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La constitución del futuro
from Revista Nº164
by ASIVA
Por Alfredo Cortés C. Presidente Comisión Estudios Tecnológicos
El proceso constituyente nos entrega una gran oportunidad para pensar y trabajar en un Chile más justo, equitativo y en donde busquemos mayor igualdad de oportunidades para todos, por otra parte nos desafía a crear un marco legal que nos acompañe en el proceso de desarrollo que buscamos como país, y que responda a las nuevas exigencias de los tiempos actuales y futuros.
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Hoy existen tecnologías que en la antiguas constituciones ni se imaginaron, como anécdota es probable que su redacción se genere en una plataforma colaborativa, alojada en la nube, con múltiples personas editando en forma simultánea desde notebooks, tablets y smartphones, y recibiendo notificaciones de edición en sus relojes inteligentes, a su vez esto será observado en línea por la población, y será motivo de debate en redes sociales buscando ejercer presión en uno u otro sentido. Lo anterior da cuenta de que efectivamente hay nuevas condiciones que nos impactan a diario, y es importante pensar en todas las derivadas que la tecnología conlleva, pensando en este nuevo Chile que se busca construir.
En una sociedad tan conectada y en donde todo está al alcance del teléfono, acaso el acceso a internet no podría ser considerado un elemento básico para la ciudadanía, lo que de inmediato abre paso a una arista interesante en cuanto a la infraestructura necesaria para poder cubrirlo, y ya no hablamos de puentes y carreteras, más bien nos referimos a fibra óptica y data centers; ciertamente estas palabras no quedarán escritas en la constitución, pero lo relevante será el rol del Estado en estas materias y cómo esto se inserta en la visión de sociedad, así como la forma de asegurar conceptos fundamentales pero poco conocidos como por ejemplo la neutralidad de la red.
Con respecto a otros derechos como son la educación, ¿cuál será la visión con respecto a las competencias digitales de las personas?
El analfabetismo digital da cuenta de que hay generaciones que no están capacitadas para desenvolverse de manera adecuada, y esto tiene un impacto directo en la economía y la capacidad de crecimiento, de alguna forma tenemos que “emparejar la cancha” y dar el salto para dejar de exportar materias primas y comenzar a exportar servicios y conocimiento, sobre lo mismo puede abrirse una discusión a fondo sobre la forma de ver la Innovación, Ciencia y Tecnología, y cómo se les da la importancia necesaria.
En otros temas que nos afectan a diario, el derecho a la privacidad y la protección de datos personales debería ser un punto a analizar, y es posible incorporarlo dentro del marco jurídico; de inmediato se van abriendo nuevos conceptos que nos plantean disyuntivas que son claves para pensar a corto, mediano y largo plazo, por ejemplo en qué momento la ciberseguridad se considera como un tema importante a nivel personal y nacional, el que puede ser tan necesario como la protección de nuestras fronteras o la infraestructura crítica, aun cuando los ataques no serán para anexar territorio.
En aspectos éticos podemos debatir sobre la forma en que la tecnología se inserta en la toma de decisiones que afectan a las personas y sus derechos, sería un des criterio desconocer que la inteligencia artificial constituye un avance enorme y con demasiados beneficios en áreas tan delicadas como la salud, pero en qué momento debería regularse o hasta qué punto podemos justificar que un algoritmo pueda por ejemplo asignar beneficios sociales, determinar la viabilidad de proyectos, o contraponerse a otras políticas públicas; en materia tributaria y de protección al empleo, hasta qué punto consideramos que una máquina o un robot no deberían tributar de forma especial, si sustituyen a uno o muchos trabajadores humanos, es cierto que hay temas de competitividad pero a largo plazo también hay una visión de sociedad que cuidar.
Quedan muchas más preguntas por contestar, y es parte del desafío que se avecina y en el que todos debemos colaborar.