Cursos en línea masivos y abiertos
María de Lourdes González Herrera*
Acelerada por la epidemia mundial del nuevo coronavirus, la educación en línea se ha hecho presente con mayor regularidad y ha permitido dar continuidad a los programas académicos. La educación en línea tiene sus raíces más cercanas en las teorías y las ideas del genial visionario Marshall McLuhan, quien advirtió la capacidad de los medios de comunicación de romper las fronteras físicas del individuo y volverse extensiones de su propio cuerpo. Y es esta imagen mcluhiana (el cuerpo extendido) la que nos sirve para hablar de lo que muchos conocen como Mooc, acrónimo de la frase Massive Open Online Course, que en el nombre lleva su definición: cursos en línea dirigidos a un número ilimitado de participantes a través de internet, según el principio de educación abierta y masiva (cita que Wikipedia hace del profesor Andreas M. Kaplan, rector de la ESCP Europe Business School en Berlín). Dado en el título de este artículo su nombre en español, podemos referirnos a estos cursos con el acrónimo CEMA.
M
O
O
C
Massive
Open
Online
Course
C Curso
E En línea Desarrollados en una plataforma virtual
M Masivo No hay límite de partticipantes
A Abierto Los recursos bibliográficos están disponibles en internet y no tienen costo alguno.
Teorizados y practicados inicialmente en 2008, por el MIT y las universidades de Stanford y Berkeley, los Cema alcanzaron su primer gran momento en 2012, cuando el Instituto de Tecnología de Massachusetts ofreció el curso Circuitos y Electrónica, y obtuvo con él una audiencia de más de 154 mil alumnos.
El éxito de este formato educativo (que podemos considerar incluido en la fracción III del artículo 35 de la Ley General de Educación de México) radica en que es accesible de manera diacrónica, es decir, que el alumno avanza a su propio ritmo, puesto que dispone de toda la información necesaria para el desarrollo de sus actividades en el servidor de consulta. La diferencia entre un cema y un redinario (más conocido como webinar, web + seminar) es que el segundo se transmite en vivo, hecho que permite la interacción de los participantes y, por tanto, la aclaración inmediata de sus dudas. Otra cosa es el SIGA, Sistema de Gestión del Aprendizaje (también conocido como LMS, Learning Management System), que consiste en un conjunto de programas (software) instalado en un servidor que administra y distribuye contenidos. En este caso, el profesor no es el conductor principal del aprendizaje, sino que el mismo sistema distribuye las tareas, indica las actividades, proporciona los recursos y ofrece las evaluaciones (a eso de refiere la frase “gestión del aprendizaje”).
Para concluir, señalemos que la educación tiene la oportunidad de utilizar toda esta tecnología para fortalecerse a sí misma y para satisfacer las necesidades que demanda la sociedad del siglo XXI. Si bien es cierto que los libros, el pizarrón y las aulas de clase seguirán siendo valiosos escenarios de la enseñanza y el aprendizaje, igualmente cierto es que las herramientas tecnológicas nos abren las puertas hacia un mundo donde la adquisición del conocimiento es un bien común y no el privilegio de unos cuantos.
* Ex alumna de la Lic. en Contaduría Pública Generación 2003 Campus Ciudad de México