Adviento 2011

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Celebremos el A d v i e n t o

ARZOBISPADO DE LIMA


Arzobispado de Lima - Oficina de Pastoral Jr. Chancay 282, Cercado de Lima TelĂŠfono: 203-7700 / 203-7718 www.arzobispadodelima.org


Queridos hermanos Se acerca el tiempo del Adviento en que nos preparamos para vivir la alegría del nacimiento de Jesús en Navidad. Se trata ciertamente de un tiempo especial, en el que nos disponemos a meditar como creyentes en torno al misterio central de nuestra fe: La Encarnación del Verbo Eterno en las entrañas purísimas de nuestra Madre, María. Lamentablemente, la sociedad de consumo en la que vivimos busca “robarnos” esta fiesta cristiana, para convertirla en una fiesta comercial, vaciando el sentido religioso de la Navidad y reduciéndola a una celebración familiar de paz y amor universal. Es triste ver como en los mensajes navideños cada vez están menos presentes los “nacimientos” y más presentes los “papanoeles”, o cualquier otro símbolo que no tenga un sentido específicamente cristiano. Por eso, debemos insistir en nuestras parroquias y en nuestras comunidades que la Navidad es Jesús, y que sin El esta fiesta carece de sentido. Para vivir una Navidad auténticamente cristiana, es necesario prepararse intensamente durante el tiempo de Adviento. El Adviento es un tiempo hermoso en que somos educados por la Iglesia, a vivir como María, su Madre y Modelo, la virtud de la Esperanza. En este tiempo la liturgia nos llama a estar despiertos, vigilantes, con las lámparas encendidas para aguardar al Señor Jesús, que vino en nuestra carne mortal, viene en la celebración de los sacramentos, y vendrá con gloria al fin de los tiempos. El Adviento es un tiempo en que la Iglesia nos invita también a vivir la generosidad con los hermanos más pobres, en particular con los niños, en quienes debemos descubrir siempre el rostro sufriente del niño Jesús. 3


Esperamos que este folleto pueda ayudar a los sacerdotes, religiosos y religiosas y catequistas en la preparación para la Navidad. Si desean adquirir más folletos para sus parroquias, pueden comunicarse con el 203-7718. Unámonos a los pensamientos y sentimientos de María, la Mujer de la Buena Esperanza, para que cómo Iglesia particular, salgamos con el corazón encendido al encuentro del Reconciliador.

P. Juan Carlos Rivva L. Director Oficina de Pastoral

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Sentido del Adviento

La palabra Adviento proviene del latín Adventus que significa venida o llegada. Es el tiempo litúrgico en el que nos preparamos para celebrar el gran acontecimiento de la Navidad, en el que conmemoramos el misterio de la Encarnación: Jesús, nuestro Salvador y Reconciliador que nace de María para ser Dios-con-nosotros. El tiempo del Adviento celebra tres grandes venidas de Jesús: • Jesús vino en el pasado, asumiendo la humildad de nuestra carne mortal. • Jesús vendrá en el futuro, cuando venga en la majestad de su gloria al fin de los tiempos. • Jesús viene en el presente, a través de la oración y los sacramentos, así como en cada persona y acontecimiento, para habitar en cada creyente que lo recibe en su corazón. El color litúrgico del Adviento es morado y durante este tiempo se suprime el rezo del Gloria en las misas dominicales. Sin embargo, no se trata de un tiempo penitencial como la Cuaresma, sino de un tiempo de espera ardiente y gozosa, en el que la Iglesia se prepara para recibir con un corazón bien dispuesto al Señor que viene. Por ello, es conveniente usar ornamento de un color morado más claro (lila), para distinguirlo del morado penitencial propio del tiempo de Cuaresma. Este tiempo litúrgico abarca cuatro semanas y se divide en dos etapas: a) La primera va desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos. b) La segunda va desde el 17 hasta el 24 de diciembre inclusive, y se orienta a la conmemoración del nacimiento histórico de Jesús en la Navidad. En esta segunda etapa se nos invita a una alegría cada vez más intensa, porque se van a cumplir las promesas mesiánicas. 5


Durante la primera etapa del Adviento se han de suprimir algunos elementos festivos, como pueden ser la música con instrumentos, los adornos festivos y el decorado de la Iglesia. A partir del 17 de Diciembre se prepara el nacimiento en el templo y se van introduciendo progresivamente elementos más festivos que expresan la alegría progresiva ante la llegada inminente del Niño Jesús.

Espiritualidad del Adviento El Adviento nos invita a vivir una verdadera renovación espiritual con algunos acentos particulares: a) Un esfuerzo generoso de conversión y combate contra el pecado. La insistencia está puesta en la fidelidad en las tareas ordinarias de cada día. Hacer lo ordinario, de manera extraordinaria. b) Una actitud permanente de vigilancia. Debemos estar con las lámparas encendidas porque no sabemos el día ni la hora de la venida del Señor, que para cada uno de nosotros acontecerá en el momento de la muerte. Por ello, debemos renovarnos en una visión de eternidad y un desapego frente a los bienes efímeros que el mundo nos ofrece, cortando con todos aquellos vicios que nos alejan del Señor. c) Cultivar la virtud de la Esperanza que se exprese en un deseo intenso de recibir a Jesús, y en la súplica ardiente por su retorno definitivo. La virtud de la Esperanza nos impulsa a no caer en el desaliento frente a la propia fragilidad y a las dificultades, ya que el Amor de Dios -manifestado en el misterio de la Encarnación- disipa las sombras que oscurecen el camino. d) Vivir la solidaridad con los más pobres. Frente a una sociedad marcada por las injusticias y egoísmos, y ante la invasión publicitaria que promueve la frivolidad y el consumismo en la 6


Navidad, el Adviento nos invita al compromiso social y a compartir el pan con los más necesitados. e) María, la Mujer de la Buena Esperanza, es un modelo de recogimiento y oración en este tiempo. En medio de las prisas y los ajetreos propios de fin de año, debemos mantener una actitud silente, austera y recogida; para que el afán por lo urgente no nos lleve a descuidar lo esencial, y para prepararnos a contemplar desde la fe de María el misterio de la Encarnación.

Personajes del Adviento Por último, en el Adviento hay tres grandes personajes que van desfilando a lo largo de las cuatro semanas. • El profeta Isaías: su figura nos habla de apertura a la esperanza a los tiempos mesiánicos y del anuncio ardiente de los planes salvadores del Señor. • San Juan Bautista: su figura austera, profética y la claridad de su hablar, sacude la conciencia de los hombres, los saca de su indiferencia para con Dios-Amor y dispone sus corazones al encuentro con el Señor. • Santa María: su figura transparente, su fe, su fidelidad, son todo un testimonio de vida para nosotros. Ella ya porta en sus entrañas al Salvador. Por ello María ha sido, es y siempre será “vida, dulzura y esperanza nuestra”, como le rezamos en la Salve.

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Propuestas pastorales y litúrgicas para el tiempo de Adviento Para ayudar a los fieles a vivir más intensamente este tiempo, hacemos llegar a los sacerdotes y agentes pastorales, un elenco de propuestas que pueden implementar en la parroquia: P Tener una plática en la parroquia para explicar a los fieles el sentido del Adviento y la Navidad. P Tener un retiro espiritual de un día con los agentes pastorales de la parroquia durante el tiempo de Adviento, centrado en el tema de La Esperanza. P Sensibilizar a los fieles para llevar adelante campañas solidarias durante el tiempo de Adviento para compartir con los más pobres en la Navidad. P Citar a los fieles que deseen a la parroquia para confeccionar juntos la Corona de Adviento para sus hogares. P Citar a los fieles que deseen para colaborar en la ambientación navideña de las instalaciones parroquiales. P Bendecir solemnemente la Corona de Adviento de la iglesia parroquial el primer Domingo de Adviento. P Entronizar solemnemente el Leccionario propio del nuevo año litúrgico que se inicia el primer Domingo de Adviento. P El tercer domingo de Adviento, llamado Domingo Gaudete o de la Alegría, se sugiere utilizar un ornamento color rosado. P Rezar en familia o en la comunidad parroquial la Novena de Navidad, como se acostumbra en otros países. P Organizar concursos artísticos (cuentos, pintura, concurso de pesebres, etc. ) con jóvenes y niños como preparación para la Navidad. P Preparar alguna obra de teatro navideña o algún concierto de villancicos con los jóvenes de la parroquia.

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Propuestas para las homilías de los Domingos de Adviento Este año se leen los Evangelios que corresponden al ciclo B: PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO Primera Lectura: Isaías 63,16b-17.19b; 64,2b-7. Salmo 79 Segunda Lectura: 1ra Corintios 1, 3-9 Evangelio: San Marcos 13,33-37 Cristo es el centro de la historia humana. Su venida al mundo es el acontecimiento más importante de toda la historia, de manera que todo lo que ocurre dentro del tiempo se clasifica en «antes» o «después de Cristo». Justamente las lecturas de este domingo se refieren a esa anhelante espera así como a la salvación prometida por Dios. En la primera lectura tenemos una bellísima oración, en forma de salmo, que expresa los sentimientos de los israelitas que volvían alegres a la tierra prometida después del destierro, pero advertían que, extrañamente, la intervención salvífica de Dios se hacía esperar: «¡Ah si rompieses los cielos y descendieses!» Hay dolor por la realidad actual, pero esperanza serena en la promesa del Señor. En la segunda lectura, San Pablo nos dice que ya no nos falta ningún don: todo ya ha sido dado en Jesucristo para nuestra Reconciliación ya que Dios es fiel a todas sus promesas. El Evangelio de San Marcos indica cuál debe de ser la actitud del creyente: la espera vigilante. ¡El Señor está para llegar en cualquier momento en nuestras vidas! Que absurdo resulta entonces no vigilar y mas aún quedarnos dormidos. SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO Primera Lectura: Isaías 40, 1-5.9-11 Salmo 84 Segunda Lectura: 2da Pedro 3,8-14 Evangelio: San Marcos 1,1-8

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El Evangelio, en este segundo Domingo de Adviento, nos presenta la figura de «Juan el Bautista» y su predicación sobre la conversión. Juan prepara los caminos y anuncia la venida de Aquel que es más fuerte que él. En la primera lectura el profeta Isaías anuncia la vuelta del exilio babilónico como un mensaje consolador y lleno de esperanza para el pueblo elegido: «Preparad en el desierto un camino al Señor…Ahí viene el Señor Yahveh con poder y su brazo lo sojuzga todo». San Pedro en la segunda lectura sale al encuentro de aquellos que están tentados a olvidar el Día del Señor que «llegará como un ladrón» en el momento menos esperado. ¿Cómo debemos esperarlo? Esforzándonos para estar en paz ante él, sin mancha y sin tacha.

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO Primera Lectura: Is 61,1-2a.10-11 Salmo: Lc 1,46-50.53-54 (Magnificat) Segunda Lectura: 1Tes 5,16-24 Evangelio: Jn 1,6-8.19-28: «Gaudete in Domino semper; iterum dico: gaudete! Dominus prope.» Traducidas al castellano estas palabras en latín significan: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca.» (Flp 4,4-5). Esta es la antífona de entrada que nos habla en este tercer domingo de Adviento de la alegría mesiánica. El profeta Isaías nos anuncia la llegada del Reino de Dios como un tiempo en el que se anuncia la Buena Nueva a los que sufren, se vendan corazones desgarrados y se anuncia a los cautivos la libertad. Con la llegada de Jesús, el Mesías anunciado por Juan Bautista, se cumplen los signos mesiánicos: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan (Mt. 11,5). Por eso San Pedro nos invita en la segunda lectura a estar siempre alegres y a dar gracias en toda ocasión. María en el Magnificat expresa la alegría de los humildes que proclaman las maravillas del Señor. 10


La liturgia nos sigue repitiendo a los católicos las palabras del Bautista a los judíos: “En medio de vosotros hay uno al que no conocéis” (Jn 1,26). Es necesario que cada año redescubramos la presencia salvadora de Cristo en nuestras existencias y que nos acerquemos a los ritos litúrgicos con fe y alegría. CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO Primera Lectura: 2Sam 7,1-5.8b-11.16 Salmo 88 Segunda Lectura: Rom 16,25-27 Evangelio: Lc 1,26-38 En la primera lectura vemos como el rey David quiso construir una morada para Dios, pero Dios no habita en casas construidas por mano de hombres, sino que El mismo se construirá una casa, una morada de Dios en medio de los hombres. María es esa Arca de la Nueva Alianza que el Señor se ha construido para habitar entre nosotros. María es la figura central del Adviento, que aparece como modelo de la esperanza cristiana. Dios por la palabra del ángel anuncia la milagrosa concepción de Jesús, el misterio de la Encarnación del Verbo que acontecerá en su seno, y solicita su libre consentimiento. La Navidad no es simplemente una fiesta de amor y fraternidad. Es el memorial del misterio más importante de nuestra fe: la Encarnación del Verbo. El admirable intercambio: Dios se hace hombre para que el hombre llegue a Dios. Ese es el misterio mantenido en secreto durante siglos y revelado ahora en estos tiempos definitivos. (segunda lectura). Para encarnarse Dios quiso contar con el consentimiento de una persona humana. María pronuncia el Hágase y abre las puertas de la humanidad a Dios. Jesús está tocando a la puerta de nuestro corazón, porque quiere habitar en nuestra vida y llenarla de paz y alegría, ¿Cuál será nuestra respuesta?

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La Corona de Adviento • Significado de la Corona La “Corona de Adviento” es un símbolo propio de este tiempo de espera. Con toda la fuerza evocadora de su simbología, nos ayuda a suscitar en nuestros corazones y en el de nuestros hermanos, un clima apropiado de preparación y espera discreta y gozosa ante el nacimiento de nuestro Reconciliador, el “Dios con nosotros”. La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe terminar. Las ramas verdes de ciprés: Verde es el color de la esperanza y la vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la vida eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre. Las cuatro velas: Nos hacen pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando progresivamente una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas de la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden, de una en una, durante los cuatro domingos de Adviento al hacer la oración en familia. El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la Corona de Adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. 12


• Rezar en torno a la Corona de Adviento en familia -

Es aconsejable elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.

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La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote, o puede ser bendecida en el hogar con la oración propuesta enseguida.

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La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de manera que nos recuerde constantemente la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.

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Los domingos de adviento la familia se reúne a orar en torno a la corona de adviento. Se pueden realizar las liturgias que se proponen a continuación.

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Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.

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También es bueno distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.

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Bendición de la Corona • (Ninguna vela encendida. Crear un ambiente de recogimiento, con poca luz. Colocar una imagen de Santa María al lado de la corona) Todos: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN. La mamá invita a la familia a orar, con estas palabras: Al empezar este tiempo de Adviento, en el cual nos preparamos para recibir al Señor Jesús en la Navidad, vamos a bendecir nuestra corona, para que ella simbolice nuestra gradual preparación para recibir la Luz de la Navidad con un corazón convertido. Luego el papá o la cabeza de la familia hace esta oración: “La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo junto con Santa María, ante tu hijo, el Señor Jesús, que se acerca como luz esplendorosa, que brilla en medio de las tinieblas de nuestra ignorancia y nuestro pecado. Llenos de esperanza, nosotros hemos preparado esta corona y la hemos adornado con velas. Ahora que vamos a iniciar este tiempo de preparación para la venida de tu Hijo. Te pedimos, Padre, que bendigas nuestra corona para que mientras se acrecienta cada día su esplendor con nuevas velas encendidas, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquél, que por ser la luz del mundo, Iluminará todas nuestras oscuridades. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén” Finalmente se reza la oración propia del Primer Domingo de Adviento. 14


Propuesta para rezar cada Domingo de Adviento en familia

PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

Papá:

(Después de bendecir la corona) Escuchemos con reverencia la lectura.

Lector:

Lectura tomada del profeta Isaías: “Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece”. Palabra de Dios

Todos:

Te alabamos, Señor.

Mamá:

Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona, con la cual simbolizamos que el Señor Jesús ya está cerca. Cantamos “Ven Señor, no tardes” (Se enciende la primera vela mientras se entona el canto)

VEN SEÑOR, NO TARDES VEN, VEN, SEÑOR NO TARDES. VEN, VEN QUE TE ESPERAMOS. VEN, VEN, SEÑOR NO TARDES. VEN PRONTO, SEÑOR. 15


1. El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor. 2. Envuelto en sombría noche el mundo, sin paz, no ve; buscando va una esperanza; buscando, Señor, tu fe. Mamá:

Y ahora, con nuestra primera vela encendida, vamos a acudir al Señor con nuestras peticiones. A cada petición respondemos: VEN, SEÑOR JESÚS.

Lector:

Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica, que vive con gozo este Adviento, para que siempre tenga fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación. VEN, SEÑOR JESÚS. Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad. VEN, SEÑOR JESÚS. Te pedimos, Dios nuestro, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos de conversión y caminemos hacia el Señor Jesús, que es la Luz del mundo que viene a iluminarnos. VEN, SEÑOR JESÚS. 16


Te rogamos por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivamos el amor mutuo y nos preparemos juntos para la venida de tu Hijo, el Señor Jesús. VEN, SEÑOR JESÚS. Te pedimos para que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza, en la venida de su Hijo. VEN, SEÑOR JESÚS (Se pueden añadir otras peticiones)

Papá:

Juntos pidamos al Padre para que venga a nosotros su Reino: Padre nuestro…

Papá:

Concédenos, Dios nuestro, anhelar de tal manera la llegada de tu Hijo, el Señor Jesús, que cuando llame a nuestras puertas, nos encuentre velando en oración y cantando sus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Mamá

Acudamos a nuestra Madre María para que nos ayude a preparar nuestro corazón, de la misma manera como Ella lo hizo para recibir al Señor Jesús. Digamos juntos: Dios te salve, María, llena eres de gracia… Terminemos nuestra oración cantando: Se puede entonar un villancico conocido.

Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

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SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO (Debe estar una vela encendida). Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

Papá:

En esta segunda semana vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en la Navidad. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.

Lector:

Lectura tomada del Evangelio según San Marcos: “Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; por tanto, ya que nos sabéis cuando viene el dueño de la casa, si al atardecer o a medianoche, o al cantar el gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos los digo:”Velad”.

Mamá:

El Señor nos pide que nos preparemos para su venida, para que lo recibamos con un corazón limpio, cada vez más convertido y transformado, que sea capaz de amar y entregarse a otros. En silencio, cada uno va a hacer un compromiso concreto para esta semana, de manera que podamos amar y acoger más al Señor Jesús en nuestras vidas. (Se deja un momento de silencio)

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Mamá:

Mientras encendemos la segunda vela de nuestra corona cantemos VEN SEÑOR, NO TARDES. (Una persona se acerca a la corona y enciende la segunda vela mientras se entona el canto VEN SEÑOR, NO TARDES. En este momento se pueden hacer algunas peticiones libres y se concluye con el Padre Nuestro).

Papá:

Acudamos a nuestra Madre María para que nos ayude a preparar nuestro corazón, de la misma manera como Ella lo hizo para recibir al Señor Jesús. Digamos juntos: Dios te salve, María, llena eres de gracia… Terminemos nuestra oración cantando: Se puede entonar un villancico conocido.

Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.

TERCERA SEMANA DE ADVIENTO (Deben estar dos velas encendidas) Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.

Papá:

Estamos ya en la tercera semana de Adviento, en la cual aumenta nuestra alegría y júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Empecemos nuestra oración cantando: Se puede entonar un villancico conocido.

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Papá:

Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. El Señor está ya muy cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a su luz admirable con la que nos ilumina.

Lector:

Lectura tomada del Evangelio según San Juan: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por Ella, y sin Ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron. La Palabra era luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Vino a su casa y los suyos no la recibieron”.

Mamá:

Hemos escuchado en la lectura del Evangelio que el Señor Jesús es la Luz del mundo, pero que muchos no quisieron recibir esa luz. Nosotros, sí queremos recibir la luz que nos trae el Señor y por eso vamos a encender la tercera vela de nuestra corona mientras cantamos VEN SEÑOR NO TARDES. Una persona se acerca a la corona y enciende la tercera vela mientras se entona el canto VEN SEÑOR, NO TARDES. Luego se rezan las peticiones de la primera semana que concluyen con el Padre Nuestro.

Mamá:

Acudamos ahora a Santa María para que la luz del Señor llegue a todos nosotros. Recemos juntos el acto de consagración:

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¡OH, SEÑORA MÍA, OH, MADRE MÍA! YO ME ENTREGO DEL TODO A TI, Y EN PRUEBA DE MI FILIAL AFECTO, TE CONSAGRO EN ESTE DÍA MIS OJOS, MIS OÍDOS, MI LENGUA Y MI CORAZÓN, EN UNA PALABRA, TODO MI SER, YA QUE SOY TODO TUYO, ¡OH, MADRE DE BONDAD!, GUÁRDAME Y PROTÉGEME COMO HIJO TUYO. AMÉN. Se entona para terminar un villancico conocido. Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

CUARTA SEMANA DE ADVIENTO (Deben estar tres velas encendidas) Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

Papá:

Alegrémonos porque el Señor está ya cerca de nosotros y viene a traernos la reconciliación. Estamos ya en la cuarta semana de Adviento, en la que encendemos la cuarta vela de nuestra corona: que durante esta semana nos recuerde la proximidad del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza.

Lector:

Lectura tomada del Evangelio según San Lucas “En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en 21


casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: 'Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá'”. Mamá:

La presencia del Señor Jesús entre nosotros también nos llena de gozo y alegría. Es María nuestra Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa luz llegue a nosotros e ilumine nuestra vida. Por eso, en compañía de Santa María, vamos a encender la última vela de nuestra corona de Adviento. Cantemos “Ven, Señor, no tardes” Una persona enciende la cuarta vela mientras se entona el canto VEN SEÑOR NO TARDES.

Mamá:

Recemos ahora, junto con Santa María, para que Ella nos enseñe a confiar y esperar en la venida de su Hijo, el Señor Jesús. Por eso digamos: “Proclama mi alma la grandeza del Señor se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador; porque ha mirado la humildad de su sierva, desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón derriba del trono a los poderosos enaltece a los humildes, 22


a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacío. Auxilia a Israel su siervo, Acordándose de su misericordia, -como lo había prometido a nuestros padresA favor de Abraham y su descendencia por los siglos”. Se pueden añadir algunas peticiones, respondiendo después de cada petición: VEN PRONTO, SEÑOR. Las peticiones concluyen con el Padre Nuestro. Papá:

Oremos: Señor, Dios nuestro, que ante el anuncio del ángel quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestras súplicas, y haz que ayudados por Ella, podamos también nosotros acoger al Señor Jesús, que está ya muy cerca de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos:

Amén. Se reza un Ave María y se entona un villancico conocido.

Todos:

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.

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La Navidad es Jesús

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urante el tiempo de Adviento sentiremos que la Iglesia nos toma de la mano y, a imagen de María santísima, manifiesta su maternidad haciéndonos experimentar la espera gozosa de la venida del Señor, que nos abraza a todos en su amor que salva y consuela. S. S. Benedicto XVI


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