PASTORAL SIGLO XXI / AGOSTO 2014

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PASTORAL

SIGLO XXI AÑO: 7 No: 65

CONOCE> EL TESORO RECUPERADO / P. 5

COSTO DE EDICION: $10.00 MEDITA> LA SABIDURÍA EN LA HUMILDAD / P. 8

AGOSTO 2014

LA VOZ DE LA IGLESIA EN MONTERREY

VIVE> ¿QUIERES SER UN PADRE O UNA MADRE BRILLANTE? / P.13

LOS MIGRANTES UN CAMINO DE ESPERANZA


CONOCE CONOCE > EDITORIAL

Pastoral Siglo XXI > p.2

MARÍA, MADRE DE CRISTO, MADRE DE LA IGLESIA (CFR. CEC 963-966)

Después de haber hablado del papel de la Virgen María en el Misterio de Cristo y del Espíritu, conviene considerar ahora su lugar en el Misterio de la Iglesia. «Se la reconoce y se la venera como verdadera Madre de Dios y del Redentor, más aún, “es verdaderamente la Madre de los miembros (de Cristo) porque colaboró con su amor a que nacieran en la Iglesia los creyentes, miembros de aquella cabeza” (LG 53; cf. San Agustín, De

sancta virginitate 6, 6)”». “María [...], Madre de Cristo, Madre de la Iglesia” (Pablo VI, Discurso a los padres conciliares al concluir la tercera sesión del Concilio Ecuménico, 21 de noviembre de 1964). I. La maternidad de María respecto de la Iglesia Totalmente unida a su Hijo... deriva directamente de ella. “Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte” (LG 57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión: «La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad de Dios, estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de madre que, llena de amor, daba amorosamente su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima que Ella había engendrado. Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19, 26-27)» (LG 58). Después de la Ascensión de su Hijo, María “estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oraciones” (LG 69). Reunida con los apóstoles y algunas mujeres, “María pedía con sus oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación la había cubierto con su sombra” (LG 59). ... también en su Asunción. “Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte” (LG 59; cf. Pío XII, Const. apo. Munificentissimus Deus, 1 noviembre 1950: DS 3903). La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos: «En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no desamparaste al mundo, oh Madre de Dios. Alcanzaste la fuente de la Vida porque concebiste al Dios viviente, y con tu intercesión salvas de la muerte nuestras almas (Tropario en el día de la Dormición de la Bienaventurada Virgen María).

Pbro. Walter Fdo. Gómez Olvera Párroco de Santa Cecilia en Monterrey y Director Editorial


CONOCE

CONOCE > LA VOZ DEL PASTOR CONTENIDO CONOCE EDITORIAL / p.2 LA VOZ DEL PASTOR / p.3 UN SIGLO SIN EL TEMPLO DE SAN FRANCISCO / p.4 EL TESORO RECUPERADO / p.5 FRASES MATONAS DEL PAPA FRANCISCO 4ta Parte / p.6 MEDITA BIBLIA EN LAS MANOS PERO NO EN EL CORAZÓN / p.7 LA SABIDURÍA EN LA HUMILDAD / p.8 ESTAMOS SACANDO A DIOS DE NUESTRAS VIDAS / p.9 PEREGRINO / p.10 EL LLAMADO SE DA EN LA PAZ / p.11 EL DON DE CONSEJO / p.12 COMPROMETETE ¿QUIERES SER UN PADRE O UNA MADRE BRILLANTE? / p.13 “VE Y VENDE TODO LO QUE TIENES Y LO TENDRÁS TODO” / p.14 VIVE LOS MIGRANTES UN CAMINO DE ESPERANZA / p.15

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Pastoral Siglo XXI > p.3

MISA DEL DÍA DEL CATEQUISTA, Y PRESENTACIÓN DEL NUEVO CATECISMO DE LA ARQUIDIÓCESIS

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es saludo cordialmente en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y al mismo tiempo, agradezco y felicito a las distintas pastorales que van asumiendo las actividades surgidas del Plan Diocesano de Pastoral Orgánica que rige actualmente en nuestra Arquidiócesis.

Agradezco a todos los catequistas, agentes eficaces de enseñanza y vivencia de la fe. “Ser discípulos es un don destinado a crecer. En el ambiente de alegría que el Santo Padre el Papa Francisco nos invita a vivir y nos lo recuerda en el inicio de su exhortación apostólica Evangelii Gaudium: “Quiero dirigirme a los fieles cristianos, para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años. En Primer lugar con motivo del día del Catequista, en torno a la fiesta de San Agustín, deseo invitarlos a festejar su día, conviviendo y celebrando el misterio de nuestra fe en la Eucaristía, que nos motiva y alienta para el envío y compromiso, para iniciar un nuevo ciclo en la catequesis, como nos recuerda el Santo Padre: El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión... Por consiguiente, un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral. Recobremos y acrecentemos el fervor, «la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas [...] Y ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo». (EG 9) En este año se tocará el tema “la Iniciación Cristiana en cambio de época”. “Hoy más que nunca se hace necesario enseñar a adorar a nuestros catequizandos, para que nuestra catequesis sea verdaderamente iniciación y no solo enseñanza”. En segundo lugar; se llevará a cabo la presentación del Nuevo Catecismo para nuestra Arquidiócesis de Monterrey, que hemos llamado: “Señor mío y Dios mío”. Comenzaremos nuestro propio itinerario formativo con un año Kerigmático, para niños de 7 años. Es importante mencionar que seguiremos utilizando el Tesoro de mi Fe Católica 1° y 2°, para recibir los sacramentos de iniciación Cristiana, así como los de Perseverantes. Les exhorto para que motiven a sus catequistas a seguir adelante y los inviten a participar en este momento de gracia, el encuentro se tendrá en el Centro de Exposiciones Fundidora (Nave Lewis) el domingo 24 de Agosto, iniciando a las 8:00 a.m., en donde un Servidor presidirá la Eucaristía. Que Nuestro Señor Jesucristo siga bendiciendo cada una de sus familias y así sea dado a conocer a través de la Evangelización, y que nuestra Madre, la Virgen del Roble, interceda en beneficio de nuestra Iglesia particular. + Mons. Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey


CONOCE

Pastoral Siglo XXI > p.4

CONOCE > ARTE SACRO

UN SIGLO SIN EL TEMPLO DE SAN FRANCISCO

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n uno de los libros del archivo de la Catedral de Monterrey aparece la siguiente nota acerca de la destrucción del templo de san Francisco en nuestra ciudad. Fue escrita por un testigo de los hechos: el padre Raymundo Jardón. “En la revuelta política del año 1914 por vejaciones de los Carrancistas teniendo al frente al general Jesús Garza (alias melenas) y apoyados por el entonces Gobernador: Antonio Y. Villarreal demolieron la Yglesia Parroquial de San Francisco (Parroquia del Sagrario), hicieron pricionero al Sr. Cura de la misma Sr. Pbro. D. Heleno Salazar Martínez el 12 de mayo del mismo año, clausuraron todos los templos, se apoderaron de la Casa Arzobispal, se robaron todo lo del templo de San Francisco y lo del Arzobispado y anogan(?) derechos, reglamentaron las horas del Culto Católico y continuaron su labor de mina y destrucción. (…) Conste. Monterrey Enero de 1915. Raymundo Jardón(Rúbrica)”. En este año de 1914 el templo de san Francisco fungía como Parroquia del Sagrario “anexa” a la Catedral donde ejercía su ministerio el Padre Jardón.

El segundo edificio de derecha a izquierda es el antiguo Palacio Municipal de Monterrey hoy Museo Metropolitano. Al fondo el templo de san Francisco que cerraba la calle de Zaragoza.

En la víspera de la destrucción del templo fueron sacadas las imágenes de bulto de los santos para ser fusiladas. Los confesionarios también fueron sacados y quemados.

Pbro. Lic. José Raúl Mena Seifert Comisión de Bienes Culturales de la Iglesia jmena@arquinetmty.com / En facebook: difusiondeartesacro


MEDITA EL TESORO RECUPERADO

MEDITA > ESPIRITUALIDAD

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Pastoral Siglo XXI > p.5

s cierto que la Iglesia, por ser constituida de seres humanos que apenas están saliendo del caos primordial, muy a menudo da la impresión de seguir cargando en su cuerpo los residuos del pantano. Sin embargo es justo tener presente que su futuro no consiste en retornar a la ciénega fangosa sino pasar por el baño purificador de la redención. Pues, el pesimismo no es compatible con la fe cristiana, de manera que no nos es lícito dejarnos amargar la vida por quienes se hacen portadores anacrónicos de malagüeros.

Las palabras “alegría”, “júbilo”, “gozo”, “dicha”, “consuelo”, “esperanza”, “misericordia”, comunión”, “valentía” y otras parecidas vuelven a llenar los corazones de los fieles.

Teniendo presente la historia, podemos cerciorarnos de una realidad sumamente grata: la Iglesia de hoy está viviendo un tiempo maravilloso de renovación que la está poniendo en continuidad con el espíritu de la época apostólica, y que anuncia una próxima cosecha de abundantes frutos evangélicos. Hay signos evidentes de una recuperada juventud espiritual. El primero entre todos es el retorno a una predicación kerigmática, fruto de un largo camino que ha vuelto a poner el Misterio Pascual en el corazón de la vida de la Iglesia. El cambio de lenguaje que se está dando no resulta epidérmico, superficial, sino que, efectivamente, está cimbrando los cimientos del edificio eclesial, que busca la Roca firme sobre la que crecer. Otro signo sobresaliente que se está manifestando es la comprensión más acertada que la Iglesia va adquiriendo de su misión: eso de “salir” a buscar a las noventa y nueve ovejas perdidas es una señal de profunda conversión. La preocupación principal de la Iglesia ya no es la de autoconservarse, sino de volverse la Casa de “puertas abiertas” para todos.

Aún no es tiempo de presumir éxitos que apenas se empiezan a delinear al horizonte todavía lejano, pero sí vale la pena unir, con entusiasmo, nuestros esfuerzos para alcanzarlos, teniendo la esperanza puesta en el Señor resucitado. El tesoro que la Iglesia ha recuperado es la certeza de que Jesucristo está vivo, que Él es el único Salvador de la humanidad entera y que está con ella para hacerla un instrumento eficaz de su gracia. Este tesoro recuperado la enriquece con una fuerza irresistible, la dispone a ponerse lealmente al servicio de “los últimos para que sean los primeros”. Ya ha encontrado la Iglesia el “para qué” debe desplazar su interés desde el amor de sí misma hacia el amor de aquellos que conservan su rostro desfigurado, ante quien el mundo “vuelve el rostro” para no verlos.

PASTORAL SIGLO XXI

Pbro. Gian Claudio Beccarelli Ferrari Vicario Episcopal de la Vida Consagrada


CONOCE

CONOCE > EXHORTACIÓN APOSTÓTOLICA

Pastoral Siglo XXI > p.6

FRASES MATONAS DEL PAPA FRANCISCO 4ta Parte

NO A UNA ECONOMÍA DE LA EXCLUSIÓN

1) “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de la calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión”. (EG 53) “Que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor” afirma el cantautor mexicano Juan Gabriel en una de sus canciones interpretada por la cantante española Rocío Durcal. Lamentablemente, en muchos de los casos, esto es verdad. Es tan fácil caer en la rutina y en el “acartonamiento”, que perder el sentido de la vida y opacar las sorpresas que ella misma trae no nos resultaría tan extraño. Pareciera que ya no hay nada nuevo bajo el sol, se hace todo tan monótono que pocas cosas nos sorprenden y si

algo lo llega a hacer, es porque nos conviene. ¿Quién puede permanecer indiferente ante un gran regalo o ganar algo importante que mejore nuestra economía?. Considero normal que reaccionemos así ante estas situaciones, pero no podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los demás, ante el dolor ajeno y no debemos ver como “normal” a las personas que mueren porque no tienen un pan que comer. En ocasiones, aquel pasaje del Evangelio donde Marta trabaja incansablemente y María estaba a los pies de Jesús, se repite una y otra vez: nos preocupa lo que no vale la pena y no buscamos aquello que verdaderamente nos ayuda a construir un mundo y un futuro mejor y lleno de esperanza. En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium Papa Francisco hace un llamado a todos aquellos que han puesto al dinero por encima del ser humano. Es más fácil que aparezca en los noticieros y diarios que la Bolsa ha tenido un leve desliz, que notifiquen la muerte de un anciano por falta de alimento. Corremos el grave riesgo de “acostumbrarnos” a que sucedan situaciones tan lamentables como la muerte de un anciano, el accidente de un automovilista y la enfermedad crónica de un niño. Pareciera que nos han “vacunado” y que ya somos inmunes ante estas desgracias; nuestra conciencia ya no nos mueve a ser parte de la solución, a ser respuesta a éstas y muchas otras situaciones que suceden en el mundo que nos rodea. Y todo esto porque nuestra mirada está en lo que nos beneficia, en lo que pega en nuestro bolsillo, lo que repercute en nuestro bienestar y NO en el de los demás. 2) “No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad”. (EG 53). Sabemos que, la inequidad hace referencia a la desigualdad que genera injusticia. No es posible que mientras millones de personas estén pasando hambre, en otros lugares y no muy lejanos al hogar donde vivimos, niños, jóvenes y adultos estén pasando por un hambre atroz. Mientras que en los grandes Supermercados se tira la comida por ser parte de las “políticas” de la Empresa, en muchos hogares no se tiene más que tortillas y frijoles. Debemos convencernos que el mundo, que muchas veces nos presenta la televisión, no es el mundo verdadero en el que vivimos. Cuando decimos que en México el Pueblo tiene hambre, esto es real, no figurativo. ¡Salgamos de nuestra burbuja y de los límites de las ciudades comerciales y de progreso y veamos que México es “otra cosa”! En muchos de los hogares no se educa a los hijos con los principios básicos de la alimentación, comiendo sólo lo necesario y sirviéndose sólo lo necesario para quedar satisfechos. Hay que dejar siempre espacio no tanto al estómago para un “postrecito”, sino para aquel niño que toca a la puerta pidiendo un “taquito” o algo para comer. Las grandes cosas inician con los pequeños detalles y no debemos esperar a que otros lo hagan para que nosotros también lo hagamos. Recordemos que el cambio comienza con la ejemplaridad y el Papa actual nos está poniendo la muestra A TODOS. El Papa Francisco, con esta expresión, ciertamente no nos está dando clases de urbanidad, él nos invita a poner más atención en lo que hacemos y a que no olvidemos el compromiso de caridad con aquellos que menos tienen y más necesitan y NOS necesitan. No se trata de un mero asistencialismo, algo “del momento”, se trata más bien de una cultura de la generosidad, donde el corazón esté siempre abierto y listo para dar generosamente aquello de lo que el Señor Dios lo ha llenado: el amor. Pbro. Roberto Figueroa Méndez Secretario Ejecutivo de la Dimensien Episcopal del Clero


MEDITA

MEDITA > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.7

BIBLIA EN LAS MANOS PERO NO EN EL CORAZÓN

U

na de las enfermedades que aquejan a todas las expresiones religiosas de todos los tiempos, incluyéndonos a los cristianos, es la del fariseísmo. El fariseísmo no es sólo una categoría de personas sino una categoría del espíritu. El fariseísmo es una postura interior. Pero al mismo tiempo, el fariseísmo es un virus que puede infectar todo tipo de vida religiosa. La podredumbre del fariseísmo tiene un solo nombre: “hipocresía”. Es por eso, que en la acepción popular “fariseo” se ha convertido en un sinónimo de “hipócrita”. Los hipócritas son aquellos que tienen una doble cara: la que mira a Dios y la que mira a los hombres. FREDOR MIJAILOVICH DOSTOIEVSKY en su novela de “Los hermanos Karamasov” narra de una forma genial la intransigencia de muchos de los que nos llamamos cristianos y que hemos

Los fariseos, son los que tienen, o los que tenemos, complejo de ortodoxia o de élite; los intolerantes, los intransigentes, los incapaces de amar, los críticos de todo y de todos, y los satisfechos de sí mismos. caído en el más detestable fariseísmo: “Estaba el Santo Tribunal, el Santo Oficio y el Inquisidor empezaba a escrutar al acusado:”Encausado”, -dijo el Gran Inquisidor-, “se os acusa de incitar a la gente a quebrantar las leyes, tradiciones y costumbres de nuestra santa religión ¿Cómo os declaráis?: “Culpable, su Señoría”. “Encausado se os acusa de frecuentar la compañía de herejes, prostitutas, pecadores públicos, recaudadores de impuestos y ocupantes extranjeros de nuestra santa nación ¿cómo os declaráis?: “Culpable, su señoría”. Encausado, por último, se os acusa de revisar, corregir y poner en duda los sagrados dogmas de nuestra fe. ¿Cómo os declaráis?: “Culpable, su Señoría”. -¿Cuál es vuestro nombre, encausado?- Preguntó el Inquisidor. El encausado levantó la vista, tenía un rostro demasiado familiar, y contestó al inquisidor: “Jesucristo, su señoría”. Muy queridos amigos: Los cristianos, católicos y no católicos, tenemos que ser coherentes con la fe que profesamos. Debemos luchar contra el fariseísmo, que es también nuestra tentación. El fariseísmo se encarga de hacernos sentir que solamente nosotros somos los puros y los justos. Nosotros somos los héroes y los otros son los villanos, nosotros somos los santos y los otros son los pecadores, nosotros somos los buenos y los otros son los malos. Nosotros somos los únicos salvos...¿? La conversión es un gesto fundamental que comporta orientar nuestra vida y nuestro corazón a Dios. Y hablar de conversión es hablar de desprendimiento total. La conversión es necesaria, ya que nunca estamos donde Él está. ¡Nos falta mucho! Necesitamos cambiar de corazón, cambiar de pensamientos y cambiar de sentimientos, especialmente hacia aquellos a quienes el Señor ha querido llamar “sus pequeños”, y a quienes los fariseos seguimos identificando con “los pecadores”. George Bernanos planteaba una brutal pregunta: “¿quién puede gloriarse de no tener, en sus propias venas, una sola gota de la sangre de aquellas víboras llamados fariseos?”.

Pbro. Rogelio Narváez Martínez Parroquia del Rosario Col. Roma


MEDITA LA SABIDURÍA EN LA HUMILDAD

MEDITA > CON NUESTROS OBISPOS

Pastoral Siglo XXI > p.8

1. La sabiduría humana Un día llegó un nuevo jefe al departamento de contabilidad de una prestigiosa empresa de Monterrey, era joven sin experiencia, pero había conseguido el puesto, no por sus conocimientos ni su experiencia, sino “haciéndole la barba” a sus jefes; la mayoría de los integrantes del departamento habían pensado que darían el puesto al contador con más experiencia, pero como tenía ya 60 años, los jefes no lo quisieron poner, “dizque por la edad”. Apenas llegó al puesto, empezó a hostigar a sus compañeros, a quienes miraba “para abajo”, con desprecio y burla, viéndolos como empleados, no como compañeros, mucho menos como hermanos. Son muchas experiencias en la vida donde nos encontramos con actitudes de soberbia y autosuficiencia. Hay personas que han trabajado con perseverancia y constancia y por ello han conseguido, justamente, grandes cosas en la vida; la mayoría de las personas que han realizado grandes esfuerzos, son muy agradecidas y recuerdan con cariño a las personas que les ayudaron cuando el peso del esfuerzo y las dificultades de la vida los vencían. Las personas que disfrutan del fruto del esfuerzo honesto, no corrupto, saben valorar la lucha de las personas y aprenden a dar la ayuda necesaria porque la experiencia y madurez los hace sensibles ante las necesidades de los demás. Han aprendido que nadie puede solo. Ojalá todos tuviéramos la experiencia de grandes y honestos esfuerzos que nos hicieran fuertes y maduros, sensibles y solidarios. También hay personas que usan cosas por las que no se han esforzado, que se aprovechan del esfuerzo de los demás y se sienten autosuficientes y porque no han recorrido el camino y no saben del cansancio y la necesidad de la mano de alguien en esos momentos. Aunque tengan cosas y tengan altos puestos, piensan que no necesitan de los demás ni de Dios. 2. La sabiduría de Dios Jesús recorría los pueblos anunciando el evangelio de la salvación, del amor de Dios que busca al ser humano. Muchas personas se acercaban con sus problemas personales: cegueras, impotencias, incapacidades, soberbias, injusticias, enfermedades y muerte y Jesús les ofrecía la sanación y la paz, quienes aceptaban la revelación de Jesús, es decir, quienes, iluminados por el Espíritu Santo, aceptaban su propia limitación, sus propia responsabilidad en las situaciones de la vida, aprendían a pedir perdón a Dios y a los hermanos, quienes aprendían a perdonar las ofensas del prójimo, quienes estaban en el camino de la oración y estaban aprendiendo a descubrir la presencia de Dios en la propia vida. Estas personas son las que han conocido la sabiduría de Dios: todo comienza al aceptar que Dios nos ama como Padre bueno y que nosotros podemos responder con fe, verdad, justicia y caridad a este amor. Quien entrega su corazón a saber perdonar, saber amar, a tratar a los demás con justicia, quien aprende a desprenderse de sí mismo para dar vida al prójimo, con gran confianza en Dios, esa persona es de los que Jesús llama “persona sencilla”, una persona humilde, es aquella que reconoce que todo bien viene de Dios y que para buscar y encontrar el bien sólo basta confiar en Él y en sus enseñanzas. La sabiduría divina es sencilla y tiene su base en el temor de Dios. 3. La sabiduría en la humildad San Francisco quiso adentrarse en la profundidad de la sabiduría de Dios y, desde sus primeras decisiones fuertes, quiso desprenderse de todo lo que le impidiera llegar a la sabiduría de Jesús, empezando por luchar contra su propia soberbia y sentido de autosuficiencia. Para Francisco, la pobreza era una maestra de quien se aprende a ser dócil a Dios. En una de sus travesías Francisco se encontró con un joven rico que quería seguirlo, Francisco le dijo que se desprendiera de todas sus posesiones y las distribuyera entre los pobres y que entonces podían considerarlo. Aquel joven repartió lo que tenía entre sus familiares. Al regresar con Francisco, éste le reprochó su acción, y le dijo que no se había desprendido de nada, pues no había ayudado a los pobres, quienes no tienen con qué pagarle. Poco después, Francisco supo la confirmación: aquel joven había ido a pedir a sus familiares lo que falsamente les había entregado. Aquél muchacho confiaba más en su astucia humana que en el amor de Dios. Se trata de la confianza del corazón en el amor de Dios, esa es la sabiduría de los sencillos. El corazón que no teme ayudar al prójimo con el riesgo de perder lo ganado; quienes ante la desgracia sufrida se aferran a la fe con mucha confianza, y se esfuerzan por enfrentarla con sinceridad, justicia y docilidad a Dios. Los sencillos son quienes han aprendido a dar su lugar a Dios, y son dóciles a sus inspiraciones, confiando más en el perdón que en la venganza, más en la honestidad que en la corrupción, más en la verdad que en la mentira, más en la sinceridad que en la hipocresía, más en la palabra de Dios que en lo propia astucia, más en la misericordia divina que en la autosuficiencia, más en la humildad que en la soberbia. Mons. Juan A. Pérez Talamantes Obispo Auxiliar de Monterrey


MEDITA

MEDITA > CON NUESTROS OBISPOS

Pastoral Siglo XXI > p.9

ESTAMOS SACANDO A DIOS DE NUESTRAS VIDAS

Vámonos con nuestro apoyo a otra parte, dijo un bienhechor al coordinador del comité pro-construcción, cuando los colonos no quisieron aceptar una Iglesia en su plaza. Lo que yo no entiendo, es porqué, hay colonias en nuestra ciudad que no quieren tener una Iglesia, dicen que por la inseguridad, que por que no quieren ver rondando gente que les pueda robar, gente de esa que pide limosna, todo por la justificación de la inseguridad.

Podría entender algo, pero no demasiado, no entiendo cómo pueden sacar a Dios de su entorno, de sus plazas, de su casa. Me sorprende por otro lado, tantas colonias humildes que están luchando porque les autoricen un terrenito para construir una Iglesita. Pues con ello, se extirpa un enorme caudal de bendiciones, como tener un espacio para orar, el desarrollo de una hermosa comunidad, donde podemos conocernos, crecer y acompañarnos unos a otros; un espacio donde los jóvenes puedan conocer a Dios, y tener amigos con anhelos de valores y virtudes. Allí andan los pobres de plaza en plaza celebrando su misita, y perseverando en humildes techitos con sus niños de catequesis, y sus bancas echas con tablas, y piso de tierra. En algunos de estos templos improvisados, ves a los jóvenes cantando, a veces, casi a hurtadillas, para que los vecinos no se enojen, ¿cómo? Y sigue creciendo el número de colonias sobre poblando la ciudad, grandes extensiones de tierra, sin Iglesias, sin templos, sin Dios… Y también en Europa sacando los crucifijos de las oficinas y de los salones de clase, ¿cómo?¿Cómo no van a faltar hoy valores familiares, cómo no vamos a tener falta de vocaciones, cómo no vamos a tener este mundo tan lleno de guerras y miserias, si estamos sacando a Dios de nuestras vidas.

@pastoralsiglo21

Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola Obispo Auxiliar de Monterrey


MEDITA

MEDITA > REFLEXION

PEREGRINO

Pastoral Siglo XXI > p.10

La experiencia de ser peregrino no solo la encontramos cuando vamos a alguna basílica o templo, sino también en cuanto como miembros de la Iglesia caminamos al encuentro del Señor, a la patria celestial.

H

ace dos años me pidieron estudiar una licenciatura en Teología Dogmática en la Pontifica Universidad Gregoriana de Roma. Un día antes de volar a Roma nos encontramos todos los sacerdotes mexicanos, que estudiaríamos allá, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México D.F.; allí tuvimos la oportunidad de contemplar el ayate donde quedó plasmada la imagen de la Madre de Dios. Ya la había visto en otras ocasiones que había peregrinado y visitado la Basílica, pero esta vez era distinto, pues nos permitieron estar un par de minutos dentro de la Bóveda que resguarda por las noches a aquel ayate tan venerado y visitado. Verla tan cerca me dejó perplejo por algunos minutos mientras la contemplaba. Esa noche me fui a la cama sintiéndome enormemente bendecido. Finalmente al día siguiente salimos a la Ciudad eterna. Donde los primeros días pude peregrinar y visitar a las cuatro basílicas mayores: San Pedro en Vaticano, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo extramuros en Roma. A lo largo de los dos años pude peregrinar también a otras muchas iglesias y lugares. Mientras conocía y oraba en las iglesias me fui dando cuenta de dos cosas. La primera es que a muchas de las iglesias iban turistas con los lentes de sus cámaras, y su estadía en los lugares sagrados era solo para apreciar el arte, aunque también al entrar solía ver a algunos hacerse la señal de la cruz. La segunda cosa que me causó el inicio de una gran experiencia era ver a otras tantas personas que eran más peregrinos que turistas, estos segundos solían entrar a los templos hacer oración por algunos minutos y luego apreciar las diferentes imágenes y esculturas de arte sagrado con fe y devoción. ¿Qué diferencia hay entre un peregrino y un turista? El peregrino reza, visita los templos con el deseo de encontrarse con Dios, en sus mentes suele haber la experiencia en peregrinaje; se invierte el tiempo en el encuentro y en la trascendencia. La última peregrinación antes de retornar a Monterrey y como una experiencia de término del estudio pensé hacerla hacia la Catedral de Santiago de Compostela, por el «Camino de Santiago primitivo». Creo que la elección de este se basó más en el buscar un poco apartarme del ruido y encontrarme con Cristo mientras caminaba entre las montañas hacia Compostela. Otro compañero sacerdote y yo comenzamos a caminar con algo muy sencillo: el rezo del Santo Rosario, la meditación del Evangelio diario y la liturgia de las horas. Yo había agregado un pequeño diario que me había regalado otro amigo sacerdote para esta ocasión (escribir es una de las formas con que me gusta más orar). Durante el camino pudimos encontrarnos a otros tantos peregrinos (alrededor de unos 12 constantes) que compartían la mayor parte de las etapas. El camino físicamente era difícil pues casi el 85% era subir y bajar montañas, pero que a diferencia del camino francés, éste pocos lo recorrían, así que el silencio era propicio para encontrarse con Cristo que camina entre nosotros.La experiencia de ser peregrino no solo la encontramos cuando vamos a alguna basílica o templo, sino también en cuanto como miembros de la Iglesia caminamos al encuentro del Señor, a la patria celestial. El hombre vive como peregrino, cuando está en actitud de agradecimiento a Dios y a los hombres que caminan junto a él en el camino de la vida. Vive como peregrino cada vez que se encamina al encuentro con Dios, sabiendo que Él es el único que le sostiene, la fuerza para andar por la vida. El Peregrino es el hombre orante que reconoce la voz de Dios y sabe reconocer el camino que conduce a él; pues el Señor es el único Camino. Sin duda peregrinar es una actitud y una forma de orar, es reconocer, al igual que el Pueblo de Israel, que el Señor nuestro Dios camina también con nosotros en el día a día. Pbro. Jesús Gerardo Delgado Martínez


MEDITA

MEDITA > REFLEXION

Pastoral Siglo XXI > p.11

EL LLAMADO SE DA EN LA PAZ

Siempre que me ha tocado hablar de discernimiento vocacional con algún joven, retomo una idea del propio discernimiento Ignaciano: para saber si el discernimiento de espíritus es bueno, es necesario que en el corazón haya paz y gozo.

La paz que Dios da genera en nosotros la confianza de sentirnos respaldados por Jesús.

P

az que sólo nos da Jesús. No se trata de la ausencia de inquietud, recuerdo aun mi historia vocacional y en mi corazón había también violencia, ganas de no ir, ganas de no caminar, de no continuar con el seguimiento radical de Jesús. Sin embargo, la paz que Jesús da, no es fruto de la vocación, es un don que da a todo cristiano y que es necesario descubrir. Recuerdo que dentro de lo que descubría de Dios mismo, en mi oración, está siempre presente una seguridad, la seguridad de sentirse mirado por Jesús. Su mirada, más que enjuiciadora, es permanente, su amor permanece siempre en nuestra vida, a pesar de que muchas veces seamos nosotros quienes nos queramos esconder (Gn 3), por más que busquemos estar lejos de su llamado, su mirada continua con nosotros. De esa paz es la que descubro necesaria para el discernimiento cristiano. Muchas veces he escuchado que sufren por no atender el llamado que intuyen en su vida, otras tantas veo como el llamado que Dios les hace los pone en aprietos, sobre todo porque no encuentran la solución al desprendimiento, a la renuncia, al seguimiento radical de Jesús. Muchos otros viven sin paz, no porque la mirada de Dios se haya escabullido, sino por el afán permanente de repudiar su mirada. La paz que Dios da se percibe, siempre y cuando, uno acepte la mirada de Dios en su vida. Y es que hay algunos que vivimos como desacreditando la mirada de Jesús, haciéndonos los que no sabemos nada de su mirada. Difícil de entender, sobre todo porque la mirada de Dios es permanente. Y es entonces que en nuestro discernimiento brilla la luz de la quietud. ¿Qué hacer cuando no hay paz? Ignacio de Loyola decía que cuando no hay paz, no mudanza (Ignacio de Loyola). Es decir, que esta percepción de la mirada de Dios, este no escondernos entre los matorrales (Gn 3), da la seguridad de que vamos por buen camino. Muchas veces se toman decisiones sin paz, se toman a la ligera, apresuradas, como quien quiere huir de la mirada penetrante de Dios. Qué terror existencial ha de surgir de hacer las cosas apresuradamente, de huir con las decisiones y no tomar las cosas en la paz de Cristo. Hoy por hoy, los jóvenes se perciben más inquietos y más sensibles ante las mociones del Espíritu Santo, se les nota más religiosos, como más conectados con lo que Dios les quiere decir, esto de la eliminación de los tabúes, ha traído consigo, no sólo cosas negativas, sino una cercanía más confiada con Dios, “este soy yo Señor, no he de ocultarme”. Esto puede ayudar con el crecimiento de la confianza en Jesús, con el poder acoger el proyecto de Dios de manera más abierta, sin necesidad de tanto prejuicio, es más fácil ahora encontrarnos con Dios, a pesar de que las cuestiones morales puedan estar de por medio. Ahora bien. Dentro del discernimiento vocacional, hay algo importante: no perder la paz. Este anhelo del corazón suena en nuestro interior. No pierdas la paz, y con ello el camino es más fácil, no pierdas de vista que Dios está contigo, que su mirada permanece, que aunque llevamos la gracia en vasijas de barro (2 Cor 4, 7), Jesús es el primero que se arriesga con nosotros, se sube a nuestra barca y nos pide que lancemos las redes (Lc 5, 4). Y es entonces en que la decisión por seguir a Jesús se hace más llevadera, es en su nombre, con la confianza de que Jesús está conmigo, en que me puedo lanzar, en que puedo remar hacia dentro del mar. No sé qué tantos peces pescaré, pero estoy seguro y confiado en que él me ha pescado a mí y yo lo he pescado a él. Confiar, confiar en Jesús nos trae la paz. Una paz que ningún problema, ninguna adversidad pueden quitar, ya leemos al Cardenal Van Thuan, en su libro, cinco panes y dos peces, que ante la dura crisis que percibía al estar en la cárcel, saberse acompañado por Jesús lo hacía libre. La permanencia de Jesús en la cárcel, en el hospital, en donde nos realizamos, en la vida misma, nos hace libres. Nos da la seguridad de no abandonados y aunque la soledad nos puede jugar el duro truco de la desconfianza, Dios no nos abandonará jamás. Su permanencia real, nos da la fortaleza de seguirlo, su permanencia real nos da las certezas de que existe, de que va a nuestro lado y se la juega con nosotros. Por eso la importancia de comer su Cuerpo y su Sangre, de comer su Palabra, de tenerlo siempre con nosotros, buscar estar siempre con él, sabiendo que Él vive con nosotros es una motivación siempre nueva. “Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo” (Juan 14, 27), es la certeza de que está con nosotros, de que nos mira con amor y no nos abandona. En tu discernimiento vocacional, pregúntate: ¿qué tanto siento la mirada de Dios en mi vida? ¿Me oculto ante ciertas acciones? ¿Permito que mi única seguridad sea Jesús o busco otras seguridades que compensen mi vida? Cuando comulgo en la Misa, ¿percibo la presencia amorosa de Jesús que me mira con amor y no me abandona? ¿He tomado decisiones vocacionales sin paz? ¿He pedido ayuda ante esto? Diac. Dario Torres Rodríguez


MEDITA

MEDITA > CON EL PAPA

Pastoral Siglo XXI > p.12

EL DON DE CONSEJO

S

«El Señor me aconseja, hasta de noche me instruye internamente» (cf. Sal 16, 7).

abemos cuán importante es, en los momentos más delicados, poder contar con las sugerencias de personas sabias y que nos quieren. Ahora, a través del don de consejo, es Dios mismo, con su Espíritu, quien ilumina nuestro corazón, de tal forma que nos hace comprender el modo justo de hablar y de comportarse; y el camino a seguir. ¿Pero cómo actúa este don en nosotros? En el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza inmediatamente a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios. Al mismo tiempo, nos conduce cada vez más a dirigir nuestra mirada interior hacia Jesús, como modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos. El consejo, pues, es el don con el cual el Espíritu Santo capacita a nuestra conciencia para hacer una opción concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su Evangelio. De este modo, el Espíritu nos hace crecer interiormente, nos hace crecer positivamente, nos hace crecer en la comunidad y nos ayuda a no caer en manos del egoísmo y del propio modo de ver las cosas. Así el Espíritu nos ayuda a crecer y también a vivir en comunidad. La condición esencial para conservar este don es la oración. Volvemos siempre al mismo tema: ¡la oración! Es muy importante la oración. Rezar con las oraciones que todos sabemos desde que éramos niños, pero también rezar con nuestras palabras. Decir al Señor: «Señor, ayúdame, aconséjame, ¿qué debo hacer ahora?». Y con la oración hacemos espacio, a fin de que el Espíritu venga y nos ayude en ese momento, nos aconseje sobre lo que todos debemos hacer. ¡La oración! Jamás olvidar la oración. ¡Jamás! Nadie, nadie, se da cuenta cuando rezamos en el autobús, por la calle: rezamos en silencio con el corazón. Aprovechamos esos momentos para rezar, orar para que el Espíritu nos dé el don de consejo. En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco, dejamos a un lado nuestra lógica personal, impuesta la mayoría de las veces por nuestras cerrazones, nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y aprendemos, en cambio, a preguntar al Señor: ¿cuál es tu deseo?, ¿cuál es tu voluntad?, ¿qué te gusta a ti? De este modo madura en nosotros una sintonía profunda, casi connatural en el Espíritu y se experimenta cuán verdaderas son las palabras de Jesús que nos presenta el Evangelio de Mateo: «No os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros» (Mt 10, 19-20). Es el Espíritu quien nos aconseja, pero nosotros debemos dejar espacio al Espíritu, para que nos pueda aconsejar. Y dejar espacio es rezar, rezar para que Él venga y nos ayude siempre. Como todos los demás dones del Espíritu, también el de consejo constituye un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor no nos habla sólo en la intimidad del corazón, nos habla sí, pero no sólo allí, sino que nos habla también a través de la voz y el testimonio de los hermanos. Es verdaderamente un don grande poder encontrar hombres y mujeres de fe que, sobre todo en los momentos más complicados e importantes de nuestra vida, nos ayudan a iluminar nuestro corazón y a reconocer la voluntad del Señor. Recuerdo una vez en el santuario de Luján, yo estaba en el confesonario, delante del cual había una larga fila. Había también un muchacho todo moderno, con los aretes, los tatuajes, todas estas cosas... Y vino para decirme lo que le sucedía. Era un problema grande, difícil. Y me dijo: yo le he contado todo esto a mi mamá, y mi mamá me ha dicho: dirígete a la Virgen y ella te dirá lo que debes hacer. He aquí a una mujer que tenía el don de consejo. No sabía cómo salir del problema del hijo, pero indicó el camino justo: dirígete a la Virgen y ella te dirá. Esto es el don de consejo. Esa mujer humilde, sencilla, dio a su hijo el consejo más verdadero. En efecto, este muchacho me dijo: he mirado a la Virgen y he sentido que tengo que hacer esto, esto y esto... Yo no tuve que hablar, ya lo habían dicho todo su mamá y el muchacho mismo. Esto es el don de consejo. Vosotras, mamás, que tenéis este don, pedidlo para vuestros hijos: el don de aconsejar a los hijos es un don de Dios. Queridos amigos, el Salmo 16, que hemos escuchado, nos invita a rezar con estas palabras: «Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré» (vv. 7-8). Que el Espíritu infunda siempre en nuestro corazón esta certeza y nos colme de su consolación y de su paz. Pedid siempre el don de consejo. PAPA FRANCISCO


COMPROMETETE COMPROMETETE > PASTORAL FAMILIAR

Pastoral Siglo XXI > p.13

¿QUIERES SER UN PADRE O UNA MADRE BRILLANTE?

L

os niños no necesitan padres gigantescos, sino seres humanos que hablen su lenguaje y que sean capaces de penetrar sus corazones. Los buenos padres dan regalos. Los padres brillantes dan a sus hijos algo incomparablemente más valiosos, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su ser, su historia, sus experiencias, sus lágrimas, su tiempo y todo su amor.

hijos. ¿Sabe lo que ocurrirá? Ellos se enamoraran de usted. ¿Hay algo mejor que eso? Si ha estado en guerra en su trabajo pero tiene paz cuando llega a casa, usted será un ser humano feliz. Por el contrario, si tiene felicidad fuera de casa pero dentro de ella es un campo de batalla, la infelicidad será su compañera.

Los padres brillantes, cuando tienen los medios, dan regalos materiales a sus hijos, pero no los alientan a ser materialistas. Los padres que se preocupan por dar a sus hijos una historia se vuelven inolvidables. ¿Quiere usted ser un padre una madre brillante? Humanícese. Transforme su relación con sus hijos en una aventura. Tenga siempre presente que educar es penetrar en el mundo de otros. Es fundamental para la formación de los hijos que los padres permitan que los conozcan. Las experiencias aprendidas serán más importantes que las instintivas. ¿Qué registran sus hijos sobre usted? ¿Imágenes positivas

Muchos padres les dicen cosas maravillosas a sus hijos, pero tienen reacciones terribles frente a ellos: son intolerantes, agresivos, parciales e hipócritas. Con el tiempo se crea un abismo emocional entre padres e hijos.

o negativas? Ambas.

Lo que se registra nunca se puede borrar, sólo reeditar a través de nuevas experiencias que se escriben sobre las antiguas experiencias. El hombre moderno es un ser tan tenso, que sufre anticipadamente y tiene miedo del mañana. ES MÁS CONVENIENTE PERDONAR. Hágalo por usted. De otro modo su memoria lo archivará dándole privilegio. Su enemigo dormirá con usted y perturbará su sueño. Enseñe a sus hijos a hacer del escenario de sus mentes un teatro de alegría y no de terror. Si usted comete un error con su hijo, no basta con ser amable con él en un segundo momento. Peor aún, no trate de compensar su agresividad comprándole o dándole cosas, ya que de esta manera él lo manipulará y no lo amará. SUS HIJOS NO NECESITAN GIGANTES. Necesitan seres humanos. Adquiera el hábito de abrir su corazón ante sus

Muchos hijos reconocen el valor de sus padres, pero no lo bastante como para admirarlos, respetarlos y tenerlos como maestros de vida. No deben sentirse culpables. La culpabilidad encarcela el alma. Puede y debe rechazar este síntoma. Trasforme su historia en una película más interesante de lo que Hollywood podría producir. Si duda de esto, quizás usted no se conoce a sí mismo y, tal vez ni siquiera se admira a sí mismo. Aun cuando su cabello haya encanecido. Permita que sus hijos descubran su mundo. Abrace, llore y abrácelos. Es más importante que darles fortunas o criticarlos constantemente. Pbro. Benito Ramirez Márquez Párroco en San Pedro Apóstol


COMPROMETETE COMPROMETETE > ESPIRITUALIDAD

Pastoral Siglo XXI > p.14

“VE Y VENDE TODO LO QUE TIENES Y

LO TENDRÁS TODO”

¿A qué se refiere Jesús cuando habla de ir a vender todo lo que se tiene para poseer “el tesoro” o “la perla preciosa” que representa el Reino de los Cielos? Jesús no habla aquí únicamente de dinero o posesiones, pues el tesoro del Reino no es monetario. El tesoro del Reino que Él ha venido a hacer posible para nosotros es el Amor del Padre, este amor misericordioso, que quiere que todos los hombres sean sus hijos y vivan plenamente. De hecho, el primero en “vender todo lo que tenía” fue Jesús, el Hijo de Dios. Él dejó su condición divina, dejó la seguridad de su casa, dejó la posibilidad de ser el rey de Israel, y finalmente dejó su vida misma, para “adquirir” el tesoro del Reino. Era tan grande el amor del Padre por su Pueblo que Jesús no encontraba ya nada que “valiera la pena”; todo tenía sentido si le ayudaba a disfrutar, agradecer y compartir el Amor del Padre y nada tenía sentido en su vida sin este Amor. Cautivado por este Amor que sanaba y capacitaba para llegar a la plenitud como seres humanos, Jesús nos invita a descubrirlo, gozarlo y aceptar que no habrá ya nada que nos haga tan felices, tan amados, tan colmados de esperanza como este Amor del Padre, “perla preciosa” por la que vale la pena dejarlo todo. ¿Cuántas veces buscamos este “tesoro” de la felicidad en las cosas, en “el qué dirán”, en la ropa, en los carros, en tener la razón, en el placer, o peor aún, en situaciones de pecado que nos alejan definitivamente del amor del Padre? ¿Es que el testimonio de Jesús no nos basta para creerle? Jesús, lo dejó todo, y recibió “su tesoro” de los brazos del Padre que lo resucitó para la eternidad. ¿Dónde queremos fundar nosotros nuestra esperanza, nuestra felicidad, nuestra paz? ¿En las cosas o en Dios? Esta semana, podríamos empezar por agradecer este Tesoro. Nosotros ya lo hemos recibido desde nuestro bautismo, ¡aunque tal vez ni cuenta nos hayamos dado! Ya somos hijos del Padre, ya somos hermanos de Cristo, ya poseemos este tesoro que Cristo nos consiguió al dejarlo todo por nosotros… ¿qué podremos hacer nosotros? Por lo menos… ¡agradecerlo! Un corazón agradecido, generoso, dispuesto a dejarlo todo para poner su confianza en Dios; “dejar tu soberbia” para alcanzar la reconciliación con quien tengas diferencias, “dejar nuestro egoísmo” para ayudar a nuestro prójimo, “dejar nuestra indiferencia” para disfrutar, agradecer y compartir este Amor con los demás… en una palabra: “dejar nuestros falsos tesoros” para disfrutar del Amor del Padre, verdadero y único tesoro de vida eterna. Por tu pueblo, Para tu Gloria Siempre tuyo Señor, Pbro. Héctor M. Pérez Villarreal


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Pastoral Siglo XXI > p.15

LOS MIGRANTES UN CAMINO DE ESPERANZA

H

ace algunas semanas viví un gran experiencia de Dios al acudir con un grupo de amigos universitarios a la Casa del Migrante Santa Martha de la Arquidiócesis de Monterrey, que es coordinada por el Padre Jesus Garza Guerra donde se les brinda descanso, comida y los servicios urgentes posibles a todos aquellos hermanos nacionales y centroamericanos que dejan su hogar y pasan por nuestra ciudad para emigrar a los Estados Unidos. Previamente había hablado con el Padre Garza y le había preguntado qué era aquello que más necesitaban los migrantes que pudiéramos donar, la respuesta fue: “todo apoyo es bienvenido pero principalmente calcetines, que se les desgastan en su trayecto y mochila que es necesaria para lo poco que llevan”. Al llegar a la Casa fuimos recibidos por un grupo de aproximadamente 25 migrantes en su mayoría de Honduras que estaban en busca del sueño Americano. Antes de entregarles el donativo hicimos una dinámica con ellos que consistió en un círculo de conversación donde cada uno de los presentes compartiríamos un poco sobre nuestra vida. Realmente fue muy sorprendente escuchar cada una de las historias de vida de los migrantes, el conocer la realidad de su país, sobre sus familias, sus tradiciones y sus retos. Cada experiencia nos dejaba con la boca abierta y sorprendidos por su valentía y amor. Todas las historias tenían algo en común un gran amor por su familia y el gran deseo de superarse y no quedarse cruzados de brazos ante la pobreza, violencia y crimen que viven en sus lugares de origen. Cerca de 400 mil indocumentados centro americanos cruzan cada año el territorio mexicano para llegar a los Estados Unidos y en el trayecto sufren con frecuencia, vejaciones, maltratos, discriminación, violencia y abusos del crimen organizado. La situación para los migrantes cada vez es más difícil, Estados Unidos ha endurecido sus medidas en la frontera, solo en el estado de Texas se desplegarán mil efectivos de la Guardia Nacional para combatir a quienes llaman criminales. El crimen organizado les secuestra y pide rescate a sus familias pobres sin ninguna piedad con la amenaza de tortura o quitarles la vida que tristemente es cumplida. Los llamados polleros quienes les ayudarían a cruzar muchas veces solo les quitan el poco dinero que tienen y los dejan abandonados en el desierto. Sin embargo ¿qué es lo que hace que a pesar de ello deseen aventurarse en esta difícil realidad? La esperanza de superarse y poder brindarle una mejor vida a los que aman. Hay mucho que reflexionar y hacer en este tema, primeramente ellos nos ponen el ejemplo que a pesar de lo obscuro que sea el panorama no abandonan su sueño y deseo de brindar algo mejor a los que aman. No podemos perder la sensibilidad ante estos hermanos que tienen un gran corazón, pero menos oportunidades que nosotros, seguro hay mucho que realizar para hacer valer sus derechos humanos. La Iglesia de Monterrey está haciendo un gran esfuerzo en la Pastoral de la Movilidad Humana con los sacerdotes Jesus Garza Guerra y Luis Eduardo Villarreal. Recientemente colaboramos todos como Iglesia con una segunda colecta en todas las misas dominicales de la Arquidiócesis destinada a las diócesis del sur de Estados Unidos que están atendiendo a los niños migrantes. Sin embargo hay mucho por hacer, la pregunta es: ¿Cómo puedes ayudar tú?, primero no dejemos de orar por los migrantes, cuando te popes a uno de ellos no lo mires como un delincuente sin razón alguna, recuerda ¡es un hermano! y por último puedes acercarte a la casas de la Arquidiócesis para migrantes y platicar como puedes colaborar. Casa Santa Martha: Tel: 8372-3355 Casa Nicolás: 1160 1467

Juan Pablo Vázquez Rodríguez Coordinador de Pastoral Siglo XXI Periódico de la Arquidiócesis de Monterrey


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Pastoral Siglo XXI > p.16

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