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ODEROSA La Tierra festeja otra vez su día internacional con el debate del cambio climático que la tiene como protagonista excluyente: ¿usará su fuerza para castigar al ser humano que la maltrata o para demostrar que le puede dar una segunda oportunidad? Los distintos enfoques sobre el calentamiento global y una toma de conciencia que se torna impostergable. P O R A R I E L C U K I E R KO R N • F OTO S : A R C H I VO E L F E D E R A L anto ha fantaseado el hombre con el Apocalipsis, que ahora vive confuso y aturdido sobre si el fin lo encontrará como culpable, espectador o en el intento de revertirlo. Así como en los últimos meses resultó imposible despegar cada mínimo indicio económico negativo de la crisis financiera mundial, la noción del cambio climático aparece cada vez que llueve fuerte, hace frío o calor sin importar la estación y, ni hablar,
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cuando la contingencia se transforma en tragedia: inundaciones, huracanes, aludes. El drástico aumento de la temperatura planetaria es un hecho, por más que la progresión sea en milésimas de grados imperceptibles en el corto plazo. Las consecuencias que generará al menos en los próximos cincuenta años nunca viene mal tenerlas presentes. El desafío es cómo transformar un problema abrumador en un tema a resolver. Cuanto más no sea hasta la injerencia que la propia Tierra nos permita.
1 CULPABLE Sin caer en la deshonestidad de pontificar a la especie en retrospectiva, quedará siempre la duda hasta qué punto el ser humano fue cómplice o ingenuo de su necesidad de progreso, insaciable al punto de que varios pensadores de hoy la comparan con la
“affluenza”, la enfermedad de los consumidores compulsivos. Se suele mencionar a la Revolución Industrial como la chispa de las emisiones de dióxido de carbono, el más abundante de los gases de efecto invernadero, de por sí necesarios para retener hacia nosotros las radiaciones solares y para que la atmósfera terrestre no sea un frigorífico de 18 grados bajo cero. Hoy, con un protagonismo 70 por ciento más dañinos a partir del exponencial uso de combustibles fósiles, entre causas varias, las emisiones llevan al
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planeta rumbo a un lento incendio, para muchos sin retorno. La idea del planeta como organismo autorregulado, incluso con capacidad de venganza, fue introducida por James Lovelock en 1969, un año antes de que el senador estadounidense Gaylord Nelson instaurara el 22 de abril como el Día Internacional de la Tierra. La Teoría de Gaia, tal cual el nombre de la diosa griega de la Tierra, parte de la base que nuestro planeta no tiene por qué ser diferente a Marte o Venus, donde la atmósfera es tóxica para la vida. El científico inglés, entonces colaborador de la NASA, llegó a la conclusión de que la atmósfera terrestre no fue producto del azar geológico, sino “una construcción biológica comparable al pelo de un gato o las plumas de un pájaro, una extensión de un sistema vi-
viente diseñado para mantener un ambiente escogido”. Escudado por Lynn Margulis (bióloga, ex pareja de Carl Sagan, propulsora de la simbiogénesis como idea superadora del origen de las especies de Charles Darwin) y William Golding (Premio Nobel de Literatura en 1983, autor de “El Señor de las Moscas”), Lovelock se dejó obnubilar en sus primeros libros con el presunto poder autorregulador de Gaia para enfrentar a un calentamiento global del cual sólo se hablaba en los claustros universitarios y científicos. En los últimos años, sus rectificaciones lo encontraron como un padre involuntario de un culto casi místico alrededor del mundo y como el más sombrío de los profetas del desastre. “Intentamos deshacer parte del daño, y a medida de que el
cambio climático empeora, intentamos con más insistencia, incluso desesperación, pero hasta que no veamos que la Tierra es más que una bola de piedra será poco probable que tengamos éxito. Sólo por existir, los seres humanos y los animales son responsables diez veces más que los gases de efecto invernadero producidos por el tráfico aéreo mundial en toda su historia. Ningún acto humano voluntario pueden reducir nuestros números tan rápido como para reducir la velocidad del cambio climático”, escribe en La cara evanescente de Gaia, su último libro de reciente aparición en Europa y Estados Unidos. A los 89 años, Lovelock imagina una venganza planetaria pero no letal, con los trópicos del mapamundi como únicos lugares habitables para los seres huma-
nos que haya sobrevivido a las pestes, la escasez de recursos y las guerras migratorias causadas por el calentamiento. “Para quienes queden, será sin dudas una época interesante”, azuza, mientras agranda la polémica por su defensa a la energía nuclear y su negación a las combustibles sustentables. SUSTENTO. Más allá de los ataques recibe, las presunciones de Lovelock se basan en datos que se tornan cada día más irrefutables, compartido por prestigiosas publicaciones como New Scientist y entidades como el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, creado por las Naciones Unidas en 1988, premio Nobel de la Paz en 2007 y del que forma parte el científico argentino Osvaldo Canziani. El IPCC (sus siglas en
SE MENCIONA A LA REVOLUCION INDUSTRIAL COMO LA CHISPA DE LAS GRANDES EMISIONES DE DIOXIDO DE CARBONO QUE HOY, CON UN PROTAGONISMO 70 POR CIENTO MAS DAÑINO, LLEVA AL PLANETA RUMBO A UN LENTO INCENDIO. PARA MUCHOS SIN RETORNO. 24 ❖ EL FEDERAL
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El estado del planeta
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James Lovelock, un cientifico equivocado por dr. osvaldo F. Canziani, IPCC, AACA, AAMA
El desarrollo de las ciencias, en particular las naturales, ha recorrido trayectorias llenas de incertidumbres. El cambio climático, combinación interdisciplinaria de procesos geofísicos, biológicos, combinados con cuestiones sociales y económicas complejas, es de proyección difícil. Esta condición es particularmente grave cuando los modelos matemáticos, con los cuales se realizan las proyecciones del clima a futuro, dependen de escenarios socioeconómicos difíciles de prever. Los adoptados por los científicos y, también, por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) no han resultado suficientemente representativos, en un mundo donde las diferencias sociales y las trayectorias del desarrollo están lejos de ser homogéneas. Si bien las proyecciones de las temperaturas terrestres futuras tienen un alto grado de certidumbre, las relativas a las precipitaciones y otras variables críticas para evaluar las condiciones ambientales futuras, no alcanzan, en muchos casos al 50 por ciento de certidumbre. Cómo es posible entonces que James Lovelock, haya desarrollado una idea, que resultó aceptada, basada en el comportamiento de un estrato simple del universo total. La hipótesis en la que las componentes simples de la esfera, donde se realiza la actividad biológica, donde se desarrolla la vida planetaria, sería capaz de auto-regular sus condiciones esenciales, tales como la temperatura, composición química y salinidad, en el caso de mares y océanos, no podía tener sustento científico válido. Que Gaia (diosa griega de la Tierra), se comportara como un todo coherente no podía ser aceptable. Por eso no es raro que, ahora, Lovelock, como otros escépticos (Singer, Ljömborg, Lindzen), que no aceptaban que el calentamiento terrestre es causado por las actividades humanas y sus emisiones de gases de efecto invernadero, produzca un nuevo libro, su “mea culpa”. La publicación reciente de Lovelock reconoce que su hipótesis no era correcta. Con una ingenuidad sólo posible en una mente acostumbrada a trabajar con modelos matemáticos, Lovelock llega a insinuar que Gaia volvería a tomar su marcha si se escogiera algo así como mil millones seres humanos, la mayor parte de ellos establecida en las proximidades de los polos. Una paradoja más de quién olvidó las complejidades e interrelaciones de las numerosas componentes de los ecosistemas naturales y las fuentes de energía en las que se apoya la vida planetaria, que todos debemos defender ya. También una sórdida propuesta de genocidio, de los seis mil millones de seres restantes.
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inglés) augura un aumento de temperatura de hasta 4 grados de acá a finales de siglo -acaso bastante antes-, una magnitud sólo experimentada hace 55 millones de años. Difícil de imaginar, los derretimientos de glaciares son en esta época el modo más empírico de anticiparse. Así como en las últimas semanas se anunció el inminente colapso de la plataforma de hielo Wilkins, en la Antártida (la sexta en los últimos 30 años), la aparición de árboles en la hasta hace poco sólo blanca Groenlandia preanunció los problemas geopolíticos a futuro, ya
que sus pobladores se quieren independizar de Dinamarca, su colonizador. A partir de los deshielos se produciría el desequilibrio tan temido: océanos siete metros más alto, las corrientes marinas que se vuelven locas, las tierras fértiles que se desertifican por un sol cada vez más intenso... todo en proporciones sólo concebibles en películas, que parecen venir cada vez más verosímiles. De la proyección de 9.000 millones de personas, sólo habría métodos de subsistencia para 1.000 millones, una proporción que, mal que le pese a Margulis,
“PODRIAMOS HABLAR DE CAMBIO CLIMATICO SOLO EN EL MOMENTO QUE LA TIERRA PASARA A OTRO ESCALON COMO ESTADO FISICO. EL CALENTAMIENTO PUEDE ESTANCARSE O VOLVER A BAJAR, NO SE PUEDE SABER CON CERTEZA”, DICE SUSANA BISCHOFF, DIRECTORA DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA ATMOSFERA DE LA UBA. Abril 23, 2009
EL TERMINO DESARROLLO SOSTENIBLE PASO DE SER UN TECNICISMO A TENER USO COMUN A PARTIR DEL INFORME BRUNDTLAND EN 1987. MAS DE VEINTE AÑOS MAS TARDE PODEMOS DISTINGUIR QUE TRASCENDIO DEL PLANO DISCURSIVO.
la colaboradora de Lovelock, suscribiría nunca tan de prepo la selección natural que hizo célebre a Darwin y hasta le haría un guiño a Robert Malthus, que alertó sobre la superpoblación en 1798. Gaia se sacaría así de encima a gran parte de la especie que optó o no tuvo más remedio que maltratarla.
2 ESPECTADOR
* OPTIMISTA A la visión antropogénica, el
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término que refiere a los efectos, procesos o materiales como resultado de actividades humanas, se le opone una postura más naturalista para explicar el cambio climático, muchas veces catalogada como “escéptica” desde el otro lado de la discusión. De hecho, si bien se acepta el dato empírico del calentamiento global, se es más cuidadoso para aceptarlo como cambio climático. “Podríamos hablar de ese nivel sólo en el momento que la temperatura llegue a 1,5 grado y la Tierra pasara a otro escalón como estado físico. Pero también puede estancarse o volver a bajar, no se puede saber con certeza. Hay importantes teóricos que mencionan la posibilidad de una nueva glaciación del planeta o de una energía de las radiaciones solares que irremediablemente va a mermar”, dijo a esta revista Susana Bischoff, directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la UBA, en ocasión de las severas inundaciones en Tucumán de principios de
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La Ecovilla Gaia en Navarro La Teoría de Gaia de James Lovelock genera seguidores en todo el mundo y nuestro país no podía ser la excepción. Sin un vínculo directo con el científico inglés, en Navarro, provincia de Buenos Aires, funciona el Proyecto Ecovilla de la Asociación GAIA, un emprendimiento de 20 hectáreas en base a la permacultura, con casas, cultivos, bosques y producción energética que puedan vivir en armonía con la naturaleza.
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“La Ecovilla funciona como un lugar de entrenamiento y formación educativa, y eso es lo que nos mantiene activos durante todo el año. El objetivo es ser sustentables, aunque por ahora ser autosuficientes
resulta imposible”, resume Gustavo Ramírez, uno de los ideólogos del proyecto. A unos cincuenta kilómetros de la Capital Federal, la Ecovilla cuenta con 220 especies de árboles y arbustos a través del sistema de agroforestación, utiliza energía solar para las tareas de cocina y la eólica, para producir electricidad. “La permacultura no consiste en imitar a la naturaleza, sino en aumentar su fertilidad”, agrega Ramírez.
2007. La especialista advierte responsabilidades compartidas entre una atmósfera poco previsible y comunidades reticentes a abandonar lugares con cotidianidad de catástrofes. La inacción se torna todavía más peligrosa si no se cuentan con suficientes y eficaces sistemas de medición. Para hablar sólo de la Argentina, de las 300 estaciones de control que había en los años 30, se pasaron a 4.000 en los 60, para volver a las mismas 300 del primer tercio del siglo XX. A eso se le suma el deterioro de las redes de observación en superficie y en altitud, y la falta de implementación de un programa nacional de radares meteorológicos, como lo piden desde las comunidades científicas. Manchas no menores para un país que en los últimos años mostró su compromiso con el problema con la organización de foros internacionales, promoviendo el uso de lámparas de bajo consumo, el rápido acoplamiento al programa de Bonos Verdes para empresas que cuidan el ecosistema y su iniciático apoyo al Protocolo de Kyoto de 1997, que, dicho sea de paso, poco consiguió para que el mundo redujera las emisiones de gases de efecto invernadero. Además del mencionado episodio en Tucumán, la falta de alertas certeras ahondó el daño en dramas tan frescos en la Argentina como la inundación en Santa Fe de 2003 y los repetidos aludes en Tartagal. Así como se acusa al desmonte sin control como uno de las causantes de las tragedias salteñas, el reciente veto presidencial a la Ley de Glaciares renuevan el debate sobre el presunto rol del Estado en el devenir ambiental. EXTREMOS. De vuelta en el eje sobre desde dónde encarar la disEL FEDERAL ❖ 27
James Lovelock instaló su polémica Teoría de Gaia, según la cual el planeta es un ente biológico que se autorregula. Genera asombro con sus predicciones y aboga por la energía nuclear.
Premios Oscar y Nobel mediantes, Al Gore vivió su resurrección política mundial a partir de activismo ambiental. Confía en que un mejor uso de los recursos reducirá los gases dañinos.
cusión ambiental, bastante más drásticos que Bischoff aparecen los considerados escépticos. Una gama que arranca con exabruptos como el de Bob Lutz, vicepresidente de General Motors (“El calentamiento global es un verso”) a especialistas europeos, como el sueco Björn Lomborg y el español Jorge Alcalde, más moderados pero no menos vehementes. Sin ignorar los problemas de contaminación, escasez
mentiras del cambio climático, en el que denuncia falta de rigor en los anuncios “alarmistas” y hasta la conveniencia política y comercial de sumarse al “movimiento mundial ecofashion”. Dentro de estos postulados que apuestan a una especie normalización automática del clima en un plazo no determinado, un dato intrigante puede ser que el homo sapiens pudo evolucionar del hombre de Neanderthal
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de recursos y hasta de desigualdad social provocados por los vaivenes climáticos, Lomborg insiste “que se manejan los datos de forma incorrecta para transmitir una letanía negativa que crea un terror colectivo, cuando existen otras prioridades”. Ex dirigente de Greenpeace, la publicación de El ecologista escéptico le valió el ataque sistemático del establishment científico, la misma suerte que corrió Alcalde con Las
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El planeta festeja en el cine Desde hace varios años, la conciencia por el calentamiento global ganó espacio en el cine y en los medios de comunicación. Pero este nuevo festejo por el Día de la Tierra coincide no por casualidad con el nuevo lanzamiento de los estudios Disney, uno de los gigantes de la industria. Se trata de su sello Disneynature y, a partir de este miércoles 22 de abril, su debut es a lo grande, con el largometraje documental La tierra. Es el retrato más reciente de nuestro planeta y revela su esplendor natural como nunca antes se ha visto. En un momento en el que todos estamos cada vez más conscientes del estado de
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fragilidad del planeta al que llamamos nuestro hogar, La tierra es una película del momento. “He trabajado en proyectos bastante importantes, pero son completamente supera-
dos en escala por La tierra”, dice el director Alastair Fothergill. En un lapso de cinco años filmó en más de 200 locaciones en todo el mundo, con 60 cameramen, todos expertos en sus propios campos. La producción, además, comprendió 250 días de fotografía aérea. La película final presenta 26 países y 42 especies de animales. Se presenta en inglés con subtítulos, con la narración de James Earl Jones (la voz de Darth Vader, de La guerra de las galaxias) y también en castellano, con la yapa de que el narrador para los espectadores de nuestro país sea Agustín Pichot, el capitán de Los Pumas en el último Mundial de Francia.
hace 28.000 años gracias, precisamente, a un cambio climático, de acuerdo a una investigación publicada en 2008 por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Acaso pensar en una nueva evolución del ser humano asuste tanto como las consecuencias del calentamiento global.
3 OPTIMISTA
* OPTIMISTA ¿Podremos concebir a un Hombre Nuevo, una suerte de reformulación del sueño del Che Guevara aplicada a un ser humano tan productor como protector? El término desarrollo sostenible (o sustentable) se convirtió de tecnicismo a uso común a partir de un documento introducido por la política noruega Gro Harlem Brundtland en 1987. Más de veinte años más tarde, podemos distinguir el plano discursivo consiguió insertarse en cierta toma de conciencia que quizá todavía exceda el margen de acciones concretas. La gente cuenta con mayor acceso a la información sobre producción orgánica agrícola-ganadera, tratamiento diferenciado de residuos y el cuidado-eficientización de los recursos, entre otros aspectos. La paradoja de que, de Abril 23, 2009
“NO ACTUAR ANTE EL CAMBIO CLIMATICO EQUIVALE A PERDER EL 5 POR CIENTO DEL PBI MUNDIAL CADA AÑO”, RESUME SERGIO BULAT, AUTOR DE “PLANETA FRITO”. Abril 23, 2009
manera paralela, la emisión de dióxido de carbono (CO2) siga su escalada -y, de acuerdo con casi todos los especialistas, no se los pueda eliminar de la atmósfera por 60 años- no amedrenta a quienes ven al calentamiento global como mitigable... gracias a la mano humana. Ex vicepresidente y candidato presidencial de Estados Unidos vencido por George W. Bush, Al Gore, resurgió en el escenario político mundial a partir de la producción de Una verdad incómoda, documental que le hizo ganar el Oscar en 2006, y del activismo ambiental premiado con el Nobel de la Paz en 2007. Después de haberse ganado el respeto de varias entidades científicas y el apoyo de celebridades del espectáculo como Leonardo Di Caprio, George Clooney y Sting, este año profundizará su postura optimista con la publicación del libro Nuestra elección, donde destaca los avances en el combate al CO2, polemiza con James Lovelock (“Se olvidó de más ciencia de la que yo puedo aprender”) y aboga por las “smart grids”, sistemas digitales aplicados a las instalaciones de generación, transporte y distribución de energía eléctric solar, eólica y geotermal. Todavía más focalizados en el dióxido de carbono como enemigo, Robert Socolow y Stephen Pacala, de la Universidad de Princeton, establecieron una escala de quince medidas de estabilización, cuya aplicación completa de inmediato hasta 2057 no sólo frenaría el calentamiento global sino hasta lo reduciría. Apunta, en su mayoría, a medidas estratégicas, como fabricar sólo vehículos con bajo consumo de combustible, reducir el uso del auto del promedio anual de 16.000 km a 8.000 km, casas mejor edificadas, fomentar los biocombustibles, eliminar la desforestación e incrementar la energía solar en un 700 por ciento, a pesar de las críticas que la consideran demasiado cara e ineficiente. En este sentido, Barack Obama se está haciendo cargo de estar al mando del país más contaminante del mundo, al propiciar la cancelación de 80 plantas de carbón y anunciar incentivos para emEL FEDERAL ❖ 29
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Gaia y la ecologia planetaria por luis Cappozzo Biólogo marino, autor de “Agua salada y sangre caliente; Historias de mamíferos marinos”, de Siglo XXI Editores y de “La sal de la vida” del Grupo Editorial Norma.
Cuando James Lovelock propuso su hipótesis sobre Gaia, el mundo se encontraba en pleno período de la guerra fría. Es posible que durante ese momento algún submarino misilístico navegara bajo las olas con sus ojivas nucleares. Ironías de la especie humana. En una sociedad globalizada su hipótesis cobra mayor relevancia respecto del pasado. Todos tenemos alguna idea de lo que significa el cambio climático (CC). El CC global es un hecho. Prevenirlo no se puede, podemos contribuir a mitigar sus efectos. El CC se produce por un aumento de los gases de efecto invernadero. No importa si esos gases se inyectan a la atmósfera en América del Norte, Europa o Nepal, la dinámica de la atmósfera funciona a nivel global y lo que ingresa en un sitio afecta a todos. Hoy es una cuestión de supervivencia tomar acciones que ayuden a mitigar el CC. Cualquier persona puede contribuir con pequeñas acciones cotidianas a mitigar ese efecto, y velando por leyes como la Ley de Bosques o la de Glaciares aún no sancionada.
Hoy las ideas de Lovelock parecen más cerca de lo que vemos cada día. Es una cuestión de supervivencia tomar acciones que ayuden a mitigar el cambio climático, como la reducción de gases. Hoy las ideas de Gaia propuestas por Lovelock parecen más cerca de lo que vemos cada día. En noviembre de este año se reunirán en Dinamarca los gobiernos de todos los países en la COP15 para negociar la sustitución del Protocolo de Kyoto firmado en 1997. El objetivo será establecer las bases de un ambicioso acuerdo global obligatorio para luchar contra el CC para el período comprendido hasta 2012. Buscará incluir tantos países como sea posible, crear mecanismos para respetar el ambiente y conseguir fuentes de energía a largo plazo sin contaminar. Nuestro planeta sentirá positivamente una respuesta responsable por parte de los hombres a la presión a la que la estamos sometiendo hace más de un siglo y medio. Cuando tiramos basura al océano, siempre regresará a nuestras costas. Si una mariposa aletea en Copenhague una suave brisa nos acariciará en Buenos Aires o cualquier otro sitio.
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SEGUN ALGUNAS ESTIMACIONES, CRECIO UN 15 POR CIENTO LA CARGA POR HECTAREA EN ALGUNAS REGIONES, PERO SIN AUMENTAR LA OFERTA FORRAJERA: CON LA SEQUIA, SALTARON TODOS LOS TAPONES Y SE INCREMENTO LA MORTANDAD. presas que operen con energías renovables. Para diferenciarse de su antecesor, su meta está puesta en encabezar un acuerdo global en la conferencia COP15, que se celebrará en diciembre de este año en Dinamarca. La promesa la expuso la secretaria de Estado, Hillary Clinton, la semana última en la reunión Consultiva del Tratado Antárctica, donde el tema excluyente fue el colapso de la barrera Wilkins. D OMESTICO . Pero también la solución puede empezar en casa. Hacia esa noción apunta Planeta frito (Ediciones Urano), un libro en el que el abogado y escritor Sergio Bulat describe la situación actual con un realismo tan crudo como ameno y en el que
compendia las acciones individuales que pueden aportar a un “descalentamiento” colectivo. “Al analizar los costes para contaminar menos, no se suele tener en consideración que el aumento de las catástrofes climáticas ya está teniendo, el aumento de enfermedades ni tampoco la disminución de producción en muchas zonas. Según Nicholas Stern, no actuar ante el cambio climático equivale a perder el 5 por ciento del PBI mundial cada año”, resume. Las cartas están echadas, entonces. La Tierra se presenta más todopoderosa que nunca. Ya sea para arrastrarnos en su furia, sacudirnos en su devenir o para sobrevivir en otro capítulo de la humanidad. Abril 23, 2009