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Preston A. Taylor Traducido por Arnoldo Canclini
EDITORIAL MUNDO HISPANO
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EDITORIAL MUNDO HISPANO
7000 Alabama Street, El Paso, Texas 79904, EE. UU. de A. www.editorialmh.org
Nuestra pasión: Comunicar el mensaje de Jesucristo y facilitar la formación de discípulos por medios impresos y electrónicos. Apocalipsis: Jesús, el Rey de reyes. © Copyright 2009, Editorial Mundo Hispano, 7000 Alabama Street, El Paso, Texas, Estados Unidos de América. Traducido y publicado con permiso. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción o transmisión total o parcial, por cualquier medio, sin el permiso escrito de los publicadores. Publicado originalmente en inglés como Revelation. Jesus King of Kings, por Tate Publishing, © copyright 2005 por Preston A. Taylor. Las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia: Versión ReinaValera Actualizada, 2006. Editor: Rubén Zorzoli Diseño de páginas: Gloria Williams-Méndez Portada: Pablo Antonio Ramírez Losada Foto en páginas interiores: Amanecer en el mar Muerto, Rubén Zorzoli Primera edición: 2009 Clasificación Decimal Dewey: 251.02 Tema: Sermones Apocalipsis ISBN: 978-0-311-43058-1 EMH Art. No. 43058 2.5 M 10 09
Impreso en Colombia Printed in Colombia
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CONTENIDO Presentación ......................................................................... 5 Prefacio.................................................................................. 7 Introducción al libro de Apocalipsis...................................... 9 1 Un libro que bendice, 1:1-3............................................ 21 2 Las bendiciones del Dios trino, 1:4, 5 ............................ 27 3 La canción de los redimidos, 1:5, 6 ................................ 33 4 ¿Por qué Jesucristo viene otra vez? 1:7, 8 ....................... 39 5 Una visión del Salvador glorificado, 1:9-16 ................... 47 6 Tres temores comunes, 1:17-20 ...................................... 55 7 Jesús conoce a la iglesia carente de amor, 2:1-7 ............. 61 8 Una iglesia sobresaliente, 2:8-11 .................................... 69 9 Jesús habla a una iglesia en un lugar problemático, 2:12-17...................................... 75 10 Jesús habla a una iglesia con una falla fatal, 2:18-29...... 81 11 Una especie en peligro de extinción, 3:1-6..................... 89 12 La iglesia de mis sueños, 3:7-13...................................... 97 13 Una carta ardiente a una iglesia tibia, 3:14-22 ............ 105 14 Una mirada dentro del cielo, 4:1-11 ............................ 113 15 El libro del destino, 5:1-14............................................ 121 16 Los primeros seis sellos, 6:1-17 ..................................... 129 17 La genealogía espiritual de la iglesia, 7:1-8 .................. 137 18 Una visión de la iglesia en el cielo, 7:9-17.................... 141 19 Las cuatro primeras trompetas de juicio, 8:1-13 .......... 147 20 Juicios de las trompetas, 9:1-21 .................................... 153 21 Un ángel poderoso y un librito, 10:1-11....................... 159 22 Un drama de cuatro actos, 11:1-19 .............................. 167 23 El pueblo de Dios enfrenta al diablo, 12:1-17 .............. 175 24 El Anticristo que vendrá, 13:1-10................................. 183 25 El falso profeta, 13:11-18.............................................. 191
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26 Profecías en símbolos, 14:1-20...................................... 197 27 Una señal que anima a los creyentes, 15:1-8................ 205 28 Las copas de la ira de Dios, 16:1-21............................. 211 29 Babilonia: la prostituta religiosa, 17:1-18 ..................... 219 30 El colapso de Babilonia, 18:1-24 .................................. 229 31 Las aleluyas del cielo son para hoy, 19:1-10 ................. 239 32 El retorno espectacular de Cristo, 19:11-21................. 247 33 El milenio: una era de gloria, 20:1-10 .......................... 253 34 El juicio del gran trono blanco, 20:11-15..................... 261 35 Las riquezas del cielo, 21:1—22:5................................ 269 36 Conclusiones cautivantes, 22:6-21................................ 279
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PRESENTACIÓN Para mí es un privilegio presentarles el nuevo libro de Preston A. Taylor, Apocalipsis: Jesús, el Rey de reyes. Usted encontrará una excelente introducción al último libro de la Biblia y sermones cautivantes que le ayudarán en su tarea como predicador o maestro de la Biblia.
Permítanme explicarles por mi propia experiencia lo que ha significado el trabajo del hermano Taylor a lo largo de sus muchos años de ministerio. Cuando yo comenzaba mi ministerio pastoral en Bahía Blanca, Argentina, comencé a recibir por correo, cada dos o tres meses, un “rollo” de hojas mimeografiadas. El remitente era “Preston A. Taylor”. Cuando pregunté a otros colegas de qué se trataba aquel envío, ellos me contaron que el hermano Taylor preparaba sus estudios de la Biblia para su propio uso, pero había tomado la excelente costumbre de enviarlo a todos sus colegas en Argentina para que quien quisiera pudiera usarlos en sus propios mensajes o estudios de la Biblia. Confieso que el material era rico y me ayudó más de una vez a tener algo fresco que compartir con mis hermanos.
Más adelante pude conocer al hermano Preston y apreciar su persona. Él es alguien que da lo que tiene. No solo quería compartir con todos los que fuera posible aquello que él había preparado para su propio uso, sino que de su bolsillo mimeografiaba aquellas páginas y las ponía en el correo cada dos o tres meses para los más de 300 pastores que lo recibíamos.
A lo largo de su vida Preston ha continuado con aquella costumbre de 40 años atrás. Sus libros reflejan lo que él estudia, ilustra y predica de la Palabra de Dios. Lo que tiene lo comparte
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con otros. Al conocer su vida, puedo decir sin lugar a dudas que él es un ejemplo de aquello que le dijeron Pedro y Juan al mendigo en la puerta del templo: “…lo que tengo te doy” (Hech. 3:6). ¡Aquí va otro regalo de Preston A. Taylor para usted! —Rubén Zorzoli
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PREFACIO
Le agradezco por su interés en la Biblia y especialmente por el último libro de la Palabra inspirada por Dios. Pido a Dios en oración que la interpretación de Apocalipsis en este libro pueda ser algo que usted aprecie y atesore. Luego de mucha oración y estudio, he intentado presentar el mensaje de Apocalipsis en una manera entendible y útil. Cada capítulo es una unidad completa con verdades que cambian la vida y que esperan ser descubiertas. Muchas de las visiones que Juan escribió son altamente simbólicas y hay muchos símbolos que no se pueden interpretar literalmente. Por ejemplo, se describe a Jesús como el León y el Cordero, lo cual son símbolos. Se ve al diablo como un dragón. Detrás de los símbolos hay grandes verdades; debemos ver esas verdades sin quedarnos empantanados con el símbolo mismo. El fascinante libro de Apocalipsis se ilumina con unas 300 referencias o alusiones al Antiguo Testamento en los 404 versículos del mismo. Las profecías difíciles en Apocalipsis no podrán entenderse en su totalidad hasta que lleguemos al Otro Lado. La Biblia afirma: “Ahora vemos oscuramente por medio de un espejo, pero entonces veremos cara a cara” (1 Cor. 13:12). No debemos esperar clones que afirmen cada uno de nuestros conceptos en el drama de 22 capítulos que presenta Juan por medio de símbolos, cartas y profecías. Que el Señor de gloria le bendiga con su gozo constante mientras estudia y comparte el mensaje del “Cordero de Dios”, que es la verdad central de Apocalipsis. En el poderoso nombre de Jesús, Preston A. Taylor
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INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE APOCALIPSIS
Uno de los candentes temas de discusión durante los tiempos del Antiguo Testamento era: ¿Cuándo va a venir el Mesías? Jesucristo, el Mesías e Hijo de Dios, nació hace dos mil años como muchos profetas habían escrito a través de los siglos. El libro de Apocalipsis sigue siendo un libro esplendoroso porque queremos saber más acerca del regreso de Cristo, del Armagedón y de temas relacionados. Después de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo, la gente sigue preguntando: ¿Cuándo regresará Jesucristo? Cuando Jesús ascendió y los apóstoles contemplaban el cielo vacío, dos visitantes celestiales les dijeron que ese mismo Jesús vendría de nuevo de la misma manera en que lo habían visto ir al cielo (Hech. 1:9-11). La promesa del regreso de Cristo es una parte vital de nuestra fe.
Considere cuatro palabras griegas El Nuevo Testamento usa cuatro palabras griegas para la Segunda Venida de Jesús. La primera palabra es revelación. La palabra griega es apokalupsis, que significa revelación, descubrimiento, poner al descubierto. Juan usa esta palabra solo en Apocalipsis 1:1. Aparece también en Lucas 2:32 y Efesios 3:5. Se encuentra la palabra revelación también en 1 Pedro 1:7, 13 que afirma que debemos poner nuestra esperanza en la apokalupsis, mientras la fe está siendo “probada con fuego”. La segunda palabra que se relaciona con el regreso de Jesús es venida. La palabra griega es erjomai que simplemente significa “venida”. Apocalipsis 1:7 y 22:7, 12, 20 hablan de la venida de Cristo cuando todos lo verán. Así, su venida será abierta y visible, no en secreto. Jesús dijo que él regresaría (erjomai) “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días” (Mat. 24:29; comp. Mar. 13:26; Luc. 21:27; 2 Tes. 1:10). La tercera palabra que se relaciona con el regreso de Jesús es presencia. La palabra en griego es parousia. Marcos 13:4 afirma que Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron a Jesús: “¿Y qué señal habrá de tu venida [presencia] y del fin del mundo?” (Mat. 24:3). Primera Corintios 15:23 afirma que Cristo resucitará los cuerpos de los creyentes muertos en su venida. Cristo vendrá “con todos sus santos” (1 Tes. 3:13). Segunda Tesalonicenses 2:1 afirma que Cristo viene y que los
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creyentes seremos reunidos con él. Pablo escribió que Cristo regresará después de la apostasía y de la manifestación del “hombre de iniquidad” (2 Tes. 2:1-5). Entonces Cristo destruirá al Anticristo en su venida o parousia (2 Tes. 2:8). Una cuarta palabra que se relaciona con el regreso de Jesús es manifestación. La palabra griega es faneroo, que significa manifestar o mostrar abiertamente. Colosenses 3:4 afirma: “Cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces también vosotros seréis manifestados con él en gloria”. Primera Pedro 5:4 afirma: “Al aparecer [faneroo] el Príncipe de los pastores, recibiréis la inmarchitable corona de gloria”. Compare 1 Timoteo 6:14; Tito 2:11; 1 Juan 3:2, 5. Solamente tres de los doce apóstoles originales escribieron libros que están en el Nuevo Testamento: Mateo, Juan y Pedro. Pablo escribió varias cartas; Santiago y Judas, dos medios hermanos de Jesús, escribieron sus obras y también Marcos y Lucas. Después de que los apóstoles siguieron a Jesús cerca de tres años y medio, después de la venida del Espíritu en Pentecostés, y después de todo lo que aprendieron a través de los años, los escritores del Nuevo Testamento usaron un lenguaje sencillo para describir el retorno de Jesús. Ninguna de las cuatro palabras relacionadas con el regreso de Jesús sugiere una doble venida de Jesús, o un rapto y partida al cielo con el regreso siete años después.
La gran tribulación Prácticamente todo el que lee Apocalipsis tiene interés en “la gran tribulación”. Examinemos este tema fascinante. La expresión ocurre tres veces en el Nuevo Testamento (más Apoc. 2:22). Mateo 24:21 se refiere a la “gran tribulación” de Israel. La segunda referencia aparece en Hechos 11:19: se refiere a la gran tribulación (thlipsis) de la iglesia, aunque varias versiones traducen la palabra “tribulación” con sinónimos tales como tormento, angustia o persecución. Sin embargo, Hechos 11:19 afirma la tribulación así como lo hace Mateo 24:21. El tercer texto acerca de la gran thlipsis aparece en Apocalipsis 7:14 y se refiere a los redimidos que están saliendo continuamente (ver el tiempo presente en el griego) de la gran tribulación. Revisemos estas tres expresiones de “la gran tribulación”.
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La gran tribulación de Israel Jesús predijo la “gran tribulación” de Israel en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. Él dijo que esto sería el cumplimiento de la “abominación desoladora” de la cual habló Daniel (Mat. 24:15; Dan. 9:24-27). Además, Jesús declaró que habría “gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás” (Mat. 24:21, cursivas nuestras). El escritor usó un negativo doble en griego para énfasis. De nuevo, Jesús dijo que la tribulación judía en 70 d. de J.C. sería una catástrofe como no ha habido desde la fundación del mundo, ni habrá jamás otra tan radical. Lea las notas en algunas Biblias sobre este pasaje que tratan de posponer esta profecía. Jesús trató con dos preguntas que Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le formularon (Mar. 13:4). Las preguntas tienen que ver con el regreso de Cristo y la destrucción de Jerusalén. Marcos y Lucas tienen una pregunta acerca de “la destrucción de Jerusalén” que ayuda a aclarar lo que para muchos puede ser confuso. Haga a un lado Mateo 24 por un momento y mire lo que Marcos y Lucas escribieron acerca de “la gran tribulación” de Israel. Jesús les dijo a dos pares de hermanos (Pedro y Andrés; Jacobo y Juan) que el templo y la ciudad de Jerusalén, que ellos miraban con admiración, serían destruidos y que no quedaría piedra sobre piedra (Mar. 13:3, 4). Antes de ese evento la tribulación ocurriría en toda Jerusalén y en los alrededores. Jesús dijo que habría guerras, cristos falsos, terremotos, hambrunas y crueles azotes pasarían antes de la caída de la ciudad (Mar. 13:1-14). Jesús asoció la “abominación desoladora” o las cosas que profanan el templo con su destrucción. En Marcos 13:19 Jesús dijo: “Porque aquellos días serán de tribulación como nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta ahora, ni habrá jamás” (cursivas nuestras). Jesús dijo que esos terribles días serían en “esta generación” (13:30). Cristo dijo que si Dios no hubiese acortado esos días, la nación judía hubiera sido completamente eliminada (13:20). La gran tribulación judía sigue siendo explicada en Lucas 21. El templo sería destruido y el pueblo judío sufriría angustia como nunca la habían conocido antes. Esa generación enfrentaría guerras, disturbios, terremotos, hambrunas y peste. Sin embargo, Cristo prometió a sus seguidores que antes de que los “dolores de parto” de la gran tribulación vinieran sobre Jerusalén, él les daría palabras para defenderse, hasta en las cortes (Luc. 21:15). ¡Y sí lo hizo!
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Se pueden determinar tres razones básicas para la “la más grande tribulación” de Israel. Primera, ellos no conocieron “el día de su visitación”. Jesús advirtió a los judíos que ellos habían rehusado aceptarlo como el Mesías de Dios. Cristo entró a Jerusalén cabalgando en un asno durante la última semana de su vida antes de su crucifixión. Al acercarse a Jerusalén, él miró a la ciudad y lloró con un corazón quebrantado. Dijo que pronto vendrían los días cuando el enemigo rodearía esa ciudad y la oprimirían por todas partes. Él dijo que el enemigo destruiría esos lugares sagrados “por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Luc. 19:44). Ellos no aceptaron a Cristo y no entendieron que él era y es Dios encarnado, y que Cristo los había visitado para ofrecerles vida eterna. El rechazo de Jesús fue un error que les costó la vida. Una segunda razón para “la más grande tribulación” de Israel fue su reacción en el juicio de Jesús. Cuando Pilato tuvo que tomar una decisión acerca de liberar a Jesús o a Barrabás, “los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús” (Mat. 27:20). Cuando Pilato vio que no podía persuadir a la gente de dejar libre a Jesús, se lavó las manos diciendo que él era inocente de la sangre de Cristo. Entonces la gente gritó: “¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” (Mat. 27:25). Una tercera razón para “la más grande tribulación” (thlipsis) fue su desobediencia a los claros mandamientos de Cristo. Él les advirtió que huyeran de Judea y de Jerusalén cuando vinieran los ejércitos romanos. Cristo dijo: “Los que estén en Judea huyan a los montes...” (Mar. 13:14 ss.; Luc. 21:20). Cristo dijo que los días de venganza vendrían sobre ellos y que su única esperanza de sobrevivencia sería irse tan rápido como pudieran sin mirar atrás. Además, Cristo dijo: “Porque habrá gran calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo” (Luc. 21:23, cursivas nuestras). Él también declaró que el pueblo de esa generación caería a filo de espada, sería llevado en cautividad y “Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles” (Luc. 21:24). Dios va a seguir injertando un remanente de judíos creyentes en el árbol de olivo, así como los gentiles también llegaron a ser una parte del olivo por arrepentimiento personal y fe (Rom. 11:23, 24). En su comentario sobre Mateo, William Barclay cita de Guerras de
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los judíos de Josefo. Más de 1.100.000 judíos murieron dentro de la ciudad de Jerusalén durante el sitio romano de 66-70 d. de J.C. Noventa y siete mil fueron llevados cautivos a todas las naciones. La hambruna devoró a millares y millares. Las calles de Jerusalén se llenaron de cadáveres. Jóvenes y niños rondaban por los lugares de mercado dentro de la ciudad como sombras y caían muertos de enfermedad y de hambre mientras los romanos acampaban afuera de la ciudad. La gente, según Josefo, masticaba madera, cuero y hasta comía excremento. Una mujer asó a su propio hijito y se lo comió. Cuando los soldados romanos entraron en la ciudad, muchos de ellos volvían las espaldas por las horribles escenas. El pueblo rehusó aceptar las advertencias de Cristo y por eso Jesús dijo que ellos enfrentarían “gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás” (Mat. 24:21, cursivas nuestras). Esa tribulación judía continúa “hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles” (Luc. 21:24).
La gran tribulación de la iglesia La palabra “tribulación” con su ortografía griega thlipsis ocurre alrededor de 25 veces en la Biblia. Tribulación tiene muchos sinónimos: presionar, exprimir, atormentar, afligir, perseguir, cazar, perseguir con malevolencia, sobrecargar y comprimir. Más a menudo la tribulación viene contra el pueblo de Dios por parte de Satanás y del mundo (¡excepto donde explotan las luchas denominacionales y eclesiásticas!). Dios permite que su pueblo pase por tribulación en ocasiones para purificarlos. El Nuevo Testamento menciona la persecución o la tribulación del pueblo de Dios varias veces. Pero, ¿qué acerca de la iglesia y la “gran tribulación”? ¿Viene la tribulación solo al fin de la historia y están los cristianos exentos de ella? Considere lo siguiente. Hechos 11:19 menciona “la tribulación” de la iglesia que empezó con la lapidación de Esteban (la misma palabra griega thlipsis de Mat. 24:21 y Apoc. 7:14). Robert Kramer da excelentes discernimientos de la “iglesia atribulada” en sus escritos titulados Second Thoughts (Pensándolo de nuevo). Desafortunadamente, gran parte de las versiones bíblicas no siguen el texto griego que enfatiza la gran tribulación de la iglesia. Hechos 8:1 menciona la muerte de Esteban cuando Pablo consentía en su muerte. Hechos 11:19 en el texto griego afirma: “Ahora, los que fueron esparcidos por la tribulación [thlipsis] de Esteban”. La gran tribulación de la iglesia empezó hace dos mil años con la
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muerte de Esteban. Algunos hablan y escriben como si la “gran tribulación” viniera solamente al fin de la historia en un período de siete años. Lo que muchos no pueden comprender es que Apocalipsis 8—18 no se refiere a la gran tribulación de la iglesia, sino a la “ira de Dios” contra un mundo incrédulo. Otra vez, esos capítulos describen la ira de Dios, no “la gran tribulación”. La ira de Dios viene cerca del fin de la “gran tribulación” que empezó con la muerte de Esteban y que continuará hasta el regreso de Jesús. Entonces Dios derramará su ira sobre el Anticristo y sus seguidores, no sobre su iglesia. Lea otra viñeta de la “tribulación temprana de la iglesia” en Hechos 12:1, 2. Esta historia se refiere al asesinato de Jacobo, el hermano de Juan. Herodes hizo decapitar a ese apóstol. ¿Usted cree que esa clase de muerte incluye una experiencia de “gran tribulación”? Jesús alertó a sus discípulos al hecho de los tiempos difíciles cuando declaró: “En el mundo tendréis aflicción [tribulación]” (Juan 16:33). Pablo preguntó si tribulación, angustia, persecución, hambre o espada nos separarían del amor de Cristo. Luego escribió que el pueblo de Dios “somos muertos todo el tiempo”, pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Cristo (Rom. 8:35; Hech. 14:22). ¡El río de tribulación sigue corriendo! El emperador Nerón hizo arrojar a decenas de cristianos a los leones, y centenares más fueron muertos quemados, envueltos en pieles de animales que habían sido saturadas de aceite. Él ordenó que Pablo fuera decapitado. Simón Pedro fue crucificado cabeza abajo. Juan escribió en Apocalipsis 1:9, cuando era prisionero en la isla de Patmos durante el reinado del emperador Domiciano, que era “copartícipe en la tribulación”. El río de “gran tribulación” que empezó en Jerusalén con la muerte de Esteban ha continuado a través de los siglos. Si uno quiere leer más acerca de la tribulación del pueblo de Dios, lea Foxe’s Book of Martyrs (El libro de los mártires de Foxe). ¿Estamos ciegos a lo que pasa actualmente en muchos países respecto a la muerte y persecución de cristianos? Durante el último siglo más cristianos murieron por su fe que en cualquier siglo desde Pablo. Se siguen relatando historias de los que mueren cada año por su consagración a Jesús. La “gran tribulación” continúa.
La gran tribulación de Apocalipsis 7:14 Apocalipsis 6 describe la historia de la iglesia desde la ascensión de
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Cristo hasta su regreso. Cristo vendrá de nuevo cuando Gabriel toque la séptima trompeta (1 Cor. 15:51, 52; 1 Tes. 4:16, 17; Apoc. 11:15; 19:6, 7). Los primeros cuatro sellos con los cuatro jinetes del Apocalipsis dan la historia continua de la iglesia durante los siglos de tribulación desde el martirio de Esteban (Apoc. 6:1-11). Apocalipsis 6 da un panorama de los mártires o almas “debajo del altar” (en el cielo). En Apocalipsis 6:12-17 hay un anticipo de las plagas de la ira de Dios que se derramará sobre el reino del Anticristo. La descripción de la “ira de Dios” empieza en el capítulo 8 con las trompetas del juicio seguida por las copas de la ira. Ese cuadro básicamente sigue hasta el capítulo 18, con unos cuantos intervalos. Apocalipsis 7:14 puede ser una “vista retrospectiva” que Juan vio en una visión. Él sufrió como prisionero en Patmos, una isla como de 8 km de ancho y 16 km de longitud en el mar Egeo. Juan vino a comprender la “tribulación” durante su tiempo en esa isla en la zona central del norte del Mediterráneo. Él recordaba a muchos de los santos de Dios que habían sufrido y muerto por su fe. En su mente estaba fresca la historia de los martirios de Esteban, Jacobo, Pedro, Pablo y otros. Esos santos de Dios estaban entonces en la presencia de Dios que Juan describió como almas “debajo del altar” (6:9). Cuando se hace la pregunta acerca de quiénes son los que están en “vestiduras blancas” y de dónde vienen, uno de los veinticuatro ancianos dijo que proceden (erjomai: vienen: tiempo presente y continuamente) “de la gran tribulación”. Ellos que están saliendo de tales experiencias habían sido redimidos por la sangre de Cristo y tienen el gozo de servir a Dios ya sin ninguna tribulación, hambre o llanto (7:14-17). Algunos de los mártires pueden ser los que mueren cerca del fin de la historia conforme la tribulación se intensifica. Muchos otros son los que han muerto a través de los siglos.
Una mirada aclaratoria a Daniel 9:24-27 Los babilonios llevaron cautivo a Daniel en 606 a. de J.C. Esa cautividad duró 70 años, hasta cerca de 536. Cerca del fin de la vida de Daniel, Gabriel informó a Daniel que dentro de unos pocos años después del regreso de la cautividad de ellos, Jerusalén y el templo serían reconstruidos. El ángel también dijo que habría setenta veces siete años (490 años) después de la reconstrucción antes de que el Mesías viniera a hacer su obra.
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Daniel 9:24-27 declara que el Mesías “confirmará un pacto con muchos… por una semana”. “En la mitad de la semana” setenta, el Cristo o Mesías sería “quitado” o crucificado. Cristo haría un sacrificio eterno por los pecados del mundo. Jesús dijo desde la cruz: “¡Consumado es!” (Juan 19:30). La palabra griega es un perfecto pasivo indicativo, tercera persona del singular, que indica que la obra de redención ha sido acabada de una vez por todas y no se repetirá. Jesús hizo el “nuevo pacto” mediante su sangre que él derramó en la cruz del Calvario. Aunque él fue crucificado en la mitad de la semana setenta, continuó ofreciendo ese nuevo pacto a Israel en la última parte de la semana setenta, conforme los apóstoles predicaban “actuando con ellos el Señor” (Mar. 16:20; Second Thoughts, Kramer). En Daniel 9:26 la profecía declara que algún tiempo después de la muerte del Mesías, “el pueblo de un gobernante que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Con cataclismo será su fin, y hasta el fin de la guerra está decretada la desolación”. El “gobernante que ha de venir” y que “destruirá la ciudad” fue profetizado por Jesús en Mateo 24:15: “Pero cuando veáis que la abominación desoladora se ha establecido donde no debe estar… entonces los que estén en Judea huyan a los montes”. Ese gobernante fue el general Tito que dirigió su ejército romano contra Jerusalén y destruyó el templo durante los años 66-70 d. de J.C. Así como las profecías acerca del nacimiento, muerte, resurrección y ascensión de Jesús se han cumplido, de igual manera las profecías de Daniel acerca de “la abominación desoladora” y de la destrucción de Jerusalén se han cumplido, y esos eventos nunca se repetirán. En sus escritos titulados Second Thoughts (Pensándolo de nuevo), Robert Kramer señala varios hechos notables: 1. Él afirma que entre la semana 69 y la 70 de Daniel 9:24-27 no hay un hueco de un año ni de 5.000. El texto habla de 70 semanas de años (490), y esto debe estar bien entendido. El acto de separar las semanas de 69 y 70 con un espacio de miles de años es un gran error. La expresión de 70 semanas indica una unidad de tiempo, no una separación de siglos. Es un agregado a la Palabra de Dios, no está allí. Cristo fue el sacrificio para las transgresiones de Israel en medio de semana 70, como dice el texto. Cristo ha terminado con las transgresiones de la
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ley por su propio sacrificio en la cruz del Calvario. Él ha llegado a ser el sacrificio eterno y final, y el mediador del nuevo pacto (Isa. 53:8; Heb. 9:15). 2. El Anticristo nunca se revela o se implica en Daniel 9:24-27.
3. La “gran tribulación” no se menciona en Daniel 9, ni hay ninguna declaración de que la “gran tribulación” duraría siete años. De acuerdo con los textos de Hechos 11:19 y 8:1 la “gran tribulación” empezó contra la iglesia con la lapidación de Esteban.
4. La “gran tribulación” y las plagas de la ira de Dios son distintos eventos. La tribulación (persecución) es el ataque del mundo contra el pueblo de Dios y continúa (Apoc. 6:1-11). La ira de Dios es su juicio contra el diablo, el Anticristo y los que rechazan a Cristo, que empieza en Apocalipsis 6:12 con la apertura del sexto sello, tiene un interludio en el capítulo 7 con una visión de la iglesia, y continúa desde Apocalipsis 8:1 hasta al final del capítulo 18. 5. La Biblia afirma que Cristo regresará y luego tendrá lugar el rapto. La Biblia nunca afirma que los creyentes serán arrebatados antes de la tribulación o llevados al cielo por siete años. El sufrimiento y la muerte, así como el regreso de Cristo, son siempre inminentes.
6. El regreso de Cristo es un evento público. La idea de un rapto secreto es ficticia, no bíblica. Las cuatro palabras griegas describen el regreso de Cristo como abierto, nunca secreto.
7. Pablo escribió que Cristo vendrá después de la tribulación y después que aparezca el Anticristo (2 Tes. 2:1- 3). Él afirmó en 2:1 de esta carta el orden: “…la venida de nuestro Señor Jesucristo [el regreso visible, único] y nuestra reunión con él”, que es el rapto.
8. Cristo afirmó que su venida sería después de “la tribulación”, y nunca antes de ese tiempo (Mat. 24:29, 30; Mar. 13:24-26).
9. Pedro y Pablo dijeron que el creyente debe esperar la “manifestación”, “revelación” o regreso de Jesús, no en el rapto anticipado (1 Ped. 1:7, 13; 1 Cor. 1:7).
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La teoría del gran rapto tardío David MacPherson es hijo y nieto de pastores y autores evangélicos. Estudió en Wheaton y se graduó del Long Beach State College en California. Por varios años MacPherson trabajó como reportero de noticias en periódicos, televisión y radio. Logos International y Omega Publications publicaron el libro de MacPherson The Incredible Cover-Up (El increíble encubrimiento). Moody Press (septiembre, 1974) dijo que el escrito es “cuidadoso, informado... y vale la pena adquirirlo”. Arthur Katterjohn, de Wheaton, escribió: “Un libro fascinante, escrito en un estilo ligero y fácil de leer”. Christianity Today (febrero 1, 1974) aplaudió el libro. MacPherson visitó bibliotecas en Escocia, Inglaterra y los Estados Unidos mientras investigaba el punto de vista pretribulacional de la venida de Cristo. David MacPherson cree en el regreso premilenario histórico de Jesús. Este punto de vista afirma que Cristo regresará antes del milenio o su reinado de mil años en la tierra, pero no antes de la tribulación. Los principios básicos de la venida histórica y premilenaria de Cristo incluyen lo siguiente: Cuando Cristo regrese, resucitará y glorificará los cuerpos de los creyentes fallecidos y dará a los creyentes vivos cuerpos inmortales. Los dos grupos son “raptados” o llevados para estar con Cristo. Las bodas de Cristo y su Novia tienen lugar en el gran banquete (Mat. 25:1-13). Cristo derrotará a sus enemigos y establecerá su reino mesiánico. Al final de este milenio, serán derrotadas las fuerzas de Satanás y de Gog y Magog (Apoc. 20:9). Tendrá lugar el juicio y empezará la eternidad. Vayamos a la época de 1830. Robert Norton recibió su doctorado en medicina en 1829 en Edimburgo, Escocia, de la Facultad de Medicina de esa Universidad. En su libro intitulado The Restoration of Apostles and Prophets (La restauración de los apóstoles y profetas, 1861) escribió que Margaret Macdonald (hermana de los predicadores) había experimentado una visión en la primavera de 1830 en la que vio una venida de Cristo en dos etapas. De acuerdo con el doctor Robert Norton, esa era la primera vez que se había hecho una distinción en el regreso de Cristo (MacPherson, p. 37). El relato escrito de Margaret Macdonald de esa experiencia se da en las páginas 151-157 en The Incredible Cover-Up. Durante esta época, J. N. Darby fundó la iglesia de los Hermanos
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de Plymouth (Plymouth, Inglaterra). Él tomó prestada la visión de Margaret Macdonald, modificó y popularizó sus criterios sin darle crédito por los mismos. Durante ese tiempo Darby introdujo la idea de un “rapto dividido y secreto” (tomado de Margaret Macdonald) y también de un paréntesis entre la semana 69 y 70 en Daniel 9:24-27. Darby y William Kelly proclamaron la teoría dispensacional alrededor de 1830, presentando también la idea del Evangelio de Mateo como judío y dispensacional. Los escritores pretribulacionistas dicen que los escogidos de Mateo 24:22 se refieren a Israel y no a la iglesia. Entonces, ¿Mateo 28:18-20 es para los cristianos o no? Primera Pedro 1:2; 5:13; Romanos 8:33; y Colosenses 3:12 mencionan a “los escogidos”. ¿Esos escogidos excluyen a la iglesia? Entendemos que “los escogidos” incluyen a todos los creyentes, judíos y gentiles. J. N. Darby ayudó a establecer el patrón para numerosos escritores y predicadores pretribulacionistas del presente. C. H. Macintosh abordó el tren pretribulacionista del rapto de Margaret MacdonaldDarby-Kelly. Más tarde, James Gray y Gabelein adoptaron esos puntos de vista. El mayor ímpetu para el movimiento pretribulacionista y dispensacional vino con la Biblia de Referencia Scofield. John Walvoord, quien fuera en vida presidente del Seminario Teológico de Dallas, escribió que los únicos “textos de rapto pretribulación” en la Biblia son Juan 14:1-3, 1 Corintios 15:51, 52 y 1 Tesalonicenses 4:16, 17. Sin embargo, el pasaje de Corintios se refiere al “cambio” que tiene lugar en la vida de los creyentes, vivos y muertos, cuando Cristo regrese, y no dice nada de un “rapto pretribulación”. El pasaje de Tesalonicenses dice que el rapto tiene lugar después de la venida (parousia) de Cristo, y nunca da una palabra acerca de ir al cielo durante un tiempo de tribulación de siete años. Lo mismo pasa con Juan 14. Oswald J. Smith (pastor por largo tiempo de la famosa iglesia misionera mundial llamada “La Iglesia del Pueblo”, en Toronto, Canadá) afirmaba que al principio de su ministerio él creía en la teoría prerapto por la influencia del libro Jesus Is Coming (Jesús viene) de Blackstone, por conferencias de profecía, por escuelas bíblicas y por la Biblia de Referencia Scofield (primera edición 1909). Más tarde él llegó a convencerse de que el rapto viene después de la tribulación. Oswald Smith escribió: “He descubierto que no hay un solo versículo en la Biblia que afirme la teoría pretribulacionista” (p. 144, The Incredible Cover-Up).
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La parábola de la higuera Algunos que sostienen el criterio del rapto pretribulacionario enseñan enfáticamente que la historia de la higuera (Mat. 24:32; Mar. 13:28) prueba que ahora estamos en la generación final. Jesús enseñó que la analogía de la higuera señalaba a la destrucción próxima de Jerusalén. Cristo mencionaba señales y “dolores de parto” de eventos caóticos que señalaban el fin de Jerusalén, del templo y de esa época (Mar. 13:1-10; Luc. 21:7-12). Él nunca implicó que dos mil años después la formación del estado de Israel sería una señal de su regreso. Él dijo que la generación de los discípulos vería esos dolorosos días cuando Israel sufriría la “gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás” (Mat. 24:21; comp. Mar. 13:19; Luc. 21:20-24, cursivas nuestras). La “gran tribulación” de Israel ha pasado, aunque Jerusalén será pisoteada “hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles” (Luc. 21:24). Yo creo en una venida de Jesús “histórica premilenaria”, pero no en un “rapto pretribulación”. Jesús viene antes del milenio, pero no antes de la “gran tribulación”, la que ha continuado por dos mil años. Cuando Jesús venga detendrá la tribulación que su pueblo está soportando, y pondrá fin al Anticristo y a su reino. Si dejamos a la Biblia decir lo que dice, muchos arreglarán de nuevo algunas de sus creencias del fin de los tiempos, tales como las de la serie de ficción Left Behind (Dejados atrás); la plática acerca de la generación terminal tiene que ser permanentemente actualizada. Los puntos de vista diferentes que algunos tienen acerca de “la gran tribulación” y temas relacionados no debiera inquietarnos al aceptar la Palabra de Dios como inspirada divinamente y autoritativa. Los cristianos creen que Jesús derramó su sangre por la redención de la humanidad y regresará en poder y gloria. Sabemos que Cristo es Señor y esto es lo que debe unirnos. El lector debe mostrar gracia hacia otros acerca de los puntos de vista que ellos tienen acerca de los eventos del fin de los tiempos sin corregirlos por convicciones que pueden no tener paralelo con las suyas. Debemos permanecer humildes al interpretar Apocalipsis, Ezequiel y otras partes difíciles de la Palabra de Dios porque ningún ser humano es omnisciente. Que Dios lo llene con su presencia al considerar el mensaje de redención mediante Jesucristo que viene de nuevo.
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Apocalipsis 1:1-3 n el siglo pasado, un tejano llamado Ira Yates cambió su negocio por un campo azotado por los vientos, lleno de cactus y malezas, donde se criaban cabras. Unos meses más tarde, un equipo de sismógrafos hizo una visita a este hombre en el sudoeste de Texas, le habló de la posibilidad de encontrar petróleo en su campo y él firmó un contrato de excavación. El primer pozo produjo 80.000 barriles de crudo por día y el segundo 150.000. Aquel hombre se hizo multimillonario de la noche a la mañana. Seguramente aceptaríamos una bendición que nos cambie de esa manera, ¿no es cierto? En el último libro de la Biblia, el apóstol Juan escribe de bendiciones espirituales que son mucho más grandes que las financieras. Apocalipsis 1:3 es la inquebrantable promesa de Dios que cambia la vida de toda persona que lee, oye y guarda las palabras de este libro. Podemos notar el triple secreto de las bendiciones prometidas por Dios en este texto de Apocalipsis 1:1-3.
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1. Bendice a los que lo leen Se promete una bendición al que lee el libro de Apocalipsis. El v. 3 dice claramente: “Bienaventurado el que lee”. En los tiempos neotestamentarios, la Biblia no circulaba como hoy. La mayoría de la gente
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no tenía rollos o copias de la Palabra de Dios. Los que asistían a la iglesia o la sinagoga escuchaban a alguien que había sido designado para leer las Escrituras. Por eso, el texto puede ser interpretado como al que lee para que otros puedan escuchar. Pueden señalarse algunas de las razones por las cuales nos bendice la lectura del libro. Este libro nos habla de Jesús. Este último libro bíblico presenta al eterno Hijo de Dios que ha sido crucificado por nuestros pecados, pero que ahora vive para siempre como el Cristo glorificado que es el Alfa y la Omega. El Salvador es el Señor soberano y el Cordero es también el León que juzga al mundo. Ahora es “el Rey de reyes y Señor de señores”. Este libro nos deja ver a un Cristo que ocupa el centro de la escena. El libro de Apocalipsis es una bendición porque impulsa al estudio del Antiguo Testamento. Todas las divisiones principales del mismo aparecen en el último libro de la Biblia. Hay más o menos 300 referencias directas e indirectas del Antiguo Testamento que aparecen en los 404 versículos de Apocalipsis. El “árbol de la vida” que se menciona al comienzo de la historia humana (Gén. 3) reaparece en el paraíso de Apocalipsis (2:7; 22:2). El “Cordero de Dios” de Isaías 53 es el tema central del libro que estudiamos (5:6). Apocalipsis usa grandes cantidades de verdades tomadas desde Moisés hasta Malaquías. Conocemos al Antiguo Testamento a medida que absorbemos los 22 capítulos del libro. Llegamos a saber cómo ha llegado el libro hasta nosotros a medida que lo leemos. Al comienzo, Juan declara que Dios dio estas visiones y mensajes a su Hijo. El Salvador las dio a un ángel que las mostró a Juan. El Apóstol hizo que estas notables verdades estuvieran al alcance de los siervos de Cristo, o sea de todos los cristianos. Juan había sido desterrado a la isla de Patmos durante el reinado del emperador Domiciano. El historiador griego Eusebio (262-339) escribió en su historia eclesiástica que el apóstol Juan fue enviado a Patmos como prisionero en el año 95. Unos 18 meses después el emperador Nerva le dejó libre. Mientras estaba en esa desolada isla, a 50 km de Éfeso, un ángel le dio estos mensajes y visiones, y así nosotros hemos llegado a ser bendecidos por tener este libro. Somos bendecidos cuando leemos este libro porque nos habla de las cosas que ocurrirán pronto. Los tres primeros versículos hablan sobre “las cosas que deben suceder pronto,… porque el tiempo está
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cerca”. Por supuesto, han pasado dos mil años desde que estas palabras aparecieron en este libro cargado de historia. ¿Qué significan? Un criterio es que algunos hechos iban a acontecer en el tiempo de Juan, como las persecuciones, invasiones y otros peligros. Otro criterio es que los hechos próximos no llegaron a su cumplimiento pleno a fines del primer siglo. Puede expandirse como para incluir todos los hechos finales de la historia. O sea que estamos viviendo en la dispensación final de los tiempos y estos hechos catastróficos explotarán sobre el mundo de forma rápida cuando la plenitud del tiempo llegue a su expresión final. Los eventos futuros permiten una demora entre los varios eventos. Por ejemplo, cuando Isaías, Miqueas y otros profetas escribieron y hablaron de la venida del Mesías, Israel esperó con gran ansiedad por siglos que eso ocurriera. La prolongada espera no implica la infidelidad de Dios a su palabra. Para él un día es como mil años, y mil años como un día. (2 Ped. 3:8). Pablo escribió en Romanos 16:20 que Dios iba a aplastar al diablo pronto. También, Romanos 13:11, 12; 1 Corintios 7:29; Hebreos 10:37; y 1 Pedro 4:7 indican la brevedad del tiempo. Los padres entienden ese lenguaje de “esperar un poco más”. A un niño se le puede prometer una muñeca o una bicicleta para Navidad, y el regalo puede haber sido comprado unas pocas semanas o meses antes de Navidad. Para una criatura esperar unas pocas semanas es una eternidad. Aun así, nuestra espera es la intervención de Dios en la historia. El manejo del tiempo de Dios siempre es el correcto. Sí, necesitamos leer este libro, porque en él aprendemos de Cristo, aprendemos más sobre los otros libros de la Biblia, aprendemos cómo ha llegado a nosotros el Apocalipsis y aprendemos que el día de la venida del Señor siempre “está cerca”.
2. Bendice a los que lo oyen Hay una bienaventuranza prometida para los que oyen este libro. Primero, somos bendecidos cuando oímos que Dios está en su trono. El Creador aún reina sobre su creación. Aunque algunos puedan sentir que Dios ha abdicado y se ha hecho a un lado, no es así. Él sigue siendo el Señor que reina eternamente, a pesar de todas las dificultades del tiempo. El capítulo 4 describe claramente a Dios en su trono. En segundo lugar, cuando oímos o escuchamos este libro, él mismo nos recuerda que sigue el conflicto entre Dios y Satanás. El conflicto se
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ve hoy en muchos frentes. Satanás está tras el escenario, pero su presencia se siente en la guerra espiritual a través de las edades. El ateísmo y el agnosticismo, que negaban a Dios o dudaban de él, está en el núcleo de la lucha. El humanismo, que pretende hacer del hombre el centro de todo, es una parte de esa lid. Y también lo es la evolución. El problema de las drogas, la epidemia del sida, los males del alcohol, la adoración del demonio, la corrupción a escala nacional e internacional y el libertinaje, que nos dice que hagamos lo que se nos ocurra, son facetas de este conflicto espiritual. Dios podría haber terminado hace mucho estas perturbaciones. Lo hará algún día. Somos bienaventurados al escuchar el mensaje de este libro, porque nos habla sobre las glorias de la vida futura. Alcanzamos a ver el nuevo cielo y la nueva tierra donde mora la justicia. Vemos más allá del campo de las lágrimas, el pecado y la muerte, y llegamos a vislumbrar la ciudad celestial. Todos recibimos una bendición espiritual cuando nos damos cuenta de que nuestra “ciudadanía” está en una época espiritual que nunca llegará a su fin. La gente necesita escuchar las palabras de esta profecía, que nos habla de antemano sobre las glorias que esperan al pueblo de Dios.
3. Bendice a los que guardan lo escrito en él Se promete una bienaventuranza a los que guardan las palabras de esta profecía. Debemos leer y oír estas palabras, y también es imperativo que obedezcamos los mensajes de este libro. Si queremos que las bendiciones de Dios llenen nuestra vida, debemos poner en práctica lo que Dios dice. Una forma de guardar el mensaje es proclamarlo. El mensaje de vida en Cristo debe ser anunciado a los demás. Un pastor de México cuenta de una dama de su iglesia que no sabía leer bien. Frecuentemente iba a los parques de la ciudad los domingos en la tarde con una Biblia marcada. Se acercaba a un grupo y le decía: “Por favor, perdóneme. No sé leer (y era la verdad). ¿Alguno de ustedes me quisiera leer unas líneas de este libro?”. Casi siempre había alguien que se ofrecía. Entonces ella decía: “Es cierto que no sé leer, pero déjenme decirles lo que significa la historia de esos versículos”. De esta forma, una cristiana de México ha llevado a mucha gente a una fe personal en Jesús. Todo cristiano debe testificar. Niños, jóvenes y adultos necesitan comprender que tenemos las más importantes noticias que el
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mundo haya oído. Podemos contar esta historia de vida por medio de Jesucristo a nuestra manera porque es un mensaje que nunca se agota. Guardamos este mensaje cuando alabamos al Señor. Una y otra vez vemos en este libro a los ángeles y creyentes glorificados que alaban al Rey de reyes. Ellos exclaman: “Digno es el Cordero… de recibir el poder,… la gloria y la alabanza” (5:11-13). Podemos cantar la doxología siempre. Él merece nuestra alabanza, nuestra devoción. Debemos alabar a Jesús quien nos compró con su sangre y nos ha dado una herencia eterna. También guardamos este mensaje cuando oramos. En las páginas de Apocalipsis leemos sobre las oraciones de los santos que suben como un perfume delante de Dios. ¡Nuestra oración trae gozo a Dios! Cuando se casaron el ex gobernador de Texas, Dolph Briscoe, y su esposa, edificaron un cuarto para orar en su casa y así lo hacían juntos cada día. Podemos tener un lugar para orar. El último libro de la Biblia nos desafía a orar. Además guardamos este mensaje cuando perseveramos. Dios quiere que su pueblo se mantenga en el centro de la lucha. Se nos llama a permanecer firmes en nuestra lealtad a su nombre, perseverando hasta que él venga (2:13, 25). Mantengámonos firmes en lo que tenemos para que nadie nos quite nuestra corona. El creyente debe vivir cada día para la honra y gloria del Señor. Todos deben prepararse para el momento inesperado de la muerte, o el gran momento cuando Cristo vuelva en gloria y poder. Necesitamos estar preparados para cualquier evento en la vida. Para todos los que leen, oyen y guardan las palabras del libro de Dios, el día de la aparición de Jesucristo será un tiempo de éxtasis y bendición plena. ¡Qué gran libro sobre las bendiciones divinas a todos los que las aceptan!