Una realidad fractal[1]

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Una realidad fractal Ignacio Tomรกs



Una realidad fractal


Cuando Mandelbrot se encarga de estudiar las defensas de Inglaterra en la segunda guerra mundial, desarrolla sus ecuaciones fractales: a tal modo la medida es infinita, la distancia entre dos puntos es inalcanzable, como la carrera de Aquiles y la tortuga: este ejercicio matemático no es sino un divertimento; la realidad destroza la teoría, pero las ecuaciones fractales dan mucho juego al estudio y al análisis de la realidad: otra cosa sería que se utilizaran las ecuaciones de la geometría fractal en vez de la geometría euclídea para la construcción: no sólo sería imposible construir, sino que además sería inacabable y por supuesto costosísimo. El único caso de construcción cuántica es la Lubyanka: desde sus sótanos se ve Siberia; pero hay más factores en esa ecuación. No niega a la realidad el constructo matemático de Mandelbrot, pero su campo de estudio y desarrollo tiende a la abstracción del conocimiento y al infinito, y no a la inmediatez ni a la vida humana; el desarrollo del conocimiento humano nunca tiene que ver con lo estudiado, ni hay una aplicación inmediata: la discusión sobre el sexo de los Ángeles tiene una fácil solución, siempre. Para entender la tierra, para entenderse a sí mismo Darwin elaboró un constructo lógico: Demuestra que no era falaz el que fue victima de chistes fáciles. A partir de ahí por imitación aparece el oprobio. En un cuento de Borges, una princesa japonesa suspira: de la cadencia y la tristeza consigue que todos se enamoren de ella. Se pone de moda el suspirar, y los pobres hombres acababan muriendo locos de espanto al ver esos suspiros imitados: debía ser horribles, como esas cuarentonas que se visten de quinceañeras. A partir de Darwin, y a partir de la validación del método científico para analizar la realidad, una serie de elementos hacen su adecuada trasposición: si nada tengo que aportar a la humanidad, no tengo más que extrapolar a donde me parezca el método científico, y la evolución como paradigma, así me doy pisto y trasciendo de mi mismo. Y muchos pican, picaron, picarán. El método científico, en su mayor versatilidad sirve para analizar lo que pasó, y tan sólo sirve como predecible para fenómenos concretos y muy definidos y mensurables. Ni siquiera en el tema de las supercuerdas se puede hacer demasiado con fia-

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bilidad: ni siquiera la física de los procesos irreversibles carece de incoherencias. Porque analizamos desde nuestra percepción, producto de nuestra inteligencia y trayectoria, ergo somos falibles; ni siquiera las matemáticas están libres de las pasiones humanas. El hecho de estudiar hace que modifiquemos el objeto estudiado (Heisenberg) el hecho de vivir hace que cambiemos el curso de la vida: nada humano nos es ajeno, nada nos hace ajenos a la humanidad. La física acabó realmente siendo psicodélica. Tras las supercuerdas en la búsqueda de lo infinitamente pequeño se acabó por estudiar la mas fragante nada para elaborar teorías que abundan en las teorías que se apoyan en teorías que se basan en nada para justificar Dios sabe qué. Pero algo se consiguió: el cientifismo se convirtió en una nueva religión. Carentes de la capacidad de asumir que una cultura y una civilización, la única existente en el mundo, la católica, había sido preservada y había evolucionado dando lugar a la cultura, encajaron sus esfuerzos en creerse y hacer propaganda no sólo de la inexistencia de la religión, sino en afirmar con pruebas irrefutables que llevan siempre a la nada absoluta, que la religión sólo había sido un freno para el auténtico avance; acabaron por convencerse a ellos mismos. Pero como la realidad les desmiente, y desde su sabiduría racional más absoluta, tras consultar el horóscopo decidieron que todos los que niegan su verdad son ignorantes. De ese modo, los ignorantes fueron descendiendo el nivel cultural de toda la sociedad y al final los tontos y retrasados mentales en general son los que mandan en la sociedad. Seamos mediocres. La excelencia está castigada en la sociedad. La concepción actual de la ciencia, ha confundido el estudio con la fe: se confía en la ciencia como una superestructura de conocimiento que tiene en sí y por sí misma todas las soluciones a toda situación posible: la realidad desmiente cada día tal aserto: la ciencia en su estudio de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande genera soluciones a problemas concretos; cuando las genera; pero la percepción se ha quedado en el lenguaje cientifista: todo aquello que sea expresable con términos cientifistas tiene por esa única razón rango de valor absoluto; la realidad desmiente, pero la obcecación se impone. No se ha desarrollado la ciencia por su propio camino en su propia búsqueda, sino que se ha insertado en

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la sociedad como un valor sólido de análisis y predicción: ninguna predicción, jamás, ha sido acertada; en vez de un valor sólido, la ciencia se ha convertido en un valor soluble, que se difumina en lenguaje y situación para justificar cualquier afán de notoriedad o de manipulación; por esa razón, la quieren convertir en lo contrario a la fe: generar contrarios para “enfrentarse” a enemigos poderosos y de ese modo ser un triunfo mayor; equipararse a las grandes superestructuras para querer sustituirlas, carencia absoluta de humildad que tan sólo dispone los afanes para las carencias sentimentales y de formación de aquellos que lo usan: patéticamente lo vemos cada día en los medios; lo sufrimos en los sistemas de gobierno; lo pagamos a un precio excesivamente caro, siempre amplificado por que hay que estudiar lo infinitamente pequeño con cantidades cada vez más infinitamente grandes; olvidando a la navaja de Ockham, olvidando que el primer principio de todo es la simplicidad: a mayor complejidad no hay más conocimiento sino más confusión: la confusión es el principal y más sólido aliado de la ignorancia. Es el problema del uso de la palabra en gente lega: es León Blum el que lo dice con claridad: dado que como socialistas somos la raza superior, debemos imponerlo. Usar su lenguaje es darles la razón, e ir cediendo a pequeños pasos. De lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande. Es una metáfora cruel de lo que pasa con las fortunas y el poder en España. De inteligencias mediocres y formación infinitamente pequeña se elaboran ansias infinitamente grandes, delirios infinitamente grandes, fortunas injustificablemente grandes: demasiado vaquero para tan poco indio; demasiado misionero para tan poco salvaje. La realidad se degrada, porque se degrada el lenguaje y su uso y debemos empezar a ser escrupulosos con ello: menos relativismo de no decir culo pilila o joder, sustituyendo por “hacer el amor” y demás memeces: llamando a las cosas por su nombre, se ve mejor lo que son. Lo demás, relativismo. Y eso es letal para la cultura. La única, la occidental, cristiana, desde Pericles (por lo menos) hasta Torrente Ballester (de momento) Y solventar socialmente la inmadurez de una generación de niños mimados del franquismo nos está costando la evolución a España: han conseguido llegar a viejos sin haber sido jamás adultos; pero no podemos hundirlo todo para que ellos se

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autojustifiquen en su carencia de inteligencia, su falta de madurez y su ignorancia recrecida: que es la soberbia, que es el mal.

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Profusi贸n de la civilizaci贸n


El hombre lo es a partir del momento en que es social y como tal establece su vida y su organización. La evolución no es tanto la física a partir de ese momento como la cultural; la evolución no se detiene, pero deja su relevancia a la cultura: la una avanza a su pausado ritmo telúrico y acompasado; la cultura avanza exponencialmente y se superpone a la evolución puramente biológica: no somos seres biológicos, somos culturales que a la cultura nos debemos, que inventa el bifaz y el cuchillo, el ordenador y la paella. El sistema de organización a partir de que el hombre es social será lo que defina la existencia, pervivencia, desarrollo y evolución de la cultura. Que comienza presumiblemente por una serie de simples normas que irán evolucionando y elaborándose en su complejidad hasta llegar a la suma de conocimiento y sabiduría que es el origen de la realidad, ahora. Comienza a desarrollarse el hombre a partir de ser social, y a partir de ahí se elaboran las normas básicas: la conducta: la forma de relacionarse; y como tal es una parte importante de la función social del hombre. El comportamiento es una característica de la conducta. Pero la transmisión y desarrollo de la conducta necesita maneras de transmisión: el hombre lo es porque habla, y por eso se hace social, y la lengua es un sistema de signos con unas reglas de combinación: esto favorece la comunicación y la transmisión, y por tanto la enseñanza. Esto son aspectos de patrones culturales, pero no son la cultura, son rasgos distintivos, pero no son la cultura. La cultura se transmite por precepto a cada nueva generación. Que la recoge, usa, perfecciona, descarta, aporta, y la transmite, y así evoluciona la sociedad. El sistema nervioso humano, plástico y evolucionado permite ajustar la conducta sin hacer cambios en el organismo. Eso es el raciocinio: memoria para los detalles, y el lenguaje. La cultura descansa en el mecanismo físico del hombre y de este surge, pero no es algo físico. La cultura existe antes de nacer y pervive después de morir: porteamos cultura y creamos cultura, pero no somos ni tenemos cultura.

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Los patrones de conducta establecen la norma de desarrollo social. Como los patrones son seleccionados en su propio uso, se establecen hábitos que conforme a su rigor y universalidad se convierten en normas al transcurso de las generaciones; las desviaciones de la norma conforme más avanza el tiempo más pasan de ser costumbres a ser desviaciones. De este modo conforme los niños van aprendiendo, se va estableciendo un patrón de normas, y las desviaciones acaban por ser sancionadas. No implica esto homogeneidad: en la norma hay variedad, la desviación es castigada, de uno u otro modo. Debidamente evolucionado, es imposible que ningún individuo pueda manifestar todos los rasgos de su sociedad, ni nadie puede enumerarlos. La cultura pues es una elaboración de hombres, inteligencia, y tiempo. La configuración de una cultura con normas elaboradas con criterios más amplios o con mayor recorrido asumirá a la cultura que sea de menor recorrido: tal sucedió cuando los moros invadieron España, que tan sólo se romanizaron y continuaron con ese proceso: la soberbia les impidió reconocerlo; a pesar de eso, la cultura siguió avanzando y los echó a un lado: tal suele pasar. Nuestra cultura en el paleolítico empezó a manipular las piedras para hacer instrumentos; de ahí sigue todo un proceso evolutivo; que ahora se sigan haciendo manipulaciones de las piedras para hacer lapidaciones: es un buen hito para la comparación de rasgos identitarios y de conducta, que no culturales. La elaboración, multiplicación, desarrollo y descarte de usos y costumbres ha sido el modo en el que se ha enriquecido y ampliado el proceso cultural; por eso no son procesos de ceremonia tribal lo que nos conforma sino hábitos culturales. Llegado un momento en la evolución cultural, el conjunto de normas hábitos costumbres y prohibiciones, se van sistematizando y a su vez contando su génesis, y nace la Biblia; se va evolucionando y en un momento de ruptura cultural, aparece el Evangelio, el nuevo estado de las cosas, resumido, ampliado, perfeccionado, deshojado, expurgado y con la asunción de los elementos a conservar, eliminación

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de lo superfluo, y con una novedad: un sistema de cuidado y perpetuación de la cultura, lo cual debería ser la iglesia católica. Y por difusión, se elabora occidente, que es la cultura, la civilización: no hay culturas o civilizaciones: hay conductas, pero sólo una cultura y una civilización, que origina monstruos como Stalin, pero también el capitalismo y la Madre Teresa. Y a fecha de hoy, es demasiado evidente: la codicia hace que los de las conductas perversas quieran apropiarse de la evolucionada, para por codicia “tener” lo que no pueden “ser” en vez de hacer su propia evolución o asumirse a la civilización. En eso entra la estrategia de la confusión, de hacer norma de las desviaciones de la conducta que en la evolución de la cultura originaron su descarte dentro del sistema, cuando no su rechazo, generado por la propia evolución de la cultura en fases de debilitamiento e indolencia, decadencia y desdoro: por eso la progrez campa por sus anchas, y el debate social es lo que es, que es de vergüenza. La religión se configura como el depósito de la cultura y el argumentario y repositorio de la esencia de la cultura y de los patrones de conducta, la esencia del desarrollo, la esencia de la cultura: la explicación de quienes somos (conjunto) y como hemos llegado hasta aquí; la explicación de toda nuestra historia evolutiva como resumen y preceptiva. El Evangelio da la pauta no para lo social sólo, sino también para el individuo en sí mismo; algo que para la soberbia postilustrada debía ser exonerado del proceso cultural, y nació la psicología directamente como fracaso: la condición del ser humano es como parte de una conducta, cultura, civilización y religión transmitida por el lenguaje y no como un ajuste mecánico a las condiciones del entorno inmediato o a las necesidades momentáneas de un determinado stress social, ajuste o condición: el ser humano es en sí mismo, y cada persona lo es en sí mismo, es el proceso de conocimiento: el conocerse a uno mismo, por eso es necesaria la cultura, y se inventó el sistema: escuela, universidad….. para poder llegar a saber uno mismo quien es, lejos de toda afectación y cosmética, ajeno a la presión social momentánea, y es un proceso íntimo, personal, único e intransferible, y desde luego no mecanizable.

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En eso, la religión tiene unas pautas, métodos y sistemas para el conocimiento, y además ha desarrollado medios para la prevención de la enfermedad, mediante la transmisión cultural establecida, en el orden de la historia como la especie manda: individuo, familia, municipio. El desviarse socialmente de la norma, es la forma de la soberbia: podemos salvar la tierra, luego somos dioses. Y el resultado está a la vista; la forma de hacerlo es la confusión, y en ello estamos, en ello vivimos. Y la iglesia católica no es ajena a la ceremonia de la confusión, lo cual ni consuela, ni beneficia, ni es bueno.

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El vigor y las palabras


Se disfruta mucho más cuando sabes de qué estás hablando. Como una historia de amor, se comprende mejor con el tiempo, y el tiempo nos dio este horror de la repugnante socialdemocracia: aquí andamos aguantando estupideces: nos quieren convencer de una crisis económica para demostrar que buenos son todos con su talante, su centrismo, centrados en su centritud, y su lenguaje políticamente correcto: se encuentran todos diplomáticos de una corte florentina creyéndose que con córcholis, mecachis, y demás memeces encurtidamente cursiladas dan medida de relación social cuando tan sólo son una medida de un relativismo ridículo y memo de tonta de verbena que con quince años ya es deplorable: lo cuenta siempre mejor que yo Gambra1: Quien por ejemplo dice o escribe “el proceso actual de concienciación determinará, tras una crisis de crecimiento, reformas estructurales de carácter irreversible y altamente positivo” emplea palabras con sentido y connotaciones distintos a las que tendrían aisladamente o en otro contexto, y está sometiendo su espíritu a una marxistización inconsciente. A menudo no se habla así o de parecida manera porque se sea marxista, sino que se llega a profesar el marxismo porque se habla así. Que al fin y al cabo al principio es el verbo, aunque les resulte difícil de entender, sí lo saben usar, y la gente anda por ahí mareada: no hay una crisis fiduciaria, económica, financiera o similar: hay una crisis de entropía del sistema, porque de tanto modificar el uso del lenguaje, por una presunta corrección en el hablar, se abandonó la corrección en el hablar, en beneficio de una cursilada relativista tibia hasta el vómito de la bestia, indefinida y nada clarificadora que asume la pérdida de significados y significantes, por no decir palabrotas, o algo que suene a similar: en esa fundamentación la progrez establece su afán, que es inventar el mundo a imagen y semejanza del ombligo de cada uno de ellos: saben mejor que Dios como se hace el mundo, y ese es el argumento para negar su existencia y justificar sus desmanes: van cosificando al individuo entregados a la nueva religión cientifista de la globalgorización y así se va acusando a un presunto enemigo de los desmanes que queremos corregir: se acusa a la iglesia de lo que nos dé la gana, y así lo arreglamos. La educación ha pasado sin solución de continuidad a ser domesticación.

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1 Rafael Gambra: El lenguaje y los mitos. Speiro, Madrid, 1983.


Construcci贸n financiera


La percepción de la realidad es la infancia. Configuramos el universo a partir de la percepción de la familia y de nuestra casa: en mi caso; más; en mi caso, soy parte de ella, la siento aunque haya impostores; En mi caso, mi vida es condicionada a mi percepción del espacio, de la realidad que es la infancia, trazada indeleble en la memoria como la tiza del niño en la pared; en las grietas de la pared está Dios, que acecha, implacable. En el vuestro, también. La incidencia de la luz crea líneas definidas en los edificios; maneja las distancias en abierto y revienta la cabeza con su claridad. En España la luz es definitiva: de la configuración de la relación con el medio de la sociedad y de la historia. No es casual lo que pasan aquí, porque sólo pasa aquí: ningún país del mundo tiene tanta calidad literaria, ni muchísimo menos pictórica. De la literatura se hablará o no otro día, pero de la pintura hay una clave: ningún país del mundo tiene tanta calidad de pintores ni cantidad como España: es por la percepción, es por la luz. España es el sitio de los pintores, y también de los ciegos: esta luz intensa que no se percibe así en ningún lugar del mundo da pintores excelsos; da enormes cantidades de ciegos. Toda esta tradición habida se pierde: disuelta la tradición en el magma socialdemócrata, se tiende a la igualación: se iguala todo por abajo de manera que no hay pintores ya en España dignos del pasado; la arquitectura nacional es algo deplorable, la escultura no existe y cualquier día de estos las Inmaculadas de Murillo o el Cristo de Velázquez y el de Dalí se hacen a un lado por no ser políticamente correctos. Eso si: babean los vividores del cuento a cuenta de cualquier estupidez, siempre que suceda en Nueva York o Paris, esa famosa ciudad que nunca dio nada a la humanidad que no fueran disgustos y problemas. Eso sí: la relación del arte con las personas es vía la administración; ergo: los “artistas” son los que viven a sueldo directo o indirecto de la administración; ergo: la creación está sometida y sumisa a lo que dicte la normativa política imperante: ergo: no hay creatividad, ni vale la pena prácticamente nada de lo que se paga como oro y tan sólo es escoria. Una de las cosas que más nos aberran a todos en estos tiempos es el enorme follón acerca del urbanismo: gobiernos ayudando a millonarios, la gente entrampada en

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metros cuadrados de emparedamiento en vida entre otros, arriba, abajo, a babor, y estribor, los bancos frotándose las manos y la usura y los espabilados pretendiendo aprovechar los momentos: los buitres, a la carroña: de que sorprendernos: No es un problema de gestión de suelo ni de gestión ambiental ni de ubicación geométrica con criterios etológicos, no es un problema de corrupción ni un problema de ubicación. Es un problema de desfase cultural cuando no de excentricidad. No hay una concepción de la vida de las personas desde las personas o para las personas: se adecuan las personas a los criterios impuestos para la vida; en metros cuadrados se pagan, en horrores visuales se viven. El planteamiento tradicional debería ser el válido: la familia, en su vigor y rigor, crece, medra, sufre, se acrecienta, desde el pasado al futuro y se mejora a la generación siguiente: así, se hizo España, a pesar de la envidia. Y con ella. Ahora hay edificios trasplantados, transplantables, que da igual la ciudad o el pueblo: eso es letal. Eso es negar la naturaleza de la cultura. El proyecto de la casa siempre fue una cama un armario empotrado, una silla, mesa preparada un cariño supuesto, una mujer deseada El niño debe llegar del colegio a su casa, y verla, poder decir “yo vivo ahí” y tener una casa propia, mas o menos espantosa, mas o menos hortera, que configure su vida y su percepción conforme el criterio la formación y la evolución de sus padres. Pero ha de ser reconocible, identificable, distinguible, orientable, no una ventana en un marasmo, un ojo de buey en una tormenta desatada entre la codi-

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cia, la ambición y la estulticia que está degradando a las personas a vivir conforme dictan sin siquiera la posibilidad no de cumplir sus sueños, ni siquiera de tenerlos. No se trata de palacios para todos, no se trata de pisos para todos: no se trata de metros cuadrados, se trata de la configuración de la propia vida: la estructura de la sociedad adaptada a la gente, o la gente adaptándose a la necesidad de control y dinero del aparato del estado. La percepción de la propia casa ha de ser lo que motive al niño en su vida, a bien o a mal, como a Dumas, como a mi; el saberse de ahí, y no de un ahí que da igual con la puerta de al lado: es la despersonalización de la gente, la carencia de individualidad, la falta de identidad y eso lleva solo al mal, a males, a desmanes y disparates en la gente: no crecen bien, mal vivirán. Es una desviación de la cultura, es la entropía del sistema, la negación de la cultura.

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...y si te portas bien


Descansa en el hombre y emerge de él, pero no está en su estructura orgánica. La cultura que cualquiera adquiere existe antes de su nacimiento y persiste tras su muerte; somos “porteadores” de cultura, que es anónima, pues no es individual sino colectiva. Y es la que conforma el sistema de interrelaciones de la sociedad humana; por tanto, la conducta es el integrador cultural; Resultado del complejo entramado de la invención social, se transmite por precepto a cada nueva generación, y se salvaguarda por el castigo. El hombre ajusta la conducta y evoluciona por un proceso de alimentación y retroalimentación sin modificaciones de su organismo. Los hábitos establecidos se proyectan en las conductas futuras; conforman las normas sociales de conducta; hay normas universales, que empapan a todos los hombres y otras que permiten la elasticidad de elección entre posibilidades, del mismo modo que se generan subgrupos; esto es lo que genera la cohesión social y posibilita el avance cultural por asimilación de las nuevas normas, o no, que los subgrupos “proponen”. El cambio cultural es pues un acumulado de la experiencia de la cultura sobre sí misma. Plantear en este siglo un nuevo paradigma cultural, como pretende el ecologismo, o el cientifismo, es negar toda la amplia banda de evolución cultural que entre otras cosas, ha generado la posibilidad de la existencia de esas posibilidades; intentar una nueva alianza con la tierra, es negar la evidente relación que ha llevado la humanidad a éste punto, en el cual la “disensión” con el desarrollo lineal del proceso cultural forma parte del mismo: es una cultura tan elaborada que hay que volver a las fuentes demasiadas veces para saber de que estamos hablando; la palabrería, la demagogia y la premura de la información distorsiona la perspectiva cabal sobre la realidad; llegados a éste punto, la blogosfera se convierte en un sistema de información que produce la propia cultura para su salvaguarda y control. Cualquier fenómeno, ambiental, social o de cualquier tipo que no considere al hombre como la especie a cuidar – cuidar, no consentir; cuidar, no malcriar- en su redundante relación con el medio, más allá de de logorreas, demagogias o intereses de grupos o

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personalismos será, por definición mal analizado y por tanto no se resolverán problemas sino que se generarán algunos mayores de mayor costo y que causarán efectos retardantes o degenerativos a la cultura. La fabulación socialdemócrata es tal que cuela: viven instalados en una realidad de 1950 en Estados Unidos: dan por supuesto que sólo vale lo que publican los medios de comunicación tradicionales, dan por supuesto las técnicas de difusión de la propaganda según Goebbels, dan por supuesto la maleabilidad de la gente: y aciertan, pero cada vez, menos. En Estados Unidos la gente ya se informa más por los blogs que por la prensa: buscan la calidad de la información en la blogosfera: y esto, no es discutible: es un dato de la prensa americana; que obviamente reaccionarán. Aquí ya lo están haciendo, sembrando la división artificialmente entre la gente: que otro no piense como yo me enriquece; que otro confunda, me enriquece: antes o después lo acabo pillando, yo u otros; antes o después encuentras el dato que te confirma o niega, y ahí ya cada cual con su discernimiento. Y además elijo y me configuro mis escritores habituales, mis lecturas preferidas, mi gente de referencia y las amistades o vínculos por el tiempo: ¿acaso no tengo bloggers progres por ahí, o gente con la cual no comparto nada? eso es cosa mía: aunque no comparta una visión de las cosas no por ello odio a los que lo hacen. Y sumando los sumandos, elevándolos al cubo de rubik y partido de risa, acabas viendo con una claridad presciente una realidad deformada; una mala película, los estertores de ahogamiento de las bandas de estafadores magnificando su prestidigitación. En todos los análisis derivados del llamado materialismo histórico; y de la teoría de los opuestos (si no es una cosa es la contraria) hay un elemento que jamás es considerado: la condición humana. Para estudiar la humanidad se obvia la condición humana. Será muy científico, pero eso no va a ninguna parte. (Bueno si, a cátedras banales, escaños en el parlamento y artículos de opinión en periódicos) Para saber la condición humana hay que considerar la antropología, no como se viene estudiando en un constructo de relaciones y tensiones sociales que generan una sociedad: es muy fácil coger a una tribu primitiva y darle un significado a lo que es su vida, que nada tiene que ver con su vida. Pero eso ha funcionado.

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O así lo parece. Hasta Margaret Mead empezó a cuestionarse a sí misma, como relata su hija; sin embargo en sus estudios de la esquizofrenia, Bateson establece la clave que andaba buscando: la enfermedad no es un caso aislado, es siempre un eslabón de una cadena; saber trazar la cadena nos permitirá quizá no arreglar el eslabón pero sí establecer mecanismos para su prevención: Es decir, Bateson al final de su vida concluyó que la familia era el germen de la estructura social en su esencia más intima; y que la superestructura de conocimiento acumulado es la religión católica: lo insinúa él, lo manifiesto yo. Todas las consideraciones “científicas” referidas al ser humano son por su naturaleza, falibles, evanescentes y nunca desde luego terminadas: en constante cambio el hombre; cualquier aproximación siempre es susceptible de ser renovada. Renovada, que no revisada: lo de “revisar” conceptos, teorías y momentos no es más que una falacia intelectual de mal gusto y letales resultados. Cabría meter algunos aspectos de la medicina aquí. Cabría sacar algunos aspectos de la medicina aquí. Pero lo que sí consigue el “método científico” es dar las claves y taxonomías apropiadas para que cualquiera se pueda hacer un constructo de la realidad. Cualquiera, con cuatro conceptos, y algo de picardía (con lo listo que es mi chico) se elabora un constructo de la realidad: a los dieciséis años, hasta los veinte, es la época idónea. Y hay quien de ahí ya no sale jamás: les funciona la inmadurez, y llegan a ser ancianos sin haber sido jamás adultos. El método científico deriva entonces en un cientifismo que no es sino una fe religiosa fundamentada en la presunción de infalibilidad; una metodología de análisis que cierra en sí misma la capacidad de comprensión de la realidad. De ese modo, lo que no podemos entender es que está equivocado. Nosotros, nunca. Porque YO soy la medida de todas las cosas: sobre todo de la inteligencia. No se comprende la inteligencia ajena excepto cuando es comprensible: es decir, cuando es similar a la mía, o próxima. Si hay una diferencia de inteligencia enorme, entonces se habla de cualquier cosa que denigre al otro, pero no se intenta acceder a

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la comprensión. Voy al ejemplo paradigmático: a Kennedy Toole, y a Poe, su sociedad los denigraba, les hacía el vacío, los denostaba y los aislaron por todas partes. Reconocer un genio en otro, hay que ser muy sabio para gozar de esa humildad, y no somos los humanos dados a ello. Y mucho menos con los vivos. Considero a alguien inteligente en la medida en que yo me veo reflejado en su brillantez: la medida de la inteligencia soy yo. De ahí el que yo decida quien es “bueno” y quien “malo” o donde está la inteligencia, o la cultura. Porque con la absurda democracia (por todas partes todo es democrático) si te hablan de tú, cualquiera, y te rebate, da igual que no sepa de lo que habla, ESE jamás pensará que tu has pensado en eso un millón de veces más que él y con más criterios y circunloquios: no; el se considera igual. Y es mentira: todos los hombres no somos iguales: nadie reclama esa igualdad para el esfuerzo, el estudio, la comprensión y la humildad: sólo para imponer su criterio: terreno abonado para la envidia; La envidia es roja, verde y amarilla. La manifestación de la envidia no es jamás evidente: se solapa y se justifica, al modo habitual del mal: siempre tiene una justificación, siempre es una razón, siempre hay un motivo. Nadie se reconoce en la envidia; nadie apea su leyenda personal y reconoce la excelencia de otro, nadie la ve en sí mismo: sólo en los demás. Es la imposibilidad de reconocer en otros la excelencia que es imposible de alcanzar por nosotros mismos, en ese caso, se denuesta al otro: es la forma de admiración perversa: debías haber puesto este adjetivo, en vez de este otro, debiste usar el cinco con ocho en vez del cinco con siete; no está mal, pero puede ser mejorado: es el manifestar la carencia de alguna habilidad don o presencia que el otro muestra y a ti te fascina pero no asumes que pueda existir fuera de ti. Está en la condición humana, y es ahora la forma social habitual; Tal engaño es producto del miedo, miedo que disfrazamos siempre de manías, de perversiones, de actitudes, de militancias, de rutinas o de exclusiones. Y para crecer y recrecer nuestra leyenda personal encajamos siempre la realidad a nuestro corsé: las cosas son en la medida que las definimos: si algo no lo entendemos nos perturba profundamente: nunca la cosa en sí sino que no encaja en nuestro universo elaborado y consentido.

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Lo que no nos encaja, o nos reafirma, o no se adecua a nosotros si no podemos ahormarlo a nuestro deseo, lo destruimos: siempre de manera lo mas cruel posible, pero siempre que no parezca ni se note nuestra mano.

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Necronomicon


Actuamos por miedo. No hay limpieza en ese tipo de actitudes: cuando nuestra leyenda se destroza, lo inmediato es no reconocerlo: se busca culpable; siempre el más próximo, y el más débil: destrozaremos lo que sea para justificarnos ante nosotros mismos. El miedo es el origen del mal. La soberbia lleva a la envidia, la envidia a la ira y al miedo. El pecado original. El miedo se produce porque te instalas en una percepción propia adecuada a una leyenda personal, cuidadosamente elaborada: si la realidad no se adecua a tu percepción te distorsiona, cuando quieres sentar todo en la realidad elaborada es cuando eres tu el distorsionado: el no adecuarse a la realidad lleva al siguiente paso: adecuar la realidad a mi verdad: si la realidad no me da la razón la realidad está equivocada. Entonces por lógica simple impongo mi verdad a la realidad: en ti mismo, te has colocado en el lugar de Dios, sabes lo que es y lo que ha de ser. Y nunca aciertas. Si persistes en el error, te adecuas a tu leyenda personal, y la vida gira en torno a ti mismo: tu mayor o menor humildad te colocará socialmente en algún punto, pero siempre “interpretaras” las cosas desde una perspectiva omnisciente. Y siempre sabrás lo que es porque y como se debía haber evitado (y por supuesto siempre a toro pasado) Es el problema de la progrez, del izquierdismo: siguen adorando al comunismo, y la culpa no es que sea un sistema falible y falaz, es que la culpa es de “los demás” Si en lugar de reconocer el fracaso- que es algo personal, propio e intransferible- lo sublimas como un fracaso de la sociedad, del sistema o de los ovnis, te disimulas ante la sociedad, y posiblemente ante ti mismo, pero jamás asumes el error. Mientras el sistema funcione, nada que objetar, pero cuando hay que decidir o falla el sistema, sale la ira, el odio la envidia y la maldad. Y justificaras cualquier animalada en aras de un bien superior. Este esquema mental es el de los criminales, de casi todos, claro. O del anticultura, amagado en el anticapitalismo, la defensa del medio ambiente y las grandes palabras sin ningún

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concepto: la paz, la solidaridad, el pueblo. Sin significado. El miedo atenaza la mente y lleva al mal. Es la razón por la cual todos los progres que en el mundo han sido justifican siempre a los asesinos de eta, al crimen organizado, o a los árabes. Jamás reconocen un fracaso personal, jamás han hecho nada mal ellos, sino que la realidad se ha equivocado; pero ellos saben sabían y sabrán la verdad. Y si no, te mato. La realidad se ha de encajar en nuestro constructo; sino, está equivocada.

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La botella de ron


El cardenal Cisneros sólo impuso a Nebrija una maldad: los taberneros no le podían servir vino hasta que se ponía el sol; sólo él podía sistematizar la gramática y hacer de este modo la puerta del conocimiento, a la vez que la universidad; al tiempo, cualquier mierda de cualquier puesto de la administración, ya no digamos si está en la enseñanza, aunque sea de bedel, da lecciones y se atreve a gritar a la gente: eso sí: usan la gramática que les dan con el periódico de moda de obligatorio cumplimiento, y son capaces de enmendar al Papa: véase la satrapía política, epítome de los triunfadores de la cultura en España: cualquiera señala faltas de ortografía, según una gramática que se elabora acorde a unos criterios en los cuales nadie ya sabe hablar y una banda de memas mal folladas dicen que hay que hacer que el Castellano no provenga del latín para que no sea tan machista. Todo vale para denigrar a cualquiera, máxime si le podemos dar, está sólo, o le pillamos en una debilidad: no le pagaremos el vino en la noche, por si hace una gramática, además. (No mencionaré la preceptiva literaria: ni saben que eso existe, y si alguno ha llegado hasta aquí, acaba de descubrir que eso existe) Es España. El hijo de Carlos I negó la amistad prometida y la palabra dada: el arzobispo Carranza sin ser hereje y sabiéndolo todo el mundo de su época, de ésta, y de cualquiera, se comió el proceso de la inquisición más denigrante para la especie humana jamás habido; a las coimas y verduleras en los mercados les encanta seguir poniendo sambenitos y proclamando herejías; siempre hay alguien a quien señalar. Siempre hay una mentira que decir; en tal de brillar en salones ficticios y creerse James Bond en Casinos de furcias a bajo precio. Ya Quevedo señalaba a los vividores de villa y corte, que mediaban por todas partes para acabar siendo apesebrados al presupuesto, bajo cualquier excusa: Carlos de Seso es un gran ejemplo de ello; a fecha de hoy y mediante el control de unos presuntos medios de presuntas comunicaciones y presuntos conocedores de “la” verdad sigue picando la gente en que se ha de solventar todo según los criterios de la villa y corte. Mediante oficinas, salones, mancebías y demás centros, pero

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todo ha de pasar por ello, y la gente sigue convencida: a los vividores les sigue funcionando; como si la villa y corte además de nada tuviera algo. Vividores, aprovechados, ladrones de toda condición, coimas, furcias, pilinguis, pendones, y demás fauna de tales pelajes siguen haciendo el agosto en España. Y aquí todo vale, mientras se diga en idioma políticamente correcto; que es la degradación de la persona a mero instrumento social: los utilizan y además se quedan encantados. Y no pasa nada, de nada: aunque elaboremos un complicado lenguaje tal cual las normas gramaticales de Bastida, y apliquemos a la realidad el método paranoico delirante, por mucho que lo explique, la gente sigue creyendo que eso les pasa a los demás, mientras ellos mantienen una creencia de que están libres de ello: son los esclavos encantados de serlo, y al fin y al cabo, aquí, o saltamos por la plaza de los Marinos Efesios; o nos vamos con la barca hacia el Santo cuerpo, porque si te quedas, te machacan. Incapaces de reconocer la excelencia, demuestran sus sabias dotes de linchamiento. Lo llaman democracia. Como toda esta percepción de uno mismo es una falacia y se basa en la propia apreciación benevolente de la persona (“la autoestima”, en cursi) tiene unos cimientos de una increíble estolidez: la envidia, y una proyección social: el odio.

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L’air du temps


Entra entonces la destrucción: todo empieza a partir de que yo lo reconozco, todo existe cuando yo lo nombro: sólo existe lo que decido. Y además, para eso tengo el idioma: cambio el nombre a las cosas y significan lo que yo quiero que signifiquen: si dejo abierto el significado, lo adecuo a lo que yo quiero que sea. Y siempre bajo una apariencia de excelsa corrección: no valen palabrotas, todo ha de ser muy suave y muy “positivo” y claro, “con una sonrisa” de tal manera se elabora el lenguaje políticamente correcto: tan solo es cambiarle el nombre a las cosas y darles un significante lo suficientemente abierto para ser manipulable; la segunda fase es anatemizar a los que usan las palabras correctas: cualquier insulto es válido. El ejemplo: “matrimonio clásico” así se genera la expectativa de un “matrimonio moderno” añadiendo un simple adjetivo se vacía de contenido una palabra para conseguir que la realidad se adecue a lo que yo quiero que sea, no a lo que es. Otro: “Democracia” significa que el que no reconozca como verdad inmutable lo que yo digo no es demócrata. Me encomiendo a una entidad superior y lo suficientemente incontestable como para lanzar frases rotundas y anatemizar a todo aquel que ose discutirme: en mi cabeza funciona; me evito el tener que pensar en lo que me digan: “es un facha” y se acabó, no hay más que pensar. Especializados en convertir el argumento más débil en la razón más fuerte, los sofistas manejan el lenguaje como un instrumento puramente utilitario para convencer a los demás de aquello que a los propios sofistas les conviene. Hablar ya no es una actividad que esté al servicio del encuentro con la verdad, sino que se encamina al logro del poder. Parecen sabios, pero no lo son. Tampoco el sofista se identifica con el retórico. El retórico trata de hacer verosímil lo verdadero, mientras que el sofista intenta hacer verosímil lo falso. (JJG Noblejas)2 El bien conoce al mal, y lo puede comprender: el mal sin embargo ni se entiende a sí mismo. Son estados de la evolución ontológica del ser, de las personas, no sociales ni públicos ni compartidos; son como un conocimiento hermético: penetrar la hermenéutica de la persona para poder estar en la mayéutica de la vida. El estadio de maduración de la persona se establece en cada uno, y cada cual sabe cuándo cree que ha madurado. Todos creemos que lo hemos hecho. Todos sabemos que ya “hemos llegado” y siempre la vida nos sorprende.

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2 Alejandro Llano: Zapatero, maestro de sofistas, gurú de la confusión mental. Aquí: http://www.scriptor.org/2007/05/alejandro_llano.html


Penetrar la esencia de uno mismo, quitarse toda importancia, saber quien no se es sobre todo más que quien se es, y saber que realmente nada valía tanto la pena, ni siquiera tu mismo, implica un proceso de trascendencia personal que te hace liberarte de tu leyenda personal, y ver al ser en sí mismo, cargado de miedos y problemas no resueltos y otros de imposible solución. Si te instalas en la inmadurez, eres presa fácil del pensamiento banal, lo políticamente correcto, las sectas y las falsas religiones. En esas tesituras, la vida va yendo, el tiempo corre y pasa y se te supone por la estructura cultural un estadio personal; y te encajas a esa apariencia, lo cual siempre es un gran error. Y normalmente es un encaje en una posición cómoda para uno mismo, una leyenda personal feble pero encajada en uno mismo de manera adecuada. Casi siempre totalmente inmadura. Esta inmadurez se resuelve con la adolescencia. Cuando hay una adolescencia no resuelta o mal resuelta se arrastra ese problema ad infinitum: cuando eres consciente, si no lo resuelves al menos lo conjuras adecuadamente. Si persistes en la actitud o el error, tienes una vida fallida: todos sabemos cual sería nuestro error y donde fallamos: o fallaríamos. Cuando “das por acabada” tu formación académica empiezas a enfrentarte al mundo real. Nadie lo reconocemos, pero da miedo, y vértigo, insertarse en el funcionamiento real de la vida siempre es traumático, y duro. Y para cuando lo consigues asumir y madurar, es el momento de disfrutar la vida con sosiego. Pero hay maneras de eludir eso: siguiendo en el proceso académico, te insertas en el mismo con intención de enseñar ¿seguro? ¿O es tan solo un miedo horrible a abandonar la escuela? Para conjurar esto esta la familia. Y algunos sustituyen la familia por superestructuras de apoyo incondicional: sean partidos, organizaciones, gremios, sectas, y asociaciones de todo tipo donde presuntamente desarrollas tus actitudes pero no

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es real: tan solo entras a un grupo que se apoya en las mismas carencias que tú para desarrollarse, obviando siempre el enfrentarse a la soledad. Demasiada gente se apoya en la política para encajarse ahí y ocultar su proceso de maduración: ese papel, hasta hace muy poco, lo asumía la iglesia: a todos daba cobijo. A todos da cobijo. Si la superestructura en la que te apoyas es sólida, en tus errores tropezarás y te frenará, te llevará un buen cauce. Si es un constructo falaz, el esquema de sectarismo llevará ala putrefacción, previa destrucción de todos sus elementos: se enrocan en “a ver quien la hace mas gorda” y ahí acaba todo. Pero si es una metaestructura basada no tanto en la consecución de objetivos personales (de cada uno respecto a si mismo) sino de imposición (yo y todos estos pensamos así: luego tenemos razón. Y como sabemos LA VERDAD, buscaremos la manera de imponerla) por el bien de todos, aunque no lo sepas, te estoy haciendo un bien desde mi altura moral, intelectual, ética o de conocimientos. Es decir: llegas al convencimiento de que imponiendo tu verdad se impondrá tu verdad como verdad absoluta. Eso solo da la medida de tu inmadurez, aunque persiste: quizá lo consigas: otros lo hicieron antes que tu: Hitler, Mussolini, Lenin, Stalin, Castro, a poco que sepas leer sabrás que estos hacen todo por el bien del pueblo, aunque el pueblo no lo perciba así. No buscas la aprobación social, sino que buscas la adoración de la sociedad: sabes que eres maravilloso y te lo mereces, y ahí es donde los demás no perciben tu propia grandeza. (Porque yo lo valgo) Muchos proyectan esta autoadoración en elementos externos: mi escritor, mi músico, mi político: hacen una proyección de sí mismos a un elemento adecuado. Proyectan la afirmación de si mismos al exterior como forma de sentirse desarrollado. No admiran una obra o un trabajo, sino que se admiran en la obra de otro. Para conseguir esto debe haber un punto de unión, que además sea un lenguaje sobre el que desarrollar los puntos comunes y también entrar en competición y competencia “interna”: entonces, si el lenguaje es el nexo de unión al final todo se resuelve en ese campo; siempre que todo lo podamos reducir a nuestro idioma.

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Y eligieron la ciencia: lo suficientemente abierto, lo suficientemente constreñido y lo suficientemente disperso y ambiguo como para hacer de paraguas de todo. Y con los suficientes elementos como para aumentar confusiones dándoles nombres pomposos cuando interese. Entonces aparece el fenómeno: la taxonomía y orden de la realidad que nos sirve para entenderla se convierte en el paradigma de la realidad, al punto de que con el análisis de la realidad sabemos como ha de ser la realidad, NO COMO ES. Y como nadie (o muy pocos) puede desenvolverse con soltura por “todo” el corpus científico o cientifista, la mayoría (o todos) de los preceptos se asumen, defienden y valoran por cuestiones de fe: si la verdad es científica, y esto es científico, esto es verdad. Lo cual también abre la puerta a derogar científicamente lo que hasta hace diez minutos era una verdad absoluta absolutamente asumida. Y como en toda pendencia humana, para “progresar” se busca a un enemigo a batir: a mayor enemigo, mayor calidad tenemos y mayor es nuestro éxito y nuestra empresa. ¿El enemigo cual va ser? : La ignorancia. El enemigo es la ignorancia. Quien no conoce, domina o se expresa en nuestro lenguaje, es ignorante. Debemos sacarles de la ignorancia. Somos así de grandes y de generosos. ¿Y si no conocen nuestro lenguaje como se desenvuelven con soltura en la realidad? Busquemos un rango más adecuado: La religión es común a todos: el enemigo es la religión. ¿Y si la religión es la que ha favorecido que yo llegue a estas conclusiones? Trampa religiosa: no es la religión la que ha favorecido mi formación hasta este punto, sino que la religión “ha controlado” los sistemas de educación para controlar a las

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personas: yo me he “escapado“ de su control. Mi heroísmo es aún mayor. ¿Cual es “LA” religión? Católicos son los evolucionados: a los demás “los toleramos” pero el enemigo tiene un nombre definido y un domicilio conocido. Debemos pues sacar a la gente de la religión que es un sistema referencial falible, y llevarlos al nuestro por los medios que sean, en nombre de la ciencia, en nombre de que me reconozcan a mí en mi majestad.

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Sub Misi贸n


Con estos materiales, entonces se elabora una estructura de la realidad “científica”: quien no la comprende es que no es de “los inteligentes” y los que desarrollan esas murgas hasta sus últimas consecuencias son los “intelectuales” y nunca se reconoce a nadie que no sea de la estructura previamente definida. Acaba siendo un sistema de adhesión cuasi obligatoria: si no por ley, por imposición social; en la cual, te quedas fuera a poco que discutas las bases del sistema, siempre que no estés en el lenguaje adecuado para estar en el asunto, o simplemente, te parezca aburrido. Nunca es un proceso consciente hasta que han pasado los suficientes años; pero en algún momento toda persona elige si se enfrenta, o se somete. Suele ser un proceso infantil y casi siempre asociado a cosas que con el tiempo vemos nimias: las vemos nimias, pero son las únicas importantes: condicionan toda la vida de una persona. En el caso de maltratados, es algo lacerante: demos unos años: que lamentablemente veremos las consecuencias de las funestas leyes españolas. Cuando te enfrentas, te llevas una paliza, o un desprecio grupal, o un maltrato familiar o social, a veces no tiene razón el maltrato, a veces es una niñez, es difícil de predecir y detectar: sólo lo sabe cada uno, y siempre que cada uno no tenga demasiado desarrollada la tendencia de engañarse a sí mismo. Porque el problema es ese: nos engañamos a nosotros mismos, a veces muy duramente: nos elaboramos una imagen de nosotros y la vamos adecuando a los diversos avatares que nos van sucediendo; si conseguimos en un momento de lucidez (que no son tantos) darnos cuenta de que hemos vivido nuestra ficción y no la vida el avance es infinito: a partir de ése momento estamos realmente liberados (de la esclavitud más dura, la de nosotros mismos) y entonces somos ciertamente libres. El precio de la vida es la propia vida. Conocemos todos a esclavos de si mismos: lo más evidente es el vestir. No solo la ropa, sino toda la cosmética de la que adornan su vida. No son médicos, o profesores, o arquitectos o ingenieros o intelectuales. Han elaborado un constructo imaginario de como es el metapersonaje y se adecuan a él; se encajan en el traje que se han inventado para sí mismos de la misma manera que hacen que el traje se les adecue. 038


Así, a poco que penséis no piensan nunca que hacen, o que les apetece hacer: sólo piensan en si lo que quieren hacer, lo que hacen o lo que les apetece encaja en su imagen idealizada, o en como encajarlo en ello. Cuando algo les desencaja, hablan de stress, de no tengo tiempo, estoy muy ocupado o estoy trabajando: son excusas mentales para no enfrentarse a ellos mismos realmente. Son vidas marcadas por el miedo, el peor de los miedos, el que no se conoce ni se racionaliza. Porque temen verse desnudos, no siendo nadie: siendo lo que son, simplemente uno más. Simplemente alguien que aprobó una serie de trabas vitales, alcanzó o postuló para un orden social o personal, o económico, y nada más; saben de su vacío y de su pequeñez: por eso lo disfrazan de grandeza. ¿O debería decir disfrazamos? Buscamos la gloria escribiendo cosas que al verlas publicadas a veces nos aberran: por su falta de sentido, por su pequeñez, por su “normalidad” cuando nos encontramos maravillosos al pensarlas. Hay un paso más: los que no se liberan así, sino que se crecen en su leyenda propia y cada día se encuentran más maravillosos. A cada cosa que hacen se descubren a sí mismos en su maravillosidad; se asombran de su grandeza y están encantados de haberse conocido a sí mismo. “...que cosas las que dice, que cosas las que cuenta Que manera de afeitarse ¡Delante del espejo!” Estamos hablando todo el rato de la soberbia: las cosas existen a partir del momento en que yo decido que existen, y en la medida en que yo defino su existencia: encuentro a todo solución y a todo explicación; todo lo arreglo, y sé la verdad sobre todas las cosas (...si me hicieran caso a mi...) y emperrados en esa certeza, la gente solemos tomarlos por referentes, suelen ser los más respetados. Se adoran, son dioses de sí mismos. 039


Metarazonamiento: ¿por qué pensamos que hablamos de otros? ¿Estamos exentos de tal actitud? O es que nos hemos encajado en el papel de estar “por encima” o “haber superado” esa fase ¿seguro que no soy así? Si nos hemos despojado de tal mundanidad, somos libres: como una secta de novela buena, nos reconoceremos entre nosotros aunque haya multitudes. También podemos disfrazarnos de metamundanos, y esa será nuestra cosmética. Seguiremos engañándonos. Es la soberbia humana, el razonamiento es demasiado evidente en España: creamos un problema, para el que inventamos una solución y así nos creemos que hemos salvado el mundo. Al mundo le queda el problema original, el generado, el problema que causa la presunta solución, y el superhombre que nos ha salvado. La cultura reconoce a sus héroes, aunque la sociedad no lo haga; aunque se intenten imponer héroes de propaganda o líderes de si mismos, líderes de contrato; líderes de TV con salario y capital, de traje y corbata para vestir informal, líderes de retrato en la columna social, son tan líderes y tan efímeros como su propio nombre indica: la nada. Intentaron hacer lideres, todos, y elevar a altares civiles a gentes y épocas, heroizar la algarabía gabacha llamada revolución, intentan hacer de un pobre criminal que no asumió que una chica lo dejara un héroe romántico llamándolo Guevara, al pijo resentido; o a la momia de Castro, el Coma andante: más que lo intenten, no perdurarán. La condición del héroe es la entrega. No se importan nada a sí mismos; lo dan todo por su gente en un momento dado. Lo dan todo: dan su vida, sin saber que lo están haciendo; entregan todo, sin consciencia de sí mismos sino por defender su tierra, la justicia, al hombre.

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Tontos


El estado del bienestar, el estado progre, lo políticamente correcto, la cursilería social y mangancia que sufrimos es propia de tontos de pueblo, y como los votos valen todos lo mismo, es un mundo de tontos, que eligen al tonto mayor para que mande, así de simple. Y no hay alternativa: sólo bandas de tontos. Ya Darwin tenía escrito que “la ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento” Es El efecto Dunning-Kruger: un fenómeno según el cual las personas escasas, e infraseres en general tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas: estudiando en Cornell, llegan a concluir que • Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su propia habilidad. • Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros. • Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia. • Si pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa. ( y yo me enteré de esto por su candidatura a los premios ignobel) (Aunque hay datos en la wikipedia, lo acabo de ver) Es un sistema que se autogenera a sí mismo, no por retroalimentación sino por adhesión a nuevos elementos debidamente procesados por otros elementos de la propia sistematización de tal estructura social. Es decir: es la solución a los males que el propio sistema genera, para poder solucionar los males, que vuelven a generar otros males, para poder solucionarlos, y en ese bucle infinito se refriega hasta acabar con el lodazal: y ni aun así, se sale de ello: eso es una condición de la persona: conoceréis a muchos así, si no sois de esos. Y es una condición social. La progrez se ha instalado como paradigma: nadie se cuestiona la sociedad actual que es en sí misma una falacia, mal construida y peor dirigida; todo se revela como argumentable en sí mismo, y si no se apela a la sacrosantidad de la constitución, que ya parece un libro revelado, para que el sistema se perpetúe a sí mismo.

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El problema es que lo que sea ha de ser del propio sistema, si no, no tiene ni siquiera opción a ser planteado: de ahí el aislamiento social, el ninguneo el desprecio y la refracción a todo elemento que cuestione este sistema ruin, cobarde, y malhadado. Como con el nudo gordiano, hasta que no haya algo que haga reaccionar a la gente, nadie se planteará que las bases están mal definidas. Y no valen las bombas de las bandas de asesinos: esas son asimiladas por el sistema, eso ya es parte del sistema; será cuando algún elemento que no sea políticamente correcto haga algo no políticamente correcto, como por ejemplo hablar claro. Pero claro: el sistema jamás podrá admitir eso. Simplemente estudiando a los nazis se ve como evoluciona este sistema ¿o es que os creíais que lo habíais inventado?

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La realidad especular


La realidad se impone y la repugnante socialdemocracia sigue engañando a la gente que se empeña en seguir engañada; ahora los han convencido de que la crisis es económica, o financiera, y a seguir rajando a la gallina de los huevos de oro vía impuestos, y alentando a los más abyectos palurdos para que den de sí su máxima y refinada expresión de ideología: liberal, facha. Iglesia, opresora y reaccionaria: viva el calentamiento global, viva la ciencia, que para ellos es mistérica: ni saben lo que es, ni donde está, ni de qué se trata, ni tiene que ver nada con el conocimiento pero les han hablado muy bien de ella: muerte al catolicismo, viva la ciencia; mueran los zares, entren los asesinos a mandar que así al menos tendremos más justificado el miedo: hasta nos gustará: el que no quiere ser un esclavo, quiere ser un siervo de la gleba: lo peor de lo peor: esclavos orgullosos de su condición y encantados de serlo. Infraseres. El sistema, en su tozudez cabestra, ha conseguido el máximo objetivo: su propia perpetuación. Ensimismado, el sistema sólo se contempla a sí mismo como realidad única: lo demás molestamos, molesto. Y como sea, a machacarme. ¿Sólo a mí? Porque la diferencia no enriquece, sino que les confunde: sólo vale la diferencia como yo lo diga, en lo que yo diga, y como yo lo diga: asuma usted que le vamos a porculizar, tiene derecho a elegir la marca de vaselina. Por eso en las universidades ante cualquier cosa nueva se oye ¿donde lo has copiado? ¿Lo han hecho antes en otro sitio? si no, no vale: hay que justificarse en otros, aterrados en la posibilidad de verse a si mismos, temen la imagen que les devuelve el espejo y por eso se aherrojan a un lenguaje que los englobe en una tribu de un pretendido prestigio que les permita seguir creyéndose divinos, maravillosos y sabios. Nada vale si no vale en mi lenguaje que solo en el me reconozco y nadie que no sea yo aporta nada porque yo no lo valoro. Llevamos una buena temporada en este país, en este mundo bajo la acometida de la palabra como arma. Más que a un plan preconcebido, la degradación del lenguaje forma parte de la historia de la estupidez humana. La cosa empezó con las cursilerías aceptadas y

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promovidas socialmente, cambiando palabras; se empezó a definir el acto sexual con un afrancesamiento, cuando en castellano la palabra es joder: como dice Hermione en Harry Potter, el miedo a la palabra es el miedo a lo nombrado. De ahí, como un reguero se impuso lo políticamente correcto, lo cual en sí es una traslación: se usó una expresión con visos de modernidad para darle pátina de verosimilitud a lo cursi, a la justificación de lo cursi como sistema verbal, con lo cual el lenguaje se convirtió en una cursilada. Pero el poder es la palabra, la palabra es la verdad (y la vida) con lo cual a partir de ahí la realidad empezó a no ser real hasta que no estaba definida con sus palabras adecuadas: un país en el cual lo “tradicional” es el parricidio, el cual, además lo habitual es que lo hiciera la mujer, empieza a tener crímenes de género (siempre pensé en asesinar a un adjetivo) y “atentados a la identidad sexual” es decir: cuanto más enrevesada sea la definición de algo, más validez tiene, aunque sea incomprensible. Con la “democratización de la universidad” estas prácticas se hicieron habituales, en todo el rango académico, hasta perder su propia razón de ser. Entonces, como siempre la izquierda hizo bandera, se colocó delante de estas modificaciones y las asumió como propias. En el claustro de la Universidad de Valencia se propuso, y se aceptó por mayoría, que la universidad fuera zona no nuclear. Perfecto, y quedó muy bonito y a la vanguardia de la sociedad. Sólo que los departamentos de medicina nuclear y los tratamientos de tumores fueron obviados: al mantenerlos, la universidad entra en paradoja. Y no es la única. Pero ese lenguaje se ha impuesto; y con él, lo más bajo y deplorable de nuestra sociedad ha aflorado con rango de ley: a la intromisión se le llama control social, a la envidia se la disfraza de igualdad, a la ira se la disculpa, a la envidia se la justifica, los asesinos son modificados cambiándoles los nombres, poco a poco, lentamente.

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¿La estrategia? Sálgame yo con la mía, pese a quien pese, caiga quien caiga. Y a la cobardía del que quiere estar en misa, repicando y de paso quedar bien con todos se le llama centrismo, relativismo o “moderación” Alguien olvidó que lo de la moderación es para la bebida. El bucle se cierra con la “modernización” de la enseñanza: se ha ido bajando el nivel, primero de los alumnos, luego por evolución lógica de los profesores: si no hay esfuerzo y no sabe nadie nada, más brillaré yo. Si había alguna pretensión de control social por parte de quien maneja esa perversión del lenguaje, se volvió contra él: la gente cada vez más busca en las fuentes, la palabra directa y limpia, para aclarar sus conceptos y saber que pensar. Eso sí, el lío social montado, impresiona. Y en el medio, sin lugar a la tibieza, la gente evoluciona y cada vez más en España se acerca más a la iglesia, no por oposición a nada ni nadie, sino como quien encuentra confort en sus raíces para seguir adelante.

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Mediocritas


De tan execrable modo la socialdemocracia se perpetua, mediante su conducta establecida a la cual yo denigro: lo políticamente correcto, el “lenguaje diplomático”, la cursilería y la ignorancia como forma vital. Deplorable. Y en eso es el debate: no entre dos elementos que representan a unas bandas de intereses, con sus propias peleas internas; sino entre ese sistema falaz, banal y ridículamente soberbio, y los cuatro que vemos con claridad la trampa saducea: el lenguaje degradado les hace ver ilusiones y acaban creyéndoselas. Y si no las creemos los demás, debemos ser gaseados y estigmatizados. Enrocados en la inmediatez, ajusticiados por el aluvión diario de nimiedades sobrevaloradas, el enemigo ha vencido: la confusión está siendo dueña de la realidad. La confusión, que no la discusión o la confrontación, sólo la confusión. Por todas partes es de enorme trascendencia todo lo que digan todos, empeñados en sobreponer sus afanes de protagonismo a la realidad; y lo han conseguido: la confusión es dominante, y nada más. Los partidos comportándose como una organización empresarial que ha de enfrentarse a otra de mayor poder y técnicas mas aviesas, dando de lado a la realidad, estupefacciona a la gente, pero saben claramente que su objetivo no es convencer a personas o defender los intereses de españoles, sino su propia existencia y perpetuación; funden confunden y difunden la confusión, entre los suyos, entre todos, porque nada son y por tanto nada pueden decir: la confusión beneficia a los que son nada, a los que nada se juegan, a los que nada aportan. De Hitler la gente en Alemania opinaba lo mismo que casi toda España de zp: que no es más que un engreído embobado de sí mismo; y eso es un peligro. Su confusión personal le funciona: a la vista está, y la proyecta sobre su trabajo: él sabe que él es más que el Mesías; y la gente le baila el agua, le vota, ergo....ergo proyecta la confusión: crear un ministerio de igualdad es hacer a la gente desigual; manifestar que hombres y mujeres son iguales va contra natura: gracias a Dios somos distintos, de ahí la humanidad. Pero el hecho de plantear ofensas fingidas, desplantes sentidos, desprecios inventados y ninguneos como forma de relación social, como en un baile de memas, sólo aumenta la confusión y la indefensión: la gente se lo cree, y todas las divor-

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ciadas son maltratadas psicológicamente: venga hombre, no se lo cree nadie: pero por ley, la hombría está castigada. Generada la confusión, cabalgan sobre ella burlándose de la gente instalados en su soberbia y su supina ignorancia: eso es la raíz del mal. Dejarlos hacer es otra forma del mal; dejarlos pasar es malísimo, para nosotros y para los que vengan: hay que cambiar el modelo, entero, y todos estos burócratas socialdemócratas repugnantes quedarán en la historia como lo que son: progres, recibieron la mayor herencia en la historia de la humanidad, y dejan la peor, escasa y menguada, falaz y rastrera, y encima aun se burlan de la gente. Es un tiempo de estupefacción: la reacción va a ser de órdago, y ya no vale la indignación a gritos de los moros ofendidos, demasiado calados están, ni “eso me insulta” ni demás mariconadas tan de moda con el victimismo vaginalista que tantos resultados ha dado: los inicuos tienen los días contados, los progres ya se sabe lo que son, la maldad está al descubierto: del lado oscuro el velo ha caído ¿de que lado estamos? El estudio de la ciencia busca establecer la esencia de la realidad: eso, es imposible. Estudiar la realidad exige taxonomía y clasificación, pero nunca es aprehensible: al contrario; el tiempo lo modifica; aunque se consiguiera fijar un instante en términos físicos al siguiente todo habrá cambiado. La ciencia mediante su estudio nos ayuda a comprender la realidad, pero no es la realidad. De hecho, la realidad no existe. El estudio del medio es parte de la evolución cultural de la especie; pero no es la evolución de la especie. Intentar reducir la realidad da una mera ecuación; o a un constructo cientifista tan sólo es una expresión del ansia de conocimiento del hombre, no de su conocimiento. El comprender el mundo que nos rodea es esencial para entender el mundo, pero nunca vemos la realidad, nunca es, sólo lo es por aproximación. Y sólo es para ver nuestra medida y nuestra dimensión, y no como especie sino como individuos.

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Mientras se utilice la ignorancia de la gente para elaborar paraísos cientifistas confusos pero perfectos, la manipulación está servida. Mientras más se degrade la educación empeora el nivel cultural de la especie, aunque haya individuos formados, si se divulga la vulgarización se impone la vulgaridad como normalidad: se aspira entonces a la cosmética y la presencia en la mediocridad y no la excelencia en la individualidad. Se hunde la cultura: se aleja a la gente de la excelencia para poder dominar mejor desde la mediocridad: se retroalimenta.

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El cero y el recurso finito


La evolución de la cultura es el progreso; y nunca es producto de la necesidad. En la edad de Bronce se usa la rueda: en Europa, pero no en América; tan sólo la usan como juguete. Es importante la nada: sólo mediante un símbolo de la nada entendemos los números, y lo hacemos valer uno, 10, 100...y abre la simbología a posibilidades: sin el cero, suma, resta, multiplicación y división son impensables (deberes: dividir CCCLVIII entre XXIV) nos resulta imposible porque conocemos el uso del cero; los del Yucatán para cuando nace Cristo ya tenían un símbolo para el cero y valores posicionales para los números; sin relación alguna, encontramos el cero hindú unos cinco siglos más tarde; se adoptaron en el medievo como notación arábiga, por que el camino venía por aquella península. La cultura se desarrolla por difusión. Los intentos de universalización de la época del cientifismo no trajeron más que desastres, cuando no resultan inanes: La guerra del fin del mundo la declaran contra el sistema métrico decimal, narra Vargas Llosa; que se pretendía imponer para mediciones de volumen, longitud y peso. En Inglaterra usan base doce; medimos tv en pulgadas como los tornillos; los que no hicieron caso de tal “universalización” no se quedaron fuera de nada: demuestra tal cosa que los sistemas de medidas y calibraje, peso y distancia (en el mar en millas, en tierra en km) sirven en cuanto se miden; universalizar queriendo “unificar” todo no hace más que generar confusión en un principio, y luego se asume, porque no pasa nada: la diferencia no implica exclusión: sólo reconocimiento, negar diferencias es aberrante. La ciencia nos sirve como la tecnología del conocimiento y como forma de estudio y de educación; pero no están las respuestas a nada ahí, más que a las preguntas que en sí misma genera. A creer que un laicismo cientifista es una forma de estructuración social, demostró su validez Stalin; enfrentar la ciencia al conocimiento es de mentes preformadas, cuando menos; la ciencia forma parte del conocimiento, pero no es el conocimiento: es imposible dar rango y medida a la humanidad y su alcance; y pretender uniformizar todo sólo es una forma de uniformar; la ciencia sirve al hombre para entenderse y entender los fenómenos

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físicos: pero el hombre se busca a sí mismo y no hay una ecuación que resuelva el amor, el afecto o la humanidad; el hombre no estudia desde un plano superior a sí mismo; por eso siempre la ciencia será necesaria, pero no es la solución. Barrunto que desde el neolítico, pero desde que el pelma de Malthus dijo y demostró científicamente que hoy es imposible que ninguno de vosotros estéis vivos, esa concepción fosilizada de la realidad no es que se haya abierto camino: es que es la que manda por todas partes; y no es otra cosa que la indolencia propia de la soberbia de la autoadoración: el aburrimiento. La realidad no es una planta de plástico, que es lo que nos cuentan; la vida, va y se abre paso; pero vende mucho las desgracias eternas, que ya avisaba Rubén Darío: no habrá alimentos para alimentarnos a todos, el ddt es malo: viva la malaria, el agujero de la capa de ozono hará que seamos todos mutantes; el calentamiento global con el enfriamiento global multiplicado por el fenómeno del niño y elevado al cubo de Rubrik da como resultado que el fin del mundo está cerca: arrepentíos. Demostrada quedó hace ya años, la infamia del calentamiento global: encerrados en su estructura, se han otorgado a sí mismos hasta un premio Nobel, a un caradura que encima copió un documental de Frank Capra de 1958: no pasa nada: los que saben de cine son ellos, los demás no tenemos derecho a saber ni a pensar: sólo lo reconocido y validado por el sistema es válido para el sistema. Pero les han colado la copia de un documental de Capra. Ígnaros. La tierra está viva y se mueve por sus ciclos, en su ritmo y armonía propia; el hombre tiene la alianza con la tierra firmada en el Evangelio; y la ha roto: el problema de las hambrunas es por los biocombustibles que han subido los precios porque la murga del calentamiento global esconde tras de sí el modelo energético y mucho poder detrás, y nada más.

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La joie de vivre


El agua ni se pierde ni se ahorra ni escasea ni sobra: el agua va, y unos días llueve y otros días hace sol: el hombre sobre la tierra está situado mal, de la peor manera posible y sin ninguna cordura: lo que es un problema de urbanización y abastecimiento no es culpa del agua, sino de una mala organización. Todo el problema entra por la modificación del lenguaje, cambiando todo para ser “positivos” y no decir palabrotas que “ofenden” sin saber que en castellano a joder se le dice joder y las cosas son lo que son aunque Humpty Dumpty sea el enorme trabado intelectual que les subleva y enamora: diciendo estupideces con cara de niño que ha hecho la gracia y la mamá sonríe sin darse cuenta de que el niño lo que pasa es imbécil pero nadie lo dice por la mamá y entonces eso genera una bola y el imbécil acaba de presidente del gobierno diciendo las mismas gracias “La libertad os hará verdaderos” creyendo ser un ingenioso renovador de la humanidad y cambiando totalmente el significado del original: no sólo se atreve a cambiar los libros sagrados, ni siquiera es consciente de que el significado entonces es totalmente opuesto y denigrante para la humanidad: no importa, ellos saben que son maravillosos de sí mismos en su mismidad y además tienen el poder. La socialdemocracia, heredera directa de la algarabía gabacha llamada revolución francesa, ha producido grandes cosas: los nacionalismos, es decir: el paletismo elevado a categoría de principio rector del universo; ha producido verdaderas glorias a la Humanidad: Lenin, Stalin, Lysenko, Hitler, la uniformización de la gente para su despersonalización y la psicología como religión laica de verdades absolutas indubitables porque yo lo valgo. Para cuando los pasaron por la guillotina los monjes benedictinos de Saint Maure habían organizado los archivos documentales. En el fragor del XVII Mabillon y los mauristas habían entrado a la crítica de las leyendas orales sobre Roma, tito Livio y la hagiografía medieval. Son las cosas que tiene el fragor revolucionario; los apiolaron a todos. Tanto los Maurinos como Papenbroeck fundamentan los documentos escritos como pruebas históricas. El respeto reverencial a los documentos es la influencia

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del momento de ciencia de ese momento: las sociedades científicas, en Italia con Galileo, o Boyle en Inglaterra. Bacon en New Atlantis y Plus ultra había formulado la filosofía experimental y propone el método inductivo frente a la especulación; Principia…. de Newton funda la ley de la física de la tierra y la galaxia. Modelo que los positivistas imitarán en las ciencias sociales desde Comte, claro. Los benedictinos estaban indagando toda Europa los documentos para filiar el conocimiento. Los de San Mauro establecen metodología: Mabillon la diplomática, Montfaucon la paleografía griega. Y el fragor de la “revolución” francesa, los pasa por la guillotina a todos: eran curas, luego contrarrevolucionarios; etc; y de ese conocimiento no se perdió el olor, pero nunca sabremos cuanto perdimos ni yo entiendo porque. La veneración de la progrez hacia el gabachismo es la evidencia de la debilidad mental de quien la tiene y de la carencia absoluta de inteligencia: ni ante la evidencia se arredran; excusan de alguna manera que acaba siempre apelando a “sentimentalmente”: cualquier cosa, al ser para ellos el agabachamiento el epítome de la progrez: supongo que su carencia de conocimientos del propio idioma les hace admirar a quien habla otro distinto; ignoran su idioma pero valoran en otros. Alaban la algarabía gabacha: una algarada más progrom que nada serio: sea la llamada Revolución, sea el llamado sesentayocho: en el primer caso se le da pábulo y propaganda para no ver la verdadera revolución que es la que genera Estados Unidos, una revolución ilustrada y que sí generó algo serio además de el poder actual mundial: un país basado en términos de la ilustración, con mayor o menor acierto: el llamado mayosesentayocho no es sino una algarabía montada por el comunismo para tapar la verdadera e importante primavera: la de Praga, anticomunista, de la gente contra el sistema; aun hoy se persiste en el error, y hay gente que alardea de ello, como alardean de Castro, el ex agente de la CIA que tiene en su haber el ser el único que ha hecho un genocidio selectivo en un país: el único en el mundo que ha destacado como crimen político la homosexualidad: nada, los retrasados mentales a babear, eso es soberbia.

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Y siempre la misma excusa mental, propia de la mala educación siendo piadosos, de la memez siendo certeros: “era con buena intención” o “era por una buena causa” o “es que la cosa se desvió, eso no era de lo que se trataba” y atrás quedan los genocidios de Stalin, de Pol Pot, de Carrillo, de Castro, de Chávez, de Evo Morales el hermano de Gracita el de la cara de hucha del domund, y de eso “hacen la autocrítica” y al hablar de ello después te dicen “eso ya está superado” lo cual significa que tiene el bloqueo mental para no ver; y creen que piensan por ellos mismos en su programación. En la repugnante socialdemocracia sigue funcionando ese esquema y siguen tomando plazas poco a poco, con la estrategia Gramsci, pero olvidan que el somatén existe y está atento: la realidad se impone a esa gente y por más que se constituyan en rémora, amenacen y cuando no funciona nada y han montado la algarabía sacan a ETA que mate alguien para desvirtuar la cosa; la realidad les supera, les aplasta y la gente los echa de lado: el muro de Berlín lo echó abajo la gente, a los comunistas los echó de España el pueblo, y la memez anticultural en la que se ha constituido la progrez ya ha quedado en evidencia: la murga del cambio climático ha provocado hambrunas que ahora se magnificarán con el ciclón en Birmania: no pasa nada, eso “ya está superado” y la próxima murga será lo importante. Son religiones extranjeras de alta infalibilidad, los diez minutos que duran hasta que se caen y entonces parten a la busca de otro gurú en vez de hacer examen de conciencia. Mientras occidente siga atendiendo a esa bajeza intelectual y a esos retrasados cerebrales, y no aprendiendo de la tradición, la progrez occidental es directamente culpable de la hambruna actual; quieran, o no, y si algo puede ayudar es el capitalismo; si son niños de mamá y son lo mejor para su mamá ahí deben quedar: dejar las cosas en manos de gente sin ninguna inteligencia solo trae desgracias: no saben hacer bien, solo el mal, y la contra, luego la pataleta, y si pueden matar a alguien pero jamás crean nada. La cultura tiene la variante religiosa para los creyentes, los demás se dedican a pensar que lo de los sarracenos es una religión; van entregándose, porque son “ateos” después de entregarse a la santería, leer el horóscopo para salir de casa y

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hacer el vudú que su cultura les manda: de nada saben, de todo pontifican: aquí cumplimos la palabra, hagamos lo que la historia manda. Han quedado revelados en su carencia cerebral y quieren que todos seamos lobotomizados: queden ellos así. Y con esas bases, más que construir Europa, empieza desmembrarse en brazos de una socialdemocracia relativista y cursi. Y en ello andamos.

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Topología gramática


El Cardenal Cisneros prohibió que se sirviera vino a Nebrija en toda la ciudad antes del anochecer: necesitaba de su talento y al parecer era propenso a disiparse, como todos los genios que en el mundo somos; prohibir, prohibía: pero también es cierto que le pagaba las facturas, no como los que prohíben ahora; prohíben, y además hemos de pagarles nosotros las facturas; y hay quien habla mal de Cisneros. Demasiado hizo Cisneros por España: realmente la estructura de España hasta 1970 junto con la inquisición: ante las progreces de la época, sentó a todos los progres y les dijo la famosa frase “estos son mis poderes” dijo más de lo que dijo: hay cosas que no se discuten, hay cosas que ni se hablan, hay cosas que ni se plantean: pues han conseguido los progres que lo evidente se discuta: “yo no digo que haya de ser así pero hay que planteárselo” y con semejante cursilada, las memas hacen que por un momento se pare la conversación en el bar, cubren su afán de protagonismo, consiguen que yo huya despavorido de ellas y no dicen nada nunca de nada, pero eso si: son maravillosas: se lo dice su espejo que es un anuncio de cosméticos. Hacen lo que sea por estar a la moda: así, se consideran ellas que son igualescuando no mejores- que sus envidiadas, que son las que marcan la pauta mundial: Nicole Kidman, Camerón Díaz, Sara Palin o Condolezza Rice: que por milagros de la propaganda, la progrez, y la estupidez ingénita a esos seres, ya no es negra ni mujer, ni nunca lo ha sido, ni ha subido muy alto, simplemente no es una victimista y desde luego su inteligencia existe, no como a las mojigatas que antes se les suponía: ahora ni eso, las ministras: que monas. Para todos esos seres y casi la mayoría de Catedráticos de la universidad española, la inteligencia es “eso que tienen los demás” A pesar de Cisneros (yo lo sé) Nebrija hizo la gramática: gracias a Dios. A pesar de la miserable banda de políticos que ahora llevan el mundo atropelladamente a la ruina, pero siempre en la socialdemocracia, guai de la muerte: te lo juro, tía; el mundo sobrevivirá, aunque nos va costar cara la fiesta, la socialdemocracia siempre ha evolucionado igual, en las mismas dos direcciones: el comunismo de Stalin y el nazismo de Hitler: y nada más, nunca ha dado nada más de sí.

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Véase la nómina de escritores, pintores, escultores, cineastas, creadores en general y gente alegre: se acabaron con nuestra generación que hicimos la chica de ayer, One from the heart, Star Wars, Makoki, Alien, tan basado en Hans Rudi Giger, Indiana Jones……ahora no hay nada: los que escriben en las editoriales son patéticos, al final todas las tramas de mayores quieren ser La Isla del Tesoro. El avance es imparable; y por eso en España todas las editoriales de periódicos y presuntos grupos mediáticos están en quiebra: todos viven del estado: por tanto, de todas las maneras posibles defenderán a la socialdemocracia, aunque sea haciendo parecer que se oponen, porque les va la vida en ello; claro que la red está llena de basurientos, engolados, petimetres, huelebragas y comentaristas de prensa, pero también hay una amplia nómina de bloggers que pensamos nosotros y no al dictado de modas, tendencias ni consignas, ni bajo una línea dictada por algún gurú, ni bajo ninguna premisa obvia: muchos somos los que escribimos nosotros, aunque muchos menos que los que sólo montan ruido; dejemos a la gente a su albedrío: ellos elijan, cada cual, elija su marcha y su vida en la medida que pueda. Nebrija hizo la gramática; Cisneros la universidad: la socialdemocracia destroza el lengüaje, el idioma, la comunicación y engendra una soledad profunda en las personas, que da origen al miedo, que es lo que aprovechan los vividores del sistema para hacer creer a la gente que ellos son los culpables y enfangarlos en una crisis que dentro de nada ya es de subsistencia en la cultura: ni siquiera tendrán la decencia de dimitir: ni siquiera su endeble estructura de pensamiento les da para pensar. Hacen que la gente se sienta culpable, ahorre, disimule y no se vea que la nefasta socialdemocracia ha hundido el sistema que ella misma había creado, y quieren que lo pague la gente. Sigamos blogueando; cada cual a su criterio, porque la gente empieza a ver que no son ellos los culpables ni hay razón por la que tengan que pagar los desmanes de los repugnantes socialdemócratas precomunistas: la gente lee en lo que ponemos la certificación que saben que tienen: no es culpa de la gente sino del sistema, y sea lo que sea, la blogosfera es crucial a la hora de generar la opinión, que empiezan a ser opiniones personales: a los progres ya no los aguantan ni en sus clases obligatorias los alumnos pelotas. No haremos revoluciones, simplemente

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este enorme desajuste en la evoluciĂłn de la cultura que es la repugnante socialdemocracia quedarĂĄ invalidado por la gente, y con ello no poco habremos hecho: si no, de ĂŠsta no salimos.

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Coeficiente del Azimuth


Haber fatigado bibliotecas y haberse enfrentado a las fuentes y al latín, haber visto las entrañas de la tierra o haber constatado la evolución: haber constatado la evolución tecnológica, porque cada día es más palpable que aunque el número de habitantes crece, la inteligencia permanece constante, y resultan más sabios con menos palabras los medievales que nosotros en conjunto y de un implacable vigor Íberos y Romanos: evolucionó Roma, con su decadencia se hizo invisible pero no somos más que Roma con más tiempo, aunque se empeñen los profesionales de las burocracias en ser una Roma envilecida no somos más que aspirantes a la ciudadanía romana, pero la mayoría se olvidaron de estudiar para el examen. El paradigma europeo del conocimiento es Erasmo: para muchas cosas prefiero a Luis Vives, pero es menos conocido; en todo caso; a estas horas he manejado más datos e informes de los que ellos pudieran sospechar en toda su vida; el volumen y la transmisión de datos, implacablemente se nos hace de una facilidad pasmosa: tan sólo hay que saber leer (algo sólo para elegidos) y discernir: el discernimiento se alcanza al haber olvidado lo aprendido; pero claro, para poder hacerlo primero hay que haberlo aprendido; así que los sabios de la legua ponen cara de haber olvidado sin haber aprendido jamás, y ni son sabios ni leches: sólo montones de maquillaje y actitudes de ofensas virginales, cuando van ofendiendo a la realidad con su simple presencia. Llegarán a viejos sin haber sido jamás adultos. La evolución tecnológica nos permite lo que no para Vives, sino incluso para Verne hubiera sido una herramienta venerable. La obra de alguien, la tuya, toda la obra, es posible, reflejable, visible y cuestionable, sobre todo por ti mismo; repasable y reconfigurable: sobre bases sólidas vas elaborando tu propia historia, que te cuentas a tí mismo mientras la vas viviendo: Algunos. Ya Erasmo refiere los problemas de quien ahonda en la vida y no se queda en la superficie: La sabiduría hace a las personas tímidas, por lo cual veis fácilmente a los sabios en la pobreza, en la estrechez y en la oscuridad, des-

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preciados, desconocidos y olvidados. En tanto a los estultos afluye el dinero, tienen en las manos la gobernación del Estado y, en fin, prosperan de todos modos. Elogio de la locura: Erasmo en Rotterdam al fin y al cabo no es sino alguien privilegiado: tenía acceso a una imprenta; no todos lo tenían: ahora no vale esa excusa para nada; para nadie: a la hora que la gente entra a trabajar, saco yo a pasear mis perros: aproximadamente a las ocho de la mañana, la gente entra a las oficinas y yo ya he recibido para ese día más información que Erasmo en toda su vida, simplemente con el volumen diario del feed reader manejo directamente volúmenes de información que le hubieran resultado impensables. Si a esto añadimos mi capacidad de procesar la información, producto de mi trayectoria pasada y el avatar propio, en un día podemos mover más información que la acumulada por toda la humanidad hasta el siglo XX. La información entonces es el logro de nuestra generación: nada que ver con la edad, sino con que somos la generación friki, flipados por Internet pero usuarios avanzados y avezados; no tanto preocupados por caber dentro del encorsetamiento ceremonial como por saber y llegar a la génesis de las cosas: a pesar de la tibieza la cursilería y lo políticamente correcto, nombres que enmascaran el miedo y la indolencia, nosotros caemos en el calor o el frío, el si o el no, el acierto y el error, y como tal lo asumimos. Nos volcamos al ordenador al punto que nos denigraron; ahora para muchos somos necesarios, para otros imprescindibles. Para todos, “a proteger”, nos tratan con condescendencia, lo propio de los que se saben inferiores: pero sabemos donde esta la información, y conocemos el camino al conocimiento, aunque no somos poseedores de él per se; sabemos donde está el camino con certeza; esa luz no nos falta, pero eso no nos hace sabios; tampoco nos hace socialmente reconocidos; al revés, se nos desprecia: el miedo de los que viven de la apariencia. Erasmo nos reflejó, porque el conocimiento y la sabiduría no dependen del volumen de información procesado: un 286 es un ordenador que mucha gente ni sabrá que era. Ahora manejamos ordenadores infinitos; con un antepasado del 286 la NASA envió un hombre a la luna, y lo trajo de vuelta; con una pluma de Ganso,

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Cervantes escribió el Quijote; con bolígrafos, Torrente Ballester hizo la Saga/Fuga de JB; con medios anticuados se hicieron Las Meninas, con pocos medios Santa Teresa escribió: el medio no hace nada, la forma o el artilugio que se utilice no nos da la luz ni la sapiencia: pero tenemos más facilidades. Aparentemente. Porque es muy fácil disimular y aparentar en la red, sabiduría, conocimiento, belleza….pero no hay nada oculto que no deba ser descubierto, ni nada secreto que no deba ser conocido: como siempre, alguien lo pensó antes que yo, alguien lo escribió mejor que yo, alguien lo hizo antes que yo: la cita es del Evangelio según San Lucas. Realmente el elogio de la locura retrata una actitud que hoy día es norma sabida y por denostada realmente valorable: los frikis ya no somos monstruos de feria; la estulticia, a pesar de lo evidente sigue siendo la ley ¿se rige la sociedad por el mínimo común denominador? ¿Es lo necesario adecuarse a la realidad establecida por la expansión de la estulticia o es lícito quedarse al margen, al riesgo de la indigencia? ¿Acaso el encorsetamiento ceremonial no es sino una forma de domesticación necesaria para los infraseres? ¿Eousque tandem? Manejamos cantidad de información y cantidades de información, pero no contentos con eso hemos sido nosotros los que hemos generado la universalidad [en cursi: el pueblo toma los instrumentos de propaganda] no contentos con además facilitar el acceso de la información a cualquiera en cualquier parte, hemos generado otras armas: podemos ser y hemos facilitado que cualquiera sea generador de información, distribuidor, y que pueda dar a la humanidad lo que quiera cuando quiera. Nosotros, los frikis, hemos conseguido que cualquiera pueda contar a quien quiera lo que quiera ¿realmente cuando nos llaman fachas, que dicen? Ya no sueñan los frikis con información electrónica.

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Se intenta controlar la red; El problema tal como se configura es muy simple: “podrás dar la información, cuando te autoricemos”; el problema es el miedo que tienen a la libertad: a que la gente diga lo que quiera, y cada cual lea lo que considere. Hagan lo que quieran; esa batalla ya la han perdido, en el sagrado nombre de la libertad. Podrán legalizarnos o abrumarnos de leyes como pretenden los estultos, pero seguirá la cosa, sea aquí, sea allá; la persecución legal es imposible, la libertad tomó el frente electrónico y la gente no es tonta: a la gente ya no es lícito llamarnos pueblo, somos personas, ciudadanos, hombres libres pero no pueblo ni masa ni vulgo. Ese es el frente ahora, esa es la batalla: la libertad de los individuos para dominar y manejar su vida y la información que los conforma y organiza. Pero claro, como somos adecuados borregos ovejilmente educados, dejaremos todo el potencial de la creatividad de nuestras propias vidas en manos de los que verdaderamente saben “lo” que hay que hacer y velan por nuestra salud mental y adecuado desarrollo personal. (Es que la gente aun no está preparada) La ignorancia, el desconocimiento o la falta de información ya no sirven de excusa: ni para nosotros, ni para nadie; la mentira y la indolencia vital son una opción personal, pero quien quiera vivir en ese pecado (o el pecado) es por elección, no por falta de medios ni opciones para poder ser un hombre libre: si prefieres estar sujeto a una regla, unas normas y un corsé, será por tu decisión propia, y nada más: a nadie podemos culpar de nada mas que de lo que sean culpables. Frivolizando: es elegir tu estilo. Erasmo obtuvo la lucidez en su tiempo; nosotros debemos aspirar a alcanzarla: en el camino, hemos abierto el camino a todos los que quieran pasar. Esa es nuestra grandeza ¿alguna duda? Tenemos una evolución tecnológica muy aprovechable; pero nada hemos evolucionado desde Roma (siendo optimistas: pienso que hay demasiado australopite-

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cino por ahí bramando consignas) y desde luego, esto debería servir para mejorar sobre lo existente, no para usarlo como herramienta de degradación de los hombres; de alienación colectiva. En nuestras manos está, ya es cosa de individuos: mis lectores me han elegido: eso, me honra; cada cual elige a sus referentes, y me siento halagado de cada uno de ellos: ellos me constituyen.

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Inauguraci贸n del temporal


La condición cultural y el aspecto sabio, la apariencia inteligible nos la da la cultura. Se fundamenta en el plástico y complejo sistema nervioso del hombre: lo que le permite hacer ajustes en la conducta sin pasar por una modificación biológica de su organismo. Esto diferencia al hombre: solo él ha hecho la adecuación del sistema nervioso de tal manera que se adapta y crea, para poder generar la cultura; para poder generar un sistema simbólico de relación: el lenguaje. La cultura, en términos de estudios de biología será pues será el punto más elevado de la evolución. Spencer y Kroeber lo llamaron el nivel supraorgánico: descansa en el mecanismo físico orgánico del hombre, y emerge de él, pero no está en la estructura orgánica del hombre. Los católicos lo llaman el alma. La cultura existe antes de nuestro nacimiento y pervive después de nuestra muerte: somos portadores de cultura, pero es anónima, está por encima del individuo. No somos más que nuestra cultura: no somos sino una parte de la cultura, sólo una pequeña traza de la humanidad, la raya de tiza del niño en la pared de Paradiso3. La evolución pues se ha producido en el aspecto físico del hombre respecto a sí mismo, pero falta un término acorde en la ecuación: el hombre no es producto del medio, se inserta en el medio y se relaciona con él, pero no es causa del medio. El hombre condiciona al medio ambiente en la misma medida en que es condicionado por él; el hombre no es una estructura cultural ajena al medio en que se desenvuelve, sino que el hombre en la medida en que actúa sobre el medio y se acondiciona a él es parte del medio y hace al medio parte suya: no es ajeno pues el hombre al medio, ni son estructuras que haya que definir o calificar separadamente. Y claro, desde que en el neolítico el hombre empieza a acondicionar el medio, con la evolución filogenética de las especies, la escalda pasa a ser trigo, el perro y el caballo, el buey y los frutos, y todo por la acción antrópica y del tiempo empieza a

3 Paradiso, de Lezama Lima.

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ser alterado genéticamente y empieza a conformar el paisaje visual y el paisaje del hombre; cambia su dieta en la medida que cambia el paisaje, y cambia el paisaje y cambia su dieta y así hemos evolucionado; y así seguimos evolucionando; y así seguimos alterando genéticamente las especies y planteándonos dudas morales sobre lo ético[curioso: la ética sólo se plantea socialmente respecto a la modificación del paisaje, de las especies o de los vegetales; nunca respecto a la modificación del hombre] El hombre, con su plástico complejo cultural y su medio ambiente modificado, hace evolucionar la cultura; el hombre toma la tierra y se hace simbiótico total con toda ella; aunque algunos no lo admitan, la tierra es el hombre. Y la cultura hace al hombre. La cultura es la reja del arado y es la tv; es éste ordenador y es el amor; es el apareamiento sexual y es la concepción de la vida y la muerte; es la soledad y la pareja: la cultura es el referente que nos da la medida de las cosas; que nos hace y nos condiciona al punto que la cultura es la que crea a Velázquez y Bach; inventa la música y el hombre pone los músicos, de la misma manera que la tierra inventa el agua y el hombre pone las huertas. Porque el agua está, estuvo y estará, pero su uso y gestión adecuada en ese vasto complejo relacional que es la cultura corresponde al hombre: lo sabemos en Valencia, lo sé en Buñol. No es casualidad que el tribunal más antiguo del mundo esté en Valencia; no es banal que sea el Tribunal de las Aguas; no es trivial que sea producto del pueblo y de sus necesidades y anhelos. Y no es baladí que sea Valencia la que ha hecho del uso y disfrute del agua una extensión tan sabia de la cultura que está tan presente en nuestra vida y nuestro concebir real que ni siquiera nos damos cuenta; y no es casualidad que el correcto uso y disfrute del agua tal y como el mundo copia, sea en España; de origen Español y nuestro. La palabrería y la mitología de andar por casa le quieren atribuir tal mérito a los moros; razonamiento falaz: si ellos hubieran sabido crear un artefacto cultural de tan elevado rango que supiera utilizar sabiamente el agua y la tierra

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¿no habrían reproducido ése esquema al norte de África, en Alejandría, o junto al Mar Rojo? El agua y los riegos son Españoles, la organización del espacio lo es, y su uso también: quien fuera el albañil no es relevante, el arquitecto fue nuestra cultura. Si soy de Buñol y sabemos ahí jugar con el agua; en el resto de Valencia, también. Y no sólo con el agua. En Buñol la gente, agrupada en la taberna y con adecuados niveles de vino formaron bandas de música. No haría mal el vino, son los músicos más valorados de la tierra; en toda Valencia hay un nivel musical impresionante; la categoría de ejecución es soberbia. Buñol, Valencia, dominó el viento y sus bandas de música generan huracanes debidamente constreñidos al fagot, a la tuba, estructurados en nota y tocados con compás, acordes con el resto generando una belleza efímera y esencialmente de una gran sofisticación cultural. Si, el levante Español dominó el agua y el viento. Y se que habéis seguido el razonamiento y ahora me hablareis de las fallas y la dominación del fuego, y la impresionante cultura del fuego y de la música, del homenaje a la tierra y su gente; tierra roturada seccionada y labrada; arrastrada y cultivada, mojada para el arroz, seca en mi pueblo; tierra que hace hombres que trabajaron la tierra: así que tendremos todos los elementos telúricos conjugados en un espacio concreto; en una evolución cronológica discreta y sincrónica, como una variación Goldberg; colocados sabiamente sobre la tierra, los hombres evolucionaron; España evolucionó, y yo voy y os lo cuento. En este momento de distorsión y ruido, de desenfreno cultural y frenesí social, es penoso observar que se ha obviado toda esta gran conspiración del hombre, el medio, la historia y la cultura dando paso a una sociedad frívola y degradada; pero el tiempo y el hombre son parte de la cultura y evolucionarán, a pesar de ellos mismos: y en las universidades Valencianas se estudiará las fallas como arte, que no se hace: depositaron su fe en subproductos extranjeros de alta infalibilidad; en los conservatorios se agilizarán y modernizarán los estudios: de la maravilla técnica pasaremos a ver grandes creadores musicales y grandes obras para nuestro

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placer; dejaremos de insultar al medio que somos y empezaremos a manipularlo igual que nos manipula, y serรก algo bonito.

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Lo infinitamente robado


Como un fractal de Mandelbrot se configura la realidad: del mismo modo que el formuló para estudiar el tamaño de las costas la imposibilidad de ir de un sitio a otro, porque demuestra la paradoja de Aquiles y la tortuga, gran constructo matemático que se aleja de la realidad en la misma medida en que se profundiza, y demuestra de este modo que la realidad es imposible: ergo existe; el aprendizaje es claro, sin alejarse demasiado de lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño: traspolado a la realidad es lo que está sucediendo: cantidades infinitamente grandes cada vez mas necesarias para hacer cosas mas infinitamente nimias: por el camino el dinero como el aceite deja manchas. Lo que interesa al final son las manchas; se utiliza la ciencia como gran protofabricante de manchas para poder forrar a tintoreros de la realidad, aprovechados. La confusión siempre es producto del lenguaje: en él se configura y genera, se difunde y transmite; la confusión siempre lleva aparejada ignorancia: del transmisor normalmente, del que genera la información casi siempre, del que la transmite siempre; por eso es importante siempre ir a las fuentes para poder entender las cosas. Imaginemos a alguien explicando este razonamiento, con sólo el conocimiento de la existencia de las fractales, a otra persona, hasta el infinito: el magma de confusión se iría incrementando exponencialmente, porque a cada ignorancia se superpone una ignorancia mayor, estamos siempre limitados, que nos limita nuestra propia limitación; dato consciente en el proceso de maduración, y no siempre: en el Evangelio lo dicen mejor que yo: “hay algunos puntos difíciles de comprender, puntos que los que carecen de instrucción y firmeza interpretan erróneamente” [2 Pe 3,16]. Y la cita la tomo en la blogosfera; el proceso de maduración es el proceso de cambio y adquisición y respeto al lenguaje realmente; el proceso de maduración no es social sino personal, intransferible íntimo y privado. El coronel Buendía después de perder todas las revoluciones que había tramado, se retiró a su casa a montar pececitos de plata. Algunos, después de enfrentarse a la vida y ver que quizá no era eso, nos aficionamos a los ordenadores. En ambos casos, hacíamos lo mismo. Desde que empezamos a chatear algunos seguimos con verdadera pasión el desarrollo de la red; no defrauda. Cualquiera, o sea, yo, puede escribir lo que quiera de lo que quiera, y eso parece divertido. Vayamos pues a ello.

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Los burócratas están empeñados en “legalizar la realidad” y la actividad de ciberescritores anda disparada con este tema y la decisión del gobierno de suprimir los nombres de padre y madre. En la juventud primera todos pensamos tener la capacidad de modificar la realidad a una realidad perfecta, esa soberbia desmedida la cura el tiempo, porque todos vamos afectados de pasiones y al final la condición humana se impone: la realidad esta bien como está, alcanzó un equilibrio difícil de cuajar cuando tantos factores confluyen, y lo que debemos de hacer es mejorarnos a nosotros mismos e intentar vivir bien; cuando se permanece en eterno estado de puerilidad, al final si coges poder lo que haces es construir la realidad a la medida de tus ansias; lo que haces, es letal para todos, incluido para ti; modificar el lenguaje para modificar las cosas nombradas es mala percepción de la realidad; cambiar el nombre a padre y madre por una palabrería cientifista y supuestamente aséptica sólo es una cosa: una cursilada, y, quien lo hace, un cursi. Y no tiene otro nombre, están inventando además un lenguaje oficial, cuajado de adjetivos banales que intenta cuajar la realidad a una oficialidad falaz y perversa, pero que a ellos les apaña para sus objetivos (objetivos unívocos de los políticos españoles: sea lo que sea, sea yo el protagonista) Desvirtuando el lenguaje se crea confusión; engañando con cursiladas a la gente se la desorienta, pero nadie es tonto: poco tiempo tardan en darse cuenta, poco tardarán en reaccionar. A la gente ellos le llaman el pueblo; para sentirse distinguidos, le llaman el pueblo anónimo. En la red el anonimato es una opción divertida; pero la red empieza a dejarlos fuera de esa realidad encajada en un corsé a su medida; ante tanto desmán como esta viviendo el mundo civilizado, cada día veremos con mayor asombro como la voz de la gente se impondrá sobre toda esa gentuza mentirosa; y sólo quedará sin información y sin opinión el que quiera estarlo, o prefiera que otros piensen por ellos. Mayor proceso de cambio cultural que el neolítico es la red; seguiremos viéndolo.

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Al borde de la senda infinita


La senda está trazada. Desde la Lex Augusta hasta hoy, viniendo de los jardines colgantes de Babilonia que pasaban por las Thermópilas mientras Justine se bañaba en el lago Mareotis y Antinoo se suicidaba en el Nilo por Amor a su patria más que a su emperador, la senda es continua: la senda infinita que simplemente se camina: vamos, llegaremos: jefe la faena está hecha, vuelvo a casa, vuelvo al camino, hasta que cantemos el nunc dimmittis y ahí se acabó. O no. Pero nada somos, y más nos empeñamos en nuestra propia identidad más la perdemos: el hecho individual se pierde en la historia; la persona nada importa, realmente ¿a quien le importa ahora no ya Cervantes: Dalí? tan sólo su obra; lo otro lo llamamos estudio, tan sólo pretendemos asumirnos mejor a nuestra cultura indagando a las personas: que no somos por nosotros sino por la cultura que nos constituye y organiza. Que ni la hemos inventado, ni realmente la poseemos; más la intuimos y le pertenecemos que la elaboramos. La expresión más elevada de las normas de conducta y de la conservación cultural es el evangelio: el resumen, la pauta. Entra dentro de la normalidad de crecimiento personal inventar el mundo; nada nuevo bajo el sol; forma parte de nuestra educación el asombrarnos de la capacidad del lenguaje para crear la ciencia, y poder entender el mundo con otro idioma que el percibido en el entorno inmediato: pero la ciencia sólo es un método de entender los fenómenos físicos; y por ende además limitada; el estudio nos devuelve siempre a nuestra esencia, siempre falible limitada y definida por el acceso a la máxima entropía y lo evanescente del tránsito: aunque venimos de Babilonia pasando por las Thermópilas, segundo piso, ascensor: Times Square es esquina de la plaza de los Marinos Efesios y mi vecino no es mejor que los íberos excavados: y además, la máxima expresión de la tecnología a fecha de hoy se refleja en los veleros de la Copa América, la navegación a vela es lo más evolucionado; y no es un chiste. La Alhambra de Granada no es sino una casa romana, un poco excedida en su tamaño; las casas se conforman conforme al rigor de la familia y a sus necesidades,

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evolucionando en la estructura del pueblo, para ser a más porque las familias han ido prosperando, hasta que llegó la repugnante socialdemocracia, intentando unificar uniformizando a la gente: hasta en la vida intima. Han conseguido configurar la primera generación en la historia de la humanidad que deja menos herencia que la recibida: pero ellos tienen razón: efecto Dunning. Las casas lo son porque son de las familias: no la hacen las paredes; el abandonar la estructura de pueblos de España es negar nuestro pasado, con campanarios y toques, para una presunta evolución cientifista hacia la nada: la insatisfacción es una de las cosas que mejor se ven en la sociedad. Y mientras no se vea que una sensación de origen lleva a la gente a los pueblos (que no urbanizaciones, estructuras perversas) esto no tendrá fin: la degradación es la ley: se niega a la familia, y así justificamos la perversa manipulación de la realidad. Así justificamos la ridícula política energética y su dilapidar incesante, justificamos la negación de la cultura quitando crucifijos, justificamos cualquier crimen siempre que sea en nombre de la progrez, y degradamos a las personas en su ser y su bondad. Hay que volver a los orígenes: teniendo principios, vendrán las soluciones. Desde las centuriaciones romanas, el uso del suelo está bien estabulado; el uso del agua lo certifica el tribunal de las aguas; la ordenación del espacio por tanto sigue un curso establecido, que viene de Roma y lleva al transbordador espacial. Las ensoñaciones de película de risa de dominar la humanidad y que caigan absolutamente todos rendidos a mis pies por mi sabiduría y humildad es lo propio de un niño que crece; impropio de cualquier persona madura: infumable en un gobernante o aspirante. El desarrollo de la civilización ha llevado la ampliación del imperio Romano; y ese camino es el que recursivamente ha dado soluciones, y no ha generado problemas: la envidia suscitada devino en una invasión mora, que vinieron en pateras, como ahora, aparentando lo que no eran, y toda la morralla detrás: no aportaron nada, rompieron todo y luego lloraron su pérdida, pero no repicaron lo hecho al

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otro lado del Atlas: eso si, odiaron a tope, mantienen el odio, no lo disuelven trabajando, hasta que llegue el día de generar nuevos odios. El proceso de decadencia es el proceso de postmodernismo y la corrección política: la disolución semántica de todo significado rotundo hace que cualquier cosa sea aceptable: así ponen bombas…”pero no explotaron” o no hicieron daño…de casualidad; “no tenían intención” quien no tiene intención de hacer daño, no pone una bomba. Quien pone una bomba es un asesino. Quien rebaja disolviéndolo en adjetivos su memez es un gilipollas; quien da pábulo a semejante sistema es un colaborador activo, pasivo y circunflejo: en éste momento, no hay ninguna duda de la connivencia en la negociación con las bandas de asesinos. Cuando lleguen elecciones, cualquier voto va en abundancia de su infamia: cualquier voto a cualquier formación: sólo la destrucción de éste sistema es lo bueno, lo demás es fomentar el mal y a esas bandas; enrocarse en adjetivos para autojustificarse, otra infamia. Ahora dejan de hablar mal de la construcción las TV tan progres, y por supuesto ya no se meten con constructores: se ha sabido sus socios, y eso no es políticamente correcto. Solucionar los problemas de suelo en España, es fácil: sígase con la lex Augusta, y las cosas solas rodarán y se generará riqueza: pero no; hasta los más conspicuos se entregan a modos foráneos y religiones extranjeras de alta infalibilidad. El creer que comprendemos el mundo y que podemos rendirlo a nuestro placer forma parte de nuestro crecimiento; el darnos cuenta de que no, es la maduración. Instalarnos por todo o por parciales en una adolescencia sin solventar es lo válido a fecha de hoy: véase la casta política, y demás engendros en general; queda como afición lo que fue pasión; y vamos progresando, con cierta tendencia a la humildad que se percibe claramente en algunos; se desconoce en la soberbia, se ignora en la progrez: pero que les vas a pedir: no dan para más. La ciencia es necesaria; se manifiesta en la tecnología, es la herramienta; pero de ello hacer un paradigma de lo humano o asumirlo a una religión, es una falacia per se, además de índole científica: es la incompletitud de Gödel. Rendirse a la

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evidencia implica dos cosas: que se madura como persona despersonalizándose uno mismo asume quien es, y que se ve las cosas con la necesaria perspectiva: negar que nuestra cultura lo es por la religión, obviar eso, relativizarlo o negarlo, es una estupidez; negar las catedrales, es negarse a sí mismos, y ante esa patología enfermiza pueril e indecente, se ha de enfrentar la familia, pero no ha de asumirla la sociedad. Que digan lo que quieran: sólo hay una cultura, la cristiana, que no es casual que el mundo civilizado lo sea por el cristianismo; que no es casual la barbarie y el hambre en el resto. Siento mucha impotencia cuando se me habla de sincretismos, o de diálogo, o cuando los cristianos se prestan al juego de “comparar” teologías: solo hay una teología, la católica. Lo otro, dejémoslo. Pero la comparación es otra: mucho más evidente: denme un sitio donde traten mejor a las mujeres que en el mundo cristiano; denme otro lugar donde haya comparables a las catedrales góticas, a Dalí; denme escritores del nivel de Torrente Ballester; denme algo que pueda ponerse “cerca” de Bach. ¿Algo comparable a Blade Runner? Que no sea creyente no implica mi estupidez: quien se instale en ello como una religión sólo manifiesta su estulticia; la sustitución por “algos” es sólo una muestra de debilidad mental. El hombre lo es porque asume su pasado y se proyecta al futuro: desde la Lex Augusta, a la estación espacial; el hombre lo es para si mismo y por ende para la humanidad: son los progres los primeros que en la historia de la humanidad como generación van a dejar menos herencia de la que han recibido: de victoria en victoria hasta la derrota final, destrozan y no crean: ese es el problema del mundo civilizado, hoy. Asumamos quienes somos, que si no, no sabremos a donde vamos, porque nunca sabremos de donde venimos.

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Cultivando


La senda está trazada: el camino nos perpetúa. Avancemos. Somos producto de nuestra cultura, del conocimiento acumulado, de la conducta, del momento y de nuestra propia condición, con nuestras limitaciones y grandezas. Definida la tierra como un sistema complejo de subsistemas el hombre es el único que se adapta a todos; los transforma y los aprovecha: esto es posible por la cultura: se transmite por precepto entre generaciones y se salvaguarda por el castigo a los miembros que rehúsan seguir las normas. La vida social no implica cultura: las hormigas con su compleja trama social, no tiene cultura. La cultura es consecuencia del complejo y plástico sistema nervioso del hombre, que le permite ajustar la conducta sin hacer modificaciones biológicas de su organismo: sólo en el hombre el sistema nervioso tiene la complejidad y adaptabilidad para mantener la cultura por raciocinio y el lenguaje: la cultura existe por la comunicación. Y no está en la estructura biológica del hombre: reside en ella, pero no es tangible ni mensurable. En el paleolítico el hombre empieza a fabricar artefactos: ahora los clasificamos. La transmisión del conocimiento de como se hacen artefactos implica al lenguaje: se ordena y clasifica el ambiente, e implica la creación de verbos para poder transmitir como las cosas pueden actuar o recibir la acción. Y tal secuencia genera la evolución hasta la sociedad actual: la religión se constituye como el precepto sine qua non para poder ser una sociedad evolutiva: no es casual que la evolución, el capitalismo, la riqueza y los avances provengan del cristianismo (lamentablemente, los deshechos generan a los progres, no todo podía ser bueno) Y por tanto nos debemos a la estructura social y en ella elaboramos nuestra conducta; y nos debemos a nosotros mismos en la medida en que debemos asumirnos, al ser porteadores de cultura, en nuestra propia esencia; y sólo así podemos ser individuos con vidas plenas; viviendo, no estando: hay quien pasará por la tierra y sólo habrá hecho sombra. Cualquier tipo de relación establece un idioma propio: el más evidente es el de los amantes, que resulta pasteloso cuando es público; el común es el familiar: cuando alguien nuevo ingresa en otra familia, se adecua a los giros lingüísticos propios

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y quizá aporta algo. En esa relación se establece la sociedad: de ese modo, el supraorganismo se configura con una validez implacable: individuo, familia, tribu o clan, municipio, estado. La formación del individuo dentro de la familia le da las pautas de conducta internas, o sea la pertenencia a una intimidad compartida, y las formas de relación con el resto de organismos que componen la configuración de la civilización: se establece así la conducta, siendo la liturgia la forma más elaborada de relación de la sociedad respecto a sí misma. Se elabora de ese modo una sociedad. Se construye la cultura y la civilización. La transgresión de la pauta de comunicación establecida, siempre es causa de reorganización: en los amantes, en las familias, en el estado: cuando alguien traiciona o rompe la unidad establecida, causa en el resto una reacción íntima: de desubicación, de traición, de dolor, de levedad; pero nunca queda impoluta: la venganza, en esos casos es necesaria: la cultura se venga a sí misma, los humanos también: las amenazas no son sino una especie de vacuna autoreferencial “no me dañes porque yo te haya dañado” y socialmente causan una reacción normalmente interiorizada pero siempre irreversible. En la cultura, las cosas funcionan así: la desviación de las pautas culturales además de producir los desmanes que andamos padeciendo, crean individuos desorientados y por ende, desindividualizados: ¿a quien interesa eso? En el proceso de maduración personal se elabora uno su propia leyenda personal que le sirve para entrar en el proceso de ser adulto: para ser maduro, el proceso es liberarse de la propia leyenda personal; proceso sistematizado en nuestra cultura, pero sistemáticamente obviado, porque es mejor eternos adolescentes mal envejecidos que personas maduras. El proceso intimo y a veces doloroso, si da un pauta para la maduración, pero sobre todo es el conócete a ti mismo: si nadie lo hace y a nadie se le exige, quien lo haga se le estigmatiza: se premia la banalidad y la copia frente a la excelencia y al original. La falta de maduración lleva a la soberbia, que es el pecado original en la cultura.

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Si además el individuo confía a sus peculiaridades, pues las cosas suceden de maneras extrañas: así, ahora tenemos la España que tenemos, deplorable. Y no por ignorancia, hasta Nietsche definió estas situaciones: Nietzsche a la conciencia individual y pública degradada: le llamó ressentiment, resentimiento. Cuando un hombre se siente ante sí mismo inferior y pequeño por carecer de ciertas aptitudes —inteligencia, valentía o elegancia— trata veladamente de afirmar ante su propia vista negando el valor de esas cualidades en el otro.4 La esquizofrenia es una enfermedad familiar, social nunca individual, sólo definida por el grado: si todos estamos en un magma de relativismo y banalidad, los que lo vemos somos o hiperlúcidos, o enfermos para los demás; el grado de esquizofrenia es tan sólo la ecuación que resulta de mezclar el desarrollo íntimo de la persona hasta la madurez - o no - y su inmersión en la cultura y la sociedad: lo extraordinario son los genios: Dalí, Tip, Torrente Ballester, Ignacio Tomás; lo que no manifiesta su cualidad pasmando a la sociedad es considerado enfermo y mediatizado como tal. La alarma que debe saltar es que mierda de sociedad estamos manteniendo construyendo y desarrollando en la cual el individuo que existe como tal ha de ser aniquilado: la enfermedad social está más que presente; los problemas de los individuos exigen un proceso de maduración social que pasa por cambiar la enseñanza a todos los niveles, y dejar pasar generaciones hasta que los hombres lo sean: conscientes de su propia libertad: todo lo que no vaya del individuo hacia arriba, es letal. Todo lo que sea justificable por la norma social, alejado de la conducta, es destructivo y retardante. En la evolución andamos y la cultura que nos constituye necesita de nuestra reflexión individual. Nadie es culto: pertenecemos a la cultura y formamos parte de ella, la enriquecemos o empobrecemos, pero estaba antes que nosotros, pervivirá después: el

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4. Cita desde la blogosfera; desapareció el blog referenciado.


hombre no es per se, pero para saberlo hay que eliminar el colectivismo y dar su amplio valor al individuo. El hombre lo es a partir del momento en que es social y como tal establece su vida y su organizaci贸n. La evoluci贸n no es tanto la f铆sica a partir de ese momento como la cultural; la evoluci贸n no se detiene, pero deja su relevancia a la cultura. Que inventa el bifaz y el cuchillo, el ordenador y la paella.

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Una vergencia apalabrada


El lenguaje es la clave de todo; la comunicación es el conocimiento, la ignorancia además de apartarnos de cualquier verdad, nos hace susceptibles y esclavizados al conocimiento ajeno: el asombro por entender pequeñas parcelas de la realidad o de la estructura científica de ésta nos puede llevar a la soberbia, al haber asumido conceptos inexistentes para nosotros hasta un momento antes: no por ello estamos en posesión del conocimiento. La soberbia nos instalará en un puesto adecuado en nuestra leyenda personal, pero no nos conoceremos más ni mejor ni se busca ahí trascenderse a uno mismo: eso es la soberbia, y ahí se ha instalado la sociedad por todas partes: la clave siempre está en el lenguaje: la fuente es la transmisión. La clave de todo el cambio está en la transmisión de la información y en el acceso al conocimiento. La realidad inmediata de la gente se impone a los mecanismos de transmisión de noticias y conocimiento: la gente ya no depende de una verdad oficial transmitida por el medio que sea, o de una verdad alternativa de cenáculos o organizaciones: la gente que quiere se informa en las fuentes directamente y ya la información no es sino la que cada cual quiere que sea: muy pocos entre la gente hace caso de informativos; los periódicos e informativos en papel o por tv ya no son sino rémoras del pasado en constante caída, empresas que irán a pique y nada se perderá, porque tan sólo son correas de transmisión de unos u otros intereses: por inercia sigue funcionando, y por la manipulación tan descarada siguen cayendo: no obstante la realidad demuestra que cada vez menos gente es manipulada, excepto aquellos que quieren serlo: aunque ha habido grandes esfuerzos en mantener a la gente en la ignorancia, con la debacle del sistema educativo, convertido en un sistema de domesticación precisa y bestial y alejado de toda concepción de la persona y su crecimiento personal. Todos los sistemas de comunicación y transmisión de información y conocimientos establecidos socialmente en la historia se han ido al traste; los sistemas de relación social y personal han cambiado y siguen cambiando; los mecanismos de reproducción de la información y transmisión del conocimiento ya no son los anticuados sistemas de conocimiento establecidos en la Ilustración; la gente va entrando a una realidad nueva que per se ya es antigüa y los mecanismos todos están revisando su situación y estupefactos ante la imposibilidad de establecer ningún tipo de mecanismo de control social: la red ya se ha insertado en la so-

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ciedad, y las relaciones sociales se establecen de otro modo y sin distancia que las condicione: la presencia cada vez es menos necesaria donde no lo es, y las relaciones persona a persona son mucho más fáciles y a la vez mas capaces de generar confusión y engaño: también da mas claves de veracidad, las redes sociales crecen y se amplían, a pesar de quien las quiera negar por decreto; la transmisión de información fluye libre y quien no sabe algo que yo se es porque no ha querido saberlo: a nadie se le impone restricciones aunque se intente (ya se que los países comunistas no pueden: tienen restricciones hasta para comer; y aun así, saltan las vallas hacia la libertad) Fracasada la izquierda occidental con la gente echando abajo el muro de Berlín (que no se cayó, que lo echó abajo la gente) menos asumir que su opción era un fracaso en sí misma se optó por la solución más pueril: la culpa de todo es de los demás. Todo era culpa ajena. Yo no he sido. Establecido el culpable, había que encontrar el crimen: a partir de la factoría Disney empezaron a elevar a los altares la naturaleza (tan lejana para ellos, incapaces de trabajar la tierra: son intelectuales todos ¿no os habéis dado cuenta?) y para no parecer la verdad, que querían ser los príncipes de las películas de Disney inventaron el ecologismo. La evolución de la izquierda en Europa es así; para reírse si no fuera por tanto muerto: de Lenin a Stalin, evolucionando al cadáver de Castro, pasando por Althusser, el gran intelectual que en un ataque de lucidez y materialismo histórico le materializó un hachazo en la cabeza a su mujer, que la mando directamente a la historia: de esa noticia ya entonces el periódico el Páis (les costó veinte años averigüar que llevaba acento) no dijo ni mu: los sacrosantos intelectuales lo son por la divina gracia de haberse elegido a sí mismos como tales; luego ya si elaboran algo legible, eso es maravilloso. No es el caso en Europa: los vividores son todos del “mundo de la cultura” algo más lejano y evanescente que los elfos y demás personajillos de hadas. En algún momento de tal proceso evolutivo del pensamiento, alguien se dio cuenta (probablemente porque lo leyó en un libro de la derecha) de que todo era un problema de lenguaje; de comunicación. Empezaron entonces a coger las riendas

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de la comunicación, matando a quien hiciera falta, claro, la revolución no puede detener su avance etc....por encima de quien haga falta, todo se hicieron críticos de TV, de cine, la literatura la dejaron como algo menor (nunca supieron leer, realmente) y decidieron que debían comunicar la verdad al pueblo por los medios, así la manipulación la consideran transmisión cultural, y se quedan tan orondos. Cambian las maneras y la organización social, y las pautas de transmisión del pensamiento; no es nada nuevo saber que una obsesión de todos los movimientos organizados, que pongan la excusa que pongan su único fin es detentar el poder, y nada más, es controlar los medios de comunicación. Ineluctable. Pero al aparecer algo inesperado, siempre, absolutamente siempre, actúan del mismo modo: sea con la aparición de la imprenta. O sea ahora con la blogosfera. Quizá me decidió a escribir aquí el hartarme de oír ese elaborado argumento de que “ahí solo escriben los fachas” y cosas parecidas: hablaban, hablan, de gente a la que me gusta leer, blogs que me gusta seguir, gente que me resulta curiosa, gente que cuenta cosas que a mi me interesan. Los siguientes pasos son: de una manera u otra, harán su desembarco en la blogosfera, primero discretamente, luego más agresivamente; apoyando unos blogs o ninguneando otros. Cuando tengan presencia suficiente, empezarán a elaborar ranking del tipo: “lo más leído” “lo mas interesante” “lo que hay que leer” y lo apoyarán dando alas a algunos en otros medios de comunicación; débilmente al principio, sonoramente después. Luego se empezara con “códigos éticos” o cosas así, o “sólo apoyamos blogs de lenguaje políticamente correcto” excusas, excusas. Todas las armas que la red nos ha dado, de la manera que sea si pueden las volverán contra nosotros. Igual nos clasifican como webs porno. O peor. Es demasiado grande, demasiado creativa y demasiado personal la red como para que puedan seguir su infame estrategia, tan antigua, pero que tan buenos resultados les ha dado. Y ahí se les agotarán las ideas que nunca tuvieron.

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La red es la mayor y más grande revolución en la historia del hombre, de la cultura, desde el Neolítico. Aquí cabe todo, cabemos todos, que no nos vengan los protagonistas de sí mismos a capitalizarlo. El problema es el lenguaje, simplemente. Lo que ha desarrollado España en los últimos treinta años es un sistema referencial lingüistico totalmente equívoco y degradado pero que es autorreferencial y se justifica a sí mismo en sí mismo. El código elaborado que demedia en la progrez ahora, la abominable progrez, parte de la concepción ridícula de “podemos cambiar el mundo” así, una generación de ineptos cerebrales e inmaduros en general, empiezan a tomar la sociedad con lo políticamente correcto. El momento álgido en España lo tenemos con el cuadro de Picasso, el Guernica, que es el paroxismo de la progrez en su estulticia. Nadie, en ninguna instancia consideró ni siquiera como planteamiento que la verdad “objetiva” es que Picasso ni era tan buen pintor, sino un buen propagandista, ni, en ninguna caso ni en la mejor de sus apreciaciones, es más considerable ninguno de sus cuadros que las Meninas, o cualquiera de Velázquez, Goya, el Greco o Zurbarán. Pero se le dio un tratamiento especial. Y ahí está la clave, como a un niño que por que es especial –único, mimado, enfermo, gilipollas, malcriado o lo que sea- todo el mundo debe hacerle el máximo caso el máximo tiempo posible, así entró en el magma social el relativismo, de mano de lo políticamente correcto, España dejó de ser seria para ser lúgubre, se aparcó la alegría por una fingida alegría y la amargura y los cenizos siguen campando por sus respetos. El conocimiento del lenguaje y aquel momento de gente culta de verdad (mi gente, los ochenta, la chica de ayer, ya sabéis) no fue motivo para que no cayera como una losa tal sombra sobre España.

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Presenciando presencias del presente


El método es sencillo; degradando la educación, la influencia del lenguaje sobre las personas se acentúa al ser mayor la permeabilidad cuanto mas se expande; lo cual crea un bucle autoredundante. Y muy aburrido. Aceptando el uso de un término se acepta una idea, por mucho que el individuo en su intelecto la rechace; ese conjunto de normas expresivas generan un producto cultural que se asume dando valor y carga semántica a las palabras totalmente opuesto a su valor original, al estar enmarcadas en el metalenguaje que acaba por imponerse en la sociedad. Fuera de éste contexto, las palabras no tienen ningún significado distinto del suyo propio. Al poner de moda una palabra, se pone en uso una nueva concepción de las cosas. No en vano Stalin era un gran lingüista: han sido ellos los grandes manipuladores del lenguaje; superando a sus creadores, los once puntos de Goebbels. La necesidad, para la propia existencia del materialismo, de de un lenguaje en claves propias hace obviar el principio de identidad ontológica; de éste miserable modo el sistema cambia los términos para adecuarse a su expresión; se llena de ambigüedades todo el lenguaje y se tiende a dialectizarlo; se genera pues por sublimación el relativismo: he dicho una cosa y la contraria, porque según convenga la frase vale para todo (“realmente lo que yo quería decir…”) En este marasmo de confusión (porque en la estructura profunda de la sociedad pervive la verdad, sólo alcanzable por cada individuo y en su intimidad y no comunicable pero siempre compartida) sólo alcanza rango aquello que sea confusión en sí mismo. Si no, no vale. El utilizar como medio de análisis el académico (que jamás científico, aunque la confusión así quiera hacerlo creer) es directamente implicarse en la estrategia de la confusión, ser parte de ella. Porque todo acaba redundando en el propio bien del sistema.

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Mientras la cursilería, la progrez lo políticamente correcto (es decir, querer ser miss mundo y agradar a todos) están en la sociedad, vamos cayendo; mientras no se asuma que hay otros que piensan viven o actúan de otra manera y es comprensible, aunque quizá no justificable, y por supuesto no válido, ahí estamos: ¿o es que hay alguna razón para negar el derecho al agua al liberalismo, a la derecha, a los conservadores, a los tradicionalistas? No encontrareis ninguna razón, ningún razonamiento ni ninguna justificación. Sólo maledicencia y desprecio, pero ningún razonamiento.

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Esto es el presente, más que se empeñen en hablar de nuevas tecnologías o asociar la red a crímenes, mis relaciones fluyen por pantalla y son mejores y más fiables que en directo: lo siento por las grandes empresas: o se adaptan o morirán, como muere la prensa, la TV y los informativos como medio de adocenamiento: yo me informo de la guerra en Israel por israelitas in situ, por egipcios, por Bloggers palestinos de pañuelo y militancia, y de ahí saco mis propias conclusiones: dejen de intentar que tome partido enseñándome ya sólo una parte de la información, no soy tan tonto. Yo no soy tan tonto, hay quien prefiere eso porque les reafirma en su comodidad, y les evita pensar: allá cada cual. Sólo hay un proceso de cambio comparable a la aparición de la red, cuando en el neolítico el hombre toma conciencia de sí mismo y comienza la urbanización del mundo y la agricultura. Después de eso, la aparición de la red es lo que ha hecho más por el avance cultural: y acabamos de empezar. El proceso de urbanización neolítico pasa por Grecia y Roma y se formaliza en los evangelios, como la alianza del hombre con la tierra: en el proceso de evolución cultural no hay nada nuevo hasta llegar la red: la imprenta no es sino un amplificador de potencia del conocimiento, costoso y manipulado: no todo el mundo puede acceder a que se publiquen sus obras; hay mucha imbricación con el sistema desde el principio, cuando cada imprenta era controlada: Jhon Kennedy Toole se suicidó porque nadie quiso publicar “La conjura de los necios” y esto no fue en el XVI. Y llega la red. Y llega Microsoft: que consigue que cualquiera se maneje con mayor o menor destreza con un ordenador y por su propia naturaleza, por mucho elitismo que se le quisiera imprimir, dejó de serlo para universalizarse: es la manera de usar el teléfono, es la comunicación en estado puro, y el máximo representante de la libertad. Mucho querrán controlar acceso y contenidos, muchas veces se estrellarán contra la realidad. El proceso previo es la humanización: vistas las piedras, el hombre empieza a hacer artefactos y eso es lo importante: se inventó la tecnología. Ahora, en el presente, lo real es que mantengo todas mis relaciones por la red, y se ha convertido en un artefacto de uso múltiple pero personal: tanto la banca como

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los datos públicos fluyen como almaceno cosas privadas, y hago publico lo que considero: como todos, mis lectores me juzguen: no es necesaria ninguna censura ni nihil obstat para nadie: cada cual vaya eligiendo, a quien lee, a quien escucha, a quien ve a quien sigue, cada cual decide como conforma sus sistema de relaciones con el exterior y el nivel de distancia: usando las redes sociales como escaparate o como lugar de encuentro; cada cual en la red forma el espacio conforme a su propio ser: y además tiene todas las posibilidades de ampliación posibles: quien quiere permanecer en la ignorancia o no aprender de algo, no tiene porqué hacerlo. Lo cual es una proposición tramposa; porque se va a imponer la excelencia sobre la mediocridad o por su propia naturaleza, sea lo que sea lo que intenten evitar no lo pueden conseguir. La red es de las personas, lo cual es en sí algo pernicioso para la socialdemocracia imperante: necesitan vaciar de identidad a la gente para que sean parte de, en vez de ser por sí mismos; la red dota de identidad a quien la tiene y se trata con personas, no con grandes grupos sino con las personas una a una, y cada cual da su medida en su elección de lecturas, blogs, prensa, escritos, y en sus relaciones en redes sociales, que muchos cometen el error de trasmutar las formas de la realidad antigüa a la red, cuando la red tiene sus propias reglas: la nettiqueta; clásica y conocida….por aquellos que en su momento fuimos denostados por “enganchados a eso de Internet” la red la han constituido las personas, a pesar de las restricciones sociales de la corrección política, tibieza vulgarizante, banal y carente de significado cada vez más y con mayor claridad se identifica la persona: hay redes enteras de blogs en las cuales arrojando los escritos al aire es imposible atribuirles autoría: hasta tal punto se difumina y se impone un sistema verbal entre un grupo que asumen todos la única identidad de grupo: frente a eso, los hay que, mejores o peores, mantienen su identidad. La gente se expresa en su identidad, esencialmente: los que se expresan como acto de pertenencia a grupos, o forma social, son cada vez menos y tienden a desaparecer. La corrección política es la progrez: hablar sin decir nada pero que quede mono: válido en bailes de adolescentes; repugnante en todo lo demás; la corrección política devenida desde el postmodernismo como condición sine qua non no es una moda pasajera, ni algo lejos de ser baladí: la socialdemocracia sigue muy bien los parámetros de despersonalizar a las personas;

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En parte por una necesidad expresiva de la propia mentalidad dialéctica del hegelianismo marxista, que no se aviene con el lenguaje ordinario basado en el principio identitario del ser. El mismo sistema trasmuta los términos para su adecuada expresión, y el posterior empleo de ese lenguaje inunda de ambigüedades al lenguaje con un sentido proclive a su dialectización De tan execrable modo, imponiendo por modas y normas sociales un lenguaje, se acaba imponiendo una forma y actitud, una conducta y una asimilación de la persona al sistema: quien habla con su lenguaje, y es instado a abandonarlo por una mayor “socialización” del tipo que sea, lo que se le está invitando es a despersonalizarse: al amoldar su lenguaje a una comodidad del momento, acaba siendo un transmisor y difusor de lo que ese lenguaje en si y per se es: de ese modo se acaba difuminando en la masa todo aquel que asume sus formas, estilos y palabros; en castellano lo dijo un refrán: “el que se junta con un cojo, si al año no cojea, ranquea” La clave es el lenguaje, como centro de la cultura. No es tanto el problema defender un dialecto, idioma o lenguaje como defender una estructura lingüística, que es al fin y al cabo lo único que se impone. El lenguaje lo hace la gente y nadie lo impone realmente; la única lengua que en España se eliminó, y no por real decreto sino por hartazgo de la gente fue el árabe. Imponer una serie de variaciones lingüísticas normalizadas ahormadas a un esquema común es la faena primordial: si no hay diferencias, se crean, no es ese el problema. El problema es crear una estructura mental preparada para que la progrez sea una norma impresa; código implantado, y la gente crea incluso que en eso consiste su libertad. Creada la estructura responden adecuadamente a la programación. De ese modo piensan sólo lo que les dicen que piensen y en la dirección que se les impone; y consideran además que piensan por sí mismos. Lo políticamente correcto es creer que se puede alterar la realidad adaptándola a nuestro criterio.

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Así, cursilizando el lenguaje se llega a manipular claramente. Y además es una forma de decoro que ampara una exclusión social: por el idioma se rechaza, se ningunea, se desprecia y se aísla: o eres políticamente correcto, o ni rosca. Y el lenguaje condiciona el pensamiento, en vez de ser creativo es sumiso; no es el lenguaje el que hace crecer al pensamiento y al individuo sino el arma que lo constriñe; se corta la secuencia creativa del propio lenguaje.

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Ciberdelia


El asunto esencial ahora es coger nuestro idioma y enriquecerlo; y si no, al menos no empobrecerlo; y llamar a las cosas por su nombre sin miedo ni escándalo; será la manera de entender mejor lo que la vida depara. Las reuniones de los estados generales se hacían en una iglesia. De la falacia denominada Revolución Francesa, entre otras lindezas tenemos la derecha y la izquierda: según la posición que adoptaban respecto al evangelio en esas reuniones quedó para la historia esa definición. Falaz, como esa época, infame como ella, inútil y dilapidadora, como la historia manda. De California en los setenta nos vienen varias cosas: el LSD, la música electrónica, los ordenadores personales, gracias a Gates, y el rollo guay y ecologista. Agítese en una coctelera, y si le ponemos de nombre democracia, pongamos dos bandas para aparentar discusión. Sólo que sin siquiera saber de qué hablamos. Ahí estamos. El gran engaño se hizo ley. Todos los progres y demás jaleantes hablan de los “60” cuando nadie ahí hizo nada; la actividad fue en los setenta; Gates empezó a desarrollar ms dos, la música empezó a ser algo más que el desastre verbenero, aunque los Beatles se empeñaran en ser números uno de todas las verbenas, salió la psicodelia, que no es mas que el frikismo en su paleo época, y salió toda la estética actual, y toda la ética. Con Gaseosa de ácido eléctrico es posible hacerse una idea, pero la máxima expresión somos nosotros; la máxima fijación a la realidad es ahora, despojado el avance de lujos innecesarios por la pátina del tiempo. Asombra que sea una realidad inventada y hecha a costuras la que vivimos. Es el triunfo funky de los setenta, de mi época, y de nadie más. Es un repugnante viaje de LSD, mal viaje, mal ácido, y mal subidón. Pero en algo han triunfado: todo el mundo se cree su realidad inventada, su propia página de código para insertarse en la realidad, como un html mal compilado, de

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tal manera se configura como universal y absoluta cualquier concepción pequeña y a ser posible arrastrada de la realidad. En vez de utilizar nuestra cultura para asumir nuestra ignorancia, la asquerosa socialdemocracia empequeñeció la educación de las personas, y por tanto se capacidad de acceso a la cultura, con lo cual elaboraron un constructo vital deplorable, pero que funciona. Lamentable. Y funciona demasiado sabiamente: cualquiera en éste momento cree que la vida es lo que ve, no lo que hay, cualquiera se cuenta a sí mismo una visión y la da por válida; cualquiera impone su criterio. La degradación de la cultura no ha sido un proceso Español. Ha sido de todo el occidente, de todo el mundo civilizado, del único mundo real. El proceso del acceso a “lo lúdico” va generando el hecho de hacerlo todo “lúdico” para que la final sólo valga eso; al final lo que no sea así, lo contamos que parezca así y por tanto vamos deformando la realidad. Todos lo percibimos. Por eso aumentan las enfermedades sociales. Es más fácil pensar que estás enfermo que pensar que la sociedad no es lo que cuenta nadie. Nadie ve la mentira, sólo vamos intuyendo trazos, porque se ha asentado fuertemente. La gente cree en una degradación de la naturaleza, que es mentira, la gente cree que vive en democracia, o incluso cree que la mujer está “liberada” incluso que hay pueblos “oprimidos”. Es solo una interpretación traumatizada de la realidad, pero al sistema le ha funcionado para perpetuarse. Pero ya no queda más recursos: ese sistema se agota por sí mismo. La búsqueda de una verdad no prefabricada, la visión real del momento en que vives, la percepción lúcida de todo se impone. Por una cuestión muy simple: nuestra clase política es la que mejor evidencia que el buenismo, la tibieza y el compadreo

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sólo son falacias compartidas. ¿Alguien cree que las estupideces de los políticos son solo de ellos? Son ampliamente compartidas, y justificadas ampliamente. En USA, poco dados a la tibieza, también se les ha asentado, pero el sistema ha generado su propia vacuna: la estructura de la educación se asienta en privado, con lo cual se reforma y actualiza con rapidez; el sistema económico no permite que la tibieza sea una ley. Y así va España. Un subidón de LSD que dura ya treinta años. Como no hay dos dedos de frente, hacemos intelectuales a los del régimen y bajamos el nivel de la educación y de la enseñanza: así, a nadie extraña. Y cuando alguien tiene un titulo se considera culto. El proceso de comunicación “social” al final no es más que las versiones de la fea tras la verbena: todo era muy malo, porque ella no ligó. La estreñida mental cursi y lela, quiere imponer la verdad a todo el mundo: sea el feminismo, sea el vegetarianismo, sea lo que sea, la cursi lela que jamás llegó a miss nada y cargada de envidias. Ejemplos, sobran: el imbécil que nunca destacó en nada por más que lo intentó, se hizo progre porque no le quedo más remedio e incardinó su incompetencia en el supremo bien “del partido” ; el nuevo rico ensoberbecido de su propia estupidez, va de dar lecciones de talante, el niño bien prototipo del ojito de su mamá, como total inepto, lo hicieron estudiar y ser socialmente aceptable hasta el infinito cursi: pero en vez de acabar de encargado de algo, o de portero relamido, lo tenemos de presidente del gobierno. Porque saben que socialmente es lo importante el parecer en cada momento, y así va España. Los procesos de inmersión cultural son inconscientes; analizables a toro pasado, pero difícilmente predecibles: En España los más conspicuos antiamericanos se pegan por salir en las revistas de Hollywood y hacen lo que sea por triunfar en USA; todo desde un antiamericanismo á la pàge muy de cara a la galería; pero el que no quiere ser artista de Hollywood quiere ser Julio Iglesias, y lo enmascaran en una presunta imagen de desprecio, cuando no lo han conseguido: absolutamente todos.

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El proceso de aculturación ha hecho que se valore el flamenco en “círculos” de presuntos cultos (son culticios, más que cultos) a partir de la labor de Paco de Lucía y a partir de que el jazz lo reconociera: se valora lo que tienes cuando en otro sito lo han valorado, es viejo: nunca te comes una rosca, y cuando “pillas” resulta que en cascada todas querían lo que antes ni veían. Los bárbaros, una vez destrozado lo tan envidiado: la roma Clásica, se empecinaron en “ser” emperadores romanos, a mayor o menor escala. Bárbaros, incluye aquí a los sarracenos; que jamás hicieron nada; tan sólo querer ser los poseedores de lo que otros han hecho; es la envidia, definida por Nietzsche, o el efecto Dunning Kruger. El proceso de asunción de un sistema cultural ajeno tiene sus ventajas: asumimos el jazz, el cine, la novela negra, pero a la vez en el camino nos vienen cosas malas: no hemos sabido ser suficientemente perspicaces para vacunar eso. El problema, que ya lo conocemos no es asumir los cambios culturales advinentes, sino cómo deshacernos de la rémora de los bárbaros y sarracenos; y del proceso de dhimmitud tan asentado en la vulgaridad. Y a la vez nuestro proceso tecnológico en su evolución genera a su vez nuevos procesos culturales, nuevas conductas y nuevas formas creativas; que la ignorancia establecida burocráticamente en las instituciones de la transmisión cultural se empeñan en frenar: vano empeño: la historia ya los ha echado a un lado. No llegan ni a ser reliquias. Los sistemas de relación ahora son del género epistolar: nada nuevo bajo el sol. Pero la tecnología lo ha sofisticado: mientras podemos hablar por teléfono(que ya no se llama a un sitio, se llama a una persona, eso es lo que la gente no acaba de asumir) mantenemos la comunicación abierta por el MSN; enviamos y recibimos música e informamos de lo que escuchamos y hacemos, y mantenemos múltiples conversaciones en tiempo real por ventanitas de conversaciones privadas; con lo cual las formas de relación están elaborando unas formas de conducta: lo de “ligar” antes implicaba una inmersión en el círculo del ligue para saberse aceptado

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(o no) y una relación social imbricada en la vida del otro y el otro en la del uno. Ahora la posibilidad de ser de tu a tu, y sólo privadas y sólo íntimas, sin componente social, entrañan el riesgo de la promiscuidad y la mentira, y también la posibilidad del dislate y el engaño, pero también las certezas y las intimidades más consolidadas, mas sabidas: no es la misma relación que “un conocimiento casual” de hace tan sólo diez años. No te obligas a un círculo social estricto, riguroso en sus normas y consolidado físicamente. Lo cual es; no se si bueno o malo, pero es. Se establecerán sus pautas: el tiempo corre y consolida. Hacemos públicas nuestras cualidades, en redes sociales, o en las diez mil redes de ligar que hay, proclamamos filias y fobias, preferencias y descargos; es un modo de relación personal que se ha asentado y que aun establece sus normas, mor de que los más conspicuos autogurús de la red quieran ser los que “piloten” teóricamente la sistematización de las relaciones en red. Ya no hablo de tener un blog: revelas al mundo lo que consideras que al mundo puede interesar, o intentas cubrir tu afán de protagonismo, o simplemente te expresas. Ahora mézclese y agítese adecuadamente; colóquese a cada cual en su medida y su longitud de onda, y a veces hay resultados graciosos: no aptos para un sistema común de relación: alguien me había agregado a su red con lo cual todos los de su red asumían que yo era entonces de ese lenguaje: error fatal, en esos casos, la cáustica habitual se dispara. Nada que no se pueda arreglar. La relación es persona a persona, no en grupos ni tribal: cada cual es él en sí mismo, y eso lo hace válido o no a los ojos del otro. Pero sólo es él, no un grupo ni un club: persona a persona, a pelo. Y cada cual se ha de ganar a cada otro cual. Andamos en ello; simplemente.

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No esperรกbamos a que nos traicionaran: nos adelantรกbamos y los traicionรกbamos primero


Niega vehementemente Rubalcaba (paradigma de la impostura) algo que hemos sabido que existía al saberlo negado: nunca había existido, pero es necesario: ahora ante el aluvión montado, esa información ha calado donde debía calar: no tardará algún descerebrado en agredir a emigrantes: que es lo que busca Rubalcaba para frenar el avance de los fachas, y tener prestiges para que la gente este en contra y el nunca mais y los votos. El partido que debería ser oposición juega a ser los buenos de la clase esperando que el maestro les de el premio o el compañero les deje el puesto ”ahora te toca a ti” y todo bajo el paraguas de la ya imposible democracia, es la socialdemocracia: la repugnancia del vómito de la bestia: pero les está funcionando, demasiada gente toma partido como hooligans de la realidad en vez de parase a analizar que se ha hundido el sistema, vivimos en un corralito enmascarado día a día que todos los arrimados al poder, a favor o en contra adecuadamente cuidan que no se vea más que lo que quieren que sea centro de atención. De lo infinitamente grande, a lo infinitamente pequeño: de lo infinitamente grande que es el presupuesto nacional, a lo infinitamente pequeño que es el valor no de la persona, no del ciudadano, no del proletario, ni siquiera del contribuyente: del lacayo, de la gleba, de la plebe, del vulgo, del populacho. Es una realidad fractal: marearán a la gente en un laberinto burocrático, de cifras mareantes y presupuestos de vértigo: basados en el trabajo que han de hacer pero siempre en el eterno equilibrio en hacerlo como mandan los cánones de lo políticamente correcto, de lo sindicalmente correcto, de lo socialmente correcto, de la falacia como arma: nosotros somos el poder, asúmelo, o muere, peo no tienes derecho a nada que no sea engendrar el dinero que ellos necesitan: siempre necesidades infinitamente grandes, siempre las personas con un valor más infinitamente pequeño. Es un país en la necedad, consumido en la vorágine de una realidad fractal: hagan juego: 2010 elecciones. Lo peor que puede pasar es que gane el pp: solo demuestran sumisión, entrega, cobardía y rendición. ¿O me equivoco?

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Tensi贸n superficial


Cuando a una plancha caliente echamos agua no se evapora: se pone a formar bolitas que corren displicentes por esa superficie: ése fenómeno es la tensión superficial. El agua corre con aparente rumbo caótico pero una vez sucedido, podemos trazar ese rumbo como una ecuación o un conjunto de ecuaciones, con precisión geométrica: en una época estuvo de moda alguien que llenó Valencia y alrededores de esculturas que son la representación de seno de x2, de coseno, de cotangente….una vez las cosas han sucedido, es cuando tienen representación matemática, ninguna predicción acertó jamás. Tensión superficial: agitando las bolitas, desde el gobierno y los medios de comunicación están generando tensión, y eso no es un buen guiso: menos en España, porque la gente no coge la violencia orientada que les están provocando sino que ya está harta, de los centristas, de toda la hez política constituida en una satrapía al gobierno hediondo del capital financiero mas conspicuo y vil: entreguismo, sumisión, abandono a las cálidas manos del capital que les infla, sin buscar la honestidad la decencia o la entereza: la hombría la buscan, pero en la intimidad, en publico sea todo tibieza y sumisión, entrega ante el poderoso y despiece cruel de los vasallos indefensos, plebe, siervos de la gleba o populacho: machacan sistemáticamente al de abajo, adulan sin fin al de arriba: caridad cristiana en fin, la misma que les lleva en su tibieza a decirse casi católicos pero defender uno por uno todos los postulados que los católicos denuestan: es que son “el mal menor” que no deja de ser el mal: pero esconden en toneladas de infamia sus consciencias, enterradas en cal viva o en ataúdes de forestales en Guadalajara “era la coyuntura” nada pudo hacerse: como las bolitas en la plancha caliente, la trayectoria es previsible, porque esto ya se ha vivido: generan confusión y problemas, grandes alharacas y declaraciones de la nada, boato pompa y circunstancia y caras ensayadas ante espejos de perversión: en el fondo no hay nada, ni saben a donde van, pero sí saben que de ahí no quieren bajarse, siguen siendo bolitas en danza infinita generando confusión. España no es un país de la Señorita Pepis, de ciudadanos, de siervos o de plebeyos: España es un país de hombres honestos decentes y libres, mujeres íntegras y orgullo como ley: sea yo pobre, pero honrado; quieren que la gente sea una morralla infecta, y no lo van a conseguir: más confusión intentan generar, más claridad tiene la gente, respecto así misma y respecto a ellos.

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La tensión superficial es un fenómeno de la naturaleza (¿físico? ¿Químico?) la tensión y la superficialidad es algo que abomina desde la boca de la bestia a nuestro ser mas profundo: la gente no es plebe que son personas, algo que olvidan los burócratas de la satrapía. Tensión superficial, que no en lo profundo; oleaje: pero el mar está abajo (aunque en su estulticia ellos no lo vean) y el mar es hondo, profundo y sentido; una realidad cuántica intangible pero que es la que sustenta toda esta infamia: dejen de generar confusión, que ya sabemos que intentan ocultar algo aunque no sepamos que: acabaremos sabiéndolo y acabaran como la historia manda en los repositorios de los muladares.

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