PASTORAL
SIGLO XXI AÑO: 6 No: 54
CONOCE> EL CENTRO VOCACIONAL DE MONTERREY / P. 5
COSTO DE EDICION: $10.00 MEDITA> LA ÚNICA LOCURA SABIA: VIVIR COMO HIJOS DE DIOS / P. 9
JUNIO 2013
LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY VIVE>
EL DÍA DEL SEÑOR / P.12
CONOCE “EL KERIGMA DE TODOS LOS DIAS” CONOCE > EDITORIAL
Pastoral Siglo XXI > p.2
E
l día 30 de Mayo salí de la casa parroquial, como a las ocho y media de la mañana, y vi que ya había una fila larga, como de unas 30 personas, en la puerta de las oficinas de Cáritas. Me dio mucho gusto el saber que tantas personas se ven beneficiadas por estos servicios médicos tan especializados, de muy bajo costo, y en algunos casos, cuando se cuenta con los medicamentos en el almacén, se les ofrecen también. Me comentó una persona que no tiene servicios médicos y ni recursos económicos para pagarlos: “Si no fuera por estos apoyos, muy difícilmente podría atender mis enfermedades”. Ella seguramente siente paz, alegría y tranquilidad al saber que cuenta con tan grandes apoyos. Esa paz, esa alegría y esa tranquilidad son una experiencia de amor para ellos y seguramente sienten que es una bendición de Dios y un encuentro con Él. En otra ocasión, me tocó visitar un enfermo. Yo me di cuenta que él estaba muy concentrado, o mejor dicho, estaba con una actitud de mucho respeto hacia el sacramente de la Unción que estaba realizando. Le pregunté que si le dolía algo o que si gustaba que fuera otro día, porque a lo mejor llegué en un momento que él deseaba hacer otra cosa. Él me dijo que lo disculpara, que no estaba desconcentrado, sino que estaba viviendo con mucho respeto el sacramento, porque sabía que el sacramento y mi presencia no eran otra cosa sino un encuentro con Dios que a él le provocaba mucha tranquilidad de saber que Dios lo iba a atender en sus necesidades. Estas dos circunstancias nos ayudan a entender que todos podemos tener encuentros con Dios diariamente. El Kerigma tiene un contenido teológico que todos necesitamos estudiar, pero que además se tiene que experimentar en la vida y tiene que convertirse en una actitud diaria que nos lleve a sentir esa presencia profunda de Dios nuestro Señor. Nuestro Señor Arzobispo, Dn. Rogelio Cabrera López, lo dice muy claro en el número 4 de su Carta Pastoral “El Kerigma, una experiencia permanente”: “El Kerigma es una identidad: el discípulo cristiano vive en el kerigma, escuchando cada día la llamada del amor de Dios, vive en diálogo personal, en comunión con Cristo, quien lo hace capaz de transmitir ese gozo a los seres humanos y de transformar los ambientes de oscuridad en ambientes propicios para la caridad. Es un rasgo de la identidad del discípulo de Jesús: vive en el encuentro, en la búsqueda y contemplación de su Rostro” (Sal. 26,8). Gracias a Dios en nuestra Arquidiócesis, vamos dando avances en la comprensión y experiencia del Kerigma; que no es sólo un conjunto de temas o un retiro espiritual, (aunque sí son parte del mismo Kerigma) pero si estas explicaciones no las llevamos a la práctica diaria, si nos las hacemos vida, pues de nada sirve su comprensión y su profundización teológica. Hay muchos otros espacios para crecer en la fe por medio del Kerigma, por ejemplo la Palabra de Dios, la Eucaristía y la Oración (profunda y permanente): “ Cada experiencia kerigmática debe partir de la Palabra de Dios. En un espacio y tiempo adecuados, con disposición para escuchar la Sagrada Escritura, leída con piedad, especialmente en la lectura orante, crea el encuentro con el Señor, dejando que el mensaje de amor penetre cada vez más adentro de los corazones…” (ibid # 6) “…todo discípulo tiene otro rasgo de identidad: su fe y amor por la Eucaristía y la oración fervorosa, como diálogo personal y comunitario con Jesús…” (ibid # 7). Ojalá que todos lleguemos a comprender que el Kerigma se vive a cada instante, por medio del perdón, la comprensión, la tolerancia, la paciencia y la amabilidad que ponemos en todas las actividades del día. Experimentar el amor en todos los acontecimientos humanos del día y en los momentos espirituales del día, harán que yo esté permanentemente unido a Dios y viva en un constante encuentro con Jesús. Pbro. Walter Fdo. Gómez Olvera Parroco de Santa Cecilia en Monterrey
CONOCE
Pastoral Siglo XXI > p.3
CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 ¡TIRA ESAS GARRAS VIEJAS! / p.4 EL CENTRO VOCACIONAL DE MONTERREY / p.5 MEDITA EL GENIO DE LA MUJER / p.6 DESMENUZANDO LA TRINIDAD (No.5) / p.7 JESÚS NACIÓ CON SÍNDROME DOWN / p.8 LA ÚNICA LOCURA SABIA: VIVIR COMO HIJOS DE DIOS / p.9 PECADORES Y FARISEOS / p.10 COMPROMETETE LA DIMENSIÓN HUMANA DE LA VIVENCIA COMUNITARIA / p.11 “CONFESAR LA FE, PROFESAR LA FE” / p.12 EL DÍA DEL SEÑOR / p.13 VIVE NOTICIAS / p.14, p.15, p. 16
DIRECTORIO
Director General +Mons. Rogelio Cabrera López Subdirector Pbro. Juan José Martínez Segovia Director Editorial Pbro. Walter Fernando Gómez Olvera Coordinación Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Consejo Editorial C.P. Hernán Jasso Pbro. Juan José Martínez Segovia Pbro. Walter F. Gómez Olvera Pbro. Javier Hernández Raygoza Pbro. Franciso Gómez Colaboradores Secretariados, Departamentos y Comisiones de la Arquidiócesis. Representantes Parroquiales. Redacción y Revisión Departamento de Comunicación Diseño LDGP Daniel García Impreso Grupo Publicitario Distribución Mensajería y Paquetería Galgo S.A. de C.V. Contabilidad Jasso Silva y Asociados S.C. Directorio Revista Mensual Junio de 2013. Editor responsable: Pbro. Walter F. Gómez Olvera. No. de certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 042007- 072412073100-01. No. de Certificado de lícitud de Título: 13903. No. de Certificado de licitud de Contenido: 11476. Domicilio de la Publicación: Zuazua 1100 Sur, Barrio Antiguo, C.P. 64000, Monterrey N.L. Imprenta: Grupo Publicitario Calle Chapala 147-1 Col. Mitras Sur, Monterrey, N.L. México Distribuidor: Mensajería y Paquetería Galgo, Calle 16 de Septiembre 413 Ote. Col. Independencia C.P. 64720 Monterrey, N.L.
EL KERIGMA, UNA EXPERIENCIA PERMANENTE Carta Pastoral
“Exaltado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado. Es lo que estáis viendo y oyendo.” (Hch 2,33) “¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza!.” 1. A las hermanas y hermanos de nuestra Arquidiócesis de Monterrey, un saludo de parte mía y de Jesucristo, Nuestro Señor, que me ha encomendado el ministerio episcopal de apacentar a todos los fieles. Que la gracia del Señor se derrame sobre todos Ustedes. Quiero presentar una reflexión pastoral a la luz del objetivo del Plan de Pastoral Orgánica 2011-2015 con la finalidad de exhortar a todos los fieles de nuestra Arquidiócesis a mantener el esfuerzo y renovar nuestro ardor en la tarea evangelizadora de la Iglesia. El acto de fe de los discípulos 2. El Espíritu Santo guía a la Iglesia y la impulsa a llevar el gozo del Evangelio a todos los rincones de la tierra, a los márgenes de la sociedad. Es una misión que debe llegar a todas las periferias. La fe que profesamos en nuestra Iglesia de Monterrey es fruto del cumplimiento de la Palabra de Dios que ha sido sembrada, impulsada por el Espíritu, ha crecido y alcanzado ya frutos de salvación para muchos hermanos nuestros. En cada etapa de la historia, el Espíritu sigue alentando nuestra fe iluminando nuestro camino hacia la comunión cada vez más perfecta con Dios Padre, como verdaderos discípulos de Cristo. En este Año de la Fe, hemos iniciado otra etapa de nuestro Plan de Pastoral Orgánica con la celebración de nuestra Asamblea Eclesial Arquidiocesana 2012, la cual ha sido un encuentro de vida y gozo en la fe, que mueve nuestra esperanza diocesana. Estamos en camino hacia la meta de la comunión plena con el amor de Dios Uno y Trino, lo cual es fuente de gozo y de cuya agua hemos de beber constantemente, pero necesitamos renovar nuestra fe cada día, conscientes de las debilidades, errores y adversidades que toda comunidad enfrenta. Nuestra meta es la santidad, es la vocación que el Señor nos ha revelado, es el don pleno del Espíritu derramado por Dios a todos los hombres para que crean, se arrepientan y reciban el bautismo. Queremos hacer nuestra la exclamación de los Obispos reunidos en Aparecida: ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! Y salir a proclamar a todos los seres humanos de nuestro tiempo las maravillas del amor de Dios. 3. La vida del discípulo nace de un acto de fe, de amistad, de adhesión libre a la persona del Hijo de Dios, Jesucristo, Señor Nuestro, y se alimenta de la gracia del Espíritu Santo. Pero todos somos conscientes de la superficialidad con la que viven muchos bautizados, reflejada en una vida débil y triste, carcomida por los pecados personales de muchos de nosotros, la dificultad propia de la limitación humana, los cansancios y los accidentes sufridos a lo largo del camino. El dolor y el sufrimiento de los corazones de muchos de nuestros hermanos que padecen el horror humano de la injusticia, la corrupción, la barbarie de los asesinatos, secuestros, extorsiones, vejaciones, faltas de respeto a la dignidad humana, pobreza y, otros tantos pecados actuales que son voces que claman al cielo en espera de un rocío que dé un poco de frescura a la vida e irradie un poco de luz, dándole un sentido nuevo al hermano que sufre. El Señor Jesús, espera de nosotros acciones que puedan ser testimonio de su amor infinito para todos los hombres transmitiendo el don de la fe en lo profundo del corazón del ser humano, pues “el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo”. La Iglesia debe compartir el don de la fe en Dios que ha querido encarnarse para vivir con nosotros y compartir la limitación de la vida humana, menos en el pecado, con la Palabra de amor y misericordia, participando de su muerte y resurrección por medio del Espíritu Santo. + Mons Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey
CONOCE CONOCE > ARTE SACRO
Pastoral Siglo XXI > p.4
E
n muchos templos de nuestra Arquidiócesis abundan aún los ornamentos preconciliares, manteles y demás objetos textiles ya en desuso. Así, tenemos en las sacristías y bodegas: manípulos, casullas “de guitarrita”, estandartes, bolsas de corporales, sotanas, palios procesionales, paños de hombros, etc. En las más de las ocasiones son vestiduras ricas elaboradas en los más dignos materiales incluyendo brocados, hilo de oro y de plata. Muchas veces los encargados de los templos no sabemos que hacer con ellos. Parecieran ser sólo objetos ya en desuso, sólo estorbos, cosas inútiles. Pero son patrimonio de nuestra Arquidiócesis. En ocasiones se escuchan historias de terror en contra del patrimonio en las cuales se narran historias de descuido o destrucción, muchas narraciones que son coronadas por una voz que ordena con autoridad “¡Tira esas garras viejas!”. Lamentablemente en nuestra Arquidiócesis no tenemos un museo que pudiera contener todo este valioso acervo de cada una de nuestras comunidades. El Secretariado de Liturgia ofrece que las vestiduras antiguas sean depositadas en sus instalaciones localizadas en la Parroquia de Cristo Rey de Monterrey, esto se puede hacer mediante un escrito en el que se deja constancia que estos ornamentos serán ahí resguardados mientras no haya un museo diocesano; las piezas seguirán perteneciendo a cada comunidad. Si lo anterior por algún motivo no se cree conveniente entonces en cada comunidad habría que tomar en cuenta algunas indicaciones para que las piezas no se dañen o sean destruidas. Sin ser expertos en la materia podemos realizar sencillas acciones a favor de la protección de nuestro patrimonio textil. Sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, sacristanes, encargados de Liturgia o personas de buena voluntad. Sólo hace falta querer y actuar con sentido común para no destruir, sino conservar. A continuación algunas acciones sencillas y concretas para proteger nuestro patrimonio de vestiduras antiguas: 1. No tirarlas: No deshacerse de ellas, no quemarlas algun miércoles de ceniza. Tampoco regalarlas. 2. Ordenarlas: No guardarlas “hechas bola” o “aventadas dónde cayeron”. No cuesta nada ponerlas en orden en un cajón de la sacristía. Hay que evitar dejarlas en bolsas de plástico. 3. Guardarlas horizontamente y no de manera vertical: No dejarlas colgadas en un gancho, el peso puede irlas dañando poco a poco. 4. No lavarlas: Tampoco mandarlas a la tintorería especialmente si son muy antiguas, están desgarradas o contienen hilo de oro o elementos metálicos. 5. Protegerlas: Dejarlas fuera del alcance de cualquiera que pudiera dañarlas, inclusive cuidarlas del polvo y la humedad. Alejarlas de insectos y roedores. 6. No venderlas: El patrimonio eclesial no tiene por que acabar en alguna tienda de antigüedades o bazares o en manos de coleccionistas privados. No son “garras viejas” son patrimonio de la Iglesia y pertenecen a todos, los que estamos a cargo de las comunidades debemos velar por la correcta conservación del legado de los que nos han precedido en la fe. Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Miembro de la Dimensión de los Bienes Culturales de la Iglesia. jmena@arquinetmty.com En facebook: difusiondeartesacro
CONOCE
Pastoral Siglo XXI > p.5
CONOCE > CENTRO VOCACIONAL
EL CENTRO VOCACIONAL DE MONTERREY
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50 Años promoviendo vocaciones
l Centro Vocacional es el lugar de la Arquidiócesis de Monterrey donde la pastoral vocacional lleva a cabo su labor. Y uno de los objetivos es lograr que el bautizado, a la luz de la fe, crezca en su vocación de persona y opte por la mejor respuesta a su compromiso bautismal, en un estilo definido al servicio de la Iglesia. Este objetivo a lo largo de la historia el Centro Vocacional ha ido encontrando diferentes maneras de llevarlo a cabo. El Centro Vocacional surge en el año de 1963, donde el Excmo. Sr. Arzobispo Don Alfonso Espino y Silva le pide al Pbro. Fidel Martínez se hiciera cargo de la Institución que llevaría la tarea de la Pastoral Vocacional, como una respuesta al Motu proprio Cum Nobis que el Papa Pío XII había instituido para la promoción de las vocaciones. Será el Padre Fidel Martínez (1963-1976) junto con la Srita. Yolanda Romo Salinas los que iniciaran la titánica labor en la promoción de las vocaciones a la vida sacerdotal, la cual se realizaba a través de su meditación, misa y reflexión, y un acompañamiento vocacional. Cabe mencionar que junto con el Centro Vocacional surgió el Club Serra, actualmente apostolado Serra, que se preocupan por la promoción vocacional. La riqueza que el Centro Vocacional ha tenido y tiene es fruto de los diferentes sacerdotes que han estado al frente de la Pastoral Vocacional, los cuales han aportado sus diferentes carismas que Dios le ha regalado, en pro de las vocaciones. Entre ellos están Mons. Alonso Garza (actualmente Obispo de Piedras Negras) quien logró la integración y solidificación de un equipo vocacional diocesano y trabajar en conjunto otras pastorales, como con la Pastoral Juvenil. El padre José Antonio Muguerza Garza (19831986), el cual promueve la vocación a través del canto, surgiendo el festival de la Canción Vocacional. En 1986 por encomienda del Sr. Arzobispo, Don Adolfo Suárez Rivera, atendiendo la vinculación existente entre el Seminario y las vocaciones, el Seminario Diocesano asume la responsabilidad de la Pastoral Vocacional bajo la supervisión del entonces Padre Rector Miguel Ángel Alba Díaz (Actualmente Obispo de la Paz). Se abre un departamento a nivel coordinación, a cargo del Padre Juan Carlos Castillo Ramírez. En 1990, el Padre Armando de León Rodríguez asume la coordinación de la Pastoral Vocacional, el cual abrirá tres departamentos importantes para la promoción vocacional, a saber: el departamento de Psicología, de Trabajo Social y de Religiosas. Después del padre Armando, estuvieron los padres Ernesto Javier Múzquiz (1997-1998); el padre Roberto Figueroa Méndez (1998-2001), al padre Roberto le tocó organizar la Asamblea Nacional de Pastoral Vocacional; el padre Benjamín García (2001-2003). En 1998 es precisamente cuando en Monterrey se empieza a sentir la crisis de vocaciones; y en el 2002 se inicia la experiencia de dos seminaristas de tiempo completo durante un año de servicio eclesial. Del 2003-2006 la coordinación de la Pastoral Vocacional fue responsabilidad del Padre Oscar Lomelín Blanco quien lanzó una campaña de oración por las vocaciones con la “Cruz Vocacional” e incluyó todas las vocaciones, no sólo la sacerdotal. Tiempo después, la cruz vocacional se extendió a las diferentes diócesis de nuestro país y algunos países sudamericanos. En el 2006 la coordinación la asume el padre Miguel Ángel Espinosa quien dedicó buena parte de su trabajo a un acompañamiento más personalizado con los jóvenes del proceso vocacional y a la vocacionalización de las parroquias. De 2010 a la fecha, la coordinación corresponde al padre Oscar Tamez. Actualmente, además de dar continuidad a los trabajos realizados por los sacerdotes anteriores, se trabaja en la promoción de los kerigmas vocacionales, así como la promoción vocacional en los nuevos areópagos, especialmente en la radio, las redes sociales, y por medio de revistas electrónicas. Es así como la historia del Centro Vocacional se ha ido y se seguirá escribiendo. Por tal motivo y encontrándonos en el festejo de sus 50 años el Sr. Arzobispo Rogelio Cabrera López, el pasado IV domingo de Pascua decretó un año jubilar por el 50 aniversario del Centro Vocacional. Pbro. Oscar Efraín Tamez Villarreal Centro Vocacional de Monterrey 50 Años promoviendo vocaciones
MEDITA
MEDITA > REFLEXION
H
Pastoral Siglo XXI > p.6
EL GENIO DE LA MUJER
ablar de las mujeres en la Sagrada Escritura significa encontrarnos con el contraste que se nos ofrece al desplazarnos de un lugar sometido a la oscuridad para ingresar a un espacio bañado por la luz. Sobre todo si tenemos en consideración el lugar que se les ofrece en el Antiguo Testamento con aquel obtenido en el Nuevo Testamento, y sobre todo si nos referimos al que el Señor les ha ofrecido. En el Antiguo Testamento al igual que en el Medio Oriente antiguo y, tengo que decirlo también en el reciente, toda mujer es considerada una menor de edad, un cero a la izquierda. Su influencia quedaba prácticamente vinculada a su función maternal. Las imágenes de mujeres heroicas en el judaísmo son exaltadas o en función a resaltar el papel del varón, Rut, Betsabé, Abigail, Raquel, Sara; o descritas con virtudes viriles, Judith, Débora, las madre de los 7 hijos en el libro de los Macabeos… Al final de cuentas, la mujer aparecer subordinada al varón. La mujer, no obstante, es contemplada desde la vida cristiana en una nueva óptica, y esto aparece desde la misma Anunciación del Arcángel divino a la Virgen María, y con ello la encarnación por obra y gracia del Espíritu Santo en el vientre inmaculado de la Virgen Madre. En la Virgen María se ha encarnado el ideal de la mujer, pues ella dio nacimiento al Príncipe de la vida. En María, la mujer se llega a convertir en el ideal y el modelo para la vida cristiana, pero también cuando el Señor nos ha hablado de las vírgenes fieles y de aquellas que son imprudentes. ¡Nada más inusual en el tiempo del Señor que el poner a la mujer como ejemplo! ¿Te acuerdas? Cuando en la pasión del Señor, como producto de la acción desalmada del Sanedrín, se desaparecieron atemorizados los varones y los jefes de la Iglesia, fue cuando apareció la “Iglesia de las mujeres”. Se trata del grupo firme que “de lejos” y “de cerca” le acompaña y que cuida de Él. Ellas son las testigos en su muerte; se habla de “muchas” que le acompañan, además de las tres que se citan por sus nombres en el Evangelio del día de hoy. Las mujeres son testigos de su sepultura, ya que a la hora de depositar el cuerpo de Jesús en el sepulcro ellas estarán presentes, y luego serán ellas las primeras testigos de la resurrección. Y así ha sido la historia del cristianismo, la mujer ha sido en el mundo como un Ángel custodio del alma cristiana, especialmente en nuestro continente,... pero por desgracia en la historia se le ha marginado y se le sigue marginando. Su colaboración ha sido invaluable, Son las mujeres las que han colaborado en la preservación de la familia y en la transmisión de la fe. El Señor nos muestra su capacidad de ofrecerle a la mujer la salvación cristiana y de darle a las mujeres un lugar intenso en la obra de la salvación de todo el género humano, nos resulta exigitivo el que dirijamos la mejor de nuestras miradas hacia la mujer, y qué mejor mirada que la de nuestra reflexión, una mirada del corazón y una mirada desde la fe. Y este es el pensamiento cristiano, así lo expresó Juan Pablo II, de grata memoria, en el mensaje que nos dio el 10 de Enero de 1995, en la Jornada Mundial de la Paz y que titulaba: La Mujer educadora para la paz: “cuando las mujeres tienen la posibilidad de transmitir plenamente sus dones a toda la comunidad, cambia la forma de comprender y organizar la sociedad, llegando a reflejar mejor la unidad sustancial de la familia humana. Esto trae la paz. Supone un progreso beneficioso la creciente presencia de las mujeres en la vida social, económica y política a nivel local, nacional e internacional. Las mujeres tienen pleno derecho a insertarse activamente en todos los ámbitos públicos y su derecho debe ser afirmado y protegido incluso por los medios legales donde sea necesario”. Queridas amigas: a ustedes me dirijo en la reflexión de este domingo: Necesitamos más mujeres, necesitamos más Marías de Nazaret, más Santa Mónicas, más Santa Claras, más Santa Teresita del niño Jesús... Necesitamos más Madres Teresa de Calcuta, Bendito sea Dios que ella, lejos de imitar el actuar de los hombres quiso vivir plenamente los rasgos de la femineidad, por lo cual consiguió que “este mundo fuese un mundo más humano” como lo expresó Jacques Chirac la noche en que murió la religiosa.
Pbro. Rogelio Narváez Martínez Párroco en Nuestra del Rosario, Col. Roma
MEDITA
MEDITA > FE
Pastoral Siglo XXI > p.7
DESMENUZANDO LA TRINIDAD (No.4)
C
uando a uno le preguntan, por ejemplo, <¿qué es desmenuzar?>, después de pensarlo largo rato, casi inevitablemente, respondemos moviendo los dedos para decir con gestos lo que no pudimos definir con las palabras. Ya lo dice el refrán: <a falta de pan, tortillas>, lo que en este caso significa que cuando no podemos explicar algo verbalmente, entonces recurrimos al lenguaje de la mímica. Pero otra forma de salir del aprieto, es consultando una enciclopedia: <Desmenuzar>, dice el diccionario, <es deshacer una cosa, dividiéndola en partes menudas.> Al leer semejante definición, uno puede consentir, de inmediato, en este significado, aunque antes haya parecido imposible expresarlo en unas cuantas palabras. De hecho, sabemos lo que significa <desmenuzar>, pero lo que no sabemos es cómo <definirlo> o <explicarlo.> Para poder definir o explicar algo es necesario hacer una <reflexión.> De hecho, cualquiera sabe lo que es <desmenuzar>, si ha tenido la experiencia de hacer esto con la carne de pollo, por ejemplo. Sin embargo, para que alguien pueda dar una <definición> al respecto, necesita reflexionar; es decir, necesita volver repetidamente, en su pensamiento, a esa experiencia concreta para, luego, poder decir, en general, lo que significa <desmenuzar>, con unas palabras tales que, <desmenuzar>, no sólo se pueda aplicar a esa experiencia con la carne de pollo, sino también a cualquier otra acción que suponga deshacer algo en partes pequeñas. Todo este cuento gastronómico y lingüístico viene a propósito de que, como se dijo en el número anterior, en la Biblia encontramos la <revelación> del misterio trinitario, pero no la <doctrina> sobre tal misterio.
Durante un tiempo, se hizo común afirmar que la revelación de la Trinidad se podía fundamentar en las palabras de Mateo 28,19: <Vayan y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.> Se pensaba, entonces, que los evangelios eran algo así como una redacción periodística en la que se narraba, con lujo de detalle, todo cuanto Jesús había dicho y hecho. Pero nuestra comprensión del sentido literal de la Sagrada Escritura ha avanzado con la ayuda de las ciencias literarias. Ahora contamos con la hermenéutica, esa ciencia que nos proporciona los criterios para interpretar adecuadamente un texto en su contexto histórico. Gracias a estos criterios científicos, hoy sabemos, por ejemplo, que las palabras de Mt. 28,19 atestiguan la práctica bautismal de la Iglesia primitiva. Este ejercicio litúrgico se remontaría originalmente a la enseñanza de Jesús, sin que ello signifique necesariamente que se trata, en tal versículo, de las mismísmas palabras de Nuestro Señor. Por otra parte, fuera de los escritos bíblicos, al menos durante los primeros 150 años del cristianismo, tampoco encontramos textos en los que aparezca el <término> o la <explicación> de la Trinidad. Sin embargo, ya para entonces, se cuenta, ciertamente, con diversos testimonios sobre el rito bautismal, administrado bajo la fórmula: <En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo>. Fuera del Nuevo Testamento, se tienen también algunos pequeños credos que confiesan a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, así como algunas oraciones de alabanza, llamadas “doxologías”, en las que se distinguen los tres divinos nombres. Estos originales testimonios demuestran que los primeros cristianos habían asimilado el misterio de Dios Trino y uno, como parte de su común experiencia de fe en Jesucristo, aunque no sabían cómo explicarlo, ni tenían necesidad de hacerlo. La <explicación> se hará necesaria hasta cuando se comenzó a suponer que la confesión trinitaria, tan característica de los discípulos de Cristo, representaba un atentado contra el monoteísmo judío, es decir, contra la creencia bíblica en un único Dios verdadero. Sólo hasta cuando Arrio, un sacerdote de Alejandría (Egipto: 256 - 336) introdujo esta sospecha, se hizo necesario desarrollar una <reflexión> para <desmenuzar>, es decir, para <explicar> detalladamente, cómo es que Dios, siendo uno solo, y sin dejar de ser uno, es también una Trinidad de personas distintas. Por tanto, sólo hasta el siglo IV, el justificado temor de corromper la creencia bíblica en un solo Dios, fue haciendo obligada la <reflexión> que, poco a poco, permitió elaborar la <explicación>, es decir, la <doctrina> que, finalmente llevaría a la <definición> del misterio trinitario, por parte de los maestros de la fe, es decir, el Papa y los Obispos. .Pbro. Dr. Alberto Anguiano García Vicario Parroquial en San Juan María Bautista Vianney (Fracc. Azteca)
MEDITA
MEDITA > REFLEXION
Pastoral Siglo XXI > p.8
“EL DOLOR DE LA RESURRECIÓN”
U
n matrimonio esperaba el nacimiento de su hijo por vísperas de Navidad. Era, pensaban, la fecha ideal para nacer. Se llamaría Jesús, si era niño, o Belén, si era niña. Nació niña. Pero nació... me he detenido a tiempo. Iba a decir la mayor de las barbaridades. Iba a decir «pero nació con síndrome Down», como si, al serlo, fuera menos total y magníficamente humana. Nació niña. Y, además, con síndrome Down. Sé que ese “además” extrañará a algunos. Pero no a los papás, que recibieron aquel nacimiento con un dolor enorme, pero también como una gran bendición. Con los años descubrieron que “el fallo de la naturaleza es una gran lección, una gran tarea y un claro camino”. Un hijo con capacidades diferentes “es una verdadera mina de riqueza espiritual”, porque, centra a los progenitores como padres y como esposos, inspira y purifica. Une a la familia. Es fuente de cariño y generosidad. Porque estos niños, que parecen incompletos, en realidad son enormemente afectuosos, receptivos. Se convierten en centros de unión. Familias hay que andaban en sus más y sus menos, y el hijo les ha proporcionado energías y ha sido el punto definitivo de reencuentro y de armonía. Escribo estas líneas con admiración y pudor sagrado, como quien anda por un hospital, como quien toca una reliquia. Sin embargo, reconozco que no siempre ocurre así y que en este campo influyen definitivamente factores de fe, de educación y de economía. Sé de familias que se han destruido al recibir un hijo con capacidades diferentes. Pero confieso que conozco muchas más que, a través de él, se han visto purificadas, multiplicadas. Que han encontrado en esos niños la fuente de las mejores ternuras. La vida es profundamente misteriosa. Y el amor humano es la más potente de las energías. No hay fuerza atómica que pueda conseguir lo que un padre y una madre logran al amar a sus hijos. Es, lo sé, el más alto dolor imaginable. Pero ¿cuántos prodigios de la humanidad se han construido sobre los cimientos de un dolor? Líbreme Dios de hacer literatura sobre el dolor. Pero tampoco creo humano el pánico al dolor, el olvido de esa tremenda verdad que ser siempre feliz y pasar la vida sin que el dolor muerda el alma es ignorar el otro aspecto de la naturaleza. Sé que después de escrito todo esto aún no he dicho nada sobre el dolor. Porque yo puedo aceptar mi propio dolor, pero ¿cómo asumir, cómo entender el de los demás?, el de los pequeños sobre todo. Tengo que reconocer que, ante este tema, me quedo sin respuesta. Acuden a mí madres a veces preguntándome ¿por qué han muerto sus hijos? Y daría media vida por saber responderles. Pero, ante misterios como ése, un cura se siente tan indefenso como los demás mortales. No sé, no sé por qué Dios lo consiente o lo tolera. Habría que ser Dios para saberlo. Al fin sólo sé responderles que no encuentra otra respuesta que el misterio del amor. Y recordarles que también El sufrió y murió…no es fácil aceptar un Dios que quisiera el dolor. Sería duro creer en un Dios que lo consiente. Sólo es creíble un Dios que lo comparte. ... la verdadera fraternidad que une a los hombres y a Dios es el dolor. Por eso he escrito al empezar estas líneas que todo dolor es sagrado, y doblemente sagrado el de los niños: porque siempre es parte del mismo Viernes Santo. Por eso alabo a Dios, que sabe sacar resurrección de tantos dolores. De esa resurrección sigue viviendo la pareja de la que hablé al principio: sufrieron al descubrir la “deficiencia” de su hija Belén y, luego, con amor han ido descubriendo cómo se les iba convirtiendo en resurrección en su vida diaria.
Pbro. Benito Ramírez Márquez Párroco en San Pedro Apóstol
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MEDITA
MEDITA > REFLEXION
Pastoral Siglo XXI > p.9
LA ÚNICA LOCURA SABIA: VIVIR COMO HIJOS DE DIOS “Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos…. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen”. 1Cor, 6,1-10
En una ocasión me encontré con una cita del gran religioso Charles de Foucauld, que decía: “la única locura sabia es la de los que viven como hijos de Dios”. El primero que manifestó los síntomas de esta locura que no son otra cosa, sino la forma de vivir construyendo el Reino de Dios, es el mismo Jesús, el Hijo de Dios, a quien sus mismos contemporáneos y familiares lo tacharon de loco, tanto por su manera de ser, como de predicar y, sobre todo, de actuar. Jesús, en su tiempo, fue el hombre más incomprendido y rechazado. Un “loco como Él” representaba el enorme peligro del cambio para toda la estructura religiosa y política de ese entonces. Hablar de libertad, amor y confianza absoluta en Dios, rompía con todos los esquemas antiguos. Para las autoridades, era mejor continuar con la ley y las tradiciones que arrojarse a la novedad de una forma distinta de escuchar a Dios y hacer su voluntad. Lo que Jesús propone en el evangelio, supone un giro completo y radical para la forma de pensar del mundo. Ante la seguridad en uno mismo y las propias capacidades, Él nos invita a confiar total y absolutamente en Dios; para quienes el dinero y el poder lo son todo, el Maestro exige desprendimiento de todo, y así, poder ganarlo todo, ya que el ganar no está acumular cosas, ni en el afán por las riquezas, sino en Dios, en su gracia y en la vivencia de los valores de su Reino. La mentalidad del mundo siempre ha sido apartarse del dolor y del sufrimiento, en cambio, Jesús nos invita a enfrentarlos y a encontrar en ellos un motivo especial para unirnos a Dios. Ante las coincidencias y la buena suerte que muchos predican, Jesús nos habla de la Providencia divina, donde no se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de Dios. Ante el odio, el rencor y la venganza, Jesús nos habla del amor y el perdón sin límites, donde la misericordia no conoce fronteras. “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”, parece ser el principio de supervivencia, pero para el “Gran Loco del Evangelio”, esto significa que debemos amar a nuestros enemigos, hacer el bien a los que nos ofenden y orar por los que nos persiguen porque no es con el mal con lo que venceremos al mal, sino con la fuerza del bien. Para Jesús, la oscuridad del pecado se disipa con la claridad de la gracia, la verdad, el amor y una vida llena de virtud. Ante las imágenes del Dios “mercader”, “Juez vengativo y castigador” que tiene el mundo de ayer y de hoy, Jesús nos presenta la imagen de Dios que es Abbá (Papito querido) en cuyos paternales brazos podemos arrojarnos llenos de confianza con la seguridad de que Él nos recibirá con un amor y ternura sin igual. El amor de este Dios Padre, ciertamente no tolera el pecado, pero se muestra indulgente con el pecador arrepentido. Muchos de los que se han atrevido a vivir esta aventura de ser como Jesús han sufrido las mismas consecuencias que sufrió Él; lo que hicieron con el Peño verde también lo han hecho con sus seguidores: juzgados como locos, maltratados, humillados e, incluso asesinados. No hay nada más peligroso en la sociedad actual que las personas libres y comprometidas el Evangelio, porque estos hombres y mujeres cuestionan, interpelan e incomodan, sobre todo, a aquellos que hicieron del pecado su manera habitual de vivir. Recordemos la injusticia del rey Herodes al decapitar a Juan el Bautista y precisamente “para ser libres nos ha liberado Cristo”. (Gálatas 5,1) Es extraño, pero en el seno de la Iglesia y fuera de Ella, la gente sigue pidiendo la presencia de esos “locos” que se atrevieron a darlo todo por el Señor; claman por el surgimiento de nuevos san Franciscos de Asís, que con su pobreza nos den testimonio de que para ganarlo todo hay que entregarlo todo; beatas Teresas de Calcuta, que aprendan a ver en los enfermos y marginados al mismo Jesús que clama amor, compasión y misericordia; san Felipes Neri, que lleven la alegría no sólo al esbozar una sonrisa, sino en al entrar en el corazón herido, dando así al mundo motivos para seguir un camino lleno de esperanza; beatos Juan Pablos Segundo, que ante una encomienda tan grande, se hacen responsables, llevando a cabo la misión que Dios les pide, y como Dios se los pide: con valentía y hasta el final. Todo el mundo está clamando con fuertes gritos: “¡Queremos a esos hombres y mujeres!”, hombres y mujeres dentro de la Iglesia que pongan al mundo de cabeza como ellos lo hicieron en su tiempo, logrando una revolución y una gran transformación no sólo para el pueblo cristiano, sino para todos. Se necesita estar loco, muy loco, para no hacer caso a lo que dicta el mundo y para no caer en el engaño de sus antivalores. Se necesita estar loco, muy loco, para hacer lo que nos pide y exige Jesús en el Evangelio. En la actualidad, vivir como dice el Señor, es como si remáramos contra corriente, es semejante a ir por la carretera manejando en el sentido correcto, pero con todos los demás manejando en sentido contrario; es ir contra la lógica, es vivir en lo que la razón parece “absurdo”…. ; en pocas palabras, es vivir el Evangelio de Jesús, el Hijo de Dios. Hay que aprender a estar en el mundo, pero sin ser del mundo, como lo afirma Jesús a sus Apóstoles: “están en el mundo, pero no son del mundo”. Charles de Foucauld, tienes mucha razón cuando afirmas: “la única locura sabia es la de los que viven como hijos de Dios”.
Pbro. Roberto Figueroa Mendez Párroco en Beato Juan Pablo II
MEDITA PECADORES Y FARISEOS
MEDITA > REFLEXION
Pastoral Siglo XXI > p.10
V
er constantemente en el internet, en páginas de periódicos, en las redes sociales, entre otros, una constante crítica contra la Autoridad, dígase civil, moral o religiosa; sobre todo en la persona del presidente o de cualquier político de izquierda o de derecha, es algo que me ha cansado. Mucha gente levanta la mano para señalar el error de alguna palabra mal pronunciada, del error de alguien del gobierno. Se señala al que se equivoca, al que roba, al que mata, al que expresa, etc. De antemano sé que muchas ocasiones el levantar la mano y ‘denunciar’ o ‘anunciarlo’ es fruto de una desesperada impotencia contra aquello que nos molesta, nos lacera o peor aún nos vemos envueltos en tal o cual cosa porque nosotros mismos obramos también así. Lamentablemente en las redes sociales, se encuentra la crítica muchas veces más destructiva que constructiva o pro-activa. Solamente se señala pero no se compromete, aunque existen algunas gratas excepciones. Valoro en gran manera las frases, comentarios y demás, que nos proponen otras formas de caminar en la justicia y en el amor. San Juan en el evangelio nos cuenta que en cierta ocasión una multitud de escribas y fariseos le llevaron a una mujer que la habían sorprendido en flagrante adulterio y poniéndola en medio de todos sin más señalaron su pecado, la falta que había cometido a la pureza y a la integridad de su persona y de la sociedad, en pocas palabras pusieron al desnudo su persona y pisotearon su buena fama. El texto dice que le preguntaron a Jesús qué hacer con ella pues la Ley mandaba lapidarla; sin duda alguna los escribas y fariseos tal vez querían hacer cumplir la Ley y tal vez salvaguardar el orden y la paz social del pueblo, sin embargo, al parecer a los aplicadores de la Ley y a los ciudadanos de aquel pueblo se les había olvidado el bien y el respeto del hombre, de manera que no veían que con la sentencia se volvían igual o peor del que había cometido el pecado, se les había olvidado la experiencia de perdón y misericordia que Yahvé había tenido con ellos al rehacer la alianza tantas veces como ellos la quebrantaban… Las palabras pronunciadas por Jesús sonaron sorpresivas e inesperadas por los acusadores que señalaban a la mujer, tal vez porque esperaban por respuesta algo distinto para poder acusarlo, sin embargo la sentencia fue “el que no tenga pecado, que arrojé la primera piedra”; luego cuando se encontró a solas con la mujer le corrigió el camino: “Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, y en adelante no peques más” (Cfr. Jn 8, 1-11). San Juan apunta que los primeros en irse fueron los ancianos, curiosamente aquellos de los que se esperaba la sabiduría, la prudencia, el entender la vida, el amor al prójimo y el trabajo por acercar los hombres a Dios y a la sociedad. Cuando leo este pasaje joánico, me viene a la mente siempre los viejos del relato de la casta Susana, que por obedecer a sus pasiones fueron presos de la mentira y la difamación, además recuerdo a Daniel que les señaló, al pueblo, hacer un juicio justo. Por otra parte viene a mi memoria que “a nadie le es lícito lesionar ilegítimamente la buena fama de que alguien goza, ni violar el derecho de cada persona a proteger su propia intimidad” (CIC 220). Pero mi intención no es insistir en los ancianos del evangelio, sino reflexionar sobre nuestros juicios hacia los hermanos que han equivocado el camino de la justicia y que sus acciones nos han llevado a emitir nuestro juicio u opinión. Por una parte, el ser autoridad, conlleva siempre es estar sujeto a la opinión de los otros. Pero en el caso del evangelio la mujer no era autoridad, ni mucho menos pues para ese tiempo la mujer era ‘valorada’ como ahora; es decir, que esta mujer había pecado, había cometido el error como ya se mencionó arriba, y la sociedad haciendo el juicio resolvía en la muerte de aquella, además de haberle destruido su buena fama al mostrar su pecado ante todos. En nuestro tiempo también solemos emitir juicios y opiniones; estos ¿Los hacemos buscando la muerte o el desnudo del otro? o ¿los hacemos como Jesús buscando la justicia y misericordia para el otro, respetando su dignidad? Ciertamente, cuando hablamos de las personas a quien consciente o inconscientemente hemos puesto como autoridad o simplemente estos no son los que nosotros quisiéramos, el juicio oscila entre la indiferencia, el descredito y por otra parte la crítica o el desnudo de sus errores que muchas veces va siempre acompañado de ira. Pero las palabras de Jesús son claras “el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra” y el “Yo tampoco te condeno. Vete, y en adelante no peques más”. El juicio de Jesús a aquella mujer, a diferencia del de los ancianos y los fariseos, fue propositivo: en adelante no peques más. Es muy difícil no emitir juicios o hacer críticas, por lo que sería bueno hacerlas desde Cristo, desde la misericordia y el perdón, desde la corrección fraterna, desde el respeto a la fama de los demás, desde la pro-acción como tantas personas y obras, que en lugar de estar señalando y desnudando a los demás ante la sociedad, se preocupan por buscar construir el tejido social o dicho de mejor manera: buscan seguir construyendo el Reino de Dios. Pbro. Jesús Gerardo Delgado Martínez Estudio en Colegio Mexicano en Roma
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LA DIMENSIÓN HUMANA DE LA VIVENCIA COMUNITARIA (4a PARTE)
Estamos llamados a promover y vivir la comunión, las buenas relaciones interpersonales y la buena comunicación. Si tomamos como referencia la carta apostólica Novo Millennio Ineunte podemos deducir cuatro elementos constitutivos de la comunión, cuatro elementos que deben ser promovidos y vividos en nuestras comunidades parroquiales.
1. Tener una relación íntima y profunda con Dios, dejándonos conducir por las mociones del Espíritu y cuya luz ha de ser reconocida también en las palabras de los hermanos que están a nuestro lado: en el obispo, en el sacerdote, en el laico, en la religiosa, en todo hombre de buena voluntad. Como decía san Paulino de Nola: “Estemos pendientes de los labios de los fieles, porque en cada fiel sopla el Espíritu de Dios”. 2. La vivencia comunitaria implica sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, si es parte de mi cuerpo, lo veo entonces como «uno que me pertenece». Implica entonces, saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Por ello, debemos estar atentos a las necesidades de los más pobres, comprometidos en la defensa de los derechos de los más débiles, promotores de la cultura de la solidaridad y llenos de misericordia. No pasar por alto cuando algún sacerdote u obispo vive alguna necesidad, cuando algún miembro de los grupos parroquiales pasa por una situación difícil, cuando alguien de la comunidad parroquial pasa por situaciones de penuria, soledad o enfermedad. «En verdad les digo que cuando lo hiciste a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hiciste» (cf. Mt. 25, 31-46). Por lo tanto, solidaridad intra parroquial, además apoyo y ayuda inter parroquial, fraternidad sacerdotal y religiosa, compromiso social con el pobre y desamparado. Adhesión, amor, obediencia y respeto a nuestro propio obispo y al Sumo Pontífice. 3. Ver, ante todo, lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un «don para mí», además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente. Acoger y respetar al sacerdote que llega a nuestra comunidad parroquial, no lastimarlo comparándolo con los otros; permitir que los laicos sean parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de proyectos pastorales a favor de la comunidad, y valorar su misión propia y específica en el mundo como transformadores de la realidad y de la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio. Además, promover, respetar y valorar los diferentes grupos, asociaciones y movimientos laicales. Valorar los carismas fundacionales de las congregaciones religiosas y de los institutos seculares, sin olvidar que su vida y su misión deben estar insertas en la Iglesia particular. Guardando con todos un amor filial y un respeto genuino. 4. Dar espacio al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Gal. 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias. Se trata de una comunión que incluye el perdón como una forma original de hacer la historia: no ya unos contra otros, no los unos sin los otros, sino una Iglesia en donde todo el mundo ha de ser acogido, aceptado y valorado de un modo incondicional como Dios hace con nosotros. Es luchar porque todos seamos uno para que el mundo pueda creer. Queridos hermanos y hermanas: No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento. Recordemos que la Iglesia crece no por proselitismo sino por atracción. La Iglesia atrae cuando vive en comunión, pues los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como él nos amó. (cf. Rm. 12, 4-13; Jn. 13, 34). La Iglesia no puede ser ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayoría de nuestra gente y que, con mucha frecuencia, son pobrezas escondidas. Pbro. Dr. Armando De León Rodríguez Párroco en Sagrado Corazón, Centro Monterrey
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“CONFESAR LA FE, PROFESAR LA FE”
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. (Mt 16, 13-17). Jesús pregunta «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Jesús no es un ideólogo, no es alguien que pretende que los demás repitan conceptos de memoria sin saber lo que dicen, sin “encarnar” lo que dicen, sin asumir lo que dicen, sin razonar lo que dicen. Pero lo que el Señor pregunta trasciende las posibilidades humanas. Por eso, la gente no responde mal, relacionan a Jesucristo con personalidades que tuvieron una relación intensa con Dios: Juan Bautista, Elías y Jeremías. Cuando Pedro dice «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» realiza un acto de fe, confiesa la fe, Jesús es el esperado de Israel, el Mesías. Jesús es el Señor. Pero para entenderlo como Dios lo entiende, necesitará la experiencia de la conversión: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? (Mt 16, 24-26). Esta experiencia de conversión consiste en amar como Dios ama, en convertirse a Jesús que ama hasta el extremo, hasta donarse, darse a los demás. El amor de Dios es el amor de la donación, el amor de Dios no consiste en meros gestos amables, sino en donación radical, es necesario ser para darse, como tener para dar, nadie da lo que no tiene, nadie se da si no es, y esto es con intensidad. Jesús se nos da en la cruz, es la Vida con mayúsculas, esa es la Vida de Cristo, es darse, es donarse. En la cruz encontramos el lugar privilegiado de la revelación de Dios porque el Resucitado mantiene las llagas, no se anula la cruz con la Resurrección. Confesar la fe, profesar la fe, significa entender como Dios entiende y amar como Dios ama, convertirnos a la excelencia de Cristo, al amor de Dios, nada menos nos pide el Señor, Él espera mucho de nosotros. Ahora podemos comprender mejor el sentido de esta frase: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Hemos recibido la Vida de Cristo, Vida que se da, este es nuestro credo y nuestra profesión. Fraternalmente Pbro. Francisco Gómez Hinojosa Vicario Episcopal de Pastoral
Pbro. Luis Eugenio Castillo Leal Secretario Ejecutivo
COMPROMETETE COMPROMETETE > LIRUTRGIA
EL DÍA DEL SEÑOR
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uiero hacer con ustedes una catequesis sobre el día del Señor y la Eucaristía basada en el documento de su santidad Juan Pablo II Dies Domini (DD). Espero que esto aumente en Ustedes la alegría de saber que Jesús está resucitado y que se ha quedado con nosotros en la Eucaristía para compartir nuestra historia hasta el Final de ella. Iniciamos diciendo que con la resurrección de Cristo, vértice de toda la obra de salvación de Dios, el “dies Domini” (día del Señor) se convierte en el “dies Christi” (día de Cristo) y con ello la celebración eucarística se convierte en el centro de la vida cristiana como lo muestra unánimemente el testimonio de los escritos del Nuevo Testamento. Es a la luz del evento pascual de Cristo como es posible entender el significado y profundidad de la celebración cristiana del “Primer día de la semana”. Ya desde el principio de la iglesia, el primer día de la semana fue identificado como “el día del Señor”, día en que se reunía toda la comunidad para celebrar la victoria de Cristo sobre la muerte. Para los primeros cristianos, el domingo no era un día diferente del de los demás, ya que tenían que trabajar, lo que los obligaba a reunirse muy de madrugada para la celebración. De esta manera deja de celebrarse el “séptimo día” para celebrarse el “primer día de la semana”, día de la “recreación” del orden cósmico, ya que Cristo, de acuerdo a la carta a los Colosenses, es “el primero en resucitar para así ser el primero en todo”. Por eso dice el Papa: “El domingo es pues el día en el cual, más que en ningún otro, el cristiano está llamado a recordar la salvación que, ofrecida en el bautismo, le hace hombre nuevo en Cristo. “Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que0 resucitó de entre los muertos (Col 2, 12; cf. Rm 6, 4-6) (DD25 El día de la luz Con una profunda intuición pastoral, la Iglesia cristianizó el primer día de la semana, llamado “del sol” (nombre que aún permanece en algunas lenguas - Sunday - Zondag - Sonntag) en todo el imperio romano, dándole el significado de “luz”, por ser Cristo “la luz del mundo” (Lc 1, 78-79; 2, 32). Es también el día del fuego y del Espíritu, pues de acuerdo al Pentecostés Joánico, el día de la resurrección, la Iglesia, representada en los apóstoles, recibió el Espíritu (Jn 20, 1922); es el día de la fe, en la que Jesús declara: “dichosos los que
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sin ver han creído” (Jn 20, 29); es el día del testimonio del que reconoce a Jesús como Señor y lo proclama como los apóstoles en el domingo de Pentecostés (Act. 2, 14-42). “Se comprende así por qué, incluso en el contexto de las dificultades de nuestro tiempo, la identidad de este día debe ser salvaguardada y sobre todo vivida profundamente […] Los problemas que en nuestro tiempo pueden hacer más difícil la práctica del precepto dominical encuentran una Iglesia sensible y maternalmente atenta a las condiciones de cada uno de sus hijos […] A las puertas del tercer Milenio, la celebración del domingo cristiano, por los significados que evoca y las dimensiones que implica en relación con los fundamentos mismos de la fe, continúa siendo un elemento característico de la identidad cristiana”. (DD 30) Día de la esperanza cristiana Si el domingo es el día de la fe, no es menos el día de la esperanza cristiana. Ya que la participación en la “Cena del Señor” es anticipación del banquete que celebraremos eternamente en el cielo. Por otro lado, al celebrar el memorial de Cristo, que resucitó y ascendió al cielo, la comunidad cristiana está a la espera de la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Es por ello, finaliza el Papa, que “vivida y alimentada con este intenso ritmo semanal, la esperanza cristiana es fermento y luz de la esperanza humana misma. Por este motivo, en la oración universal se recuerdan no sólo las necesidades de la comunidad cristiana, sino las de toda la humanidad; la Iglesia, reunida para la celebración de la Eucaristía, atestigua así al mundo que hace suyos el gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos”. (DD 38) Eucaristía dominical Aunque el domingo es el día de la resurrección, no es sólo el recuerdo de un acontecimiento pasado, sino que es celebración de la presencia viva del Resucitado en medio de los suyos. Por ello la celebración Eucarística, desde el principio de la cristiandad, se ha puesto al centro de la vida eclesial, ya que ésta la modela y la nutre. Es precisamente en la misa dominical donde los cristianos reviven de manera particularmente intensa la experiencia que tuvieron los Apóstoles la tarde de Pascua, cuando el Resucitado se les manifestó estando reunidos (cf. Jn 20, 19). La Eucaristía dominical por su naturaleza, es una epifanía de la Iglesia, que tiene su momento más significativo cuando la comunidad diocesana se reúne en oración con su propio Pastor el cual, en comunión con el Obispo y el Papa son signo de la gran comunión eclesial, por ello es también “el día de la Iglesia”. De manera que “la asamblea dominical es un lugar privilegiado de unidad. En ella se celebra el “sacramentum unitatis” que caracteriza profundamente a la Iglesia, pueblo reunido “por” y “en” la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En dicha asamblea las familias cristianas viven una de las manifestaciones más cualificadas de su identidad y de su “ministerio” de “iglesias domésticas”, cuando los padres participan con sus hijos en la única mesa de la Palabra y del Pan de vida”. (DD 36)
Pbro. Ernesto María Caro Osorio Párroco en la Santa Cruz
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Encuentro del Pastor con uno de sus pequeños rebaños
“Yo soy el buen pastor, conozco a mis ovejas y las mías me conocen…doy mi vida por las ovejas”(Jn. 10, 14-15)
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l pasado mes de mayo tuvo lugar el encuentro del Sr. Arzobispo, Mons. Rogelio Cabrera López, con el pequeño rebaño de los Institutos Seculares. La Presidenta de la COMIS Noreste hizo el recibimiento con unas palabras de bienvenida, entre las que se presentaban como ese pequeño rebaño que son los Institutos Seculares, una consagración plena a Dios en el mundo, con los Votos o Consejos Evangélicos de Castidad, Pobreza y Obediencia, pero en el mundo, santificando las realidades temporales. Se destacan algunas frases del discurso: “somos ese fermento oculto en la masa, mezclado con toda clase de hombres, para ser luz y sal de la tierra. Somos ese tesoro escondido que quiere regalarle al mundo la paz y el amor de Dios. Somos esa flor del campo que carece de protección, a veces, silenciosa, oculta; abandonada en la Providencia divina…frágiles y pequeños necesitamos al Pastor. Este detalle de querernos conocer a todos revela a un Dios Padre, Misericordia, que vela y se preocupa por sus hijos…de nuevo gracias y sea muy, muy bienvenido”. Posteriormente se presentaron los Presidentes de cada Instituto dando a conocer su procedencia, Fundador, número de miembros, el carisma, apostolado, además de contestar algunas preguntas que realizó Mons. Rogelio. El Arzobispo de Monterrey proclamó una lectura Bíblica y compartió una reflexión dando palabras de aliento, instó a perseverar y a darse a conocer porque ciertamente no son muy conocidos los Institutos Seculares, incluso en la misma Iglesia. Habló también de ser signo de contradicción. Se abrió un momento de diálogo y le hicieron varias preguntas de inquietudes que competen a los miembros de los Institutos y alguna pregunta más sobre la inseguridad y la falta de paz. A esto último respondió que la mejor forma de conseguir la paz es evangelizar con la Palabra de Dios. Para finalizar, nuestro Pastor compartió parte de su vida para conocerlo un poco más y así estrechar los lazos de familia. Un pequeño obsequio, y el compartir la sal y el pan, con fotografías del momento cerraron este primer encuentro del Pastor con su pequeño rebaño de los Institutos Seculares Ma. de las Mercedes Holgueras, Laico Consagrado
ERIGE EL ARZOBISPO 5 NUEVAS PARROQUIAS EN JUÁREZ, N.L.
En las vísperas de la solemnidad de Pentecostés, nuestro Arzobispo, Don Rogelio Cabrera López, erigió 5 nuevas comunidades parroquiales en el municipio de Juárez, N.L., el sábado 18 de mayo. La celebración Eucarística se realizó en la nueva Parroquia de San Miguel Arcángel, en el Fracc. San Miguel en Juárez, N.L., que es la única comunidad que tiene el Templo casi terminado, aunque todavía carece de Casa Parroquial y oficinas. En esta Eucaristía, los nuevos Párrocos recibieron el nombramiento por parte del Arzobispo y realizaron su profesión de fe y el juramento de fidelidad al ministerio de nuestro Pastor. Cientos de fieles representantes de las nuevas comunidades participaron en la Misa.Este proyecto misionero es el primero que se realiza en esta forma, ya que las parroquias carecen de Templo o están sólo en etapa de cimentación.
Los nuevos párrocos vivirán por un tiempo en la casa que anteriormente ocupaban las religiosas que atendían a los seminaristas en el Seminario Mayor de Juárez, N.L., y que estaba deshabitado, esto será mientras pueden construir las casas parroquiales. Las nuevas comunidades parroquiales y su primer párroco son: San Miguel Arcángel a cargo del Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán. Santa Brígida y Santa Mónica a cargo del Pbro. Jaime Dávila Hernández. San Judas Tadeo a cargo del Pbro. Gerardo Ruiz Caballero. Santísima Trinidad a cargo del Pbro. Carlos Silva Santa Clara de Asís a cargo del Pbro. Leonardo Uicab Coba
LLAMADOS A PROFESAR LA ESPERANZA
GUADALUPE N.L (Pastoral Siglo XXI).- MAYO 2013. La comunidad parroquial de Cristo de la Montaña vivió este domingo de la Ascensión del Señor de manera muy especial, con la visita del Arzobispo de Monterrey Mons. Rogelio Cabrera López quien bendijo las imágenes de San Pedro y San Pablo con motivo del año de la fe. “Mons. Emigdio pidió al escultor que ambos apóstoles señalaran con su mano hacia lo alto, hacia el cielo, es providencial que estas imágenes que nos recuerdan cual es nuestra vocación, lo estamos haciendo hoy en la fiesta de la ascensión, la fiesta en que recordamos la subida de Cristo al cielo”, apuntó el Arzobispo. Posteriormente invitó a los presentes a tener presente la importancia de la esperanza en la vida Cristiana: “Hay que decirle al mundo que en Cristo hay una victoria sobre la muerte, que Cristo ha vencido el día de su resurrección y que esta victoria
a quedado palpable el día de la ascensión a los cielos, esta es la profesión de la esperanza que los cristianos debemos siempre de proclamar, porque nosotros creemos en Cristo, creemos en su muerte y resurrección, pero también profesamos la esperanza de obtener la misma victoria de Cristo, por eso los cristianos en el mundo mantenemos la alegría, el gozo espiritual porque tenemos esperanza de una vida eterna, de ir al cielo”. Finalmente los fieles de la comunidad pasaron a tener una cena mexicana donde se convivió con el Arzobispo, con Mons. Emigdio Villareal Baco, párroco de la Comunidad y sacerdotes invitados.
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UN ENCUENTRO MUY ESPECIAL
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n torno a un ambiente de alegría con cantos de alabanza, porras, aclamando a Jesús nuestro Señor fue recibido el Arzobispo de Monterrey Mons. Rogelio Cabrera López en su primer encuentro con la pastoral juvenil de la Arquidiócesis, primero se dirigió caminando al escenario en medio de una valla que hicieron cientos de jóvenes provenientes de distintas parroquias y grupos que aprovechaban para saludarle, pedirle su bendición y tomarse alguna foto con su Pastor. Más de 2 mil jóvenes fueron los que se congregaron para orar, reflexionar, dialogar y escuchar a Mons. Rogelio que se mostró en todo momento muy feliz de este importante encuentro. Haciendo suyas las palabras de San Agustín de Hipona Mons. Rogelio dirigió sus primeras palabras a los jóvenes: “Si por un lado me aterroriza lo que soy para ustedes, por otro lado me consuela lo que soy con ustedes, con ustedes soy cristiano, para ustedes soy Obispo”. Después de reflexionar en torno a la Palabra de Dios un grupo de jóvenes pasó en representación de los asistentes a hacer preguntas al Arzobispo de Monterrey. Distintas y variados fueron los temas de las preguntas: vocación, religión, la tentación y la violencia entre otros. “La vocación es un llamado que Dios hace primero a todos, es lo que se llama la vocación universal, nadie está en el mundo por equivocación, todos tenemos una razón para existir, Dios ha puesto ya en la misma naturaleza un propósito, un destino”, apuntó Mons. Rogelio. Resaltó la vocación a la que somos llamados todos: “El Papa Juan Pablo II decía: “Dios nos ha creado por amor y para amar, esa es la vocación, para amar y a partir de eso a cada uno Dios le dice el camino para que cumpla con esa vocación para amar, no hay vocación para otra cosa y Dios pone frente a nosotros muchos modos de vivir esta vocación, el matrimonio, la vida religiosa, el sacerdocio”. Al referirse al llamado a una vocación específica apuntó: “¿Y cómo sabemos cuál es nuestro camino?, ¿cómo sabemos lo especifico de nuestra vocación?, Dios se vale primero de las personas que nos rodean, Dios se vale de lo que sucede en nuestra vida, pero también Dios se vale de nuestro modo de ser, a cada uno le da un Don, una cualidad, una capacidad”. En el tema de las tentaciones comentó: “Ser humano no tiene tentaciones, por eso rezamos en el Padre nuestro, “no nos dejes caer en la tentación” y, ¿cuál es la tentación en singular? es dudar del amor de Dios, esa es la tentación principal, cuando uno duda que Dios le ama, uno va a caer en las demás tentaciones, porque si Dios no me ama , yo voy hacer lo que yo quiero, lo que siento, lo que pienso que mi humanidad me pide, hay que pedirle a Dios, no hay otro camino, nadie puede salvarse a sí mismo, solo con la fuerza de Dios. A la pregunta expresa ¿Qué pensar de los que no son católicos Mons. Cabrera refirió: “Hay que pensar bien de ellos, la iglesia católica dice que son nuestros hermanos, nunca puede haber un desprecio a alguien por su religión, la iglesia nunca promueve la división, siempre el respeto, siempre el reconocimiento del bien que Dios les hace en su propia religión, pero ustedes que conocen la religión católica ya conocen que es la mejor, pero no tenemos por qué discutir ni por que pelear. A la pregunta sobre el tema de violencia respondió: “La violencia se genera en el corazón humano, hay violencia porque la gente es violencia, hay violencia porque no dominamos nuestro carácter y nuestras reacciones, porque somos violentos y porque somos agresivos, póngase a revisar un día ordinario de su vida y se darán cuenta que tenemos muchas actitudes violentas y de agresión, es muy fácil culpar a los asesinos, a los violentos profesionales, pero la violencia se va generando en la casa, en la escuela, en el noviazgo, en el matrimonio, donde quiera, por eso no debe de haber corazones violentos, sino tolerantes que saben pensar antes de tomar decisiones, la violencia en cierto modo es irracional”. “Siempre hay que poner una cara amable ante la adversidad, no hay otro camino, si queremos construir un mundo mejor, primero ver lo positivo, el que ve primero lo negativo se desafina y se echa para atrás, siempre primero lo positivo, y hay muchas cosas buenas y positivas en todos lados”. Finalmente a la pregunta ¿Qué decir a los que van tomar su retiro de la opción vocacional o tienen inquietud a una vocación al servicio de Dios y su iglesia contestó: “Para los que van hacer su retiro de la opción les digo no tengan miedo, es una aventura, pero una aventura que hacemos con el Señor, y nada malo les va a suceder, solo bendiciones, pero hay que dar el primer paso, el segundo y el tercero y Dios les iluminará hasta donde hay que llegar, si Él quiere que sigan seguirán, si Él les dice que hay otro camino tomarán otro camino, pero hay que hacerlo con gusto. Posteriormente los jóvenes compartieron la eucaristía junto con el Arzobispo y sacerdotes que colaboran con los grupos juveniles donde se agradeció todas las bendiciones derramadas. Lic. Juan Pablo Vázquez Rodríguez Coordinador Pastoral Siglo XXI
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