PASTORAL
SIGLO XXI Aテ前: 4 No: 44
CONOCE ALGUNOS VIA CRUCIS / P. 4
COSTO DE EDICION: $7.00 MEDITA> TENER TU MIRADA, OH JESUS / P. 7
MARZO 2012 LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY
COMPROMETETE> ESTUVE PRESO Y NO ME VISITARON / P. 14
VIVIR EL EVANGELIO
CONOCE
Pastoral Siglo XXI > p.2
CONOCE > EDITORIAL
EL PERDON EN LA CUARESMA
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s muy fácil voltear a ver a Dios para culparlo de nuestros pecados. Es Dios quien me ha enviado este castigo, ¿cuándo me quitará el oprobio que pesa sobre mí? Este era el pensamiento de tantos enfermos que vivían en tiempos de nuestro Señor Jesucristo. Y éste el pensar de tantas personas hoy en día. El pueblo judío pensaba que las enfermedades eran un castigo de Dios y que la persona tenía que soportar y aguantar tal enfermedad y lo que era peor, el pueblo se los recriminaba y se los echaba en cara: ¡impuros! ¡malditos! Ellos aparte de descubrirse ciegos, paralíticos, leprosos, sordos, etc. tenían que cargar con una culpa que no se podían quitar. El pueblo les hacía sentirse diferentes, acabados, separados de Dios, creo que muchos de ellos aparte de su enfermedad que padecían, más los hacía sufrir la culpa de su enfermedad y el desprecio de su pueblo. Esto Jesús lo empezó a notar muy bien. Jesús no se fijaba en la enfermedad que padecía cada uno de ellos, sino en el sufrimiento moral causado por el desprecio del pueblo y que la persona generaba castigándose a sí misma por algo de lo que no tenía culpa. El paralítico de Betesda y el paralítico que bajaron entre cuatro por el techo de la casa, el ciego de la piscina de Siloé, el leproso, el joven rico, la mujer sirofenicia, la hija de Jairo…tantas y tantas personas que más que su enfermedad lo que los agobiaba era su interior: “Dios se ha separado de nosotros, no nos quiere”, el pueblo vivía de esa creencia: “es un castigo de Dios”. Por eso Jesús, lo que hace es fijarse primero en su interior y tratar de que ellos experimenten la presencia de amor del Dios, aún antes de la curación de sus penas. Imaginemos la hija de Jairo, muerta y sus padres y familiares tristes, pensando que Dios lo había castigado, ¿cómo se pondrían al ver que Jesús se las entregaba nuevamente con vida? ¿Qué pensar del paralítico que llevaban entre cuatro, al cual Cristo primero perdona sus pecados y luego lo levanta de la camilla, para poderse presentar ante el sacerdote y que lo declarara puro y que podía integrarse entre la comunidad? ¿Qué pensar del leproso que tenía que vivir fuera de la ciudad y al fin Jesús le había quitado la enfermedad para que fuera con el sacerdote a que lo declarara puro y participar nuevamente en la sinagoga? Jesús lo que traía era el amor del Padre, y quería que el pueblo entendiera que Dios no castiga, que esa manera de pensar era equivocada y que Dios lo que hace es amar a cada uno de sus hijos y que lo único que le interesa es que en lo profundo de nuestro ser reine, viva y experimentemos su amor. Uno como sacerdote se da cuenta, sobre todo en la confesión, que muchas personas se castigan demasiado por la vida que llevan, que se han equivocado, que se han metido en peligros , pero lo peor del caso es que se castigan demasiado y que quieren que Dios les quite ese oprobio y al no quitárselos sienten que no los escucha o que no le importan. Dios quiere, ama y escucha a todos por igual, más bien tenemos que preguntarnos por qué sucedió ese mal en mi persona, qué lo provocó, y lo que es mejor, preguntarme cuál es el camino para su corrección. Porque la culpa que voy cargando, la tristeza y la depresión, se pueden quitar cuando yo me doy cuenta que hay un camino que es el que debo recorrer, aunque sea muy exigente, pero que allí es donde voy a encontrar la salida: imitar a Jesús. Muchas personas desean que Dios lo haga rápidamente y mágicamente, y si no lo hace es que no le importo. No, Dios nos ama y se hace presente inmediatamente tan pronto le pido en mi oración, pero a mí me tiene que quedar claro que debo emprender el único camino que me permitirá vivir feliz y disfrutando su amor: buscar la conversión de mi pecado (que obviamente me llevará por muchos sacrificios), entonces sí, experimentar su perdón y por ende su amor. Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Rector de Templo en Santo Niño de la Salud (Mitras Sur)
CONOCE
Pastoral Siglo XXI > p.3
CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 ALGUNOS VÍA CRUCIS./ p.4 MOISÉS INTERCESOR / p.5 MEDITA FILOSOFÍA NAHUATL: PRESENCIA DE DIOS / p.6 TENER TU MIRADA, OH JESÚS… / p.7 CAMINO A LA PASCUA / p.8, p.9 ¡SE ACERCA EL FIN DEL MUNDO! / p.10 HIMNO AKATHISTOS / p.11 COMPROMETETE AMOR, NO SENSIBILERÍAS / p.12 VIVIR EL EVANGELIO / p.13 ESTUVE PRESO Y NO ME VISITARON / p.14 LOS RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN / p.15 VIVE PROGRAMA DE LA VISITA APOSTOLICA DEL PAPA BENEDICTO XVI A MÉXICO / p.16
DIRECTORIO Subdirector Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vazquez Rodríguez Consejo Editorial Lic. Yolanda Ruiz Martínez Lic. Jorge Rodríguez Tueme Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Leopoldo García Mtz. Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño LDGP Daniel Garcia Impreso Servicios Integrales Offset Distribución Mensajería y paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Periódico Mensual Marzo de 2012. Editor responsable: Pbro. Walter F. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2007- 072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Calle Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: SERVICIOS INTEGRALES OFFSET Priv. Apodaca 2109 Col. Topochico, Monterrey N.L. C.P. 64260 Tel. 83-52 30 27 Distribuidor: Mensajeria y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey, N.L.
“FIJÉMONOS LOS UNOS EN LOS OTROS PARA ESTÍMULO DE LA CARIDAD Y LAS BUENAS OBRAS” (10,24).
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on la celebración del miércoles de ceniza, del día 22 de Febrero, iniciamos, llenos de fe y esperanza, el tiempo litúrgico de la Cuaresma, que es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario.
Me dirijo a Ustedes, hermanos y hermanas, de esta Arquidiócesis de Monterrey, para exhortarlos a vivir, en el espíritu de comunión, este período cuaresmal, con un corazón sincero y abierto a los caminos de la conversión y reconciliación con Dios y con nuestro prójimo. Antes de adentrarnos al mensaje cuaresmal, deseo invitarlos a agradecer profundamente a Dios, un acontecimiento de gracia muy especial: la visita de su Santidad, el Papa Benedicto XVI a nuestro País, la cual coincide con este tiempo santo de la Cuaresma. Me parece oportuno recordar sus palabras, cuando anunció la intención de su viaje, el pasado 12 de diciembre durante la homilía de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe en la Basílica Vaticana: “Tengo la intención de emprender un Viaje apostólico antes de la santa Pascua a México y a Cuba, para proclamar allí la Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”. Que estas palabras del Santo Padre inunden nuestro corazón e irradien toda la fuerza para vivir y llevar con entusiasmo y alegría el mensaje del Señor. Ahora bien, en su Mensaje de Cuaresma, el Papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar en un breve texto de la Carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (10,24). Que en pocas palabras, ofrece una enseñanza preciosa y siempre actual sobre tres aspectos de la vida cristiana: la atención al otro, la reciprocidad y la santidad personal. El verbo que abre la cita bíblica, nos invita a fijar la mirada en el otro, ante todo en Jesús, y a estar atentos los unos a los otros, a no mostrarnos extraños, ni indiferentes a la suerte de los hermanos. Este ser guardianes de los demás, contrasta con una mentalidad que, al reducir la vida sólo a la dimensión terrena, no la considera en su perspectiva escatológica y acepta cualquier decisión moral en nombre de la libertad individual. Este versículo, finalmente, nos lleva a considerar la llamada universal a la santidad, el camino constante en la vida espiritual, a aspirar a los carismas superiores y a una caridad cada vez más alta y fecunda. He querido que los guiones para las pláticas cuaresmales o ejercicios espirituales, que he encomendado a los Secretariados, Departamentos y Comisiones, estén inspirados en el mensaje cuaresmal que el Papa Benedicto XVI, ha dirigido a toda la Iglesia para este tiempo, y sirvan de motivación para el camino de conversión y crecimiento de cada fiel de sus comunidades, de tal manera que podamos formar un solo cuerpo en Cristo, que se representa y se realiza por el sacramento del Pan Eucarístico. También deseo recordar que, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, la Conferencia del Episcopado Mexicano, ha establecido para los católicos de México, las siguientes normas para la disciplina penitencial: - El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, se observará el ayuno y la abstinencia de carne. - La ley de la abstinencia (de carne) obliga a los que han cumplido 14 años. La del ayuno a todos los mayores de 18 años, hasta los 59 años cumplidos. - La abstinencia de carne, excepto el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, puede cambiarse por otras obras buenas, tales como: alguna obra especial de caridad, o de piedad, o por algún sacrificio voluntario significativo. Pedimos a Dios, dador de todo bien, que nos bendiga abundantemente en este itinerario cuaresmal que nos conduce a la feliz Pascua de Resurrección. + Jorge Alberto Cavazos Arizpe Administrador Apostólico Arquidiócesis de Monterrey
CONOCE CONOCE > PASTORAL BIBLICA
Pastoral Siglo XXI > p.4
ALGUNOS VÍA CRUCIS
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l tiempo de cuaresma es el tiempo por excelencia en que se medita en la pasión del Señor; a lo largo de los siglos el pueblo cristiano se ha servido para esta meditación de los Vía Crucis que se colocan en las paredes de los templos; nuestra Arquidiócesis no ha sido la excepción y en casi todos los templos tenemos series de obras artísticas que narran el camino a la cruz. En esta página, de entre los múltiples Vía Crucis regiomontanos, hemos escogido tres para comentar: !
1. El Vía Crucis de Catedral. Este Vía Crucis es obra de los pintores franceses L. Chovet y L. Beau quienes tuvieron su estudio en París a fines del siglo XIX. Sus firmas se encuentran en la parte inferior de la séptima estación. Estos artistas realizaron una cantidad innumerable de series de lienzos del Vía Crucis muchos de los cuales aún se exhiben en templos y museos del mundo entero, por cierto hay una serie casi idéntica a la expuesta en la Catedral que se encuentra en la Catedral de Sidney en Australia. Este Vía Crucis expuesto en nuestra Catedral, tiene poco tiempo en este lugar, fue un donativo realizado por un mecenas regiomontano por medio del Sr. Cardenal Francisco Robles. Fue colocado el 27 de junio del año 2008 y bendecido por él mismo al día siguiente.
2. El Vía Crucis del Sagrario de la Catedral. Cuando el Vía Crucis francés antes mencionado fue colocado en la Catedral, el que aquí se encontraba fue trasladado a la Capilla del Sagrario. Este Vía Crucis es de la misma época del anterior, último cuarto del siglo XIX. Se desconoce quien lo haya realizado. Es un Vía Crucis muy bello realizado en madera, pasta, pintura al óleo y hoja de oro. Posee algunos toques neogóticos muy de moda en aquellos años. Este Vía Crucis fue parte de la grande remodelación a Catedral realizada entre 1886 al 1900 durante el episcopado del Obispo Jacinto López y Romo. 3. Un Vía Crucis de la Parroquia de Villa de García. La Parroquia de la san Juan Bautista de Villa de García posee en su acervo un Vía Crucis que actualmente no se encuentra expuesto a la devoción de los fieles. Se trata de una colección de grabados en papel enmarcados en madera y protegidos por un vidrio. Los grabados son de origen francés, fueron realizados por el grabador J. Turgis en el último cuarto del siglo XIX. Poseen el título de cada estación en francés, inglés y castellano. Como ya hemos comentado los grabados están enmarcados; los marcos y los vidrios son posteriores a los grabados, de hecho las etiquetas de los marcos nos indican que el trabajo del enmarcado se realizó en la “Doraduría Pellandini” de la Ciudad de México localizada en la calle de Francisco I. Madero. Este último dato al parecer irrelevante nos indica que el trabajo del enmarcado es posterior a la Revolución Mexicana dado que esa calle, localizada en el Centro Histórico de la Capital, antes llevaba otro nombre.
Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Miembro de la Dimensión de los Bienes Culturales de la Iglesia. jmena@arquinetmty.com En facebook: difusiondeartesacro
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CONOCE CONOCE > ARTE SACRO
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Pastoral Siglo XXI > p.5
MOISÉS INTERCESOR (El poder de la oración)
oisés no fue tan solo profeta y legislador de Israel sino también su intercesor. La misión de los profetas no es solo la de hablar de Dios sino la de hablar con Dios a favor del pueblo. Para Dios la Alianza no era solo un pacto jurídico, sino una relación comparable a la del pastor con su rebaño, del viñador con su viña, del padre con el hijo, del esposo con su esposa. El pueblo de Israel era permanentemente tentado por los dioses cananeos que solo pedían fiestas y ritos; por eso un día construyeron un ternero con madera cubierta de oro, que después Moisés indignado quemó y destrozó. El pecado de ellos no fue solo construir una falsa imagen de Dios (ídolo), sino construir un Dios según sus gustos y conveniencias.
Es lo que sucede hoy cuando se dice: “Yo creo, pero a mi manera”. Cuando Dios vio eso, quiso exterminar a “ese pueblo infiel” (Éx 32, 10) tentando a Moisés para que renegara de ese pueblo. Moisés toma entonces la defensa del pueblo y le recuerda a Dios que ese es “Su” pueblo y que él lo ha sacado de Egipto. Moisés en su nombre le pide perdón a Dios y en caso de que no le perdone, exige que lo borre a él también del libro de sus amigos (Éx 32, 20-35). Dios perdonó a su pueblo gracias a Moisés y este defendió a Dios frente a su pueblo, castigando a los responsables. Moisés es un intercesor entre Dios y el pueblo. En la guerra contra los amalecitas cuando Moisés levanta los brazos para orar, el pueblo avanza; cuando Moisés, cansado, baja los brazos, el pueblo retrocede. Son imágenes hermosas que prefiguran la intercesión de Cristo que murió en la cruz intercediendo por nosotros, con los brazos levantados para siempre. “Interceder” es hablar en favor de otro para conseguirle un bien o evitarle un mal; es mediar ante una persona a favor de otra. Para nosotros el único gran Mediador es Jesús que en la cruz oró: Padre perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 24). María también supo interceder cuando dijo en Caná a Jesús: No tienen más vino (Jn 2, 3), o debajo de la cruz cuando se hizo cargo de los discípulos de Jesús como Madre de la Iglesia. Una intercesión cristiana hecha en unión con Cristo, fue la de san Esteban que gritó mientras era apedreado: Señor, no les tengas en cuenta este pecado (Hch 7, 60). El fruto de esa intercesión fue la conversión de Saulo. La mediación intercesora no siempre es dolorosa; lo importante no es el sufrimiento sino la llama de celo que arde en el corazón. La Iglesia también se une a la mediación de Cristo y “con él, por él y en él” reza para vivos y difuntos, en el contexto de la comunión de los santos. El pueblo cristiano en la misa ejerce su intercesión en la Oración Universal de los Fieles. También Abraham había intercedido en favor de Sodoma (Gn 18, 16-33). A Dios le gusta que se luche e insista, para lograr lo que él mismo quiere darnos en su misericordia. La osadía de Abraham que empieza a regatear con mucha discreción y firmeza, agrada a Dios. En el Nuevo Testamento Jesús invita a orar sin desanimarse (Lc 18, 1-8) y sana a la hija de una pagana por su insistencia (Mt 15, 24-28). Sin embargo, la clave de este episodio no es tanto la insistencia de la mujer, sino la certeza de ser escuchada; por eso sigue insistiendo. Llama la atención la aparente dureza de Cristo para con esta pagana. Es sabido como en el lenguaje común de los judíos a los paganos se los llamaba y trataba como “perros” de la calle. Pero Jesús se conmueve frente a la fe de la mujer que compara a los paganos con los “perritos” que viven en la misma casa paterna donde están los hijos (Mt 15, 26). Del poder de la oración se habla también en Lc 9, 37-45 en el caso del muchacho epiléptico. Los apóstoles habían recibido el “poder” de echar a los demonios (Lc 9, 1) pero ese poder siempre es delegado, es de Dios; y hay que pedirlo con la oración. Después de la muerte de Moisés, el establecimiento en la tierra prometida fue lento y difícil como puede leerse en los libros de Josué y de los Jueces. Al pueblo de Israel le costaba trabajo poner en práctica la leyes de la hermandad y le faltaba la intercesión de Moisés, el hombre que hablaba con Dios cara a cara.
Pbro. Santiago Gutiérrez Sáenz
Rector de la Catedral Metropolitana y Coordinador de la Pastoral Bíblica
MEDITA
MEDITA > REFLEXION
Pastoral Siglo XXI > p.6
FILOSOFÍA NAHUATL: PRESENCIA DE DIOS
”No por siempre en la tierra, sólo breve tiempo aquí. Aunque sea oro se rompe, aunque sea jade se quiebra, aunque sea pluma de quetzal se desgarra... ¡No por siempre en la tierra, sólo breve tiempo aquí!”
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e aplazado mucho la redacción de esta ocasión porque no quería demeritar la importancia de su contenido con conocimientos erróneos, sin embargo he decidido no dar una clase del tema a tratar sino más bien compartir esa agradable impresión que tuve cuando conocí el mismo. Fue en la clase de filosofía mexicana en mis estudios del Seminario cuando me tocó investigar un poco de la filosofía náhuatl y di así con una de las expresiones más hermosas del pensamiento humano precolombino de nuestro país. La filosofía náhuatl invierte su energía en hacer del hombre y la mujer un verdadero ser humano en relación, es así que todo lo que entre en relación con el ser humano sea importante, desde su hermano hasta el último mineral o la más pequeña forma de vida. Los tlamatinimes eran precisamente aquellos hombres sabios, responsables de formar en los hombres y las mujeres un rostro y un corazón. La idea podría simplificarse de la siguiente manera: toda creatura que nace aun no es dueño de su rostro ni de su corazón. El hombre necesita aprender a ser hombre y la mujer necesita aprender a ser mujer, ambos dueños de sí mismos. Y así se iniciaba un proceso de formación en el que los tlamatimines enseñaban por medio de la reflexión y la investigación, la importancia de esa dualidad filosófica que ellos descubrían. Su objetivo era conseguir que los hombres y las mujeres tuvieran un corazón firme como la piedra y un rostro sabio. Dueños de su cara y de su corazón. No como una máscara obviamente sino como una verdadera construcción interior. De esta breve y burda descripción general surge mi reflexión en esta ocasión. Dice la doctrina de nuestra fe que existe algo llamado “las semillas del verbo”. En los individuos son ideas, pensamientos, convicciones, deseos, decisiones, esfuerzos, iniciativas verdaderos, buenos o bellos, o encaminados a la verdad, al bien o a la belleza, en definitiva, a Dios. El Espíritu Santo ha actuado siempre en todos los hombres y en todos los tiempos. Precisamente en esta filosofía náhuatl no encontramos contradicciones sustanciales con el mensaje de liberación y salvación de Cristo. Aun más podemos encontrar verdaderos paralelos que se diferencian únicamente por su expresión. Los tlamatinimes enseñaron a los “macehuales” la importancia del respeto a sí mismos y la necesaria construcción de una humanidad intachable al mismo tiempo que exigían la valoración de la vida en común, la interacción social. Y por último la gratitud a ese “Dios desconocido” como lo hubiera llamado también Pablo frente a los náhuatl. Y sin embargo ya desde su simple filosofía podemos encontrar valiosísimos elementos que nos ayudan a reflexionar en nuestra pura humanidad. Ser dueño de un rostro y de un corazón sigue siendo una invitación valida. El hombre y la mujer corremos siempre el riesgo de que alguien o algo sea dueño de nuestro rostro y de nuestro corazón. Nuestros rostros no son, muchas veces, “sabios” sino que adoptan las formas de las modas fugaces y de los pensamientos efímeros que se alteran con los intereses de los que los venden. Nuestro corazón marcha sin rienda al galope de emociones y sensaciones y terminamos atropellando a fuerza de corazón a nosotros mismos y a otros. La firmeza que se esperaría de nuestro corazón y que tiene mucho que ver con la fidelidad a lo que es verdadero y bueno, como nuestros ideales, nuestros principios, los compromisos conyugales, la responsabilidad paterna, a veces es inexistente. Si miramos a nuestro alrededor descubrimos muy pocos hombres y mujeres dueños de un rostro y de un corazón. Confundidos vamos viviendo la vida dolorosamente no queriéndonos adueñarse de ella o lastimándonos porque quisimos hacer responsable de nuestra vida a otros. Pudiéramos justificarnos diciendo que esta triste visión de hombres y mujeres vagos se debe a que tampoco hay tlamatinimes. Sin embargo hemos de decir, ahora desde nuestra fe, que los cristianos tenemos en Cristo a ese, ya no tlamatinime, sino a ese maestro y dueño de la vida que complementa y nos ofrece toda la verdad que necesitaríamos para iluminar nuestra vida y así no vivir perdidos. Dios mismo ha venido al mundo como hombre, para enseñarle al hombre a ser hombre, y más aún su nueva identidad divina, don de su misericordia. ¿Encuentras en ti mismo estos estragos de no ser dueño de tu rostro ni de tu corazón? Búscalo. Él te enseñará el valor de tu vida y la importancia de hacerte responsable de ella y nadie más. Su amor te dará ese rostro sabio y ese corazón firme. Búscalo.
Pbro. Ignacio Pulido Mendiola Vicario Parroquial en Natividad del Señor (López Mateos)
MEDITA TENER TU MIRADA, OH JESÚS…
Pastoral Siglo XXI > p.7
MEDITA > ESPIRITUALIDAD
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e he dado cuenta que frente a una misma situación unos sufrimos y otros perseveramos, unos lloramos y otros luchamos, bajamos las manos o vencemos en la adversidad. Como si la vida no dependiera de los hechos (no depende de si soy rico, estoy flaco o tengo salud, de si soy joven o no), descubro que mi felicidad depende más bien de la interpretación que hago de cada uno de esos hechos; fundamentalmente, depende de mi modo de ver las cosas. Frente a la muerte o la adversidad, unos pierden la esperanza mientras otros confían en un futuro mejor; frente al desempleo unos se echan a llorar y otros crean su propio negocio; unos desgastan el tiempo culpando a los otros mientras otros buscan soluciones; ser gordo, estar calvo o tener baja estatura no tendría porque repercutir en mi autoestima, es una falsa visión de estas cosas lo que la provoca. Así, la actitud de mi interior transforma mi modo de vivir los hechos, me da o me resta templanza frente a la vida, me fortalece o me debilita. Unas veces he logrado superar dificultades por la visión que tenía, mientras otras me vencieron las preocupaciones, los reproches, el miedo a lo que pensarían los demás, etc. Por eso descubro la necesidad de tener un sano juicio frente a la vida, un justo discernimiento, una esperanza real y activa, un sano equilibrio entre lo que soy, lo que tengo y lo que aspiro. Esa fuerza interior y una mirada equilibrada de la vida me alcanzará la plenitud y equilibrio que todos deseamos como ideal de realización y bienestar. Detrás del pensamiento de que puedo ser feliz, aquí y ahora, en mi situación actual, está la visión de que mi vida está en mis manos en gran parte y la esperanza de poder hacer algo al respecto si hay algo que me está limitando. Tengo la confianza de que no está escrito mi destino, que nadie ha determinado cuál será el rumbo de mi vida, que no somos marionetas de Dios sino sus hijos dotados de la libertad y la responsabilidad adjuntos en el don de la vida que recibí. Es necesaria una cierta humildad frente a mí mismo. Necesito reconocer que no siempre he sabido mirar las cosas con equilibrio; el mal humor, los enojos, la desesperación han nublado la mirada que tengo de la realidad y de las personas. También cuenta en este modo de ver las cosas la educación que recibí, el Dios del que me hablaron y las heridas que sufrí en el pasado, todas estas cosas unidas a las experiencias positivas, a los logros satisfacciones influyen en mi modo de ver la vida. Yo quisiera enumerar en este escrito, tres categorías irracionales que se encuentran en la falsa visión de las personas que más sufren o “tres quejidos”, cada uno de los cuales denigra algo, puesto que son actitudes irracionales que causan problemas a todos, según el enfoque cognitivo que hace Albert Ellis: 1.¡Pobre de mí! (Denigra a uno mismo). Porque desearíamos ser siempre y en todas las situaciones perfectamente competentes y me parece horrible no serlo. 2.¡Pobres tontos los demás! (Denigra lo que los demás están haciéndome). Porque desearía que todos siempre me trataran de manera considerada y justa y merecen ser condenadas cuando no lo hacen. 3.¡Pobre vida y universo tonto! (Denigra lo que el mundo hace de mí y a mí situación en la vida). Porque preferiría que siempre me vaya bien y que el mundo tenga todo a mi disposición y no puedo soportar que no suceda. Haber leído esto nos ayudará a evaluar nuestro modo de ver la vida y sus acontecimientos y descubrir la posibilidad que tenemos todos de modificar estas ideas erróneas y tener una visión que facilite alcanzar la razón por la que Jesús vino a este mundo: que tú y yo tengamos Vida en abundancia (Cfr. Jn 10,10) y así cambiar actitudes internas en la mente y lograr la transformación del mundo. Cuando nos miramos a nosotros mismos sin amarnos, puede surgir de todo: alegría, decepción, desesperación y hasta coraje. Pero el creyente quiere mirarse con la mirada de Jesús: aquél que le comprende y le perdona sin límite, que le acepta sin juzgar, sólo amando. Quiere mirarse con la mirada de esperanza que Jesús pone en él, en su capacidad de crecer, disfrutando que alguien confía en nosotros y espera lo mejor de mí siempre… es la mirada de uno que me llama a abrazar la vida con fuerza, en la cruz o en el tabor, que me llama a perdonar y amar a mis hermanos y a respetarme y esforzarme por vivir mejor y feliz en el servicio de los otros en mi entrega diaria… es la mirada de alguien que me amó y se entregó por mí, uno con quien no tengo que hacer nada para quedar bien, uno que me dio su ejemplo en la entrega de su vida y en la cruz me anunció que sí se puede. Uno que pone una mirada única de mí, de los demás y del mundo… llena de esperanza, misericordia y cariño. Pbro. Rodolfo Antonio García Martínez Vicario Parroquial en San Juan Bautista, García N.L.
MEDITA
CAMINO A LA PASCUA
MEDITA > EVANGELIO
Pastoral Siglo XXI > p.8
“En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra”. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Lo importante en la vida es la meta más que el recorrido. Es más estimable el final del viaje que el desplazamiento. No obstante, recorrido y desplazamiento son útiles para obtener aquello que aspiramos recibir. La Pascua es el destino del viaje que hemos emprendido, la cuaresma no es más que un itinerario para conseguirlo. Nosotros practicamos una cuaresma de cuarenta días porque el Señor ayunó cuarenta días en el desierto para prepararse a su misión. El número cuarenta es uno de los que están más cargados de sentido en la Escritura: Cuarenta días del diluvio, cuarenta días de exploración de la tierra prometida, cuarenta años de la marcha errante por el desierto antes de entrar en la tierra de la promisión, cuarenta días que Moisés permaneció en el Monte Sinaí en donde Dios ratificó la alianza, cuarenta días de marcha de Elías por el desierto y cuarenta días del anuncio de la destrucción de Nínive. Los cuarenta días significan una nueva creación. La cuaresma nos hace una clara referencia a nuestro Bautismo, a nuestro ser creaturas nuevas.La verdadera meta de la cuaresma es la de acercar a los fieles a Dios, entendido como la única fuente auténtica de santidad; esto, a través de la intensidad de una vida sacramental. Y hemos llegado, mis queridos hermanos, a nuestro segundo domingo cuaresmal, en el que se nos permite contemplar la Transfiguración de Cristo. Hace apenas una semana meditábamos acerca de las tentaciones que Jesús enfrentó en el desierto, y ya el día de hoy se nos lanza una invitación: que el camino que hemos iniciado en nuestra Cuaresma no nos impida visualizar la meta de la Pascua. Y para que no olvidemos la meta pascual, en este camino de la Cuaresma litúrgica se nos hacen presentes en el Tabor dos personajes sumamente importantes en la Cuaresma de Israel: Moisés y Elías. ¿Qué lugar tienen estos dos personajes? ¿Por qué precisamente Moisés y Elías y, por poner un ejemplo, no están allí Abraham y Jeremías? Hay razones coincidentes en estos dos personajes que me gustaría referir: Primero: Ambos, Moisés y Elías, vivieron su propia cuaresma. La Cuarentena de años de Moisés en el recorrido que le llevó hacia la tierra prometida y su cuarentena días sobre el Monte Sinaí, así como los cuarenta días que Elías vivió en el Monte Carmelo en oración. Segundo: A estos dos personajes durante sus cuarentenas se les permitió contemplar a Dios en cuanto es posible hacerlo aquí en la tierra: Moisés al ver su espalda y Elías al descubrirlo en la brisa suave. Tercero: Los dos fueron alimentados por un pan que Dios les concedió durante el tiempo de sus cuarentenas. Ambos en los días aciagos fueron consolados por Dios recibiendo el obsequio de un pan de orígen divino. Sobre Moisés e Israel conocemos hasta la saciedad, la referencia al maná proveniente del cielo con el que Dios les favoreció. Se trata de ese pan con el que Dios les nutrió para que, llenos de vitalidad, pudieran dejar atrás el Monte Horeb, y así llegar, después de su cuarentena de años, a la tierra prometida. Elías, a diferencia de Moisés, no llega al monte Horeb y a la visión divina sino al final de su santa cuarentena. En Elías, las fuerzas necesarias para superar la prueba no le vienen de él mismo, al contrario: “... Anduvo por el desierto un día de camino y fue a sentarse bajo una retama. Deseó la muerte y dijo: Ahora ya basta, Yahwéh. Toma mi vida, que yo no soy mejor que mis padres.” Así, al cabo de un día, lo vemos desalentado. Pero Dios viene en su auxilio. “Echándose allí Elías, se quedó dormido. Pero el ángel de Yahwéh le tocó y le dijo: “Levántate y come.” Miró y vio en su cabecera una torta cocida y una vasija de agua. Se levantó, comió y bebió, y anduvo con la fuerza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, Horeb”. Cuarto: Los dos, Moisés y Elías, conforme a la Palabra de Dios y la tradición del pueblo Hebreo, recibieron el regalo de la asunción al cielo. De Elías es conocido el pasaje en el que se nos narra su ser arrabatado en aquel carruaje de fuego. De Moisés se termina el libro del Deuteronomio mencionando que no entró a la tierra prometida, sino que la contempló de lejos y que murió en el Monte Nebo, y que fue enterrado, pero que hasta el momento en que se escribe el libro del Deuteronomio no se sabía el lugar en que fueron enterrados sus restos mortales.
MEDITA
MEDITA > EVANGELIO
Pastoral Siglo XXI > p.9
La tradición respetable de nuestros hermanos judíos, cree que Moisés al no entrar a la tierra prometida sino comtemplarla de lejos, recibió de Dios otro regalo en mucho más excelso que el ingreso a una tierra física, profesan que fue llevado por Dios a la verdadera tierra que mana leche y miel, confiesan que fue asunto al cielo, y que ese fue el premio de parte de Dios por todo su quehacer y su desgaste durante el desierto al frente de un pueblo de Israel tantas veces testarudo. Ellos manifiestan que, si no se sabe en que lugar fueron puestos sus restos mortales, fue porque Dios le concedió el regalo de su asunción al cielo. Así pues, Moisés y Elías, quienes están con Jesús en el Tabor, tienen elementos que les relacionan estrechamente. Sin embargo su presencia en el Tabor es también en fuerza del testimonio que se necesita de dos personas para manifestar la veracidad de un acontecimiento. En Moisés aparece la ley testificando la divinidad de Jesucristo y en Elías aparece el testimonio de los profetas. El camino ha tenido su desenlace en la meta. El recorrido hacia Dios en el Antiguo Testamento llegó a su destino pleno en la persona de Jesucristo. Y Dios, que es fiel, recompensa a sus siervos de la antigüedad que también le han sido fieles. Al igual que Moisés y Elías hemos iniciado nuestra cuarentena, de la cual llevamos apenas diez días de recorrido, y la Iglesia nos invita a no perder el fervor con el que iniciamos este camino. Al igual que Moisés y Elías, hemos sido llamados a contemplar el rostro transfigurado de Cristo, y esto lo obtendremos en nuestra capacidad de transfigurarnos nosotros. Nuestra transfiguración se logrará sólo si somos capaces de experimentar la muerte a nuestras propias iniquidades. Recuerda que uno de los nombres de la penitencia es el de la mortificación. Mortificación implica muerte, eso es mortificarse, morir. De esto se trata sin duda en la cuaresma. La ceniza nos ha recordado cuál es nuestro orígen y cuál puede ser nuestro destino... a no ser que le pidamos a Dios y nos acerquemos a Aquel que nos puede permitir el pasar de la corrupción a la incorrupción y de la muerte a la vida. Son dos muertes las que comprende la Cuaresma: la iniciada el miércoles de ceniza y la del viernes santo, que se une a la celebración pascual. ¿No es evidente que para resucitar es necesario morir primero? La realidad de nuestra vida cristiana estará, pues, en proporción con nuestra generosidad durante la cuaresma. La cuaresma debe dirigirnos a la celebración pascual como resucitados. Al igual que Moisés y Elías pidámosle a Dios el divino alimento para nuestro caminar por el desierto de la vida. Al igual que Elías, cuando el ayuno cuaresmal nos parezca demasiado austero, pensemos que es el tiempo de una práctica eucarística más ferviente. El maná, alimento en el desierto, al igual que la torta de Elías, ¿no son acaso figura de la Santísima Eucaristía? Al igual que Moisés y Elías esperamos también ser conducidos hacia la Patria celeste. Los cristianos comprendemos que nuestra Iglesia vive oculta en el desierto hasta que regrese Cristo. Mientras tanto, nos rehusamos a que Satán quiera convertir las piedras en panes y le pedimos a Cristo que sea Él, el que multiplique los pocos panes que ponemos con nuestro esfuerzo; más aún, le pedimos que podamos comprender el misterio por el cual, Él que se negó a convertir las piedras en pan, sí quiso convertir su Cuerpo Santísimo en pan de vida verdadera. Pidámosle que seamos conscientes de que se ha inaugurado el tiempo nuevo, en el que maravillosamente vivimos del alimento del Pan de su Cuerpo y del Pan de su Palabra. Pidámosle que en el momento concluyente del camino de la cuaresma de nuestra existencia, la Eucaristía también sea asumida no tan sólo como semilla de vida eterna, sino también como poder de resurrección, según sus mismas palabras: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día”. Pidámosle al Señor que en el momento en que los cristianos iniciemos nuestro tránsito definitivo recibamos la ayuda para abrazar la muerte, misteriosamente unidos con el Señor crucificado y resucitado, quien nos espera con la plenitud de la vida. Hermanos: El cristiano, quien ha salido de la esclavitud del pecado al cruzar el Mar Rojo de su Bautismo, debe aprender a caminar por el desierto de la vida, recibiendo continuamente el verdadero maná en la Eucaristía de Jesucristo, nuestro Señor. De esta manera cuando se encuentre en la cercanía de cruzar el Río Jordán de su existencia, recibirá también en el pan de la vida la última ayuda que le fortalecerá mientras entra a la posesión de la verdadera tierra que mana leche y miel: la Vida Eterna. La Eucaristía ha sido, es y será el verdadero alimento para los hombres, superior al maná de Moisés en el desierto, y a la torta que Elías recibió de parte de Dios, tanto en nuestro camino del tiempo como en nuestro camino hacia la eternidad. ¡Qué lástima que algunos se hayan dejado seducir por las palabras de predicadores de cartelera, y hayan dejado de recibir un alimento que ni los ángeles pueden recibir! El Cuerpo y la Sangre de Cristo, Pan de vida y Bebida de salvación. ¿No lo crees así?
Pbro. Rogelio Narváez Martínez
Párroco en el Rosario, Col. Roma
MEDITA ¡SE ACERCA EL FIN DEL MUNDO ! MEDITA > ACTUALIDAD
Pastoral Siglo XXI > p.10
“No vivan pensando en qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. La vida no consiste solamente en comer, ni Dios creó el cuerpo sólo para que lo vistan. ¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más? …… Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que van a beber, o por la ropa que se van a poner. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como padre a Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes necesitan…. Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día”. Mateo 6. 25-33
U
na de las características de la materia es que un día llegará su aniquilamiento o su final. Todas las cosas, por más grandes que sean, un día se acabarán, no importa los millones de años que tengan de existencia o los millones de años que les quede de vida, un día todo terminará. Conocemos el principio físico de: “la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Pero a la luz de la fe afirmamos que todo el mundo material Dios lo creó de la nada y un día a la nada volverá. Ciertamente que nuestra esperanza está en que veremos “cielos nuevos y tierra nueva”, pero el mundo como lo conocemos, llegará a su fin. Desde hace miles de años, en diferentes culturas, se ha presentado el fin del mundo como una realidad. El pueblo de Israel habla de destrucción en su literatura apocalíptica; los aztecas trataban de retrasar el aniquilamiento de todo con los sacrificios humanos; el pseudo-profeta Nostradamus también señaló en su libro de profecías cuándo será el final de mundo. En nuestros días, algunos medios de comunicación se valen de la cuenta larga del tiempo Maya para hablar de la inminente destrucción y muerte de la humanidad. Programas de televisión y películas cinematográficas se agregan al tema del fin del mundo. Este año 2012 lo han cargado de superstición y sensacionalismo, se cree que el 21 de Diciembre de este año aparecerá el desastre. Esto me hace recordar la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses donde se habla de la segunda venida de Cristo. Para los primeros cristianos, incluyendo al Apóstol, era inminente la llegada del Hijo de Dios. ¿Qué tuvo como consecuencia la presentación de este tema por parte del Apóstol? Que la gente dejó de trabajar y de realizar sus ocupaciones, pues pensaban que ya no tenía caso trabajar dado que estaban a punto de partir a la casa de Dios. Es por esto que en la segunda carta a los Tesalonicenses, san Pablo reprende a esta comunidad diciéndoles: “el que no trabaje que no coma”. Por ser el fin del mundo un tema tan importante, no es extraño que en el Evangelio algunos judíos se acercaran a Jesús para pedirle su opinión y asesoría. Lo interesante es que, ante la pregunta ¿cuándo sucederá esto? Jesús, en su respuesta, se dirige más bien a la manera de comportarnos, Él nos invita a permanecer firmes en la fe y perseverar en la práctica del bien y del amor. Más que satisfacer una curiosidad, el Señor Jesús instruye a sus oyentes en lo que importa verdaderamente: la manera de vivir; hay que estar preparados y alertas porque no sabemos ni el día ni la hora. El conocido refrán: “el que nada debe nada teme” aquí cabe de maravilla, ya que no podemos reducir nuestra vida a sólo un momento. La vida es tan valiosa, que cada instante lo debemos disfrutar al máximo. Nuestro comportamiento tiene que ser el mejor, debemos hacer que la vida, nuestra vida, valga la pena. No podemos desperdiciar con un comportamiento desenfrenado y sin sentido el extraordinario regalo que recibimos. Hay tantas oportunidades en la vida y sobre todo, hay tanto por hacer, que más que pensar en el final, lo que debemos hacer es ocuparnos “en el aquí y en el ahora”. ¿De qué nos sirve saber que el mundo se terminará en Diciembre del 2012 si este mismo instante lo estoy desperdiciando?, ¿De qué nos sirve saber que faltan 20 mil años para la destrucción total si HOY no hacemos lo que debemos o lo que nos corresponde? o ¿si estamos sumergidos en el ocio y la pérdida de tiempo?. Solamente contamos con el presente y por esto mismo, lo que hay que hacer es aprovecharlo. Por alguna razón se nos dice: “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” y no por nada Jesús nos menciona en el Evangelio que “cada día tiene su afán”. De la ya tan conocida canción de Napoleón: Vive, la frase que a mí, en lo personal me llega más, es “vive la vida intensamente…. Luchando, lo conseguirás”. El gran reto que tenemos es el de vivir intensamente, sin la mortificación de un final, sino con la alegría de saber que muchas cosas hermosas están por llegar o que podemos provocar en esta gran aventura que se llama VIDA. “Busca primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás se te dará por añadidura”. Pbro. Roberto Figueroa Mendez Párroco en san Rafael Arcángel
MEDITA
Pastoral Siglo XXI > p.11
HIMNO AKATHISTOS MEDITA > MARIA
V
eamos el misterio de María en su relación con la Santísima Trinidad. Quiero presentarles en unas pocas líneas una de las devociones más queridas y más valiosas hacia nuestra santísima madre. Esta devoción nace y se desarrolla en la Iglesia Oriental y es conocida como el Akathistos. Tiene su origen muy posiblemente entre la mitad del siglo V a principios del siglo VI, sin embargo, al separarse la Iglesia de Roma (VLatina) del imperio de Oriente a mediados del siglo XI, este himno quedó únicamente dentro de la tradición de la Iglesia que llamamos “ortodoxa” (entre la cual hay católicos y no católicos), mientras que en la Iglesia de rito Latina, fueron floreciendo otras devociones a la Santísima Virgen como el Ave María, la Salve, el Oficio Parvo, el ángelus y el Rosario. El Akathistos es una obra maestra de literatura y de teología, y presenta una altísima expresión contemplativa y laudativa del culto a la Madre de Dios. Es en sí, una composición poética estudiada orgánicamente para celebrar el misterio de María y toma su nombre de la manera como se reza, es decir de pie, (en griego = “a-kathistein”). Esta manera en que es rezado este himno, es sin lugar a dudas un signo de la gran veneración que siempre ha tenido la Iglesia por María Santísima, pues le da el mismo lugar de reverencia y atención que se le da a la proclamación del Evangelio (el estar de pie es un signo de atención, de presteza y de reverencia a lo que se está diciendo y a la persona de quien se está hablando). Este himno, en la Iglesia bizantina tiene su propia fiesta el 5° sábado de la Cuaresma, donde se canta con su oficio propio, entrelazando cantos y plegarias. Actualmente y poco a poco, este himno se ha ido introducido en la Iglesia latina, sobre todo últimamente, gracias a que su santidad Juan Pablo II, para la celebración del 1550 aniversario del Concilio de Efeso en donde fue decretado el dogma de la Maternidad divina, pidió que fuera cantado de manera solemne en la Basílica de Santa María la Mayor el 7 de junio de 1981, celebración en la que estuvieron presentes muchos obispos católicos de todo el mundo y representantes de las iglesias ortodoxas, así como de otras confesiones cristianas. La liturgia en si consta de una serie de “ecos” (voz griega que significa imagen o el misterio contemplado), en los cuales se contemplan los misterios de María Santísima, iniciando siempre por la antífona con la que saludó el ángel a María: ¡Alégrate!, la cual es precedida por un verdadero estallido de alabanzas a la Madre de Dios. El himno está compuesto por 24 estrofas o estancias: 12 antífonas y 12 ecos. Las primeras doce, de carácter histórico y que se fijan en el evangelio de la infancia, mientras que las otras doce; de índole estrictamente teológica, comentan los temas marianos más importantes (la divina maternidad, la perpetua virginidad, la presencia eclesial de María, su mediación actual) con lo que este himno resulta un verdadero compendio de doctrina mariana. Dentro de la celebración litúrgica la cual debe ser siempre precedida de un Icono de la Santísima Virgen, se inicia con el canto, el cual es respondido por el coro y por el pueblo y entre una estancia y otra se inciensa a la imagen de María (Icono) y en las fiestas se intercalan lecturas y homilías. Por otro lado, y con el fin de hacerlo conocer a nuestro pueblo, el Sr. Cardenal, Don Adolfo Suárez Rivera, vió con gran agrado el trabajo que se ha venido realizando por parte del Apostolado Mundial de Fátima por hacer conocer este himno, y lo promovía con gran amor. Espero que el conocer más sobre María nos ayude a todos a amarla más y atenerla como el apóstol San Juan, “como una de nuestras cosas más queridas” (cf. Jn 19,27).
Pbro. Ernesto María Caro Osorio Párroco en la Santa Cruz, San Nicolás de los Garza N.L.
COMPROMETETE COMPROMETETE > VALORES
Pastoral Siglo XXI > p.12
ES DEBER DE TODO HOMBRE O MUJER, SUS VALORES DAR A CONOCER
¿CUÁL ES TU ESCALA DE VALORES? ¿PRACTICAS LO QUE PREDICAS? ¿LOS VALORES QUE SABES QUE TIENES, TAMBIEN LOS CONOCE LA GENTE QUE TE RODEA? Los valores en una persona son el conjunto de sus cualidades, que adquieren realmente valor, al usarlas en el mundo que le rodea y en alguna forma depende, de la justicia con que se trata a los demás; de la templanza que manifiesta en la vida; de la prudencia que utiliza en sí mismo y para los demás, y de la fortaleza que asume frente a los sucesos de la vida. El comportamiento del hombre es valorado a través de cuatro grandes virtudes; JUSTICIA, TEMPLANSA, PRUDENCIA Y FORTALEZA. La persona es lo más valioso que existe en la tierra; basta observar sus características; aspecto externo, armonía, belleza, aspecto físico, su calidad y estructura bioquímica; su elevada capacidad psíquica y emocional, todo eso le permitir manifestarse frente al mundo, como la maravilla que representa. Es preciso afirmar el enorme valor que la persona adquiere cuando utiliza todos los tesoros que posee. Los valores cambian, en las personas, con el tiempo, lo que ahora es valioso para algunos, no lo es para otros; lo que ayer no era bueno para la sociedad, ahora sí lo es; (TU OPINION ACERCA DE TUS PADRES, A LOS 4, 14 Y 24 O MAS AÑOS, SEGURAMENTE HA SUFRIDO ALGUNOS CAMBIOS). Cualquier valor tendrá, según el criterio de cada persona, una interpretación muy particular. Podrá coincidir con otras opiniones, y entonces se forman los grupos que por pensar en la misma forma, constituyen las tendencias. Clubes partidos, asociaciones, federaciones. Los valores de una persona, solamente son considerados como valores, cuando los utiliza en su trato diario con los demás… Muchas personas no utilizan sus valores y hay algunos que desconocen tenerlos, de tal manera que pueden parecerse a una hermosa estrella, que ha brillado en el firmamento por millones de años y una vez que se ha apagado nadie nota su ausencia. Los valores de cada persona, no importa cuáles sean, representan los más iluminados caminos para llegar a todas aquellas cosas que más desean. En forma especial el uso de valores, permite la conquista de más amigos, mejora las relaciones con la familia y la sociedad, da respeto, afecto, comprensión, confianza, seguridad, y todo aquello que permite compartir la vida en perfecta armonía con los demás. Cualquier valor que tú tengas, aún el más pequeño, se agigantará cuanto más lo utilices; si ese valor es tu sonrisa, tu puntualidad, tu serenidad, tu generosidad... úsalo diariamente con todos los que te rodean. “HACE TANTO RUIDO LO QUE ERES, QUE NO ESUCHO LO QUE DICES”, esta expresión identifica a la persona que habla mucho de su alta calidad humana, de su generosidad, de su capacidad y preparación, de su patriotismo y amistad, pero es su trato diario es y hace lo contrario. LOS VALORES DE CADA SER, LO HACEN SER. ¿Cuál es tu escala de valores? Si aún no has jerarquizado, es importante que lo hagas, pues te dará la oportunidad de mejorar tu existencia, de conocerte más. Tener una escala de valores y practicarla diariamente, es tener autenticidad; es considerarse con una identidad, donde se practica lo que se predica. MAÑANA SERAS LO QUE HOY DECIDAS. Siente necesidad de hacer un cambio, renuévate, actualízate. La naturaleza, que es sabia, en forma permanente nos expresa, como una constante enseñanza, la renovación en cada una de sus estaciones. Todas son hermosas, desde la primavera y el verano que son promesas y realidades; hasta el otoño y el invierno que son madurez, plenitud y entrega, renuévate o morirás.ADOPTA LA PERSONALIDAD QUE ANHELAS y nace a esta nueva vida que deseas, ejerciendo tus valores y usándolos con entusiasmo y sinceridad, en el trato con el mundo que te rodea. Al principio te sentirás raro, quizá te sientas diferente, pero eso es necesario que suceda para que seas otro, distinto al anterior. Para que ahora sientas ser el nuevo ser que has anhelado: alegre, amistoso, positivo, conquistador, participativo, generoso, flexible, con deseos de agradar y trabajar al lado de los demás, para lograr entrar a un mundo de amistad y compresión, sin envidias, ni egoísmos. Y así moldear entre todos, un ambiente de mutuo entendimiento y para disfrutar en armonía, de todas las cosas bellas de la vida, a través de la práctica diaria de una alta escala de valores. Sólo da el que tiene, TUS VALORES TENDRAS. Sólo vale el que da, POR ESO VALDRAS SI TUS VALORES DAS, UN MUNDO DE INFINITA FELICIDAD, RECIBIRAS. Pbro. Benito Ramírez Márquez Párroco en San Pedro Apóstol Allende N.L.
COMPROMETETE COMPROMETETE >
Pastoral Siglo XXI > p.13
VIVIR EL EVANGELIO
L
a vida del hombre, hermanos, por experiencia propia y ajena es, como la vida de Job, una milicia, no en el sentido bélico, sino un continuo esfuerzo. Vamos en la historia de la humanidad –la componemos cada uno- entre ambiciones y temores; ambicionamos riquezas, bienestar, amor, lo que produce alegrías; y tememos el dolor, las humillaciones y la muerte. Caminamos entre dos polos y nuestra lucha se entabla en cuanto que buscamos con prisa desmedida al uno y huimos, como de un enemigo, del otro. Buscamos a toda costa el placer, y evadimos el dolor. La vida es un trabajo exigente y a veces agotador por el mucho tiempo que nos demanda. Ese trabajo, de cara a Dios, trae muchas satisfacciones a la corta y a la larga; así como la huida del esfuerzo trae consigo el riesgo de una vida vacía, no es lo mismo soportar el dolor que ofrecerlo al Señor sabiendo que Él hace que todo contribuya para nuestro bien. (Rom 8,28) Todo, contribuye a ese fin, las cualidades naturales, las contradicciones, la enfermedad, hasta el pecado, que Él permite en la vida de sus hijos como permitió las negaciones de Pedro, para que se afiancen en la humildad y el amor. Un joven recién graduado con honores, con perspectivas de éxito, querido por familiares y amigos, y de pronto con un cáncer incurable. Aquel muchacho, si no hubiera tenido fe, se hunde; pero como reflexionó sólo, en una noche de insomnio y de lucha interior rebelándose contra Dios y contra su suerte, terminó por decir: “Bendito cáncer que me bajó los humos; me creía mucho, pero sin Dios; ahora me quedan seis meses de vida y espero en paz; Dios sabe lo que hace, bendito sea”. El entusiasmo que pone S. Pablo al escribir y evangelizar gratuitamente es un estímulo para quienes toman al Señor en serio, como Él lo hace con nosotros. Para el Apóstol su gloria es anunciar a Cristo. Trabaja pensando en un ideal nunca plenamente alcanzado; sin interrumpir su esfuerzo quiere llegar a todos con la novedad del Evangelio pareciéndole que siendo su misión, que por obediencia aceptó, quiere cumplirla gratis porque “agradece el gozo de haber sido elegido desde el seno materno para una labor ciertamente enorme e inmerecida”. Los padres de familia de hace varios decenios querían que sus hijos al estudiar también aprendieran el inglés; ahora el chino mandarín, porque son lenguas que se usan en las profesiones y negocios, y hacen bien; es muy bueno lo que desean para sus hijos; pero, también se pregunten frecuentemente ¿hacia dónde apuntan sus intereses en definitiva? Podrían reflexionar diciéndose como buenos esposos y padres; ¡Hay de nosotros si no les damos lo mejor! Estudios y carrera para que sepan trabajar, qué fin más laudable, sí; pero también se preguntan no sólo cómo vivirán ahora sino también después. Podrían sinceramente decir: “¿Hay de nosotros si no los evangelizamos a profundidad?” Darles facilidades, estudios y carreras sin referencia a Cristo es como sembrar en el pavimento. Ganancias materiales y herencias se irán a la deriva si falta lo esencial. Viven tus seres queridos en gracia y además estudian mucho, qué bueno; se superan, trabajan y ganan los mejores puestos en las grandes empresas pero sin Dios, ¡qué pobreza! Todo sería una ilusión; perdido lo fundamental todo es vanidad. Si hacemos nuestra las palabras del apóstol a propósito de Jesucristo, nosotros diríamos: ¡Ay de mí si no me doy tiempo para escucharlo y así comunicar a mis hermanos el mensaje del Señor! Recordemos que el ambiente en que nació, creció y maduró Saulo de Tarso era de constante oración. No se daba un paso sin referencia a Dios. Parecería excesivo, pero se respiraba en el ambiente palestino de entonces la oración como indispensable es el aire. Había una oración para decirla al despertar, para desperezarse, para ponerse de pie; una para el primer paso que se daba, para ponerse cada prenda de vestir; al ponerse las sandalias y cubrirse la cabeza; al momento de lavarse, al sentarse a la mesa se oraba para bendecir el pan, los cereales, el vino, la fruta, etc. Y al concluir los alimentos, otra. Bendecir a Dios al recibir una buena noticia, al encontrar un amigo, al pedir la salud de alguien y al recuperar la salud perdida. Así vivía cada familia, quizá así se practicó en Nazaret en el hogar de La Virgen María y S. José. En un pasaje del Evangelio nos presenta al Señor que va a la sinagoga de Cafarnaúm por primera vez; y como señales de la misión que su Padre le encomendó predicó al pueblo, expulsó un demonio y curó físicamente a la suegra de Pedro sólo porque se lo dijeron; después curó a muchos enfermos, expulsó demonios y volvió a su oración en la soledad para disponerse a continuar su misión. Vemos, hermanos, que Jesús pasa haciendo el bien; vuelve a su habitual oración en la soledad para decir a los suyos que hay que ir a otros pueblos a enseñar. La lección es clara, quiere colaboradores; tú y yo, que escuchamos su doctrina, que hemos sido liberados de tantos males, que lo vemos inmerso en la plegaria, unámonos a su intención, y a sus deseos de misionar. Demos una respuesta generosa con el deseo sincero de que no unos cuantos, ni siquiera muchos, sino todos se acerquen más a Jesús que quiere llegar a todos porque dice: “debo ir a otros pueblos –personas, comunidades, ciudades- porque para eso he venido”. Mons. Juan José Hinojosa Vela Párroco en Ntra. Sra. De Fátima
COMPROMETETE COMPROMETETE > PASTORAL PENITENCIARIA
Pastoral Siglo XXI > p.14
ESTUVE PRESO Y NO ME VISITARON
En el transcurso de los últimos días, he estado escuchando las noticias y las diversas opiniones sobre lo acontecido en el CERESO DE Apodaca, donde 44 reos perdieron la vida. Hay muchas cosas ciertas, pero otras que no salen a la luz pública. Es verdad que esos hermanos nuestros asesinados, cometieron delitos y no supieron usar adecuadamente su libertad. Es verdad que tal vez, algunos padres de familia no supieron sembrar los valores humanos y religiosos en sus hijos desde pequeños. Es verdad, que algunos de esos internos muertos merecían la larga sentencia que tenían. Sin embargo, ¿quién soy yo para condenar?, ¿quién para enjuiciar? Porque es verdad también, el auténtico arrepentimiento de una madre o un padre, por no haber dado debida atención a su hijo, pues no recibió ninguna cátedra de cómo ser padre o madre de familia, o porque también creció en un ambiente carente de valores. También es verdad, la conversión de alguno de ellos al escuchar la palabra del Señor aunque haya sido en la cárcel, pero nunca es tarde para Dios. Es también verdad, haber visto alguno de ellos pidiendo perdón a su madre por lo que hicieron con su vida y prometer al Señor ser mejores. Es también verdad, que otros tantos, empezaron a vivir la vida sacramental, acercándose a la reconciliación y a la comunión. Lo que los hacía libres en su alma, aunque su cuerpo estuviera prisionero. Es verdad, que luchaban contra su inclinación al pecado, participando alguno de ellos en la adoración nocturna de los primeros martes de mes. Así, pues, entiendo que algunos les llamen lacra de la sociedad; entiendo el sentimiento de impotencia de la sociedad ante los delitos que cometieron; entiendo que algunos se alegren con su muerte. Pero, ¿quién eres tú o yo, para ponerse en el trono de Dios para juzgar? Muchas cosas se dicen, y pocas cosas se ven. Desde afuera de esas paredes es fácil sentenciar, pero dentro de esas paredes, también hay milagros de conversión. Tengamos cuidado, porque el ladrón arrepentido, se nos adelanta en el Reino de los Cielos. “Entonces le dijo Jesús: Yo te aseguro, hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”. Que las madres de algunos de estos hermanos nuestros, que recibieron el gran regalo de la conversión de su hijo, pero el dolor de perderlos físicamente, reciban la fuerza de lo alto y el consuelo de nuestro Señor y María Santísima.
Pbro. José Ramón Torres García Vicario Ntra. Sr. De Guadalupe Salinas Victoria
COMPROMETETE COMPROMETETE > JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
Pastoral Siglo XXI > p.15
LOS RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN
Educar a los jóvenes en la justicia y la paz (continuación…)
La educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida. Educar –que viene de educere en latín– significa conducir fuera de sí mismos para introducirlos en la realidad, hacia una plenitud que hace crecer a la persona. Ese proceso se nutre del encuentro de dos libertades, la del adulto y la del joven. Requiere la responsabilidad del discípulo, que ha de estar abierto a dejarse guiar al conocimiento de la realidad, y la del educador, que debe de estar dispuesto a darse a sí mismo. Por eso, los testigos auténticos, y no simples dispensadores de reglas o informaciones, son más necesarios que nunca; testigos que sepan ver más lejos que los demás, porque su vida abarca espacios más amplios. El testigo es el primero en vivir el camino que propone. ¿Cuáles son los lugares donde madura una verdadera educación en la paz y en la justicia? Ante todo la familia, puesto que los padres son los primeros educadores. La familia es la célula originaria de la sociedad. «En la familia es donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. En la familia es donde se aprende la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las reglas, el perdón y la acogida del otro» .Ella es la primera escuela donde se recibe educación para la justicia y la paz. Vivimos en un mundo en el que la familia, y también la misma vida, se ven constantemente amenazadas y, a veces, destrozadas. Unas condiciones de trabajo a menudo poco conciliables con las responsabilidades familiares, la preocupación por el futuro, los ritmos de vida frenéticos, la emigración en busca de un sustento adecuado, cuando no de la simple supervivencia, acaban por hacer difícil la posibilidad de asegurar a los hijos uno de los bienes más preciosos: la presencia de los padres; una presencia que les permita cada vez más compartir el camino con ellos, para poder transmitirles esa experiencia y cúmulo de certezas que se adquieren con los años, y que sólo se pueden comunicar pasando juntos el tiempo. Deseo decir a los padres que no se desanimen. Que exhorten con el ejemplo de su vida a los hijos a que pongan la esperanza ante todo en Dios, el único del que mana justicia y paz auténtica. Quisiera dirigirme también a los responsables de las instituciones dedicadas a la educación: que vigilen con gran sentido de responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la dignidad de cada persona. Que se preocupen de que cada joven pueda descubrir la propia vocación, acompañándolo mientras hace fructificar los dones que el Señor le ha concedido. Que enseñe a gustar la alegría que brota de vivir día a día la caridad y la compasión por el prójimo, y de participar activamente en la construcción de una sociedad más humana y fraterna. Me dirijo también a los responsables políticos, pidiéndoles que ayuden concretamente a las familias e instituciones educativas a ejercer su derecho deber de educar. Nunca debe faltar una ayuda adecuada a la maternidad y a la paternidad. Que se esfuercen para que a nadie se le niegue el derecho a la instrucción y las familias puedan elegir libremente las estructuras educativas que consideren más idóneas para el bien de sus hijos. Que trabajen para favorecer el reagrupamiento de las familias divididas por la necesidad de encontrar medios de subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes una imagen límpida de la política, como verdadero servicio al bien de todos. No puedo dejar de hacer un llamamiento, además, al mundo de los medios, para que den su aportación educativa. En la sociedad actual, los medios de comunicación de masa tienen un papel particular: no sólo informan, sino que también forman el espíritu de sus destinatarios y, por tanto, pueden dar una aportación notable a la educación de los jóvenes. Es importante tener presente que los lazos entre educación y comunicación son muy estrechos: en efecto, la educación se produce mediante la comunicación, que influye positiva o negativamente en la formación de la persona. También los jóvenes han de tener el valor de vivir ante todo ellos mismos lo que piden a quienes están en su entorno. Les corresponde una gran responsabilidad: que tengan la fuerza de usar bien y conscientemente la libertad. También ellos son responsables de la propia educación y formación en la justicia y la paz.
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BENEDICTO XVI
VIVE
Pastoral Siglo XXI > p.16
VIVE > NOTICIAS PROGRAMA DE LA VISITA APOSTOLICA DEL PAPA BENEDICTO XVI A MÉXICO La Sala de Prensa de la Santa Sede ha hecho público este martes el programa oficial del Viaje Apostólico de Su Santidad Benedicto XVI a México y a la República de Cuba, que ofrecemos a continuación. Programa Viernes, 23 marzo 2012 Roma 09.30: Salida en avión desde el aeropuerto internacional Leonardo da Vinci de Roma/Fiumicino hacia León/ Guanajuato. León 16.30: Ceremonia de Bienvenida en el aeropuerto internacional de Guanajuato (en la localidad de Silao). Discurso del Santo Padre. Sábado, 24 marzo 2012 08.00: Santa Misa en privado en la Capilla del Colegio Miraflores. 18.00: Visita de cortesía al Presidente federal, en la Casa del Conde Rul de Guanajuato. 18.45: Saludo a los Niños en la Plaza de la Paz de Guanajuato. Saludo del Santo Padre. Domingo, 25 marzo 2012 10.00: Santa Misa en el Parque del Bicentenario de León. Homilía del Santo Padre. Rezo del Angelus Domini. Palabras del Santo Padre. 18.00: Celebración de las Vísperas con los obispos de México y de América Latina en la catedral de la Madre Santísima de la Luz de León. Discurso del Santo Padre. Lunes, 26 marzo 2012 09.00: Ceremonia de Despedida en el aeropuerto internacional de Guanajuato. Discurso del Santo Padre. 09.30: Salida en avión desde el aeropuerto internacional de Guanajuato hacia Santiago de Cuba.