Memorias congreso prevenir para conservar

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Gobierno del Estado de Puebla Dr. Rafael Moreno Valle Rosas Gobernador Constitucional del Estado Lic. Jorge Alberto Lozoya Legorreta Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes Lic. José Octavio Ferrer Burgos Coordinador General de Promoción Cultural Mtra. María Teresa Cordero Arce Directora de Conservación Patrimonial Arq. Cristofer Chávez Fraga Lic. Diana Amado Hernández Arq. Dolores Ortiz Lara Lic. Karla Martínez Meza Mtro. Omar Gutiérrez Huerta Arq. Roberto Castrejón Juárez Lic. Yesica Vázquez Muñoz Dirección de Conservación Patrimonial Mtra. Elsa Arce Cote Arq. Laura Rosas Gutiérrez Edición LDG Patricia Montoto Paredes LCC Arturo Yáñez Castro Diseño

Agradecemos la colaboración de las siguientes instituciones: Arquidiósesis de Puebla Centro INAH Puebla Consejo Académico del Área de las Humanidades y las Artes UNAM Colegio de Arquitectos de Puebla Facultad de Arquitectura UNAM H. Ayuntamiento de Tecamachalco (2011-2014) Secretaría de Turismo de Puebla El Congreso Prevenir para conservar. Acciones para la salvaguarda del patrimonio religioso tuvo el apoyo de las siguientes personas: Señor Arzobispo Don Víctor Sánchez Espinosa Pbro. Francisco Vázquez Ramírez Dr. Luis Arnal Simón Antrop. José Francisco Ortiz Pedraza Mtro. Saúl Juárez Vega Dr. Moises Rosas Silva Mtra. Dolores Dib y Álvarez Mtro. Ambrosio Guzmán Arq. Luis González Arenal Pbro. Juan Calixto Sr. Diego Cadena Ing. Alfonso Tomás Beltrán Arq. Manuel Morales Piloni Mtra. Diana Jaramillo Juárez Lic. Isabel Maritorena

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Índice

I. Presentación Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla II. Palabras del Sr. Arzobispo de Puebla Don Víctor Sánchez Espinosa III. Contenido del congreso Conferencia magistral

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Catalogar para conservar y conocer nuestro patrimonio: algunos destacados ejemplos angelopolitanos Dra. Elisa Vargaslugo/Dr. Pablo Amador Marrero, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM

Mesa 1. Conocer para conservar La conservación desde una óptica contemporánea Xavier Cortés Rocha, Facultad de Arquitectura, UNAM Proyecto de conservación y mantenimiento de bienes inmuebles con valor histórico. Las nuevas necesidades de espacio y función en los edificios religiosos Javier Martínez Burgos, Facultad de Arquitectura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM El paisaje religioso: patrimonio sin valoración. El caso del Centro Histórico de la Ciudad de México Ernesto Valenzuela Valdivieso, Escuela Nacional Preparatoria, UNAM Reflexión de los vínculos de la población con su patrimonio cultural Mayra Calderón Corte, Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, INAH Conservación preventiva en acervos bibliográficos y documentales religiosos Teresita Díaz Villanueva, Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla Programa de formación de observadores en conservación preventiva Olga Daniela Acevedo Carrión, Claudia Alejandra Sánchez Gándara, Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, INAH


Mesa 2. Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso

Mesa 3. La participación social en la conservación del patrimonio religioso

La gestión de recursos para la preservación del patrimonio cultural edificado propiedad de la Nación Raúl Delgado Lamas, Julio Valencia Navarro. Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, CONACULTA

Participación y mediación en comunidades mayas contemporáneas: la conservaciónrestauración de patrimonio en culto Giovana E. Jaspersen, Centro INAH Yucatán

Patrimonio religioso en riesgo; más que conservarlo, cómo atenderlo ante emergencias Vicente Flores Arias, Desarrollo Inmobiliario del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México Algunas experiencias en la financiación de edificios patrimoniales de los cleros secular y regular Francisco Pérez de Salazar, Arca Construcciones S.A. de C.V.

Conferencia magistral

El patrimonio, identidad o apropiación Dr. Luis Arnal, Consejo de las Humanidades y las Artes.

Los retablos virreinales y la comunidad como ejes de conservación Teresita Loera Cabeza de Vaca, Centro INAH Morelos El papel de los museos de arte sacro y la experiencia del museo de arte sacro de Guadalajara Eduardo Gómez Becerra, Museo de Arte Sacro de Guadalajara El discurso religioso de los recintos en culto: alteraciones, rescate y difusión. El caso de la Parroquia de la Santa Cruz de Tecámac, en el Estado de México José Alberto González Ramos, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, INAH Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Restauración y conservación de retablos en comunidades de la Mixteca alta Luis Huidobro Salas, Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, INAH El rescate, restauración e inserción de tres retablos de la Sierra Norte de Oaxaca en un nuevo contexto Fernanda Martínez Camacho, Centro INAH Oaxaca

Mesa 4. Estudio de casos de patrimonio religioso El estudio profesional de los casos, como forma de rescatar y preservar al patrimonio cultural. La formación de profesionales en la conservación Liliana Giorguli Chávez, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, INAH Reflexiones en torno a la prevención de daños en el patrimonio religioso José Antonio Terán Bonilla, Dirección de Estudios Históricos, INAH Investigación e interpretación de la pintura mural religiosa del siglo XVI en conventos de Yucatán Ana Raquel Vanoye Carlo, Facultad de Arquitectura, UNAM Domus Áurea Angelopolitana: conservación y registro José Luis Galicia, Despacho Geriatría en obras Reconocimiento del patrimonio cultural del templo y barrio de San Antonio, Puebla Adriana Hernández Sánchez, Amigos de San Antonio, Colectivo Interdisciplinario La diferencia entre reparar y restaurar, caso de estudio Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca Sarahy Fernández García, Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, INAH

IV. Memoria Gráfica

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Presentación

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na de las características más sobresalientes del vasto patrimonio cultural de Puebla, es el aspecto religioso que impregna muchos de los ámbitos de la vida de sus habitantes. Fundada por intercesión de un fraile franciscano, la ciudad vinculó su devenir a la religión. La faz de la novel ciudad fue modificándose por la edificación de espacios dedicados a la adoración de lo sagrado, situación que no se circunscribió a la capital, sino que fue extendiéndose a los cuatro puntos cardinales del Estado, razón por la cual no es de extrañar la construcción de conventos, la erección de iglesias y la elaboración de bellas imágenes religiosas en todo el territorio poblano. Cimentado en una vocación de preservación y difusión de nuestro patrimonio, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, promovió la celebración del Congreso Prevenir para conservar. Acciones para la salvaguarda del patrimonio religioso, el cual se verificó los días 25 y 26 de septiembre de 2013. Esta reunión tuvo como escenario a la Biblioteca Palafoxiana, uno de los espacios más emblemáticos de la cultura de Puebla. Durante estas dos jornadas, se reunieron 24 especialistas que desde ámbitos como la academia, la administración pública, la iniciativa privada y las asociaciones civiles, compartieron con los asistentes al congreso, las experiencias, preocupaciones y expectativas que el patrimonio cultural les ha generado a lo largo de su trayectoria profesional.


El Congreso tuvo su origen en la búsqueda de alternativas para brindar a los encargados de los acervos religiosos los conocimientos básicos en materia de conservación preventiva, a fin de minimizar el impacto que los factores de deterioro -el polvo, la humedad, el uso inadecuado de veladoras e incluso el fervor excesivo de la comunidad - provocan en los bienes culturales que tienen a su resguardo. Los asistentes pudieron escuchar a los expertos a través de 2 conferencias magistrales y cuatro mesas de trabajo que versaban sobre las siguientes temáticas “Conocer para conservar”, “Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso”, “La participación social y la conservación patrimonial” y “Estudio de casos de conservación del patrimonio religioso”. Las dos conferencias magistrales estuvieron a cargo de la Dra. Elisa Vargaslugo y el Dr. Pablo Amador, miembros del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, quienes en coautoría presentaron el trabajo Catalogar para conservar y conocer nuestro patrimonio: algunos destacados ejemplos angelopolitanos, haciendo hincapié en que es menester conocer los bienes culturales que están a resguardo en las iglesias a fin de poder establecer mecanismos de protección de cada una de las piezas. En tanto que el Dr. Luis Arnal, Coordinador del Consejo Académico del Área de las Humanidades y las Artes de la UNAM, brindó la conferencia El patrimonio, identidad o apropiación, en la cual sentó las bases para entender que el patrimonio religioso de una comunidad debe comprenderse, respetarse e intervenir en la medida de lo posible a través de manos expertas, las cuales deben estar colmadas de ética profesional que permita que el bien religioso conserve su materialidad histórica así como el simbolismo místico que le otorga la comunidad al cual pertenece.

En un afán de perpetuar los logros del Congreso Prevenir para conservar. Acciones para la salvaguarda del patrimonio religioso se realizan estas Memorias, con la que pretendemos que las experiencias derivadas del congreso sean benéficas no sólo a los asistentes al mismo, sino que cumpla el cometido de llegar al mayor número de personas encargadas de resguardar los bienes culturales religiosos. Si logramos que las Memorias puedan servir como guía para llevar a cabo un proceso de conservación, por más básico que éste sea, habremos logrado nuestro objetivo. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla

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PALABRAS DE S.E. MONSEÑOR VÍCTOR SÁNCHEZ ESPINOSA ARZOBISPO DE PUEBLA

Inauguración del Congreso Prevenir para Conservar Miércoles 25 de septiembre de 2013 Biblioteca Palafoxiana

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lo largo de los siglos, la Iglesia ha considerado como parte integrante de su ministerio la promoción, la custodia y la valoración de las más altas expresiones del espíritu humano en los ámbitos histórico, artístico y documental. La Iglesia se siente responsable en la defensa, conservación, restauración y difusión de los bienes que integran su patrimonio, puesto que poseen una enorme importancia religiosa y cultural. El Concilio Vaticano II afirma: “Entre las actividades más nobles del ingenio humano se encuentran con razón las bellas artes, especialmente el arte religioso y su cumbre, es decir, el arte sacro. Éstos están relacionados, por su naturaleza, con la infinita belleza divina, que se intenta expresar, de algún modo, en las obras humanas” (Sacrosanctum Concilium 122). Y también: “Por ello, la Santa Madre Iglesia siempre ha sido buena amiga de las bellas artes, ha buscado constantemente su noble misterio e instruyó a los artistas, sobre todo, para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran dignas, bellas, signos y símbolos de las cosas celestiales” (SC 122).


El Concilio recomienda: “Los clérigos, al mismo tiempo que estudian filosofía y teología, deben ser también instruidos sobre la historia y la evolución del arte sacro y sobre los sanos principios en los que deben de apoyarse sus obras, de modo que estimen y conserven los venerables monumentos de la Iglesia” (SC 129). Los Padres del Concilio Vaticano II escribieron: “Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse en la admiración”. Se necesita una eficaz valoración fructuosa de los bienes culturales en la tarea de la evangelización y el cuidado y conservación de este precioso patrimonio histórico, artístico, documental y monumental. Se ha de promover su conocimiento y protección. Se requiere continuar prestando un servicio atento en la tutela y conservación del patrimonio histórico y artístico de toda la Iglesia (obras de arte en pintura, escultura, orfebrería, arquitectura, documentos históricos, museos, bibliotecas y archivos, etc.). De ahí la importancia de iniciativas como este Congreso “PREVENIR PARA CONSERVAR”, que con tanto entusiasmo y profesionalismo ha organizado el Gobierno del Estado a través del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla.

No olvidemos que la finalidad primordial de este patrimonio es el culto y la utilización para finalidades religiosas. Pero también hay una firme y decidida voluntad para continuar poniéndolo al alcance y servicio del pueblo, junto con el compromiso por cuidarlo y usarlo de acuerdo con su valor artístico e histórico, es por ello que agradezco este esfuerzo. Para la Iglesia la formación de los agentes de pastoral y el aprecio por el patrimonio ocupa un lugar destacado. No se trata solamente de garantizar la transmisión de nociones e informaciones sobre los bienes culturales, sino de propiciar un itinerario formativo que haga crecer una sensibilidad madura, y una responsabilidad creciente. La Iglesia de Puebla desea realizar y sumarse a todo esfuerzo de promoción y difusión de la cultura. Y reconocemos que todo ello será consecuencia de una adecuada sensibilidad estética y pastoral, y de un preciso conocimiento de la legislación internacional, estatal y municipal. El beato Juan Pablo II escribió en su “Carta a los artistas” (1999): “Para transmitir el mensaje que Cristo le ha confiado, la Iglesia tiene necesidad del arte. En efecto, debe hacer perceptible, más aún, fascinante en lo posible, el mundo del espíritu, de lo invisible, de Dios. Debe por tanto acuñar en fórmulas significativas lo que en sí mismo es inefable”. Muchas gracias.

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Contenido del congreso

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Semblanza Académica

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lisa Vargaslugo es Doctora en Historia del Arte por la Facultad de Filosofía y Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha impartido diversas cátedras sobre Historia de Arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas; en la Escuela de Restauración “Manuel del Castillo Negrete”, en el Seminario de Tesis de Arte Colonial en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras así como diversos cursos en otras Universidades del país y del Extranjero. Entre sus principales publicaciones se encuentran Portadas Religiosas de México, La iglesia de Santa Prisca de Taxco, Claustro franciscano de Tlatelolco, México Barroco. Coordinadora y autora de la obra sobre el pintor del siglo XVII, Juan Correa. Es Investigador Nacional nivel III.

Conferencia magistral

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Catalogar para conservar y conocer nuestro patrimonio: algunos destacados ejemplos angelopolitanos Dra. Elisa Vargaslugo Rangel Dr. Pablo Amador Marrero Instituto de Investigaciones Estéticas-UNAM

Pablo Amador Marrero es originario de Canarias. Es Doctor en Historia del Arte por la UNAM. Realiza una estancia de investigación en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la misma universidad. Es miembro investigador del Grupo Ergonomía & Patrimonio de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, Junta de Andalucía, España. Es autor de Traza española, ropaje indiano. El Cristo de Telde y la imaginería de caña de maíz. Actualmente es parte del proyecto de catálogo de escultura novohispana que se realiza en estados como Oaxaca, Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México y Puebla.

Contenido

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n primer lugar quiero destacar la labor que ha hecho una triada particular de instituciones, como el Museo Amparo, la arquidiócesis de Puebla y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, en favor de la investigación, rescate y divulgación del patrimonio artístico sacro que posee la Angelópolis. El acercamiento al proyecto se debió a uno de los personajes más importantes de la Puebla novohispana como fue el obispo canario Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, quien fue un referente de la importancia del arte y el patrimonio poblano, de su calidad y el impacto que tuvo en la sociedad. Este personaje dejó una escultura de San Pantaleón que en su pecho contiene una reliquia. Dicha pieza fue realizada y firmada por los talladores poblanos Cora. Después de la restauración integral de la pieza que permanecía olvidada y en mal estado, ahora sabemos todo en su aspecto material y devoto.


Otro ejemplo de la labor de investigación fue la intervención y el descubrimiento que se hizo de la Sábana santa, un cuadro–reliquia traído desde Turín por el costo de dos mil reales que pagó Benito Bocardo, que es una pieza soberbia digna para una arquidiócesis novohispana como lo fue Puebla. Sin embargo, destacan otras obras halladas en Catedral: el relicario de la túnica de Cristo, que data de 1596, confeccionada por los mejores orfebres de la Nueva España, los poblanos Juan y Miguel de Torres; los cantorales hechos por Luis Lagarto con los que se demuestra lo tirana que ha sido la historia al sólo hablar de este iluminador de libros, ya que abrió la posibilidad de nombrar a otros artistas contemporáneos como Alonso de Villafañe, quien para 1596 ya estaba escribiendo libros, o Francisco Alonso, quien en 1599 trabajó como corrector. Otra de las piezas considerada como una “joya” por los especialistas es una tarja de plata y finas maderas fechada en 1606 y traída de la Ciudad de México que posee 26 pergaminos pequeños con la imagen de Luis Lagarto; un atril de alto valor histórico y cultural por contener todos los colores de la cantera de Tecali; y un óleo de pequeño formato de la Señora de la Leche venido de Flandes en 1591, que destaca porque actualmente se conservan pocas obras de origen flamenco. Por último, y como ejemplo de la preocupación que durante el siglo XVIII tuvo la arquidiócesis de Puebla por dignificar al Santísimo, es la custodia de oro hecha y firmada por uno de los orfebres más importantes de la época, Larios, quien hizo un ejemplo soberbio de la orfebrería poblana y una aportación internacional al mundo del arte. A través de esta plática hago un llamado para que los templos y parroquias dejen que los expertos se acerquen, cataloguen y trabajen sobre su acervo, ya que Puebla todavía tiene en resguardo muchas piezas que impactarán en el arte internacional, afianzando la labor que desde hace cuatro años se realiza en la Catedral de Puebla, un modelo de inventario, catalogación e investigación en el arte religioso novohispano.

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Mesa 1

Conocer para conservar

Moderador: Mtra. María Teresa Cordero Arce

Directora de Conservación Patrimonial del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla.

Describe la necesidad de registro del acervo religioso para facilitar su identificación en caso de robo o de desastre, así como también se seguirá la premisa de que para preservar el patrimonio es prioritario conocerlo a fin de establecer los mecanismos necesarios para su conservación.

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La conservación desde una óptica contemporánea Dr. Xavier Cortés Rocha Facultad de Arquitectura UNAM

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Semblanza Académica

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s Doctor en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la UNAM. De 2001 a 2009 fue titular de la Dirección de Sitios y Monumentos del CONACULTA, en el cual puso en marcha el programa FOREMOBA dirigido a apoyar los esfuerzos de las comunidades para la preservación de su patrimonio monumental. Pertenece a importantes asociaciones tales como la Academia Mexicana de Arquitectura, el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y la Sociedad Mexicana de Arquitectos Restauradores. Entre sus publicaciones más relevantes se cuenta la obra El clasicismo en la arquitectura Mexicana (1524-1784).

Mesa 1: Conocer para conservar Palabras clave: Conservación, patrimonio, turismo sustentable, planes de manejo.


Contenido

La conservación del patrimonio debe ser una responsabilidad compartida. La conciencia del patrimonio El instrumento más eficaz para la conservación del patrimonio es su conocimiento, la conciencia de su valor y de la importancia de su conservación, es una cuestión ligada con la identidad y por tanto un tema de cultura. Esa conciencia se construye desde el hogar y se refuerza con la educación. La conservación ¿Qué entendemos por conservación? ¿Para qué y para quién conservar? ¿Qué conservar?

El patrimonio Consideramos patrimonio el acervo que heredamos de las generaciones que nos precedieron, aumentado con lo que nosotros hemos agregado y que, en conjunto, debemos legar para disfrute de las futuras generaciones; y añadimos el término cultural para significar lo que tiene un valor especial como testimonio de acontecimientos relevantes, de manifestaciones consideradas artísticas o de preservación de modos de vida. Patrimonio tangible e intangible Es común identificar el concepto de patrimonio cultural con aquella parte del mismo que tenemos permanentemente a la vista, lo que podemos tocar, lo tangible; para englobar el resto se hace la distinción entre patrimonio material y patrimonio inmaterial, patrimonio tangible y patrimonio intangible. Esto se hace para abarcar manifestaciones culturales que si bien no se inscriben en la traza urbana ni se exhiben en los museos, son parte tan valiosa del patrimonio como las otras. La poesía, la música, la gastronomía, la danza y el folclore forman parte de esas manifestaciones.

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1.Patrimonio intangible


Patrimonio de la humanidad y el listado de patrimonio mundial El concepto de patrimonio, referido al conjunto de bienes que han sido entregados a la nación, que son de la nación, surgió en Francia con la Revolución Francesa. Hoy sin embargo la idea de pertenencia es más amplia que el mero concepto de propiedad y así se considera que el patrimonio, lo que consideramos patrimonio cultural es de todos; y, en una concepción aún más amplia, se ha llegado a establecer que algunos bienes son patrimonio de la humanidad. En 1972 en el seno de la UNESCO se reunió un grupo de países que convinieron que una serie de bienes culturales integraran la Lista del Patrimonio Mundial, tomando en cuenta su valor universal excepcional, su autenticidad y su integralidad. México orgullosamente ha logrado inscribir un número importante de bienes culturales en la Lista, entre ellos zonas arqueológicas, centros históricos, reservas naturales, paisajes culturales y elementos del patrimonio intangible. Se ha dicho que la conservación y promoción del Patrimonio de la Humanidad –que representa una contribución hacia el mejor conocimiento de la humanidad y su diversidad- es un deber ético que cada nación debe asumir desde lo más profundo de sus raíces 18 culturales.

La oferta de turismo cultural en México es muy variada: •31 sitios Patrimonio de la Humanidad entre los que se encuentra el Centro Histórico de Puebla y los primeros Conventos del Siglo XVI a las faldas del Popocatepetl, ocupando el primer lugar en América y el sexto a nivel mundial. •Más de 50 “Pueblos Mágicos” de ellos (7) en el Estado de Puebla: Cuetzalan, Zacatlán, Pahuatlán, Chignahuapan, Cholula, Tlatlauquitepec y Xicotepec. •Más de 40.000 sitios arqueológicos de los cuales 180 están abiertos al público. •Más de 110.000 monumentos de valor histórico construidos entre los siglos XVI y XIX, 18,000 propiedad de la nación. Además de: •62 grupos étnicos •Gastronomía, tradiciones, artesanías son entre otras, ejemplos de patrimonio intangible fundamentales como elementos de desarrollo turístico. Turismo sustentable (o sostenible) Los bienes que en México forman parte del patrimonio cultural, ofrecen la oportunidad de captar la atención pública, sin embargo el éxito puede ser un arma de dos filos y así algunos sitios que reciben un número de visitantes superior a su capacidad, experimentan procesos de deterioro debidos a ese exceso de visitantes. Para hacer frente a ese problema se ha desarrollado el concepto de turismo sustentable. La Organización Mundial de Turismo define el turismo sustentable como: “El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.

2. Patrimonio mundial de la humanidad

El turismo cultural En las últimas décadas el turismo cultural orientado al conocimiento del patrimonio ha crecido de manera significativa, tanto en México como en el resto del mundo.

El objetivo del turismo sustentable es conservar las ventajas socioeconómicas del desarrollo turístico a la vez que reducir o mitigar el impacto no deseable en el entorno natural, histórico, cultural o social. Esto se logra al equilibrar las necesidades de los turistas con las de los anfitriones.


La protección del patrimonio y las instituciones Desde hace mucho tiempo nuestro país ha asumido la responsabilidad de salvaguardar su patrimonio cultural y lo hace a través de instituciones que trabajan para lograr este compromiso: El INAH, Instituto Nacional de Antropología e Historia, que tiene a su cargo la custodia del patrimonio construido antes de 1900. El INBA, Instituto Nacional de Bellas Artes, que se ocupa del patrimonio artístico construido después de 1900 y la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de CONACULTA que atiende monumentos propiedad de la nación con valor artístico e histórico. La Secretaría de Turismo tiene una línea de acción dedicada al turismo cultural para consolidar el concepto de protección de patrimonio y un programa específico para el turismo religioso. Los Estados de la República han incrementado notablemente sus recursos en las tareas de conservación y promoción del patrimonio. Por su parte la Iglesia Católica que tiene bajo su custodia la mayor parte de los monumentos religiosos propiedad de la Nación, ha establecido comités o comisiones de arte sacro para hacer conciencia de los temas de conservación entre los responsables de los templos.

3. Turismo sustentable

Sensibilización No se crea conciencia por decreto, es fundamental encontrar estrategias dirigidas a crear una cultura respetuosa hacia el patrimonio, de la misma manera que la conciencia ecológica se ha ido desarrollando en las últimas décadas, para que de esta manera el turista respete los lugares que visita en su propio país y en el extranjero. Se debe fomentar el uso y disfrute racional, adecuado y respetuoso de los sitios culturales, la población debe sensibilizarse a la importancia de la cultura y sus manifestaciones. El turismo de patrimonio debe promover actitudes responsables, éticas y de conciencia. Los habitantes deben participar activamente en proyectos específicos actuando como promotores o inversores. Pueden desarrollarse políticas y líneas de acción para que la gente pueda involucrarse. Otra tarea es capacitar a las comunidades locales para que asuman la relevancia que tiene el turismo en el desarrollo social y bienestar de su propia comunidad, también se les puede ofrecer capacitación técnica para ayudar a proteger y mantener el patrimonio cultural. Una oportunidad de desarrollo Crecimiento económico, sustentabilidad ambiental y equidad social son los tres conceptos que representan los principios fundamentales de 19 sustentabilidad. Involucrar conceptos de sostenibilidad no es algo nuevo, sin embargo su revalorización en las actividades de conservación es una necesidad inmediata. Por esta razón es importante definirlo de forma más amplia y específica así como crear parámetros de medición que lo hagan más operativo. El patrimonio debe ser considerado como una oportunidad para aprovechar su valor y también, como un acercamiento al desarrollo humano, al identificar las áreas que pueden beneficiarse de su conservación. El turismo sostenible puede representar la pieza clave para el surgimiento de actividades económicas bajo un sistema integral que vincule la protección y el respeto con el uso racional de los recursos naturales y de los sitios culturales. Las políticas de planeación para el desarrollo social deben estar fuertemente vinculadas a las estrategias de conservación y a las de turismo para evitar que una actividad turística sin control que se suma a un crecimiento también incontrolado sobre el espacio rural y urbano genere un impacto negativo a los sitios patrimoniales. Nuevas actividades pueden producir los recursos económicos que podrían colaborar a la protección y mantenimiento de los sitios patrimoniales, productores de trabajo directo e indirecto y tener como resultado el crecimiento planificado de comunidades de manera que su calidad de vida mejore a la vez que se protege el medio ambiente.


Planes de manejo y planes maestros. Preparación y puesta en vigor Los planes de manejo son instrumentos importantes para articular acciones de conservación y promoción de monumentos, bienes culturales y zonas urbanas. Los planes de manejo deben tener dos componentes: ser visionarios y ser realizables. El primero ha de enfatizar el logro de un determinado objetivo. El segundo debe marcar el camino por el que este objetivo debe alcanzarse. Esta propuesta estará guiada por un enfoque realista y orientado a la acción, lo cual significa ser conscientes de la disponibilidad o escasez de medios y recursos. Los planes de manejo deben reflejar un equilibrio entre las necesidades colectivas (desarrollo sustentable y de calidad) y las necesidades individuales (vivienda, infraestructura de servicios, empleo) al establecer los procedimientos. Deberán tener una visión de sustentabilidad a largo plazo que sortee los cambios que experimentan los sitios y sus comunidades en su constante evolución. Es conveniente que los equipos de trabajo institucionales busquen mecanismos que alienten la continuidad de las personas clave involucradas en estos procesos. 20 Patronatos, juntas y demás órganos gubernamentales – ciudadanos. Priorización y temas clave La identificación de temas prioritarios en los sitios por proteger debe facilitar una propuesta realista para planear el uso y la protección del patrimonio de acuerdo con las características de cada sitio y tomando muy en cuenta la problemática social. Planes maestros Se elabora un plan maestro para abordar de manera científica e integral la conservación de un monumento o bien cultural importante, por ejemplo una catedral o un templo importante. Incluye una investigación histórica, un diagnóstico del estado físico, desde la estructura, los elementos arquitectónicos y decorativos, las instalaciones, el acervo artístico, el uso de los espacios, disfuncionalidades y deterioros, después se integran los programas de acción por sectores, las acciones específicas, un cronograma y los presupuestos correspondientes.

4. Planes de manejo para la conservación de bienes muebles


Instrumentos para fomentar la conservación del patrimonio como una responsabilidad compartida La conciencia del patrimonio El instrumento más eficaz para la conservación del patrimonio es su conocimiento, la conciencia de su valor y de la importancia de su conservación, es una cuestión ligada con la identidad y por tanto un tema de cultura. Esa conciencia se construye desde el hogar pero puede reforzarse mucho por medio de la educación, por lo que es fundamental incluir los contenidos que tienen que ver con la importancia del patrimonio y de su conservación desde la educación elemental y aún preescolar.

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Concientizar pasa también por los responsables de los monumentos, propietarios o encargados que a veces con incuria irresponsable ven deteriorarse los bienes culturales sin tomar las mínimas medidas de mantenimiento. Hay que “educarlos” para la conservación. Fortalecer la educación en estos temas es una obligación que debe ser fomentada por programas universitarios de conservación de este patrimonio, pero los contenidos temáticos deben introducirse desde la educación primaria. 5. Planes de manejo para inmuebles patrimoniales


Formación profesional para la conservación del patrimonio La complejidad de los procesos de conservación y restauración del patrimonio material, mueble e inmueble, requiere de personal calificado, por lo cual la labor de formación de personal profesional altamente calificado que realizan las escuelas profesionales: la ENCRyM de Churubusco y la ECRO de Guadalajara es fundamental, es necesario apoyar esas instituciones y replicar su presencia. Los egresados de las maestrías en restauración de monumentos y sitios que operan, algunas desde hace medio siglo, en varias universidades, han realizado una labor muy importante, pero es conveniente fortalecer los vínculos entre esos programas universitarios y los institutos que tutelan el patrimonio. Por otra parte la presencia de las escuelas-taller para la formación de oficios, como la que tenemos en Puebla, es un complemento que refuerza la permanencia de ese personal calificado de nivel técnico. El marco legal La corresponsabilidad respecto al patrimonio debe empezar por 22 hacer responsables a los tres órdenes de gobierno, ya que hoy la responsabilidad recae casi exclusivamente sobre la autoridad federal, fincada en los Institutos Nacionales de Antropología y Bellas Artes. El nuevo marco legal debe quedar plasmado en una ley general, que establezca la concurrencia de los estados y municipios con la federación, definiendo cuidadosa y responsablemente las competencias y atribuciones de cada orden de gobierno para la atención del patrimonio histórico y artístico. Es tiempo ya de dar ese paso. La experiencia ha mostrado que ese proceso tiene que darse de la mano de los Institutos y de sus comunidades construyendo consensos. Hay temas como el de los centros históricos en los que hay concurrencia de varios sectores: cultura, desarrollo urbano, desarrollo social, vivienda, turismo e inclusive medio ambiente. Hay cuestiones locales, estatales y federales. Habrá que construir el crisol y establecer reglas claras. Una cultura de patronazgo La labor gubernamental puede verse fuertemente complementada por medio de la construcción de una sólida cultura de patronazgo. El ejemplo tradicional y más extendido es el de las comunidades en los barrios y cofradías encargadas de los festejos patronales de los templos, cuya actividad se extiende desde la gestión de recursos, hasta a la realización de trabajos de mantenimiento y otras veces a emprender

algunas intervenciones, no siempre con los mejores resultados para el monumento, pero son ejemplo de compromiso social. Hay que respaldarlos con asesoría y con programas ad hoc, como el programa FOREMOBA de CONACULTA. En otra línea hay ejemplos muy exitosos de asociaciones y patronatos que realizan una labor encomiable a favor de monumentos o de los bienes muebles que contienen, con el auxilio de profesionales en la materia. Pero es necesario que desde el gobierno, desde los gobiernos, se vea el tema con simpatía y que se respalden esos esfuerzos desde dentro. Conclusiones La conservación del patrimonio es una responsabilidad compartida. Es preciso: •Fomentar el conocimiento del patrimonio y crear conciencia de su importancia. •Crear los instrumentos para su atención. •Adecuar el marco legal. •Fomentar una cultura de patronazgo.


Las nuevas necesidades de espacio y función en los edificios religiosos Dr. Ramón Javier Martínez Burgos Universidad Nacional Autónoma de México

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Semblanza Académica

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s Arquitecto por la Universidad Nacional Autónoma de México, cuenta con los estudios de Maestría en Arquitectura con especialidad en Restauración de Monumentos por la UNAM. Labora en el Instituto Nacional de Antropología e Historia como Arquitecto Conservador del Patrimonio Cultural desarrollando labores como: Inspección de monumentos, asesoría especializada en restauración, supervisión de proyectos y obras de conservación, licencias y suspensiones de obras, así como tareas de investigación y difusión del patrimonio cultural.

Mesa 1: Conocer para conservar Palabras clave: Conservación, espacio, edificios religiosos


Contenido

Cuestionar las acciones de conservación, preservación y restauración que los inmuebles históricos patrimoniales requieren no es cosa fácil; y particularmente cuando hablamos de los edificios religiosos, el tema se pone aún más complejo. Sus funciones, simbolismo, significado, así como el uso mismo de sus espacios han cambiado con el tiempo; como ejemplo podemos mencionar la celebración litúrgica que hace unos 15 años cambia ciertos hábitos y costumbres que inciden en la ubicación histórica de elementos como el altar, la Sede, el Ambón, etc; resultado de las reformas elaboradas a partir de los llamados “Concilios Vaticanos”1 y particularmente el segundo; que no obstante de haberse realizado en la década de los años sesenta del siglo XX, aún hoy en día tiene repercusión al irse implementando los acuerdos ahí establecidos; y que van incidiendo en espacios como las oficinas eclesiásticas, salones para catequesis, servicios sanitarios y salón de usos múltiples; y por supuesto todo aquello que se realiza en el atrio, cuando éste existe. Sin embargo y no obstante que dichos cambios son inherentes a lo que podríamos entender como la evolución cultural y las nuevas 24 necesidades que esto implica; por lo que respecta al marco teórico de la restauración hemos de decir que la teoría de la conservación no ha logrado dar verdadera atención a estas necesidades. Así entonces, en este devenir histórico desde que aparecen los primeros pasos en los que se conformará una propuesta teórica de la restauración, podemos mencionar los siguientes: A mediados del siglo XVIII y principios del siglo XIX en Italia dos personajes de nombres, Giuseppe Valadier y Raffale Stern, centran su trabajo en la recuperación de importantes obras romanas en Europa central, como la Plaza del Pueblo, el arco de Titto y el propio Coliseo 1. El “Concilio Vaticano Segundo” implicó una reforma total a la Iglesia, celebrado en la capital católica de la ciudad del Vaticano; Italia en 1962 por el Papa Juan XXIII, tuvo como resultado la elaboración de los siguientes documentos: 4 Constituciones, 9 Decretos y 3 Declaraciones. De los cuales y por mencionar solo alguno, el de la tercera Constitución habla sobre la celebración litúrgica y que fue puesta en marcha por el Papa Juan Pablo II en la década de los años noventa; esto redundó en cambios sustantivos en la celebración de la misa por parte de los celebrantes; dichos cambios se reflejaron en la posición del mobiliario que lo compone como el altar, las sillas de la Sede, la colocación del Ambón y el uso del espacio del presbiterio antiguamente destinado como exclusivo de los celebrantes.

romano, en una conciencia eminentemente humanista heredada del renacimiento y con carácter arqueológico, su intención reconocer en las grandes obras del pasado romano la fuerza presente en el mundo moderno. Por su parte en Francia el escritor, arquitecto y arqueólogo Eugenne Emanuelle Viollet Le-Duc en su texto conocido como el “Diccionario Razonado de la Arquitectura Francesa siglos XI al XVI” es quizá uno de los dos personajes que más aporta al campo de la restauración en el siglo XIX, en una visión eminentemente romántica de la conservación se encargará de re-establecer a su estado original las obras de la arquitectura gótica medieval de la nación francesa, proponiendo tal vez lo que algunos críticos de la arquitectura moderna llamarán una corriente de restauración historicista y estilística, cuyo objetivo será enaltecer el presente a través de las grandes obras de su pasado. En contraposición y conformando el segundo pilar de la restauración del siglo XIX el sociólogo, crítico de arte y escritor inglés John Ruskin se postulará por la posición, de que las grandes obras de la arquitectura de la antigüedad deberán permanecer en su estado actual, aludiendo al recuerdo y la nostalgia que el pasado ruinoso evoca. En su tratado “Las siete lámparas de la arquitectura”, destinará una de ellas llamada, “La lámpara de la memoria” para discutir y argumentar que no hay mayor falsedad que la restauración practicada en un monumento, dado que dicha acción modifica y cambia la interpretación del mismo; su postura será siempre la de realizar solo las acciones necesarias para garantizar su estabilidad y permanencia, nunca su reutilización. Dos arquitectos e historiadores más vendrían a rematar la escuela restauradora del siglo XIX, Luca Beltrami y Camilo Boito propondrán su propia escuela en contra posición de las teorías francesa e inglesa; Luca Beltrami con el restauro Histórico y Camilo Boito con el restauro moderno complementarán las bases metodológicas para el gran paso del siguiente siglo. En los inicios de siglo XX, aparecerá en la escena un personaje que marcará definitivamente el camino contemporáneo de la restauración; Cesare Brandi historiador y crítico de arte será el precursor del llamado “Restauro crítico”, bajo el precepto de que “es la obra la que condiciona la restauración y no al revés”; planteará el camino necesario de la realización de diversos pasos o estudios previos a la ejecución de una acción de restauración; tales estudios son los arqueológicos, estudios históricos, valoración estética y sobre todo el concepto de la unidad de


obra de arte; que se refiere al estudio y comprensión de la obra de arte como un todo indivisible. Será el inicio de los estudios integrales. Si bien Cesare Brandi parece referirse específicamente a la pintura y la escultura, sus escritos y postulados serán seguidos muy acertadamente por los teóricos de la restauración del siglo XX, así el arquitecto e ingeniero Gustavo Giovannoni fiel seguidor de Camilo Boito propondrá en las primeras dos décadas su escuela denominada “Restauro científico”, en ella propondrá lo dicho por Camilo Boito sobre la metodología rigurosa de la restauración y los estudios sistemáticos del Cesare Brandi; dando paso así a los primeros documentos internacionales sobre conservación y arquitectura; Gustavo Giovannoni será a su vez uno de los primeros redactores de la “Carta de Atenas”; documento que abrirá la era de las cartas internacionales sobre la conservación del patrimonio. De los documentos más importantes y más significativos para la conservación y valoración de la arquitectura podemos mencionar los siguientes: La carta de Atenas redactada en 1931, la carta del Restauro de 1932, los documentos escritos desde 1928 y hasta 1959 por la CIAM (Congreso internacional sobre arquitectura moderna), la carta de Venecia de 1964 y la Convención para la protección del patrimonio cultural y natural redactada en París, Francia en 1972. De los cuales se extraen las ideas principales que forman parte del corpus principal de las legislaciones nacionales y sobre cuyo espíritu nuestra Ley Federal de Monumentos y Zonas de Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos del año de 1972 sienta sus bases. Por lo que tanto la restauración, como la conservación y sus preceptos no tienen en realidad ni una historia tan antigua, ni tampoco cambios sustantivos en la manera en que son percibidos. Por ejemplo del concepto de patrimonio cultural sigue siendo internacionalmente aceptada la definición de la Carta de Venecia dicta sobre él y que a la letra dice: “Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad”.

Por lo tanto, es esencial que los principios que deben presidir la conservación y la restauración de los monumentos sean establecidos de común y formulados en un plan internacional dejando que cada nación cuide de asegurar su aplicación en el marco de su propia cultura y de sus tradiciones. Y en cuanto a la restauración del mismo documento se emanan las siguientes valoraciones y definiciones: Art. 9. La restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional. Tiene como fin conservar y revelar los valores estéticos e históricos de un monumento y se fundamenta en el respeto hacia los elementos antiguos y las partes auténticas. Se detiene en el momento en que comienza la hipótesis; más allá todo complemento reconocido como indispensable, se destacará de la composición arquitectónica y llevará el sello de nuestro tiempo. La restauración estará siempre precedida y acompañada por uno (sic) estudio arqueológico e histórico del monumento. Art. 10.Cuando las técnicas tradicionales se revelan 25 inadecuadas, la consolidación de un monumento puede asegurarse apelando a otras técnicas más modernas de conservación y de construcción cuya eficacia haya sido demostrada científicamente y garantizada por la experiencia. Art. 11. Las aportaciones de todas las épocas patentes en la edificación de un monumento, deben ser respetadas, dado que la unidad de estilo no es el fin que se pretende alcanzar en el curso de una restauración.

2. UNESCO. Carta internacional sobre la conservación y la restauración de los monumentos y de los sitios 1964, en: INAH. Documentos. Publicaciones Ex-convento de Churubusco, México, 1978. s/n págs.


Cuando un edificio ofrezca varias etapas de construcción superpuestas, la supresión de una de estas etapas subyacentes, no se justifica sino excepcionalmente y a condición de que los elementos eliminados ofrezcan poco interés, que la composición más moderna constituya un testimonio de gran valor histórico, arqueológico o estético, y que se considere suficiente su estado de conservación. El juicio sobre el valor de los elementos en cuestión y la decisión sobre las eliminaciones que se llevarán a cabo, no pueden depender tan sólo del autor del proyecto. Art. 12. Los elementos destinados a remplazar las partes que falten deben integrarse armónicamente en el conjunto, pero distinguiéndose a su vez de las partes originales a fin de que la restauración no falsifique el documento de arte y de historia. Art. 13. Los agregados no pueden ser tolerados si no respetan todas las partes interesantes del edificio, su esquema tradicional, el equilibrio de su composición y sus relaciones con el medio ambiente.3 26

Primer nivel de conclusión: Si bien, tanto los diferentes teóricos de la restauración, así como los documentos nacionales e internacionales nos han dado ya la pauta y punto de partida para la consolidación teórica de una práctica “restauratoria” moderna y contemporánea; también es cierto que dichos postulados teóricos cuentan con una antigüedad de por lo menos 100 años; por lo que, aquí y ahora y sobre todo con los cambios tan radicales y diversos que nuestra sociedad moderna le ha dado al patrimonio, valdría la pena cuestionarnos que tan válidos son aún, o en su caso si dichos enunciados tienen aún vigencia en su aplicación directa sobre las nuevas interpretaciones; pero sobre todo; es necesario hacer un justo balance de los resultados; que en muchos casos que se ejemplificarán más adelante parecen lamentables. En este sentido y en concordancia con lo anteriormente expuesto es que parece necesario volverse a cuestionar 4 desde la formación hasta la aplicación; ¿Para qué conservamos el patrimonio arquitectónico?, ¿Qué patrimonio conservamos?, ¿Cómo conservamos el patrimonio?, ¿Cuáles son los límites de la conservación ante las nuevas interpretaciones del patrimonio; rehabilitación, revitalización, reciclaje, etc.? y ¿El patrimonio pierde vigencia, caduca; relación utilidad-función?.

Dichos cuestionamientos surgen en la disyuntiva del deber ser; cómo estamos haciendo la tarea quienes nos encargamos de la conservación del patrimonio arquitectónico puesto que más allá de que cada vez hagamos mejores restauraciones, que con el paso de los años, la madurez de la profesión y la constante reflexión teórica sean menos cuestionadas; resulta que nuestras intervenciones en dichos bienes patrimoniales cada vez causan mayores discusiones; ya que hemos llevado al punto de la ridiculez conceptos como el de la “reversibilidad”, cuya intención consagrada en la “Carta de Venecia”, no versa sobre un simple proceso técnico-mecánico de sistemas constructivos; sino sobre la interpretación y/o re-significación que un bien patrimonial de escala arquitectónica o urbana tiene como resultado de una intervención. Segundo nivel de conclusión: En este sentido los cuestionamientos sobre aquella arquitectura patrimonial que nos ocupa en este foro, la arquitectura religiosa, nos reclama airadamente y día tras día: qué estamos haciendo para garantizar su permanencia, su conservación, su legado y sobre todo, su transmisión a las nuevas generaciones que como lo dice la misma “Carta de Venecia” debe ser transmitido con toda la fuerza de su autenticidad; en donde el carácter excepcional de la práctica de la restauración toma suma importancia y contextualiza las palabras: autenticidad, originalidad, respeto, integración, contraste, reversibilidad y valores estéticos e históricos. Cuando los edificios religiosos del siglos XVI al XIX y aún muchos más de las primeras décadas del siglos XX, resultan hoy re-significados. ¿Resignificados?; sí cuando la nave de una capilla del siglo XVII resulta hoy insuficiente, para la creciente demanda de feligreses de una comunidad que quieren usar su espacio y no caben; y ante la mirada juzgante de quien impide una ampliación por garantizar su autenticidad, obliga y

3. Ibídem 4. Resulta interesante mencionar que uno de los textos, pilares de la restauración moderna mexicana: “Fundamentos teóricos de la restauración”; del Dr. Carlos Chanfón Olmos, publicado por la UNAM en su primera edición de 1984; en su sexto capítulo ya se cuestiona problemas similares, claro concordantes a su época; en este contexto histórico la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos tenía apenas 12 años de aplicación y documentos internacionales, hoy sumamente importantes como lo es la Convención de París sobre protección del patrimonio cultural de 1972, se ratificaba por México en nuestra legislación en 1982, 10 años después de haberse firmado; por lo que sus cuestionamientos: ¿Qué debe ser la restauración?, ¿Por qué debe restaurarse?, ¿Dónde y cuándo debe restaurarse? y ¿Cómo debe restaurarse?; resultan sumamente vigentes; tanto como los que proponemos en este documento.


condiciona a montar y desmontar, domingo tras domingo una estructura que por reversible y ligera resulta tan obsoleta como inútil; dejando un claro mensaje a las nuevas generaciones de la caducidad, por no decir obsolescencia de dicho objeto arquitectónico o de aquellos espacios, que antes sagrados y consagrados a los usos religiosos, hoy forman parte de un nuevo discurso e interpretación, congruente con el pensamiento y las necesidades de un México del siglo XXI, y cuyos escenarios que por necesidad más que por convicción se siguen realizando en espacios históricos pensados, diseñados y construidos para una sociedad de 400 años atrás; con nuevos ritos y significados que hoy forman parte de un uso social o popular, que generan pertenencia e identidad; pero que sus prácticas no son concordantes con su historia y autenticidad; como un atrio que se transforma en plaza popular, o un otrora convento que hoy es un museo. Finalmente las preguntas más que responderse encubren más cuestionamientos, como aquellos que nos llevan a debatir sobre nuestra responsabilidad y sus grados de gravedad, que una decisión sobre la conservación de un monumento histórico religioso como los que nos ocupan en este congreso o de cualquier otro género arquitectónico; y cuyas necesidades legítimas o no pero que en aras de ser resueltas prácticamente, sin asesoría especializada o sin los permisos y la cautelosa vigilancia de las instituciones encargadas de la conservación; culminan en hechos tan lamentables, como el inevitable colapso de sus vagas construcciones; que como en el que caso que se ilustra a continuación y que por fortuna sucedió de noche y sin estar en uso cotidiano pero que lo mismo servían para la catequesis, salón de usos múltiples y eventos sociales o para reuniones comunitarias; en fin para la vida de una comunidad que ostenta, detenta y/o a veces más bien parece que padece su herencia patrimonial.

Bibliografía Chanfón Olmos C., Fundamentos teóricos de la restauración (tercera edición). México D.F., Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996. Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (primera edición, 1995) (primera reimpresión 2002); México D.F., Instituto Nacional de Antropología e Historia. Carta internacional sobre la conservación y restauración de los monumentos y sitios (Carta de Venecia, 1964), ICOMOS, Italia, Venecia. Convención de la UNESCO sobre la protección del patrimonio cultural y natural (Convención de París, 1972); Francia, París. Textos fundamentales UNESCO.

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El paisaje religioso: patrimonio sin valoración. El caso del Centro Histórico de la Ciudad de México Dr. Ernesto Valenzuela Valdivieso Universidad Nacional Autónoma de México

Semblanza Académica

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icenciado, maestro y doctor en Geografía por la UNAM. Posdoctorado en la Universidad Complutense de Madrid y en el Colegio de Michoacán. Profesor de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM y Profesor-investigador de la Universidad Simón Bolívar. Candidato a Investigador Nacional durante el periodo de enero de 2013 a diciembre de 2015.

Mesa 1: Conocer para conservar Palabras clave: Paisaje religioso, Centro Histórico, Ciudad de México, Patrimonio de la Humanidad.


Contenido

En general, no existe una conciencia de la existencia del paisaje religioso, mucho menos de su importancia y conservación. El término de paisaje se suele relacionar con la panorámica de un espacio natural, aspecto que surgió de la escuela de pintura de paisaje que se desarrolló en el siglo XIX. Posteriormente, se convirtió en una tradición que se conservó y difundió a través de los medios de información y comunicación, primero de los impresos (periódicos y revistas) y después de los electrónicos (la televisión y la cinematografía). Más tarde el término de paisaje tuvo un uso, y hasta un abuso, por parte de la mercadotecnia y la industria turística, quienes lo utilizan como un elemento más de promoción de diversos espacios para su visita. La palabra paisaje, asimismo, se utiliza como un comodín en diferentes ciencias (biología, geografía, urbanismo, arquitectura, pintura). A su vez, la popularidad del término ha ocasionado un abuso de uso o el uso incorrecto del término según su acepción. También el vocablo ha tenido la influencia en su concepción y significado, según su manejo por parte de las ciencias, las artes o las humanidades. En las ciencias, la corriente del positivismo, influyó para definir el paisaje como una síntesis de la naturaleza; en las artes o de la creación artística, el significado de paisaje, está condicionado a la subjetividad de cada observante. Al respecto Javier Maderuelo, considera que el paisaje es una construcción cultural, intangible y subjetiva, producto de la relación entre el hombre y el medio, a través de la mirada. Afirma que el paisaje no es un ente objetual, ni un conjunto de elementos físicos.1 Finalmente en las humanidades se adoptó una posición intermedia, aunque se suele incurrir en una tendencia hacia el enfoque que tienen las ciencias o el de las artes. En el presente trabajo, la definición u orientación de paisaje, tiene un punto intermedio, con mayor afinidad hacia la postura de las ciencias. El paisaje religioso: elementos para su estudio El paisaje religioso es un fragmento de otros paisajes (el urbano, el rural) o una parte de un paisaje de mayor dimensión, el cultural o humano. La religión como una actividad de todas las sociedades, que concentra creencias y prácticas sobre cuestiones de índole existencial, moral o 1. Javier Maderuelo, El paisaje. Génesis de un concepto. Madrid, Abada, 2005.

sobrenatural, está conformada por elementos de índole inmaterial y material. Entre los elementos materiales, físicos o tangibles se puede citar los espacios de reunión u oración, las reliquias, los instrumentos litúrgicos, libros de oración, imágenes, etc. En la conformación del paisaje religioso, destacan los espacios de oración o reunión, con nombres diferentes, según su categoría dentro de una misma religión o entre una y otra, por ejemplo, ermita, templo, parroquia, iglesia, catedral, basílica o mezquita. La ubicación de estas edificaciones ha sido y es, un factor relevante, dado que tiene implicaciones en el ámbito ideológico, político, económico, cultural y social. A su vez, interfiere la cuestión del tamaño de la construcción en el plano horizontal (extensión del área ocupada) y de su altura en el plano vertical (torres, cúpula, techo); finalmente, pero no por ello de menor importancia, la cuestión de la suntuosidad de los decorados tanto en el exterior como en el interior. La competencia, declarada o encubierta, por ocupar los mejores espacios cuyo valor reside, entre otros factores, por la centralidad, el acceso fácil y rápido o la cercanía o formar parte de una localidad, propició la construcción de templos, iglesias y conventos, cada uno 29 tratando de sobresalir o distinguirse del resto, como sucedió durante la época colonial en la Nueva España. Entre las consecuencias, se puede mencionar el aporte que tuvo la religión en la formación o el crecimiento de algunas ciudades, lo que a su vez ocasionó la transformación del medio natural. El proceso de urbanización trajo consigo el cambio de paisaje, de natural o rural a urbano, con el predominio de construcciones, la mayoría de uso habitacional, uniformadas en su altura. Las excepciones fueron las edificaciones construidas ex profeso para tener un uso específico en el gobierno o en la religión. En el caso de las construcciones para uso religioso, su predominio en un marco espacial y temporal, es motivo de estudio para identificar el predominio del paisaje religioso sobre otros, tomando en consideración el número y categoría del establecimiento, su extensión territorial en forma individual y colectiva, la magnitud de la obra, predominio sobre la vertical del edificio en general o de sus partes (torres, cúpulas, techos, naves), el impacto sobre las áreas circundantes (tipo de mobiliario urbano, forma de jardines y parques, tipo de comercios y mercancías), entre otros aspectos.


El paisaje religioso en el Centro Histórico de la Ciudad de México Después de la conquista y del triunfo de los españoles en contra de los imperios asentados en el valle de México, se decidió construir la capital del reino de la Nueva España en el mismo lugar que antes ocupó la ciudad de Tenochtitlán, debido a las ventajas físicas e ideológicas que ello representaba. El lugar, rodeado de lagos, era el más apto, porque el resto requería un trabajo de relleno y desecación; a su vez existían caminos orientados hacia los cuatro puntos cardinales para la comunicación hacia el exterior. Sin embargo, la razón ideológica tuvo un peso de mayor importancia, porque significaba demostrar la superioridad. Por tal motivo, se edificó la nueva ciudad, encima y sobre las ruinas de la anterior, destruyendo edificaciones, para que el material sirviera para la construcción de las nuevas. Parte de la traza de la ciudad anterior se aprovechó, pero en el interior se desarrolló una nueva en forma de cuadricula o tablero de red, con un centro para ubicar la representación del poder político, económico y religioso. Además de la expansión territorial, la posesión de los recursos y el dominio de sus habitantes, el Papa VI, se dirigió a los reyes de España, Fernando II e Isabel I, en un documento conocido como 30 “Donación Papal” para recordar y sobre todo obligar a éstos a cumplir con el compromiso de conversión de los naturales a la fe católica. La concesión que obligó a España a evangelizar a los naturales del Nuevo Mundo fue conocida como los “justos títulos”.2 El resultado fue la llegada de diversas órdenes religiosas mendicantes para ejecutar la evangelización, labor más colosal que la de la conquista, porque los religiosos, además de trasladarse a los diferentes rincones del territorio de la Nueva España, realizaron la fundación de escuelas, conventos e iglesias y en la mayoría de los casos tuvieron que aprender las lenguas maternas de la población indígena.

en lugares con falta de material o de fácil acceso. El resultado fue la existencia en casi toda la geografía de México de una gran cantidad de construcciones religiosas que dominan el paisaje de pueblos y ciudades, como fue demostrado en la publicación El paisaje religioso de México. En el caso de las ciudades el fenómeno se agudizó, porque en la mayoría de éstas se asentaron las principales órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas), incluyendo sus ramas femeninas. Las órdenes buscaron sobresalir, unas de otras, no solo en su labor de evangelización y educación, sino también a través de un dominio territorial con fronteras definidas, para la captación de donaciones e ingresos por parte de los creyentes o conversos y de los benefactores. Asimismo, la pugna -visible o encubierta- consistió tanto en el número como en la calidad por fuera y dentro de sus construcciones, en particular de sus iglesias y conventos. El caso de la ciudad de México es elocuente, sí se trata de ejemplificar el predominio en el paisaje de las construcciones religiosas no sólo durante la época colonial, sino hasta mediados del siglo XX, en particular en la zona que hoy se denomina Centro Histórico. De acuerdo a los primeros mapas-planos de la ciudad, se corrobora que son las iglesias-conventos los que dominan el paisaje del área habitada, porque estas construcciones sobresalen del resto en altura, en particular de sus torres-campanarios, cúpulas y de los techos. En el mapa de Gómez de Trasmonte de 1628, además de confirmar lo antes expuesto, se distinguen los recintos religiosos con sus techos de estilo mudéjar, que el autor pintó con color azul y que desafortunadamente ya no existen.

Sin importar los inconvenientes de carácter físico-geográfico como la sinuosidad del relieve, la variedad climática o el encuentro con cuerpos de agua (ríos y lagos) que se interponían en su camino, los misioneros llegaron a los lugares más recónditos. Tampoco limitó su labor, el desconocimiento de las lenguas maternas, porque mientras las aprendieron, recurrieron a métodos como la teatralización, la mímica, la danza y la música para divulgar su mensaje; además de que realizaron catecismos con imágenes. Sin duda, también implicó mucho trabajo la construcción de las primeras iglesias y conventos, sobre todo,

2.Tanck, D. (Coord.). Historia mínima. La educación en México, México, El Colegio de México, 2010.

1. Forma y levantado de la Ciudad de México, 1628. Autor: Gómez de Trasmonte, 1628


A su vez, el plano de Diego García de Conde, que realizó en el siglo XVIII con una perspectiva aérea y la cuadricula de las calles, corrobora, lo que pintó tiempo atrás Gómez de Trasmonte, ya que en una área de aproximadamente un kilómetro cuadrado, hoy denominado perímetro “A” del Centro Histórico, los edificios religiosos y de asistencia social se distribuían en todo el espacio, pero además, algunas construcciones ocupaban una cuadra completa, por ejemplo, los conventos de Santo Domingo, el de San Francisco y el de La Concepción y los Colegios Jesuitas, entre otros. En suma, la ocupación horizontal o extensión territorial, vista de forma individual o en conjunto, tenía implicaciones en la panorámica de la Ciudad y en la conformación de un paisaje que objetiva o subjetivamente se podía denominar como religioso. En algunas litografías también es perceptible la importancia de los edificios religiosos durante y después de la época colonial. Tal es el caso de las que se realizaron en la Plaza de Armas, en donde, sobresale la Catedral y el Sagrario Metropolitano, conjunto que además tuvo la ventaja constructiva de no tener edificaciones a sus costados y un amplio atrio, que con el tiempo se ha reducido. Una ventaja de este complejo religioso, lo otorga sin duda, tener en su frente una amplia plaza que le otorga mayor volumetría y la posibilidad de apreciación en su conjunto.

3. Grabado vista aérea de la Ciudad de México, 1855. Autor: Casimiro Castro, 1855.

A través del tiempo, el paisaje religioso en el Centro Histórico de la Ciudad de México ha disminuido, sustituido por uno plenamente urbano, por diferentes motivos: inclemencias climáticas e inundaciones, decretos y leyes como la de desamortización de bienes de la iglesia, falta de valoración del patrimonio, programas de “renovación urbana” que han provocado la destrucción de inmuebles religiosos o su reducción, y el aumento de edificios, no acordes con el diseño arquitectónico de la 31 zona, que impiden la vista de la panorámica y provocan la disminución del paisaje religioso, como se muestra en las fotografías de las figuras 4 y 5, tomadas desde el mismo punto de observación en diferentes periodos de tiempo.

2. Vista de la Plaza Mayor de México, 1793. Fuente Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

El grabado de vista aérea de la Ciudad de México realizado por Casimiro Castro, confirma que aún después de la Independencia, seguía predominando en el paisaje las construcciones de índole religioso, notables por su altura.

4. Vista hacia el oriente del Centro Histórico desde el Colegio de Minería, 1855. Fuente, Fototeca de Culhuacán, INAH/CNCA, México.


Bibliografía Fomento Cultural Banamex, El paisaje religioso en México. México: San Ángel Ediciones. 1975 Gobierno del Distrito Federal, Esquema histórico El Zócalo. México: Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda. 1998 González, I., Reflexiones y apuntes sobre la Ciudad de México. México: Secretaría General de Desarrollo Social. 1984

5. Vista hacia el oriente del Centro Histórico desde el Colegio de Minería, 1990. Fuente, Tovar de Teresa, 1990, p. 29.

Al respecto Guillermo Tovar de Teresa comenta: “Los mexicanos sufrimos una enfermedad, una furia, un deseo de autodestruirnos, de cancelarnos, de borrarnos, de no dejar huella de nuestro pasado y de un modo de ser en el que creímos y nos consagramos. Somos actuales a costa de negar nuestra vocación barroca y adoptamos un supuesto “buen gusto” a costa de nuestra verdadera riqueza artística… 32 Los mexicanos creemos todavía que es necesario destruir el pasado para disponer del presente. Más que una mala costumbre, es un serio problema de identidad nacional”. 3 Conclusiones Es necesario y urgente, en primer término, el reconocimiento de la existencia del paisaje religioso en diversas ciudades y localidades de México, con el fin de promover su conservación, lo que a su vez promoverá la conservación de los inmuebles religiosos y de sus espacios adyacentes. El paisaje religioso, considerado como un bien material o inmaterial, requiere de la protección del Estado, pero sobre todo de la población que habita estos espacios, porque forma parte de su patrimonio cultural y es una huella de su historia.

3. Guillermo Tovar de Teresa, La Ciudad de los Palacios: crónica de un patrimonio perdido. Tomo I y II. México, Espejo de Obsidiana, 1990.

Gutiérrez de McGregor, M. T. y González, J., Geohistoria de la Ciudad de México (Siglos XIV a XIX). México: UNAM. 2002 Katzman, I., Arquitectura religiosa en México. 1780-1980. México: UNAM-FCE. 2002 Lida, D., México D.F. Entonces y ahora. México: Numen. 2009 Maderuelo, J., El paisaje. Génesis de un concepto. Madrid: Abada. 2005 Tanck, D. (Coord.)., Historia mínima. La educación en México. México: El Colegio de México. 2010 Tovar de Teresa, G., La Ciudad de los Palacios: crónica de un patrimonio perdido. Tomo I y II. México: Espejo de Obsidiana. 1990


Reflexión de los vínculos de la población con su patrimonio cultural L.A.P. Mayra Calderón Corte Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural- INAH

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Semblanza Académica

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urante tres años ha colaborado en el Área de Atención Técnica a Grupos Sociales de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural CNCPC-INAH, en la impartición de talleres de conservación preventiva, pláticas de valoración cultural y vinculación social, en las diversas comunidades de la república que atiende la Coordinación. También ha elaborado material didáctico para niños y jóvenes que fomentan la conservación del patrimonio cultural mexicano.

Mesa 1: Conocer para conservar Palabras clave: Valoración, Vinculación social, talleres, conservación preventiva, asesoría a comunidades. .


Contenido

El presente trabajo es la sistematización que se basa en la experiencia iniciada desde hace ya varios años por la Subdirección de Proyectos Integrales de Conservación con Comunidades, hoy Área de Atención Técnica a Grupos Sociales de la CNCPC-INAH, del aspecto social que se ha incorporado a los Proyectos de restauración en las diferentes localidades que atiende el Instituto. A más de diez años de trabajo se siguen construyendo nuevas propuestas para integrar a la sociedad en la tarea de mantener y conservar el Patrimonio Cultural, actualmente se han diseñado una serie de cursos que pretenden incorporar a la población en esta tarea: -Taller de Vinculación Social; que como su nombre lo indica pretende fortalecer los vínculos que establece una comunidad alrededor de sus bienes culturales, por medio de procesos de reflexión y valoración de los mismos, desencadenando acciones que contribuyan a la conservación. -Taller de Valoración cultural denominado “Que se te grabe en la memoria… conoce, valora y conserva tu cultura” que utilizan las técnicas artísticas gráficas como una herramienta educativa y dinámica para construir una cultura del cuidado del patrimonio con pleno conocimiento 34 de las significaciones que encierran los bienes culturales. Estos talleres se basan en la experiencia práctica de esta área en los procesos de restauración acompañados de un trabajo integral con comunidades de Oaxaca, Hidalgo, Puebla, Estado de México, D.F., Tlaxcala, etc. pues no parten de teorías prefabricadas desde un escritorio, sino de realidades vividas y sentidas en la labor de concientización de la sociedad en materia de conservación preventiva.

1. Los talleres hacen énfasis en el trabajo colectivo para lograr un bien común.

El siguiente texto está organizado en tres partes; la primera pretende reflejar la postura de la Coordinación en la capacitación de la población hacia la conservación y la importancia de su integración en los proyectos de restauración; una segunda parte abordará las problemáticas actuales de pérdida del patrimonio y las necesidades formativas para enfrentarlas que justifican el diseño de los talleres; por último se explicará el desarrollo, metodologías y objetivos de estos cursos de vinculación y valoración. La realización de estos talleres es producto de una suma de aportaciones individuales de un equipo multidisciplinario que conforma el área de Atención Técnica a Grupos Sociales. La difusión de nuestra experiencia y nuestras ideas nos ha llevado a presentarlas en este foro. Se agradece la guía y valiosa enseñanza de la Rest. Blanca Noval Vilar, Rest. Luis Huidobro Salas, Rest. Norma Peña Peláez, que son los precursores de este tipo de actividades; a la Psic. Educ. Jennifer Bautista, Sociólogo Carlos Cañete, Hist. Jorge Estada, Rest, Josué Alcántara, Arqueólogo Tomas Villa, Antropólogo Carlos Mendoza, Arq. Ricardo Guerrero, Arq. Karen Secundino, que integramos esta Área. 1. Importancia del trabajo integral con comunidades en materia de conservación preventiva. Actualmente la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC-INAH) pretende promover la capacitación de la sociedad hacia la conservación del Patrimonio Cultural del país, a través de fomentar la valoración y el mantenimiento preventivo en los bienes culturales de cada comunidad. La Coordinación es consciente de la necesidad de acompañar los proyectos de restauración con un trabajo social, que integre a la población en el conocimiento y resguardo del mismo. Sólo a través del trabajo conjunto se podrán entender los vínculos existentes entre el bien cultural y las localidades, las significaciones que le confieren, que al final justifican la intervención de restauración. Pues si bien es cierto que la labor de la Coordinación se ha basado en proporcionar información acerca de los valores estéticos, artísticos, históricos, etc., del patrimonio, el valor determinante para que un bien cultural persista es el que le confiere el pueblo que se identifica con su patrimonio y lo mantiene en uso. De esta forma la tarea de conservar y mantener el patrimonio cultural será producto de la suma de conocimientos y cooperación entre comunidad e Instituto.


2. A través de la integración de un lenguaje visual se pretende fomentar el sentimiento de pertenencia hacia el patrimonio.

3. Las técnicas artísticas gráficas se convierten en un recurso dinámico de aprendizaje.

Hoy se reconoce que “el objetivo final de la restauración no es conservar el material por si mismo, sino más bien mantener y conservar los valores contenidos en este patrimonio, presentarlo con la mayor dignidad ante el público y los usuarios del mismo”.1 También se requiere de una concientización a la población para fortalecer esos valores e incorporarla en la responsabilidad de cuidarlo y protegerlo.2

2. Deterioro y pérdida del Patrimonio Cultural; necesidades de formación para una cultura de cuidado. Al entender Patrimonio Cultural como todos aquellos bienes que tienen una importancia relevante para la identidad y permanencia de una 35 población a través del tiempo, si se concibe como la suma de bienes y manifestaciones que abarcan la vida social, que le dan a un grupo humano sentido, identidad y pertenencia y que además constituye un factor de desarrollo,4 esto resulta a tal grado que existen lugares donde para hablar de ellas se debe acudir al sitio, porque su historia no está únicamente en los libros, si no en su Patrimonio. Ante todo esto, es inherente la idea de conocer qué medidas se deben tomar para que permanezca y se conozca dentro de una sociedad.

La vinculación social que debe acompañar los proyectos de restauración se encuentra en desarrollo, pues va en crecimiento la planeación de programas, que contribuyan a propiciar la reflexión de la población acerca de la importancia que el patrimonio cultural ha tenido en la conformación de su comunidad al mismo tiempo que proporcione la información necesaria para que se ejecuten acciones de mantenimiento preventivo y restauración de los bienes culturales. Esta incorporación de la comunidad debe tener como finalidad contar con personas capacitadas en la comunidad, para que en lo subsecuente se pueda hacer cargo de la conservación preventiva, promoviendo la responsabilidad social hacia esta tarea, planeando con ella estrategias e impulsando su organización y asesorándolos para la defensa y conservación de su patrimonio.3 1. Viñas Muñoz, Salvador. Patrimonio Cultural, Ed. Síntesis, España, 2003, p.175. 2. Noval Vilar Blanca, El Patrimonio Cultural de las comunidades; Importancia de la corresponsabilidad en su conservación, p. 2.

Sin embargo, actualmente se ha desmerecido en gran medida el valor que aporta, haciendo del patrimonio cultural un símbolo con el que cada vez menos personas se identifican por desconocimiento del total de los valores que encierra, por la introducción de nuevos contenidos culturales, producto de influencias extranjeras, la fragmentación de

3. Proyecto de Conservación Integral de Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca. Subdirección de Proyectos Integrales de Conservación con Comunidades. CNCPC. Hojas mecanografiadas. México, 1995. p.2. 4. Manual educativo para docentes. Introduciendo a los jóvenes en la Protección del Patrimonio Cultural y los Centros Históricos. Dirección del Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia. 3ra edición. UNESCOICCROM, 2006, p.9


una sociedad individualizada e incluso por cotidianidad y por supuesto falta de información. El interés hacia el patrimonio cultural por tanto generalmente se ve reducido y es solo un grupo particular de personas de cada comunidad quien se interesa por la conservación de sus bienes culturales. Es por todo ello que la tarea de fortalecer los vínculos del patrimonio cultural con el total de la población resulta una necesidad. Los talleres son un medio de aproximación de las localidades a sus bienes históricos, principalmente, y una guía para complementar la comprensión que se tiene de un bien, con esto se espera que los asistentes sean conscientes de la naturaleza interdisciplinaria del patrimonio, lo cual pueda incrementar el interés a largo plazo, pues la identificación, importancia y utilidad que le confiera la sociedad a un bien cultural es lo que garantizará su permanencia.

el envejecimiento natural de los materiales con que fue elaborado, sin embargo no debe minimizarse los deterioros que se producen por la falta de cuidado y mantenimiento, modificaciones, malas intervenciones, etc. generalmente por desconocimiento de cómo se debe tratar. Para esto se incorporan los cursos que pretenden capacitar a las personas interesadas en las medidas de conservación preventiva necesarias para detener los daños presentes en los bienes culturales y en un mejor nivel prevenir dichos deterioros. 3. Talleres de Vinculación social y valoración del Patrimonio Cultural. El Área de Atención Técnica a Grupos Sociales de la CNCPC-INAH da atención a las comunidades interesadas en recibir asesoría para la protección de sus bienes culturales. Para dar una respuesta integral a estas solicitudes ha buscado tener una mayor participación de la sociedad a través de procesos de valoración y reflexión apoyándose en una serie de talleres. Taller de Vinculación Social: que como su nombre lo indica pretende fortalecer los vínculos que establece una comunidad alrededor de sus bienes culturales, por medio de procesos de reflexión y valoración de los mismos.

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El taller se desarrolla a través de tres sesiones donde se abordan temas que van desde el concepto de patrimonio Cultural, identificación de materiales con los que están hechos los bienes culturales, principales factores de deterioros y riesgos, así como capacitación para realizar limpieza superficial y mantenimiento preventivo. 3. En los talleres se capacita a la comunidad en materia de mantenimiento preventivo, sobre todo aquellas personas o grupos que están relacionados directamente en el cuidado de los templos como sacristanes, mayordomos, etc.

Con todo esto resumimos que el patrimonio cultural debe ser valorado y reconocido por los habitantes de una localidad para favorecer su conservación, de otro modo el desinterés hacia el mismo provocará su pérdida. Existen pueblos en el país que mantienen en uso sus bienes culturales e incluso algunos mantienen los originales desde su creación, y se convierten en ejes de sus actividades sociales y religiosas. El vínculo con su patrimonio se mantiene vigente, sin embargo la principal problemática la constituye la falta de un mantenimiento adecuado a dichos bienes. El patrimonio Cultural sufre deterioros por

Uno de los principales temas a tratar en este taller es la importancia del trabajo colectivo para realizar tareas de conservación y hacer énfasis en la corresponsabilidad y el trabajo conjunto con el Instituto. Taller de Valoración Cultural: este taller se apoya en la enseñanza de técnicas gráficas, como implementación de un lenguaje visual que favorezca y dinamice la comprensión del término patrimonio Cultural, la importancia y significaciones que encierra. Se enfoca en la enseñanza con técnicas gráficas de fácil aplicación (serigrafía textil y lino-grabado) que adicionalmente fomentarán el desarrollo intelectual y creativo de quien asiste al taller. Por otra parte propicia la de difusión de los bienes culturales que posee cada comunidad.


Los talleres tienen como objetivos permitir a los participantes: • Conocer y valorar los bienes culturales de la localidad. “El patrimonio cultural es lo que nos heredaron nuestras generaciones pasadas y lo que dejaremos a nuestras generaciones futuras, esto es muy importante ya que nos identifica como una sociedad y como parte de una comunidad, Nuestro patrimonio cultural lo podemos conservar conociéndolo y dándolo a conocer […], si otras personas lo conocen pues conseguiríamos turismo, economía y otras cosas….” Atte. La Pink Panter, 16 años, Taller de serigrafía textil, IEBO, Tejupan, Oaxaca.

4. La comunidad identifica su patrimonio a través de compartir con ellos los valores, estéticos, iconográficos, históricos, etc. a la vez que ellos expresan su sentir hacia los mismos.

En el año 2011 se atendieron comunidades como Santiago Villa Tejupan de la Unión y San Juan Tabaá, en el estado de Oaxaca, Santa María Texcaltitlan y Ozumba de Álzate, ambas en el Estado de México. En el 2012 se atendieron comunidades como Coatepec Ixtapaluca en el Estado de México, San Miguel Acambay en el estado de Hidalgo y en Oaxaca, a localidades zapotecas como Teotitlán del Valle, Santa Ana Zegache y mixtecas como Santa Catarina Tayata y Santa María Cuquila. Durante estos dos años se atendieron a más de 400 personas. En el 2013 se han realizado talleres en Tláhuac, D.F, Santiago Yolomecatl, Oaxaca, San Agustín Tlacotepec, Tlaxiaco, Oaxaca, entre otros. Los testimonios de los participantes evidencian y nos permiten evaluar si hemos repercutido en ese sentimiento de pertenencia que se refleje en la conservación de su patrimonio.

• Conocer medidas de conservación preventiva y fomentar el cuidado del patrimonio cultural. “[…]Para proteger el patrimonio cultural hay que hacer un grupo y ponernos de acuerdo para limpiar y arrancar hierbas, porque si se pierde las futuras generaciones no conocerían su cultura[…]” Abram, 10 años, taller de grabado en linóleo, Teotitlan del Valle, Oaxaca. • Informar acerca de los trabajos de restauración y 37 conservación realizados en los bienes de la comunidad por el instituto. “El Instituto Nacional de Antropología e Historia es el encargado de cuidar tanto edificios antiguos, pinturas, retablos para que la gente no destruya la originalidad del mismo y se repare con ciertas reglas y no se siga dañando,[…] para proteger el patrimonio cultural debemos dar información, transmitirla, todo lo que nos enseñaron, a la comunidad al principio será difícil, pero nada es imposible[…], para que nuestros hijos y tal vez nuestros nietos puedan verlos y los turistas que es muy importante que sigan visitando nuestro pueblo[…]” Horacio Mendoza Martínez, taller de grabado en linóleo, Teotitlan del Valle. •Promover la participación, en niños y jóvenes, en el uso y cuidado de sus bienes patrimoniales. •Sembrar el conocimiento de la cultura de la comunidad: tradiciones, festividades, historia oral, relatos y leyendas, construcciones históricas, gastronomía, lengua mixteca. •Gestionar actividades conjuntas de la CNCPC (INAH) con actores sociales (habitantes organizados y no, autoridades municipales y comunales, escuelas centros culturales y bibliotecas comunitarias, que contribuyan al fortalecimiento del Patrimonio Cultural de la comunidad.


“Se necesita crear una organización aquí en el pueblo donde primeramente se informe de la importancia y valor del patrimonio cultural y posteriormente cuidarla, resguardarla, darle mantenimiento y preservarla de los deterioros…” hombre, 19 años. • Aprender algunas formas de identificar la historia a través de las características del patrimonio. “[…] Algo interesante para mí fue el retablo principal que es dedicado a la inmaculada concepción, consta de tres calles y tres cuerpos, está constituido también por columnas salomónicas las cuales las podemos identificar por su forma en espiral y en la base o banco encontramos a los 12 apóstoles […]hombre, 17 años. • Utilizar técnicas gráficas para la difusión de su patrimonio cultural. “Aprendí que se puede dibujar la cultura […], que no debemos romper el patrimonio cultural […] para que cuando estemos grandes nos acordemos de la cultura” Herna Belén Osorio Ávila, 6 años. • El patrimonio cultural como un factor fundamental en la cohesión social de la población, y motor de un 38 desarrollo personal y comunitario. Conclusiones Estos talleres buscan contribuir en los proyectos de restauración y en la conservación preventiva basándose en la idea de que si no se desarrolla un sentido de pertenencia local del Patrimonio, cualquier trabajo realizado estará vacío de significado y cualquier esfuerzo por salvaguardar el patrimonio será en vano. Pues es importante generar procesos sostenibles de salvaguardia del patrimonio sustentados en el conocimiento de la memoria e identidad de la sociedad. Por otra parte, la realización de estos talleres ha permitido acercarnos aún más a los habitantes de las comunidades para conocer mejor la forma en cómo perciben y viven su Patrimonio y así estar en posibilidad de construir en conjunto las estrategias dirigidas al uso adecuado y conservación del Patrimonio Cultural.

Bibliografía Manual educativo para docentes. Introduciendo a los jóvenes en la Protección del Patrimonio Cultural y los Centros Históricos. Dirección del Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia. 3ra edición. UNESCO-ICCROM, 2006. Noval Vilar Blanca, El Patrimonio Cultural de las comunidades; Importancia de la corresponsabilidad en su conservación, [S.E.], [S.F.] Proyecto de Conservación Integral de Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca. Subdirección de Proyectos Integrales de Conservación con Comunidades. CNCPC. Hojas mecanografiadas. México, 1995. Viñas Muñoz, Salvador, Patrimonio Cultural, Ed. Síntesis, España, 2003.


Conservación preventiva en acervos bibliográficos y documentales religiosos 39

Rest.Teresita Bernarda Díaz Villanueva Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla

Semblanza Académica

E

s Licenciada en Restauración de Bienes Muebles por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, con especialización en restauración de libro antiguo. Ha tomado cursos en España de Tasación de libro antiguo y en Suiza de restauración de encuadernaciones en pergamino en el Centro del bel libro. Ha trabajado como conservadora de libros de manera privada de 2002 a 2006 y desde 2007 es encargada del Departamento de Conservación y Restauración de la Biblioteca Palafoxiana.

Mesa 1: Conocer para conservar Palabras clave: Conservación preventiva, libros, documentos.


Contenido

En un mundo donde los archivos bibliográficos y documentales tienden a crecer con rapidez exponencial, la restauración se vuelve inviable como primera opción para atender las necesidades de conservación de dichos acervos. La conservación preventiva se erige entonces como la solución que puede ayudar a garantizar la preservación de las colecciones. Mediante acciones realizadas en torno a los libros y documentos y no directamente sobre ellos pueden mejorarse las condiciones de conservación de los mismos. Los acervos bibliográficos y documentales religiosos están compuestos de una serie de distintos tipos de bienes: estampas, sermonarios, misales, libros de oraciones, biblias, catecismos. Documentos sueltos, carteles, cartas, libros de pequeño y gran formato, libros de coro, libros de registros de bautizo o matrimonio, etc. La diversidad de bienes tanto en su contenido, formato como composición material, obliga a tomar acciones que puedan garantizar su conservación como el conjunto que son. Dentro del acervo, habrá volúmenes o documentos que tengan mayor relevancia sea por su antigüedad, belleza, rareza o por la importancia 40 de la información que contienen, sin embargo, todos requieren la misma consideración en cuanto su conservación. Desde el monumental libro de coro cantado únicamente una vez al año en la fiesta del santo a quien está dedicado, hasta el libro de horas de bolsillo leído día tras día durante las devociones personales. Los libros son objetos complejos, cuya manera de elaborar la parte material o el objeto que contiene a la información se ha transformado a lo largo del tiempo, dando como resultado una serie inimaginable de tipos de costuras, cabezadas, sistemas estructurales, clases de endoses y materiales de los recubrimientos así como sus respectivas decoraciones.

conocimiento y sobre todo una idea muy clara del respeto a la materia original que se conserva. Como los libros y documentos no se pueden defender, toda la responsabilidad está en manos del especialista, que debe ser eso, un verdadero especialista. Pero la realidad de nuestros acervos, es que nos rebasan a la cantidad de restauradores dedicados a la conservación de libros y documentos, y no sólo en términos del tiempo de nuestra vida laboral, sino incluso de nuestra vida biológica. A pesar del estado avanzado de deterioro que presente el acervo en su conjunto o las obras individuales, y que al parecer la restauración sea la única opción, nunca es tarde para la conservación preventiva. Como se dijo, la restauración requiere de una gran cantidad de profesionistas especializados; la conservación preventiva por su parte puede ser realizada por grupos de personas que no necesariamente sean restauradores de libros y documentos, pero que con una previa capacitación y guía por parte de un especialista, y sobre todo con la sensibilidad y disposición adecuada de las personas encargadas de la toma de decisiones, se pueden realizar muchas acciones benéficas para los acervos. Orientando adecuadamente los recursos, los cuales en general tienden a ser escasos en todas las instituciones y tomando decisiones informadas y sensibles, los acervos pueden pasar del caos y aparente camino al deterioro y pérdida definitiva, a colecciones ordenadas en las que se garantice que lo que existe se preservará para el futuro. No es necesario dejar cada documento y libro “más bonito” o mejorarlo, aunque pueda resultar tentador, sino mejorar las condiciones generales para que la materia original que existe se conserve.

Aunque todos sean “libros”, no es lo mismo un libro impreso del siglo XVI con tapas de madera y piel gofrada que una encuadernación en rústica con papel decorado, un encartonado alemán del siglo XVIII o un sencillo cuadernillo unido con costura pasada o de diente de perro. Para que las intervenciones sean respetuosas de la materia y de las técnicas constructivas históricas y se puedan conservar la mayor cantidad de vestigios que nos den cuenta no sólo del contenido, sino de la forma en que se presenta el objeto, el restaurador deberá tener un vasto

1. Estantería inadecuada que causa deterioros a los materiales bibliográficos.


Una vez conocida la composición del acervo, se tendrá que realizar un diagnóstico para evaluar las necesidades y prioridades, así como identificar los efectos de deterioro y sus causas, para tomar las medidas correctas aprovechando al máximo los recursos tanto materiales como humanos disponibles. El diagnóstico deberá ser realista y propositivo, de manera que al final se contemple la realización de un plan de preservación. Durante el diagnóstico se deben tener en cuenta las siguientes circunstancias: •Se deberá considerar la institución en su conjunto, incluyendo el entorno, el acervo y sus depósitos, así como al personal a su cargo. •Debe arrojar información útil para los fines de preservación que se persigan. •Identificar las causas de deterioro antes de realizar cualquier tratamiento de conservación como de restauración, evitará trabajo repetido. •Se debe considerar que los libros y documentos son obras que siguen cumpliendo la función para la que fueron creados. •El diagnóstico se hará de lo general a lo particular, empezando por el inmueble, los depósitos y los acervos. 2. Colocación de estantería especializada, con pintura libre de plomo.

La restauración puede revertir algunos de los efectos o signos del deterioro, sin embargo no siempre es posible devolver al estado original a la materia (o a un estado lo más cercano a su momento de nacimiento), ya que la materia sustenta imágenes, ideas y formas estilísticas que una vez perdidas raramente podrán recuperarse. Una intervención de restauración ética, jamás pretenderá recuperar todas las imágenes o ideas perdidas, por lo que es por eso que ante la falta de elementos formales para recuperar la unidad estética o la idea, la conservación preventiva puede ser la solución, permitiendo que lo que sí está, se preserve; finalmente los signos de deterioro son vestigios de la vida de los libros y documentos, como son las arrugas y líneas de expresión que le dan carácter a los rostros de quienes nos rodean. Las acciones de conservación preventiva deberán realizarse en orden, partiendo primeramente del conocimiento de los libros y documentos que conforman al acervo. Si no se conoce lo que se tiene, ¿cómo se pretenderá conservarlo? El conocimiento de las colecciones a través de un inventario y catalogación, permitirá tomar decisiones de conservación adecuadas, ya que nos deja conocer los materiales que componen a las obras, así como los contenidos y relevancia de los bienes culturales.

Una vez realizado el diagnóstico y con la lista de prioridades establecida, 41 se puede realizar alguna o todas de las siguientes acciones de Conservación preventiva. Eliminación o mitigación de los agentes de deterioro Una vez detectadas las causas de deterioro concretas en el acervo que nos ocupe, puede tratar de eliminarse o mitigarse para frenar el deterioro de los libros y documentos. Para evitar la inversión inútil de recursos, es importante que las causas de deterioro estén bien claras; si la humedad relativa imperante no causa ni proliferación de microorganismos (al ser superior al 65%) o desecación de las materiales frágiles como el pergamino (al estar por debajo del 30%), entonces será evidente que no se requerirá invertir en un sistema de control del medio ambiente que puede absorber gran parte del presupuesto con que se cuente. Estabilización de las colecciones Entendiéndose por estabilización al conjunto de acciones que sirven para frenar o retardar, en la medida de lo posible el deterioro de los materiales bibliográficos y documentales. Es la mejor solución a corto plazo y a bajo costo para la conservación de los acervos. Dentro de la estabilización se pueden incluir acciones como:


• Limpieza superficial. Elimina el polvo acumulado sobre libros y documentos, estanterías y depósitos. Incluye el aspirado y limpieza en seco.

3. Limpieza profunda en estantería antigua.

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• Limpieza profunda. Elimina el polvo acumulado en el interior de los libros, se realiza hoja por hoja con brocha de pelo suave. Consume más tiempo, pero los efectos benéficos son más permanentes. • Detección de ataque de plagas, microorganismos y/o insectos. Ayuda a detectar si el ataque biológico está activo o no, para poder aislar el material infectado y proceder a la fumigación de lo que esté atacado, y evitar así aplicar fumigantes en materiales sanos. • Detección de daño estructural grave, que ponga en riesgo la integridad de los volúmenes, o que pueda provocar la pérdida de alguna de sus partes. • Elaboración de guardas de primer nivel. Protegen a los materiales y devuelven la unidad a los libros y documentos sin necesidad de realizar un sólo proceso de restauración, evitando que se pierdan elementos originales. Se deberá utilizar siempre material con calidad de archivo, como cartulinas libres de ácido y alto contenido de algodón o película de polipropileno. Con la cartulina libre de ácido se pueden realizar cajas para libros con daño estructural avanzado, papel frágil por efecto de la oxidación, o que se encuentren desprotegidos por carecer de encuadernación, o bandas para libros cuyo daño sólo se encuentre en la encuadernación y no estén en riesgo de perder alguno de sus elementos.

4.Guardas de papel libre de ácido y película Mylar.

Para documentos de gran formato, lo mejor es que estén extendidos dentro de guardas de película de polipropileno Mylar®. • Colocación dentro de contenedores de materiales de conservación. Se puede utilizar polipropileno, que es inerte, estable y protege de la luz, de humedad y de polvo. Aunque es tentador utilizar cajas de archivo de cartón debido a su bajo costo, no son materiales adecuados para la conservación, ya que el cartón tiene grandes cantidades de lignina y tienden a acidificar a los materiales que se guardan en su interior.


• Elaboración de zapatos para dar soporte estructural. Para libros de gran formato, con daño estructural y que no puedan colocarse de manera horizontal.

El proceso de estabilización permite conocer a fondo cada uno de los materiales, y durante el proceso y el llenado de fichas de diagnóstico y control del avance del trabajo, pueden identificarse las obras que requieran una intervención menor o restauración integral, para realizar proyectos a mediano y largo plazo una vez que toda la colección se encuentra estabilizada y sin riesgo de continuar deteriorándose. Es recomendable que tanto la intervención menor como la restauración de libros y documentos sea realizada por personal debidamente capacitado, ya que sin el conocimiento adecuado, las acciones realizadas con buenas intenciones pueden causar más daño que beneficio a los materiales a largo plazo. Conclusiones Como parte del ámbito de la preservación de bienes culturales, y en específico de los acervos bibliográficos y documentales, la conservación preventiva es una manera de democratizar el efecto benéfico que se pueda obtener con los recursos con que se cuente. Favorece a todos los libros y documentos por igual, obteniéndose buenos resultados en corto tiempo. Por otro lado, la restauración favorece a objetos individuales, invirtiendo 43 mucho tiempo y recursos en piezas específicas, cuando la realidad en los acervos documentales y bibliográficos es que la cantidad de piezas y el tiempo que requerirían para restaurar cada uno es incalculable. Debido a esto los encargados de los acervos, pueden optar por planificar y realizar proyectos de diagnóstico, estabilización y eliminación de los agentes de deterioro, de manera que los recursos puedan ser empleados con mayor eficiencia.

5. Libros con deterioro que pueden ser colocados en guardas de materiales libres de ácido.

• Colocación dentro de mobiliario adecuado para la preservación de los materiales. La inversión en estanterías y mobiliario de almacenamiento adecuado para conservación de libros y documentos puede resultar importante en un primer momento, sin embargo debe considerarse que el beneficio es permanente y a largo plazo. • Monitoreo y control de las condiciones del medio ambiente. Incluyendo humedad relativa, temperatura y contaminantes. • Control de radiación ultravioleta. Contemplando la colocación de filtro de radiación ultravioleta en vidrios, cortinas y oscuros en ventanas.


Programa de formación de observadores en conservación preventiva Olga Daniela Acevedo Carrión Claudia Alejandra Sánchez Gándara Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural

Semblanza Académica

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Olga Daniela Acevedo Carrión es encargada del Área de Gestión y Formación, en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia, trabajando en la coordinación y elaboración de manuales de procedimientos, diseño de programas de formación y actualización, gestión de eventos académicos, atención a programas institucionales, atención a convenios nacionales e internacionales, entre otros. Claudia Alejandra Sánchez Gándara desde 2009 trabaja en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural donde es encargada y colaboradora en los siguientes programas especiales: Prevención de robo y tráfico ilícito de bienes culturales, Prevención de Desastres, Atención al área de Asuntos Religiosos y junto con la Restauradora Olga Daniela Acevedo Carrión diseñó e imparte el programa “Observadores del Patrimonio Cultural” que ya va por su cuarta edición.

Mesa 1: Conocer para conservar Palabras clave: Formación a personal no especializado en conservación


En el 2012, tras recibir diversas solicitudes de instancias públicas sobre la posibilidad de colaborar con ellas en la capacitación en conservación para su personal, la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC-INAH) planteó un programa que tuviera como objetivo dar formación a personal no especializado en conservación, pero que trabajan con instituciones o colecciones de patrimonio histórico. Debía de considerarse que eran grupos de trabajo que contaban con bajo presupuesto y sin especialistas en el tema, por lo que al mismo tiempo no se les podría formar como técnicos ni fomentar la intervención directa sobre los bienes de sus respectivas colecciones.

al conocimiento de la legislación y normativas vigentes de protección al patrimonio y ofreciendo un kit de muestras de materiales de fácil acceso, para embalar y almacenar los bienes. Todo esto fomentando la participación activa, logrando que participar y aprender sea tan dinámico como interesante. Al final, no importando el rango y el papel de cada uno de los asistentes, exitosamente se logra transmitir que la conservación del patrimonio es tarea de todos, y que cada uno tiene un papel relevante en el proceso. En los cursos hasta ahora impartidos, los participantes han tenido respuestas favorables durante y al final del curso. Posterior a esto, se han realizado encuestas de seguimiento, tanto a los participantes como a sus superiores, para identificar el cambio en las acciones y tipo de acercamiento a los bienes una vez que han adquirido el conocimiento. En todos los casos revisados, todos los participantes volvieron a sus acervos con una actitud más analítica y propositiva en cuanto a las medidas para prevenir el daño a los bienes, y han notado una mejora en las actividades de mantenimiento e identificación de causas y efectos de deterioro, evitando la necesidad de intervenciones directas y en caso necesario saber cuándo llamar a un especialista profesional. 45

1.- Procesos de limpieza superficial

Con base a esto se planteó un “Programa de formación de observadores en conservación preventiva”, dirigido a directores, responsables de recintos, administradores, jefes de seguridad, personal de mantenimiento, custodios y colaboradores diversos, que estuvieran en igual de circunstancias en cuanto a conocimientos de conservación y que desde sus papeles directos o indirectos, sus acciones tuvieran incidencia en la preservación de los acervos. La capacitación se acotó a tres días de curso, tiempo completo. La estrategia se basa en presentar a los participantes información sobre conceptos básicos de conservación, materiales constitutivos, causas, mecanismos y efectos del deterioro en el patrimonio. Después se presentan estudios de caso con ejemplos que se relacionen con los acervos de los asistentes y situaciones con las que se sientan identificados, además acercarlos

2.-Manejo adecuado de los bienes muebles con valor cultural


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Mesa 2

Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso Moderador: Mtra. Dolores Dib Álvarez

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

Expone las diferentes leyes y reglamentos que se han implementado para la prevención del deterioro del patrimonio religioso. Así también se dan a conocer diferentes casos en los que la iniciativa privada, el gobierno y las asociaciones civiles han planteado diversas estrategias para el financiamiento de proyectos de restauración del patrimonio edificado de la Nación.

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La gestión de los recursos para la preservación del patrimonio cultural edificado propiedad de la Nación Arquitecto Raúl Delgado Lamas Arquitecto Julio Valencia Navarro Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural -CONACULTA

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Semblanza Académica

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aúl Delgado es arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México y Maestro en Conservación y Restauración de Monumentos, en el Instituto Nacional de Antropología e Historia. De 2001 a 2005 fue Coordinador Nacional de Monumentos Históricos. Presidente fundador del Consejo de Monumentos Históricos del INAH. Es Miembro del ICOMOS-México. Le fue entregada la Medalla INAH al Mérito Profesional “Ignacio Marquina”, en el año 2000. Julio Valencia es Director de Obras de Restauración de la Dirección de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural. Ha trabajado en las obras de restauración de la Catedral Metropolitana así como en diversos inmuebles en todo el país.

Mesa 2: Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso Palabras clave: Protección, restauración, financiamiento.


Contenido

1.- Introducción, principios y conceptos Existen cuatro conceptos jurídicos que la Ley Federal sobre Monumentos considera en su Artículo 2do. que es de utilidad pública, la investigación, protección, conservación, restauración y recuperación de los monumentos arqueológicos, artísticos e históricos y de las zonas de monumentos. Estos son, entre otros: Conservación: Conjunto de operaciones interdisciplinarias que tienen por objeto evitar el deterioro del patrimonio cultural tangible, y garantizar su salvaguarda, para transmitirlos a las generaciones futuras, con toda la riqueza de su autenticidad. Protección: Conjunto de acciones académicas, técnicas y legales que promueven la investigación, identificación (inventarios, catálogos y registros), conservación, resguardo, recuperación y difusión de los bienes culturales monumentales. Mantenimiento: Conjunto de operaciones permanentes que permiten conservar la consistencia física de los bienes culturales, evitando que las agresiones antropogénicas, físicas, químicas y/o biológicas aumenten su magnitud, en demérito del patrimonio cultural. Restauración: Conjunto de operaciones programadas que actúan directamente sobre el bien. Estas actividades se aplican cuando el patrimonio ha perdido parte de su significado o características originales, y se interviene de manera científica y rigurosa, para transmitirlo a las generaciones futuras, con toda la riqueza de su autenticidad. La restauración es la actividad extrema de la conservación. El proceso denominado conservación-restauración se desarrolla mediante tres principios: - Eliminar o mitigar mediante procesos científicos interdisciplinarios los deterioros del bien cultural. - Respetar la integridad y autenticidad del bien. - Procurar un gozo y aprovechamiento comedido, respetuoso y civilizado del bien cultural, mediante usos acordes con la naturaleza del mismo y que no necesariamente son solamente económicos, sino científicos, históricos o para fortalecer la identidad.

2.- El Seguro Federal y la Ley Federal sobre monumentos y los estímulos fiscales federales, estatales y municipales Existe un seguro anual de protección para bienes sobre los que tiene un interés jurídico el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en los términos de lo que la Ley de Monumentos le manda. El seguro brinda protección a los monumentos arqueológicos e históricos (y a otros bienes) sean federales, estatales, municipales, bienes comunales y de propiedad privada. Riesgos cubiertos hasta por $100 mil mdp: Huracanes, inundaciones, deslaves, sismos, erupciones volcánicas, actos vandálicos, terrorismo, robo de contenidos, incendio, rayo, explosión, hurto - de obras de arte, de objetos históricos, religiosos definidos en forma enunciativa más no limitativa. Se incluyen todos aquellos bienes muebles, inmuebles o de cualquier tipo sobre los que el INAH tenga un interés asegurable, inclusive los inmuebles y sus contenidos construidos en los siglos XVI al XIX, sin considerar un inventario de bienes muebles, contenidos en inmuebles, que limite su acreditación ante la Aseguradora. Deducibles

Tipo de siniestro Incendio, rayo o explosión

Montos y Porcentajes Sin deducible

Terremoto y erupción volcánica

2% de la pérdida con un máximo de $50 mil pesos.

Fenómenos hidrometeorológicos

1% sobre el monto del daño y/o pérdida con máximo de $50 mil pesos.

Otros riesgos

$10 mil pesos en todo y cada evento, excepto 1% sobre la pérdida por evento, con un mínimo de $1 mil pesos.

Los estímulos estatales y municipales pueden ser muy diversos y múltiples, de acuerdo con las competencias y la planeación que se tenga para el desarrollo de la ciudad y el centro histórico de su jurisdicción. Los estímulos pudieran ser en las facilidades para el otorgamiento de las Licencias de Construcción para conservación, mantenimiento y restauración de monumentos, pagos con descuentos del impuesto predial, facilidades en el pago por derechos de uso del agua, estímulos al empleo de energías alternativas en las obras que se realicen a favor de los inmuebles monumentales… etc.

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Recursos para el patrimonio propiedad de la nación

cultural

edificado

3.- Fuentes privadas nacionales de financiamiento Dentro del país existen diversas opciones de financimiento tales como: Patronatos de las 2500 Cabeceras Municipales de México Asociaciones Civiles –gestiones por monumento (“Etiquetados”)Adopte una Obra de Arte AC con capítulos en todas las entidades federativas de México Fundación Alfredo Harp Helú Fomento Cultural BANAMEX ADABI American Express Comisión Nacional de Arte Sacro AC Otras.

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4.- Financiamiento internacional Existen diversas fuentes de financiamiento internacional, hay que concursar y sustentar debidamente las solicitudes mediante sólidos expedientes técnicos o contratar los servicios especializados para el llenado de los exigentes formatos: World Monuments Fund con sede en Nueva York, tiene un Programa para América Latina, España y Portugal. Ambassadors grant depende del Departamento de Estado de Estados Unidos. Fondo contravalor de Francia depende de los acuerdos bilaterales entre el país galo y otras naciones, así como de la relevancia de los proyectos. Para lograr obtener estos recursos es indispensable elaborar una carpeta de proyecto que muestre la viabilidad de restaurar un determinado bien cultural.


Los monumentos históricos inmuebles ante los desastres naturales. Patrimonio religioso en riesgo; más que conservarlo, cómo atenderlo ante emergencias Mtro. José Vicente Flores Arias Director de Desarrollo Inmobiliario del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México

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Semblanza Académica

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e ha desempeñado como promotor, gestor y realizador de proyectos para la conservación, promoción y desarrollo del Centro Histórico de la Ciudad de México. Dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ha ocupado diversos puestos como Director de Apoyo técnico, Director técnico en campo, Apoyo técnico para la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos y como Director del Programa de rehabilitación de monumentos históricos afectados por los sismos de 1999 en el Estado de Oaxaca.

Mesa 2: Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso Palabras clave: Patrimonio religioso, mantenimiento, desastres naturales, protección civil.


Contenido

La conservación y restauración del Patrimonio Cultural en México, del cual el Patrimonio Religioso forma parte, cuenta con uno de los marcos jurídicos más sólidos a nivel internacional. Las instituciones que tienen la responsabilidad de ejercer esta tutela, poseen también una estructura capaz de garantizar el cumplimiento de los objetivos que les han sido encomendados y asumir los preceptos internacionales emitidos al respecto. Aludo a la Convención del Patrimonio Mundial de 1972, aprobada por el Congreso mexicano en el año 1982, como referencia internacional, y a los Institutos Nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes —fundados en los años 1938 y 1946, respectivamente— como responsables de nuestro patrimonio, de acuerdo a la Ley Federal sobre Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 y al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes —creado en 1988— que actúa por medio de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural. En muchos casos, como es el caso de nuestro anfitrión, el Gobierno del Estado ha asumido una acción importante que apoya y coadyuva en el 52 cuidado del Patrimonio Religioso; a su vez, las Autoridades Municipales, en el marco de sus propias responsabilidades suelen integrarse a estos mecanismos de actuación. Este marco jurídico otorga al Gobierno Federal facultades y responsabilidades para la atención de los bienes religiosos, su estudio y conservación, la divulgación de sus valores, relevancia y significado, lo mismo que brindar asesoría para intervenirlos adecuadamente. Mi primer juicio crítico al respecto, es que tendríamos que analizar las circunstancias de cuando fue generado este marco normativo y confrontarlo tanto con el momento actual como con el futuro mediato que vislumbramos. Las intenciones que identifico en este marco jurídico, son: 1. Responder al cuidado del patrimonio por medio de una estructura vertical y centralizada que reuniera, en aquel tiempo, a los -pocosexpertos que existían en la materia. 2. Organización en base a un gobierno federal con gran fuerza, poca participación estatal, y ninguna por parte de los municipios. 3. Actuar eficazmente con recursos centralizados, con pocos controles administrativos.

4. Considerar al patrimonio religioso como un bien de carácter nacional. Una participación civil prácticamente nula. 5. Las intervenciones se llevaban a cabo de forma directa, con métodos prácticamente artesanales y con pocos requerimientos técnicos. 6. Cuidado enfocado principalmente en garantizar la permanencia física de los bienes religiosos, a lo largo y ancho de una extensa e imbricada geografía, escasa en medios de comunicación. Las circunstancias actuales, difieren de aquellas primeras: 1. La estructura vertical y centralizada de profesionales, tiene una cantidad reducida de personal en cuanto a las necesidades de operación; por otro lado, con el proceso educativo se han generado cantidad de especialistas en los temas vinculados al cuidado de los bienes culturales, que no están integrados a la actividad profesional. 2. Organización cada vez más integrada entre los gobiernos federal, estatal y municipal. 3. Los recursos humanos y materiales de los organismos centralizados, fluyen muy despacio; la atención oficial hacia los bienes culturales, aunque destina recursos al respecto, dispone ahora de menos gasto operativo para la cantidad de inmuebles que lo requieren. 4. El patrimonio religioso, de propiedad federal, está también bajo el cuidado de las Asociaciones Religiosas que lo aprovechan como infraestructura; la sociedad civil busca tener mayor participación. 5. Los requerimientos técnicos de atención hacia los bienes culturales se han incrementado, tanto en calidad como en cantidad. 6. Los medios de transporte, las carreteras y vías de acceso que cubren mayormente el territorio de nuestras entidades, y los medios virtuales de comunicación son ahora una realidad al alcance de todos. En lo conceptual, se tiene presente como responsabilidad institucional, la conservación y la restauración del Patrimonio Religioso, así como la investigación, el estudio y la difusión de estas acciones. Pero ¿quién se ocupa, objetivamente, del cuidado, del mantenimiento y la atención cotidiana de estos bienes? Para responder, comenzaremos a debatir que si son o deben ser las áreas de mantenimiento, los encargados de la administración, quienes los ocupan, las asociaciones religiosas que los tienen a su cargo, las comunidades que utilizan los inmuebles, etcétera, etcétera, etcétera. La realidad es que llegar a definiciones tan precisas, es aún una de las metas que necesitamos alcanzar. Sin embargo, sin tener que responder definitivamente esas cuestiones, podemos ofrecer algunas reflexiones que permitan avanzar en un cuidado cada vez más eficaz del Patrimonio Religioso.


No podemos desconocer que prácticamente el 90% del territorio de nuestro país posee riesgo medio, alto o muy alto ante Desastres Naturales. En los últimos años del siglo XX, a partir de eventos que afectaron negativamente a la población mundial, como fueron los efectos de los sismos, marejadas y tsunami, lluvias provocadas por ciclones y huracanes, deslaves, deslizamientos y derrumbes, crecidas de ríos, etcétera, nuestra organización gubernamental -impulsada por instancias internacionales como la UNESCO, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo- avanzó significativamente en la implementación de mecanismos financieros y programas de protección civil para atender los efectos de los Desastres Naturales sin distraer los fondos para inversión pública. El objetivo principal fue y sigue siendo el de proteger la vida de las personas, y de forma secundaria, preservar la infraestructura que con tantos esfuerzos se han convertido en un logro en cuanto a la calidad de vida de quienes formamos nuestra nación. Cuando los sismos de 1999, como había sucedido con los sismos de 1974 y 1976, se tuvo que responder de forma masiva para atender miles de edificios afectados. Se organizaron acciones ejemplares que lograron detonar importantes dinámicas sociales que reforzaron el cuidado del Patrimonio Religioso; se ha llegado a contar con un seguro capaz de cubrir los posibles daños y pagar los gastos para reponer los bienes afectados. Por su naturaleza, los materiales básicos que conforman los bienes de nuestro Patrimonio Religioso, son fácilmente inflamables y, a la vez, se ven afectados negativamente por la humedad y el agua; de ahí la gran vulnerabilidad que presentan ante los desastres naturales. Los Desastres Naturales son un riesgo por demás relevante sobre el patrimonio cultural, como expone Herb Stovel en su libro Preparación ante el riesgo; Un manual para el manejo del Patrimonio Cultural Mundial.1 Del análisis de los efectos de los desastres sobre el patrimonio cultural edificado en nuestro país, podemos decir que respecto a los efectos de los eventos de impacto masivo, como sismos y huracanes, el 100% de las afectaciones tuvieron un carácter parcial, con efectos graves, medianos o leves, pero en la totalidad de los casos la integridad física total de los bienes inmuebles quedó a salvo. En cambio, respecto a los eventos individuales como sería un incendio, o la caída de un rayo, las afectaciones, aunque muy menor en número, fueron severas y la integridad física de los inmuebles se vio afectada, llegando incluso a una pérdida total. Hay que decir que gracias a la actuación institucional, la indemnización del seguro y el trabajo de las comunidades afectadas, ha sido posible la reversión parcial de la destrucción provocada por el evento al lograr la reconstrucción del patrimonio destruido.

Si bien este seguro es un considerable avance respecto a cubrir las responsabilidades institucionales hacia el Patrimonio Religioso, ¿hemos llegado a cumplir nuestras expectativas? ¿Podemos con dinero reponer bienes muebles e inmuebles que por su naturaleza y carácter son insustituibles? Evidentemente, la falta de una respuesta afirmativa a esta pregunta es el motivo central que nos reúne en este evento. Quisiera contribuir con algunas reflexiones que espero ayuden a generar una sinergia favorable y a encontrar medios para hacer frente satisfactoriamente a esta problemática. Actualmente, somos capaces de identificar nuestro patrimonio de manera que conocemos la ubicación y localización de nuestros bienes culturales, del Patrimonio Religioso. Pero si ocurre un evento inesperado -natural o antropogénicos- como una tormenta eléctrica, una intrusión, la explosión de un cohetón, el choque de un auto o camión, un aluvión o un corto circuito eléctrico ¿seríamos capaces de atender esa situación de emergencia? Dos ejemplos a manera de datos duros respecto a esta problemática: 1. Las normas mexicanas para protección contra incendios están enfocadas hacia prevenir y controlar Riesgos de Trabajo en 53 Establecimientos Industriales.2 2. El Heroico Cuerpo de Bomberos del D. F. no cuenta con ningún protocolo específico para atender siniestros en iglesias, templos, museos o edificios similares. Para resolver este punto, las instancias competentes deben plantear una acción sencilla y operativa, diseñada por especialistas, y dirigirla, con la aprobación de la Secretaría de Protección Civil al Director de Bomberos de forma que se prevea una actuación especial.3

1. Stovel, Herb, Preparación ante el riesgo: un manual para el manejo del patrimonio cultural mundial, ICCROM, 2003. Original en ingles: Risk Preparedness: A Management Manual for World Cultural Heritage. 2. Catálogo de Normas Oficiales Mexicanas de la Secretaría de Economía. http://www.economia-noms.gob.mx/noms/detalleXNormaAction.do 3. C.P. Araceli Ortiz García, encargada de la OIP del Heroico Cuerpo de Bomberos del D. F. Tel. 57-41-42-40 ext. 2


3. La Mapoteca Manuel Orozco y Berra,4 cuenta con un sistema especializado contra incendio a base de gas ecaro. El sistema tiene 2 tipos de sensores: de humo y de partículas suspendidas, los cuales están monitoreados con un sistema de cómputo; cuando se detectan alertas que coincidan en los dos tipos de sensores, el sistema que está instalado con tuberías en muros y techos, comienza a liberar el gas. El espacio donde se detectó la alerta se debe llenar por completo con el gas, por lo que éste debe cerrarse en función de una mayor eficiencia.5 El gas ecaro a diferencia del gas halón, es muy amigable con el medio ambiente y con las personas, pero desafortunadamente su costo es muy elevado. Por lo que cada espacio tiene descargas programadas por litros, para que los tanques rindan lo más posible. En la mapoteca se encuentran tanques de: 200, 40, y hasta 20 lts., que atienden a los diferentes espacios de acuerdo al tamaño de los mismos. El sistema se implementó desde el año 2004 y es revisado una vez al mes. Indudablemente, la prevención es el primer paso para evitar los efectos negativos de los desastres naturales y antropogénico. ¿Qué tan 54 preparado está el patrimonio religioso para hacer frente a un evento imprevisto? Nuestras instituciones culturales ¿están preparadas para actuar ante eventos fortuitos que pongan en riesgo la integridad del patrimonio religioso? El ejemplo de la Mapoteca Orozco y Berra muestra una realidad de prevención y responsabilidad y debe alentar más iniciativas que permitan avanzar en labores de prevención a favor del patrimonio cultural y religioso. Es importante plantear iniciativas que hagan interactuar los dos campos que hemos ilustrado: los cuerpos de Bomberos y las instancias culturales. El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid ha publicado recomendaciones interesantes para prevención de incendios,6 iniciativa que se antoja fueran desarrolladas en la Escuela de Conservación, Restauración y Museografía del INAH o en otras instancias de formación e investigación. 4. El acervo de la MMOyB, consta de más de 150 mil documentos cartográficos cuyas fechas de manufactura van desde 1620 hasta el presente, divididos en diferentes colecciones. Está ubicada en el edificio del Ex palacio Arzobispal de Tacubaya, Av. Observatorio 192, Colonia Observatorio, Delegación Miguel Hidalgo, México D.F. Depende de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación SAGARPA. Correo electrónico: mapoteca@siap.gob.mx 5. Sr. Carlos Vidali, Responsable Protección Civil, Tel. 26-36-46-00 ext. 3362, 3364

Debo añadir que la Ley de Archivos del Distrito Federal en su artículo 42, señala que los programas institucionales deben considerar: (VII.) Proyectos y planes preventivos que permitan enfrentar situaciones de emergencia, riesgo o catástrofes. 7 Para la administración urbana, la atención del Patrimonio Religioso, está integrada como parte del “equipamiento cultural” de la sociedad. Qué grado de atención recibe este equipamiento, o más bien ¿qué tanto hemos logrado crear los mecanismos de respuesta especiales para este equipamiento ante eventos emergentes que responda a lo que entendemos por conservar nuestro patrimonio cultural? Dos casos para ilustrar el problema: el incendio de la iglesia de Santa María Acapulco, en la Sierra Gorda de San Luis Potosí, ocurrido en julio de 2007 por la caída de un rayo,8 y el incendio en la iglesia del Señor de las Maravillas el día primero de enero de 2013, debido al fuego de una veladora.9 Si ocurre un incendio, en una fábrica, un edificio de departamentos, una vecindad, una escuela, una gasolinera, una iglesia, o un museo, en cualquier inmueble, en cualquier sitio será el Heroico Cuerpo de Bomberos, quienes intervenga --en el mejor de los casos-- para tratar, primero, de salvar vidas humanas; segundo, que no se propague el incendio a otros bienes, aunque los daños y afectaciones de la atención de la emergencia sean lo de menor importancia. ¿Hemos preparado a los bomberos para atender de forma especial el Patrimonio Religioso cuya conservación es tan importante para nosotros? ¿Qué tanto hemos trabajado transversalmente para que nuestra propia sociedad, los cuerpos especializados con que contamos puedan hacer su labor, pero tomando en cuenta nuestros criterios para dirigir su actuación y asumir nuestros puntos de vista especializados si se llegara a requerir su atención en un inmueble del Patrimonio Religioso? ¿Le echaríamos la culpa a los bomberos por actuar de una forma u otra cuando nosotros mismos no hemos planteado cómo deberían de atenderse siniestros en 6. Sistemas Alternativos para extinción y prevención de incendios (Polvo químico) Departamento de restauración del Museo Thyssen-Bornemisza, en www.museothyssen.org/pdf/restauracion/proyectos_de_investigacion/ Sistemas_alternativos_extincion_y_prevencion_ES.pdf 7. Ley de Archivos del Distrito Federal. Publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 8 de octubre de 2008 8. Schneider G, Renata, “Rehabilitación, conservación y restauración de bienes culturales en comunidades marginadas. El caso de Santa María Acapulco, San Luís Potosí” en Contribuciones: cultura y restauración, año 4, núm 8, marzo 2010, p. 213 a 250, Santa Maria Acapulco_R. Scheider.pdf 9. Informe Delegado INAH Puebla, Oficio No. 401-A-311(724-7)-01-1103 de fecha enero 02, 2013.


esos sitios? ¿Podemos quejarnos de la tardanza en atender un siniestro cuando nosotros no nos hemos preocupado en generar los medios para dar la señal de alarma precisa y certera, o los mecanismos de respuesta más adecuados? Si ocurre una intrusión en una iglesia o museo, un corto circuito o algún percance accidental o imprevisto ¿qué tanto hemos instrumentado la respuesta de quienes tienen a su cargo la operación de las actividades especializadas como sería en caso de un robo, por tratarse de un delito federal -los bienes propiedad de la nación- la Procuraduría General de la República? En una zona urbana vigilada con cámaras de seguridad, con grabación de video centralizado, ha sido necesario coordinar con las responsables de los Centros de Vigilancia, para que exista la instrucción de tener en consideración y vigilar lo que ocurre en las inmediaciones de los sitios específicos donde se ubican museos, pinacotecas, iglesias, etcétera, para detectar el posible paso de personas con bultos u objetos que podrían haber sido hurtados de éstos, así como la detección de vehículos que se detengan en posiciones cercanas a estos inmuebles pues pueden representar un peligro hacia los bienes culturales. De ahí, como ocurre en el caso del Centro Histórico de la Ciudad de México, se emite la señal de alerta dirigida tanto a la policía local como a la fuerza federal para prestar atención al tema, intervenir en caso necesario, y acudir en cuestión de minutos al sitio identificado, mientras continúa el monitoreo centralizado por entre las calles circundantes, emitiendo los comunicados del caso. Los medios de comunicación actual, son una alternativa eficaz que pueden permitirnos organizar sin grandes gastos, redes de comunicación y alerta que permitan actuar oportunamente. Para las comunidades rurales, ampliar la cobertura de telefonía inalámbrica e internet, son metas conjuntas que los gobiernos estatales deben impulsar porque los beneficios serían importantes, porque las metas del desarrollo social deben incluir la protección del Patrimonio Religioso. La organización de redes de comunicación vía radio, telefonía celular, NEXTEL, SMS o Twitter, está prácticamente a la mano de todos; se trataría de crear protocolos de actuación entre usuarios y autoridades. Los primeros, organizados como vigilantes o monitores, responsables de área y directores, en red permanente con las autoridades estatales y/o municipales, involucrando también a las áreas de Protección Civil y agrupaciones coadyuvantes. Se trata de organizar una estructura de carácter transversal capaz de tener respuesta inmediata, sin mecanismos burocráticos adicionales. La cuestión inmediata sería, cómo integramos la estructura vertical

de atención del Patrimonio Religioso que prevalece actualmente a un esquema horizontal y transversal de coordinación y acción conjunta. - Primero, se trata de una labor de coordinación de las actividades de las fuerzas u organizaciones que ya existen formalmente y tienen estructura y mecánica habitual de trabajo, como es el ejército, la policía, los bomberos, socorristas, paramédicos, rescatistas, etcétera, con las necesidades técnicas de conservación del patrimonio religioso y cultural. - Segundo, que estas actividades coordinadas tengan una respuesta rápida, pues la atención especializada en caso de una emergencia, mientras más rápido llegue, mejor. Otra recomendación: integrar a quienes se forman en áreas vinculadas a la protección del patrimonio cultural con las actividades preventivas para el cuidado del Patrimonio Religioso. Los colegios de ingenieros y arquitectos y los peritos estructurales han logrado organizarse para atender con recorridos relámpago, las diferentes áreas de nuestras ciudades y dar una primera opinión, respecto a la identificación y valoración de los daños provocados por los sismos. Bien podríamos articular una estrategia de monitoreo permanente del patrimonio religioso, en términos sencillos, pero efectivos, que permitiera activar 55 señales de alerta oportunas involucrando a los especialistas y a los habitantes cercanos a los inmuebles de nuestro interés con las instancias oficiales. Conclusiones Para terminar, una síntesis de mi propuesta: trabajar en la organización transversal que he tratado de esbozar, para superar la estructura vertical y centralizada que ha prevalecido por tantos años y que en temas como el que estamos tratando, da muestra de inoperancia, y alcanzar una atención efectiva ante los eventos naturales y antropogénicos que pudieran afectar al Patrimonio Religioso. Esto sería, compartir con las instituciones oficiales encargadas de labores especializadas nuestros criterios y conocimientos específicos para la atención del Patrimonio Religioso. Crear redes ciudadanas y de gobierno que permitan generar una respuesta rápida y eficaz ante una emergencia. Estaríamos cumpliendo uno de los criterios elementales del cuidado de los bienes culturales: difundir sus valores, capacitando también en la atención especializada de esta infraestructura que hemos heredado del pasado, pero que estamos obligados a hacer llegar al futuro, en las condiciones en que las recibimos, o mejor, de ser posible. Que no seamos nosotros los responsables de tener que reconstruir un inmueble, porque no fuimos capaces de coordinar acciones y actividades con los


cuerpos especializados que existen y cumplen con sus propósitos, y sólo necesitan de nuestra llamada de atención para prevenir, no para lamentar.

Bibliografía Catálogo de Normas Oficiales Mexicanas de la Secretaría de Economía. http://www.economia-noms.gob.mx/noms/detalleXNormaAction.do Informe Delegado INAH Puebla, Oficio No. 401-A-311(724-7)-01-1103 de fecha enero 02, 2013. Ley de Archivos del Distrito Federal. Publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 8 de octubre de 2008. Sistemas Alternativos para extinción y prevención de incendios (Polvo químico) Departamento de restauración del Museo ThyssenBornemisza, en www.museothyssen.org/pdf/restauracion/proyectos_de_investigacion/ Sistemas_alternativos_extincion_y_prevencion_ES.pdf 56 Stovel, Herb, Preparación ante el riesgo: un manual para el manejo del patrimonio cultural mundial, ICCROM, 2003. (Original en ingles: Risk Preparedness: A Management Manual for World Cultural Heritage). Schneider G, Renata, “Rehabilitación, conservación y restauración de bienes culturales en comunidades marginadas. El caso de Santa María Acapulco, San Luís Potosí”, en Contribuciones: cultura y restauración, año 4, núm 8, marzo 2010, p. 213 a 250, Santa Maria Acapulco_R. Scheider.pdf


Algunas experiencias en la financiación de edificios patrimoniales de los cleros secular y regular Dr. Francisco Pérez de Salazar Verea Arca Construcciones S.A. de C.V.

Semblanza Académica

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studió la Licenciatura y la Maestría en Arquitectura en la U.N.A.M; tiene la Maestría en Restauración de Monumentos por la misma universidad así como el Doctorado en Arquitectura por la U.N.A.M. Entre sus construcciones más relevantes se encuentran el Consulado de México en los Ángeles Cal., y la ampliación de la Embajada de México en Washington D.C.; el Edificio Sede del CONACULTA, salas de Conferencias y Auditorio para el I.N.A.O.E en Tonantzintla, Puebla. Tuvo a su cargo la restauración y adecuación del Fuerte de San Diego y su Museo Histórico en Acapulco, Guerrero así como del Palacio del Marqués del Apartado en el Centro Histórico, D.F.

Mesa 2: Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso Palabras clave: Financiamiento, conservación, procuración de fondos.

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Contenido Para la conservación del Patrimonio edificado en México, además de las instancias que por oficio ofrece el Gobierno Federal, existen algunas otras que por su vocación, se unen en la promoción del rescate de los bienes inmuebles y muebles, propiedad de la Nación. Estas dos contrapartes, tienen dos grandes vertientes; A) los cleros secular y regular, y los usuarios de la arquitectura religiosa; y B) la iniciativa privada, en general propietaria de edificios catalogados por el INBA o el INAH, donde la iniciativa y promoción de estos propietarios es indispensable, ya que las comunidades receptoras de donativos y apoyos para la restauración, son poderosamente influyentes, dada su vecindad y conocimiento de los proyectos que buscan rescatar. Para ejemplificar esta intervención, relaciono varias experiencias profesionales en las que he intervenido, las cuales ponen en la palestra la invaluable participación de estos líderes promotores. 1. Parroquia de San Pedro Xalostoc, Estado de México En 1980, la Comisión Nacional de Arte Sacro, a la que yo apoyaba como miembro activo, me solicitó visitar esta parroquia, para diagnosticar problemas estructurales en la nave del templo. En mi inspección, acordé con el párroco, realizar un proyecto arquitectónico y estructural, sin costo 58 alguno, que presentaría el proyecto de restauración del edificio, asunto que me convenía personalmente para obtener la tesis de grado en la maestría de restauración de monumentos en la facultad de ingeniería de la UNAM. Motivado por este asunto, el sensible contacto del sacerdote con su comunidad, logró convencer a prósperos empresarios del transporte público y materiales de construcción, que otorgaron los donativos necesarios para realizar las obras. El proyecto se llevó a una feliz conclusión, con la puntual vigilancia de los donadores, durante el proceso de las obras. 2. Colegio de la Paz de Vizcaínas (Centro Histórico, de la Ciudad de México) Durante los sismos de 1985, este antiguo colegio ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, sufrió cuantiosos daños. Su solvente patronato, convocó a una asamblea extraordinaria que en escasos tres meses, acumuló fondos suficientes para cubrir trabajos de levantamientos arquitectónicos, topográficos, de daños, así como, proyectos de restauración y ejecución de los mismos, que tuvieron una duración cercana a los dos años. 3. Exconvento de San Hipólito (Centro Histórico, de la Ciudad de México)

Antiguo hospital que llegó a alojar a más de 2,000 enfermos que presentaba un fenómeno mixto en su propiedad y administración. El templo de San Hipólito de culto católico y propiedad de la federación, cuenta con un patrono poderosísimo que ha logrado constante recaudación de fondos privados, que proveen los devotos de San Judas Tadeo, que los días 28 de cada mes, convoca a miles de feligreses que le solicitan y piden favores. En consecuencia el inmueble se encuentra en buenas condiciones. La otra parte del conjunto, propiedad privada, producto de la secularización de los bienes eclesiásticos, fue otorgada en propiedad para cubrir el adeudo que se tenía con los concesionarios del Ferrocarril Mexicano, hacia 1860. Este inmueble estuvo ocupado por muchos años por vecindades con rentas congeladas, que lo dejaron en un lamentable deterioro. El Sistema Colectiva Metro, mutiló la fracción poniente del conjunto, conservándose exclusivamente el patio principal del Exhospital. Este conjunto así como sus perseverantes propietarios, es claro ejemplo de un edificio patrimonial, que se ha ganado la vida con el usufructo de eventos sociales, políticos y comerciales en su patio cubierto. Durante más de veinte años, hemos restaurado y adecuado permanentemente el edificio, para el que se han erogado cuantiosos recursos provenientes de una eficiente administración de los eventos que promueven sus propietarios, así como, de la exención de algunos impuestos federales y del impuesto predial. 4. Fundación Alfonso Haghenbeck y de la Lama Esta noble institución es propietaria de 5 edificios monumentos. Tres de ellos son casa museos, que ocupó, adecuó y utilizó el Sr. Haghenbeck y de la Lama, próspero casa teniente que adquirió y heredó múltiples propiedades, muchas de ellos dentro de las crisis revolucionarias. En este caso, es interesante mencionar que el patronato de la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama, al que pertenezco, efectúa una permanente promoción profesional para allegarse fondos que han logrado la restauración paulatina de los inmuebles. Recibimos donaciones diversas, en particular del Nacional de Monte de Piedad, que patrocina proyectos específicos, previamente evaluados conforme a su gravedad y urgencia. También, nos allegamos fondos por exposiciones, conferencias, visitas guiadas, etc. Nuestro principal ingreso los generan los eventos culturales, sociales, rodajes de telenovelas, presentaciones, que nos permite la obtención de recursos mediante la renta de nuestros espacios disponibles. 5. Convento de Tochimilco y Huilango, Estado de Puebla Durante los sismos de 1999, que dañaron estructuralmente a varios miles de monumentos históricos y artísticos en siete estados de la República Mexicana, que fueron Guerrero, Estado de México, Morelos, Oaxaca,


Puebla, Tlaxcala y Veracruz, se emitió una declaratoria de desastre que hizo la Secretaría de Gobernación a través del CENAPRED (Centro Nacional de Prevención de Desastres) que recurrió al FONDEN que es un Fondo Federal para apoyar los desastres naturales. En aquella ocasión se cubrieron al 100% los bienes inmuebles arqueológicos, los históricos y los artísticos que estaban bajo custodia de la Federación o dedicados al culto público. En el caso de inmuebles, propiedad de entidades federativas y municipios, el FONDEN proyectó el 40% de los recursos dejando el 60% restante bajo la responsabilidad de los propietarios. Este fue el caso de los Conventos de Tochimilco y Huilango que requirieron la contratación inmediata de una empresa constructora que a su vez solicitó de nuestros servicios profesionales en el proyecto de restauración y la supervisión arquitectónica correspondiente. 6. Centro de las Artes de Guanajuato en Salamanca En el Exconvento Agustino de San Juan de Sahagún, proyectamos el primer Centro de las Artes bajo la asesoría de CONACULTA. En esta ocasión, se contó con un promotor local que acudió ante la Presidencia Nacional del Programa Adopte una Obra de Arte, A.C. La necesidad de recuperar los espacios que ofrecía el exconvento y la oportunidad de justificar ante un posible donador que fue PEMEX, llevamos a la solicitud de apoyo del área de “Desarrollo Social” de la institución que acreditando los daños ecológicos a la población de Salamanca, causados por las diversas construcciones y funcionamiento de la refinería, consiguió la aprobación para un generoso donativo que se aplicó en la restauración y adecuación de las construcciones existentes. Una promoción paralela con el Gobierno Estatal, llevó a la obtención de fondos para restaurar los valiosos retablos del templo, donde también se logró el apoyo del “World Monuments Fund”. Este exitoso ejemplo contó con los elementos necesarios para consolidar los ideales de la localidad como promotor local, así como una asociación civil con experiencia y prestigio para ser depositaria de los donativos que fueron administrados por Adopte una Obra de Arte, A.C. 7. Museo Histórico de Acapulco en el Fuerte de San Diego La concesión de este proyecto fue también exitosa, gracias a un promotor de Acapulco, que fue quien presidió la asociación local de Adopte una Obra de Arte, A.C. con el liderazgo e iniciativa necesarios para lograr la obtención de fondos federales vía CONACULTA, así como al apoyo del Gobierno del Estado de Guerrero, a apoyo en especie del Municipio de Acapulco que suministró algunos materiales de construcción y vigilancia municipal que protegió a la construcción hasta su inauguración. Es oportuno mencionar los “pagos” en especie que proporcionaron el municipio como un canal extraordinario para impulsar este tipo de proyectos.

8. El Convento Agustino de la Transfiguración de Malinalco, Estado de México Es un buen ejemplo de una compañía profesional para la consolidación del proyecto. Con una asociación local, adscrita al programa nacional, Adopte una Obra de Arte, A.C., se organizó un comité directivo que contrató planos de presentación, folletos promocionales, un brochure de 14 páginas, un torneo de golf en la localidad y diversas visitas guiadas para conocer la famosa pintura mural sobre la herbolaria mexicana que decora los muros del claustro bajo del convento. Los donantes fueron muy variados: el Gobierno del Estado de México, el banco J. P. Morgan, el Municipio de Malinalco, la población en general y diversas personas residentes de fin de semana. 9. Acueducto del Padre Tembleque Este proyecto fue iniciado por un incansable promotor y visionario, el párroco Ángel Cerda, quién durante varios años, buscó y consolidó varios proyectos que llevaron a obtener fondos para restaurar diversas zonas del conjunto monumental que consta de más de 42 kilómetros de cañerías, apantles y arcadas, que condujeron el agua desde 7 manantiales a las poblaciones de Zempoala en el Estado de Hidalgo y Otumba, en el Estado de México. A este gran emprendedor le siguió un Patronato en Zempoala que en los últimos 5 años, ha logrado donativos 59 federales, gestionados ante la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, ante el programa FOREMOBA de CONACULTA y de diversas instancias privadas, Ahora se están proyectando trabajos de restauración en los arcos monumentales de Tepeyahualco, gracias a donativos del “Fondo Embajadores” otorgados por la Embajada de los Estados Unidos de América. 10. Fundación Mary Street Jenkins Esta Fundación con más de 52 años de apoyar a la cultura y en particular al patrimonio edificado, cuenta con presupuesto anual de donaciones donde evalúan las peticiones y proyectos que le presentan diversos promotores que suelen apoyar a proyecto específicos donde contrata a quienes entreguen llave en mano las restauraciones apoyadas. Algunos ejemplos recientes son el Archivo Franciscano de Cholula, la cúpula del templo de San Andrés Cholula, los levantamientos arquitectónicos y topográficos digitalizados de la Catedral de Puebla y el Archivo Histórico Diocesano dentro de la misma Catedral. Actualmente se encuentra apoyando a la construcción de dos naves para el Archivo Municipal que se ubican dentro del conjunto que aloja la cementera “Atoyac” dentro de la misma ciudad de Puebla.


Semblanza Académica

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s Doctor en Arquitectura por la UNAM. Ha sido becario de los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y España, para realizar trabajos de investigación. En 1987 obtuvo el Premio Francisco de la Maza (INAH) y la Medalla de Plata Gabino Barreda (UNAM). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II. Ha publicado más de 40 artículos y varios libros sobre poblaciones de “frontera”, los orígenes de poblaciones en villas, presidios y misiones en México y sobre teorías y técnicas de restauración tales como la Guía de Conservación y Mantenimiento de Monumentos Históricos y Artísticos de propiedad federal abiertos al culto, editado por la Dirección de Sitios y Monumentos de CONACULTA.

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Conferencia magistral

El patrimonio. Identidad o apropiación 60

Dr. Luis Arnal Simón Colegio de Ciencias y Humanidades UNAM

Los objetos que pertenecen a un grupo, que han formado parte de su tradición o su aprendizaje adquieren un sentido de pertenencia para ese grupo, es decir, lo que es de una comunidad pasa ser parte de su personalidad, de su esencia. De esa forma los objetos de culto se transforman, de algo solo físico, en parte del ser íntimo de las personas, nos apropiamos de su forma y le damos al objeto atributos de poder, en algunos casos curativos o simbólicos. Los actos ceremoniales, hechos intangibles, irrepetibles, también se adhieren a la esencia de la sociedad y forman parte de su tradición, por ejemplo el teatro, las procesiones religiosas o actos tribales; en todos los casos de ser un objeto general, pasa a ser asimilado como de propiedad particular, es decir cada uno de nosotros se apropia de la esencia y otorga un valor particular desde el cual se transita hacia la parte más íntima de cada uno. Hace unos días apareció en un periódico la noticia sobre el cierre de una mezquita en Dushambe, Tayikistán, por cuestiones de credo; en Cataluña el cierre de la mezquita de Lleida produjo el año pasado una serie de revueltas, e incluso en Malmo, Suecia, el cierre de la mezquita local en 2008 acabó en manifestaciones y quema de autos; (hace tres días) recientemente dos atacantes suicidas se inmolaron a las afueras de una iglesia anglicana en Peshawar, Pakistán, ocasionando la muerte de 78 personas. El papa Francisco condenó este atentado. A partir de 2015 hasta 2025, el gobierno chino planea el cierre definitivo de todas las iglesias que no se hayan sometido a los requerimientos del estado. El número de evangélicos que asisten a Iglesias en China, se calcula entre 45 y 60 millones. Un informe, del Observatorio de Austria basado en la intolerancia y la discriminación contra los cristianos en Europa, reveló que los incidentes como: vandalismo, los insultos a la


supresión de símbolos religiosos, profanaciones, “crímenes de odio” y la violencia, han sido por motivos religiosos. El doctor Gudrun Kugler, director del observatorio, dijo que los estudios revelan que el 85 por ciento de los crímenes de odio en Europa están dirigidos contra los cristianos. En Escocia, el 95 por ciento de la violencia ha sido por motivos religiosos contra los cristianos. En Francia, el 84 por ciento de vandalismo es dirigido contra los lugares de culto de los cristianos cuando las autoridades se atribuyen el poder de decidir sobre las costumbres o sobre el uso de los objetos que las comunidades se apropian, éstas se rebelan y defienden sus creencias, hasta perder la vida, lo mismo pasó en el mundo prehispánico, al igual que en todos aquellos sitios donde se impone un sistema de creencias sobre otras. Lo vemos hoy día, en muchas partes del mundo las luchas en el interior de los países son la causa de haber perdido el objeto de culto, el objeto patrimonial, las bombas personales en el interior de mezquitas sunitas, por suicidios chiitas o al revés se dan en lugares de culto de la misma religión, los ataques de católicos tradicionalistas en Chiapas contra indígenas evangélicos, o la tolerancia religiosa entre comunidades protestantes pro Reino Unido y los católicos republicanos en Irlanda que causa constantemente actos de violencia. La intransigencia por cuestiones de costumbres de religión va dirigida hacia los objetos con los cuales se identifican las sociedades, las que se apropian como parte de una herencia cultural. Esos objetos que son lo más sensible de las comunidades, son sus lugares de culto, reflexión y misterio, es contra ellos donde se vuelca la intolerancia y la violencia entre los pueblos. La arquitectura es depositaria de la historia cultural y social por lo tanto frágil e indefensa ante las presiones de los grupos que quieren imponer sus criterios, sobre el espacio mismo, sobre los ornamentos y decoraciones e incluso sobre la forma de utilización y funcionamiento del objeto Así hemos visto que templos paganos como el Partenón, fueron iglesias católicas, mezquitas, almacenes; otros templos como Santa Sofía, originalmente una iglesia, en 1453 fue convertida en mezquita ocultando sus pinturas y mosaicos y sustituyendo los decorados eliminando el campanario y el altar y añadiendo el Mihrab y los cuatro minaretes que hoy día la distinguen. Al revés podríamos decir que la mezquita de Córdoba se le incrustó una iglesia en su interior, para hacer de ella la catedral de la ciudad; estos reciclamientos y apropiaciones del espacio cultural transforman la arquitectura, la ciudad y las costumbres de los habitantes.

¿Qué es lo atractivo de convertir un lugar sagrado para unos, en un diferente lugar sagrado para otros?, ocupar el espacio más sensible para una sociedad, el lugar del secreto, el lugar de los ritos, el sitio de la oración más íntima, cambiar una creencia por otra, obligando a ceder ese espacio personal, cambiarlo es la derrota más fuerte de una comunidad. Los templos siempre han sido el primer objetivo para apropiarse, sustituir, opacar, aplastar una cultura ya que el símbolo de la fuerza espiritual queda reducido y se somete la identidad, se transgrede la forma de ser. De esta manera los templos se han convertido y han sido hechos para eso, para educar en un solo sentido y de esta manera imponer una doctrina, o una memoria cultural. Esta realidad es una especie de referente cultural en el que hemos ido creyendo sin dudar pero necesitamos de dos cosas, la continuidad y el relato para conservar la memoria. La participación social y el cuidado de los bienes culturales. El patrimonio cultural de muchos países está compuesto de un alto porcentaje de edificios religiosos, es decir, presenta una característica 61 material y otra inmaterial1. Esto implica la protección de los contenidos físicos, presentes en la materia prima que conforma el objeto y la protección de las costumbres y ritos que se llevan a cabo en su interior y que conforman una identidad arraigada. Las culturas siempre han defendido su patrimonio aunque en nuestro siglo cada vez con mayor dificultad, la acelerada presión de los medios de comunicación, el turismo y la pérdida de los valores tradicionales en los jóvenes, van convirtiendo un objeto de tradición en un objeto sin trascendencia, la pérdida de estos recursos tradicionales o apropiación del espacio para las tradiciones ha sido atendida por UNESCO en varias convenciones, como la del “patrimonio inmaterial” (2003) y la de la “protección de las expresiones culturales” (2005). Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial” los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado 1. Araceli González Vázquez, “Patrimonio cultural en Marruecos”, 2011, p. 270.


constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y de continuidad cultural. Así las culturas populares o grupos donde la tradición ocupa el lugar de lo cotidiano, utilizan espacios que les parecen más apropiados para sus ritos, llámese San Juan Chamula, Santo Domingo de Chiapas, o la semana santa en Norogachi, Chihuahua con costumbres Rarámuri2, donde se combinan danzas, espacios e incluso imágenes veneradas por un rito para ser trasladadas a otro, en condiciones diferentes (castigadas, tapadas o vueltas de espalda), sitios donde se utilizan otros medios de representación, e incluso una aparente desacralización de las imágenes, la incorporación de un culto dentro de otro, o mejor dicho de la apropiación del espacio para otros fines consigue un impacto en la cultura y otra forma de identificarse con formas diferentes de interpretación; por eso en varios países se han establecido políticas para que esa apropiación social del patrimonio pase a formar parte de las comunidades quienes protegen celosamente sus objetos. El patrimonio cultural no está restringido así a los rastros materiales del pasado, sino que abarca”también costumbres, conocimientos, sistemas de significados, habilidades y formas de trabajo y expresión simbólica que corresponden a esferas diferentes de la cultura.3 62

La tolerancia y aceptación de la diversidad cultural nos obliga a establecer preceptos, que promuevan y aclaren las diferencias, de esta forma podríamos establecer estrategias para su conservación, incluso en varios países han implantado políticas para la apropiación social del patrimonio, entendiendo éstas como la reutilización y provecho de los monumentos, con los límites que su estructura permita y sin modificarlos ni dañarlos con el pretexto de un nuevo uso. De esta manera: “el efectivo rescate del patrimonio incluye su apropiación colectiva y democrática o sea crear condiciones materiales y simbólicas para que todos los miembros de una comunidad puedan compartirlo.”4 El valor material y el simbólico están relacionados, no se puede alterar uno sin afectar al otro, la apropiación momentánea o definitiva de un monumento obliga a su conservación, no sólo la materia física, sino los adornos y ornamentos propios del monumento y que le dan esa calidad. La búsqueda de la identidad se relaciona en este proceso ya que solo la confirmación de monumento como sitio del origen va manteniendo unida a una comunidad, que la concepción del valor y la utilidad de ciertos elementos del patrimonio, aunque a decir de Bonfil Batalla, no es la misma para los diversos grupos: “hay pueblos que no se identifican con dicho patrimonio; además, la parcela de ese patrimonio con la que nos identificamos puede ensancharse por diversas circunstancias y, de hecho, nunca permanece igual.”5

También influye el caracter marcadamente cerrado y elitista de ciertos campos de la cultura dominante, “que se pretenden convertir en patrimonio exclusivo de grupos restringidos, poseedores de un capital cultural que no se distribuye equitativamente sino que se reserva como acervo exclusivo con el que se legitiman privilegios.”6 Bonfil propone hacer de la cultura nacional el campo de diálogo y de conocimiento y reconocimiento mutuos, que sea el marco institucional e ideológico que posibilite el desarrollo de las diversas culturas. La obligada reflexión sobre qué parte de lo ritual se considera profano o sagrado aún en el mismo espacio nos remite a estudios antropológicos y a las prácticas locales que se introducen en el espacio existente apropiandose de él en cierto grado, incluso como espacio doméstico donde se dirimen asuntos familiares y de conducta. Una de las condiciones para aceptar estas relaciones duales sería la tolerancia ante lo otro, ante lo desconocido y para algunos, pagano y ultrajante. Entre no hacer nada y hacer de más La pegunta sería, quién se debe hacer cargo de la protección del patrimonio y ¿cuál es el sentido de ésta? Por un lado, las comunidades que se identifican con un culto, aunque no sea realmente el culto para el que se construyó el templo, sino la parte oculta de la tradición la que les atrae y llega a formar parte de sus costumbres, donde no se pone cuidado en la materia física del monumento, sino en el aspecto espiritual, la protección de la parte espiritual está relacionada con el recinto donde se realiza; incluso las imágenes y mobiliario se supeditan al rito sincrético, apropiándose del espacio de una manera diferente aunque respetando su historia y su originalidad, sin embargo estas comunidades no tienen recursos para emprender obras de mantenimiento en sus monumentos, pero también en ocasiones lo impiden a las autoridades ya que consideran que cualquier intervención en ellos es una alteración de ese espacio sacralizado, y al hacer una reparación por pequeña que sea se modifica el sentido religioso.

2. Ángel Acuña Delgado, Semana Santa en Norogachi, www.redalyc.org/ articulo.oa?id=247018075006 3. Guillermo Bonfil Batalla, Pensar nuestra cultura, Alianza Editorial, 1991, p. 129 4. Héctor García Canclini, en “Política para promover la apropiación social del patrimonio a través de la participación comunitaria”, Publicación Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia. 5. Bonfil Batalla, op. cit. 6.Bonfil Batalla, op. cit., p. 145.


Lo mismo pasa en otras culturas donde se conservan las manchas de humo de las velas o la pátina -huella de los peregrinos en los pisos y muros- incluso los olores se conservan, como parte de la sacralización del recinto, que impide la intervención arquitectónica aun en caso de emergencias, ya que una intervención por pequeña que sea puede eliminar lo sagrado, como si el testimonio de su poder fuera la huella del tiempo y la costumbre visual de aceptar que las cosas no pueden cambiar. Esto se traslada también a las imágenes, cuadros y esculturas que celosamente cuidan las comunidades, incluso si se tienen que restaurar, los expertos se tienen que trasladar a las comunidades para no mover las piezas de su lugar. De todos modos estas comunidades conservan lo original en sus edificios a costa de que el tiempo logre deteriorarlos. Pero aún así siguen siendo objeto de veneración, quizá por eso, por conservar intactas sus condiciones de origen. La idea es conservar la originalidad aún con cambios pero será una originalidad personal (cada uno piensa que es real y original aunque no lo sea). En estos casos la sustitución de materia física, o cambio en los materiales constructivos llega a ser impedida por las comunidades y solo después de procesos de convencimiento se puede lograr la sustitución, o reposición de elementos (como en casos de sismo donde se tienen que rehacer partes del edificio), y aun cuando esto suceda, las ceremonias para volver a sacralizar el recinto son muy importantes ya que se pretende volver a dotar de poder al templo. Muchas voces se han alzado pidiendo que se repare o restaure tal o cual templo ubicado en la zona donde las comunidades responden con sus propios cultos y utilizan los templos para fines diversos, pero impidiendo que otros sean los que tomen las decisiones sobre su patrimonio, considerado suyo por la costumbre y de la comunidad. Sin embargo, esto cuestiona también el proceso no solo técnico de la restauración sino el teórico, es decir; qué derecho se tiene a restaurar, añadiendo o cambiando materiales a gusto muchas veces de especificaciones contemporáneas y olvidándose de la pátina, y originalidad del monumento, qué tanto derecho se tiene a nombre de un conocimiento destinado a volver a reponer lo perdido, pero sin tomar en cuenta los valores propios de la materialidad existente que ya adquirió un valor adicional al pertenecer a otros. Quién tiene derecho a llevar su verdad al interior de una comunidad que tiene otra verdad, quizá más apropiada ya que pertenece a su ritual y su intimidad; se cuestiona la verdad meramente técnica de la restauración

ya que en algunos lugares destacan los valores simbólicos, identitarios, sentimentales o personales, lo que impide que se pueda realizar una restauración donde solo se emplee el valor histórico–artístico, o incluso el meramente técnico ya que éste también implica toma de decisiones de tipo estético. Lo que debemos incorporar a nuestro concepto de restaurar es que hay necesidades culturales que se deben tomar en cuenta más allá de las nociones estandarizadas, o meramente académicas del concepto de restauración, así que la definición de patrimonio y quien se ostenta como autoridad de éste ya no depende de valores predeterminados. Dice Muñoz Viñas, “sino de valores que pueden cambiar en cada caso el patrimonio; sus objetos de restauración, dejan de ser algo exterior a los grupos de personas que convienen en entender como tal y sus valores ya no son algo inherente, indiscutible y objetivo, sino algo que las personas proyectan sobre ellos, la patrimonialidad no proviene de los objetos sino de los sujetos y puede definirse como una energía no física que el sujeto irradia sobre un objeto y que este refleja.”7 Esto pone otra vez en entredicho las definiciones de restaurar, ya que implica la toma de decisiones sobre qué conservar y cómo y qué modificar, en el caso de los bienes culturales que pertenecen a todos, 63 pero que están bajo la protección de comunidades específicas y que ejercen sus responsabilidades más hacia su comunidad, que hacia los demás. Si nos apegamos a los criterios teóricos tradicionales es preferible el mantenimiento y la limpieza que la intervención sobre estos monumentos, ya que ni siquiera las comunidades aceptarían una restauración que sustituya partes o incorpore otras en un afán de modernidad o puesta en valor según los restauradores tradicionalistas. Es por eso que el concepto de restauración debe ser entendido de otra manera. Al considerar también un juicio ético sobre la intervención se debe tomar en cuenta la parte no visible de la materia, la parte venerable y que está contenida en lo que no cambia ni debe cambiar. No es posible recuperar el estado original de los objetos ya que las historias acumuladas y las continuas adaptaciones cambian la utilidad del objeto, por eso la restauración es imposible. Pero lo que sí deberíamos lograr es convencer a los mayordomos, mujeres o capitanes de estas comunidades para habilitarse en ciertos conocimientos mínimos sobre el mantenimiento, limpieza, cuidados de las imágenes y ornatos, de la fragilidad de ciertos objetos, el uso que la 7. Salvador Muñoz Viñas, op. cit. p. 150.


tradición ha ido imponiendo a los espacios, para que las obras mínimas de conservación puedan preservar la vida del monumento, aun cuando las comunidades sigan utilizándolo con fines diferentes. Y sigan conservando su identidad no solo con la parte física sino con la parte inmaterial. Por otro lado, la utilización de los templos, para sus fines originales es decir la doctrina, las ceremonias y la participación de la sociedad fiel a estos ritos, ha propiciado una manipulación a veces excesiva de sus espacios y obras complementarias en los interiores y exteriores de los templos, los encargados de los mismos, a veces por exceso de celo, han introducido mejoras en la iluminación y sonido, en los cambios de color en las pinturas, hasta en modificaciones de ventanas y puertas, acabados en pisos y ornamentos, que van transformando el edificio hasta convertirlo en algo incomprensible, las alteraciones en las imágenes, sustituyendo piezas históricas por otras más modernas (hasta ahora existen viacrucis de plástico que sustituyen los antiguos grabados que algunas parroquias tenían), los cambios en los altares y en las historias de los retablos a juicio de personas con una preparación inadecuadada han cambiado muchos de nuestros templos (no me refiero a los grandes conjuntos, sino a las pequeñas parroquias que salen fuera del control administrativo). La dualidad de responsables, por un lado el clero y por otro la autoridad 64 federal ha propiciado un desequilibrio en las acciones, aunado a la falta de recursos que ha obligado a que muchas de estas obras se hagan a través de mucho tiempo y cambios de criterio y gustos. La transformación de un edificio no quiere decir necesariamente que se restaure, la duración de los materiales hace imposible su reproducción exacta ni la mano de obra, así que lo que hacemos es otra cosa, ¿cómo se podría definir?. En este sentido es necesaria también una revalorización de los monumentos, no se trata de restaurarlos o repararlos una vez que su daño es irreversible, sino de crear una conciencia y educar a los responsables de su cuidado, para que conozcan qué hacer y qué no hacer, cuándo intervenir de urgencia y cuándo se debe llamar a otros expertos. Educar por medio de manuales y cursos fáciles será uno de los remedios, pero no basta con eso, sino llamar la atención al hecho que los templos son propiedad de todos y merecen ser estudiados y protegidos para su transmisión al futuro; al igual que el restaurador profesional, el encargado de los templos debe actuar en el justo equilibrio ideológico entre una restauración y una creatividad poco respetuosa que se atreve a cambiar partes importantes para la historia, aunque no lo sea para el gusto particular o la moda del momento: “Nuestro problema actual, dice Denis Cosgrove, no es tanto nuestro fracaso en conservar el patrimonio cultural, como nuestro fracaso en equilibrar el actual poder ideológico producido por la restauración”8 dándole un enfoque político,

o protagónico, distorsionante en vez de encauzarla a la tradición, que conlleva a la identidad con el patrimonio. En efecto la restauración realizada por amateurs o encargados sin mucho conocimiento técnico estructural e histórico, resulta muchas veces fallida en su respeto del monumento, ya que solo se preocupa de los aspectos formales de moda en el momento o adaptaciones con criterios que poco tienen que ver con la historia del monumento, pero yo me pregunto, qué no estaremos sobrevalorando los conceptos académicos, la restauración como un medio y no como un fín, (que es proporcionar a una sociedad bases para su identidad) qué no seremos capaces de entender que inevitablemente “la restauración está basada en el gusto de cada momento o de cada persona”9 y que ese gusto afecta de varias formas al monumento haciendo más importante una parte que otra, y destacando o recreando una forma por otra, finalmente, ¿quién tiene la verdad absoluta sobre la restauración? “En el fondo, la conservación es un arte crítico, las decisiones respecto a qué se conserva y cómo se presenta, son producto de valores contemporáneos y creencias sobre las relaciones del pasado con el presente.”10 Por otro lado no hay conservación sin transformación, todo cambia para ser otra cosa y luego se conserva otra vez y al cambiar otra vez, ¿qué tanto? Se va modificando la arquitectura. Históricamente se han añadido, alterado y eliminado partes de los monumentos que hoy día vemos ante nosotros, y aún así los consideramos como si poseyeran la verdad en su esencia, los cambios culturales hacen que los criterios de restauración sean diferentes y variados, pero el monumento llega a nosotros y los aceptamos como está, el monumento como documento histórico y científico, como arquitectura viva y como significado colectivo, está sujeto a ser intervenido múltiples veces en su vida, esas acciones, deben interpretarse no solo como lectura científica, sino como un acto de pasión en toda su circunstancia vital. Cuando un experto restaura un monumento, lo está haciendo mejor que alguien que solo recoge la opinión de su grey, respecto a una procesión que puede dañar las imágenes o una pintura que recibe como donación o cambiar un altar por otro más “moderno”, ya que el experto posee los criterios y técnicas apropiadas, pero también el defecto del exceso de la intervención sobrediseñada, del deseo de incorporar su tiempo y de aplicar

8. Durability and change, The science responsability and coast of sustaining cultural heritage. 9. Salvador Muñoz Viñas, op. cit. p. 96. 10. Frank Matero, “Ethics and Policy in Conservation”, en The Getty Conservation Institute Newsletter, 15.1, Spring, 2000.


todo lo que sabe al mismo tiempo. Laughlin Kealy, profesor de arquitectura de la universidad de Dublín dice: “Es una tendencia de nuestro tiempo que los edificios históricos se han convertido en invitaciones a intervenirlos. Ya no son simples monumentos, objetos de paisaje urbano, que llevan mensajes desde el pasado, para aquellos que pueden leerlos, ahora son simple mercancía cultural e intelectual, así como instrumentos económicos y se espera que sean parte de la corriente cotidiana, disfrute para toda la comunidad global (turismo cultural). Para aquellos encargados del cuidado de los monumentos y los responsables de la educación los temas que deben destacarse cada vez son más variados, incorporando puntos de vista que tiene poco que ver con la transmisión de valores y la conservación del material cultural.” ¿A quien defenderemos? al estudioso que incluye en la restauración efectos modernistas, materiales novedosos y funciones diferentes a las originales y que abusa de vanidad para incorporar en el edificio su propia “verdad”, aunque ésta sea agresiva y contraria a la historia, demostrando con su diseño un virtuosismo formal que repara o añade, más que respetar la dignidad histórica, la forma cotidiana y la memoria colectiva. O al ignorante de los criterios de intervención, que sólo se preocupa de sostener el interés de su sociedad o comunidad a través de la utilización por usos y costumbre de los espacios y ornatos, que no aplica más que acciones correctivas, que a lo mejor son menos dañinas que las de la restauración culta ( aunque en ambos casos hay que decir que hay ejemplos de intervenciones catastróficas).

y vestigios culturales. Preparar mejor a nuestros estudiosos de la restauración inculcándoles el respeto por el monumento antes que su manipulación irrestricta, e impartir cursos a los encargados de los templos sean estos de comunidades cerradas o de la sociedad para que al menos tengan en sus manos la formación que les permita tomar decisiones adecuadas y que evite que la pérdida de la memoria cultural acabe por destruir o convertir en un legado obsoleto, el legado de todos los pasados, entendiendo que todo cambia y se transforma y que tenemos que aceptarlo, reinterpretando día a día, la historia, las intervenciones y la memoria. Esa será la única forma de aceptarnos a nosotros mismos cambiantes y diferentes siempre, pero tolerando las intervenciones que forma parte de una apreciación estética personal, que selecciona y escoge, pero igual se apropia de su propia cultura de una manera nueva y diferente. Bibliografía Acuña Delgado Ángel, “Semana Santa en Norogachi. Fiesta y espectáculo del sincretismo religioso rarámuri”, Indiana, núm. 22, 2005, pp. 101-126, Ibero-Amerikanisches Institut, Alemania, Consultado en www.redalyc.org/ articulo.oa?id=247018075006. Bonfil Batalla Guillermo, Pensar nuestra cultura, Alianza Editorial, 1991.

Para terminar estas reflexiones sobre quién y cómo debe de hacerse la restauración de los bienes patrimoniales, en áreas donde las comunidades se han apropiado del monumento, debemos confrontarla bajo un nuevo concepto de intervención que incluya al monumento como bien cultural, pero también como algo que forma parte de la identidad de algunos grupos con más intensidad que otros, considerar en estos casos, solamente el mantenimiento preventivo y si algo desaparece por causas fortuitas o accidentes, sustituirlo y reponerlo en la forma en que estaba, con mejor seguridad estructural pero sin perder el valor de autenticidad, lo que se percibe es la forma llena de materia, ocupamos espacio de la materia original con otra nueva que va alterando la forma hasta hacerla ilegible.

Krumbein W. E., Durability and change, The Science, Responsability and Cost of Sustaining Cultural Heritage, Wiley, 1995.

Por otro lado en la restauración, deben considerarse factores de respeto a la historia y procurar que los encargados de los templos estén obligados a educarse en este campo, al menos con algunos manuales y conceptos elementales, mantenimiento, respeto a lo existente, hacer catálogos y realizar un archivo de documentos, levantamientos, planos, fotos, exteriores e interiores incluso de todos los ornatos e imágenes, y guardar ese archivo y así sirva para tomar de decisiones pertinentes. Los inventarios y catálogos deben ser una tarea constante en nuestra sociedad tan plena de información

Matero Frank, “Ethics and Policy in Conservation”, en The Getty Conservation Institute Newsletter, 15.1, Spring, 2000.

García Canclini Nestor, “Política para promover la apropiación social del patrimonio a través de la participación comunitaria”, en Publicación Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia. González Vázquez Araceli, Religión y patrimonio cultural en Marruecos. Una aproximación antropológica e histórica, Signatura Ediciones de Andalucía, Sevilla, España, 2011.

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Mesa 3

La participación social en la conservación del patrimonio religioso Moderador: Pbro. Francisco Vázquez Ramírez

Rector de la Catedral de Puebla/Arzobispado de Puebla

La conservación de objetos considerados como bienes patrimoniales utilizados en el culto sin caer en actitudes prohibitivas; y sobre todo sin invadir las manifestaciones culturales de cada comunidad.

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Participación y mediación en comunidades mayas contemporáneas: la conservación-restauración de patrimonio en culto Rest. Giovana Jaspersen García Centro INAH Yucatán

Semblanza Académica

L

icenciada en Restauración de Bienes Muebles por la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente y Licenciada en Gestión Cultural por la Universidad de Guadalajara. Desde 2003 ha trabajado en proyectos de restauración, orientándose en los últimos años a la escultura policromada y el retablo en contexto de culto, así como a proyectos de restauración con un enfoque de participación social.

Mesa 3: La participación social y la conservación el patrimonio Palabras clave: Participación social, mediación, conservación, objetos en culto, religiosidad.


Introducción De cómo llegamos aquí Yucatán, es sin lugar a dudas, uno de los estados que más han destacado a nivel nacional por su riqueza patrimonial. Si bien, el pasado prehispánico materializado en gran cantidad de sitios y objetos, ha sido siempre el objetivo central de las iniciativas de conservación, las condiciones actuales del patrimonio religioso local nos dan muestra de lo urgente que es establecer planes estratégicos para su preservación. Tomando esto, y las demandas de las propias comunidades como punto de partida, es que en el 2012 se marcan las primeras líneas de lo que hoy es el “Proyecto de atención a comunidades y participación social para la conservación de objetos de culto del estado de Yucatán”. Al comenzar, el panorama era por demás complejo. Nos encontramos, como es lamentablemente común, con un nulo registro del patrimonio religioso, estando éste en total desprotección y en riesgo de pérdida y deterioro. Era latente también una falta de comunicación entre las instituciones encargadas de la conservación y difusión del patrimonio y la sociedad civil; lo que había generado que históricamente la conservación se concentrara en los especialistas, y que los usuarios de los objetos -que paradójicamente son quienes se encuentran en contacto directo con ellos- no contarán con herramientas básicas en materia de conservación. En el plano material, nos enfrentábamos a objetos en un estado de conservación lamentable debido -en gran parte- a su utilización continua y a su función dentro de las comunidades. Debiendo remarcar aquí que el uso de los objetos en culto no incluye sólo la manipulación continua, o el que las imágenes se besen o sean frotadas con plantas de ruda;1 sino que además, se traduce en su “restauración” constante. Labor que tradicionalmente han venido realizando los artesanos locales, obteniendo -por lo regular- resultados muy desafortunados.

1. Ejemplos del estado de conservación habitual de los objetos en culto en comunidades yucatecas.

Otro factor a considerar en aquel momento fue un claro problema de comunicación, resultado de dos situaciones centrales. La primera, la diferencia de conceptos y visiones entre el INAH y la sociedad, que desconocía la existencia de especialistas en la conservaciónrestauración, la normativa federal en torno al patrimonio y los daños que puede causar una restauración deficiente. La segunda, una barrera lingüística, pues en las comunidades con mayor número de mayahablantes,2 no sólo había que introducir nuevos conceptos, sino éstos en una lengua ajena. A todo esto, se sumaba la falta de recursos para realizar restauraciones profesionales y estudios serios en torno a los objetos. El escenario generaba muchas preguntas, entre ellas ¿Cómo conservar y estudiar objetos que son utilizados a diario y que se valoran como símbolos y no como materia? ¿Cómo conservar la materia sin caer en posiciones prohibitivas respecto al uso de los objetos? ¿Cómo mediar entre las diferentes visiones e intereses que genera el patrimonio? ¿Cómo lograr cambios a futuro que marquen positivamente la conservación de los objetos? ¿Cómo fomentar procesos de autogestión patrimonial para la conservación? ¿Cómo ayudar sin invadir un espacio cultural al que no pertenecemos? Teniendo estas cuestiones como guía, fue claro que 69 era imposible generar estrategias de conservación y reducir los riesgos presentes y futuros, tomando en consideración únicamente la materia. Por lo que se tomó como fundamento operativo la creación de proyectos participativos3 que abordaran tanto la parte tangible como intangible de los objetos patrimoniales, y en los que la sociedad fuera atendida, consultada e involucrada de manera permanente; abriendo espacios para la mediación en pro de la conservación patrimonial. Al día de hoy, bajo este esquema, se han restaurado completamente 18 esculturas de 7 comunidades; teniendo además 3 proyectos en ejecución que abarcan pintura mural, retablo y escultura, y 4 más diseñados, que comenzarán a ejecutarse antes de fin de año. Pero probablemente el mayor avance no ha sido éste, sino delimitar una estrategia de abordaje que marque la singularidad de estos proyectos, lo cual veremos a detalle a continuación. 1. Práctica muy habitual y extendida en todo el estado de Yucatán. 2. Como Chichimilá y Tixcacalcupul, donde alrededor del 85% de la población mayor de 5 años son hablantes de maya. 3. Tomando como punto de partida tanto el trabajo que se había venido realizando en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural en este plano.


Contenido

Al trabajar con el dinámico engranaje sujeto-objeto y las necesidades de ambos como una constante, es imposible implementar metodologías de acción rígidas. Por lo que se ha preferido tener etapas claras de acción, que por su flexibilidad, pueden ser trasladadas de una comunidad a otra, haciendo adaptaciones dependiendo de las circunstancias específicas. Esto, para su exposición, puede resumirse en 5 etapas: estudio-investigación, diagnóstico, planeación, ejecución y prevenciónsistematización. Cada una incluye acciones variables pero con dos elementos inmutables: la participación social y la mediación. El punto de partida es el estudio-investigación, como respuesta a la solicitud por parte de las propias comunidades. Con él se busca reconocer el escenario sobre el que se va a intervenir, sus actores y circunstancias particulares; así como los objetos, sus características y estado de conservación. Partiendo de que no se puede actuar de forma responsable y eficaz sobre lo que no se conoce, el primer paso es de reconocimiento-inmersión para comprender el funcionamiento de la comunidad desde dentro, integrándose a ella e intentando dejar de lado las relaciones autoritarias, rígidas y verticales en cuanto a la figura del “especialista”. Se busca ser receptivos a las necesidades, 70 visiones, hábitos e inquietudes de un grupo al que no se pertenece, generando diálogos horizontales y lazos de confianza. Para ello, lo que ha dado mejores resultados es la inclusión (siempre por invitación de la comunidad) de los conservadores-restauradores en la vida cotidiana, festividades, reuniones y demás prácticas locales, a pesar de que dichos eventos no tengan relación alguna con la restauración. No se debe menospreciar la importancia de estos espacios en el proyecto, pues muestran a la comunidad, sus preocupaciones, intereses y motivaciones, dando más información de la que podría obtenerse de la investigación documental y que es fundamental para tener un diagnóstico completo. El siguiente paso es el estudio pleno de los objetos, que incluye por una parte el estudio material, a través del levantamiento del estado de conservación, la realización de esquemas, análisis organolépticos, estudios radiográficos, etc.; y por otra, la relevancia de la obra en el entorno comunitario. Es importante destacar que el estudio de los objetos es fundamental y que se hace -con los recursos con los que se cuenta- de la forma más detallada posible, pues lo que buscamos es el equilibrio entre la materialidad y la inmaterialidad, por lo que el espacio destinado a ambas es igual de importante. En esta etapa, también es fundamental recabar la mayor información posible respecto a las modificaciones de los objetos y el significado que la comunidad les

atribuye, pues en muchas ocasiones los cambios en la materia tienen también un trasfondo simbólico. Este proceso se suele complementar mediante la comunicación directa con informantes clave, a través de diálogos semiestructurados en ambientes de confianza, y ha permitido tener una visión global de los objetos, tomando como base su doble valor. Esta concepción de los objetos como un todo es la base para la construcción de la siguiente etapa: el diagnóstico. Este es el análisis donde se articulan las condiciones de la comunidad, su relación con el patrimonio, la forma en que lo comprende, las condiciones de los objetos y las situaciones que los llevaron a alcanzarlas, lo que se espera de la intervención, etc. Siendo así una suerte de ventana a la realidad que la muestra de forma concisa e interconectada -como el sistema que es- y no sólo como un concentrado de datos. Por su simplicidad y potencial, en esta etapa se ha utilizado como herramienta fija el análisis FODA para identificar y analizar, por un lado, al interior –de la comunidad y la relación con su patrimonio– las Fortalezas y Debilidades y, por otro, lo que le afecta o beneficia del contexto externo, es decir, las Oportunidades y Amenazas. Con este panorama claro, y acompañado de un consistente diagnóstico material de la obra es que podemos pasar a la planeación, buscando desarrollar fortalezas, reducir debilidades, encontrar y aprovechar oportunidades, así como disminuir o eludir las amenazas. En esta etapa la mediación es un eje central, tanto implícita como explícitamente. Es decir, conceptualmente, al plantear el proyecto y sus actividades, pero también a nivel de acción, por las labores necesarias. Como punto de partida, se realizan reuniones con las comunidades buscando mediar los resultados esperados y las distintas visiones en torno al proyecto. Esto, tomando como experiencia previa casos conocidos en el medio, en los que algún proceso (especialmente limpiezas o eliminaciones de repintes) han causado desapego en la comunidad y daños a futuro. Durante las reuniones, se busca evitar la rigidez de una supuesta ética de intervención enfocada a objetos “inanimados”, para comprender las necesidades de la comunidad y prevenir el que ésta regrese con el artesano local para que realice los procesos que consideran necesarios. Hay que subrayar que no se trata nunca de basar la intervención en las modificaciones que la comunidad quiere, sino de mediar entre su visión y la nuestra, hasta acordar un punto de encuentro que satisfaga a ambas partes. Contando con el proyecto de intervención como resultado de dichas mediaciones viene lo que sin lugar a dudas ha sido una de las partes


más álgidas de nuestra labor: la gestión de recursos. Sabemos el alto costo de un proyecto de este tipo, sobre todo si tomamos en consideración el ingreso promedio del habitante de una comunidad maya en la actualidad, y es claro también que las instituciones federales, como el INAH, son incapaces de financiarlos de manera permanente. Por lo que ha sido un gran reto obtener recursos para la ejecución de proyectos de conservación-restauración de objetos con valor simbólico arraigado en una comunidad, pero con poca representatividad en otros niveles. De esta forma, planear los proyectos ha implicado un escenario de mediación en el que el restaurador asume papeles que van mucho más allá de lo que se ha comprendido como su labor a través de los años; convirtiéndose en puente de comunicación, vocero, gestor y agente difusor del patrimonio. Ha sido necesario reconocer la gestión de recursos, al igual que la conservación, como una responsabilidad compartida; y si bien, se ha cuestionado mucho si es ésta una de nuestras labores, cabría preguntarnos si no es de nosotros ¿de quién es? Pues pocos conocen los objetos y sus necesidades como nosotros, y finalmente somos la conexión entre una comunidad y las posibilidades de financiamiento. En este marco, concebimos la gestión de recursos como una estrategia de conservación y como la única vía para asegurar la permanencia de los objetos, asumiendo que nuestra labor no implica únicamente determinar el qué se va a hacer, sino contribuir también a cómo poder alcanzarlo. Para esto, desde el centro INAH hemos hecho una recopilación de posibilidades de financiamiento, buscando ayudar a las comunidades a realizar las gestiones pertinentes pero involucrándolas siempre durante el proceso. Tal es el caso, por ejemplo, del aprovechamiento del Programa de Desarrollo Cultural Municipal, que con fondos tripartita (municipal, estatal y federal) nos ha permitido la restauración de 14 esculturas finalizadas hasta el día de hoy y que se tengan los fondos para restaurar otras 7 antes de que finalice el año. En otras comunidades, se ha aprovechado también el Programa de Empleo Temporal (PET) de SEDESOL como una alternativa muy eficaz. Esta etapa y las acciones dependen siempre del diagnóstico, los objetos, la comunidad y sus posibilidades. Por ejemplo, en el caso de Valladolid (segunda ciudad en importancia en el estado) las condiciones son completamente distintas a las de las pequeñas comunidades que hemos trabajado ubicadas a menos de 20km de distancia. Así, en esta ciudad se ha trabajado con una Asociación Civil y la labor ha consistido en apoyar la recaudación de fondos con autoridades, empresarios, universidades, etc.; mediante la presentación del proyecto en busca de donativos. Esto, nos remite al mismo punto, pues nadie podría presentar y explicar el proyecto mejor que los restauradores. También en Valladolid, se conformó un Grupo de Apoyo Estudiantil con 10 universitarios

vallisoletanos que se integraron al proyecto desde la planeación para apoyar con la gestión de recursos, difusión y promoción. Una vez que contamos con el proyecto, los recursos y actores coadyuvantes, nos es posible comenzar la etapa de ejecución; tanto en la materia, como con la comunidad. El primer paso ha sido introducir en las comunidades ciertos conceptos y nociones acerca del patrimonio y su conservación. Para ello, y buscando una estrategia de comunicación que rompa tensiones y abra espacios para distribuir el mensaje de concientización se ha trabajado con un sketch de teatro. Éste, fue escrito por la Mtra. Socorro Loeza basándose en las afecciones en el patrimonio de su comunidad por falta de información, intervencionismo y procesos de limpieza agresivos. El texto se revisó y se nutrió con puntos como la importancia de acudir con especialistas para hacer restauraciones, el INAH y algunas nociones básicas de conservación preventiva. Se utiliza como escenario y escenografía la iglesia de la comunidad, y el guión mezcla términos regionales, alternando incluso diálogos en español y maya, para extender el mensaje a los mayahablantes. Nuestro trabajo suele continuar con pláticas respecto al patrimonio, la conservación y los especialistas en la rama. Éstas se realizan preferentemente, 71 después de la presentación del sketch, para aprovechar el ambiente informal y retomar algunos puntos ya representados. Se cuida siempre utilizar un lenguaje sencillo; así como referencias y comparativas con la realidad local y los valores comunitarios; comparando, por ejemplo, el valor de antigüedad del patrimonio y el de los abuelos, o relacionando el patrimonio familiar y la identidad con los objetos. Estas cuestiones son asequibles para los asistentes según su propio universo simbólico, y permiten hacer conexiones conceptuales espontáneas, sin caer en imposiciones de visiones especializadas y complejas.

2.Talleres de acercamiento y concientización (ACIY)


Para complementar la información y aterrizarla a objetos específicos se realizan talleres en torno a los objetos como materia, para que se conozcan en otros niveles -más allá de su potencial simbólico- y la comunidad se acerque a ellos. Se explica cómo fueron hechos, en qué época, con qué materiales, etc. teniendo siempre en consideración las concepciones locales en torno a ellos y buscando incidir en éstas lo menos posible.4 Así, se han logrado activar procesos de valoración en torno a la antigüedad, pues la edad en las sociedades mayas contemporáneas da jerarquía; y así se da por ejemplo, un valor distinto al aspecto de las obras y su envejecimiento natural, reduciendo el deseo colectivo de una apariencia “nueva” como un ideal estético. Este espacio ha sido muy enriquecedor, ya que los asistentes por lo general no conocían esta parte de los objetos y muestran gran interés; además, conocerlos les permite ser vigilantes de las modificaciones, alteraciones y deterioros, teniendo herramientas para identificarlos. Por este camino se llega al punto de reactivación patrimonial más importante: la restauración. Pues sin lugar a dudas la ejecución de los procesos es un camino de “dignificación” que lleva a los objetos a un nuevo nivel de significación. Por cuestiones de espacio resulta imposible abordar todos los casos, pero como ejemplo, es de mencionarse el 72 de la imagen de San Juan Bautista perteneciente a la comunidad de Tixcacalcupul. Al comenzar el proyecto, la escultura había estado por años olvidada y en muy malas condiciones en la sacristía, la comunidad lo explicaba diciendo que estaba sucia y que había perdido su nariz. Por su antigüedad y relevancia se decidió estabilizar la policromía y realizar una limpieza que redujera la apariencia de ruina en la obra; al cerrar el proyecto, se pudo ver cómo sólo con esto, la comunidad volvía a persignarse frente a la imagen y ésta le generaba el mismo respeto que otras. Cabe destacar que nunca se buscó reincorporar la escultura a las prácticas religiosas de la comunidad, pues sería una imposición simbólica totalmente opuesta a los fundamentos conceptuales de este trabajo. Sin embargo, el resultado nos muestra cómo la restauración genera en sí misma conservación. No hay que dejar de lado la restauración también como un espacio participativo, pues involucrar a la comunidad en la ejecución de procesos ha sido una vía para reducir costos en mano de obra; y además, generar empleos, fortaleciendo el compromiso de la comunidad con su patrimonio. Como ejemplo, actualmente en el proyecto de conservaciónrestauración de 4 altares de argamasa policromada en Sacalum;5 se tiene como principal fuerza de trabajo a 40 personas de la comunidad; formadas y supervisadas en todo momento por restauradores.

3 y 4.Talleres de capacitación para el PET y para la conservación futura.

El trabajo previo para el diseño de material de consulta, la delimitación de tareas y perfiles buscados en los candidatos; así como el invertido en talleres de capacitación, fue mucho. Sin embargo, el que el proyecto se haya planeado con recursos INAH-SEDESOL, permitió su ejecución a corto plazo. Esto, por el mal estado de conservación de las obras y el avance del deterioro, era clave para no perder obras de destacable singularidad dentro de la plástica regional. En suma, la inclusión de personas de la comunidad en el trabajo ha activado sentimientos de responsabilidad compartida, involucrando con el proyecto no sólo a los trabajadores sino también a sus allegados; además, de conseguir la estabilización y recuperación de las obras en cuestión. 4. Pues como bien se sabe muchas de las imágenes se consideran “vivos” y en la mayor parte de las comunidades mayas se cree que los santos patronos fueron también los fundadores de la comunidad y que la eligieron por ciertas características para construir –por sí mismos en algunos casossu iglesia ahí. 5. Comunidad al sur poniente del estado, en la que durante el 2012 se trabajaron 2 esculturas policromadas gracias al apoyo del Programa de Desarrollo Cultural Municipal de la Secretaría de Cultura de Yucatán.


La etapa final de nuestro trabajo abarca la prevención y la sistematización de la experiencia, siendo ambas elementos constantes a lo largo del proyecto que se consolidan al final de él. Un ejemplo es la asistencia en procesiones y festividades para ofrecer acompañamiento, a través de consejos y precauciones pero cuidando de no caer en posiciones prohibitivas en cuanto al uso de los objetos, y buscando no invadir o alterar un espacio ritual como éste. Finalmente, el valor patrimonial y simbólico de los objetos se concentra en este tipo de eventos, que por sí mismos son patrimonio que se debe procurar conservar con la misma firmeza con la que se busca la conservación de la materia. Otra de las acciones primordiales de prevención son los Talleres de capacitación en materia de conservación preventiva y reducción de riesgos, que se realizan como cierre en cada comunidad. En ellos, se dan consejos para la conservación de los objetos en 3 niveles: los objetos y el contacto con la comunidad, los objetos en procesión y los objetos dentro de la iglesia. En los talleres, se capacita en cuestiones como la limpieza y el cuidado en lo cotidiano. Como complemento, en cada comunidad se han dejado posters para la consulta futura, acotando éstos al caso de cada obra y sus necesidades de conservación. Se ha trabajado también en el diseño de trípticos informativos, tanto a partir del material previamente generado por la CNCPC (adaptado visual y conceptualmente al patrimonio yucateco), como mediante el diseño de nuevos materiales para problemáticas específicas del estado (por ejemplo, el intervencionismo y las limpiezas “tradicionales” con jitomate y otros medios ácidos). Hasta el momento se tienen 5 trípticos: “Patrimonio cultural ¿qué es y por qué conservarlo?”, “Recomendaciones para imágenes en procesión”, “Guía para la realización de inventarios”, “Medidas de conservación preventiva para recintos religiosos” y “Conservación-restauración del patrimonio cultural”. Todos los trípticos cuentan con una versión en lengua maya quedando ambas opciones para que se consulte la que se prefiera. A pesar de que se suele tener la idea de que las lenguas indígenas no se escriben ni se leen, actualmente existe una sólida iniciativa de conservación y dignificación del maya en este aspecto. Por ello, y buscando ser coherentes con los fundamentos conceptuales del proyecto, se consideró imposible hablar de conservación patrimonial pasando por encima de un elemento tan importante como es la lengua y se buscó darle el mismo grado de importancia y difusión.6 6. Las traducciones al maya fueron supervisadas por el Mtro. Fidencio Briceño (adscrito a la sección de lingüística del Centro INAH Yucatán) y realizadas por miembros de su equipo de trabajo. El financiamiento de dicho trabajo corrió a cargo de la Secretaría de Cultura del Estado de Yucatán (SECAY).

Como otra estrategia de prevención, y partiendo del hecho de que es imposible conservar aquello que no se conoce, se ha trabajado también en la generación de inventarios. Sin embargo, este ha sido probablemente uno de los mayores retos por cuestiones de tiempos y recursos. Hasta hoy, sólo ha sido posible finalizarlo en una comunidad, pero se espera consolidar algún camino para concluir los inventarios de todas las trabajadas.

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5.Concurso de pintura infantil “Los colores de Sacalum”.

La inclusión de los niños ha sido también un elemento clave de participación y prevención, pues ellos, además de parte fundamental de los grupos comunitarios son un canal para que el mensaje de conservación llegue a generaciones venideras. En otros proyectos de este tipo, se habían tenido ya experiencias exitosas al incluir a los niños,7 y siguiendo el mismo camino, se ha buscado tener contacto continuo con ellos e invitarlos a visitar el área de trabajo, explicándoles


cada proceso además de incluirlos en las pláticas y talleres. Ellos han sido también una vía de comunicación en las comunidades donde la respuesta de los adultos ha sido baja. Por ejemplo, en el caso de Sacalum, las reuniones informativas iniciales no tuvieron gran respuesta y contar con 30 asistentes era ya un número muy elevado. Por ello, se decidió acercar a los adultos a través de los niños realizando el concurso de pintura “Los colores de Sacalum”, en el que los niños pintaron lo que les parecía más representativo de su comunidad. El concurso funcionó como una herramienta de diagnóstico, pero también como una estrategia de integración, ya que a la cita asistieron alrededor de 100 niños y muchos fueron acompañados de algún adulto. Otro de los caminos para construir cambios a partir de estos proyectos, ha sido la inclusión de estudiantes. Inicialmente se trabajaba sólo con estudiantes de restauración (cerca de 30 hasta el día de hoy), tratando de fomentar el que los restauradores cuenten con herramientas en materia de gestión, promoción y difusión patrimonial en espacios comunitarios, para consolidar con ello nuevas visiones y realidades en los futuros profesionistas. 74 Actualmente, como ya se mencionó, se han integrado estudiantes de diversas áreas de 5 universidades locales, quienes también han realizado labores menores de conservación, siendo esto un camino indiscutible para la apropiación, revalorización y difusión del patrimonio por parte de los jóvenes de la comunidad. Para finalizar nuestro trabajo y lograr proyectarlo hacia el futuro o reorientarlo en los casos en que ha sido necesario, hemos realizado procesos de evaluación informal y sistematización de la experiencia. Como herramientas, además de la observación directa, nos hemos valido de entrevistas y encuestas en relación a los proyectos y el sentimiento de la comunidad en torno a ellos, buscando distinguir las fallas o carencias a tiempo para poder redireccionar o complementar las acciones. Esto, se realiza también con los prestadores de servicio social a manera de cierre de temporada de los proyectos en los que participan, para nutrir los proyectos de sus visiones y experiencia dentro de los mimos. 7. El proyecto de conservación-restauración de las capillas familiares de San Miguel Ixtla, Guanajuato bajo la coordinación de Renata Schneider es un modelo de ello.

Conclusiones Definitivamente lo realizado hasta el momento es mínimo si se considera la cantidad de patrimonio en culto activo que albergan las comunidades en nuestro país, por lo que la primera conclusión es que el camino por andar es largo, ampliamente perfectible y que requiere de especialistas en este tipo de abordaje. Esto último se enlaza con otro punto relevante: la necesidad de un perfil específico para este tipo de proyectos, pues como vimos es necesaria la implementación de acciones y roles que regularmente no son concebidos como parte esencial en la formación de los restauradores, pero que son fundamentales para alcanzar los objetivos. Por otra parte, hay que subrayar que para que exista una verdadera prevención futura, el primer paso es reconocer que la conservaciónrestauración de objetos en culto se debe plantear desde un inicio como una intervención sociocultural, en la que se integren los diferentes valores del patrimonio, sus usos, funciones, materia y a la sociedad civil en torno a ellos. El trabajar únicamente con la materia de los objetos es ya una visión obsoleta y poco eficaz que, según nos ha mostrado la experiencia, puede ser muy deficiente a largo plazo. Por lo que debemos buscar la conservación del patrimonio como una labor compartida en la que todos los agentes involucrados tengan una participación activa. Así, el escenario de la conservación patrimonial, se convierte en un espacio para la mediación, basado en diálogos y acuerdos que buscan mejorar las condiciones del patrimonio; siendo éste el fin común de todos los involucrados en estos proyectos.


Los retablos virreinales y la comunidad como eje de conservación Rest. Teresita Loera Cabeza de Vaca Delegación INAH en Morelos

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Semblanza Académica

L

icenciada en Restauración de Bienes Muebles, por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”. Acreedora al premio Nacional “Paul Coremans” a la mejor tesis. Posgrado en Gestión Cultural y Políticas Culturales por la Universidad Autónoma Metropolitana. UAM – Iztapalapa. Maestría en Ciencias de la Arquitectura. Eje Conservación por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Docente en la Maestría “Gestión Cultural” en la Universidad de Guadalajara.

Mesa 3: La participación social y la conservación del patrimonio Palabras clave: Conservación, retablos, comunidad.


Contenido

Cuando tenemos una idea y hacemos un plan en nuestra mente de cómo realizarla, puede ser muy emocionante y para alguna persona suficiente, viven soñando y perfeccionando ese proyecto; para otros es necesario ejecutarla, materializar una idea y entonces se convierte en un modo de comunicación de ese ser con su entorno. Lo mas frecuente es que esas ideas se materialicen en palabras, se dice que es el gran progreso del ser humano, pero no menos importante es la habilidad que tenemos para convertir las palabras en trazos, líneas, formas, sobre superficies físicas como la piedra, la madera o el barro o lo que es lo mismo, transformar las palabras en representaciones visibles. Esta manera de comunicación aun anterior a la palabra escrita ha permitido a la humanidad trascender a través del tiempo. Ahora bien si aceptamos que una imagen es mejor que mil palabras, resulta que no solo plasmamos en los materiales, nuestras ideas sino también el propio sentimiento que las originó. Con esta reflexión quisiera resaltar la importancia de algo que por cotidiano, tendemos a ignorar, como es el significado que tienen los objetos, en las relaciones humanas, mas aún cuando hablamos de materiales culturales, específicamente de los patrimoniales, existe en ellos un lenguaje, un símbolo, una idea, creadas por generaciones pasadas y que se trasmiten de manera no verbal, cotidianamente.

dimensión social y cultural como una acción humana, mediada por procesos de simbolización para que, desde ahí, se puedan pensar posibilidades de intervención que favorezcan la conservación del patrimonio cultural. Pero ¿qué pasa cuando estos objetos patrimoniales, no sólo nos trasmiten signos del pasado, sino además para mucha gente a nuestro alrededor están tan vivos, como el mismo día en el que fueron creados? Este es el caso de los retablos, “del latín retablum, que literalmente significa detrás de la mesa o detrás del altar”,2 es un bien cultural estructurado arquitectónicamente, ordenado por elementos horizontales como los entablamentos y verticales, como las columnas y pilastras, para unirse de manera intrínseca a uno de los muros del templo. Por englobar un discurso litúrgico y plástico, funcionaban como un elemento de comunicación para provocar el fervor y la fe evolucionaron en México a lo largo de la colonia y el siglo XIX, hasta convertirse en verdaderas obras de arquitectura estructurada en madera en la mayoría de los casos.

76 Para Ricardo Mier los valores culturales no tienen un valor en sí, no significan nada por si mismos. Una pirámide, una vasija, una figura, un escrito, no significan sino en la medida en que se inscribe en un proceso colectivo, político y cultural que les impone esa significación. El patrimonio no es un inventario de objetos sometidos a reglas de mercado, sino un conjunto de materias, de objetos que suscita la evocación, la construcción de una concepción del pasado, que es capaz de nutrir ciertas representaciones míticas, ciertos juegos narrativos que le permiten a los actores sociales, reales, vivos, recobrarse como seres dotados de una capacidad de acción política concreta y de imaginar y de crear formas particulares del futuro.1 Un planteamiento de esta naturaleza permite, por un lado, comprender que el ejercicio de una labor técnico profesional como la restauración no es suficiente para conservar el patrimonio cultural y por otro lado, nos lleva a reflexionar sobre el carácter social de la labor misma de la conservación. En este sentido, se hace necesaria la reflexión sobre el saber y el hacer de la disciplina de la restauración en relación a la 1. Ricardo Mier, Legislar sobre el patrimonio cultural: las falsas disyuntivas, en J. A. Contreras, n. García, G. Estrada, M. P. Hernández y E. Corona (coords.), Antropología, historia, patrimonio y sociedad, INAH, México, 2001, p. 84.

1. Retablo de Santa Lucía. Capilla de Santa Lucía, poblado de Jonacatepec. Sandoval L., 1996. 2. Rocío Bruguetas y Ana Carrason, “Los retablos: conocer y conservar” en Bienes Culturales. Boletín del Instituto del Patrimonio Cultural Histórico Español. No.2, 2003, p. 13.


Burguetas y Carrason (2003) mencionan que “como género religioso, el retablo se considera el más digno y el más noble. En él se sintetizaban diversas artes, albergando con frecuencia obras maestras de la escultura y de la pintura, referencias imprescindibles de nuestra historia del arte, como son también las trazas de los retablos pero también la ejemplificación de una rica tradición artesanal de raíces medievales que se perpetua a través de las estructuras gremiales.”3 Independientemente de las creencias de cada uno de nosotros, no cabe duda que al contemplar estas obras monumentales, nos remontamos a tiempos pasados, donde la vida pasaba en ritmos más pausados, nada que ver con los acelerados pasos de hoy, los días de trabajo se interrumpían el domingo, para ser partícipe de una ceremonia donde todos nuestros sentidos se despiertan con la música, el color, el brillo, la palabra, el incienso y la comunión, es entonces cuando el retablo cumplía con la función de contar una historia, tal vez de una manera dramática y teatral, pero efectiva y así despertar en la comunidad religiosa sentimientos de fe y esperanza con tanta significación para la población.

otro rostro de estos conjuntos. Ya no solo en su manufactura sino sobre todo en su interpretación y apropiación de las distintas comunidades, ya no solo percibo madera, oro, pinturas o esculturas, ahora veo símbolos, costumbres, tradiciones y sobre todo identidad. En estos años fueron muchas las oportunidades que tuvimos de presenciar la relación cotidiana entre el bien y su usuario, como por ejemplo, en el retablo del templo del Padre Jesús en Xochitlán, municipio de Yecapixtla, en uno de los nichos había un camión de juguete, le pregunté al mayordomo, por qué habían quitado al santo y colocado un camión de plástico, él me contestó: “Fue hace como 5 años, mucha gente de la comunidad fue al Santuario de Chalma, en la peregrinación anual y al regreso el camión cayó a un barranco, y milagrosamente todos los peregrinos se salvaron, el camión nos recuerda este milagro, que el Padre Jesús nos concedió.”

El patrimonio cultural de México, en su inmensa mayoría es un patrimonio vivo, es un patrimonio que está en uso por parte de las comunidades que lo detentan, forma parte del paisaje cultural de nuestro pueblos y de nuestras sociedades. El retablo es un patrimonio que generalmente no fue construido para ser contemplado como pieza de museo, en principio debe cumplir con una función primordial dentro de sus costumbres, es fundamentalmente un instrumento de comunicación e identidad y en muchos casos cumple con una función didáctica.4 Aquí en Morelos como en todo México, la función para la que fue creado este patrimonio se mantiene vigente y como estudiosos debemos ser muy sensibles a los valores intangibles de los bienes tangibles. No sólo conservar por conservar, sino mas bien preservar un bien por los valores y significados que esta obra tiene para la sociedad. Mi interés por estos bienes monumentales, creció hace casi 20 años junto con mi compañera Anaité Monteforte, recorrimos el Estado de Morelos, catalogando los retablos virreinales en templos católicos. Esta experiencia, además de permitirnos investigar in situ las técnicas de elaboración, los estilos, la cronología e iconografía, nos dejó conocer el 3. Idem. p. 21 4. Cama J., 1998, p. 27.

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2. Retablo del Padre Jesús. Templo del Padre Jesús, poblado de Xochitlán. Loera T. 2008.

Pero aún más en el templo de San Francisco en Amayuca, municipio de Jantetelco, en octubre, cada año en la fiesta patronal, la gente acostumbra ofrecer al santo grandes canastas llenas de fruta: plátanos, manzanas, naranjas y duraznos, se colocan en cada uno de los nichos que antes tuvieron esculturas. Por el peso, la estructura está a punto del colapso, pero no importa, se brinda lo mejor de las cosechas para agradar y festejar al santo patrono.


3. Retablo de San Francisco. Capilla de San Francisco, poblado de

78 Amayuca. Sandoval L. 1996.

También como muestra, en el retablo de San Bartolo, en una pequeña capilla barrial en el poblado de Tlanepantla, municipio del mismo nombre, donde cada año en septiembre, se hacen enormes collares de cempaxúchitl, que cuelgan al cuello de la imagen, sin importar que la humedad altere el dorado del espléndido estofado. Por cierto, esta escultura tiene un orificio en medio de la frente, el sacristán nos contó que se trata de un balazo, un hombre quiso asesinar al santo, que no le cumplió su petición y el sacristán lleno de satisfacción nos decía, “pero no le hizo nadita, ni siquiera se movió”. En otra ocasión fuimos al poblado de Coatetelco, municipio de Miacatlán para transportar a Cuernavaca una escultura y así poderla restaurar. Era el santo patrono San Juan Bautista, era domingo y realmente la población estaba muy inquieta, “¿Por qué se lo llevan?”, “Este año no va a haber lluvia” nos decían; “que ocurrencias del mayordomo dejar que San Juanito se pasee”, después de una larga plática sobre los beneficios de la conservación, finalmente accedieron y empezamos a embalar la escultura, una señora muy enojada, me hizo a un lado y me dijo “a ver, yo lo envuelvo, usted le pone el plástico en la cabeza y ¡no lo deja respirar!.”

4. Detalle del retablo de San Francisco. Capilla de Tercera Orden, ciudad de Cuernavaca. Loera T. 2010.

Más aun cuando hicimos una inspección, en el retablo de San Francisco en el templo de Tercera Orden en la ciudad de Cuernavaca nos percatamos que había pequeños rollos de papel incrustados entre las tallas de madera, al sacarlos nos dimos cuenta que eran billetes, lo que demuestra que el feligrés no da limosna directamente hacia la iglesia, sino que su tributo era para San Francisco. Los retablos de San Juan Bautista y de San Bartolomé en el poblado de Huitzilac, cambian de color cada año, han sido rosas, naranjas y rojos sin importarle a la comunidad la originalidad de los acabados ni los criterios de conservación. Sirvan estos ejemplos para reflexionar sobre el valor intangible de los bienes, sobre la permanencia de las creencias y la identidad, para las comunidades las esculturas y pinturas no son la representación de la deidad, son la deidad misma. Pero este hilo histórico de la permanencia de las creencias en los retablos no ha sido del todo halagador. Han sido muchas las vicisitudes que han enfrentado en México, a partir de la desamortización de los


bienes de la iglesia por Juárez, y las guerras civiles de los siglos XIX y XX que ocasionaron una gran pérdida de este patrimonio monumental en nuestro Estado, en el caso de los retablos de Tepalcingo, por ejemplo, la madera que armaba la estructura fue utilizada como leña para calentar a la tropa zapatista.

sobre todo a los laterales, es el cambio de liturgia. El sacerdote dio la misa de frente a los feligreses, ocasionando que no tuviera sentido tener una mesa de altar adosada al retablo, por lo que con el tiempo, al perder su función, también se fueron quitando y sustituyendo por mampostería, ocasionando la inestabilidad estructural del retablo.

Para los años 60 del siglo pasado “por una equivocada interpretación de las normas y recomendaciones litúrgicas emanadas del Concilio Vaticano II, significó la pérdida de buena parte del mobiliario y del ajuar de los templos algunas operaciones irreversibles por la eliminación total de las estructuras arquitectónicas para lograr la “limpieza y claridad”. Se salvaron de la destrucción pinturas y esculturas en ellas contenidas, a veces fomentando la venta ilícita”.5

Cabe mencionar que en los últimos tiempos en el Estado, se ha incrementado la penetración de sectas protestantes, que en algunos casos ha generado conflictos ideológicos, que se han traducido en violencia hacia las imágenes. En 1993, una fracción de los religiosos protestantes en el poblado de San Juan Tlacotenco en el municipio de Tepoztlán, sustrajo dos esculturas del altar de la capilla católica, las fragmentaron y las quemaron como venganza por agravios de los católicos.

Para el Estado de Morelos en especial y sobre todo para la catedral de Cuernavaca esta época fue muy significativa ya que el movimiento ideológico religioso emprendido por Monseñor Sergio Méndez Arceo y basado en las reformas del Concilio Vaticano II, muchos fueron los cambios de actitud ante la religión, que se materializaron en reformas arquitectónicas al interior de los templos. En el caso que nos ocupa, se desmantelaron los retablos laterales de la nave de la catedral, tratando de devolverle su apariencia “original” del siglo XVI y así eliminar irreversiblemente, la continuidad histórica plasmada en diferentes épocas. La memoria se perdió, sin embargo vale la pena anotar que al demoler el retablo lateral de la Virgen de Guadalupe, se encontró en sus cimientos una escultura prehispánica de Tonanzin, muestra fidedigna del sincretismo religioso. Muchos otros templos siguieron el modelo de la catedral, eliminando retablos, pinturas y esculturas y guardando estas imágenes en obscuras bodegas como en Santo Domingo en Oaxtepec o San Juan Bautista en Tlayacapan. Por otra parte, si desde el fin de la guerra cristera la Iglesia católica en México desistió de sus intentos de constituir organizaciones de masas y tuvo que confinarse durante mucho tiempo a ejercer su actividad magisterial y moral, también es cierto que, desde la década de los años setenta, fue evidente que en muchos sentidos la Iglesia no solamente había resistido las presiones secularistas, sino que incluso se había fortalecido durante década anteriores. Esos años presenciaron incluso el surgimiento de una ofensiva clerical en el plano social, motivada tanto por razones internas como por acontecimientos externos, tales como el Concilio Vaticano II o la creciente influencia de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano.6 Otro de las dificultades que también afectó gravemente a los retablos,

Si bien los seres humanos agrupados en distintas comunidades son en la mayoría de los casos, generadores del cuidado y conservación de los bienes culturales, también son productores del deterioro y destrucción de los mismos. Pero tanto para unos como para otros es inevitable considerar a las creaciones culturales en especial a las religiosas, como un relevante signo de identidad individual, grupal, comunitaria e incluso nacional. 79 Ante este escenario regional, que seguramente refleja la realidad nacional, las autoras del “Catalogo de retablos virreinales del estado de Morelos” nos dimos a la tarea de diseñar un documento para difundir entre las comunidades las actividades mínimas necesarias para la preservación de este importante bien cultural que aglutina un crisol de significados tangibles e intangibles y que ponemos en seguida a consideración de los lectores. Manual básico de conservación preventiva para retablos dirigido a las comunidades del estado de morelos.7 La finalidad de este manual es alentar a las poblaciones a participar en la protección de los retablos de sus templos, siguiendo pasos sencillos, lógicos y económicos. 5. Bruguetas y Carrason, op. cit., p.14. 6. Roberto Blancarte, Historia de la Iglesia Católica en México, Fondo de Cultura Económica, México, 1992, p. 12. 7. Teresita Loera Cabeza de Vaca, y Anaité Monteforte Iturbe, Catálogo de retablos virreinales del estado de Morelos, Tesis de Licenciatura en Restauración, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía-INAH, México, 1999, Anexo


1. Patrimonio cultural Es muy importante entender lo que es el Patrimonio cultural para que lo podamos proteger adecuadamente. El patrimonio es todo lo que los seres humanos, incluyendo a nuestros antepasados, han producido para su utilidad o su placer. Algunas de estas manifestaciones son los restos arqueológicos, las vasijas y figuras en barro de la época prehispánica, las iglesias, las imágenes de bulto y los santos pintados en muros y cuadros. También pertenecen a nuestro patrimonio cultural las costumbres y las tradiciones que nos transmitieron nuestros antepasados, a lo que se le llama cultura. Esta es la herencia que nos identifica como un pueblo privilegiado por la gran cantidad de diferentes manifestaciones culturales que ha creado y sigue creando. Muestra muy valiosa del patrimonio cultural son los retablos que hay en los templos. El retablo es la representación por medio de pinturas, esculturas y tallas doradas, de una forma de sentir y practicar la religión en la época en que se fabricó. También nos enseña acontecimientos, escenas o personajes del cristianismo. 2. Conservación La conservación está compuesta por todas aquellas actividades 80 encaminadas a la protección del patrimonio cultural. Algunas de esas actividades se enfocan a cuidar el ambiente en donde se encuentra el objeto por conservar, para prevenir cualquier deterioro. Otras acciones directas para cuidar el objeto son los procesos técnicos que se encaminan a detener los deterioros que ya haya sufrido la pieza. Como ejemplo, podríamos pensar en nuestra salud: si nos cuidamos, comemos apropiadamente, hacemos ejercicio y dormimos bien, nos mantenemos sanos. Eso es prevenir la enfermedad. A veces tenemos enfermedades leves que con cuidarnos un poco y tomar algunas medicinas, nos curamos; eso es conservar la salud. Si no nos cuidamos, ni cuando estamos sanos ni cuando estamos enfermos, entonces podemos agravarnos y el remedio se vuelve mucho más profundo y requiere de un especialista; eso es restaurar la salud. Con el patrimonio cultural sucede lo mismo: si tomamos las medidas preventivas para cuidarlo, puede conservarse muchísimos años en buen estado, pero si no lo hacemos el peligro es que se deteriore, y las medidas que hay que tomar para restaurarlo además de costosas, requieren de especialistas. El aprecio por nuestras imágenes religiosas es general; queremos que siempre luzcan bonitas, limpias y bien vestidas. Eso es bueno; pero hay que tener en cuenta que son parte del patrimonio cultural que nos pertenece a todos, tanto a la

comunidad como al país entero y que tenemos el deber de conservarlas adecuadamente, respetando la manera original con que las hicieron nuestros antepasados. Si tratamos de “renovarlas” con capas de pintura cometemos un grave error, ya que uno de sus grandes valores radica en su antigüedad, que es la huella que el tiempo ha dejado sobre ellas. Por fortuna los especialistas pueden limpiar y proteger la capa original de pintura, sin necesidad de afectarla. 3. Recomendaciones Gran acierto de algunas comunidades ha sido la formación de comités o patronatos para la conservación de sus iglesias, lo cual es una muestra de amor y responsabilidad hacia el patrimonio común. Estas asociaciones se organizan a partir de la elección de un grupo de personas que, por un tiempo determinado, se hacen responsables del mantenimiento y cuidado de la iglesia. Reúnen fondos para las restauraciones necesarias y se dirigen a las autoridades competentes para su asesoría. En el Estado de Morelos existen instituciones gubernamentales cuya función es la conservación del patrimonio cultural, además de dar asesoría especializada y apoyo a las comunidades que lo requieran. Una de ellas es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ubicado en Matamoros No. 14 Col. Acapantzingo, Cuernavaca. Los teléfonos son: 3 12 59 55 y 3 12 31 08. 4. Mantenimiento El mantenimiento de la iglesia es fundamental para la conservación de las imágenes y los retablos que ahí se encuentren. Es importante recordar que lo que le suceda al edificio se refleja en todas sus pertenencias. Por otro lado debe tenerse la conciencia de que hay problemas imposibles de resolver sin la adecuada asesoría de los profesionales competentes en restauración, tanto de la arquitectura como de los objetos. Muchos son los daños ocasionados en los templos a través del tiempo, pero la comunidad o los encargados pueden llevar a cabo acciones que para impedir deterioros mayores, especialmente de los retablos. 5. Cuidado del inmueble a) Revisar por lo menos cada tres meses los muros y las azoteas para localizar grietas, fisuras, goteras y manchas de humedad. En caso de encontrarlas, hay que reparar el daño con la asesoría de los especialistas. b) Cambiar los vidrios rotos. c) Cuidar que la puerta cierre bien, procurando que no haya espacios en la parte inferior por donde quepan insectos y animales como ratas o murciélagos.


d) Revisar por lo menos cada tres meses la instalación eléctrica para evitar incendios y accidentes. e) No permitir que palomas, murciélagos y ratas o ratones aniden en alguna parte de la iglesia y mucho menos en los retablos. Hay varias formas de acabar con esos animales; las palomas no entran si hay vidrios en las ventanas; los murciélagos y ratones pueden extinguirse con una fumigación adecuada y especializada, pero es preferible evitar que entren, a matarlos. f) Mantener la iglesia limpia y libre de polvo; para eso hay que barrer y sacudir frecuentemente. g) Contar con un extinguidor de incendios, colocado a la mano y cerca de la puerta principal. Cuidado del retablo a) Organizar un comité de guardia para que ninguna persona ajena entre en la iglesia sin su vigilancia, para evitar robos y daños. b) Revisar cada tres meses para ver si el retablo, las imágenes y todos los objetos de madera, presentan ataque de termitas o de algún otro insecto. Esto puede notarse buscando pequeños hoyos de los que sale un polvo café claro. En caso de encontrarlos es importante realizar una fumigación especializada. Debe avisarse al INAH, que cuenta con el equipo y personal necesarios. c) La limpieza del retablo debe hacerse por lo menos cada mes utilizando una brocha suave, siempre y cuando no estén desprendidos el dorado o la pintura original. Por ningún motivo debe utilizarse un trapo húmedo u otras sustancias como aceites, frutas o jugos. En caso de requerir una escalera para limpiar, no debe recargarse directamente sobre el retablo. Se recomienda usar una escalera de tijera o de “burrito” cuando la altura de la obra lo permita, y en el caso de los muy altos se recurrirá a un andamio.Algunos retablos tienen acceso a la parte de atrás y en ese caso es necesario mantener limpio también ese espacio, ya que la acumulación de polvo puede facilitar que aniden ahí los animales y provocar otros problemas. d) Las velas y veladoras hay que colocarlas en una mesa aislada de las imágenes, tanto para evitar que el humo que producen manche el retablo, sus cuadros o sus esculturas, como para prevenir incendios. e) En algunas comunidades del Estado de Morelos es costumbre colocar como ofrendas al principio de la cosecha, frutas o legumbres en los nichos del retablo. Además de la posibilidad de causar la rotura o desprendimiento de algún elemento, la fruta se pudre y escurre jugos que pueden producir manchas permanentes. Se recomienda entonces instalar una mesa al lado del retablo en donde se pueden depositar las ofrendas sin ningún peligro.

f) Los adornos voluminosos y pesados que se coloquen en el retablo deben estar retirados y jamás amarrarse ni a las columnas ni a los santos ya que por el peso se puede caer cualquier elemento. Por la misma razón es más recomendable que los arreglos florales y coronas que se acostumbra poner sean lo más ligeros posible. g) Los retablos son una manifestación no sólo religiosa sino artística que merece nuestro mayor respeto y consideración. Los ornamentos voluminosos que cubren parte del retablo le restan visibilidad para poder apreciarlo bien; por esto es recomendable no permitir que se tapen con adornos o mamparas. h) En Semana Santa se acostumbra colgar cortinas para cubrir las imágenes. Debe procurarse no atorarlas del retablo sino en los extremos del muro. En caso de que exista decoración en los muros, debe respetarse. i) Las instalaciones eléctricas colocadas directamente sobre el retablo pueden provocar quemaduras locales, cortocircuitos e incendios, por lo cual se recomienda retirarlas lo más posible. Por la misma razón, también se sugiere examinar los cables con regularidad para sustituir los que estén desgastados y no sobrecargar las conexiones de luz. j) Respetar la distribución de las imágenes originales para no perder el sentido del retablo. De la misma forma, sería prudente no colocar santos nuevos en los nichos vacíos porque se cambia la relación original 81 y prevista entre los personajes representados. k) Por ningún motivo se debe vender o cambiar las esculturas o las pinturas de un retablo, primero porque es un delito según la Ley de Monumentos y Zonas Arqueológicas en sus artículos 50 “Al que ilegalmente tenga en su poder un monumento arqueológico o un monumento histórico mueble y que este se haya encontrado en, o que proceda de, un inmueble a los que se refiere la facción 1 del artículo 36, se le impondrá prisión de uno a seis años y multa de cien a cincuenta mil pesos”, articulo 51 “Al que se apodere de un monumento mueble arqueológico, histórico o artístico sin consentimiento de quien pueda disponer de él con arreglo a la ley, se le impondrá prisión de dos a diez años y multa de tres mil a quince mil pesos” y articulo 36 “Por determinación de esta Ley son monumentos históricos: 1: Los inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos; arzobispados, obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualquiera otros dedicados a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso: así como a la educación y a la enseñanza a fines asistenciales o benéficos; al servicio y ornato públicos y al uso de las autoridades civiles y militares. Los muebles que se encuentren o se hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras civiles relevantes de carácter privado realizadas en el siglo XVI al XIX


inclusive” y luego porque muchas veces se trata de piezas de gran valor artístico o histórico que pertenecen a todo el pueblo. l) Si la iglesia va a pintarse es necesario cubrir el retablo con un plástico, que luego se quitará con mucho cuidado. m) Siempre que sea necesario restaurar una pieza, ya sea una escultura de madera, una pintura sobre tela o el mismo retablo, es indispensable contar con la asesoría de un especialista del INAH. La restauración es una profesión, igual que la del médico o el arquitecto, no es un oficio que se pueda o se deba ejercer sin los conocimientos necesarios para la protección del Patrimonio Nacional. Como ya dijimos, hay que respetar el original. Las imágenes no deben repintarse ni renovarse ni barnizarse; los trabajos de conservación son más delicados y más profundos porque están dirigidos tanto a detener los deterioros externos o superficiales de una pieza, como los de su interior. Los retablos de cada comunidad han sido registrados dentro de un catálogo que se encuentra en el INAH y cualquier persona puede consultarlo. El registro tiene como finalidad la identificación, difusión, protección, detección y el control de posibles deterioros y cambios intencionales que afecten la originalidad y el buen estado del retablo. 82 Conclusiones A manera de conclusión las reflexiones de Jaime Cama (1998) son categóricas sobre la actuación de los restauradores y su cotidiana labor: “Consideramos que es importante hacer énfasis en la necesidad de entender la forwma en que cada comunidad percibe sus bienes culturales y el que la restauración se debe hacer para los usuarios de los objetos: aquellos para quienes estos objetos signifiquen algo, para aquellos quienes estos objetos cumplen una función esencialmente simbólica o documental: es para ellos que debemos tratar de presentar ese patrimonio con la mayor dignidad posible”.8

8. Jaime Cama Villafranca, Consideraciones acerca de la restauración del retablo de Yanhuitlán, Oaxaca. Documento elaborado para la CNCPCINAH, México, octubre 1998. p. 4

Bibliografía Blancarte, Roberto. Historia de la Iglesia Católica en México. Fondo de Cultura Económica México. 1992. Bruguetas, Rocío y Carrason, Ana. “Los retablos: conocer y conservar.” En Bienes Culturales. Boletín del Instituto del Patrimonio Cultural Histórico Español. No.2, 2003. Cama Villafranca, Jaime. Consideraciones acerca de la restauración del retablo de Yanhuitlán, Oaxaca. Documento elaborado para la CNCPC-INAH, México, octubre, 1998. Loera Cabeza de Vaca, Teresita y Anaité Monteforte Iturbe, Catálogo de retablos virreinales del Estado de Morelos, Tesis de Licenciatura en Restauración, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía-INAH, México, 1999, Premio Nacional “Paul Coremans” del INAH a la mejor tesis en conservación, 2000. Mier, Ricardo, “Legislar sobre el patrimonio cultural: las falsas disyuntivas”, en J. A. Contreras, N. García, G. Estrada, M. P. Hernández y E. Corona (coords.), Antropología, historia, patrimonio y sociedad, INAH, México, 2001, p. 84. Noval Vilar Blanca y Huidobro Salas Luis. “Criterios de intervención en el patrimonio cultural de las comunidades” En Diario de Campo, No. 93, agosto 2007. INAH. México.


El papel de los museos de arte sacro y la experiencia del Museo de arte sacro de Guadalajara Sr. Pbro. Ingeniero Arquitecto Eduardo Gómez Becerra Director del Museo de Arte Sacro de Gudalajara

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Semblanza Académica

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izo estudios en el Seminario de Guadalajara, fue ordenado Sacerdote el 20 de Mayo de 1997; cuenta con la Especialidad en Consultoría en Pastoral por la Universidad del Valle de Atemajac. Es Ingeniero Arquitecto por la Universidad del Valle de Atemajac. Ha hecho varios Diplomados en Historia del Arte en Jalisco por el Instituto de Investigaciones Estéticas, por la Escuela de Bienes Culturales y de Conservación y Catalogación en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Es Coordinador de la Comisión Diocesana de Arte Sacro, Director del Museo de Arte Sacro de Guadalajara.

Mesa 3: La participación social y la conservación el patrimonio. Palabras clave: Arte sacro, bienes culturales, museo.


Introducción El papel de los Museos de Arte Sacro en la sociedad de hoy empieza a desarrollar su atención en la cultura como lugar privilegiado para conservar materialmente, tutelar jurídicamente y valorar pastoralmente el importante patrimonio histórico-artístico que ya no se encuentra en uso habitual. En este sentido, también un museo eclesiástico, con todas las manifestaciones que en él se contienen, está íntimamente unido a la vivencia eclesial, ya que documenta visiblemente el camino recorrido por la Iglesia a lo largo de los siglos en el culto, en la catequesis, en la cultura y en la caridad. Un museo de Arte Sacro es, por tanto, el lugar que documenta no sólo el desarrollo de la vida cultural y religiosa, sino, además, el ingenio del hombre. A pesar de la importancia que puedan tener las instituciones de los museos en el seno de la Iglesia, la salvaguarda de los bienes culturales es, sobre todo, competencia de la comunidad cristiana. Ésta debe comprender la importancia de su propio pasado, debe madurar el sentido de pertenencia al territorio en el que vive, y debe, por último, percibir la peculiaridad pastoral del patrimonio artístico. La organización de los museos eclesiásticos necesita un fundamento eclesiológico, una perspectiva teológica y una dimensión espiritual, ya que sólo así estas instituciones pueden integrarse en un 84 proyecto pastoral.1

Contenido

Naturaleza y Finalidad del Museo de Arte Sacro Para comprender la naturaleza del museo eclesiástico debemos insistir en que el disfrute de los bienes culturales de la Iglesia se produce primaria y fundamentalmente en el contexto cultural cristiano. Está claro que el patrimonio histórico-artístico eclesial no ha sido constituido en función de los museos, sino para expresar el culto, la catequesis, la cultura, la caridad. Pero al ir cambiando a lo largo de los siglos las exigencias pastorales y los gustos de la gente, muchas piezas han pasado a estar obsoletas, imponiéndose así el problema de su conservación para garantizarles la permanencia en el tiempo por su valor histórico y artístico. La conservación material y salvaguarda de intervenciones ilícitas impone a veces soluciones drásticas, ya que aumentan los peligros de dispersión, incluso por vía indirecta. En casos similares es evidente la urgencia de instituir museos eclesiásticos para recoger en sedes adecuadas los testimonios de la historia cristiana y de sus expresiones artístico-culturales, donde poderlas exhibir al público, después de haberlas ordenado según unos criterios específicos.2

El museo eclesiástico se debe considerar como una parte integrada e interactiva con las demás instituciones existentes en cada Iglesia particular. En su organización no es una institución en sí misma, sino que está en conexión y se difunde en el territorio, de modo que hace visible la unidad e inseparabilidad del conjunto del patrimonio históricoartístico, su continuidad y su desarrollo en el tiempo, su actual uso en el ámbito eclesial. Al estar íntimamente conectado con la misión de la Iglesia, todo lo que en él se contiene no pierde su intrínseca finalidad y uso. Con todo ello, los museos se introducen en el campo específico de la pastoral siendo la memoria para la actualidad de la vivencia cultural, caritativa y educativa de las comunidades cristianas, que han precedido a las actuales bajo el signo de la única fe. Son, por lo tanto, “lugares eclesiales” en cuanto son parte integrante de la misión de la Iglesia en el pasado y en el presente; dan testimonio de la actividad de la Iglesia a través del descubrimiento de las obras de arte dirigidas a la catequesis, al culto y a la caridad; son un signo del devenir histórico y de la continuidad de la fe; representan un resto de las múltiples situaciones sociales y de la vivencia eclesial; están destinadas al desarrollo actual de la obra de inculturación de la fe; manifiestan la belleza de los procesos creativos humanos dirigidos a expresar la “gloria de Dios”. Finalidad La finalidad del museo eclesiástico está relacionada con el sensus ecclesiae, que ve en la historia de la Iglesia la progresiva realización del pueblo de Dios. Por este motivo el museo eclesiástico asume una finalidad específica en el ámbito de la pastoral de la Iglesia local. En particular, el museo de arte sacro desempeña diversas funciones entre las que podemos señalar: - La conservación de las piezas, ya que reúne todas aquellas obras que, por dificultad de custodia, procedencia desconocida, alienación o destrucción de las estructuras a las que pertenecían, deterioro de las estructuras de procedencia o peligros diversos, no pueden permanecer en su lugar originario; - La investigación sobre la historia de la comunidad cristiana, ya que la ordenación museológica, la elección de las “piezas” y su colocación tienen que reconstruir y describir la evolución temporal y territorial de la comunidad cristiana; 1. Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia, Carta Circular sobre la Función Pastoral de los Museos Eclesiásticos, Roma, 2001, p. 4. 2. Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia, Carta Circular sobre la Función Pastoral de los Museos Eclesiásticos, Roma, 2001, p. 10.


- Evidenciar la continuidad histórica, dado que el museo eclesiástico debe representar, junto con las demás huellas del pasado, la “memoria estable” de la comunidad cristiana y, al mismo tiempo, su “presencia activa y actual”; - El encuentro con las expresiones culturales del territorio, ya que la conservación de los bienes culturales debe tener una dimensión “católica”, es decir, tomar en consideración todas las presencias y las manifestaciones de un territorio, en la renovación de su contexto.3 Museo de Arte Sacro de Guadalajara A. C. Objetivo El Museo tiene una dimensión eclesiástica, sirve como instrumento pastoral, para descubrir y revivir los testimonios de fe de las generaciones pasadas a través de los restos sensibles. Nos lleva, además, a la percepción de la belleza impresa de modos diversos en las obras antiguas y modernas, estando destinado a orientar los corazones, las mentes y las voluntades hacia Dios. Misión Su fin está dirigido a la misión eclesial en un dinamismo doble y coincidente de la promoción humana y de la evangelización cristiana. Su valor pone de relieve la obra de enculturación de la fe. Por su contenido cultural, transmiten a la sociedad actual la historia individual y comunitaria de la sabiduría humana y cristiana, en el ámbito de un territorio concreto y de un período histórico determinado; el museo de Arte Sacro tiene sus raíces en el territorio, está directamente conectado con la acción de la Iglesia Diocesana para recordar su caminar. Visión Promover la conservación, el cuidado y disfrute de los bienes culturales de la Iglesia Diocesana de Guadalajara, de una manera ordenada y sistemática, para que sean el resumen visible de su memoria histórica, expuesta en el hoy de una sociedad que necesita valorar su pasado, y así se convierta en una enseñanza catequética de la fe Cristiana. Contexto Histórico El Proyecto del Museo de Arte Sacro de Guadalajara, tuvo ochos años de gestación. La idea nace de una exposición realizada en el 2004 con en el Instituto Cultural Cabañas, con motivo del 48° aniversario del Congreso Eucarístico Internacional de nuestra ciudad. A partir de ahí por iniciativa del Emmo. Sr. Cardenal Juan Sandoval Iñiguez comenzó el proyecto, en las instalaciones del antiguo Arzobispado de Guadalajara. Así como la selección de la obra con las que se disponía y con la

procuración de fondos para realizar el proyecto. Una vez remodelado y convertido en Museo, fue inaugurado el seis de febrero de 2012; abrió sus puertas al público el día cinco de abril del mismo año. El Museo de Arte Sacro de la Catedral de Guadalajara recibe al visitante para mostrarle unas “páginas” del Evangelio, no con la elegancia del idioma, sino con la fuerza de la imagen, de la forma, del color, de la belleza. El Museo cuenta con 19 salas de exposición permanente y temporal. Su acervo está conformado por obra de artistas mexicanos, quienes han logrado plasmar el relato de la vida de Jesús niño, su Santísima madre, y los demás personajes y lugares que se han relacionado con su vida pública y privada, los temas de la pintura, la escultura y las artes menores que aquí se guardan. Nuestro museo se encuentra conformado por tres plantas. En la planta baja se encuentra el antiguo altar de la catedral, mejor conocido como “Ciprés” o “Altar Mayor”. En el primer piso encontramos obra de los siguientes autores: Miguel Cabrera, Francisco de León, Cristóbal de Villalpando, Diego de Cuentas, José de Páez. Obras que relatan la vida de María y la Pasión de Cristo. En el segundo piso se encuentran los testigos de la fe y los retratos en óleo sobre tela de nuestros cardenales pasados. 85 Con una dimensión eclesiástica, sirve como instrumento pastoral, para descubrir y revivir los testimonios de fe de las generaciones pasadas a través de los restos sensibles. Nos lleva, además, a la percepción de la belleza impresa de modos diversos en las obras antiguas y modernas, estando destinado a orientar los corazones, las mentes y las voluntades hacia Dios. Intervencion y restauracion del Ciprés de mármol de la Catedral de Guadalajara 4 El primer Arzobispo de Guadalajara Don Pedro Espinoza, con el objetivo de reponer a la Catedral el altar mayor de plata que había sido expoliado a mediados del siglo XIX, decidió que se proyectara un nuevo monumento en mármol acorde con la dignidad de la sede catedralicia allá por el año de 1864.

3. Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia, Carta Circular sobre la Función Pastoral de los Museos Eclesiásticos, Roma, 2001, p. 12. 4. Ricardo Cruzaley, Archivo Cabildo Metropolitano de Guadalajara, Expediente Ciprés, 1864.


Para ello, el Cabildo Eclesiástico comisionó al Racionero Don Francisco Arias y Cárdenas, para encargarse del proyecto; quien así mismo en ese tiempo se encontraba al frente de los distintos trabajos de mejoras y remodelación que se realizaban en la Catedral. Mediante los agentes en París de la Casa G. O´Brien, se inician los acuerdos que tendrían por objetivo cumplir con ese fin. Ellos piden conocer las indicaciones para el destino del monumento, las dimensiones que debiera tener, los planos del sitio donde se colocaría, así como vistas fotográficas del interior de la Catedral y contar de ser posible con un diseño del antiguo altar. Génova es la ciudad considerada el sitio más conveniente para la ejecución del proyecto, por su localización estratégica cerca de sitios en donde se pudieran conseguir mármoles de todas calidades, contar con un puerto para poder embarcar la obra ya terminada, así como radicar en ella, artistas reconocidos por su talento y conocimientos prácticos.

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Se invitó a participar en el proyecto a cuatro artistas de gusto y de nombradía; un artista de Génova llamado David Gandini, uno de Carrara (quien no tuvo a tiempo su proyecto), otro de Bolonia de nombre Antonio Cipolla y uno más de Roma, José Palombini. En julio de 1866 se informa que el Sr. Arzobispo y el Venerable Cabildo han decidido que sea el proyecto del escultor Gandini, el que se realizaría. En este proyecto el ciprés tendría una altura de 7 metros de alto, pudiendo llegar a ser de 8. El Sr. Arias y Cárdenas hace algunas anotaciones al proyecto: “Que del piso del templo al del coro donde estará el altar hay 1.80 metros y de ahí a la bóveda hay 20.40 metros por lo que pide, considerar en crecer la base sobre la que descansará el templete si eso aporta una vista más elevada y airosa en su conjunto. Que los mármoles blancos sean de Carrara de primera calidad y que para los de color, se fiaran del artista, para colocar los mejores, más selectos y escogidos que convengan adoptar. Que las estatuas sea de los cuatro evangelistas. Que el ángel con la cruz que remata el monumento, no esté desnudo como está en el diseño. Que las gradas sobre las que se levanta el monumento tengan alguna labor o combinación graciosa que convenga al resto del monumento. Considerar que del camino por Veracruz a Guadalajara hay gran irregularidad del terreno, y mejor se pueda desembarcar por la costa del Pacífico.” Juan Durini es el nombre del oficial que se encargó de la instalación del ciprés en la Catedral, mandado por Gandini, pagándosele un salario de 45 pesos al mes y un peso diario para su mantenimiento, así como lo correspondiente a su viaje de ida y vuelta a Italia. Al final se le dio

un ajuste de 15 pesos por mes, debido a su buen desempeño en el trabajo. Para el 30 de abril de 1869, don Antonio Santos notificaba al entonces Arzobispo, el Sr. Pedro Loza y al Sr. Francisco Arias del arribo a Veracruz del barco que transportaba el monumento y de que Juan Durini, se dirigía a Guadalajara. Es finalmente en el número 161, del periódico local, LA CIVILIZACION, correspondiente al martes 14 de diciembre de 1869, donde se avisa a los habitantes de Guadalajara “que el día 24 de diciembre a las 8.30 de la mañana será la solemne apertura de la Catedral y el estreno del “Magnífico Ciprés”, traído recientemente de Europa, con el canto de la Kalenda (Pregón de la Navidad), del que se dice: será una nueva obra de música para ese día, y que la orquesta va a estar magnífica.” En el año de 1992 después de un exhaustivo estudio se decidió retirar el Ciprés de la catedral y dar paso a una adecuación del espacio litúrgico realizada por Fray Gabriel Chávez de la Mora y sustituir éste por un Altar de plata que corresponde a la novación litúrgica, lo cual hizo que el Ciprés fuera retirado y guardado por 20 años hasta que se colocó en el Museo de Arte Sacro en un espacio que luciera y manifestara todo su esplendor.

Proyecto, logística y seguimiento El proceso a seguir obedece a la necesidad de mantener el respeto a la integridad de la obra antes y después de su intervención. Privilegiando los criterios de conservación y restauración que un bien como el que nos ocupa merece. Por lo anterior se procede en primer término a la elaboración de un diagnostico del ciprés, con el fin de estar en condiciones objetivas y favorables para proyectar una investigación restauradora. Tal procedimiento tiene la pretensión final de formalizar el conocimiento que se tiene y el que se ha adquirido del bien en cuestión para generar un documento integral que contenga los datos necesarios para cualquier tipo de consulta ulterior. En general se pretende ejercitar la documentación final en la intervención para dar fin con el trato informal que el ciprés ha sufrido en su última manipulación, por lo que se dividirá en tres pasos. -Elaboración de diagnóstico. -Elaboración de un proyecto de investigación. -Elaboración de un informe final que incluya un manual de conservación.


Taller Mision Arte A.C. El Museo de Arte Sacro de Guadalajara es uno de los dos museos a nivel estatal que cuentan con taller de restauración activo. El Taller de Misión Arte A.C. se encarga de la conservación preventiva y la restauración de las obras de arte que conforman el acervo del museo. Misión Arte A.C. es una asociación civil preocupada por salvaguardar el patrimonio cultural, sus acciones se centran en la misión, de manera no lucrativa. Dicha asociación civil ha trabajado en el proyecto del museo desde el año 2011.

3. Museo de Arte Sacro, Salón de orfebrería.

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1. Restauración de “San Joaquín”, Anónimo.

2. Restauración de “La preparación de la misa de San Felipe Neri”, Anónimo.

4. Ciprés, Altar mayor de la Catedral.


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El discurso religioso de los recintos en culto: alteraciones, rescate y difusión. El caso de la Parroquia de La Santa Cruz de Tecámac, en el Estado de México Rest. José Alberto González Ramos Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”

Semblanza Académica

L

icenciado en Restauración por la ENCRyM. Estudios de Maestría en Gestión Cultural por la Universidad Iberoamericana Puebla. Su labor se ha enfocado en la restauración y conservación de pintura de caballete. Ha colaborado con el Centro INAH Chihuahua, la Asociación Civil PROTEGO y con la ENCRyM, donde actualmente es profesor adjunto en el Seminario Taller de Restauración de Pintura de Caballete.

Mesa 3: La participación social y la conservación el patrimonial Palabras clave: Recintos religiosos, museografía, restauración, Tecámac.


Contenido

En gran medida el vasto patrimonio cultural religioso de México tiene su origen en los centros evangelizadores. En el siglo XVI la labor de cristianización del Nuevo Mundo recayó principalmente en las órdenes religiosas, que para llevar a cabo su labor necesitaron de espacios eficaces para sus actividades y modo de vida, iniciándose la construcción de conventos y templos para el nuevo culto. De acuerdo con Chevalier (1991) el templo es el principal exponente de la arquitectura religiosa al ser considerado la habitación de Dios sobre la tierra y lugar de su presencia real, “su arquitectura es a imagen y semejanza de la representación que los hombres se hacen de lo divino”. Bajo esta premisa los templos novohispanos poseen un fuerte simbolismo que se manifiesta en sus elementos arquitectónicos y particularmente en su ornamentación, pues además de “decorar”, el arte tenía la función de enseñar a los fieles los preceptos de la doctrina cristiana,1 que se traducen plásticamente mediante un sistema iconográfico y alegórico reconocible para los iletrados, a la vez que portan elementos con contenidos simbólicos, hagiográficos o teológicos para los más ilustrados. A decir de Maquívar «dentro del arte novohispano sobresalen de manera especial los retablos que incorporan en su plan arquitectónico escultura, pintura o ambas artes, tornándose así en extraordinarios exponentes de una triple manifestación artística».2 Pintura y escultura se convirtieron de esta forma en los elementos didácticos por excelencia que la iglesia empleó para enseñar a los fieles los más variados argumentos: temas cristológicos y marianos, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y vidas de los santos, entre otros. El clero regular y secular diseñó programas didácticos y doctrinales propios, es decir discursos narrativos basados en sus personajes emblemáticos y en sus ideales religiosos que mediante las artes quedaron plasmados en sus respectivos recintos. Alteraciones en el discurso de los recintos religiosos En la mayoría de los casos el discurso doctrinal de los recintos religiosos no se conservó íntegro, debido principalmente a circunstancias históricas y gustos estéticos que provocaron modificaciones y la destrucción total o parcial de los elementos artísticos que daban sentido y soporte al discurso doctrinal con que fueron concebidos. Las causas históricas se presentaron en dos momentos decisivos que habrían de influir en la alteración de los discursos de los recintos religiosos: el primero de ellos fue el proceso de secularización de las

posesiones del clero regular y el segundo la nacionalización de los bienes religiosos como consecuencia de las Leyes de Reforma. El primero se dio cuando «tras el advenimiento al trono de Felipe II, y teniendo como principal razón la necesidad de centralizar el poder, la Corona inició la política de secularización de las parroquias y la elección de obispos no procedentes de órdenes religiosas»,3 quienes habían ejercido la autoridad y jurisdicción eclesiásticas al nombrarse las primeras diócesis en América. El proceso se ejecutó por Cédula Real definitiva el 1 de febrero de 1753 cuando el Virrey Conde de Revillagigedo y los obispos de México, Lima y Santa Fe acordaron que cada orden religiosa conservaría únicamente dos curatos de los más importantes.4 A pesar de que la secularización implicó una pérdida notable para el clero regular, los recintos religiosos siguieron perteneciendo a la iglesia, privilegio que un siglo más tarde se vería afectado por las Leyes de Reforma al hacer efectiva el 12 de julio de 1859 la Ley de nacionalización de bienes eclesiásticos y de separación de la Iglesia y el Estado, que suprimía las órdenes religiosas y hacía entrar al dominio de la nación todos los bienes que el clero secular y regular había estado 89 administrando. ¿Qué consecuencias resultaron de estos sucesos? Con la secularización se realizaron “mejoras” o modificaciones arquitectónicas con la finalidad de adecuar los espacios a las nuevas necesidades de los seculares, como integrar oficinas o salones para diversos usos; en lo tocante a los discursos doctrinales y decorativos ideados por los religiosos, muchas veces éstos fueron trastocados por el clero secular al hacer cambios en las devociones, sustituyendo o modificando las obras de pintura y escultura que integraban los conjuntos retablísticos. 1. E. Estrada, “La pintura mural durante el virreinato”, en Historia del arte mexicano, Jorge Alberto Manrique (Coord.). Tomo 6. México, Salvat, 1982 p.5. 2. M.C. Maquivar, “Escultura y retablos. Siglos XVI-XVII”, en Historia del arte mexicano, Jorge Alberto Manrique (Coord.). Tomo 6. México, Salvat, 1982 p. 95. 3. Carlos Chanfón Olmos, “Los espacios de la evangelización”, en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Carlos Chanfón Olmos (Coord.). Vol. II, Tomo I. México, UNAM-FCE, 1997 p.272. 4. Luis G. Rivera, Conjuntos retablísticos y programa arquitectónico: Tecámac, un caso de estudio. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Tesis de Doctorado en arquitectura. 2006, p.34. 5 . h t t p : / / w w w. b i b l i o t e c a . t v / a r t m a n 2 / p u b l i s h / 1 8 5 9 _ 1 4 6 / L e y _ d e _ Nacionalizaci_n_de_los_Bienes_Eclesi_sticos_257.shtml


Tras la nacionalización muchos recintos permanecieron en culto, quedando bajo la custodia de la iglesia como hasta ahora; sin embargo cuando los inmuebles fueron fraccionados, vendidos o destruidos, sus obras de arte, libros, manuscritos, pinturas, esculturas y demás objetos pertenecientes a las comunidades suprimidas siguieron diversos rumbos, algunos quedaron en manos de particulares, muchos puestos en subasta pública y otros más destinados a enriquecer los acervos que constituirían la base de algunas de las secciones de museos estatales dedicados al arte o la historia novohispana y decimonónica.6 En lo tocante a las modificaciones de los discursos narrativos por motivos estéticos, éstos se presentaron con el paso de una corriente artística a otra, momento en que se demolieron retablos y decoraciones más antiguas para sustituirlos por otros más “a la moda” según el gusto del momento. En ocasiones se reutilizaban elementos anteriores como pinturas o esculturas para integrarlas a un nuevo elemento plástico que no necesariamente tendría la misma temática, por lo que estos cambios estilísticos también provocaron alteraciones en los discursos narrativos. La recuperación del discurso en los recintos religiosos en culto 90 La recuperación de los discursos primigenios es potencialmente posible si se toman en cuenta los aspectos materiales, tecnológicos, estilísticos e históricos de los recintos religiosos; disciplinas como la Arqueología, Historia, Historia del Arte y la Restauración, nos permiten conocer y rescatar los valores materiales, artísticos y el modo de pensar de la sociedad que los creó.

que profundicen los contenidos histórico-artísticos y su interpretación simbólica. Elena González define al museo de arte religioso como «una institución que conserva, investiga, difunde, comunica y exhibe objetos relacionados con la liturgia, el culto y/o la vida religiosa considerados patrimonio cultural».7 Muchos recintos religiosos en culto se acercan a este concepto de museo debido a que forman parte de una institución -la iglesia- que tiene bajo su custodia y conserva un conjunto de bienes culturales muebles e inmuebles considerados patrimonio cultural, contribuye en la investigación y difusión de su acervo al prestar piezas de arte sacro para diversas exposiciones en museos y exhibe de manera casi permanente la mayoría de sus colecciones. A pesar de las aproximaciones y similitudes no podemos considerar a los recintos religiosos en culto como museos, debido esencialmente a que en éstos los objetos no se muestran in situ y generalmente son vistos bajo una mirada estética del arte o como objetos representativos de un hecho histórico relevante, a diferencia de los recintos religiosos en culto donde los objetos tienen un valor de uso devocional y guardan el aspecto intangible de la fe,8 en un contexto cercano a los ideales para los que fueron creados e inspirando en los usuarios sentimientos como piedad, esperanza, amor o compasión. El caso de la Parroquia de La Santa Cruz Con el propósito de ilustrar lo antes mencionado se describirá el caso de la Parroquia de La Santa Cruz,9 un recinto religioso en culto que ha sufrido diversas alteraciones en su historia y que en los últimos años ha sido objeto de estudio, conservación y restauración, sin que con esto se vea afectado el ambiente sacro del espacio ni sus valores espirituales.

Esta recuperación puede lograrse de dos maneras: conceptualmente, por medio de investigaciones que profundizan en el estudio del pasado y de la cultura y materialmente, con el rescate de los espacios arquitectónicos y de los objetos. Una vez lograda la recuperación -conceptual o material- del discurso ¿se pueden explicar museográficamente las transformaciones que han sufrido los recintos religiosos en su historia?, ¿es posible concebir los lugares en culto como espacios museográficos?, ¿podríamos considerar a los lugares en culto como museos de arte religioso? Explicar las transformaciones que ha sufrido un recinto resulta relativamente sencillo empleando cédulas explicativas que ayuden a la interpretación de los distintos espacios arquitectónicos; por otra parte los recintos religiosos se pueden apreciar como espacios museográficos al emplear recursos como una adecuada iluminación que evidencíe y exalte los valores plásticos de los objetos artísticos, así como el uso de cédulas y folletos

1. Atrio y templo de la Parroquia de La Santa Cruz. Foto: JAGR


La Parroquia de la Santa Cruz se ubica en el municipio de Tecámac en el Estado de México, a 40 kilómetros al norte del D.F. El pueblo es una fundación de origen mexica -1202 d.C-. A mediados del siglo XVI se funda en el pueblo la doctrina de la Santa Cruz a cargo de la Orden de San Agustín (O.S.A), la cual funcionó como visita del convento de Acolman hasta 1582, momento en el que cambia a la categoría de priorato y deja de estar sujeta a las disposiciones de Acolman.10 El conjunto arquitectónico y artístico de la Santa Cruz posee varias etapas constructivas, sus elementos más antiguos son el atrio, algunas habitaciones empleadas para funciones administrativas y un portal que daba acceso a ellas desde el atrio; durante el siglo XVII se construyeron las estancias conventuales, la nave del templo actual y el bautisterio con el campanario; finalmente se levantaron la sacristía y una capilla anexa al templo en el siglo XVIII.11

Don Manuel Guerra Manzanares hacia 1836-1839 en el Cuaderno de Inventarios del Archivo Parroquial: Mirándome ya sin recursos, para seguir aseando la Yglesia, pedí licencia al Señor Arzobispo para vender una lámpara de plata mui vieja, y hecha pedazos, y una oja (sic) de plata a la que llamaron trono: Su Santidad Ilustrisima tuvo la bondad de concederme la licencia, a pesar de que no faltó su opinión de parte de algunos indios cavilosos, a quienes no miento, por no hacer odiosa su memoria, los que me causaron mil pesadumbres; por último se verificó la venta, y dispuse quitar lo que era el Altar Mayor […] y poner el tabernáculo decente que hoy existe […] 15

En el interior del templo se conserva un conjunto de retablos elaborados durante los siglos XVII y XVIII, su discurso narrativo está vinculado con la vocación pasionaria, cristológica y mariana de los agustinos12 y están dedicados a la Santa Cruz, a Jesús Nazareno, a la Virgen del Refugio, a San Nicolás de Tolentino, a San Felipe de Jesús y a La Dolorosa. 91

Hacia 1777 el conjunto conventual de Tecámac deja de pertenecer a los agustinos y pasa a la administración del clero secular de la Arquidiócesis de México. A decir del restaurador Gabriel Rivera (2006) «los años posteriores a la entrega de la doctrina […] fueron siendo testigos del deterioro, saqueo y alteración de todo el contexto religioso que los agustinos habían creado y construido».13 A partir de 1786 comienzan las modificaciones al convento: se recorrieron las instalaciones hacia el sur sin que quedara terminado el claustro y en 1789 se construyó una escuela en la esquina sureste, la cual terminó por cerrar el cuadrante del conjunto.14 Con la nacionalización de bienes no se vendió ni fraccionó el conjunto conventual, sin embargo el cuadrante noreste del predio –el área de huertos- es actualmente una propiedad privada que presumiblemente se prestó en el siglo XIX para uso de los sacristanes, pero nunca fue comprada. El discurso narrativo del interior del templo se vio alterado al retirarse algunas esculturas y pinturas de los retablos para colocar nuevas devociones y se llegaron a vender valiosas obras con el fin de costear las “mejoras” del conjunto arquitectónico, tal como narra el bachiller

2. Conjunto retablístico restaurado,Templo de la Santa Cruz. Foto: JAGR 6. E. González, Reflejos de la fe, resguardo de la devoción: un museo de arte religioso en la Ciudad de México. México: INAH-SEP. ENCRyM, Tesis de Maestría en Museología, 2009, p.11. 7. González E., Reflejos de la fe, resguardo de la devoción: un museo de arte religioso en la Ciudad de México, op. cit., p. 25. 8. Ídem, p.35. 9. N. Granillo, Tecámac, páginas de su historia., México, Edamex, 1997, p.96. 10. Luis G. Rivera, Conjuntos retablísticos y programa arquitectónico, op.cit. p.45-46. 11. Luis G. Rivera, Conjuntos retablísticos y programa arquitectónico, op. cit., p.39-52. 12. Idem, p.180. 13. Ibídem, p.38 14. Ibídem,, p.47-52. 15. Citado en Rivera, op. cit.2006, p.38.


En el siglo XX como consecuencia de los cambios en la liturgia del Concilio Vaticano II se eliminó el púlpito y se retiraron los altares de los retablos; se destruyó el retablo de Jesús Nazareno para colocar uno nuevo de cemento dedicado a la Virgen de Guadalupe y se retiró el baldaquino de gusto neoclásico del altar mayor para colocar un cuadro de la Virgen de Guadalupe. El 2 de marzo de 1933 la Parroquia de la Santa Cruz fue declarada Monumento Nacional (SEP, 1939), sin embargo la falta de mantenimiento y desinterés provocó que el recinto fuera objeto de saqueo y su paulatino deterioro

El proyecto de rescate En la década de 1990 algunos miembros de la comunidad preocupados por el estado de conservación del recinto y con el propósito de emprender su rescate, conformaron el Patronato de Restauración de la Parroquia de La Santa Cruz. La primera etapa de su proyecto consistió en restaurar los elementos arquitectónicos que presentaban un deterioro severo, éstos eran principalmente los restos de las estancias conventuales y los espacios de la antigua escuela; esta etapa incluyó la intervención de la barda del atrio –el cual se encontraba en total abandono- y se tomaron medidas de protección necesarias como la colocación de rejas en los arcos de acceso al atrio y la restauración del portón del templo. La segunda etapa del proyecto se enfocó en la recuperación del patrimonio artístico, se restauraron los retablos y se reubicaron en este proceso las pinturas y esculturas que habían sido desplazadas de sus sitios originales. Se elaboró un nuevo retablo dedicado a Jesús Nazareno, reutilizando los fragmentos del original destruido, así como las esculturas y pinturas que se conservaban en diversos espacios del recinto y se restauró el órgano del siglo XIX. La restauración del acervo artístico ha permitido recuperar en gran medida el discurso narrativo proyectado por los agustinos. La etapa actual del proyecto de rescate de la Parroquia de La Santa Cruz ha consistido en el mantenimiento del inmueble y la restauración paulatina de su colección de pintura y escultura.

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La ¿musealización? del recinto religioso El proyecto de restauración de la Parroquia de La Santa Cruz ha tenido como objetivo primordial el rescate integral del recinto religioso, durante el proceso no se han tenido en cuenta conceptos como museo o museografía, sin embargo su adecuada intervención le ha otorgado de nuevos valores por los que puede considerarse un espacio museístico. Actualmente es posible identificar los elementos característicos del conjunto conventual y se tiene una lectura más ordenada del grupo de retablos al interior del templo, no obstante existen etapas constructivas y del discurso narrativo recuperado que requieren de determinada información para no generar confusión en los usuarios o la idea errónea de que siempre han existido en el lugar donde se hallan actualmente -negando de esta manera la historicidad del recinto-, como es el caso de los restos de una portada del siglo XVI reutilizada, la pintura de la Virgen de Guadalupe dispuesta en el retablo mayor o la reconstrucción del retablo de Jesús Nazareno. 3. Retablo de Jesús Nazareno reconstruido. Foto: JAGR


Esta situación exige implementar herramientas museográficas que contribuyan con la interpretación del conjunto y de los espacios litúrgicos. El empleo de cédulas explicativas es ideal para una descripción del sitio y de los elementos arquitectónicos de interés o relevancia histórico-artística en los espacios exteriores, sin embargo dentro del templo resultarían invasivas debido a la sacralidad de este espacio en particular, por lo que la estrategia para presentarlo museográficamente podría realizarse mediante una adecuada iluminación y el uso de folletos que presenten el acervo de arte religioso desde distintas lecturas, que satisfagan tanto a los usuarios cotidianos del recinto como a los visitantes que llegan con el deseo de una experiencia estética. Conclusiones El desarrollo de este texto establece que los recintos religiosos han sufrido en su historia diversas transformaciones, alterando los discursos narrativos con que fueron ideados; la recuperación de éstos es viable de dos maneras: conceptualmente por medio del estudio de los restos materiales e investigación documental, y materialmente mediante la restauración-conservación de los espacios arquitectónicos y restos materiales. Los recintos religiosos en culto poseen elementos culturales históricoartísticos por los cuáles pueden considerarse espacios museísticos; es posible implementar dentro de ellos estrategias museográficas que expliquen las transformaciones que han sufrido, evidencíen sus valores materiales, artísticos o históricos y promuevan una oferta cultural para los visitantes, sin que por ello se violenten las tradiciones o sensibilidad de los feligreses. Esas herramientas contribuirían también en la difusión de los valores del patrimonio cultural sacro y la importancia de su conservación. El caso de la Parroquia de La Santa Cruz permite ilustrar algunas de las ideas desarrolladas en este texto. Proyectos de esta magnitud implican una considerable inversión humana, financiera y de tiempo: tras veinte años de labor del Patronato de Restauración de la Parroquia de la Santa Cruz, el rescate del conjunto arquitectónico y artístico no se ha concluido, queda pendiente la restauración de parte del acervo artístico y la implementación de las estrategias museográficas antes mencionadas, no obstante puede considerarse un modelo de intervención exitoso que ha revestido al recinto religioso de un esplendor que pocos espacios litúrgicos de la región conservan. Finalmente es necesario hacer énfasis en la importancia de la participación social en proyectos de rescate, conservación y difusión del patrimonio cultural.

Referencias Chanfón O., “Los espacios de la evangelización”, en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Carlos Chanfón Olmos (Coord.). Vol. II, Tomo I. México: UNAM-FCE, 1997. Chevalier, J. y A. Gheerbrant, Diccionario de los símbolos, Barcelona: Herder, 1997.Estrada E., “La pintura mural durante el virreinato”, en Historia del arte mexicano, Jorge Alberto Manrique (Coord.). Tomo 6. México: SALVAT, 1982. González E, Reflejos de la fe, resguardo de la devoción: un museo de arte religioso en la Ciudad de México. México: INAH-SEP. ENCRyM, Tesis de Maestría en Museología, 2009. Granillo, N., Tecámac, páginas de su historia. México: Edomex, 1997. Maquivar M. C. “Escultura y retablos. Siglos XVI-XVII”, en Historia del arte mexicano, Jorge Alberto Manrique (Coord.). Tomo 6. México: SALVAT, 1982. Rivera L. G. Conjuntos retablísticos y programa arquitectónico: Tecámac, un caso de estudio. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Tesis de Doctorado en arquitectura, 2006. Secretaría de Educación Pública, Edificios Coloniales, Artísticos e Históricos de la República Mexicana que han sido declarados Monumentos. México: INAH, 1939. 93


“Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre” Restauracion y conservación de retablos en comunidades de la Mixteca alta Rest. Luis Huidobro Salas Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural INAH

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s restaurador de la Coordinación Nacional del Patrimonio Cultural del INAH. Responsable del registro para la elaboración del proyecto de restauración del retablo de los Reyes en la Catedral de la Ciudad de México y de la restauración del retablo principal de San Juan Bautista Coixtlahuaca. Director de proyectos de restauración de los retablos en la Capilla de la Tercera Orden en Tlaxcala, en la Misión de San Francisco Xavier en Baja California, en la Capilla de Xaltocan en Xochimilco. Actualmente dirige la restauración de retablos en varias comunidades de la Mixteca Alta oaxaqueña con financiamiento de FOREMOBA y la Fundación Alfredo Harp Helú, Oaxaca

Mesa 3: La participación social y la conservación el patrimonio Palabras clave: Conservacion, retablos, comunidades, respeto, corresponsabilidad.


Contenido

La restauración de obras en culto supone un reto para el restaurador, el resultado no siempre puede conciliar el sentimiento y la devoción de los fieles. Sin duda las obras requieren de una intervención para seguir en culto, y para no perder sus características estéticas o su valor histórico a manos de santeros y reparadores. Por otra parte las instituciones culturales que velan por la proteccion del patrimonio cultural se olvidan que estos bienes cumplen un papel activo en la vida religiosa y cultural de la sociedad. El restaurador debe hacer equilibrios entre las necesidades no siempre justificadas de los fieles, su formación académica y la ley. En esta ponencia expongo el trabajo realizado por varios años en comunidades de la Mixteca alta, que en su mayoría son profundamente devotas. El trabajo se ha realizado respetando y tratando de integrar a las comunidades, exponiendo los hechos y tratando de presentar argumento para tomar en conjunto la mejor decisión para conservar su patrimonio. En algunas comunidades se ha logrado que asuman nuevas actitudes. La conservacion es un trabajo que debe involucrar a todos, si contamos con la informacion necesaria y con una participación decidida.

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El rescate, restauración e inserción de tres retablos de la Sierra Norte de Oaxaca en un nuevo contexto Rest. Fernanda Martínez Camacho Centro INAH Oaxaca

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ernanda Martínez Camacho se desempeña como restauradora en el Centro INAH Oaxaca, base que ocupa desde enero de 2005. Es Licenciada en Restauración de Bienes Muebles por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete. Obtuvo Mención Honorífica del premio INAH Paul Coremans 2010 por su tesis de licenciatura “El mucílago de nopal como alternativa para la consolidación de adobe. Estudio de un caso: el templo de la antigua misión de Nuestra Señora del Pilar y Santiago de Cocóspera, Sonora”.

Mesa 3: Estudio de casos

Palabras clave: Restauración, retablos, barroco, Sierra Norte, Oaxaca.


Introducción Los tres retablos fueron retirados del templo católico donde se encontraban originalmente, por los pobladores de la comunidad. No se sabe exactamente la fecha en que se sacaron del inmueble pero el retablo principal fue aproximadamente en el año 2002. Al parecer, dadas las renovaciones que se le hicieron al templo (cambio de cubierta y pisos, aumento de la altura de muros y sustitución de aplanados), el retablo mayor ya no cumplía con las expectativas de la población, por lo que se decidió cambiarlo por uno “moderno” ya que lo consideraban como un objeto en mal estado y carente de valor. Fue sustituido por uno nuevo fabricado en madera y pintado en color dorado con algunas características estilísticas que evocan al original. Las autoridades del pueblo entregaron solamente el retablo empero, las esculturas y pinturas que lo complementaban fueron integradas al nuevo altar. La importancia de este retablo radica en que tiene inscritos, entre otros datos, la fecha de factura, el nombre del dorador que lo hizo y del párroco que lo mandó a hacer. El proyecto se centró en la restauración material de estos bienes y tuvo como objetivo primordial el integrarlos en un lugar propicio para su conservación, desde donde se pueda lograr concienciar a la sociedad sobre el valor que tienen estos bienes culturales. Actualmente forman parte del acervo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

de la historia e importancia del retablo mayor. Desafortunadamente la reacción no fue la esperada y el retablo se desmontó en algún momento entre ese año y el mes de agosto de 2004, cuando llegó la denuncia al Centro INAH de que había sido retirado del templo y se encontraba en un área anexa a éste donde se ponía en riesgo su conservación. A finales del año 2004 se logra, a través de la gestión con la comunidad y las acciones jurídicas pertinentes, el traslado de los fragmentos de los retablos hasta la ciudad de Oaxaca para asegurar su preservación ya que dejarlos en la comunidad hubiera sido riesgoso. Generalmente el destino de los bienes culturales que son desechados de los templos por encontrarse en mal estado o que caen en desuso es la quema de los mismos para el tradicional miércoles de ceniza, el robo o la venta a traficantes ya que al ser considerados con poco o nulo valor para la comunidad son presa fácil del vandalismo y de la destrucción. Desde diciembre de 2004 el INAH los tiene bajo su guarda y custodia.

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Se tiene registro que en el año 2000 el retablo principal se encontraba en muy mal estado de conservación y en riesgo de colapsarse por daños causados principalmente por los terremotos registrados en junio y septiembre del año 1999. Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia acudieron en ese momento a realizar algunos procesos de conservación para poder afianzar el retablo y que no representara un riesgo para la gente y expresan en su reporte que la comunidad no estaba satisfecha con el retablo y querían cambiarlo por uno más moderno. De los otros dos retablos no se tenía registro alguno porque desde ese momento ambos se encontraban desmontados y fuera del templo. Para el año 2001 se realizó otra visita con personal de la Sección de Restauración del Centro INAH Oaxaca a petición de la comunidad ya que de nuevo solicitaban desechar el retablo mayor por considerar que se encontraba en pésimo estado de conservación y que era imposible su recuperación, buscando con ello justificar el colocar un nuevo retablo. En esa ocasión se volvió a hablar con las autoridades tanto civiles como municipales para explicarles el gran valor de sus bienes y en particular

1. Estado del retablo mayor en el año 2000. FRSR-CIO

Características relevantes del retablo mayor El retablo mayor es de factura muy similar a otros del distrito de Villa Alta -en la Sierra Norte de Oaxaca- con rasgos estilísticos y soluciones estructurales casi idénticas. La cartela ubicada en la predela de la primer calle menciona que el cura “Sr. Dn. Joseph Fernando de Alcasar del partido de Zoochila mandó a construir el retablo que se acabó el día 3 de octubre de 1761 por el maestro dorador Antonio Ramírez.” Los retablos que se han localizado que fueron dorados por el mismo autor se encuentran algunos en el distrito de Ixtlán y otros en el distrito de Villa Alta. En conjunto, estos bienes se convierten en documentos


fehacientes sobre la actividad de los gremios de talladores, escultores, pintores y en particular de doradores que estuvieron activos en el siglo XVIII en la Sierra Norte de Oaxaca y que realizaron en catorce años al menos cinco grandes retablos de estilo barroco que se encuentran como altares principales en esas comunidades Acciones de rescate y recuperación En este caso, podemos hablar de la restauración como una herramienta para la recuperación del patrimonio cultural no sólo en el ámbito material sino que también impacta en su significado dentro de una sociedad que, desafortunadamente, cada vez se reconoce menos a través de su legado cultural. Se busca con esta labor lograr una resignificación y una puesta en valor del objeto cultural ya que ha cambiado su función original de ser un elemento propiamente litúrgico a ser apreciado como una creación artística que refleja las necesidades de una sociedad en un momento dado. Cuando se hizo el traslado de las piezas del retablo mayor al taller de restauración del Centro INAH Oaxaca, se descubrió que no sólo se trataba de un retablo sino de tres: el principal y dos laterales de los cuales el INAH no tenía registro alguno. Los tres son de estilo barroco y están cubiertos con hoja de oro fino, pero cada uno de ellos tiene 98 características decorativas diferentes, por lo que podemos concluir que el retablo denominado como no. 3 –ya que se desconoce su advocaciónes el más antiguo mientras que el Cristológico es el de estilo barroco más tardío. Al iniciar la primer temporada de trabajos, el estado de conservación de los retablos era deplorable ya que se encontraban fragmentados en más de mil piezas y presentaban un ataque severo de insectos xilófagos, suciedad acumulada en superficie y con los fragmentos de madera en muy mal estado de conservación. Para los tres retablos las causas de deterioro que los habían afectado cambiaron desde el momento de su traslado a espacios del Centro INAH Oaxaca, no así sus efectos que siguieron presentes y los cuales se intentó revertir en la medida de los posible con las temporadas de restauración a las que fueron sometidos. El proyecto, que inició en el año 2006, se dividió en dos etapas: la primera consistió en el reconocimiento y registro de las piezas que conforman cada uno de los tres retablos para proceder al armado de módulos y su estabilización material; la segunda se centró en la restitución formal del retablo, integrando las molduras y formas que eran inferibles, así como el proceso de resane fino y la reintegración de la capa de policromía y hoja de oro. Los materiales que se emplearon en la restauración son de primera calidad para asegurar que a través del paso del tiempo

su alteración sea mínima y los procedimientos se realizaron en plena concordancia con los componentes originales con los que fue construido el retablo. Al mismo tiempo, se registraron cabalmente los procesos que se llevaron a cabo para poder documentar la intervención y dejar una constancia sobre los trabajos que se efectuaron y la información de la cual dispusimos para la toma de decisiones.

2. Inicio de los trabajos en el taller de restauración: reconocimiento e identificación de las piezas de cada retablo. FMC

Inserción de los retablos en un nuevo sitio Al ser bienes inmuebles por destino bajo guarda y custodia del INAH, éste es responsable de promover su conservación a través de programas de proyección y difusión social. El objetivo del proyecto se logró integrando el retablo Cristológico y el retablo no. 3 como parte del acervo del Museo de las Culturas de Oaxaca (en el ex convento de Santo Domingo de Guzmán, en el centro de la Ciudad de Oaxaca), para ser exhibidos como obras de valor histórico, estético y cultural y no sólo como piezas que acompañan esculturas y pinturas dentro de un quehacer litúrgico. El retablo mayor, dadas sus dimensiones, no cabe en ningún espacio del MUCO, por lo que se buscó otro sitio en donde pudiera cumplir también estas condiciones. Junto con la Fundación Alfredo Harp Helú-Oaxaca se vislumbró la opción de colocarlo en la antigua capilla del Rosario en el ex convento de Santo Domingo de Soriano, actual Centro Académico y Cultural San Pablo (ubicado a cuatro cuadras del ex convento de Santo Domingo de Guzmán de Oaxaca) ya que este espacio se ocupa como una sala de usos múltiples con fines culturales y se encuentra abierto al público todos los días. Esta pieza se integra a un espacio arquitectónico que ha tenido una historia similar de abandono y recuperación en donde, en conjunto, busca dar una idea -sin tratar de falsificar ni engañar al


público gracias a la colocación de cédulas informativas- de lo que fue el antiguo monasterio de Santo Domingo de Soriano “San Pablo” y, en concreto, ayudar a entender el espacio de la Capilla del Rosario ya que ambos fueron creados con fines religiosos pero actualmente no asumen esa función. Los otros dos retablos que se han integrado al guión museográfico del Museo de las Culturas de Oaxaca se situaron en el área que se denomina como Antecoro o Capilla de Dómina, ubicada en la planta alta del claustro del ex convento y que está inmediata al coro. Fray Francisco de Burgoa refiere que en esta Capilla existía un altar con sagrario, pinturas, lámparas y casullas, en donde los religiosos celebraban oficios como “…el de Nuestra Señora antes de entrar al coro a cantar los maitines…” (Arroyo, 1955, p. 50-51) por lo que prevalece una justificación para esta inserción, ya que lo que ahora se aprecia como un vestíbulo, antes estaba destinado a ser un lugar de recogimiento y oración.

3. Retablo mayor dedicado a la Virgen del Rosario. Antigua Capilla del Rosario del ex convento de San Pablo, actual Centro Académico y Cultural San Pablo. FMC

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4. Retablo Cristológico ubicado en la Capilla de Dómina, Museo de las Culturas de Oaxaca. FMC

5. Retablo denominado como no. 3, Museo de las Culturas de Oaxaca. FMC


Conclusiones Este proyecto sirve como una llamada de atención sobre la problemática que existe en todo el país sobre la desapropiación de los bienes culturales y el grave riesgo que corren al no ser entendidos ni valorados por sus depositarios, ya que las acciones de conservación comienzan con el vínculo que existe entre los objetos culturales y las personas que los usan y cuidan, porque los bienes culturales sólo cobran sentido dentro del tejido social para el cual significan algo. Las acciones de concientización no deben ser un esfuerzo unilateral de los programas gubernamentales, sino que deben ser promovidas por otros sectores de la población que tienen bajo su custodia bienes de alto valor histórico, estético y patrimonial. Sólo de esta forma podemos asegurar la efectividad de nuestra labor como conservadores del patrimonio cultural. Notas. Créditos de las imágenes: FRSR-CIO: Fondo reservado de la Sección de Restauración del Centro INAH Oaxaca FMC: Fernanda Martínez Camacho Referencias Arroyo, Fr. E. O.P. El monumental convento de Santo Domingo 100 de Oajaca, México, 1955. Ballart, J. El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso, Ariel Patrimonio, España, 2007.


Mesa 4 101

Estudio de casos de patrimonio religioso Moderador: Arq. Ambrosio Guzmán Álvarez

Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Dar cuenta de experiencias enfocadas en la prevención de daños y recuperación del patrimonio por casos de desastre natural, descuido humano y cómo se han aplicado diversos procesos de intervención a distintos tipos de bienes culturales. a) Inmuebles. b) Muebles (Pintura, escultura, retablos, órganos, etc.) c) Ajuares eclesiásticos. d) Documentos. e) Expresiones de patrimonio intangible (fiestas patronales)


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El estudio profesional de los casos, como forma de rescatar y preservar al patrimonio cultural. La formación de profesionales en la conservación Rest. Liliana Giorguli Chávez Directora de la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, INAH

Semblanza Académica

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s directora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” desde 2007. Es Licenciada en Restauración de Bienes Muebles por la ENCRyM, especialista en pintura de caballete. Entre sus distinciones destacan el Premio Paul Coremans al Mejor trabajo de Conservación de Bienes Muebles (2002). Ha coordinado diversos proyectos en los museos nacionales de Historia “Castillo de Chapultepec” y del Virreinato, así como en el Regional de Durango, Santa Mónica en Puebla y de Guadalupe en Zacatecas.

Mesa 4: Estudio de casos de rescate de patrimonio religioso Palabras clave: Formación de profesionales de la restauración.


La Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” es una institución de educación superior dependiente del Instituto Nacional de Antropología e Historia, cuya misión es formar profesionales en las áreas y modalidades de la restauración y la museología y por tanto impulsa el desarrollo de la investigación, la conservación y la difusión del patrimonio cultural. Dentro de sus programas académicos se encuentran: -Licenciatura en Restauración -Posgrados -Especialidad en Museografía Maestrías: -Conservación y Restauración de Bienes Culturales Inmuebles -Museología -Conservación de Acervos Documentales

En el proceso formativo la ENCRyM induce a los estudiantes hacia la investigación, valoración y protección del patrimonio cultural, involucrándolos directamente en el estudio de los bienes culturales como mecanismo indispensable para su correcta intervención. La restauración establece una metodología y un proceder interdisciplinar, que tiene como meta conocer con la mayor amplitud al patrimonio cultural y sus cualidades a través de la comprensión e investigación de: •Los materiales constitutivos y la tecnología de elaboración •Las características formales y de significado •De su funcionalidad pasada y presente •Del transcurrir histórico de las obras

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1.Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”


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Reflexiones en torno a la prevención del deterioro del patrimonio religioso Dr. José Antonio Terán Bonilla Dirección de Estudios Históricos del INAH

Semblanza Académica

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studió la licenciatura en Arquitectura en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la maestría en Arquitectura con especialidad en Restauración de Monumentos en la Escuela Nacional de Restauración, Conservación y Museografía del INAH y el doctorado en Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, además posee estudios de maestría y doctorado en Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Mesa 4: Estudio de casos de rescate de patrimonio religioso Palabras clave: Prevención, preservación, concientizar, problemática, restauración.


Introducción El patrimonio cultural religioso está constituido por bienes muebles e inmuebles. Es sumamente extenso y variado: se tienen las producciones arquitectónicas construidas por el culto y las diversas funciones atendidas por el clero (templos y sus anexos, incluyendo la arquitectura “popular”), el mobiliario realizado ex profeso para ellas (retablos, púlpitos, muebles como cajoneras, armarios, etc.), la decoración de las mismas, que forma parte de los inmuebles (pintura mural, yeserías, argamasas, azulejos) o como bienes muebles consistentes en el ajuar litúrgico (entre los que se encuentran, crucifijos, cálices, copones, patenas, candelabros, atriles, aguamaniles), ornamentos (como casullas, capas pluviales, estolas, purificadores), pinturas de caballete, esculturas, el acervo documental y bibliográfico (es decir los diferentes libros y documentos que constituían las bibliotecas). Con el transcurso del tiempo, dichos bienes están sujetos a sufrir la acción de diferentes agentes de deterioro que los van alterando hasta el punto de requerir ser restaurados; sin embargo, no siempre las intervenciones efectuadas en ellos han sido adecuadas, en muchos casos incluso han producido un trastorno mayor, e incluso la pérdida total o irreparable de alguna sección del bien en cuestión. Esta ponencia hace una reflexión de los casos adversos más comunes que se han presentado, con el fin de concientizar acerca de la importancia de la restauración profesional, y luego mostrar algunas medidas que pueden ayudar a prevenir el deterioro del citado patrimonio.

primeras comprenden tanto a los agentes que tienen acción prolongada sobre los inmuebles (la acción eólica, lumínica, climatológica, agentes hídricos, contaminantes atmosféricos, asentamientos del edificio, y causas debidas a la temperatura, por citar algunas) como a los de acción ocasional (presencia de sales, sismos, huracanes, agentes biológicos, inundaciones, incendios así como las múltiples alteraciones derivadas de la acción humana) y las causas intrínsecas al edificio (entre las que se encuentran las relativas a la posición del inmueble y las inherentes a su estructura y fábrica).2 Los agentes pueden ser de naturaleza física, química o biológica, mismos que producirán en el edifico histórico una serie de efectos. Debe tenerse presente que un mismo efecto de deterioro pudo haberse producido por diferentes causas de alteración; por ejemplo: la pulverulencia en un aplanado, relieve o mortero de cal, puede deberse a la descomposición del material causada por la acción de sales, microorganismos o de la lluvia ácida; la pérdida de un elemento decorativo puede deberse a causas de vandalismo, saqueo, percusión, golpes, movimientos telúricos o estructurales, presencia de humedad activa, por lo que la solución para estos problemas será diferente en cada caso. 105

Contenido

Los bienes culturales, incluyendo los religiosos, con el paso del tiempo sufren una alteración mediante la afectación de su apariencia estética (o sea de tipo visual o conceptual) y/o por la acción de agentes físicos, químicos, biológicos y/o humanos que les producen deterioro (es decir, una degradación física o química en la materia o elemento constructivo, habiendo en ellos una pérdida progresiva de su propiedad útil). La acción de estos agentes puede presentarse actuando de manera aislada e individual (en la minoría de los casos), empezando uno y terminando otro, o a través de la combinación simultánea de varios de ellos (en la mayoría de las ocasiones). Por lo tanto la alteración va a depender tanto de la composición estructural del bien cultural como de la naturaleza del agente que esté actuando sobre el mismo.1 De manera concreta, para el caso de la arquitectura, existen diferentes causas y agentes de alteración que actúan en un monumento. Las causas se pueden clasificar en extrínsecas e intrínsecas al edificio. Las

1. Esquema. 1. Torres Montes (1979) y Velázquez Thierry (1984) p. 103. 2. Angelis D´Ossat, De (1972), Velázquez Thierry (1984), Bernis Mateu (1972), Terán Bonilla (2004).


El patrimonio religioso en México se ha alterado, dañado o destruido por causas de su propio envejecimiento natural y las provocadas por las fuerzas de la naturaleza, además por la acción humana, teniendo como principales de esta última las siguientes: •La carencia de identidad de diversas comunidades o sectores de la población con su patrimonio, provocando descuido, negligencia en el cuidado y falta de mantenimiento del mismo. •El dar prioridad a la conservación material de obras relevantes o consideradas de gran valor artístico, relegando o ignorando las demás. •La carencia de recursos económicos para las tareas de preservación, el mantenimiento, conservación o restauración adecuadas de dicho patrimonio. •La falta de catálogos e inventarios de los bienes culturales religiosos. •Las intervenciones inadecuadas en dicho patrimonio, que han pretendido ser restauraciones -pero que no lo son-, se ha debido a la contratación de arquitectos no especializados, a artistas y/o artesanos para que efectúen tales trabajos, por ignorar que existen diferentes profesionales dedicados a la restauración, por creer que dichas personas están capacitadas en tales trabajos o pensar que emplearlas resulta más económico. •La falta de interés en este tipo de patrimonio de ciertos sectores de 106 usuarios o de autoridades. •Hacer caso omiso a las recomendaciones o dictámenes emitidos por las autoridades responsables durante las inspecciones al patrimonio cultural. Y además, de manera concreta en los inmuebles religiosos: •La falta de mantenimiento en la arquitectura religiosa que, en la mayoría de los casos, ocasiona que poco a poco aparezcan deterioros que pueden llegar a ser graves cuando debilitan la estructura del edificio. •La violación a las Leyes y Reglamentos vigentes sobre la conservación del patrimonio arquitectónico. •La realización de obras careciendo de la autorización y licencias de las autoridades competentes. •En algunos casos, los encargados de los templos (párrocos, guardianes, fiscales, mayordomos, etc.) se han creído con la autoridad y el derecho de transformar o modificar las iglesias a su cargo, así como agregarles construcciones o estructuras nuevas, acciones con las que alteran física y conceptualmente estos monumentos históricos y a la vez trasgrediendo las Leyes sobre conservación del Patrimonio Cultural. •El forzar a los edificios a un uso incompatible con su partido arquitectónico original por carecerse de proyectos de reutilización.

Como ejemplos de los casos anteriores pueden citarse los siguientes: En el templo de Santa Isabel Tepetzala una incorrecta instalación eléctrica y la negligencia al no hacer caso de la orden del inspector del INAH de que la retiraran, causaron un incendio que produjo daños tanto en sus yeserías (agravadas por la presencia fuerte de humedad) como la pérdida irreparable y total de su retablo principal.

2. Deterioro de yeserías por humedad.

Otro incendio se originó en la iglesia de Santa Mónica a causa de la costumbre de utilizar veladoras, lugar en donde se consumió una pintura de caballete de la época virreinal. La falta de mantenimiento en los templos, como es barrer tanto su interior como en su exterior, ha provocado la acumulación de grandes cantidades de polvo -que es sumamente higroscópico- que son fuente para nuevos deterioros, tales como: la presencia de insectos y roedores que pueden dañar retablos y esculturas de madera; al igual que la acumulación de materia orgánica en las azoteas, pretiles, gárgolas y bajadas de agua que favorece el desarrollo de plantas y hierbas que lentamente van dañando de diversas maneras los materiales constructivos y ayudan a la aparición de humedades en el inmueble, que con el paso del tiempo se acrecientan, debilitando de manera paulatina las estructuras de sus bóvedas, cúpulas, arcos y muros de carga, como sucedió en la parroquia de Acajete, Pue. cuando por la presencia de humedades, debidas a la falta de mantenimiento, aumentaron los daños estructurales producidos por el sismo de 1999.


La realización de tareas de mantenimiento por personal no especializado, puede causar daños y/o favorecer la presencia de otros agentes de deterioro o el que se agraven los deterioros existentes, como fue el caso de la incorrecta impermeabilización de una cúpula del templo de Atzcapotzalco al utilizar productos comerciales. La contratación de arquitectos no especializados, a artistas, artesanos y/o personal que carece conocimientos de restauración para efectuar tareas inherentes a esta disciplina, han producido alteraciones, daños y a veces la destrucción del patrimonio religioso, como el famoso caso de la pintura mural del “Ecce Homo” del santuario de la Misericordia de Borja en Zaragoza, España, que fue dañado en 2012 por una pintora que pretendía restaurarlo; las pinturas al óleo en el coro alto del Templo de Santa Rosa en Puebla echadas a perder al ser intervenidas por personas que no eran restauradores de bienes muebles profesionales; las yeserías de una capilla en el convento de Atzcapotzalco donde los restauradores de bienes muebles no solicitaron, por un largo periodo, la asesoría de un arquitecto restaurador y los deterioros se volvían a presentar año con año a causa de la humedad que se filtraba por grietas estructurales de la cúpula, o los múltiples casos en las restauraciones arquitectónicas que han prescindido de restauradores de bienes muebles para el tratamiento de pinturas murales, yeserías o retablos.

atrio, así como pintar con vinílica los ladrillos de la fachada del santuario de Santa María Tonantzintla, la alteración y destrucción de pintura mural del claustro del convento de San Gabriel de Cholula. Más drásticos son los casos de construcciones anexas a templos y conventos, efectuadas por fiscales, mayordomos o presbíteros sin la asesoría debida, como son los portales de concreto erigidos en el conjunto conventual de San Andrés Cholula y en otras iglesias de la región; así como las múltiples intervenciones incorrectas en edificios históricos en las que se han colocando materiales incompatibles con los del inmueble y que al actuar de manera diferente, les han producido daños severos, por ejemplo el reforzamiento de muros de adobe con vigas o estructura de concreto, como en el caso del conjunto conventual del santuario de los Remedios en San Pedro, Cholula, (realizado por un “ingeniero”), material contemporáneo que durante los sismos han funcionado como arietes en los materiales constructivos históricos. Es triste y lamentable el daño que ocasionan ciertas Instituciones y escuelas en México que hacen creer a sus alumnos que los están formando realmente como restauradores de bienes muebles, cuando lo que les enseñan es a seguir una serie de recetas y no a solucionar la diversa y compleja problemática que presenta el patrimonio cultural. 107 Graves son las alteraciones visuales y los daños que causan a las estructuras históricas al anexarles sanitarios, como en San Francisco Acatepec, o construir capillas en sus atrios como en Nepantla, Edo. de Mex. y San Luis Tehuiloyocan, Pue. alterando los espacios arquitectónicos históricos. Otro tipo de alteración es el empleo de ciertos inmuebles para un uso inadecuado, diferente al que originalmente tuvo, destruyéndolos, seccionándolos o forzándolos a una función incompatible.

3. Alteración estructural por sobrecarga de tinaco.

De manera concreta, para la arquitectura, se tiene la “remodelación” de la fachada del templo de San Bernardino Tlaxcalancingo, donde los ladrillos y azulejos del siglo XVIII se sustituyeron por nuevos, la eliminación de monumentos funerarios y tumbas del siglo XVIII y XIX del

Como el caso de la ex capilla de San Juan de Dios en Morelia convertida en restaurante, o el de otra capilla en Puebla, la de la orden tercera de franciscanos, que durante años se dividió para albergar una fábrica textil y a una cantina, inmueble que afortunadamente pudo rescatarse y restaurarse, y que se pudo reciclar (en la actualidad alberga a la biblioteca “Miguel de la Madrid”).


Recomendaciones Para la prevención y buen cuidado del patrimonio cultural se requiere, en primer lugar la concientización de sus custodios y usuarios de la importancia que tienen dichos bienes a través de conferencias y cursos,3 pues “más vale prevenir, que lamentar”. El método preventivo nos lleva a una integración de las acciones […] Se debe actuar sobre las personas y cosas partiendo de una labor de concienciación de la colectividad sobre la importancia de los bienes culturales”.4 Se deben articular estrategias preventivas para la preservación del patrimonio cultural religioso, para evitar robos y ventas indebidas, a la vez […] limitar los daños causados por el envejecimiento, los factores climáticos, las calamidades naturales y las intervenciones desafortunadas. […] Tratándose habitualmente de complejos antiguos y con gran valor artístico, [debe tomarse en cuenta la seguridad de las personas que lo disfrutan]. Por lo delicado de esta relación, las soluciones son difíciles y deben ser consideradas caso por caso, activando, sobre todo, una acción preventiva y una colaboración interinstitucional.5 La capacitación e instrucción en la prevención de posibles daños, a los custodios de los templos sean sacerdotes, sacristanes, fiscales, mayordomos, etc., con el fin de que sepan que las tareas que implican 108 un buen mantenimiento, deberán ser realizadas por personal capacitado, por ejemplo: el desazolve de las gárgolas de cantería, barro o tubos debe hacerse con instrumentos adecuados que no los dañen. Este personal efectuará obras de albañilería cuando los materiales constructivos se encuentren flojos o haya necesidad de reponer alguna pieza perdida de pretiles, claro está, bajo la asesoría de un profesional. La impermeabilización de los inmuebles se efectuará con procedimientos no comerciales, pues éstos no son compatibles con las estructuras históricas. Las tareas de limpieza y sacudido de los bienes culturales muebles deberán realizarlas personas capacitadas en ello. Como alternativas de prevención de accidentes, como por ejemplo para los incendios, realizar una correcta instalación eléctrica con asesoría de un arquitecto restaurador y cambiar la costumbre de uso de veladoras por “velas” eléctricas, como se hace en muchos templos europeos. La Iglesia católica, preocupada por la conservación del patrimonio religioso ha propuesto se realicen manuales adecuados para el conocimiento de los diferentes aspectos que a él atañen, tales como los jurídicos, litúrgicos, estéticos, pastorales y técnicos de acuerdo a la conservación y restauración de los bienes culturales eclesiásticos.6

4. Impermeabilización de bóvedas con métodos tradicionales de alumbre y jabón.

Los custodios del patrimonio cultural religioso deberán saber que existen diferentes grados y tipos de intervención en los bienes culturales. Los grados son a nivel preservación, conservación, restauración y mantenimiento. La preservación constituye el conjunto de medidas cuyo objetivo es prevenir del deterioro a los bienes culturales. Es una acción que antecede a las intervenciones de Conservación y/o Restauración, procurando que, con estas actividades, las alteraciones se retarden lo más posible, e implica el realizar operaciones continuas que buscan mantener al bien cultural en buenas condiciones. Es común que al referirse a estas tareas se hable de mantenimiento. La conservación consiste en la aplicación de los procedimientos


técnicos cuya finalidad es la de detener los mecanismos de alteración o impedir que surjan nuevos deterioros en un bien cultural. Su objetivo es garantizar la permanencia de dicho patrimonio. La restauración, como grado de intervención, está constituida por todos aquellos procedimientos técnicos que buscan restablecer la unidad formal y la lectura del bien cultural en su totalidad, sin falsearlo y respetando su historicidad. El mantenimiento está constituido por acciones cuyo fin es evitar que un bien cultural intervenido vuelva a deteriorarse, por lo que se realizan después de que se han concluido los trabajos de conservación o restauración (según sea el grado de intervención) efectuados en dicho bien.7 Para las intervenciones de conservación y restauración, los responsables y custodios de templos y de los bienes muebles que hay en las iglesias, deberán contratar especialistas en restauración del patrimonio cultural. Debe señalarse que hay diferente personal involucrado en las tareas de restauración: de manera profesional están el arquitecto restaurador (que ha realizado estudios de posgrado en esta área) y el restaurador de bienes muebles. Hay también técnicos restauradores en cierto bien mueble en especial, y los artesanos capacitados en alguna de las tareas vinculadas con determinado aspecto de la restauración (albañiles, carpinteros, canteros, etc.), en este último caso, carentes de conocimientos para evaluar una problemática y dar soluciones adecuadas. Para la solución de un problema determinado se necesita identificar la causa de alteración, evaluar si ésta se encuentra activa –ya sea de manera continua o eventual- o ha desaparecido. El conocimiento de la fuente de deterioro permitirá saber si ésta se puede eliminar o únicamente se puede controlar. Además, se requiere averiguar el tipo de daños sufridos en el bien cultural, reconociendo si existe una alteración física o química en la materia de dicho bien, así como el grado de deterioro y su gravedad. Para cada caso en particular, es fundamental la cuantificación del área afectada del bien mueble, edificio o elemento constructivo y los tipos de materiales que se encuentran dañados. Para poder efectuar una propuesta de tratamiento para su restauración, es necesario hacer antes un diagnóstico del estado de conservación del área afectada del bien a intervenir puesto que “… los intentos de detener o combatir un proceso de deterioración sin identificar y suprimir las causas [de alteración] están condenados al fracaso”.8 Además, “en situaciones críticas, como es el caso de terremotos, incendios

e inundaciones el diagnostico debe ser realizado por expertos de reconocida fama y acreditados institucionalmente”.9 Para la intervención adecuada de un monumento histórico es necesaria e imprescindible la realización de un PROYECTO EJECUTIVO DE RESTAURACIÓN, en donde se evalúe el grado de intervención para cada caso y se consignen los tipos de intervención que se realizarán en el inmueble, llevando una secuencia y orden en dichas acciones, asimismo deberá estar fundamentado en los principios teóricos de la Restauración, contar con los permisos y licencias de las instituciones federales, estatales y municipales responsables de la autorización de los trabajos de conservación y/o restauración, y las obras serán supervisadas por tales instituciones. Ante esta situación ha habido algunas acciones que podemos resaltar como medidas que han ayudado a la preservación, cuidado, o en su caso, correcta intervención del patrimonio cultural religioso: la reestructuración de la Catedral de Puebla y el templo de la Compañía de Jesús. La reestructuración de la Catedral de México y la re-nivelación del templo de Capuchinas anexo a la Basílica de Guadalupe en México, por citar algunos. La recuperación de edificios para destinarlos a usos dignos cuando no se vuelven a emplear en el culto (como la capilla 109 de la Orden Tercera de Franciscanos y el ex Real Hospital de San Pedro). La exigencia, por parte de las autoridades competentes, que tanto los proyectos y obras de conservación y restauración, así como la supervisión de las mismas estén bajo la responsabilidad directa de maestros en restauración arquitectónica (como sucedió en el estado de Puebla con motivo de las intervenciones en los inmuebles dañados por el sismo de 1999). El que ciertas intervenciones sean realizadas como prácticas profesionales y/o servicio social por aquellos estudiantes de maestría en restauración arquitectónica (como lo fue en el ex convento de Tecamachalco) o de la licenciatura en restauración de bienes muebles, supervisados y guiados por sus profesores y por personal del INAH. Han sido loables los programas como “Adopte una obra de arte” y recientemente el dar a conocer y concientizar a la sociedad en general, las complejas tareas de la restauración e importancia para conservar y 3. Olimón Nolasco (2000) pp. 80 y 189. 4. Olimón Nolasco (2000) p. 184. 5. Olimón Nolasco (2000) p. 186. 6. Marchisano (2000) p. 36. 7. Velázquez Thierry (1991), Terán Bonilla (2004). 8. Philippot y Mora (1969) p. 181. 9. Olimón Nolasco (2000) p. 187.


restaurar las pinturas de caballete procedentes de diversos templos del norte de nuestro país, a través de la exposición temporal “Luz reciente, imágenes restauradas”, en la que el visitante además de admirar las diferentes pinturas, pudo conocer -por medios gráficos y cédulas-, los diversos procesos que implica esta ardua labor y a la vez, ver y preguntar a los restauradores que se encontraban trabajando en el taller montado ex profeso para ese fin, acerca de la disciplina y su quehacer, y con ello invitarlo a cooperar en la recaudación de fondos para la restauración de las obras expuestas.10 La Restauración de los bienes culturales religiosos es una intervención que busca ante todo la recuperación respetuosa de dicho patrimonio cultural, por lo que requiere de especialistas en la materia para la elaboración de los proyectos, la realización de las investigaciones pertinentes y de los análisis necesarios, la dirección y supervisión de la obra, con el fin de que las intervenciones propuestas en el proyecto de restauración arquitectónica se apliquen en la obra de manera correcta,11 así como la intervención directa de profesionales si se trata de bienes muebles. Además, los bienes culturales son testigos privilegiados de toda actividad católica y espiritual. 110 Por tanto hay que considerarlos no solo como elementos de interés antropológico y social, sino ante todo como manifestaciones significativas de una fe que crece en la Iglesia y que encuentra expresiones cada vez más capaces de manifestar su vitalidad interior. Desde esta perspectiva hay que “releer” los bienes culturales de la Iglesia: desde las majestuosas catedrales a los pequeños objetos, desde las maravillosas obras de arte de los grandes maestros a las minúsculas expresiones de las artes pobres, desde las obras literarias más inspiradas a los registros contables aparentemente áridos que siguen, paso a paso, la vida del pueblo de Dios.12 Conclusiones Los bienes muebles e inmuebles religiosos son legados históricos que nos han dejado nuestros antepasados y constituyen parte de nuestro patrimonio cultural. Debemos conocerlos, estudiarlos, valorarlos, realizar programas preventivos para su conservación y restaurarlos de manera adecuada para trasmitirlas a las generaciones futuras. Además, su estudio ayuda a la comprensión de la sociedad que los produjo, a 10. Elaboraron un impreso para que el visitante interesado contara con un documento en el que se recogieron estas experiencias. 11. Terán Bonilla (1996) p. 40. 12. Marchisano (2000) p. 61.

entender el porqué de algunas de nuestras formas de vida, a valorar lo que tenemos y a planear nuestro futuro. Bibliografía Angelis D´Ossat, De, G., Guide to the methodical study of monuments and causes of their deterioration, Roma. Faculty of Architecture. University of Roma, International Centre for the Study of the Preservation of Cultural Property, 1972. Bernis Mateu J., “Patología y cuidado de los materiales de construcción” en De Re Restauratoria, vol. 1, (pp.95-124) Barcelona, Escuela Técnica y Superior de Arquitectura de Barcelona, Cátedra Gaudi, 1972. González-Vara, I. Conservación de bienes culturales. Teoría, historia, principios y normas. Madrid, Ed. Cátedra, 1999. Marchisano F., “La formación de los candidatos al sacerdocio en el cuidado de los bienes cultuales” en Los bienes culturales como medio de evangelización, documentos acerca de los bienes culturales de la Iglesia (pp. 23-39) México, Ed. Obra Nacional de la Buena Prensa, 2000. Marchisano F., “El cuidado del patrimonio cultural de los Institutos Religiosos” en Los bienes culturales como medio de evangelización, documentos acerca de los bienes culturales de la Iglesia (pp. 59-71) México, Ed. Obra Nacional de la Buena Prensa, 2000. Marchisano F., “Necesidad y urgencia del inventario y catalogación de los bienes culturales de la iglesia” en Los bienes culturales como medio de evangelización, documentos acerca de los bienes culturales de la Iglesia (pp. 227-263) México, Ed. Obra Nacional de la Buena Prensa, 2000. Olimón Nolásco M.,“La preocupación por el futuro de los bienes culturales del patrimonio católico” en Los bienes culturales como medio de evangelización, documentos acerca de los bienes culturales de la Iglesia (pp. 181-191).México, Ed. Obra Nacional de la Buena Prensa, 2000. Philippot P. y P. Mora., “La conservación de pinturas murales” en La Conservación de los Bienes Culturales. (pp. 181-202) Lausana, UNESCO, 1969. Terán Bonilla J. A., “Restauración y reciclaje del Ex–Real Hospital


de San Pedro de la ciudad de Puebla, México”, en Imprimatura, Revista de restauración, 14 (pp. 33-39). Terán Bonilla, J. A. “Consideraciones que deben tenerse en cuenta para la restauración arquitectónica” en Conserva, 8 (pp.101-122). 2004. Terán Bonilla, J. A. “La legislación en la preservación del patrimonio arquitectónico religioso en México” en Res Gesta, 42 (pp. 31-55). 2004. Torres Montes L. Apuntes Curso de Conservación de Materiales Constructivos. México, ENCRM-INAH. 1979. Varios autores. Haciendo una buena obra. Exposición Luz renaciente, imágenes restauradas. México, UNAM, CONACULTA, 2013. Velázquez Thierry L. L. Conservación del Azulejo en México. Tesis de Licenciatura, INAH. 1984. Velázquez Thierry, L. L. “Terminología en Restauración de bienes culturales” en Boletín de Monumentos Históricos. 14 (pp. 22-49). 1991.

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Investigación e interpretación de la pintura mural religiosa del siglo XVI en los conventos de Yucatán Mtra. Ana Raquel Vanoye Carlo Facultad de Arquitectura, UNAM

Semblanza Académica

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atemática, egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM, maestra en Economía por la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac del Norte y en Historia del Arte por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente estudia el Doctorado en Historia del Arte en la misma facultad y la Licenciatura en Arquitectura en la facultad de Arquitectura de la UNAM. Su línea de investigación principal es la pintura mural de los conventos franciscanos del norte de la Península de Yucatán.

Mesa 4: Estudio de casos de rescate de patrimonio cultural

Palabras clave: Pintura mural, reintegración, Yucatán, conventos, franciscanos.


Contenido

La restauración, el estudio y el análisis de la pintura mural que sobrevive en los conventos del norte de la Península de Yucatán enfrentan una serie de problemas y retos que dificulta también su conservación y la investigación de los aspectos más relevantes involucrados en su ejecución e historia. Esta ponencia tiene como objetivos principales hacer una breve recopilación que dé cuenta de las intervenciones y rehabilitaciones destacando las tareas pendientes. La restauración y, en no pocas ocasiones, la rehabilitación de los conventos de la Península de Yucatán comenzó aproximadamente a finales de la década de los setentas. Una serie de aciertos caracterizan estos proyectos, sin embargo, aún existen algunas tareas pendientes que es necesario llevar a cabo para asegurar la conservación de los murales y la calidad de las investigaciones. Esta ponencia aborda los hechos más destacados en torno al rescate de la pintura mural que sobrevive en los conventos franciscanos del norte de la Península de Yucatán. El estudio de pintura mural de la península enfrenta algunos problemas similares a los de otras regiones del Virreinato. Tal vez el más significativo sea la ausencia de documentación de muy diversa naturaleza que nos proporcione información sobre sus autores, patrocinadores, costos y fechas de ejecución. Actualmente, sólo podemos afirmar con certeza que no existió la costumbre de describir o inventariar la pintura mural. Tal vez, no se pensaba necesario dar cuenta de ellas porque su renovación era continúa, o porque, lo que se inventariaba, y por lo tanto se apreciaba, eran los grabados y, en general, las diversas fuentes de los que éstos procedían. Además de este problema, la pintura de los conventos franciscanos del norte de la península enfrenta algunos problemas muy específicos. Uno de los principales es el clima de la región. La humedad y el calor excesivos, son los principales responsables del deterioro acelerado de estos objetos que, en muchas ocasiones, no sólo pierden su capa pictórica, sino también el enlucido fino. La cercanía de muchos de estos inmuebles a uno o varios cenotes, y en casos extremos la erección del inmueble sobre el cenote como el convento de San Bernardino de Siena en Valladolid, contribuye a incrementar esta humedad, lo que dificulta que los encalados permanezcan anclados al mortero. La situación anterior determinó que sólo en un conjunto muy reducido de inmuebles sobrevivieran los murales. Un recorrido por la península es suficiente para identificarlos.

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1. Pintura mural, ex Convento de San Bernardino de Siena, Valladolid, Yucatán, Noviembre, 2008.

Se trata de los conventos de San Francisco de Asís en Conkal, San Miguel Arcángel en Temax, San Antonio de Padua en Izamal, San Juan Bautista en Motul, San Buenaventura en Homún, San Bernardino de Siena en Valladolid, Los Tres Reyes en Tizimín, San Miguel Arcángel en Maní, Santa Clara de Asís en Dzidzantún, de la Asunción en Mamita y San Pedro y San Pablo en Teabo y de las parroquias de San Pedro en Cholul, San Juan Bautista en Tabí y Santiago Apóstol en Tixcacaltuyub. Sin embargo, en la mayoría sólo sobrevive un conjunto pequeño y fragmentado de murales, lo que impide conocer el tema o los personajes representados, su relación con el resto de las pinturas, la información contenida en las filacterias, los fondos preferidos y, el aspecto que exhibía, en particular, la pintura y, en general, el del ciclo mural al que perteneció.


2. Localización de los inmuebles religiosos que aún conservan pintura mural en la Península de Yucatán, Esquema Nadia Vanoye.

Los proyectos de rehabilitación, en la mayoría de los casos, comenzaron 114 desde el retiro de escombros y basura en los diferentes recintos como iglesias, claustros y celdas, hasta la integración de las estructuras arquitectónicas faltantes, como por ejemplo, la fachada, el techo y el pórtico del ex convento de Santa Clara de Asís, en Dzidzantún. Posteriormente, la atención fue centrándose en el rescate del mobiliario, del ajuar litúrgico y de la pintura mural que cada uno de ellos albergaba. Según Miguel Ábrego,1 en un primer momento la atención se concentró en los murales que estaban expuestos en los diferentes recintos como los claustros; éstos se fotografiaron, limpiaron y consolidaron.

4. Vista actual del techo de la iglesia, convento de Santa Clara de Asís, Dzidzantn, Yucatín, octubre, 2008.

3. Restitución del techo de la iglesia, convento de Santa Clara de Asis siglo XX, Fotografia Miguel Ábrego.

Después vendría el proceso de ejecución de calas, cuyo objetivo era identificar los lugares que todavía albergaban pintura mural. Finalmente los restauradores, entre los que se incluyen Gustavo Monroy, Miguel Mata y Jorge Carranza, decidieron ampliar algunas de estas calas y liberar la pintura mural correspondiente a aquellas que probablemente abarcaban una extensión considerable. El desencalamiento de estos primeros murales permitió conocer algunos rasgos de la pintura mural de esta región y el aspecto que alguna vez exhibieron algunos recintos como el claustro y la capilla abierta del convento de San Miguel Arcángel en Maní y la antigua sacristía del convento de Santa Clara de Asís en Dzidzantún.

1. Técnico restaurador que estuvo al frente de los proyectos de rescate de la pintura mural en los conventos de San Miguel Arcángel en Maní y Santa Clara de Asís en Dzidzantún, llevados a cabo durante la primera mitad de la década de los ochenta. (Comunicación personal, septiembre, 2013)


Aunque los equipos de restauración son diferentes hay una coherencia y continuidad entre las propuestas hechas por Ábrego y por Jiménez quien también sugiere cuatro pasos: documentación y registro, limpieza, consolidación y resane de encalados y de capa pictórica.2 Hasta el momento no he encontrado evidencia de que estas restauradoras hubieran puesto en práctica sus propuestas, por lo que no me es posible decir si en esta modalidad, los proyectos de ambos equipos también hubieran estado vinculados. Una tercera etapa comenzó a finales de la década de los noventa y es la que continúa vigente. En ella participa otro equipo de especialistas y técnicos, a cargo del restaurador Fernando Garcés,3 y al menos ha intervenido la pintura mural de los conventos de Maní, de Dzidzantún y de la parroquia de Cholul. 5. Símbolos Pasionarios debajo de una capa de pintura blanca, convento de Santa Clara de Asis, Dzidzantun, Yucatán. Fotografia Miguel Ábrego.

Uno de los aciertos de las intervenciones llevadas a cabo por el equipo de Ábrego, fue la no reintegración de la capa pictórica, sin embargo, uno de los desaciertos fue el uso de metil metacrilato en el proceso de consolidación de las pinturas, material que, en aquel momento era ampliamente aceptado y utilizado. Aunque el restaurador asegura haberlo usado mucho más diluido que lo que en ese momento la norma dictaba. La década de los noventa no marcó cambios en cuanto a los objetivos del proyecto pero si en cuanto a las personas que los llevaban a cabo. La búsqueda y la exploración de la pintura mural en estos inmuebles continuó, aunque con otro equipo de restauradores entre los que destacan Rocío Jiménez y Gabriela García Lascuraín. Los dictámenes, muchos de ellos sobre el convento de Maní, redactados por ambas restauradoras, poseen información de diversa índole entre la que se encuentra la presentación de algunos otros inmuebles que están cerca de los conventos, así como un inventario de todos los objetos artístico- litúrgicos que cada uno resguarda, incluyendo la pintura mural descubierta y, cuando es posible visualizarla debajo de las capas de pintura monocroma, la que aún falta por desencalar. El material también contiene fichas que señalan el estado que guardaba cada uno de los murales y las técnicas de restauración que eran necesarias practicar para conservarlos o rescatarlos.

Las líneas seguidas por este nuevo equipo son muy diferentes a las observadas en los dos anteriores. Uno de los primeros cambios se refleja en la estructura y contenido de los dictámenes: Por un lado, para los que corresponden a la presentación de su propuesta destina el primer apartado para la exposición de los antecedentes históricos tanto del poblado como del inmueble. En un segundo, se concentran los inventarios y las descripciones de varios objetos litúrgicos, sobre 115 todo de retablos en los que el restaurador es especialista. Sin embargo, las explicaciones correspondientes a la pintura mural son escuetas o inexistentes. Por otro lado, una de las herramientas más útiles para la investigación, son los dictámenes que se integran para la presentación de resultados a los que se le incluyen un número considerable de fotografías que muestran el aspecto final de la pintura. Sin embargo, los dictámenes de presentación de propuesta de intervención contienen material fotográfico poco preciso sobre el estado inicial de los murales. De hecho, aunque la mayor parte de las veces, estos reportes tienen imágenes de pintura, se tratan de murales que fueron descubiertos en otras restauraciones y que no serán considerados en el proyecto presentado. No es difícil notar esta situación; de hecho la respuesta del perito restaurador Araujo Suárez a la propuesta de intervención de la pintura mural del convento de Maní que Garcés Fierros hace en el dictamen P/31-047-000/0D1/1 ilustra la situación anterior: “es indispensable la conservación de la 2. Díaz, Rocío y Lascuraín, Gabriela, Registros fotográficos y fichas técnicas del convento de Maní, p. 57. 3. Restaurador, adscrito al Centro INAH-Yucatán. 4. Araujo Suárez, Rolando, Normar algunos criterios respecto de las propuestas planteadas, p. 4.


pintura mural del templo dada la importancia histórica que tiene el sitio. Para poder opinar sobre los criterios de intervención requerimos de los diagnósticos particulares. No se incluye en la solicitud la información suficiente ni el desarrollo de la propuesta.”4 Hasta la fecha, no he encontrado la respuesta por parte del equipo de restauradores a la recomendación hecha por Araujo Suárez. El ejemplo sugiere que, en algunas ocasiones, los restauradores no son explícitos en sus propuestas y que, probablemente, no llevan a cabo un seguimiento de las directrices marcadas por sus examinadores. Aunque Garcés Fierros no incluye material fotográfico sobre el estado original de los murales no indica que éste no exista; de hecho, en todos los casos, el restaurador realiza un levantamiento fotográfico completo del estado inicial de los murales. El que muchos de estos reportes no incluyan el material suficiente para comparar el estado original de la pintura y el que ofrece después de su restauración indica que las fotografías quedan en manos del especialista. Las probables razones por las que los dictámenes carecen de este material son diversas; más allá de éstas, su omisión le permite al restaurador, por un lado, evitar comparaciones y, en consecuencia, 116 evaluaciones desfavorables para su trabajo y, por el otro, fomentar el control de lo que se difunde. Sin duda, no todos los casos son como los dictámenes del convento de Maní, algunos como los que dan cuenta de la intervención de la pintura mural que se realizó en la parroquia de San Pedro, en Cholul, si cuentan con algunas fotografías que ilustran el aspecto que presentaban algunos murales.5 Sin embargo, carece de descripciones y explicaciones amplias para determinar si lo que las fotografías muestran es el aspecto que tenía la pintura antes o después de realizar calas o la situación de los faltantes. Sobre éstos últimos no es claro si la capa pictórica se ha perdido o si se encuentra debajo de otro material. Si esto último es el caso, también es importante conocer la naturaleza de esta capa recubridora: si se trata de pintura, cal o cemento. En cada caso la restauración obtendrá un resultado diferente. Para evitar todas las situaciones anteriores, desfavorables para la investigación, los lineamientos para integrar los dictámenes deben ser más estrictos, específicamente deberían tener disponible el material fotográfico que da cuenta del aspecto que exhibía cualquier objeto de arte antes de su restauración, intervención o rehabilitación y una descripción del mismo para obtener de ellas la mayor cantidad de información posible. Una de las ventajas de este equipo de restauración es el uso de agua de cal en los procesos de consolidación de la capa pictórica, sin embargo

no han eliminado por completo el uso del metil metacrilato tal y como el restaurador lo señala en la exposición de su propuesta de restauración de la pintura del convento de Maní:6 “Consolidación de la policromía con agua de cal, acetato de polivinilo o metil metacrilato si lo requiere la pintura mural”, cuando, al parecer desde 1996, su uso no se recomienda. La aplicación de esta sustancia en los procesos de consolidación trae una serie de consecuencias entre las que se encuentran la imposibilidad de apreciar los tonos originales, el brillo y bruñido naturales, que son necesarios para determinar si hubo presencia de uno o más equipos de pintores.” Pero tal vez, el problema principal, para la investigación y el estudio de estos objetos, es la tendencia de este equipo, a restituir la capa pictórica y colocar los faltantes de las escenas. Las reintegraciones dependen de muchos factores, por ejemplo, y en buena medida, de la evaluación y consideración que el restaurador haga en cada caso. Las razones que subyacen esta tendencia son muy variadas. Una de ellas, es la entrada al área de grupos que operan con recursos privados, cuyos miembros tienen formación en la administración y en la contabilidad, pero muchas veces no en el arte. Así, los procesos de reintegración responden más a un gusto personal, la curiosidad de conocer cómo lucían los murales en su esplendor, que a las necesidades de las pinturas. Al respecto, el equipo sostiene que esta curiosidad tiene sus ventajas, pues mostrar el aspecto que los murales tenían contribuye a que los pobladores de la comunidad se involucren en su cuidado y protección. Sus miembros también aseguran que, incluso los faltantes grandes se deben colocar porque su presencia distrae la atención del espectador que termina centrándose en imaginar lo que falta en lugar de apreciar lo que sobrevive. Estos argumentos tienen algo en común: colocan al espectador, profesional o no, y sus necesidades en el centro del problema en lugar de colocar la pintura mural. Las reintegraciones excesivas son responsables de la mayor pérdida de información. Después de éstas, es difícil identificar muchas características materiales como la línea empleada en la ejecución del dibujo preliminar y la paleta de color original. 5. Garcés Fierros, Fernando, Proyecto y presupuesto para la restauración del retablo, las esculturas y la pintura mural de la iglesia de Cholul, p. 30-45. 6. Los tratamientos a efectuar sobre la pintura mural son el desencale o afinación del desencale por medio mecánico con bisturí y ácidos orgánicos, la consolidación de policromía con agua de cal o acetato de polivinilo o de metil metacrilato si así lo requiere la pintura mural, Garcés Fierros, Fernando, Proyecto de Restauración del Convento de Maní, p. 36.


Los materiales empleados en el proceso de reintegración también juegan un papel importante. En Yucatán existen ejemplos de reintegraciones hechas con acuarela, como es el caso del convento de Santa Clara de Asís en Dzidzantún. Esto hace que la reintegración sea un proceso completamente reversible, pero también existen otras para las que se prefirió el uso de colores acrílicos, como es el caso del convento de San Miguel Arcángel en Maní, lo que ocasiona que la reintegración sea un proceso irreversible.7 En mi opinión, la reintegración debería abandonarse. El restaurador, al igual que el arquitecto o el historiador de arte, es un estudioso de los murales y, desde sus diferentes ámbitos o dimensiones, los tres tienen la responsabilidad de preservarlos y de reconstruir todos los procesos y dinámicas generados en torno a ellos. Sin duda, la reconstrucción de su aspecto original es una de ellas, sin embargo, la subjetividad, que es imposible dejar de lado en cualquiera de las tres disciplinas y, a veces, las limitaciones en las habilidades plásticas cancelan toda posibilidad de llevar a cabo cualquier propuesta sobre el mural, específicamente usándolo como una base o punto de partida. Es decir, cualquiera de estos tres especialistas tiene el derecho de construir su propuesta sobre el aspecto que los murales exhibían pero ninguno debería tener a su disposición la manipulación de la pintura. Esto hace indispensable pensar en otras formas de recrear este aspecto. La descripción detallada es una de ellas y la recreación digital es otra. De esta forma, todos pueden participar con sus propuestas pero ninguno puede utilizar al mural para presentarla. Mientras las reintegraciones sigan vigentes se hace indispensable para cualquier investigación haber conocido los murales antes de la intervención con la finalidad de identificar la presencia de estas distorsiones o nuevamente que los dictámenes incluyan un levantamiento fotográfico sobre el aspecto que éstos exhibían antes de la restauración. Por último señalaré que, al parecer, en Yucatán, los equipos encargados de las restauraciones cada vez incluyen menos especialistas y se inclinan por incorporar una o dos personas que quedan encargados de entrenar a otras, dedicadas sobre todo a la construcción, para auxiliarse de ellos y poder cumplir con los proyectos. Los atentados a la interdisciplinariedad son, en el fondo, atentados contra uno mismo, la falta de opiniones de especialistas de otras áreas y de la propia siempre nos hará perder de vista e incluso contradecir las premisas que rigen el trabajo de un área y de nuestra propia formación.

Conclusiones Yucatán siempre ha contado con la presencia de restauradores y arquitectos encargados de rescatar, conservar y rehabilitar los diferentes inmuebles religiosos virreinales. Esto hace posible contar con un conjunto amplio de conventos y parroquias que pueden estudiarse desde diferentes vertientes y de esta manera construir las distintas historias que ocurrieron en este lugar. Mientras que, las intervenciones arquitectónicas han conservado un equilibrio entre el aspecto que el inmueble debió ofrecer durante el Virreinato y las necesidades que actualmente debe satisfacer, el rescate y conservación de la pintura mural ofrece dialécticas profundas. Por un lado, existe una tendencia a documentar minuciosamente, tanto en fichas como en levantamientos fotográficos, la existencia y el aspecto de estos objetos, y por el otro, existe un gusto por el uso de la reintegración que, en muchas ocasiones, va en contra de la preservación. Sin embargo, la restauración, a diferencia de la arquitectura, es una disciplina muy joven para la que las consecuencias de muchas de sus decisiones apenas comienzan a ser visibles. Es necesario reunir esas consecuencias, analizarlas, reparar los errores y aprender de ellos cuando esto último, por desgracia, ya no sea posible. 117 7. Hasta 2013, los dictámenes sobre la restauración de la pintura mural del convento de Santa Clara de Asís, en Dzidzantún, llevada a cabo por Garcés Fierros en 2011 y 2012, no estaban disponibles en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Nacional. Quien escribe, tuvo la oportunidad de estar presente un periodo considerable para conocer que la reintegración de la pintura se hizo usando acuarela. El caso del convento de San Miguel Arcángel en Maní es diferente, la página 36 señala que la reintegración cromática se hará con colores acrílicos, Garcés Fierros, Fernando, Proyecto de Restauración del convento de Maní, p. 36.

Referencias Bibliográficas Dictámenes Jiménez Díaz, Rocío, Lascuraín García, Gabriela, Yucatán, Maní, ex convento de Maní, Registros fotográficos y fichas técnicas del convento de Maní, 1992, P/31-047-000/AFO/2 Araujo Suárez, Rolando, Yucatán, Maní, ex convento de Maní, Normar algunos criterios respecto de las propuestas planteadas, 2002, G/31047-000/OPS/1 Garcés Fierros, Fernando, Yucatán, Mérida, Iglesia de Cholul, Proyecto y presupuesto para la restauración del retablo, las esculturas y la pintura mural de la iglesia de Cholul, Yucatán, 2004, P/31-050-000/PR2/1 Garcés Fierros, Fernando, Yucatán, Maní, ex convento de Maní, Proyecto de Restauración del Convento de Maní, Programa Adopte una Obra de Arte, 2001, P/31-047-000/PR3/1


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Domus Áurea Angelopolitana, Conservación y registro M. Arq. José Luis A. Galicia Osorio Despacho Geriatría en obras

Semblanza Académica

E

gresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Puebla en 1984, con estudios de Maestría en Restauración de Sitios y Monumentos por la Universidad de Guanajuato en 2006. En el ámbito de la restauración, ha intervenido en trabajos de conservación en edificios como la casa de Esteban de Antuñano, la reestructuración del tercer nivel del Museo Bello, el mantenimiento del edificio principal del Congreso del Estado; ha trabajado en la intervención en edificios civiles y religiosos de las localidades de Tepeaca, Chignahuapan, Cholula, todos ellos avalados por el INAH.

Mesa 4: Estudio de Casos

Palabras clave: Conservación, barroco, capilla, diagnóstico de deterioros.


Contenido

Prevenir y Conservar son dos premisas que, para formar un silogismo perfecto, requieren de un tercer concepto: “atender”. Su interacción generará resultados materiales importantes para la pervivencia de los bienes culturales. La Capilla del Rosario de Puebla es una obra emblemática del Barroco Mexicano, erigida por la Orden Dominica como testimonio del marcado patronazgo y religiosidad que implicaba la Imagen Rosarina para la sociedad de su tiempo en el s. XVII. Actualmente existe una visual incorrecta respecto a su presencia física, ya que se supone incólume dada su imagen de esplendor a primera instancia. Pero al igual que todo el conjunto dominico, requiere de una pronta atención para revertir los deterioros que acusa con el tiempo, y que en este proceso de intervención inicial se han detectado. He tenido la oportunidad de entender el edificio y acercarme a su contenido físico. Al comparar las condiciones que se reconocen en otros edificios religiosos de similar importancia, se pueden advertir las bondades intrínsecas con que cuenta la Domus Aurea.

1. Interior de la Capilla del Rosario.

Hoy presento estas experiencias sobre los procesos efectuados, así como las lecturas emanadas de su valoración, apoyadas siempre en el monitoreo constante de sus condiciones interiores, lo que ha permitido generar un diagnóstico y un punto de vista global que puede dar luz al impulso de criterios normativos no considerados con anterioridad, con el fin de mejorar significativamente los procesos de conservación al patrimonio edificado, siendo esta una ruta viable, un esquema que sea la aportación analítico-aplicativa para nuestra actividad en el campo de la restauración.

“Conservación, trabajo de todos”. Contextualización de su importancia y situación actual La ciudad de Puebla contiene una de las mejores colecciones de arquitectura religiosa del mundo en amplia convivencia con las del orden civil, mismas que a pesar de los años, al cambio del pensamiento social y la exposición a los agentes naturales, se mantiene dignamente en la conformación urbana actual, como una manifestación del espíritu y los trabajos de otras generaciones, mucho más previsoras y definidas en sus conceptos y religiosidad. Es así como en este contexto urbano, podemos encontrar dos imponentes edificios: la Basílica Catedral y la Capilla del Rosario. La primera es el edificio emblemático de la ciudad; su presencia genera el mayor reconocimiento y expectativa a nivel cultural, turístico y económico-social. Todo poblano la ubica e identifica y todo paseante la tiene como visita obligada dada su amplia difusión a todos niveles. Esta situación no se produce con la misma intensidad en el caso de la Capilla Dominicana. En tal virtud, la Domus Áurea, otrora “Octava Maravilla del Nuevo Mundo en la gran Capilla del Rosario de la Puebla de los Ángeles” según Fray Diego de Gorozpe - su gran impulsor 1 - pasa a ser tan solo un edificio 119 relevante, algo a todas luces injusto ya que por sus características arquitectónicas y contenido artístico, este bien cultural podría ser el icono para cualquier otra ciudad del mundo, digno de la mayor representación y atención para su permanencia material intemporal, lo que en esta etapa histórica y social en nuestra ciudad se ha demeritado, tanto para la feligresía como para el ámbito cultural. En la actualidad, las cofradías y benefactores de los dominicos, antaño prósperos comerciantes avecindados en el centro de la ciudad, se han reducido en número y solvencia. Sus miembros herederos han mudado sus intereses a otro sector urbano, generándose un proceso de subutilización y/o abandono de inmuebles, situación muy común en los Centros Históricos, haciendo que las últimas generaciones queden desprovistas del arraigo por las tradiciones familiares originales, y con mayor razón, por la jerarquía devocional que sus ancestros mantuvieron siempre en torno al concepto expiatorio que implica el Rosario.

1. Francisco de la Maza, “ La decoración Simbólica de la Capilla del Rosario”, Ediciones Altiplano, Puebla, 1971, p. 12.


La atención oficial, displicencia y revaloración En cuanto a la inversión pública aplicada para la conservación de la Capilla y el conjunto Conventual Dominico, se informa que en casi 8 años, ésta no ha sido mayor a $1’350,000.00,2 incluida la intervención del cuadro de gran formato denominado “La Anunciación”, deteriorado en el sismo de 2006, sufragada mediante la póliza de seguro para siniestros que para estos casos el Gobierno Federal dispone y que fue muy expedita. Si se compara la atención gubernamental en otros temas, se puede decir que en un solo año este monto representa la ejecución de la pavimentación de dos calles o la adquisición de 6 patrullas, algo inverosímil dado el significado cultural de los espacios en cuestión y su concepción como patrimonio irrepetible. Al respecto se hace mención a que los daños estructurales que acusa el templo conventual y la propia Capilla a raíz de sismos posteriores a 2006, han sido reportados y valorados por una compañía aseguradora desde hace ya 2 años sin que a la fecha se tenga respuesta alguna; ante esta necesidad, los dominicos han sufragado los gastos indispensables para controlar la penetración de humedad por las fisuras, siendo tan solo paliativos para proteger los interiores. Falta una verdadera y profunda atención en este sentido. El recurso asignado ya muy limitado de por 120 sí, carga con 2 años de devaluaciones sin que se advierta cuando podrá disponerse de él para su aplicación en la atención de los daños registrados. En este y otros casos significativos, por alguna razón la autoridad solo se ha limitado a interponer “sinrazones” administrativas de origen central ante esta inoperancia. Dado que preocuparse por la situación actual no es suficiente, se optó por ocuparse del tema. Los registros y levantamientos obtenidos son el preámbulo para iniciar la conformación de una carpeta técnica que permita la promoción de recursos. Existe un avance sobre el desarrollo del proyecto integral para la intervención del conjunto, pero a falta de un patrocinio efectivo, éste se encuentra estancado e inconcluso. Es aquí donde debe hacerse énfasis para dar curso a concretar los apoyos necesarios y culminar objetivos. Hemos identificado también las potencialidades del conjunto -prácticamente desconocidas- que pueden ser explotadas como parte misma de los procesos de intervención. Como ejemplos están: el doble arco que se advierte en el frontispicio como antecedente de una portada 2. Cantidad resultante de la sumatoria de 2 contratos celebrados por el INAH con Tecno Elementos, Construcciones y Modulación Integral S.A. de C.V. y/o Arq. José Luis A. Galicia Osorio y Rest. Víctor Ríos N. en el año 2007.

2. Detalle que muestra el deterioro en el recubrimiento dorado.

primigenia; la localización y liberación del acceso y caracol al cubocampanario, que puede fácilmente habilitarse como un mirador urbano; y la puesta en valor del coro alto y la sillería existente reubicando el mueble de un órgano, para disponer de este magno recinto como un foro para actividades culturales. Todo lo anterior es susceptible de conformar un recorrido de interés para los visitantes, con fuertes expectativas para recaudar recursos, al igual que el acceso a la misma Capilla del Rosario. Acciones a implementar La visión que se tiene para la atención y divulgación de valor cultural implícito en la Capilla del Rosario y en general del Conjunto Dominico de Puebla es la siguiente: 1.- Elaborar un proyecto integral para la intervención del conjunto, mismo que será sometido a la validación correspondiente de las instancias oficiales, donde aparezcan planteamientos técnicos a implementar en materia de conservación. 2.- Conformar una Asociación Civil para respaldar el trabajo y la obtención de recursos materiales y económicos, así como para encauzar diferentes apoyos para la investigación histórica y los estudios especializados en conservación, ya sean provenientes del ámbito local, estatal, nacional o internacional que sean requeridos para impulsar una correcta intervención y difusión cultural. 3.- Implicar a las grandes marcas en todas las actividades a desarrollar para la consecución de recursos y objetivos, así como para generar un marketing que garantice el éxito del proyecto mediante una penetración a la sociedad.


4.- Efectuar convenios sólidos con instituciones académicas, autoridades de los tres niveles, e incluso con organismos no gubernamentales nacionales y del extranjero, que faciliten la atención a los bienes culturales mediante apoyos económicos, o con los respaldos técnicos que sean requeridos. 5.- Hacer uso de todas las capacidades instaladas a niveles: técnicoespecializado, artístico, artesanal y de insumos materiales que se encuentran en nuestra zona, con el fin de derramar beneficios en el medio y lograr establecer contactos más directos que permitan la continuidad del trabajo de conservación en diferentes etapas e incluso en otros inmuebles dignos de una intervención adecuada. El desarrollo de estos eventos aún de manera paulatina, son el medio más seguro para lograr la atención social y oficial hacia los requerimientos materiales del Conjunto Dominico, solo queda rogar porque la Naturaleza no se manifieste de manera extrema y se presenten eventos que agraven los daños ya reportados a las instancias responsables según la ley. Antecedentes básicos El Conjunto de Santo Domingo de Puebla ejemplifica su aportación al patrimonio cultural nacional en su máximo exponente: la majestuosa Capilla del Rosario; exhuberante obra de la Orden de Predicadores de la Puebla del siglo XVII, iniciada en 1650 y consagrada el 16 de abril de 1690, fecha onomástica de la fundación de la ciudad. Hipótesis general de trabajo El provocar que los agentes ambientales externos e internos se controlen en beneficio del estado físico de los inmuebles, aunado a un monitoreo constante de sus factores de temperatura y humedad al interior, generará siempre criterios y condiciones que permitirán la pervivencia del patrimonio edificado y su contenido artístico en resguardo. La importancia del micro-clima como filosofía de trabajo Hace algunos años al sufrir la pérdida de un ser querido acaecida en un hospital que contaba con todos los servicios, pude reconocer que las condiciones de micro-clima al que se somete a los pacientes son diversas y carecen de lógica. ¿Por qué? pues porque en la zona de encamados se cuenta con unas condiciones de temperatura y humedad no sé si ideales, pero sí más o menos controladas, los pacientes en su mayoría cuentan con condiciones físicas coincidentes en defensas corporales muy bajas y expuestos a contagios de otros padecimientos

que no tenían al ingresar. Agregado a esto, la vestimenta genérica al interior consiste en una bata muy a modo para cualquier exploración o terapia a practicar, pero que los expone a enfriamientos severos. Respecto a la localización de los servicios de atención y práctica de estudios, es necesario hacer traslados de los enfermos desde los cuartos-dormitorio, ya sean salas generales o individuales, hacia la zona de laboratorios, rayos x, quirófanos o hemodiálisis, por mencionar solo algunos. Las condiciones en que dichos traslados se realizan no son las adecuadas pues no están normadas, al igual que la ubicación de los espacios en cuestión. Así es obligado que los pacientes ya débiles en sus defensas, tengan que circular por pasillos y zonas inestables, con corrientes de aire y viciadas con microorganismos que tienen que sortear para ir y venir, sufriendo un mal manejo a expensas de quienes en teoría deben cuidar su bienestar. Debo apuntar que enfermedades como la neumonía son padecimientos extremos y terminales que comúnmente se adquieren en los hospitales, poniendo en riesgo la vida de enfermos que llegan por otras causas totalmente ajenas, o que terminan por agravar el estado físico original de pacientes que contaban con expectativas de vida mucho más prolongadas. Ello significa que el planteamiento de operación de 121 las unidades médicas, ya sean generales o especializadas, tienen verdaderos problemas logísticos en su funcionamiento diario, sea por falta de previsión en los proyectos arquitectónicos, o por el mal manejo que se hace de los encamados al momento de su traslado a otras áreas. Concluyo que esto afecta la salud de los pacientes de manera inconsciente. La reflexión a todo este proceso y su trágico desenlace, provocó que me tornara en un drástico observador de las condiciones de temperatura y humedad que se presentan en los inmuebles. Identifiqué cómo afecta el fenómeno “chiflón” a los diferentes espacios y ocasiona deterioros en acabados y mobiliario, así como a apreciar las condiciones de asoleamiento y posición de puertas y ventanas. Todo este cúmulo de ideas he tratado de implementarlas en el análisis de los edificios históricos, encauzándolas en buscar la prevención de condicionantes menos agresivas para los espacios, haciéndolos más confortables y manejar de una manera muy práctica su micro-clima.

3. De la Maza Francisco. “ La decoración Simbólica de la Capilla del Rosario”, op. cit.


Así la ventilación, el asoleamiento, la humedad y la luz, son elementos indispensables a controlar y generar mejores condiciones interiores. Este es un principio básico para lograr la conservación. En el caso de los edificios históricos, y sobre todo los que corresponden al patrimonio religioso, se cuenta generalmente con una doble carga cultural: aparte de lo representativo de los edificios en sí, se contienen en ellos elementos ornamentales tales como retablos y yeserías con sobredorado o policromía, canterías y obra escultórica de buena factura, obra de arte menor o de gran formato, etc., ya sea de altísima calidad o correspondiente a estilos populares regionales, pero todos muy dignos de preservación. La ubicación de los inmuebles en su medio físico-natural y su orientación, su composición arquitectónica, así como las lecturas de temperatura y humedad interiores, conjuntamente con un adecuado análisis y registro de su condición física, representan las variables básicas a identificar para diagnosticar las circunstancias a revertir, con el fin de detener y controlar los procesos de deterioro que se detecten, y se optimicen los recursos y esfuerzos en pro de la conservación. Toda vez que se tuvo claridad en el método de análisis a implementar, 122 vinculando la visual para la atención de los elementos culturales, tal y como si fuesen pacientes con patologías detectadas, urgidos de las terapias adecuadas pero sometidos aún a la acción de las inclemencias, todo ello agravado por su avanzada edad, decidí como filosofía de trabajo llamar a mi oficina de proyectos: “GERIATRÍA EN OBRAS”, dedicando gran parte de mi trabajo al estudio y comprensión de cómo los edificios históricos enfrentan al tiempo, mientras la sociedad ignora los procesos de deterioro que sufren, agravado porque tanto especialistas como autoridades no tienen interés en reconocerlos. El estado del oro como meta de conservación “El estado del oro” no es un lugar con potencial áureo, es la situación en que se encuentran físicamente los ornamentos con sobredorado y algunos hasta con policromía que subsisten en los 5 inmuebles religiosos más ornamentados de nuestro país. Hace tiempo que los recorro y monitoreo dentro de mis posibilidades para obtener un registro de sus condiciones al interior, pues es ahí donde se resguardan las más suntuosas ornamentaciones áureas de todo México. Así es como se ha podido entender con claridad la manera en que inciden las variables seleccionadas en el proceso de deterioro de los edificios históricos y, por ende, los pasos a dar para su control y la búsqueda integral de la preservación física.

3. Acumulación de polvo.

Diagnóstico El estudio realizado en el proceso de intervención, el monitoreo constante y su registro a partir del año 2007, han permitido determinar que este bien patrimonial debe su magnífico estado físico actual a las bondades de su diseño y planificación originales, tales como su proporción áurea, la orientación y el número de ventanas con que cuenta, donde destaca el doble lucernario que le genera iluminación y temperatura idóneas al interior, así como el carecer de corrientes de aire frío provenientes del exterior, al estar protegida por otras edificaciones adyacentes y disponer de un acceso interior cercano al presbiterio. Características intrínsecas de su diseño dignas de destacar A.-La “Domus Áurea Angelopolitana” contiene el discurso geométrico y simbólico más significativo del género religioso en su versión de barroco exhuberante formal, de lo producido en la arquitectura virreinal mexicana. Afortunadamente está casi íntegro. B.-Es el espacio más caprichoso para ser reproducido gráficamente, dado el juego de luces y sombras que presenta a lo largo del día, como resultado de la disposición de su ventanería y asoleamiento longitudinal de oriente-poniente. C.-El doble lucernario integrado en su tambor, otorga un ambiente tibio y confortable al interior, lo que museográficamente representa un microclima ideal. Este generador de luz y calor permite la estabilidad del contenido artístico.


D.-El tener un acceso interior cercano al presbiterio, así como estar arropada por otras etapas arquitectónicas, la protegen de agentes físicos externos. E.- Cuenta con un sótano y espacios laterales intermedios que pueden usarse para controlar la penetración y desecación de los muros. Condicionantes para la intervención Por tratarse de un espacio religioso aún dedicado al culto, cuenta con celebraciones todos los días, por lo que la intervención quedó sujeta a la no suspensión de sus actividades, así como a buscar las formas menos agresivas y riesgosas para el desarrollo de los trabajos, y de paso, efectuar un registro preliminar del estado físico de los elementos, optimizando así nuestra presencia y haciendo un reto a la capacidad profesional que pudiéramos mostrar. A continuación se enlistan las condicionantes que se tuvieron que resolver: 1.- Ceremonias religiosas programadas con mucha anticipación (un año aproximadamente). 2.- Evitar presencia de andamiajes al interior para no deslucir el entorno. 3.- Celebración de misas diarias en horarios de 8:30, 19:00 y 20:00 hrs. con mobiliario provisional. 4.- Reducir al máximo el factor riesgo por maniobras (daños mecánicos). 5.- Efectuar limpieza seca y registro de deterioros básica al mismo tiempo. Deterioros más relevantes 1.- Presencia de humedades capilares en los desplantes de los muros que ya acusan daños en los lambrines de talavera e incluso los rebasa. 2.- Deterioros antrópicos en el sobredorado causado por los visitantes, debe informarse que el oro pierde su valor monetario al aplicarse, y solo pervive el valor artístico. 3.- Exfoliación del sobredorado en algunos sectores de las bóvedas –a simple vista imperceptibles– originada por filtraciones menores del extradós. 4.- Separaciones menores en motivos de argamasa en el intradós de las bóvedas, debido a los movimientos sísmicos que se sufren. 5.- Se cuenta con un sistema de líneas eléctricas y luminarias anacrónicas, de alto consumo y riesgo de deterioro mayor, por ser luz cálida o por incendio.

4. Procesos de intervención.

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5. Malla de protección durente la intervención.

Conclusión Si se me permite hacer una conclusión general, diré que: “Cada vez que nos acercamos al análisis de la Arquitectura Histórica, encontramos más y mejores muestras de los conocimientos de las generaciones anteriores como una aportación a la intemporalidad”. Bibliografía De la Maza Francisco, La decoración simbólica de la Capilla del Rosario, Ediciones Altiplano, Puebla, 1971.


Reconocimiento del patrimonio cultural del templo y barrio de San Antonio Puebla Dra. Adriana Hernández Sánchez Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

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Semblanza Académica

A

rquitecta por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Maestra en Arquitectura por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Doctora en Espacio Público y Regeneración Urbana por la Universidad de Barcelona (UB). Profesora investigadora de la Facultad de Arquitectura de la BUAP. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Mesa 4: Estudio de casos de rescate de patrimonio religioso Palabras clave: Barrio, reconocimiento, patrimonio, interdisciplina, participación.


Contenido

El presente proyecto plantea el cómo podemos establecer iniciativas participativas a favor del patrimonio. Dentro de las estrategias que se han trabajado en este barrio se parte del fundamento de que conociendo lo que existe en el lugar se recrean nuevos lazos y vínculos que pertenece a la comunidad. ¿Cómo apropiarse de lo que se ha heredado?, ¿Cómo la población se identifica con un templo, una plaza o una escultura de madera? Si no conoces lo que es tuyo no podrás identificarte con los demás. En este proyecto un punto clave es el trabajo comunitario tanto de quienes resguardan el patrimonio del templo de san Antonio en este caso los custodios oratorianos de san Felipe Neri y la población local. Otro factor de importancia que se convierte en un catalizador son los grupos o colectivos que pueden incidir en proceso de regeneración urbana, arquitectónica y social como es el grupo de Amigos de San Antonio que busca generar nuevas dinámicas en la zona para promover una mayor apropiación por parte de los residentes tanto en los espacios públicos como calles y plazas así como crear un mayor vínculo con los espacios y bienes religiosos, las costumbres que aún se practican como la fiesta de san Antonio de Padua y san Antonio Abad, dentro de las más populares. Reconocimiento del barrio a partir de la identificación del antiguo convento Para poder entender las características de este barrio tan particular, es necesario establecer que el barrio de san Antonio se localiza en la parte norte de la Zona de Monumentos Históricos de la ciudad de Puebla. Según la delimitación oficial del ayuntamiento de Puebla, el barrio tiene una superficie de 18.6 hectáreas, que comprende 17 manzanas y aproximadamente 171 predios.

1. Plano catastral del barrio de san Antonio y sus alrededores (año 2005), elaborado a partir de información del Instituto Registral y Catastral del Estado de Puebla (IRCEP) y del H. Ayuntamiento de Puebla.

La conformación del barrio de San Antonio es inseparable del crecimiento y declive de su conjunto conventual. El claustro, el atrio y en particular el templo, son testimonio histórico del barrio y de su conformación urbana. A fines del siglo XVI había al norte de la actual plazuela una “capillita dedicada a Sta. Bárbara, que fabricaron los vecinos de aquel barrio con motivo de haber caído un rayo en él y destruido una santa cruz que allí estaba colocada sobre una peana de calicanto”.1 En esta misma época, el obispo Diego Romano otorga la ermita de Santa Bárbara a los franciscanos descalzos de convento de San Diego en México para el establecimiento de un convento.2 En 1585 se menciona la existencia de una huerta anexa al convento, donde se siembran y cosechan flores y hortalizas, algunas traídas de España, entre ellas el cáñamo y la gualda, ésta última buena para la elaboración de la tinta. Dos años después se menciona que en el antiguo edificio moraban cuatro frailes en “dos o tres celdas”. Es hasta 1591 cuando se coloca la primera piedra del nuevo templo. Esta información se refuerza con la mención de que “el Monasterio de los descalzos de S. Francisco aparece ya en el Libro 2º. de los Censos (1590-1600)”.3 El mapa de 1698 de la Puebla de los Ángeles, elaborado por Cristophorus de Guadalaxara, nos muestra el templo de san Antonio y a su derecha 125 una amplia extensión de terreno que era la huerta del convento y que interrumpe la calle que viene del convento de santa Mónica. En el mapa se remarca en color amarillo la delimitación actual del barrio de san Antonio, según el ayuntamiento de Puebla. El templo y la huerta de san Antonio colindan al norte (N) con el antiguo río de san Francisco (anteriormente de Almoloya). Después del río se pierde la traza reticular de la ciudad, los achurados indican variaciones topográficas del cerro de Belén (actual de Loreto) y las viviendas del barrio de Xanenetla se representan dispersadas a las faldas del cerro. Al este (E) del barrio observamos parte de una amplia extensión de terreno sin lotificación, que eran propiedad del antiguo molino de san José. En el sur (S) observamos la calle de santa Mónica, colindante con el convento del mismo nombre. Al oeste (O) hay manzanas definidas pero no lotificadas.

1. Fernández de Echeverría y Veytia, 1777. 2. Leicht, 1934. 3. Leicht, 1934.


conflictos armados, el que causó mayor destrucción en la ciudad fue el sitio de Puebla de 1863, con inmuebles dañados e incluso destruidos, con insuficiencia de servicios públicos y una problemática sanitaria severa. Aunque los resultados de las inspecciones sanitarias realizadas en 1867 por la Junta de Salubridad del Ayuntamiento en los panteones de san Francisco, del Carmen, de san Roque y de san Antonio recomendaban que se construyera un nuevo cementerio, fue hasta 1877 que se construyó el Cementerio Municipal de Puebla en terrenos del antiguo rancho Agua Azul, quedando sin uso el panteón de san Antonio en 1880. Otro cambio significativo, es que en 1878 la plazuela del barrio de san Antonio es renombrada como “Mártires de Tacubaya” por acuerdo del cabildo de la ciudad.6 2. Mapa de la ciudad de Puebla de 1698, elaborado por Cristophorus de Guadalaxara. (Vélez Pliego & et al, 1997)

En el mapa de 1754, elaborado por Joseph de Medina se aprecia el conjunto conventual de san Antonio, conformado por el templo, una construcción con tres patios y la huerta, delimitado por muros aparentemente gruesos y a una distancia considerable del río. Dentro 126 de los cambios notables con respecto al mapa de 1698, observamos que se define ya la plazuela frente al templo y que al oeste (W) algunas de las manzanas están lotificadas y construidas, las cuales conforman el naciente barrio del Refugio. En 1778, durante las modificaciones que se realizaban al convento, se descubrió que el camarín del templo era la antigua ermita.4 En el mapa de Cariaga y Sáenz de 1856 se observa un mayor espacio abierto enfrente del templo que es la plazuela de san Antonio, en tanto que la antigua huerta ahora es un panteón construido en 1849.5 Al norte (N), en el barrio de Xanenetla y junto al río, se distinguen tres ladrilleras, al este (E) el cuartel militar y el molino de san José y al oeste (W) los terrenos del molino de san Antonio, más a la izquierda se establecen los hornos de cal en el barrio del Refugio. En el año de 1856, el templo pasa a manos del clero secular. El siglo XIX fue de constantes conflictos armados, desde el inicio del movimiento de independencia en 1810, pasando por las invasiones extranjeras y los conflictos internos entre liberales y conservadores. En el caso de la ciudad de Puebla, a mediados de siglo se dieron los enfrentamientos más fuertes, en particular por la invasión francesa, que modificaron drásticamente la fisonomía de la ciudad. De todos estos

3. Mapa de la ciudad de Puebla de 1856, elaborado por Luis G. Cariaga y Saénz. (Vélez Pliego & et al, 1997).

En la década de ochentas, se observa una ciudad ya sin barricada ni fortificaciones en los límites y en el caso del barrio de san Antonio una definición de la traza con mayor coincidencia a la traza actual. El panteón existe pero ya no se realizan inhumaciones. En los alrededores continúan funcionando las ladrilleras (barrio de Xanenetla), los molinos (san José y san Antonio) y las caleras (el Refugio). En 1900 se permitió 4. Leicht, 1934. 5. Leicht, 1934. 6. Leicht, 1934. 7.Leicht, 1934.


a los habitantes de San Miguel Canoa, conforme a su petición, vender carbón en la plazuela del barrio de san Antonio o de los Mártires de Tacubaya.7 El denominado “plano de anuncios prácticos” de 1915 es el último en el cual se indican las calles con los nombres antiguos, ya que en 1917 la ciudad cambió a una nomenclatura de calles cardinal. El mapa de Arriaga y Muñoz de 1919, ya con nomenclatura cardinal, nos muestra una distribución de manzanas similar a la que actualmente existe, salvo por la presencia del río y las interrupciones de algunas manzanas como la del antiguo panteón de san Antonio. Ya no se indican las ladrilleras, los molinos y las caleras. En la segunda década del siglo XX, una actividad de riesgo que se realizaba en los barrios de san Antonio y el Refugio era la pirotecnia, misma que en algunos medios de la época se mencionaba que era muy peligrosa para una de las zonas más pobres de la ciudad. El 2 de agosto de 1928, el Consejo Municipal de Puebla de Zaragoza aprueba el “Reglamento para el ejercicio de la prostitución” y se establece una zona de tolerancia (o zona roja) en el Barrio de San Antonio. Esta nueva “zona” funcionará hasta 1968, cuando se traslada delante de la nueva estación ferroviaria, al norte de la ciudad de Puebla. En el mapa de 1937, elaborado para la revista Mignón, se distingue en la plazuela del barrio de san Antonio la distribución espacial del mercado de carbón. Al norte (N) del río ya no están las ladrilleras y en su lugar se distinguen nuevas colonias, al igual que al este (E) donde en vez del molino de san José ahora observamos el fraccionamiento Molinos de San Francisco. Cabe mencionar que en esta época coincidían en el barrio la zona de tolerancia, los establecimientos pirotécnicos y el mencionado mercado de carbón.

4.- Mapa de la ciudad de Puebla de 1937, publicado en la revista Mignón. (Vélez Pliego & et al, 1997).

A mediados del siglo XX, se conserva la manzana original del convento de los franciscanos descalzos (dieguinos) de san Antonio, aunque en el costado derecho de la misma (colindante con la privada 24 oriente) se observan nuevas construcciones que no forman parte del conjunto, además de que presenta algunos elementos agregados al costado derecho del templo. La manzana del convento se conserva como tal hasta mediados del siglo XX, ya que en un plano urbano de 1947 8 se aprecia que la calle 5 de Mayo se prolonga hasta topar con el río San Francisco, dividiendo el terreno de la huerta y conservándose únicamente el arco neoclásico del antiguo acceso del panteón, diseñado en el siglo XIX por el arquitecto José Manzo. En el año de 1963, el arco se demuele, coincidiendo con las obras de entubamiento del río san Francisco. Aunque desde mediados del siglo XIX la subdivisión de predios e inmuebles religiosos fue una constante en el país, en el caso del antiguo convento de san Antonio este fraccionamiento continuó durante todo el siglo XX, al punto de que del conjunto original solo se conservan el templo y el convento. En conclusión, a partir de la interpretación de los mapas antiguos de 127 la ciudad de Puebla y de la consulta de bibliografía histórica, podemos identificar las siguientes etapas constructivas del antiguo convento de franciscanos descalzos, o dieguinos, de san Antonio. 1. La extensión original del conjunto (templo, convento y huerta) comprendía una sola manzana ahora dividida en dos, entre el actual bulevar Héroes del 5 de Mayo, la privada de la 24 oriente, la 24 orienteponiente y la privada de la 24 poniente. La apertura de la calle 5 de Mayo que desemboca con el bulevar pasa por encima del antiguo terreno del panteón. 2. El camarín del actual templo, posterior al altar, fue la antigua ermita existente a finales del siglo XVI, identificada como tal en 1778 durante los trabajos de remodelación del convento y mencionada por Mariano Fernández de Echeverría y Veytia. 3. El convento de los dieguinos funcionó como tal hasta 1856, cuando pasó a manos del clero secular. A partir de este año, y coincidiendo con la desamortización de bienes eclesiásticos de las leyes de Reforma, comienza la división y posterior subdivisión del conjunto durante el resto del siglo XIX y la primera mitad del XX, los predios resultantes fueron ocupados principalmente para construir vecindades. 8. (Vélez Pliego & et al, 1997)


4. Del antiguo conjunto conventual, que funcionó de 1591 a 1856, se conservan el templo, el atrio y una parte del convento alrededor de un patio. En este punto, cabe mencionar que en el costado derecho del templo pueden identificarse algunos vanos tapiados que comunicaban con las crujías. 5. En el caso de la antigua huerta, ésta existió hasta 1849, año en que se construyó el panteón y en el que se realizaron exhumaciones hasta 1867, aunque fue clausurado en 1880. 6. Hasta 1937, una fotografía aérea nos indicaba que el templo contaba con una sola capilla y que las otras dos, además de la nueva sacristía, fueron construidas posteriormente. 7. La delimitación actual del templo de san Antonio, comprende aproximadamente una cuarta parte de la extensión original del antiguo conjunto conventual. Reconocimiento del templo (bien inmueble y bienes muebles) Descripción Arquitectónica El templo de san Antonio tiene una riqueza excepcional principalmente por el arte que se encuentra en su interior, su arquitectura y tradiciones, así como por la importancia en el desarrollo histórico de la zona 128 norponiente del centro histórico. Es un inmueble que se caracteriza por la combinación de materiales como el ladrillo y la argamasa muy característicos del siglo XVIII. En épocas anteriores, este templo fue el pretexto para conformar un gran complejo del que actualmente solo se conserva una parte, aunque este conjunto se conformaba también por un atrio y una huerta, que posteriormente también fue un cementerio. El ingreso al templo es por medio de un gran atrio en el cual se accede por un arco que esta rematado por una cruz de piedra. La fachada está recubierta por ladrillos a manera de petatillo, se flanquea por dos espadañas, una de grandes dimensiones del lado de la epístola y otra pequeña del lado del evangelio, ambas con campanas. En la parte central, arriba del acceso, la representación de santa Bárbara se distingue por las torres, que representan el lugar donde fue apresada por su padre. Antiguo panteón En el atrio se pueden apreciar algunas placas que nos indican que existía un panteón dentro del atrio, pero como a fines del siglo XIX se había establecido que se deberían retirar de los atrios las tumbas, entre las más antiguas están unas lápidas del siglo XVIII.

Vía Crucis El Vía Crucis que se localiza en el atrio del templo es único en su género, ya que en el perímetro se construyeron una serie de nichos con azulejos en donde se hace un recorrido por las diferentes estaciones en donde se describen en castellano antiguo un total 14 estaciones más dos de apoyo en el inicio y final. Primera Estación: Jesús es condenado a muerte, Segunda Estación: Jesús carga la cruz, Tercera Estación: Jesús cae por primera vez, Cuarta Estación: Jesús encuentra a su madre María, Quinta Estación: Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz, Sexta Estación: Verónica limpia el rostro de Jesús, Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez, Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén, Novena Estación: Jesús cae por tercera vez, Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras, Undécima Estación: Jesús es clavado en la cruz, Duodécima Estación: Jesús muere en la cruz, Decimotercera Estación: Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre, Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado. Nuevas iniciativas para la inclusión social en el barrio de san Antonio Durante el 2012, jóvenes arquitectos y estudiantes de distintas universidades de México iniciaron un proceso de participación ciudadana y regeneración urbana en el barrio de San Antonio, localizado en un sector de los más deteriorados dentro de la poligonal del centro histórico de la ciudad de Puebla, por lo que era indispensable plantear propuestas e intervenciones arquitectónicas y sociales tanto en espacios públicos, así como un reconocimiento del templo. Para conocer un poco más sobre el barrio tuvimos que establecer un contacto directo con la población de San Antonio, por lo que se desarrollaron una serie de talleres donde con la ayuda de los asistentes se conocieron costumbres, oficios, así como las problemáticas principales del lugar. Con esta actividad pudimos concretar diagnósticos urbano-sociales donde los principales problemas detectados fueron: violencia, vandalismo, desintegración familiar, deterioro en viviendas, falta de espacios de recreación, falta de fomento a los valores y la cultura entre otros conflictos que impiden el desarrollo integral de la comunidad, pero así como se señalaron puntos negativos encontramos muchas potencialidades como el gran fomento al deporte en particular el futbol, así mismo en el barrio se practican oficios como la herrería, la carpintería y principalmente el graffiti artístico. Una vez conociendo las problemáticas y potencialidades del lugar, así como las necesidades reales de la población nos dimos a la tarea de establecer propuestas


proyectuales para el barrio, como principal objetivo se planteó darle identidad al barrio por medio de su principal medio de expresión “el graffiti”. La intención fue llevar el graffiti de su típica forma de expresión sobre un muro, a proponerlo plasmarlo en mobiliario urbano, señalética, relieves en fachadas, se propusieron distintos diseños de bancas, bolardos, con la finalidad de que los artistas del graffiti del barrio pudieran aportar su personalidad en las piezas.

En el verano de 2013 el equipo conformado por alumnos de diferentes partes de México realizaron un taller participativo con la intención de marcar estrategias generales para el barrio en diferentes rubros, en este periodo se trabajó a partir del involucramiento de un solo grupo que lidera una parte del barrio, grupo que ha generado el involucramiento de otros actores o colectivos de la zona como es el caso de Amigos de San Antonio y los universitarios involucrados en el verano.

Actualmente dentro del espacio público del barrio existe una cancha de futbol rápido y una caseta, por lo que se buscó la forma de integrar estos espacios al proyecto, propusimos la adaptación de una biblioteca en la caseta para que toda la gente del barrio tuviera acceso a los libros, para esto convocamos a una colecta de libros donde se recaudaron 300 ejemplares, en la actualidad la colecta sigue abierta y se han donado libros por medio de las redes sociales.

Un instrumento como medio de difusión y promoción de la conservación del patrimonio cultural Dentro de las estrategias para la promoción del patrimonio religioso se ha desarrollado un folleto el cual explica desde una visión urbana la importancia del barrio, las características arquitectónicas del inmueble, además de la descripción de algunos bienes muebles entre los que destacan las esculturas de madera tallada de los Cora, como las de San Pascual Bailón y San Pedro de Alcántara; pinturas como la Anunciación de María, Nuestra Señora de la Cueva, San Antonio de Padua, Natividad de María, Tránsito de San Francisco, Boda de María y José, o la Virgen de los Desamparado de Joshep Carnero, otro de los cuadros que se destaca en la escala del barrio es la conocida como “la Piocha”, identificada como una persona del barrio.

La participación ciudadana ayuda a concebir proyectos más sinceros y acordes a las necesidades reales de la población lo cual también era uno de los objetivos principales del proyecto, entregar propuestas viables, sustentables y acordes a un contexto, los cuales en su mayoría respondían a entornos deteriorados, por medio de la participación ciudadana en la búsqueda de una mejora de su entorno. El concurso Diseña San Antonio se establece por iniciativa de una alumna de prácticas profesionales visitante en la BUAP, que planteó el desarrollo de un concurso creativo en donde estudiantes y egresados de arquitectura, artistas, practicantes de algún oficio, así como, cualquier persona interesada en la regeneración del barrio de San Antonio brindara ideas o planteamientos sobre mobiliario urbano para el espacio público, éste podía ir desde una banca, juegos infantiles, luminarias y todo aquel objeto que pudiera ser insertado en el espacio. La idea principal del concurso era diseñar mobiliario apegado al contexto social y urbano del barrio además de proponer una pieza que pudiera ser materializada con la ayuda de distintos oficios que se practican en el barrio, para que la comunidad en conjunto con los participantes pudieran fabricarlas en un taller posterior. Para el taller de construcción de las piezas ganadoras se inició con la banca ganadora del primer lugar de las propuestas cuya fabricación sería a corto plazo, se compró el material con el monto recaudado de las inscripciones y se procedió a construirla con ayuda de Don Miguel Díaz, practicante del oficio de la herrería en el barrio. Actualmente está en proceso de terminación con la aplicación de pintura por parte de los graffiteros del barrio de san Antonio.

Conclusión Esta línea de investigación permite enfatizar que es muy importante involucrar a los diferentes actores que intervienen en los procesos de conservación en los templos, entre ellos feligreses, sacerdotes y encargados, con el objetivo de incidir en la mejora de sectores deteriorados como el barrio de san Antonio. Se hace una reflexión de que nuestro país se caracteriza por la pobreza urbana así como por la pérdida de patrimonio debido al desconocimiento del mismo, por lo que involucrar a la población es una de las tareas más importantes, ya que el patrimonio no solo es tarea de las instancias que lo resguardan sino también de la población, ya que es la que realiza procesiones, festeja a los santos y financia la rehabilitación de piezas. El trabajo con la sociedad permite promocionar nuevas actividades dentro de sectores vulnerables como es el caso de los centros históricos, este hecho debe formar parte de las políticas de conservación de las zonas monumentales. Sumar nuevas formas de reconstruir el tejido social así como promover una nueva manera de concebir la ciudad desde diferentes disciplinas, es trabajar de una manera multidisciplinar. Se confirma que el establecer una misma metodología para promover

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actividades participativas no garantiza que se obtendrán resultados similares, cada sector es diferente y se tienen que diseñar y rediseñar los procesos seleccionados. Bibliografía Contreras Cruz, C. La ciudad de Puebla: estancamiento y modernidad de un perfil urbano en el siglo XX (Primera ed.). Puebla, Puebla, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 1986. Fernández de Echeverría y Veytia, M. Historia de la fundación de la Ciudad de Puebla de los angeles en la Nueva España, su descripción y presente estado. Puebla. 1777. Gobierno del Estado de Puebla. Catálogo de monumentos arquitectónicos, artísticos e históricos de la ciudad de Puebla. Puebla. 1985. Leicht, H. Las calles de Puebla (Tercera ed.). Puebla: Gobierno del Estado de Puebla. 1934. 130 Neff, F. M. La escuela de Cora en Puebla. La transición de la imaginería a la escultura neoclásica. México: Universidad Nacional Autónoma de México. 2013. Noyola, P. Cien años de recuerdos poblanos (Primera ed.). Puebla, Puebla, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 2010. Salamanca Montes, J. Puebla (México): Una ciudad histórica ante un futuro incierto. Recuperado el 27 de Julio de 2012, de Scripta Nova revista electrónica de geografía y ciencias sociales: http://www. ub.edu/geocrit/sn/sn-194-42.htm, 2005. Valdivia Pérez, F. Guía de Patrimonio Religioso de la Ciudad de Puebla (Primera ed.). Puebla: H. Ayuntamiento de Puebla. 2012. Vélez Pliego, F. M. Planeación, crecimiento urbano y cambio social en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla (Primera ed.). Puebla, Puebla, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 2007.

Vélez Pliego, F. M., & et al. Cartografía histórica de Puebla. 1997. Romero, G.; Rosendo M.; Enet M.; Oliveras R.; García. L.; Coipel M. y D. Osorio, La participación en el diseño urbano y arquitectónico en la producción social del Hábitat. México. Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el desarrollo CYTED. 2004. Vidal, T. y A. Remesar, Seis aspectos de la participación en procesos de transformación urbana en Res, Revista de Educación Social, disponible en: http://hdl.handle.net/2445/34354 (accesado abril 2012). 2008. Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos Presidencia de la República, Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. México. 2007. Gobierno del Estado de Puebla, Ley de Desarrollo Social del Estado de Puebla. México. 2006. Puebla Gobierno Municipal, Plan municipal de desarrollo 20112014. México. 2011. Tesis: Hernández, A., El espacio público en el centro histórico de Puebla, México, Tesis doctoral, Barcelona, Universidad de Barcelona. 2009. Colaboraron en el proyecto: p. Mtro. Arq. Christian Enrique de la Torre Sánchez Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Arquitecto y pasante de la Maestría en Conservación del Patrimonio Edificado de la BUAP. p. Mtro. Arq. Eduardo Funes Cacho Universidad Iberoamericana campus Puebla. Director General en UrbanarKia: Estudios, Experimentación y Gestión Urbana. Docente en Universidad Iberoamericana Puebla. p. Arq. Claudia Orea Berra Amigos de san Antonio Pasante de Arquitectura por la BUAP. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).


La diferencia entre reparar y restaurar, estudio de caso Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca Lic. Nohemí Sarahy Fernández García Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural-INAH

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Semblanza Académica

L

icenciada en Restauración de Bienes Muebles, egresada de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente. Ha participado en proyectos de restauración de pintura mural en el estado de Mexico y Chiapas, así como bienes inmuebles por destino en el Estado de Mexico y Oaxaca, desde hace dos años labora en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC).

Mesa 4: Estudio de caso de rescate de patrimonio religioso. Palabras clave: Reparación, restauración, retablo, Zegache.


Contenido

Este breve texto pretende promover la reflexión acerca de la decisión de cuándo se debe REPARAR y cuándo se debe RESTAURAR, recalcando la importancia sobre consultar y asesorarse de personas especializadas, quienes serán los responsables de seguir los procesos teórico-metodológicos y los materiales más adecuados para la correcta intervención del patrimonio cultural. Tanto la conservación como la restauración son disciplinas de carácter científico que han evolucionado en cuanto a los métodos y materiales empleados, los nuevos descubrimientos y avances tecnológicos están a la vanguardia en la calidad de sus productos, así como la profesionalización de la licenciatura. El conocimiento empírico adoptado por los técnicos en restauración es necesario dentro de los proyectos, debido a que existen pocos restauradores para cubrir la demanda cultural, pero quedando claro que el responsable de la toma de decisiones siempre será el restaurador residente. La mayor problemática de los egresados de la licenciatura en conservación y restauración es la poca preocupación por actualizarse en cuanto a los avances científicos en el ámbito de la restauración. De tal manera que los productos o las metodologías utilizadas como 132 enseñanza clásica, la mayoría de las veces perjudican las obras que influyen de manera directa en la creación o modificación de productos y metodologías, muchas veces viéndose perjudicadas las obras con materiales y técnicas irreversibles, invasivos, y en otros casos su aplicación anula las posibilidades de ser estudiadas a futuro. Se tomó como caso de estudio a Santa Ana Zegache, ya que mostraba estos dos tipos de intervenciones que son la reparación y la restauración, teniendo como ejemplo cinco retablos trabajados (cuatro reparados y uno restaurado). Las palabras reparación y restauración generalmente han sido utilizadas indistintamente por el común de las personas; sin embargo sus significados y campos de acción son distintos, y ambos conceptos comparten como objetivo la preservación de un objeto. La reparación está en respuesta de la necesidad de que un objeto siga cumpliendo con su función dentro de un marco establecido. Las campanas de un templo, un carro o un instrumento musical. Algunas reparaciones requieren de ingenio y conocimiento, la diferencia es quien la hace, da lo mismo un principiante de restauración que un aficionado capaz. La pregunta más bien va dirigida a ¿en qué momento es válida la reparación? Y ¿todo objeto antiguo debe ser restaurado? La mayoría de

las veces este proceso es realizado sin conocimientos previos acerca de los materiales, uso y función, técnica de manufactura e historicidad de la pieza llegando a dañar de manera considerable aspectos históricos, estéticos, así como la anulación de posibles estudios científicos. Por otra parte la restauración se basa en la documentación, el análisis y la investigación, para generar una propuesta que implique el conocimiento a fondo del objeto como parte de un documento histórico, lo que derivaría en la realización de una caracterización completa como lo menciona la restauradora Bárbara Appelbaum.1 La caracterización completa abarca el estudio y análisis de las características materiales (tangibles), inmateriales (intangibles), así como la información específica y no especifica del objeto a intervenir. En su conjunto abarca tanto la identificación de materiales, técnica de manufactura, naturaleza de los deterioros, análisis de la historia, los valores actuales y futuros, y la información acerca de los objetos relacionados con otras disciplinas. La diferencia entre ambas palabras radica en la formación profesional y la experiencia empírica. En Mexico la licenciatura en conservación y restauración de bienes muebles es impartida primordialmente por dos escuelas dedicados a la impartición de dicha tarea, estas son: la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) y la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), cuyos planes de estudios están divididos en 9 y 10 semestres respectivamente. Los planes de estudio de ambas instituciones (ENCRyM y ECRO) consisten en la impartición de cátedras al alumnado, donde la teoría y la práctica es fundamental para la buena formación del futuro restaurador. Este quehacer de conservar-restaurar, implica el diseño y desarrollo de metodologías de evaluación, investigación e intervención con ética de responsabilidad, con apego a los criterios teóricos y con el más alto nivel de conocimientos técnicos y científicos. La diferencia entre un técnico y un restaurador consiste en las habilidades, el conocimiento acerca de los materiales y las técnicas de manufactura con las que fueron creados los bienes culturales, la identificación de efectos, causas y mecanismos de deterioro,

1. Appelbaum, B., Conservation treatment methodology. ELSEVIER: U. K. 2009. 2. Datos consultados de la página electrónica de la Fundación Cultural Rodolfo Morales A.C., [Consultada el día 19 de agosto del 2013], http://www. fcrom.org.mx/py/restauracion.php.


que proporcionan el planteamiento y desarrollo de un proyecto de conservación y restauración idóneos para la intervención de una obra, aunque habría que pensar en el técnico y qué papel juega, ya que por algo siguen vigentes. El caso de Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca La comunidad de Santa Ana Zegache es parte del municipio de Ocotlán; municipio enclavado en la región de los Valles Centrales del estado de Oaxaca. Santa Ana Zegache se compone del nombre de uno de los personajes más importantes de la religión católica, así como de una palabra zapoteca, lo que refleja el sincretismo de esta zona. Santa Ana es la madre de la Virgen María, madre del redentor, patrona de las mujeres trabajadoras y las mujeres embarazadas en la labor del parto, así como de los mineros. Zegache se compone de las palabras Zet “mogote” y Gache “siete”, que significa “siete mogotes”. El poblado está al pie del cerro conocido como Marisánchez o la Teta Marisánchez.2 La comunidad cuenta con un templo dominico que data del siglo XVII. La planta es de una nave de cañón corrido, reforzado por arcos fajones y arcos torneros, en el crucero se encuentra una cúpula sostenida por pechinas. El templo es delimitado por una barda atrial almenada y en sus cuatro esquinas se ubican sus capillas posas.3 El interior del templo resguarda un legado artístico e histórico de valor inmensurable, entre los que destacan las diferentes etapas de pinturas murales, doce retablos barrocos del siglo XVIII, dos pilas bautismales de piedra dorada, una colección de espejos con sus marcos estofados, manuscritos de los siglos XVII al XIX, así como una gran cantidad de pinturas de caballete y esculturas policromadas de gran calidad estética.

1. Interior del templo de Santa Ana Zegache (Richard D. Perry 2006).

Las intervenciones realizadas por el maestro Morales comenzaron en el año de 1995,4 entre las que destacan: la repolicromía de la fachada y la creación de los “Talleres Comunitarios de Zegache A.C.” que con el apoyo de la Fundación Harp Helú y Rockefeller otorga becas a gente de la localidad y ha realizado la reparación de cuatro retablos:5 •Virgen del Carmen •Virgen de Guadalupe •Dulce nombre de Jesús •Crucifixión

2. Vista general antes y después de la intervención del maestro Rodolfo Morales, en el Templo de Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca. (Talleres comunitarios 2010).

Los dos primeros realizados por el maestro Manuel Serrano y los últimos por la directora de los talleres comunitarios la señora Georgina 133 Saldaña Wonchee. Durante el proceso de reparación del retablo de la crucifixión (obra del siglo XVIII) el Centro INAH-Oaxaca suspendió la obra, de acuerdo a los artículos 6 y 7 del Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos,6 al no contar con el permiso del INAH para intervenir el bien inmueble por destino, aunado a la falta de un restaurador a cargo de la obra. Ante dicha situación la Sra. Saldaña solicitó la ayuda de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) para finalizar el armado y los procesos restantes bajo la supervisión del personal de la institución. Gracias a este antecedente se realizó la restauración del quinto retablo dedicado a la Virgen Dolorosa. El proyecto estuvo coordinado por el Rest. Luis Huidobro Salas, supervisado por mí (ambos trabajadores de la CNCPC), así como la participación de la gente becada de los “Talleres Comunitarios de Zegache A.C.” 3. Ibídem. Esta fue una obra colectiva entre la Fundación Cultural Rodolfo Morales A.C. y la comunidad. 4. Rodolfo Morales (1925-2001) Pintor surrealista oaxaqueño con una gran trayectoria artística, destacando por la labor altruista con la gente de Ocotlán y la intervención realizada en varios inmuebles de este mismo municipio. 5. Remitirse a la página 3 de este documento, donde se menciona la diferencia entre las palabras reparar y restaurar. 6. Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, (2008). Instituto Nacional de Antropología e Historia, Mexico: p.p. 24 y 25.


Durante los siete meses que duraron los trabajos de restauración en el retablo de la Virgen de los Dolores, a los becados se les recalcó e instruyó en la importancia de utilizar materiales compatibles con el original y técnicas no invasivas, respetando los principios teóricos y prácticos de la disciplina. Como resultado de lo antes mencionado los becados pudieron percibir y comparar los alcances obtenidos en los ejemplos de reparación y restauración de los bienes inmuebles por destino de su iglesia.

Discusión de procesos técnicos Durante la intervención del retablo de la Virgen de los Dolores, destacaron tres procesos que de alguna manera provocaron la molestia de la directora de los talleres.7 Debido a estar familiarizada con los métodos enseñados por el maestro Serrano así como un completo desconocimiento de las nuevas propuestas. Las nuevas acciones consistieron en el relleno de oquedades, reintegración cromática con micas doradas y la aplicación de parches en el reverso de la pintura de caballete.8 Los últimos dos procesos fueron considerados en la metodología de intervencion inicial del proyecto,9 y la primera fue un cambio a la propuesta original,10 porque al desmontar el retablo se apreció el daño causado por la infestación de insectos y la falta de mantenimiento del mismo. El debilitamiento de la madera generado por la severa infestación de los insectos xilófagos (termitas) en los elementos estructurales y decorativos, derivó en la propuesta del rellenado de estas oquedades lo que implicó el velado de las zonas a tratar, levantamiento de la capa de madera (reverso y zonas con madera expuesta) o dorado, la saturación con pasta de aserrín y bloques de madera de colorín, bajar la capa y develar.

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4. Detalles de las oquedades provocadas por los insectos xilófagos (izq.) y del proceso de relleno con madera de colorín y pasta de aserrín (der.). (Sarahy Fernández, 2012).

3. Retablo de la Virgen de los Dolores. (Sarahy Fernández, 2012)

7. Es importante mencionar que la directora de los Talleres Comunitarios de Zegache A.C., no es restauradora, sus conocimientos los adquirió a través de la experiencia. 8. Actualmente estos procesos son válidos y está comprobada su efectividad tanto para la retratabilidad y las características físicas y químicas para la compatibilidad con el sustrato original. 9. Huidobro L., Proyecto de restauración del retablo colateral del Templo de Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca. Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural-INAH: México. 2011. 10. Fernández S., Informe de restauración del retablo colateral del Templo de Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca. Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural-INAH: México. 2012.


La reintegración de dorado causó una polémica debido a que en las intervenciones de los cuatro retablos trabajados por los Talleres, habían utilizado hoja de oro cortada según las necesidades visualizándose cuadros de diversos tamaños, así como la utilización de una pintura dorada para reposiciones de grandes dimensiones.

5. Detalles de la reintegración cromática utilizando hoja de oro (der.) y la utilización de una pintura dorada para reposiciones (izq.), ambos ejemplos del retablo de la Virgen de Guadalupe. (Sarahy Fernández, 2012).

Por lo anterior, cuando se propuso aplicar un bol pigmentado sobre los resanes, material que recibiría las micas doradas entonadas al oro del resto del bien inmueble por destino, se originó una gran molestia, ya que esperaban que se siguiera con la misma metodología aplicada con anterioridad. Ésto se sumaba a la posibilidad de que la comunidad no aceptara dicha propuesta, no obstante finalmente esta técnica fue aceptada con agrado. La razón por la que fue admitido este proceso es que la gente se dio cuenta que visualmente la aplicación de la mica dorada era menos invasiva con el original, aunado a que la superficie se apreciaba uniforme y continua, sin tener interruptores o dar la apariencia de un proceso inconcluso como sucede con los parches de hoja de oro.

6. Detalles del antes y después de la reintegración con micas en el retablo de la Virgen Dolorosa. (Sarahy Fernández, 2012).

Una de las fortalezas del trabajo de restauración que hacen los Talleres Comunitarios de Zegache A.C., es la intervención de pinturas de caballete, y el proceso que suelen realizar es el reentelado a la cera-resina, que implica el encapsulado de los estratos pictóricos e imposibilita su futuro estudio. En el caso de la pintura del Trono de Gracia, se les hizo ver que sólo era necesaria la colocación de parches para reforzar las roturas ya que las capas subsecuentes presentaban un estado de conservación bueno. Conclusiones La experiencia te da habilidad manual pero la preparación académica te da la capacitación en cuanto a la observación analítica, el conocimiento de materiales, la experimentación, la investigación, la actualización, entre otros aspectos que sólo se aprenden de una formación profesional. La importancia de conocer y utilizar la correcta terminología en cuanto a las palabras reparación y restauración radica esencialmente en las distinciones entre las operaciones técnicas, la aplicación de los materiales idóneos y compatibles con el resto del objeto, sin que éstas afecten o modifiquen las características históricas, aunque ambas palabras comparten la necesidad de preservar los objetos a futuro. El templo dominico de Santa Ana Zegache es una excelente muestra 135 de la riqueza cultural que posee esta comunidad, con ejemplos de diferentes épocas y estilos así como la revalorización del inmueble para su rescate por parte del maestro Morales, quien no solo se preocupó por el edificio, sino que fue el fundador de una escuela-taller que brinda la oportunidad de evitar la migración de zegacheros a los Estados Unidos, ofreciendo becas y dando como herramienta el aprendizaje de un oficio. Las intervenciones realizadas a los cuatro retablos por los Talleres Comunitarios de Zegache A.C., pretendieron rescatar la parte estética de dichos bienes inmuebles por destino, sin embargo los parches de hoja de oro aplicadas con el fin de cubrir faltantes de este material sólo causan confusión ya que están colocadas de manera discontinua con formas y tamaños diferentes, además de que invaden el original. Cabe señalar que en alguna época esta fue la solución dada por la disciplina, hoy en día ya no es tan viable, por lo que se ha propuesto se sustituya este tipo de reintegración de faltantes relativamente pequeños por micas doradas. Cabe mencionar que a través de la especialización de la conservación y restauración, se buscan mejores alternativas para la preservación de los bienes culturales, evitando la alteración de información que viene implícita en toda obra considerada monumento histórico, buscándose mejorar las propuestas que permitan la recuperación de


las características estructurales, estéticas e históricas de las piezas. La importancia de colaborar y coordinar los trabajos de restauración en comunidades suele complicarse, si no se tiene la comunicación con las personas y sobre todo trasmitir el conocimiento adquirido para lograr mejores resultados tanto técnicos como personales. Bibliografia •Appelbaum, B., .Conservation ELSEVIER: U. K. 2009.

treatment

methodology.

•Fernández S., Informe de restauración del retablo colateral del Templo de Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca. Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural-INAH: México. 2012. •Huidobro L., Proyecto de restauración del retablo colateral del Templo de Santa Ana Zegache, Ocotlán, Oaxaca. Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural-INAH: México. 2011. 136 •Datos consultados de la página electrónica de la Fundación Cultural Rodolfo Morales A.C., [Consultada el día 19 de agosto del 2013], http:// www.fcrom.org.mx/py/restauracion.php. •Datos consultados de la página electrónica de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía [Consultada el día 19 de agosto del 2013], http://www.encrym.edu.mx/

•Datos consultados de la página electrónica de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente [Consultada el día 19 de agosto del 2013], http://www.ecro.edu.mx/ •Muñoz V. Teoría contemporánea de la restauración. SINTESIS: Madrid. 2003. •Pico P., Caracterización y evaluación de propiedades mecánicas de un compuesto plástico madera (CPM) empleado como material de relleno para oquedades causadas por termitas en escultura de madera policromada. Tesis de licenciatura, ECRO: México. 2013. •Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Mexico. 2008. p.p. 24 y 25.


Memoria Grรกfica 137


Inauguracion

1.- Presidium: Antrop. José Francisco Ortiz (Centro INAH Puebla), Lic. Octavio Ferrer (CECAP), Don Víctor Sánchez Espinosa (Arzobispo de Puebla) y Dr. Xavier Cortés Rocha (UNAM).

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3- Antrop. José Francisco Ortiz Pedraza.

2.- Excmo. Sr. Víctor Sánchez Espinosa.

4.- Inauguración oficial.


Conferencias magistrales

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Conferencia magistral 25 septiembre

Conferencia magistral 26 septiembre

1.- Dr. Pablo Amador. Instituto de Investigaciones EstĂŠticas / UNAM.

1.- Dr. Luis Arnal. Consejo de Ciencias y Humanidades/ UNAM.


Mesa 1

1.- Dr. Xavier Cortés Rocha. Investigador Facultad de Arquitectura

140 UNAM.

2.- Ernesto Valenzuela Valdivieso. Escuela Nacional Preparatoria, UNAM.

Mesa 2

1.- Fuentes de financiamiento para la conservación del patrimonio religioso.

2.- Arq. Raúl Delgado. Director General de Sitios y Monumentos CONACULTA.


Visita al Ex Convento de Tecamachalco Como parte de las actividades del Congreso Prevenir para Conservar, acciones para la salvaguarda del patrimonio religioso se realizó una visita al inmueble en el que fue posible saber la historia del edifico cuya construcción tuvo lugar entre 1541 y 1557, siendo el guardián en este último año Fray Francisco de Toral. De este inmueble destacan las obras atribuidas al pintor indígena Juan Gerson, ubicadas en el sotocoro del ex convento, las cuales han atraído a cientos de turistas de todo el mundo. Asímismo la visita dio a conocer los trabajos de remodelación y conservación del ex convento franciscano de Tecamachalco en su atrio, claustro y callejón, dirigido por el arquitecto Martín Limón de la Sección de Monumentos Históricos del INAH. En su turno, el Arq. Sergio de la Luz Vergara Berdejo, del Centro INAH Puebla, dio una amplia y detallada explicación acerca de las pinturas del sotocoro así como de los procesos de conservación que se han llevado a cabo en todo el conjunto conventual.

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1.- Plática impartida por el Arq. Martín Limón y Arq. Sergio Vergara

3.- Destacados invitados del Congreso Prevenir para conservar. Dr. Luis Arnal y esposa, María Teresa Cordero, Francisco Pérez de Salazar y Sergio Vergara.

2.- Detalle de las pinturas del sotocoro.

4.- Equipo de trabajo de la Dirección de Conservación Patrimonial.


Mesa 3

142

1.- La participaciรณn social y la conservaciรณn patrimonial.

2.- Pbro. Eduardo Becerra Gรณmez. Museo de Arte Sacro de Guadalajara.

3.- Rest. Teresita Loera. Centro INAH Morelos.


Mesa 4

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1.- Rest. Liliana Giourguli, Directora de la ENCRyM.

3.- Estudio de casos de rescate de patrimonio religioso.

2.- Arq. José Luis Galicia, Geriatría en obras.


Conferencia de clausura

144 1.- Arqlgo. Eduardo Merlo.

3.- Clausura oficial.

2.- Lic. Octavio Ferrer y Arqlgo. Eduardo Merlo.


145 1.- Interior de la Catedral.

Visita a la Catedral de Puebla Otra de las actividades del congreso fue la visita a la Catedral de Puebla por parte de los asistentes al mismo, la cual tuvo como objetivo conocer uno de los inmuebles religiosos más importantes de la ciudad y que forma parte de los monumentos históricos de la ciudad. La visita estuvo dirigida por el Lic. Fabián Valdivia, quien mostró a los asistentes la prolija colección pictórica y escultórica de la catedral e invitó a los miembros del recorrido a conocer lugares que normalmente no son accesibles a todo el público, entre ellos, la Sala de Gobelinos, la Sacristía y la Capilla del Ochavo.

2.- Capilla del Ochavo.


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