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¡CONOCE! | EDITORIAL
CONTENIDO CONOCE Pág. 2 | Editorial Pág. 3 | La voz del Pastor Pág. 5 | Capillas Antiguas XXII MEDITA Pág. 6 | El Amor de Dios no tiene límites Pág. 7 | Los invito a soñar el México que sus hijos merecen COMPROMÉTETE Pág. 8 | Mi gran historia de amor Pág. 10 | ¿Súper mujer? Solo si el esposo colabora Pág. 12 | ¿Hace cuánto que no te subes al camión? Pág. 13 | Dios hace de los esposos una sola existencia Pág. 14 | La vocación misionera VIVE Pág. 15 | Desde nuestro Museo Pág. 16 | Breves informativas
DIRECTORIO Director General S. E. R. Mons. Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey Director Fundador † Pbro. Miguel Alanís Cantú Director Editorial Pbro. Eliezer Israel Sandoval Espinoza Director de Información LCC. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Revisión y Redacción LCC. Rocío Díaz Administración y Ventas Amelia Garza Martínez Tels. 11 58 24 59 Diseño Editorial LADM. Verónica J. Niño Mendoza LDGP. Daniel García Servicio Social Hugo Dalan Saucedo Farías Colaboradores Sres. Obispos Auxiliares, Miembros del Prebiterio, Vida Consagrada y Laicos, Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis de Monterrey. Registros No. de certificado de reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2007-072412073100-01 No. de Certificado de Licitud de Título: 13903 No. de Certificado de Licitud de Contenido: 11476 Domicilio de la Publicación: Zuazua 1100 Sur, Centro, C.P. 64000, Monterrey, Nuevo León.
Misionando con el rosario en la mano
L
a oración es un medio eficaz de perfección cristiana. Por lo tanto no es algo opcional en la vida del mujer y hombre de fe. Orar para el creyente es como respirar para el cuerpo, sin la oración la vida cristiana se marchita y se convierte en otra cosa diferente. Sin oración la vida que pretende seguirse llamando cristiana católica, se vacía de Dios y se convierte en mundana, sin esperanza, sin alegría, sin sentido. Para el cristiano católico, orar es imitar a Jesús que incesantemente oraba a su Padre del cielo. La tentación de este tiempo en cuanto a la oración y la causa tal vez de su abandono es pensar que ésta solo se tiene que hacer cuando se necesita, es decir, solo acudir a ella cuando necesitamos consuelo, algún favor de Dios o sentirnos bien. En cambio, el ejemplo de Jesús es orar siempre, lo necesitemos o no, sintamos paz en el interior o sigamos inquietos, estemos gozando de tranquilidad o atribulados. Orar siempre es posible, solo hay que atrevernos todos los días a separar tiempo para ello. En octubre celebramos el mes del rosario, una oración sencilla en la cual meditamos con la cadencia y repetición de las ‘avesmaría’, los misterios de la vida de Cristo. En octubre también celebramos el mes de las misiones, esas extraordinarias aventuras de fe en la que el Espíritu Santo es protagonista y las cuales renuevan siempre el rostro y vida de la Iglesia. Orar y hacer misión, recogimiento y puesta en camino, quietud y acción, en resumen estamos llamados a misionar con el rosario en la mano. En esta edición de Pastoral Siglo XXI les ofrecemos artículos de interés para vivir intensamente este mes misionero y del rosario.
¡CONOCE! | LA VOZ DEL PASTOR
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IV Carta Pastoral La Iglesia, comunidad siempre en camino
E
Itinerario para la elaboración e implementación de nuestro plan de pastoral
l objetivo de esta IV Carta Pastoral, que se publica en el contexto del diseño e implementación de nuestro nuevo Plan de Pastoral 20162019, es ayudarnos a recuperar la intencionalidad de la acción pastoral. ¿Qué significa recuperar la intencionalidad? Significa discernir, guiados por el Espíritu Santo y el Magisterio pastoral universal y latinoamericano, si en verdad estamos siendo fieles al Evangelio y a la persona de Jesús, a quien deseamos seguir fielmente. Un principio básico de la acción pastoral es que la fe tiene que ser transmitida con la misma pedagogía con que fue revelada, es decir, debe valerse del mismo estilo y actitudes, así como de los principios con los que Dios nos ha comunicado la Buena Nueva. Aunque nos parezca difícil de creer, hay modos de planear y realizar las cosas, aún las cosas de Dios, que son totalmente contrarios a la pedagogía de Dios. El enemigo es experto en tentarnos al presentarnos caminos a seguir engañosos, pero atractivos por ser fáciles y aparentemente exitosos, que nos pueden llevar a conseguir, parecería, los objetivos deseados: “Si te arrodillas y me adoras, te daré todos los reinos” (Mt 4, 8). El demonio ofrece a Jesús una clase de tentación pastoral. El enemigo le muestra desde lo alto de un monte, desde arriba, una visión ambiciosa muy amplia y le ofrece un camino fácil, rápido y sin mucho sacrificio para “llegar a todos”. ¿Acaso no es ese el objetivo de la misión? ¿No era la idea llegar a todos? Jesús, en fidelidad al Padre y al pueblo de Dios en el que se ha encarnado, rechaza la tentación
de una metodología “exprés” y “light” y decide hacer su camino, desde abajo, con la gente sencilla, sin poder, sin gloria, ni métodos exitosos. Su método será la sencillez, la paciencia, la bondad, la misericordia y por supuesto, la disponibilidad misionera para ir a todos los lugares. Los invito a recuperar la intencionalidad de nuestra acción pastoral. Somos seguidores de Jesús y debemos revisar si acaso hemos caído en alguna tentación pastoral. No nos desanimemos si descubrimos que sí. No tengamos miedo de hacer o corregir juntos el camino de planeación pastoral que sea fiel al Evangelio. Para lograr el objetivo de esta carta, en el capítulo primero expongo la justificación teológica ante la propuesta de ser una Iglesia que se auto comprende como una “comunidad siempre en camino”; en el segundo capítulo plantearé los desafíos pastorales y culturales que tanto al interior como al exterior de la Iglesia enfrentaremos si queremos asumir el reto del camino de planeación; en el tercer capítulo explicaré la estrategia que queremos asumir para vencer los desafíos, proponiendo el “paradigma” o nueva mentalidad pastoral que la Iglesia nos propone asumir ante la realidad que vivimos y ante la misión que debemos realizar; en el capítulo cuarto, les ofrezco algunas pistas de pedagogía y espiritualidad, inspiradas en el Evangelio de Juan, que nos ayudarán a realizar su lectura que deseo sea llevada a cabo como fuente principal de inspiración de toda la planeación y ejecución de nuestro nuevo plan de pastoral; en el capítulo quinto finalmente presentaré brevemente
el proceso, metodología y lenguaje que propondrá nuestro nuevo plan de pastoral. Es importante tener claros los límites de esta carta pastoral que debe comprenderse en continuidad con las tres cartas previas y en relación a los fundamentos teológicos y pastorales que ofreceremos en el documento de nuestro Plan de Pastoral 2016-2019. Hay muchas cosas que plantear, que son realmente importantes; sin embargo, nos limitaremos en esta IV Carta Pastoral, como lo hemos expresado ya, a ofrecer algunas reflexiones que nos ayuden a asumir una espiritualidad y una nueva mentalidad para poder “planear caminando”. A veces creemos que los planes no se llegan a realizar porque el método es complicado o porque tenemos muchas otras tareas, pero el Papa Francisco nos explica que “el problema no es siempre el exceso de actividades, sino sobre todo las actividades mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la haga deseable. De ahí que las tareas cansen más de lo razonable, y a veces enfermen” (Evangelii Gaudium 82). Si logramos recuperar o fortalecer la intencionalidad pastoral, ayudados de esta IV Carta Pastoral, habremos avanzado mucho en el camino de planeación y todo lo demás, vendrá por añadidura. Les exhorto a leer detenidamente esta carta que nos ayudará, en continuidad con las tres anteriores, a recobrar la intencionalidad de nuestra pastoral diocesana, asumiendo un camino o itinerario de planeación pastoral.
¡CONOCE! | Bienes Culturales de la Iglesia
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Capillas antiguas XXII
E
Excapilla del Hogar Ortigosa La biblioteca más agradable de la ciudad
l Hogar Ortigosa, antes conocido como Hospicio, es una de las instituciones de beneficencia más antiguas y conocidas de la ciudad. ASILO DE ANCIANOS El acaudalado Sr. León Ortigosa (1818-1882), sinaloense que vivió muchos años en Monterrey, legó a su muerte una cuantiosa suma de dinero para que se erigiera un asilo en el cual personas de la tercera edad pasaran con comodidad sus últimos días. A la muerte del Sr. Ortigosa se erigió el asilo a las afueras de la ciudad al pie del cerro del Obispado sobre la calle de Padre Mier. La obra se realizó al ciudado de los reconocidos señores Valentín Rivero y su hijo Valentín Rivero Gajá. El Sr. Arzobispo Jacinto López y Romo bendijo las instalaciones el 28 de junio de 1889; y la inauguración del mismo se llevó a cabo el 15 de julio de ese mismo año. Comenzó a funcionar al año siguiente a cargo de las religiosas del Verbo Encarnado. En la persecución religiosa, las religiosas fueron expulsadas del país de tal manera que el Hospicio quedó a cargo de damas regiomontanas por más de dos décadas. En 1947 el Señor Arzobispo Guillermo Trischler pidió a las religiosas Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres que atendieran el Hospicio Ortigosa. Ellas aceptaron con la condición de que cada vez que muriera un anciano interno entrara en su lugar una niña de escasos recursos. LA CAPILLA En el corazón del Hogar Ortigosa se encuentra la biblioteca que antes fue capilla.
La capilla antigua pasó a ser biblioteca y se construyó al sur del edificio principal una nueva capilla más amplia.
Ante la falta de estudios al respecto, todo parece indicar que cuando se construye el asilo en el último cuarto del siglo XIX se construyó también la capilla como parte del conjunto. La excapilla está justo en el remate del acceso principal al cual se accede desde la calle Padre Mier. La más antigua mención que he podido encontrar de la capilla es del año 1930, cuando se le menciona con el nombre de capilla de la Medalla Milagrosa y se sitúa en las calles Padre Mier y Bravo (Saldaña, el anticlericalismo…,p. 177). No pude localizar menciones anteriores de la capilla pero su ubicación y su construcción similar al resto del edificio antiguo avalan la idea de que la capilla es parte del proyecto inicial. RENOVACIÓN DEL EDIFICIO La antigua capilla posee una orientación de norte a sur, la puerta principal hacia el sur, por cierto, esta puerta es del mismo material y estilo que la puerta principal del edificio principal, lo cual también es un criterio de la unidad entre ambas edificaciones. La capilla antigua poseía un sótano que tenía entrada por el norte. Este sótano, según planos arquitectónicos que se encuentran en la Biblioteca Cervantina del ITESM, servía de lavandería. A mediados del siglo XX se hizo una propuesta para prácticamente demoler el edificio de la capilla. Gracias a Dios este proyecto no se realizó. Lo único que se hizo fue cambiar el entrepiso entre la capilla y el sótano, de tal manera que se eliminaron las columnas inferiores, se elevó el piso de la capilla y por el acceso sur se hizo una escalera para el sótano, que hoy sirve de sala de cómputo. La capilla antigua pasó a ser biblioteca y se construyó al sur del edificio principal una nueva capilla más amplia. Así, la antigua capilla cambió su uso al de biblioteca… por cierto, probablemente la biblioteca más agradable de la ciudad.
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¡MEDITA! | con el Papa
Nunca olvidemos que en la prueba, somos liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos levanta hacia Él y nos conduce a una vida nueva.
L
El amor de Dios no tiene límites
a palabra “redención” es poco usada, sin embargo, es fundamental, porque indica la liberación más radical que Dios podía realizar por nosotros, por toda la humanidad y por toda la creación. Parece que al hombre de hoy ya no le gusta pensar que ha sido liberado y salvado por una intervención de Dios. El hombre de hoy, en efecto, se ilusiona con la propia libertad como fuerza para obtenerlo todo. Hace alarde también de esto. Pero en realidad no es así. ¡Cuántas fantasías son vendidas bajo el pretexto de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad! Muchos, muchos esclavos: “Yo hago esto porque quiero hacerlo, yo consumo droga porque me gusta, soy libre, yo hago aquello otro”. ¡Son esclavos! Nos convertimos en esclavos en nombre de la libertad. Todos nosotros hemos visto personas por el estilo que al final acaban por los suelos. Necesitamos que Dios nos libere de toda clase de indiferencia, egoísmo y autosuficiencia. Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del nuevo estado de vida al cual estamos llamados. Haciéndose uno de nosotros, el Señor Jesús no solo asume nuestra condición humana, sino que nos eleva a la posibilidad de ser hijos de Dios. Con su muerte y resurrección Jesucristo, Cordero sin mancha, ha vencido la muerte y el pecado para liberarnos de su dominio. Él es el Cordero que se ha sacrificado por nosotros, para que pudiésemos recibir una nueva vida llena de perdón, amor y alegría. Hermosas estas tres palabras: perdón, amor y alegría. Todo esto que Él asumió fue también redimido, liberado y
salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone a prueba y a veces sufrimos por esto, pero en esos momentos estamos invitados a orientar la mirada hacia Jesús crucificado que sufre por nosotros y con nosotros, como prueba cierta de que Dios no nos abandona. Nunca olvidemos que en las angustias y en las persecuciones, como en los dolores de cada día, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos levanta hacia Él y nos conduce a una vida nueva. El amor de Dios no tiene límites: podemos descubrir señales siempre nuevas que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y precedernos. Toda nuestra vida, incluso viéndose marcada por la fragilidad del pecado, está bajo la mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura nos hablan de la presencia, de la cercanía y de la ternura de Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y los atormentados. Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los pequeños, por los más débiles, por los descartados de la sociedad. Cuanto más necesitados nos encontramos, en mayor medida su mirada sobre nosotros se llena de misericordia. Él experimenta una compasión llena de piedad hacia nosotros porque conoce nuestras debilidades. Conoce nuestros pecados y nos perdona; ¡perdona siempre! Es muy bueno, es muy bueno nuestro Padre. Por ello, queridos hermanos y hermanas, abrámonos a Él, acojamos su gracia. Porque, como dice el Salmo, “del Señor viene la misericordia / la redención copiosa” (130, 7).
¡MEDITA! | con los Obispos
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Humildad y sencillez, prudencia, decisión y valentía son los valores que hoy se estiman y se exigen, para que esta nación salga de su amodorramiento y de su tibieza.
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Los invito a soñar el México que sus hijos merecen
eseo compartir una palabra sobre el momento existencial que estamos viviendo. Contemplo un país amenazado por la pérdida de rumbo y de sentido, donde no existe una clara perspectiva de futuro, ni de tiempo; donde no hay profundidad, ni densidad de pensamiento, donde no hay una estrategia definida, sino que todo se queda en el momento, en el aquí y en el ahora, pues no hay capacidad para ver, ni descubrir, que el tiempo es superior al espacio. También estamos viviendo en el mundo un exacerbamiento de la posmodernidad, del vaciamiento de las verdades, de los conceptos fuertes, para bajar a la verdad de cada quien; asistimos al reinado de lo fugaz, de lo efímero, de lo evanescente; donde impera el sentimiento, la emoción, lo individual. Lo que yo quiero, lo que me satisface, lo que me conviene. Perdiéndose de vista que la realidad es superior a la idea. Y esto arrastra a países enteros, el nuestro, por ejemplo. Ante esta realidad, la Iglesia juega un papel preponderante y trascendental, pues tiene la valiosa oportunidad, —y diría también, una inmensa responsabilidad— de aportar su pensamiento con
la más alta claridad, nitidez y firmeza, para poder iluminar verdaderamente a este pueblo; y para ello necesita estar unida, recordando siempre que la unidad es superior al conflicto, ese es su mayor desafío. Asistimos a un despertar de los laicos que se está manifestando valiente y audazmente. Dejándose llevar y aconsejar por sus pastores, pero sin renunciar a su nuevo talante protagónico. De la forma en que la Iglesia los acompañe y los oriente, se manifestarán sus verdaderos frutos para alimentar y conducir este país. Humildad y sencillez, prudencia, decisión y valentía son los valores que hoy se estiman y se exigen, para que esta nación salga de su amodorramiento y de su tibieza. Quiera Dios que este fresco amanecer genere la esperanza que este país necesita, para levantarlo y empujarlo, y así lograr lo que el Papa Francisco en Ciudad Juárez, nos decía: “Los invito a soñar el México que sus hijos merecen”.
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¡COMPROMÉTETE! | Testimonio de fe
Habrá casos espirituales, emocionales o físicos más desesperados y complejos que el mío, pero eso no cambia en nada que la magnitud del poder de Dios y su misericordia son infinitas.
U
Mi gran historia de amor
na tarde me inició un dolor terrible en el vientre y desde ese instante me fue imposible orinar. Mi dolor aumentaba cada minuto y tuvimos que hacer escala en tres hospitales antes de llegar a mi destino, al sur de la ciudad. En uno me colocaron de emergencia una sonda vesical para evitar la infección renal y en otro me realizaron un estudio que nos fue muy difícil de costear, así que debimos retirarnos de ahí a pesar de la gravedad de mi cuadro. Yo pensé que lo que tenía eran cálculos renales, por lo que sería relativamente fácil deshacernos del problema. No fue así, el diagnóstico fue ‘vejiga neurogénica’, secundaria. Me dijeron: “Los nervios de tu vejiga se atrofiaron y no podrás volver a orinar nunca”. Creemos que lo mismo sucedió con los del colon y que quizá más adelante pueda suceder en otros órganos, pero aprenderás a manejar la sonda”. Yo ya contaba con un amplio historial de dolor físico, pero, por alguna razón, pocas cosas me habían dolido tanto como el traer sonda los días previos, cuando exploraban mi caso. Tenía que moverme en
silla de ruedas, ya que mi sensibilidad al dispositivo no me permitía caminar con él, y lo soportaba porque creía que la prueba era temporal, pero ahora el diagnóstico indicaba que sería definitiva. Al escuchar el nuevo destino para su hija, el rostro de mamá lucía totalmente desencajado y no atinaba a preguntar algo articulado a la doctora. Para mi propia sorpresa, aunque entendía cabalmente lo que ‘’el veredicto’’ implicaba, me mantuve fuerte y serena. De inmediato mi mente se desbordaba de ideas y proyectos inspirados por mi nueva condición. Pensaba que tal vez ya no podría nadar, andar en bici o bailar −cosa que amaba−, pero me entusiasmaba la oportunidad compartir mi testimonio y poder animar a otros jóvenes que también sufrían. ¡Podría decirse que incluso me inundaba una extraña alegría! ¿De dónde provenía todo eso? Mi madre me observaba tragándose las lágrimas, sin dar crédito a lo que yo expresaba al respecto. Entonces comprendí que mi apacible fortaleza e inusitada esperanza se debían al sostén de la Eucaristía, eran indudablemente obra de ella. Así que caí en cuenta
¡COMPROMÉTETE! | Testimonio de fe
de que quien salió beneficiada de ese agradecimiento tan simple de cumplir fui yo, ya que sin la preparación espiritual de la que me dotó la Sagrada Comunión, mi reacción ante tal noticia hubiera sido otra muy distinta. Más difícil fue enfrentar la reciente realidad ante mi prometido, quien se enteró de mi diagnóstico y fue a visitarme esa misma tarde. Contrario a lo que esperaba, se comportó hosco y distante. Nunca dudé de que me amaba profundamente, así que supuse que para él esto era muy duro de manejar; no obstante, yo necesitaba consuelo y no reclamos. Mi amado prometido, con quien yo pensé formar una familia, llegó a ser cruel: me contó que sus amigos le recriminaban que ‘’se preocupaba demasiado por mí’’, y que su madre le había recordado ‘’sus sueños de viajar y de tener un futuro promisorio’’, cosas que hoy yo cuartaba en su vida. Mencionó todo ello y se fue para ya no regresar mientras permanecí hospitalizada. Eso sí me deshizo, pero no pude llorar. Mi papá se quedó a velar mi sueño y mi padrino estaba a mi lado por la mañana, por lo que guardé en secreto lo sucedido. Sin embargo, al empezar la tarde yo ya no podía más, era tal la tristeza que mi cuerpo no hallaba acomodo y mi alma gritaba en una enorme soledad. Justo en el momento en que sentí que explotaría, tocaron a la puerta y la entreabrieron. No pude ver a nadie, pero escuché: “¿Quiere la Comunión? Es que nadie quiere”. Estupefacta, pero con el hilo de voz que me quedaba, exclamé con gran anhelo “¡Sí, sí! ¡Claro!, ¡por favor!” Entonces cruzó el umbral de la puerta el Cuerpo flamante de Nuestro Señor Jesucristo, todo Él, Sangre, Alma y Divinidad, y fue sostenido en alto al pie de mi cama. Me extasiaba lo majestuoso de Su presencia y sentía un dulce pudor de que el Rey se hubiera dignado a venir a consolarme en mi Getsemaní. Las lágrimas parecían saltar de gozo desde mis ojos mientras la ministro de la Eucaristía leía de forma un poco brusca y mal entonada palabras que, no obstante, me supieron a miel y agua. Comulgué y la paz labró un hermoso nido en mi corazón, me preguntaba ¿Quién soy yo para merecer tan insigne visita?, pero sabía que sólo el amor gratuito de Jesús era el artífice de tanta generosidad y misericordia. Él me había salvado más de una vez… y esta cruz se hacía pequeña en su compañía. Salí del hospital el 10 de mayo, regalo triste para mi acongojada madre. Pero antes de irnos, ella y yo nos topamos en el pasillo con una mujer a la que se le veía día y noche rezando el Rosario. No la conocíamos ni supimos a qué paciente venía a visitar, pues durante mi estancia en el hospital siempre la vimos sola y callada, en continua oración. Se nos acercó y mamá le explicó la larga lista de mis pronósticos médicos, aunque curiosamente la mujer parecía no escuchar. Ella me miró con unos ojos que jamás olvidaré, como espadas de fuego y a la vez de mar −ante los que inevitablemente
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tuve que bajar la mirada−, y me bendijo con increíble autoridad. Echó un vistazo a mi sonda y esbozó una levísima, pero confiada sonrisa. Con la mano hizo un ademán, como despidiéndose de la desagradable bolsa que colgaba de mi cuerpo, y afirmó: “Eso… se va”. Después se marchó. Mamá y yo nos miramos sin saber explicarnos lo que había pasado, queriendo confirmar que ambas habíamos sido testigos de lo mismo, de ese momento en el que el tiempo pareció detenerse. Y aunque nunca supimos quién era esa persona, en nuestras almas quedó grabado su impactante semblante. Ese domingo, el 13 de mayo, asistimos a Misa. A la salida del templo una mujer me alcanzó notablemente conmovida, bañada en llanto. Dijo haber sentido la presencia de Jesucristo en mi cuerpo sufriente y nos aseguró que la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Fátima, intercedería para mi curación. Después de algunos duros meses, el doctor me retiró la sonda unos momentos durante la revisión médica. Desde ese día hasta hoy no he requerido usarla más. Platico esto, pero todavía no logro creerlo ni agradecer a Dios en su justa medida. Desconozco qué fue lo que sucedió, pero sentí la obligación, la necesidad apremiante de contar mi experiencia. Desde entonces, cuando intento imaginar una escena de amor sólo viene a mi mente la Sagrada Hostia al borde de mi cama de hospital. Y reitero que el Amado, aun abandonado, no abandona, sino que enamora; que es ilógico no amarlo sobre todas las cosas, y que las penas de la vida no sólo se convierten en un yugo suave si estás al lado de Jesús sacrificado, sino que, incluso, pueden ser elevadas a bendición por y para Gloria de Dios.
Desconozco qué fue lo que sucedió, pero sentí la necesidad apremiante de contar mi experiencia.
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¡COMPROMÉTETE! | RAÍCES DE FAMILIA Y JUVENTUD
La armonía de la cual pende la estabilidad matrimonial depende en buena parte de ambos cónyuges.
¿Súper mujer? Solo si el esposo colabora
H
acia 1988, tiempo histórico ya, en Londres se publicaba una nueva revista femenina llamada Riva. Solo siete brillantes números salieron a la luz y la revista exhaló el último suspiro. De medio millón de ejemplares de circulación previstos, pasaron solo a 150 mil. Esta revista había sido ideada para exaltar las características de la “nueva mujer” (superwoman) que se supuso estaba ya en el ámbito mundial. ¿Qué sucedió? No tuvo el alcance que se había planeado y murió apenas nacida, ¿por qué? Se dieron cuenta que la super mujer no existía… todavía. Su director mencionó en su oportunidad a un corresponsal del diario italiano La Stampa: “Hemos perdido millones de libras para encontrar esta nueva mujer de la que hablan todos. A ella dirigíamos nuestro mensaje, pero ahora, tras haberla buscado tanto, empezamos a creer que esta criatura existe solo en las imágenes pintadas por las agencias publicitarias”. Más de 20 años después del fracaso de esta búsqueda, la súper mujer que sigue seduciendo desde las pantallas caseras o de cine, en posters, periódicos, revistas y libros, de visible elegancia, vital, optimista, atractiva, inteligente, emprendedora, culta, sensual y profesional, destinada al triunfo y al éxito permanentes y enfocada al desempeño de tres difíciles papeles: ejecutiva, esposa y madre, sigue siendo casi una diosa, se habla de ella, pero se dice no haberla encontrado. Sin embargo, este tipo de mujer sí podría ser, salvo algunas características de las mencionadas, ya no un bosquejo deseable, sino una realidad que puede encontrarse en el hoy por hoy de la vida cotidiana. Sin duda, para el desempeño de cualquier actividad se requiere de una vocación. Tratar de hacer cosas que no estén dentro de las habilidades que la persona genéticamente posee, es desarrollar a lo largo de la vida, un cansancio chapado por el aburrimiento que, por ser
una permanencia perpetua de lo mismo, se convierte en una rotunda negativa a un progreso infinito, con resultados por demás agotadores y nada fructíferos. Ya no es monopolio del hombre ganar el sustento, por lo mismo, no debe ser la mujer, como se ha entendido hasta ahora, la única que lleve el peso de la responsabilidad del hogar. Se requiere de un acto interior de solidaridad por parte del esposo frente a su mujer. Es así como una mujer puede hacer compatible su profesión universitaria con la profesión de ama de casa en el desempeño de su papel como esposa y madre. ¿Sería esto posible? En gran parte depende de la colaboración que el marido asuma para que las cosas entre ambos, incluyendo los hijos, funcionen correctamente. Estas mujeres instaladas en su femineidad, conscientes de la responsabilidad de su vínculo conyugal, y sin descuidar su papel de madre, se desarrollan estupendamente en el mundo profesional que las necesita. Hay un sinnúmero de matrimonios, algunos con familias numerosas, que encontramos en congresos mundiales cuya asistencia, la de ella, dada la representación que lleva, reviste vital importancia por los asuntos que se tratan. Madres con una vida común a la que vive cualquier ama de casa que, además de los quehaceres propios de su responsabilidad, se mantienen en su profesión y muchas de ellas con grandes logros: doctoras, catedráticas, filósofas, investigadoras, escritoras, con responsabilidades que deben desarrollar todos los días. Su común denominador es el aprovechamiento de los espacios no comprometidos con su trabajo, dedicándolos a su familia con el propósito de estar pendientes de la educación de los hijos que conlleva períodos constantes de dedicación. A esto se le llama realización en ambos polos. Familia y profesión no son antagónicas. Todo depende de la capacidad de entrega
¡COMPROMÉTETE! | RAÍCES DE FAMILIA Y JUVENTUD
que se tenga en ambos apartados, analizando, desde la racionalidad, aquello que es prioritario. La armonía de la cual pende la estabilidad matrimonial depende en buena parte de ambos cónyuges. Ambos deberán saber poner a la familia como el primer espacio educativo, por encima de otras ambiciones, ser madre y padre es el papel prioritario de ambos. Para esto es necesario ir contra corriente. En los 60 una mujer que se quedaba en casa era considerada como una mujer incapaz de otras actividades y el ambiente social la hacía sentirse discriminada. Hoy por hoy, en Europa, las mujeres que tienen estudios profesionales quieren tener hijos, pero también quieren tener algo de libertad y de tiempo para dedicarse a su profesión. Hay países en que se están concediendo permisos de maternidad y paternidad para que no se abandonen los hijos. Un hogar con las responsabilidades compartidas permite que hombre y mujer tengan una compenetración más íntima, un hogar mejor organizado y un desempeño de labores con igualdad de obligaciones. La paternidad y la maternidad hacen salir lo mejor de cada uno. Se complementan haciendo relucir sus cualidades cada uno con y como lo que es: hombre y mujer pilares que son los puntos de referencia para el desarrollo hacia la adultez de sus hijos. Es alentador ver que muchos jóvenes de hoy que asumen de manera responsable lo que el matrimonio significa están empeñados en ayudar a su esposa en el hogar dedicando algo del tiempo que corresponde a su descanso a las tareas domésticas. Dicen los jóvenes que esto se debe a la educación que están recibiendo de sus padres en el sentido de que ambos, hombre y mujer, viviendo la aventura de ser padres, están conscientes de que tienen los mismos derechos, pero también las mismas obligaciones y responsabilidades. Los hombres, cuando son padres, maduran y al enfrentarse a una responsabilidad tan nueva como la paternidad, por ser una experiencia apasionante y distinta a las demás, modifican sus tendencias cambiando su autosuficiencia por una cooperación puntual y con mayor dedicación. Podríamos decir que gracias a lo anterior, la súper mujer hoy sí existe, de hecho, las hay y muy valiosas, pero aquí tiene un gran papel la generosidad de ambos. Esa generosidad que parte del verdadero amor que siempre está en la disposición de servir a quien se ama, de realizar cada vez más y mejores cosas esforzándose por acrecentarlo, porque el amor debe ir mejorando con el desliz del tiempo, como los buenos vinos.
Nota: Este artículo es propiedad del autor intelectual
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¡COMPROMÉTETE! | VIDA CRISTIANA
Estar en el camión sacudió y limpió mis capacidades de empatía, contemplación, paciencia, esperanza y paz.
¿Hace cuánto que no te subes al camión?
A
proximadamente a las 6:45 de la mañana salí de casa y subí a mi camioneta. He de reconocer que vivo acelerado, incluso aunque no tenga prisa para ir a alguna parte o hacer algo en particular, el actuar acelerado se ha convertido en mi estilo de vida; pero ese día algo cambió en mí, la marcha de la camioneta se había dañado, y después de varios intentos, acepté que debía irme caminando a la parada a esperar un taxi o tomar el camión. Afortunadamente trabajo cerca de casa y mi entrada era hasta las 7:30 a.m.. Ese día tomé un taxi por temor al tráfico, pero al siguiente decidí irme en camión. Llegué a la parada y la primera pregunta fue “¿qué camión voy a tomar?”. La última vez creo solo había una ruta que salía de la colonia, estaba confundido... Subí el primer escalón y pregunté “¿Cuánto cobra?” El chofer señaló la ventana derecha, donde estaban las tarifas junto a letreros que indicaban número de ruta, lugares por donde pasaba, logotipo de “Tarjeta Feria” y el típico trapo camionero que usan para todo. Tenía aproximadamente dos años de no subir a un camión. Después de pagar, giré a la izquierda buscando un asiento disponible, había olvidado la imagen de los pasajeros sentados en dirección al frente, la paranoia me saludó, ese sentimiento de ser observado, aunque en realidad ni quién me hiciera caso. A partir de ahí mi sentimiento de velocidad se aligeró ¿cuál era la prisa? No iba a mi velocidad, sino a la del chofer, estaría varios minutos rodeado de desconocidos. Contemplé a las personas e imaginé su historia, recordé cuando andar en camión era parte de mi vida diaria, desde que era niño hasta que llegué a adulto. Muchas cosas habían cambiado, desde el estilo de camiones hasta la ropa de la gente; sin embargo al observar a quienes subían y bajaban me identifiqué con ciertas situaciones. El camión va lleno y vas a bajarte: comienzas la aventura de llegar a la puerta trasera y timbrar a la vez sin pasarte de parada. En la década de los 80 estirábamos un cordón que golpeaba una campana o cencerro ubicado detrás del chofer, arriba de la ventana. En los 90 el cencerro se convirtió en un silbato
eléctrico, ahora es un botón rojo, pero creo el método de “timbre” de la palmada desesperante al cajón superior de la puerta trasera es el que ha permanecido desde entonces hasta hoy, tal vez molesto para unos, aunque no podemos negar que efectivo para todos. Y por supuesto, cómo no identificarme con el que se queda dormido, despierta sorprendido, y espera una cuadra más para bajarse intentando disimular para que nadie se dé cuenta. Estar en el camión sacudió y limpió mis capacidades de empatía, contemplación, paciencia, esperanza y paz. Miré la hora, imaginé qué siente la gente como yo en las mañanas al ir en camión y los que van a los lados como automovilistas. Lunes a viernes, son las siete u ocho de la mañana en la ciudad de Monterrey, uno de los momentos que las mentes de cientos o miles de personas desde niños hasta ancianos se unen en la misma pregunta: “¿a qué hora voy a llegar?”, y decenas de corazones, sorprendentemente, tienen los mismos sentimientos: incertidumbre, ira, preocupación; sí, a esa hora, en emociones y pensamientos, parecería que los regiomontanos tenemos sólo un corazón y una misma mente, pero misteriosamente la empatía desaparece, los cláxones nos delatan. Tenemos un “soy yo y mis circunstancias” muy poderoso, pero la visión se nos nubla y no distinguimos que el prójimo pasa y siente algo parecido, sino que le atribuimos un “Tú eres otra de mis circunstancias y tu camión o automóvil me estorba” y en esa caja etiquetada como “mis circunstancias matutinas” lo guardaremos tal vez hasta las nueve o diez de la mañana, cuando (ojalá) escucharemos la voz de la conciencia recordándonos que, ante todo, somos personas; ojalá esto cambiara algún día, por caridad. ¿Antipatía, desánimo, tristeza, egocentrismo, desesperación, ira? Sube a un camión, aunque no lo necesites, pasea, contempla y descansa; todo estará bien, tal vez sólo necesitas “ver más bus.”
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En cada familia católica que se forma por un matrimonio, Jesús debe ser siempre la fuente a la debemos recurrir en todas las circunstancias.
Dios hace de los esposos una sola existencia
T
odos los hombres estamos llamados a la felicidad, para nosotros los católicos el camino para realizar este propósito, sin duda alguna, es Jesucristo. A cada uno Dios lo llama a una vocación en particular, la forma en que cada alma alcanzará la santidad es siempre distinta. A unos los llama a servirlo en el sacerdocio, a otros como solteros consagrados, a otros en la vida religiosa, a otros a la vocación del matrimonio. Dios nos muestra un plan y nos invita a decir sí, nunca nos obliga. Él tiene una forma especial y única de comunicarse con cada hijo suyo, y ahí en el fondo del alma, en lo secreto y en la intimidad de nuestro ser, si ponemos atención, podremos descubrir ese llamado, esa invitación de nuestro Señor y ser aquello para lo cual fuimos creados. El matrimonio es una vocación muy especial, tanto así que la Iglesia compara el amor de los esposos con el amor que Cristo tiene por su Iglesia. Nuestro Señor quiso elevar esta vocación a la altísima dignidad de Sacramento. Al hacerlo así podemos estar ciertos de que el hombre y la mujer que se unen en este sagrado camino —desde que se otorgan mutuamente el Sacramento— recibirán todas las gracias necesarias para ser dichosos, para experimentar el amor de Dios y sobre todo las gracias para afrontar las situaciones difíciles que puedan presentarse. Dios está presente en cada matrimonio, pues es fiel a sus promesas, nunca abandona la obra de sus manos y concretará lo que ha iniciado en nosotros. Nos dice el Salmo: “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles”. Es necesario que los esposos tengan a Cristo como la roca sobre la que edifican su familia, que Él sea en verdad la piedra angular en su matrimonio, solamente así será posible cumplir las promesas que hacemos de amar con fidelidad a nuestro cónyuge, en la salud y en la
enfermedad, en el bienestar económico o en la pobreza, en el gozo y en las tribulaciones. En cada familia católica, Jesús debe ser siempre la fuente a la debemos recurrir en todas las circunstancias, pedir su consejo y dejarnos guiar por el Espíritu Santo para tomar las mejores decisiones, ya que esta pequeña iglesia doméstica está llamada a ser un reflejo del amor de Dios. Que las personas que conocen y conviven con un verdadero matrimonio católico, puedan experimentar en esa cercanía la misericordia de Dios y eso los impulse a responder a su propio llamado con generosidad, alegría y entusiasmo. El matrimonio se compromete a permanecer unido hasta que la muerte los separe, nos recuerda así mismo la comunidad de amor por excelencia que es la Familia Sagrada de Nazaret. Tenemos en san José y la Virgen María el mejor ejemplo de un matrimonio. En la entrega sincera de esposo y esposa que se aman, pero que ponen por encima de ese amor al que es más importante: Dios nuestro Señor y así los esposos aprenden a amarse en Dios y el modo de amar a Dios se convierte en la medida del amor humano. Las cosas que vivimos actualmente serían muy diferentes si todos los matrimonios hiciéramos un esfuerzo por imitar a los padres de Jesús en esta tierra. Que todos los esposos puedan ser como san José: tener a Cristo como cabeza y centro de su vida y ser obedientes a la voluntad divina cueste lo que cueste. Que todas las esposas podamos ser más como nuestra Madre la Santísima Virgen María: que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica.
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¡COMPROMÉTETE! | Pastoral Vocacional
No debemos olvidar que, en la base de la vocación misionera se encuentra el amor de Cristo.
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La vocación misionera
uando hablamos de vocación misionera dentro de la Iglesia, es necesario establecer una clara distinción entre lo que esta expresión significa en términos de vocación común cristiana y vocación específica. Por un lado, la vocación cristiana de todos los bautizados es misionera por antonomasia, es decir, todo cristiano debe descubrirse llamado a anunciar el Evangelio con alegría desde la propia vida con palabras y obras. Esto, como fruto de la experiencia de saberse amado por Dios y movido por su Espíritu a no ocultar “la luz de la lámpara bajo la cama” (Mc 4, 21), sino a comunicar el gozo del encuentro con Cristo a todas las personas, especialmente las que nunca han oído hablar de su amor. Esta es una tarea y misión que nos ha sido encomendada al momento de nuestro bautismo, y que al ir descubriéndola a lo largo de la vida, nos anima a ser colaboradores en la extensión del Reino de Dios sobre la Tierra. Ahora bien, la vocación misionera, se comprende también en el contexto de las vocaciones específicas. Es decir, la manifestación concreta en cada persona, de aquello que ha sido recibido como vocación por todos los bautizados. En realidad, lo que comúnmente
llamamos vocación misionera, en este sentido, se trata de un estilo de vida propio de la vocación específica. No debemos olvidar que, en la base de la vocación misionera se encuentra el amor de Cristo, el cual ha de ser expresado por los misioneros (por vocación específica) dentro de la Iglesia, cumpliendo la importantísima tarea de llevar el Evangelio a tierras lejanas. Esa es la felicidad de quien se descubre llamado, dentro de la vocación a la vida consagrada, sacerdotal o laical, a responder radicalmente a la invitación hecha por Cristo para anunciar su Evangelio en todos los rincones del mundo, para la salvación de todos los seres humanos. Celebramos con profunda alegría y corazón agradecido, en este mes dedicado a las misiones, la vocación misionera, recordando y reasumiendo nuestro compromiso bautismal, al tiempo que oramos y cooperamos con la misión evangelizadora de la Iglesia. Reconoce día a día tu llamado al amor de Cristo, y anímate a vivir un proceso para descubrir tu vocación específica.
¡VIVE! | Museo Arquidiocesano de Arte Sacro
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Roble. Pareciera haber un nexo entre la Virgen del Roble y san Rafael: el día en que se cayó la cúpula de la iglesia del Roble en 1905 fue el día de san Rafael. En esa ocasión, la imagen milagrosamente se salvó debajo de los escombros.
El Museo Arquidiocesano de Arte Sacro está localizado al costado oriente de la Basílica del Roble frente a la Plaza.
Desde nuestro Museo I.- La exposición temporal “Los Nombres de María” ha recibido ya más de 10,000 visitantes desde su inauguración en marzo. La exposición, que durará pocas semanas más, está conformada esencialmente por una colección privada de imágenes de la Santísima Virgen realizadas por artesanos del estado de Jalisco. Para esta exposición, la familia poseedora de la colección, mandó realizar con los mismos artesanos una imagen de la Virgen del Roble. II.- El Señor Arzobispo autorizó para esta exposición que por primera vez se exhibiera al público en general el lienzo conocido como “Nuestra Señora de Monterrey” lienzo del siglo XVIII que se ha atribuido al importante pintor colonial José de Alcíbar. Este lienzo, que estaba en las oficinas del Arzobispado, hasta dónde se sabe, en siglos nunca había salido de los edificios aledaños a la Catedral de Monterrey. III.- Una familia devota de san Rafael donó al Museo una muy bella imagen de cantera del arcángel médico que ya fue colocada en el acceso poniente del Museo. Pronto se concluirán las obras de adecuación del área dónde fue colocado a un costado de la imponente torre de la Basílica del
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¡VIVE! | NOTICIAS
Breves informativas
CUARTA CARTA PASTORAL En el marco de la Asamblea Eclesial Diocesana 2016 el Arzobispo de Monterrey presentó a la comunidad su IV Carta Pastoral: “La Iglesia comunidad siempre en camino”. Mons. Rogelio ofrece algunas reflexiones que ayudarán a asumir una espiritualidad y mentalidad más pastoral, mismas que ayudarán a emprender un camino en torno a la elaboración de nuestro próximo Plan de Pastoral Orgánica 2017-2019. Además presenta algunas propuestas para enfrentar los desafíos más urgentes, buscando una solución íntegra para ellos, teniendo como fuente el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia. Invitamos a leer La Carta Pastoral la cual podrán encontrar en el sitio web de nuestra Arquidiócesis: www.arquidiocesismty.org
ASAMBLEA ECLESIAL Del 18 al 20 de septiembre se realizó la Asamblea Eclesial Diocesana 2016 cuyo tema central fue: “Hacia una Pastoral Misericordiosa” y el objetivo general, “Poner en el centro de la acción pastoral a la persona y la familia”. Durante los tres días de trabajo, reflexión y oración se meditó en la espiritualidad del prólogo de San Juan, se habló de la acción misericordiosa de Jesús, hubo testimonios de laicos y consagradas, mesas de trabajo y cada día la celebración de la Santa Misa. También se analizaron las urgencias pastorales, en las que se resaltó favorecer la espiritualidad personal y familiar, promover el desarrollo integral de la persona, impulsar la integración familiar y atender a las familias necesitadas.
CONVERSIÓN ECOLÓGICA En torno a la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, la Comisión Arquidiócesana del Medio Ambiente invitó a todos los fieles y personas de buena voluntad a una conversión ecológica. En la rueda de prensa estuvieron presentes los ambientalistas María Teresa Garza y el Ing. Alfredo González, además de los sacerdotes José Manuel Guerrero y Luis Eduardo Villareal Ríos. Los miembros del presidium invitaron a comprometerse y apoyar varios compromisos, entre los que señalaron: “Renovar la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la maravillosa obra que Dios ha confiado a nuestro cuidado”.
DIÁCONOS TRANSITORIOS Con la encomienda de ponerse al servicio de los pobres y de los enfermos, Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, ordenó el pasado 3 de septiembre a ocho diáconos y los envió a servir a las periferias. Los nombres de los seminaristas ordenados como diáconos temporales son: Adrián Marcelo Halún Cavazos, Ángel Josué Loredo García, Carlos Nicolás Gómez Muñiz, Edgar Eduardo Alvarado González, Pedro Mora Oviedo, Reynaldo Lázaro Arriaga, Roberto Van Troi Ramírez Garza y Fray Adán Gómez Martínez, OFM Cap.
DIÁCONOS PERMANENTES El 10 de septiembre fueron ordenados 21 diáconos permanentes para nuestra Iglesia de Monterrey. En la homilía el Arzobispo señaló: “Hoy el Señor les hace estas encomiendas: que cuiden el pan eucarístico; que cuiden el pan de cada día, el pan que permite que los más necesitados tengan que comer. Les recuerdo y les encargo que equilibren sus tiempos, que no solo sean celebradores litúrgicos, recuerden que están al servicio de la pastoral de los más necesitados”. Finalmente dijo: “Queremos encomendar su ministerio a la luz de Cristo y a la imagen de la Virgen María”.
FRENTE POR LA FAMILIA Con la finalidad de proteger a la familia como célula fundamental de la sociedad fieles laicos participaron en las marchas convocadas con un espíritu de alegría y respeto, por el Frente Nacional por la Familia, demostrando su compromiso con la sociedad y buscando el bienestar de todas las familias de México. En Monterrey se realizó la reunión festiva en la Explanada de los Héroes, donde en un ambiente que sobresalió por la cordialidad y el buen ánimo de los asistentes, se acordó un compromiso para proteger a la familia. Al evento asistieron para apoyar a las familias, el Arzobispo de Monterrey y sus Obispos Auxiliares.