Pastoral Siglo XXI / Mayo 2013

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PASTORAL

SIGLO XXI AÑO: 6 No: 53

CONOCE> LAS COMUNIDADES BARRIALES / P. 2

COSTO DE EDICION: $10.00 MEDITA> LA IMAGEN CRISTIANA DE DIOS / P. 9

Ivan Lomeli

CRISTO AYER

HOY Y SIEMPRE

MAYO 2013

LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY VIVE>

“VOCACIÓN A LA SANTIDAD” / P.12


CONOCE LAS COMUNIDADES BARRIALES CONOCE > EDITORIAL

J

Pastoral Siglo XXI > p.2

“…colmen mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos.” (Filipenses 2,2)

esucristo nuestro Señor fue capaz de ir de pueblo en pueblo y de comunidad en comunidad, porque bien sabía que la alegría y las emociones que se despiertan cuando un pueblo se reúne, tienen una ganancia de fe, que no se puede explicar, aunque sí se puede experimentar. Las comunidades de Barrios, son un centro de crecimiento y de desarrollo en la fe. En ellas se crece en la amistad, en la seguridad, en la fraternidad, en la ayuda, en la cooperación y sobre todo en la paz de saber que no estoy solo o sola en medio de mis necesidades, sino que cuento con mis vecinos que son los que me hacen fuerte en medio de ellas. ¡Cuánta falta hace que se entienda bien esto en medio de nuestras parroquias!

El individualismo, la separación y el aislamiento en una comunidad de barrio, solamente hace que yo no crezca en aquellos valores arriba mencionados, y por lo tanto, pierda yo la oportunidad de conocer a Dios y de crecer en la fe, tan sólo porque no he descubierto la importancia de vivir y compartir en comunidad mi vida. ¿Por qué Jesucristo enviaba de dos en dos a sus discípulos y les pedía que fueran a las casas a llevar la paz, y “si allí hay gente amante de la paz, la paz de Ustedes se cumplirá y si no hay gente amante de la paz, no se cumplirá”? (Lc. 10, 5-9). Creo que lo hacía por dos razones: primero, no los enviaba a llevar una paz como la entendemos el día de hoy: como una ausencia de conflictos y problemas. La paz que Jesucristo les enviaba es el de saber que Yahvé los amaba y protegía y que no tenían por qué estar alterados ni angustiados por nada, sino viviendo en la paz de que Dios los protegería y abastecería de todas sus necesidades. Esto debería provocar esa paz en sus corazones y no preocuparse de nada. Y segundo, era que tanto para los discípulos como para las personas de los barrios que visitaban, sería un crecimiento de fe y de alegría al compartir la seguridad de que Dios nunca los abandona y de que siempre está al cuidado de ellos. Esto mismo debemos compartirlo en las comunidades de barrio de nuestras Parroquias. Reunirlos, evangelizarlos, convocarlos a la comunión, para que sientan y experimenten la alegría de saber que Dios, a través de sus hermanos, está con ellos. Por otro lado, no debemos olvidarnos de la Formación Bíblica y Catequética así como la Misión que todos debemos emprender. Esta Formación, sobre todo Bíblica, nos ayudará a entender, al profundizar en los pasajes bíblicos, lo que Jesús hacía en las comunidades y serán una enseñanza para nosotros de lo que debemos hacer en nuestras comunidades, ya que el apostolado que hagamos en nuestros barrios, no tendrían sentido si no se hicieran a ejemplo de Cristo y sobre todo imitándolo a Él en su Misión: “Yo soy la vid; ustedes son los sarmientos. El que permanece en mí como Yo en Él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada” (Jn. 15,5). Las Parroquias, deben incluir en sus programas y proyectos, la SECTORIZACIÓN de la comunidad, la elección de coordinadores de sector y de manzanas, y promover la comunión con la visita de sus pastores a dichas comunidades de barrio, y reunirlos para compartir temas, rezar el rosario, celebrar la eucaristía, organizar peregrinaciones, buscar medios y satisfactores que los ayuden a salir adelante en sus problemas sociales, familiares y hasta personales. Las Comunidades de Barrio son un magnífico espacio donde la caridad que se proclama en la Eucaristía, se hace vida. Allí en esas comunidades es en donde se practica el amor y es donde Dios se hace presente en medio de nosotros. Pbro. Walter Fdo. Gómez Olvera Administrador Parroquial en Santa Cecilia


CONOCE

CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 EL PECADO Y LAS TENTACIONES EN LA NUEVA ESPAÑA / p.4 PROHIBICIÓN DE LAS IMÁGENES / p.5 MEDITA CRISTO AYER, HOY Y SIEMPRE / p.6 ¿LA TRINIDAD ESTÁ EN LA BIBLIA? (No.4) / p.7 EL MAGO QUE QUIERO SER... / p.8 LA IMAGEN CRISTIANA DE DIOS / p.9 NIÑOS, LOS PREFERIDOS DE JESÚS / p.10 EL ABORTO / p.11 COMPROMETETE “VOCACIÓN A LA SANTIDAD” / p.12 LA DIMENSIÓN HUMANA DE LA VIVENCIA COMUNITARIA / p.13 EL RECONOCIMIENTO Y LA PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA VIDA: ALGUNOS DATOS CIENTÍFICOS Y JURÍDICOS / p.14 VIVE NOTICIAS / p.15, p. 16

DIRECTORIO Subdirector Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Consejo Editorial Lic. Yolanda Ruíz Martínez Lic. Jorge Rodríguez Tueme Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Franciso Gómez Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño LDGP Daniel García Impreso Grupo Publicitario Distribución Mensajería y Paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Periódico Mensual Mayo de 2013. Editor responsable: Pbro. Walter F. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2007- 072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: Grupo Publicitario Calle Chapala 147-1 Col. Mitras Sur, Monterrey, N.L. México Distribuidor: Mensajería y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey, N.L.

Pastoral Siglo XXI > p.3

CAMINAR GUIADOS POR LA LUZ DE LA FE

“Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto. Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios…” (Jn 20, 30-31)

Estamos llamados a emprender el camino en búsqueda de la plenitud, en búsqueda de la realización, de la felicidad y de la eternidad. Estamos en camino constante y en esa búsqueda podemos errar. Sin embargo nunca debemos dejar de caminar. Para los creyentes el camino y la meta es Dios. Esta Pascua así lo hemos descubierto, Jesús es la luz. El camino emprendido debe ser guiado por la luz de la fe, y, también por la razón. Estas dos facultades del hombre no están en contraposición, al contrario una reclama a la otra. Y una sin la otra se muestran débiles. Vemos, gracias a Dios, cuanta gente en busqueda sincera logra integrar sus inquietudes racionales a su experiencia de fe: “La fe, que acoge la palabra divina y la pone en práctica, interacciona eficazmente con la razón. La inteligencia de la fe, en particular de la fe orientada a la praxis, es estructurada por la razón y se sirve de todas las aportaciones que ésta le ofrece”. (Compendio de la doctrina social de la Iglesia # 74) La Iglesia nos orienta a estar atentos para poner de manifiesto esta doble actuación: “La fe y la razón constituyen las dos vías cognoscitivas de la doctrina social, siendo dos las fuentes de las que se nutre: la Revelación y la naturaleza humana. El conocimiento de fe comprende y dirige la vida del hombre a la luz del misterio histórico-salvífico, del revelarse y donarse de Dios en Cristo por nosotros los hombres. La inteligencia de la fe incluye la razón, mediante la cual ésta, dentro de sus límites, explica y comprende la verdad revelada y la integra con la verdad de la naturaleza humana, según el proyecto divino expresado por la creación, es decir, la verdad integral de la persona en cuanto ser espiritual y corpóreo, en relación con Dios, con los demás seres humanos y con las demás criaturas”. (ibid #75)La integralidad de nuestra vida se debe regir por la apertura a reflexionar. Son dos voluntades las que se deben atender: la voluntad de Dios manifestada en la luz de la fe y la voluntad personal manifestada en la reflexión de la razón. Quien se rige por estas dos tiene un camino seguro, no camina en la oscuridad: “el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias morales que la tutelan. La doctrina social es un conocimiento iluminado por la fe, que —precisamente porque es tal— expresa una mayor capacidad de entendimiento. Da razón a todos de las verdades que afirma y de los deberes que comporta: puede hallar acogida y ser compartida por todos”. (ibid #75) Nuestro peregrinar en la vida se desarrolla entre la incertidumbre de las sorpresas de la vida y las certezas de que Dios camina a nuestro lado. Es necesario dejarse guiar por la fe que en el fondo lleva las pruebas de las realidades que no vemos. No podemos negar que en ocasiones desaparece la claridad de nuestro camino, y debemos, preguntarnos sobre el rumbo cierto pero en la búsqueda encontraremos respuestas a nuestras inquietudes. La experiencia de la Iglesia a través de su enseñanza social contribuye en el discernimiento que debemos hacer en la vida: “La doctrina social de la Iglesia se sirve de todas las aportaciones cognoscitivas, provenientes de cualquier saber, y tiene una importante dimensión interdisciplinar: «Para encarnar cada vez mejor, en contextos sociales económicos y políticos distintos, y continuamente cambiantes, la única verdad sobre el hombre, esta doctrina entra en diálogo con las diversas disciplinas que se ocupan del hombre, [e] incorpora sus aportaciones ». La doctrina social se vale de las contribuciones de significado de la filosofía e igualmente de las aportaciones descriptivas de las ciencias humanas”. (76) + Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.4

CONOCE > ARTE SACRO

EL PECADO Y LAS TENTACIONES EN LA NUEVA ESPAÑA

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l Museo de Historia Mexicana nos ofrece una magnífica exposición temporal cuyo nombre es el título de este artículo. La muestra está formada por 80 piezas que desarrollan el tema del pecado y las tentaciones en nuestro país en la época colonial; la mayor parte de las obras son piezas de arte sacro con los temas antes mencionados. La exhibición está conformada por piezas de algunas de las más importantes galerías de nuestra patria entre ellas el Museo Nacional de Historia, el Museo Nacional de Arte, el Museo Franz Mayer, la Pinacoteca de la Profesa entre otros espacios museísticos. La muestra contiene muy interesantes obras especialmente pinturas y orfebrería.

De las piezas exhibidas comento solamente una que me parece sumamente interesante. La contemplación y análisis de esta pieza vale ya la visita al Museo. Es la pintura que lleva por título “El árbol de la vida” de Cristobal de Villalpando del año 1709, la cual pertenece a la colección del Museo Guadalupe, de Guadalupe, Zacatecas. El centro del lienzo lo ocupa una cruz, la cual está cubierta de flores y de grandes racimos de uvas, muestra la corona de espinas y también los clavos que sujetaron las manos y pies del Señor. Las uvas son referencia de la sangre de Cristo y también son un eco eucarístico. En la parte superior vemos representados a san Cristobal y san Jacinto, su presencia muestra la devoción personal de quién pagó en su momento la realización del trabajo. Arriba de la cruz está la imagen del Padre y del Espíritu Santo en figura de paloma. A los lados los tres arcángeles están en actitud de adoración al árbol de la vida que es la cruz. A los lados están nuestros primeros padres Adán y Eva después de haber pecado, ellos están con sus cuerpos cubiertos lo que nos revela que ya han caído en el engaño de la serpiente. Del pecho de ambos surgen ramas cubiertas de vegetación que se unen sobre la cruz. Esta iconografía recuerda la frase del antiquísimo Pregón Pascual “Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”. A los pies de la cruz aparece enrroscada la serpiente pero ésta aparece con rasgos que no corresponden con la especie animal correspondiente sino que su rostro es similar al de un infante con orejas de alguna especie animal y unas pequeñas alas. A un lado aparece una bella mujer que representa a algunos vicios contrarios a la virtudes que aconseja la cruz del Señor, igualmente a un lado de la dama está representado un esqueleto que representa a la muerte que ha sido vencida por Cristo que ha muerto, ha sido sepultado y ha resucitado. La mujer y el esqueleto están rodeados por una cadena que también rodea a la serpiente: el mal posee el dominio sobre la mujer y sobre la muerte representada por el esqueleto. El tema del lienzo está relacionado con el árbol del bien y del mal como aparece en el Génesis. Hay todo un eco teológico a la reflexión acerca de que lo que se perdió en un árbol se rescató en otro, lo que la humanidad perdió con Adán y Eva se recuperó, y con creces, con los leños del árbol de la cruz dónde fue crucificado el Señor. De verdad vale la pena ir y contemplar esta muestra en el Museo. Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Miembro de la Dimensión de los Bienes Culturales de la Iglesia. jmena@arquinetmty.com En facebook: difusiondeartesacro


CONOCE PROHIBICIÓN DE LAS IMÁGENES

Pastoral Siglo XXI > p.5

CONOCE > SAGRADAS ESCRITURAS

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La religiosidad popular

l segundo mandamiento establece: No te harás otra imagen o escultura alguna… (Éx 20, 4-5). El mismo pueblo judío supo interpretar el verdadero sentido, no el literal, de esta prescripción; llegó a poner imágenes incluso en el majestuoso templo de Jerusalén construido por Salomón (1Re 6,23). Este precepto de Dios se refería simplemente al hecho de que los pueblos cananeos que estaban en contacto permanente con los israelitas consideraban que las imágenes y estatuas que fueran de madera o de piedra, no sólo eran símbolos sino que contenían realmente la divinidad; para los hijos de Israel eran por lo tanto dioses falsos y Dios rechazaba la idolatría. La misma Biblia afirma que estos dioses no ven, ni oyen, ni comen, ni sienten (Dt 4, 28). Algunas iglesias de origen protestante todavía hoy acusan a la Iglesia católica de adorar imágenes y estatuas. Es cierto que la Biblia prohíbe hacer imágenes para adorarlas como si fueran dioses, pero la misma Biblia no tiene nada en contra de las imágenes sagradas que ayudan a la fe y nos recuerdan a Dios o son objeto de arte y decoración (Éx 25, 18-22). Los católicos adoramos sólo a Dios. Veneramos a la virgen María y a los santos en las imágenes, únicamente por ser modelos de santidad y nuestros intercesores con Cristo. No se excluye que haya habido, y hay, abusos y exageraciones en estas devociones a nivel popular por falta de formación. Lo que hay que preguntarse es si las imágenes alejan al pueblo de Dios y de Jesús o lo acercan a él a través de la oración y de la Palabra, que siempre han de estar presentes en la religiosidad popular. La piedad popular es positiva y a la vez debe ser punto de partida para una más profunda evangelización; así nos pide hoy la Iglesia. Desde que Dios se hizo hombre en Cristo, podemos representarlo con imágenes e iconos, como se hizo desde los comienzos de la Iglesia, por ejemplo con la imagen del buen pastor. El mismo Martin Lutero escribió que “las imágenes son el evangelio de los pobres”. Los ídolos o falsos dioses siguen existiendo hoy, pero son otros: el poder, la riqueza, la fama, la ideología, la raza, el sexo...; estos son los verdaderos ídolos que hoy esclavizan al hombre. El católico acepta la súplica a los santos porque es un mandato bíblico según el cual debemos orar unos por otros, incluyendo a los creyentes no solo de la tierra sino también del cielo. Es verdad que el único mediador es Cristo y no hay ningún otro nombre por el cual podamos salvarnos (Hch 4, 12), pero en Cristo como miembros de su cuerpo místico nos unimos nosotros también a su intercesión por los hermanos. Las consideraciones hechas sobre la prohibición de adorar ídolos vale también por lo que se refiere a la prohibición de comer y derramar la sangre (Lv 17, 1-15). Los hebreos creían que la vida estaba en la sangre; por eso la sangre era sagrada, aun la del animal y únicamente podía ser ofrecida a Dios. Pero la Biblia no conocía la transfusión de sangre ya que no existía entonces este recurso médico que justamente está en favor de la vida; lo mismo pasa con la donación de sangre y de órganos para trasplantes. La interpretación literal de la Biblia de algunas sectas o nuevos movimientos religiosos puede llevar a posturas absurdas por no tener en cuenta el sentido profundo de los textos; y también por olvidar la caducidad histórica de muchas prescripciones de aquellos tiempos y no entender que todo el Antiguo Testamento hay que leerlo a la luz de las enseñanzas de Jesús. Pbro. Santiago Gutiérrez Sáenz Rector de la Catedral Metropolitana y Coordinador de la Pastoral Bíblica


MEDITA

MEDITA > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.6

CRISTO AYER, HOY Y SIEMPRE

“Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia –la que procede de la Ley– sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe”. (Filipenses 3, 7-10) Cada generación enfrenta retos diferentes. Quizá, algunos de esos retos fueron los mismos que enfrentó la generación pasada, pero seguramente bajo contextos distintos, de modo que un problema del pasado no es exactamente igual que en el presente. Uno de los retos a vencer en estos tiempos es el de la falta de fe. Cada vez aumenta el número de personas que no creen en Dios y lo que es peor, que muchas de esas personas y otras más de las que sí creen, prescinden de Él, es decir, actúan como si Dios no existiera. Parece que la humanidad está olvidando la sentencia que dice: “maldito el hombre que confía en el hombre”. Los avances tecnológicos y científicos están reubicando nuevamente al hombre como el centro del universo. Parecía que la visión medieval donde se colocaba al planeta Tierra y al hombre mismo, como el centro de toda la creación ya estaba superada, sin embargo la realidad es distinta. Una vez más los seres humanos volvemos a ocupar el lugar preponderante en la creación y lo que nos importa es lo que nos sucede, descuidando así lo que acontece con la naturaleza y las demás creaturas.

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Hace un año, el entonces Papa Benedicto XVI inauguraba la celebración de un Año de la Fe. En este tiempo de gracia, se nos invita a reflexionar sobre cuatro aspectos importantes: lo que creemos, lo que celebramos, lo que vivimos y lo que oramos. La fe debe ser la respuesta y el camino. No debemos caer en la tentación de reducir la fe al conocimientos de datos, como si se tratara de obtener más información. La fe debe ser aquello que transforme toda nuestra realidad y que incida en nuestro estudio, familia, trabajo, amigos, etc. Si la fe no logra una revolución interior y exterior, algo anda mal. En el cristianismo, la fe tiene qué ver, no tanto con la adhesión a dogmas o palabras (aunque las incluye), sino ante todo con la adhesión a una Persona: Jesús, el Hijo de Dios. Por eso dice san Pablo: “Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: “El que cree en él, no quedará confundido”. (Romanos 10, 9-11) Ideologías orientales principalmente, que nos están invadiendo de forma muy sutil, están transformando nuestra visión del mundo, de la vida, pero sobre todo de Dios. La sociedad actual, sobre todo de ciertos niveles económicos desahogados, toman con facilidad lo que se pone de moda y lo que un personaje, con cierto “prestigio”, viene a ofrecernos a nuestro País. En ocasiones, será por necesidad, pero muchas otras más por curiosidad, por lo que se buscan éstas “espiritualidades” que más que acercarnos a Dios nos alejan de Él, de modo que aparecen frases como: “a Dios se le encuentra en todas partes”, “lo bueno es que uno está buscando a Dios”, “el método que uso sólo es para relajarme, pero no estoy interesado(a) cuando se habla de su dios, porque yo sé en quien creo”, pero con el tiempo, esa mentalidad se va asimilando sutilmente hasta que se deja de creer en el Dios revelado por Cristo. Cristo Jesús es el centro de la historia y lo que Él nos ofrece no nos lo ofrece nadie más. La pregunta que nos hacemos es: ¿por qué ya no es tan atractiva la persona de Jesús en la gente y sobre todo entre los jóvenes? Quizá porque hemos desvirtuado la figura real de Jesús, nos hemos hecho a un Dios a nuestro tamaño, poniendo en sus labios algo que Él nunca ha dicho y eliminando las palabras que él sí nos dejó como alimento de vida eterna. Cuando vemos a Jesús queremos observar en Él sólo lo “dulce y tierno” de su persona, lo cariñoso que es con todos y olvidamos aquellas frases como: “el que empuña el arado y mira hacia atrás no es digno de mí”, “el que prefiere casa, padres, hermanos… no es digno de mí”, “nadie puede servir a dos amos”, “el que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga”.Creo que muchos de los que nos dedicamos a predicar a Cristo hemos diluido el carácter, la fuerza y la exigencia del Evangelio, tratando de convencer, más sólo para que no se nos vayan a otra parte. Jesús, por sí mismo, es atractivo, y el mundo, pero especialmente los jóvenes, lo seguirán si no fraccionamos y escondemos la verdad del Evangelio. Tenemos que sumergirnos en las páginas del Nuevo Testamento y pedirle al Espíritu Santo que nos conceda aquello que solicitaba san Ignacio de Loyola: “el conocimiento interno del Señor Jesús”. Que nos podamos presentar a través de la oración, cara a cara con Él y experimentar el poder de su resurrección y de su vida. Ante tantas seguridades que nos ofrece la sociedad de nuestro tiempo, el reto es creer que Jesús, el Señor, es mi única y verdadera seguridad. Tener fe significa abandonarme completamente a Él sabiendo que nunca quedaré defraudado, esperando todo de Él, cuando Él lo quiera y como Él lo quiera.No tenemos que andar buscando en otra parte lo que Jesús, a manos llenas, ya nos ofrece y nos lo ha ofrecido desde siempre. No busquemos “novedades”, porque la verdadera Novedad es Cristo, porque Él es el mismo ayer, hoy y siempre. “Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; Quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; Quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”.

Pbro. Roberto Figueroa Mendez Párroco en San Rafael Arcángel


MEDITA

Pastoral Siglo XXI > p.7

MEDITA > FE

¿LA TRINIDAD ESTÁ EN LA BIBLIA? (No.4)

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on la fiesta de Pentecostés, llegamos al culmen de los misterios cuya memoria celebramos durante el tiempo de Pascua. El sacrificio de la muerte de Cristo, su gloriosa resurrección y su Ascención al Padre son la manifestación de un misterio de salvación, ordenado a la entrega del Espíritu que, santificándonos, nos hace participar de la vida divina. Después de Pentecostés, el 26 de mayo de este año de la fe, celebramos la solemne fiesta de la Santísima Trinidad. Aunque la fe en la Trinidad fue profesada desde los orígenes del cristianismo, sobre todo, en las acciones litúrgicas, sólo hasta el siglo XIV existió como una fiesta particular. Fue el Papa Juan XXII quien, en 1331, estableció esta solemnidad como fiesta propia del calendario litúrgico de toda la Iglesia. Don Julián que, había asistido a la misa del Domingo de la Trinidad, ya tenía muy clarito que la palabra “misterio”, en la Sagrada Escritura, no tiene nada que ver con lo que él se imaginaba. El Padre Juanito había aclarado en la homilía que la fe en un Dios trino y uno, no es un misterio porque se refiera a una verdad muy difícil de entender, sino porque en Jesús y por Jesús, Dios nos ha revelado, como a amigos muy queridos, que Él, en su intimidad, es una comunidad de personas iguales y distintas. La clave de todo, había dicho el Sacerdote, consiste en entender que “misterio” es una palabra griega que, en la Sagrada Escritura, se refiere al <secreto íntimo confiado a un amigo, o bien al trato íntimo y confidencial entre Dios y su pueblo.> Pero...<¿en qué cita de la Biblia aparece la palabra “Trinidad”?>. Era esta la pregunta que, al sábado siguiente, le había lanzado a Don Julián, un testigo de Jehová.<O haber, dígame>, le insistía el visitante sabatino: <¿dónde explica la Biblia que Dios es una comunidad de tres personas distintas, pero iguales en su naturaleza?>. A Don Julián, de pronto, se le ocurrió pensar que quizá se trataba, otra vez, de una palabrita griega con su significado especial, y para asegurarse de estar en lo cierto, después de despedir amablemente a su interlocutor, fue a hacerle la misma pregunta al Párroco; pero francamente, a Don Julián, le causó más sorpresa la respuesta del sacerdote que la pregunta hecha. El Padre Juanito le dijo que, efectivamente, la palabra <Trinidad> no aparece por ningún lado en el Nuevo Testamento y, menos, en el Antiguo. Agregó enseguida, que ciertamente la palabra <Trinidad> deriva del vocablo latino <trinitas>, aunque en griego, también existe el término <trias> como su equivalente original. Sin embargo, ni el término griego, ni el latino aparecen siquiera en los escritos cristianos de los primeros 150 años. No fue sino a finales del siglo II cuando Teófilo, sexto Obispo de Antioquía, usó por primera vez, en sentido cristiano, el término griego <trias>. Por otra parte, a comienzos del siglo tercero, Tertuliano, otro gran pensador cristiano de origen africano, usó por primera vez el término latino <trinitas.> Fueron ellos, y no la Biblia, quienes explicaron cristianamente que la palabra <Trinidad> se refiere al misterio de tres personas distintas con una misma naturaleza divina. <Entonces...¿la Trinidad es un invento de Teófilo y Tertuliano?> preguntó asustado Don Julián. El sacerdote le explicó que, aunque en la Biblia no aparece el término <Trinidad>, ni tampoco su explicación, eso no significa que la Biblia no hable de ningún modo de este santo misterio que identifica a la fe cristiana. Puesto que creemos que, en la Biblia, Dios nos habla como a amigos muy queridos, creemos también que Dios nos ha revelado ahí su misterio trinitario, sólo que, en la Sagrada Escritura, nos ha hablado con el lenguaje propio de los que, inspirados por Él, escribieron los libros de la Biblia (cf. DV. 12). En una época posterior, hubo pensadores cristianos que se esforzaron por hacer comprender a sus contemporáneos, con otro lenguaje, lo mismo que la Biblia, a su modo, enseña sobre el misterio de Dios. Lo que Dios nos ha comunicado de sí mismo, en las páginas de la Biblia, a través de los autores inspirados lo llamamos <revelación>. A lo largo de la historia, las explicaciones sobre esta revelación crecen y se mejoran. Cuando la Iglesia reconoce como auténtica una de esas explicaciones y la hace común, a esa explicación la llamamos <doctrina>, es decir,enseñanza común de la Iglesia. En conclusión, se puede decir que, en la Biblia, ciertamente no está ni la palabra, ni la doctrina trinitaria, pero sí su revelación. .Pbro. Dr. Alberto Anguiano García Vicario Parroquial en San Juan María Bautista Vianney (Fracc. Azteca)


MEDITA

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MEDITA > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.8

ace días vi una película en el cine, se llama Oz, el poderoso; tiene muy poco en común con el cuento original de Lyman Frank y en general no es el estilo de películas que prefiero, pero dejó una idea sembrada en mi interior que me hace valorarla. El filme se trata de Óscar, quien se dedicaba a la magia en una feria, antes de llegar a la tierra mágica de Oz; allí, una profecía sobre la llegada de un gran mago es la esperanza de un pueblo. Hacerse pasar como el Mago esperado parece divertido al principio, pero poco a poco tendrá que reconsiderar si sigue o no con el engaño. En el fondo de él hay una pregunta: ¿es un verdadero mago o un impostor? La Bruja buena, Glinda, se da cuenta desde el principio que Óscar no es el mago que esperaba, y aunque Óscar se siente a sí mismo como impostor, ella sabe descubrir que él es la única persona con la que cuenta su pueblo y que la fe que ponen en él puede ser la única salvación cercana. Óscar, motivado por muchas cosas, decide ayudar trabajando con lo que sabe hacer: magia, una magia creíble por su habilidad de estafar, no porque tenga poderes sobrenaturales; así se lanza a una aventura en la que tendrá que trabajar con lo que tiene, contra verdaderos poderes mágicos. Los ciudadanos de aquella tierra tienen prohibido matar, lo que hace más difícil enfrentar al enemigo dispuesto a todo por conservar el trono. Pero Óscar, sabrá utilizar las habilidades de cada uno para lograr su propósito; cuenta con granjeros, thinkers(pensadores), enanos y su propia creatividad; aprovechando el talento de cada uno, enfrentará a las malvadas brujas… y vencerá. Ese es el mago que yo quiero ser.

El Mago que quiero ser...

No puedo devolver la vida a las personas que amo y murieron, no puedo sanar inmediatamente a los caídos por las balas; no tengo una varita mágica que pueda hacer desaparecer el rencor, la violencia y los tanques de guerra; de mi sombrero no pueden salir papás para los huérfanos o los hijos de aquellas mujeres que valientemente los buscan luego de su desaparición forzada; no tengo pócimas para hacer desaparecer la depresión y la ansiedad, ni tampoco puedo hacer desaparecer con una tela mágica a todos aquellos que provocan sufrimiento y muerte; quisiera poder trasladar con máquinas mágicas todas las mañanas a los migrantes desde su casa a su trabajo en otros países, o llenar los estómagos vacíos con habichuelas mágicas; también quisiera tener polvos mágicos que cambien los corazones deshonestos y egoístas por bondad y mansedumbre; no tengo un serrucho mágico que pueda cortar las mentiras de nuestros diálogos; hasta querría un libro que me dijera cómo trasformar cada injusticia o actitud corrupta por la búsqueda del bien común, o cómo mantener unidas y enamoradas a todas personas que tienen problemas de pareja; y qué bueno sería tener bajo mis mangas algunos encantos que nos hicieran vivir como hermanos y solidarizarnos con los que nos necesitan… hasta me gustarían unas nubes que nos trasladaran desde aquí a nuestro interior para poder escucharnos… pero no puedo. Lo que sí puedo es sembrar esperanza en los corazones con mi modo de vivir, puedo compartir lo poco que tengo con los caídos del camino; sonreír y acompañar al que sufre, creer en los que nadie cree y animar al que ha perdido la esperanza, puedo dialogar con verdad y descubrir a otros la gran paz que nos da el perdonar, también puedo descubrir cosas buenas en la gente que me rodea y aprovechar sus talentos para unirnos en la búsqueda del bien, puedo poner al servicio de los otros mi visión de otro mundo posible, y aumentar mis obras de caridad con los pobres. Podemos organizarnos y conocernos, escucharnos y compartir nuestros recursos. Podemos orar para escuchar nuestro interior y estar atentos a nuestra conciencia que siempre invita al amor. Puedo abrazar al que llora, sonreír con el que cree, suspirar con el enamorado y cantar con el feliz, puedo contemplar el triunfo de los que luchan y la mirada del que ama. Puedo leer el evangelio y compartir mi esperanza en la resurrección, puedo hablar del Dios que nunca olvida al pobre y ser un signo de su solidaridad con el débil, puedo poner atención al desilusionado e invitar a mis amigos a limpiar el parque lleno de basura o compartir mi auto para no dañar de más y sin necesidad el planeta donde vivimos todos, puedo dialogar con el que piensa distinto y valorar su historia y pensamiento, puedo extender mi mano al necesitado, fortalecer los sueños de los niños y trabajar con los que están cerca. Puedo aplaudir al que quiere ser mejor y votar por el que considero no corrupto, puedo involucrarme en las causas religiosas y sociales. Puedo tratar con respeto al que se equivoca y esperar lo mejor de las personas que han hecho el mal… puedo regalar flores a los que amo, intentar crecer en la paciencia y reconocer mis errores. Puedo perdonar y juzgar menos, puedo compartir, vivir, trabajar, tener fe, dar, proteger, promover el valor de la vida, participar, orar, anunciar, denunciar, observar, analizar, confiar, multiplicar, motivar, soltar, liberar, leer, informar, aprender, imitar al noble, extrañar al que amo, escribir cartas, exigir justicia, evitar algunas cosas que me perjudican a mí y a otros, esforzarme, enseñar, decir, descansar, decidir, cuidar, confortar, cuidar el medio ambiente, comunicar, caminar, buscar, tocar, visitar, arriesgarme, arrepentirme, alimentar, actuar, abrazar, vencer… puedo creer en mi y en tí, buscar el sentido de mi vida, creer en un Dios que es Padre, confiarle mi vida y seguirlo. Puedo amar en la adversidad y en la prosperidad, creer en la incertidumbre y vencer al mal con la fuerza del bien… puedo ser amigo y preferir la bondad a la grandeza… Ese es el mago que yo puedo ser… así quisiera resucitar en la Pascua… y llevar en mi corazón la certeza de que cuando creemos todo es posible. Y ¿sabes qué?… escribo esto, porque todos los magos tienen un ayudante o piden entre el público a un voluntario… ¿tú querrías? Pbro. Rodolfo Antonio García Martínez Vicario Parroquial en San Juan Bautista, Centro de García N.L.


MEDITA

MEDITA > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.9

LA IMAGEN CRISTIANA DE DIOS

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”.

C

uando los hombres nos hemos puesto a construir imágenes de Dios, normalmente nos suelen salir muy mal. Algunos han pensado que Dios está sentado en un mullido sillón de nubes: ellos han querido hablar de un Dios majestuoso y referirnos al Dios que lo sabe todo, pero resulta que les salió un Dios “lejano, distante”. Otros han tenido la brillante idea de plasmar un gran ojo en medio de un triángulo para hablarnos de un Dios que está en todas partes y que lo ve todo; y el resultado ha sido un Dios detectivesco, que produce más miedo que confianza. Finalmente, otros han querido corregir estas apreciaciones pensando en que una mano es la mejor expresión de la divinidad, para con ello pensar en el poder y su facultad creadora, pero pareciera que esa mano resultó ser más una mano ejecutora que una mano que acaricia a los hombres. Jesús, que conocía muy bien el corazón del hombre y las ansiedades y necesidades que en él se producen, nos quiso dar una imagen inigualable de Dios; lo presentó,... mejor dicho se presentó a sí mismo como el Buen Pastor. ¿Sabes? En las catacumbas de Santa Priscila, lugar al que llegaban a descansar los restos mortales de los primeros cristianos para esperar recibir allí corporalmente el regalo de la resurrección, y en donde celebraban la liturgia del cristianismo, se encontró que habían grabado en las paredes la imagen de un fornido pastor, que llevaba una oveja sobre las espaldas. Así les gustó a los primeros cristianos perseguidos y marginados imaginar y recordar a Jesús. Cada uno de ellos se sentía como esa oveja. Eran llevados sobre los hombros de Jesús y por eso se sentían muy seguros. Cuando Jesús se presentó como Buen Pastor, quiso que lo sintiéramos así: vivo, amoroso, responsable y cercano que no deja las ovejas solas en el peligro, sino que las carga y las lleva a “verdes prados y aguas tranquilas”. Cuando nos lleguemos a sentir como esas ovejas sobre los hombros de Jesús, sabremos de verdad, cómo es Dios, y nuestros temores se los llevará el viento. Esta es la imagen auténtica de la vida cristiana: Jesucristo es quien conoce, ama, llama por su nombre, camina delante, carga sobre sus hombros, apacienta, y da la vida por sus ovejas. Lejos de ser un Dios sentado en su aposento es aquel que salió del trono de su eterna gloria a buscar a su rebaño, muy distante a ser ese gran ojo que vigila es aquel que dirige su mirada hacia las cañadas oscuras para buscar la oveja que se le pierde, y contrariamente a aquella mano que manifiesta poder sus manos expresan ternura puesto que acarician y curan a las ovejas lastimadas. A imagen de Cristo, Buen Pastor, los Ministros Sagrados y los Padres de Familia debemos de atender la porción del rebaño que el Señor nos dió. ¿Cuáles son las cualidades de aquellos que queremos ser un Pastor Bueno a imagen de Cristo? En el Evangelio de San Juan se nos presentan algunos rasgos: caridad sin límites, misericordia, comprensión, perseverancia, consejo, persuasión, autoridad, obediencia total y delicada, silencio discreto y palabra oportuna, inteligencia, humildad, mansedumbre, servicialidad, vigilancia, paciencia, pobreza, moderación, indulgencia, integridad... Es tan grande y perfecto el Modelo que la impronta, es decir la imagen reproducida, debería ser lo más fiel posible al original. Pbro. Rogelio Narváez Martínez Párroco del Rosario, Col. Roma


MEDITA

MEDITA > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.10

U

na de las grandes paradojas del Evangelio, que muchos no perciben en toda su importancia, es que, siendo como era Jesús profundamente viril y adulto, fuera al mismo tiempo un apasionado de los niños y los niños con Él. Y esto que hoy no nos resulta extraño tuvo que resultarlo para sus contemporáneos, ya que Jesús vivió en un tiempo en el que los niños no contaban en absoluto. En tiempos de Cristo la virtud se contaba por el número de años. Haber llegado a viejo era ya un signo de complacencia de Dios. Un niño era tolerado solo porque un día creciera, pero como tal no existía: su número no se contaba en las sinagogas y los rabinos decían que “conversar con un niño era tirar las palabras”. Por eso, cuando los niños se acercaban a Jesús, Pedro les alejaba como hubiera hecho cualquiera de los ilustres rabinos del tiempo de Jesús. Pero a Cristo los niños le encantaban y el Evangelio está lleno de su presencia. Si lo leemos con atención percibiremos que Jesús conoce a los niños, habla de sus juegos, comenta sus diversiones. Jesús valora a los niños. Repite que la mejor oración es la que sale de su boca y explica que a ellos, a los pequeños, es a quienes Dios ha revelado su palabra. Jesús los quiere. Sólo dos veces sale en el Evangelio la palabra “caricia” y las dos se aplican a los niños. Y los niños lo quieren. Con ese instinto que los pequeños tienen para querer a quienes los quieren, los pequeños corren a Él, le asedian, le rodean. Jesús se preocupa de los niños. Reprende a quienes les miran con desprecio, señala con los más duros castigos el pecado de quien escandaliza a un niño. Repite que Él se identifica con los niños y que quien a ellos les quiere, le quiere a Él y quien a ellos les recibe a Jesús recibe. Y recuerda, sobre todo, que hay que volverse niño para entrar en el reino de los cielos. Esto lo dice sin ningún rodeo: el que no vuelva a ser niño, el que no se haga como un niño, no podrá entrar en su reino. Con todo ello ¿está Jesús defendiendo el infantilismo? No el infantilismo, sino el espíritu de infancia. Jesús sabe que los pequeños tienen lo que no tenemos los mayores: Ellos tienen la pureza que nosotros hace tiempo perdimos. Ellos viven en la confianza, en la seguridad de que son amados, y nosotros vivimos en la desconfianza. Ellos son sencillos y nosotros nos hemos vuelto desconfiados. Ellos son agradecidos y devuelven siempre amor a los que les aman y los mayores con frecuencia devolvemos amor por odio. Por eso, amigos míos, es buena ocasión para preguntarnos ¿qué queda en nosotros del niño que fuimos? El día del juicio final no haría falta ni siquiera que viniera Dios a juzgarnos. Bastaría que nos pusieran delante de cada uno de nosotros el niño que fuimos y que le dejaran preguntarnos qué hicimos de todos los sueños, de todas las ilusiones, de todas las esperanzas que él tuvo. Por eso yo quisiera pedirles que busquen una fotografía que seguramente tendrán de su infancia. Mírenla con atención. Dejen que los ojos de ese niño se claven en los suyos y traten de responder esta pregunta: ¿Sigue vivo en mí el niño que fui? ¿En qué he convertido las promesas que hice a Cristo cuando pequeño? Si resisten esa mirada, si se sienten satisfechos de seguir siendo el niño que fueron, es que ustedes son ya ciudadanos del reino de los cielos. Pbro. Benito Ramírez Márquez Párroco en San Pedro Apóstol Centro Allende N.L.


MEDITA EL ABORTO

MEDITA > VIDA

Pastoral Siglo XXI > p.11

N

o siempre se es consciente de lo que es un aborto y por esos se habla a la ligera de ello... la mayoría de las mujeres que abortan nunca vieron como quedó su hijo y que éste era en realidad, un autentico ser humano, solo que de 10 semanas de vida. He escrito este artículo ante las nuevas iniciativas para legalizar el aborto que se van generando en los congresos, particularmente ahora en los de Guanajuato, Oaxaca y Querétaro y me parece que como Pastor, como Cristiano, pero más aún, como ser humano, considero que es necesario decir una palaba sobre esto. Lo primero que debemos decir es que cuando se apoya el aborto para que se legalice y se pueda practicar sin ningún tipo de punición, lo que se está haciendo es apoyar el asesinato de un niño. Por eso no puede ser una decisión política, pues se trata de un asesinato. Me llama la atención que muchas de estas iniciativas son fieramente defendidas y apoyadas por gente católica, cuando que esto debe ser rechazado por toda la población, pero más por nosotros, los que creemos en Cristo como razón de la vida. Las organizaciones como “Católicas por el Derecho de Decidir” son realmente inconcebibles y nos dan una idea del deterioro que hay en nuestra Iglesia por falta de evangelización desde nuestras propias casas. Es inpnsable que un Cristiano puede tener en mente matar a un niño inocente o “decidir” si lo mata o lo deja vivir. Cómo podemos pensar que una persona crea que un feto de 12 semanas sea diferente en su calidad humana a uno cuando tiene 13 semanas de vida o cuando tiene 200 semanas (es decir un niño de casi 3 años de nacido). ¿Cual es la diferencia? ¿El tamaño?. Bueno pues entonces busquemos que se legisle para que los padres de familia puedan asesinar a sus hijos cuando midan menos de 12 centímetros o un metro o busquemos una medida justa para darle la oportunidad a los padres de matar a sus hijos... y también que se legisle el modo de hacerlo, si es con una pistola, con veneno o descuartizándolos (como ocurre actualmente en el aborto). Acaba de ser sentenciado hoy en Argentina a prisión perpetua Mariano Blanco por el homicidio agravado de su hijo. El brutal episodio se conoció en febrero de 2011 cuando el acusado se encontró con su ex concubina y luego de atacarla, le arrebató al bebé de tres meses que llevaba en sus brazos y lo golpeó contra el cordón de la banqueta, en el puente bajo avenida de Circunvalación, sobre calle Rivarola. Este caso real nos deja ver la incongruencia, ya que en este caso brutal, le dan cadena perpetua, sin embargo, si una madre da familia, con los mismos agravantes lleva a su hijo que crece en su vientre que apenas tiene 10 semanas de vida a que lo descuartice un “médico”, no hay castigo ni para la madre ni para el médico. Esto es completamente legal. Con estas legislaciones que se han venido aprobando en todo el mundo para legalizar el aborto, lo que estamos haciendo en realidad es dándoles a los padres de familia, el permiso de asesinato a los niños que no quieran. Es decir, una vez legislado el aborto, que cada padre de familia pueda asesinar a voluntad al hijo, pues está en su derecho de hacerlo ¿excusas para hacerlo? Seguramente que cada padre de familia, como en el caso que relato, encontrará uno, empezando porque no tiene para alimentarlo, así que mejor hay que matarlo. Esto definitivamente mejorará la economía familiar. Hermanos y gente de buena voluntad, estamos hablando de un crimen hecho a una persona indefensa, que tendría todos los agravantes de la ley: Premeditación, alevosía y ventaja en su más perversa expresión. No se trata de aspectos religiosos (pues ya sé que van a decir que los que no son católicos pueden hacer lo que quieran y que yo no tengo derecho a expresarme así), sino de aspectos morales. Hasta donde entiendo la función de la ley es promover el bienestar social y defender los principios morales universales, dentro de los cuales está la vida. ¿Qué pasa con la sociedad humana... ya no es más humana? Ni los animales hacen esto. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el siguiente paso? Y nos quejamos de los Zetas que despedazan a sus víctimas. Creo que es importante que como sociedad retomemos el camino y veamos realmente por los derechos de los más indefensos, pero más aún que reflexionemos seriamente sobre nosotros mismos, sobre nuestra realidad humana la cual nos describe como seres pensantes, diferentes a todos los demás seres en nuestro planeta. ¿Cuándo empezamos a ser seres humanos? ¿Esto se define por el tamaño, la edad O POR LA NATURALEZA? Para nosotros los cristianos, ¿cuándo empezó Jesús a ser hombre, a las 12 semanas de concebido o en el momento de la encarnación? Si para la humanidad está mal el pensar en matar a los niños (sin importar la edad ni las condiciones) en un cristiano esto en inconcebible y quien piense lo contrario, simplemente no es cristiano. Quisiera terminar con una palabra para mis hermanas: HERMANA, LO QUE LLEVAS EN TU VIENTRE ES TU HIJO. PUEDE SER QUE NO LO PUEDAS AHORITA ALIMENTAR Y CUIDAR. ES POSIBLE QUE ESTO ATENTE CON TU PROYECTO DE VIDA, SIN EMBARGO HAY MUCHAS ORGANIZACIONES QUE TE PUEDEN AYUDAR (http://www.vifac.org/; http://www.prolife.com/ y muchas otras en tu propio país, búscalas). NO LO MATES, LO LAMENTARAS TODA TU VIDA. Los invito a tomar conciencia y postura por la vida… volvámonos a reconocer como humanos y más aún, como cristianos. Los invito a tomar conciencia y postura por la vida… volvámonos a reconocer como humanos y más aún, como cristianos. Pbro. Dr. Ernesto María Caro Osorio Párroco en Santa Cruz (Las Puentes 2o. Sector)


COMPROMETETE “VOCACIÓN A LA SANTIDAD” COMPROMETETE > VOCACION

Pastoral Siglo XXI > p.12

¡La santidad! He aquí la gracia y la meta de todo creyente, conforme nos recuerda el Libro del Levítico: “Sed santos, porque yo, el Señor, Dios vuestro, soy santo” (19,2). La Iglesia reúne en sí todas las vocaciones que Dios suscita entre sus hijos y se configura a sí misma como reflejo luminoso del misterio de la Santísima Trinidad. Como pueblo congregado por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, lleva en sí el misterio del Padre que llama a todos a santificar su nombre y a cumplir su voluntad; custodia el misterio del Hijo que, mandado por el Padre a anunciar el reino de Dios, invita a todos a seguirle; es depositaria del misterio del Espíritu Santo que consagra para la misión que el Padre ha elegido mediante su Hijo Jesucristo. La Iglesia es “casa de la santidad” y la caridad de Cristo, difundida por el Espíritu Santo, constituye su alma. Por ella todos los cristianos deben ayudarse recíprocamente en descubrir y realizar su vocación a la escucha de la Palabra de Dios, en la oración, en la asidua participación a los Sacramentos y en la búsqueda constante del rostro de Cristo en cada hermano. De tal modo cada uno, según sus dones, avanza en el camino de la fe, tiene pronta la esperanza y obra mediante la caridad, mientras la Iglesia revela y revive la infinita riqueza del misterio de Jesucristo, y consigue que la santidad de Dios entre en cada estado y situación de vida, para que todos los cristianos lleguen a ser operarios de la viña del Señor y edifiquen el Cuerpo de Cristo. Si cada vocación en la Iglesia está al servicio de la santidad, algunas, sobre todo, como la vocación al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada lo son de modo especialísimo. La vocación al ministerio sacerdotal es esencialmente una llamada a la santidad, en la forma que brota del sacramento del Orden. La santidad es intimidad con Dios, es imitación de Cristo pobre, casto, y humilde; es amor sin reserva a las almas y donación al verdadero bien; es amor a la Iglesia que es santa y nos quiere santos, porque tal es la misión que Cristo le ha confiado. La vida consagrada revela la íntima naturaleza de cada vocación cristiana a la santidad y la tensión de toda la IglesiaEsposa hacia Cristo, “su único Esposo”. “La profesión de los consejos evangélicos está íntimamente conectada con el misterio de Cristo, teniendo el deber de hacerlos presentes en la forma de vida que ellos elijan, añadiéndolo como valor absoluto y escatológico. Es necesario poner en evidencia todos los medios para que las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, esenciales para la vida y la santidad del Pueblo de Dios, estén continuamente en el centro de la espiritualidad de la acción pastoral y de la oración de los fieles. Por tanto las familias están llamadas a jugar un papel decisivo para el futuro de las vocaciones en la Iglesia. La santidad del amor esponsal, la armonía de la vida familiar, el espíritu de fe con el que se afrontan los problemas diarios de la vida, la apertura a los otros, sobre todo a los más pobres, la participación en la vida de la comunidad cristiana constituyen el ambiente adecuado para la escucha de la llamada divina y para una generosa respuesta de parte de los hijos. Esta respuesta constituye una tarea de todos, para cumplir el mandato de Señor de ser santos como vuestro padre celestial es santo. Pbro. Oscar Efraín Tamez Villarreal Coordinador del Departamento de Pastoral Vocacional


COMPROMETETE COMPROMETETE > FORMACION HUMANA

Pastoral Siglo XXI > p.13

LA DIMENSIÓN HUMANA DE LA VIVENCIA COMUNITARIA (Tercera Parte)

Busque la madurez humana como parte del mejorar su comunicación, su comunión y sus relaciones interpersonales. He aquí algunas características de la persona que ha alcanzado madurez humana. 1. Acepta las críticas con agradecimiento. Sabe que ellas le pueden llevar a mejorar. Piensa con sinceridad lo que le dijeron, si tiene razón la persona, le hace caso y si no, avienta a la basura lo que se le dijo. 2. No se compadece a sí mismo, sus errores son realmente áreas de oportunidad para su crecimiento. 3. No espera recibir consideraciones especiales de ninguna persona. 4. Controla su mal genio. 5. Se enfrenta a las emergencias con serenidad. 6. No personaliza lo que se le dijo. 7. Acepta la responsabilidad de sus propios actos sin intentar presentar excusas. 8. Ha dejado atrás la etapa de todo o nada, reconoce que ninguna persona o situación es ni completamente buena ni completamente mala. 9. No se impacienta con los atrasos razonables. Ha aprendido que él no es el árbitro del universo y que con frecuencia debe acomodarse a la conveniencia de otras personas y a sus particulares. 10. Sabe perder, puede aceptar la derrota sin lamentaciones ni quejas. 11. No exagera por aquellas cosas que no tienen remedio. 12. No acostumbra aparentar más de lo que es, ni es jactancioso. 13. Se alegra sinceramente del éxito y buena fortuna de que gozan otras personas. Ha superado la etapa de la envidia y los celos. 14. Tiene una actitud mental y receptiva amplia que le permite escuchar con respeto e interés las opiniones de otras personas. 15. No está continuamente buscando errores y defectos en los demás. 16. Planea las cosas importantes por adelantado en vez de confiarlas a la inspiración del momento. Recordemos que la experiencia fundante del discípulo misionero tiene su origen en la comunión con Dios y su consecuencia será la comunión con el hermano, si no hay comunión con Dios y con el hermano, toda la obra de la evangelización es superficial e infecunda. La comunión de los fieles y la obra de la evangelización se sustentan en la comunión con Dios. Pues como dice el Documento de Aparecida: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello, una orientación decisiva”. La carta apostólica Novo Millennio Ineunte menciona que antes de programar iniciativas pastorales concretas, hace falta promover la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades

Pbro. Dr. Armando De León Rodríguez Párroco en Sagrado Corazón de Jesús, Monterrey


COMPROMETETE COMPROMETETE > OBISPOS DE MEXICO

Pastoral Siglo XXI > p.14

EL RECONOCIMIENTO Y LA PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA VIDA: ALGUNOS DATOS CIENTÍFICOS Y JURÍDICOS

E

n días próximos, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación habrán de analizar las controversias constitucionales interpuestas por tres municipios contra las reformas a las constituciones de sus respectivos estados en las que se reconoce el derecho a la vida desde la concepción. Conscientes de la enorme repercusión que estas resoluciones tendrán en nuestro país, una vez más, los obispos de México, sumándonos a muchas personas y asociaciones civiles, consideramos indispensable comentar lo siguiente: El comienzo de la vida del ser humano es un dato que el derecho debe tomar de la ciencia. Desde el punto de vista biológico es un hecho que en el momento de la concepción o fecundación, es decir, de la fusión del óvulo y del espermatozoide se produce una célula humana (cigoto) que inicia un proceso continuo de desarrollo el cual, si no es interrumpido natural o artificialmente, llegará a ser un recién nacido. Y aunque esta vida se desarrolla dentro del seno materno, posee sin embargo su propio código genético, específicamente humano. Se trata de una nueva vida humana, distinta a la de la madre. Desde el punto de vista jurídico, el derecho a la vida es propio del ser humano, por el simple hecho de estar vivo y pertenecer a la especie humana, condiciones que se dan al momento de la concepción. Nuestra Constitución ha establecido la protección del derecho a la vida en los artículos 4º, 14, 22, y 123, tal y como lo reconocen las tesis de jurisprudencia del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (13/2002 y 14/2002). Así mismo, los artículos 29 y 1º de la Carta Magna, en relación al Sistema Internacional de los Derechos Humanos, reconocen también este derecho. El artículo 1º señala: “las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”. La Convención sobre los Derechos del Niño, vigente para México desde el 21 de octubre de 1990, exige una protección especial al concebido que le otorga el estatus de niño (art 1º), y señala que los estados parte tienen la obligación de proteger su vida, por lo que toda acción estatal deberá regirse por el principio del “interés superior del niño” (art. 3º). La Convención Americana de Derechos Humanos, vigente para México desde el 24 de marzo de 1981, establece en su artículo 4º que toda persona tiene derecho a que se respete su vida “a partir del momento de la concepción” (n. 1). Y en congruencia al hecho de que la vida inicia desde la concepción, señala que no se aplicará la pena de muerte a las mujeres que, en el momento de la comisión del delito, “se encuentren en estado de gravidez” (n. 5). El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, al que México se adhirió el 24 de marzo de 1981, reconoce que: “El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley” (Artículo 6.- 1). Con base a lo anterior, se establece la obligación estatal de reconocer y proteger la vida de todo ser humano INCLUSO DESDE LA CONCEPCIÓN, por lo que no puede prohibirse a un estado o entidad federativa reconocer y proteger la vida desde ese momento. Como hemos señalado en nuestro anterior comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano espera que, por bien de las y los ciudadanos mexicanos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en congruencia con lo que ha decidido en esta materia, confirme la facultad de los estados a legislar libremente en el ámbito de su soberanía, como corresponde en una República Federal. Por los obispos de México. +José Francisco, Cardenal Robles Ortega Arzobispo de Guadalajara Presidente de la CEM

+Eugenio Lira Rugarcía Obispo Auxiliar de Puebla Secretario General de la CEM


VIVE

VIVE > NOTICIAS

Pastoral Siglo XXI > p.15

AÑO JUBILAR POR EL 50 ANIVERSARIO DE LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL ROBLE

E

Del 31 de mayo del 2013 al 31 de mayo del 2014.

ste año la Basílica de Nuestra Señora del Roble, celebra los 50 años de haber sido coronada por el Excmo. Sr. Arzobispo Don Alfonso Espino y Silva, acompañado del Emmo. Sr. Cardenal Dr. Don José Garibay Rivera, poniendo bajo su patrocino la defensa de nuestra ciudad y de toda la Arquidiócesis de Monterrey. El año jubilar iniciará el próximo 31 de mayo a las 7 pm, con una misa solemne, presidida por el Arzobispo de Monterrey Mons. Rogelio Cabrera López, y a la que invitamos a participar a todos los sacerdotes, seminaristas, representantes de laicos comprometidos, religiosas, religiosos y Pueblo de Dios. Al terminar este Año de la Fe en noviembre del 2013, podremos seguir ganando en nuestra Arquidiócesis, la indulgencia plenaria, ya que el año jubilar por la Virgen de Nuestra Señora del Roble, terminará en mayo del 2014.

Para todo este año jubilar, las peregrinaciones a la Basílica del Roble, se han programado de acuerdo a las zonas, decanatos, secretariados, comisiones diocesanas, etc. Pero las personas enfermas que no puedan acudir, podrán ganarla desde su hogar o bien en sus parroquias, ya que la Virgen peregrinará todo el año a las diferentes comunidades.Durante este año se distribuirá el catecismo con la historia de la Virgen del Roble, para que durante la preparación a la primera comunión de niños y adultos, se dé a conocer esta grande fiesta en todas las parroquias y colegios católicos. Los días 12 y 13 de octubre del 2013, se organizará una caminata llevando en procesión a la Santísima Virgen del Roble por el centro de la ciudad, terminando en la Explanada de la Macroplaza con el rezo del santo Rosario. El año jubilar de la Virgen culminará el 31 de mayo del 2014, con una solemne Eucaristía, donde invitaremos a participar a toda la comunidad diocesana, sacerdotes, y obispos de las diócesis sufragáneas. Finalmente, y como fruto de este año jubilar, deseamos alcanzar: 1. Que la Virgen del Roble tenga su misa en todas las parroquias y Templos de la Arquidiócesis. 2. Que a partir del mes de junio del 2014 se quede ya como tradición, que cada zona pastoral, peregrine a la Basílica del Roble año tras año, después de que hayan recibido la visita de la Virgen del Roble en su zona. 3. Que se revitalice el rezo del santo Rosario en Parroquias, Templos y familias. Encomendamos a nuestra Santísima Señora del Roble, todo este hermoso proyecto del año jubilar en su honor, para con Ella alcanzar los frutos deseados, según la voluntad del Padre. Pastoral Siglo XXI

INVITACIÓN PARA PEDIR POR LA LLUVIA La sequía que ha estado presente no sólo en nuestra Arquidiócesis sino en todo el Estado de Nuevo León, es una realidad por todos conocida, por lo tanto nos dirigimos a todos Ustedes para invitarlos a orar al Señor Dios providente para que nos conceda un buen temporal. Exhortamos para que a la par de los esfuerzos de las autoridades correspondientes, y del buen uso que hagamos del agua, recemos para que Dios nuestro Señor, en su bondad, nos envíe la lluvia tan necesaria: Señor, en ti vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia necesaria, a fin de que ayudados con los bienes de la tierra, anhelemos con más confianza los bienes del cielo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén

Señor: Nuestros campos parecen desiertos y la desolación se ve por todos lados. Nuestras almas, como la tierra, esperan con ansia tus bendiciones. Padre nuestro que estás en el cielo; Tú prometiste escuchar la plegaria del que te pide con fe ¿permitirás que tus hijos sufran hambre y escasez? Para que no falte el pan de cada día envíanos Señor la bendición de la lluvia. ¡Señor! envía desde el cielo la lluvia sobre nuestros campos para fecundarlos y sobre nuestras ciudades para calmar nuestra sed y remediar las múltiples necesidades; te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo... Amén.


VIVE

Pastoral Siglo XXI > p.16

VIVE > NOTICIAS

D

DESDE LA VICARÍA DE PASTORAL

eseamos aprovechar esta oportunidad para compartir algo de nuestra responsabilidad actual. En el mes de febrero del 2013 fuimos designados por Sr. Arzobispo Mons. Rogelio Cabrera López para integrar como Vicario Episcopal de Pastoral al P. José Francisco y como Secretario ejecutivo al P. Luis Eugenio. Nuestro objetivo es fomentar la Espiritualidad de Comunión y participación que lleve a los miembros de la comunidad eclesial a asumir corresponsablemente las tareas de la Evangelización, de acuerdo a las exigencias de la pastoral orgánica. Desde el punto de vista jurídico, el derecho a la vida es propio del ser humano, por el simple hecho de estar vivo, Nuestras tareas son desarrollar y promover el Plan de Pastoral Orgánica, favorecer la integración y el funcionamiento de las estructuras pastorales, coordinar programas pastorales y otros proyectos encomendados por el Obispo Diocesano y dinamizar la información pastoral. Queremos que nuestra misión se convierta en ser presencia de Cristo, y sólo así después poder realizar las acciones para anunciarlo a los demás. Nos sentimos invitados a dejarnos conducir por muchos hermanos Arzobispos, Obispos y sacerdotes que a lo largo de la historia de nuestra Arquidiócesis de Monterrey han comenzado ya ha sembrar su valioso testimonio mucho antes de que nosotros llegáramos. De esta manera anhelamos ofrecer nuestras ideas como semillas, tratando de hacerlas vida en cada uno de nosotros a pesar de nuestras limitaciones. En el ministerio sacerdotal hemos aprendido que el trabajo por el Reino requiere de paciente espera. Es algo así como una atenta escucha interior, como cuando contemplamos el desarrollo de una flor que serenamente va creciendo y madurando. Así buscaremos respetar los procesos de madurez y de formación de cada hermano.

Les compartimos esta idea con un poema: “Balas o semillas” tomado de la Agenda Bíblica 2009, fecha: 24 febrero. Autor: anónimo. Editorial: Verbo Divino. Uno puede ofrecerle sus ideas a otro como balas o como semillas. Puede dispararlas, o sembrarlas; pegarle en la cabeza a la gente con ellas, o plantarlas en sus corazones. Las ideas usadas como balas matarán la inspiración y neutralizarán la motivación. Usadas como semillas, echarán raíces, crecerán y se volverán realidad en las vidas en las que fueron plantadas. El único riesgo en usarlas como semillas: es que una vez que crece y se convierte en parte de aquellos en quienes fueron plantadas, es probable que nunca te reconozcan el mérito de haberlas ideado. Pero si uno está dispuesto a prescindir del crédito... recogerá una rica cosecha”. Agradecemos a Dios esta encomienda y le pedimos su Espíritu para que sigamos sembrando su semilla en los corazones de nuestros hermanos de nuestra querida Arquidiócesis. Fraternalmente. P. José Francisco Gómez Hinojosa Vicario Episcopal de Pastoral P. Luis Eugenio Castillo Leal Secretario Ejecutivo


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