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CIUDAD INCLUSIVA, CIUDAD PARA TODOS

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© Jonah Markowitz

“Las ciudades actuales son exclusivas no inclusivas”.

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Si en el pasado, cuando las actividades en el Bajío, en su mayoría agrícolas y la razón de emigrar del campo a la ciudad obedecía a tener mejor acceso a oportunidades para vivir, hoy que la población se ha concentrado en las ciudades, se ha constituido el derecho a la ciudad. Es decir que sus habitantes puedan acceder a mejores oportunidades de empleo, educación, salud, recreación, en general, mejores condiciones para el desarrollo de la vida. Ahora debe hacerse énfasis en una condición de ciudad inclusiva, que garantice, sin excepción, que todas las personas que la habitan puedan desarrollar sus proyectos de vida.

Aunque la realidad es otra, el reparto de los recursos se realiza de una manera heterogénea, lo que ocasiona una grave desigualdad en sus múltiples dimensiones: económica, social, política, cultural, relacional, digital, generacional, de género y cuyas consecuencias vemos en la vida cotidiana, que solemos en ocasiones ignorar, situaciones de pobreza, déficit educativo, discapacidad, discriminaciones por razón de género, orientación sexual, económica, etc. A lo que mayor índice de desigualdad, mayor será el grado de exclusión. Sin embargo, esta desigualdad nos lleva a que se pueda ser menos resiliente a cambios o crisis, lo que detiene el desarrollo de sus habitantes en general.

Aunque existen cuestiones estructurales. que no es fácil resolver, si se pueden implementar acciones para hacer que sean más inclusivas atendiendo ciertos aspectos.

La gestión de la ciudad, realizada por los diferentes agentes públicos y privados se hace de manera descoordinada y sin un mínimo contacto por lo que habrá que crear herramientas, que permitan este trabajo coordinado y se establezcan retos compartidos, que ahora con la tecnología es factible hacerse y que ya algunas comienzan por lo menos a considerarlo.

Hoy nuestras ciudades se conciben como prestadoras de servicios lo que implica que los habitantes debamos adaptarnos a ella, cuando debe ser a la inversa que esta se adapte a las aspiraciones y necesidades, a que el ciudadano sea el protagonista y se respeten sus derechos. Por lo que cualquier intervención que se haga debiera ser prioritariamente para las personas y su condición. Eliminar los elementos del entorno que dificulten su desarrollo. Considerar que las ciudades son multiculturales, por ser una concentración de diversas maneras de ver el mundo, de tal manera que no se imponga solo una, lo que podrá debilitar los factores de exclusión social medidas correctivas y represivas contra la discriminación recurrente.

La más importante y a la que habrá que hacer mucho énfasis es en la participación activa de la población, involucrar a diferentes agentes, organizaciones sociales educativas y ciudadanos comunes para recoger sus inquietudes, necesidades, soluciones ya que no solo debe ser responsabilidad de las autoridades sino de todos lo que vivimos en la ciudad.

Esto de manera física se verá reflejado en ciudades que proporcionen entornos seguros, espacios para la salud y el bienestar, opciones de movilidad, infraestructuras y servicios, espacios públicos para afianzar las relaciones sociales, opciones de vivienda accesible para cualquier edad y condición, edificios que permitan el acceso libre a todas las personas y programas, actividades acordes a las necesidades de las personas.

Finalmente, aunque las ciudades sigan extendiéndose ya están construida, lo que hace falta es relacionarla con las personas .

Por: Arq. José de Jesús Acosta Pérez, Maestro en arquitectura y especialista en urbanismo restauración y diseño de productos inmobiliarios jesusacostaarq@gmail.com

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