IX Encuentros de Centros de Documentación de Arte Contemporáneo en Artium - Gaspar Domínguez Méndez

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La documentación en los procesos colaborativos GASPAR DOMÍNGUEZ Documentalista de proyectos. Creador de scqLab.

Resumen A fin de revisar el papel de la documentación y del documentalista en el nuevo escenario institucional, social y tecnológico, se presentan los principales resultados del proyecto scqLab, laboratorio de documentación y repertorio crítico de cultura digital. Se constata el fuerte alineamiento disciplinario de la documentación al programa cibernético y la necesidad de promover una nueva cultura de la información que reubique a las personas en el centro de los procesos de conocimiento. Se describe la dimensión conflictiva de las nuevas prácticas digitales en relación con los conceptos de colaboración y participación. Se reseñan algunas experiencias de archivos comunitarios y laboratorios de innovación social que contribuyen a una reconceptualización de la noción de proceso colaborativo en relación con la actividad documental. En conclusión, se define la documentación como proceso de cambio, como elemento y soporte para la innovación social, abogando por la exploración compartida y la construcción colaborativa del conocimiento. El rol documentalista se sitúa en el ámbito del aprendizaje de actitudes, conceptos, habilidades, procedimientos y valores para la acción, para afrontar el cambio. Palabras clave: documentación, documentalista, colaborativos, innovación social, instituciones

cultura

digital,

participación,

procesos

«Todos los errores humanos son fruto de la impaciencia, interrupción prematura de un proceso ordenado, obstáculo artificial levantado alrededor de una realidad artificial»1 Franz Kafka 1. Nuestro proceso. 1.1 Nosotras las documentalistas. La crisis paulatina de las principales instituciones modernas e industriales -entre las que se cuenta el propio trabajo asalariado-, parece difuminar día tras día el estatuto profesional y científico de la documentación. La rígida estandarización y el alto grado de automatización de su proceso técnico, su alineamiento dogmático con la doctrina cibernética de la organización efectiva 2, la 1 En Reflexiones sobre el pecado, el sufrimiento, la esperanza y el verdadero camino. (Kafka, 1917/1999) 2 «Si bien el fordismo y el taylorismo se caracterizaron por la racionalización del proceso de producción, basándose en el conocimiento de la mecánica de los gestos del obrero, la racionalidad cibernética contemporánea moviliza el conocimiento en función de las necesidades de administrar, no solo la producción, sino también el consumo. 'Terra incognita', el consumidor se convierte, de hecho, en objecto y sujeto de investigaciones [...] El saber sobre estos movimientos y estos deseos alimentará la circularidad programación-producción-consumo». (Mattelart, 1987) «[...] la documentación se adscribió al programa cibernético desde el primer momento e hizo numerosas aportaciones de la importancia de las clasificaciones de jerarquía débil, las facetadas, por palabras clave (Moers), de unitérminos (M.Taube), de código semántico (Perry) [...] La Cibernética proporcionará, además, un impulso a la metrización de la sociedad, a la clasificación cualitativa y cuantitativa de procesos, comunidades, productos y personas, mediante indicadores, parámetros y variables a fin de elaborar políticas y planes de desarrollo por parte del Estado y las

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obsesión disciplinaria por la métrica, hacen que cada vez resulte más difícil discernir cuál es el papel de la documentación y del profesional documentalista en los procesos donde aún se nos reclama. Las personas que trabajamos en documentación nos acostumbramos antes o después a responder a la curiosidad de los profanos. Es natural que todos reconozcan la labor de bomberos o médicos y casi nadie repare en los fuegos que nosotros tratamos y en los pacientes que curamos. Pero hay que reconocer que esta situación se hace más incómoda cuando es en los ambientes profesionales donde nos sentimos interpelados sobre el sentido de nuestra labor. En el imaginario de las organizaciones hemos pasado de ser actores principales de la innovación a sospechosos habituales a quienes se interroga sobre la materialidad de nuestro cometido específico. Ya es tiempo de que nos respondamos a nosotras mismas sobre dónde nos encontramos y qué podemos hacer aquí y ahora, nosotras las documentalistas. 1.2 El proyecto scqLab. El proyecto scqLab: laboratorio de documentación nace en 2014, en los preparativos para un taller vecinal de habilidades y recursos de información en Internet. Y surge de una reflexión muy concreta acerca de las necesidades y dificultades de este aprendizaje elemental: si nosotros mismos no comulgamos con las ruedas de molino en que se asienta el actual modelo tecnológico e industrial que distribuye el saber, difícilmente podremos predicar su doctrina. Al margen de la academia, muy alejado ya el tiempo del entusiasmo inicial por la Red y después de atravesar el templo de su gobernanza, para quien esto escribe la solución no era fácil. Conocía bien el asunto de esta investigación, pero ¿cómo abordarlo? ¿y con quién? En aquel momento, resultaba improbable en nuestro entorno la creación de un grupo de trabajo específico. Y unas cosas y otras nos llevaban, por donde siempre habíamos estado: con la gente que se autoorganizaba y cooperaba para recobrar su vigor cívico. Nuestro modesto laboratorio siguió transitando por algunos de esos lugares de encuentro y desencuentro. Su actividad tomaba cuerpo en nosotros, en nuestra investigación y nuestros trabajos, o en forma de relatorio, como ahora. Únicamente con el objetivo de realizar y compartir algunas iniciativas, reflexiones y propuestas sobre las cuestiones nucleares de este debate. Avanzando en lo posible. En estos años, scqLab ha pretendido sentar las bases para construír y disponibilizar, en el entorno más inmediato, un repertorio crítico sobre el uso que hacemos de Internet y de las tecnologías de la información y la comunicación. La iniciativa ha respondido a la necesidad de promover, desde nuestro ambiente profesional, una nueva cultura de la información que reubique a las personas en el centro de los procesos de conocimiento. Esta centralidad de las personas y este discurso crítico, a nuestro entender, se hacen más necesarios que nunca ante la creciente cosificación del individuo conectado. Actualmente scqLab se define como «una iniciativa sin ánimo de lucro que dialoga con proyectos culturales, científicos y tecnológicos, experimentando con técnicas contemporáneas de documentación3». A fin de analizar la situación y las tendencias actuantes en el ámbito de la cultura digital, desde el laboratorio se abordan distintos casos de estudio que pretenden contribuir a una reconceptualización crítica de la noción de proceso colaborativo en relación con la actividad documental. Se reseñan algunas experiencias en el marco de los archivos comunitarios y los corporaciones que lo gobiernan. [...] Es importante subrayar que esta racionalidad cibernética es el principio técnico e ideológico de la Sociedad de la Información y también de los globalismos». (Domínguez, 2015) 3 Laboratorio de documentación <http://scqlab.info/laboratorio/>

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laboratorios ciudadanos. Se ofrece apoyo a la creación, elaboración y revisión de proyectos de información y documentación sobre cualquier materia. Pero sobre todo, este es un proceso de conocimiento autogestionado en que el documentalista se confunde deliberadamente con su propia vida y su gente, buscando respuestas para esas preguntas sobre dónde estamos y qué podemos hacer aquí y ahora. Nos disponemos pues a compartir algunos de nuestros hallazgos.

2. La postración del sujeto colaborativo: dónde nos encontramos. 2.1 La participación en el escenario digital. «Podría decirse que la lectura más diletante del Estoicismo trata de averiguar hacia dónde va el mundo, y como resultado, seguirlo de buena gana.» (Miessen, 2010/2014: 63) Se ha hablado mucho sobre Internet como entorno participativo y colaborativo, sobre la característica topología que facilita el aprendizaje y el trabajo cooperativo entre personas diversas. De no ser por la constatación de que la propiedad de los medios de producción intelectual está más concentrada que nunca, diríase que en Internet se ha alzado el espectro de un nuevo colectivismo. Pero lo cierto es que Internet ya no es lo que era. Las promesas de descentralización, neutralidad, autonomía colaborativa o gratuidad, han sido abandonadas tras la eclosión de nuevas prácticas sociales inducidas en el ámbito de la economía y el consumo. En un escenario digital diseñado y gobernado por las grandes corporaciones, asistimos hoy a una revisión individualista de las ideas de participación y colaboración. La confianza y el compromiso que han vertebrado siempre la cooperación humana se nos presentan hoy ya casi trasnochadas frente a un patrón utilitario de transparencia y trazabilidad para el individuo consumidor. El concepto de "mejora de la experiencia del usuario" parece ser el caballo de Troya que amenaza con conquistar para el mercado todo el espacio de nuestras relaciones. Bien es cierto que algunas seguimos hablando de comunidades, de procomún o de trabajo colaborativo. Lanzamos y escuchamos muy distintas soflamas pero el sujeto revolucionario, el sujeto del cambio, está desaparecido. Ya estábamos advertidas de que la postmodenidad se caracterizaba por una ausencia total de tal sujeto4. Las corporaciones también se lanzan a proclamar el cambio: un revival que nace cuando la libertad y la diversidad parecen culminar en la asunción global -y de muy buena gana- de todos los procesos coercitivos5. De manera sorprendente, 50 años después de la revolución de mayo, las consignas situacionistas y libertarias son reutilizadas como envoltorio de las relaciones de dominación. El poder ya no se muestra con brutal violencia en los principales centros de consumo, sino a través de esta especie de seductora neolengua en que se recrea. La simpatía popular hacia el consumo se expresa mejor mediante la cooperación, el nomadismo, la autonomía, lo justo, etcétera. Es entonces cuando participar deviene en eufemismo de consumir.6 4 La postmodernidad parece caracterizarse también por la disolución del sujeto en las vivencias y diversiones espectaculares del consumo. (Kurnitzky, 1998) 5 «El ciberfetichismo y la sociofobia son la fase final de aceptación de la heteronomía terminal moderna, cuando ya sin ira ni negación nos sometemos al mercado y tratamos de emular socialmente sus dispositivos básicos». (Rendueles, 2013:158). 6 «Participar, como eufemismo de consumir, es la palabra que resume el deseo de la sociedad masa» (Domínguez, 2011:32) «Muy a menudo, la participación se convierte en un método conveniente de apaciguamiento en lugar de un verdadero proceso de transformación». (Miessen, 2010/2014:36)

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La postración del sujeto colaborativo, la colaboración sin cuerpo y sin cabeza, parece la última impostura en el relato de aquella generación que nos precipitó en la postmodernidad, ahora transformada en modelo de negocio. El sujeto reaparece virtualizado 7, modelado para una campaña de marketing digital. Mientras, se extiende la tendencia a “ludificar" el acceso a productos y servicios donde las recompensas son inmediatas8. En buena medida el "pensiero debole"9 de las últimas décadas ha resultado ser el caldo de cultivo de un nuevo e inquietante relato: el que conduce del nihilismo de consumo a la derecha alternativa. Su ascetismo y su no-beligerancia entrañaban una rendición incondicional. Incluso Habermas nos había advertido sobre las intenciones de estos «jóvenes conservadores» (Habermas, 1980/1988), cuando se refería a Jean-François Lyotard y compañía, de esta «antimodernidad» que parecía proclamar el descrédito de los derechos humanos frente a la posibilidad, feliz para ellos, del "fin de la historia". 2.2 El comunismo como mercancía.10 Toda vez que hemos podido comprobar que la historia continúa, habremos de recordar que lo que caracteriza al sistema de relaciones que padecemos, además del desastre humanitario, climático, etc., es el dominio global de la economía financiera. Y esta es una dictadura imposible sin el concurso de una servidumbre que se autoproclame voluntaria, ciudadana o colaborativa. Para describir mejor el momento actual es conveniente observar la expansión del mercado al ámbito de todas las relaciones comunitarias preexistentes. Es decir, el avance del interés y el retroceso de las libertades. No brotan lágrimas tras la "tragedia de los comunes" 11, luego no se trataba más que de propaganda cibernética para desarmarnos de nuestra virtud. «La economía colaborativa nos convierte en incesantes buscavidas, consolidando nuestro vínculo con el mercado global. Según este mandato colaborativo, todo lo que poseemos, desde los activos tangibles a los pensamientos intangibles, debe clasificarse y contar con algún tipo de identificador único» (Mozorov, 2014). Bien mirado, hoy estamos en la vanguardia del Internet de las cosas, pues son nuestros cuerpos, nuestras ideas y nuestras vidas las que se cosifican. No son solo los filósofos, sino el sentido común quien nos advierte de que «la economía colaborativa conduce en última instancia a la comercialización total de la vida» (Han, 2014). 7 Para la posmodernidad, espacio y tiempo se ven reducidos en un "permanente presente", "cautivos en la simulación", en un "simulacro permanente". (Baudrillard, 1978/1998) 8 «En el juego habita una temporalidad particular. Se caracteriza por las gratificaciones y las vivencias inmediatas de éxito. Las cosas que requieren una maduración lenta no se dejan ludificar. La duración y la lentitud no son compatibles con la temporalidad del juego». (Han, 2014:77) 9 Gianni Vattimo (Turín, 1936) difundió con entusiasmo, en las últimas décadas del siglo pasado, la irrupción del pensamiento débil, o postmoderno, estrechamente relacionado con el desarrollo del escenario multimedia; una modalidad de nihilismo, con un esquema de valores y relaciones nuevo, despreocupado y alejado de la acritud existencial de las propuestas modernas. 10«La ideología de la comunidad o de lo común realizado en colaboración lleva a la capitalización total de la comunidad. [...] De forma paradójica, en este bello 'compartir' nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución». (Han, 2014) 11 En 1969 el ecologista Garrett Hardin describió en la revista Science un dilema que se conoce como Tragedy of the commons (La tragedia de los comunes). Según Hardin, el individualismo siempre acaba imponiéndose a la gestión comunal de los recursos. Esta siempre acaba en tragedia, acaparando el individuo o destruyendo por sobreexplotación el recurso que administra.

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En el Manifiesto comunista se afirmaba que «Allí donde ha llegado al poder, la burguesía ha destruido las relaciones feudales, patriarcales o idílicas. [...] sin dejar vivo otro lazo entre hombre y hombre [más] que el interés desnudo, que el insensible "pago al contado". [...] Ha reducido la libertad personal al valor de cambio, poniendo en lugar de las incontables libertades establecidas y bien conquistadas una única desalmada libertad de comercio». (Marx, 1848/2012:18-19). Esta aparente exageración bien pudiera ser hoy el programa de la ideología dominante. Y lo tremendo no es que la lógica nos lleve a admitir algunos de los extremos planteados por un pensador decimonónico, sino que asumamos esta situación distópica de una manera tan estoica. 2.3 ¿Qué aprendemos? El problema del conocimiento. En ocasiones, la vibración del móvil es real. El aparato nos suministra una dosis de información. A veces, parece que algo aprendemos con ello. Mas ¿qué aprendemos? Las noticias vuelan, llegan o las transmitimos nosotros mismos, "como se trasmiten los virus". Las noticias ofrecen algo y se quedan por ahí, en la nube. Objetivo alcanzado. El estímulo libera en nuestro cerebro una recompensa química, la dopamina, un neurotransmisor que nos resulta cada vez más necesario e insuficiente. Esta dependencia, emparentada con la ludopatía, no implica en sí misma conocimiento alguno. Sabemos bien que lo que se transmite en las redes de telecomunicación apenas son datos e informaciones, mas el conocimiento requiere aprendizaje. Nos hemos preguntado si acaso no hemos aprendido algo en este trance. De manera indudable, se adquieren destrezas o se le adiestra a uno. Mas, en esencia, esta compleja intelectualización virtual12, sin el concurso de la reflexión y el movimiento físico, guarda una relación muy inquietante con el salivar de los perros de Paulov. Acaso «nos hemos convertido en cobayas de laboratorio que accionan constantemente palancas a cambio de migajas de reconocimiento social o intelectual» (Carr, 2011:146), a merced de las herramientas de la neuromercadotecnia13. Acostubrados a pelear con el aluvión de datos y documentos, en ocasiones parecemos olvidarnos de lo más elemental. Y es que el problema del conocimiento no es asunto de la información sino del aprendizaje. Tiene que ver con la necesidad, no con el mero interés. Y si bien las personas aprendemos por nosotras mismas, no es menos cierto que necesitamos un ambiente socioafectivo y un espacio físico relacional para crear las condiciones de nuestro progreso intelectual y moral. En su acepción más amplia, la cooperación humana siempre cuenta con un elemento vertebral para esta transformación: la confianza. La transparencia no es la solución. «La democracia es la reflexión común y no el reflejo condicionado, la confianza no puede ser instantánea» (Virilio, 2010). El automatismo, la velocidad, la inercia son el factor determinante para las novísimas "realidades alternativas". 2.4 Las enseñanzas de la resistencia. La violencia, la connivencia o la alienación no son fórmulas de cooperación saludables por muy institucionalizadas que se muestren. Por ejemplo, cuando de manera legal se ejecuta a una persona, concurre la cooperación necesaria de distintos actores, entre los cuales no se encuentra el 12 «A sociedade de consumo é cada vez máis unha masa intelectualizada (programada) co obxectivo de servir de maneira distribuída e eficiente á xestión do desastre que estimulan os novos modelos de negocio». (Domínguez, 2011) 13 Neuromarketing. (2018, 23 de julio). En Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado el 23 julio de 2018, de <http://es.wikipedia.org/wiki/Neuromarketing>

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reo -que no es sino la víctima de tal acto de barbarie-. Por más voluntaria que parezca esa relación, aquí nunca estaríamos hablando de apoyo mutuo, claro. Al tratarse de un acto completamente legal, tampoco podríamos hablar siquiera de la cooperación necesaria para el asesinato. Lo que aquí sucede es un cierto tipo de colaboracionismo, una forma de obediencia y de sometimiento extremo. Es colaboracionista quien coopera con la administración del ocupante. En los anuncios, cualquiera diría que el colaboracionismo no es otra cosa que el respeto por el orden y la ley. Pero se trata de algo más retorcido: de la imposición totalitaria del relato del enemigo como única vía para el discurso social. El colaboracionista juega a caballo ganador o perdedor, según se mire; donde el poder en todo caso. Los colaboracionistas actúan por afinidad ideológica, por simpatía, pero también por miedo hacia el enemigo, e incluso esperando obtener sus favores. Su traición y su tradición, son consecuencia directa de la ocupación, son frutos del vacío moral de un conflicto violento. Ahora que todo nos invita a colaborar, a aceptar los términos y condiciones de las relaciones de dominación, quizás deberíamos recordar algunas enseñanzas de la resistencia: La resistencia avanza siempre más de lo imaginable y por eso en su existencia se agita la anarquía. Pero lo cierto es que constantemente se repliega, pensando y actuando mediante líneas de simplificación, hacia lo razonable. No hay resistencialismo en la resistencia. Solo es indispensable ser conscientes de en qué colaboramos, con quién colaboramos, por qué colaboramos, vehiculando el entusiasmo hacia la vida. 3. La construcción colaborativa del conocimiento: qué podemos hacer aquí. 3.1 La documentación en el proceso colaborativo. En el ámbito de la computación el proceso es literalmente un programa en ejecución. La documentación del proceso en este ámbito reporta el avance secuencial de una tarea. Los procesos en un sistema informático también pueden ser independientes o cooperativos, sin dejar de proceder de forma automática. Las ventajas de la información compartida en el ámbito de la computación redundan objetivamente en el "rendimiento del sistema". De manera casi análoga, la documentación del análisis de los procesos de negocio actúa conforme a un proceso hipernormalizado que persigue el mismo objetivo sobre las personas y los bienes. La cooperación humana es el ámbito que concierne a la documentación. La organización sostenible de la sociedad no puede circunscribirse al imperio de la estadística, replicando una lógica binaria. Por eso entendemos la documentación de proyectos como una herramienta para la organización y para la transformación, para humanizar y mejorar los procesos que compartimos. El trabajo de base de la mayoría de los proyectos humanos es cooperativo. Y siendo más estrictos, el elemento principal de todas las actividades sociales positivas es la colaboración. Pensemos en una celebración o en un grupo de niños jugando. Alguien dirá que también es humano el pretender disciplinar esta realidad, mediante cualquier manipulación, hacia el beneficio privado. Es bien cierto y asumimos hace mucho que desde «...la edad de las cavernas a la de Internet, la técnica siempre actúa como instrumento de dominación de un grupo sobre otro» (Onfray, 2005:110-111). Pero esto es tan cierto como que no hemos descubierto un remedio para la enfermedad del cáncer, aunque durante generaciones nuestra ciencia se ha esforzado con denuedo. Como hemos visto, el desarrollo de las tecnologías intelectuales es atravesado constantemente por

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las tensiones que ocupan y dominan las relaciones sociales 14. La tecnología es un medio, una potente herramienta "instalada" en nuestro exocerebro15, pero es la conciencia social la que sigue impulsando la mayoría de los placeres y de los trabajos humanos. «Hay que recordar que las redes exocerebrales son las que nos hacen humanos y que por lo tanto no es sensato despreciar radicalmente sus formas más sofisticadas –como las complejas prótesis digitales– por el hecho de que el capitalismo penetra en ellas, como penetra en todos los poros de la cultura» (Bartra, 2015). Nosotros estamos convencidos de que el desprecio generalmente no se dirige hoy hacia esas "prótesis tecnológicas" sino hacia muchas de las funciones que se dicen emular mediante la imposición del programa cibernético. En este contexto es donde el posthumanismo 16 está escribiendo la esquela de muchas tecnologías que nosotros consideramos prodigio de sofisticación y no podemos ni queremos desechar. La documentación, la confianza o el apoyo mutuo formarían parte de esa cultura. El motivo principal del rechazo parece ser su inadecuación al modelo de negocio actuante y no su ineficacia para el aprendizaje y la convivencia. 3.2 La documentación y los procesos de innovación social. Si vivimos, jugamos y amamos, a pesar de todo cuanto ocurre en nuestro mundo, no es porque seamos negligentes o indiferentes, es por la esperanza que resiste en nuestro juego. La documentación puede atender también a los más hermosos y generosos proyectos colectivos, pues aspira a mostrar las cosas que hacemos y cómo las hacemos, en especial aquellas que armamos entre unas y otras. Por fortuna, el germen de la colaboración social se encuentra de manera abundante a nuestro alrededor. Desde scqLab nos hemos fijado en algunos de esos lugares donde se promueve de manera explícita (consciente) la colaboración, el aprendizaje y la creación colectiva. Y lo que hemos encontrado es muy instructivo y tiene mucho que ver con las enseñanzas de la resistencia. En 2016 participamos en las jornadas de trabajo Que flúa!: pensar a mediación cultural 17 y estas son algunas conclusiones que sacamos: •

La creación de una comunidad es fundamental. Y en ella nadie puede acaparar el criterio de decisión. Nadie es imprescindible excepto la propia comunidad.

Se trabaja sobre proyectos colaborativos (Del 'Do It Yourself' al 'Do It With Others'). Se colabora sobre la experiencia del procomún, la ética hacker que aprendimos transitando y

14 «La noción de megamáquina o máquina arquetípica, de Lewis Mumford, nos ofrece un interesante modelo descriptivo, muy adecuado para valorar el papel central del archivo en la singular abstracción de los relatos al uso sobre la sociedad del conocimiento». (Domínguez, 2015) 15 «El exocerebro es un conjunto de prótesis con un alto contenido simbólico que expanden la mente y la conciencia más allá de los límites del sistema nervioso central». «El problema radica, en consecuencia, en el hecho de que una parte de las prótesis que extienden nuestra conciencia es apropiada por grandes empresas. Podría decirse que una parte de nuestro exocerebro está privatizada» (Bartra, 2015) 16 «Las sociedades actuales o, si se prefiere, postmodernas han dejado de orientarse a si mismas de manera inmediata por experiencias corporales: solo se perciben a si mismas a traves de símbolos mediaticos de masas, discursos, modas, programas y personalidades». Es en este punto donde el individualismo de masas propio de nuestra época tiene su fundamento sistémico. Y por eso, no es extraño que estas masas también «hayan perdido con el paso del tiempo, la consciencia de su potencia política» (Sloterdijk, 2010). 17 Este taller fue organizado organizado por la Concejalía de Acción Cultural de Santiago de Compostela y conducido por Jordi Claramonte y David Rodríguez (Aka Tina Paterson).

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okupando espacios durante las últimas décadas. •

Se realizan los proyectos posibles para la comunidad, no los que se nos ocurren a nosotras. No perseguimos la santidad18, sino el cambio. Se trata, pues, de hacer, de crear y construír algo concreto (prototipos replicables) en comunidad.

Las convocatorias, las propuestas y procesos que se realizan, son abiertas a las personas que quieran colaborar.

Los espacios de innovación social nos proponen un modelo no expositivo sino de producción autogestionada, de colaboración (donde hacemos, experimentamos, creamos prototipos…) generando autonomía contagiosa.

En estos lugares se concede una importancia especial a la acogida, a los cuidados. Para no malograr la efectividad de nuestros proyectos conviene que nos paremos a pensar en los lenguajes y en la actitud que empleamos. No desde la perspectiva del márketing sino desde el afecto. Cuidar, dar afecto, mantener, limpiar, embellecer... Autonomía es hacerse cargo libremente de esa responsabilidad.

Los proyectos se documentan y el conocimiento se comparte: todos los proyectos son documentados, generando un archivo -textual o audiovisual, la mayoría de las veces- que se hace público.

El mediador acostumbra a resignarse a la ineficacia del sistema cultural, dado que ocupa -y desea mantener- un lugar en la jerarquía que reproduce los satisfactores deficientes. Las personas que aspiramos a la autonomía y al empoderamiento comunitario gozamos de una mejor disposición para generar sinergias que satisfagan las necesidades. (scqLab, 2016)

3.3 El proyecto docART. La documentación es un elemento fundamental en los laboratorios ciudadanos, hoy centrados en la noción de procesos de innovación social. Así ha sido también durante generaciones en todos los espacios verdaderamente cooperativos. Pero ahora, pertrechados de las herramientas de una nueva cultura, este tipo de grupos ha logrado reproducir en sus laboratorios de base, no solo viejos experimentos sino también algunas realidades y esperanzas de antaño. Analizando la tentativa docART19 hemos aprendido sobre las dificultades y progresos de un grupo de prototipado documental. El equipo colaborativo de EduCaaS, diseña y documenta docART, un prototipo que a su vez es una herramienta digital para documentar procesos de prototipado colaborativo. Una herramienta que permitirá visualizar estos procesos y modelarlos para que puedan ser replicados, evaluados y modificados por cualquier persona. ¿Qué decir a la ciudadanía organizada que afirma que «Documentar no es un oficio, sino una actitud hacia la vida: [o] una mentalidad antes que una técnica»? (Lafuente, 2017) Pues que probablemente tienen razón y que hace tiempo que la organización del conocimiento necesita dotarse de una perspectiva más abierta, de un análisis desprofesionalizado que preste más atención a los procesos a los que sirve. «Documentar no es registrar hechos sino mostrar procesos» (Ibidem), afirman, 18 «Seguramente se empieza a ser santo cuando se escoge un determinado modo, uno cualquiera, y se empieza a perseverar en él sin mirar a los lados». (Claramonte, 2015) 19 docART. Recuperado en: <https://github.com/docART/documentacion>. Véase además: docART: documentación de procesos colaborativos (scqLab)

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siguiendo la estela de la documentación pedagógica de Reggio Emilia 20, una "perspectiva de escucha" que nos debiera inspirar en la perspectiva de resignificar nuestra labor como documentalistas. Se trata de dar valor al proceso y no solo a los resultados del mismo. «Los procesos de construcción y prototipado colaborativo a menudo escapan a las herramientas convencionales de documentación» (Ibidem). Ahí reside, como en las disciplinas artísticas contemporáneas, la importancia de documentar y mostrar mapas del proceso. En estos ambientes, la comunicación de los frutos del aprendizaje -la transmisión del conocimiento- se realiza mediante escuetas recetas libres que formalizan y abren el proceso, lo cual permite su socialización, replicación, adaptación, evaluación y mejora. A quien nos dice, como es el caso, que «Documentar es otra forma de amarnos» (Ibidem) no podemos responderle con un ataque de corporativismo. Es evidente que la documentación debe tener en cuenta muchos elementos que no siempre son cuantificables o mensurables. Este tipo de procesos ponen el foco de manera explícita en la dimensión relacional y afectiva del trabajo colaborativo y, por consiguiente, de la propia actividad documental. Cuando se trata de sintetizar o prototipar el bien común, reaparece la documentación e incluso la cultura del libro. Es aquí donde el sujeto se reincorpora, retomando su vigor político. Algo muy saludable para la democracia. El surgimiento de los llamados procesos de prototipado colaborativo requiere apertura, visibilidad e intercambio de diferentes procesos de aprendizaje. Estas prácticas implican una reubicación, o más bien una redistribución de las tareas en diferentes momentos, así como en las personas involucradas, liberando el "arte de la documentación" del espectro de la burocracia normativa y el profesionalismo. El apoyo mutuo para el conocimiento es un anticuerpo que nos conviene inocular en nuestro organismo, particularmente en el ámbito de la documentación y las humanidades digitales. ¿De qué otra forma podríamos entender las bibliotecas o los museos? La documentación y las humanidades digitales aún tienen mucho que decir en (y desde) los lugares que habitan. 4. La resistencia frente a la crisis institucional. 4.1 El rol documentalista. El rol documentalista se sitúa hoy como actor y sujeto del cambio; como apoyo para la conversión de la información en conocimiento. Esto es, en el ámbito del aprendizaje de actitudes, conceptos, habilidades, procedimientos y valores para la acción, para adaptarnos a los cambios. Su desempeño se realiza de manera consciente, fuera y dentro de los procesos normativos, colaborando y documentando su propia práctica. 20 La visión pedagógica de Reggio Emilia observa la documentación como una parte del proceso de construcción del aprendizaje que contribuye a hacer visibles los procesos de aprendizaje y las estrategias que cada niño utiliza, de manera subjetiva. La documentación permite la lectura, el reencuentro y la evaluación, pero sobre todo es una parte esencial para el proceso meta-cognitivo y para el entendimiento de los niños y adultos. «La observación, documentación y la interpretación se tejen juntas en lo que yo definiría como un “movimiento espiral”, en el cual ninguna de estas acciones puede separarse de las otras. Es imposible, de hecho, documentar sin observar e interpretar. Por medio de la documentación, el pensamiento o la interpretación del documentado llega a ser tangible y capaz de ser interpretado. Las notas, grabaciones y fotografías representan fragmentos de la memoria. Mientras cada fragmento está saturado con la subjetividad de quien documenta, al mismo tiempo es sujeto a la interpretación de otros, como parte de un proceso colectivo de construcción del aprendizaje. En estos fragmentos se encuentra el pasado y también el futuro (por ejemplo: “Qué hubiera pasado si...”). El resultado es un conocimiento abundante, co-construído y enriquecido por las contribuciones de muchos». (Rinaldi, 2001)

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La documentación, como la escritura, ya no está presa de la idea de autoridad. Y aunque salga al auxilio de las ciencias ya no está «limitada al mundo de los humanistas y científicos» (Shera, 1951), ni tiene hoy la finalidad probatoria -cuando no incriminatoria- que le atribuyó el positivismo hasta no hace mucho tiempo (Briet, 1951). Sin siquiera adentrarnos hoy en la selva terminológica en que se han perdido buena parte de nuestras horas de estudio (Moreiro, 1990); diremos que la propia denominación del campo documental, la documentación, resulta hoy restrictiva para un concepto que está llamado a abrirse, muy por encima de visiones docucéntricas o datacéntricas, recuperando su verdadera misión: documentar no es registrar, controlar o archivar documentos sino abrir, organizar y mostrar (hacer visible) el proceso del conocimiento. 4.2 La inclusión sin conciencia. En la era de las aplicaciones informáticas, las políticas públicas obedecen cada vez más al interés particular de adiestrar a las nuevas generaciones en el uso de determinados dispositivos, de disciplinar el consumo en torno a una industria. Los gobiernos nos han brindado su acompañamiento al interior del centro comercial, mientras se implementaban las redes de negocio privadas haciendo uso de los recursos públicos. Hoy observamos, con creciente preocupación, los efectos perniciosos de haber puesto el conocimiento en manos privadas. Compartirlo todo estaría muy bien -esa era la idea-, pero son secreto industrial los algoritmos que estimulan la burbuja del big data. Una de las tareas más urgentes de la documentación es contribuir al conocimiento social sobre cómo la tecnología incide en nuestras vidas, en especial en la autonomía y el desarrollo de nuestro desempeño intelectual. La inclusión sin la conciencia es reclusión. Y es esta la razón de que consideramos necesario trascender los marcos curriculares de la alfabetización informacional para desarrollar un ambiente experimental donde generar, a través de la exploración compartida y la construcción colaborativa, un conocimiento auténtico en nuestras áreas de interés. 4.3 La memoria del proceso. Hemos comprobado que Internet ofrece nuevas oportunidades para la investigación y la difusión de información. La colaboración ayuda a retomar muchas ideas y a comprender nuestra historia desde abajo, en un contexto más amplio: agregando más diversidad, juego y creatividad para revisar y revitalizar el conocimiento estancado en las vías disciplinarias; desarrollar nuevas herramientas y técnicas para compartir conocimientos y comunicar a un público más amplio, incluidos los jóvenes y las comunidades locales, animando a la gente a comenzar con su propia práctica histórica21. También nos interesa mucho contar nuestra propia historia, la evolución que se observa a través de los tiempos en el desarrollo de las tecnologías intelectuales 22. Nos interesa hacerlo, reparando en la genealogía de nuestro lenguaje, en el linaje de nuestras ideas y soluciones, conscientes de que allí se encuentran las claves para resolver algunas de las encrucijadas del presente. Sabemos que la historia guarda poderosos argumentos contra los estragos de la inteligencia competitiva. La memoria no es un mero registro. ¿O es que acaso no sabemos lo que pasa cuando acabamos siendo números? La historia acontece cuando el proceso participativo abarca también el enfoque 21 History From Below: la historia es el nuevo punk. (scqLab) 22 Las tecnologías intelectuales a través de los tiempos. (scqLab)

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táctico. «No se trata de conservar el pasado sino de realizar sus esperanzas» (Horkheimer, 1944/1987). 4.4 Hacia un nuevo espacio bibliotecario. La biblioteca actual quiere integrar todos los cambios que ocurren en la sociedad. Por eso sigue explorando nuevas fórmulas de acceso y cooperación, construyendo nuevos útiles y herramientas. Ahora mismo, la biblioteca experimenta un nuevo rol: lugares de estudio, sí, pero también de encuentro y de trabajo en lo común. Un lugar donde aprender a hacer cosas 23. Habremos de mantenernos alerta en la defensa de su carácter público. 4.5 El archivo en proceso de desmaterialización. El archivo, pese a ofrecer alguna resistencia, hoy es objeto grave de desmaterialización. El proceso de digitalización avanza y aunque la tarea ya ha sido externalizada, el archivo no ha logrado desprenderse de su tradicional dependencia institucional. La fidelidad al principio de procedencia no debe hacer mella en la posibilidad de imaginar un archivo verdaderamente democrático 24. Con este propósito, para nosotros ha resultado reveladora la labor realizada en el ámbito del arte contemporáneo en torno a la noción de archivo. La desintegración del archivo simboliza el vértigo de los tiempos que le esperan a las instituciones. La economía financiera está reorganizando sus activos en la cadena de bloques, removiendo todos los espacios de poder. La institución está siendo vaciada de contenido y pronto será también musealizada, en el mejor o en el peor sentido de la palabra25. 4.6 Las afueras del museo. El museo también se resiente de la crisis social. En muchos casos se muestra afectado por el asedio de la turistificación, y busca una nueva relación con la sociedad que no se encuentre sometida, desde el poder, a estos u otros modelos de negocio. De cualquier forma, la institución museográfica está hoy explorando sus límites26. Debido a la contundencia de su dimensión material, el patrimonio del museo no es fácil de desintegrar. Muy al contrario, la vía digital ofrece un panorama muy interesante para la difusión del patrimonio y ya ha creado muchas mejoras didácticas que tradicionalmente se habían agotado en la réplica. Los artistas y profesionales reclaman mayor autonomía en la gestión para poder elaborar y aplicar los nuevos modelos museográficos. En ocasiones, el apoyo se encuentra en la propia comunidad, en los numerosos amigos y amigas de los museos. En otras, la externalización gana la partida a la 23 Reanimation Library: un espacio para la creación. (scqLab) 24 «La 'archivación' produce, tanto como registra, el acontecimiento. La interpretación del archivo no puede aclarar esa herencia dada sin inscribirse en ella, abriéndola y enriqueciéndola lo suficiente para hacerse sitio en ella de pleno derecho» (Derrida, 1997). En 2015, presentamos la ponencia "Arquivo e dominio" en las II Xornadas de Documentación do Ateneo Ferrolán. Nuestra exposición incidió en la naturaleza del archivo como provisión de potencia y en su estrecha relación con el desarrollo de distintas formas de dominación, con el objetivo de avanzar, siquiera metafóricamente, en la conquista de los “archivos para la ciudadanía” que evocaba el lema de aquellas jornadas (Domínguez, 2015). 25 También existe alguna literatura sobre la acepción peyorativa (Desvallées, 2010) 26 Fóra dos museos: piezas para un debate. (scqLab)

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comunidad. En su lugar natural, también en las afueras del museo, el arte de base proclama una lucha abierta «contra la lógica establecida por el mercado», principalmente «a través del trabajo colaborativo y la modalidad de organización horizontal, así como [mediante] el establecimiento de una agenda artística alternativa a la propuesta por las grandes instituciones» (Oyuela, 2017). 4.7 La academia. La educación superior tiene hoy abierto un frente muy complejo y muy duro. Los modelos que funcionan en algunos de los países más desarrollados auguran una voluntad de mayor sometimiento y privatización27. En Estados Unidos ya se ha creado una nueva burbuja financiera que mantiene a los estudiantes endeudados de por vida. Y Europa también ha realizado muy distintos progresos hacia ese lugar, tan alejado del conocimiento. El deterioro sufrido por la educación es solo comparable al del mundo del trabajo. De hecho, la cuestión laboral ha jugado un papel decisivo en el abandono de muchas cosas más. Es como si, entre la precariedad perpetua y el fugaz horizonte de la jubilación, se hubiera abierto una brecha que se lo va a tragar todo. Lejos de haberse resuelto, esta situación parece haber desactivado la potente inteligencia proactiva que caracterizaba a la universidad en otros momentos. No sabemos si es la educación superior donde mejor podemos batirnos por el conocimiento, pero creemos que la universidad tiene que reinventarse si quiere estar a la altura de los próximos asaltos. A estas alturas quizás no baste con reclamar la cooperación y el compromiso del educador. 4.8 La rebelión de los escribas. En muchos lugares, la pequeña y mediana empresa está siendo inhabilitada no ya como entorno colaborativo, sino organizativo. La violenta desregulación del mercado de trabajo, el desempleo masivo y la precariedad han creado un vacío de innovación en este ámbito. Aunque podríamos mencionar algunos casos excepcionales, son mayoría los equipos de trabajo en los que no se atisba más que un liderazgo patriarcal, informático e improductivo. Bajo el control de la especulación financiera, la creación de conocimiento se virtualiza, se externaliza o deslocaliza. El vacío podría ser rellenado mediante la reactivación de las mejores prácticas de trabajo cooperativo y social que cada grupo humano pueda desplegar. Heredero de los antiguos escribas, nuestro campo de acción se situaría hoy ineludiblemente en una posición de vanguardia, al frente del -o enfrentados al- capitalismo cognitivo. 4.9 La insatisfacción del usuario. En el capitalismo hiperconectado, el individuo fluye, erigiendo un avatar en la red, la nube o el sistema. En ese exocerebro "liberalizado" y convertido en tienda, externalizamos buena parte de nuestra memoria, a corto y largo plazo. Allí depositamos también muchísima energía social, un 27 Según Zygmunt Bauman, «la doble consecuencia del divorcio entre el poder y la política fuerza a los órganos estatales a dejar de banda [de lado], a transferir a terceros o a subcontratar y externalizar un volumen creciente de funciones que antes llevaban a término ellos mismos. Abandonadas por el Estado, estas funciones se convierten en un terreno de juego para las fuerzas del mercado, notoriamente caprichosas y consubstancialmente imprevisibles». (Bauman, 2013)

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potencial indispensable para afrontar nuestro futuro con esperanza. Lo hemos hecho encantados, y además no dejamos de rubricar nuestra autorización en cada acto, en pos de la "mejora de la experiencia del usuario". La letra pequeña habla de caos y destrucción de la confianza a la vuelta de la esquina. Pero eso no logra frenar la creciente pulsión del consumo, en un marco de singularidad jurídica tan particular. La trazabilidad del usuario y la opacidad absoluta de las cuatro corporaciones que dominan Internet hacen el resto. La insatisfacción del usuario puede llevarle a tomar otros caminos, a buscar alternativas más o menos convenientes. Pero, en cualquier caso, todo este "asunto de negocios" no debería desvirtuar el reconocimiento del patrimonio común. A todos nos convendría adoptar medidas, al menos para atender a nuestros propios datos e información personal, manteniendo la autonomía con respecto a los sistemas que automatizan completamente las funciones de creación, gestión y almacenamiento 28. Incluso es saludable ir dirigiendo nuestra economía de esfuerzos hacia lo que hoy vendría a denominarse slow doc29: una antigua manera de disfrutar del proceso que ya produjo los mejores resultados en el pasado. 5. La nueva vida de las palabras. Nuestra principal conclusión es que podemos entender la documentación, ya no únicamente como disciplina o profesión, sino como proceso de cambio en sí mismo y como elemento y soporte para la innovación social en todos los ámbitos. Del mismo modo, consideramos que la documentación puede servir también al propósito de enriquecer el debate social, cooperando para crear las condiciones de un cambio consciente. En este sentido, sostenemos que aún, con toda la evidencia en contra, existe la posibilidad de retomar nuestras investigaciones y nuestras esperanzas de ayer, resistiendo al programa de dominio cibernético. Desde una ética de la autenticidad y la confianza, el conocimiento compartido nos señalará los caminos posibles hacia la -siempre pendientereconstrucción convivencial30 y democrática de la sociedad humana. La ciencia, el saber y la técnica que compartimos, abundan hoy en lo "digital" y lo "tecnológico", mas también en lo "abierto", "común", "libre" y "crítico". Creemos que es necesario dar nueva vida a todas esas palabras para recuperar el pulso resistente que la modernidad mantuvo contra la ignorancia y la esclavitud.

28 Memory Lab: preservando nuestro archivo personal. (scqLab) 29 «El movimiento slow comenzó cuando, en protesta por la apertura de una tienda de McDonald's en la Piazza di Spagna (Roma), se creó la organización Slow Food». Movimiento lento. (2018, 23 de julio). En Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado el 23 julio de 2018, de <http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_lento> 30 «La reconstrucción convivencial supone el desmantelamiento del actual monopolio de la industria, no la supresión de toda la producción industrial [...] En el actual sistema de obsolescencia programada a gran escala, algunos centros de decisión son los que imponen la innovación al conjunto de la sociedad y privan a las comunidades de base para elegir su futuro. De hecho, es el instrumento el que impone la dirección y el ritmo de la innovación. Un proceso ininterrumpido de reconstrucción de la coexistencia es posible a condición de que el cuerpo social proteja el poder de las personas y de las colectividades para modificar y renovar sus estilos de vida, sus herramientas, su ambiente; en otras palabras, su poder para darle a la realidad un rostro nuevo». (Illich, 2006)

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