CAPÍTULO UNO
EL HOMBRE BOAZ “El viento en el rostro de un hombre lo hace sabio”. —John Ray
Desde su propio comienzo, este libro gira en torno a Boaz, pero quiero iniciar este libro con una cita bíblica que se refiere a su bisnieto. Eligió a su siervo David; lo tomó de los rediles de las ovejas. Lo trajo de detrás de las ovejas recién paridas para que apacentase a su pueblo Jacob, a Israel su heredad. Los apacentó con íntegro corazón; los pastoreó con la pericia de sus manos (Sal. 78:70–72).
Como sabes, David fue uno de los grandes reyes de Israel. Sí, es cierto que tuvo también su cuota de pecados muy importantes y sorprendentes; pero David era un hombre conforme al propio corazón de Dios y aun cuando cayó en grave pecado puso de manifiesto un profundo arrepentimiento. En otras palabras, cuando hizo las cosas mal las hizo muy mal. Pero cuando cambió de actitud y regresó a Dios lo hizo de todo corazón. 9
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En general, fue un rey del que se dice que siguió a Dios con todo el corazón. Considera las palabras usadas en su obituario en el Antiguo Testamento: “Los apacentó con íntegro corazón; los pastoreó con la pericia de sus manos”. David empezó siendo un pastor, y continuó siéndolo por el resto de su vida. En su tierna juventud condujo y protegió a los tiernos corderos, y más adelante fue nombrado rey del pueblo de Dios. En Israel, Dios esperaba que sus reyes pastorearan a la nación y a su pueblo como lo hace un buen pastor. Y David cumplió su función con destreza. Joel Beeke contó la historia de un viejo pastor galés al que le preguntaron cuánto tiempo hacía falta para que un pastor llegara a ser competente. El viejo pastor hizo una pausa y entonces respondió: “Como cuatro generaciones”1. David fue un notable pastor. Pero sus capacidades pastorales no empezaron con él. Comenzaron con su bisabuelo Boaz. Y dicho sea de paso, por si no lo notaste, David es la cuarta generación a partir de Boaz. David pastoreó una nación. Boaz pastoreó a dos mujeres desesperadas y en bancarrota, y al hacerlo salvó sus vidas. Finalmente se casó con la más joven, recibió en casa a la suegra necesitada y crio un hijo. Dicho de otra manera: pastoreó a su familia. La mayoría de los hombres no pastorean naciones. Dios llama a la mayor parte de los hombres para que sean esposos, padres y abuelos. Los llama a pastorear sus familias. No andamos por ahí a bordo del avión presidencial ni siendo llevados en limosinas. No somos reyes, somos hombres de familia. Pero como alguien dijo una vez: “Cada familia es una pequeña civilización”. Tengo que pastorear a mi familia mientras sigo al Señor Jesucristo. Pero él primero debe hacer un cambio radical en mi corazón para hacer que me vuelva de mí mismo y mi pecado para conocerle y seguirle. Como bien lo expresó Owen Strachan: Hoy mismo, cada hombre —ya sea que se trate de un líder global o un comerciante anónimo— tiene la oportunidad
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de demostrarle al mundo que el evangelio no aniquila el placer ni la agresividad. Por el contrario, como lo ha demostrado [Jonathan] Edwards, libera a los cristianos para que experimenten el verdadero placer y para obrar con hombría en pos de una causa mucho mayor que ellos mismos. Nos entristece el comportamiento de los hombres modernos y experimentamos verdadero dolor por las viudas y niños que, sin merecerlo, son profundamente dañados por los pecados de los hombres. En un mundo caído, oramos para que Dios le muestre al mundo un camino mejor, un gozo más abundante y un magnífico Salvador que se deleita en tomar las vidas de hombres pecadores para transformarlos en agentes de su gloria2.
Eso es lo que significa ser un hombre Boaz. Nunca estaré en condiciones de hacer la obra en mi hogar hasta que exclame desde lo más profundo de mi corazón: “El Señor es mi pastor”. Boaz lo hizo, y lo hizo bien. Fue una de las pocas personas que confió en el Señor en un tiempo de tremenda maldad. Su nación iba en caída libre hacia la decadencia. Y todo el tiempo él permaneció firme como un pilar de basalto, ocupándose de sus asuntos, eludiendo el pecado a diestra y siniestra y confiando en que el Buen Pastor dirigiera sus pasos y proveyera la sabiduría cotidiana. A veces uno escucha a los cristianos hablar de milagros, señales y maravillas. Desde mi punto de vista, un hombre que permanece fiel a Dios y pastorea su familia en una época de agitación nacional y grave decadencia moral es una maravilla. Y hay algo en él que apunta hacia la fortaleza y la sabiduría que están más allá de sus propios recursos. Boaz está entre los personajes del Antiguo Testamento que apuntan hacia Cristo. Creo que te va a gustar este hombre. Por medio de su vida y carácter nos recuerda lo que es ser un hombre temeroso de Dios. Vivimos en una época en la que muchos están confundidos en cuanto a la masculinidad y la hombría. Nunca vieron
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a sus padres ejemplificar el comportamiento masculino y espiritual en casa. Como resultado, se sienten confundidos en cuanto a lo que se supone que hagan y cómo se supone que vivan. Algunos se sienten tan agobiados que sencillamente se rinden.
“ N o ne c e s it o e s ta r c o nf u n d id o ” Jackie Cooper era una célebre estrella televisiva cuando yo era pequeño. Tuvo algunos éxitos importantes, incluyendo Hennessy. Cuando niño había sido una de las grandes estrellas infantiles de Hollywood, algo así como el equivalente masculino de Shirley Temple. Después de eso actuó en escenarios de Brodway y Londres. Luego de sus éxitos de televisión se transformó en productor y director en Hollywood. Por un tiempo probó suerte en las carreras automovilísticas. Después crio caballos pura sangre. Así que aquí tenemos a un hombre que toda la vida tuvo éxito en diferentes facetas del mundo del espectáculo. Era talentoso, inteligente, divertido y muy atractivo. Y también era muy bueno como hombre de negocios. Esa fue la razón por la que me tomé un momento para leer su obituario cuando lo encontré en Internet. Y descubrí algo de él que no sabía. Jackie Cooper nunca había conocido a su padre. Abandonó a su familia en 1924 cuando Jackie tenía apenas dos años. En 1951, Jackie conducía su coche de Nueva York a Los Ángeles. Parece que en ese momento de su vida no le atraían los viajes aéreos y decidió hacer el largo viaje en auto atravesando el país. Una tarde se detuvo en una estación de servicio en un pequeño pueblo a las afueras de Kansas City para cargar combustible y comprar un refresco. Mientras llenaba el tanque, el mecánico lo reconoció y se acercó a saludarlo. Jackie Cooper le estrechó la mano y quedó impresionado al escuchar que aquel hombre le decía que su padre, John Cooper Sr., vivía allí, en el segundo piso sobre la estación de servicio. Debió ser una impresión muy fuerte para Cooper. Aquel hombre siguió diciendo que su padre tenía fotos de Jackie en todas las paredes de su habitación y hablaba de él con orgullo. “Permítame avisarle que usted está aquí”, le dijo el mecánico.
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“Por favor, no lo haga”, respondió Cooper. “No necesito estar confundido”. Entonces, Jackie Cooper subió a su coche y se alejó3. ¿Ves? Eso es lo que ocurre cuando un hombre huye y no pastorea a su familia. Cuando un hombre no se interesa lo suficiente como para amar y cuidar a su familia, lo único que aporta es una nube de confusión.
¿B la n c o o in t e gra l ? Tenemos que tomar un momento para hablar del pan blanco y el pan integral. Te puede parecer un grosero cambio de tema, pero te aseguro que no lo es. Creo que existen dos tipos de hombres en el mundo: tienes a los hombres de pan blanco o a los hombres de pan integral. El padre de Jackie Cooper era un hombre de pan blanco. Tal vez tu padre lo haya sido también. Permíteme explicártelo. El pan ha sido considerado, por miles de años, el sustento de la vida. Se ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la plantación, cuidado y cosecha de los diferentes tipos de granos. A lo largo de muchas generaciones, prácticamente todo el pan que se producía era integral. Pero hace unos cien años atrás a alguien (y es difícil determinar quién fue) se le ocurrió la brillante idea de quitarle el salvado y el germen a la harina integral de trigo. Y al hacerlo, básicamente se eliminó su valor nutricional. Pero el nuevo proceso de molienda también tenía su ventaja. Aumentó la vida útil del pan en la vitrina antes de ser vendido. Sin embargo, la blancura del pan no integral no era tan fácil de obtener. Parece ser que cuando en la molienda te deshaces del germen y el salvado del pan, queda con un color amarillento poco apetitoso. Fue cuando se les ocurrió la idea de pulverizar la harina con gas de dióxido de cloro para blanquearla. Fue fácil producir la cosa resultante masivamente, cortarla en rodajas y envasarla. Era algo blanco como la nieve, uniforme, se cortaba en rodajas perfectas, y esencialmente no servía para nada, hablando en términos de nutrición. Se veía como pan, pero en esencia carecía de substancia. Así que en algún momento comenzaron a
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añadirle minerales con tal de mantener saludables a los soldados durante la Segunda Guerra Mundial. (Todo lo dicho lleva a una enseñanza, así que no me abandones). Lo bueno, en el mundo del pan, es el pan integral. ¿Sabías que existe una receta de pan que Dios les dio a los israelitas para que comieran? Tenemos un poco de pan de Ezequiel 4:9 en nuestro congelador. No es broma, ese es el nombre del pan. La receta del pan se basa realmente en Ezequiel 4:9 y el pasaje bíblico aparece parafraseado en el envase: “Y tú, toma trigo, cebada, habas, lentejas, sorgo y centeno, y ponlos en una vasija. Con ellos te harás pan…”. Eso fue exactamente lo que hizo la empresa, y llegó a un notable descubrimiento. Y una vez más cito lo que aparece en la etiqueta de la bolsa plástica: “Descubrimos que cuando estos seis granos y legumbres se cultivan y combinan ocurre algo maravilloso: se crea una proteína completa, que se asemeja cercanamente a la que se encuentra en la leche y los huevos. De hecho la calidad de la proteína es tan alta que contiene los nueve aminoácidos esenciales. Hay dieciocho aminoácidos de fuentes vegetales en este pan único, equilibrados con nada más que la naturaleza”. ¡Eso es lo que llamo un pan maravilloso! Tiene todas las substancias que necesitas para mantenerte saludable. De acuerdo, creo que ahora entiendes a qué me refiero. Los hombres de pan blanco son hombres que se ven como si fueran hombres reales pero no cuentan con la substancia que hace falta para nutrir y proveer para sus familias. Estos tipos se ven bien en la superficie, pero en realidad no están a la altura. Son como un buen bocado de… ¡nada! Ese fue el tipo de padre que tuvo Jackie Cooper. Pero el hombre Boaz es un hombre de pan integral. Bueno, sí, probablemente tenga algunas aristas un poco duras, puede que tenga sus altas y bajas, su coloración no siempre es perfecta, puede que su textura sea un poco más áspera y algunas veces tendrás que masticar un poco más para digerir lo que tenga que decir. Pero cuenta con la substancia y todo lo necesario para permanecer orientado y cuidar de su familia a través de las dificultades e inconvenientes de la vida cotidiana.
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Así que vayamos al libro de Boaz. Pero existe un pequeño problema: el libro de Boaz no existe. Sin embargo, el que sí existe es el libro de Rut, y es en ese breve libro del Antiguo Testamento donde encontramos la historia de Boaz. Así que, ¿quién fue Rut? Fue la mujer que terminó casándose con Boaz, quien era un familiar lejano de su suegra, Noemí. Espera un momento. Si Rut tenía una suegra, eso quiere decir que ya estaba casada, ¿no es así? Es cierto, pero su esposo murió joven y Rut se convirtió en una joven viuda. Dicho sea de paso, tanto Rut como Noemí eran viudas, y estaban pasando por una serie de problemas. Hasta que apareció Boaz. Entonces Rut conoció a Boaz y todo cambió para bien. Puede que te resulte difícil creer esto, pero la verdad es que tu vida mejoró mucho más de lo que es posible explicar por el hecho de que Boaz se cruzó en la vida de Rut (aunque ahora sí que me estoy adelantando). El libro de Boaz no existe, pero existe el libro de Rut. De todas maneras, aunque no se lleva todo el crédito, Boaz es la figura central de la historia. El hecho es que si no hubiera aparecido Boaz no habría historia que contar. El libro de Rut tiene solamente cuatro capítulos y tres personajes principales: Noemí, Rut y Boaz. Pero cada vez que leo el libro de Rut termino con el mismo pensamiento. El libro de Rut se trata de Boaz. Él ni siquiera aparece hasta el capítulo 2, pero cuando lo hace rescata a dos mujeres sumidas en la desesperación financiera que no tenían la más mínima alternativa de mejorar sus vidas. Matthew Henry, el gran comentarista bíblico del siglo diecinueve, dijo que el libro de Boaz (el libro de Rut) tenía dos propósitos: el primero conducirnos a la doctrina de la providencia de Dios, y el segundo llevarnos a Cristo4. Si alguna vez dudaste de que Dios tenga que ver con cada detalle de tu vida, cada página del libro de Boaz te lo recordará. Tu vida no es
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un accidente, una equivocación ni el resultado del azar. Estas vivo y existes a partir del plan específico y la voluntad de Dios. Eso se aplica a tu vida y también a la historia del mundo entero. Cada detalle del pasado y del futuro ha sido planeado, ordenado y orquestado por la providencia de Dios. ¿Sabías que no es posible que te conformes con el lugar que ocupas en este momento sin reconocer la providencia de Dios? La razón por la que muchos de nosotros luchamos con el contentamiento es que ignoramos lo que la Biblia enseña acerca de la provisión de Dios. El libro de Boaz se trata justamente de la providencia de Dios, y acerca del Señor Jesucristo, y es la providencia lo que vincula ambas cosas. Hace unos trescientos años, Jeremiah Burroughs escribió acerca del contentamiento que solo puede ser alcanzado por una sana comprensión de la providencia de Dios. Son palabras integrales. Mastícalas lentamente y recibe todos sus nutrientes. (Es necesario) comprender la universalidad de la providencia, es decir, cómo la providencia de Dios alcanza al mundo entero y se extiende a todas las cosas. No se trata solamente de que Dios gobierne el mundo y todas las cosas en general por su providencia, sino que afecta todos los detalles; no solamente pone en orden los asuntos importantes de los reinos sino que se extiende a la familia de cada hombre; afecta a cada miembro de la familia; considera cada condición; sí, interfiere con cada acontecimiento, todo lo que tiene que ver contigo en cada situación; no cae un cabello de tu cabeza, ni un pajarillo cae a tierra sin la providencia de Dios. Ninguna cosa te ocurre, buena o mala, sin que haya en ella algo de la providencia de aquel primer Ser eterno; y allí está la infinitud de Dios, que alcanza hasta la más insignificante de las cosas, hasta la lombriz que cae bajo tus pies5.
Dios no limita su cuidado a todo el mundo sino que su atención se extiende hasta las propias lombrices que haya en la tierra que pisan tus pies. Cuando Jeremiah Burroughs puso por escrito estas ideas en el
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siglo diecisiete no se encontraba sorbiendo un te dietético de durazno. Pero el otro día, cuando le quité la tapa a una botella de jugo Snapple encontré escrito en el interior de la tapa un dato interesante. Las lombrices (así me contó la tapa de la botella) tienen cinco corazones perfectamente sincronizados. Fue algo nuevo para mí, en especial porque había estado leyendo el comentario de Jeremiah Burroughs de que la providencia de Dios se extendía aún hasta las lombrices. Así que investigué en Internet y averigüé que las lombrices en realidad técnicamente no tienen cinco corazones sino cinco anillos aórticos que para simplificar son llamados comúnmente “corazones”. El anillo aórtico funciona como un corazón, aunque no tiene cavidades. “Las lombrices tampoco tienen pulmones. Absorben el oxígeno a través de la piel y pasa a sus vasos sanguíneos. El vaso sanguíneo dorsal cumple en cierta forma la función de bombeo, y los corazones ayudan a conservar la regularidad de la presión sanguínea”6. Sé que tienes una vida bastante ocupada y que te pasan muchas cosas, pero ponte a pensar por un momento en cómo Dios controla la presión sanguínea. No me refiero a la tuya, sino a la de las lombrices que puede haber en el piso bajo tus pies. Así de detallada es realmente la providencia de Dios. Gobierna todo el universo, y si aún rige sobre la presión sanguínea de las lombrices, esa simple información tendría que hacer descender tu presión sanguínea. Dicho de otra manera: si a Dios le importan las lombrices, queda claro que tú también estás bajo su cuidado. Noemí y Rut no sabían mucho de lombrices pero comprendieron que sus tarjetas de crédito estaban sobregiradas, su despensa bastante vacía y que ya no tenían efectivo. Boaz hizo su aparición en el momento exacto para ayudar a estas mujeres en bancarrota. No contaban con la asistencia del gobierno, no tenían cuentas de ahorro ni estampillas o tarjetas para obtener alimentos. Entonces… justo en el momento en que estaban a punto de perder la esperanza, Boaz vio a Rut. Y en ese detalle que se filtró a través del nervio óptico de la fisiología de Boaz la vida de ambos cambió al instante. Me atrevería a decir que el mundo entero cambió en ese momento. Y todo por la providencia de Dios.
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Tal vez hayas escuchado aquella vieja expresión “El diablo está en los detalles”. No, la realidad es que es Dios quien está en los detalles. Y un pequeño detalle, como cuando Boaz vio a Rut desde lejos por primera vez, no contiene una sola provisión sino muchas. Jeremiah Burroughs continuó diciendo: Existe una infinita variedad de obras de Dios en una provisión común y corriente, y sin embargo todas operan de manera ordenada. Ponemos estas dos cosas juntas porque Dios, en su providencia, provoca que un millón de cosas dependan una de la otra. Existe una infinita cantidad de ruedas, digamos, en la obra de la providencia; reúne todo lo que ha hecho desde la eternidad y las obras que hará alguna vez y todas ellas se concentran en un solo objetivo. Han sido como ruedas diferentes que han tenido su propio movimiento habitual para que se produzca el resultado que Dios ha determinado desde la eternidad. El hecho es que nosotros vemos las cosas por partes, percibimos un detalle y no consideramos la relación que tiene una cosa con la otra, pero Dios ve todas las cosas a la vez, y la relación que existe entre todas. Cuando un niño ve un reloj mira primero un engranaje y luego el otro; no los ve juntos ni observa cómo dependen uno del otro; pero el relojero los ve como una sola cosa y ve cómo dependen entre ellos, uno del otro; así es la providencia de Dios. Ahora considera cómo se aplica esto al contentamiento: cuando me alcanza cierto aspecto de la providencia, eso sería un engranaje, y podría ocurrir que si este se detuviera, otras mil cosas se detendrían también. En un reloj, si detienes un solo engranaje los detienes a todos, porque todos dependen uno del otro. Así que cuando Dios ordenó que tal o cual cosa ocurriera en el presente, ¿cómo sabes cuántas cosas dependen de ella? Puede ser que Dios tenga una obra que llevará veinte años, que depende de algún aspecto de la providencia que se produce hoy mismo o esta semana7.
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El hecho de que Boaz viera a Rut fue más que un simple hombre percibiendo a una hermosa mujer a la distancia. Fue más que cualquier ocasión común y corriente en que un chico conoce a una chica. Varias generaciones recibieron el impacto de aquel momento. Sin aquel momento no habría existido un rey David naciendo en Belén cuatro generaciones más adelante. ¿Y qué de aquel otro rey nacido en Belén, el que sería conocido como Rey de reyes y Señor de señores? Todo eso quedó conectado providencialmente con Boaz y Rut. Matthew Henry tenía razón: el libro de Rut conduce a Cristo. En el Nuevo Testamento aparecen registradas dos genealogías del Señor Jesús. Se encuentran en Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38. Boaz se encuentra en ambas, y Rut es mencionada en el registro de Mateo. En ambos casos José es mencionado como el esposo de María pero no como el padre de Jesús. Jesús nació de una virgen. Pero José, con quien ella estaba desposada (comprometida, en nuestras palabras), era descendiente directo de Boaz. Aquí se manifiesta la providencia de Dios: si Boaz no se hubiera casado con Rut no habrían tenido descendencia. Y eso hubiera significado sencillamente que cientos de años después José no habría estado desposado con María, la joven virgen que sería la madre de Jesús. Sinclair Ferguson señala con respecto al tema del libro de Boaz: Aquí es donde entra el libro de Rut. Se concentra, como si fuera un microscopio, en parte de la preparación detallada que Dios realizó para el cumplimiento de sus propósitos en la historia redentora. Aparenta ser la historia de una familia pequeña e insignificante, pero en realidad es uno de los pilares en la obra preparatoria de Dios mientras dirigía soberanamente la historia hacia la venida del Salvador Jesucristo. De hecho el mensaje del libro de Rut no puede ser comprendido plenamente como algo separado de la venida de nuestro Señor Jesucristo. En ese sentido, su estudio nos ayudará a comprender al propio Cristo —y de hecho toda la Biblia— más completa y claramente8.
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Así que, ¿qué tiene que ver Boaz contigo, tu vida diaria y las presiones que experimentas? Considera esto: significa que Dios tiene un plan deta llado y providencial que está desarrollando en tu vida, aun cuando parezca que tu vida es intrascendente y aburrida. En su excelente libro “José promedio” (Average Joe), Troy Meeder describió nuestras luchas mientras nos movemos al parecer pesadamente a través de nuestra vida cotidiana: Cuando era pequeño ciertamente tenía mejores planes que trabajar en un estrecho cubículo de ocho de la mañana a cinco de la tarde, fabricar objetos en el turno vespertino del molino local o cocinar hamburguesas en el restaurante de la esquina. Mis sueños infantiles nunca incluyeron hipotecas, pañales, multas de tránsito o la limpieza de las cunetas. Es posible que tú, como yo, soñaras con salvar una vida, pilotear un jet militar, encontrar la cura contra el cáncer o tal vez hasta caminar en la luna. Cuando éramos niños tuvimos grandes esperanzas de llevar a cabo alguna proeza, hacer la diferencia, vivir una vida que dejara marca en aquellos que nos rodearan. Nos maravillaban hombres como Chuck Yeager, Neil Armstrong, Buzz Aldrin y el Reverendo Billy Graham. Queríamos andar a caballo como John Wayne, dirigir a otros como Ronald Reagan, conducir como Mario Andretti y obtener victorias como los Miami Dolphins de 1973. Quizás te estés haciendo la misma pregunta que yo me hago: ¿Qué pasó con mi vida? Lo que nos ocurrió a la mayoría se llama realidad. En lugar de encontrar la fama y la fortuna, la normalidad y el “nunca es suficiente” nos encontraron a nosotros. Somos José promedio, pero a decir verdad, ¿es eso un problema? ¡En absoluto! Los así llamados José promedio son
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quienes hacen que el mundo funcione. Dios parece tener cierta predilección por los José promedio. Antes de realizar proezas extraordinarias, tipos normales como Gedeón, David, Pedro y Pablo se dedicaron a sus labores agrícolas, pastoreo de ovejas, pesca y construcción de tiendas. Aún Jesús, nuestro Redentor, Sanador y Rey comenzó martillando y serruchando en la carpintería. Vas a encontrar Josés promedio por todas partes. Hombres buenos, honestos. Son trabajadores, auténticos y tenaces9.
Por eso necesitamos dedicarle una larga e insistente mirada a Boaz. Era un hombre piadoso, un buen hombre. Era trabajador, auténtico y tenaz. En otras palabras, era el José promedio dedicándose simplemente a su vida diaria. No existía nada emocionante ni conmovedor en su rutina de todos los días, pero Dios estaba obrando en cada detalle y circunstancia de su vida, entretejiendo todo para bien. Y ese bien no era solamente para él sino para generaciones de sus descendientes que aún estaban por venir. Dicho sea de paso, eso es exactamente lo que el Señor está haciendo en tu vida. Lo digo en serio, ¡eso es exactamente lo que está haciendo! Pero con muy poca frecuencia pensamos en eso de tan desgastados que estamos por estar tratando de atender todas las situaciones. Estoy seguro de que Boaz se sentía así muchos días. Me parece escuchar a alguien por allí diciendo: “¡Espera un momento! ¡No digas ni una palabra más! Te equivocas en cuanto a Boaz; él no era el José promedio que describía Troy Meeder”. Si tú eres el que está pensando así quiere decir que estás familiarizado con el capítulo 2, versículo 1, del libro de Boaz (Rut). En la Nueva Versión Internacional es descrito como “un hombre rico e influyente”. Un hombre rico e influyente no es un José promedio. Pero consideremos más cuidadosamente este término. La ReinaValera Actualizada lo registra como “un hombre de buena posición”. Aquí son útiles las notas de la Versión Estándar en Inglés: “digno (en
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hebreo hayil, literalmente “con dignidad o excelencia”) denota carácter, riqueza, posición o fuerza. Es posible que Boaz tuviera algunos ahorros por ser un hombre sensible y trabajador, pero el énfasis está en la excelencia y la dignidad de su carácter. Dicho de otra manera, su influencia y la fortaleza de su posición en la comunidad provienen más que nada de su carácter, no de su cuenta bancaria. El Dr. Leon Morris, un destacado erudito del Antiguo Testamento, lo explicó en un lenguaje muy claro para nosotros: La expresión traducida como “un hombre rico e influyente” (AV, RV) en el resto de las ocasiones es traducida como “un guerrero valiente” (compare Jueces 11:1). Tal vez comprendamos su impacto al considerar el término “caballero”. Originalmente se aplicaba a alguien que se había destacado por una proeza militar, pero hoy en día es muy usada para referirse a aquellos cuya excelencia radica en otros campos de actividad. En el Antiguo Testamento lo más frecuente es que tenga que ver con la capacidad bélica. Puede ser que Boaz haya sido un guerrero, dado que aquellos eran tiempos tumultuosos y todos los hombres tenían que pelear. Pero en este libro aparece como un ciudadano respetable, un hombre influyente e íntegro en la comunidad, y lo más probable es que este término aquí se refiera a eso10.
Boaz, el hombre integral, fue un ejemplo de lo que dice Filipenses 2:3, 4: No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria sino estimen humildemente a los demás como superiores a ustedes mismos; no considerando cada cual solamente los intereses propios sino considerando cada uno también los intereses de los demás.
Me imagino que el padre de Jackie Cooper habrá tenido todo tipo de excusas para alejarse y desaparecer de la vida de su hijo. Pero cuando las cosas se complicaron fue egoísta y consideró solamente
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sus propios intereses. No fue ni buen ciudadano ni buen padre. Así es como se confunde a un niño, y se destruye una familia, una comunidad y una nación. Hace más de trescientos años John Flavel hizo una penetrante observación que se aplica hoy en día: Cuando moría su rey, los persas acostumbraban (y no estoy diciendo que sea algo digno de elogio) darle la libertad a todos por cinco días para que hicieran lo que se les antojara. La lujuria desenfrenada era tan grande que provocaba que la gente clamara y orara por el nombramiento del nuevo rey11.
Cuando todo el mundo goza de libertad desenfrenada se abren las puertas del infierno. Eso se llama anarquía, y es algo demoníaco. Y no hay nada mejor que la libertad desenfrenada para hacer que la gente anhele un buen rey y buenas leyes. No había nada malo con el padre de Jackie Cooper, a no ser por una cosa: tenía el rey equivocado en su vida. Cuando tú eres el rey de tu propia vida te das permiso para hacer todo lo que quieras, y es entonces cuando se abren las puertas del infierno. En el proceso, muchas personas vulnerables a tu alrededor resultan magulladas, aplastadas y quebrantadas como resultado de tu “libertad”. Y podríamos agregar confundidas. La única manera de solucionarlo consiste en nombrar un nuevo rey sobre tu vida. El Señor Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores. En el mismo pasaje de Filipenses 2 inmediatamente se presenta al Señor Jesús como una solución para el egoísmo, el pecado y la anarquía personal: No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria sino estimen humildemente a los demás como superiores a ustedes mismos; no considerando cada cual solamente los intereses propios sino considerando cada uno también los intereses de los demás. Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:
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Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y, hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor (vv. 3-11).
El Señor Jesús es nuestro rey que pronto regresará y la figura suprema de lo que significa ser un hombre Boaz. Como lo veremos en un capítulo más adelante, Boaz actuó como pariente-redentor para salvar a Rut. Es una de las mejores y más hermosas figuras de lo que el Señor Jesús ha hecho por nosotros. Nos salva del pecado, nos salva de nosotros mismos, nos salva del egoísmo y nos capacita por su gracia para servir y considerar los intereses de los demás. Ese es el tipo de hombre que has sido llamado a ser. Y solamente el Señor Jesús, el Boaz supremo, puede transformarte en ese tipo de hombre. Cualquier otra solución es solo pan blanco. Un hombre Boaz sigue al Buen Pastor y pastorea su familia.
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Farrar
VALOR VERDADERO SOLO UN VERDADERO HOMBRE PUEDE CONSTRUIR UNA FAMILIA
Por cierto, eso es exactamente lo que el Señor está haciendo en tu propia vida. Boaz se convirtió en protagonista de la historia cuando decidió casarse con Rut. En la cultura actual, en la que los hombres se confunden en cuanto a la masculinidad, y en donde la paternidad refleja un estado muy triste, Boaz se levanta como un ejemplo de la verdadera hombría bíblica. En las páginas de VALOR VERDADERO, usted encontrará el coraje para levantarse y pastorear a su familia a la manera de Boaz. VALOR VERDADERO incluye una guía para la reflexión personal o de pequeños grupos de discusión.
ss Steve Farrar es el fundador de Men’s Leadership Seminary. Obtuvo una maestría en Western Seminary en Portland, Oregon y tiene un doctorado del Seminario Teológico de Dallas. Steve es el autor del best seller: El hombre guía. Cómo ser líder de su familia, publicado por Editorial Mundo Hispano. Steve vive en Texas con su familia.
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Vida cristiana/Vida práctica/Hombres
ISBN-0-311-46316-9 ISBN 978-0-311-46316-9 www.editorialmundohispano.org
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Tenemos que analizar con detenimiento y severidad a Boaz en el libro de Rut. Él era una persona común y corriente, pero Dios estaba obrando en cada circunstancia de su vida, no solo para él, sino también para las generaciones de sus hijos en el futuro.