Pastoral Siglo XXI septiembre 2013

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PASTORAL

SIGLO XXI AÑO: 6 No: 57

CONOCE> VOCACION A LA VIDA SACERDOTAL / P. 6

COSTO DE EDICION: $10.00 MEDITA> “LA PATRIA ES PRIMERO” / P. 9

SEPTIEMBRE 2013

LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY VIVE>

CATEQUISTAS DON DE DIOS PARA SU IGLESIA / P.14

SACERDOTES DE CRISTO PARA SIEMPRE


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.2

UN DIOS MISIONERO S

CONOCE > EDITORIAL

i nos fijamos bien, Dios nuestro Padre tiene un objetivo muy concreto para todos nosotros que somos su creación, pero también somos sus hijos: “mostrarnos su amor”. Pero parece que esto no queda claro en el ser humano. Y queriéndose escoger un pueblo, Israel, para manifestar su amor, éste pueblo no lo entendió. A este pueblo le costó mucho entender que de lo que se trataba era sólo experimentar el amor de Dios, y con ello verse protegido y salvado. Quiso la protección, es decir, que lo rescatara de la esclavitud de Egipto, que no les faltara bebida y alimento en el desierto, que les ayudara a ganar todas las guerras en la conquista de la tierra prometida, que les diera jueces y reyes y muchas otras cosas más; pero él (el pueblo) ni siquiera se esforzó por responder con un poco de amor a Dios. Al contrario, hasta lo sustituyó por un becerro de oro y alcanzaron a decirle cuando se hartaron del maná y de las codornices, que mejor los hubiera dejado de esclavos en Egipto.

Que lastima, el pueblo no entendió la protección y el amor de Dios. Dios tenía un plan para ellos, para llevarlos por el camino de la verdad, de la dignidad, del amor y de la santidad. Quizá no sólo satisfaciéndolos en las necesidades humanas y materiales que ellos necesitaban, sino a través de la lucha, de la escasés, del sufrimiento porque ahí es donde madura el carácter, la visión de la vida y el control de los sentimientos, las emociones y las pasiones. El pueblo no entendió el amor de Dios. Entonces tuvo que enviar, como misionero, a su Hijo Jesucristo, para que nos pusiera el ejemplo de cómo quería que alcanzáramos la santidad. Es precisamente, con el ejemplo de Cristo, como Él nos explica lo que espera de nosotros. Jesús fue capaz de someterse en obediencia a la voluntad del Padre, para decirnos cómo podíamos alcanzar la santidad y experimentar su amor. Es precisamente luchando contra nosotros mismos: “ ¡En pie! Pues, ceñida su cintura con la verdad y revestidos de la justicia como coraza, calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz…” (Ef. 6, 1415) y no dejándonos llevar por la tentación del mundo: “Confíate a Él, y Él, a su vez, te cuidará; endereza tus caminos y espera en Él” (Eclo. 2,6) , para demostrarle a Dios que somos capaces de amarle siguiendo el ejemplo de su Hijo, y precisamente para demostrarle que lo amamos, sometiéndonos a su voluntad y no sólo dejándonos llevar por la satisfacción de nuestros gustos y placeres. Dios Padre es un gran misionero al enviarnos a su Hijo. Y cuando Jesús cumplió su misión, nos envió al Espíritu Santo para que nos guiara precisamente hacia el encuentro con Dios y entonces, auxiliados por este Espíritu, la misión se la encarga a su Iglesia, por medio de sus apóstoles. La misión sigue vigente y ahora le toca a la Iglesia enseñar y ser misionera. Incluso en ese tenor: experimentando el amor de Dios a través del esfuerzo de cada día, que se vive en la lucha diaria contra aquello que nos deja muchas satisfacciones humanas pero que nos aparte del amor de Dios. Después de los apóstoles la misión continúa en los Obispos y sacerdotes que al frente de sus comunidades, tienen que dar a conocer el amor de Dios al mundo, al pueblo, a los laicos. Pero un amor, lo repito por tercera vez, tratando de quitarnos de la mente, que Dios sólo existe para darme lo que le pido, si no, no me ama. Él ya me ama, de eso tengo que estar convencido; lo que no he entendido es que lo único que falta es que yo le corresponda a su amor ¿cómo? No pensando que Él está sólo para satisfacer mis necesidades, sino demostrarle que soy capaz de hacer a un lado el pecado, viviendo con sobriedad, esforzándome por dar el mejor testimonio de Él en el mundo. Por eso la respuesta de amor mía hacia Él, es una lucha, es un amor que me pide que le demuestre que estoy dispuesto a hacer un lado todo cuanto pueda separarme de Él, y no verlo sólo como un negocio: que Él no me falle y a ver cuando le demuestro mi amor. Y por último todos los laicos bautizados deben continuar la misión que está basada en el amor del Padre y que quiere que todos lo experimentemos. Los invito a que hagamos conciencia de que todos tenemos que salir al encuentro de todos para extender ese amor y así conozcamos a Dios debidamente. Pbro. Walter Fdo. Gómez Olvera Administrador Parroquial de Santa Cecilia.


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.3

CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 ¿CON O SIN VITRALES? / p.4 EL EVANGELIO DE JUAN / p.5 VOCACION A LA VIDA SACERDOTAL / p.6 MEDITA POR LOS PASILLOS DE LA CLINICA 33 / p.7 LA TRINIDAD: ¿AL PIE DE LA LETRA? (No.7) / p.8 “LA PATRIA ES PRIMERO” / p.9 EN EL MEJOR LUGAR PARA ANIDAR / p.10 COMPROMETETE ECOS DE LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A RIO DE JANEIRO / p.11 AMAR BIEN Y MEJOR... / p.12 LA HUMILDAD / p.13 CATEQUISTAS DON DE DIOS PARA SU IGLESIA / p.14 VIVE NOTICIAS / p.16

DIRECTORIO

Director General Mons. Rogelio Cabrera López Subdirector Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Consejo Editorial Lic. Yolanda Ruiz Martínez Lic. Jorge Rodríguez Tueme C.P. Hernán Jasso Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Franciso Gómez Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño LDGP Daniel García Impreso Grupo Publicitario Distribución Mensajería y Paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Revista Mensual Septiembre de 2013. Editor responsable: Pbro. Walter F. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 042007- 072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: Grupo Publicitario Calle Chapala 147-1 Col. Mitras Sur, Monterrey, N.L. México Distribuidor: Mensajería y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey, N.L.

LA RELACIÓN PERSONAL CON JESUCRISTO: LA EUCARISTÍA Y LA ORACIÓN

1a. Carta Pastoral: El kerigma, una experiencia permanente (continuación...)

7. La conversión a Cristo requiere la ayuda de la comunidad para perseverar en la relación personal con Él. La vida en Cristo es una dinámica, una fuerza en el tiempo una oportunidad de Dios que origina, sostiene, fortalece, sana, orienta y renueva el esfuerzo que cada discípulo hace por permanecer unido a Jesús, es decir, por ser fiel a Él en una promesa de amor, la cual reconocemos con el nombre de Alianza, la Alianza Nueva y Eterna. No hay encuentro verdadero con Cristo sin su gracia, no hay kerigma sin don de Dios, todo discípulo tiene otro rasgo de identidad: su fe y amor por la Eucaristía y la oración fervorosa, como diálogo personal y comunitario con Jesús, a partir de la Sagrada Escritura. La fidelidad del discípulo se nutre en este encuentro sacramental de la Eucaristía y la oración personal a partir de la Palabra de Dios.

El encuentro eucarístico es origen y meta, es fuente y culmen del encuentro del discípulo con Jesús y de Jesús con el discípulo. Nuestro camino eclesial necesita el esfuerzo de cada discípulo y sector eclesial por comprender desde la fe, la participación viva, activa y fructuosa en la Eucaristía, pues en ella se vive este encuentro constante y renovado con el Señor en la celebración de su Palabra, su sacrificio en la cruz y su resurrección que nos trae los frutos de su amor, de los cuales participamos en la comunión. El encuentro kerigmático, en su dinámica personal, conduce hacia la vida de la gracia, la vida llena de sentido por el amor de Dios que nos va configurando como personas adultas en la fe que buscan la comunión cada vez más fuerte, unidas por la fe en “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” (Ef 4,5). “La Santísima Eucaristía lleva la Iniciación cristiana a la plenitud y es como el centro y fin de toda la vida sacramental” Si tomamos la Eucaristía como un ejercicio conceptual o ejercicio religioso obligatorio o como un entretenimiento de la religión, la reducimos a una propuesta de diversión cualitativa o requisito de pertenencia entre tantas otras que la sociedad actual ofrece, no propiciaríamos la cooperación del ser humano con la gracia divina y se quedaría infructuosa en el corazón de quienes participan en ella. Necesitamos empeñarnos en que la Eucaristía, especialmente la dominical, ayude a la conformación de la vida del discípulo como vida eucarística: creer, celebrar y vivir el misterio de Jesucristo. + Mons. Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey


CONOCE CONOCE > ARTE SACRO

Pastoral Siglo XXI > p.4

¿CON O SIN VITRALES?

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na parroquia, una capilla, un convento ¿deben tener vitrales? la respuesta no es tan sencilla. Pensemos en algunos casos que nos serán familiares. La Basílica de la Purísima en el centro de Monterrey. Posee un magnífico vitral en el ábside poniente, un vitral multicolor coronado por un rostro de la Virgen Santísima. Pero en los extremos del crucero, paralelos a la calle Hidalgo y sobre la calle Licenciado Verdad, posee dos amplísimos ventanales que fueron pensados sin vitrales solo para permitir que la luz natural penetre. Un caso similar es el edificio del Seminario de san Pedro (ex Mayor y Menor) cuyas instalaciones fueron minuciosamente diseñadas, hasta el detalle de sus candiles metálicos. Centremos nuestra atención en los imponentes pasillos que son coronados en el extremo norte por magníficos vitrales diseñados por el Arquitecto Ordóñez, pero los demás ventanales de dichos pasillos son solo vidrios que permiten el paso de la luz natural. Por el otro lado hay edificios que fueron pensados para tener vitrales en todos los espacios disponibles como es el caso del Santuario de la Virgen del Perpetuo Socorro frente al Mesón Estrella. Así pues hay edificios que fueron pensados para poseer vitrales y hay edificios que fueron pensados para no tenerlos. Debemos ser respetuosos del diseño original del edificio ¿se pensó desde el inicio en poner vitrales? hay que dotar al edificio de los mismos ¿desde un inicio se pensó en no ponérselos? seamos respetuosos con el diseño original. Pero el asunto no es tan sencillo porque muchos edificios no contaron con un diseño original, muchos edificios se fueron haciendo poco a poco con el paso de los años ¿qué decir de esta situación? A veces es conveniente ponerle vitrales y aveces no. Hay que estudiar cada caso con la ayuda de expertos y profesionistas: no vaya a ser que los vitrales en lugar de favorecer al edificio causen un efecto contrario. También hay que ver bien qué estilo de vitral para cada caso: no es lo mismo dotar de vitrales a un edificio de sencilla arquitectura norestense que a uno de audaces líneas modernas. Aún hay más aspectos por considerar: ¿convienen vitrales con imágenes o vitrales solo con colores que transmitan un ambiente de espiritualidad? Un ejemplo de este último caso sería en la Parroquia de San José Obrero en San Nicolás. Hay que pensar muy bien si se van a representar imágenes: no conviene para todos los templos pensar de inmediato en representar los misterios del Santo Rosario o las estaciones del Viacrucis o vitrales de variadas advocaciones marianas. Los vitrales distinguen en muchos casos a los edificios eclesiales pero no debemos usarlos sin razón: no vaya a ser que el colocarlos en lugar de enriquecer empobrezcan la arquitectura de un templo, no vaya a ser que en lugar de enriquecer la experiencia de fe la estropeen.

Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Miembro de la Dimensión de los Bienes Culturales de la Iglesia. jmena@arquinetmty.com En facebook: difusiondeartesacro


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.5

CONOCE > SAGRADAS ESCRITURAS

EL EVANGELIO DE JUAN

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Dios es Amor

l evangelio según san Juan, escrito a finales del siglo I, es muy distinto de los tres evangelios sinópticos. Estos ya llevaban una década circulando por las comunidades y en ellos, los cristianos podían encontrar noticias de los acontecimientos más notables de la vida de Jesús. Juan dedica largos discursos a presentar la divinidad de Cristo. Los pocos milagros de Jesús son presentados como signos que sirven de base para enseñanzas espirituales y desarrollos teológicos. Tiene páginas inolvidables como las bodas de Caná, el encuentro con la Samaritana y con Nicodemo, la mujer adúltera, el ciego de nacimiento, la parábola del buen pastor, la resurrección de Lázaro, el lavatorio de los pies y el gran mandamiento en la última cena, la oración de Jesús por la unidad de los cristianos, la herida de su costado en la cruz. El tema principal del evangelio es la divinidad de Jesucristo. Jesús es el Enviado del Padre; Jesús es la Palabra encarnada del Padre y da testimonio de la verdad que escuchó del Padre (Jn 3, 11-13; 31-34). Con más insistencia que los otros evangelistas, Juan acentúa el mandamiento del amor, porque Dios es Amor (1Jn 4, 8). La frase central de su evangelio es la de Jesús en la cena de despedida: Ámense unos a otros como yo los he amado (Jn 15, 12). El amor a Dios y al prójimo es el elemento fundamental para alcanzar la plenitud de la vida, ya que él vino para darnos vida y vida en abundancia (Jn 10, 10). Jesús es el Agua Viva no estancada, es el Pan de Vida, es la Resurrección y la Vida. El que cree en Jesús “ya” ha pasado de la muerte a la vida y tiene vida plena (Jn 5, 24). La vida plena consiste en conocer al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo (Jn 17, 3). El termino “conocer” en Juan expresa el amor, el conocimiento íntimo de una persona que llega a la plena comunión, al amor total por ella. El buen pastor “conoce” a sus ovejas, como ellas lo “conocen” a él. Más que los hechos de la vida de Jesús, Juan quiere poner de relieve su significado que tan solo la fe puede descubrir. En su evangelio aparece a menudo un personaje que no tiene nombre: “el discípulo amado”, que es el modelo de todo discipulado. Es el que descansa sobre el pecho de Jesús en la última cena; es el que está debajo de la cruz y recibe de Jesús la misión de cuidar a su Madre ocupando así el mismo lugar de Jesús; es el que reconoce inmediatamente al Resucitado en el lago de Tiberíades; es el que va a permanecer hasta el día del retorno del Señor. Según una tradición muy antigua, se trata del apóstol Juan, hermano de Santiago e hijo de Zebedeo; según muchos estudiosos es la idealización del verdadero discípulo de Jesús. También el documento de Aparecida habla del discipulado cristiano; no podemos ser misioneros de Jesús sin antes ser sus discípulos. Ser cristianos no es una carga sino un don, un tesoro que nos llena de alegría y que queremos compartir. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con una Persona que abre un nuevo horizonte en la vida” (n.12). “Cuando uno grita, el Señor escucha y lo libra de todas sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados y salva a los abatidos… Él cuida con afán todos sus huesos y ni uno solo se quebrará” (sal 34).

Pbro. Santiago Gutiérrez Sáenz Rector de la Catedral Metropolitana y Coordinador de la Pastoral Bíblica


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.6

CONOCE > VOCACION

VOCACION A LA VIDA SACERDOTAL (Hb.5, 1-9)

¿Quién es el sacerdote de hoy en día?, ¿Jesús es sacerdote? Hoy recordar el sacerdocio de Cristo es saber que somos ofrecidos junto con él, por nuestro ser bautismal. Si bien es cierto participamos del sacerdocio de Cristo, él llama a quienes él quiere para ejercer un sacerdocio ministerial en su pueblo y es donde nace el llamado a la vocación sacerdotal. ¿Dónde están los jóvenes que Jesús llama al sacerdocio?, algunos en los seminarios y diversas casas religiosas, pero otros muchos están en las calles, en las aulas, en los centros de trabajo, en el mundo mismo, como lo dice el autor de la carta a los hebreos “tomado de entre los hombres y está constituido en favor de los hombres”(V. 1), es tomado, no arrancado, el sacerdote no es cercenado de la comunidad, sino que siendo él mismo parte de la comunidad es consagrado (separado) para un ministerio muy específico; el sacerdote es un hombre, un varón sellado con la gracia de Cristo sacerdote a ser otro como Él.

Si bien es cierto Cristo nunca se asume como sacerdote de palabra, sus actitudes son totalmente sacerdotales y nos regala un sacerdocio en el servicio: “se puso a lavar los pies a sus discípulos” (Jn 13, 4-5), es un nuevo sacerdocio, no es solo un nuevo ritualismo, sino implica un servicio absoluto, ceñido y siempre listo para ser servidor de sus hermanos, ese es el nuevo sacerdocio de Cristo, él se ofrece y sirve a sus discípulos, no es un sacerdocio militar o político, sino un sacerdocio eucarístico, de dar gracias al Padre porque en la libertad opta por la entrega absoluta por el bien de los que ama (V. 34). El joven de hoy busca, pero qué busca; primero para buscar es necesario saberse amado, y quien se sabe amado se emplaza en una búsqueda, y por la gracia de Dios logra escuchar, y quien escucha en gracia logra vislumbrar el plan de Dios en su vida, aunado estará el llamado de Dios a una vocación específica, así nacerán los nuevos sacerdotes, del llamado de la gracia de Cristo; porque al escuchar el llamado a la vida sacerdotal estará en vías de ofrecer “sus propios pecados lo mismo que los del pueblo” (V. 2) Él joven que busca, encuentra la respuesta en el corazón de Jesús, y lo que busca es su felicidad y cuando la encuentra en Cristo encuentra la verdadera felicidad que va más allá de sus límites, es lo que hará al sacerdote ofrecerse por completo a su pueblo, será así un verdadero pastor con “olor a oveja” como nos lo dice el Papa Francisco. El joven de hoy en día debe entrar en la dinámica del mundo y desde el mundo responder al llamado de Dios en su vida, él debe ser puente entre Dios y los hombres si así Dios lo llama, eso será la vida sacerdotal; ser el puente perfecto comunicando la gracia de los sacramentos y del corazón de Jesús el buen pastor a todos aquellos que están necesitados de la gracia de la salvación. Pbro. Oscar Efraín Tamez Villarreal Coordinador del Departamento de Pastoral Vocacional


MEDITA POR LOS PASILLOS DE LA CLINICA 33

MEDITA > PASTORAL DE LA SALUD

Pastoral Siglo XXI > p.7

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ste escrito puede sonar como un auto halago de mi ministerio, pero sólo quiero compartir una pequeña parte de mi vida sacerdotal. Dios, nuestro Señor, me ha permitido visitarlo en varias ocasiones a través de muchos enfermos en esta clínica de Monterrey. Sin embargo, el pasado fin de semana, mi visita a esta clínica fue algo diferente, ya que mi hermano tuvo que ser internado para una operación de vesícula. Los pasillos siempre los había recorrido con un paso veloz, encaminándome a visitar a algún enfermo, sólo me detenía ante la petición de algún familiar para ir a ver uno o varios enfermos más. Pero ahora, mis pasos fueron más pausados y mi mirada más contemplativa. El primer día que visité a mi hermano, me quedé pensando: “¿Me voy preparado para cualquier solicitud de ver un enfermo o me voy directo a ver a mi hermano?” Me quedé como veinte segundos mirando mi estuche donde guardo los santos óleos y el agua bendita, junto con la estola morada, pues nunca he entrado a un hospital sin lo necesario para los sacramentos. Entonces me dije: “Siempre hay algo que se pueda hacer”. Me encaminé hacia la entrada de urgencias por el lado de Felix U. Gómez y no había pisado el primer escalón para acceder a urgencias, cuando unas personas detienen mi caminar para decirme: “¿Padre, puede bautizar a un bebé que está muy grave?”. A lo que contesté: “Sí, claro, vamos”. Apenas había pasado la puerta de vidrio de acceso principal, al lado de la de urgencias, cuando otras señoras me abordan para solicitarme visitar a sus enfermos. Les dije: “Claro que sí, ¿En qué cama están?” Una vez teniendo la lista de números de camas, fui a bautizar al bebé y a recorrer los demás pisos. Una hora y media después pude llegar con mi hermano. Este fue el itinerario en el curso de tres días, en donde el que me llamó más la atención, fue el domingo en torno al medio día, pues me quedé más de una hora parado en el pasillo fuera del área de quirófano, pues mi hermano estaba en cirugía. La espera fue larga, pero la enseñanza muy enriquecedora, pues en ese tiempo, pasó ante mí: la vida y la muerte, la alegría y la tristeza, la atención y la indiferencia, el dolor y el alivio, la duda y la esperanza. Siempre había recorrido los pasillos con paso firme y acelerado, pero ahora me encontraba parado, sólo esperando, mirando y observando, oyendo y escuchando. Era Dios que pasaba por los pasillos de aquella clínica, y que mostraba las distintas fases de una vida. No sólo veía pasar enfermeras y doctores, pacientes y familiares, sino veía actitudes y mensajes. ¡Cuántas cosas se pueden hacer y aprender en tan poco espacio! No pude evitar escuchar el diálogo entre una doctora y la mamá de una niña enfermita que caminaban pausadamente, dirigiéndose a rayos x: “Vamos a ver cómo le hacemos, porque yo estoy embarazada y usted también”, le decía la doctora a la señora. Me acerqué y les dije: “Disculpen, ¿puedo ayudar?” La doctora se me quedó mirando diciendo: “¿Usted, padre?” A lo que contesté: “Mmmm pues sí, estoy gordito pero le aseguro que no estoy embarazado”. La doctora sonrió y dijo: “Ok gracias”. Fuimos y no les cuento todo lo que pasé con la pequeña para poder ponerla fija ante los rayos x, pues estaba llore y llore retorciéndose pidiendo a su mamá. Pero gracias a Dios, todo salió bien. La espera continuaba fuera de quirófano, cuando un doctor salió para dar la noticia a otra familia, que su ser querido había fallecido. La escena fue en verdad triste y desgarradora; un esposo y unos hijos, que acababan de perder a esa hermosa persona, que le pone el toque especial al hogar, y que festejamos con gozo el 10 de mayo. Sin embargo, fue muy loable la actitud de fe de aquél señor, que abrazaba a sus hijos, animándolos en ese momento de dolor. Oramos juntos en aquél pasillo y pedimos por su eterno descanso y la serenidad de su familia. Minutos después, vi a una señora llorando y que se dirigía a la oficina de enfermeras. Se quejaba de una mala actitud de una enfermera. Su mirada era enrojecida de coraje e impotencia. La invité a que se tranquilizara y tomara las cosas con calma. Pero ella insistía diciendo: “¿Cómo es posible que traten así a la gente, no tienen sentido de humanidad o qué? Y continuó: Pierden toda sensibilidad ante el dolor, no les importa si la persona se está muriendo”. Dejé que llorara y poco a poco se fue calmando. Sin embargo, está última situación me hizo pensar: “Y yo, ¿cuántas veces me he comportado así, tal vez frío, apresurado, descuidado o mal humorado? ¿Cuántas veces por el cansancio o el activismo, no he dado una adecuada atención a quien necesita del amor de Dios?” Por eso pido perdón si mi trato no ha sido semejante a Jesús Buen Pastor, o la prisa y el cansancio ahogan mi caridad. Otras muchas cosas pasaron en esos días, sólo puedo decir, al igual que mis hermanos sacerdotes y servidores de enfermos, que muchas cosas se pueden aprender en un sencillo pasillo de clínica u hospital. . Pbro. José Ramón Torres García Párroco en Jesús Misericordioso (Real de Palmas)


MEDITA

MEDITA > FE

Pastoral Siglo XXI > p.8

LA TRINIDAD: ¿AL PIE DE LA LETRA? (No.7)

<<Por favor, un huevo revuelto con frijoles>> le dijo Don Chuy al mesero, y este último, ni tardo ni perezoso, le trajo,<<al pie de la letra>>, una extraña torta, producto de la mezcla del huevo con los frijoles. Don Chuy estaba extrañado de lo que le habían llevado, pues en realidad, lo que él quería para desayunar, era un huevo con la yema batida, es decir, “revuelta”, y aparte, unos frijolitos. Sin embargo, el mesero entendió el pedido <<al pie de la letra>>. Traigo esto a colación porque, una vez, oí que otro amigo, Don Eulogio, le decía a su muchacho: <<No ande leyendo la Biblia porque se va a volver loco>>. Ciertamente, Don Eulogio había oído decir que hubo un tiempo en que la Iglesia prohibió la lectura de la Biblia, pero, más bien, lo que hace tiempo sucedió es que la Iglesia aconsejó <<no leer la Biblia privadamente, sino en comunidad y bajo la guía de los pastores>>, precisamente para evitar malos entendidos. El consejo vale todavía porque para interpretar la Escritura hace falta conocer la mentalidad y la cultura de quienes la escribieron bajo la inspiración de Dios. Además, hay que conocer también <<el modo cómo, durante largo tiempo, la Iglesia ha interpretado esa Escritura>>. De otro modo, cuando queremos interpretar un texto <<al pie de la letra>>, corremos el riesgo de leer en la Biblia, otras cosas que la Iglesia no cree, ni profesa. Algo semejante, le puede ocurrir, con frecuencia, al estudiante que, sin asistir a clases, sin la ayuda y la guía de sus maestros, trata de entender por sí mismo, los contenidos del libro de texto. Y hablando de la lectura de la Escritura, ya algo parecido le sucedió a Arrio, un sacerdote originario de Libia, nacido en la mitad del tercer siglo. Como en aquélla época, los cristianos eran ya comúnmente identificados por confesar que <<Jesucristo es el Hijo de Dios>>, Arrio, con muy buena intención, pensaba que era necesario explicar que semejante confesión no significaba, según la creencia politeísta de los griegos y romanos, que Dios <<había tenido un hijo>>. Si tal significado quedaba excluido, en consecuencia, tampoco se podía decir que <<Jesús era un Dios>>, puesto que, como bien se afirma en el Antiguo Testamento, Dios es solamente uno. En esta buena lógica, tendría que decirse que Jesús, como nosotros, también habría sido creado, aunque, a diferencia de nosotros, habría sido creado con “anterioridad” a todo. Ahora bien, la conclusión de Arrio se puede ya casi adivinar, pues Aquel de quien se dice que <ha sido creado>, no puede ser llamado verdaderamente <<Dios>> porque, por definición, Dios es Aquel que ha hecho todo, pero no ha sido hecho por nadie. Según Arrio, el pasaje de Colosenses 1,15 le daba la razón, pues ahí se dice, <<al pie de la letra>>, que Jesucristo <<es primogénito de toda creatura porque en él fueron creadas todas las cosas>>. Sin embargo, esta manera de leer el pasaje paulino, no le pareció coherente con la fe de los cristianos, a Alejandro, el Obispo de la ciudad de Alejandría. Para el Obispo, maestro de la fe, la interpretación de Arrio, aunque <<literal>> o precisamente por ello, se alejaba totalmente de lo que durante más de trescientos años confesaba la Iglesia sobre Jesucristo, a saber que <<Él es verdaderamente el Hijo de Dios>>. Pero ¿cómo saber si Alejandro estaba en lo cierto?, ¿no sería su interpretación tan falsa como la de Arrio? Para salir de dudas, Alejandro convocó a otros Obispos en aquella ciudad de Alejandría para discutir la cuestión. Esto fue lo que se conoce como el “sínodo” de Alejandría porque “sínodo” es una palabra de origen griego que significa “caminar juntos”. Efectivamente, la fe no es un camino que recorremos solos, de manera aislada, sino siempre “con otros” y “al lado de otros” que también, como nosotros, han sido llamados por Cristo, a ser sus discípulos. Sin embargo, los malos entendidos siguieron, pues por otra parte, los seguidores de Arrio reunieron también un sínodo en Cesarea para respaldar la interrpretación arriana. San Alejandro morirá, poco más tarde, y quien tendrá que enfrentar, más firmementemente, las ideas de Arrio será San Atanasio, su sucesor en la sede episcopal de Alejandría. Apoyándose en la letra de la Escritura, Arrio sostenía que si en Colosenses se leía que <<Cristo era el primero de todas las creaturas y por él fueron creadas todas las cosas>>, esto era así afirmado por san Pablo porque, según Arrio, el mundo no podía resistir directamente la mano creadora de Dios. Por tanto, debido a esta “imposibilidad” del mundo para resistir la mano creadora de Dios, el mundo no habría sido creado directamente por Dios, sino <<por medio de>> Jesucristo, el cual era la <<primera creatura>>, pero de ningún modo, verdadero Dios. A esto se opuso férreamente san Atanasio con una basta literatura en la que preguntaba con razón cómo era posible que el mundo no soportase la mano creadora de Dios y, en cambio, sí pudiese soportarla Jesucristo que, según Arrio, sería tan creatura como el mundo mismo. Sin embargo, para Atanasio, lo más lamentable de las explicaciones de Arrio era que si <<Jesucristo no era Hijo de Dios>>, como lo confesaban los cristianos y sus Obispos, entonces, Jesucristo no nos habría salvado con su muerte y su resurrección, pues en definitiva, <<sólo Dios puede salvar>>. Pbro. Alberto Anguiano García Prefecto de Estudios y Confesor del Instituto de Teología del Seminario de Monterrey


MEDITA

Pastoral Siglo XXI > p.9

MEDITA > REFLEXION

“LA PATRIA ES PRIMERO”

“Aunque se desmorone la morada terrestre en que acampamos, sabemos que Dios nos dará una casa eterna en el cielo, no construida por hombres….. Así pues, siempre tenemos confianza, aunque sabemos que mientras vivimos estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle”. (2a Corintios 5, 1-10).
No importa el lugar donde nos encontremos en el Planeta, siempre sentiremos el orgullo de pertenecer a nuestra Patria, el lugar que nos vio nacer. No interesa si nacimos en un lugar sencillo, pobre y pequeño o en un lugar grande, rico y elegante, nuestro lugar de origen marca para siempre la existencia de toda persona. Antiguamente, para el Pueblo de Israel, esto era aún más significativo. Pertenecer al Pueblo Elegido era toda una distinción; el prestigio no podía ser mayor, ya que el mismo Dios eligió con predilección a un pueblo donde realizaría su plan de salvación. En Israel sucedieron tantos prodigios por parte de Dios, que las narraciones de estos acontecimientos han maravillado a generaciones y generaciones. A través de los profetas, Israel recibió una serie de mensajes que le prepararon para recibir al Mesías enviado por Dios. Para esta gran Nación, el Templo, su mayor gloria, llegó a considerarse una de las siete maravillas antiguas. El Templo era el gran orgullo de Israel, ya que era ahí donde Dios había puesto su morada. Carne y sangre marcaban la pertenencia a este maravilloso pueblo judío. La pureza de sangre era sumamente importante, pues así se mostraba la casta y el linaje. Ser descendiente de Abraham, sin mezcla ni mancha, aumentaba la extraordinaria posibilidad de la presencia del Mesías en la propia familia. San Mateo y San Lucas, al inicio de sus Evangelios, nos muestran la genealogía de Jesús, precisamente para salvaguardar este aspecto que los judíos observaban con gran cuidado.

Jesús, como buen judío, mostró ese amor tierno y de predilección por su pueblo: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y a los que a ti son enviados. Cuántas veces he querido cobijarte como la gallina a sus polluelos y tú no has querido”. En otra ocasión, el mismo Jesús mencionó a sus discípulos: “he sido enviado sólo a las ovejas perdidas de Israel”, mostrando de esta manera el arraigo a su pueblo y su fidelidad a la encomienda del Padre de realizar la salvación a Israel y en Israel. Después de la Ascensión a los cielos, los primeros cristianos se preguntaban sobre la manera de pertenecer al Reino instaurado por Jesús. ¿Será la carne y la sangre lo que exclusivamente nos una al Redentor del mundo?, ¿tendremos que pertenecer físicamente a la familia de Jesús? Definitivamente que no. Pertenecer al Reino y a la familia de Jesús tiene otras connotaciones. La más importante nos la presenta el mismo Señor: el cumplimiento de la voluntad de Dios, porque todo aquel que cumple la voluntad del Padre -nos dice Jesús- ese es su hermano, su hermana y su madre. Hacer lo que Dios quiere es esencial en la vida de todo cristiano. Cumplir la voluntad de Dios significa anteponer todo aquello que quiero y que deseo, por lo que Dios quiere y desea: “no se haga mi voluntad sino la tuya”. El mismo Jesús es el mejor ejemplo de esto. Él dedicó toda su vida a realizar el deseo del Padre celestial y nos lo enseñó a través de la oración, en el Padrenuestro: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo…” El segundo Presidente de la República Mexicana, Vicente Guerrero, afirmó: “La Patria es primero” y ¡que razón tenía!, porque para nosotros los cristianos también lo es, pero nuestra Patria no se encuentra aquí, en este mundo, ya que mientras estemos en esta tierra vivimos como extranjeros, lejos del Señor. Esperamos cielos nuevos y tierra nueva. Somos hijos de Dios y por lo mismo nuestra Patria no está aquí sino allá arriba: es el cielo que Dios tiene prometido a sus hijos y sus hijos somos todos. Así afirma San Pablo: “Dios quiere que TODOS los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”, porque donde está Dios, nuestro Padre, debemos estar todos sus hijos y el deseo de Dios es que todos sus hijos estemos con Él, en su casa, nuestra Patria, a la que verdaderamente pertenecemos. Pero llegar a esa casa, el cielo, implica no sólo el deseo de Dios, sino también nuestro deseo. Desear el cielo implica trabajar arduamente por alcanzarlo. Cuando Jesús afirmó “mi Reino no es de este mundo” ya nos estaba anticipando que quienes se atrevan a hacer del Reino su manera de vivir, esto traería división, oposición, resistencia y lo más doloroso: violencia. “¿creen que he venido a traer paz a este mundo? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división”. Ser coherentes con el Evangelio siempre será una amenaza para quienes están en contra de la vida, la gracia, el amor, la verdad y la justicia. Ser coherentes con el Evangelio siempre atentará contra aquellos que desean vivir en el confort, el comodismo y la vida fácil, sin exigencias ni esfuerzos. Vivir haciendo la voluntad de Dios es vivir como ciudadanos que no pertenecen a este mundo, porque se trata de anticipar lo que un día será la plenitud en la casa de Dios, nuestra Patria definitiva y nuestra Patria definitiva es el cielo y de esa Patria nos debemos sentir profundamente orgullosos, si bien no porque nacimos ahí, sí porque ahí moraremos por toda la eternidad, perteneciendo por siempre a la gran familia de Dios. Nuestra Patria, el Cielo, es primero. Hagamos todo lo posible por mostrar esa prioridad sobre todas las cosas y realidades de este mundo. Pbro. Roberto Figueroa Méndez Párroco en Juan Pablo II (Misión San Juan)


MEDITA

MEDITA > CON ELLA HACIA EL

E

Pastoral Siglo XXI > p.10

EN EL MEJOR LUGAR PARA ANIDAR

sta imagen me sorprende. Es estupenda. No me cabe la menor duda de que esta mamá pájaro escogió el mejor lugar para hacer su nido. ¿Irreverencia ante la sagrada imagen de la Virgen María?, no lo creo. Fíjense en el nido, es un nido muy bien hecho, tal vez hasta antiguo, algunas generaciones de pájaros debieron ver su nacimiento allí, tal vez incluso la mamá pájaro que ve al fotógrafo se crio ahí. Esta imagen de la Virgen debe pertenecer al patio de algún convento, seminario, colegio o institución católica, se ve que han tenido paciencia con mamá pájaro y sus polluelos. Esta familia de pájaros ignora totalmente el significado del lugar donde están asentados. Pero es gracias al significado del lugar donde están asentados que pueden seguir viviendo ahí. Con nosotros pasa diferente, nosotros sí sabemos el significado de María Santísima para nuestra fe. Esta imagen me hace pensar que no hay mejor lugar para anidar y hacer nuestra morada espiritual que en la sólida base de la devoción a María Santísima. Ojalá todos encontráramos nuestro sitio en el corazón de María, porque estoy seguro que todos tenemos un lugar especial destinado solo para nosotros en el corazón inmaculado de la Virgen, sin embargo no todos buscamos habitarlo, algunos lo hemos abandonado o tal vez ni siquiera sabíamos que lo poseíamos. Ahí resguardados de todo peligro, podríamos crecer espiritualmente sin ningún temor, porque hallaríamos una fuente inagotable de amor y de intercesión en el ejemplo de María. Ella nos acompañaría a cada momento, nos auxiliaría con su intercesión, nos protegería entre sus brazos y nos hablaría al corazón. Ella siempre es camino seguro para encontrarnos con Jesús, su Hijo. Es un camino llano y lleno de seguridad para acceder a Dios. Después de Dios no existe ser más excelso que la Virgen María, ni siquiera los ángeles son tan perfectos. ¡Cuánto miedo se nos quitaría si nos refugiáramos en la Virgen María! ¡Cuánto podríamos avanzar en nuestra conversión si nos aferráramos a su maternal protección! Si quieres ser un discípulo fiel de Cristo, tienes que voltear y ver el ejemplo de María, el ejemplo de su humildad, obediencia, fe, caridad, amor y fidelidad. No dudes en invocarla, no dudes en acercarte a ella para conocerla mejor, no dudes que ella tomará en sus benignas manos de madre tus plegarias, las embellecerá con sus virtudes y gracias y las presentará suplicante ante Dios. Pbro. Eliezer Israel Sandoval Espinoza Estudio en Colegio Mexicano en Roma (Monte Verde Nuovo)

Envíanos tus comentarios y sugerencias: pastoralsiglo21@arquinetmty.org


COMPROMETETE COMPROMETETE > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.11

ECOS DE LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A RIO DE JANEIRO

Pues que el Papa comenta que la pastoral es la parte femenina de la Iglesia. Y en efecto, estoy totalmente de acuerdo en el término, es claro y conciso, y pone fin a toda interpretación errónea del ser y quehacer de la Iglesia, pero…

¿Qué tiene una madre en lo positivo? Gesta, da a luz, cría, alimenta, cuida, educa, enseña con el ejemplo, es cercana, es el primer ejemplo de ternura, escucha, anima, da cariño… que nos habla con palabras amorosas… algunas son ejemplo de fuerza, tenacidad, superación, entrega, solidaridad, fraternidad… y corrige, y da la vida por sus hijos. Y NUNCA deja de mortificarse por ellos. ¡¡¡Así es mi Iglesia y así la amo!!! ¿Y habrá algún mal ejemplo de maternidad? Pues, tristemente sí hay casos, son los que abarcan gran parte de nuestras noticias… cuando se descuidan de ellos, cuando dan mal ejemplo en sus palabras, actitudes, cuando son ausentes, cuando quieren comprar con cosas a sus hijos creyendo que les están dando lo que no tuvieron estas madres en su infancia, cuando se olvidan de ellos, cuando no educan, cuando matan a sus hijos (cuando abortan), y cuando dejan de querer. Cuando se portan como malas madrastras (aunque hay ejemplos edificantes de ellas), como “odiosas suegras” (que solo ven las cualidades de su hijito (a) y lo “pobretean” y que solo ven los defectos del esposo (a), que ni por el amor de sus hijos (as), los miran bien). … Y, ¿Nuestra Santa Madre la Iglesia, es ejemplo de maternidad? SI, sin lugar a dudas, cuando nos mostramos como familia, cuando nos preocupamos de los más cansados, de los más olvidados, cuando compartimos la fe con alegría, cuando oramos juntos, cuando nos mostramos como IGLESIA, como llamados a vivir la fraternidad, el apoyo, la alegría del Resucitado… esto es la pastoral de la Iglesia. Pero… ¿Habrá alguna ocasión donde no demos el debido testimonio? Si, y tristemente, pues somos humanos… y damos mal ejemplo cuando parecemos olla de grillos antes de la Misa, cuando parece kermés el templo y no un ambiente de oración previo al encuentro con el Señor en Su Palabra y en su Eucaristía, cuando entre grupos hay rivalidades (y entre personas), estas actitudes (entre muchas más) nos hacen mostrarnos como “malas madrastras” (como la del cuento de la cenicienta)… y no damos ejemplo del Amor en la FE que nos une. ¿Qué debemos de hacer? Empecemos nuestra conversión pastoral, ¿pero qué significa conversión pastoral?, es el volver a Dios, pero en comunidad, en familia, en nuestras obras, en toda nuestra vida. Pues si buscamos a Dios de manera personal en la oración, en cuidar la gracia de Dios, en acercarnos a los sacramentos, en hacer obras buenas… pues la conversión pastoral es hacer lo mismo pero en familia, como grupo parroquial, como sector de una parroquia. ¿Es difícil? Si, pues si batallamos en lo personal por dejar las cosas a la odiosa desidia, CUANTO MÁS lo dejamos en organizarnos en pequeños grupos, NO para “lucirnos”, ni para “quedar bien”, sino hacer las obras con la base en la oración y que sea más conocido y amado el nombre de Jesucristo y de su Iglesia que somos UNO, que tendemos a la SANTIDAD (que buscamos e imitamos al Santo de Santos), que no tenemos límites (otra forma de entender la catolicidad), y tenemos un compromiso de compartir en las obras (la apostolicidad). Tú, ¿qué te propones para continuar viviendo tu conversión? ¡Pero que sea pastoral! ¿Y en familia?, ¿Y como grupo parroquial (movimiento o sector)? Pbro. Juan Pablo Martínez Martinez Párroco San Felipe de Jesús


COMPROMETETE AMAR BIEN Y MEJOR... COMPROMETETE > CARIDAD

Pastoral Siglo XXI > p.12

L

o mejor del amor es darlo… así se multiplica y vuelve a nosotros. Lo digo por lo que voy a escribir, pero también recibir amor incondicionalmente ¡es algo fantástico! Aunque de verdad creo que lo único que está en nuestras manos es dar amor, no recibirlo. Por eso digo que dar amor es lo mejor, y darlo así, como amor. ¿Acaso hay alguna manera de dar amor sin que sea amor? … mejor dicho: ¿hay “cosas” que se pueden dar, creyendo que son amor, sin que lo sean? … Es posible. Partamos de que ser cristiano no consiste en evitar el mal solamente, aunque lo incluya. Ser cristiano es específicamente amar. Amar a Dios como Padre, al planeta como hogar común, al ser humano como hermano y a nosotros mismos como imagen de Dios. En esta fe, recibir amor es seguro y necesario para todos, seguro porque “Él nos amó primero”; necesario porque “Nadie da lo que no tiene”. Este amor que recibimos además es incondicional “porque permanece para siempre”. En el centro de nuestra fe experimentamos que somos amados incondicionalmente por un Padre amoroso, uno que quiere nuestra vida plena y colabora con nosotros para darnos la Vida abundante.

Lo complicado para todos no es recibir amor (aunque para algunos también lo es), sino dar amor, y saberlo dar bien. Cada uno vamos descubriendo el deseo interior de crecer lo más posible en la capacidad de amar: respecto a los enemigos o dificultades lo tenemos claro, dar amor es perdonar, tolerar, corregir, perseverar… Con los seres queridos es fácil hablar de amor en las fiestas, con los regalos, los detalles… pero hay algunas expresiones del amor que exigen mayor comprensión del arte de vivir bien. Es claro que amar no es complacer: como cuando una madre regaña a su hijo, le pone la vacuna a la que el niño teme y le hace llorar, al corregir fraternalmente a un amigo, cuando amar significa dejar de ser cómplice o detener alguna acción que un tiempo, quizá sin conciencia, pensamos que era amor y luego descubrimos que no lo es. Digo esto con cuidado, el amor a veces complace, pero no es así siempre, pues hay otros elementos que incluir en el discernimiento sobre el amor. El amor tiene que ver con el placer, sí, pero más que con el placer, tiene que ver con el plan de Dios para cada uno, con el proyecto personal de vida, donde hacemos concreto el hacer la voluntad de Dios y, por lo tanto, la búsqueda de la propia felicidad. Pbro. Rodolfo Antonio García Martínez Vicario Parroquial en San Juan Bautista (Centro Garcia)


COMPROMETETE COMPROMETETE > VALORES EVANGELICOS

Pastoral Siglo XXI > p.13

LA HUMILDAD H

“Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado… (LC 14,11)

umillar-se es “hacerse humildes”, y la humildad no es sentirse menos, ni menospreciarse, sino VIVIRSE DESDE LA VERDAD QUE HABITA EN NOSOTROS. Así, el que se humilla será ensalzado podría traducirse por “el que se atreva a vivir en la verdad que la Fe nos revela, encontrará la grandeza en su interior”. Por eso, Jesús critica a quienes ponen su valor en el reconocimiento social o en los privilegios de que son objeto. Solo se busca el reconocimiento y la grandeza en el exterior cuando no se ha encontrado la grandeza interior. Quienes somos Hijos de Dios y reconocemos la vida divina que Dios ha hecho posible en nosotros al elevarnos a la condición de hijos de Él, no tendríamos porque necesitar más reconocimiento que aquel que el Padre nos ha dado enviándonos a su Hijo. Jesús critica la actitud de aquellos comensales que buscando “el mejor lugar” busca sentirse importantes por su poder y no por lo que son. ¿Cuántas cosas haces o dices para sentir que eres amado o reconocido? O peor aún, ¿cuántas veces actuamos en contra de los demás porque sentimos que no nos han reconocido? Así encontramos a quien no para de criticar a los demás pero no puede decir dos palabras sobre sí misma; o quien pone su valor en su carro, su casa, su viaje, sus invitados, pero no puede estar frente a Dios o frente a quienes ama y agradecerles lo que ha recibido de ellos porque esto no tiene valor para él o ella. Jesús nos recuerda lo Gratuito de su Amor y la Grandeza de este amor. Nosotros hemos sido hechos sus Hijos por el Amor y la Vida de Jesús entregada por nosotros! Si esto no nos basta para sentirnos amados y valorados, nada nos podrá llenar; más bien, entre más tengamos más vacíos nos sentiremos, porque no nos atrevemos a VIVIR NUESTRA VERDAD, la única que nos llevaremos a la tumba: somos hijos de Dios, dignos por lo que somos y no por lo que tenemos o hemos hecho. PROPOSITO: VIVIR LA VERDAD, LA GRATITUD Y LA GENEROSIDAD. ¿Con quién y en dónde los podremos vivir? Pbro. Héctor Mario Pérez Villareal Estudio en Colegio Mexicano en Roma (Monte Verde Nuovo


COMPROMETETE COMPROMETETE > PASTORAL CATEQUETICA

Pastoral Siglo XXI > p.14

CATEQUISTAS DON DE DIOS PARA SU IGLESIA

H

ace unos días me puse a reflexionar sobre mí caminar en la Fe y me di cuenta que es impresionante la cantidad de personas que me han ayudado a crecer como cristiano. Debo decir que en la Iglesia es imposible caminar solo, simplemente no se puede por el motivo de que nuestra Fe está puesta en Dios revelado por Cristo, el cual quiso hacerse presente en nuestros hermanos, de manera que entre más amamos al prójimo más amamos a Dios, y entre más comunión hacemos con Dios más somos Iglesia. ‘Quien ama a Dios, ame también a su hermano’ (1Jn 4,21). La mayoría de los católicos recordamos quien nos enseñó a hacer las primeras oraciones, que regularmente solemos aprenderlas en casa con nuestra familia; y también recordamos quienes fueron nuestros catequistas. Aquellos que nos enseñaron los dogmas de Fe, aquellos por los que conocimos a Jesús, incluso aquellos por los que supimos qué es y como participar en nuestra Fe.. En mi tiempo de formación hacia el sacerdocio y ahora como sacerdote he conocido muchísimos catequistas que semana tras semana buscan extender y trasmitir la Fe que profesamos a una inmensidad de niños que a través de uno, dos o más años se inician en la Fe y llegan a entrar en comunión con Cristo-Jesús en su sacramento de amor. En muchas ocasiones poco valorados incluso criticados, los catequistas perseveran firmes en la transmisión de la Fe. No les importa si el clima es bueno o malo, si les dan curso de pedagogía o no, si les agradecen o simplemente desprecian su apostolado… y los tenemos de todos tipos, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos, divertidos, serios, pedagógicos, austeros, etc. En fin todos coinciden en una sola cosa: en su amor a Dios y a la Iglesia que les hace trasmitir el don de la Fe. Pero ¿Qué es trasmitir la Fe? Con el Año de la Fe, decretado por Benedicto XVI, comenzamos un camino como Iglesia Católica rumbo al reconocimiento y profundización de nuestra Fe. Ya en febrero de 2007, con la encíclica Sacramentum Caritatis, el papa ponía de manifiesto que el misterio de la Eucaristía, ‘centro de nuestra Fe’, tiene un triple misterio que debe de creerse, celebrarse y vivirse. De tal manera que el catequista no solo es aquel que recita cosas de memoria en su clase de catecismo, sino que su ministerio le lleva a buscar una verdadera Educación en la Fe para aquellos que a su experiencia se acobijan y, de forma que se vean fortalecidos por esta Fe. Pues ‘la Fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida’ (Lumen Fidei 53). Ciertamente los primeros responsables de la catequesis son los padres de familia, sin embargo hoy en día los que caminan y ejercen este ministerio de la catequesis buscan entronizar en los niños cuatro cosas básicas y que todos debemos conocer, vivir y celebrar en el diario caminar de nuestra vida sacramentaria, a saber: el credo, los sacramentos, los mandamientos y la oración. A través de estos la Fe se cree, vive y celebra; porque los catequistas no solo acompañan a los neófitos en el camino hacia el sacramento de la Eucaristía, sino que a través de ellos la Iglesia provee a sus hijos con el mapa que los llevará siempre al encuentro con su Dios y Señor. En otras palabras la Fe que se inculca es como el camino a recorrer que se abre al encuentro con Dios vivo (Cfr. Luemen Fidei 46). Qué hermosa e importante tarea, trasmitir la memoria de la Iglesia: Jesús. Aún recuerdo cuando de mi catequista escuché la historia de Samuel, los cantos de animación, los siete sacramentos y el buscar mi perseverancia en la Fe. Tampoco puedo olvidar aquellos catequistas que me enseñaron página a página el Catecismo de la Iglesia Católica, ni los cursos sobre las personas divinas que mi párroco impartió en los años de preparación al Jubileo del 2000. Por eso ahora que profundizo más de cerca en lo referente a la Fe no dejo de agradecer por la respuesta que dieron aquellas personas y por el tiempo que me dedicaron para aprender a caminar en esta senda de la Fe… Creo que hoy el Señor más que nunca sigue llamando a sus hijos a trasmitir y vivir su eterno recuerdo del evento de la salvación. Espero muchos respondamos a este llamado y sirvamos en este ministerio… “Padre Bueno recompénsales su entrega y servicio”.

Pbro. Jesús Gerardo Delgado Martínez Estudio en Colegio Mexicano en Roma (Monte Verde Nuovo)


VIVE

VIVE > VICARIA DE PASTORAL

Pastoral Siglo XXI > p.15

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL MISTERIO DE LA IGLESIA COMO CUERPO DE CRISTO

H

oy veremos otra expresión con la que el Concilio Vaticano II indica la naturaleza de la Iglesia: la del cuerpo. Afirma el Concilio que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo (cf. Lumen Gentium 7). Buscando en los Hechos de los Apóstoles, la conversión de S. Pablo (cf. Hch 9,4-5). Saulo era un perseguidor de los cristianos, pero mientras recorre el camino que conduce a la ciudad de Damasco, de repente una luz lo envuelve, cae a tierra y oye una voz que le dice: ¿”Saulo, Saulo, por qué me persigues? Él pregunta: ¿”Quién eres, Señor?”, y la voz responde: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (v. 3-5). Pablo nos cuenta la profundidad de la unión entre los cristianos y el mismo Cristo. El Concilio Vaticano II afirma que Jesús “comunicando su Espíritu, constituye místicamente como su cuerpo a sus hermanos, llamados de todos los pueblos” (Constitución Dogmática. Lumen Gentium 7). La imagen del cuerpo nos ayuda a comprender este profundo vínculo Iglesia-Cristo, de la Primera Carta a los Corintios (cf. cap. 12). En primer lugar, el cuerpo nos llama a una realidad viva. La Iglesia no es una asociación benéfica, cultural o política, sino que es un cuerpo vivo, que camina y actúa en la historia. Y este cuerpo tiene una cabeza, Jesús, que lo guía, lo alimenta y lo sostiene. Este es un punto que quiero destacar: si se separa la cabeza del resto del cuerpo, la persona no puede sobrevivir. Así en la Iglesia sólo tenemos vida unidos a Jesús. Pero debemos permitir que Jesús obre en nosotros, que su Palabra nos guíe, que su presencia en la Eucaristía nos alimente, nos anime, que su amor dé fuerza a nuestro amar al prójimo. ¡Y esto siempre, siempre, siempre! Queridos hermanos y hermanas, estemos unidos a Jesús, confiemos en Él, orientemos nuestra vida según el Evangelio, alimentémonos con la oración cotidiana, la escucha de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos. Recordemos bien: ser parte de la Iglesia quiere decir estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos, significa permanecer unidos al Papa y a los Obispos que son instrumentos de unidad y de comunión, y también significa aprender a superar personalismos y divisiones, entenderse mejor, armonizar la variedad y las riquezas de cada uno; en una palabra: a querer más a Dios y a las personas que están junto a nosotros, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones. ¡Cuerpo y extremidades para vivir deben estar unidos! La unidad es superior a los conflictos, siempre. Queridos hermanos y hermanas, pidamos a Dios: ayúdanos a ser miembros del Cuerpo de la Iglesia siempre profundamente unidos a Cristo; ayúdanos a no hacer sufrir el Cuerpo de la Iglesia con nuestros conflictos, nuestras divisiones, nuestros egoísmos; ayúdanos a ser miembros vivos vinculados entre sí por una sola fuerza, la del amor, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones (cf. Rom 5,5). Gracias. . Papa Francisco


VIVE

VIVE > NOTICIAS

SACERDOTES DE CRISTO PARA SIEMPRE

Ante una Basílica del Roble llena de fieles, el Arzobispo ordena 6 nuevos Sacerdotes Una alegría especial se sentía en el ambiente, no sólo en el interior de la Basílica del Roble, lugar en donde se realizaría la Misa de ordenaciones sacerdotales, sino también en los alrededores del Templo. Desde temprana hora, familiares y amigos de quienes sería ordenados, así como fieles de muchas parroquias, hacían su arribo a la Basílica Menor, enclavada en el corazón de nuestra ciudad. En punto de las 10:00 hrs. de este sábado 17 de agosto, dio inicio la solemne procesión de entrada. Nuestro Arzobispo, Don Rogelio Cabrera López, acompañado de los sacerdotes concelebrantes, bendecía a su paso a los fieles congregados, quienes devotamente trazaban la señal de la cruz, como signo de recepción de la bendición impartida. El canto “pueblo de reyes…” resonaba en el recinto con singular solemnidad. Daba inicio la Misa de ordenaciones. Los 6 Diáconos tomaron sus lugares frente al Presbiterio, en espera de ser llamados por el Vice-Canciller para “subir las gradas del altar” y recibir por la imposición de manos y la oración consecratoria, la ordenación sacerdotal. Durante la homilía, el Arzobispo exhortó a los futuros sacerdotes a ser agradecidos con Dios por este bello don, ser partícipes del único sacerdocio, el sacerdocio de Cristo. Asimismo, parafraseando el pasaje del Evangelio que fue proclamado, les invitó a que fueran como niños, a que mantuvieran siempre viva y fresca su confianza en Dios, así como lo hacen los niños. Caminando siempre al lado del Señor, reconociendo su infancia espiritual y pidiendo a nuestra Madre del Roble, les ayude y acompañe, como lo hizo con su hijo Jesucristo. “Reciban el regalo de: celebrar la Eucaristía, celebrar la Reconciliación y celebrar la Unción de los enfermos. Que estos regalos sean para siempre compartirlos de corazón con el pueblo de Dios y recuerden que nuestro Dios nos quiere solo para Él, no nos desviemos del camino que Él nos traza para vivir en comunión y llegar a su presencia viviendo la santidad perpetua”, afirmó el Arzobispo. Después de los ritos propios de la ordenación y la celebración de la Eucaristía, los neosacerdotes pasaron al frente del Altar para recibir los parabienes de los presentes e impartir sus primeras bendiciones. Pastoral Siglo XXI

Pastoral Siglo XXI > p.16


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