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PARA QUÉ Y QUÉ HACER?

En nuestro imaginario mexicano, de manera natural, cuando visitamos un barrio tradicional o población nos dirigimos al centro de la ciudad y en particular a la plaza principal, porque es el lugar donde encontramos su origen y esencia, donde se encuentra y vive la gente, transcurre lo cotidiano de la vida colectiva a la que asisten sus habitantes. Entonces en un centro histórico esperamos ver una zona antigua, homogénea, con una fisionomía que le da carácter e identidad y que nos permitirá reconocerla y recordarla.

Sin embargo, nuestros centros históricos del Bajío son las zonas de la ciudad que más han cambiado a lo largo de la historia, y de una forma acelerada, a partir de los ideales de modernización de los años 50s. El equilibrio de la concentración, intensidad y variedad de usos que mantenía su centralidad se rompió, de tal manera que se han constituido en zonas mono funcionales (comerciales, turísticas, recreativas, etc.) que durante ciertas horas del día tienen un exceso de actividad y otras permanecen vacías, con problemas de tráfico, inseguridad, abandono y modificación de su ambiente entre muchos otros.

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Las ciudades se han extendido de manera acelerada, fragmentada y dispersa, con carencia de espacios públicos donde la gente puede encontrarse y convivir. Por lo que toman el centro como espacio de expresión y la apropiación social, como un lugar de encuentro y no de separación, como se vive el resto de la ciudad, para muchos una nostalgia por aquella convivencia perdida. Como paliativo las autoridades han hecho solo intervenciones de imagen urbana, maquillaje temporal que esconde una decadencia de puertas adentro.

Por lo que si se quieren implementar estrategias de revitalización y conservación que dinamicen los centros históricos de las ciudades, tendría que buscarse un equilibrio entre su valor histórico y el funcional, principalmente de armonizar nuevas o viejas funciones y las velocidades que tienen.

En nuestra sociedad de consumo y de globalización deben considerarse conceptos esenciales que orienten las estrategias de intervención:

-Como espacios de comunicación: los habitantes actuales de la ciudad usan poco las plazas y calles y más los espacios de consumo como sitios de reunión privada, bares, paseos de compras y entretenimiento, eventos masivos y una fuerte dependencia de la tecnología.

© Kruchin Arquitetura

-Los cambios en los viejos valores de integración o igualdad: por la diversidad donde se difunden, asimilan bienes y mensajes de otras culturas, del sentido de pertenencia a la ciudad a algunos lugares de pertenencia e interacción de grupos que nos vuelve ciudadanos del mundo. Ha aparecido una necesidad de conocer la historia, la memoria y patrimonio, como parte de un reconocernos, de sabernos diferentes y no iguales como el derecho que tenemos de ser diferentes y plurales.

© Kruchin Arquitetura

-Esto implica también reconocer la diversidad de residentes y usuarios del centro que ofrezcan soluciones adecuadas a diferentes grupos socioeconómicos.

-Pensar que el espacio no debe ser para peatones, el peatón es una forma de movilidad como lo es el automovilista, las calles y espacios públicos deben ser no solo para caminar y trasladarse o espacios de embellecimiento, sino para que la gente permanezca, conviva que permitan que sucedan cosas y pueda favorecerse la mezcla social.

-Es esencial que se implementen modelos de gestión donde la autoridad establezca criterios para que las diferentes entidades públicas trabajen de manera coordinada e integrada, así como modelos de participación ciudadana donde no solo la autoridad sea responsable, sino que integren entidades privadas y vecinos para el mejoramiento, mantenimiento, financiamiento que conformará un paisaje urbano satisfactorio. Aunque no exista una cultura de participación ni de ciudadano, ni de gobernantes si deben impulsarse pequeños laboratorios que permitan encontrar soluciones a los problemas.

Hoy más que nunca la Agenda de Desarrollo Sostenible y Hábitat III, promueve que los centros históricos sean instrumento para impulsar un desarrollo urbano sostenible y sensible a la cultura, que contribuya a combatir problemas de la urbanización contemporánea como la inequidad, la segregación, el deterioro ambiental y la deshumanización del espacio urbano.

En nuestras ciudades la identidad cultural de un ciudadano se valora en su esencia histórica vivencial, concentrada muchas veces en su centro histórico y su crecimiento posterior por lo que sus intervenciones deben fomentar el sentido del lugar y la identidad cultural.

energía solar / al alcance de todos

El uso de energías renovables en nuestros negocios y hogar es hoy en día una necesidad, una de las tecnologías que más se ha posicionado en este tema son las celdas fotovoltaicas o paneles solares, por el impacto positivo que tienen en el ahorro de luz, y también por el alto impacto positivo en el medio ambiente.

Un sistema de este tipo puede ahorrar hasta un 99% en la factura de CFE, se pueden utilizar desde grandes plantas de generación de electricidad hasta pequeñas lámparas para jardines. Es decir, se usa en la industria, el comercio, el hogar o en espacios abiertos públicos y privados.

En la industria son muy útiles para abastecer bodegas y plantas. En el comercio se pueden utilizar en cualquier centro comercial, tienda o espacio, por ejemplo, salón de eventos, que tenga un alto consumo de energía. Prácticamente a partir de facturas de CFE de 2 mil pesos en adelante, vale la pena la inversión. En espacios públicos se utiliza mucho para iluminar áreas recreativas en fraccionamientos, estacionamientos, etc.

En el hogar, es posible utilizarla para cualquier tipo y tamaño de vivienda, es posible techar la azotea con los paneles solares, con este solo hecho se reduce hasta en seis grados la temperatura dentro del hogar, pues se instalan desde 20 cm sobre el techo hasta la altura que requiera el lugar, con lo cual se puede crear un “roof garden” techado en casa. Además, existen en el mercado diferentes tipos de paneles solares con diseño arquitectónico para usar en techos o muros y con acabados como cristales transparentes o humo, con el objetivo de aprovechar la luz del sol lo máximo posible y dar una excelente vista.

Gracias a este auge en el mercado hoy en día es más fácil adquirir estos sistemas. Sumado a estos beneficios el planeta gana al evitar el efecto invernadero. Las celdas se fabrican con silicio, un material obtenido de la arena, por lo tanto, en su producción no se alteran las características de la tierra y este elemento se utiliza muy poco, en su funcionamiento tampoco contaminan, ni hace ruido, en general no afecta de ninguna forma al medioambiente, sólo, genera beneficios para toda la sociedad en general y para el medio ambiente.

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