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La experiencia Tupac Amaru en Jujuy
from Revista Armar la Ciudad Nº 21 - Año VIII Noviembre 2019
by Licenciatura en Urbanismo de la Universidad Nacional de General Sarmiento
Algunos autores creen que en distintas formas, directa o indirectamente, el camino del neoliberalismo, sus propuestas y políticas (un modo de vida determinado centrado en las relaciones de libre mercado, en sus prácticas cotidianas; en el manejo privado de áreas importantes de la vida social como servicios básicos de agua, luz, gas; en la reducción del gasto público; en la flexibilización laboral; en la apertura de las fronteras a los mercados extranjeros, etc.) son la única vía para alcanzar una existencia mejor.
Entendemos que hay otras respuestas posibles a esta visión y a las relaciones en que la vida se desarrolla actualmente en el país. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de construcción de la ciudad? Construcción implica un armado por el cual distintos actores sociales, en el marco de sus relaciones políticas, económicas, sociales, culturales, laborales, de producción, etc., a través de diversas mediaciones y mecanismos en los distintos niveles en que esas se desarrollan (político, financiero, inmobiliario, constructivo, legislativo, productivo, etc.), van construyendo, van armando, los lugares en el territorio donde esas relaciones se hacen concretas y articulan.
Es decir, a través de esas mediaciones y mecanismos, se van constituyendo en el territorio los edificios y las infraestructuras, es decir los lugares donde el comercio tiene lugar, donde los bancos realizan su actividad financiera, donde el transporte mueve productos y personas, donde el trabajo se hace concreto en una fábrica, donde se genera la mercancía y el plusvalor, donde la renta del suelo es algo concreto, real, que hay que pagar, donde se ven las diferencias entre las personas; etc. En el centro de ese proceso están las relaciones de capital. Relaciones donde el hombre, el trabajo, la vida, el lugar para su desarrollo en el territorio (la vivienda y los edificios) son solo una mercancía.
Ese armado significa, asimismo, la articulación, en el marco de las relaciones de mercado, de los lugares donde las actividades se realizan en el territorio para que pueda concretarse allí, de modo eficiente, el objetivo alrededor del que esas actividades se estructuran: la obtención del beneficio. Es decir, significa la organización de edificios e infraestructuras en el territorio donde se van a desarrollar el comercio, el trabajo, la educación, la producción, las finanzas, el gobierno, etc. En ese proceso, en que se va armando la ciudad, se destacan tres cuestiones de gran importancia: las inversiones, que posibilitan la construcción de los lugares donde se desarrollan las actividades productivas, comerciales, financieras, etc.; el suelo, donde los edificios e infraestructuras se asientan y las relaciones de propiedad.
La imagen que vemos cotidianamente de edificios y lugares organizados y en general articulados unos con otros, es la de una ciudad ensamblada alrededor de las relaciones de capital. Donde el centro de esa organización es ocupado por las actividades financieras (los bancos) y las empresas inmobiliarias y donde aparece una imagen que reconocemos cotidianamente: la de la ciudad tradicional con sus edificios, barrios y barrios cerrados, con los lugares de los “marginados”, las villas y sus habitantes, con los desocupados viviendo en las calles, con los trabajadores movilizados por sus puestos de trabajo y con la gente en las calles exigiendo sus derechos.
El armado y organización de esa ciudad tiene un sustento teórico, social y económico que se apoya en una construcción teórico- ideológica de la que son parte: una concepción de la vida, de su desarrollo y de su construcción en el territorio, donde el trabajo, el lugar para la vida (edificios, ciudad, suelo urbano, etc.) y las propias personas son mercancías en el contexto de las relaciones de mercado. Parte de esa construcción ideológica es también una amplia teoría sociourbana que se enseña en las universidades y en las escuelas técnicas y que describe, fundamentalmente, el armado de la ciudad en el marco de las relaciones de mercado donde hay “incluidos y marginados”.
Ahora bien, ¿son superables las condiciones materiales que las relaciones de capital generan en el territorio? Y, en ese caso, ¿hay otro modo de construir la vida y su lugar en el territorio? ¿Hay ejemplos concretos que muestren que otra construcción o armado del lugar para la vida es posible? ¿Esto que nos preguntamos y buscamos es una fantasía? Vamos a presentar un ejemplo, donde comienza a ser superado el armado de las relaciones de capital en el territorio. Vamos a ver la construcción de un espacio urbano que denominamos de esperanza por las posibilidades futuras que presenta.
El proyecto de la Tupac Amaru generó: una cooperativa textil que confeccionaba ropa de trabajo, conjuntos deportivos y escolares destinados al abastecimiento de los miembros de la organización; un taller metalúrgico que producía todas las aberturas que se usaban en las construcciones; una fábrica de bloques y caños de hormigón que producía insumos para la construcción; una fábrica de muebles de caño que confeccionaba estructuras de hierro, mobiliario escolar, sillones, mesas. Significó la generación de trabajo y la construcción de un espacio como lugar para la vida. Y llegar a esto implicó: una relación entre Estado y trabajadores (desocupados), la generación de políticas innovadoras, con el fin de dar trabajo a los desocupados, sobre la base de la generación de emprendimientos colectivos manejados por sus propios trabajadores (cooperativas).
Se trata de la construcción de un barrio donde un conjunto de trabajadores desocupados, organizados en el grupo Tupac Amaru, cuya dirigente es Milagro Sala, comienza a tomar el control de sus vidas en sus propias manos y a superar el circulo de la desocupación y del no acceso a los lugares para la vida estructurados por las relaciones de capital. Este proceso tiene como centro la construcción de una de las partes del barrio Alto Comedero. La crisis generada, resultado de la aplicación de políticas neoliberales que comienzan en 1991, es antecedente de este proceso. Es el comienzo de un largo periodo de transformaciones en múltiples áreas, que modificaron contextualmente las bases sobre las que se establecía la reproducción social.
La acción de esos procesos implicó: un corto periodo de éxito económico, pero también una alta concentración económica; el cierre de fábricas, la precarización del empleo, el aumento a niveles muy altos del desempleo, un descenso importante en el nivel de vida de los sectores medios y bajos; cambios en el mercado de trabajo, crisis en el sistema previsional y de la educación pública; el incremento de las desigualdades sociales, etc. Periodo que culmina en 2001 con la caída del gobierno de la Alianza y la declaración de la economía en cesación de pagos. En ese contexto las condiciones de reproducción se tornaron negativas.
La Organización Barrial Tupac Amaru encuentra en ese marco su accionar en Jujuy, como grupo que lucha por los derechos de los trabajadores. A partir del 2003 el gobierno nacional pone en marcha planes sociales cuyo objeto era la atención de dos problemas generados por las relaciones de capital: la desocupación y el no acceso a la vivienda. Se trataba de, con recursos del Estado, generar trabajo solidario en el área de la construcción de viviendas, donde los trabajadores participantes se convertían en posibles adjudicatarios de las mismas. En el marco de uno de esos planes, el denominado “Techo y Trabajo”, que propone la constitución de pequeñas cooperativas de trabajo y construcción de viviendas, se inserta la organización Tupac Amaru.
La organización solicita, sin embargo, no ser considerada sólo como beneficiaria del plan, sino que propone tomar en sus propias manos la gestión de los recursos recibidos. Así la agrupación Tupac Amaru construyo más de 1800 viviendas unifamiliares y servicios (escuelas de los tres niveles de enseñanza, centros médicos, una gran pileta de natación, etc.) logrando mostrar efectividad en la tarea emprendida, tanto en la gestión directa de los recursos públicos adjudicados, como en el cumplimiento de los tiempos estipulados para la realización de las obras, como en la reducción de los costos de producción. Al respecto, se implementó un sistema para ahorrar tiempo y dinero: cuadrillas por serie y etapas. En la reducción de costos y tiempos de realización de las viviendas jugó también un rol importante la compra de materiales a granel, así como la creación de circuitos de autoabastecimiento.
Si bien la principal fuente de financiación fueron los recursos del Estado, el modo en que la agrupación organizó la producción permitió generar un excedente (producto del emprendimiento textil, de la realización de algunas obras públicas) que, a diferencia de lo que sucede en las relaciones de capital, fue apropiado por los propios trabajadores (prestación de servicios básicos, construcción de infraestructura en el barrio) quienes decidían su destino en asamblea.
En consecuencia, esta experiencia permitió la generación de un excedente que fue apropiado por los propios trabajadores como beneficio comunitario, con el que se sostuvieron los servicios (guarderías, educación, piletas) ofrecidos en forma gratuita a los participantes del grupo, la expansión de las fábricas, etc. De manera que pareciera posible generar relaciones donde la vida, su construcción y su lugar de realización en el territorio se sitúen por sobre las relaciones de capital.
Versión adaptada de: https://www.pagina12.com.ar/209498-otro-modo-de-construir-la-vida-y-su-lugar-en-el-territorio
En síntesis
El proyecto de la Tupac Amaru generó: una cooperativa textil que confeccionaba ropa de trabajo, conjuntos deportivos y escolares destinados al abastecimiento de los miembros de la organización; un taller metalúrgico que producía todas las aberturas que se usaban en las construcciones; una fábrica de bloques y caños de hormigón que producía insumos para la construcción; una fábrica de muebles de caño que confeccionaba estructuras de hierro, mobiliario escolar, sillones, mesas. Significó la generación de trabajo y la construcción de un espacio como lugar para la vida. Y llegar a esto implicó: una relación entre Estado y trabajadores (desocupados), la generación de políticas innovadoras, con el fin de dar trabajo a los desocupados, sobre la base de la generación de emprendimientos colectivos manejados por sus propios trabajadores (cooperativas).
En consecuencia
Nuestras ciudades presentan enormes contradicciones para el desarrollo de la vida de sus habitantes. Si bien la ciudad aparece como el espacio en el cual las personas reproducen sus vidas, representando la promesa de poder cumplir con las necesidades de vivienda, acceso a servicios, equipamientos e infraestructuras, fuentes de empleo y lugares de ocio y de recreación; en la praxis se muestra una gran dificultad en el acceso al suelo urbano y a la vivienda, la existencia de grandes sectores de la población habitando en “villas miserias” o en la calle, hacinamiento, problemas de tráfico, segregación socioespacial, desocupación, contaminación, desconexión funcional entre sus distintas áreas, entre otras grandes problemáticas.
Juan Lombardo
Profesor Consulto de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Arquitecto (FAPyD-UNR). Realizó el Posgrado Diplomingenieur (RWTH-DE). Se doctoró como Postdoctorado Lehrstuhl für Planungstheorie con el tema: “Producción de la ciudad” (RWTH-DE). Es autor de numerosos libros, tales como: La construcción del espacio urbano: Sus características en el área Metropolitana de Buenos Aires (2012); Metrópolis y sustentabilidad en América Latina desde la perspectiva de los sistemas complejos en los albores del siglo XXI (2012); La construcción de la ciudad. El caso de la región metropolitana de Buenos Aires (2008); entre otros.