Devocionario Eucarístico Mariano
XX SÍNODO
ARQUIDIOCESANO LIMENSE
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PRESENTACIÓN En el Salmo 126 la Palabra de Dios nos recuerda que «Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas». Este «camino sinodal» que hemos emprendido en la Arquidiocesis de Lima ha de ser un tiempo de reflexión, de diálogo, de encuentro, de trabajo y planificación; pero ha de ser en primer lugar un tiempo de oración. Por ello, nos sentimos movidos a responder al deseo ardiente de nuestro Padre y Pastor, para que en cada rincón de la Arquidiócesis exista una Capilla de Adoración Eucarística donde los fieles se encuentren permanentemente Jesús Sacramentado, que es la fuente de donde brota la vida de la Iglesia y la cumbre hacia la cual tienden todos sus esfuerzos. El Papa Francisco hace poco preguntaba: «Nuestros templos ¿son lugares de adoración? ¿Favorecen la adoración? Nuestras celebraciones, ¿favorecen la adoración?». Es una pregunta que cada párroco y sacerdote debe responder en conciencia. Esperamos que este sencillo Devocionario Eucarístico-Mariano nos ayude a reavivar entre los fieles la piedad al Santísimo Sacramento y el amor filial a nuestra Madre la Santísima Virgen María. Procuremos que este siempre presente en las Capillas de Adoración Eucarística y en los diversos oratorios, para que los fieles puedan vivir estas palabras del Papa Francisco: «en estos dos templos -el templo material lugar de adoración y el templo espiritual dentro de mí, donde mora el Espíritu Santo- nuestra actitud debe de ser la piedad que adora y escucha; que ora y pide perdón; que alaba al Señor». Y «cuando se habla de la alegría del templo, se habla de esto: toda la comunidad en adoración, en oración, en acción de gracias, en alabanza. En oración con el Señor que está dentro de mí, porque soy templo; en escucha; en disponibilidad». Así como Jesús sentía celo por la Casa de su Padre, nosotros también tengamos un gran celo sacerdotal por cuidar el culto reverente a Jesús Sacramentado y seamos testimonio de piedad y adoración para todos los fieles. SECRETARÍA DEL SÍNODO
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DEVOCIONARIO HORA SANTA
PANGE LINGUA
CANTA, OH LENGUA
PANGE, LINGUA, GLORIOSI CÓRPORIS MYSTÉRIUM SANGUINÍSQUE PRETIÓSI, QUEM IN MUNDI PRÉTIUM FRUCTUS VENTRIS GENERÓSI REX EFFÚDIT GÉNTIUM.
CANTA, OH LENGUA, EL MISTERIO DEL CUERPO GLORIOSO, Y DE LA SANGRE PRECIOSA, QUE COMO PRECIO POR EL MUNDO, DERRAMÓ EL REY DE LAS GENTES, FRUTO DE TU GENEROSO VIENTRE.
NOBIS DATUS, NOBIS NATUS EX INTÁCTA VÍRGINE, ET IN MUNDO CONVERSÁTUS, SPARSO VERBI SÉMINE, SUI MORAS INCOLÁTUS MIRO CLAUSIT ÓRDINE.
DADO A NOSOTROS NACIDO PARA NOSOTROS, DE UNA VIRGEN INMACULADA, HABITANDO EN EL MUNDO Y ESPARCIENDO LA SEMILLA DE SU PALABRA, LOS DIAS DE SU MORADA CERRÓ DE UN MODO ADMIRABLE.
IN SUPREMÆ NOCTE COENÆ RECUMBENS CUM FRÁTRIBUS, OBSERVATA LEGE PLENE CIBIS IN LEGÁLIBUS, CIBUM TURBÆ DUODENÆ SE DAT SÚIS MÁNIBUS.
EN LA NOCHE DE SU ÚLTIMA CENA, RECLINADO CON SUS HERMANOS, PLENAMENTE OBSERVADA LA LEY EN LOS ALIMENTOS ESTABLECIDOS, COMO ALIMENTO A LOS DOCE SE DA CON SUS PROPIAS MANOS.
VERBUM CARO, PANEM VERUM VERBO CARNEM ÉFFICIT, FITQUE SANGUIS CHRISTI MERUM, ET, SI SENSUS DÉFICIT, AD FIRMANDUM COR SINCERUM
EL VERBO HECHO CARNE TRANSFORMA CON SU PALABRA EN CARNE EL PAN VERDADERO; EL VINO SE TRANSFORMA EN SANGRE DE CRISTO; Y SI FALLAN LOS SENTIDOS, PARA CONFIRMAR AL CORAZÓN SINCERO
SOLA FIDES SÚFFICIT.
LA SOLA FE ES SUFICIENTE. AMÉN
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V. Sea por siempre bendito y alabado. R. Mi Jesús sacramentado. Padre nuestro Avemaría, Gloria Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por las ofensas, sacrilegios e indiferencias con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
ACTO DE REPARACION Y CONSAGRACION AL CORAZON DE JESUS ¡Oh Corazón de Jesús! Yo quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu. Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor, deposito todo mi ser; mi cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas; mi alma que cultivaré como jardín en que te recreas; mis sentidos, que guardaré como puertas de tentación; mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia; mis pensamientos, que apartaré de las ilusiones del mundo; mis deseos, que pondré en la felicidad del Paraíso; mis virtudes que florecerán a la sombra de tu protección; mis pasiones, que se someterán al freno de tus mandamientos; y hasta mis pecados, que detestaré mientras haya odio en mi pecho, y que lloraré sin cesar mientras haya lágrimas en mis ojos. Mi corazón quiere desde hoy ser para siempre todo tuyo, así como tú, ¡oh Corazón divino! has querido ser siempre todo mío. Tuyo todo, tuyo siempre; no más culpas, no más tibieza. Yo te serviré por los que te ofenden; pensaré en ti por los que te olvidan; te amaré por los que te odian; y rogaré y gemiré, y me sacrificaré por los que te blasfeman sin conocerte. Tú, que penetras los corazones, y sabes la sinceridad de mi deseo, comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente, dame el triunfo del valor en las batallas de la tierra, y cíñeme la oliva de la paz en las mansiones de la gloria. Amén.
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PETICIONES
Peticiones relacionadas con la Salud de enfermos, Actividades Pastorales, Grupos de Fieles Comprometidos, Vocaciones, Por los Sacerdotes etc. Luego de cada petición se dice “Roguemos al Señor” y respondemos “Te lo pedimos Señor”
TANTUM ERGO
A TAN EXCELSO
TANTUM ERGO SACRAMÉNTUM, VENERÉMUR CÉRNUI: ET ANTÍQUUM DOCUMENTUM NOVO CEDAT RÍTUI; PRÆSTET FIDES SUPPLEMÉNTUM SÉNSUUM DEFÉCTUI. GENITORI GENITÓQUE, LAUS ET IUBILÁTIO; SALUS, HONOR, VIRTUS QUOQUE, SIT ET BENEDÍCTIO; PROCEDÉNTI AB UTRÓQUE COMPAR SIT LAUDÁTIO.
A TAN EXCELSO SACRAMENTO POSTRADOS, PUES, VENEREMOS; Y QUE LA ANTIGUA ENSEÑANZA CEDA PASO AL NUEVO RITO: SUPLA LA FE LA DEFICIENCIA DE LOS SENTIDOS. AL PADRE Y AL HIJO SEA LA ALABANZA Y LA ACLAMACIÓN, LA SALUD, EL HONOR Y LA FUERZA, ASÍ COMO LA BENDICIÓN; Y AL QUE PROCEDE DE ENTRAMBOS SEA LA MISMA ALABANZA.
AMEN.
AMÉN.
Oremos: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de Tú pasión; Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de Tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.
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BENDITO SEA DIOS Bendito sea Dios. R. Bendito sea Dios. Bendito sea su Santo Nombre. R. Bendito sea su Santo Nombre Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre. R. Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. R. Bendito sea el nombre de Jesús Bendito sea su Sacratísimo Corazón. R. Bendito sea su Sacratísimo Corazón Bendita sea su Preciosísima Sangre. R. Bendita sea su Preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. R. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. R. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la Excelsa Madre de Dios María Santísima. R. Bendita sea la Excelsa Madre de Dios María Santísima. Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. R. Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. R. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre. R. Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre. Bendito sea San José su castísimo esposo. R. Bendito sea San José su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. R. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
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ORACION POR EL SINODO ¡Dios, Padre nuestro! Te damos gracias porque nos has convocado a celebrar el Vigésimo Sínodo Arquidiocesano de Lima. Te pedimos que nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para conocer nuestra realidad con una mirada de fe que nos ayude a forjar la Nueva Evangelización. Que tu Espíritu Santo infunda la caridad en nuestros corazones y nos haga portadores de la esperanza que impregne de Evangelio a nuestro pueblo. En esta hora de gracia, ayuda a nuestro Arzobispo, a los sacerdotes, religiosos y laicos a trabajar unidos a tu Hijo Jesucristo, que es para nosotros el Señor de los Milagros. Que los cuidados maternales de Nuestra Señora de la Evangelización y la intercesión de Santo Toribio de Mogrovejo, Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, acompañen nuestro trabajo en el Sínodo. Anima nuestra comunión eclesial, y danos un renovado impulso de vida cristiana para ser los discípulos misioneros de Jesucristo. Amén.
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Tú ti e
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XX
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SÍNODO ARQUIDIOCESANO LIMENSE
ORACIÓN A JESÚS EN EL SAGRARIO DE SANTA TERESITA DE LISIEUX ¡Oh Dios escondido en la prisión del sagrario!, todas las noches vengo feliz a tu lado para darte gracias por todos los beneficios que me has concedido y para pedirte perdón por las faltas que he cometido en esta jornada, que acaba de pasar como un sueño… ¡Qué feliz sería, Jesús, si hubiese sido enteramente fiel! Pero, ¡ay!, muchas veces por la noche estoy triste, porque veo que hubiera podido responder mejor a tus gracias… Si hubiese estado más unida a ti, si hubiera sido más caritativa con mis hermanas, más humilde y más mortificada, me costaría menos hablar contigo en la oración. Sin embargo, Dios mío, lejos de desalentarme a la vista de mis miserias, vengo confiada, acordándome de que «no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos». Te pido, pues, que me cures, que me perdones y yo, Señor, recordaré que «el alma a la que más has perdonado debe amarte también más que las otras…» Te ofrezco todos los latidos de mi corazón como otros tantos actos de amor y de reparación, y los uno a tus méritos infinitos. Y te pido, divino Jesús, que seas tú mismo el Reparador de mi alma y que actúes en mí sin hacer caso a mis resistencias. En una palabra, ya no quiero tener más voluntad que la tuya. Y mañana, con la ayuda de la gracia, volveré a comenzar una vida nueva, cada uno de cuyos instantes será un acto de amor y de renuncia. Después de haber venido así, cada noche, al pie de tu altar, llegaré por fin a la última noche de mi vida, y entonces comenzará para mí el día sin ocaso de la eternidad, en el que descansaré sobre tu Divino Corazón de las luchas del destierro. Amén.
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HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.
ORACIÓN DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en este iglesia. Adoro ahora a tu Santísimo Corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.
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ADORACIÓN EUCARÍSTICA DE SAN JUAN PABLO II Señor Jesús: Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos. “Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios” (Jn. 6,69). Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres. Aumenta nuestra FE. Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo. Contigo ya podemos decir: Padre nuestro. Siguiéndote a ti, “camino, verdad y vida”, queremos penetrar en el aparente “silencio” y “ausencia” de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo” (Mt. 17,5). Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social. Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo. Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives “siempre intercediendo por nosotros” (Heb. 7,25). Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre. Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo. Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta. Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres. Quisiéramos decir como San Pablo: “Mi vida es Cristo” (Flp. 1,21).
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Nuestra vida no tiene sentido sin ti. Queremos aprender a “estar con quien sabemos nos ama”, porque “con tan buen amigo presente todo se puede sufrir”. En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración “el amor es el que habla” (Sta. Teresa). Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana. CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: “Quedaos aquí y velad conmigo” (Mt. 26,38). Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación. El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos “gemidos inenarrables” (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra. En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación. Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o “misterio”. Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el “misterio” de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación. Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR. Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre. Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos. Amén.
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15 MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama? Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias. No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad...; y poco a poco se vieron libres de ellos. Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Qué quieres que
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haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿Qué desearías hacer por ellos? ¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí? Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu trabajo, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place. ¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió?, ¿quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición. ¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquella vaga melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo. ¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación. ¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella si yo soy tu mejor amigo? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido. Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a
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aquella ocasión de pecado?, ¿de privarte de aquel objeto que te dañó?, ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación?, ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma? ¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga? Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio...; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
ORACIONES A LA VIRGEN MARIA SALVE Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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SALVE REINA DE LOS CIELOS Salve Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles Salve raíz, Salve puerta Que dio paso a nuestra Luz; Alégrate Virgen Gloriosa Entre todas, la más bella; Salve agraciada doncella, Ruega a Cristo por nosotros.
Acto de Consagración a María
Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me entrego del todo a Ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y protégeme, como hijo tuyo. Amen
Acordaos
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. Amén.
Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen Gloriosa y Bendita.
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.
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Reina del Cielo
V. Alégrate, Reina del cielo; aleluya. R. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya. V. Ha resucitado, según predijo; aleluya. R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya. V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya. R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
ÁNGELUS El Ángel del Señor anuncio a María; Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve, María...... Aquí está la esclava del Señor; Hágase en mi según tu palabra. Dios te salve, María ...... Y el Hijo de Dios se hizo hombre; Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María ...... Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. Dios te salve, María..... Oración: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
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MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO
MISTERIOS GOZOSOS LA ENCARNACIÓN DEL SEÑOR (cf. Lc. 1, 26-38). LA VISITACIÓN DE MARÍA A ISABEL (cf. Lc. 1, 39-56). EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN (cf. Lc. 2, 1-14). LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO (cf. Lc. 2, 22-40). EL NIÑO HALLADO EN EL TEMPLO (cf. Lc. 2, 41-52). MISTERIOS DOLOROSOS LA ORACIÓN EN EL HUERTO (cf. Lc. 22, 39-42). LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR (Mc. 14, 65; Jn 19, 1). LA CORONACIÓN DE ESPINAS (Jn. 19, 2.3). JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS (Jn 19, 16-17; Lc 23, 27). LA CRUCIFIXIÓN DE CRISTO (cf. Jn. 19, 18-30). MISTERIOS GLORIOSOS LA RESURRECCIÓN DE JESÚS (cf. Mt. 28, 1-8). ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS (Mt 28, 20; Mc 16, 19). LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO (Hch. 2, 1-4). LA ASUNCIÓN DE MARÍA (Ct. 4, 7). LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA (Ap. 12, 1.9). MISTERIOS LUMINOSOS EL BAUTISMO DE JESÚS (Mt. 3, 13-17). AUTORREVELACIÓN EN LAS BODAS DE CANÁ (cf. Jn. 2, 1-12). ANUNCIA EL REINO PARA CONVERSIÓN (Mc. 1, 14-15). LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (cf. Mt. 17, 1-9). LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA (cf. 1Co 23-26).
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