Catálogo Antonio Chemor

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Presidente Carranza 176 Coyoacán 04000, México, D. F. Tel. (55) 5554 0155 info@artehoy.com.mx www.artehoy.com.mx


Arte Hoy ® Galería Ciudad de México, Abril, 2013

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Portada: Estela VIII (detalle). Talla directa en basalto Arte Hoy ® Galería Presidente Carranza 176 Coyoacán México, D.F., 04000 e-mail: info@artehoy.com.mx Tels: 5554 0155 Editado por: Jorge Espinosa Fernández, Arte Hoy ® Galería Impresión: Printshop Progreso 136 Barrio de Santa Catarina Coyoacán 04010 México, D.F. Primera edición, 2013 Tiraje: 1000 ejemplares. Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido, incluyendo el diseño de cubierta sin previa autorización de Jorge Espinosa Fernández y Arte Hoy ® Galería. Hecho en México / Made in Mexico


Antonio Chemor

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El arte de la poda de Antonio Chemor (o lo que habrá del otro lado de la montaña)

Mi método predilecto es el de la poda, por aquello que decía Huidobro del adjetivo; que el que no da vida, mata. Hugo Padeletti

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Antes de comenzar a hablar de la obra escultórica de Antonio Chemor, hay que decir que el trabajo de este escultor es desconocido hasta el momento de la publicación de este libro (que es un compendio de su primera exposición en la Galería Arte Hoy.) Es usual encontrarnos en la primera exposición de un artista con influencias explícitas, con búsquedas no consolidadas, con titubeos, con algunos pasos en falso, ya que el artista está en proceso de crear su propio lenguaje, su tono, su manera inconfundible de expresión, si es que llega a tenerla. Nada más alejado en esta ocasión que lo anterior ya que, con sus esculturas, nos encontramos ante una obra consolidada, madura y de una coherencia excepcional. Antonio Chemor acaba de cumplir sesenta años, y lleva siete años dedicado totalmente a la escultura en piedra. ¿Qué hizo antes de comenzar a tallar, cómo llegó a crear en este corto tiempo una obra tan consistente? Creo que todo lo que hizo antes fue una preparación espiritual-artística para poder llegar a tener una visión de lo que quería o lo que tenía que hacer. La lectura de lo mejor en poesía, en filosofía y su interés en la

Estela VII (Estudio sobre tensión 2), 2011 Talla directa en basalto de San Salvador El Seco, Puebla. 40 x 36 x 10 cm


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música contemporánea de vanguardia, han sido los maestros de Chemor, ya que éste nunca trabajó con algún escultor en un taller de piedra: todo el trabajo técnico lo ha aprendido por sí mismo y lo ha creado con sus propias manos: ningún ayudante, ningún cantero le hace su trabajo. Antonio encuentra el placer, el gozo y lo que está buscando y no sabía que encontraría, en su taller, como aconsejaba Cézanne. En la historia del arte encontramos algunas anécdotas ejemplares que nos enseñan, por una parte que “el arte sopla donde quiere y cuando quiere”, y por otra, que los caminos del artista, como la vida misma, son misteriosos. Comentaré dos de ellas: Cuenta Tápies que el monje y artista (pintor, calígrafo, poeta) japonés Hakuin, a los veinte años, “cuando ya era un monje hábil en la caligrafía convencional”, abandonó la práctica artística durante

cuarenta años porque encontró que “lo que le interesaba en una caligrafía era la calidad humana del artista”, lo que no siempre se encontraba aun en reconocidos artistas. “A partir de ese entonces, Hakuin- nos dice Tápies- dejó de pensar en el arte y se concentró, más que nunca, en su preparación interior”, a partir del estudio y práctica del budismo, sobre todo del za-zen. “Fue entonces, alrededor de los sesenta años, cuando su arte surgió con naturalidad en toda su grandeza.” El gran poeta argentino Hugo Gola me contó esta anécdota sobre el pintor uruguayo Pedro Figari. Durante muchos años Figari se había desempeñado en Montevideo como juez de un ministerio público y en un juicio por homicidio todas las pruebas parecían inculpar a un hombre. Figari lo sentenció a veinte años de cárcel. Pasados diez años se descubrió que el hombre en realidad era inocente. Cuando Figari se enteró de lo sucedido,


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abandonó el cargo de juez para siempre. Desde ese momento dedicó su vida a la pintura. Figari contaba en ese entonces con alrededor de 50 años. Le comenté a Hugo que era comprensible que ante esa injusticia él hubiera abandonado el cargo, ya que era tan difícil enjuiciar a alguien porque siempre puede quedar la duda de la culpabilidad o no de una persona, y que, aun siendo culpable, las circunstancias específicas que mueven a alguien a cometer un homicidio suelen tener un trasfondo complejo de juzgar. Sin embargo, Hugo comentó: “No, no creas que es tan comprensible que un juez abandone su cargo por una injusticia. Sólo un tipo como Figari lo haría.” Con estas dos anécdotas quiero apuntar que el Arte escoge a sus oficiantes no sabemos exactamente por qué ni cómo ni dónde, pero es indudable que los escoge.

Estela IX, 2010-2011 Talla directa en basalto de San Salvador el Seco, Puebla. 42 x 64 x 14.5 cm


10 Durante una larga conversación que sostuve con Antonio Chemor recordé, sobre todo, la anécdota de Hakuin. No estoy seguro si Antonio se ha entregado al estudio y a la práctica del budismo zen de manera fervorosa; lo que sí sé, a partir de nuestra conversación, (y de lo que se desprende de su obra), es que Chemor crea sus obras a partir de una cualidad zen que vive, se manifiesta y es un hábito continuo de todo gran artista: la práctica cotidiana de la contemplación. Chemor, de día, talla la piedra en tres etapas: primero el golpe, el desbastar con fuerza el monolito, después “quitar las excrecencias”, sugerir las formas, variarlas, concretarlas; por último, pulirlas, condensarlas, precisarlas. Estas tres etapas son su trabajo de día; pero de noche, en cada una de las etapas, para pasar del golpe a la sugerencia y variación de las formas, y a la concreción de las mismas, su trabajo consiste en contemplar, largamente, cada una de las fases de la construcción de la escultura: horas de ver, de observar, de darle vueltas a la pieza, de verla por arriba, abajo, de lado: para

ver cómo una forma proyectada hacia el frente tiene una correspondencia con otra forma del otro lado, en una misma u otra dirección, o con un hueco como contraste o complemento de la primera; para ver y llegar a configurar en una escultura el juego entre las formas, los perfiles, las sombras y los espacios a partir de ese ejercicio espiritual llamado contemplación. Se debe puntualizar que la contemplación se da en dos sentidos: por una parte, la escultura surge de la contemplación del escultor para crear la obra; por la otra, fundamental como la primera, es que la obra exige del espectador también el tiempo y la paciencia para contemplarla. La obra exige que el espectador practique algo de la paciencia que tuvo el escultor para crearla. En este punto la obra de Chemor se contrapone a mucho de lo que se hace actualmente: sus esculturas no se basan en discursos que fundamentan o pueden sustituir a la obra; al contrario: de la obra misma, de la contemplación de sus elementos materiales conformando una estructura, surgen significados diversos.


Estela Solar, 2006 Talla directa en roca metamórfica de Santa María Macúa, Tula de Allende, Hgo. 32 x 54 x 10 cm Estela-Talud (Los Viejos de la Montaña), 2006 Talla directa, fragmentada y reensamblada, en bloque de roca volcánica extrusiva. 33 x 38 (variable) x 18 cm

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12 Metรกstasis/Metรกtl, 2010 Talla directa en metate de basalto de San Salvador el Seco, Puebla. 39.5 x 29 x 10 cm


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Torre/Cabeza Cíclope, 2007 Talla directa en roca metamórfica de Tepozotlán, Edo. de México. 30 x 26 x 13 cm

15 Esta cita de Moore concentra lo anterior: “Cuando termino una escultura y a través de ella expreso mis ideas, emociones y sentimientos, puedo después preguntarme y filosofar sobre por qué hice esa pieza particular. Pero jamás la respuesta será exacta. ¿Quién puede decir si una experiencia que sucedió ayer o hace diez años, o hace una vida entera fue o no lo que influyó en una obra?”


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Estela IV, 2006-2007 Talla directa, fragmentada, en basalto del Valle de MĂŠxico. 68 x 15 x 13.5 cm

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Estela I, 2006-2007 Talla directa en basalto del Valle de MĂŠxico. 72 x 17.5 x 15 cm

Estela II, 2007 Talla directa en basalto del Valle de MĂŠxico. 101.5 x 15 x 12 cm


2 En la obra de Chemor encontramos puentes y diálogos artísticos con obras artísticas y culturas que importa señalar. El primer puente artístico que encuentro es con la obra de Brancusi. (Quizá Brancusi es el padre de todo escultor concreto, como lo es Cézanne, según Matisse, para todo pintor planístico, figurativo o no.) Más que con la obra de Brancusi, diría, el diálogo se da con sus principios escultóricos. No recuerdo donde leí (y su obra lo confirma), que Brancusi despojó o volvió a podar todas las ramas que estaban adheridas de la escultura anterior a él que impedían observar con claridad sus partes estructurales.

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Estela III (Estudio sobre tensión 1), 2007 Talla directa en basalto del Valle de México. 72 x 16 x 11.5 cm


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Estela V, 2007-2008 Talla directa en basalto del Valle de MĂŠxico. 40 x 12 x 6 cm


21 Estela-Yunque II (Estudio sobre trapezoides 3), 2010-2011 Talla directa en basalto de San Salvador El Seco, Puebla. 22 x 46 x 13 cm

Aún las esculturas del gran Rodin están llenas de ramas, de moluscos, que impiden ver la relación clara y precisa entre sus formas. Sin embargo, paradójicamente, Rodin quería lo mismo, desde otra estrategia escultórica, que Brancusi. En su Testamento escultórico, Rodin, plantea dos cuestiones fundamentales para cualquiera que deseé esculpir o aun contemplar una obra: -Hay que indicar claramente los planos dominantes en una escultura. -Imagina las formas como dirigidas hacia ti: toda vida surge de un centro, y se expande de dentro hacia fuera. Estos dos principios también subyacen en la obra de Brancusi, como en la de Antonio Chemor. Por otra parte, el principio de la fidelidad al material que deseaba Brancusi, Chemor lo ha suscrito: sus

obras siempre toman en cuenta las cualidades de la piedra: la dureza y, paradójicamente, la fragilidad de la misma. Henry Moore, otro puente artístico para Chemor, nos dice lo siguiente, que creo que podría trasladarse a los principios escultóricos de Antonio: -Al modelar puedes alterar cientos de veces, puedes agregar o quitar. Al tallar sólo puedes quitar. No es que sea más difícil, sólo requiere más precisión. -La gran ventaja de una escultura es su tridimensionalidad, y ésta puede verse desde innumerables ángulos. Prefiero la escultura asimétrica a la perfectamente simétrica, porque, en un trabajo simétrico, al ser un lado idéntico al otro, sólo tiene la mitad de los distintos puntos de vista que un trabajo asimétrico.


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Otros puentes artísticos o diálogos con otros artistas o culturas, serían los siguientes (según el mismo Chemor): con las esculturas cicládicas, de la Isla de Pascua, del México antiguo y aún con los restos casi-arqueológicos industriales. En cuanto a artistas, los diálogos se dan con la obra de Jean Arp, Umberto Boccioni, Barbara Hepworth, Isamu Noguchi, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Fritz Wotruba, Anish Kapoor, Uli Gsell, Anthony Gormley, Kasimir Malevich, Mark Rothko y Pierre Soulages, Jorge Yázpik y Javier del Cueto.

Cicládica I, 2007 Talla directa, fragmentada, en roca metamórfica de Santa María Macúa, Tula de Allende, Hgo. 46 x 21 x 12 cm


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Cicládica II (Pacífico/Egeo), 2010-2011 Talla directa, fragmentada, re-ensamblada y cementada en roca volcánica en manto acuífero del Rancho El Marqués de Jagüey, El Marqués, Qro. 103 x 30 x 22 cm


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Estela VI (Estudio sobre trapezoides 2), 2010 Talla directa en basalto del Valle de MĂŠxico. 44.5 x 23 x 12 cm


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Homenaje a Anish Kapoor, 2006 Talla directa en basalto del Valle de MĂŠxico. 34.5 x 13.5 x 13.5 cm


3 Hablemos de algunos elementos plásticos de dos esculturas de Chemor. (Estos elementos se encuentran, evidentemente, en otras de sus obras): En Estela-Yunque I (Homenaje a Wotruba) nos encontramos con una pieza de formato íntimo, manejable. En un fragmento de roca metamórfica, fracturado, tallado y después re-ensamblado, mucho más delgado que ancho, Chemor crea en la parte inferior de la pieza –según se la coloque- una serie de formas geométricas sensibles, (porque sus ángulos no son rectos ni totalmente planos),

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conviviendo con huecos profundos, pronunciados, irregulares también y sensibles, lo que hace que la luz entre y juegue entre ellos en contraste con las formas plenas. En la parte superior encontramos un plano largo sin incisiones (menor que el que contiene los huecos) y coronando esta forma más grande, observamos que la ‘copa’ de la escultura ha quedado sin trabajar, sugiriéndonos, quizá, que ante la escultura que estamos, fue antes ‘una piedra” encontrada, en Santa María Macúa, Tula de Allende en Hidalgo, o en cualquier otro pueblo donde Chemor recolecta sus piedras.


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Yunque I (Homenaje a Uli Gsell), 2008 Talla directa en basalto negro (piedra de río) de Santa María Macúa, Tula de Allende, Hgo. 19.5 x 21.5 x 8.5 cm

Homenaje a Picasso, 2007 Talla directa en roca volcánica extrusiva (recinto) de Tepozotlán, Edo. de México. 30 x 25 x25 cm


Estela-Yunque I (Homenaje a Fritz Wotruba 1), 2008 Talla directa, fragmentada y re-ensamblada en roca metamórfica de Tepozotlán, Edo. de México. 34 x 20 x 8.5 cm

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Al conversar con Chemor sobre mi interés en esta escultura, me dijo que construía sus piezas tomando en cuenta la escala humana. Antonio después tomó una tiza, de unos dos centímetros de altura, y la colocó en una de las formas que conforman los huecos de tal escultura. Antes de esta acción, al observar la pieza desde distintos ángulos, pensé que el carácter monumental se daba en ella, no por lo ‘grande” de la pieza, sino por sus formas concentradas, por sus huecos pronunciados, relacionándose constructivamente. Al ver la tiza sobre el hueco, pensé: “Si yo fuera esa tiza me preguntaría, ¿qué habrá del otro lado de la montaña? Tendría que entrar y recorrer esos túneles para saber que no se encuentra lo mismo de un lado que del otro: las formas son distintas, los huecos menos pronunciados, la luz que entra por estos huecos convive con formas geométricas distintas. Esta escultura, aparte de dialogar con la obra monumental de Wotruba, dialoga con las pinturas de “los cuadrados mágicos” de Paul Klee, con la Pirámide de los Nichos del Tajín (donde se encuentra el mismo contraste entre hueco y forma); otro diálogo fundamental se daría con las hachas ceremoniales

totonacas; por último (aunque seguramente otras personas encontrarán otros diálogos), esta obra tiende un puente con las ruinas arquitectónicas no sólo de culturas pasadas, sino aún con los cascarones de casas abandonadas que quedan en ciertos pueblos y ciudades de nuestros país. Recordemos, como decía Moore, que “la arquitectura, cuando ya no se la puede utilizar, es inevitable que se convierta en algo estético, en algo escultórico.” Al conversar sobre su manera de trabajar, Antonio me dijo esta frase, que me hace pensar en su manera arquitectónica de abordar el trabajo escultórico: “Yo modelo en el aire”, dijo y después me mostró unas esculturas hechas en cartulina que cabían en la palma de la mano. El modelar en el aire significa que el escultor tiene una visión total de lo que está construyendo, de esta manera, la escultura podrá llegar a tener una relación armónica, una congruencia entre sus partes: en cualquier posición que se coloque la obra terminada tendrá un equilibrio formal. Por supuesto, el escultor siempre preferirá una a otra posición, le interesará más la revelación de una forma, un hueco, una textura, un perfil que otro.


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Yunque-Torre I, 2008 Talla directa en roca de Tepozotlán, Edo. de México. 19.5 x 21.5 x 8.5 cm

Estela VIII (Homenaje a Giorgio Morandi 1), es una obra interesantísima, en la cual la relación o diálogo con la obra de Morandi se cumple a partir de sugerencias sutiles. Nos encontramos ante un bloque que ha sido dividido o recortado por formas delineadas: en un lado de la pieza se nos revela la yuxtaposición de cuatro formas, (diría, en cierto sentido, cubistas, aunque comprimidas), claras, precisas, manteniendo la unidad de conjunto (como decía Westheim de las hachas ceremoniales). Las botellas y los objetos de Morandi han sido condensadas-concretados a partir de diversas formas delgadas. Lo interesante de esta obra es que, vista de frente sus formas se vuelven “otra cosa” muy distinta: la sugerencia a los objetos de Morandi desaparece y nos encontramos ante formas que avanzan y retroceden ante el espectador, divididas, que dialogan, creo, con los Chac Mool mayas. Detrás de este lado, nos encontramos ante una serie de módulos lineales, cuatro, que rítmicamente se despliegan a partir de incisiones cóncavas. Por supuesto, si uno va lentamente girando alrededor de la pieza, encontrará toda una serie de fases intermedias, de formas avanzando de manera sorpresiva, que nos hablan de la gran conciencia del escultor en el manejo del espacio (desplazado por el objeto escultórico) al construir su obra. Por todo lo dicho arriba, por lo que sus obras confirman, es preciso decir que Antonio Chemor es un escultor consolidado, que se integra, “salta”, o conquista un lugar fundamental al lado de los pocos escultores mexicanos que creen aún que el trabajo artístico directo con el material puede ofrecer (y seguirá ofreciendo) posibilidades infinitas de configuraciones formales cargadas de emoción.

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Estela VIII (Homenaje a Giorgio Morandi 1), 2010-2012 Talla directa en basalto del Valle de MĂŠxico. 48.5 x 64 x 14.5 cm


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Vaciamiento de Cuboide (Estudio sobre trapezoides 4 y Homenaje a Fritz Wotruba 2), 2010-2011 Talla directa en roca volcรกnica extrusiva de Tepoztlรกn, Mor. 28 x 24 x 20 cm


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Semilla Brancusi, 2005-2006 Talla directa en roca metam贸rfica de lecho marino de Tepoz谩n, Arroyo Seco, Qro. 42 x 19 x 26 cm


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Simbiosis (Homenaje a Henry Moore y Barbara Hepworth), 2009 Talla directa en basalto negro (piedra de río) de Río Escolásticas, Pedro Escobedo, Qro. 50 x 24 x16 cm


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42 Estela-Yunque III, 2010-2011 Talla directa en roca volcĂĄnica extrusiva (recinto) del Valle de MĂŠxico. 60 x 34 x 14 cm


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Yunque-Hacha I, 2007 - 2013 Talla directa en roca metamórfica de origen sedimentario de Tepozotlán, Edo. de México. 31 x 38 x 8.5 cm


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Cuando andaba por mis trece me topé –en un libro de Time-Life– con una fotografía a color de Jean (Hans) Arp tomada en un patio ó jardín. Aparece tocado con un ancho sombrero de palma, camisa de tela basta y amplios pantalones de lana sujetados con tirantes. Al fondo, desde un rincón, una pareja –mujer y hombre maduros– observa la escena. Sostiene entre sus manos una larga lima de acero, de ésas que se conocen como “de cola de ratón”. Con la mano derecha empuña el mango de la lima, con la izquierda, la fina punta de la “cola”, como si estuviese pulsando con los dedos las cuerdas de un pequeño violín. El gesto indica que está dando –si no los últimos– sí los toques previos al pulimento final a una de sus ya clásicas piezas –de mármol blanco ó de piedra– de voluptuosas formas. Ahora sé que la escena fue captada por el gran fotógrafo de origen albanés Gjon Mili, en el jardín de la casa-atelier de Jean Arp y Sophie Taeuber en Clamart, Meudon. 46

Esa fotografía me atrapó –me sigue atrapando– y en ese entonces pensé: eso, me gustaría hacer eso un día. Conservo la fotografía arrancada del libro. Tuvieron que transcurrir más de 40 años para atreverme a “hacer eso”: tallar una piedra. Antonio Chemor Mixcoac, Ciudad de México Febrero del 2013.


Antonio Chemor Nació en la Ciudad de México en 1952. Vive y trabaja en el viejo barrio de Mixcoac, Ciudad de México. Escultor por formación, experiencia y convicción autodidacta. Algunas de sus influencias escultóricas más importantes son Eduardo Chillida, Henry Moore, Brancusi, Barbara Hepworth y Jean (Hans) Arp. La escultura y en general el arte prehispánico han sido un referente significativo en su enfoque artístico y exploración estética. Varias de sus piezas revelan un juego con los planos que derivan de la pintura, como es el caso de su inspiración en la obra de Giorgio Morandi. Su búsqueda en la escultura se inclina hacia el balance de las formas, los contornos y los contenidos internos de cada una de las obras.

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Créditos de la exposición: Jorge Espinosa Fernández Coordinación general Bárbara Perea Asesoría curatorial 48

Arte Hoy Galería Museografía y montaje Luis M. Verdejo Textos Michel Zabé Fotografía Omar Luis Olguin y Gerardo Landa Rojano Retoque digital y pre-prensa fotográfica Jorge Ortega del Campo Diseño editorial


Contacto Jorge Espinosa Fernández jespinosa@artehoy.com.mx Marianna de Regil mdregil@artehoy.com.mx Yessica Diaz ydiaz@artehoy.com.mx Daniela Cruz dcruz@artehoy.com.mx

www.artehoy.com.mx Presidente Carranza 176 Coyoacán 04000, México, D. F. info@artehoy.com.mx Tel: (55) 5554 0155

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