Pastoral Siglo XXI agosto 2013

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PASTORAL

SIGLO XXI AÑO: 6 No: 56

CONOCE> ¿CUÁLES SON LAS VOCACIONES ESPECÍFICAS? / P. 5

COSTO DE EDICION: $10.00 MEDITA> “NO HAY HIJO SIN PADRE.” (No.6) / P. 8

AGOSTO 2013

LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY VIVE>

LOS JÓVENES ASPIRAN A UNA VIDA GRANDE / P.14

EL PAPA FRANCISCO EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2013


CONOCE CONOCE > EDITORIAL

Pastoral Siglo XXI > p.2

LA COMUNIÓN PARROQUIAL

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ste tema es sumamente importante y esencial en la vida de toda parroquia. Es un elemento imprescindible, aunque no es el único, en el desarrollo pastoral de las comunidades. Desarrollar la comunión no es fácil, ya que se entrelazan muchas opiniones e intenciones, en la búsqueda de lo mejor. Lo primero que hay que destacar para vivir la comunión en las parroquias, es convencernos de que buscamos hacer la voluntad de Dios. Tarea nada fácil, pero que se logra precisamente cuando puestos en oración, buscamos en comunión, esa voluntad divina.

Tenemos que partir de aquí. Creo que Dios apoya y se hace presente, cuando ve que todos formamos un solo corazón y una sola alma. Por eso es importante tomar decisiones para el camino pastoral en comunión. Serán muchas las opiniones y las intenciones que converjan en la toma de decisiones, sin embargo, todas serán una, si se busca entre todos, lo que más convenga a la comunidad: “…colmen mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, con un mismo espíritu, unos mismos sentimientos…” (Fil. 2,2). ¿Por qué no creer que Dios está presente “cuando dos o más personas están reunidos en mi nombre”? Naturalmente que para lograr esto tenemos que hacer un acto de fe. Porque si alguien no cree que lo que hay que hacer es la voluntad de Dios, y que ésta deriva de la puesta en común de todos los participantes, entonces se separará de la comunión y jalará por otro camino rompiendo esa unión con Dios. Creerlo así es un acto de fe: “Mi auxilio, de Yahvé, que hizo cielos y tierra. ¡No deje él titubear tu pie! ¡no duerma tu guardián! No, no duerme ni dormita el guardián de Israel. Yahvé, tu guardián, tu sombra, Yahvé, a tu diestra: De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. Te guarda Yahvé de todo mal, él guarda tu alma; Yahvé guarda tu salida y tu entrada, desde ahora por siempre.(Sal. 121 (120) 8-13). Y precisamente detrás de esa fe, está la participación de Dios en nuestras comunidades. Por eso digo que no es fácil lograrlo. Dios interviene directamente en nuestras vidas y en la vida de toda una comunidad, cuando nos confiamos precisamente a su voluntad; cuando nos abrimos a su voluntad. Y esa voluntad se expresa de la mejor manera cuando caminamos en comunión como pueblo y como comunidad. Todo esto tiene su fundamento en la Santísima Trinidad. Dios nos da el mejor ejemplo de cómo tenemos que vivir en las comunidades. Así como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, están íntimamente unidos, así las comunidades deben descubrir que la mejor manifestación de Dios es la Comunión. Dios está en la comunión: “ Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado… yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me has amado a mí” (Jn. 17, 21-23). Vivirla y procurarla es el mejor camino en las comunidades parroquiales. En nuestro Plan de Pastoral Orgánica 2011-2015 se destaca como segunda línea de acción precisamente la COMUNIÓN: “Que todos los convertidos experimenten una espiritualidad de comunión basada en una fuerte experiencia del amor de Dios y de la fraternidad, y contribuyan en el desarrollo social y cristiano de su parroquia” (Arquidiócesis de Monterrey; PDPO 2011-2015 pág. 93). Naturalmente que para lograr esta comunión en las Parroquias se llevará su tiempo y su esfuerzo, los invito a que no nos cansemos de buscar la voluntad de Dios por medio de la comunión y siendo pacientes unos con otros para conseguirla. Pbro. Walter Fdo. Gómez Olvera Parroco de Santa Cecilia en Monterrey


CONOCE

CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO

CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 LAS PRIMERAS COMUNIONES EN PARÍS / p.4 ¿CUÁLES SON LAS VOCACIONES ESPECÍFICAS? / p.5 “¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?” / p.6 MEDITA NUESTRA VOCACIÓN ES LA LIBERTAD / p.7 “NO HAY HIJO SIN PADRE.” (No.6) / p.8 PASE LO QUE PASE, TÚ SIEMPRE ESTARÁS CONMIGO / p.9 JESÚS ES EL BUEN PASTOR / p.10 TENTACIONES Y PRUEBAS / p.11 EL RINCÓN DEL SILENCIO / p.12 COMPROMETETE HAZ UN ALTO EN TU DIA / p.13 LOS JÓVENES ASPIRAN A UNA VIDA GRANDE / p.14 VIVE CATEQUESIS DEL PAPA SOBRE EL MISTERIO DE LA IGLESIA COMO FAMILIA DE DIOS / p.15 NOTICIAS / p. 16

DIRECTORIO

Director General Mons. Rogelio Cabrera López Subdirector Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Consejo Editorial Lic. Yolanda Ruiz Martínez Lic. Jorge Rodríguez Tueme C.P. Hernán Jasso Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Franciso Gómez Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño LDGP Daniel García Impreso Grupo Publicitario Distribución Mensajería y Paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Revista Mensual Agosto de 2013. Editor responsable: Pbro. Walter F. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 042007- 072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: Grupo Publicitario Calle Chapala 147-1 Col. Mitras Sur, Monterrey, N.L. México Distribuidor: Mensajería y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey, N.L.

Pastoral Siglo XXI > p.3

LA PALABRA DE DIOS 1a. Carta Pastoral: El kerigma, una experiencia permanente (continuación...)

6. Cada experiencia kerigmática debe partir de la Palabra de Dios. En un espacio y tiempo adecuados, con disposición a escuchar, la Sagrada Escritura, leída con piedad, especialmente en la lectura orante, crea el encuentro con el Señor, dejando que el mensaje de amor penetre cada vez más adentro de los corazones, hasta ese sagrario del encuentro entre Cristo y cada persona. Los discursos kerigmáticos de Pedro y Pablo en los Hechos de los Apóstoles, nos ofrecen el criterio, los alcances y el principal objetivo de la predicación del Evangelio que es el encuentro con el Señor Jesús y la vivencia comunitaria. Especialmente, hay que proponer los discursos del apóstol Pedro, uno en Pentecostés (Hch 2,14-47), y el otro en el Templo (3,12-26). En el primero, Pedro se dirige a quienes han conocido las maravillas de Dios en la historia del pueblo de Israel, pero se han alejado de Él y se incapacitaron para reconocer el amor de Dios en Jesús, hasta matarlo clavándolo en la cruz, pero el amor de Dios lo ha resucitado y ahora ha sido constituido Señor y Cristo. Es necesario reconocer este amor, convertir la vida hacia Él, ser bautizado y recibir el don del Espíritu Santo. El discurso en el Templo nace por el estupor de quienes vieron cómo un tullido había sido curado por la fe en Cristo; Pedro predica que ese poder es el poder de Jesús glorificado, muchos renegaron de la santidad y justicia de Jesús, el camino de la Vida, quien fue tomado como un criminal y crucificado; el tullido fue reestablecido por la fe en Él, es necesario arrepentirse y convertirse para recibir la bendición de Dios. Todo encuentro kerigmático ha de partir de la lectura orante de estos textos del Nuevo Testamento, de manera que todos participemos de la fe en Cristo muerto y resucitado, emprendamos el camino personal y comunitario, hacia un discipulado más consciente, humilde y maduro. En el testimonio de los primeros cristianos encontramos experiencias de caminos de conversión que parten de la predicación apostólica exhortando a los hombres a adherir su corazón a los misterios del Reino de Dios proclamado por Jesús en palabras y acciones de caridad; a una fe que implica la renuncia y el desprendimiento hasta el grado de la muerte en cruz, pero con esperanza por la resurrección del Señor, comprometiéndose a luchar por alejarse del pecado, y a entregarse como discípulos verdaderos, guiados por el Espíritu Santo, en la misión de extender este Reino de Dios en comunión con Él y con toda la comunidad eclesial. + Mons. Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey


CONOCE CONOCE > ARTE SACRO

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Pastoral Siglo XXI > p.4

LAS PRIMERAS COMUNIONES EN PARÍS

l regiomontano Fray Servando Teresa de Mier, precursor de nuestra independencia, fue párroco un breve período en París en el tiempo de su largo exilio en Europa. Cerca de los años 1801- 1802 le fue encomendada la parroquia de Santo Tomás la cual poco tiempo después fue destruída según él mismo narra en su autobiografía (Ed. Porrúa). En este mismo escrito él narra la liturgia de la Iglesia de París a inicios del siglo XIX, los siguientes párrafos son la descripción que hace de las primeras comuniones de los niños: Pero la función más grave y tierna de las iglesias de Francia es la de la primera comunión de los niños, cuya instrucción en la religión no se fía, como por acá, a cualquiera, sino que se hace de ella la importancia que merece. A la septuagésima los padres y madres presentan a la iglesia sus niños y niñas con uso de razón. Ella registra sus nombres, y ellos vienen a tarde y mañana a la iglesia a dar la lección que se les señala en el catecismo y oír su explicación. El cura, para darla, está revestido con sobrepelliz y estola, e igualmente vestidos los sacerdotes, diáconos y clérigos menores, que le ayudan si los niños son muchos. Están repartidos por las capillas, aparte los niños y aparte las niñas, con sus catequistas, conforme a la clase de su aprovechamiento, y van subiendo hasta la capilla del cura, que nadie fía jamás esta función. La de cada día se termina con un himno muy armonioso que cantan. El cura decide de su instrucción, y entonces se les enseña el rezo de las vísperas en latín, de las horas y de la misa de su diócesis, porque cada una en Francia tiene su breviario, misal, ritual y catecismo propios, aprobados por su obispo, aunque Bonaparte se empeñó en informarlas en cuanto al catecismo, en que se mandaba obedecerle como al César del Evangelio. Cuando ya están debidamente instruídos, el cura señala el día de la primera comunión, y los sigue instruyendo en el modo de confesarse bien. El mismo los confiesa a todos, y la víspera de la primera comunión reciben la que llaman seca de hostias sin consagrar, para que estén diestros en recibir las consagradas. El concurso es inmenso el día de la comunión, y no faltan los padres y las madres. Las niñas se presentan todas vestidas de blanco, cubiertas las cabezas con sus sombreritos y velos, y ocupan sus sillitas en orden, a un lado del coro, que está en el presbiterio, no de cara al altar, sino a la parte opuesta del coro. Los niños ocupan ésta en sus sillitas vestidos con modestia y con sus pelitos sueltos, teniendo unos y otros en sus manos una vela de cera de a libra, con su gran rosa de cinta. El cura hace una instrucción sobre los votos y obligaciones de la profesión cristiana, y los niños, con mucha devoción, renuevan los votos del bautismo. Luego, en el ofertorio de la misa ellos presentan el pan bendito y su vela, y a su tiempo, con bellísimo orden, van subiendo al altar a recibir la comunión; y con el altar tiene muchas gradas, las niñas llevan unas caudas largas que quedan tendidas sobre aquéllas, y ellas bajan muy despacito, con los ojitos bajos y las manitas juntas ante el pecho; en un espectáculo devotísimo. A “Ite missa est”, el cura, volviéndose al pueblo, dirige su exhortación a los padres y madres, entregándoles, dice a sus hijos ya instruídos en la religión, como un depósito precioso que la Iglesia les confía, y de que Dios les pedirá cuenta, si no procuran cultivar aquellas tiernas plantas de Jesucristo conforme a la doctrina en que se les habría instruído, y no los traen a los oficios e instrucciones de la Iglesia, etcétera. A la tarde los niños y niñas, colocados en el mismo orden en la iglesia, teniendo en medio al Santísimo Sacramento, en un altar, cantan las vísperas, las completas, el salut, con sus velas encendidas en las manos, etc. Esto todo es una de las funciones más tiernas y patéticas que he visto en mi vida, y que embelesa con razón a todos los extranjeros, en cuyas iglesias se ve esto con tanto descuido e indiferencia.” La imagen que acompaña este artículo está tomada de un grabado de París del siglo XVIII, se conoce como el Plan de Turgot y fue elaborado por Louis Bretez y Claude Lucas. Se puede consultar el grabado íntegro en la página web de la Universidad de Kyoto. En esta porción del grabado podemos apreciar la parroquia que dependió de Padre Mier localizada en la calle de las hijas de santo Tomás (Filles St. Thomas). Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Miembro de la Dimensión de los Bienes Culturales de la Iglesia. jmena@arquinetmty.com En facebook: difusiondeartesacro


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.5

CONOCE > ARTE SACRO

¿CUÁLES SON LAS VOCACIONES ESPECÍFICAS?

“Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos”. (1Cor 12, 4-6)

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odos tenemos una vocación primera y esencial: la vocación a la vida. La vida adquiere un sentido sagrado cuando se comprende como un don de Dios. Los bautizados tenemos una vocación cristiana: el llamado a la conversión y a la santidad. Existen diferentes medios para alcanzar la santidad. Estos medios se vinculan con el modo de vivir en el mundo y para el mundo. Se considera que en la Iglesia tenemos tres vocaciones específicas: La vocación laical, la vocación a la vida religiosa y la vocación sacerdotal. • La vocación laical: Laico es aquel fiel cristiano que ha optado por seguir a Cristo desde las condiciones y compromisos ordinarios de la vida familiar, profesional y social, ejerciendo su apostolado en medio del mundo a la manera de fermento, como la levadura en la masa. Y están llamado por Dios, para que, desempeñando su propia profesión, guiados por el Espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo desde dentro. Esto se expresa en una palabra: la secularidad. Ponen en práctica, con toda su fuerza, esa dimensión secular de la Iglesia: enviados al mundo para hacer de él un cielo y tierra nuevos, son signo del amor con que Dios ha creado y sostiene todas las cosas. Son signos de Cristo, que tomó nuestra condición humana y se comprometió totalmente en la vida de los hombres, en las realidades del mundo. Se puede vivir la vocación laical desde el matrimonio o la soltería. • La vocación a la vida religiosa: Los religiosos y religiosas son un símbolo de la tensión superficial que debe caracterizar a todos los creyentes: tensión evangelizadora, tensión hacia la santidad de vida, tensión hacia el mundo futuro. Los religiosos y religiosas están llamados a vivir en comunidad, medio de santificación. Lo esencial está en ser comunidad de trascendencia, y desde allí se interpreta su tarea. Tienen una fundamentación carismática de las actividades, de modo que lo que se realiza es expresión de una realidad escondida y profunda, que es cultivada desde el corazón por cada uno y por la comunidad. Los religiosos y las religiosas son comunidades de discípulos de Jesús; son comunidades proféticas, que proclaman la verdad y el reino de Dios y se fundan en un don espiritual o carisma fundacional. • La vocación sacerdotal La vocación sacerdotal se confiere por el sacramento del orden; es recibido por el Obispo para colaborar con él en la misión evangelizadora. Los presbíteros son colaboradores directos del obispo en cuidado de las comunidades cristianas, que forman el conjunto de la Iglesia local. Apacientan al pueblo de Dios fundamentalmente por la predicación de la Palabra, la celebración de los sacramentos y la animación de la caridad. La característica fundamental del ministerio de los presbíteros y del Obispo es el cuidado o pastoreo de la Iglesia, cada uno desde la dimensión y realidad que les han sido conferidos a través del Orden. Y cada una de estas vocaciones (con la misma dignidad) tiene un cometido o finalidad en la Iglesia. Es hermoso comprender a la Iglesia como una armonía vocacional, en la que todos tienen algo importante que aportar y en la que no se oponen unos ministerios a otros, sino que se integran en un único pueblo de Dios y se complementan en orden a la edificación de ese pueblo. Es por eso que Pablo en su carta a los Corintios nos señala que «hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos» Hermanos lectores, es tarea de todos orar y trabajar para que haya muchas vocaciones santas; haciendo comunión, a modelo de la Santísima Trinidad, para la edificación del Reino de Dios. Hasta la próxima. Pbro. Oscar Efraín Tamez Villarreal Centro Vocacional de Monterrey 50 Años promoviendo vocaciones


MEDITA “¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?”

MEDITA > BIBLIA

Pastoral Siglo XXI > p.6

Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. (Mt 16, 16-19)

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ste pasaje viene referido por los Evangelistas: Mateo, Marcos y Lucas; los tres hablan de Jesús como Mesías, pero Mateo es el único que pone en boca de Pedro la confesión de “Hijo de Dios vivo”. Esto no quiere decir que Mateo está mintiendo, sólo nos refleja la fe de la comunidad desde donde Mateo escribía. Llama mucho la atención este título en el Evangelio de Mateo porque las personas a las que se dirigía eran judías, y para ellas, Dios era UNO y no era concebible un “Hijo de Dios” (esto les sonaba a mitología griega). Por eso, el que Simón Pedro proclame a Jesús no sólo como Mesías, sino como el Hijo de Dios, solamente se podía explicar si esta realidad era revelada por Dios. Este liderazgo que mostró Pedro y la inspiración de la que fue sujeto, nos ayudan a comprender la segunda parte del Evangelio: Jesús llama (le da la vocación) a Pedro para ser “cimiento, piedra” de la Iglesia (comunidad) que se comenzaba a consolidar en torno a Jesús; queda claro que esta vocación no se le otorga a Pedro por su mayor santidad, sino por la inspiración de Dios que lo guiará a cumplir esta función de ser cimiento en la fe.

Los siguientes dos signos que utiliza Jesús, son derivados de costumbres semíticas por lo que tenemos que interpretarlos: “yo te daré las llaves del Reino de los cielos”; quien poseía las llaves era el mayordomo, el responsable de quién entraba y salía de la casa de su amo. Las siguientes palabras: “todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”, hacen referencia a una costumbre rabínica con la cual ellos al aprobar o no una interpretación o actualización de la Ley y los Profetas, lo hacían atando o desatando un listón. Por lo tanto, podemos ver en este pasaje que la función de Pedro como “cimiento en la fe” de la comunidad de seguidores de Cristo es una vocación divina, que es guiada por Dios mismo; y esta vocación tiene la tarea de ser guía para toda la Iglesia, con su testimonio y su palabra; luz que nos muestra el camino hacia el encuentro definitivo con Jesucristo. En este sentido, el sucesor de Pedro tiene la vocación divina de guiar en la fe a la comunidad cristiana. Ante un personaje como Jesús nadie puede permanecer indiferente; es alguien ante quien te tienes que definir, sin poder decir simplemente: “no me importa quien sea”. Personajes como Ghandi lo decían: “Yo digo a los

hindúes que su vida será imperfecta si no estudian respetuosamente la vida de Jesús”. Esto mismo les pasaba a la gente que convivió con él; al parecer todos querían situar a Jesús con algún personaje bíblico: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”. Incluso, después de su muerte, la gente siguió buscando cómo descifrar a Jesús: El Mesías; el Hijo de Dios; el Hijo de Hombre; el Señor; el Maestro; la Palabra de Dios; el Pan de Vida; el Camino, la Verdad y la Vida; el Hombre en plenitud; el Señor de la historia; el Rey de Reyes; el Gran Profeta. Para unos Jesús ha sido el que los ha llamado a dejar todo por vivir con Él y por Él; para otros es ejemplo vivo del amor en su matrimonio; otros al ver su ejemplo se han entregado por salvar el mundo; y otros con ese mismo ejemplo se han retirado a orar toda su vida; para unos es símbolo de liberación; y otros han utilizado su nombre para cometer atropellos. En fin, como podemos darnos cuenta, no basta creer en Jesús, sino que es necesario profundizar en - “quién creemos que es Jesús”. Desde el inicio, los apóstoles elaboraron un Credo en el que se proclama quién es Jesús para los cristianos. Leerlo y comprenderlo sería una buena manera de comprender mejor “quién es Jesús para mí”. Pero no basta con “recitar” un credo, sino se nos pide que demos testimonio de éste. Aquí es cuando se reflejan las grandes contradicciones en nuestra fe. Por eso hemos escuchado gente que dice, “yo creo en Cristo, más no en los cristianos”. Por tu Pueblo, Para tu Gloria, Por siempre tuyo Señor.

Pbro. Héctor M. Pérez Villareal Estudio en Colegio Mexicano en Roma (Monte Verde Nuovo)


MEDITA

MEDITA > ESPIRITUALIDAD

Pastoral Siglo XXI > p.7

NUESTRA VOCACIÓN ES LA LIBERTAD “Nuestra vocación es la libertad” (Gal 5, 13), así lo afirma San Pablo en la carta a los Gálatas. Y es una verdad que no debemos olvidar. La esclavitud parece formar parte de esta naturaleza humana lastimada gravemente por el pecado. El hombre no solo tiende a esclavizar sino incluso, y mayormente, a ser esclavo. Actualmente la esclavitud es un tema que ataca las esferas más indefensas de nuestra sociedad: la trata de mujeres, la terrible prostitución infantil, el trabajo indigno y mal remunerado en condiciones pésimas. Sí, la esclavitud aún existe. Los hombres aún sigue cayendo en la tentación de ser como “dioses”, dioses egoístas e inhumanos que no son capaces de reconocer la dignidad de quienes tratan a los demás como un simple objeto. Sin embargo, aún más dramático, resulta el ver a un hombre entregar su propia libertad y hacerse esclavo de tantas situaciones; así recorremos la vida posiblemente siendo esclavos del consumismo que nos obliga a entrar en una carrera acelerada por llenar vacíos en nuestra vida. Otras veces somos esclavos de un pasado que nos rehusamos a dejar atrás y venimos arrastrando dolorosamente. Otras veces somos esclavos del dolor, y nos gusta mantener heridas abiertas que pudieron haberse cerrado hace muchos años. Somos esclavos de una serie de sentimientos (rencores, tristezas, envidias) que toman las riendas de nuestra vida y nos arrastran sin piedad atropellando a todos a nuestro paso. Y quizás unas de las más vividas por quienes de alguna manera deseamos mantenernos cerca de Dios, es la esclavitud a ciertas “máscaras” que nos hacen sentir buenos y que esconden aquello que realmente no estamos dispuestos a cambiar. Otras tantas veces somos verdaderos dictadores sobre la libertad de los otros. No sabemos cómo dejar que la gente a la que amamos sea libre sin que suframos. Algunos papás no saben en qué momento o hasta qué punto su hijo puede ser libre. Los esposos no saben cómo dejar libre a su cónyuge por miedos o en el peor de los casos por celos infundados. Las parejas de novios parecen querer adueñarse a fuerza de manipulaciones crueles de la vida del otro. Los amigos se enojan porque no pueden obligar a su otro amigo a seguir tal consejo. Los más inmaduros llegan a poner límites en el trato con los demás y les prohíben a hacer nuevos amigos. El ser humano parece no reconocer la esclavitud cuando la está viviendo. Jesús nos ofreció la verdadera libertad. La libertad queridos amigos, se vive al modo de Dios. Se trata de amarme lo suficiente como para ser dueño de mí mismo sin que nada obstaculice mi camino a la perfección. No le puedo permitir a nada y a nadie que atropelle mi dignidad, ni siquiera me lo puedo permitir a mí mismo. Respetar la libertad del otro es amarlo verdaderamente y esperarlo con paciencia como el Padre amoroso de la Parábola. La libertad de tus hijos, querido padre y madre de familia, es confiar en la labor que hiciste con ellos desde pequeños para reconocer la voluntad de Dios y saber que aun cuando los educaste en el amor, tus hijos tienen derecho a fallar y a corregirse. Es duro, pero Dios es nuestro modelo de paciencia ante la libertad humana. La libertad, queridos esposos, es un compromiso para ser siempre uno y caminar unidos hacia la perfección y el éxito de toda una familia. La libertad es para los amigos un signo de verdadera amistad. Nunca será un buen amigo quien te manipula y te conduce a ser peor persona. Dios nos quiere libres, despójate de pesadumbres que te impiden caminar con la cabeza en alto. Vivamos libremente respetando y amando la libertad de los demás. Pbro. Ignacio Pulido Mendiola Vicario Parroquial en La Natividad del Señor (López Mateos)


MEDITA “NO HAY HIJO SIN PADRE” (No.6)

MEDITA > FE

Pastoral Siglo XXI > p.8

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ara nosotros, como para los primeros discípulos, Jesús es quien nos ha manifestado a Dios trino y uno; es decir, Jesús es quien nos has <revelado> que el misterio de Dios consiste en una comunidad de Tres divinas personas iguales en su naturaleza, pero distintas como personas. Por Jesús y en Jesús mismo, Dios mismo nos <ha hablado> como a amigos muy queridos, y por eso decimos que Jesús es el <Verbo>, <la Palabra de Dios> hecha carne. Jesús, el Hijo de María y de José, se había criado en Nazaret y, como cualquier otro habitante de aquella región, hablaba arameo, la lengua común de los judíos en aquella época. Por esto, pudiéramos decir que Dios nos <habló en arameo>, es decir, Dios se reveló según el modelo cultural judío. Sin embargo, la Palabra de Cristo fue transmitida también más allá de las fronteras de Israel, al entonces conocido mundo romano que había adoptado, como propio, la mentalidad de los griegos. En consecuencia, la cultura grecorromana, en cuyo seno creció y se difundió el cristianismo primitivo, era religiosamente politeísta o sea, una creencia que aceptaba una pluralidad de divinidades, mientras que, por el contrario, la cultura judía era y sigue siendo religiosamente monoteísta, lo que significa que se admite la existencia de un solo Dios verdadero. Cuando los primeros seguidores de Jesús, judíos de raza, como él, aceptaron que <Jesús es el enviado del Padre y que salió del Padre> (cfr.Jn.6,46.7,24) parecían confesar algo contrario a la creencia monoteísta de la propia cultura judía, pues según esta cultura, si Dios es <Uno>, entonces no podía decirse que Jesús <había salido> o <que venía del Padre>. Dicha afirmación significaría tanto como decir que <Jesús es Dios>, pero según aquella mentalidad religiosa hebrea, no puede haber más que <un solo Dios verdadero>. En realidad, para la religión politeísta de los griegos y los romanos, decir que <Jesús es Dios> y, más aún, decir que Jesús es <Hijo de Dios> no representaba ningún problema, pues ellos no sólo creían en muchos dioses, sino también creían que éstos, al igual que los humanos, se unían entre sí y concebían hijos. En este sentido, a los griegos y a los romanos, la fórmula bautismal trinitaria no les <sonaba> mal. Pero cuando los cristianos bautizaban <en nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo> no querían decir con esa fórmula litúrgica que aceptaran tres dioses distintos. En efecto, para los primeros cristianos, la revelación del misterio de Dios, hecha por Jesucristo, no contradecía, ni destruía la creencia en <un solo Dios verdadero> aunque... quería decir algo más que eso. Puesto que Dios había <hablado en arameo>, es decir, por medio de una cultura que aceptaba la existencia de un solo Dios verdadero, los más eruditos cristianos se vieron en la urgente necesidad de <explicar>, frente a las creencias de los griegos y los romanos, que la fe cristiana no era una nueva religión politeísta. Sin embargo, las primeras explicaciones no fueron muy afortunadas, pues como sabemos, para aclarar que la fe cristiana no admitía una pluralidad de dioses, algunos explicaban la afirmación <Jesús es Hijo de Dios>, de tal manera, que acababan negando que Jesús fuera verdadero Dios. Ciertamente, si se negaba que <Jesús es Dios>, entonces se libraba a la fe trinitaria de la falsa interpretación politeísta, pero esto, al muy alto precio de reducirla simplemente a una creencia monoteísta. Las primeras explicaciones del misterio trinitario se centraron, por lo tanto, en la explicación de la afirmación principal de los cristianos: <Jesús es el Hijo de Dios>. Y un hijo supone un padre, pues no hay hijo sin padre, ni padre sin hijo. : Pbro. Dr. Alberto Anguiano García Director de Estudios Seminario de Monterrey

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MEDITA

Pastoral Siglo XXI > p.9

MEDITA > ESPIRITUALIDAD

PASE LO QUE PASE, TÚ SIEMPRE ESTARÁS CONMIGO

”Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? …. ¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. …. No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas”. (Mateo 6, 24-34) Lo incierto y lo desconocido son parte de los miedos arraigados en el ser humano. La incertidumbre de desconocer el futuro hace que las mentes de muchos vuelen sin rumbo por doquier formándose una angustia e inquietud. Por naturaleza, buscamos certezas, seguridades, tener el control de las situaciones, de las cosas y circunstancias. Hasta de Dios se quiere tener una seguridad y por eso, para “tenerlo cerca” y “controlarlo”, hay quienes hacen dioses a su tamaño, aplicando a Dios todo lo que pertenece a nuestra condición humana, incluyendo defectos, limitaciones y debilidades. Es fácil alegrarse con un “dios” así, que, cuando cumple todos los caprichos pedidos (que no son otra cosa que necedades realizadas) se le alaba, se le lleva ofrendas y se le dice ¡que tan bueno es!. El problema es que también con un “dios” así fácilmente se puede uno disgustar, ya que no siempre las cosas van a salir como uno quiere. En ocasiones hay soledad, dolor y tristeza y ese “dios” tan pequeñito no puede hacer tanto. Es por esto que aparece la frustración y los cuestionamientos: “¿dónde está Dios?”, “¿por qué nos abandona?”, “Si yo le rezo y me persigno todos los días, si yo le cumplo y soy bueno, ¿por qué no me da lo que le pido?”, “¿por qué dejó que se muriera?” y muchas otras preguntas más que, mientras no tengamos la imagen correcta de Dios, siempre quedarán sin responder. El problema, obviamente, no está en Dios, sino en la imagen que nos hemos hecho de Él. ¿Quién nos puede mostrar la imagen perfecta de Dios? El mismo Dios. La Revelación es la manifestación de Dios al hombre, Él se da a conocer y nos habla de Sí mismo. La plenitud de esta Revelación la encontramos en Jesús de Nazareth, Él es el perfecto Revelador del Padre, Él es la imagen visible del Dios invisible: “Felipe, quien me ve a mí, ve al Padre”. Jesús nos muestra una imagen de Dios jamás hecha o imaginada por el hombre. Dios es nuestro “Abbá”, “Padre querido”, que nos ama entrañable e infinitamente y su amor misericordioso es incondicional y eterno. El Dios que nos presenta Jesús, es desafiante, ya que exige aquello que el hombre cree que no es capaz de dar y pide aquello que el hombre cree no es capaz de ofrecer. Es el Dios de la prosperidad que se alcanza tanto por el esfuerzo y el trabajo constante, como por la confianza plena y total en Él. Es interesante cómo en el Evangelio, cada vez que la gente le pregunta a Jesús CUÁNDO sucederán las cosas, especialmente en lo que se refiere al fin del mundo, Él responde con el CÓMO hay que comportarse. Jesús habla más de actitudes ante la vida que de datos informativos. Jesús no cae en la trampa de resolver curiosidades y tranquilizar las conciencias, pues Él no vino a eso. Jesús, con su palabra de vida, ha despertado las conciencias aletargadas, a comenzado a mover los corazones de aquellos que desean vivir tranquilos y sin esfuerzo. Es una tentación constante desubicarnos en el tiempo, ya sea viviendo en el pasado o adelantándonos al futuro, olvidando que el único tiempo en el que vivimos es el PRESENTE. En el Evangelio de san Lucas se hace constantemente mención de la palabra “hoy”, y tanto en este Evangelio como en otros dos, Jesús nos enseña que no debemos preocuparnos por el qué comeremos o con qué nos vestiremos, porque cada día tiene su propio afán. ¿Cuál es el reto que debemos afrontar? La confianza en Dios, saber que permaneciendo en Él no hay por qué temer. Recordemos el salmo 22 (23) “Aunque pase por cañadas oscuras nada temo porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad”. El gran desafío para todo ser humano es creer que aún y cuando pasemos por tempestades y pareciera que nunca volverá a salir el sol, vendrá un nuevo día lleno de luz, paz y armonía. Hay que aprender a confiar aunque no todo sea como queremos o esperamos. El gran mensaje de esperanza nos lo da el mismo Jesús: “Yo estaré con ustedes, todos los días, hasta el fin del mundo”. Pbro. Roberto Figueroa Mendez Párroco en Beato Juan Pablo II García N.L


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Pastoral Siglo XXI > p.10

E

n el contexto histórico cultural del pueblo de Israel, del tiempo del Señor, la actividad pastoril era de capital importancia, ya que tanto para la alimentación, como también para rendir culto a Dios era necesario el cuidado y la propagación de los rebaños de ovejas y cabras. Estos rebaños proveían de muchos elementos esenciales para la vida de los miembros de las aldeas y sus familias: la carne; la leche; la piel, todo era aprovechado al máximo como en cualquier otra cultura del desierto.. El cuidado del rebaño y su debida protección contra fieras y salteadores cuatreros era obligación del pastor. De él dependía la subsistencia de los demás miembros de la familia. Por eso debía adiestrarse en la adecuada conducción del rebaño, por caminos seguros, hacerlas pastar adecuadamente y protegerlas de las adversidades. No era de extrañar que los propietarios de pequeños rebaños se asociaran para contratar pastores veladores nocturnos, incluso que contrataran rediles para albergar varios rebaños, por eso, que en las mañanas, muy temprano por cierto, cada pastor, se dirigiera a la puerta del redil, para llevar a los pastos abundantes sólo a las que le pertenecían, las conocía a fuerza de verlas (a nosotros nos parecerían todas igualitas) y les hacía oír su voz o, simplemente con un silbo, las llamaba y sólo sus ovejas salían del redil y los seguían por donde las condujera. Por otra parte, especialmente las ovejas, son animalitos de un muy débil sistema nervioso, por eso saltan en el mismo lugar, aunque no haya que saltar, por las puras dudas. Al sentir temor las ovejas segregan una hormona, seguramente parecida a nuestra adrenalina (pero acepto, con gusto, la corrección de algún especialista veterinario) por lo que expiden un aroma, para los humanos inodoro, pero no para otros animales, le llaman el olor del miedo, que hace que, inclusos los perros, adviertan esa señal de peligro y se sientan también ellos amenazados y ataquen a las mismas ovejas que tienen que cuidar de las fieras. Saben que una oveja no tiene defensa alguna: no muerde, no patea, no tiene cuernos, enmudece. Supe en mi pastoril tierra (en mi casa mi Papá crió ovejas) que un perrito mató más de 10 ovejas sin siquiera morderlas, se infartaron de pánico, ante un animalito que cada vez se ponía más enardecido. Bueno, les recuerdo, que se cuidan las ovejas, porque la familia del pastor se las quiere comer y hacerse unos buenos calcetines de lana. La oveja es para que la familia sobreviva contra el hambre. (No se preocupen ovejitas, en mi casa gracias a Dios no se padece de hambre y nunca fueron capaces de sacrificar una oveja para comérsela)… bueno cuando cumplí 10 años de Cura (hace 16 años) le pedí a mi Señor Padre un Borrego grande para hacerlo barbacoa (estuvo exquisito)… pues mis padres no lo probaron, el borrego se llamaba ¡domingo¡ porque nació en ese día. JESÚS ES EL BUEN PASTOR, ESTE ES EL BUENO, PORQUE DA LA VIDA POR LAS OVEJAS, SE HACE SUALIMENTO, LAS GUÍA CON SU EVANGELIO, LAS PROTEJE DEL PODER DE LAS TINIEBLAS YNOS CONDUCE AL REDIL CELESTIAL.

¡YA NO TE PIERDAS OVEJITA!

Pbro. Modesto Mario Rodrígues Maya


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Pastoral Siglo XXI > p.11

TENTACIONES Y PRUEBAS

“En aquel tiempo, Jesús lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio”.

E

xiste una ley que Dios ha querido inscribir en lo profundo del corazón del hombre y en el Universo entero, según la cual, nadie puede ser coronado a menos que antes haya luchado. Ninguna aureola auténtica de mérito verdadero y genuino puede brillar en torno a la cabeza de aquellos que no han querido enfrentar su combate. Solamente aquellos que hayan sido capaces de elegir, y de comprometerse con cada una de sus decisiones podrán ser reconocido por sus actos. La hondura del carácter se revelará en el medio de las tentaciones y las pruebas, y en la resistencia que brota de la fuerza interior del hombre. El primer encuentro y la primera predicación del Señor después de su bautismo, en donde Jesucristo da razón de su misión no ante un maestro humano, sino en un debate contra el proyecto del mismo príncipe del mal y en el combate contra sus insinuaciones y propuestas de falsedad. Se trata de aquel que siendo de condición divina ha querido hacerse perfecto hombre, y que ha querido enseñarnos el cómo poder resistir a las tentaciones, y el cómo sobreponernos a las diferentes pruebas de la vida. Jesús ha enfrentado, como cada uno de nosotros, verdaderas tentaciones. Las tentaciones que experimenta el Señor provienen no de dentro sino solamente de fuera, y no de dentro y de fuera, como ocurre en cada uno de nosotros que traemos fracturado ese nuestro cuadro interior que reúne la voluntad y el entendimiento. De esta manera aunque el tentador era pecaminoso, el tentado era inocente, y en su inocencia nos ha dado ejemplo de virtud a los hombres. Te invito para que nos demos un poco de espacio y así marquemos las diferencias existentes entre las tentaciones y las pruebas. Se parecen tanto pero son tan distintas. Las diferencias son radicales: La prueba te hace crecer y la tentación busca destruirte; la prueba se presenta como algo sumamente difícil y la tentación suele presentarse como algo muy atractivo; la prueba busca mantenerte en el camino aun cuando ocasional o permanentemente sea difícil el caminar y la tentación te presenta otras alternativas de caminos sin complicaciones pero que desvían a las personas; la prueba viene de Dios, o por lo menos es permitida por Él, y la tentación viene del maligno. Y nos preguntaremos: ¿Qué es una tentación? ¿Cómo distinguir en lo práctico las tentaciones en nuestra vida? Wolfgang Pannenberg ha mencionado que la tentación es aquella realidad o situación que te hace ver como real solamente lo que en ese momento te incita o te excita, y en donde todo lo demás es desplazado al ámbito de lo irreal. ¿No lo quieres creer? Mira a tu alrededor y fíjate cómo para aquel que vive envuelto en los placeres o sumergido en el alcohol o en la adicción a las drogas, ni la propia familia le es real, ni su salud, ni su vida misma, ni siquiera Dios; solamente alcanza a contemplar como real aquello que en ese momento le está resultando atractivo,... y que le está destruyendo. La conversión a la que Dios nos invita no es otra cosa, sino el darle la espalda a nuestros miserables y confusos proyectos, para así apuntar en dirección del proyecto original que Dios había trazado sobre nuestra vida. El Evangelio nos invita para que superemos nuestras propias tentaciones, para que reaccionemos como cristianos, para que seamos personas. Hermanos: ¡Combatamos como el Maestro para que podamos recibir la corona de la vida! Ya que no existe corona en la sienes de aquellos que no hayan luchado en la vida.

Pbro. Rogelio Narváez Martínez Párroco Nuestra Señora del Rosario


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Pastoral Siglo XXI > p.12

E

l domingo, navegando un poco por el facebook, mientras esperaba un tiempo para acortar las distancias físicas con mi familia, me encontré con una fotografía que me conmovió hasta lo más profundo, me hizo recordar cuando me enamoré; se trataba de un pequeño rincón en la puerta del Templo parroquial en el que crecí tanto en mi Fe como físicamente, aunque en esto último debo confesar que no tanto. Allá por los años noventa solía, sábado tras sábado, pasarme un buen tiempo sentado fuera de mi parroquia, justamente en el pequeño escalón que da acceso al Templo y, recargado siempre en la columna de donde nace el campanario. Realmente en ese lugar me enamoré, no puedo negarlo. ¡Ah cómo me encantaba pasar el tiempo en ese rincón! Mi rincón del silencio. Los ruidos y los silencios convenían en un solo sitio para dar paso al amor. Siempre sentado en aquel rincón solía observar la enorme pared blanca que se levantaba concediendo solo al final de esta un espacio para tres ventanas; mismas que dejaban pasar luz suficiente para iluminar el recinto sagrado donde se encontraba el Señor sacramentado. Es cierto que al principio pensaba en muchas cosas, mis pensamientos iban y venían por los problemas y alegrías que había tenido en la semana; pensaba en los compañeros de la escuela, en los amigos, en el grupo parroquial, en fin; al pasar el tiempo comenzaba hablar de esto a Dios, imaginándome que mi pensamiento volaba recorriendo la pared blanca y al igual que la luz entraba en la capilla del Santísimo, así comencé a dar pasos en la oración. Sin embargo también me di cuenta que no necesitaba hablar siempre, sino que antes de hablar necesitaba escuchar. Aprendí también que en la oración hay dos cosas muy importantes: Escuchar y Responder. Toda conversación consiste en una persona que emite un mensaje y otra que responde; así también es la oración. Nuestra respuesta no siempre es verbal, pues la mayoría de las veces nuestra respuesta debe ser la acción. Las personas viven a menudo llenas de prisas, de ruidos, de preocupaciones, que terminan olvidando hacer silencio. Me entristece ver todos los días a los jóvenes con audífonos todo el día; los encuentro en el camión cuando voy a la universidad, en la misma universidad y hasta para hacer ejercicio. Será muy difícil a alguien que no fue educado en el silencio poder hacer oración, pues aun cuando intente hacer oración le será muy difícil mantener un dialogo con Dios, solo hablará de sí mismo y consigo mismo. Solo el que guarda silencio sabrá escuchar al otro, en el caso de la oración, debemos escuchar a Dios. El primer mandamiento es Escuchar; Shemá Israel… Sólo el que escucha puede responder asertivamente. Enzo Bianchi, en su libro titulado ‘Por qué orar, Cómo orar’, dice que “la oración auténtica brota donde hay escucha”; pues de Dios es la Palabra, del hombre la escucha. Recordemos la respuesta que el joven Samuel dio a la voz que le llamaba: “habla Señor que tu siervo escucha” (1Sam 3,9). En las parroquias muy a menudo se hacen retiros juveniles o de adultos para presentarles el Amor de Dios, cosa que es loable y preciosa, sin embargo resulta que el entusiasmo del encuentro con Dios dura sólo un tiempo y, poco a poco las personas comienzan a abandonar los grupos. En cierta parte es lógico, pues ¿Cómo se puede mantener una relación si no se habla a menudo con el otro? ¿Cómo podemos mantener vivo el encuentro con Dios si no le volvemos a prestar atención? Antes que las dinámicas y actividades pastorales necesitan encontrarse a diario con Dios. Romano Guardini dice que “el hombre más que de las cosas, tiene necesidad de Dios.” La segunda cosa que el rincón del silencio, me enseñó es a responder. Responder no es cosa sencilla, porque toda respuesta implica un verdadero convencimiento personal. De Dios viene toda respuesta, y nosotros debemos aprender a responder. La respuesta puede ser un simple rezo, un sentimiento de paz, o una acción. Definitivamente el rincón del silencio, fue un verdadero maestro de la oración, de él aprendí a orar, a escuchar y responder y, la respuesta que di no ha sido fácil, sin embargo me ha traído una gran felicidad. Así que “cuando hagas oración entra en tu cuarto cierra la puerta y ora a tu padre que está allí en lo secreto” (Cfr. Mt 6,6). Pbro. Jesús Gerardo Delgado Martínez Estudio en Colegio Mexicano en Roma (Monte Verde Nuovo)


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Pastoral Siglo XXI > p.13

HAZ UN

EN TU DIA El estrés y las presiones son mala hierba. Arráncalos y planta en su lugar el amor y la paz de Dios. Una palabra amable que digas puede brindar felicidad. Si te la callas, puedes dejar un vacío. Haz un alto en tu día y durante cinco minutos reclina tu cabeza, cierra los ojos y piensa en un ser querido. Envíale cariño por medio de una oración, pidiendo a Dios que le bendiga. Cuando alguien te agreda, perdonándole, nunca lo olvidará. Si quieres ser feliz de verdad, vive para tus semejantes. Lo bueno es para los que esperan. Lo óptimo, para los que se esmeran. Si cada día rezas y le encomiendas a Dios tu vida, tus planes, tus esperanzas y tus temores, tendrás paz. Y si una montaña se interpone en tu camino, rodéala. Si no puedes rodearla, pasa por encima. si no puedes pasar por encima, detente y pregúntate si vale la pena llegar al otro lado. En caso afirmativo, cava un túnel. ESFUERZATE POR APRENDER ALGO NUEVO HOY: La salud lo afecta todo. Las claves para gozar de buena salud son: alimentarse bien, hacer ejercicio y tratar bien al prójimo. Socorre a los necesitados. Quizá algún día te encuentre en su lugar. No más demoras…!hazlo ahora! El mundo y lo que en él hay, es tan bello como uno lo percibe. Este día será tan bueno como tú quieras que sea. Dios ama al humilde, al abatido, al que lucha por no perder sus ideales. Esta cerca del quebrantado de corazón, anhela consolarlo y curarle las heridas con amor. Siempre hay algo por lo cual sentirse agradecido y la plegaria no tiene que ser larga para que Dios la oiga. Basta con que brote del corazón…Si te parece que tienes un peso que no puedes sobrellevar, tal vez es que debes compartir la carga con alguien. Deja que el amor florezca en tu corazón, que se apodere de tu alma, que la encienda con pasión y vigor y le infunda todo el entusiasmo y la alegría de vivir que es capaz de brindar. No hay nada en el mundo que el amor no sea capaz de vencer.

Pbro. Benito Ramírez Márquez Párroco en San Pedro Apóstol


COMPROMETETE LOS JÓVENES ASPIRAN A UNA VIDA GRANDE COMPROMETETE > PASTORAL JUVENIL

Pastoral Siglo XXI > p.14

H

ay una frase que en días pasados encontré en las redes sociales, me hizo reflexionar y me gustaría compartir con ustedes porque creo tiene una gran riqueza: ¡Lo más valioso de la vida no es lo que tenemos, sino a quien tenemos! Hoy como siempre los jóvenes están en búsqueda de este tesoro, de lo más valioso, aquello que da felicidad, lo que le brinda sentido y motivación a lo que somos y hacemos. Emprender esta búsqueda no es fácil, hay muchas y distintas opciones que se nos presentan como aquello que nos dará felicidad. Leyendo diferentes estudios de cuáles son las búsquedas más frecuentes de los jóvenes en internet los temas relacionados son redes sociales, videos, artistas, ropa y sexo. Temas que no solo son buscados en internet, sino que ocupan gran parte de su pensamiento, despertando el deseo por participar de estas experiencias y buscando en ellos una fuente de felicidad.

Los jóvenes están atentos a un sin fin de imágenes que son enviadas a través de la internet, televisión, cine, videos, celulares, podemos decir que vivimos una época del despertar los deseos por medio de la imagen, donde lo importante es lo externo, aparentar, lo superficial y no lo que hay en el interior de las personas. Esto provoca falta de profundidad en una auténtica alegría, pensando que esta llegará rápido como las imágenes llegan a nuestro cerebro. Sin embargo, no podemos negar que en el corazón humano y en especial en el de los jóvenes hay esa búsqueda de la auténtica felicidad, de lo que es bueno, y existe un gran deseo de ayudar y servir a los demás. Muchos jóvenes se dedican y esfuerzan a encontrar la preparación adecuada, un trabajo digno, un lugar donde servir, una relación estable de pareja. Por ello no podemos dejar de crear propuestas inteligentes, creativas, procesos adecuados a la búsqueda de los jóvenes que los lleve al encuentro de lo que es bueno y los hará trascender, a un encuentro con Dios. El Papa Francisco recientemente en torno a la jornada de la juventud en Brasil se ha referido a este tema: “La nuestra no es una alegría que nace del poseer tantas cosas, sino que nace del haber encontrado a una Persona: Jesús que está en medio de nosotros; nace del saber que con Él jamás estamos solos, incluso en los momentos difíciles, incluso cuando el camino de la vida choca con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡son tantos!” La iglesia en todos sus espacios especialmente en la parroquia debe facilitar el encuentro entre los jóvenes, el encuentro de ideales y sobre todo el encuentro con la fuente de la felicidad. Para algunos los jóvenes quitan mucho tiempo. Los jóvenes no interrumpen nuestro trabajo, ellos son nuestro trabajo más importante. El Papa Francisco, en el capítulo dedicado a la fe y la familia, escribe que son sobre todo los jóvenes, los que atraviesan una edad tan compleja, rica e importante para la fe, quienes deben sentir la cercanía y la atención de la familia y de la comunidad eclesial en su camino de crecimiento en la fe. La cercanía con los jóvenes solo se dará si estamos dispuestos principalmente a dar testimonio de alegría, demostrando con actitudes que no hay nada mejor que tener a Jesús, contagiándolos con nuestro entusiasmo, lo decía el Papa: “No se puede anunciar a Jesús con cara de funeral”. No hay nada más grande y más valioso que tener el amor de Jesús en nuestras vidas, presentemos este tesoro a la juventud y sobre todo dejémonos contagiar con sus aspiraciones de vivir. . Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Coordinador Pastoral Siglo XXI


VIVE CATEQUESIS DEL PAPA SOBRE EL MISTERIO DE LA IGLESIA COMO FAMILIA DE DIOS

VIVE > NOTICIAS

Pastoral Siglo XXI > p.15

E

n los últimos meses, más de una vez he hecho referencia a la parábola del hijo pródigo, o más bien del padre misericordioso (cf. Lc. 15,11-32). El hijo más joven deja la casa de su padre, dilapida todo y decide volver porque se da cuenta de que cometió un error, pero ya no se considera digno de ser hijo y piensa que puede ser recibido de nuevo como un siervo. El padre por el contrario, corre a su encuentro, le abraza, le devuelve su dignidad de hijo y celebra. Esta parábola, como otras en el evangelio, señala muy bien el diseño de Dios para la humanidad. ¿Cuál es este plan de Dios? Es hacer de todos nosotros sus hijos, una sola familia, en la que cada uno se sienta amado por Él, como en la parábola evangélica, que sienta la calidez de ser familia de Dios. En este gran diseño encuentra su origen la Iglesia, que es una organización fundada por acuerdo de algunas personas, pero --como nos lo ha recordado muchas veces el papa Benedicto XVI--, es obra de Dios, nace de este plan de amor que se desarrolla progresivamente en la historia. La Iglesia nace del deseo de Dios de llamar a todas las personas a la comunión con Él, a su amistad, y de participar como hijos de su misma vida divina. La palabra “Iglesia”, del griego ekklesia, significa “invitación”. Dios nos llama, nos invita a salir del individualismo, de la tendencia a encerrarse en sí mismos y nos llama a ser parte de su familia. Toda la historia de la salvación es la historia de Dios que busca al hombre, le ofrece su amor, le acoge. Al leer los evangelios, vemos que Jesús reúne a su alrededor una pequeña comunidad que acoge su palabra, lo sigue, comparte su camino, se convierte en su familia, y con esta comunidad Él prepara y edifica su Iglesia. La Iglesia nace del acto supremo del amor en la cruz, del costado traspasado de Jesús, del que fluyó sangre y agua, símbolo de los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía. La Iglesia es una familia en la que se ama y se es amado. Y se revela cuando el don del Espíritu Santo llena el corazón de los apóstoles y les impulsa a salir a los caminos para anunciar el evangelio, a difundir el amor de Dios. Incluso hoy en día, alguien dice: “Cristo sí, Iglesia no”. Como los que dicen “yo creo en Dios pero no en los presbíteros”. Pero es la Iglesia la que nos lleva a Cristo y nos lleva a Dios; la Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios. Por supuesto que también tiene aspectos humanos, en los que la componen; en los pastores y fieles hay defectos, imperfecciones, pecados. Incluso el papa los tiene y tiene muchos, pero lo hermoso está en que cuando nos damos cuenta de que somos pecadores, nos encontramos con la misericordia de Dios, que siempre perdona. No se olviden: Dios siempre perdona y nos recibe en su amor, que es perdón y misericordia. Preguntémonos hoy: ¿Cuánto amo a la Iglesia? ¿Rezo por ella? ¿Me siento parte de la familia de la Iglesia? ¿Qué hago para que sea una comunidad donde todos se sientan acogidos y comprendidos, que sientan la misericordia y el amor de Dios que renueva la vida? La fe es un don y un acto que nos toca personalmente, pero Dios nos llama a vivir nuestra fe juntos, como una familia, como Iglesia. Papa Francisco


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VIVE > NOTICIAS

Pastoral Siglo XXI > p.16


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