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1 Encontrarse en el camino “Bendito Dios, por encontrarnos en el camino…”. Maná y Juan Luis Guerra.
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an llegado a uno de los momentos decisivos de su vida: han tomado la determinación de unirse para siempre a través del matrimonio. Resolver cuál será la ocupación laboral o el futuro vocacional puede ser importante para la vida de las personas. Pero decidir con quién unirán su vida sí que puede marcar sus existencias, ya sea para bien y felicidad o, sencillamente, para arruinarse la vida para siempre. Detrás de esta decisión hay una historia personal, que es única. Es la historia de amor de todos quienes decidimos un día unirnos en matrimonio según el diseño de Dios. Las maneras en que Dios nos encuentra pueden ser de lo más insólitas e inesperadas. De hecho no existen ni recetas ni fórmulas mágicas para encontrar lo que solemos llamar “la voluntad de Dios”. Y si bien todos estamos de acuerdo en que la persona con la cual nos casaremos es una respuesta a nuestras oraciones, lo válido al final es que de alguna forma tuvimos un encuentro especial con el hombre o la mujer con quien nos casaremos. Ninguna historia es igual a otra. Lo único que cuenta, para todos, es constituir un matrimonio en lo más profundo de la intencionalidad de Dios. Así nos aconteció a nosotros: Así comenzó nuestra historia: En mi etapa de estudiante universitario decidí buscar una residencia con alguna familia de la iglesia a la que asistía. Así fue como llegué al hogar de Noemí. Esa primera semana oía hablar de una de las integrantes del grupo familiar que andaba de vacaciones. Hasta que un día en la mañana, en que todos hablaban en voz baja porque la “Milcita” estaba descansando del viaje, apareció ella en el comedor… somnolienta, chocando con los muebles, despeinada y de pijama. Cuando la vi, me causó gracia su aspecto, pero al mismo instante pensé para mí: “Con una mujer así me gustaría casarme…”. 9