El Altavoz nº 1 - El Feminismo

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EL ALTAVOZ rompe el silencio de la plaza

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Revista autiogestionada promovida por la Asociación Asamblea de Firgas. Edición impresa

Nº1

Precio voluntario

0,50€


La importancia del feminismo

La voz de Asamblea

Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Albert Einstein La infame gala de elección de la reina que ha organizado el concejal de festejos supone un revés a las políticas feministas que durante años han desarrollado las trabajadoras del Área de Igualdad. Se trata de un acto tan machista como su organizador: un jurado pondrá nota al aspecto físico de mujeres de 14 a 30 años según un concepto de belleza arbitrario, construido a partir del deseo masculino. Causa desasosiego que se financie con dinero público un acto que perpetúa un modelo de sociedad basado en la apariencia física que

queda en Firgas para lograr una sociedad digna e igualitaria.

convierte a la mujer en objeto de deseo. En lugar de fomentar valores como la inteligencia o la tenacidad, celebran un desfile que transmite un mensaje horrible a nuestras jóvenes: te juzgamos por tu cuerpo. La relación que esto tiene con los piropos de desconocidos, el acoso sexual y las violaciones es directa. Nos provocó poca sorpresa que un pitecántropo ávido de poder y sinecuras gestase un acto tan deplorable. Sin embargo, sí nos impactaron algunas reacciones negativas a la denuncia de La Vinca y nos mostraron el enorme camino que nos

Ante este reto no podemos esperar a que las instituciones intervengan para acabar con un problema tan enraizado en la sociedad. Estamos convencidas de que el cambio comienza desde abajo, desde la misma forma en que nos relacionamos con quienes nos rodean en casa, en la calle, en el trabajo. Somos nosotras mismas quienes debemos organizarnos para derribar los muros de esta sociedad que nos educa para que ellos sean fuertes y ellas, atractivas.

Asamblea de Firgas pag. 2


COLABORADORES

CONTENIDOS

2

Diseño de portada Ilaria Melis

La voz de Asamblea

Opinión. Asamblea de Firgas

3

Presentación de la revista Asamblea de Firgas

4

Valor y sustento

Reflexiones. Dibláyim Gardía Rodríguez

4

Poemas

Autor. Grecia Molina Delgado

5

La calle dice Entrevistas

5

La mujer en el deporte

Experiencias. Judit Lorente Arencibia

6 y7

6

Empaquetadoras de tomate Entrevistas. Teresa Guerra Rodríguez y Susana Díaz Guerra

El deseo

Reflexiones. Arancha Mujica Alonso

8

La mujer silenciosa

9

Un recorrido silencioso

Biografías. Arancha Mujica Alonso

¿POR QUÉ EL ALTAVOZ? La cultura es un fenómeno que no le es ajeno a ningún ser humano. Al vivir en sociedad, todos aprendemos de los conocimientos y costumbres que nos transmiten nuestros padres y abuelos. Ahora bien, podemos usar ese conocimiento y aumentarlo, avanzando hacia un entorno más abierto, conocedor de todo lo que le rodea, o bien, mantenernos en el mismo punto de partida, sin plantearnos ideas alternativas, cerrando oportunidades a nuestro crecimiento personal y, en defitiva, a mantenernos aislados de un mundo que está en continua evolución. Esta revista nace con la intención de suplir, en una pequeña parte, el déficit en el ámbito cultural que sufre nuestro municipio. Es sólo una de las muchísimas herramientas de las que podría enriquecerse nuestro pueblo y que, además, intenta fomentar la participación ciudadana ya que está abierta a cualquier ciudadano que quiera aportar su grano de arena y su visión sobre determinados aspectos de la sociedad Firguense. Éste es el primer número que sacamos de “El Altavoz” y esperamos que se hagan muchos más y que la participación ciudadana en la misma sea cada vez mayor y, por qué no, que esta iniciativa que han tomado algunos vecinos de Firgas sirva para propulsar la creación de nuevos proyectos culturales por parte de todos los vecinos.

Reflexiones. Carmen Martí Trujillo

10 y 11¿Hombre de verdad Estudio. Arantxa Marrero Guerra 12

Imagen de la trasera

Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos comprometidos puede cambiar el mundo De hecho, es lo único que lo ha logrado - Margaret Mead.

Arancha Mujica Alonso

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Y

Valor y sustento

tener valor no es suficiente. Creerse invencible no es una alternativa. Saber que cualquier cosa puede superarse, señal de debilidad. Una, cuanto más se crece, más necesidad tiene de mirar hacia abajo, desde afuera. Cuánto daño ha hecho oponerse a la fragilidad, cuántas heroínas rotas, vejadas, devastadas, invisibles. Cada día defienden sus amores. Cada día luchan, ríen, patalean, lloran. Madres hermanas, amigas…cuánto poder en su seno. La feroz necesidad de agasajar aquello que les pertenece.

Ojos gastados, desafiante, llenos del dolor de otros. Desgarros y gritos ahogados que dicen que vale la pena. Dormidas sombras que enmudecen la razón. Corazones valientes, guerreros que se vuelven peones, subyugados por creer hasta doler. Heridas abiertas eternamente. Será el precio a pagar por llevar la matriz incorporada. El don de la vida, la raíz, el sustento de todo. Mujeres.

Dibláyim García Rodríguez

Grecia Molina Delgado es una poeta de Firgas que nos ha mandado unos pre-

ciosos textos de su puño y letra. De manera desinteresada ha decidido escribirlos expresamente para este primer número de EL ALTAVOZ como regalo a la iniciativa.

Valemos igual

Mi lucha

No te atrevas a menospreciarme No por mi género Valemos igual

Mi lucha no es cualquiera Tampoco es sólo mía

Tu y yo tan diferentes Tu y yo… pero al final Valemos igual No tengo miedo Yo también puedo Recuerda… valemos igual

Mi lucha es una continuación De muchas obras con amor Mi lucha no parece tener fin Sin embargo no voy a desistir Mi lucha va por ti Va por mí

No es un presentimiento Es una certeza

Mi lucha es inigualable Justamente por la pura igualdad

No soy menos… valemos igual

Mi lucha no muchos la aceptan

Tu y yo, tanta injusticia Sin embargo te traigo una noticia

Pero esos tristes pensamientos deben cambiar

Valemos igual

Mi lucha es sincera Y nadie nos va a parar Mi lucha sueña con dejar de serlo Mi lucha sueña con ser una realidad

No me cansaré de luchar No me cansaré de gritar Al final de todo Valemos igual

Mi lucha es tratar de igual a igual Sin importar el género pag. 4


La calle dice

Qué

¿ entiendes por feminismo?

Eugenia

El derecho que tienen las mujeres como personas. Mientras no se llegue al extremismo del machismo va bien.

María

La lucha por los derechos de la mujer

Naira

La igualdad entre hombres y mujeres.

Pascual

Movimiento o ideología que busca la igualdad en derechos y obligaciones para hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida.

La Mujer en el deporte Experiencias Judit Lorente Arencibia Por un lado, es evidente que los medios de comunicación ejercen de escaparate para los deportes practicados por hombres, dejando muy escaso tiempo y espacio para informar de los logros alcanzados por mujeres. De ahí que existan muy pocos referentes femeninos en las distintas esferas del deporte (deportistas, árbitras, entrenadoras, técnicas, dirigentes, etc.). Por otro lado, hay ciertos tipos de prácticas deportivas que —por motivos biológicos, más que socioculturales— son más afines a las mujeres, y otras que son más afines a los hombres. A pesar de las diferencias existentes entre mujeres y hombres, se debe evitar encasillar a hombres y mujeres en unas modalidades deportivas u otras. Al contrario, debemos “cambiar el chip” y empezar, desde la escuela y la familia, a fomentar la libre elección, que no esté estereotipada y que no ponga límites a quienes raíz del más que interesante quieren practicar deporte. “Panel de Experiencias de mujeres La participación en actividades físideportistas de Firgas”, se abrió una cas y en el deporte ha tenido, desde puerta para observar, desde una siempre, un rol social masculino. Sin perspectiva más crítica, la partici- embargo, con los años, la presencia pación de la mujer en el deporte. de las mujeres en el deporte ha ido aumentando, abriendo puertas y en-

A

Rosa

Movimiento social que intenta equiparar las posibilidades de las mujeres y los hombres

Francisco

Lo contrario que el machismo

José Antonio

Reivindicación de derechos de las mujeres y movimiento por la igualdad entre hombres y mujeres. Si no se extrapola a otras historias que no tienen nada que ver.

cendiendo una luz en las organizaciones e instituciones, quienes están al corriente de las dificultades que encuentran las mujeres para desarrollarse en el mundo del deporte. De hecho, entre las acciones que propone el Consejo Superior de Deportes en su “Manifiesto por la Igualdad y la Participación de la Mujer en el Deporte”, se destaca la necesidad de facilitar el acceso y promoción de las mujeres en el deporte de competición, su incorporación y reconocimiento deportivo y social en el alto rendimiento y posibilitar la conciliación de su formación académica, desarrollo personal y profesional. Otras dos acciones importantes son, por un lado, el fomento de estrategias coeducativas en el ámbito escolar y deportivo; y, por el otro, la promoción de contextos de participación y práctica deportiva. Por último, hace hincapié en los medios de comunicación, que deben reflejar una imagen de las mujeres en el deporte como modelos de éxito personal, profesional y social. Para terminar, es necesario resaltar que ha habido grandes avances sociales en cuanto al papel de la mujer se refiere. No obstante, en el mundo del deporte, que es una actividad integrada en nuestra sociedad, aún existen barreras ocultas que dan lugar a un desequilibrio de oportunidades entre hombres y mujeres deportistas. Por eso, debemos plantearnos nuevas formas de pensar y de actuar para promover la equidad en el deporte y, así, lograr una sociedad más igualitaria. pag. 5


Teresa Guerra Rodríguez

¿Cuándo y por qué decidiste ir a la zafra? Era la 60 años // 6 hermanos // fue sola hermana mayor de 6 y decidí no estudiar más. Con Cop. Cauce // 4 zafras // Nov-abril 14 años y mi certificado de la Escuela Primaria le dije a mis padres que quería trabajar y había otras chicas de mi familia que ya habían trabajado allí. ¿Cuáles eran las condiciones de trabajo? Yo soy de las últimas mujeres de mi entorno que fue a trabajar a los almacenes de tomate. Por eso todo estaba bien regulado. Teníamos un buen salario, se nos pagaban las horas extras y un horario con descansos... Aunque en las épocas que había más pedidos trabajábamos de 8 a 12, luego de 14 a 18 y depués toda la noche hasta la 1 o las 2 de la madrugada para seguir al siguiente día. Empecé en las máquinas clasificadoras y a veces era imposible dar abasto con la cantidad de tomate que llegaba. En picos de producción venían mujeres de Las Ro-

El deseo

El auditorio ha cerrado sus puertas. La sala esta iluminada tan solo por la luz de las velas, y yo, tu única admiradora del momento, sentada en un palco vacío, escucho atentamente dejándome invadir por el suave sonido de tu voz. Aquí estamos tú y yo solas, aisladas del mundo exterior, protegidas por la grata complicidad de éstos silenciosos muros. Tu canto brota de unos labios húmedos y carnosos para elevarse luego por encima de nuestras cabezas y acercarse hasta mí, acariciando mi piel para a continuación susurrarme delicias al oído. Cierro los ojos, para verte mejor, pues solo tu voz colmándome de sensaciones basta para ver tu imagen en mi cabeza. Tan hermosa. Unas finas estolas doradas envuelven tu cuerpo cubriendo únicamente los senos y el sexo. La tela te atrapa, sinuosa,

trazando imposibles nudos, creando maravillosos trenzados, adhiriéndose a tu piel como si de una colosal serpiente se tratara. Pareces una diosa, una escultura radiante de voluptuosas formas, de movimientos casi imperceptibles, de cuyo interior emerge un cántico celestial. Te deslizas sobre el escenario y tu inmensa melena azabache se agita a cada paso. Lentamente tus felinos ojos me encuentran y me pierdo en ellos, dejándome consumir por el vórtice de esa mirada. De tal forma me he perdido en ti, que no he reparado en la consumación de tu aria. Desciendes por la escalinata del estrado y llegas hasta donde me hallo. Recordé la primera vez que te vi, dos meses atrás. En aquella ocasión el teatro estaba lleno, y yo no pasaba de ser una más entre el público. Ahora me siento privilegiada, pues has cantado solo para mí. A medida que te acercas me dejo invadir por el aroma a flores y aceites que se desprende de tu cuerpo. Estás aquí,

18.00 en ra, pre ción qu cas de la Igualdad ya enco mujeres se llena escucha llenas d alegrías todo mu muchas de ayer mos rec de las pr un secto pleno ap

sas a ayudar. ¿Qué opinión generaba tu trabajo en tu entorno? En el pueblo era algo normal y para las familias una ayuda económica. Además, para mi supuso una cierta independencia económica y eso me permitía se hora de salir o comprarme un capr ¿Cuál era el ambiente de traba de las muchas horas de trabajo y lo hice buenas amistades. Otras inclu ron. Algunas noches hacíamos ca los grupitos hablábamos de todo y do podíamos subíamos a Telde al

frente a mí y no puedo evitar extender una mano para tocar tu piel. No dices una palabra, no hace falta, tus ojos me descubren que me deseas tanto como yo a ti. Lentamente acaricio tu rostro y viajo por tus formas liberando los redondos senos del aprisionamiento de la dorada serpiente que los envuelve. Son perfectos, como es de esperar en una diosa, firmes, tibios, los pezones rosados que atraen mis labios hacia ellos y los recorro con mi lengua saboreándolos. Siento tu respiración agitada, tus brazos se dejan caer y a medida que te recorro con mi lengua vas rindiéndote a mí, estás en mi poder. Eres mía al fin. Escucho, degusto, huelo, mis manos se pierden entre la calidez de tus muslos, que se abren sin ofrecer resistencia. Encuentro tu sexo que me aguarda con ansia, y dejas escapar un gemido. Sin embargo, no hago nada, solo te vuelvo a mirar y tus labios mojados y entreabiertos me hablan sin voz, me piden que no cese. Mi deseo no es otro que satisfacerte, quiero verte gozar, quiero que agonices de placer en mis brazos. Lo deseo... con todas mis fuerzas...

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Empaquetadoras de tomate

n La Cantoneeciosa instalaue usan las chia concejalía de d y en la que ontramos a 5 s. Poco a poco a la sala para ar experiencias de años, dolor, s pero sobreucho trabajo y s horas. Relatos r que intentacoger de boca rotagonistas de or primario en pogeo.

er más libre a la richo. ajo? Pues a pesar os dolores de pies uso se emparejaantares picaos’ y y de nada. Cuancine. Estábamos

unos seis meses juntas así que al final era una gran familia. Por otro lado, los encargados eran buenos, aunque estaban bastante al loro de cualquier fallo. ¿Qué supuso para tí este trabajo? Independencia económica total no tuve hasta casarme, pero sí me ayudaba para tener mis gastos. El resto del año tenía algo de dinero y aprendí a coser. Pude ayudar a mis padres y en San Roque tenía algo de dinero para la fiesta. Aprendí mucho y tengo muy buenos recuerdos de esa época de mi vida.No sería la misma mujer sin esa experiencia ¿Cuándo dejaste de ir a las zafras? Como muchas otras: porque ya empezó la época de los novios y Telde antes parecía mucho más lejos. Fueron cuatro años en los que ahorré para la dote y trabajé por decisión propia, pocas pueden decir eso.

Suenan las campanas. Son las cuatro de la madrugada, y la hermana Isabel despierta sobresaltada en medio de la oscuridad de su celda. Es la hora del desagravio, y debe ir a la capilla cuanto antes. Se incorpora en su estera. La humedad de su entrepierna la inquieta. Piensa que ha sido el sueño más hermoso que ha tenido en toda su vida, y decide que ésta vez no se confesará ante la priora, y no la obligarán de nuevo a lamer durante horas la tierra del jardín como castigo. Minutos después, arrodillada frente al Santísimo Sacramento, la hermana Isabel comienza sus oraciones, que la mantendrán ocupada durante doce horas postrada sobre la fría piedra. A lo lejos, desde alguna solitaria celda, emerge un cántico que se acerca hasta ella... es su regalo, y es solo para ella. La hermana Isabel está rezando por los pecados que se derraman en la tierra. La hermana Isabel reza por sus propios pecados...sin embargo es dichosa, pues ama, desea, y es correspondida.

Arancha Mujica Alonso

¿Cuál era el ambiente de trabajo? Éramos muchas mujeres pero nos llevábamos bien, en la hora del almuerzo se hacían grupitos y tertulábamos de nuestras cosas. Algunos fines de semana venía a Firgas y otros me quedaba allí e íbamos a la playa con algunas compañeras. Aquello era tan lejano a Firgas que un camión traía la compra de todas las mujeres ¿Qué supuso para tí este trabajo? Nunca fue un trabajo para ganar dinero, aunque tenía mis ahorros. En 10 años el salario siempre fue igual y se quedaba para los gastos de mi casa. En mi caso era una cuestión de quitarme los nervios, yo era una chiquilla muy nerviosa y aquel trajín me serenaba. Además estaba con mis padres y eso lo hacía más fácil. ¿Cuándo dejaste de ir a las zafras? Yo no lo hubiera dejado, me gustaba. Pero me casé y dejé de ir. Así que me quedé en Firgas para formar mi familia. Vivo en la casa que mis padres construyeron con el dinero de aquellos años y es un buen recuerdo.

¿Cuándo y por qué decidiste ir a la zafra? Mis padres me llevaron a Fuerteventura desde los 10 años a trabajar con ellos. Allí aprendí a hacer quesos entre otras cosas. Más tardes fuimos a Telde ¿Cuáles eran las condiciones de trabajo? Cuando estaba en Fuerteventura era diferente, pero aquí nos hicieron un contrato, con un salario que se respetaba y unos horarios que se alargaban muchas veces. Pero nos pagaban las horas. Yo empecé aquí con 16 años cumplidos. El almacén estaba en Marpequeña y venía gente de casi toda la isla: Firgas, Moya, Telde, Gáldar, etc. ¿Qué opinión generaba tu trabajo en tu entorno? Aquí cada uno iba a lo suyo y nadie dijo nada. Y en casa íbamos los tres por lo que lo mío era colaborar para la familia también. Como las zafras son en invierno y primavera ya estabamos en el pueblo por las fiestas y podíamos ver a los Susana Díaz Guerra amigos y familiares 72 años // hija única // con sus padres Telde // 10 zafras // 5-6 meses

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La Mujer silenciosa Arancha Mujica Alonso Me gustaría presentarles a una mujer que casi ha pasado inadvertida en la historia del feminismo en España. Para ello deben acompañarme y viajar en el tiempo hasta la ciudad de Burgos en el siglo XV, donde nuestra protagonista, una monja llamada Teresa de Cartagena ha escrito un libro titulado La arboleda de los enfermos.

En respuesta a estas injustas acusaciones, Teresa decide entregarse a la elaboración de otro libro: Admiracion Operum Dey. En este segundo libro, considerado por muchos el primer tratado feminista de España, la autora expresa, con singular encanto su desacuerdo hacia el trato que reciben las mujeres de su tiempo. Defiende las capacidades intelectuales de sus compañeras de género y se defiende ella Es importante recordar que en aquella misma ante las acusaciones de plagio: época la mujer cumplía simplemente un papel reproductivo en la sociedad, “Muchas veces, me es dado a entender, que no tenía acceso a la cultura y estaba algunos de los prudentes varones y también considerada como la causa de todos los hembras discretas se maravillan o se han males gracias a la iglesia católica. Sin maravillado de un tratado que, con la graembargo las mujeres que por obliga- cia divina administrando mi flaco entendimiento mujeril, escribió mi mano. Y como es ción o elección propia decidían entreuna obra pequeña, de poca sustancia, estoy garse a una vida religiosa, recibían una maravillada. Y no se crea que los prudentes educación bastante extensa que enri- varones se inclinan a quererse maravillar quecían tras los muros fríos y empe- por tan poca cosa; pero, si su maravillarse es drados de conventos y monasterios. cierto, bien parece que mi denuesto no es dudoso, pues no se manifiesta esta admiración Este es el caso de Teresa, entregada a por lo meritorio de la escritura sino por el una vida religiosa en el Monasterio de defecto de su autora o componedora de ella, Las Huelgas, donde, afectada de una como vemos por experiencia cuando alguna terrible sordera se dedica a la elabora- persona de simple y rudo entendimiento dice ción de su primer libro, La arboleda de alguna palabra que nos parezca algún tanto los enfermos: un tratado de salud en el sentida: nos maravillamos de ella. No porque que básicamente relata con exquisita su dicho sea digno de admiración mas porque el mismo ser de aquella persona es así elegancia su relación con la enfermereprobado y bajo y tenido en tal estima que dad que la aqueja, que la aísla de un no esperamos de ella cosa que buena sea. Y mundo salpicado de sonidos y la va su- por esto cuando acaece por la misericordia de miendo lentamente en una silenciosa Dios que tales personas simples y rudas dicen soledad. Una soledad que no termina o hacen algunas cosas, aunque no sean del empujándola hasta la depresión sino todo buenas, nos maravillamos por el respeto más bien hacia una comprensión más ya dicho. Y por el mismo respeto creo cieramplia de su espiritualidad, encontran- tamente que se hayan maravillado los prudentes varones del tratado que yo hice, y no do en ella otra forma de vida. porque en él se contenga cosa muy buena ni El libro tuvo muy buena aceptación en- digna de admiración, mas porque mi propio tre los intelectuales de la época, y esto ser y justo merecimiento con la adversa forhubiese sido positivo de no ser porque tuna y acrecentadas pasiones dan voces contra mi y llaman a todos a que se maravillen su autora era una mujer. Acusaron de diciendo: “¿Cómo esa persona en que tantos plagio a Teresa de Cartagena por el males asientan puede haber algún bien?” No simple hecho de que la mente de una sin causa se maravilla el prudente cuando ve mujer jamás podía haber creado tal que el necio sabe hablar”. maravilla de las letras. Era impensable que una mano femenina fuese capaz de Imprescindible compartir esta cita con la guiar la pluma por los caminos de la cual Teresa construye la apertura a su sebrillantez literaria. gundo libro. En ella vuelve a demostrar

ante aquellos que la cuestionan, sus capacidades intelectuales y su perfecto trazo a la hora de exponer, con humildad y dulzura unos razonamientos que la llevarán al desarrollo de este tesoro literario que es considerado el precursor del feminismo en el siglo XV. No se conoce mucho sobre la vida de esta mujer sabia dedicada a Dios y a la defensa de las libertades de las mujeres de su época. Se pierde su rastro en la historia, lentamente hasta que desaparece por completo dejándonos con sus dos obras y algunas colaboraciones o citas importantes. Aunque yo la imagino dando largos paseos a la luz del sol,

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impregnándose de vida a través de sus fortalecidos sentidos. En medio de su silenciosa soledad saca provecho de todo un universo de conocimientos que le son accesibles gracias a su condición de monja, y pasa horas reflexionando sobre la importancia de ser una mujer sabia en un mundo de hombres maravillados de sus propios progresos, reales o inventados. Es curioso que el feminismo en España se forjara en los conventos, allí donde se supone que las mujeres iban al destierro, amparadas únicamente por sus pasiones religiosas. Sin embargo muchas de estas religiosas encontraron el equilibrio perfecto entre su pasión por Dios y su orgullo de ser mujer.

Un camino sin retorno Carmen Martí Trujillo

La conciencia feminista cambió inevitablemente la percepción de la crianza de nuestra hija. Al nacer tomé conciencia del poder de ese invisible corsé con que nos engalanan. Tomé conciencia de cómo la potencialidad del ser queda contenida en una ánfora llamada género. Desnuda, asignas a su cuerpo la identidad perceptible a los ojos y la declaras inmutable. Lo demás está hecho. Da comienzo el juego, aparecen en cualquier esquina los ‘vigilantes del género’: pobre niña sin pendientes, caprichosa, no corras que te caes, siéntate como una señorita, sonríe que sales fea, deja de llorar mimosa, otra vez ¡no corras!, dame un beso niña, la niña parece tonta, dame otro beso, las niñas no dicen esas cosas, pero qué guapa estás, es buena verdad, eres preciosa, estás hecha una princesa, qué tranquilita, vete despacio ¡no corras!, ¿a quién quieres más?, qué gordita, esas niñas no que son envidiosas… Entonces te das cuenta del orden de las cosas y cuán difícil resulta cuestionar el sistema establecido, quizás porque quienes lo establecieron lo hicieron muy bien. ¡Corre hija!, ¿te gusta así?, estás hecha una valiente, ¡salta, salta!, estás cómoda, vaya ingenio, esas niñas son fantásticas, ¡corre hija!… Acechada por los ‘vigilantes’, te transformas en aquel repelente fantasma que aparecía para ponerse a soltar barbaridades y locuras de libertinaje ¡Bitelchús, Bitelchús, Bitelchús! Ante las inquisidoras miradas, mi cabellera revuelta adquiere un tono verdoso y similar al moho en el intento de transgredir sus hegemónicos mandatos de género. Tal y como dice Nuria Varela (2013), “a veces parece una condena el tener conciencia de género, porque te obliga a estar en una batalla continua aunque consigue que entiendas por qué ocurren las cosas”. Quizás sea eso lo que da más fuerza para seguir. Indudablemente, esta conciencia de género implica en el ejercicio de la maternidad y paternidad, tomar en serio esas preguntas que nos visitan cada cierto tiempo y a las que no siempre les hacemos caso. Son preguntas que nos invitan a parar y replantearnos cuestiones como: ¿qué valores queremos transmitirle?, ¿cuáles son los comportamientos que acompañan a nuestras palabras?, ¿qué modelo de vida está dando sentido a su experiencia?, ¿cómo apoyarla a que escuche sus deseos y ame su cuerpo?, ¿qué hacer para que aprenda a alejarse de la violencia patriarcal? Ya acepté que entrar en el feminismo es un camino sin retorno. Ahora siento que se lo debo a ellas, a las mujeres excepcionales de la historia que partiendo de la sumisión supieron construir una cultura, una ética y una ideología nuevas y revolucionarias para enriquecer y democratizar el mundo. Y también a nosotras, porque día a día nos entierran una tras otra. pag. 9


Cuando mi madre nos dijo que íbamos a tener un hermanito quería que fuera un “verdadero hombre”. ¿Qué significaba aquello?, con diez años pensaba que un hombre de verdad era una persona respetuosa, con quien podría hablar y nos cuidaríamos de manera afectiva (con muchos abrazos). Desde la teoría es importante analizar cómo el sexismo y los estereotipos de la masculinidad tradicional impactan negativamente en la vida de los chicos para entender cómo este modelo de masculinidad vigente en occidente ha logrado el dominio sobre los demás, para así visibilizar y hacer más atractivas aquellas formas más amables de ser hombre. Según Cazés[ Cazés, D. (2004) «El feminismo y los hombres» en Lomas, C. (comp.) Los chicos también lloran: Identidades Masculinas, igualdad entre los sexos y coeducación. Barcelona, Paidós.] (2004), los estereotipos masculinos que siguen dibujando el imaginario del «ser hombre» basado en el modelo de masculinidad patriarcal son: «Los hombres no lloran: si lloras no eres hombre» «Los hombre no son débiles: si expresas lo que sientes eres débil, si sientes no eres hombre» «Los hombres son más hombres si erectan y eyaculan en el fondo de la vagina: si ese no es tu objetivo o tu práctica sexual favorita no eres hombre» «Los hombres son más hombres cuando son padres de hijos varones» «Los hombres no son mujeres: si haces cosas de mujeres ya no eres hombre» «Los hombres tienen el poder (político, económico, social, etc.): si no tienes poder no eres hombre» «Los hombres son fuertes y agresivos: si te muestras pacífico no eres hombre» Este modelo de «ser hombre de verdad», que se expresa claramente en las ideologías y concepciones de los adolescentes frente a la masculinidad, —fue recogido de la investigación realizada con adolescentes en el proyecto europeo Dafne (Barragán, 2006)— y define la masculinidad partiendo de estos mandatos sociales y sus interrelaciones: «no ser mujer, aparentar, competir (ser el mejor), ser fuerte, representar el poder, ser infalible, sostener la responsabilidad, to-

mar siempre la iniciativa, residir en una búsqueda continua (seguir buscando en lugar de encontrar)». Ahora bien, Lomas (2007) señala que el arquetipo tradicional de la masculinidad entre los jóvenes de España es en la actualidad, al menos en las sociedades occidentales, una de las formas en que se socializan los hombres. Pero ya no es, afortunadamente, la única forma posible. Esa manera unidimensional de ser «hombres de verdad» sustentada en el ejercicio de la fuerza y del poder, en la ocultación de los sentimientos, en la ostentación heterosexual, en la obsesión por el tamaño del pene y por la conquista sexual, por el éxito y por el dinero, y basado en la misoginia y en la homofobia se está desquebrajando. Estos mandatos de la «masculinidad patriarcal», que coinciden con la masculinidad hegemónica occidental, se desarrollan, básicamente, por tres estrategias sociales (Badinter, 1993): la separación de los chicos de la madre para evitar la contaminación de comportamientos, actitudes y valores femeninos; la segregación desde eda-

des tempranas para diferenciarse de las chicas; y la reafirmación de la heterosexualidad por negación de la homosexualidad. Desde un punto de vista teórico también es preciso reconocer que «el hecho de ser hombre no implica ser una persona, en sí misma, violenta». Si hablamos de masculinidades, entonces, en todo caso, la supuesta relación entre violencia y masculinidad se dará en cierta(s) forma(s) de masculinidad, pero no en

todas las masculinidades. Por tanto, no hay una relación causal, ni identificativa ontológicamente hablando, entre violencia e identidad masculina[ Barragán, F. (2006). Educación para el presente sin violencia: Masculinidades, violencia sexista e interculturalidad. Investigación en la escuela, nº 59, pp. 5-17.]. Por tato, como dice Kaufman es más útil que cambiemos el enfoque hablando de responsabilidad: en lugar de utilizar el lenguaje de la culpabilidad generalizada; podemos utilizar el lenguaje de la responsabilidad. De una responsabilidad de implicarse, de buscar soluciones y de buscar el cuidado[ Martínez Cáceres, A. (2009). La nueva masculinidad adolescente, en Lozoya, J. A., y Bedoya, J. M. (comps.) Voces de hombres por la igualdad [en línea], pp.269-289. Disponible en: <https://vocesdehombres.files.wordpress.com/]. Los desafíos que han planteado los movimientos feministas evidencian un cambio de conciencia y la comprensión de las relaciones de género y de poder. Los hombres que han decidido posicionarse en oposición al sexismo, a la homofobia y al racismo se han visto obligados a afrontar, en sus entornos más cercanos, todo tipo de burlas, hostigamientos y cuestionamientos acerca de su hombría. Saben que, actuar con verdadera valentía es cuestionar las normas, alzar la voz y hacer públicas sus creencias y emociones. Por ello, se arriesgan a que los aíslen y ataquen por considerárseles «raros» e incluso homosexuales —con el objeto de atacar su hombría. Sin embargo, son hombres que no han permitido que tales actos y actitudes, producto del temor de los «machos» a perder su poderío, los alejen de su postura y del compromiso de erradicar la opresión para actuar libres de condicionantes sexistas[ Se define condicionantes sexistas como aquellas cualidades y patrones de conducta que se les atribuye de manera diferenciada y desigual a hombres y mujeres. Estas conductas tienen como resultado un trato no igualitario y es entendido como un proceso de estereotipia y discriminación.]. Ante esta situación, Martínez (2009), recomienda trabajar cuestionando ideas naturalizadas (“¿y si eso no fuera ser un

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¿Hombre de verdad? hombre de verdad?, o lo que es lo mismo, ¿y si se pudiera ser hombre de verdad sin ser de esa manera?”), sin cuestionar directamente las actitudes personales para evitar rechazos. Por lo que a los jóvenes les corresponde y les interesa cuestionar las jerarquías, incluidas las jerarquías de las masculinidades, que bloquean el diálogo y la comunicación con sus propios yo. Bonino [ Bonino Méndez, L. (2008). Salud, varones y masculinidad, en (Comps.) Lozoya, J. A., y Bedoya, J. M., Voces de hombres por la igualdad. Disponible en: https://vocesdehombres.files. wordpress.com/ Garaizábal, C., y Fernández-Llebrez, F. (coord.) (2010). «Cambios y persistencias en la construcción de las identidades de género», en Caro M., y Fernández-Llebrez. F., Buenos Tratos: prevención de la violencia sexista. Madrid: Talasa. Ricardo, C. et al. (2014). Hombres, masculinidades y cambios en el poder: Un documento de debate sobre la participación de los hombres en la igualdad de género desde Beijing 1995 hasta el año 2015. Disponible en: <http://menenga-

ge.org/>] expone que los hombres favorables a los cambios de las mujeres no representan más del 5% de la población europea —según investigaciones sobre todo en el ámbito europeo y anglosajón— reconoce que tales investigaciones indican que estos hombres tienen algunas semejanzas en el devenir de su ciclo vital. Ellos tienen en común haber pasado por alguna de las siguientes experiencias en la infancia y adolescencia: expectativas alejadas o en colisión con las expectativas tradicionales sobre los géneros, es decir, pareja parental no tradicional y libre de violencia; buena relación con madre autónoma que trabaja en el ámbito público, padre afectuoso y cercano, o rebeldía ante padre autoritario sometedor de su pareja; hermanos mayores, tíos o vecinos cercanos afectivamente cuidadores; falta o dificultad de identificación con los aspectos agresivos del rol masculino tradicional; escolaridad mixta y amistades femeninas habituales, experiencias adversas —exclusión, segregación, minusvaloración, ataques a su masculinidad— siendo víctima de actitudes dominantes de otros varones (parientes,

vecinos y educadores); solidaridad con mujeres víctimas de género (hermanas, vecinas, compañeras); y admiración por mujeres autónomas. Un hallazgo importante en estos estudios es que, entre estas experiencias, la única compartida por la casi totalidad de los hombres estudiados, es la de haber estado relacionado —en muchos casos afectivamente— con mujeres conscientes y defensoras de sus derechos en algún momento de su vida, que marcaron sus vidas. La otra experiencia compartida mayoritariamente, es la de haberse rebelado profundamente contra un padre autoritario. Tomando decisiones de cambios personales en relación a redefinir su masculinidad hacia la igualdad, en momentos de transición vital, ocupando un lugar predominante la formación de pareja y la paternidad. También muchos de ellos tuvieron que superar el enjuiciamiento negativo de su modo igualitario de actuar por parte de otros hombres e incluso por parte de la propia pareja, quien tenía contradicciones frente a un hombre «no macho». Por lo que, para acelerar el ritmo del cambio hacia la igualdad de género es asegurar que se involucren los hombres y los niños de manera significativa. La motivación y la capacidad para el cambio de los hombres y los niños a menudo depende también de la medida en que los mensajes de los medios de comunicación, las políticas, las opiniones de líderes y otras personas referentes sigan perpetuando mensajes respetuosos sobre cómo nos relacionamos , de manera que se desdibujen los roles de género.

Arantxa Marrero Guerra 1. Se define condicionantes sexistas como aquellas cualidades y patrones de conducta que se les atribuye de manera diferenciada y desigual a hombres y mujeres. Estas conductas tienen como resultado un trato no igualitario y es entendido como un proceso de estereotipia y discriminación. I. Cazés, D. (2004) «El feminismo y los hombres» en Lomas, C. (comp.) Los chicos también lloran: Identidades Masculinas, igualdad entre los sexos y coeducación. Barcelona, Paidós. II. Barragán, F. (2006). Educación para el presente sin violencia: Masculinidades, violencia sexista e interculturalidad. Investigación en la escuela, nº 59, pp. 5-17. III. Martínez Cáceres, A. (2009). La nueva masculinidad adolescente, en Lozoya, J. A., y Bedoya, J. M. (comps.) Voces de hombres por la igualdad [en línea], pp.269-289. Disponible en: <https://vocesdehombres.files.wordpress.com/ IV. Bonino Méndez, L. (2008). Salud, varones y masculinidad, en (Comps.) Lozoya, J. A., y Bedoya, J. M., Voces de hombres por la igualdad. Disponible en: https://vocesdehombres.files.wordpress.com/ Garaizábal, C., y Fernández-Llebrez, F. (coord.) (2010). «Cambios y persistencias en la construcción de las identidades de género», en Caro M., y Fernández-Llebrez. F., Buenos Tratos: prevención de la violencia sexista. Madrid: Talasa. Ricardo, C. et al. (2014). Hombres, masculinidades y cambios en el poder: Un documento de debate sobre la participación de los hombres en la igualdad de género desde Beijing 1995 hasta el año 2015. Disponible en: <http://menengage.org/>

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