CUENTOS INFANTILES PARA DORMIR

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CU EN TO S IN F A N TILES para dor mi r


Créditos: Proyecto de Cátedra para la materia Diseño Editorial Segundo Parcial – Diagramación de Libro de Cuentos Docente: Vanessa Michelle Vargas

Autores Cuento 1 – Pedro Pablo Sacristan Cuento 2 – Pedro Pablo Sacristan Cuento 3 – Pedro Pablo Sacristan Cuento 4 – Rosa Maria Roe Extraído de: (Dirección del sitio web) Diseño y Diagramación: Karla Moreno Ilustraciones: Karla Moreno


Dedicatoria El Salvador es un país que necesita más seres humanos como ustedes, su trabajo como Organización no Gubernamental en pro de los niños y jóvenes en situaciones vulnerables es admirable. Dedico mi proyecto de Cátedra, realizado con mucho cariño y profesionalismo a todos los coordinadores, formadores, Mamás SOS y principalmente a los niños que viven en estos hogares, para que su sonrisa siempre sea bonita y tengan sueños estupendos luego de leer estos cuentos y que estas semillas de alegría nazcan cada día en sus corazones ¡Nunca se den por vencidos, nunca dejen de soñar!



INDICE

El D ra g ó n N u be.............. 11 Una ave n tu ra ll e na de p intu ra . . ...........1 5 La p iza r ra mágica........ 20 El peq u e ñ o c olibrí . . ...... 22



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El D ra g ó n N u be n las oscuras tierras de las brujas y los trolls, vivía hace mucho tiempo el dragón más terrible que nunca existió. Sus mágicos poderes le permitían ser como una nube, para moverse rápido como el viento, ser ligero como una pluma y tomar cualquier forma, desde una simple ovejita, a un feroz ogro. Y por ser un dragón nube, era el único. capaz de lanzar por su boca no de fuego, sino brillantes rayos El dragón nube atacaba aldeas placer, por el simple hecho de

sólo de

llamaradas tormenta.

y poblados sólo por oír los gritos de la

gente ante sus terribles apariciones. Pero únicamente encontraba verdadera diversión cada vez que los hombres, enviaban a alguno de sus caballeros y héroes a tratar 11


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de acabar con él. Entonces se entretenía haciendo caer interminables lluvias sobre su armadura, o diminutos relámpagos que requemaban y ponían de punta todos los pelos del valiente caballero. Luego se transformaba en una densa niebla, y el caballero, sin poder ver nada a su alrededor, ni siquiera era consciente de que la nube en que estaba sumergido se elevaba y echaba a volar. Y tras jugar con él por los aires durante un buen rato, hasta que quedaba completamente mareado, el dragón volvía a su forma natural, dejando al pobre héroe flotando en el aire. Entonces no dejaba de reír y abrasarlo con sus llamaradas, mientras caía a gran velocidad hasta estamparse en la nieve de las frías montañas, donde dolorido, helado y chamuscado, el abandonado caballero debía buscar el largo camino de vuelta. Sólo el joven Yela, el hijo pequeño del rey, famoso desde pequeño por sus constantes travesuras, sentía cierta simpatía por el dragón. Algo en su interior le decía que no podía haber nadie tan malo y que, al igual que le había pasado a él mismo de pequeño, el dragón podría aprender a comportarse correctamente. Así que cuando fue en su busca, lo hizo sin escudo ni armaduras, totalmente desarmado, dispuesto a averiguar 12


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qué era lo que llevaba al dragón a actuar de aquella manera. El dragón, nada más ver venir al joven príncipe, comenzó su repertorio de trucos y torturas. Yela encontró sus trucos verdaderamente únicos, incluso divertidos, y se atrevió a disfrutar de aquellos momentos junto al dragón. Cuando por fin se estampó contra la nieve, se levantó chamuscado y dolorido, pero muy sonriente, y gritó: “ ¡Otra vez! ¡Yuppi!”. El dragón nube se sorprendió, pero parecía que hubiera estado esperando aquello durante siglos, pues no dudó en repetir sus trucos, y hacer algunos más, para alegría del joven príncipe, quien disfrutó de cada juego del dragón. Éste se divertía tanto que comenzó a mostrar especial cuidado y delicadeza con su compañero de juegos, hasta tal punto, que cuando pararon para descansar un rato, ambos lo hicieron juntos y sonrientes, como dos buenos amigos. Yela no sólo siguió dejando que el dragón jugara con él. El propio príncipe comenzó a hacer gracias, espectáculos y travesuras que hacían las delicias del dragón, y juntos idearon muchos nuevos trucos. Finalmente Yela llegó a conocer a la 13


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familia del dragón, sólo para darse cuenta de que, a pesar de tener cientos de años, no era más que un dragón chiquitito, un niño enorme con ganas de hacer travesuras y pasarlo bien. Y así, pudo el príncipe regresar a su reino sobre una gran nube con forma de dragón, ante la alegría y admiración de todos. Y con la ayuda de niños, cómicos, actores y bufones, pudieron alegrar tanto la vida del pequeño dragón, que nunca más necesitó hacer daño a nadie para divertirse. Y como pago por sus diversiones, regalaba su lluvia, su sombra y sus rayos a cuantos los necesitaban.

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U na ave n tu ra llena de p i n tu ra licia aún no lo sabía, pero cuando, siendo aún muy pequeña, descubrió la flor más bella del bosque y, en lugar de arrancarla, la acarició y le cantó durante un rato, las criaturas mágicas la eligieron para que fuese su protectora. Desde entonces, ellas habían cuidado de Alicia y le enseñaban muchas cosas sin que se diera cuenta. Pero había algo que no conseguían enseñarle: Alicia casi nunca terminaba bien las cosas. Y eso era importantísimo para una protectora. - Tendrá que viajar al papel y aprender allí. - Pero eso es muy peligroso. - No tenemos otra opción. Se está haciendo mayor. 15


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Y, mientras dormía, soplaron sobre sus dedos. A la mañana siguiente Alicia realizó un precioso dibujo de su casa y su familia. Al terminar, dejó caer el lápiz sobre el papel pero este, en vez de rebotar, se hundió dentro, como si se hubiera lanzado a una piscina. Cuando volvió a aparecer, ya formaba parte del dibujo. Lo mismo pasó con la mesa y con todo cuanto tocaba el papel, que crecía y crecía mientras volaba por la casa atrapando muebles y cuadros. Alicia intentó detenerlo pero, nada más tocarlo, también fue convertida en parte del dibujo. Cuando se recuperó del susto y se vio dentro del mundo de los dibujos, decidió investigar. Pero al primer paso sintió un fuerte dolor en la pierna y cayó al suelo. - Vaya golpe, Alicia - dijo a su lado su perro Ñasco, o algo parecido, porque tenía 5 patas y estaba lleno de huecos blancos por colorear- ¿no has visto que te falta un pie? Era verdad. Con las prisas por terminar, Alicia había olvidado dibujar uno de sus pies. Ahora tendría que andar a saltitos. - Grrmdñññ, adnadnal a ñañsña - intentó responder la niña. Pero también había dibujado una boca tan torcida que no se entendía lo que decía. Alicia repasó el resto de su cuerpo de dibujo. Le faltaban un codo, 16


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varios dedos y la nariz, además de llevar un peinado horrible… pero pensó que no era tan grave. Le preocupaban más sus papás. No estaba segura de haberles puesto ojos y boca, y recorrió toda la casa buscándolos. Pero los había dibujado fuera, y cuando quiso salir descubrió que ¡tampoco había dibujado la puerta de la casa! Aún seguía pensando cómo salir, cuando a través de los huecos sin colorear de la pared vio que unos seres extraños comenzaban a rodear la casa. Tras un breve silencio se lanzaron al asalto, intentando entrar, y finalmente uno de ellos aprovechó un hueco grande sin pintar para conseguirlo. “Debería haber coloreado mejor las paredes” pensó Alicia al reconocer al atacante. Era un monstruo negro lleno de borrones que dibujó un día que estaba de mal humor. Otros monstruos lo siguieron por el mismo hueco, y Alicia solo tuvo tiempo de huir saltando a la pata coja tras Ñasco. - Sígueme - dijo el perro - Piko puede ayudarnos. Alicia lo miró sorprendida. Piko era solo un pajarito cantarín. - ¿No estarás pensando que es pequeño, verdad? Creo que no recuerdas cómo lo dibujaste… Cuando entraron al salón vieron a un gigantesco pájaro atrapado en una jaula diminuta. Alicia lo liberó rápidamente, y Piko levantó 17


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por los aires a la niña y al perro justo antes de que los monstruos cayeran sobre ellos. - ¡Por la ventana, Piko!- ordenó el perro- Estaremos más seguros fuera de la casa. Piko escapó por la ventana y sobrevoló la zona buscando al resto de la familia. Entonces Alicia descubrió su lápiz no muy lejos de la casa, y señaló al pájaro el lugar para detenerse. Una vez en el suelo, la niña agarró el lápiz y salió corriendo hacia la casa. Llegó justo a tiempo para colorear los huecos que faltaban en la pared y dejar allí encerrados a los monstruos. - ¡Bien!- gritaron Ñasco y Piko. Entonces Alicia, viendo lo descuidada que había sido al hacer su dibujo, tomó el lápiz y empezó a completar su dibujo y a corregir sus errores. Pero su brazo sin codo le falló y el lápiz calló al suelo, dibujando un pequeño puntito negro. - ¡Oh, no! - dijo Ñasco. - ¿Qué pasa con ese puntito?- preguntó Piko. - Pues… que no es un puntito… ¡es un agujero! Y al momento el agujero comenzó a crecer y crecer, absorbiéndolo todo con tanta fuerza que ninguno pudo escapar de su oscuridad… 18


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Alicia apareció de nuevo en su mesa, junto a su dibujo y su lápiz. Pensó que todo habría sido un sueño, pero al fijarse más despacio vio que la pared de la casa ahora estaba completamente coloreada… y respiró aliviada y contenta. - Ha sido muy peligroso - comentaban las criaturas mágicas desde su escondite. - Sí, pero ha aprendido que no hay que dejar las cosas a medias, aunque no parezcan importantes. Y eso la convertirá en una gran protectora. Y era verdad, porque desde entonces Alicia terminaba con mucho cuidado cuanto empezaba, especialmente todos sus dibujos ¿Todos? Bueno, no todos, por si acaso Alicia siempre se aseguraba de no pintar pies a los monstruos.

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La pi zarra m á g i ca ba una vez un niño caminando por un bosquecillo, cuando sobre un viejo arbol encontró una gran pizarra, con una caja de tizas de cuyas puntas salían brillantes chispas. El niño tomó una de las tizas y comenzó a dibujar: primero un árbol, luego un conejo, luego una flor... Mágicamente, en cuanto terminaba cada figura, ésta cobraba vida saliendo de la pizarra, así que en un momento aquel lugar se conviertió en un estupendo bosque verde, lleno de animales que jugaban divertidos. Emocionado, el niño dibujó también a sus padres y hermanos disfrutando de un día de picnic, con sus bocadillos y chuletas, y dibujó también los papeles de plata y las latas de sardinas abandonadas en el suelo, como solían hacer. alrededor de cada papel y cada lata, el bosque iba enfermando 20


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y volviéndose de color gris, y el color gris comenzó a extenderse rápidamente a todo: al césped, a las flores, a los animales... El niño se dió cuenta de que todo aquello lo provocaban los desperdicios, así que corrió por el bosque con el borrador en la mano para borrarlos allá donde habían caido. Tuvo suerte, y como fue rápido y no dejó ni un sólo desperdicio, el bosque y sus animales pudieron recuperarse y jugaron juntos y divertidos el resto del día. El niño no volvió a ver nunca más aquella pizarra, pero ahora, cada vez que va al campo con su familia, se acuerda de su aventura y es el primero en recoger todos los desperdicios, y en recordar a todos que cualquier cosa que dejen abandonada supondrá un gran daño para todos los animales.

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El peq ue ñ o c o l i brí l pequeño colibrí azul se sentía triste y cansado. Se perdió cuando viajaba con su familia en busca de un lugar más cálido donde pasar el invierno, y cuando entró la noche, después de mucho tiempo buscándolos sin ninguna suerte, se resguardó en una pequeña cueva que encontró en la montaña. Dentro sólo había unas cuantas ramas y hojas secas llevadas por el viento. Aunque alimentarse no era algo que a él le preocupara, ya que siempre había sido muy hábil para esta tarea, el no saber si volvería a ver a sus seres queridos le entristecía profundamente. -No te alejes de nosotros cuando migramos a otro lugar, le repetían siempre sus papás. Pero él se emocionaba con todas las cositas que descubría durante sus viajes, y se quedaba boquiabierto 22


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contemplando esas maravillas, batiendo sus pequeñas alitas encima de cada tesoro, mientras los demás seguían su camino sin percatarse de su falta. Aquel día mientras volaban vio un destello de luz, un reflejo que salía de entre los árboles y sin darse cuenta fue perdiendo altitud y acercándose para ver qué era aquella hermosa luz. Entonces descubrió un enorme y precioso lago de aguas cristalinas que le dejó totalmente sorprendido. -¡¡¡Uauuu!!!- Exclamó, viéndose reflejado en el agua. -¡¡¡Que maravilla!!!!Él nunca había visto nada igual. El sol empezaba ponerse y sus rayos en el agua aparecían como brillantes reflejos dorados que casi cegaban, convirtiéndolo en un cuadro espectacular. Allí correteó por encima del agua jugando con su reflejo, utilizando como espejo las quietas aguas donde contemplaba las blancas nubes deslizándose por el cielo. No se dio cuenta de que el tiempo pasaba y cuando de pronto alzó su vuelo llamando a su familia para enseñarles lo que había descubierto, vio que su llamada no era respondida, y que sus papás y sus hermanos habían seguido su vuelo, y donde estaban ahora ya no podían oírle

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.De pronto un enorme temor se adueñó de él. De sus ojos desapareció toda esa belleza y sólo escuchaba ruidos extraños que cada vez aumentaban más su miedo y su malestar. Unos gritos de aves desconocidas resonaban por el bosque, y todo lo que antes parecía bello se convirtió en algo tétrico y fantasmal. El sol ya casi no alumbraba y temía quedarse solo en el bosque, así que salió volando en busca de su familia. Pero la noche entró y él seguía solo. Buscó entonces un lugar donde cobijarse y allí pasó la noche. Con las hojitas que había en la cueva se hizo una camita un tanto ruidosa, ya que las hojas estaban secas pero por lo menos le dieron un poquito de calor para esa noche. Al día siguiente cuando despertó no recordaba que se había perdido, pero pronto al levantarse recordó lo que había sucedido, y empezó a preocuparse.

-¡Oh, Dios mío! ¿Qué voy a hacer aquí solo? ¿Dónde está mi familia?- Y pronto descubrió cómo les echaba de menos.

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Sus papás siempre le repetían que si algún día se perdía lo que tenía que hacer era no alejarse del último lugar por donde habían pasado todos juntos, ponerse en un lugar suficientemente alto como para que pudieran verle cuando volvieran a buscarle, y que nunca dejara que el miedo le impidiera ver la realidad. -¡¡¡Es verdad!!!!- Dijo cuando recordó. -Mis papás me dijeron qué tenia que hacer si me perdía así que no tengo nada que temer, mi familia me está buscando y pronto nos reuniremos-. Así que salió de su cuevecita despidiéndose de ella y dándole las gracias por haberle ofrecido cobijo esa noche. De nuevo todo volvía a ser hermoso, y la seguridad de que encontraría a su familia le hacia volar feliz y alegre por unos parajes totalmente desconocidos para él. Pronto encontró de nuevo el lago por donde volaron la última vez, y allí buscó el árbol más alto y se posó en una de sus ramas. Mientras esperaba, empezó a canturrear y poco a poco se fueron añadiendo a su canción todos los pajarillos que habitaban por esos entornos. Él les contó que se había perdido, y decidieron cantar muy muy fuerte para que todo el que pasara pudiera oírles. Pronto su canción se podía escuchar desde muy lejos, 25


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lo que ayudó a su familia a encontrarle más rápidamente. Después de aquel día, nuestro pajarillo se había hecho más sabio. Ahora sabía que tenía que advertir siempre a su familia cuando se alejaba de ellos durante sus viajes. Sabía también que durante el camino de la vida encontraría a quienes le ofrecieran su ayuda, y lo más importante de todo, descubrió que cuando el miedo se apoderaba de él las cosas más hermosas podían parecer las más terribles.

Este cuento es una colaboración de Rosa María Roé

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GLOSARIO

Alumbrar: Proyectar luz sobre algo o alguien. Bufón: Persona vestida grotescamente que se dedicaba a hacer reír a la corte Boquiabierto: Que tiene la boca abierta a causa de la sorpresa o de la admiración Chamuscado: quemado o carbonizado superficialmente. Cálido: Que está caliente o produce calor. Cueva: cavidad subterránea o que se encuentra establecida entre rocas Estamparse: chocar- contra algo Picnic: Excursión que se hace para comer o merendar sentados en el campo. Percatarse: advertir, captar, apreciar, notar, enterarse, fijarse, reparar Repertorio: Conjunto de dichos o de noticias que una persona tiene memorizados Tiza: Las tizas son barras de arcilla que se utilizan para escribir sobre una pizarra o un pizarrón.


BIBLIOGRAFIA

Sacristan, Pedro Pablo (2011): Cuentos para dormir. https://cuentosparadormir.com/pedro-pablo-sacristan-bio-antigua


Este libro se imprimió en el mes de Marzo de 2019 en impresiones Gráfica Fenix Av. Olímpica, San Salvador





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