Sitios del Viento

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Or al i a Br ingas M a r í a

F e r n a n d a

Sitio del Viento p

o

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m

a

Fotografías de Carlos Rodríguez

s




Gobierno del Estado de Veracruz Dr. Javier Duarte de Ochoa Gobernador Constitucional H. Ayuntamiento Constitucional de Coatzacoalcos, Veracruz.

Fundación Pro-festejos de los 100 años de la ciudad de Coatzacoalcos, A.C.

Ing. Marcos César Theurel Cotero Presidente Municipal

Sra. Ángela Pulido Guerrero

Arq. Roberto Martín Chagra Nacif

Vice-presidenta

Síndico

Arq. Daniel Jiménez Medina

Lic. David Cornelio Gómez

Tesorero

Regidor Primero

Lic. Salvador Hernández Castro

Profra. María del Carmen Kuasicha Hipolito

Secretario Técnico

Regidor Segundo

C.P. Ignacio Ordóñez Rodríguez

Lic. Salvador Hernández Castro

Presidente Ejecutivo (QEPD)

Regidor Tercero

Lic. Angélica Carmona Jurado

C.P. María Inés Núñez Monreal

Secretaria Ejecutiva

Regidor Cuarto

Dr. Moisés Alor Guzmán

C. Víctor Pulido Aguilar

Vocal

Regidor Quinto

Lic. Juan Manuel Rodríguez Caamaño

Lic. Federico Lagunes Peña

Vocal

Regidor Sexto

Sra. Teresa Kato de Valdés.

Dr. Alfredo Phinder Villalón

Vocal

Regidor Séptimo

Profra. Cecilia Aurora Martínez

Lic. Alejandro Rafael García Carrillo

Vocal

Regidor Octavo

Lic. Felipe Ángel Hernández Pulido

C.P. Claudia Pérez de la Cruz

Vocal

Regidor Noveno Lic. Jesús Eliseo Flores Gómez Regidor Décimo Lic. Edgar Brito Molina Regidor Décimo Primero C. María de los Angeles Lara de León

Impresión: Editora La Voz del Istmo S.A. de C.V.

Regidor Décimo Segunda

Diseño: Arturo A. Espinoza Gallegos

C. Ricardo López Carrera

Fotografías: Carlos Rodríguez

Regidor Décimo Tercero

© Oralia Bringas de García, 2012


ORALIA BRINGAS María Fernanda

Sitio del Viento P O E M A S

Coatzacoalcos

2012



P R E S E N TA C I Ó N Doña María Fernanda Oralia Bringas (1922-2003), nace en Coatzacoalcos, Veracruz, a la orilla de un río de caudal rumoroso, entre flores de zuluzúchil y aromas de limonero. Donde el agua canta fuerte, en el rincón mismo que la enseña a llorar y a plañir su lira –como ella lo describía-. Realizó sus estudios de nivel básico y medio superior en Coatzacoalcos, se gradúa en la facultad de Filosofía y letras de la Universidad Autónoma de México. En el aspecto político, con el gran sentido social que poseía la llevó a ocupar formalmente el cargo de Síndico Segundo en el Honorable Ayuntamiento de su tierra provinciana. Dentro de sus aportaciones y enriquecimiento a la cultura de esta ciudad, inició el Ateneo Coatzacoalquense, fundó un Club de Escritoras y un Taller Literario; obtuvo varias preseas, entre ellas la medalla “Ciudadano Distinguido del Estado de Veracruz” otorgada por el Gobierno estatal del Lic. Dante Delgado. Un solo haz: Oralia Bringas y Coatzacoalcos, María Fernanda para quienes la conocieron. Hoy vive en nuestros corazones. Esta magna obra de la autoría de nuestra María Fernanda, lleva por nombre “Sitio del viento”, en ella desgrana su palpitar humano, arrobador, cadencioso, cantarino, depositándolo sobre el silencio de sus sueños y el rumoreo del viento. En cada letra y palabra destilaba a través de la tinta de su ardiente pluma, su voz, las ideas que corrían presurosas por sus poemas. Pero sobre todo transmite ese sentimiento almacenado en su corazón por su querido Coatzacoalcos, amor que día a día se traducía en versos, en su poesía fácil, fluida, sincera, limpia y amorosamente pura. Por ello, para el H. Ayuntamiento que presido es un verdadero orgullo publicar esta Segunda Edición del hermoso ejemplar que tiene en sus manos, un libro en el que interactúan los poemas de Doña Oralia Bringas y las imágenes del fotógrafo profesional Carlos Rodríguez, conjugándose en una maravillosa mezcla de sentimiento e imaginación.

Ing. Marcos César Theurel Cotero Presidente Municipal 2011 - 2013



El Elcallao callao

Sitio del Viento

E

n este mar que amo los restos de EL CALLAO

sostienen alcatraces y las estrellas rotas brillantes y fugaces. Hundido en su nostalgia con hondas cicatrices, de fierros carcomidos por agua y por el tiempo, sus mástiles recuerdan los niños del ayer, aquellos que volaban hacia el azul intenso. Mi mente se detiene como detiene el vuelo el alcatraz que busca su pez entre los hierros. Hoy sólo es esqueleto que contempló mi verso, se incendia en lejanías con el fuego que dejan… los faros del recuerdo.

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Sitio del Viento

•

A manera de entrada

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Sitio del Viento

Los hombres todos tenemos, a toda hora, frente a nosotros, junto, muy dentro, al viento hermano. Y no lo palpamos, no lo escuchamos. María Fernanda sí.

María Fernanda: Solicitas de mí, humilde amigo tuyo- y permíteme que te hable así, con intimidad, con el conocimiento de un viejo encuentro a través de tu poesía, tu humanismo, tu inmenso corazón-, el prólogo para tu libro reciente, Sitio del viento. Ni prólogo, ni introducción. Prefiero escribir una carta larga, suave, sedosa, refrescante quizá, en estos momentos difíciles de tu vida azarosa. Porque los sé difíciles. Si nunca has llevado una existencia mansa, ahora menos cabe la lasitud en tus horas tardías. El género epistolar ha muerto casi: trataré de decir algo que llegue a ti como una esperanza, una ilusión un suave velo de ternura. Que te arrope y vuele hacia ti, “alma y sentido que ha luchado mucho” que conforte tus horas tristes y renueve los instantes álgidos. Entre el ropaje del viento, tu eterno compañero, guardián de todas tus páginas. Si tu poesía ha sido catalogada como seductora, transparente, exquisita y autobiográfica, limpia y sencilla en todos sus matices; si derrama amor por todos sus contornos, si en sus perfiles trasluce tu vida intensa; si delicada y fragante cae como el frágil rocío de la alborada, también es cierto que en la penumbra, al roce de tus versos, puede uno “soñar despierto con la palabra escrita entre tus manos”, hallando un remanso de paz que rueda –parece un contrasentido– desde la algarabía diaria de tu ánima afiebrada, tendiéndose en un tapiz de hojarasca inflamada de luz y de esperanza. Magia alucinante la de tu espontaneidad y sencillez que, al decir de Pedro Gringoire, no es sino misterio dentro de tu ser, y relación – ¿o mejor, comunión? – con el universo que te rodea. Pureza en tus relieves, puertas abiertas de par en par en tanto cerramos los ojos y empezamos a soñar. De ti se dice todo esto en viento verde, Los arboles no tienen manos, cancioncillas para cruzar el río y cartas sobre la arena, poemario antológico que es delicia y tormento, risas y lágrimas, sol y penumbra. Pasiones mismas entrelazadas en la encrucijada de un vivir explosivo de deleite. ¿Sabes por qué? Porque no has sido únicamente carácter o voluntad: has embebido tu intimidad de emoción y sentimiento, allá en el cruce de tu río –el que lleva nombre de serpiente–, en los zuluzúchiles de sus riberas, en las papalotas volanderas reflejadas en sus márgenes y retoños, o el trino pajarero de la nostalgia enamorada. Lo que no se dice es que lleva dentro de ti, en el hueco de tu pecho, una obsesión: la del viento. Desde siempre, quizá desde que naciste. De allí tantas veces su cita en la poesía que desgranas. Viento hojarasca, viento rumor, medida en la distancia, señal o presagio del tiempo. De todas naturalezas. Suave, rudo, fresco, caliginoso, fortachón o debilucho, rígido o melodioso, extraño o amigo. Querendón y zalamero, rugiente enfurecido. De tantas maneras, siempre a tu lado, como fiel custodio que

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te estremece. ¿Sabes una cosa? Todos queremos al viento, jugamos con él, nos desvela o absorbe, nos irrita o nos seda. Pero no tenemos el poder de atraparlo. Y tú sí. Pienso que el viento gime, cruje, brama, ulula, musita, canta, ríe, susurra, llora, ruge, se arremolina y quién sabe cuántas cosas más sabe hacer, hechizándonos con su armonía o estrépito. Pero, ¿Dónde radica el encanto del viento? ¿Por qué nos dulcifica o nos espanta? ¿De qué lugar remoto recoge su fuerza? Todos podemos mirarlo a través de los cristales si levanta con majestuosidad las hojas de los árboles caídas en el jardín, o lo oímos con zozobra si vence sus copas zigzagueándolas con una facilidad pasmosa. Lo sentimos cercano a nosotros o lo encontramos huraño, y se nos escapa al abrazo, aun cuando nos cobije con arrobo y con fruición… ¡el viento! Y tú, María Fernanda. Lo tomas entre tus manos, sales a su encuentro, lo atrapas, lo retienes, sí, porque lo buscas cuidadosamente, afanosamente, lánguida y cariñosa como una madre que arropa a su bebé. Yo te entiendo entonces, en tu poesía simbólica. Melódica. Cantarina y de dulce acento, y te siento a partir del viento, mi más amiga, porque es él que nos comunica por costumbre. Charlamos, y tu voz limpia y candorosa se deposita a lo largo del viento y me llega al hogar, siempre, siempre, ¡sábelo bien!, reconfortas mi alma con la plegaria de tus palabras. Allí está la maravillosa presencia del viento: lo absorbemos, pero a mí nunca me pertenece, a ninguno de nosotros, puesto que nunca nos apropiamos de él. Solo pasa, se ciñe a nosotros, nos desafía, coquetea y desaparece, asegurándonos tan sólo su caricia perfumada y la esperanza de un retorno próximo, tempranero, amable y juguetón. Cuando se aleja, rogamos que cada mañana nos salude de nuevo, más allá o más acá del alféizar de nuestra ventana, para saber que otro día rueda en el infinito. Pero cuando tú tocas el viento, o el viento te toca a ti, ¡qué diferencia! La piel se enchina, se quiebra la voz en la garganta, asoma una lágrima a los ojos. Tu alma, al mencionar al viento, es tan sensible que descorre sus hondones. “Por encima de ti/ que me olvidaste/iba yo…hoja en el viento/cantando mis soledades”. Sueñas el viento y te lleva más allá del pensamiento, y viajero furtivo te besa, y te convierte en estrella en el cielo, ola en tu océano, palabra terrible en tu boca. Reconsidera: son tus propias frases las que traigo a cuento. En tu ciudad querida: “la música del viento empuja la piragua/ en la bocana del río…”, o en el puerto, que es lo mismo: “a buscar en la viejas/ marimbas de otros tiempos, / la canción que perdieron/ el las alas del viento…”,o más todavía en esas maravillosas cartas donde resuenan las sombras del padre, la madre, es esposo, los hijos, los amigos, el terruño, hasta los mismísimos sueños. No importa que no repita: quiero que te conozcan en tu fraseo de viento, tan sutil, tan polifacético, tan densamente humano. Escúchate: “altos los cielos, /altos los vientos…” ; “sol y viento en las ventanas / y el retumbo del mar” ; “¿qué te heredarán, mi niño / los vientos que estas bebiendo?”; “vino, ¿ a beber vientos?”. Y luego, casi arrodillada, abre tu carta al viento norte: “… y me iré tras esas calles empujada por tu fuerza irresistible, a buscar las alas que en mi infancia, ¡tú me prometiste!”. Tu misma dices, en alguna parte, creo que casi para terminar tu antología poética, que “sentir un instante siempre vale la pena”. Yo te digo que en tu poesía muchos instantes valen porque, precisamente, se sienten ferozmente. Este tu nuevo libro, Sitio del Viento, cuaja una melancolía –verdad: “por esos caminos / se me fue la vida “; irrumpe hasta las más relampaguean-


Sitio del Viento

tes tristezas cuando surgen tus mariposas amarillas; revienta en desesperanza; “por qué llorar si el corazón ya sabe / que el tuyo estaba muerto” : alcanza a veces un misticismo especial: “dame tiempo, Señor, para alcanzarte”; repasa la tierra –origen que en ti es raíz recia: “arrastraste luminarias, / pedazos de estrellas / y sueños de esperanzas…”; y hasta desliza gitanerías que traslucen la vena de Federico – García Lorca por supuesto–: “ay ¡la luna… se me antoja morena… tiene la cara gitana / con olor a verbena”. Muchos de tus versos son cortos, pero no necesitan más espacio ni distancia para decir lo que desean expresar. Parece que vas de prisa, y si a veces eres altiva: “yo nací como el viento, / como las tempestades, / nunca esclava, lo siento” otras cuantas denotas recato: “por tu amor… / he tocado algunas veces / las estrellas. / Y en abismos insondables / he buscado caracolas… por tu amor / queda el eco de tu risa / en las fontanas”, y hasta caridad cierta, como cuando le das los ojos a tu niño para que encuentre la divinidad en el arco –iris, las rosas rojas, el mar y el sol. ¿Tienes miedo también, duda, inseguridad? De repente me ha parecido que repasas una búsqueda sin encuentro, una desazón porque no pisas el sitio que anhelas o pretendes. Aunque a fin de cuentas, te transformas y concientizas esa tu trasformación asombrosa: "tal vez como un capullo / que pretende proteger / a la crisálida que duerme / para lograr al fin, la mariposa…” El ingrediente eterno en tu Sitio del Viento es el amor sin renunciación. Integro, cabal, desbordado, elocuente. Amor a la vida. al género humano, a la naturaleza, a la familia, y los valores, y nuestra América. Tus versos representan la vorágine espeluznante de una vida cálida, atormentada, inconforme, progresista, donde asoman los luceros, corren las nubes, esplende el sol y a todas horas, en todo instante, como compañero incansable, retoza el viento. Viento del norte o no, pero viento. Con alas para volar, con alturas, con abismos. He de decirte sin más ya, María Fernanda, que tus versos me crispan: al leerlos me sudan las manos, me late de prisa el corazón, me identifico contigo en la distancia, introduciéndome en tu pequeño rincón, junto con tus libros y tu jardín. No sólo yo: muchos debemos agradecer estos tus versos. Perdón por la largura de esta carta… Tu poesía es como un cuento que nos contara un hada madrina. Enrique Cárdenas de la Peña Colonia del Valle, México. D.F. 26 de enero de 1995

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Sitio del Viento

Poemas

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Sitio del Viento

A

quí en mi corazón. está tu sitio,

mi amigo, compañero, viento norte. Con el estruendo de las puertas rotas y la alegría del vuelo de pandorgas.

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Sitio del Viento

Sitio Viento Sitiodel del Viento •

M

i puerto es sitio del viento del norte, viento mi amigo,

el que invade mis rincones Y sacude a mis hastíos. Mi pueblo es sitio del viento, ese que llora conmigo, el que me narra los cuentos de los recuerdos perdidos. Para él nacieron mis versos, por él recorren mi cuerpo los amores y dolores, que recogí en el camino. Primavera con sus flores, veranos del sol ardidos, otoños frutos dorados inviernos, dolor y fríos. Sueños que son ¡ay!, tan míos, que tú me enseñaste a soñarlos, por eso, viento mi amigo del norte vendrán mis alas para llevarme contigo. Mi pueblo es sitio del viento del norte, viento mi amigo.

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EL Sitio

Sitio del Viento

EL Sitio Coatzacoalcos Coatzacoalcos •

C

omo el primer día en el cual sentí la caricia de tu brisa mariana,

la furia de tu viento norte, el retumbar de tu mar, la belleza de tu río, la luz plenilunar, el paisaje sombrío de tus pantanos pintados por el vuelo de tus garzas, el misterio de tus médanos iridiscentes bajo el sol, el ulular de los barcos llegando a la bocana, la sencillez de sus gentes limpias y buenas …sigo estando profundamente enamorado de ti. Tan arraigadas mis raíces a tu tierra, tan enajenada a tu mar, tan angustiosamente poseída por el miedo de perderte, tan tiernamente ciega a tu vulnerabilidad, y en el torbellino de los actuales tiempos, sigo pensando en ti como la isla verde, el puente de sueños para mi capacidad de vibrar…

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Besos etéreos Besos etéreos

Sitio del Viento

C

on aromas de exóticas flores

ayudando al hielo

y con ecos extraños

al convertirse en féretro,

el viento canta en mi ventana.

lúgubres aullidos

Con besos etéreos me acaricia

eran su canción.

Y hechicero narrador de cuentos me adormece con el relato

Cuando es zona tórrida

azul de sus hazañas.

se volvió huracán era ya el titán

Primero atravesó el desierto

que nada ni nadie

y en mi tierra, hoguera y sol

su paso estorbaba,

se convirtió, para llamarse Simún,

descuajó los árboles,

las tiendas destrozó y los ojos cegó

desbordó los ríos

y en sus giros infernales

y su furia era,

sepultó cuerpos y limpió huesos

infierno hecho viento,

en el desierto.

negro torbellino de pasiones fieras.

Cuando pasó por el Mediterráneo se volvió poeta,

Y hoy en mi ventana

en las ondas cálidas se bañó de luz

mira quién lo viera

besando a las flores, jugando travieso

otra vez poeta

con las mariposas, se vistió de azul.

llenando mis versos

Después se olvidó de versos

de intensa fragancia,

y de la belleza

cerrando mis ojos,

y junto a las cumbres

besando mi cara

de nieves eternas

con besos etéreos

en raudos aludes

de eterna nostalgia.

sepultó aldeas

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Azul profundo Azul profundo Sitio del Viento

Y

o seguiré cantándole al amor hasta que muera.

Esta cáscara vieja que me envuelve no es más que el resplandor de primaveras. Hay una alondra en su interior que canta, en un azul profundo de nostalgia, sobre un campo de lilas y espigas. Yo seguiré cantándole al amor hasta que muera.

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Cabrillas

Sitio del Viento

Cabrillas •

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.- Puerto. Enterré mis poemas en tu arena;

cuando la lluvia menudita caiga recordarás mi amor.

51.- No te vayas, aún es temprano, las flores del almendro no han caído y los pájaros negros están lejos 52.- Fui al río, tu barca se alejó: no me esperaste y en la ribera navego en todas las barcas que se alejan todas las tardes… 53.- Dios, si para conocerte me bastan las estrellas, permite que al final de mi camino sueñe con ellas… 54.-Hoy toda la tarde cantaron las cigarras: la última vez que las oímos nuestros cabellos eran negros…

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Caminos Caminos

Sitio del Viento

P

or esos caminos que anduve algún día

–pastos amarillos de melancolía– recogí la flor que te di algún día, nubes que pasaban, aves desoladas que buscan nidos, una vez perdidos entre la enramada. Recogí mi voz por esos caminos, para al fin decirte que no me esperaras, que ya no estaría. Por esos caminos se me fue la vida –pastos amarillos de melancolía–…

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Mariposas amarillas Sitio del Viento

Mariposas amarillas •

C

uando danza tu sombra

hace tiempo

en los espejos

resplandor de crisoles

y el concierto de otoño

y de fuegos,

se convierte en lamentos de sueños

Surgen las mariposas amarillas.

olvidados, Y es entonces tal vez Surgen las mariposas amarillas.

cuando comprendas que el dorado aletear

Cuando olvidas las letras

de aquellas mariposas,

de canciones

son las almas de los seres

cuya música te ronda

que te amaron

con tristeza y un puñado de pétalos

y te piden

sin flores

que borres las tristezas.

se convierten en pálidas cenizas,

Borra entonces tristezas y pesares, busca brasas en todas las cenizas,

Surgen las mariposas amarillas.

canta nuevas canciones del verano y de gracias a Dios y a esta vida,

Cuando insomne recorres

que te dio tu bagaje de recuerdos

por las noches

para darles cantando a otras vidas

las calles solitarias

¡Mariposas amarillas

del recuerdo,

que te amaron!

bajo estrellas que fueron

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Onírica Onírica

Sitio del Viento

¿

Por qué cuando te veo una inquietud de cielos

atraviesa los velos de mi memoria? Y en el no estar del tiempo Aparece la gloria, de dos que se encontraron en otra dimensión y en otro tiempo.

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Sitio del Viento

La estatua y la mariposa La estatua y la mariposa •

Y

a tus alas se tienden

Y cuando tú quieras

y el sol pone iridiscencias

–si es que tú regresas–

a tu partida

dentro de mis ojos

y dices: Volveré,

tu frío guarecer,

y yo: Hasta nunca.

sólo tierra y polvo te han de responder.

Tu ser de mariposa siempre odió lo absoluto

Pobre mariposa,

y mi ser de roca

otra primavera

siempre amó lo rotundo.

no podrás ya ver

Yo sé que tú piensas que puedes volver y hasta tu regreso estatua de piedra yo debo de ser. Pobre mariposa; el camino es largo y los vientos malos, la estatua de piedra hasta tu regreso se puede romper.

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La fe La fe

Sitio del Viento

P

or qué llorar si ya la herida cerró hace mucho tiempo,

por qué llorar si el corazón ya sabe que el tuyo estaba muerto. Tal vez el llanto sea por el Dios del barro que amorosa forjé, por el sueño que un día le di vida y lo ame Que artífice tan malo al fin yo resulté; olvide con mis prisas y mis desvelos, darle lo principal… la fe.

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Presencias Presencias

Sitio del Viento

E

l mar se metió a mi cuarto: caracolas lo inundaron,

olas, rompiendo silencios que llegaron y pasaron El sol se metió a mi cuarto y florecieron mis venas, una a una viejas penas se fugaron de mi cuarto. La luna rondó mi cuarto, la nube, la brisa, el rio y todos por la mañana bajaron con el hastío. Las sombras por las ventanas huyeron con los suspiros Y mi cuarto está de fiesta porque hoy tú estás ¡Amor mío!

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Olvido Olvido

Sitio del Viento

P

ensando en ti me he pasado la vida

haciendo versos. Tal vez nunca los leas; la vida es la vorágine de las cosas inconclusas, el tiempo es el enemigo que no permite lapsos En áureas telarañas se enredaran mis versos, en nidos olvidados, en barcos naufragados, en mares de nostalgias Recorrerán caminos más lejos de mis sueños y en esas tardes grises cuando el invierno empieza, tal vez los acaricien los tristes solitarios que amaron en la vida sin encontrar respuesta.

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El Eltiempo tiempo

Sitio del Viento

H

oy el tiempo ha caído

Tendremos que inventar

sobre la locura de los pájaros,

un tiempo nuestro,

los ha dormido

con cambio de estaciones,

y el silencio ha roto

primavera en invierno,

las respuestas.

otoño en el verano.

Hoy el tiempo implacable

Alterar el paisaje,

ha caído sobre tus ojos;

descubrir nuevas rutas de

la nube de recuerdos

viaje

te hace llorar.

y cambiar las imágenes, rompiendo aquel espejo

Hoy el tiempo se ha llevado

donde nos reflejamos,

tantas cosas…

en el tiempo implacable.

las alas de las mariposas, el color del arco iris y tu sonrisa.

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Oración primera Sitio del Viento

Oración primera •

D

áme tiempo, Señor;

acariciarte;

Dáme tiempo, Señor,

para alcanzarte,

las heridas que el mundo

aun no es muy tarde:

primaveras vienen,

me dejara

los cuatro almendros

otoños se van,

me lo impiden, señor,

que me dio tu sino

y el alma y la hoja

por no mancharte.

aun me esperan,

se quedan en blanco,

Señor, para alcanzarte.

sin que venga el sol

Dáme tiempo, señor,

a dorar tu faz.

para explicarte,

Por ellos, fuentes,

qué se hizo de aquello

luceros y nidos,

Dáme tiempo, Señor;

que me diste;

llenarán de gozo

para explicarte:

el rojo corazón

los tristes caminos

por qué mis nidos vacíos,

que me entregaste,

y podré encontrarte

por qué mis fuentes sin agua,

hace tiempo, señor,

una quieta tarde

por qué mi canto tan triste,

que ya no existe.

bajo mis almendros

por qué mi pena sin lágrimas.

por ti, florecidos. Lo he dejado también

No castigues, Señor;

por los caminos,

Dáme tiempo, Señor,

a quien te ama

prendido de las ramas,

para alcanzarte.

y no sabe, Señor,

prendido de los nidos,

cómo acercarse.

junto a las viejas canciones del sendero,

Si hoy tú vienes

bajo el pálido brillo

mis manos tan vacías

de lejanos luceros…

no podrán ni siquiera

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Sitio del Viento

ElElcielo puede esperar cielo puede esperar •

E

s tan eterno, tan infinito, tiene encerrado tanto mis-

terio, tantos luceros, tantas estrellas, tantas galaxias y hoyos negros. Mientras tú y yo, polvo en el viento, somos viajeros del pensamiento. El cielo puede esperar y si no espera, polvo en el viento… ¡nos sobra tiempo!

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ElEl sol sol

Sitio del Viento

U

n sol me regalaste y tengo miedo.

Lo poco que sabía de ternura, no me hizo ni más sabía ni más necia. Topo ciego de inhóspita caverna el sol que tú me diste ¡me deslumbra!

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ElElmar mar

Sitio del Viento

E

n la arena de la playa. tus pisadas y las mías,

fuimos dos que comenzamos el milagro del amor y de la vida. Pasó el tiempo y tempestades de agua y viento se llevaron las pisadas. Hoy recorro solitaria las arenas de la playa y en la bruma de la niebla sólo quedan en la orilla, de ese mar que amabas tanto… mis pisadas.

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ElEl río río

Sitio del Viento

S

urges como el fluir

Entre lirios arrastraste

del corazón que nació

la historia de cien pueblos

para cantarte.

y el canto de cien razas; las centurias del tiempo

Vienes de tu correr

iluminaron tus aguas

por las mañanas,

y en la corriente

vas al mar

que no deja de fluir,

y en la bocana

arrastraste luminarias,

los ojos se me pierden

pedazos de estrellas

en abismos de preguntas

y sueños de esperanzas;

sin respuestas.

por eso, rio, la historia no termina, la historia inolvidable

Tú conociste al jaguar,

de mi raza.

al manatí, a las piraguas, oíste el trino de las calandrias y al atabal de mí dolida raza.

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LaLatierra tierra

Sitio del Viento

•

V

en, que estoy arando el surco milagroso

de la tierra. Sembraremos sueĂąos y granos dormidos, y todas las penas que nos dio el destino. Ven; la negra tierra sabe que a su tiempo brotarĂĄn capullos, doradas espigas de trigos y de olvidos, de todas las penas que nos dio el destino.

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LaLa luna luna

Sitio del Viento

M

edalla de plata sobre montañas

en un cielo terciopelo tachonado con estrellas. Rayo de luna en la penumbra, alumbrando de amor a la laguna. Sueños de amor con su luz en las doncellas, y penas del noctámbulo que vela las estrellas. Ay ¡la luna, ay! la luna.

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Luna de octubre Sitio del Viento

Luna de octubre โ ข

A

somada en el pozo de mi patio florido,

reflejada la luna se me antoja morena. No es la plata que brilla, mi argentada moneda: tiene cara gitana con olor a verbena. Y la pienso gitana galopando entre nubes, en caballo de estrellas con temblor de claveles. Y es el viento quien lleva adelante las riendas, por robarse a la luna, a la luna de octubre. ยกAy mi luna, mi luna! ยกAy mi luna de octubre!

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Bugambilias Bugambilias

Sitio del Viento

โ ข

A

maneciste florecida, al รกrbol de naranjo

aprisionaste, no tuve corazรณn para cortarte, y al รกrbol de naranjo socavaste su dulzura de miel y sus pomas doradas. ยกAy del que vive Aprisionado a la flor!

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Ventanas Ventanas

Sitio del Viento

D

e todas las ventanas que hubieron en mi vida

recuerdo la ventana de mi niñez feliz. Ahí cuando esperaba temprano en la mañana, la brisa marinera, cantares y pregones en labios de mujer; parvada de gaviotas pintando los azules, paleta de colores de un nuevo amanecer. Por fin aparecía el sol de mi mañana: la cara de mi padre, su prisa al caminar con la sonrisa cierta de verme en la ventana con los brazos abiertos, abiertos como el mar.

Con mis ojos tan llenos

abierta a la mañana

de confianza y ternura,

y mientras yo esperaba

con mi loco revuelo

en todos los crepúsculos,

de traviesa alegría,

veía yo su cara

por el sol que venía

hasta una tarde hermosa

a llenarme de amor.

cuando lo vi volver.

Ventanas, ventanas…

Ventanas, ventanas luminosas,

la de la fantasía,

de todas las ventanas

que por sus serenatas

que hubieron en mi vida,

me convertí en mujer.

recuerdo la ventana de mi niñez feliz.

Ventanas que esperando la risa de mis niños, los pasos de los grandes, llenaba de ansiedades a veces tan absurdas al tiempo por venir. Ventana que traía noticias del ausente y en ella yo esperaba su regreso al hogar, ventana que dormía

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LaLa barca barca

Sitio del Viento

H

oy soltaron sus amarras y frágil en la corriente,

perfila hacia la distancia. Qué mares procelosos tendrá que derribar, qué cielos sin ocasos tendrá que remontar. Que nubes de tormenta perseguirán su viaje, mas que importan los tórridos oleajes: la libertad del viento con todo y sus celajes ¡la llevará a su puerto!

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El ramo de rosas

Sitio del Viento

El ramo de rosas •

L

a mañana está alegre

Con la prisa en mis pasos,

a pesar de su frío

con el sol en mis venas.

y los pájaros cantan presintiendo sus nidos.

Cómo sabe mi amigo encontrar la manera,

Hoy llegó a mis manos

de volver primaveras

este ramos de rosas

a estos años vencidos.

que me enviara un amigo.

ojalá que tú encuentres al final del camino,

Rosas rojas, tan rojas,

muchos ramos de rosas

que llenaron mis ojos

que te envíen tus amigos.

de pasados estíos. Y me vi recorriendo las ardientes arenas de mi tierra, mi puerto.

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Sitio del Viento

Me gusta escribir cuando llueve Me gusta escribir cuando llueve •

E

n estos días grises me gusta escribir cuando llueve,

cuando siento el aire más purificado, cuando veo a mis plantas verdes y alegrando lo gris de estos días Me gusta pensar en ti, en ti que me lees y tienes a veces tus ratos a solas, cuando meditando te llegan paisajes de lánguidas olas, de bellos celajes, de antiguas auroras. Me gusta escribir cuando llueve, ver las hojas goteando y al colibrí que las bebe, pensando, pensando en ti que me lees.

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Porque voy de prisa Sitio del Viento

Porque voy de prisa •

Q

uiero hacer un poema largo, largo, lento, lento, porque tengo prisa y ya no tengo tiempo. Un poema que ruede como el viento, que se detenga a ver primaveras y veranos, amarillos otoños e inviernos largos. Escribir por ejemplo que en Rusia hay girasoles que abrieron a su tiempo y en Japón hay pagodas y en África, desiertos. Que el mar mediterráneo se quedó esperándome en un libro leído desde hace mucho tiempo. Tengo que hacer un poema largo, largo y lento, lento, donde toda la vida se vuelva movimiento y el amor contenido en este pensamiento se vuelva lento, lento, para así, lentamente saborearlo.

Tengo que hablar de ti y hablar de mí, del circulo nacido en la caverna, que nació en Hiroshima, que bajo a la piedra, de la llave que abrió la caja de pandora, del SIDA, del ocaso de los Dioses, de la luz de la mente, de la luna vencida; para así lentamente asombrarme que a pesar del dolor y de la muerte, sigue la vida ardiendo intensamente. tengo que hacer un poema largo donde queden los sueños y los astros, esos que ya se fueron y hoy son espejos. Un poema tan lento que tenga tiempo de mirar en los ojos de los niños, el firmamento, de sentir en la hierba que se mece, al sol y al viento, de encontrar en la copa de jade el sabor que dejaron grandes momentos.

Un momento tan largo, pero tan largo, que sea como el amor que llevo dentro, tan lleno de detalles, de cosas simples, como un pañuelo en el bolsillo, un boleto de viaje y un nuevo puerto. Porque es tan largo el amor y tan corto el adiós que esta historia de amor no se puede contar en la gris brevedad que se encierra en un verso. Tengo que hacer un poema largo, muy largo, lento, muy lento, porque voy de prisa y se acabó mi tiempo.

71



Círculo de amor Círculo de amor

Sitio del Viento

E

ra el camino largo y yo era tu estrella.

Era el tiempo del frío y yo era tu calor. Eran tiempos de guerra y yo era tu paz. Era tiempo de naufragio y yo era tu barca. Era el tempo del amor y yo fui tu pasión. Pero llegó el invierno y me alcanzó el dolor. Era el camino triste y tú fuiste mi consuelo. Eran tiempos de amargura y tú fuiste mi dulzura. Eran tiempos de dolor y tú fuiste mi oración. Por fin los dos comprendimos este círculo de amor.

73



El Elteléfono teléfono

Sitio del Viento

M

i casa esta desierta:

mi voz de soledad,

no hay nada que perturbe

si no fuera cobarde

la magia del momento;

llamándote amor mío,

mi pensamiento es sólo

dejando que el orgullo

evocación de ti.

callara mi ansiedad.

Las sombras han cubierto

Sin llamarte ya vibro

lo claro de las cosas

mi obscuridad, mi frío:

y en ellas sólo existe

si me acercara al hilo

la sensación de ti.

terminarían por fin.

Pero estás muy distante

Pero siendo cobarde

de mi mano y mi boca

presiento que al hablarte

y trato de buscarte

tan sólo mis sollozos

apasionada y loca,

podrían contestarle,

olvidando que un día

a tu línea ocupada

me dejaste partir.

de quien llama por mí.

Yo sé de qué manera terminaría el mutismo de mi casa desierta. Si yo marcara un número que llevara a tu oído

75



Puerta cerrada

Sitio del Viento

Puerta cerrada •

C

on la veste rota, con las manos sucias,

llamaste a mi puerta que estaba cerrada. Tus llamadas eran frenéticas, duras, como la impaciencia de tus torpes ansias. Con el alma llena de sombras, de dudas, llamaste a mi puerta que estaba cerrada. Sorda a tus llamados, quieta antes tus ansias, yo que conocía tu alma depravada… Te dejé a los lobos con la noche fría, mientras sonreía, mientras sonreía.

77



Estás sellado Estás sellado

Sitio del Viento

A

fuego lento se grabó tu nombre: no lo borrarán ni el tiempo

ni las tempestades Aquí en mi corazón estás sellado como el amor tan grande del “cantar de los cantares”. Con tu amor me ascendiste hasta la cumbre; con tu nombre sellaste mi destino; cicatrices de ensueño me dejaste para marcar por siempre mí camino. Yo soy la sulamita que te espera para beber sedienta de tus labios toda la paz que anhelan mis quimeras, toda la fe que piden mis calvarios . Estás sellado aquí en mi corazón como el amor tan grande del “Cantar de los cantares”

79



Suspiro Suspiro

Sitio del Viento

•

E

n la penumbra escucho el eco de tu voz;

pasa el viento y me deja el rumor de tu risa prendido en mi ventana. Las sombras de la noche perfilan mi nostalgia y el dolor de mi amor convertido en suspiro es un llanto sin lĂĄgrimas.

81



Errores Errores

Sitio del Viento

E

s tiempo, mi amor,

Yo nací como el viento,

de contar los errores

como las tempestades,

de una vida que juntos

nunca esclava, lo siento,

iniciamos ayer.

por no ser como el ave que encerrada en su jaula

Tú me dices que me amas,

aun pretende cantar.

mas amor, nunca estabas, cuando sólo esperaba,

Pero en fin,

un poquito de fe.

hoy que es tiempo de contar los errores,

Yo, te digo, te amaba

puede ser que no ignores

a mi modo, a mi forma,

que mi amor fue más grande…

sin las torpes cadenas

acepté las cadenas

que me ataron a ti.

que me ataron a ti.

83



LaLapareja pareja

Sitio del Viento

•

S

omos dos; yo el espejo y tĂş la sombra.

En la caverna de la vida te reflejas en mĂ­ y yo absorbo tu sombra. Y la luz ilumina la caverna, porque somos dos; la pareja que hace el milagro de continuar la vida.

85



PorPortu tristeza tu tristeza Sitio del Viento

H

oy te he sentido triste; tu mirada se me pierde

en el miedo de un vacío tan distante y tan frío que no alcanzo a protegerte. Hoy te he sentido triste y pretendo con mi charla apartarte de recuerdos. envolverte con mi risa y alejarte los fantasmas. ¡Ah, qué triste está mi alma! Por sentirte ¡ay! tan triste.

87



PorPortu amor tu amor Sitio del Viento

P

or tu amor… he tocado algunas veces

las estrellas, y en abismos insondables He buscado caracolas. Por tu amor… he sentido mariposas y cantares de sirenas y he prendido en cada rosa el rocío de las cosas que me inventan tus palabras cuando dices que me amas. Por tu amor… he vivido en las tinieblas aferrada a la mañana y entre sombras, veo tu sombra como sombra enamorada. Por tu amor… queda el eco de tu risa en las fontanas.

89



Tu impaciencia

Sitio del Viento

Tu impaciencia •

S

Si tú supieras

obre las nubes

que el tiempo por venir

las estrellas aguardan

abrirá puertas

para iluminar tu

y un río de luz

larga noche.

absorberá tu alma, el sol te esperará

Piensas que el tiempo

como ha esperado siempre.

pasa tan lento y tu paciencia

Y entonces, sólo entonces,

se acaba.

bajarán las estrellas para iluminar

Cuándo –preguntas–

tu larga noche.

terminará por fin esta oscuridad que me contiene. para entonces… ya no estará ese sol que me espera desde antes que las estrellas existieran y que naciera el hombre.

91



Como un capullo Sitio del Viento

Como un capullo •

Y

o escribo en días brumosos, en el gris luminoso de la tarde

y las nubes borrando los paisajes. Tal vez como un capullo que pretende proteger a la crisálida que duerme, para lograr al fin…la mariposa. Y dártela tal vez como un poema, que llegue hasta las rosas que cultivas en tu jardín de sol, de luz esplendorosa.

93



Para Para ti ti

Sitio del Viento

Y

a prender tu inquietud.

o escribo para ti los versos que esta

Para ti, que entre tantos

noche

siempre buscas el vuelo;

me contaron los duendes.

para ti que conoces de la vida y el cielo

Y si tú me preguntas:

y equilibras el tiempo

¿tan sólo para mí?

que te toca vivir.

Te diré la respuesta… Ven entonces… Para ti, si tú sueñas,

Juguemos,

para ti, si me entiendes,

que esta noche los duendes

para ti, si el desvelo

narrarán para ti.

de tus horas sin sueño te conducen sin miedo a las altas esferas musicales y etéreas,

95



Yo te condeno, amor Sitio del Viento

Yo te condeno, amor •

Y

o te condeno, amor a la absurda locura

de creerte inmortal. A la torpe inocencia de pensar que tus redes nadie escapa al final. Yo te condeno, amor, a libar en las mieles la mentira ancestral. Pues no existes, no eres, si no existe el espejo que te invente cada hora. Que te forme de auroras, que perfile tu espacio. que cincele tu forma, Para ser la pareja, la mitad del espejo Y que existas… amor: ¡Yo te inventé!

97



El Elpañuelo pañuelo

Sitio del Viento

P

erdida en la distancia la barca que se aleja,

se lleva con premura las torpes agonías de mi alma de mujer Me quedo aquí en la orilla con rosas amarillas, con un pañuelo blanco de adiós a las tristezas, sin miedo al porvenir Hoy quiero sin recuerdos, contar mis alegrías mis manos están vivas

y me dice: te quero, y esta niña que canta y persigue luceros. Y esta luz, esta calma, este dulce gorjeo de las aves que vuelan a buscar nidos, otros trinos de amor. Ya la barca está lejos, mariposa del alba es mi blanco pañuelo, y en mi alegre tristeza es ternura el adiós.

y fluyen por mi sangre mis ansias de vivir. Las ramas de mis árboles, el viento que las besa, las rosas amarillas, la música de Brahms. Y este niño que me habla

99



Hoy Hoy

Sitio del Viento

H

oy vivo cada día: un nuevo amanecer

en una sinfonía. La noche es despedida sin sueños, sin torturas. Afuera los recuerdos, no existe ya el ayer. Mañana está muy lejos y tan cerca, tal vez. Mas vivo cada día, no existe ni el mañana, ¡no existe ni el ayer!

101



Cuento contigo

Sitio del Viento

Cuento contigo • a no estoy sola,

Y

Cuento contigo

contigo cuento,

cada nube

todas las horas

que pasa lento,

que están tan lejos

tú te perfilas

en el recuerdo,

sobre agua y viento.

vienen en olas y el mar me dice:

No estaré sola

cuentas conmigo,

y entre la gente

ya no estás sola

tú me sonríes

y ola tras ola

en pensamiento.

me dejan besos de azul intenso.

Pensar en ti, pensar en mí,

Ya no estoy sola,

ya no es tortura;

contigo cuento,

cuento contigo,

todos los días,

cuentas conmigo

tienen tu gesto

¡aquí en mi verso!

y en las estrellas todas las noches por ti, recuerdo.

103



Sitio del Viento

Sin cerrar los ojos Sin cerrar los ojos •

N

i la amarga piedad de los hundidos ni la ciega maldad del ignorante,

ni la torpe atención del arrogante podrá vencer nuestro albedrío Ni el dolor de saetas infamantes, ni la pena de hallarme incomprendida podrán romper nuestro torrente de luminoso amor hacia la vida. Y la fe, la bondad y la dulzura de eterna humanidad sublimizada serán coraje que nos dé la altura para poder llevar la cruz en la jornada. Porque amor y dolor van de la mano y se aman en la cumbre los despojos, si se ha aprendido a ser como el hermano que cura las heridas… sin cerrar los ojos.

105



LaLaleyenda leyenda

Sitio del Viento

A Tania

E

xiste una montaña en donde me contaron,

se escuchan por las noches tañidos de campanas.

la orquídea que yo veo, ahí, sobre tu almohada, o díme si es que fuiste anoche a la montaña.

Fue un pueblo que olvidaron, me dicen los ancianos, y los que lo habitaron volviéronse fantasmas. Por eso en luna llena repican las campanas y acuden las doncellas de noches desveladas. Y dejan los fantasmas orquídeas para ellas y entonces se adormecen soñando con estrellas. Por eso hoy que me cuentas que anoche tú soñaste con fúlgidas estrellas, me inquieto al preguntarte, si entró por tu ventana

107



Sitio del Viento

Despedida de mi hijo Rafael

Despedida de mi hijo Rafael •

T

e vas lejos de mi vida

un santo amor

pero no lejos de mis sueños;

para la humanidad entera

mi corazón te da la despedida

y el conocimiento

y aunque se rompa en mil pedazos

de tus flaquezas,

es mi deber mandarte hacia la vida.

para que de ellas saques valor.

Yo te di las alas para volar y te enseñé con mi ternura

Vé: que la vida

las alturas,

te espera

y te enseñe con mis lágrimas

y si ves lágrimas

los abismos.

a través de mis sonrisas, no hagas caso,

Vas a sufrir, los sé,

es sólo una tonta

pero en el crisol del sufrimiento

costumbre de mujer.

se modelará tu alma: así comprenderás piadosamente el error y el dolor de tus hermanos. No llevas de mí más que mis besos, y la fe y la esperanza para el porvenir,

109



Amor Amor

Sitio del Viento

M

adre: ¿Me darás tus ojos Cuando tú te vayas?

Sí.

Te daré mis ojos cuando me haya ido. Cuando él me pregunte: –Si es que tengo suerte de llegar a Dios– ¿Por qué no me miras? ¿Dónde están tus ojos? Le diré tranquila… Hubo un niño ciego en la tierra, triste; yo le di mis ojos para que te viera en el arco iris, en las rosas rojas, en el mar y el sol.

111



El mejor regalo El mejor regalo Sitio del Viento

C

uando tú eras niño, a tus cinco años,

me dijiste tierno –Cuando yo sea grande te daré un vestido lleno de diamantes. Y cerré mis ojos y me vi a mis años con aquel vestido Lleno de diamantes: qué parecería, que parecería, mientras me reía, mientras me reía. Hoy que es mi día quiero agradecerte la mejor alhaja que pudiste darme. El de ser buen hijo, el de ser buen hombre, el de ser buen padre. no lo cambiaría por aquel vestido lleno de diamantes.

113



UnUnsorbo más sorbo más Sitio del Viento

V

olver después de haber

Un poco más

pues si escribo de ayer

perdido la esperanza

para dejar saldadas

es porque siento

un poco tiempo más.

antiguas cuentas,

una sensación de vida

un poco tiempo…

ofensas que no supe

efervescente,

Para sentir un sorbo

Cuántas ni cuándo,

en el árbol que cayó

de esta vida

olvidos no pensados,

lleno de nidos,

que me ha dado tanto.

Palabras que callaron

en los amigos que partieron

Paisajes y momentos

a su tiempo.

y huellas luminosas

de cálidos amores,

Un sorbo más de vida

nos dejaron,

el llanto de mis hijos

Para decirles a los que amo,

en gentes que vivieron

al nacer en mis brazos,

que nadie debe morir

y que amaron

los frutos que crecieron

mientras se escriba

y quedaron para siempre

al amparo del viento

del pasado,

en los sueños de amor

de árboles que nacieron

que aprendan a sentir

de adolescentes.

sembrados por mis manos,

la bondad de las gentes

¡Un sorbo más de vida

y el espejo de Dios

que en mis letras han

para decirles

en lagos de misterios,

vivido y vivirán

que todo se renueva,

colocados en laberintos

en el recuerdo,

mientras exista

internos.

amor sobre la tierra!

115



Sitio del Viento

Dueña y señora Dueña y señora •

S

ólo en la intimidad de tus horas secretas el reloj de tu tiempo se detiene,

y en cauda de estrellas se convierte el amarillo triste de tus horas normales. En esas horas secretas tan tuyas eres todas las cosas que soñaste, dimensiones que surcas con ternura ingrávida de ala, castillos que forjaste. Y sientes que son buenos los actos que te ataron al reloj cotidiano que te puso la vida, porque diste los frutos que llenaron tus manos en tus horas secretas, desnudas de mentiras. Y qué importa después que retornen las horas, marcando sin piedad a veces desengaños; tú eres misterio y lejanía, dueña y señora de las horas secretas que te dieron los astros. Dueña y señora ¡para inventar la vida!

117



Sitio del Viento

De espaldas a la puerta De espaldas a la puerta •

A

yer me preguntabas,

sin miedo a los fracasos,

al final del camino

sin miedo a las heridas.

qué miraba. Porque… ¿Velos que descorren

¿Quién cantará a la flor

ante el misterio,

de tus jardines,

polvo enamorado

quién llenará de trinos

a las estrellas,

tus ventanas,

o el miedo ante la puerta

quién gritará tu nombre

entrecerrada?

en las montañas, quién le dirá a las rosas:

Poeta de la vida

sueñen?

yo pretendo, cantar a la pareja

Mientras tenga un aliento

enamorada,

me beberé a la vida

despejar con mis versos

apasionadamente.

las sombras del dolor

Ayer me preguntabas

de quienes aman

al final de tu camino

y buscan la libertad

qué miraba –y yo te respondía–

abriendo pajareras.

de espaldas a la puerta, ¡yo cantaba!

Intemporal y alerta, más joven y más vieja ante la vida,

119



Sitio del Viento

MeMellamo brisa llamo brisa •

V

ivo en un rincón de AMERICA rodeada por un río con nombre de serpiente y un mar con rescoldos de ATLANTES. Mi nombre trae del NORTE sabor marino, olor a brea de barcos que recorren los confines del mundo, y el color del arco-iris cuando soplo bajo el sol levantando las arenas de los médanos. Del ESTE mi nombre trae el aroma de azahares y gardenias, el sabor de guanábanas, de piñas, de mangos, de naranjas y el color de los rayos de la luna rielando en el río. Del SUR, recorro los pantanos y entre las alimañas y las garzas atrapo el perfume de la flor PAPALOTZIN mariposa y me pinto con el crepúsculo de los soles caniculares. Amo cada mañana que me acerca a todas las ventanas, con el amanecer refresco los rizos de los niños dormidos y beso las sienes de los que sueñan con la esperanza, juego con las hojas en espirales de los arboles otoñales

del zuluzúchil, del palo mulato, del paraíso y de los uveros, y río con las vainas secas de la acacia, sonaja de alegría, me entrego a todos los palmares y en el murmullo de la fronda entierro mi cantar con el “va de leva” de los viejos pescadores. Me gusta estrenar pandorgas en la loma y zumbar en el hilo que recoge su vuelo, corretear mariposas, mecer a las palomas y enredarme en las campanas de la catedral de “SAN JOSE”. Me llamo BRISA y amo este rincón de AMERICA, mínima extensión de un mundo nuevo, que se levanta a la conquista de nuevos soles. Y por ese amor, temo al OESTE: de atrás de los pantanos, las nubes traen polvos letales del progreso que nació a la sombra del desastre, pienso en los vientres de los barcos saqueando el ORO NEGRO, para convertirlo en muerte, pienso en los tiernos pulmones de los niños, en los árboles secos y en los peces sedientos.

Por eso… hoy entraré por las ventanas Y gritaré ¡Despierten., si callaron ayer no callen siempre! AMERICA es granero, pajarera y selva. Que no se acabe el río con nombre de serpiente, que el mar no se enfurezca por llevar en sus ondas cargamentos de MUERTE, que se llene la loma de infinitas pandorgas, donde los niños corran aspirando las áureas con efluvios de hierbas. Me llamo BRISA y vivo en un rincón de AMERICA, rodeada por un río con nombre de serpiente y un mar con rescoldos de ATLANTES. Tengo miedo, y sin embargo creo, que AQUEL que tanto nos ama, por los niños, por las rosas, por las aves, por los peces, despertará a los hombres y ¡limpiará sus mañanas!

121



Sitio del Viento

Las escalinatas del río Las escalinatas del río •

L

as escalinatas del río

del sol llameando al estío,

tienen sabor a distancias,

diciendo adiós a las naves.

a pájaros dormidos sueñan con la nostalgia

Las escalinatas del río

de sus nidos que dejaron

tienen penumbra de encajes

en los fríos del invierno.

cuando la luna de octubre se asoma a ver el paisaje.

Majestuosos se perfilan en paisajes de la historia

Y rumores de ese río,

y toda su vida es río

que las tiene por guardianes,

y los murmullos de las palmas.

guardianes del alborozo de sus pájaros marinos.

Ayer barrancos floridos nidadas de mariposas

Y en la tarima de fiesta

con rumorosos sonidos

se escucha de nuevo el son:

de cocuyos en su fronda.

“las escalinatas del río están en mi corazón”

Aquellos viejos amigos, los que corrían conmigo a la orilla de mi río cuentan antiguos romances, de la luna con el río, de la brisa con sus aves,

123


Indice •

El callao…………………………………………………………………………………….. 7

Me gusta escribir cuando llueve…………………………………………………… 77

A manera de entrada…………………………………………………………………

9

Porque voy de prisa……………………………………………………………………... 79

Aquí en mi corazón……………………………………………………………………

21

Círculo de amor……………………………………………………………………………. 83

Sitio del viento………………………………………………………………………….. 23

El teléfono……………………………………………………………………………………. 85

El sitio: Coatzacoalcos………………………………………………………………… 25

Puerta cerrada……………………………………………………………………………… 87

Besos etéreos…………………………………………………………………………….

27

Estás sellado………………………………………………………………………………… 89

Azul profundo……………………………………………………………………………. 29

Suspiro………………………………………………………………………………………….91

Cabrillas…………………………………………………………………………………….. 31

Errores…………………………………………………………………………………………. 93

Caminos……………………………………………………………………………………... 33

La pareja………………………………………………………………………………………. 95

Mariposas amarillas……………………………………………………………………. 35

Por tu tristeza………………………………………………………………………………. 97

Onírica………………………………………………………………………………………... 37

Por tu amor…………………………………………………………………………………...99

La estatua y la mariposa……………………………………………………………… 39

Tu impaciencia………………………………………………………………………………101

La fe……………………………………………………………………………………………. 41

Como un capullo……………………………………………………………………………103

Presencias…………………………………………………………………………………… 43

Para ti……………………………………………………………………………………………105

Olvido…………………………………………………………………………………………. 45

Yo te condeno, amor………………………………………………………………………107

El tiempo……………………………………………………………………………………. 47

El pañuelo………………………………………………………………………………………109

Oración primera…………………………………………………………………………. 49

Hoy………………………………………………………………………………………………..111

El cielo puede esperar………………………………………………………………… 53

Cuento contigo……………………………………………………………………………….113

El sol…………………………………………………………………………………………… 55

Sin cerrar los ojos……………………………………………………………………………115

El mar…………………………………………………………………………………………. 57

La leyenda………………………………………………………………………………………117

El río…………………………………………………………………………………………… 59

Despedida a mi hijo Rafael……………………………………………………………..119

La tierra………………………………………………………………………………………. 61

Amor………………………………………………………………………………………………121

La luna………………………………………………………………………………………… 63

El mejor regalo……………………………………………………………………………….123

Luna de octubre…………………………………………………………………………... 65

Un sorbo más…………………………………………………………………………………125

Bugambilias…………………………………………………………………………………. 67

Dueña y señora………………………………………………………………………………129

Ventanas……………………………………………………………………………………… 69

De espaldas a la puerta…………………………………………………………………..:131

La barca……………………………………………………………………………………….. 73

Me llamo brisa……………………………………………………………………………….133

El ramo de rosas…………………………………………………………………………... 75

Las escalinatas del río………………………………………………………………………137


Sitio del Viento Se termin贸 de imprimir en los Talleres de Editorial Robles, en el mes de Junio de 2012. El tiraje consta de 1000 ejemplares Coatzacoalcos, Veracruz.


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