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¿Tienen derechos legales la naturaleza, las plantas y los animales?

La cuestión de si la naturaleza, incluidas las plantas y los animales, debe tener derechos es compleja y controvertida. Los seres humanos han ejercido durante mucho tiempo su dominio sobre el mundo natural, pero un movimiento creciente aboga por reconocer el valor inherente y los derechos de la naturaleza. Los defensores de este punto de vista, conocido como el movimiento de los Derechos de la Naturaleza, afirman que los ecosistemas y los seres no humanos deberían tener una protección jurídica similar a la de los derechos humanos. Sin embargo, esta noción desafía y plantea cuestiones filosóficas, éticas y jurídicas.

Los partidarios de conceder derechos a la naturaleza argumentan que es esencial para abordar la actual crisis ecológica y proteger el delicado equilibrio del planeta. Al reconocer los derechos de la naturaleza, afirman, estableceríamos un marco jurídico para prevenir la degradación del medio ambiente y responsabilizar a particulares, empresas y gobiernos de sus actos. El planteamiento pretende cambiar la perspectiva y pasar de ver la naturaleza únicamente como un recurso para la explotación humana a reconocer su valor intrínseco y sus derechos inherentes a existir y prosperar.

Los detractores, sin embargo, afirman que el concepto de conceder derechos a la naturaleza es erróneo, argumentando que sólo los seres capaces de pensamiento racional y agencia moral pueden ser titulares de derechos, que suelen considerarse un contrato social basado en deberes y responsabilidades recíprocos, conceptos que parecen irrelevantes cuando se consideran entidades no humanas. Los críticos sostienen que conferir derechos a la naturaleza podría dar lugar a obligaciones jurídicas poco prácticas e inaplicables que obstaculizarían el progreso humano y el desarrollo económico.

El reconocimiento de los derechos de la naturaleza también se enfrenta a retos prácticos. Definir el alcance de estos derechos e identificar las protecciones jurídicas adecuadas son tareas de enormes proporciones. Los humanos tenemos un entendimiento compartido de los derechos humanos basado en nuestra capacidad de razonamiento y empatía, pero determinar los derechos de los ecosistemas o de espe-

Asociación Americana del Pulmón: cies individuales es mucho más complejo. Por ejemplo, ¿conceder derechos a la naturaleza implicaría la misma consideración para todos los organismos, o se daría prioridad a las especies clave o a los ecosistemas vulnerables?

Además, aplicar y hacer cumplir los derechos de la naturaleza exigiría una reestructuración considerable de los sistemas jurídicos de todo el mundo. Se necesitarían cambios en los estatutos, reglamentos y estructuras de gobernanza, lo que podría suponer un reto y llevar mucho tiempo. Además, se plantea la cuestión de la representación: Quién litigaría en nombre de la naturaleza y representaría adecuadamente sus intereses plantea otro obstáculo.

Aire contaminado nos está matando

Casi 120 millones de personas viven en comunidades con contaminación por ozono y partículas, según el reporte “Estado del aire” de 2023 de la Asociación Americana del Pulmón.

El informe destaca que el 36 % de las personas en los Estados Unidos vive en comunidades con niveles peligrosos de partículas en el aire, contaminación por ozono y otro tipo de contaminantes. National Wildlife Federation , insta a los líderes federales, estatales y locales a trabajar para abordar esta amenaza persistente y perniciosa, que enfrentan las personas y la vida silvestre por igual, y priorizar los desafíos de las comunidades de primera línea.

“El acceso al aire limpio no debería ser un privilegio, y el hecho de que el 36 por ciento de las personas en los Estados Unidos esté luchando por respirar, es un claro llamado a la acción”, dijo Mustafa Santiago Ali, vicepresidente ejecutivo de National Wildlife Federation. “El reporte subraya que todavía tenemos mucho trabajo por hacer para garantizar que las personas, en particular las minorías y la vida silvestre, no inhalen partículas peligrosas y estén expuestas a la contaminación. La Administración Biden y el Congreso deben prestar atención a este histórico informe y utilizar todas las herramientas disponibles para reducir las emisiones tóxicas y abordar la peligrosa contaminación por ozono y partículas”.

Según el reporte, los afroamericanos, hispanos y otras minorías, tienen un 64 % más de probabilidades que las personas blancas, de vivir en un condado con una calificación reprobatoria en al menos una categoría, y 3.7 veces más probabilidades de vivir en un condado con una ca- lificación reprobatoria en tres categorías. Para más información visite el Centro de Medios de National Wildlife Federation en NWF.org/News

Aunque el movimiento por los derechos de la naturaleza se enfrenta a obstáculos, ha ganado terreno en los últimos años. Varios países, como Ecuador, Bolivia y Nueva Zelanda, han reconocido derechos legales a ríos, bosques o especies concretas. Estos esfuerzos reflejan una creciente concienciación sobre la interconexión de los ecosistemas y la urgente necesidad de protegerlos. Sin embargo, es esencial encontrar un equilibrio entre la protección de la naturaleza y la garantía del bienestar humano. A los críticos les preocupa que un enfoque de la naturaleza basado en los derechos pueda socavar involuntariamente los derechos humanos e impedir el progreso socioeconómico.

En última instancia, la cuestión de si la naturaleza debe poseer derechos es profundamente filosófica y ética. Nos desafía a reconsiderar nuestra relación con la naturaleza y a reconocer el valor inherente de todos los seres vivos. Mientras persistan estos retos y debates filosóficos, está claro que el diálogo en torno a los derechos de la naturaleza seguirá evolucionando a medida que nos enfrentemos a la urgente necesidad de proteger nuestro planeta.

Deportes

Primer beisbolista de las Grandes Ligas (MLB)

Luis Castro, segunda base nativo de Medellín, Colombia, debutó en el año 1902 con los Atléticos de Filadelfi a para convertirse en el primer latino en pisar un diamante de béisbol de Grandes Ligas en los Estados Unidos (MLB).

Castro, quien nació el 25 de septiembre de 1876, fue dirigido por el célebre manager Connie Mack y su permanencia en el equipo era súper complicada porque el titular de la segunda base era Nap Lajoie, uno de los mejores de la historia.

Castro estuvo en 42 juegos y bateó .245, un jonrón, 15 carreras impulsadas, 35 hits, 18 carreras, 8 dobles, un triple y dos bases robadas.

Durante mucho tiempo existió un debate acerca de si el cubano Esteban Bellán había sido el primer latino en la historia de Grandes Ligas, pero en realidad fue el primero en jugar profesionalmente en Estados Unidos para la Asociación Nacional de Beisbolistas Profesionales en el año 1871 Fue en 1876 que se formó la Liga Nacional, desde entonces reconocida como MLB.

Estos son los primeros Latinos en debutar oficialmente en la MLB por cada país:

Colombia (Luis Castro, 1902)

Cuba (Chick Pedroes, 1902, cuatro meses después que Castro)

México (Baldomero Almada, 1933)

Venezuela (Alejandro Carrasquel, 1939)

Puerto Rico (Hiram Bithorn , 1942)

Panamá (Humberto Robinson, 1955)

Rep. Dominicana (Oswaldo Virgil, 1956)

Nicaragua (Dennis Martínez, 1976)

Esta historia fue investigada por Fernando Ballesteros, un investigador colombiano del deporte y en especial del béisbol. En conclusión, el primer latino y por ende el primer colombiano en Grandes Ligas fue el ‘parcero’ Luis Castro.

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