Divorcio es una de las palabras más dolorosas, especialmente para los hijos de padres divorciados. Este dolor parece afectar mucho más a las personas en estos días que en las generaciones pasadas. Durante la primera mitad del siglo veinte, el índice de divorcios en Estados Unidos era cerca del 25 por ciento. En la década de 1960 esta cifra comenzó a aumentar incluso a niveles superiores al 50 por ciento.