El Año Nuevo romano EL TIEMPO PARA LOS ANTIGUOS ROMANOS AÑO NUEVO, VIDA ROMANA NUEVA Texto de Javier Ramos/ La vida en Roma Antes de la incorporación del calendario juliano introducido por Julio César, los romanos utilizaban diferentes calendarios lunares, con diferentes números de meses y duraciones de año también divergentes. Y para celebrar la llegada de cada nuevo año no eran en absoluto ajenos a las supersticiones y a las rogativas a los dioses, llevaban a cabo diversas liturgias para celebrar la entrada en el año
siguiente:
se bañaban y realizaban todo tipo de purificaciones y se dedicaban a limpiar a fondo sus casas, verter agua bendita en los rincones del hogar cambiaban los muebles viejos, o intentaban simplemente limpiar su conciencia.
Sin embargo los antiguos romanos despedían el año en una fecha distinta a nosotros, ya que consideraban que en el 1 de enero no se producía ningún cambio en la naturaleza que pudiera advertir el inicio de un nuevo ciclo.
MARZO PRIMER MES DEL AÑO Así que los habitantes del viejo Imperio, recibían el año nuevo con la entrada del mes inaugural de la primavera, en el mes de
nuestro Marzo, adoptado de Marte , dios de la guerra, precisamente porque era cuando se decidían las campañas militares que se iban a emprender ese año. Los idus de marzo, eran días de buenos augurios que en el antiguo calendario romano comenzaban el decimoquinto día del mes de Martius. No obstante nuestroEnero, -undécimo mes del año para los romanos-, era cuando los cónsules asumían el gobierno. Por lo que el año abarcaba doce meses de martius hasta februarius, por este orden:
martius, aprilis (mes de las flores), maius (mes de la diosa Maia), junius (mes de Juno), quintilis (mes quinto), sestiles, september, october, november, december, januarius (mes de Jano) y februarius. Febrero era el mes de las hogueras purificadoras y los romanos que eran muy supersticiosos lo consideraban de mal agüero. La transcripción de una conversación entre el poeta Ovidio (año 43 a.C.-17 d.C.) dirigida al dios Jano ejemplifica los regalos que los romanos se hacían en año nuevo:
Moneda con el dios Jano bifronte, representa la dualidad del tiempo, de lo que empieza y lo que acaba
intercambiaban monedas cubiertas en oro impresas con el retrato de esta divinidad y alimentos dulces como dátiles, higos, nueces o miel.
También permanecen vestigios de felicitaciones por estas fechas, como una especie de carta conservada en una tablilla de madera procedente de un fuerte de la muralla de Adriano levantada en Britania.
JANUS, LO NUEVO Y LO VIEJO Jano o Janus en latín fue un dios de la mitología romana que tenía dos caras que miraban siempre en direcciones opuestas, y cuyo nombre fue adoptado para designar a nuestro primer mes del
año; Enero en castellano que deriva de la palabra en latín.
Lo más llamativo era cómo este dios con dos caras opuestas, representaba el paso del tiempo. Su dualidad le permitía, observar con un rostro el pasado; y con el otro estar atento al futuro. Como dios de los comienzos, se prodeció a invocarlo públicamente el primer día de enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Los romanos solían invocarlo al inicio de una guerra y mientras ésta durara, las puertas de su templo quedaban siempre abiertas. En época de paz su santuario permanecía cerrado.
EVOLUCIÓN DEL CALENDARIO ROMANO El regreso de Julio César de Egipto a Roma trajo, entre otras novedades a la capital de la República, la modificación del calendario que utilizaban hasta entonces. El general quedó admirado de la precisión que mostraba el calendario egipcio, basado en el movimiento aparente del sol para medir el tiempo, por lo que decidió establecer uno nuevo de doce meses con la ayuda del matemático griego Sosígenes.
Lo creó en el año 46 antes de Cristo y tomó el nombre de Juliano en honor a su persona. La reforma convenía que, el año se constituía en 365 días, así como en meses de treinta y treinta y un días, además de descontar dos días al mes de febrero porque se le consideraba una mes de malos presagios. La adaptación acordaba las estaciones y las fiestas romanas, justo con el momento astronómico en el que sucedían.
“Dos años después, se decidió en Roma que todos los años tuvieran 365 días, y que cada cuatro años se contabilizaran un total de 366, denominados bisiestos porque en ellos los romanos agregaban un 24 de febrero. Según el cómputo del paso del tiempo, el 24 de febrero era conocido como ‘día sexto’ antes del advenimiento de las calendas de marzo, de forma que, un mes después, el 24 de marzo repetido se llamaría ‘bis sextum’. Antes de la fijación de este nuevo calendario, los romanos utilizaban diferentes calendarios lunares, con diferentes números de meses y duraciones de año también divergentes. No se contabilizaban las semanas. El más habitual establecía la duración del año en 304 días distribuidos en 10 meses, cuyos desfases se reajustaban el último mes a través de criterios políticos y no astronómicos, como por ejemplo con la intención de adelantar o retrasar las votaciones.
El cónsul Marco Antonio en el año 44 a.d.C realizó algunas modificaciones sobre el juliano y a su vez el el emperador Augusto
en el año 8 a.d.C El emperador Constantino implantó en el siglo IV la semana de siete días, a semejanza del calendario lunar que empleaban los mesopotámicos. Los errores que mostraba el calendario juliano se corrigieron con la implantación por el Papa Gregorio XIII, del calendario que recibió su nombre, gregoriano, en el siglo XVI. La Iglesia, como siempre no tardó en darle sentido religioso a la fiesta de entrada en el nuevo año que ya se celebraba en 1 de enero, y prohibió la celebración de carnavales y orgías durante la Edad Media y los siglos posteriores. Con la expansión de la cultura occidental, en el pasado siglo, la celebración ha adquirido carácter de fiesta universal.