesía en derrame de emociones? ¿Por dónde más puede tirar la literatura para hablar de la vida? • Manuel Astur No todo se tiene que escribir en novelas. Simplemente a mí es lo que más me interesa. Creo que la novela es la forma de representación de la vida, la forma de Arte, suprema. • Excodra Literatura ¿Pero no será sólo porque se piensa que así se llegará a más gente? Por el tema de publicar y demás... • Manuel Astur


No entiendo tu pregunta, me temo. ¿Me la reformulas? • Excodra Literatura La gente hace lo que se hace, como decía Ortega, y la novela viene a ser un vehículo, pero son muchos más para contar lo que tenemos en nuestra cabeza ¿por qué la novela como abanderada de la literatura, hoy en día? Como dices, ¿por qué suprema? Por pensarlo... • Manuel Astur Hoy en día y desde hace siglos, creo yo. En concreto desde que la burguesía encontró su vehículo de expresión en ella. • Excodra Literatura La novela es reciente.... el narrar es otra historia... • Manuel Astur Ortega mismo lo decía. Que somos hijos del romanticismo. • Excodra Literatura Pero sí, la burguesía viene al caso, sigue por el romanticismo por favor...


• Manuel Astur Y el romanticismo es la estética y el modo de entender la vida que más cuadró con la burguesía. Y no nos confundamos, nuestro modo de sentir, de entender la vida, sigue siendo romántico. Ya no sabemos ser de otro modo. Sobre todo porque la alternativa es la religión o el infierno helado de la razón pura y el progreso material. Cuando hablamos de Alma, ese concepto tan importante para nosotros, estamos hablando de un alma tal y como nos la dejaron los románticos. Cuando hablamos de arte, también. Antes, el arte no dejaba de ser una técnica, una representación fidedigna de la naturaleza. No había pasión ni emoción en él. Si ahora vemos, por ejemplo, en Mozart emoción, es porque somos románticos. • Excodra Literatura Tenemos la tendencia por supuesto, es nuestra época, una continuación del romanticismo con el toque existencialista, pero ,¿qué ocurrió con el experimentalismo? En literatura al menos, pero también como forma de vida, con el fin de las formas... •


Manuel Astur Pero cuando él ­Mozart­ compuso su música no dejaba de ser algo hermosamente frío, técnica, estética, y el artista alguien tan importante como un zapatero o un jardinero de la corte. El experimentalismo, las vanguardias, todo intento de romper con lo rancio y provocar una reacción ¡es romántico! El dadá, el punk, son románticos. La forma pura, el culto al exterior, al continente antes que al contenido, es neoclásico, imperialista. Cambio y corto. • Excodra Literatura En cierto modo, aunque quieras que no, está el mantener las formas a la hora de narrar, ese hecho de acogernos a una forma para transmitir, son hechos muy políticos, el acatar nuestro entorno y nuestro pasado, y el tratar de reestructurarlo, hay romanticismo en mirar al pasado, y tal vez el experimentalismo lo miraba y trataba, como dices, de cambiar el propio el pasado desde el presente, además esto me hace recordar tu novela, ¿qué representa el grunge en todo esto que estamos comentando? Me asalta esta pregunta pero creo que muy al toque, ¿qué representó en tu vida este movimiento? • Manuel Astur El grunge en sí mismo no representa nada. Podría haber sido el punk.


Podría haber sido el heavy, el metal. Representa simplemente el arte que te puede cambiar la vida, que te toca en el hombro y te dice; eh, tío, tú no estás sólo. La pasión, la libertad. El liberarse de lo establecido. Y la experimentación, claro. Yo estudié historia del arte, soy un fanático de las vanguardias. Y las entiendo como eso; como libertad, pasión por la vida, puta emoción y valentía para querer cambiar el presente. Vanguardias, rock alternativo, underground, indie, en un origen es todo lo mismo. Cambio y corto. Ah, por cierto, en mi novela el grunge no es tan importante. Se le ha querido dar importancia porque vende el rollo generacional. Pero no deja de ser parte del paisaje emocional, como la lluvia, como las montañas, etc. • Excodra Literatura Ya imagino, es piedra de toque, de arranque, espera que estoy mirando de encajar una pregunta sobre metaliteratura y Vila­Matas con la vida y la escritura... • Manuel Astur jajaja


Ok • Excodra Literatura Manuel, de todo lo que hemos ido comentando, se me viene representando así como de fondo, el que la vida viene a ser una manera de verla, de contarla, y después, si cabe, de vivirla..., o al menos de irla viviendo según se cuenta, entiendo que Enrique Vila­Matas es referente para ti, y por hacer un cuadrado que puedes romper al gusto: Vila­Matas, la metaliteratura, la vida como lo que uno va narrando y enlazo con el que la vida es lo que sucede entre el ir cumpliendo sueños, que son los que nosotros escribimos. Deriva por donde quieras, para soltarte... (aún más...) • Manuel Astur Vila­Matas supuso un gran deslumbramiento para mí en su momento. Como para tantos otros. Narraba y narra la pasión por la literatura, el deseo de ser escritor. Vila­Matas fue y es muy necesario. Pero habría que acabar con todos sus imitadores. Supongo que pasa un poco así siempre. Es muy fácil imitar a Miró, lo difícil es inventar un lenguaje, una cosmovisión, como él hizo. Es muy fácil imitar a Vila­Matas. Llenas tus textos de metaliteratura y de citas de otros. Pero en Vila­Matas, aunque monotemático, se nota que lo poco que ha vivido, lo ha vivido de verdad.


Él mismo lo cuenta en "París no se acaba nunca", el que Marguerite Durás le dijo que había dos tipos de escritores, los que viven la vida y luego la cuentan, y los que casi no viven nada. Él mismo admite ser de los segundos. Pero no pretende engañarnos. Todo lo que cuenta lo vive, en cuanto a que lo siente. Por eso emociona su pasión por la literatura. Es el mayor enfermo de literatura que existe. La ama. Pero en su caso, tiene tendencia a construir su vida a través de otro, busca los referentes en lo que otros escritores han dicho. No sé si esto que digo tiene mucho sentido. • Excodra Literatura jajaja Está genial ¡sigue hasta donde quieras! • Manuel Astur Sospecho que mi agradecimiento a su literatura, que ha sido tan importante para mí, me lleva a contradecirme y a que no me importe. jajajaja A ver. Como siempre, no importa que hables más o menos de literatura, que hagas metaliteratura. No importa que escribas fragmentario, a mano, a máquina o en un ipad.


Lo importante es lo que hagas con eso. Lo importante es el ser humano que hay detrás. Lo importante es lo que hagas con la herramienta, no la herramienta en sí. Por mucho que hoy en día se trate de vendernos una filosofía vital de anuncio de Apple. Para lo cual tal o cual aparato hará de ti mejor persona y más guapo y un artistazo; primero tienes que serlo. • Excodra Literatura jajajaj La verdad es que Vila­Matas es maestro porque como dices lo siente, siente lo que vive. (dame cinco minutos, me ausento un momento, ¡está quedando de puta madre todo lo que cuentas! un par de preguntas más y si quieres lo dejamos, pero dame ahora five minutes please, hasta ahora!) • Manuel Astur Ok. Sí, ya comienzo a desvariar. Y quizás tendría que dejar de beber cerveza y cenar algo. • Excodra Literatura jajajaj tranqui está quedando muy bien, es que la perra estaba despertando a mi nena y tuve que poner orden jajajaja ¡leo bien lo que pusiste y te cuento! • Manuel Astur


Oye, perdona... ¿Te importaría mandarme la pregunta o las preguntas que quedan y te contesto mañana o esta noche de madrugada? Ya está casi todo el grueso del experimento, ¿no? Espero que no te parezca mal, pero es que llevo todo el día dándole a la cabeza y me acaba de dar un pequeño bajón. • Excodra Literatura Oks sí, venga, que hasta aquí ya va todo muy bien, te lanzo la última y para cerrar el círculo, después de todo lo comentado: ¿Qué es la muerte? (disculpa, ánimo con el bajón jajajaja mañana cuando me la envíes te mando la entrevista editada a ver cómo la ves, gracias por todo, de verdad, como experimento creo que ha ido muy bien, te has soltado muchísimo, yo soy más de escuchar e ir soltando puntadas, espero te hayas sentido cómodo, te mando un abrazo y descansaaaa! genial tenerte por aquí) • Manuel Astur Claro. Me ha encantado. Buen truco, ¡me dejas hablar solo como un loco y me metes puntadas! jajajaja Sí, mándamela, por favor, para que le eche un vistazo. • Excodra Literatura


jajajajaja de eso se trata, de tirar de la lengua, que a quien quieren leer es a ti jajajaja un abrazo, y por supuesto, te la mando y me das el ok para publicarla, ¡¡cena rico!! • Manuel Astur Y supongo que no tendré que decírtelo, ¡pero deja bien claro que fue en vivo y en directo! Eso justificará muchas afirmaciones categóricas no matizadas que he soltado. • Excodra Literatura Por supuesto esto se comenta, que ha sido genial jajajaja te debo un cansancio. • Manuel Astur Venga, voy a descansar un rato. Hablamos. Abrazo! • Excodra Literatura Oks, buenas noches Manuel, abrazoteeee! • Manuel Astur La muerte... Yo qué sé. El fin, la última página. El silencio total. El palo al final


del polo. La única cosa segura en esta vida. Pero mi propia muerte no es algo que me preocupe demasiado. Yo no vi cómo se alzaron las pirámides. Jamás asistí al circo romano. Nunca he visto a un caballero andante ni a las tropas napoleónicas conquistando mi ciudad. No participé en la Transición ni voté la Constitución. No pedí la cabeza de ningún rey francés que hasta ayer amaba ni corrí delante de los grises en nombre de la Libertad. Por Dios, ni siquiera estaba cuando el hombre llegó a la Luna o cuando los hermanos Wright alzaron el vuelo. Todo eso y mucho más, me lo perdí. Antes que yo, murieron millones de seres humanos. Antes que yo, murieron mis antepasados, y todos sufrieron y gozaron, y quiero creer que casi todos amaron y fueron amados. Pero, en realidad, me es totalmente indiferente. Porque ese infinito de años que no viví, durante los que estuve muerto, no se diferencian gran cosa del infinito de años que no viviré. Entonces, a qué fin el terror ante todos los años venideros que me perderé. El sólo hecho de tener la increíble suerte de participar en unos pocos de ellos, cuando eran tan ínfimas las posibilidades de existir en este preciso momento, es una gran razón para disfrutarlos.


COLABORADORES Franco Chiaravalloti

Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979). Estudió publicidad, corrección de estilo, teoría de la literatura. Vivió en Inglaterra, Argentina, Italia, Kenia. Viajó por Mongolia, India, Siberia o Japón. Trabajó de profesor de castellano en África y en Londres, también hizo de encuestador callejero, de publicista, de repartidor de pizzas, de corrector de estilo, de empleado aeronáutico, de columnista radial, de copy creativo y de muchas otras cosas. Ha coordinado proyectos para editoriales como Planeta o Círculo de Lectores. Ha publicado el libro de relatos Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente (Hijos del Hule, 2009) y la novela corta Volveré mil veces (Pulso, 2014). Hoy es escritor y profesor de cuento en la Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonès y escribe artículos en las publicaciones digitales Revista de Letras y Pliego Suelto.


Carlos Moya

Con los pies en Ávila, ciudad elegida para una dilatada vida profesional de técnico inmerso en la lógica de las máquinas. Y con el corazón anclado en el Finisterre. Donde a menudo acude en busca refugio e inspiración. Este tímido orensano nacido en Madrid, cumplidos los sesenta años, pinta malos lienzos y escribe peores relatos, desde hace mucho tiempo. Sin haber expuesto cuadros, ni publicado nunca un cuento, llega hasta esta revista, con idéntica ilusión de quien emprende la soñada aventura de su vida.


David Martínez Garrido

Nací en 1981 en Madrid. Soy farmacéutico y siempre he intentado compaginar mi profesión con escribir relatos y poemas. He publicado en las revistas El coloquio de los perros, Letralia y Entropía y hago reseñas de cine para Culturamas. Gané el concurso de relatos cortos Stilnox.


Diego Luis Sanromán

Diego Luis Sanromán es profesor, editor, traductor y escritor. Acaba de publicar el libro de relatos Convertiré a los niños en asesinos (Plaza & Valdés) y Contra los pastores, contra los rebaños (Pepitas de Calabaza), una selección de artículos del anarquista francés Albert Libertad, que además ha traducido y prologado. También ha vertido al castellano la obra de autores tan dispares como Albert Cossery, Maurice Blanchot, Lewis Mumford, Francis Picabia o Gianfranco Sanguinetti.


Náyade Quero Rocamora

Mi nombre es Náyade Quero Rocamora. Nací en Barcelona el 2 de enero de 1992. Estudiante actual de Estudios Literarios en la Universidad de Barcelona, me aficioné a las letras de bien niña, escribiendo mis propios cuentos infantiles que ahora permanecen perdidos y en el olvido. Ya de adulta, he colaborado como redactora freelance en diversas plataformas online, así como traductora en Europa Press, y correctora ortotipográfica para la empresa Lamaga.


Beti Mármol

Beti Mármol es el pseudónimo tras el que se esconde una jurista vallisoletana que escribe y publica en Facebook pequeños relatos sobre cualquier cosa. En tan solo un año, ha conseguido un grupo creciente de variopintos y fieles seguidores que le animan a seguir publicando casi a diario. Si aun no le has pedido amistad para poder visitar su muro, ya estás tardando. https://www.facebook.com/beti.marmol.7


Ana Patricia Moya

(Córdoba, 1982). Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la Universidad de Córdoba. Ha trabajado como arqueóloga, bibliotecaria, documentalista, joyera, profesora de clases particulares, correctora de estilo, etc. Actualmente, se busca la vida como puede y editora de Editorial Groenlandia. Ha publicado los libros de poesía “Bocaditos de realidad” (Groenlandia, 2008), “Material de Desecho” (Ediciones en Huida, 2012), “Píldoras de papel” (Editorial Cinosargo, Chile, 2015) y la obra de relatos “Cuentos de la carne”. Sus textos han aparecido en distintas publicaciones digitales e impresas, de España e Hispanoamérica (“El laberinto de Ariadna”, “La Bolsa de Pipas”, “Revista Fábula”, “Revista Ohio”, “Iguazú”, “Impracabeza”, “En sentido figurado”, “Enfocarte”, “Argonautas”, “Margen Cero \ Mar de poesía”, “Delirio”, “Mitad Doble”, “La manzana poética”, “Letras anónimas”, “Agora, papeles de arte dramático”, “Al otro lado del espejo”, “Excodra”, “Nueva Grecia”, Palpitatio Lauri”, “Lakúma Pusaki”, “Dos Disparos”, “La ira de Morfeo”, “Grietas”, “Palabras Malditas”, “Letralia, tierra de letras”, “Delirium Tremens”, “Revista Cronopio”, etc) así como en antologías literarias (“Anuncios (Des)clasificados II”, “Lo que habita en el cristal: antología de jóvenes poetas españoles”, Cinosargo, Chile; “Nocturnos: antología de los poetas y sus noches”, Origami; “Heterogéneos”, Editorial Escalera; “La vida por delante: antología de jóvenes poetas andaluces”, Ediciones En Huida; “En legítima defensa: poetas en tiempos de crisis”, Bartebly; “Poetrastos: por favor, tratad con cariño”, LVR; “Koiné: antología poética española de autores emergentes”, Obra Propia, “Generación 2001: 26 poetas españolas (sin peaje), La Manzana Poética; etc.) y en diferentes espacios de la red. Ha sido traducida parcialmente a seis idiomas.


Carlos Barbarito

Autoría de la fotografía: Ileana Andrea Gómez Gavinoser http://www.ileanaaggavinoser.blogspot.com.ar/

Nacido en Pergamino, Buenos Aires, Argentina, 6 de febrero de 1955) es un escritor argentino, y ha publicado libros de poesía y de crítica de artes plásticas. Poesía quebrada (Mano de Obra, Buenos Aires, 1984). Teatro de lirios (Fundación Alejandro González Gattone, Pergamino, 1985). Éxodos y trenes (Último Reino, Buenos Aires, 1987). Páginas del poeta flaco (Filofalsía, Buenos Aires, 1988). Caballos y otros poemas (Hojas de Sudestada, La Plata, 1990) Parte de entrañas (Arché, Buenos Aires, 1991). Bestiario de amor (El primer siglo, Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1992). Viga bajo el agua (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992). Meninas/Desnudo y la máscara (Poesía. Ganadores del Concurso Nacional de Poesía Enrique Pezzoni 1992. Centro de Estudiantes Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Último Reino, Buenos Aires, 1992). El peso de los días (Ediciones Electrónicas Altamira, Buenos Aires, 1995). La luz y alguna cosa (Último Reino, Buenos Aires, 1998).


Desnuda materia (Ediciones del Árbol, Buenos Aires, 1999). Puntos de fuga (Colectivo ZonAlta, Toluca, 2002). La orilla desierta (Andrómeda, San José de Costa Rica, 2003). Piedra encerrada en piedra (Hespérides, La Plata, 2005). Les minutes qui passent (Poietes, Foetz, 2005). Figuras de ojo y sombras (Bermingham Edit., Donostia, 2006). Música humana y de paramecio (Colección Manija, San José de Costa Rica, 2008) Un fuego bajo un cielo que huye (Baile del Sol, Tenerife, 2009) Cenizas del mediodía (Praxis, México D.F., 2010) Feu sous un ciel en fuite Traducción de Patrick Cintas (Le Chasseur Abstrait Éditeur, 2010) El lugar de las apariciones (en preparación, prólogo de Carlos M. Luis y dibujos de Mónica Goldstein, Libros del Innombrable, Zaragoza)


Cristina López Lumbreras

Cristina López Lumbreras. 1987. Siempre errante. Castellana renegada. Oaxaqueña de adopción. Irrelevante. Licenciada en Filología Inglesa y Comunicación Audiovisual. “Soy yo, soy la que escribe y la inspiración. Soy tres. Soy ella y yo misma pensando en la otra que me gustaría ser, tratando de crearla frase a frase, párrafo a párrafo, punto a punto. Somos yo. Ellas son compañeras y yo portavoz, ellas alma y yo cuerpo agrietado y boikoteador, soy la representación manifiesta, la que exterioriza temores, consiente excentricidades y justifica debrayes. Soy yo, ella y aquélla, soy las otras y yo misma pero a veces no consigo distinguirlas porque sólo junto a ellas soy Cristina.”


José Manuel Vara

Nacido en 1965. LIBROS PUBLICADOS: Ego Pervertum, junto a Denisse Sánchez. Neurótika Books, 2010. Daño Selectivo. Neurótika Books, 2011, Excodra Editorial, 2013. La habitación roja. Neurótika Books, 2011. Poesía bastarda de saldo, Neurótika Books 2012. Dead Zone, poesía de Lucía de Fraga y José Manuel Vara. Neurótika Books, 2012. Pecados capitales y emociones asociadas. Neurótika Books, 2013. La zona muerta, Excodra Editorial, 2014. FANZINES, ANTOLOGÍAS, ETC.: Resaca, Hank Over, un homenaje a Charles Bukowski. Ed, Caballo de Troya. Vinalia Trippers, Plan 9 del espacio exterior. Viscerales. Ediciones del Viento. Esto no rima, antología de poesía indignada. Editorial Origami. Una navidad de muerte. Editorial Origami. Vinalia Trippers, Trippers from the Crypt. Vinalia Trippers, Spanish Quinqui. Underground Boys. Neurótika Books. Gestiona: Editorial Neurótika Books: http://issuu.com/varaneurotika Blog: http://atrocityexhibitionfanzine.blogspot.com.es/


Su último libro publicado es La Fábrica, y ha sido seleccionado por el Teatre Nacional de Catalunya para estrenar su primera obra de teatro, La mancha. Es director de la Escuela de Periodismo Cultural y docente del posgrado internacional Escrituras, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.


Juan Trigo

Nació el 1 de Agosto de 1982 en Zafra (Badajoz). Pasó su infancia en cuarteles de la Comunidad Valenciana y después se trasladó de nuevo a Extremadura donde finalizó sus estudios. Es Ingeniero informático y poeta, de los de la calle, de verso ágil y certero. El poemario La deuda y la duda (Excodra, 2013) es su primera obra publicada.


Montserrat Gonzalvo Soro

Mi nombre es Montserrat Gonzalvo Soro y nací el 27 de febrero de 1992 en la ciudad de Tarragona. En mi infancia me eduqué en dos tipos de colegios distintos: el primero de ellos fue público y el segundo concertado. Este último ha marcado gran parte de mi vida debido a las experiencias que viví en él. Los sentimientos se pueden ver en los escritos. Cursé el bachillerato humanístico en el Vidal i Barraguer, y gracias a mi profesora de literatura universal acabé estudiando la carrera universitaria de Estudis Literaris en la Universitat de Barcelona, actualmente. Colaboré el año pasado en amical wikimedia (viquipèdia) como correctora de artículos.


Toni Quero

Toni Quero es poeta y editor. Su primer libro Los adolescentes furtivos fue galardonado en Collioure con el Premio Internacional de Literatura Antonio Machado 2009. El poemario, traducido al francés y con prólogo de Pere Gimferrer, ha recibido elogiosas críticas en medios nacionales, como la revista Qué Leer o el suplemento El Cultural del diario El Mundo. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas y publicaciones literarias españolas, francesas y latinoamericanas. Puntualmente ha ejercido la crítica literaria, cinematográfica y teatral. www.toniquero.com


Angie Carretero

Angie Carretero (Terrassa, 1987). Es una joven ilustradora Freelance que pese a llevar tiempo trabajando para diferentes clientes acaba de publicar su primer libro ilustrado: Aviones de Papel (del cual hemos seleccionando para este número ilustraciones pertenecientes al libro) escrito y dibujado por ella misma y editado por Legua editorial. También ha colaborado como ilustradora en el álbum TBO 4 JAPAN (Dibbuks) Actualmente prepara su segundo libro ilustrado compaginándolo con su nueva faceta artística, la pintura submarina.


Graciela Bello

Artista argentina contemporánea, vive en Buenos Aires. Pinta desde niña. En los años 80’ estudió Dibujo, Pintura y Grabado con Julio Muñeza. Tomó cursos de Fotografía, Aerografía, Papel Maché y concurrió a varios talleres. Cursó la carrera universitaria de Letras, que le aportó estudios de Historia del arte, Estética, Filosofía. Desde 1992 hasta ahora ha participado en 250 exposiciones: Muestras individuales y colectivas, Ferias de arte, Gallery nights, Salones con premios y distinciones. En el plano internacional, su obra fue exhibida en Uruguay, Brasil, Chile, Perú, México, República Dominicana, España, Irlanda, Italia, Suiza, Reino Unido y USA. Sus pinturas se encuentran en varios museos, instituciones, edificios históricos, escuelas públicas y privadas. Sus obras fueron portada de novelas, libros de poesía, textos educativos, discos y revistas. * Personal website www.gracielabello.co m * Facebook page www.facebook.com/gracielabelloarte * Contacto gracielabelloarte@gmail.com


Leyre Giménez

Abril... 1976... Si se descuidan mis padres nazco en el laboratorio de revelado que había en casa... Y de ahí hasta hoy 38 años con todos sus días mirando el mundo con curiosidad... Buscando la imagen en cada historia. www.leyre.me


Manuel Astur

Manuel Astur González (Grado, Asturias, 1980) es un escritor, poeta, periodista y productor musical español. Es autor del poemario Y encima es mi cumpleaños (2013) y de la novela Quince días para acabar con el mundo (2014). Ha publicado relatos en varias antologías, entre las que destacan Mi madre es un pez (2011) y Nómadas (2013). Editó la revista cultural ARTO! y ha colaborado con artículos, columnas y reseñas en las revistas Tiempo, Quimera y BCN Mes, en el diario asturiano El Comercio y en medios digitales como Microrevista o Revista de Letras. Es uno de los fundadores del movimiento artístico Nuevo Drama.

Imagen de portada: Angie Carretero



LA VIDA

NÚMERO XXII

ENERO 2015

REVISTA EXCODRA

http://www.excodra.com


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