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A. ANTES DEL CONCILIO VATICANO II

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EXHORTACIÓN

EXHORTACIÓN

A. ANTES DEL CONCILIO VATICANO II

242. El Magisterio de nuestra Santa Madre Iglesia es abundante y gracias al Espíritu Santo que ha caminado con ella, tiene un contenido muy profundo. No ha faltado entre sus miles de documentos varios dedicados a las víctimas de la Época Colonial. Tres de ellos, ilustran muy bien lo aquí precisado. El primero de ellos, es la Bula Sublimis Deus del Papa Paulo III, firmada el 2 de junio de 1537 en respuesta a las denuncias hechas por Mons. Julián Garcés. Su mensaje ha sobrevivido al paso de los años. Historiadores y legistas lo estudian dada su grandeza en la defensa de la dignidad humana, tan vilipendiada y atropellada en las regiones caribeñas y americanas.

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243. En primer lugar, el Papa puntualiza – para quienes erradamente lo negaban – que todo ser humano sea de la condición, etnia, etc. que sea es apto para la fe: Quien quiera que tenga la naturaleza humana es hábil para recibir la misma fe201. Capacidad que es innata a su humanidad que nadie puede negarle. Aclaración después de la cual pasa abiertamente a denunciar el pecado de los opresores: Algunos de sus satélites [se refiere al Mal] deseosos de conocer su codicia, se atreven a andar diciendo que los indios occidentales o meridionales deben reducirse a nuestro servicio como brutos animales, poniendo por pretexto que son incapaces de la fe católica y los reducen a esclavitud apretándolos con tantas aflicciones cuanta penas usarían con los brutos animales de que se sirven202 . De alguna manera con esta denuncia, el Papa dejaba claro que la Iglesia jamás concedió con el derecho de patronazgo el derecho de someter, maltratar y matar a estos indios. El Papa distingue que Iglesia y Corona no tenían los mismos

201 Bula Sublimis Deus del Papa Paulo III. 202 Ibidem.

objetivos, aunque participaban en la misma empresa de conquista: La Iglesia quería la conversión (y salvación de los indios); la Corona, quería la explotación y opresión de los indios para beneficio económico. 244. Previendo el Santo Padre, que en lo futuro este tipo de confusiones entre empresas de la Iglesia y empresas mundanas pudieran confundirse declara: Con autoridad apostólica por las presentes letras determinamos y declaramos, sin que contradigan cosas precedentes ni las demás cosas, que los dichos indios y todas las otras naciones que en lo futuro vendrán a conocimiento de los cristianos, aun cuando estén fuera de la fe, no están sin embargo privados ni hábiles de ser privados de su libertad ni del dominio de sus cosas… y no se les debe reducir a esclavitud203. Por tanto, acepten la fe cristiana o no, la Iglesia declaraba el derecho de propiedad inherente al ser humano; tanto como, el derecho a la libertad de culto204. Hechos contrarios son tildados por el Papa como: írritos, nulos y de ninguna fuerza205. Pide finalmente a los misioneros que prediquen la fe únicamente de palabra y con su testimonio de vida206 .

245. Lógicamente, el documento fue atacado, silenciado, ninguneado, invisibilizado e ignorado por los conquistadores. No satisfechos con este ataque, circularon bulos acusando a la Iglesia de desinterés por los abusos cometidos contra los indígenas con el único objetivo de ensuciarla y hacerla detestable a los ojos de los indios. La Iglesia en América y el Caribe luchó por hacerlo audible, luchó contra un océano embravecido; y solo de esa forma, una minoría de pueblos indígenas sobre vivió. De lo contrario, habrían

203 Ibidem. 204 Cf. Ibidem. 205 Cf. Ibidem. 206 Cf. Ibidem.

sucumbido todos. Sus esfuerzos parecían zozobrar, y una vez más, cuando la situación en el Brasil y demás regiones fue insostenible, las denuncias llegaron a oídos del Papa Benedicto XIV quien de inmediato firmó el 20 de diciembre del año 1741, la Bula Immensa Pastorum.

246. Abre el documento una frase sobre la caridad universal de nuestra Madre Iglesia: La caridad del pontífice comprende a todos los hombres de la tierra207; y a continuación, hace uso de la Colegialidad Episcopal para hacer frente a un problema padecido por más de 300 años: Invitamos a vosotros, venerables hermanos, a quienes la misma Santa Sede ha unido, así como, cooperadores en el cultivo de la viña del Dios de Sabaot, a compartir nuestra pontificia solicitud y vigilancia… por una causa justa208 .

247. Pasa a denunciar la situación de muerte padecida por los pueblos originarios del Caribe y América: Hemos llegado a saber, con profundo dolor… que, después de tantos consejos de apostólica providencia dictados por nuestros mismos predecesores, después de tantas constituciones disponiendo que de la mejor manera posible se prestara a los infieles ayuda y protección, y prohibiendo, bajo las más graves penas y censuras eclesiásticas, que se los injuriara, se los azotara, se los encarcelara, se los esclavizara o se les causara muerte, que todavía, y sobre todo en esas regiones del Brasil, hay hombres pertenecientes a la fe ortodoxa los cuales, como olvidados por completo del sentido de la caridad infusa en nuestras almas por el Espíritu Santo, o someten a esclavitud, o venden a otros cual si fueran mercancía, o privan de sus bienes a los míseros indios, no sólo los carentes de la luz de la fe, sino incluso a regenerados por el bautismo, que viven en las montañas y en las ásperas

207 Bula Immensa Pastorum del Papa Benedicto XIV. 208 Ibidem.

regiones tanto occidentales como meridionales del Brasil y demás regiones desiertas, y se atreven a comportarse con éstos con una inhumanidad tal, que más bien los apartan de abrazar la fe de Cristo y se la hacen profundamente odiosa209 .

248. Lastimosamente, mientras los hombres y mujeres de fe – laicos o seglares – que intervienen en política, economía y demás áreas e instituciones que componen la sociedad no asuman su obligación de santificar dichas estructuras, la voz de la Iglesia seguirá siendo una voz que clama en el desierto. Por supuesto, una voz que no callará porque sabe muy bien que rendirá cuentas ante el Buen Pastor que en defensa de las ovejas más débiles da su vida210. De esta forma, la voz del Papa Benedicto XIV fue acallada como la de sus predecesores; aunque una vez más, logró salvar vidas y pueblos indígenas ya que algunos de los opresores tuvieron miedo de la excomunión latae sententiae, advertida por el Sumo Pontífice al final del documento. Pero, la codicia y el ídolo del dinero no dejaron de masacrar a los pueblos indígenas.

249. Llegó el siglo XX y encontró a estas pobres gentes más sufridas que nunca; pese a los constantes cuidados de la Iglesia, y muy a pesar de las llamadas a la conversión lanzadas por los Pontífices desde Roma. En 1912, el Papa Pío X – ahora San Pío X – escribió la Encíclica Lacrimabili Statu basado en testimonios recogidos con sumo cuidado, como él mismo lo aclara en su contenido. Escuchó los testimonios de misioneros, y enviados apostólicos que solícitos investigaron la veracidad de las denuncias. Y, anotando que no desconoce el esfuerzo realizado y los pocos frutos alcanzados denuncia el pecado cometido contra estas

209 Ibidem. 210 Cf. Ibidem.

víctimas: Pues ¿qué puede haber de más y de más cruel y de más bárbaro, que el matar los hombres a azotes, o con láminas de hierro ardientes, por causas levísimas a veces o por el mero placer de ejercitar su crueldad, o impulsados por súbita violencia conducir a la matanza de una vez cientos y miles, o devastar pueblos y aldeas para realizar matanzas de indígenas; de lo cual hemos recibido noticia que en estos pocos años han sido destruidas casi totalmente algunas tribus?... avergüenza realmente referir la infamia y los crímenes de aquellos en comprar y vender a las mujeres y a los niños; siendo realmente sobrepasados por ellos los peores ejemplos de salvajismo211. Denuncia de la cual pasa a llamar las conciencias de los nuevos jefes de las repúblicas recién fundadas que, al final de cuentas nunca mejoraron la situación de los indígenas.

250. En una palabra, este último llamado aquí citado en nuestro mismo país fue vulnerado al masacrar a más de 30,000 indígenas en Izalco y colgar cruelmente de un árbol a Feliciano Ama cuyo único delito fue pedir tierras para sembrar y sobrevivir su gente. Tierras que por derecho les pertenecen. Y, del documento del Papa Benedicto XIV, los gobiernos liberales [conformados mayoritariamente por mestizos] no quedan exentos de culpa, pues en 1833, Anastasio Aquino y su gente fueron masacrados y su cabeza colocada en público para escarnio de todos aquellos que por hambre clamaran justicia a los nuevos gobiernos. Una realidad que transcurridos estos 200 años de emancipación no puede seguir ocurriendo. Estos pueblos merecen la atención necesaria y; sobre todo, merecen el retorno de tierras para vivir de ellas. Esperamos en Dios que estos hechos no se repitan nunca más y que sean revisados para hacer la justicia que nunca se hizo.

211 Encíclica Lacrimabili Statu de Pío X.

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