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Por el bien de la comunidad inmigrante
POR ALEJANDRO ALEMÁN RIVAS
“ Una idea, un sueño, la ambición”, así fue como surgió el viaje de Luis Gil Díaz hacia la ciudad de Nueva York. Fue como una obsesión hasta que se convirtió en realidad.
Entre sus planes estaba llegar a Estados Unidos por un año y regresar. Sin embargo, lleva viviendo en Elmhurst, Queens, más de 30 años. Desde que llegó ha trabajado en la construcción. Una labor que ahora realiza esporádicamente porque dedica la mayor parte de su tiempo al activismo comunitario.
Gil Díaz recuerda que caminaba por la Avenida Roosevelt cuando se encontró por curiosidad con la organización Make The Road a donde ingresó para preguntar sobre temas migratorios.
Motivado por el trabajo que realiza la organización se convirtió en voluntario y actualmente se desempeña como Líder del Comité de Trabajadores. Su edad no ha sido impedimento para mantenerse activo y participar en distintas actividades comunitarias en defensa de los derechos de los inmigrantes.
“Yo creo que la mejor alegría que uno recibe después de dar es cuando recibe un gracias sin esperarlo. Yo creo que uno se siente muy satisfecho cuando se va a la cama y da las gracias por todo lo que hace por su comunidad.
Es una experiencia maravillosa y única”, dijo Gil Díaz. Uno de sus mayores logros dentro del activismo comunitario fue cuando participó en la huelga de hambre del Fondo de Trabajadores Excluidos. Asegura que hubo unidad y fue “una experiencia única” que ayudó a los inmigrantes de todo el estado.