1 minute read
C. Siglo XVII y XVIII: Los frutos
que componían la sociedad colonial; todo en provecho de su bienestar espiritual.
52. Así es como los Sacramentos fueron la fuente inagotable de la que evangelizadores y evangelizados bebieron siendo su gran fruto, el avance de la evangelización tan viva hasta la actualidad en todo el continente americano e islas del Caribe.
Advertisement
53. En una palabra: En el siglo XVI la semilla del Evangelio se enraizó fuertemente en el continente americano debido primero, a la persecución que sufrió; segundo, a la sangre de los mártires que la tierra mojó y a la santidad que afloró; tercero, a la opción por las víctimas que, eran la gran mayoría del continente e islas del Caribe; cuarto debido a la Cristología y Mariología que guiaron e iluminaron a los evangelizadores y evangelizados; quinto, gracias a la continua enseñanza de la doctrina cristiana; y todo esto por la fuente inagotable de los Sacramentos de la Iglesia que las regaron y alimentaron permitiendo el nacimiento de flores y frutos en los siguientes siglos.
C. Siglo XVII y XVIII: Los frutos
54. Remitiéndonos a nuestra tierra (Capitanía General de Guatemala de la cual formábamos parte) recordamos que la llegada del Evangelio tuvo lugar en 1524. Tal vez no en la manera idónea; dado que, entre los hombres que acompañaban a Pedro de Alvarado se contaban algunos sacerdotes y misioneros; apareciendo a simple vista, cruz y espada atadas entre sí. Algunos de estos clérigos acompañaban la armada en calidad de capellanes y otros con encargo de comenzar la evangelización en los pueblos de indígenas que pudieran.
55. La evangelización por esos años fue lenta. En medio de continuas guerras y matanzas, religiosos y clérigos daban la doctrina lo mejor que podían; recorriendo territorios hasta