LA CUEVA EN PILARES
U
por Mauricio Mastropiero
bicada en el Parque Nacional Maderas del Carmen, al norte de Coahuila, existe una reserva silvestre que conjuga la pasión por la conservación de la fauna y el placer de disfrutar la naturaleza a través de la arquitectura. La reserva ecológica “Pilares” es un terreno de 40 mil hectáreas dedicadas a la conservación de especies en grave peligro de extinción, y la proliferación de algunas que ya habían desaparecido en
México. Además, es un oasis del mundo actual; un lugar aislado del desarrollo urbano, ligado a su contraparte texana -el Parque Nacional Big Bend-, por la majestuosidad de la Sierra Madre Oriental y la pureza del ecosistema. En este contexto surge “La Cueva”, un proyecto arquitectónico que nace con la idea de crear un espacio neutro, de convivencia y contemplación, con una fuerte relación con lo salvaje de una zona donde el venado, el oso negro, el borrego cimarrón, el antílope y el indio americano transitan libremente como si allí el tiempo siguiera sus propias reglas. Como en la arquitectura vernácula, la obra responde directamente al sitio donde se emplaza, con volúmenes básicos y hasta primitivos que se levantan con materiales de la región, obteniendo del paisaje sus colores y texturas. El sentir del proyecto es como aquél al entrar a una cueva, parcialmente enterrado en el suelo, provee refugio del exterior para disfrutarlo en un ambiente acogedor. La orientación del edificio ofrece luz natural del norte y dirige las vistas principales, a través de dos terrazas exteriores, hacia los picos más altos de la montaña. Al interior, el programa incluye un gran comedor/sala de juntas, una amplia estancia, un desayunador, medio baño, una cava para vinos, una cocineta y un espacio semi techado para asadores.
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