La exposición oral

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La exposición oral

Nº 29 8 mayo de 2013

Hablar y hacerse oír Hablar en público ha sido una de las actividades más importantes de las comunidades humanas. Desde antiguo, se fueron desarrollando las técnicas que hacían de ello un arma poderosa. La democracia griega, de la que procedemos, convirtió la retórica y la oratoria en habilidades de obligado dominio para los hombres públicos. Hablar en público exige previsión, no se trata de simple comunicación social, espontánea, sino de un discurso planificado con respecto a una finalidad. Uno de los mayores inconvenientes son los nervios. Pero

también para ello existen recursos: además de los ensayos previos y la planificación, son importantes los anclajes (acciones recurrentes que otorgan seguridad), la visualización (interiorización psíquica de las acciones) y los ejercicios de relajación. El discurso puede ser leído, pero resulta más eficaz dirigirse directamente al público. En ese caso, la planificación exige un mapa de ideas o un guion. Es importante tener claro a qué clase de público nos dirigimos, definir correctamente el tema, elegir con acierto digresiones y anécdotas, dejar frases o

ideas que se graben con facilidad en la memoria del oyente, etc. Además conviene dominar las técnicas de captación del interés y la empatía del público, y estructurar bien el principio y el final de la intervención. Convendrá evitar ciertos vicios característicos, como las muletillas, la fraseología trillada, los lugares comunes o los defectos de dicción. En este último apartado será fundamental una correcta entonación, volumen adecuado, modulación, expresividad y manejo de los códigos no verbales que refuerzan el discurso.

Partes de la exposición Apertura Es el momento de quitar los nervios, saludar, presentarse y anunciar el tema. Puedes comenzar con una anécdota ingeniosa que sirva para captar la atención de tus oyentes. Introducción al tema Debes partir de lo que el público sabe para desarrollar tus conceptos. También puedes señalar los objetivos que pretendes. Presentación de un guión, Enumera las “ideas fuerza” que vas a desarrollar y los apartados de tu exposición, para lo que puedes ayudarte de un esquema.

Desarrollo del tema Presenta las ideas principales y desarrolla cada una de forma ordenada, siguiendo una estructura similar a la de los párrafos. Entre una idea principal y otra, introduce frases de transición, ayudándote con el paso de las diapositivas.

Recapitulación, Repite las “ideas fuerza” para fijar los conceptos esenciales. Conclusión Prepara una idea final que pueda resumir todo lo dicho o bien plantear un problema nuevo para abrir un debate. Cierre Es el momento de agradecer al auditorio su atención y, si el tiempo lo permite, abrir un turno de preguntas.


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Preparación de la exposición Ten siempre en cuenta adónde quieres llegar, para lo que es conveniente que cuides los siguientes aspectos: Delimita el tema: Decide su extensión, profundidad, el hilo conductor y las ideas que quieres que tu público retenga, a las que llamaremos “ideas fuerza”. Con estos elementos puedes crear una tabla que irás rellenando con aquello que se te ocurra. Define el objetivo: Plantéate qué pretendes lograr: demostrar tus conocimientos sobre un tema, emocionar, entretener, divertir, convencer, vender…

“ Pensar en el lugar en el que vas a exponer te ayudará a fijar el tono, el ritmo, el grado de formalidad, los ejemplos… y la forma de presentarte y tu atuendo”

Define el público y el contexto: no es lo mismo exponer durante diez minutos ante los compañeros un tema de clase que hablar durante una hora para convencer a un público diverso de las bondades de una ONG. Pensar en el lugar en el que vas a exponer te ayudará a fijar el tono, el ritmo, el grado de formalidad, los ejemplos… y la forma de presentarte y tu atuendo. También te servirá para elegir el material audiovisual que vas a utilizar como apoyo. Establece un guión: Ahora debes pensar en la estructura de la exposición. Tienes varias posibilidades,

aunque siempre debes comenzar con una introducción (anuncia el tema, cuenta una anécdota, pon música, haz una pregunta…) y terminar con un cierre (prepara una frase breve y simpática, proyecta una imagen…) Entre una y otra puedes desarrollar el tema de formas diversas (cronológica, explicación de causas, hechos y consecuencias, comparaciones entre ideas, análisis, ventajas e inconvenientes…) Ensaya: la práctica previa es imprescindible. Te permitirá controlar el tiempo, evitar muletillas, ordenar tus ideas, probar los apoyos audiovisuales…

Códigos corporales y gestuales La forma de movernos, de situarnos o de gesticular es indicio de nuestro estado de ánimo y de opinión. Por ello, el cerebro humano está especializado en captar todas estas señales e interpretarlas. Se trata de los códigos no verbales, implícitos en nuestros hábitos culturales y evolutivos; tácitos, pero de enorme importancia. En una conferencia, no transmite lo mismo quien que se pasea entre el público que quien habla desde una tribuna. Igualmente, las posturas corporales son decisivas. Se deben evitar las cerradas o

agresivas: enarbolar puños o dedos indicadores, mantener las manos aferradas al atril, blandir folios u otros objetos. Por el contrario, las manos abiertas y relajadas, los gestos moderados, sin contundencia, son manifestación de confianza. Las expresiones de cierre se reflejan en las extremidades cruzadas; sean dedos, brazos o piernas. Existen posturas de agresividad o desafío, como los brazos en jarra, las poses desgarbadas o no mirar al público. La mirada es fundamental para captar atención, empatía y confianza. Se debe

hablar mirando al público con naturalidad, sin fijar la vista en nadie, repartiéndola por todo el auditorio. Es un error el bajar la vista o dejarla perdida en una lejana inopia, el «prenderse» en determinada persona o grupo del auditorio (frecuente con aquellos que cabecean afirmativamente como si estuvieran de acuerdo con todo) o cerrar los ojos con insistencia en señal de reconcentración, lo que implica que el que habla sólo se interesa por sí mismo.

“I have a dream…”

“ Ich bin ein Berliner”

Malas prácticas

Buenas prácticas


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Sensaciones ante la exposición Las manos sudan, tiembla la voz, te duele el estómago, se te acelera el corazón… Seguro que alguna vez has experimentado estas sensaciones, y es que, cuando nos enfrentamos a un colectivo de personas, es inevitable pasar por una situación de angustia, situación que puede manifestarse: A nivel somático: taquicardia, sudoración general, dolores, enrojecimiento facial,… A nivel cognitivo: pensamientos negativos. A nivel conductual: alteraciones en la voz, temblor, tartamudeo, mirar el reloj,

tocarse el pelo, etc. Como vemos, algunas de estas reacciones son externas. Otras, sin embargo, se producen de manera interna, siendo más difíciles de detectar y, por tanto, también de controlar.. Así con todo, actualmente disponemos de una serie de técnicas que pueden ayudarnos a hacer más llevaderas estas situaciones. Veamos, en primer lugar, qué NO debemos hacer: Pensar en problemas hipotéticos. Ingerir estimulantes artificiales. Pretender satisfacer a todos.

Por el contrario, puede resultarnos útil: Elegir un tema que nos guste y que sea fácil de exponer, y prepararlo previamente. Realizar ejercicios de distensión-relajación. Disponer de un elemento de apoyo. Hacer preguntas. Ahora ya tienes todos los ingredientes para hacer una buena exposición, quítate el miedo de encima, atrévete y, ante los errores, recuerda que, como decía Simón Bolívar, “El arte de vencer se aprende en las derrotas”.

“ El arte de vencer se

Apoyos externos: presentaciones Una imagen vale más que mil palabras. Esta aseveración muestra una gran verdad. Millones de personas desde científicos a políticos, pasando por docentes han encontrado en la herramienta Powerpoint o su versión libre, el Impress, un apoyo clave y fundamental a sus exposiciones. Sin embargo, algo ha ocurrido. La ayuda se ha convertido con el tiempo en una trampa. Una trampa que puede destruir una buena exposición, condenar al fracaso un buen planteamiento ante un público entregado. Un breve repaso por las

principales páginas que ofrecen trabajos realizados en forma de presentación nos muestra un panorama desolador: más presentaciones cargadas de texto, con decenas de diapositivas, sin apenas imágenes y todas basadas en la más estricta monotonía. Hoy nos movemos en otro entorno. La presentación tiene que ser una excusa, un motivo, una sugerencia, nunca un fin en sí mismo. Por eso, os vamos a dar 10 buenos consejos para que una presentación haga brillar una buena exposición:

1. No uses las plantillas estándar. Trata de ser tú mismo y diferente. 2. Usa una portada de impacto, muy visual y con letras muy grandes. Hay que enganchar desde el primer momento. 3. Usa una paleta de colores llamativa, con tendencia a colores contrastados. 4. Jamás escribas en la diapositiva lo mismo que estés diciendo o bien nunca leas lo que está escrito.

Crea imágenes que respalden tu historia. 5. Usa pantallazos si estás explicando algo que proviene de otra fuente 6. Fotos visuales, inesperadas, sugerentes; evita lo cursi o lo común. 7.“Less is more”, decían a principios de siglo. Una verdad palmaria. 8.La base está en el C.R.A.P., es decir, contraste, repetición, alineación y

aprende en las derrotas”

proximidad. Me explico: el texto e imágenes del mismo tamaño no molan; repite tipo de letra y color todo el tiempo; el texto y las imágenes deben tener relación y, por fin, agrupa las cosas por bloques dentro de la diapositiva. 9. No multipliques los tipos de letra. No queda bien. 10. Usa vídeo si puedes. Mola.


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ANTES DE EMPEZAR ... REPASA TUS NOTAS • Tener escrito el guión con letra grande y clara para que de una mirada rápida se pueda seguir el orden. • En el guión conviene destacar los aspectos más importantes dentro de un esquema breve. • El guión debe ser breve y claro; es un esquema. • Releer y repetir las “ideas fuerza” con las que se va a captar la atención del oyente

PREPARA TU VOZ

Realiza pequeños ejercicios de relajación y preparación de la voz: * Para fortalecer el diafragma: se hacen pronuncia de manera fuerte y rápida, los sonidos: “tzzz,tzzz” y después “fffff, fffff” * Para lograr que de la boca salga un flujo constante de aire se pronuncia tan fuerte como se pueda el sonido: “sssssssss”. Este ejercicio se hace el mayor tiempo posible. Se debe haber practicado en días anteriores. * Relajar la cabeza: mover vertical y lateralmente la cabeza. Al relajar la cabeza se relajan las mejillas y la garganta. De esta manera fluye mejor el aire y se mejora la resonancia. * Pronunciar mejor: Para esto se hacen ejercicios que flexibilizan los labios y fortalecen la punta de la lengua, se debe pronunciar el sonido: “brrrr, brrrr”, exagerando el movimiento de los labios.

RECUERDA ALGUNOS TRUCOS IMPORTANTES •

Conviene desarrollar la disertación de pie y hasta moviéndose con naturalidad por el estrado.

• •

Cambiar de tono y de ritmo en la exposición ayuda a mantener atento al público. Hay que decir las cosas con convicción para poder transmitir ese convencimiento al auditorio y persuadirle.

Se deben utilizar los gestos, las miradas persuasivas, los movimientos del cuerpo y especialmente las manos.

Expresarse con frases sencillas y claras. Para ello, utilizar frases cortas pues los circun-

loquios pueden inducir a errores. Tener ensayadas las frases de difícil pronunciación. Si se han de utilizar palabras de otro idioma, se debe estar seguro de la pronunciación.

Realizado por: EQUIPO PLEA

I.E.S. ALAGÓN. CORIA

ies.alagon@edu.juntaextremadura.net iesalagon.juntaextremadura.net bibliotecaiesalagon.blogspot.com

Alfonso Pomet Serafín Portillo Gabriela Pantrigo Carmen Breña Antonio Salas Isabel Martín Javier Jiménez-Ridruejo


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