ABRIL

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ABRIL 2010

AÑO: 3 No. 27

CONOCE >

LA PASTORAL PENITENCIARIA

/P5

Costo de edición $7.00

MEDITA >

LA PASCUA : EL PASO A LA REDENCIÓN /P9

LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY COMPROMÉTETE >

LA IGLESIA Y LOS NIÑOS

/ P 14

...pág 15


CONOCE CONOCE > EDITORIAL

Pastoral Siglo XXI > p. 2

emos con gran preocupación una situación en la que la vida se va deteriorando cada vez más, aunque no del todo -porque hay que reconocer que siguen muchos valores en nuestra sociedad- en la cual, tenemos que tener claro cuáles son los principales problemas que han ido creciendo, pero también, tenemos que saber cuáles son los caminos que debemos recorrer para encontrar una salida a esta situación tan crítica en la que hoy vivimos. Esta problemática social también llega a la Iglesia, porque el ser humano, desanimado por lo que ve y experimenta en la misma sociedad, no tiene deseos de recurrir a Dios, porque considera que no lo va a ayudar, apartándose así de la Iglesia y de la religión: "Muchas veces constatamos que algunos hermanos nuestros se expresan de la Iglesia como algo ajeno a ellos, e incluso la consideran un obstáculo para vivir su fe o su unión con Cristo Jesús…" (Cardenal J. Francisco Robles Ortega; Orientación Pastoral "Vivo en la fe del Hijo de Dios"; pág. 9). Hay múltiples factores que han ido creando una conciencia y una personalidad en el ser humano, que lo apartan de Dios, ya que esos factores no promueven su cercanía y su necesidad, creándole un clima de superficialidad y frialdad. ¿Cuáles son esos factores? En el aspecto "sociopolítico": la globalización, la complejidad y el pluralismo de la sociedad, el desequilibrio y la injusticia en la distribución de la riqueza, el desarrollo científico y tecnológico, etc. En el aspecto "cultural", tenemos que desde la modernidad se ve afectado por la secularización, la racionalidad científica, el verdadero sentido de la democracia, etc. y en la postmodernidad, lo vemos reflejado en la crisis de las ideologías, el pensamiento débil de la vida, la crisis de los valores y la identidad, la ausencia del sentido histórico, etc. Con todo esto la religión se ve afectada, y así en una sociedad secularizada, la religión pierde relevancia social; en una sociedad pluralista, la religión es una opción más entre muchas; y ante la crisis de las Instituciones la religión es poco creíble. El documento de Aparecida de alguna manera refuerza esta idea en el punto 382: "La cultura actual tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano, el impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social." ¿Hacia dónde debe tender entonces el cristianismo? ¿Cuáles son los retos de la Iglesia hoy? Creo que el camino por el que puede encontrar alguna luz para el ser humano y la sociedad, está en revisar la identidad y la espiritualidad cristiana, creando nuevas comunidades que se apoyen en una verdadera fraternidad vivida y en una palabra de Dios liberadora. Urge que la Iglesia vaya encontrando un nuevo modelo apoyado en la "comunidad y el servicio". Lograr una "Evangelización misionera", que parta de los elementos básicos del primer anuncio del Evangelio, el diálogo entre fe y cultura, una revisión

sin miedo, de los procesos de Iniciación Cristiana y en la promoción de comunidades vivas: "La vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y aprender, el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su amor sincero" (DA # 356). Ahora entiendo mejor el documento de Aparecida, que insiste mucho en que la opción pastoral de hoy día debe ser la Evangelización de los pueblos, reforzando entonces la pastoral "misionera" para pasar así de una pastoral de conservación a una pastoral evangelizadora; por ello Aparecida insiste en la Inculturación, porque sabe que la fe y la cultura tienen que ir tomadas de la mano: "La Pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros. Su vida acontece en contextos socioculturales bien concretos. Estas transformaciones sociales y culturales representan naturalmente nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios." (DA # 367). Hagamos una reflexión profunda respecto a los factores que afectan a la Iglesia y a nuestra religión, para que conociéndolos, sepamos cuáles son las principales influencias que afectan al ser humano en su relación con Dios, pero hagamos también una reflexión profunda respecto a los caminos que tenemos que recorrer para tratar de encontrar caminos que nos lleven a un encuentro con Él, y así la conciencia y la personalidad del ser humano se vean iluminados por lo que realmente lo puede hacer libre y feliz.

Pbro. Lic. Walter Fernando Gómez Olvera Director Editorial y Vicario de Pastoral


CONOCE

CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR

Pastoral Siglo XXI > p. 3

CONTENIDO CONOCE EDITORIAL / p. 2 LA VOZ DEL PASTOR / p. 3 QUE EN CRISTO NUESTRA PAZ MÉXICO TENGA VIDA DIGNA / p. 4 LA PASTORAL PENITENCIARIA / p. 5 EL SEÑOR SAN JOSÉ DE CATEDRAL / p. 6 y 7 PORQUÉ LA IGLESIA TIENE UN CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO / p. 8

MEDITA LA PASCUA : EL PASO A LA REDENCIÓN / p. 9 “ DESPUÉS DEL HURACÁN, HUBO UN TERREMOTO, PERO TAMPOCO AHÍ ESTABA DIOS ”/ p. 10 MUJER, MISTERIO Y ENIGMA / p. 11 LA ALIANZA / p. 12 y 13

COMPROMÉTETE LA IGLESIA Y LOS NIÑOS / p. 14

VIVE ESCUELA BÍBLICA ARQUIDIOCESANA 1970 - 2010 40 ANIVERSARIO / p. 15 MÁS RECURSOS AL SERVICIO DE LAS PARROQUIAS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY / p. 16

DIRECTORIO Director General Emmo. Sr. Francisco Robles Ortega Arzobispo de Monterrey Sub - Director Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Consejo Editorial Lic. Yolanda Ruiz Mtz. Lic. Jorge Rodríguez Tueme Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Leopoldo García Mtz. Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño Lic. Miguel Angel Durán Rodríguez Impreso Imprenta Arquidiocesana de Monterrey Distribución Mensajería y Paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Periódico Mensual Abril del 2010. Editor responsable: Pbro. Walter Fdo. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2007072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Calle Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: Impresos Eclesiásticos, Dpto. de la Arquidiócesis de Monterrey, Calle Mitla 511 Col. Regina, C.P. 64290, Monterrey, N.L. Distribuidor: Mensajeria y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey N.L.

La realidad de la muerte pesa sobre nuestra humanidad como una gran losa, como una gran piedra, como la que sellaba el sepulcro de nuestro Señor Jesucristo; llevamos todos los hijos de Adán esa pesada losa sobre nuestras espaldas, la losa de la muerte. En la noche santa de Pascua, se nos anuncia que esa pesada losa ha sido removida por el poder y la infinita misericordia de Dios. ¡La muerte ha sido vencida!, y Cristo ha salido triunfante de la muerte, ¡Cristo ha resucitado y vive para siempre! Este es el gran gozo que celebramos con toda la Iglesia. La muerte no tiene sobre nosotros la última palabra, el triunfo es de Dios, el triunfo es de la vida. El proyecto de Dios sobre nuestra humanidad fue siempre la vida, nunca la muerte, desde el libro del Génesis, se nos describe toda la hermosura y la grandeza de la creación. Dios hizo su creación buena, la h i zo p o r a m o r, c o m o ex p res i ó n y participación de su misma vida. Dios hizo su obra para la vida. La muerte, la introdujo el padre de toda mentira, el demonio, haciendo desobedecer a nuestros primeros padres, al proyecto de vida de parte de Dios. Por eso leemos en los primeros libros de la Sagrada E s c r i t u ra , q u e s e n o s h a b l a d e l a preocupación amorosa de Dios de rehacer su obra, de redimir su creación de la muerte y del mal.

nos hace pasar a nosotros por su muerte a la resurrección y a la vida, por eso Cristo es nuestra Pascua, en Él hemos sido redimidos, res catad o s , resta u rad o s a l a v i d a . Toda la Pascua nos habla de vida, de luz, todo nos recuerda el proyecto de Dios sobre nuestra propia humanidad, es la vida, no la muerte. Por eso, cuando veamos que la muerte se quiera apropiar de nuestras calles, de nuestras casas, de nuestras ciudades, de nuestra propia humanidad, no perdamos la esperanza, el triunfo no será de la muerte, el triunfo es de la vida y de la resurrección. Queridos hermanos y hermanas, comprometámonos a ser agentes de vida y no de muerte, en nuestra vida diaria, en nuestro ambiente, seamos constructores y servidores de la vida, nunca de la muerte. Este es el compromiso que emana del gozo, de la dicha de la celebración de la Pascua. ¡Cristo es nuestra Pascua! Celebremos el triunfo de la vida sobre la muerte, el triunfo de la gracia sobre el pecado, celebremos estos 50 días de pascua, como si fuera un solo día, 50 días de gozo, celebrando el triunfo de Jesucristo sobre la muerte, cantando el aleluya, el aleluya del gozo y de la confianza en Dios, nuestro Salvador.

Asimismo, Dios nos dice que Él está dispuesto a celebrar con nuestra propia humanidad una alianza de amor, de misericordia, de perdón y por eso nos anuncia por medio de sus profetas que Él nos dará un corazón de carne y nos quitará el corazón de piedra; que derramará sobre nosotros su Espíritu, que Él nos amará, nos purificará y nos restituirá a la vida, porque su proyecto es de vida. Y toda esta historia de salvación culmina con la encarnación del Hijo de Dios, muerto en la cruz por nuestra salvación. Por eso, todos los que creemos en Cristo, hemos sido sepultados con Él. El día de nuestro bautizo el hombre viejo ha sido sepultado en la muerte de Cristo y por eso todos los bautizados hemos resucitado con Cristo a la vida nueva. Pascua significa paso, Cristo pasa por la muerte a la resurrección y a la vida, Cristo

Felices Pascuas de Resurrección + J. Francisco Cardenal Robles Ortega Arzobispo de Monterrey


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p. 4

CONOCE > CEM

todos nosotros nos ha inquietado la situación que actualmente se vive en nuestro amado país sumergido ahora en un deteriorado ambiente de violencia e inseguridad. Los Obispos de nuestra patria en la LXXXVII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano celebrada en la Pascua del 2009, del 20 al 24 de abril, le encomendó a la Comisión Episcopal para la Pastoral Social la redacción de un documento pastoral sobre la situación de violencia que vivimos en nuestra Patria. El tema posee una relevancia y emergencia tan especial que ha exigido de los obispos el dedicarle jornadas adicionales a su ya extenuante agenda pastoral, tal y como lo hizo el colegio completo de la Conferencia durante la LXXXVIII Asamblea Plenaria celebrada del 08 al 13 de Noviembre de 2009, así como la reunión extraordinaria de un Consejo Permanente de la Presidencia ampliado con todos los Arzobispos Metropolitanos y los Obispos responsables de la Pastoral Social en las Provincias y que se celebró el martes 19 de Enero de 2010. A lo anterior, se le tendría que añadir el contacto y la consulta frecuente a todos los señores Obispos tanto a través de los mecanismos convencionales como los emergentes, así de correo como de mensajería. Y así fue como el pasado lunes 15 de Febrero de 2010 se entregó a nuestra Iglesia de México este documento tan esperado por todos nosotros con el título: "Qué en Cristo, nuestra Paz, México tenga vida digna". Se trata de una Exhortación Pastoral del Episcopado Mexicano sobre

la misión de la Iglesia en la construcción de la paz y en la búsqueda de una vida verdaderamente digna en el pueblo de México. Esta exhortación es un documento pro-activo, en él, el Episcopado mexicano asume, por propia iniciativa, la tarea de incidir, desde la misión de la Iglesia, tanto en la conciencia personal y social, como en los diversos factores de riesgo que explican la existencia de la violencia en nuestra patria, para transformar, con la fuerza del Evangelio, esta lamentable y vergonzosa realidad. El documento está dirigido a todos los fieles católicos, así como a los hombres y mujeres de buena voluntad, y se generó para compartir el discernimiento pastoral sobre la realidad que se vive en México y alentar en la esperanza. Posee una reflexión que se hace con sensibilidad pastoral, como la han hecho los Obispos de México en otros momentos importantes de nuestra historia y a través de otras herramientas. En la parte introductoria (nn. 1 al 9) se nos indica el carácter, los destinatarios y la intención del documento, así como se justifica el uso del método: Ver, Juzgar y Actuar. La primera parte corresponde al primer paso del método de discernimiento conocido comúnmente como VER y es un acercamiento gradual a la realidad que todos padecemos (nn. 10 al 107). Hay dos elementos sobresalientes: primero la apropiación sincera y honesta de aquello en lo que desde la Iglesia hemos fallado (nn. 95-97) y segundo el enfoque que se le da a la situación de nuestro país como un problema de salud pública (nn. 99 al 101) manifestado en

tres crisis: de legalidad, de tejido social y de moralidad, de las cuales todos tenemos que asimilar la parte que nos corresponde de culpabilidad (nn. 102-106). La segunda parte (nn. 108-184) ofrece una iluminación bíblico, teológica y pastoral que tiene la intención de hacer comprender la vocación de un cristiano en medio de la crisis de violencia. Se inicia señalando la raíz más profunda de la violencia: la pérdida del sentido de Dios que lleva a un desprecio de la vida del hombre (n. 108). Así mismo, citando Caritas in Veritate del Papa Benedicto XVI en el número 75, refiere que la "cuestión social" hoy en día es la antropológica (n. 112). Se plantea la pregunta: En medio de una situación de violencia, como la que se vive en México ¿qué significa ser cristiano? ¿Cómo vencer la sensación de impotencia y al mismo tiempo ofrecer una solución que se aparte de la sinrazón de la violencia? En la tercera parte (nn. 185-239) se propone la misión de la Iglesia en la construcción de la paz y la ubica en tres tareas: Prevención, Acompañamiento y Animación de la sociedad civi l responsable. En la búsqueda de la renovación del corazón humano la Iglesia asume el compromiso pastoral en la transmisión de la fe, en la educación, en la familia y de una forma muy especial en el fortalecimiento de la vida comunitaria (n. 197) así como ofrece su colaboración en la necesaria construcción y educación, y en la animación de una ciudadanía para la paz. Se concluye (nn. 240-258) con un llamamiento buscando hacia la persona humana, el formar su corazón; hacia la comunidad, fortalecer la ciudadanía


CONOCE

CONOCE > PASTORAL PENITENCIARIA

responsable; y hacia la sociedad, la construcción de la paz. En este llamamiento final se ofrece una palabra especial a los gobernantes, a las fuerzas armadas y de seguridad, a los partidos políticos, a la sociedad civil y responsable, a los padres de familia, a los educadores, a los jóvenes, a las víctimas de la violencia, a los comunicadores, a los discípulos y misioneros de Jesucristo en general, a quienes practican la violencia, a quienes se han involucrado en diversas formas de crimen organizado y a quienes producen droga, la transportan y la comercian. Se confía este momento de la vida nacional al amparo de Santa María de Guadalupe y nos acogemos a su regazo para que nos

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muestre a Jesucristo, el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte y guíe nuestros pasos por el camino de la paz (Cf. Lc 1,79); y se implora sobre todo el pueblo de México la bendición de Dios por su maternal intercesión, para que "en su casa, que es toda nuestra patria, logremos reconocernos hermanos y vivir en fraternidad"

Pbro. Rogelio Narváez Martínez Director del Secretariado de Pastoral Social Párroco Del Rosario (Col. Roma)

La Pastoral Penitenciaria es la acción evangelizadora de la Iglesia que se dirige a toda persona que se encuentra bajo custodia de la autoridad, para que se reconcilie consigo mismo, con Dios, con sus hermanos y con la creación. Fortalece e impulsa el conocimiento del Evangelio con las personas privadas de su libertad y sus familias, promoviendo la formación y la capacitación de equipos dedicados a esta tarea. El objetivo general de la Pastoral Penitenciaria católica es hacer presente la salvación de Jesucristo a los hombres y mujeres de todas las edades en cualquier lugar donde se encuentran privados de su libertad y por lo mismo en la rehabilitación física, social, moral y cristiana de todo hombre o mujer, niño o joven, adulto o anciano, marginados de la sociedad, culpables o inocentes, en cualquier etapa en que se hallen bajo la custodia directa o indirecta de la autoridad penal, desde su detención hasta su liberación. En México existen más de 200,000 personas recluidas, el porcentaje es de 95.13 % hombres y 4.47 % mujeres. Las cárceles, al igual que todo el sistema de justicia penal, han sido construidas sin considerar necesidades propias de las mujeres reclusas. El 80 % de la población carcelaria son menores de 30 años, de escasos recursos y baja escolaridad. Actualmente se tiene presencia en el 86 % de las cárceles de México. Mons. Domingo Díaz Martínez, Obispo de Tuxpan y Director de la Dimensión Episcopal de Pastoral Penitenciaria señala las razones que tiene la Iglesia para no dejar solos a los presos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Los presos son hijos de Dios como nosotros y eso nos basta para hacer todo lo posible en ayudarlos. Por estar en la cárcel no han perdido su dignidad y son además nuestros hermanos. Participan del mismo Cuerpo que nosotros, en donde Cristo es la Cabeza. Tenemos un mandato: "Amen a sus hermanos como yo los he amado". Porque hay una gran propuesta: El Reino, "estuve en la cárcel y fueron a verme". Tenemos un llamado del Señor: "sean misericordiosos...". Damos testimonio: "en esto conocerán que son mis discípulos...". Es una pastoral de mucho valor: "lo que hicieron a ellos a Mí me lo hicieron...". Porque la libertad es un don que Dios nos ha dado y debemos rescatarla, mientras un hermano esté en la cárcel la Iglesia no es completamente libre. 10. Porque la conversión es un proceso que dura toda la vida y nos conduce a la perfección, la paz y la reconciliación. 11. Porque esta pastoral nos ofrece el camino mejor de todos para todo. El agente de la pastoral penitenciaria, es muy importante en este trabajo apostólico, las características de quede de tener son: ser amables, responsables, activos para lograr objetivos, propositivos, organizados, sinceros, humildes para ser hermanos, estudiosos, limpios de corazón para hablar de Dios y orantes para hablarle a Dios. Es muy grande el trabajo ha realizar en esta Pastoral, para ello es muy importante la oración de los fieles, de todos aquellos que formamos parte de la iglesia, por todos aquellos que están privados de su libertad, para que Dios, Padre de Amor, les conceda la conversión de sus corazones y puedan encontrar la libertad de su espíritu en la verdad y la justicia.


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p. 6

CONOCE > ARTE SACRO

in lugar a dudas la imagen de San José que se encuentra en la nave sur de Catedral es una de las imágenes más antiguas, más bellas y más interesantes de nuestra Arquidiócesis. La imagen representa a San José que carga al Niño Jesús ayudado por un angelito el cual lamentablemente ha perdido el ala que debería llevar en la espalda (fig. 1).

fig. 2

fig. 1

La manufactura de la imagen es de primera calidad notándose especialmente la exquisitez de la pieza en el rostro y en las manos de san José (fig.2 y 3). La pieza fue elaborada en la Ciudad de México y de allá se trajo a Monterrey por encargo del General José Salvador Lozano (17111777); el médico - historiador José Eleuterio González "Gonzalitos" (1813- 1888) conoció a una de las hijas del mencionado General quién habría mandado traer, además de esta imagen, la que se encuentra en la Parroquia de San José, en Sabinas Hidalgo, N. L. Muchos motivos habría tenido el General para donar estas imágenes: él llevaba el nombre de san José así como sus nueve hijos varones. Otro motivo pudiera tener relación con lo siguiente: Un elemento muy peculiar de la imagen de san José de Catedral es que no se encuentra de pie sobre una base simple o sobre una nube, está sobre una "roca". Pudiéramos intentar interpretar la peculiaridad de este elemento de la siguiente manera: El mencionado General adquirió, en el año de 1765, la Hacienda de San José en Sabinas Hidalgo, la cual contenía: "(…) minas, haciendas de sacar plata que a dicha hacienda están anexas".

fig. 3


CONOCE CONOCE > ARTE SACRO

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fig. 4

La peculiar base de la imagen de san José pudiera hacer alusión a una roca o a un trozo de mineral (fig. 4) y pudiera estar en relación con la hacienda que el General poseyó en aquel tiempo y la cual tenía minas. El hecho de regalar esta imagen del santo pudiera responder a dar gracias a Dios, por la intercesión del santo, por los minerales que ahí se obtenían y al mismo tiempo poner bajo su custodia el progreso de los trabajos en la misma mina. Dado lo anterior deberíamos intentar fechar esta imagen entre este año (1765), el año de la adquisición de la hacienda y el año de la muerte del General en 1777. Ya en un plano de la Catedral del año 1790 se ubica la imagen del Señor San José donde hasta el día de hoy se encuentra. En la Parroquia del Sagrado Corazón de Monterrey (Centro) hay una imagen mucho más reciente inspirada en esta imagen antigua.

Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Capellán en Catedral Metropolitana de Monterrey


CONOCE

CONOCE > DERECHO CANÓNICO

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l Derecho es parte de la vida del ser humano, como lo ilustra la famosa frase latina: "Ubi societas, Ibi ius", que quiere decir: "allí donde haya una sociedad existe también el Derecho". Siempre es necesario un lineamento jurídico que responda en lo posible a las exigencias de la comunidad, para garantizar el orden y la justicia. El Código de Derecho Canónico asegura en la Iglesia una presentación ordenada de las leyes que cohesionan, principalmente, la actividad evangelizadora de la Iglesia, así como la vivencia de la fe de todos los fieles (entiéndase por fiel a todos los bautizados sin distinción: laicos, religiosos/as, sacerdotes). Estas disposiciones o leyes se llaman "cánones", de ahí nace el adjetivo "Canónico". La palabra "canon" se deriva del griego kanon, que significa regla o medida. Los cánones forman las disposiciones particulares que se aplican en la Iglesia en muchas de sus actividades. La Iglesia Católica, desde la época de los apóstoles, ha necesitado de reglas que le permitan realizar de una manera ordenada su función evangelizadora y que, al mismo tiempo, se garanticen los derechos y deberes de las personas. Antes del primer código de derecho canónico, que se promulgó en el año de 1917, existían una serie de colecciones legales y normas emanadas de los Concilios. El actual Código de Derecho Canónico fue promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de Enero de 1983, y en sus cánones se recoge el espíritu de renovación y de adaptación a los tiempos modernos del Concilio Vaticano II. La actual legislación de la Iglesia se divide en siete libros con la siguiente distribución: Libro I, Normas Generales, nos indica las reglas fundamentales del sistema jurídico de la Iglesia. Libro II, Del Pueblo de Dios, que ordena la composición de la Iglesia. Libro III, De la función de enseñar de la Iglesia, nos enuncia las disposiciones para anunciar el Evangelio. Libro IV, De la función de santificar de la Iglesia, trata acerca de nuestra santificación por medio de los sacramentos. Libro V, De los bienes temporales de la Iglesia, da las orientaciones acerca de la adquisición y uso de los bienes temporales. Libro VI, De las sanciones en la Iglesia, describe los delitos y las penas en el sistema jurídico eclesiástico. Libro VII, De los procesos, explica los recursos legales para dirimir controversias. No todas las normas o disposiciones de la Iglesia pueden estar contenidas en un solo código, como por ejemplo el canon 2, nos indica que el derecho litúrgico es el que regula el culto en la Iglesia y que se confina principalmente en los libros litúrgicos como: el Misal Romano, la Liturgia de las Horas, el bendicional y los rituales de los sacramentos. El Código de Derecho Canónico también otorga autonomía a los Obispos diocesanos para implementar las acciones pastorales que mejor convengan en cada Diócesis. En conclusión, en la Iglesia, existen deberes y derechos de los fieles, diversidad de miembros y de funciones, de ministerios y oficios, todo esto se bebe a que el Espíritu Santo es generoso en los dones y carismas que regala en la Iglesia; y esto reclama una adecuada regulación, pues cualquier sociedad lleva consigo un Derecho, en nuestro caso la ley suprema de la Iglesia siempre será Pbro. Juan Alberto Pequeño Macías Vicario Parroquial en Corpus Christi la salvación de las almas como nos lo advierte el canon 1752, que (Riberas de la Silla, Fomerrey 31) es el último del Código de Derecho Canónico.


MEDITA MEDITA > LITURGIA

urante la cuaresma nos preparamos para vivir la Pascua; es decir vivir nuestro paso de un corazón contrito a un corazón completamente nuevo, purificado, más aun palpitante por su propia redención. Año con año el camino cuaresmal nos intenta preparar para recibir con alegría el tiempo pascual. Pues así como para el atleta la preparación es importantísima para hacer su carrera en las competencias, jamás la preparación va ha ser estallar en alegría como cuando se llega a dicha meta; sin embargo, el atleta, jamás podría llegar a la meta si antes no se hubiese preparado con gran esfuerzo. Para el israelita la pascua es el paso de la esclavitud a la libertad, de ser un pueblo oprimido por los egipcios a ser un pueblo rescatado por la mano de Yahvé. La experiencia de libertad los lleva a entonar aquel cántico triunfal que recogemos en Éxodo 15. La Pascua para los cristianos tiene su fundamento en la acción de Jesús, en su paso de la muerte a la vida, del sufrimiento en la cruz a la experiencia constante de la gloria. Nuestra pascua es Cristo mismo, dado que nos rescata de la muerte que el pecado nos ha traído, para pasarnos a la participación de la vida nueva y plena en el resucitado. Pues la esclavitud que el pecado causa, sólo puede ser superada en la adhesión al Señor. Hoy en día debemos de tener en nuestras mentes la consigna de vivir la libertad, que muchas de las veces hemos ido mermando al contemplar que nuestra sociedad se esclaviza a sí misma con la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la inseguridad traducida en robos, secuestros, asesinatos y extorsiones. La libertad que hemos de vivir en nuestra sociedad; dígase, casa, barrio, colonia, ciudad, estado o país, debe ser la que nos trasmite el mismo Cristo, es decir la vivencia de su reino, que es Justicia, Paz, Amor, Vida, Verdad, Gracia y Santidad. Es por eso que, el tiempo cuaresmal, es el tiempo en que ha de llegar la agonía y la muerte a nuestra vida que se ha acostumbrado, en muchas de las veces, a respirar y adolecer la infección de este cáncer tan lacerante que se llama corrupción; para que la noche de la pascua pueda encontrar su resurrección y la plenitud en la vida nueva que Cristo nos da. La celebración de la noche santa (la Vigilia Pascual), da inicio a este tiempo de gracia, donde la Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la "Fiesta de las fiestas", "Solemnidad de las solemnidades", como la Eucaristía es el Sacramento de los sacramentos (el gran sacramento) [CEC 1169]. Sin embargo, esta no debe ser el único

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momento en el que se viva la pascua, sino que nos debe impulsar a una práctica constante de nuestra libertad; libertad que podemos gozar los hijos de Dios, los que intentamos seguir y cruzar el camino de la esclavitud a la libertad trazado por el mismo Cristo. La cincuentena pascual da un sentido pleno a nuestra gran fiesta pascual, pues nadie que haya experimentado la resurrección de su vida en la resurrección de Jesús, podrá quedarse callado, sino que ha de salir pregonar lo que Dios ha hecho con él. Ya lo podemos experimentar en las celebraciones litúrgicas de la octava de pascua, donde es necesario entonar con voz potente el Gloria, himno que manifiesta la grandeza de Dios y el bien que ha traído para su pueblo; canto que entonan los vencedores, los que han muerto y resucitado con Cristo, los que estaban esclavizados pero que ahora se tornan libres gracias a la victoria de Jesús, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La cincuentena pascual ha de convertirse para cada uno de nosotros, en un verdadero tiempo de gracia y libertad, donde se p u ed e res p i ra r c o n tranquilidad. Por eso, la Pascua, es sin duda alguna el tiempo de libertad, de Redención. Tiempo en el que hemos de renovar n u es t ra s f u e r za s a l recordar nuestras promesas bautismales, pues "los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido"; es decir de su libertad, de su gracia, de su amor, que lo ha llevado a entregarse en la cruz para rescatarnos. La Pascua ha de llevarnos a transformar el mundo corrompido en el que vivimos. La Pascua ha de hacer que podamos experimentar la verdadera fraternidad, el podernos ver como hermanos, como hombres libres que gozan de la presencia de los demás; hombres redimidos que hacen de su vida la vida nueva que Cristo nos trasmite; hombres que dejan las cadenas de las grandes enfermedades sociales como el egoísmo, la violencia y la corrupción para emprender el camino, completamente libres y redimidos de sus ataduras.

La Pascua es la Fiesta del Cristiano y la redención del Hombre.

Pbro. Jesús Gerardo Delgado Martínez Vicario parroquial de Jesús Nazareno


MEDITA MEDITA

> REFLEXIÓN

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ocupación francesa". Por otra parte, una articulista escribía que "si en alguna parte del mundo, se necesitaba, desde hacía años, de la ayuda de Dios, tal lugar era Haití". ¿Por qué, pues, el creador de cielo y tierra no impidió con su omnipotencia semejante tragedia?; ante el desconsuelo de millones de haitianos, ¿dónde está el poder de un Dios clemente?, o bien, si la ausencia de este Dios, no manifiesta su complicidad, ¿no será, en todo caso, la prueba de su inexistencia?

egún la escala de Richter, el terremoto que sacudió la capital haitiana de Puerto Príncipe, el pasado 12 de enero, alcanzó la cifra de los 7.0 grados, mientras que el terremoto de 1985 en México, registró el nivel de 8.1 grados. Aunque entre ambas tragedias no cabe hacer comparaciones, parece claro que el parámetro geofísico de Richter no sirve de mucho para valorar, en su justa dimensión, el drama del caso haitiano. La magnitud de esta catástrofe tampoco se calculará adecuadamente, tan sólo pensando que la fuerza devastadora de este temblor fue equivalente a la explosión de 200 mil kilos de dinamita. A estos y otros razonamientos, habrá que agregar que esta impresionante fuerza capaz de afectar gravemente a cualquier nación del planeta, atinó a golpear a un pueblo que, apenas en el 2008, había sido víctima de dos violentos huracanes que dejaron a miles de familias sin hogar. Pero tampoco, se trata sin más, de estas "miles de familias", sino de familias que forman parte de un total de diez millones de habitantes en el país más pobre de América Latina. Se trata de familias pertenecientes a una sociedad en la que el 80 % de la población se encuentra sumergida en situación de extrema pobreza. Más de la mitad de los haitianos sobreviven con menos de 20 pesos al día. A esta desconcertante lista de males, habrá que sumar ahora el apenas aproximado saldo de daños provocados por el sismo: un millón de personas sin casa, 250 mil heridos y unos 200 mil muertos, sin contar todavía los que morirán a causa de la falta de alimento y atención médica. Cuando al desolador panorama de una sociedad castigada por el flagelo de la pobreza, se agrega también el azote inclemente de los fenómenos naturales; cuando, como suele decirse, a un país tan vulnerable como Haití, le "llueve sobre mojado", es completamente natural que, en el corazón de muchos creyentes, brote espontánea la pregunta por Dios y su intervención protectora: ¿dónde estaba Dios cuando se estremecieron las entrañas del territorio antillano? Tal parece que en el razonamiento de muchos fieles cobra actualidad el milenario dilema de Epicuro (s. III a.C.): "O Dios quiere evitar el mal en el mundo, pero no puede; o puede, pero no quiere. Si quiere pero no puede, es impotente; si puede y no quiere, luego no nos ama". La conclusión más coherente debería sostener que, por ser Dios, quiere y puede evitar el mal en el mundo; pero si, como parece, ni puede ni quiere, será entonces porque además de sádico, se trata de un dios incompetente. Efectivamente, durante los días del terrible movimiento telúrico, el predicador evangélico estadounidense, Pat Roberts, afirmaba que "la catástrofe haitiana era un castigo divino debido a "un pacto", que según él, en el s. XIX hicieron los haitianos con el diablo para librarse de la

Aunque todos estos cuestionamientos parecen legítimos y razonables, también sería coherente que con la misma razón nos preguntáramos: ¿dónde están ahora los arquitectos e ingenieros que en complicidad con las autoridades civiles de aquel país permitieron y promovieron la construcción de complejos urbanos sin los correspondientes estudios de suelo y sin los adecuados materiales? Especialistas franceses de una fundación de arquitectos que trabaja en emergencias humanitarias, evaluaron más de 30 edificios de Puerto Príncipe, y comentaron que en todos los inmuebles visitados que se derrumbaron o todavía amenazan con caerse, la mala calidad del hormigón y del hierro, la corta dimensión de las columnas, la utilización de arena de mar, así como la no aplicación de un código de diseño sismo-resistente, han contribuido a agravar el desastre natural. Más allá de la ayuda humanitaria de la sociedad civil, ¿dónde estuvo, desde hace tanto tiempo, el interés solidario de las empresas y potencias mundiales que sólo contribuyeron al empobrecimiento económico y político de este país de cuyo sufrimiento, ahora se pretende hacer responsable únicamente a Dios? ¿Qué dónde estaba Dios cuando el temblor en Puerto Príncipe? Seguramente no andaba de paseo en las hermosas playas del norte de Haití como los miles de turistas que en esos días disfrutaban de un crucero a tan sólo 150 km. del epicentro. El grito de dolor que pregunta a Dios por su presencia y que le reclama "¿por qué me has abandonado?" (Sal. 22,2) no puede ser acallado; sin embargo, debe pensarse con razón, que por definición, un mundo y una existencia humana sin límites ni dolor, no sería ya humana, sino divina. Dios ha querido nuestra existencia pese a sus imperfecciones y, más aún, ha querido asumir nuestras limitaciones para revelarnos no un poder caprichoso que puede apartarnos del mal a cualquier hora, sino el poder crucificado de un amor, capaz del sacrificio solidario. Ya desde el A.T., cuando el Profeta Elías, al verse perseguido por la reina Jezabel, suplicó a Dios que le quitara la vida, Dios se le manifestó en la discreción y debilidad de una suave brisa que se hizo sentir sólo después de un gran huracán, de un violento terremoto y de un fuego devorador (1 Re. 19, 1-15). A diferencia de otras divinidades que se identificaban con los grandiosos eventos cósmicos, el Dios de Elías no se hace presente en la magnificencia de los fenómenos naturales, sino que se revela en la modestia de una dócil brisa que, en su silencio, interpela al profeta: "¿qué haces aquí Elías?, vuelve a tu camino". Tal vez, en lugar de preguntarle nosotros a Dios ¿dónde estaba y qué pudo o no pudo haber hecho ante la tragedia haitiana?, dejemos que sea él, quien nos interpele y nos pregunte dónde estamos nosotros y qué podemos hacer cuando el dolor humano de tantos hermanos nos reclama no huir, ni renegar del camino de la solidaridad.

www.pastoralsiglo21.org Pbro. Dr. Alberto Anguiano García Universidad Pontificia de México


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> FAMILIA

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T

odos los días por la mañana, acostumbro mirarme al espejo. Esto ya es una rutina en mi vida; pero el día de hoy noté que había un cambio, vi en mi algo diferente. Todo empezó cuando me pregunté a mi misma que palabra podría describir a la mujer, fije la mirada a través de mi reflejo y pensé ¿Que mayor misterio que una mujer? Y es que meditaba en acontecimientos que nos hablan de las grandes cosas que ha realizado ella y que se han hecho por ella. Me descubrí a mi misma como hija, como hermana, como futura esposa y como futura madre. ¡Qué grandeza ser mujer!, tantas cosas encierra este enigma, que me parece imposible delimitarla a una sola palabra que la describa. Se es madre ante todo, por la capacidad de procrear junto con el varón. Cuando se habla de la vida, intuimos que la mujer guarda al nuevo ser en el seno de su vientre con tal ternura, que aún sin conocerlo, sabe en el fondo de su corazón que es capaz de dar todo por él; y es, en esta relación de la madre con el hijo, done la humanidad puede contemplar la existencia de algo más grande que una simple relación: puede palpar al amor; que es cimiento de la relación conyugal. El amor de la mujer es fortaleza para el hombre, sobre todo en momentos difíciles, por sus detalles y muestras de cariño pues dan a quien las recibe seguridad y confianza a la hora de actuar y tomar decisiones en su papel de marido o en su papel de padre. La mujer también es hermana e hija, y esto le permite potenciar su ser mujer, en el trato para con los padres y para con los hermanos. Los signos de los tiempos permiten que la vocación de la mujer se llevé a la plenitud, es ella la encargada de resaltar la dignidad de la persona, de sacar adelante a la familia, de formar a las nuevas generaciones que en el futuro se harán cargo del cuidado del mundo. Cada una tenemos una misión que cumplir desde nuestro estado de vida actual, y esta misión siempre deberá estar encaminada a la búsqueda del bien común, tenemos que ser defensoras de la verdad, promotoras del respeto a la vida, guerreras ante la injusticia social y femeninas en nuestro diario actuar. La célebre jurista Mary Ann Glendon es un caso concreto del potencial de la mujer actual. Profesora en la Univesidad de Harvard, ex embajadora de Unión Americana ante la Santa Sede durante la Administración Bush y presidenta de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, ha demostrado al mundo con su ingenio femenino, la capacidad y el potencial en su ser mujer. Glendon tuvo la valentía de renunciar a un galardón de la Universidad de Notre Dame para no avalar la concesión del doctorado honoris causa al presidente Obama, político partidario del aborto y de la investigación con células madre embrionarias. Así como esta mujer existen muchas otras, que tal vez aún permanecen en el anonimato, pero por mujeres como ellas, podemos darnos cuenta de la labor tan importante que una mujer puede desarrollar en el mundo actual. La realización plena de la mujer está en el ser mujer, reconociendo nuestra grandeza. Si quisiéramos encontrar la palabra perfecta para describir a la mujer… tendríamos que remitirnos al origen: MUJER, con mayúsculas y en sintonía con aquel que es diferente; pero nuestro maravilloso complemento. Doy gracias a aquel que es la fuente del amor…..por haberme hecho mujer. Deseo que todas las mujeres asumamos con responsabilidad y alegría la misión que tengamos que desempeñar para que nuestro ser mujer trascienda siendo protagonistas y colaboradora eficaces en la civilización del amo. María Teresa Moreno Arana Lic. en Ciencias de la Familia


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> PASTOTAL BÍBLICA

6. Importancia de la Alianza La Alianza del Sinaí marcó el punto culminante de todo el Pentateuco. Todas las alianzas anteriores que aparecen en los cinco primeros libros, atribuidos a Moisés, (la hecha con Adán, con Noé o con Abraham) pasan a ser consideradas como etapas preparatorias, y todo lo que sigue vendrá a ser considerado, por Israel, como una lógica consecuencia. La Alianza del Sinaí es tan cumbre de todo el Antiguo Testamento que todo lo posterior a esa experiencia fue considerado como una repetición de sus hechos salvíficos y así, se hablará de un "nuevo éxodo", de una "nueva Alianza" (Jer. 31,31), de un "nuevo matrimonio" (Os. 2,16; Jer.31,3; Is.54,2-8). De allí nació también el que toda legislación fue, en Israel, retrotraída a Moisés como persona que la recibe de Dios, y toda legislación tiene que inspirarse en los principios sentados por Moisés.

7. Efectos de la Alianza Gracias a la Alianza: a) Se establecen relaciones especiales entre Yavé y los israelitas. Yavé se convierte en el Dios nacional del pueblo de Israel, y se convierte en el pueblo de Dios (Dt. 29,12; Lev.26,12; Jer.7,23; Ez.11,20). Por la Alianza Israel se sabe "pueblo de Dios", primogénito de Yavé, nación santa, reino de sacerdotes, propiedad particular de Dios, su siervo. Por la Alianza, Dios se compromete a habitar en medio de su pueblo (ver el sentido de la tienda o tabernáculo y el sentido del arca: Ex.25-40). Por la Alianza, Dios exige a su pueblo la santidad: (ver libro del Levítico). Por la Alianza, Dios ama a su pueblo y pide de él amor como respuesta (ver el libro del Deuteronomio). b) Las relaciones especiales con Yavé crean una solidaridad mutua especial entre los mismos israelitas, relaciones especiales que son, precisamente, las que acabaron por convertir en un pueblo, por pri-mera vez, a un grupo de muy diversos clanes y tradiciones. Desde luego, los jefes de Israel pueden representar a Dios, pero no sustituirlo (ver el libro de los Números).

8. Antigua y Nueva Alianza La Alianza no era un contrato legal, de tipo jurídico, que pudiera rescindirse; si ése hubiera sido su sentido, todo el libro de Oseas sería totalmente inútil. La Alianza era una relación viva, una situación concreta, en cuyo interior había vida, desarrollo y creación, como en la relación entre dos personas. Sólo en ese sentido es que se puede hablar de una "nueva" Alianza.La antigua Alianza, es verdad, aparece en la Biblia como una alianza condicionada, como si se dijera: Dios nos ama mientras seamos buenos o para que seamos buenos. La "nueva" Alianza se manifiesta siempre como incondicional, como si se dijera: Dios no nos ama porque nosotros seamos buenos o para que nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno, porque Él es amor. Por eso, en Juan 1,17 se dice: si Moisés nos trajo la Ley, Jesús nos ha traído la gracia, el regalo, el don. La antigua Alianza se mantenía siendo demasiado exterior. La "nueva" exigirá una adhesión interior sin reservas (Jer. 31,31-34; Ez.36,25-28). La antigua Alianza era muy "nacional" o nacionalista; la "nueva" es absolutamente universal (Is. 54,1.10; 55,3-5; Mt.28,19; Ap. 7,9). El Nuevo Testamento, la "nueva" Alianza, coloca a Jesús en el lugar que, en la mentalidad judía, debía ocupar la Ley (corazón de la Alianza). Por ejemplo, cuando Jesús dice: "donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos" (Mt.18, 19-20) quiere decir que Jesús es ahora lo que, antes de Jesús, era la Ley de Moisés, porque los rabinos decían


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> PASTOTAL BÍBLICA

que en donde dos o más pronunciaban juntos las palabras de la Ley de Moisés, la Shekinah (la sagrada presencia de Dios), estaba entre ellos. Que Jesús ocupa ahora el lugar que antiguamente ocupaba la Ley de Moisés es lo que quieren decir frases como "Yo soy la luz", "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn.1,14;14,6;12,46); todo lo que los rabinos decían acerca de la Ley de Moisés es puesto en estos versículos en boca de Jesús acerca de sí mismo.

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San Pablo llegará a decir, en esta misma línea, que si la Ley salvara o siguiera estando en vigencia Jesucristo sería totalmente inútil (ver toda la carta a los Gálatas). Los Evangelios y las cartas de san Pablo quieren revelarnos que Jesús no quería enseñar una moral, ni siquiera si esa moral era la de la Ley, sino el valor de la misericordia, el valor del amor incondicional de Dios. Pero ya en el Antiguo Testamento se cuestionaba el valor, para Dios, de la Ley o de la Alianza pactada con Israel; eso es lo que aparece en el fondo del libro de Jonás. En ese libro se cuestiona, de hecho, al dios que juzga, al dios que acaba manteniendo, contra la misericordia, la ortodoxia, en nombre del Dios que se siente padre de todos, en nombre del Dios que no cree en que la salvación es para "los suyos" o para los que respeten institucionalmente su Ley o su revelación. El Dios que aparece en el libro de Jonás es el Dios de quienes no tienen sino a Dios para apoyarse, para salvarse, de los que no tienen sino la misericordia de Dios como derecho para entrar en el Reino de Dios que, al fin y al cabo, es el Reino del amor incondicional. El Nuevo Testamento, la "nueva" Alianza, dice: La Ley sí, pero la Ley solamente tal y como la entendió Jesús. La Ley sí, pero nunca por encima o en contra del hombre, que es quien, por la encarnación, tiene valor infinito. La Ley sí, pero sólo aquella que queda resumida en el amor y plenificada por él (Rom.13,910).

Pbro. Santiago Gutiérrez Sáenz Rector de la Catedral Metropolitana y Coordinador de la Pastoral Bíblica


COMPROMÉTETE COMPROMÉTETE

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> IGLESIA

Hace varios años fui asignado como vicario de una parroquia que se encuentra al poniente de M o n t e r r e y. D i c h a parroquia tiene su casa parroquial, no junto al templo, como sucede en muchas parroquias, sino que está ubicada dentro de la colonia, junto a las casas de los vecinos. Frente a esta casa parroquial, hay una propiedad que cuenta con varios departamentos que se rentan. Recuerdo que la noche de un domingo, después de haber celebrado la última misa del día, ya me estaba disponiendo a descansar, escuché los gritos de un niño. Al traerlos a mi memoria recuerdo que eran gritos de dolor, pero también eran gritos de miedo. Enseguida me di cuenta que se trataba de un "padre", si se le puede llamar así, que golpeaba brutalmente a su hijo, no lo vi, pero no era necesario verlo para poder afirmarlo. Los gritos eran desgarradores: "¡Ya no me pegues papito! ¡Ya no!" Se escuchaba repetidamente. Los gritos, los golpes y el llanto se escucharon repetidamente alrededor de tres o cuatro minutos hasta que se escucharon los gritos de una mujer, me imagino que era la madre de aquel niño. Hoy, tristemente, recuerdo que yo no supe que hacer, me quedé inmóvil. Tristemente inmóvil. No hice nada, ni siquiera me atreví a salir de mi cuarto. Esta triste experiencia me hace reflexionar en cuál es el papel de la Iglesia frente a los niños. Alguna vez a Jesús le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en flagrante adulterio, conocemos la historia, Jesús la defendió: "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra". Si Jesús defiende a los adultos que se equivocan, ¿no haría lo mismo con un niño que se equivoca? Como discípulos de Jesús estamos llamados a ser una Iglesia que defiende a los niños, no importa que éstos se equivoquen. Los adultos no equivocamos, y aún así, Dios sigue siendo misericordioso con nosotros. Para defender a los niños la Iglesia tiene que ser valiente. Se necesita valor y coraje para decir las palabras de Jesús. La Iglesia está llamada por Jesucristo a ser madre que defiende a sus hijos más pequeños, sin importar las consecuencias de salir en defensa de los suyos. Todos somos Iglesia y estamos llamados a defender a los más pequeños, especialmente los más desprotegidos. Protegerlos de aquellos peligros a los que precisamente, por ser más

pequeños, están expuestos. La violencia doméstica contra los niños, como muchas otras injusticias y pecados que claman a Dios, tiene su raíz en la ausencia de Dios en nuestra sociedad. Como Iglesia Jesús llama a todos los cristianos a llevar a Dios y su Palabra: Jesucristo, a toda la sociedad y a todos sus ámbitos: a los políticos: a los legisladores, a los que aplican las leyes y a los que nos gobiernan; a los que tienen en sus manos la economía: a los empresarios, a los trabajadores, a los comerciantes, a los economistas; a los educadores: padres de familia, maestros, medios de comunicación, intelectuales, líderes de opinión; y a toda la sociedad civil. Jesucristo llevó su mensaje con palabras y con acciones. No nos podemos conformar, pues con proclamar. Hay que apoyar con acciones concretas (tiempo y recursos) todo aquello que sirva a dignificar la vida de los niños más vulnerables y que, por su situación es urgente atender. La razón para hacer todo esto es muy simple: Los niños son el tesoro de las familias, de la sociedad y de la Iglesia, los niños son la esperanza de la Iglesia, sin ellos no existe futuro para la humanidad.

Pbro. Pedro Luis Flores de León Vicario Parroquial en Nuestra Señora de Fátima


VIVE

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VIVE > AÑO SACERDOTAL

Por su parte, el Coordinador del Departamento de Pastoral Bíblica, el Padre Santiago Gutiérrez Sáenz, señaló que es fundamental el trabajo de esta Pastoral para la construcción de la paz, especialmente en estos momentos donde se vive un ambiente de inseguridad. El también Rector de Catedral añadió, la importancia de no quedarnos estacionados en nuestras realidades, en un solo lugar: “Es importante salir de nuestra comodidad, ir m á s h a y a pa r a p o d e r e n co nt r a r n o s co n D i o s ”. La Escuela Bíblica Arquidiócesana de Monterrey, ha iniciado sus celebraciones al llegar a sus primeros 40 años de servicio y formación en los estudios bíblicos, que han favorecido a miles de católicos de nuestra Arquidiócesis. Para favorecer la preparación a los festejos, se llevó a cabo el retiro de Cuaresma para todos los agentes que forman parte de esta pastoral, mismo que fue realizado en las instalaciones del Colegio Regio Chepevera. Asistieron más de 1,300 personas, quienes, con mucho entusiasmo, vivieron este tiempo de Dios, tomando como herramienta principal, la meditación de la Palabra de Dios, preparándose así, para la próxima Pascua, la cual estará marcada de manera especial por la celebración de los 40 años. El encargado de dirigir el retiro, fue el Padre Fidel Martínez Ramírez, de la Arquidiócesis de Guadalajara, quien durante más de cuarenta años fue encargado de la Pastoral Bíblica en dicha Arquidiócesis, y a quienes muchos estiman en nuestra ciudad por su cercanía y colaboración durante algunos años en la Pastoral Vocacional de Monterrey. El Padre Fidel, durante sus reflexiones, resaltó la importancia de la promoción de la persona, no olvidándose principalmente de la predilección de Jesús por los pobres, los pecadores y necesitados.

Como parte de la celebración del 40 aniversario de la Escuela Bíblica Arquidiócesana de Monterrey, se llevaran a cabo una serie de conferencias. Lugar: Catedral de Monterrey Horario: 7:30 p.m. Lunes 19 de abril La voz de la Palabra: La Revelación. Mons. Eduardo Patiño Leal Obispo de la diócesis de Córdova Veracruz Martes 20 de abril El rostro de la Palabra: Jesucristo Mons. Gustavo Rodríguez Vega Obispo de la Diócesis de Nuevo Laredo Miércoles 21 de abril La casa de la Palabra: La Iglesia Mons. Ruy Rendón Leal Obispo de la Prelatura de El Salto, Dgo. Jueves 22 de abril Los caminos de la Palabra: La Misión Pbro. José Abramo Torres Pbro. Carlos Junco Garza Sábado 24 de abril SOLEMNE CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe Preside el Emmo. Sr. Cardenal D. Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Monterrey

"Desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Jesucristo" San Jerónimo


VIVE VIVE >

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MONTERREY, N.L. (Pastoral Siglo XXI) Abril 2010.-Nuestro Pastor, El Emmo. Sr. Cardenal Don Francisco Robles Ortega, nos sigue convocando a "encontrar nuevos modos de comunicar con nuevos lenguajes, nuevas técnicas, nuevas actitudes, nuevos recursos, que nos resultan cada vez más urgentes", para una mejor evangelización. Todo esto para cumplir con uno de los objetivos del Plan de Pastral Orgánica 2006-2010 que dice: "Las estructuras pastorales utilicen los medios de comunicación social y la tecnología moderna para llegar a los agentes y destinatarios de la pastoral".

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Estamos a tus órdenes para mayor información:

www.pastoralsiglo21.org Respondiendo al plan de PASTORAL ORGÁNICA 2006-2010 “Las estructuras pastorales utilizan los medios de comunicación social y la tecnología moderna para llegar a los agentes y destinatarios de la pastoral” (L.A.1/Meta2/Estr. “e”)

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