Plan Misión - Plan Diocesano 2019

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PRESENTACIÓN La Alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por El son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Quiero dirigirme a los ieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años. (EG1). Con las anteriores palabras, inicia el Papa Francisco la Exhortació n Apostó lica Evangelii Gaudium, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Con estas mismas palabras, como Arzobispo de la Arquidió cesis de Barranquilla, quiero dirigirme a todo el pueblo de Dios, que peregrina en el Atlá ntico —sacerdotes, vida consagrada y ieles laicos— , para animarles a unirse con total apertura, al nuevo enfoque, que se hará para actualizar el Proceso Diocesano de Renovació n y Evangelizació n PDR/E. Proceso que se ha iniciado hace varios añ os atrá s y que, de manera formal, presentamos. Luego de analizar la evangelizació n en estos momentos en la Arquidió cesis de Barranquilla, se ha concluido que es necesario un cambio de enfoque desde la identidad y misió n de la Iglesia, que está llamada a encarnarse en la historia y vida de las personas. Es por ello que, teniendo en cuenta el desarrollo del Magisterio Ponti icio má s reciente, se busca ajustarse a los tiempos cambiantes y a las especı́ icas circunstancias socio-religiosas de la Iglesia particular. El objetivo no es apartarse de todo aquello que es el PDR/E, pues é ste tiene vigencia permanente. La mayorı́a de los elementos del PDR/E se conservan, aunque se organicen y se propongan de otra forma. Lo que se desea es llevar un nuevo enfoque de nuestro Plan de Pastoral, que lejos de ser gerencial o administrativo, es misionero y pastoral. Lo que equivale a decir, que este nuevo enfoque, consecuentemente con la intencionalidad de la Iglesia del Vaticano II y el Magisterio posterior, coloca el é nfasis en la EVANGELIZACION MISMA, porque la Iglesia existe para Evangelizar. Para nosotros es un imperativo la evangelizació n. Y aunque, desde sus orı́genes la Iglesia ha hecho resonar este anuncio, se hace necesario cumplir este mandato de una manera siempre nueva y renovada; respondiendo a los desafı́os de cada é poca y lugar; con nuevo ardor y entusiasmo. ¡Sı́! Una Iglesia que llega a las periferias fı́sicas y existenciales; una Iglesia que sale al encuentro; una Iglesia en permanente salida para llevar el Evangelio y ser testigo de este ante el mundo, como bien lo señ ala el Aparecida: 3


«Es que la alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres … La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta, sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo» (DA 32). De lo que estamos hablando y necesitamos, entonces, es un verdadero cambio de enfoque, que, nada, desconoce el primero, sino que lo perfecciona y completa; de tal manera que, volvamos a ijar toda mirada en la Iglesia y en su ser comunión y misión. Se trata de un enfoque misionero y un ENFOQUE NETAMENTE EVANGELIZADOR, que nunca estuvo ausente, pero que ahora ponemos a centro con fortaleza y decisió n.

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1. LA IGLESIA EXISTE PARA EVANGELIZAR Desde siempre la Iglesia existe para evangelizar. Esa es su razó n de ser, su alegrı́a y gozo. ¡Esa es su misió n! Cristo, Señ or y Rey de la historia, por su muerte redentora y su resurrecció n, al convocar a sus discı́pulos, les encomienda la tarea evangelizadora, haciendo que su Iglesia, desde el momento mismo de su constitució n, se identi ique con esta labor (cf. Mt 28, 16-20). Los cristianos, siguiendo los pasos de Jesú s, adoptando sus actitudes y respondiendo desde la fe y el amor, somos llamados a ser portadores de la Buena Nueva (cf. DA 29-30). Para la Iglesia, evangelizar constituye la dicha y vocació n, su identidad má s profunda. Ella existe para evangelizar: para predicar y enseñ ar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacri icio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrecció n gloriosa (cf. EN 14). Y aunque, desde sus orı́genes la Iglesia ha hecho resonar este anuncio, se hace necesario cumplir este mandato de una manera siempre nueva y renovada; respondiendo a los desafı́os de cada é poca y lugar; con nuevo ardor y entusiasmo. El nuevo contexto de la evangelizació n s e sitú a en un verdadero cambio de é poca que nos exige seguir sin desfallecer en nuestra tarea, prepararnos y Hoy, la centralidad de Jesucristo no es menor, y no cambiado la naturaleza misionera de la Iglesia; el regalo de la gracia de Dios se ofrece tambié n hoy a En este contexto, el primer llamado que sentimos es un llamado de fe. esde el principio de nuestro propó sito renovador, asumim os como tarea de base la llamada a la conversió n: personal, pastoral y de las estructuras. El camino de la conversió n es el ú nico que comunidades eclesiales deben ser comunidades de discı́pulos misioneros en torno a Jesucristo, Maestro y Pastor. De allı́, nace la actitud de apertura, de diá logo y disponibilidad para promover la corresponsabilidad y participació n efectiva de todos los ieles en la vida de las comunidades cristianas.

ASPECTOS A TENER EN CUENTA «Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral 5


ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad». (EG 27) PROCESUALIDAD Una de las opciones principales en esta actualizació n del Plan de Evangelizació n es la “procesualidad”. Esto quiere decir que se da prioridad a los procesos pastorales, tanto personales como comunitarios, parroquiales o diocesanos, sobre las acciones puntuales o coyunturales. Se re iere tambié n al itinerario mismo dentro del cual se desarrollará la experiencia evangelizadora, de acuerdo con un plan diocesano de pastoral. Y, por supuesto, al componente humano que sabemos que Dios mismo espera que aportemos, con todas sus limitaciones y condicionamientos. ENFOQUE MISIONERO (EVANGELIZADOR) El “enfoque misionero” brota de una “espiritualidad de la misió n” o “espiritualidad misionera”, consciente del mandato de Cristo y de la urgente necesidad de compartir las riquezas de la salvació n que El nos alcanzó por su muerte y resurrecció n. La misió n no es un adorno, un momento má s o algo impulsado por nuestras motivaciones personales; por el contrario, debe estar inherente en la vida de los cristianos. Es necesario, por lo tanto, recuperar el celo misionero y demostrar el entusiasmo por comunicar las insondables riquezas de Cristo, de su amistad, de su cercanı́a y de las grandezas que se viven en el camino de su seguimiento e imitació n. ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN La espiritualidad de comunió n es la manera de vivir de los discı́pulos misioneros de Cristo, convirtié ndose, por lo tanto, en un elemento esencial del proceso: No hay misión sin comunión. El proceso apunta a una espiritualidad comunitaria, que tiene como base el modelo de la Iglesia que plantea el Concilio Vaticano II y magisterio posterior. Una Iglesia que vive la espiritualidad de comunió n tiene las siguientes caracterı́sticas: • • • •

Vive la esperanza: certeza de que Dios continúa actuando en la historia. Busca el discernimiento comunitario. Fomenta la igualdad en la diversidad. Promueve la comunicación de bienes.

La Palabra de Dios, Eucaristı́a y Oració n son la fuente que nutren y sostienen la espiritualidad comunitaria. 6


MÉTODO PROSPECTIVO Como instrumento organizador del desarrollo del proceso se ha optado por el mé todo prospectivo. Esto signi ica que plantearemos, antes que nada, un futuro ideal, posible y deseable. En el caso de este proceso evangelizador, con la mente, mediante un acto previsor y anticipador del futuro, construimos un modelo ideal de la Iglesia particular a partir de la eclesiologı́a del Vaticano II y, luego, encauzamos hacia la realizació n de ese ideal toda la acció n ministerial y pastoral de la dió cesis. El mé todo será prospectivo precisamente porque se conoce que el ideal deseado y querido atrae e icazmente las voluntades, de tal manera que el acento se pone má s en las personas evangelizadas que en los mecanismos y estructuras. Teniendo en cuenta el plan, la metodologı́a prospectiva se desarrolla mediante cuatro tareas consecutivas: 1. ANÁLISIS DE LA REALIDAD SOCIO PASTORAL (MODELO DE SITUACIÓN): Se trata de conocer lo mejor posible la realidad de nuestra Arquidió cesis de Barranquilla y sus cambios durante estos diecisiete añ os de recorrido del PDR/E. Analizar el presente en sus condicionamientos externos (contorno) e internos (entornos). 2. LLAMADOS AL REINO DE DIOS (MODELO IDEAL): Contiene los elementos que con iguran el ideal de Iglesia que queremos alcanzar; el deber-ser de la Iglesia, con base en la eclesiologı́a del Vaticano II y del posterior Magisterio de la Iglesia. En el ideal deseado, anhelado y esperado se destacará n, a grandes rasgos, las variables que permitan evaluar los avances en el camino hacia la plena realizació n del Reino de Dios en las personas y en la comunidad eclesial —todo conjunto del • PROCESO: El principio de la “procesualidad” será fundamental para entender la amplitud y profundidad de la evangelizació n que se nos pide hoy. Lo que se desea son procesos que se prolonguen el tiempo, con conducció n segura y con amplios mecanismos de renovació n internos, de manera tal, que quienes tienen a su cargo la puesta en marcha de estos no se fatiguen, sino que encuentren renovado vigor en la misma acció n que realizan. • ENFOQUE MISIONERO: El “proceso” se desarrollará de acuerdo con el enfoque misionero, destacado en el Magisterio del Papa Francisco, a in de que nuestra iglesia su ardor evangelizador como “Iglesia en salida”. • ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN: Manera de vivir de los discı́pulos misioneros de Cristo, que, conducidos por el Espı́ritu, tienen una experiencia de comunió n eclesial. • MÉTODO PROSPECTIVO: Con la ayuda de Dios y el esfuerzo nuestro caminaremos hacia ideales realizables. Todo en las manos de Dios, pero trabajando fuerte como si todo dependiera de nosotros. 7


pueblo de Dios y sus diversos componentes—. En é l, se describirá , ademá s, ese deber-ser de cada una de las realidades que componen, sustentan y facilitan la acció n evangelizadora de la Iglesia particular resaltando ante toda la Iglesia particular es global, orgá nica y diná micamente evangelizadora. 3. DISCERNIMIENTO EVANGÉLICO (MODELO DE DIAGNÓSTICO): Realizada la descripció n de la realidad, se hace la confrontació n de é sta con el ideal planteado, a la luz de los ideales del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia. Es hacer lectura y discernimiento de los signos de los tiempos; de la presencia de Dios en la historia, para dar una respuesta de fe pertinente. 4. PASOS O ETAPAS DEL PROCESO (MODELO OPERATIVO): Es el itinerario que se debe hacer, para convertir la realidad actual, en el ideal que se desea. Como el recorrido es largo, naturalmente tiene pasos, a travé s de los cuales, nos vamos acercando al ideal.

2. PRESUPUESTOS, CRITERIOS Y LÍNEAS DE ACCIÓN «Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo… Pre iero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos». (cf. EG 49) La opció n fundamental del proceso es la evangelizació n de la Iglesia. La razó n de ser de la Iglesia no es la Iglesia misma: es Cristo, su Maestro y Señ or. Ella no está en funció n de ella, sino del Reino de Dios. Su realidad má s profunda consiste en ser y llegar a ser el signo e instrumento visible —el sacramento—, de la comunió n con Dios y a la que toda la humanidad está llamada. La Iglesia de Jesú s es “misionera por naturaleza” (cf. AG 11-12), es “una Iglesia en salida”. Se hace misionera reconociendo y asumiendo contextos en los que se encuentra. La iglesia misionera es evangelizadora y é sta es su “identidad má s profunda” a Iglesia es MISIÓN. Es comunidad de discı́pulos que dan testimonio del Señ or resucitado y de su Evangelio. El proceso de evangelización es, entonces, la razó n de ser de

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Ası́, «la evangelización es la tarea de la Iglesia. Pero este sujeto de la evangelización es más que institución orgánica y jerárquica, porque es ante todo un pueblo que peregrina hacia Dios. ciertamente un misterio que hunde sus raíces en la Trinidad, pero tiene su concreción histórica en un pueblo peregrino y evangelizador, lo cual siempre trasciende toda necesaria En otras palabras, si ser Iglesia es ser miembros de Cristo y discı́pulos suyos en comunión y estar en comunión y misión es responder a las exigencias del Evangelio en contextos concretos, decir, estar continuamente ingeniando nuevas expresiones, nuevos métodos, nuevo ardor, pa enfrentarse con nuevas situaciones, nuevos pueblos, nuevas culturas, nuevos desafı́os, Este proceso de evangelizació n asume el itinerario que propone Aparecida: Encuentro, Conversió n, Formació n, Comunió n y Misió n (cf. DA 278). Para todos los efectos se reconocerá y valorará este camino como el que hay que seguir con todas las personas y grupos que son servidores o destinatarios de nuestro proceso de evangelizació n. El contexto actual exige que se preparen caminos de iniciació n cristiana, y hasta de primer anuncio. Por norma general no se va a dar por supuesta la evangelizació n inicial que conquista para Cristo y favorece el encuentro personal con El; y nunca se omitirá el deber de ofrecer ı́ntegro el camino de la iniciació n cristiana, o de complementarlo en lo que le haga falta, segú n el modelo de pedagogı́a en la fe (o modelo catecumenal, como lo llama el Directorio General para la Catequesis), de tal manera, que los creyentes asuman bien lo que hay que creer, lo que hay que celebrar, la vida en Cristo, la oració n al estilo propiamente cristiano, la comunió n y la misió n. PUNTO DE PARTIDA: PRIMER ANUNCIO Y KERIGMA - ENCUENTRO CON CRISTO Y SU PROYECTO DE VIDA El proceso asume como criterio de base que todo proceso evangelizador auté ntico comienza por encuentro personal con nuestro Señor Jesucristo. Porque los cristianos no seguimos a una idea sino a una pe idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientació n decisiva (DCE 1). En primer lugar, se trata de un encuentro real, personal, y vivo, de ojos abiertos y corazón palpitante, tan objetivo, es decir, tan verdadero como el testimonio y la Palabra hemos recibido y como se contiene en la Sagrada Escritura, y tan personal e ı́ntimo como solo puede ponerlo el Espı́ritu Santo, que localiza lo má s central de cada persona. Y, en segundo lugar, que

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En este sentido, se rea irma que el ANUNCIO por el cual se disponen los corazones al encuentro Cristo es central, transversal y permanente en nuestro proyecto porque contiene los que llaman a la fe, animan en ella y reconducen a su vivencia má s fuerte, en todas las Este mensaje testimonial y ungido, humilde, obediente, sencillo, transparente y lleno de primer anuncio o kerigma, se caracteriza porque transmite la Palabra de Dios que llama a la fe, de corazó n a corazó n, y po deja que el Espı́ritu Santo haga su acció n en el oyente. Con el proceso de las personas que acepten el ciará n procesos de iniciación cristiana mació n de las comunidades eclesiales misioneras.

anuncio y se conviertan, se iniprolongados y la confor-

FORMACIÓN INICIAL Y PERMANENTE DEL DISCÍPULO MISIONERO Quienes acogen el primer anuncio y dan el primer paso de fe y conversión comienzan el camino de su vida cristiana. Son verdaderamente convertidos y son acogidos en la cristiana, que se encarga de su formació n bá sica y permanente. La formació n bá sica se iniciación cristiana y la que pone los pisos del ediicio de la fe sobre esos cimientos se formación permanente. En este sen “el «momento» de la catequesis es el que corresponde al período en que se estructura la conversión a a No hay una catequesis que se agote en un sacramento; la catequesis es para el aprendizaje de la fe y la vida de los cristianos. Se decide por un proceso serio de catequesis, claramente relacionado con el primer anuncio, que antecede y con la formació n permanente, que lo sigue. La Catequesis logra su meta inspirándose en la pedagogía de Jesús, es decir, invitando a los que ponen en camino a realizar una experiencia mú ltiple cuyas dimensiones son seis: el conocimiento de los misterios de la fe, su celebració n, una vida en conformidad con ella, 10


la oració n la comunió n y la misió n.

cristiana,

En el proceso se cultivará n estas dimensiones, de tal manera nuestras comunidades esté n conformadas por verdaderos discı́pulos misioneros y, por lo tanto, sean au LA IGLESIA: CASA Y ESCUELA DE COMUNIÓN El fruto maduro de la iniciació n cristiana, en el proceso evangelizador, es la comunidad amplio proceso por el cual se lleva la fe inicial a su madurez fundamental, es decir, a su capacidad de profesar la fe de la Iglesia. Desde el inicio, se tendrá en horizonte, que la COMUNIDAD CRISTIANA es sujeto y objeto, “origen, lugar meta” de la evangelización. Lo que indica que hay que trabajar fuertemente por la constitució n de comunidades cristianas. En de initiva, el testimonio que atrae, la misió n evangelizadora, el primer anuncio y la acogida los que van llegando a la fe, la catequesis inicial de los que creen, es decir, su Toda la actividad misionera del proceso evangelizador, tiene por inalidad la constitució n de una comunidad evangelizada evangelizadora que se expresa y se estructura en la vida parroquial mediante la riqueza de la diversidad de sus comunidades. Ası́ llegaremos al ideal de parroquia, como “comunidad de comunidades diversas”. Por tanto, uno de los grandes objetivos del PROCESO que estamos retomando con nuevo vigor, será la constitució n de pequeñas comunidades: que, en nuestro caso, llamaremos “comunidades eclesiales misioneras”. Pequeñ as comunidades que “se sienten parte integral" en la gran comunidad parroquial, ası́ como en e conjunto de la comunidad diocesana. Nuestra opción será por vida comunitaria concreta, en cuyo seno se viva discipularmente el misterio de Cristo, así como La vida comunitaria se promoverá , a ejemplo de las primeras comunidades cristianas (cf. Hch 2, 41-47), es la de discı́pulos que se congregan periodicidad conveniente para vivir má s intensamente: • la comunión fraterna, como expe

de unidad creada por el Espı́ritu Santo, alrededor de Cristo y en dependencia ilial del

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• la caridad fraterna como solidaridad efectiva hacia adentro y hacia afuera, y

como decidida apertura a los preferidos del Señ or: a los pobres, a los que sufren y a los que se sienten lejanos; • la oración comunitaria tanto en las reuniones ordinarias como de ellas: la meditació n bı́blica, la alabanza, la adoració n, la acció n de gracias, la petició n, sú plica por el mundo entero; • y la Eucaristía dominical como iesta del amor y de la vida en la Se podrı́a de inir la comunidad cristiana, entonces, como un grupo estable de convenientemente iniciados en la fe y la vida cristiana, • congregado por el Espı́ritu Santo, • centrado en Cristo, que experimentan y comparten constantemente el amor provi• • • • • • •

dente y misericordioso del Padre, en la que se acoge la Palabra de Dios, se celebra la vida cristiana y se viven la caridad, que es el distintivo de los discı́pulos de Cristo, y la solidaridad para con los má s pobres y los que sufren, con plena conciencia de su compromiso histó rico y su capacidad de transformar la realidad con la fuerza del Evangelio, estimulados por la esperanza del Reino, apoyo y hogar de sus miembros, en crecimiento, que experimentan continuamente el llamado misionero de Jesú s, en comunió n con la Iglesia y en el seno de una parroquia, a la que, en comunió n con otras comunidades y mo

Se entiende, en consecuencia, que solo los que son evangelizados y llegan a vivir en fraterna alcanzan el testimonio de vida requerido para hacer concreta esa comunidad cristiana real, a la cual corresponde ser “origen, lugar y meta” del proceso evangelizador. Quien experimenta la vida de la comunidad cristiana la entiende, la puede dar a conocer y CENTROS O LUGARES DE COMUNIÓN Y PARTICIPACIÓN En la Iglesia se realiza esta experiencia comunitaria de diversas formas y con distintos niveles intensidad. 12


Esas formas generan verdaderos lugares de comunión, en los cuales se aprende la •

LA FAMILIA: Es el primer lugar y la cuna misma de todo aprendizaje de vida cristiana.

LA COMUNIDAD ECLESIAL MISIONERA (CEM): Es el signo y la experiencia má s concreta de eclesialidad de base. En ella se comparten las diná micas de la fe y vida cristiana en ambiente de fraternidad, en el Señ or. Es importante aclarar que la vecindad y la territorialidad no será la ú nica forma de asociació n para la constitució n de estas comunidades.

LA PARROQUIA: Es la “comunidad de comunidades movimientos”, en la cual las pequeñ as comunidades y las personas reciben los auxilios de la

LA DIÓCESIS O IGLESIA PARTICULAR: La Iglesia particular o Diócesis es la má xima expresió n de la comunió n. “Cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica bajo la guía de su obispo, también está llamada a conversión misionera. Ella es el sujeto primario de la evangelización, ya que es la concreta de la única Iglesia en un lugar del mundo y en ella «verdaderamente está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, católica y Apostólica»” (EG 74).

SE NECESITA UNA ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN Lo anterior reclama y exige una re lexió n má s profunda sobre otro elemento esencial nuestro Plan Pastoral, la Espiritualidad de Comunión, cuyo dinamismo está en su opció n por la vida comunitaria real y concreta. Por eso, esta espiritualidad va de la mano con LA MISIÓN DEL CRISTIANO EN EL MUNDO Teniendo en cuenta, lo anteriormente expuesto, es importante, a irmar que la

El misionero cató lico sale de la comunidad cristiana y retorna a ella, va al mundo con la fuerza de la fe que comparte con sus hermanos y retorna a sus hermanos con la riqueza nueva de la misió n. En esta diná mica todos resultan enriquecidos por la Gracia. 13


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comunidad cristiana debe ofrecer y garantizar caminos hacia una madurez eclesial y pastoral en que sus miembros, de acuerdo con sus carismas y con el discernimiento que de ellos hagan pastores legı́timos, con la adecuada preparació n y con el necesario envı́o, ejerzan La ministerialidad de la Iglesia es aspecto central de nuestro proyecto. El proceso vislumbra, desde inicio, el surgimiento y la conformació n de ministerios pastorales para los laicos, en espíritu comunión y participación. Lo anterior equivale a decir, que una Iglesia Misionera, que evangeliza y forma en la fe, se corresponde con una iglesia profundamente rica en Ministerios y carismas. CRITERIOS DE EVANGELIZACIÓN Para recorrer este camino necesitamos unos criterios que vayan guiando e iluminando nuestros pasos. Los criterios son como lá mparas que iluminan el camino para llegar en forma segura al puerto deseado, al ideal de Iglesia: Una Iglesia en comunió n, participació n y misió n. A oscuras no se camina con seguridad. En el trabajo pastoral é stos son los criterios: ♦ Con relació n a la ACCION: Toda acción debe ser evangelizadora. Es decir, que

lleve a la aceptació n del designio salvador de Dios en Cristo y que se inscriba en un proceso permanente, sistemá tico, orgá nico, ú nico pero diferenciado de evangelizació n. ♦ Con relació n a los DESTINATARIOS: La evangelización debe llegar a todos, siem-

pre y en todas partes. Es decir, se debe convocar a todos en forma global, sistemá tica y progresiva. ♦ Con relació n al SUJETO EVANGELIZADOR: Todos los bautizados deben ser evan-

gelizadores. Discipulado y misión, son las caras de una misma moneda. Es decir, todos los bautizados está n llamados a ser evangelizados y a evangelizar. Jesú s es el primero y má s grande evangelizador. Es bueno recordar “que, si bien esta misió n nos reclama una entrega serı́a un error entenderla como una heroica tarea personal, ya que la obra es ante todo de Él,

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♦ Con relació n al METODO: El método será la confrontación entre el Evangelio y

la vida, especialmente por medio del testimonio del evangelizador. Es decir, que la evangelizació n que convence es la que se hace con el testimonio de la propia vida y que evangelizar, má s que transmitir conocimientos, debe ser un llevar a la revisió n de la vida a la luz del Evangelio. ♦ La evangelización tiene por fuerza implícita y

objetivo “alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los determinantes, los puntos de interé s, las lı́neas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y modelos de vida de la humanidad, que está en contraste con la Palabra de Dios y con el designo salvació n”.

♦ Con relació n a los MEDIOS: Las estructuras que hacen posible la evangeliza-

ción deben ser dialogales, participativas y orgánicas. Es decir, que todos deben contribuir a la evangelizació n en forma organizada y permanente participando en los equipos y comité s. ♦ Con relació n al ENFOQUE: Es evangelizador y misionero. Todo proceso evan-

gelizador es misionero. Con mayor razó n, ahora, en que los cambios culturales son rá pidos y está n afectando la fe de nuestros ieles. Ya no estamos en el contexto de la cristiandad, en el que la Iglesia con iada en que la sociedad misma y, en ella, las familias, transmitı́an los valores cristianos. Nacer e sinó nimo de nacer cristiano. Hoy ya no es ası́ y ni siquiera se puede predicar unı́vocamente de bautizado que sea cristiano en toda la acepció n del té rmino. El contexto actual exige que se p

♦ Con la relació n a la FORMA Y SUS CONTENIDOS: Se llega a todos de manera cí-

clica y ascendente. Se comienza con Kerygma y primer anuncio; se sigue con catequesis, luego formació n permanente, hasta comprometerlos con la misió n. La convocatoria es de manera permanente y, por lo tanto, algunos estará n comenzando cuando otros ya van má s adelante en el proceso. Por lo mismo, la convocatoria tambié n está presente en todos los pasos del Proceso.

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3. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL PROCESO

Los elementos constitutivos son necesarios para el diseñ o de la acció n pastoral. Estos han sido pensado y ubicados en cı́rculos concé ntricos, cuyo objetivo es poner a Cristo y su Evangelio como centro de todo, desde el centro, que es la vida de todo el conjunto, a la manera del fuego que enciende en ardor evangelizador a los discı́pulos misioneros, irradia su fuerza, su luz y su calor a todos los niveles, para llegar a los má s alejados y para ofrecerles a todos las riquezas del Reino de Dios en Cristo. Es evidente, de acuerdo con lo dicho hasta ahora, que la fuerza irradiadora que anima a todos es el Espı́ritu Santo, derramado sobre la creació n entera sobre el Misterio Pascual de Cristo. 18


Para captar la unidad en la diversidad, hay que poner los intereses (primer cı́rculo), como lo hicieron los Apó stoles y primeras comunidades cristianas, en Jesucristo y su Evangelio. La opción por esta centralidad evidentemente incluye, en Cristo y por Cristo, toda la dimensió n trinitaria de la fe. Si no olvidamos que el horizonte de todo nuestro proceso es el Reino de Dios, tal y como Jesú s lo predicó y lo ofreció a la humanidad entera, entenderemos que, en el orden de la ejecució n, lo primero que tenemos que poner a funcionar es la animació n misionera y comunitaria (segundo círculo). Los dos servicios son permanentes. La Iglesia Particular debe ser siempre animada de nuevo por la formació n permanente en las dimensiones teó ricas y prá cticas de la comunió n y la misió n. Y por esto se requiere una profunda y entusiasta espiritualidad misionera, ası́ como una espiritualidad comunitaria sólida y activa. Las opciones decididamente evangelizadoras, tanto al inicio del proceso como durante la ejecució n del plan pastoral, ubicadas en el tercer cı́rculo, requieren que se establezcan y reiteren siempre de nuevo: 1. Acciones de primer anuncio y Kerygma; 2. Acciones de iniciación cristiana para adultos, niños y jóvenes; 3. Propuestas y espacios diversos para la experiencia comunitaria (entre las que no faltará la oferta de una vida de fe en comunidades eclesiales misioneras (CEM), tambié n "llamadas pequeñ as comunidades" o "comunidades apostó licas"); 4. Involucramiento de todos en la acción pastoral de la Iglesia, en tónica de co-

munión y participación, para construir el mundo que Dios quiere que logremos desde cuando dio al ser humano su primer mandato y para que se instauren en todas partes los valores del Reino, que "es justicia, y paz, y gozo en el Espı́ritu Santo" (Rom 14,17). El cuarto círculo presenta las personas en la Iglesia (ministros ordenados, religiosos y religiosas, laicos) que, convenientemente iniciadas en la fe y en la manera de vivir de los cristianos, en sus distintos estados de vida, son "objeto" y "sujeto" de la acció n pastoral de la Iglesia. Son su "objeto" en cuanto ellas integran los distintos espacios de comunió n en los que se lleva a cabo la formació n permanente de los creyentes y la capacitació n para la misió n; y son "sujeto" de la misma, por cuanto esas mismas personas son las que realizan su misió n y ejercen sus ministerios en el mundo, de acuerdo con los carismas que Dios les da y para la construcció n de un mundo mejor.' 19


El quinto círculo presenta ya una organización pastoral básica (acción pastoral y su enfoque ministerial) en la que la labor evangelizadora ya se ha diseñado con la ayuda de los ieles evangelizados y evangelizadores. La “acció n pastoral” es el fruto maduro de la iniciació n cristiana y consiste en la inserció n plena, consciente y madura de la comunidad cristiana y en la tarea que ella ha recibido de Cristo: Qué todos tengan vida y la tengan en abundancia (cf. Jn 54,54). Es el horizonte de los que ya han descubierto sus carismas y reciben de sus pastores misiones especí icas, a las que llegan después de una conveniente capacitación. En este nivel de la evangelización ya hay funciones y servicios diversi icados. Pero todos siguen nutrié ndose de la gracia capital que se irradia desde Cristo, por la gracia del Evangelio y la animació n continua que reciben de la comunidad eclesial. El último círculo del grá ico señala la dinámica en “salida” de todo el proceso (enfoque misionero), tanto en sus dimensiones más personales y comunitarias como en las má s misioneras. Es la realizació n del ideal de la Iglesia que es MISTERIO, COMUNIÓN Y MISIÓN (ChL), que existe en el mundo como fermento en la masa y que, en consecuencia, realmente hace crecer al mundo segú n los designios de Dios. Presenta una Iglesia en misió n permanente y con acciones de misió n permanente en todos los sectores geográ icos y en las periferias existenciales. Esas acciones son conocidas del proceso desde hace muchos añ os y son las Misiones Evangelizadoras o de Sector, la Carta a las Comunidades, la Red de Mensajeros, las Acciones Signi icativas que, sobre todo porque se realizan en el ambiente de la misericordia para con los pobres, los enfermos y los má s alejados, se vuelven llamado a la conversió n de otros muchos. Y es la Iglesia que, en continuo crecimiento por la evangelizació n progresiva, se hace consciente de su deber misionero, tanto ad intra (sector, parroquia, dió cesis) como ad extra (fuera del territorio diocesano). El grá ico circular que ha servido para presentar los elementos constitutivos del Plan Pastoral reposa sobre un esquema que presenta cinco tipos de estructuras; estructuras que existen en función del proceso evangelizador y no al revés. En este espacio inal se muestra que toda la diná mica del proceso se mueve precisamente porque tiene esas estructuras de apoyo:

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• estructuras de decisió n; • de formació n y capacitació n; • de consulta y animació n, • de comunió n y participació n • y de ejecució n.

Todas sirven y todas existen porque son integradas por personas. Para que ninguna estructura se vuelva obsoleta o estorbosa, para que funcione á gilmente y con sentido preciso en la consecució n de las metas del proceso evangelizador, necesita constituirse sobre el buen espı́ritu de las personas que la integran. El proceso de formació n permanente y la conversió n permanente que resulta de é l son el medio má s propicio para lograr que ninguno se sienta ofuscado por lo que simplemente pretende servir a la comunió n y la participació n de todos.

4. LA ACCIÓN EVANGELIZADORA (Pasos del Proceso)

Es imprescindible recordar que una de las caracterı́sticas de nuestro proceso lectura permanente de la realidad, es decir, de los hechos signi icativos y de los signos de tiempos porque en ellos se descubre la voluntad de Dios. El pueblo de Dios peregrina en la historia dentro de ella percibe de manera distinta, muchas veces, o velada, las má s de las veces, el El mé todo con el que se realizan la planeació n del proceso y la plani icació n de sus pasos o etapas es prospectivo simple, que consiste en ijarnos unas metas y preverlas, viendo los pasos que

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No obstante, con la intenció n de tener el conjunto de todo el Proceso y en virtud de que por las razones que sean, hay sacerdotes que no conocen el proceso su icientemente, presentaremos brevemente todas los 4 PASOS O ETAPAS. ETAPA PREVIA: PREPARÉMONOS Y ELABOREMOS EL PLAN GLOBAL

La etapa previa va desde el momento en el cual se propone el proceso pastoral al Colegio de Consultores y al Consejo de Presbı́teros hasta cuando sus miembros lo conocen, lo han compartido con los consagrados y laicos má s c omprometidos a nivel diocesano y parroquial, lo han aceptado y han recibido capacitació n y la formació n inicial. Esta etapa concluye con una gran misión en la que los iniciales hacen el lanzamiento pú blico del proceso y hacen una segunda convocatoria en parroquias. A los grupos conformados por esta gran misió n los va a caracterizar, ante todo, el deseo de conocer, amar y servir a Dios nuestro Señ or toda su vida, es decir, habrá n sido convocados por e kerygma. Y seguirá n todo el proceso evangelizador hasta constituir comunidades Puede durar entre uno y tres añ os, de acuerdo con la realidad que se confronte. Las FUNCIONES de esta etapa son: Llamado a los primeros colaboradores. pastoral y espiritual que vive la D Desde este primer paso se notará que hay un diseñ o humano necesario pa conseguir los ideales que nos proponemos en sana prospectiva pastoral y una dimensió n personal comunitaria que requiere de la formació n intensa e insustituible del proceso de iniciació n El diseñ o del Plan Global diocesano, sus opciones y todos los aspe que tienen que diseñ arse de acuerdo con la realidad local se llevará n a consulta en el seno de

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Al inal de los aná lisis y de los estudios, se presenta el Plan Global y se indican los caminos por los se conducirá la labor pastoral, señ alando que siempre habrá espacios de evaluació n comunitaria posibilidades para dar nueva direcció n a los procesos. Se ofrecen los pasos del proceso lani icació n má s concreta de las acciones para el primer quinquenio, teniendo en cuenta que el añ o del mismo tendrá valor de introducció n y de impulso, los tres añ os siguientes será n desarrollo y a ianzamiento de lo plani icado y el quinto añ o será para aná lisis de realidad, revisió n de la marcha del proceso, evaluació n y programació n del pró ximo quinquenio. Es importante que jurisdicciones sepan que el aná lisis y el discernimiento de la realidad socio-pastoral se renueva

• Cada jurisdicció n cuenta con algunas estructuras de consulta, de decisió n y de

ejecució n, como: Consejo Episcopal (o de Gobierno), el Consejo de Presbíteros, el Colegio de Consultores y el Consejo de Pastoral. • Equipo Diocesano de

Pastoral (EDAP).

PRIMER PASO O ETAPA: ENCUENTRO CON JESÚS

El primer quinquenio o icial ofrece cinco dimensiones o aspectos del Encuentro con Jesú s. Su objetivo principal es acrecentar y multiplicar el espı́ritu misionero de los que ya comenzado y llegar con el mensaje del kerygma al mayor nú mero posible de personas. Por esto, porque esperamos que muchos sean alcanzados por primer anuncio, la Dió cesis debe estar preparada para ofrecer siempre de nuevo el proceso iniciació n cristiana. Y, en todo caso, la insistencia de cada añ o llegará a todas partes, tanto a quienes se acercan a los templos parroquiales como a los

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alejados, en forma de campañ as

• Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP). • Com Diocesanas • Se da inicio tambié n a la Carta a la Comunidad Parroquial, el Equipo de Re-

dacción de la misma y la Re de Mensajeros.

SEGUNDO PASO: SEGUIMIENTO DE CRISTO ACENTO: INICIACIÓN CRISTIANA El segundo quinquenio tiene un acento “catequístico” con é nfasis anuales que pueden servir a toda Iglesia Particular para revisar el cumplimiento de las tareas propias de la iniciación cristiana, que son las seis ya conocidas: el conocimiento de la fe, su celebración, el aprendizaje integral de la vida Cristo, la oración cristiana, la comunión y la misión. Es un paso muy importante para que jurisdicció n se haga consciente del deber que tiene de ofrecer la formació n inicial de “los que En este paso se hace pú blica y notoria la opció n por el conocimiento má s profundo de la Palabra de D escrita. La Biblia se pondrá al centro de toda forma de oració n y de acció n pastoral. Los ieles instruidos en el ejercicio de la lectura orante de la Biblia y, donde se pueda, en particular de la

• Primeros programas de un Centro de Estudios para la Formación y la Capaci• • • •

tación de los Laicos. Comités Parroquiales de Catequesis. Comité Parroquial de Animación de las Comunidades y Grupos Apostólicos. Comités Parroquiales de Evangelización y Misión Comités Parroquiales de Pastoral Caritativa y Social.

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TERCER PASO: COMUNIDAD CON EL MAESTRO ACENTO: EXPERIENCIA COMUNITARIA Los cinco añ os de este paso insisten en dimensiones que muchos ieles deben haber adquirido ya este momento. Sin embargo, como en cuestió n de anuncio y catequesis, siempre se puede es vida comunitaria de tal manera que resplandezca por la caridad de sus miembros, el testimonio de vida de todos y su indefectible y constitutivo vı́nculo con el Papa, con el Obispo y con el Pá rroco; Estos añ os deben ayudar a todos los ieles a crecer en el sentido y a experimentar urgencia por la unidad que Cristo quiere para todos los bautizados. Y pueden servir para que

Cada jurisdicció n evalú a y establece estructuras propias que pueden servir a los propó sitos del diocesano. En particular, quizá serı́a el momento para crear organismos con el in de promover

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CUARTO PASO: ENVIADOS POR EL SEÑOR ACENTO: MISIÓN El cuarto paso es un momento de consolidació n de todo el proceso en cuanto a su objetivo primero expresar la naturaleza evangelizadora de la Iglesia y de la existencia cristiana. Para este momento se espera que haya muchas comunidades eclesiales misioneras en todas las parroquias y que se renovando continuamente por la caridad fraterna y la Eucaristı́a. Esta etapa del itinerario llega animar aú n má s el compromiso cristiano de los evangelizados en el mundo, tanto para apostolados de anuncio y convocatoria a la fe y en los procesos de formació n cristiana, como que realicen acciones de clara incidencia en los mú ltiples tejidos de la sociedad, incluso en ins de la vida polı́tica y de gobierno, en los cuerpos legislativos, en las cortes y en el sistema judicial, en la

Observatorio

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IDEAL DE IGLESIA Una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia cercana a los olvidados y abandonados, una Iglesia que transmita la ternura de Dios. Una Iglesia evangelizadora, llamada a confrontarse constantemente con la amplitud y riqueza del Evangelio. Una Iglesia dispuesta a salir de su propia zona de confort (cf. EG, 20): Una Iglesia dispuesta a remar mar adentro para obtener una grandiosa pesca. La primacĂ­a de Dios en el Pueblo de Dios. Una Iglesia que vive como Pueblo de Dios: Pueblo de Dios santo y iel.

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