PASTORAL
SIGLO XXI AÑO: 4 No: 45 MEDITA> ¿OTRA VEZ PASCUA? / P. 6
COSTO DE EDICION: $7.00 COMPROMETETE> ALIANZA NUEVA Y ETERNA / P. 14
ABRIL 2012 LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY VIVE> VISITA PAPAL A MÉXICO / P.15
RETIRO ANUAL ESCUELA BIBLICA ARQUIDIOCESANA
CONOCE
Pastoral Siglo XXI > p.2
CONOCE > EDITORIAL
EL AMOR DEL RESUCITADO
L
a muerte de nuestro Señor Jesucristo es la prueba más grande de amor que una persona puede hacer por otra. ¿Dar la vida porque eso le conviene a los demás? Eso sólo lo hace alguien que ama. Cristo sabía que su muerte sellaría la Alianza de amor nueva y ahora sí eterna, que el Padre Celestial siempre quiso hacer con Israel. El Padre siempre esperó que alguien se ofreciera a Él, santo e inmaculado, pero esperó muchos siglos, tratando de que Israel, entendiera su intención. Alianza tras alianza, el pueblo siempre quiso sacar ventaja de poder y de pecado, nunca entendieron a Dios de que lo que Él quería era que alguien le demostrara que lo amaba. Todos los personajes importantes de Israel, creían que deberían ser amados por Dios, pero quizá nunca se imaginaron que Dios también quería que lo amaran. Y claro, con el amor que Él esperaba. Porque pienso que aunque lo hubieran amado, les hubiera faltado saber qué tipo se amor era el que Dios esperaba. Y eso nos lo demuestra Jesús. ¿El pueblo de Israel, en todo caso, tenía claro que Dios esperaba de ellos un tipo de amor que se distinguiera por el desprendimiento? ¿Qué estuviera basado en la pobreza y la escasez? ¿En el pasar casi inadvertido dando la vida por los demás? ¿En todo caso que le hubieran respondido con amor, hubiera sido con estas características? Cristo viene y empieza a hablar de cómo es el Reino de los cielos, y el que quiera participar en él, tendrá que dar la vida por sus amigos, entregarse por la salvación de ellos; no podrá mirar hacia atrás y tendrá que vender todo para darlo a los pobres. El pueblo de Israel, no entendió el amor de Dios que Cristo nos vino a manifestar. El amor de Cristo alcanzó a ser resucitado y redimido, porque Cristo fue capaz de superar todas las tentaciones, que demostraron lo que todo ser humano debe hacer. Y así es capaz de compadecerse de los enfermos para que experimentaran el amor que el pueblo les negaba por ser “impuros”; Él fue capaz de irse de su hogar a recorrer pueblos y ciudades sin tener donde reclinar la cabeza; fue capaz de trabajar al doble porque la gente andaba como oveja sin pastor; hablaba con la verdad corriendo el riesgo de ser siempre aprehendido, cosa que al final lo llevó hasta la muerte; pero este es el amor que Él quería que conociéramos. El amor que lo da todo, que lo arriesga todo, que se entrega totalmente aún sin contar con nada, porque Dios estará siempre atento para que se cumpla con la verdad y se haga el bien. Cuando dejamos que el amor de Dios se manifieste, este aparece tan claramente, pero las intenciones de hacer ese bien a los demás tienen que ser como las de Cristo: sinceras, profundas, desinteresadas, llenas tan solo de amor y de entrega. Y así es capaz de hablarle fuerte a Pedro, para que no trate de disuadirlo de ir a Jerusalén a enfrentar la muerte, pero porque Pedro sentía que se le iba su oportunidad de poder y de dominio. Así es capaz de tumbar las mesas a los cambistas del templo, y a los que vendían ovejas, bueyes y palomas, no porque la vendimia estuviera mal, sino porque servían para que maleantes y ladrones ofrecieran holocaustos a Dios. Cristo enseñaba el amor de Dios de esta manera, celoso de que a Dios lo amaran correctamente; porque por otro lado enseñó el amor de Dios, con una ternura tal que alcanza a regresarle la vida a la hija de Jairo diciéndole “talitá kum”, (hijita, levántate), y no permite que la gente que lo seguía se regresara a sus casas sin haber comido y por eso hace el milagro de la multiplicación de los panes. El amor de Dios se enseña así como lo hizo con los cambistas y los vendedores del templo y como lo hizo en la casa de Jairo. Nosotros no debemos perder de vista que Dios por el amor que nos tiene nos lo demuestra con muchas acciones que nos producen alegría, pero por otro lado nos dolerá que nos llame la atención precisamente porque no quiere que nos perdamos. Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Rector de Templo en Santo Niño de la Salud (Mitras Sur)
CONOCE
CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO EDUCAR CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 ALGUNOS VÍA CRUCIS./ p.4 MOISÉS INTERCESOR / p.5 MEDITA FILOSOFÍA NAHUATL: PRESENCIA DE DIOS / p.6 TENER TU MIRADA, OH JESÚS… / p.7 CAMINO A LA PASCUA / p.8, p.9 ¡SE ACERCA EL FIN DEL MUNDO! / p.10 HIMNO AKATHISTOS / p.11 COMPROMETETE AMOR, NO SENSIBILERÍAS / p.12 VIVIR EL EVANGELIO / p.13 ESTUVE PRESO Y NO ME VISITARON / p.14 LOS RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN / p.15 VIVE PROGRAMA DE LA VISITA APOSTOLICA DEL PAPA BENEDICTO XVI A MÉXICO / p.16
DIRECTORIO Subdirector Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vazquez Rodríguez Consejo Editorial Lic. Yolanda Ruiz Martínez Lic. Jorge Rodríguez Tueme Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Leopoldo García Mtz. Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño LDGP Daniel Garcia Impreso Servicios Integrales Offset Distribución Mensajería y paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Periódico Mensual Abril de 2012. Editor responsable: Pbro. Walter F. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2007- 072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Calle Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: SERVICIOS INTEGRALES OFFSET Priv. Apodaca 2109 Col. Topochico, Monterrey N.L. C.P. 64260 Tel. 83-52 30 27 Distribuidor: Mensajeria y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey, N.L.
Pastoral Siglo XXI > p.3
EN LA VERDAD Y EN LA LIBERTAD
Educar a los jóvenes en la justicia y la paz (continuación…)
S
an Agustín se preguntaba: «Quid enim fortius desiderat anima quam veritatem? - ¿Ama algo el alma con más ardor que la verdad?»[2]. El rostro humano de una sociedad depende mucho de la contribución de la educación a mantener viva esa cuestión insoslayable. En efecto, la educación persigue la formación integral de la persona, incluida la dimensión moral y espiritual del ser, con vistas a su fin último y al bien de la sociedad de la que es miembro. Por eso, para educar en la verdad es necesario saber sobre todo quién es la persona humana, conocer su naturaleza. Contemplando la realidad que lo rodea, el salmista reflexiona: «Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para que de él te cuides?» (Sal 8,4-5). Ésta es la cuestión fundamental que hay que plantearse: ¿Quién es el hombre? El hombre es un ser que alberga en su corazón una sed de infinito, una sed de verdad –no parcial, sino capaz de explicar el sentido de la vida– porque ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Así pues, reconocer con gratitud la vida como un don inestimable lleva a descubrir la propia dignidad profunda y la inviolabilidad de toda persona. Por eso, la primera educación consiste en aprender a reconocer en el hombre la imagen del Creador y, por consiguiente, a tener un profundo respeto por cada ser humano y ayudar a los otros a llevar una vida conforme a esta altísima dignidad. Nunca podemos olvidar que «el auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones»[3],incluida la trascendente, y que no se puede sacrificar a la persona para obtener un bien particular, ya sea económico o social, individual o colectivo. Sólo en la relación con Dios comprende también el hombre el significado de la propia libertad. Y es cometido de la educación el formar en la auténtica libertad. Ésta no es la ausencia de vínculos o el dominio del libre albedrío, no es el absolutismo del yo. El hombre que cree ser absoluto, no depender de nada ni de nadie, que puede hacer todo lo que se le antoja, termina por contradecir la verdad del propio ser, perdiendo su libertad. Por el contrario, el hombre es un ser relacional, que vive en relación con los otros y, sobre todo, con Dios. La auténtica libertad nunca se puede alcanzar alejándose de Él. La libertad es un valor precioso, pero delicado; se la puede entender y usar mal. «En la actualidad, un obstáculo particularmente insidioso para la obra educativa es la masiva presencia, en nuestra sociedad y cultura, del relativismo que, al no reconocer nada como definitivo, deja como última medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la apariencia de la libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del otro, dejando a cada uno encerrado dentro de su propio “yo”. Por consiguiente, dentro de ese horizonte relativista no es posible una auténtica educación, pues sin la luz de la verdad, antes o después, toda persona queda condenada a dudar de la bondad de su misma vida y de las relaciones que la constituyen, de la validez de su esfuerzo por construir con los demás algo en común»[4]. Para ejercer su libertad, el hombre debe superar por tanto el horizonte del relativismo y conocer la verdad sobre sí mismo y sobre el bien y el mal. En lo más íntimo de la conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz lo llama a amar, a hacer el bien y huir del mal, a asumir la responsabilidad del bien que ha hecho y del mal que ha cometido[5].Por eso, el ejercicio de la libertad está íntimamente relacionado con la ley moral natural, que tiene un carácter universal, expresa la dignidad de toda persona, sienta la base de sus derechos y deberes fundamentales, y, por tanto, en último análisis, de la convivencia justa y pacífica entre las personas. El uso recto de la libertad es, pues, central en la promoción de la justicia y la paz, que requieren el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, aunque se distancie de la propia forma de ser y vivir. De esa actitud brotan los elementos sin los cuales la paz y la justicia se quedan en palabras sin contenido: la confianza recíproca, la capacidad de entablar un diálogo constructivo, la posibilidad del perdón, que tantas veces se quisiera obtener pero que cuesta conceder, la caridad recíproca, la compasión hacia los más débiles, así como la disponibilidad para el sacrificio. Benedicto XVI
CONOCE CONOCE > LAICOS
COMISIÓN ARQUIDIOCESANA
Pastoral Siglo XXI > p.4
PARA LOS LAICOS
La Comisión para los Laicos en la Arquidiócesis de Monterrey se formó bajo las siguientes premisas:
Conscientes de que la Iglesia, guiada y vivificada por la acción del Espíritu Santo, que derrama sus dones y carísimas para el bien de todo el Cuerpo Místico de Cristo, y da la unidad en la comunión de una misma fe al Pueblo de Dios, Pastores y fieles; los LAICOS, viven su vocación de santidad en la transformación de las realidades terrenas, bajo la guía y enseñanza del Magisterio de la Iglesia. Porque el Evangelio no puede penetrar profundamente en la conciencia, en la vida y en el trabajo de un pueblo, “SIN LA PRESENCIA ACTIVA DE LOS SEGLARES” (Ad. Gentes No. 21). El Apostolado Asociado de los laicos exige una COORDINACION, para velar por una acción común, para buscar una profunda convergencia en la finalidad que las anima: la de participar responsablemente de la misión que tiene la Iglesia de llevar a todos EL EVANGELIO DE CRISTO, como manantial de esperanza para el hombre y de renovación para la sociedad. (Cfr. Christifideles Laici). Por esto, la COMISIÓN ARQUIDIOCESNA PARA LOS LAICOS EN NUESTRA Arquidiócesis de Monterrey debe ser SIGNO E INSTRUMENTO de comunión y participación en la vida de la Iglesia, en comunión permanente con el Obispo, signo e instrumento de unidad en la Iglesia local. Sí, debe ser “SIGNO” que se manifiesta en las relaciones de “comunión”, tanto dentro como fuera de las diversas formas asociativas, en el contexto más amplio de la comunidad cristiana. La “comisión” ha de ser una autentica preocupación de buscar la UNIDAD en la diversidad, como testimonio de la tarea de todas las Iglesias: LA EVANGELIZACION INTEGRAL DEL HOMBRE Y DE TODOS LOS HOMBRES; “PADRE QUE SEAN UNO… PARA QUE EL MUNDO CREA” (Jn. 17,21).
OBJETIVO
Animar, orientar y proponer acciones concretas, a nivel intelectual, espiritual y pastoral para apoyar la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, en comunión y participación con el Plan de Pastoral Orgánica de nuestra Iglesia Diocesana.
MISIÓN
Ofrecer a todos los laicos, un espacio de crecimiento en las diferentes áreas de la vida cristiana (espiritual, pastoral, intelectual, familiar, vocacional, laboral…).
VISIÓN
Buscar el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios
LG,31
Comisión Arquidiocesana para los Laicos
CONOCE
Pastoral Siglo XXI > p.5
CONOCE > ARTE SACRO
DISEÑAR EL CIRIO PASCUAL
“Prepárese el cirio pascual, que, para la veracidad del signo, ha de ser de cera, nuevo cada año, único, relativamente grande, nunca ficticio, para que pueda evocar realmente que Cristo es la luz del mundo.” (Carta circular sobre las fiestas pascuales, Congregación para el Culto Divino, 1988, No. 82).
En cada comunidad cristiana la Semana Santa se prepara con mucha anticipación. Muchos asuntos importantes hay que atender oportunamente: flores, incienso, los ramos, el laurel… Dentro de los preparativos y compras previas a la Semana Santa está la compra del Cirio Pascual. Y recalco “compra” porque de ordinario en nuestras comunidades se adquiere en una tienda de artículos religiosos teniendo en cuenta el tamaño del portacirio o candelabro. Pero ¿por qué comprarlo ya hecho? ¿Por qué no hacer el cirio pascual? Los elementos con los que debe contar el cirio pascual estén señalados por el mismo ritual litúrgico: una cruz, el alfa y la omega y una decoración que lo haga destacar de los demás cirios utilizados en la liturgia. Pudiera encargarse a algún miembro de la comunidad con algunos conocimientos de arte y cierta habilidad manual el realizarlo. Sería muy significativo que un miembro de la comunidad lo hiciera. En esta página presentamos algunas imágenes de cirios de la Abadía del Tepeyac, comunidad de monjes benedictinos localizada en Lago de Guadalupe en el Estado de México. Muy probablemente los cirios fueron diseñados por el reconocido artista Fray Gabriel Chávez de la Mora y realizados por los mismos monjes. Los materiales utilizados van desde delgados mecates pintados de diversos colores hasta piezas de piedras de colores pasando por pequeños pedazos de gamuza. Pudiéramos objetar que Fray Gabriel es un artista de primer orden reconocido internacionalmente por sus diseños pero ¿Por qué no darle la oportunidad a la persona de la parroquia que da clases de pintura? ¿Al joven con interés en la creación artística? ¿A la religiosa que suele hacer las decoraciones en el convento? Busquemos crear, y no solo comprar, un cirio que simbolizará a Cristo en la comunidad durante todo el año. Felices pascuas. Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Miembro de la Dimensión de los Bienes Culturales de la Iglesia. jmena@arquinetmty.com En facebook: difusiondeartesacro
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MEDITA
MEDITA > LITURGIA
Pastoral Siglo XXI > p.6
¿OTRA VEZ
PASCUA?
Cada quien calculando sus años podrá hacer la suma de las celebraciones pascuales que le ha tocado vivir, pero valdría la pena que también cada cual se preguntara ¿cuántas de esas pascuas ha querido vivir? Porque no es lo mismo decir que el tiempo pasa a decir que somos nosotros los que vamos pasando con el tiempo. Cada primavera, la naturaleza se renueva. Pasado el invierno, el durazno y el manzano, como cualquier otra planta, sin proponérselo con firmeza, comienzan a echar sus brotes. La fuerza de su instinto les procura el verdor de la vida que se asoma en sus yemas. Pero otra cosa sucede con nosotros los que formamos parte de esa rara especie dotada con la fuerza o la debilidad de la voluntad. Para nosotros, la vida debiera ser algo más que un suceso obligado por instinto. Para nosotros, en cualquier tiempo o época del año, la vida es siempre ese raro suceso, tan pálido y seco como las hojas en invierno, o tan fresco y verde como la hierba en primavera; lo uno o lo otro no es una imposición, sino una decisión. Nuestra vida, ni se marchita ni se renueva al paso de las estaciones temporales porque la vida humana es una decidida tarea de todo el día y de todos los días. Por naturaleza somos animales, más debemos aprender a ser humanos a fuerza de voluntad. Y si se dice que el pensamiento es la característica más propia de la naturaleza humana, hay que agregar enseguida que no basta tener la capacidad de pensar, porque precisamente pensando se puede ser más salvaje que la más feroz de las bestias. Paradójicamente, muchos de los grandes males que han afligido a la humanidad y que la amenazan para el futuro, tienen por responsable al animal pensante. Los años van pasando y vamos sumando años al nuevo milenio pero ¿en verdad hemos venido pasando con los años hacia la madurez? ¿En qué es distinta nuestra generación a la de ayer?, ¿somos ahora más humanos porque desciframos el genoma humano, porque nuestras comunicaciones son satelitales o porque podemos clonar humanos? Y acaso ¿somos más cristianos porque escudriñamos científicamente las Sagradas Escrituras y conocemos al dedillo la doctrina? ¿De qué nos serviría saber de memoria “las últimas cosas que han pasado en Jersualén” si vamos pasando como muertos por esta vida “con aire entristecido”? (Cfr.Lc.24,17-18) Si el corazón no arde mientras estudiamos la Escritura (cfr. Lc.24,32), entonces, el tiempo va pasando y a su paso va matando cada día, los impulsos del corazón, sin que jamás el corazón haya decidido morir para vivir. Y un corazón apagado es incapaz de decir: “A mí, nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero” (Jn.10,18). Lo mismo que los anillos en la corteza de un árbol son la medida de sus años, así nuestros días vienen contados en la fuerza y en la piel de nuestro cuerpo; pero aunque muchos días hayan ya pasado, nosotros pudimos habernos quedado, como dice el refrán, “viejos en años y sobre todo en mañas.” Muchas veces dejamos escurrir el presente con el torpe engaño del mañana. En el mostrador de la conciencia, donde solemos negociar con el pasado y el mañana, regateamos al presente con la falsa leyenda de que “hoy no se fía pero mañana sí”, aunque el mañana nunca llega porque cada mañana es el engañoso hoy en el que tacañamente retenemos el tiempo que necesitamos para querer pasar de la muerte a la vida, de la vida muerta a la muerte vivida. Esta pascua del año dos mil doce puede ser también otra más entre las pocas o muchas que nos han tocado vivir, pero mientras sea hoy todavía es tiempo para querer pasar por la misma ruta del que fue divinamente humano. Si queremos, si nos decidimos, esta pascua puede no ser simplemente algo que pasa, sino nosotros mismos pasando por el sendero de una vida más humana y más divina como la vida del Jesús, pues alguien así de humano como él, sólo podía ser Dios porque sólo Dios ama hasta el extremo. El paso de Jesús por este mundo fue el paso obediente del Hijo hacia su amado Padre (Jn.13,1) y su paso debe ser también el nuestro. Si queremos hacernos humanos hay que hacernos hermanos por la caridad. En esta pascua debiéramos darnos la oportunidad de pasar por el mismo camino del que “no retuvo ávidamente el ser igual a Dios sino que se despojó a sí mismo” (Filp. 2,6). El era Hijo por naturaleza más quiso serlo, en nuestra historia, por obediencia (cfr. Hb.5,8) Con él, Camino, Verdad y Vida hagamos que nuestro lento morir de cada día sea un paso voluntario, dado en favor de los otros. Entonces la Pascua de Cristo será nuestra Pascua, nuestra vida será divina como la suya y uno mismo será nuestro sepulcro y epitafio: “pasó haciendo el bien” (Hech.10,38). Pbro. Alberto Anguiano García Vicario Parroquial en San Juan María Bautista Vianney (Fracc. Azteca)
MEDITA
Pastoral Siglo XXI > p.7
MEDITA > REFLEXION
VIVIR CON LECHE Y MIEL
“Porque antes éramos esclavos y ahora somos libres” Esa fue la respuesta que me dieron cuando, siendo yo el más pequeño de los presentes en una representación de la Cena Judía, pregunté, acerca de la noche de Pascua: ¿Por qué esta noche es distinta a todas las demás? La noche de Pascua es distinta de todas, en ella habita ese sentimiento y actitud interior del que ya nunca más volverá a la esclavitud. Es alegría porque el sufrimiento que da el ser esclavo se termina, es esperanza de hacer lo mejor posible con lo que tenemos de frente, es gozo porque Alguien me liberó, hay alguien para quien soy importante y me escucha en oración. Durante esa cena de Pascua, los hebreos recordaban la esclavitud en la que estuvieron comiendo yerbas amargas y la libertad con comidas dulces. Leche y miel eran promesas de libertad, paz y alegría; en la tierra prometida ya no comeríamos las cebollas que daban a los esclavos ni pasaríamos la sed que se pasa en el desierto… todas las cosas serían nuevas. El acontecimiento salvador que celebramos los católicos en Semana Santa tiene detrás esta conciencia de la antigua esclavitud y renueva la promesa de libertad. La entrega del crucificado tiene detrás esta teología de liberación. En la película de la Pasión de Mel Gibson, hay algo de esta reflexión… al morir Jesucristo, Magdalena (la más pequeña en la visión del NT) pregunta: ¿por qué esta noche es distinta a todas las demás? Y María, la anciana en hacer la voluntad del Padre, responde: “porque éramos esclavos y ahora somos libres”. La llamada a la libertad verdadera resuena durante la Pascua para todo católico. Vivir en libertad significa ser capaz de confiar pues en la base de la libertad está la confianza. Sin confianza no se puede amar, ni tomar decisiones, no se puede alzar la voz sin miedo frente a las injusticias, no te puedes reír sin inhibiciones, no se puede ser humilde y alegre como los niños, sin confianza no puedes decir “no sé” ni serás capaz de decir: “no importa”… la confianza nos permite tener una mentalidad abierta y audaz, nos deja tener la libertad para explorar avenidas de pensamiento nuevas. Sólo con libertad se puede entregar la vida. Si tienes libertad podrá haber pobreza evangélica, abandonaremos apegos inútiles, entonces tendrás el valor de arrojar las muletas, no habrá necesidad de prestigio ni títulos, se alejarán los miedos, las preocupaciones, las obsesiones y compulsiones, podrás reír de los errores y falsas expectativas, andarás por el mundo sin culpas, sin maltratarte con remordimientos de cosas pasadas, serás como el hijo que se deja abrazar por la misericordia de su padre después del despilfarro… tendrás paz interior. Sabrás reconocer quién eres: un ser perdonado y libre. En cambio si crees que eres libre sin serlo, confundirás la verdadera libertad con la autocomplacencia, la vida se tratará sólo de ti, te hará sentir bien sólo el reconocimiento de otros y las cosas que se pueden comprar con dinero, tus elecciones no tendrán límites, no habrá ni siquiera esperanza de que te preocupes por tu hermano, pues tú no eres el guardián de sus necesidades o sus sentimientos. Eso no es libertad, sino esclavitud de mi propio Ego… no hay elección verdadera, sólo obediencia a los instintos propios, no hay elecciones porque no hay libertad, sólo existe el “dejarnos llevar”, sólo el “dejar hacer”. La Semana Santa es memoria de la libertad alcanzada para nosotros, para que no vivamos ya como esclavos, para que dejemos de comer cebollas teniendo frente a nosotros leche y miel. Es un tiempo para descubrir el inquebrantable amor de Dios por mí, hasta el extremo. Detrás de la fiesta litúrgica, está la memoria de la esclavitud en la que vivíamos y de la libertad que hemos recibido con el “paso de Dios” sobre nuestro pueblo. Pascua es Libertad sin ataduras, es abandonar el viejo Ego. La Pascua es una libertad que ya no termina, son grilletes destrozados que no se pueden volver a utilizar, son cadenas rotas y desiertos caminados… ya no hay marcha atrás: el cristiano es un ser humano libre… aunque, por la costumbre, podría permanecer sintiéndose esclavo… es una elección constante ¿permanecer siendo esclavo de mí mismo y de mis instintos o alcanzar la libertad? ¿cebollas o leche y miel? ¿egoísmo o fraternidad? ¿leyes o discernimiento? ¿hijo o esclavo? Que la semana santa que acabamos de vivir sea Memoria de lo que Dios ha hecho por nosotros en Jesucristo y aumento de la fuerza de voluntad… para que el paso de Dios, la Pascua, te permita abandonar la esclavitud voluntaria y llegar a la Tierra que da libertad y Vida en abundancia. Pbro. Rodolfo Antonio García Martínez Vicario Parroquial en San Juan Bautista, García N.L.
MEDITA
Pastoral Siglo XXI > p.8
LA ENCINA Y EL CIPRÉS SON DE DIOS
MEDITA > REFLEXION
“Nosotros esperábamos que Dios actuara así”... ¡Pero resulta que las cosas se han desarrollado de una forma que no entendemos! En las relaciones personales también sucede esto con mayor frecuencia de lo que solemos pensar. Nosotros esperábamos que el esposo, que la esposa, que los hijos, que el amigo, que la novia actuara de esta manera y nos aguantaran todo, pero las cosas han resultado muy distintas... Te quería comentar que cuando estudiaba la Filosofía en el Seminario de Monterrey hubo una frase de Friedrich Nietzsche que cuando la leí por primera vez no la comprendí: “En los matrimonios infelices no es el amor lo que falla, sino la amistad.” Con el paso del tiempo y con un ministerio a favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, he podido percibir la verdad sobre tantas situaciones humanas ensombrecidas por el pecado original y me he dado cuenta de la razón que tenía aquel hombre, que al final de su vida llegó a salir del recto juicio: “En los matrimonios infelices no es el amor lo que falla, sino la amistad.” Para entender lo anterior tenemos que recordar algunas cualidades acerca de la amistad. La amistad es una relación profundamente humana que brota de la posibilidad de encontrarse entre seres personales, con inteligencia, con sentimientos, con emociones y con libertad. En esencia, podemos decir que la amistad no puede ser solamente un afecto, sino una relación social que, sin lugar a dudas, supone un afecto. Pero lo más importante no es el afecto sino la relación, ya que el amor en muchas ocasiones no exige la reciprocidad, es decir, la correspondencia, y la amistad sí exige la correspondencia. Te lo explico con un ejemplo: un sentimiento tan noble como lo es el amor paterno no exige la reciprocidad, tal como acontece en el caso de muchos padres que aman aún sin ser correspondidos y el amor no se desvanece sino que al contrario se cualifica todavía más, y así podríamos decir del amor fraterno, en donde el amor que le tengo a mi hermano no desaparece aunque él no me quiera a mí sino todo lo contrario,… en cambio, estrictamente no puede haber amistad sin correspondencia. ¿Te das cuenta como la amistad es más una relación social que un afecto? Y es en el ámbito de la relación interpersonal en donde se inicia la demolición de muchos de los edificios de los matrimonios. Hace algunos años leí una obra de Barbara Silverstone titulada: “El amor que lastima” En donde ella manifestaba cómo el pedir disculpas es el arte indispensable que exige un verdadero propósito de cambio en las actitudes de los que pedimos disculpa. Barbara nos cuenta que ella se casó profundamente enamorada, ¿existe acaso alguna persona sana y honesta que no se case profundamente enamorada?, y cuenta ella que al casarse no conocía una doble manía que tenía su flamante esposo. De esto se dio cuenta en la primera oportunidad en que como esposos fueron a una reunión de amigos, a una reunión social. Recuerda que al entrar en aquel recinto ella se sentía como la soberana de una corte ingresando al salón de un palacio y en donde todo mundo parecía verle aunque estuvieran viendo hacia otro lugar, llegaron y se sentaron en torno a una de las mesas con unos amigos. La primera de las manías apareció: él se permitía en público hacer comentarios despectivos sobre ella, la ridiculizaba, le lastimaba; en medio de los amigos llegaba a contar hasta situaciones de la intimidad provocando la risa de todos los invitados: él se convertía en el alma de la fiesta y ella en el hazmerreír de la reunión. Al regresar a la casa ella iba sumergida en el dolor y al bajar del carro él simplemente le dijo: ¡Vamos!, no hagas papeles, no fue para tanto. La cruda moral asaltaba su corazón de enamorada y no le permitía conciliar el sueño. Y entonces sobrevenía la segunda manía: al día siguiente, invariablemente le traía un ramo de rosas con una glosa en una tarjeta: “Discúlpame, por haberte ofendido la noche de anoche. Te amo”. El mismo quiso poner aquellas rosas en un florero y las puso sobre el buró que estaba orientado hacia el lugar en el que ella descansaba en el lecho matrimonial. Esto le devolvió la paz en su corazón. Sin embargo las cosas no quedaron allí, las escenas idénticas se siguieron repitiendo. Una ocasión aislada no hubiera tenido gran problema, ni siquiera dos, pero que en cada reunión social, su esposo se hiciera pasar el gracioso a costa de ella ante los amigos y que al otro día buscará resarcir con un ramo de rosas la ofensa perpetrada, se convirtió en un escenario recurrente y en una lastimosa situación.
MEDITA
Pastoral Siglo XXI > p.9
MEDITA > REFLEXION
Y llegó el día en que ella se cansó y antes de irse a la casa de su madre, tomó en sus manos cada uno de los tallos de aquel bouquet de rosas, y acto seguido con sus dedos índice y pulgar de la mano derecha iba empujando cada espina hasta cortarlas y al hacerlo sus dedos empezaban a sangrar, las espinas ensangrentadas las iba poniendo sobre la funda de la almohada en el lecho matrimonial. Así lo hizo hasta que terminó con la última de las espinas del último de los tallos. Al concluir aquella tarea la superficie de la almohada estaba llena de espinas y de la sangre de sus dedos. Antes de marcharse a la casa de su madre, Barbara escribió un texto en el reverso de la tarjeta que solía acompañar aquel ramo de rosas: “Cuando me ofendes delante de las personas me lastimas más de lo que estas espinas han lastimado mis dedos”. “En los matrimonios infelices no es el amor lo que falla, sino la amistad”. ¡Cuánta razón tienen estas palabras! Y es que, en lo personal, he llegado a conocer a personas que se aman profundamente pero que se lastiman despiadadamente. Él asegura que está locamente enamorado de ella, pero en la primera ocasión la ofende y le falta el respeto. Él dice que jamás ha amado como le ama a ella, y yo les suelo preguntar: Entonces, ¿Por qué le lastimas?... Se trata de amores tormentosos, puesto que aunque se asegure que existe el amor las relaciones interpersonales son deficientes. “En los matrimonios infelices no es el amor lo que falla, sino la amistad”, decía el loco Nietzsche y lo sufren las personas locamente enamoradas de los enamorados desquiciados. Considero oportuno el que comprendamos que cuando la Palabra de Dios menciona que en el matrimonio se forma una sola cosa, que los esposos ya no son dos sino uno sólo, no refiere la Palabra de Dios la sobreposición del Yo sobre el Tú, no se trata de Yo que ha desaparecido o asesinado al tú. El ser una sola cosa refiere el nacimiento de un “nosotros”, compuesto por el yo y por el tú, en donde en un nosotros el yo y el tú son sumamente importantes e insdispensables. El matrimonio no puede ser un empobrecimiento sino un enriquecimiento, no es resta sino suma. Y aquí la amistad entendida como relación interpersonal madura es también importante: para ella algo es muy importante y para él no lo es tanto, para él algo es muy importante y para ella no lo es. Y al final de cuentas no tienen ni porque pensar igual, ni porque sentir igual, ni porque hablar igual, ni porque opinar igual. Nosotros esperábamos que... pero,... Esta tentación la hacemos extensiva a las personas que nos rodean, ya que, no tan sólo queremos meter a Dios, sino también al prójimo, a nuestras coordenadas intelectuales. Somos tantos los que solamente aceptamos a los que dan con nuestra medida, es entonces que les llenamos de nuestros favores y atenciones, en apariencia, son favorecidos pero en realidad se pierden en el manipuleo y el chantaje de nuestro mundo de oropel. Es ésta nuestra obstinación: queremos encuadrar las personas y las situaciones a nuestra liberalidad. Estas pretensiones hacen desaparecer al otro o que les absorbamos al arrastrarlos hacia nuestro centro de gravedad. Emulamos aquéllo que los científicos han querido llamar como “agujeros negros”. Somos semejantes a aquellos lugares en donde nada, ni siquiera la luz, puede escapar de éstos, debido a la enorme fuerza gravitatoria y que, por otra parte, cualquier objeto o sujeto que se acercase serían igualmente atrapados por su enorme poder de succión. Date cuenta de que cada uno de nosotros, en el plano de las relaciones, somos como esos satélites los unos de los otros y que entre nosotros debe haber una equidistancia que pueda mantener un estado de salud en nuestra relación. Nuestra vida para que sea digna debe convertirse en un contínuo girar dentro de una delicada geometría de nuestras esferas celestes. ¿No te has dado cuenta de que aún las órbitas de los planetas suelen ser elípticas; a veces más cerca y a veces más lejanos, pero nunca en la misma distancia? Los cuerpos celestes conocen sus leyes y adivinan sus mutuos talantes, con los cuales se acercan o se alejan según las estaciones, la masa y la velocidad, y así se mantienen los cielos hermosos con el juego siempre distinto y siempre igual de sus miríadas de galaxias. Se trata de la sabiduría de Dios aplicada al Cosmos, que bien debiera inspirar nuestra propia astronomía relacional. Es aquí en dónde, hoy debemos pedirle a Dios que nos ayude a salir de nuestro egoísmo estrechista, ya que este nos incapacita para entender las cosas que no resultan de acuerdo al “script” que hemos ambicionado, o a los pretextos de nuestra propia inmadurez. Y es aquí en donde también debemos pedirle a Dios la virtud de la paciencia para con nosotros mismos y con los demás; paciencia ante lo más importante y ante lo intrascendente; ante las rachas subidas de dificultades, y para afrontar los pesares cotidianos; cuando el clima frustre nuestros planes; ante la fatiga del cuerpo, o la del alma; en el fracaso ante el deber o el fracaso del prójimo ante nosotros; con aquéllos que se encuentran por debajo y por encima de nosotros, y para con nuestros iguales; también hay que tenerles paciencia a quienes nos aman, y a quienes no nos quieren. Pidámosle paciencia a Dios ante las pequeñas penas y ante el martirio, y sobre todo, pidámosle que nos haga entender que, aunque las cosas no sucedieron como las esperábamos, salieron de acuerdo a sus planes, y éstos superan en mucho a los nuestros. Pbro. Rogelio Narváez Martínez
Párroco en el Rosario, Col. Roma
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Pastoral Siglo XXI > p.10
ELVALOR DEL SILENCIO INTERIOR
“Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: «Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario”. San Marcos 6, 30-33
V
ivimos un mundo cada vez más rápido, muchas de las actividades están marcadas por el estigma de la velocidad. En los negocios, en la familia y en cualquier ambiente en el que nos desenvolvemos la experiencia general es que nos falta tiempo. Estas frases son cada vez más frecuentes escucharlas en la gente: “¡qué rápido se pasa el tiempo, hace unos días estábamos celebrando la Navidad y ya empezó la Cuaresma!” o también: ”hace cuánto que iniciamos el año y ya estamos en Junio!” Puedes preguntarle a una persona ¿qué fecha es? y lo más probable es que no sepa, te podrá decir que es lunes o jueves, pero en lo que seguramente se equivocará es en el número, te dirá 12 cuando es 15, etc. Es un sentir común que los días se pasan más rápido y ya no son suficientes las 24 horas para cumplir con todo lo que queremos o nos corresponde hacer; la prisa nos está ganando. Otro fenómeno que se percibe es el de un mundo encerrado en sí mismo, el de una sociedad cada vez más indiferente de lo que sucede a su alrededor. Muchos jóvenes hoy en día, caminan en los centros comerciales, escuelas o en la calle con sus audífonos conectados al celular para escuchar la radio, la música que bajaron en su iphone o en su ipod, etc. llenándose de más y más ruido, sin mencionar el volumen que con el que escuchan esa música. Hay que poner ruido para hacer más cortos los trayectos de un lugar a otro y no sentir el viaje. Después de encender el coche se prende el estéreo para oír una estación de radio o para conectar el ipod, evadiendo muchas veces el encuentro con nosotros mismos. ¿Qué se está generando con todo esto? RUIDO, mucho RUIDO. El mundo de hoy es el mundo del ruido, nuestra sociedad se está alejando cada vez más de aquello que puede traerle la tranquilidad, la serenidad y la paz, especialmente, la paz interior. Hoy más que nunca debemos tomar conciencia de la necesidad de una vida interior y explorar el gran universo que existe en cada persona. Con la tecnología hemos llegado a las profundidades del mar y a la inmensidad del universo. Pero hay un mundo mucho más interesante y maravilloso que debemos descubrir: el interior del ser humano. ¿Qué es lo que existe dentro de nosotros? Y no me refiero a los órganos que componen nuestro cuerpo, pues con diferentes aparatos los podremos ver. Me refiero más bien a lo que nos constituye como seres inteligentes, lo que nos mueve a realizar diferentes actividades, lo que activa nuestra voluntad a actuar. ¿Quiénes somos en verdad?. Dios nos creó en serio, no en serie y cada quien es distinto de los demás, no existen dos personas iguales. Por eso afirmamos categóricamente que el ser humano es un misterio y Dios nos ha dado esta vida para que cada quien descubra su propia realidad y a qué ha venido a este mundo. Todos, por estar aquí, tenemos una misión qué cumplir.Pero cómo podemos descubrir quiénes somos y cuál es nuestra misión en medio de tanta prisa y con tanto ruido? Hay un elemento que es fundamental para escucharnos y para encontrar la paz interior: el SILENCIO. Cuando hablamos de silencio no nos referimos sólo al externo, sino también al interno. El silencio exterior implica apagar la radio, desconectar la computadora, la televisión, el teléfono, etc., puede ayudar el encerrarnos en nuestro cuarto o retirarnos a algún lugar solitario. Con el tiempo y la perseverancia, al callarnos, experimentaremos algo nuevo, totalmente distinto dentro de nosotros ya que escucharemos nuevas voces: la nuestra y la de Dios; comenzaremos aquello que los místicos refieren como la vida interior. El silencio es indispensable porque es la mejor forma para conocer la verdad de las cosas que ordinariamente están envueltas en el misterio. De hecho, la palabra misterio (que proviene del griego) tiene el sentido de “callar frente a lo oculto”. Ante lo grande, lo majestuoso y lo divino es necesario cerrar la boca, guardar silencio, contemplar y admirar la experiencia vivida. La verdad de nuestra vida sólo la conoceremos en el silencio absoluto. El silencio es fundamental porque es la atmósfera adecuada para escuchar a Dios. El ruido sólo hará que nos alejemos del grito de Dios que nos dice: “Te amo”. San Agustín y santa Teresa de Jesús nos hablan de callar los sentidos y la razón para escuchar a Dios. En el silencio, nuestra alma tiene claridad para ver las cosas que sólo pertenecen al ámbito espiritual. Es aquí donde las buenas ideas tienen vigor, aparecen conocimientos nunca antes concebidos y brilla el principio de la sabiduría. El silencio es el seno donde se gestan y nacen los sabios y los santos. Si quieres poseer sabiduría y llevar una vida de santidad tienes que nacer en el silencio. Recordemos aquella frase de Jesús a Nicodemo: “Nicodemo, tienes que nacer de nuevo….lo que nace de la carne, carne es y lo que nace del espíritu, espíritu es”. Sólo aquel que se aventura a dar el salto hacia su interior podrá descubrir la increíble riqueza que posee. El medio para lograr este salto es el silencio. Te invito a que dejes que el silencio te atrape, te envuelva y te posea. Atrévete a ser de los que viven profundamente y no se quedan en lo material, sensible y superficial. Hay algo en ti que te está hablando y debes escuchar. Hay ALGUIEN en ti que te está gritando cuánto te ama y DEBES poner atención. Haz silencio, vive en el silencio y lo descubrirás.
Pbro. Roberto Figueroa Mendez Párroco en san Rafael Arcángel
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Pastoral Siglo XXI > p.11
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AQUEL QUE MEJOR SE CONOCE,
MAS FACIL TRIUNFARA D
ecídete a disfrutar tu vida, todo cambio requiere de esfuerzo, DIOS te dio las energías y la gracia, úsalas…… Ahí donde estas ahora, analízate, revisa qué necesitas hacer para estar mejor…te dirás que ya te has revisado muchas veces, que ya sabes lo que tienes que hacer…Examina con detenimiento las actitudes que adoptaste, podrás encontrar que en algunas ocasiones no fueron las más indicadas. Por ejemplo: Has exigido en lugar de solicitar. Has tenido temor en lugar de valor. Has suspendido en lugar de terminar. Has aceptado tu derrota sin luchar. Has inventado escusas para protegerte. Has pedido más de lo que estás dispuesto a dar. Has ido al trabajo deseando no trabajar. Has anhelado un mejor lugar para ti sin esforzarte. Has deseado la paz y la tranquilidad sin buscarlas. Has querido cambiar sin hacer nada para lograrlo. Si algo de esto te ha ocurrido, pero realmente tienes metas que deseas alcanzar, entonces supera tu actitud negativa y adopta la de triunfador…AGRADECE A DIOS EL PREMIO DE CADA NUEVO ANANECER, ES LA MATERIA PRIMA DE TU VIDA. Revisa cada mañana, para que no te falte: VOLUNTAD FERREA, AMOR EN ABUNDANCIA Y ALMA PURA…Y desde ya tu participación deberá ser: Trabajar más y mejor que los demás. Actuar y no excusarte. Servir con satisfacción y alegría. Quererte y querer a los demás. Desear con sinceridad lo mejor para los demás. Poner acción en tus proyectos. Siempre dar un paso más que los demás. Seguir otro proyecto cuando lograste el anterior. Vivir tu grandeza modestamente. Disfrutar cada minuto de tu vida. Sentir que en cada atardecer hay una parte de la meta ya lograda. Disfrutar la dicha de vivir cada día plenamente. Hay….si nuestra forma de ser fuera como la que acabas de leer…PERO TODO PUEDE LOGRARSE….SOLO USA: Tu libertad de elegir. Tu capacidad de decidir. Tu realidad de existir. Tu energía de vivir. Recuérdalo siempre: AQUEL QUE MEJOR SE CONOCE, MAS FACIL TRIUNFARA Pbro. Benito Ramírez Márquez Párroco en San Pedro Apóstol Allende N.L.
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Pastoral Siglo XXI > p.12
“Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro, para que se vea claramente que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros. Vivimos siempre apretados, pero no aplastados; apurados, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados pero no rematados.” (2 Cor 4, 7)
Lo sigo afirmando junto con todas las disciplinas científicas en torno al hombre: asumir la propia realidad es el principio un verdadero crecimiento. Así la naturaleza humana es maravillosa no solo por lo que ya es, sino por lo que asombrosamente puede llegar a ser. Enfrentándose precisamente a una mentalidad moderna que ve el pecado como un fantasma construido por la iglesia para asustar a sus fieles, un sacerdote recientemente afirmaba en torno al tema de la conversión en una asamblea diocesana: “El problema estriba sobre el hecho que todo ser humano es pecador.” Esta frase tan categóricamente dicha puede ocasionar en la sensibilidad secular una grave molestia, sin embargo es una gran verdad que solamente puede ser entendida correctamente desde la fe y no desde los margenes en los que muchos se han excluidos a sí mismos. De lo que se trata no es de clasificar con un sello permanente al hombre, se trata mas bien, y precisamente, de un principio: El hombre nace en el pecado, pero es regenerado por Dios. Nuestra naturaleza tiene de suyo esta condición, es Dios quien viene en su misericordia a lograr que la manera en la que iniciamos nuestra vida no sea la misma que al final de ella. Ahora bien esta naturaleza mermada por el pecado y que tiene signos manifiestos en las relaciones humanas y en el orden de nuestras prioridades, es una naturaleza que es afectada positvamente por la gracia de Dios. De allí que San Pablo afirme que llevamos un “gran tesoro en vasijas de barro”. Somos vasijas de barro y no debería darnos verguenza serlo porque Dios fijó sus ojos en nosotros y nos hizo depósitos de algo maravilloso. Hablemos pues en el lenguaje de esta analogía. Somos en el mundo vasijas de barro, nuestro material es sencillo y delicado. Los golpes nos van agrietando y podemos llegar a rompernos por completo. Lo importante de una vasija de barro es al fin y al cabo lo que contiene. En este caso ya hemos mencionado el contenido de los que hemos aceptado, el gran regalo de la gracia de Dios. Sin embargo hay otras tantas vasijas que procuran más bien centrar su atención en el adorno exterior tiñéndose de tonos multicolores y brillos iridiscentes, mientras que por dentro siguen estando vacías. Esta clara tentación ya da mucho por reflexionar, sin embargo en esta ocasión quiero compartir con ustedes una preocupación aun más específica: Las grietas de estas vasijas en quienes ya contenemos la gracia de Dios.
TU Y YO: VASIJAS DE BARRO
El tesoro que recibimos de Dios es el agua viva de la que habla Jesús a la samaritana del evangelio. Dios nos llena de esta agua y nos envía a saciar la sed de los que fallecen en el hastío de la soledad y la miseria del pecado. Si nuestras vasijas están gravemente rotas o incluso desfondadas no tendremos nada que compartir con los sedientos e incluso nosotros mismos nos convertiremos en una inservible fuente seca y sedienta al mismo tiempo. Es normal que a lo largo de nuestra historia las muchas experiencias vayan causando estragos en nuestra vida. Puede ser también que llegue el momento en que conocemos a Cristo y en manos del alfarero seamos reparados y nuevamente en el transcurso de la vida seamos nuevamente dañados. Somos barro y aunque la fe me fortalece sigo teniendo un material frágil para que entonces pueda demostrar, como dice el apóstol, que “siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.” He conocido gente con graves heridas emocionales que gracias a la fe y a las herramientas psicológicas necesarias han logrado que la gracia que Dios deposite en ellos, no se desperdicie en vasijas sin fondo o con profundas grietas. Están orgullosos de sus cicatrices porque lograron curarlas. Así debe ser. Reconocer que somos frágiles, que nuestras cuarteaduras requieren curación y que Dios nos sana no solo con oración sino a través de la comunidad llena de talentos que Dios infundió en personas preparadas que pueden ayudarnos a restaurarnos. Es necesario no caer en ese grave error de fanatizarnos y buscar milagros personales que Dios quiere que arreglemos con la ayuda de nuestros hermanos. Jesús dijo a sus apóstoles en alguna ocasión, “el que no está conmigo esta contra mi, y el que no esta conmigo desparrama”. Ciertamente Dios no se detiene en su providencia generosa, sigue enviando bendiciones a cada una de nuestras vidas pero si nuestras vasijas están rotas y no hemos hecho lo necesario para arreglarlas todo ese manantial de favores no nos llenarán y menos podremos llevarlas a los demás. Descubramos entonces, como lo mencionaba al principio, que somos frágiles y que Dios nos fortalece, que nuestra vida puede lastimarse y cuartearse, como las vasijas, y que Dios nos da las herramientas necesarias para restaurarnos. Solo cuando seamos conscientes de nuestra naturaleza y de su fragilidad empezaremos a crecer buscando los medios necesarios para lograrlo y para contener y distribuir el manantial de gracia del que Dios quiere hacernos fuente. Pbro. Ignacio Pulido Mendiola Vicario Parroquial en Natividad del Señor (López Mateos)
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Pastoral Siglo XXI > p.13
EL MISTERIO DEL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO
U
no de los misterios que siempre han inquietado al hombre y con el que frecuentemente tiene que convivir es el del sufrimiento y el dolor. Se pregunta o nos preguntamos sobre su sentido y la causa de ésta experiencia que nos desgasta y puede llegar incluso a quietarnos la paz y la felicidad. Por ello en nuestras próximas catequesis, queremos hacer un comentario sobre este particular. Para ello nos referiremos a la excelente encíclica de Juan Pablo II «Salvifici Doloris» en la cual trata sobre este gran misterio. El Sumo Pontífice inicia su reflexión sobre el sufrimiento humano diciendo cómo el «sufrimiento parece ser particularmente ESENCIAL A LA NATURALEZA DEL HOMBRE» (SD 2), el cual desde su nacimiento es frágil de manera que su cuerpo experimenta la sed, el hambre, el calor; si se corta, sangra y experimenta el dolor en su carne, de hecho el mismo Cristo, lo vivió en toda la magnitud que cualquier hombre lo puede vivir, e incluso hasta el mismo extremo. El sufrimiento humano es una aspecto complejo de la vida del hombre del cual ni la misma ciencia médica atinan a responder con facilidad, aun y cuando ésta esta empeñada no solo en prolongar la vida humana, sino, y sobre todo, en evitar el sufrimiento. De hecho, podemos decir que «el hombre sufre de modos diversos, no siempre considerados por la medicina, ni siquiera en sus más avanzadas ramificaciones. El sufrimiento es algo todavía más amplio que la enfermedad, más complejo y a la vez aún más profundamente enraizado en la humanidad misma» (SD 5). Esto encuentra su fundamento en la complejidad del hombre que es Alma y Cuerpo, por lo que el sufrimiento no únicamente se radica en nuestros miembros, sino en lo más profundo de nuestro ser, ahí donde solo nosotros y Dios tenemos accesos, por lo que el dolor moral, puede en muchas ocasiones ser más intenso e incluso más difícil de entender y de sanar, pues estamos hablando del dolor del alma. « Se trata, en efecto, del dolor de tipo espiritual, y no sólo de la dimensión” psíquica “ del dolor que acompaña tanto el sufrimiento moral como el físico. La extensión y la multiformidad del sufrimiento moral no son ciertamente menores que las del físico; pero a la vez aquél aparece como menos identificado y menos alcanzable por la terapéutica. » (Ibid). Podemos decir que en el AT existe una identificación entre mal y sufrimiento. Sin embargo, esto es debido a que el lenguaje hebreo no tiene otros elementos para expresar lo que el hombre padece, por ello en las versiones griegas y en el NT nos encontramos que no todo mal es sufrimiento o que no todo sufrimiento tiene como origen el mal. Para el cristiano, la dimensión del sufrimiento tiene una valencia diferente a la que tiene para otras religiones y concepciones humanas, pues para quien tiene fe, «se podría decir que el hombre sufre A CAUSA DE UN BIEN del que él no participa, del cual es en cierto modo excluido o del que él mismo se ha privado. Sufre en particular cuando “debería” tener parte - en circunstancias normales - en este bien y no lo tiene». (SD 7) Este bien, al que se refiere su Santidad no es otro que el Paraíso mismo, la vida bienaventurada, la eternidad, en donde todo es gozo, alegría y paz. Es por ello que, como dice el Papa, «El sufrimiento humano constituye en sí mismo casi un específico “mundo” que existe junto con el hombre, que aparece en él y pasa, o a veces no pasa, pero se consolida y se profundiza en él» (SD 8). ( Continuará...)
Pbro. Ernesto María Caro Osorio Párroco en Santa Cruz (Las Puentes 2o. Sector)
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Pastoral Siglo XXI > p.14
ALIANZA NUEVA Y ETERNA
A
l concluir la consagración en cada Eucaristía a la que asistimos, hermanos, escuchamos unas palabras que, quizá por la costumbre, nos pueden parecer desgastadas, pero son tan actuales como cuando el Señor, en la Última Cena, las dijo la primera vez: “Sangre de la Alianza Nueva y Eterna, que será derramada por Ustedes y por muchos…”etc. Esa es a la que se refiere Jeremías en la 1ª lectura “Haré con ustedes una Alianza Nueva”, y lo repite, y agrega, “pondré mi ley en lo más profundo de su mente y la grabaré en sus corazones”. El pacto con Adán se había basado en el mandato de no comer del árbol prohibido; el de Noé en el arco iris; el de Abraham, elegido por su fe, en la circuncisión; el de Moisés en el cordero pascual: Sabemos, hermanos, que a través de los siglos, Dios impuso unas leyes que estuvieron vigentes hasta que Él quiso y que más tarde quedaron anuladas. Cada alianza fue válida en su tiempo porque Dios es veraz; pero la nueva alianza es ETERNA; no habrá otra sino que es definitiva, porque N. Señor, el Salvador, anula las anteriores que eran figura, preparación y profecía, de la suya sellada con la entrega de su cuerpo y el derramamiento de su sangre. Al identificarse con nosotros haciéndose en todo igual a los hombres, menos en el pecado, nuestro Redentor, sufrió angustias y temores ante el sufrimiento que se aproximaba. Dice la parte de Hebreos que escuchamos: “durante su vida mortal ofreció oraciones y súplicas”, se entrevé que no fue una vez en 30 años, sino se entiende que orara “con grande clamor y lágrimas” en otras ocasiones de su vida. Porque era humano tenía miedo al dolor; porque oró íntimamente fue librado de aquel temor. Así se hizo, como Él quería, instrumento de propiciación ante El Padre ofendido por los pecados del hombre. “El más amado y el más obediente de los hijos, se sometió -por evitárnoslo a nosotros- a ese duro camino del castigo, como si Él lo hubiera merecido por desobediencia, o como si su Padre no lo amara y lo tratara con dureza. Dice el texto de hoy: “aprendió la paciencia por los padecimientos” y no es que fallara el amor del Padre o la obediencia del Hijo. Fuimos nosotros lo que fallamos y el amor misericordioso el que triunfó (Straubinger). Precisamente porque fallamos cometemos errores: y si no los corregimos nos endurecemos. Oponerse a los planes de Dios; querer suprimir a Jesús del horizonte porque estorba, es un suicidio. La narración del Evangelio de hoy está enmarcada después de la resurrección de Lázaro, la unción en Betania y la entrada a Jerusalén en medio de palmas y alabanzas y, una frase de los enemigos, lo sintetiza todo: “No adelantamos nada… todos van tras Él”. Sucede que unos griegos, creyentes pero gentiles, van a adorar a Dios a Jerusalén y dicen a Felipe, el de Betsaida, lo que sin palabras todos pensamos, o añoramos; algo que deseamos o soñamos: “Queremos ver a Jesús”. Si supieran que es Jesús quien quiere verlos, acercarlos, instruirlos. Felipe lleva un tiempo siguiendo a Jesús, y sabe que a quien buscan los griegos es manso y humilde por lo que, para acercarnos a Él, basta querer sin más tarjeta de presentación porque recibe a todos. Felipe comunica a su compañero Andrés la intención de aquellos hombres de buena fe. Interceden por ellos ante El Señor y la respuesta es programática. La palabra “hora” usada en las tentaciones del desierto, en Caná cuando el primer milagro, en el Templo, y más tarde en el Huerto de la agonía, más que un concepto cronológico es una actitud de disponibilidad total. Su “hora” fue la consumación de la redención en la cruz; por eso alude al trigo que debe morir para fructificar. Cuando N. S. habla de su sacrificio siempre abre el horizonte de la esperanza porque si el trigo muere es para luego resurgir; si uno “gasta” su tiempo, su dinero, su inteligencia, en servicio de los prójimos, se asegura para la vida verdadera; y agrega, como si acentuara que en esa vida nueva en la que ya se encuentra Él, ahí mismo vivirá su servidor a quien su Padre honrará. Somos testigos en un mundo revuelto como el nuestro que, cuando cada uno busca su gusto huyendo de todo esfuerzo, se ven realidades lamentables: un hijo que encarcela a su padre y a sus hermanos; una niña de nueve años que acusa a su madre de maltratos y la manda a la cárcel; una madre de familia que abandona a sus niños pequeños y a su esposo porque “no quiere batallar” con la educación y atenciones a los suyos; todo se debe a que la soberbia, la envidia, la ambición, el placer, lo invaden todo y dividen mentes y corazones; ofuscan, separan y envilecen; por el contario, en una familia donde se sufre “cuánto bien se sigue porque el dolor une”. También conocemos familias, comunidades e instituciones a quienes las pruebas purifican de tal modo que se viven entre todos los valores de la comprensión y el apoyo de unos con otros; la oración se intensifica y sucede que ese contacto con Dios abre nuevas perspectivas y todos maduran humana y cristianamente. Jesucristo N. S. en su vida pública fue escuchado por muchos, no por todos; alabado, comprendido y aceptado por multitudes pero no por todos; seguido incondicionalmente por apóstoles y discípulos, pero no por cuantos lo conocieron y trataron, pero al morir, y a eso se refiere al decirnos “que será elevado” de la tierra, atrae a todos; por eso, cuando hemos sufrido, el primer fruto de ese regalo divino es la comprensión, la compasión e incluso la admiración hacia quienes sufren. Jesús, elevado en la cruz para salvarnos, haznos entender que todo dolor pasa, pero Tú permaneces por siempre, Mons. Juan José Hinojosa Vela Párroco en Nuestra Señora de Fátima (Del Valle)
VIVE
VIVE > FE
Pastoral Siglo XXI > p.15
VISITA DEL PAPA A MÉXICO
Hace apenas unos cuantos días hemos vivido la visita del Papa a nuestro país, y a la hermana nación cubana, Benedicto XVI. Como siempre sucede con este tipo de viajes, son muchas las interpretaciones que se hicieron en torno a los motivos de la visita papal, en especial por los tiempos políticos que vivimos en México -ya con las próximas elecciones encima-, y por la permanente situación de hostilidad que, se supone, ha vivido siempre la Iglesia Católica en Cuba. Por principio de cuentas, es preciso aclarar que salir del Vaticano, para visitar a la feligresía católica del mundo entero, se ha vuelto una decisión frecuente en los últimos Papas. Juan Pablo II, por ejemplo, realizó durante su pontificado 144 viajes por Italia y 104 fuera de ese país, en los que visitó 129 naciones. Benedicto XVI, en su breve pontificado -de apenas casi siete añosya realizó más de una veintena de giras por Italia, y en México y Cuba completará también las dos decenas. Dada la avanzada edad con la que inició su gestión el Papa Ratzinger, y el perfil académico que siempre lo ha distinguido, era imposible esperar de él la energía y el carisma que caracterizaron al Papa Wojtyla. Sin embargo, ha mantenido un ritmo sí, sereno, pero firme, de visitas a regiones del mundo tan distantes como Malta y los EUA, Croacia y Brasil, Australia y España (a donde ya fue en tres ocasiones), Camerún y, no podía faltar, su natal Alemania (dos veces). Dando por sentado, entonces, que es práctica común en los últimos dos Papas el salir del Vaticano para encontrarse con sus fieles de todo el mundo, resulta claro que el motivo de este próximo viaje nada tuvo qué ver con respaldar a un determinado candidato a la Presidencia, en el caso mexicano, o a la supuestamente perseguida Iglesia cubana, cada vez menos hostigada. No hay, pues, intenciones políticas en el Viaje papal, por más que así lo vean algunos analistas. Pero, más allá de comprender que Benedicto XVI no vino a hacer política -y menos de la política barata que hacemos en México-, es fundamental entender que su objetivo no fue ser admirado, aplaudido, vitoreado. No necesita de nuestros gritos o consignas, tampoco de nuestras reacciones eufóricas. No es una estrella de la farándula que exige el respaldo de sus fanáticos. Y mucho menos el profesor Josep Ratzinger, acostumbrado a la reflexión y al análisis. Por ello, más que quedarnos con los detalles externos de la visita, muchas veces resaltados al máximo por los medios de comunicación, habría que reflexionar su mensaje, los contenidos de sus discursos, los énfasis temáticos que nos ha dejado. Tanto en nuestro país como en Cuba existieron muchas expectativas hacia la palabra del Papa, en temas económicos y políticos, en tópicos como la pederastia y la libertad religiosa, la evangelización y los medios de comunicación. Nos ha dejado palabras de aliento sobre la terrible inseguridad que estamos padeciendo y sin duda alguna su mensaje iluminará nuestra realidad. ¡Gracias Benedicto XVI!
VIVE
VIVE > NOTICIAS
Pastoral Siglo XXI > p.16
ENCUENTRO ANUAL DE LA ESCUELA BÍBLICA ARQUIDIOCESANA
MONTERREY, N.L. (Pastoral Siglo XXI) MARZO 2012.- En torno a la preparación de la Pascua se llevó a cabo el pasado mes de marzo en el Gimnasio del Colegio Regiomontano Chepevera el retiro anual para los integrantes de la escuela Bíblica Arquidiocesana.
Las ponencias fueron realizadas por el Padre Toribio Tapia Bahena especialista en el estudio y reflexión de la Palabra de Dios, quien vino desde la ciudad de México para dirigir este retiro cuyo tema central giró en torno a la conversión. Todos los participantes encontraron en este espacio la oportunidad para renovar la fe, en el encuentro con Jesucristo Vivo por medio de su Palabra, el cual se vió reflejado en el entusiasmo de compartir la experiencia vivida con los demás hermanos y fieles de sus familias y comunidades. El Director de la escuela Bíblica Arquidiocesana el Padre Santiago Gutiérrez Sáenz durante la Eucaristía invitó a los asistentes a ser semillas que den fruto abundante y posteriormente agradeció a todos su valiosa participación. Al finalizar la celebración eucarística en entrevista y ser cuestionado sobre la importancia de la Palabra de Dios en la tarea de la Nueva Evangelización el Padre Toribio apuntó: “Toda la acción pastoral de la iglesia parte de la Palabra de Dios, de la sagrada escritura, en la medida que hemos ido avanzando en la reflexión en la Iglesia a través los documentos del magisterio, especialmente del Papa y algunos organismos como la Pontificia comisión Bíblica, estamos llegando a la constatación de que no puede haber evangelización nueva sin acudir a la Palabra de Dios. Desde hace muchos años nuestra iglesia ha ido enfatizando que la evangelización sea nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión y hemos ido aprendiendo con sacrificio que si no es la única manera, si una de las esenciales, la evangelización no puede ser nueva en su expresión sin acudir al corazón que es la Palabra de Dios. Además señaló cual es la finalidad de todo aquel que se dedica al estudio de la palabra de Dios: “Como el Papa Benedicto XVI ha indicado, la finalidad del acercamiento a la Biblia no es estudiar la Biblia, no es adquirir una buena idea o impresionar con nuestros pensamientos, el Papa lo menciona con mucha claridad en la Deus Caritas número 1 y también en el sínodo de los Obispos en América, el sentido es encontrarnos cada vez más y mejor con Jesucristo Palabra Viva y Eterna del Padre”. “Muchos de los laicos, sacerdotes y religiosos que están haciendo esfuerzo de acercarse a la Palabra, la gran necesidad que tenemos ahorita no solo es de hacer interpretaciones creyentes sino también creíbles”, añadió el Padre Toribio. Finalmente invitó a los fieles a compartir las Palabras de Vida Eterna y la forma en que más eficazmente se puede hacer: “Como se va afirmando paulatinamente en el Documento da la Verbum Domini en realidad la mejor manera de atraer, de animar a otras personas para que se acerquen a la Palabra de Dios y retomen el rumo de la conversión es sin duda que cada acercamiento a la Palabra, cada interpretación de la Palabra que hagamos nos haga mejores discípulos y misioneros”. Lic, Juan Pablo Vázquez Rodríguez Coordinador Pastoral Siglo XXI